FQS: Foro: Investigación Social Cualitativa

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FQS: Foro: Investigación Social Cualitativa
Material de cátedra – Seminario de Tesina y Tesina – Facultad de Trabajo Social - UNER
FQS: Foro: Investigación Social Cualitativa
Volumen 9, No.1, Art. 60
Enero 2008
Investigación y práctica de trabajadores sociales: Una entrevista con Catherine
Delcroix
Catherine Delcroix & Lena Inowlocki
Sobre Catherine Delcroix
Catherine Delcroix es profesora de sociología en Francia, enseña actualmente en la
Universidad Marc Bloch en Estrasburgo y es miembro del centro de investigación “Las
culturas y Sociedades en Europa” allí. Desarrolló formas reflexivas de investigación-acción
con trabajadores sociales en vecindades despojadas en Francia. Su investigación se focaliza
en cómo la gente hace frente a contextos precarios de vida en hogares de bajos ingresos,
centrándose particularmente en familias inmigrantes de Maghreb (su doctorado se basó en la
participación política de mujeres en países arábicos; pasó varios años en Argelia y Egipto
investigando estos temas). Hizo un seguimiento de diversas familias inmigrantes a través de
largos períodos como observadora etnográfica y entrevistadora biográfica-narrativa. Delcroix
estudió específicamente cómo hallaban modos de combatir los efectos de la estigmatización
o (como ella lo llama) “descrédito”. Un aspecto de particular relevancia para el tema central
del descrédito en esta entrevista es Delcroix 2004 y 2005, un espectacular retrato sociológico
y narrativo de los miembros de una familia inmigrante de Marruecos viviendo en un barrio
francés.
• Delcroix, Catherine (1999). Les parents des cités: la prévention familiale des risques
encourus par les enfants. Annales de la Recherche Urbaine, 83-84, 97-107.
• (200). L´action des personnes discréditées. Problématique et recherches. Habilitation
à Diriger des Recherches, Université de Versailles Saint Quentin.
• (2004). Discrédit et action collective. La lutte d´une association de “pères
musulmans”. In Claire Casseée, Emmanuelle Lada & Isabelle Rigoni (Eds.), Faire
figure d´étranger. Regards croisés sur la production de l´altérité (pp. 191-210). Paris:
Armand Colin.
• (2004). La complexité des rapports intergénérationnels dans les families ouvriéres du
Maghreb. L´exemple de la diagonale des generations. Temporalities, 2, 44-59.
• (2005). Ombres et lumières de la famille Nour. Comment certains résident à la
précarité. Paris: Petite Bibliothèque Payot.
• (2007). The transmission of life stories from ethnic minority fathers to their children.
A personal resource to promote social integration. In Sara Arber & Claudine AttiasDonfut (Eds.), The myth of generational conflict. The familia and state in ageing
societies (pp. 174-189). Routledge: ESA Studies un European Societies. [2]
1. Introduciendo la investigación biográfica en una vecindad problemática
L.I.: ¿Cómo se inició todo, cuando comenzaste a trabajar junto a trabajadores sociales y
educadores sociales, realizando investigación biográfica? [3]
C.D.: En ese momento, en 1991, yo estaba trabajando con la Agencia de Desarrollo de
Relaciones Interculturales (ADRI). Fui enviada a muchos lugares de toda Francia para
intentar concientizar a los funcionarios franceses acerca de la brecha cultural entre
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inmigrantes de Maghreb y la cultura burocrática escrita de las administraciones francesas. Un
grupo de trabajadores sociales de Nantes Norte, una vecindad en el norte de Nantes que
escuchó sobre esto vino a verme. Ellos trabajaban en un gran barrio donde vivían muchas
familias de bajos ingresos. Muchos de los padres habían venido de Argelia y Marruecos y sus
hijos habían nacido tanto allí como en Francia. Había un alto rango de delincuencia juvenil
en este barrio, algo de tráfico de drogas y un poco de drogadicción; los trabajadores sociales
que trabajaban con los jóvenes no sabían qué hacer. Su tarea era crear conectores sociales en
la vecindad entre jóvenes y adultos, mediar con la policía, ayudar a los jóvenes con sus tareas
de escuela, organizar actividades de deportes para ellos, y además ayudarlos a buscar un
trabajo, lo cual era una tarea muy difícil dado el hecho de que los empleadores eran muy
desconfiados de estos jóvenes. El centro cultural que ellos abrieron para los adolescentes de
la vecindad había sido duramente destrozado por ellos, así que existía un verdadero
problema. Los trabajadores sociales querían comprender cómo los padres estaban educando a
sus hijos; cómo estaban haciendo frente a situaciones de alto desempleo, pobreza, y a los
riesgos de delincuencia y drogadicción que sus hijos enfrentaban. De hecho, los trabajadores
sociales consideraban a los padres en gran medida responsables por la situación. Estaban
convencidos que debido a su falta o pérdida de autoridad habían perdido el control sobre sus
hijos. [4]
Cuando los trabajadores sociales me explicaron esto, resultó que tenían la hipótesis acerca de
que los padres no estaban preocupados e interesados y no cumplían un rol en la educación de
sus hijos. También creían que los padres estaban bastante aislados, no tenían contactos
sociales; y además, que estaban oprimiendo a sus esposas. Estos trabajadores sociales eran
muy abiertos de mente y con una orientación izquierdista, pero ellos creían que en la Francia
contemporánea, los padres –todos los padres- habían abandonado su rol parental. Yo sugerí
que hiciesen algunas investigaciones empíricas para comprobar si sus hipótesis se aplicaban
realmente. Ellos accedieron. Habían tenido ya una experiencia de trabajo con un antropólogo
social famoso nacionalmente, que había sido frustrante –una vez que él los había utilizado
para abrir el campo para su investigación, no se había contactado con ellos nunca más. Ellos
pensaban además que los académicos estaban muy lejos de “les réalitès du terrain”, las
realidades del campo de investigación como para ser capaces de captar los trabajos internos
de procesos sociales locales. Querían realizar la investigación empírica ellos mismos: “Si tu
fueses la que lo hiciese no creeríamos en tus descubrimientos”, me dijeron. Pero ellos sentían
que necesitaban algún tipo de supervisión metodológica, y accedí a proveérselas una vez al
mes. [5]
Propuse organizar sesiones de entrenamiento en métodos de investigación cualitativa.
Además proveería una guía en el aprendizaje acerca de la historia de la inmigración en
Francia, así como también de culturas árabe-musulmanas y especialmente de cómo las
mismas definían el estatus y el rol del padre. Me pidieron que los ayude a diseñar un
proyecto de investigación específico, focalizado en cómo los padres inmigrantes concebían
su rol como educadores de sus hijos, y lo que realmente estaban haciendo. Tenían en mente
un proyecto de investigación-acción. Una investigación-acción debería ser realizada de
manera tal que posibilite miradas auto-reflexivas a todos los involucrados, como también tu y
Ursula Apitzsch (APITZSCH & INOWLOCKI, 2000) escribieron. Yo sugerí que en lugar de
dirigir toda la entrevista con padres acerca de cómo estaban educando a sus hijos, debían
tomar un acercamiento más amplio. Cada entrevista debía ser vista como una oportunidad
para aprender quiénes eran estos hombres; cómo había sido el curso de sus vidas y qué los
había traído eventualmente a Nantes. Al principio los trabajadores sociales estaban renuentes,
pensaban que sería una pérdida de tiempo. Sin embargo, admitieron que centrarse
inmediatamente en la educación podría ser sentido por los padres en este contexto como
bastante agresivo; podrían sentirse implícitamente culpados y abstenerse a “abrirse” al
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entrevistador. Les describí el abordaje biográfico. Deberían buscar hombres que no
conociesen aún, con el objetivo de mantenerse abiertos mentalmente y no mezclar su estatus
y rol de trabajadores sociales con su tarea de investigación. Les sugerí que fueran en pares –
había alrededor de diez trabajadores sociales en el grupo; uno de ellos haría la entrevista y el
otro tomaría notas. [6]
Construimos la guía de la entrevista juntos. Les preguntarían a los hombres por su propia
historia de vida, comenzando por de dónde vinieron, su infancia, sus padres, su educación, su
experiencia profesional y laboral, su rumbo a Francia, cómo se casaron, y cómo educaban a
sus hijos. Este último tópico, y posiblemente el más sensible, vendría hacia el final de la
entrevista. El objetivo era que los hombres lograran una profundidad histórica a través del
relato de su historia de vida y que su narración les posibilitase desarrollar una visión
comparativa entre su propia educación y la educación recibida por sus hijos, a través de la
expresión de cómo habían adaptado su propia experiencia de educación a su situación y a la
situación de sus hijos en Francia. Les sugerí que además deberían pedir a las madres, como
así también a los chicos más grandes entre 16 y 25, entrevistas de historias de vida. Esto les
permitiría reconstruir cada historia familiar, desde las perspectivas de los miembros de
distintas generaciones. [7]
Los trabajadores sociales comenzaron buscando a hombres que accediesen a ser
entrevistados. Lo hicieron caminando por la vecindad o yendo a cafés locales y preguntando
a las personas. Algunos hombres llegaron a ellos por medio de amigos que ya habían sido
entrevistados, por “boca a boca”, otros, que se habían enterado de las entrevistas, se
ofrecieron como voluntarios. Los trabajadores sociales fueron invitados a sus hogares, se les
ofreció té y fueron recibidos cálidamente. Entrevistaron en total doce familias que habían
venido de Argelia, Túnez, Marruecos y Turquía. Había un promedio de cuatro chicos por
familia, de modo que reunieron muchas entrevistas, más de sesenta. Cada entrevista duró
entre una hora y una hora y media. [8]
2. Investigación biográfica como un acercamiento cognitivo y práctico para
trabajadores sociales
L.I.: ¿Cómo trabajaste junto a ellos en las entrevistas? [9]
C.D.: Trabajamos juntos por tres años, encontrándonos cada mes por un día entero, desde las
8 de la mañana hasta la tarde. Fue un trabajo muy demandante, pero además muy motivante.
Debatíamos la transcripción de cada entrevista en detalle. Un número de hallazgos emergió.
[10]
Antes que nada, siendo interrogados por su historia de vida, la forma narrativa de entrevistar
y el interés de los trabajadores sociales en lo que tenían para decir, los hombres – los padrescomprendieron que no estaban siendo culpados; que no eran vistos como pasivos, o personas
completamente sometidas, ni reducidos a su presente estatus de trabajadores manuales. En
lugar de esto, se les brindaba la oportunidad de contar toda su historia de vida. Así, no sólo
hablaron de su infancia, sino también de ser un joven en el contexto de la guerra de
independencia de Argelia, en la cual muchos habían participado; ellos describían sus
múltiples migraciones y experiencias laborales en otros países fuera de Francia,
particularmente en Alemania. Muchos de ellos participaban actualmente en sindicatos de
trabajadores. Así, se puso de manifiesto que, contrariamente a lo que los trabajadores sociales
–y, hablando en general, toda Francia- pensaban de ellos, habían tenido identidades y
experiencias complejas y variadas. Algunos de los marroquíes habían peleado como
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oponentes al poder absolutista del rey, y habían tenido que irse de Marruecos debido a esto.
[11]
Durante el trabajo colectivo de lectura, re-lectura y comentarios acerca de las transcripciones,
algo importante surgió. Los trabajadores sociales se dieron cuenta concretamente cuan
profundamente enraizadas estaban algunas de sus hipótesis e imágenes referentes a estos
hombres, consideradas como verdaderas. Había una pregunta acerca de los amigos en la guía
de entrevista. Como los trabajadores sociales habían asumido que los hombres no tenían
amigos y estaban aislados, de hecho no los habían “escuchado” cuando les dijeron que sí
tenían amigos. Leyendo las transcripciones, los trabajadores sociales se dieron cuenta que
había hecho esta pregunta una y otra vez, ya que simplemente no habían “escuchado” su
respuesta positiva la primera vez. Como se dieron cuenta que durante la entrevista habían
estado esperando que sus entrevistados respondan, no, habían asumido que de hecho no
tenían contacto con sus vecinos. Y cuando los entrevistados le habían dicho lo contrario “oh
sí, tenemos muchos contactos”, ellos habían hecho la misma pregunta una y otra vez,
encontrando la respuesta positiva como no convincente y sólo una respuesta negativa,
admitiendo el aislamiento, hubiese resultado convincente. Esto les hizo pensar
reflexivamente sobre sus opiniones y prejuicios. [12]
Resultó, para asombro de los trabajadores sociales, que estos hombres no eran en absoluto
aislados. Había redes informales de hombres inmigrantes en la vecindad; se reunían
regularmente, pero los trabajadores sociales, que habían estado presente en la vecindad por
décadas, lo habían ignorado.
Trabajar con el abordaje biográfico renovó la práctica profesional de los trabajadores
sociales. Se habló mucho de la incompetencia de los padres. A través de las entrevistas de
historia de vida, los trabajadores sociales entendieron que los padres habían tenido, de hecho,
actitudes constructivas respecto de la sociedad francesa y de la calidad de la educación en
escuelas. Además comprendieron que se habían asociado informalmente a experiencias de
lucha contra el racismo y de ser desacreditados –según mi denominación-. [14]
L.I.: ¿Entonces cambiaron las relaciones entre los trabajadores sociales y los padres? [15]
C.D.: Sí. De hecho, un día tres de los padres que ya habían sido entrevistados vinieron juntos
a ver a los trabajadores sociales y les dijeron, “Miren, entendemos que quieren que tomemos
un rol más activo en ayudar a nuestros hijos en los avatares de convertirse en adultos. Hemos
discutido este tema largamente entre nosotros y con algunos amigos que también tienen hijos
y están muy preocupados. Todos acordamos en apoyarlos en este asunto”. Los trabajadores
sociales estaban extremamente felices de escuchar eso. Por años habían tratado de trabajar
mano a mano con los padres, generalmente en vano. Y de repente todo parecía posible. [16]
Pero los tres padres tenían algo más que decir: “Lo que les estamos pidiendo que hagan es
que nos apoyen en nuestro pedido a la municipalidad para que nos alquilen un edificio de su
propiedad, viejo y destartalado, en la vecindad. Queremos transformarlo en una mezquita”.
Como esto sucedía en 1990, justo antes del comienzo de la primera guerra del Golfo, en un
momento de gran tensión entre el oeste y el mundo musulmán, los trabajadores sociales se
alarmaron. ¿Qué sucedía si estos hombres eran, de hecho, fundamentalistas religiosos? ¿Qué
debían hacer? Cuando me preguntaron les dije que se tranquilizasen. Yo había hecho mi
investigación del doctorado acerca de la participación política de las mujeres en dos países
musulmanes, Egipto y Argelia, había estudiado la historia del Islam y conocía los debates
internos en el Islam a través de los siglos y hoy en día. “Hay diferentes corrientes en el
Islam”, les expliqué. “La corriente modernista apoya la relación igualitaria entre chicos y
chicas”. Les di artículos para leer, les cambió la forma de ver el Islam. Con sus mentes en
calma, acompañaron a los delegados a ver al alcalde. Ellos aseguraron que se podía confiar
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en estos hombres; que querían restaurar los edificios ellos mismos –muchos eran trabajadores
de la construcción- y usarlo no sólo como una mezquita sino también como una especie de
centro para intercambio cultural con todos los habitantes del área, cualquiera sea su credo
religioso, incluidos aquellos sin una orientación religiosa. Que su objetivo principal no era
religioso pero para ayudar a aquellos de sus hijos que se estaban “desviando” de un buen
camino para que vuelvan a sus cabales. Desde esta perspectiva, enseñarles valores religiosos
podría ser uno de los medios para lograr este objetivo. El alcalde aceptó alquilarles una parte
de la tierra, con la condición de que sea destinada a una asociación no religiosa. Esto se debía
a que en Francia, desde la ley que en 1905 separaba al Estado de todas las Iglesias, o
instituciones religiosas –particularmente de la Iglesia Católica- está terminantemente
prohibido usar dinero público para financiar actividades religiosas. Así, 57 padres de la
vecindad, todos musulmanes pero de diferentes regiones del mundo, de Maghreb, Sahara del
Sur de África, y Turquía, formaron una asociación cultural (L’Association culturelle des
Musulmans de Nantes Nord). Renovaron juntos el edificio. Yo fui a la inauguración; fue muy
emotivo. El rabino estaba allí, como así también el cura católico, y el alcalde; los miembros
de la asociación agradecieron a los trabajadores sociales por ayudarlos a construir un lugar
para rezar, y además por el proyecto de investigación. Me vino a la mente que, en cierto
sentido, lo que estaba sucediendo ese día fue un resultado indirecto del abordaje biográfico…
[17]
L.I.: ¿Qué hay de la gente joven? [18]
C.D.: Al principio no estaban contentos en absoluto. Pensaban, ahora los adultos habían
hecho una coalición entre ellos y en contra de nosotros, nos van a criticar. Pero su actitud
empezó a cambiar cuando organizamos la “restitución” pública del proyecto de
investigación, de hecho en el edificio que era usado también como mezquita. Los padres que
habían sido entrevistados estaban todos allí. Los trabajadores sociales expresaron
públicamente lo impresionados que estuvieron, al escuchar sus historias de vida. Estaban
seguros que cada inmigrante en el área tenía una historia importante para contar. Los jóvenes
estaban contentos de que sus padres eran alabados de tal manera en público, en presencia de
los oficiales de policía locales, directores de escuela, y el alcalde de la ciudad, un socialista.
[19]
Pero luego tuvimos que enfrentar otro problema. De repente las familias francesas de la
vecindad, familias de trabajadores industriales, protestaron que ellos también querían un
proyecto de investigación-acción dedicado a ellos. Ellos se merecían reconocimiento público
por su propia historia, que incluía mudanzas de familias campesinas pequeñas en el área del
campo, a trabajos industriales bajo duras condiciones. Hicimos investigación de historia de
vida con ellos, también, y resultó muy bien. [20]
3. Cambios en la vecindad
L.I.: ¿Cambiaron las cosas en la vecindad? [21]
C.D.: En los años siguientes, los ’90, las tazas de delincuencia subieron en toda la ciudad de
Nantes, y de hecho en la mayoría de las áreas de barrios (“banlieues”) de toda Francia.
Excepto por este grupo de barrios en Nantes del Norte. No es solamente el caso de que las
tazas subieron a un ritmo más lento: ¡sino que, de hecho, cayeron! Yo no estaba consciente
de eso. Me había mudado a trabajar a otro lugar. Me enteré cuando el jefe de policía de
Nantes citó las estadísticas él mismo en una entrevista televisiva; tenía todos los datos al
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alcance de sus manos. Explicó lo que esta asociación de padres musulmanes había hecho.
Además ayudó a que el alcalde y la policía local fueran abiertos mentalmente, y que
hablásemos con los periodistas sobre esta investigación cuando fuese publicada. [22]
Desde 1993 la asociación que los doce padres entrevistados habían creado, había crecido. En
2007, contaba con cerca de cuatrocientos padres, todos musulmanes, provenientes de
diferentes países. Están conectados con familias musulmanes que representan dos mil
personas, de doce mil habitantes que viven en Nantes del Norte. La asociación ahora
organiza deportes y actividades culturales. Deportes, especialmente el fútbol bajo techo atrae
a la mayoría de los jóvenes adultos problemáticos, incluyendo a aquellos que han perdido la
esperanza de alguna vez encontrar un trabajo. Los padres mismos actúan como entrenadores
y réferis, haciendo trabajo voluntario. Usan estas oportunidades para llevarse mejor con sus
hijos crecidos, para ayudarlos a ganar un poco más de autoestima. Eventualmente, cuando el
deseo de encontrar un trabajo re-emerja en un joven, ellos les presentan a consejeros de
carreras; pero son cuidadosos de no hacerlo muy prematuramente. Yo encuentro esta actitud
como de mucha sensibilidad y un juicio inteligente. Algunos de los adultos jóvenes han
atravesado por cárceles y la mayoría ha experimentado repetidamente rechazos racistas,
especialmente buscando trabajo. Están llenos de rabia; se hacen conocidos como “casos
difíciles”. Sus padres, mientras tanto, se han convertido en socios de los trabajadores sociales
en agencias de bienestar social, instituciones médicas, escuelas… por el bien del futuro de
sus hijos. [23]
El reconocimiento público que el trabajador social dio a la Asociación ha tenido efectos a
largo plazo. Cada vez que hay un problema concerniente a la juventud musulmana en Nantes
del Norte, o en alguna otra parte de Nantes, se pide la mediación de la asociación.
Frecuentemente, los miembros de la asociación organizan debates públicos respecto de
relaciones entre chicas y chicos y entre generaciones, o sobre eventos geopolíticos
importantes como la Guerra del Golfo, o las consecuencias del 11 de septiembre. Muy a
menudo los oficiales de policía se unen a los debates sobre orden público y en cómo luchar
contra actitudes racistas. En los últimos diez años, las tensiones se han reducido
significativamente en esta área. Y como dije anteriormente, este cambio en el humor
colectivo se ha traducido incluso en estadísticas de tazas de delincuencia. Durante los últimos
cinco años, las tazas estadísticas crecieron en todos los demás lugares en Francia, y también
en Nantes en general. Una de las razones es que la policía empezó a recibir quejas más
precisamente; pero las quejas también aumentaban, no sólo su registro. En este distrito de
Nantes del Norte, de todos modos, el crimen ha disminuido en un veinte por ciento. [24]
4. Algunas implicancias sociológicas para futuras investigaciones: luchando contra
el descrédito
L.I.: ¿Qué significó esta investigación para tu trabajo desde entonces? [25]
C.D.: La investigación-acción auto-reflexiva en Nantes del Norte fue definitivamente
orientada hacia objetivos prácticos bien concretos. Las entrevistas abiertas fueron realizadas
por trabajadores sociales, también el análisis, trabajando en grupos, utilizando un abordaje
temático. Esto les posibilitó tomar conciencia de sus estereotipos de inmigrantes; estereotipos
que la mayor parte de la población francesa compartía, y aún comparte, derivada de la
historia de colonialismo. Por más de un siglo esta historia ha sido enseñada en escuelas
francesas como una epopeya gloriosa, de cómo el país que inventó la Ilustración y los
Derechos del Hombre llevó la civilización a poblaciones de África del Norte, África Negra e
Indochina. Este mito, que reemplaza y reprime el conocimiento histórico verdadero, está tan
arraigado en las mentes francesas que no es para sorprenderse que también los trabajadores
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sociales estuvieses fuertemente influenciados por él. Sin embargo, estaban políticamente
concientes y lo suficientemente auto-reflexivos para ser capaces de aceptar la idea de que tal
vez sus creencias tenían que ser sometidas a un escrutinio empírico, y que eran capaces de
cambiar sus mentes cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo, lo cual no es común. [26]
Sólo por esta razón, la investigación-acción hubiese valido la pena de ser realizada. Pero
hubo otras consecuencias, incluyendo algunas que registraron estadísticas, como dije. Yo
creo que las oportunidades vitales de muchos jóvenes provenientes de esta área fueron
mejoradas a largo plazo, pero no tengo evidencia directa de esto. [27]
L.I.: ¿Cuáles fueron los hallazgos sociológicos de esta investigación-acción autorreflexiva?
[28]
C.D.: Los proyectos de investigación no se posicionan aislados unos de otros; forman
cadenas de aumento del conocimiento. En retrospectiva puedo ver que esta particular
investigación llevó a cabo los tres objetivos a los que cualquier investigación se supone que
debe apuntar y esperanzadamente alcanzar, como Daniel Bertaux (2005) lo describe: para
validar o invalidar ideas e hipótesis que fueron formuladas con anterioridad, incluso por otros
académicos; para generar hallazgos empíricos de importancia general potencial para el
futuro; y para guiar la formulación de nuevas sugerencias, ideas, intuiciones, que merecerían
una próxima atención en proyectos de investigación futuros. [29]
En términos de validación de hipótesis formuladas previamente, estoy pensando acerca de la
idea de “puissance sociale” que ha sido propuesta por un trabajador social muy
experimentado, Gilbert Delapierre, en Lyon, en el otro lado de Francia. Se había dado cuenta
que en las vecindades despojadas en las que había trabajado por años, considerando que
todos compartían más o menos la misma historia de educación pobre, trabajos difíciles, y
bajo ingreso, algunas personas progresaban más que otras; y a través de los años, sus vidas
mejoraban aún más. Algunos de ellos eran hombres, algunos mujeres; algunos eras franceses,
otros eran migrantes. Preguntándose qué los hacía más “exitosos” que otros jóvenes a largo
plazo, e intentando no pensar en términos de personalidad y otras características psicológicas,
él pensó acerca de ellos –tenía muchos casos en mente- por mucho tiempo y
comparativamente, y obtuvo tres “habilidades” específicas: su habilidad para unirse a redes
existentes y mezclarse con la gente más fácilmente; su habilidad para obtener información
relevante de otros, ya sean vecinos, o de personas de instituciones locales, como trabajadores
sociales, profesores, empleados administrativos; y su habilidad para usar dicha información
de forma práctica, desarrollando planes de acción. En su conjunto, estas tres habilidades
constituían lo que él refería como “la puissance sociale”: poder social. Apunta a una
capacidad para movilizar los escasos recursos propios para conseguir los objetivos de uno,
paso por paso. Yo conocía esta idea, y los trabajadores sociales de Nantes también, así que en
algún punto intentamos ver si cobraba sentido en el contexto de Nantes del Norte.
Encontramos que sí cobraba mucho sentido. Era muy obvio que entre los hombres y mujeres
que fueron entrevistados, aquellos que se comprometieron en crear redes, colectar
información importante, y usarla para diseñar planes de acción reales y exitosos, eran
también aquellos a cuyos hijos les iba bien. [30]
Quiero señalar que esto refiere a otro gran problema, uno que no ha sido muy investigado por
los sociólogos hasta ahora, pero en el cual yo he focalizado mi investigación durante la
última década. Es el problema acerca de qué pueden hacer las personas cuando carecen de
todo lo que Pierre Bourdieu (cf. Bourdieu & Passeron, 1990) llama capitales, esto es dinero,
educación, y relaciones de personas que toman decisiones. ¿Qué clase de iniciativas pueden
tomar, qué clase de palancas pueden activar, si carecen de todo esto? La idea de “puissance
sociale” proveyó una primera parte de respuesta a este problema muy usual. [31]
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Ahora, respecto de los nuevos hallazgos, tal vez el más importante haya sido acerca del
efecto de “la mémoire familiale”, la memoria familiar. Las entrevistas permitieron que doce
padres inmigrantes cuenten su historia de vida. Algunos de ellos ya habían contado su
historia, o fragmentos o partes de la misma, a sus hijos en el pasado. Pero otros no, y fue la
primera vez que sus hijos la estaban escuchando. Mientras pasábamos de un caso al otro, nos
percatamos de algo interesante; en las familias donde el padre no había transmitido su
historia, algunos de los hijos adolescentes tenían el comportamiento más problemático.
Cuando eran entrevistados, lo cual no fue fácil, estos adolescentes usualmente expresaban un
terrible enojo respecto de la injusticia social que se hacía con ellos. Se comparaban a sí
mismos con chicos de su edad en escuelas secundarias, chicos de clase media de familias –
francesas- que “tenían todo”, buena vestimenta, zapatos caros, y gustos. Ellos pensaban que
era totalmente injusto que ellos no fuesen capaces de costearse las cosas que “todos los
otros” tenían. [32]
Ahora bien, en familias donde el padre había contado su historia, o al menos donde los hijos
la conocían, tal vez por su madre, ellos veían las cosas diferentes. Se veían a sí mismos como
el resultado de largos procesos históricos, por los cuales sus padres habían decidido emigrar
con la esperanza de brindar mejores oportunidades de vida para ellos. Sus padres habían sido
forzados a tomar trabajados muy demandantes, y sus madres a vivir muy lejos de sus
familiares y sus redes de solidaridad. Pero ellos lo habían hecho “por ustedes, nuestros
hijos”. Como consecuencia, la gente joven entendió mejor quiénes eran, de dónde venían, y
qué podían esperar. La diferencia era a veces sorprendente. [33]
Yo creo que este es un descubrimiento importantísimo. Contarles la propia historia de vida a
sus propios hijos resulta ser una herramienta poderosa en la ayudarlos a saber sobre el mundo
en el que sus padres vivieron, y para orientarlos a ellos mismos en su situación actual. Es
importante para comprender su identidad. Pero no es tan fácil transmitir la historia propia de
vida. Existe una competencia de los medios de comunicación, mirar televisión, jugar
videojuegos, y pasar tiempo con el grupo de pares. Los chicos puede que tengan mejores
cosas para hacer que escuchar historias del pasado, historias que no son ni siquiera ficción…
y si el momento justo para esto se pierde, tal vez no haya una nueva oportunidad. Pero
mantuve este hallazgo en mente e intenté comprobar si en mis posteriores proyectos de
investigación se sostenía. Y lo hace, como describí en el retrato de la familia Nour (Delcroix,
2005). [34]
Y respecto de ideas e intuiciones surgidas de la investigación-acción reflexiva que abrió una
nueva corriente de pensamiento sociológico en mi investigación, nombraría el problema de
actuar (Handeln) en situaciones de descrédito (Delcroix, 2003). Los trabajadores sociales han
pensado que los padres eran pasivos; que habían “abandonado” su trabajo de educar a sus
hijos en un modo apropiado. Luego ellos descubrieron que esto no era verdad, sino que los
padres estaban extremadamente preocupados por los riesgos que algunos de sus hijos
encontrarían por “desviarse” del camino correcto, dejando de estudiar, escapándose de las
escuelas, relacionándose con chicos más grandes involucrados en juegos peligrosos, y demás.
Los padres habían estado debatiendo entre ellos qué podían hacer. Pero debido a su bajo
estatus respecto de cómo eran considerados por las autoridades, incluyendo a los trabajadores
sociales, era extremadamente difícil para ellos hacer algo. El descrédito que tenían que
soportar hizo casi imposible para ellos comunicarse con las autoridades francesas. Como no
tenían “crédito”, nadie escucharía lo que tenían para decir, y dejaron de intentarlo. Vimos
incluso cómo los empáticos trabajadores sociales no escuchaban lo que ellos tenían para
decir en las entrevistas. [35]
Entonces, a partir de esta investigación desarrollé esta línea de pensamiento a futuro, y
descubrí la enorme diferencia que genera el hecho de tener o no tener crédito, tener o no que
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soportar descrédito. Respecto de tus posibilidades de actuar, hace una diferencia gigante,
pero esto puede no ser visible desde el afuera. En ese momento esto era una nueva idea para
mí. El tema del “reconocimiento” –el reverso del tema del “descrédito”- no era popular por
aquél entonces; no había escuchado hablar de Axel Honneth (1994), por ejemplo. Más
recientemente, está el concepto de Aberkennung en el trabajo de Detlef Garz (2006), que
sostiene paralelismos con el descrédito. Creo que este es un tema de gran importancia,
especialmente si los proyectos de investigación empírica continúan enriqueciéndolo con
observaciones de diversos contextos sociales. [36]
L.I.: Muchas gracias, Catherine. Esperamos que una mayor cantidad de tus escritos se tornen
accesibles para lectores no franceses en el futuro. [37]
Referencias
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Prue Chamberlayne, Joanna Bornat & Tom Wengraf (Eds.), The turn to biographical
methods in social science (pp.53-70). London: Routledge.
Bertaux, Daniel (2005). Les Récits de vie. Paris: Armand Colin.
Bourdieu, Pierre & Jean-Claude Passeron (1990). Reproduction in education, society and
culture (Theory, culture and society series). London: Sage
Delcroix, Catherine (2003). L'action des personnes discréditées. Problématique et
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Garz, Detlef (2006). Weder Solidarität noch Recht noch Liebe – Grundzüge einer Moral der
Aberkennung. In Heiner Drerup & Werner Fölling (Eds.), Gleichheit und Gerechtigkeit.
Pädagogische Revisionen (pp.51-69). Dresden: TUDpress.
Honneth, Axel (1994). Kampf um Anerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialer
Konflikte. Frankfurt/M: Suhrkamp.
Autores
Catherine DELCROIX, doctorada en ciencias políticas y relaciones internacionales,
habilitación a Diriger des Recherches (H.D.R.). Es profesora de sociología en la Universidad
Marc Bloch, Estrasburgo. Su principal interés investigativo concierne a cómo las familias
hacen frente a la precariedad en hogares de bajos ingresos, focalizándose particularmente en
familias inmigrantes de Maghreb.
Cita
Delcroix, Catherine & Inowlocki, Lena (2008). Biographical Research as a Cognitive and
Practical Approach for Social Workers: An Interview with Catherine Delcroix [37
paragraphs]. Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research, 9(1),
Art. 60, http://nbnresolving.de/urn:nbn:de:0114-fqs0801600.
Traducción al español por Analía Rígoli.
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