Pruebas oftalmológicas

Pruebas oftalmológicas
Hay distintos exámenes para analizar el estado general de los ojos atendiendo a
distintos factores. Las pruebas más comunes son:
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Oftalmoscopia: consiste en un análisis de la parte posterior del ojo,
incluyendo la retina (la capa más profunda del globo ocular), el disco
óptico (donde el nervio entra en el globo ocular), la coroides (una capa de
vasos sanguíneos y tejido conectivo entre la esclerótica, parte blanca del
ojo, y la retina) y los vasos sanguíneos (conductos elásticos que distribuyen
y recogen la sangre).
Si se realiza de forma directa, el paciente permanece en una
habitación oscura en la que el médico proyecta un rayo de luz desde un
oftalmoscopio (aparato del tamaño de una linterna) a través de la pupila
para observar la parte posterior del globo ocular.
También puede realizarse con una lámpara de hendidura, para lo
cual debes permanecer sentado para que el médico examine con una lente
que le permite observar el fondo del ojo con una perspectiva más amplia
que la que se obtiene con la prueba directa, pero menor que con la
oftalmoscopia indirecta.
En el caso de realizarse de forma indirecta, el paciente permanece
acostado o en una posición semi-inclinada y se estudia el ojo mediante un
aparato que mantiene el ojo abierto y lo analiza con una pequeña linterna
que emite una luz brillante sobre la pupila y se dirige de forma manual,
pudiendo, incluso aplicarse directamente sobre la pupila cuando el
paciente mire en direcciones diferentes para observar con más detalle.
Es necesario aplicar unas gotas antes de la prueba para dilatar las
pupilas (a no ser que el paciente sea alérgico al producto, sufra glaucoma
o esté medicándose con algún fármaco incompatible), puesto que no suele
tener efectos negativos (en raros casos náuseas, vómitos, sequedad bucal o
mareos) y permite que la prueba alcance entre un 90 y un 95 por ciento de
éxito.
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Lámpara de hendidura : también conocida como biomicroscopia. Se trata
de una prueba empleada para analizar las estructuras que se encuentran
en la parte frontal del ojo mediante un microscopio con una fuente de luz
de alta intensidad.
Mientras el paciente permanece sentado en una silla y descansa la
barbilla y la frente sobre un soporte se examinan los ojos, pudiendo
impregnar la parte lateral del ojo con una tira de papel anaranjado (con
fluoresceína) para facilitar el estudio.
Después de esta primera observación, se dilatan las pupilas con
gotas y, tras esperar 15 minutos para que hagan efecto, se realiza el
segundo análisis de forma similar.
La realización de esta prueba apenas tiene riesgos para el paciente
(aumento de presión ocular con náuseas y dolor) y debe realizarse para
examinar otras partes del ojo como los párpados, la esclerótica, la
conjuntiva, el iris, el cristalino y la córnea.
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Tonometría: se trata de un procedimiento con el que se mide la presión
dentro de los ojos para buscar el glaucoma, una enfermedad en la que la
presión dentro del ojo aumenta hasta el punto de alterar la visión y que, de
no tratarse, puede derivar en ceguera.
Estén varios métodos para medir la presión intraocular, entre los que
destacan el aplanamiento (que mide la fuerza requerida para aplanar la
córnea), la lámpara de hendidura (mediante una luz sobre el ojo) o el
método sin contacto (soplo de aire), aunque todas tienen el mismo
objetivo: medir la presión ocular.
La preparación para la tonometría depende de la edad, aunque en
todos los casos los pacientes deben quitarse las lentes para realizar la
prueba e informar al médico de úlceras e infecciones corneales.
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Visión cromática : es un examen sin riesgos para el paciente y que tiene la
finalidad de analizar la percepción y distinción de los colores.
Después de que el médico te pida que te sientes, te muestra
símbolos a una distancia de 35 centímetros de colores mezclados al azar
que forman imágenes de números o letras que hay que distinguir para que
los identifiques. Si utilizas gafas debes llevarlas durante la prueba, con la
que se puede detectar y clasificar el grado de defecto de la visión.