Entrevista de Rut de las Heras en Babelia

Transcripción

Entrevista de Rut de las Heras en Babelia
EL RINCÓN
Pequeñas grandes historias
La actriz Adriana Ozores se sube por primera vez al
escenario del Teatro de La Abadía con Petit Pierre, un poema
escénico que se sumerge en la belleza de lo imperfecto
actor. “Hemos trabajado como si fuéramos
siameses”. Son dos seres complementarios, uno no existe sin el otro: Policarpo
CUANDO ADRIANA OZORES (Madrid, 1959) se tiene el don de lo manual; Ozores, el de la
encuentra con proyectos como Petit Pie- palabra como transmisora de emociones.
rre, dice que piensa entusiasmada: “¡Ah, Es casi un monólogo, su compañero solo
gracias, esta es mi profesión!”. La actriz dice cuatro o cinco frases.
Si se acepta como monólogo, esta sería
valora cuando se parte de lo básico, de lo
más puro: una historia que contar, sin más la primera vez que la actriz madrileña se
artificios. En el caso de esta pieza, la define enfrenta a un texto de este tipo. Y está feliz
porque llevar el pecomo un trabajo arso casi total de las
tesano, hecho poco
palabras le permite
a poco, en el que
CUESTIÓN DE GUSTOS
hacer evolucionar
prevalece el relato
el personaje sin depor encima de otros
1. ¿En qué obra te quedarías a vipender de nadie.
factores. Y ella, Ozovir? En cualquier disco de J. J.
Siente que este Pieres, no necesita un
Cale.
rre de alguna maneespacio, un lugar fí2. ¿A qué autor de todos los tiemra la ha atravesado.
sico, le basta con su
pos invitarías a cenar? Difícil...
Esta es también su
interior: “Puede ser
No querría llevarme una decepprimera vez en el
igual de inspirador
ción. A Suzanne Lebeau, porque
Teatro de La Abadía
un libro, una conel mundo que cuenta está cerca
—que esta temporaversación o ir en el
del que me interesa. Pero a veda cumple 20 años
autobús. Para mí
ces es mejor librarse de conocer
en la cartelera
son evocadoras las
a nuestros autores favoritos.
madrileña—: “Terelaciones con la
3. ¿Cuál ha sido el mejor momennía ganas, me hace
gente, mis vivento de tu vida como actriz?Catailusión porque es
cias”.
lina en Manolito Gafotas.
un símbolo de esos
Ozores está agra4. ¿Qué encargo no aceptarías jateatros pequeños y
decida de que la
más? Las veces que he dicho no
además no deja de
compañía Bambaliha sido porque no me he visto
ser un lugar sagrana y el director, Caridentificada con el proyecto.
do [hace referencia
les Alfaro, la invita5. ¿Qué libro o película no pudisa que antes fue una
ran a contar la parte terminar? Cualquier película
iglesia]”. Ozores criticular historia del
de terror, como El resplandor,
tica los grandes apafrancés Pierre Aveporque me las creo, me entrego
ratos, los grandes
zard (1909-1992).
a la historia.
egos, los grandes esNacido con malfor6. ¿Qué hiciste el último fin de
pacios que separan
maciones, el verdasemana? El último fin de semaal actor del espectadero Pierre decidió
na estuve pintando. Hasta ahora
dor; considera que
escapar a un bosno había visto Avatar, de James
todo eso es lo opuesque y allí pasó más
Cameron, y me ha gustado.
to a la cultura de pride cuatro décadas
7. ¿Qué está socialmente sobremeros planos en la
construyendo y amvalorado? ¿Además del dinero?
que vivimos, y de la
pliando un carrusel.
El dato.
que no hay escaOzores matiza que
8. ¿A quién darías el próximo prepatoria. Le gusta
no se trata de una
mio…? A Sergio Peris Mencheta,
que se reduzcan los
biografía; al direcme parece un genio.
espacios: “El actor
tor lo que le interehace un esfuerzo
saba es el Pierre que
falso para transmihay dentro de cada
tir sensaciones a un
uno, sacar a ese personaje. La actriz explica que ha sido una espectador que está a no sé cuántos meardua tarea de reconstrucción del texto de tros. Por fin nos estamos dando cuenta de
Suzanne Lebeau, un profundo trabajo en que para emocionar no hace falta un gran
equipo con el director y su compañero en producto lleno de fuegos de artificio, lo que
el escenario Jaume Policarpo (encargado tiene que sobresalir es la historia”.
En el escenario está montada la recreade la traducción y del espacio escénico).
Juntos han elaborado un análisis del origi- ción del carrusel de Pierre, el gran tiovivo, y
nal, pero sin apartarse de él: “La historia es su pequeña historia personal se entremeztan conmovedora, tan tierna… tiene tanta cla con la gran historia del siglo XX que le
grandeza que te lleva”. Es la primera vez tocó vivir. El artefacto, la repetición, el moque llega a ese punto de conexión con otro vimiento, la música, la iluminación crean
Por Rut de las Heras Bretín
Adriana Ozores, en el patio de butacas del Teatro de La Abadía (Madrid). Foto: Samuel Sánchez
la atmósfera, pero Ozores insiste en que no
es un espacio fijo, “no hay tiempo ni lugar,
no es necesario materializarlo”. Comenta
cómo en un principio la escenografía les
arrastraba. Es un “aparato” imponente en
mitad de las tablas, imperfectamente bello,
con movimientos repetitivos, construido
con cachivaches: una noria que es una rueda de bicicleta, unas vacas cuyas ubres son
globos. Suena renqueante, la máquina respira con dificultad, se puede estropear en
mitad de la función, de ahí su grandeza.
Esta no es una historia que se narra, se vive.
La actriz cuenta con cierta lástima que,
tras un año girando con el carrusel y Petit
Pierre, pararán la maquinaria este otoño.
Su próximo proyecto será otra vivencia. Se
considera una actriz con suerte por la continuidad laboral que tiene. Antes de que aca-
be septiembre empezará Rabia, una serie
con Telecinco. La televisión es otro mundo.
Apesadumbrada, afirma que tiene un componente de producción del que nadie se
puede zafar, “es un producto que hay que
vender, se piden resultados muy rápidos,
todo es fugaz”. Pero no pierde de vista que
precisamente por eso, porque hay que poner los productos en el mercado, cada vez
se trabajan más, se hacen mejores y… “de
repente, te encuentras con series donde el
elemento principal es la historia, que ya no
es esclava de nadie; ahí, en contar esa historia, es donde yo me dejo la vida”. O
Petit Pierre. Texto de Suzanne Lebeau. Dirección:
Carles Alfaro. Intérpretes: Jaume Policarpo y
Adriana Ozores. Teatro de La Abadía. Fernández
de los Ríos, 42. Madrid. Hasta el 28 de septiembre.

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