3 nunca es demasiado tarde, princesa

Transcripción

3 nunca es demasiado tarde, princesa
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NUNCA ES DEMASIADO TARDE, PRINCESA
Tras la ruptura de una relación, Joaquín Sabina asegura en una de sus
canciones que «Ahora es demasiado tarde, princesa». Irene Villa no está de
acuerdo con esa afirmación. En absoluto.
Por eso, en Nunca es demasiado tarde, Princesa nos demuestra que
siempre estamos a tiempo de dar la bienvenida a la vida: lo hizo ella y lo hicieron
sus protagonistas, que fueron capaces no solo de empezar de nuevo, sino de
renacer en toda la extensión de la palabra.
Con estas vidas de novela, el lector recibirá una auténtica inyección de realidad y
optimismo que le ayudará a quejarse menos, a disfrutar más y a querer más –y
mejor– a quienes le rodean.
CUANDO IRENE ESCRIBE SOBRE LA MUERTE, LA SOLEDAD, EL DOLOR,
LA SUPERACIÓN, EL AMOR Y LA VUELTA A LA VIDA, NO LO HACE DE OÍDAS
Irene Villa nos presenta a seis personas muy distintas. Hombres y mujeres que
se asomaron al abismo. Unos se enfrentaron a la enfermedad o a las
consecuencias de accidentes graves, otros pelearon por superar la adicción a las
drogas, la depresión o el maltrato.
Estos seis protagonistas son personajes de ficción, pero están inspirados en muchas
personas a las que Irene ha conocido y que han sabido afrontar las adversidades con
valores y amor por la vida.
Enlazando esa media docena de historias está ella misma. Y su marido, Juan Pablo, su
hijo Carlos y su madre, inasequible al desaliento.
EN LOS TIEMPOS QUE CORREN, LLENOS DE DESÁNIMO,
“NUNCA ES DEMASIADO TARDE, PRINCESA”
ES UN LIBRO NO SOLO OPORTUNO, SINO TAMBIÉN NECESARIO
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IRENE VILLA, NOTA BIOGRÁFICA DE UNA OPTIMISTA
Irene Villa (Madrid, 1978) es licenciada
en Comunicación Audiovisual, Humanidades y Psicología. Desde que su
madre
y
ella
sufrieron
un
brutal
atentado en 1991, su vida ha estado
orientada a ayudar a quienes tienen
que superar cualquier barrera.
En
la
actualidad,
trabaja
como
escritora, conferenciante, transmisora de valores a jóvenes y periodista
de opinión en prensa, radio y televisión.
Colabora con varias organizaciones que defienden la libertad, la paz y los
derechos de los más desfavorecidos. Es autora de cuatro libros y, desde 2007,
forma parte del equipo de Esquí Alpino Adaptado de la Fundación También, con
el que ha ganado numerosas medallas.
Ha recibido destacados premios y galardones,
entre ellos, el Premio Niños de Europa
(Londres, 1992), el Micrófono de Plata por su
libro Saber que se puede (2005) y la
Antena de Oro (2012). Ha sido candidata al
Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y
a los Premios de la Victoria (Washington).
“CADA VEZ ESTOY MÁS SEGURA
DE QUE EL AMOR CURA”
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MUCHO MÁS QUE UN APOYO PARA VOLVER A EMPEZAR
¿Has leído la nota adjunta? Si no lo has hecho aún,
hazlo. Te sorprenderá.
Es una demanda real.
Aparece en la página Web de la Fundación
También –www.tambien.org–, una organización que fomenta el deporte adaptado para la
integración de personas con discapacidad.
Irene Villa nos la presenta junto con otras
instituciones que también juegan un papel importante en la
rehabilitación e integración de quienes, como los protagonistas de Nunca es
demasiado tarde, Princesa, luchan por recuperar sus vidas.
Conocemos, por ejemplo, los congresos Lo que de verdad importa, que
promueven el desarrollo y la difusión de valores humanos, éticos y morales
universales así como el fomento de la igualdad de oportunidades.
Somos testigos del combate contra la desesperanza y el pesimismo. Y
descubrimos, de paso, a unas personas que han hecho del optimismo, de la
pasión, del no rendirse nunca, una forma de estar en el mundo.
Visitamos el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, compartimos la alegría contagiosa del equipo femenino de esquí adaptado en el
CAR de Granada, nos colamos en una unidad
oncológica infantil y sabemos del trabajo de
profesionales que son mucho más que un apoyo
para quienes quieren comenzar de nuevo.
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VIDAS QUE CAMBIAN EN UN INSTANTE (PERSONAJES)
Irene Villa ha construido con Nunca es demasiado tarde, Princesa una
novela que está formada por seis historias, en apariencia independientes, unidas
por una sutil red de relaciones personales. Son vidas que cambiaron en un
instante que lo redujo todo a una decisión: seguir adelante o rendirse.
Los protagonistas de esas seis historias tienen un lazo común de gran fuerza,
Irene Villa. Ella nos narra en primera persona su vida familiar, en la que van
entremezclándose las vivencias de los seis personajes principales, que nos
explica en tercera persona. Es, a la vez, personaje y testigo.
Algunas de estas personas aparecen en más de una historia, pero lo hacen de
una forma tan natural, que el lector apenas repara en ellas hasta que descubre
su papel fundamental en el momento preciso.
HISTORIA DE ELSA
Quien no ha afrontado la adversidad, no conoce su propia fuerza
En un estúpido accidente de tráfico, Elsa
recibe un fuerte golpe en las vértebras
dorsales que le provoca una lesión
medular. Le ha golpeado una amiga,
Sofía, que no se había ajustado el
cinturón de seguridad. Es el día de los
Santos Inocentes. Elsa queda postrada
–en lo emocional y en lo físico– en una
silla de ruedas. Su estancia en el Hospital
Nacional de Parapléjicos de Toledo le permite conocer a Dani, un tetrapléjico
que transmite optimismo y ganas de vivir, y su existencia cambia para siempre.
“NO VALORABA LO SENCILLO Y LO COTIDIANO QUE AHORA,
DESDE ESTA CAMA, TANTO ECHO DE MENOS”
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HISTORIA DE LUCAS
Si sacrificas pequeñas cosas por otras más importantes, te estarás fortaleciendo
Lucas es un adolescente difícil que lleva un tren de vida que no puede
permitirse y acaba trapicheando con drogas. Un buen día –pocas veces está más
justificada la expresión– lo detienen y llevan ante el juez de menores. Se
enfrenta a una condena muy especial: un año de trabajos sociales; y colabora
con asociaciones que trabajan con chavales discapacitados. Al final, la familia de
Dani, un tetrapléjico de vitalidad desbordante, lo contrata como cuidador de su
hijo. Su vida cambia para siempre. Y más, cuando conoce a una muchacha muy
especial, Lucía, de la que se enamora perdidamente.
HISTORIA DE LUCÍA
Aunque la vivencia sea dura, la experiencia puede ser positiva
Lucía sospecha que algo no va bien entre sus padres.
Por un momento piensa, incluso, en el divorcio. Su
padre, Pedro, está irritable y ausente. Hasta que le
revelan la verdad: padece cáncer. A partir de ese instante,
Irene Villa nos explica, en un relato en paralelo, el giro
que experimentan sus vidas. Pedro se enfrenta a la
enfermedad con acritud, sin lucha, amargando a cuantos
le quieren... hasta que descubre una unidad de oncología
infantil. Y la mirada limpia de aquellos niños lo
transforma. Lucía también hace un descubrimiento
importante en su vida: el amor de Lucas.
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HISTORIA DE ANA
Aunque un hombre conquiste a miles de hombres en los campos de batalla, solo
aquel que se conquiste a sí mismo ganará su batalla
Si se hiciera un retrato robot del ejecutivo trepa y sin escrúpulos se parecería
mucho al de Ana. Es una mujer inteligente, brillante en muchos aspectos, pero
solitaria y con un concepto utilitarista de las relaciones humanas. Es dura, cruel
con sus subordinados, y no duda en utilizar su atractivo físico para ascender y
tomar posiciones en el competitivo mundo de la alta dirección. Su relación con
el director general de la empresa acaba mal: la despide y pierde, de paso, su
casa. De vuelta al viejo barrio, vive con su madre y se hunde en la depresión. La
irrupción de la perrita Iris le hace salir del agujero y replantearse sus valores.
HISTORIA DE BELÉN
Cuando la lucha comienza desde el interior, fructifica
Aparentemente, Belén lo tiene todo para ser feliz: un trabajo, una vida social
aceptable y una vida sexual que es la envidia de sus amigas. Hay, sin embargo,
una Cara B, una Belén desconocida que ha entrado en un peligroso bucle:
padece trastornos alimentarios –es bulímica– y se
“Cuando dejas a un lado los
sentimientos dolorosos y asumes el
cien por cien de la responsabilidad de
cómo te sientes, experimentas
poder, libertad y paz —apuntó Belén”
entrega a relaciones sentimentales destructivas,
en las que rehúye el amor para caer en un juego de
dependencia que la lleva a unirse a Mario, un
maltratador. Con él toca fondo. Sabe que puede
matarla y comienza su lucha por volver a vivir de
una forma plena. No le faltará ayuda.
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HISTORIA DE HUGO
Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad
¿Cuántos
deportistas
se
han
visto
superados por la fama y se han dejado
arrastrar por el espejismo de una vida tan
brillante como vacía? Hugo es piloto de
Moto GP, uno de los mejores. No concibe la
vida sin emociones fuertes y el riesgo de la
competición ya no es suficiente. Empezó a
tontear con la cocaína en la adolescencia y
ahora forma parte de su existencia. No
puede vivir sin ella y con lo que significa: fiestas, sexo, mujeres hermosas que
admiran a los triunfadores... Hasta que le afecta en su trabajo y, por culpa de
una deuda con unos narcotraficantes, casi mata a su hermana. Debe
rehabilitarse y volver a comenzar. Una visita casual al CAR de Granada le
permite conocer a Elsa, parapléjica, esquiadora... y algo más.
...Y SENTIMIENTOS QUE SON COMO UN PERSONAJE MÁS
Irene Villa ha conseguido un difícil equilibrio: las historias rebosan
sentimientos pero no se percibe ni una pizca de sentimentalismo. Ella conoce
muy bien todo cuanto describe porque lo ha vivido personalmente o porque ha
conocido a personas que han pasado por las circunstancias que describe.
La amistad desinteresada, el apoyo familiar, la lucha solidaria de quienes
sufren, la ayuda de profesionales que se entregan más allá de sus obligaciones,
son mucho más frecuentes de lo que, inmersos en una situación general de
hondo pesimismo, somos capaces de percibir.
ESOS SENTIMIENTOS POSITIVOS SON, TAMBIÉN,
LOS GRANDES PROTAGONISTAS DEL LIBRO
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