Les franchutes
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Les franchutes
HECHO EN FRANCIA LA SEGUNDA CRUZADA Les franchutes ProprIétaiRes Si la influencia de los franceses en el vino chileno se inició por lo menos en el siglo XIX, la buena noticia es que no se ha terminado: un cúmulo de apellidos galos no solo dan nombre a varias viñas, sino que son el faro de las nuevas rutas del vino de Chile hecho por “franchutes”. TEXTO ALEJANDRO JIMÉNEZ FOTOGRAFÍAS SEBASTIÁN UTRERAS. P 42 JULIO 2015 E SPECIAL FRANCIA franceses “propriétaires” de grandes, medianas o pequeñas viñas, han apostado por el vino hecho en Chile. Uno de los primeros en recalar en el país y de reconocido bajo perfil es el enólogo Yves Pouzet, actual dueño junto a su hijo François, de la viña Tipaume. “Después del Institut National Agronomique de Paris, me fui al Perú y luego me encontraba en California justo al terminar mi puesto como winemaker en Clos du Val, cuando un día de 1984 me llamó Jorge Eyzaguirre Correa, quien me invitó a montar y dirigir su proyecto de Los Vascos. Acepté de inmediato y me fui en junio. En agosto encontré a Valentina Grez. Nos casamos en febrero. Después de cinco años nos fuimos a Brasil, luego a India y Francia, pero volvimos acá al galope y nos quedamos. ¡Felices!”, resume Pouzet. A principios de los 90, una de las grandes personalidades del vino puso sus ojos en Chile. Alexandra Marnier Lapostolle, quien sin duda ha contribuido de manera capital a poner el nombre de Chile en el orbe vitivinícola, recuerda: “En 1993 vivíamos en Suiza. Unos de nuestros amigos, que trabajaba en Merrill Lynch a cargo de América del Sur, nos aconsejó invertir en Chile. Tanto por su clima económico estable (describió a Chile en esa época como “la Suiza de América del Sur”) que permitía inversiones a largo plazo en forma segura. Cuando visitamos con mi marido Chile por primera vez en el ’93, inmediatamente nos gustó mucho”. JUAN PABLO TURÉN ara nadie que conozca algo de la historia del vino chileno puede resultar una sorpresa la influencia de los franceses, desde al menos el siglo XIX. Enólogos, agrónomos, científicos, técnicos y administradores, con apellidos que van desde Gay hasta Bachelet, pasando por Coo y Dussaillant, ejercieron una influencia clave en el desarrollo del vino chileno, particularmente en la zona central del país. Uno o casi dos siglos después, una nueva cruzada de franceses, enólogos, empresarios y aventureros han renovado la gesta. Con diferentes estilos, con ideas disímiles, estos Valle de Colchagua. ESPECIAL F RAN CIA JULIO 2015 43 KARLA RIQUELME. François Puzet. SEBASTIÁN UTRERAS CHRISTIAN LUCO Yves Puzet. Valle del Maule. Alexandra Marnier Lapostolle. JULIO 2015 E SPECIAL FRANCIA DIMES Y DIRETES Todos coinciden en que es obvia la influencia francesa en los vinos chilenos, pero como buenos galos, a la hora de precisar esa influencia, todos opinan distinto. François Lurton piensa que “la influencia de Francia es sobre todo en la parte vitícola más que enológica. Los viñedos en lira, las elecciones de las cepas y de los clones, así como los lugares de plantación son claramente influenciados por los franceses”, mientras que su tocayo François Pouzet anota que “lo interesante es que a pesar de que ocupemos las mismas técnicas francesas, los vinos que hacemos en Chile son únicos y tienen su propio estilo. Por ejemplo, se pueden encontrar excelentes pinot noir hechos idénticamente como se hacen en la Borgoña, pero a la chilean way”. Luyt, de su parte, dice que la influencia se podría reconocer en los vinos que llama “Burdeos blend”, pero aclara que no existen todavía “los conceptos del terroir bien definidos”. Coincide Marcel en que si “hablamos de gran mezcla, Burdeos ha sido el benchmark de Chile” aunque agrega que “cada día más se están explorando terruños con identidades propias aunque sea con cepas bordelesas, además de las otras. Hoy existe diversidad en Chile”. El enólogo también aporta una nota histórica: “Jamás se habla de ellos, pero hay muchos enólogos del sur de Francia que desarrollaron el negocio del vino a granel chileno que igual termina embotellándose: Benôit Fitte, Laurent Teillet, Pierre Viala, Arnaud Escourrou. De hecho, en viña Maitía estoy cosechando uvas carignan plantadas (1930) por Paul Pacottet, en San Javier”. MATT WILSON 44 en Chile, por una mezcla de azar y aventura. El entonces anónimo Louis-Antoine Luyt, originario de Saint-Malo, dice que siempre le llamaron la atención Valparaíso y el Cabo de Hornos, pero que llegó a Chile “para viajar a Australia. Al final empecé a trabajar y me quedé. Llegué en invierno y encontré un país gris. Pero era el Mundial de 1998, que ganó Francia, y me puso alegre”. Mientras, David Marcel, actual dueño de viña Maitía, iniciaba su periplo post estudios. “Quería tener una experiencia afuera. Chile no fue mi primera elección, quería ir a Nueva Zelandia. Pero nos animamos, en 1998 armamos un grupo de cinco amigos… tres de ellos están todavía en Chile”. ARIEL CERDA También a principios de los 90, los hermanos Jacques y François Lurton pusieron un pie en Chile. “Llegamos como asesores de viña San Pedro para renovar la marca Gato Negro. Y haciendo nuestro trabajo, viajamos por todo el país para descubrir los mejores viñedos. Durante estas visitas, hemos podido tener una idea del potencial vitícola del país y luego elegir un lugar para desarrollar nuestro viñedo”, explica François Lurton, propietario de la viña Hacienda Araucano con base en Lolol, Colchagua. A mediados de esa década, otro francés comenzaría sus primeros contactos con Chile. José Luis Martin Bouquillard, propietario de Clos Andino, explica que tuvo “un primer contacto con Chile cuando trabajaba para Veuve Clicquot, pues la compañía estaba investigando diferentes terroirs. Después trabajé cerca de 15 años en Pernod Ricard y en 1996 llegué a Chile para iniciar la subsidiaria. Me casé con una chilena y el 2001 volví a Francia, siempre con la idea de volver a Chile, por supuesto, lo que hice a finales del 2006”. A fines de los noventa, otros dos jóvenes franceses aterrizaron José Luis Martin Bouquillard. ESPECIAL F RAN CIA JULIO 2015 45 SEBASTIÁN UTRERAS © GUIDO MANUILO Louis Antoine Lyut François Lurton Alexandra Marnier Lapostolle también escarba en sus recuerdos para evocar en la historia de la relación franco-chilena. “Las viñas prefiloxéricas llegaron a Chile por los chilenos que fueron a Burdeos. Hay un vínculo emocional para los franceses en cuanto a lo que representa el viñedo chileno. Es un ‘rincón del paraíso’ para nuestras viñas antes de la crisis de la filoxera. También los franceses y los chilenos trabajan bien juntos. Nosotros los franceses apreciamos el lado dinámico, entusiasta y trabajador de los chilenos. Los chilenos algunas veces nos miran con curiosidad, preguntándose qué historia nos van a contar ahora estos franchutes. Hay una estimación que es mutua… ¡y que es muy eficaz!”. Coincide François Pouzet en que “definitivamente hay muchas similitudes, y se nota justamente por la gran cantidad de franceses que están trabajando en varias viñas chilenas, o que están emprendiendo proyectos 46 JULIO 2015 E SPECIAL FRANCIA David Marcel. propios. En Chile siempre han sido bien recibidos los franceses que vienen a compartir su experiencia, y eso ha ayudado a la aparición de los más grandes vinos chilenos”. En el mismo sentido, madame MarnierLapostolle identifica los aportes recientes que han hecho los franceses, en particular su propia llegada. “Puede que le haya entregado un acercamiento al concepto terroir. En la época que llegamos a Chile, el interés general era de mejorar las instalaciones en las bodegas. Los viñedos tenían grandes superficies con muchos cepajes en el mismo lugar. La mirada francesa se interesa en forma muy particular en el viñedo: plantar el cepaje que corresponde a las condiciones del terroir. Relacionar el clima, con el tipo de suelo, la orientación. El hecho de plantar en piedemonte también. Los chilenos tomaron estos conceptos rápidamente y se han convertido en campeones en este tema”. Finalmente, en los elementos a destacar y en los regalos cruzados posibles entre Chile y Francia, aparecen las sorpresas: Louis-Antoine Luyt: “le regalaría a Francia una buena botella de pipeño”. David Marcel: “un abrazo, a la chilena: ¡mano, abrazo, mano! Una buena discada, con pipeño por supuesto. Y les cantaría: Si vas para Chile." François Lurton: “el carmenère que deberemos replantar en la zona de Burdeos. Y con el calentamiento global, Francia va necesitar más y más experiencia de viñedos con riego y ayuda para vinificación de vinos con más alcohol”. Yves Pouzet: “el otoño largo y fresco del valle central, en particular en Cachapoal, único en el mundo”. ¿Y de vuelta? José Luis Martin Bouquillard: “un aporte francés actual: una visión sobre el vino, porque las viñas grandes en Chile tienen una visión muy de negocios, algo fría y oportunista. Incluso hay enólogos que lo ven como un trabajo y nada más. Francia creo que aporta pasión por el vino”. Yves Pouzet: “le regalaría a Chile nieve para Navidad”.