el 25 i 26 de febrero de 1862 - Actividad Cultural del Banco de la
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el 25 i 26 de febrero de 1862 - Actividad Cultural del Banco de la
\ • • • , • DEFENSA • EL 25 1 26 DE FEBRERO DE 1862. • Imprenta de Nicola¡¡ Gómez, ¡ • , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia RECUERDO HISrrORICO. - -_._--Hai acontecimientos en las revoluciones que merecen grabarse en el corazon de los habitantes de un pueblo que ha sido teatro de horrorosas escenas: tal es la inesperada inva sion de Bogotá por el seiior Leonardo Canal el 25 de febrero de 1862. Canal, perse"'uido en el Norte por el Jeneral Sántos Gutié· rrez, dispersó e~ Pamplona su Ej ército en varias porciones i tuvo la habilidad de ob,'ar de un modo combinado para volverlo a reuni r en el Estado de Boyacá, dejando en Santander al Jeneral Gutiérre z, quien informado de sus operaciones se vino en su persecucio n Varias guerrillas que hacian una guerra de bandalaje en Cundi namarca, habian puesto en alarma la capital de la República a t Iemp o que el Jeneral Mosq~era desde Facatativ:í, se rcsolvi ó atacarlas con toda la fuerza de que podia disponer i se puso en movimiento sobre ellas, emprendiendo su persecucion en 105 páramos. Los guerri lleros que tuvieron conocimiento de la venida de Canal con sus tropas i que no podian resistir al Jeneral Mosquera, se dispersaron i por distintas rutas lograron reunirse a Canal, forruando un cuerpo de tropas capaz de aventurar una batalla, El Jeneral Mosquera que los perseguia, se encontró de repente en el puente de Boyacá con toda esta fuerza reunida, j despues de un combate que no produjo ventaja alguna, dejando a Canal en sus posiciones, marchó a reunirse con el Jeneral Gutiérrez que a marchas forzadas venia sobre Canal i se hall aba cerca de Tunja, Con este movimiento quedaba la capital de la República espuesta a se r ocupada por Canal, porque no habia tropa suficiente que oponerle a los 3,500 hombres valientes j resuelto. que le acompa iiaban, Halagado seguramente con la idea de ocupar a ,Bogotá i llamado por sus copartidarios de la capital, se resolvIó a venir sobre ella ,creyendo ocupada sin oposicion, contando con que se apoderarla de un abundante parque i con que .acaria inmensos recursos para continuar la guerra. El Jeneral Mosquera al emprender su marcha para Tunja le ordenó al Jeneral Joaquin R éyes que se hallaba en Turmequé 'lue por posta avisase al seiior Gobernador de Cundinamarca qu; Cana l s~ venia probablemente sobre I~ capital! que se repl~ga.e a Bogo~a con loda la fuerza que pudIera reunir i que resistiesen cual~uler ataque por tres dias, mi éntr31 que él unido al Jenera! Gullerrcz por mar.hu forzadal vcndria a protticrlo., El 23 de • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia -2febrero a las diez de la maiíana, recibió el seiíor Gobernador Justo Briceño en Cipaquirá, una esquela del Jeneral Joaquin Réyes, comunicándole esta órd en i anunciúndole que el Jeneral Mosquera hab ia marchado para Tunja, i que Canal se ponia en marcha con su Ejército sobre Bogotá. En Cipaquirá se estaba formando un batallon del Estado que contaba con trescientas i mas plazas; pero todo ern de rec lutas pu es cl mas antiguo solo contaba quince dias de alistado, i le fal taban armas: con esta fue rza i los valientes vec inos de Cipaquirá que volu ntariamente se reunieron en la pl aza al tener noticia de la ven ida de Canal, se formlÍ una columna a las órdenes del Coronel Man uel Antonio López, i a las doce del dia se emp rendió retirada para Funza, adelantándose el seiio r Gohcrnador Briceiio a Bogotá a dar cuenta al Consejo de Gobie rn o, dejando a Canal en Chocontá, de dond e se lió ese mismo dia para Ses qui lé, segun av is o 'lile se recib ió en Cota a las doce de la noche. Afortunadamente el Jeneral Valerio Francisco Ba rriga, C omandante j enera l de Artillería habia recibido órde n del Jeneral Mosq uera para trasladar a Bogotá el parque i la artill ería que habia quedado en Facatativá, i con la mayor presteza en 170 car ros , lo habi a ejecutado en esos últimos di as. En la capita l 110 hab ia ot ra tropa ~ue un batallon de cívicos de 300 i lilas plazas, que hacia un mes habia empeza do a formar el Coronel Nicolas Pereira Gamba, del cllal se hab ia dado la base al Coronel Antonio Echel'erría para que formase el 3."' batallon Ifue a pénas contaba setenta hombres . Esta tr opa, la que vino de Cipaquirá. 180 reclutas de la artillería, manda da por el Coronel Benito Mendinueta, una compaiiía de l 13 con 45 plazas, mandada por el Caritan Juan Zal'ria, 20 homhres de caballería, los ciudadanos de Bogotá, los de Fun za i los de Cipaquirá de quc se ha hecho mencion, fucl'on los defensores de Sa n Agu stin, ascendiendo toda esta fu erza a 1,085 hombres, segu n las relaciones que ban dado los Jefes que mandab an en aquella joo'nada, siendo la mayor parte re clutas acabados de en rolar en las filas, que no sabian cargar un fu sil. El 24 por la maii ana supo en Bogotá el Consejo de Gobierno que Canal se hallaba en Chocontá con todo ~u Ej érc ito, qu e se le habian reunido toda s las guel'illas i que a marchas forzadas venia sob re la capital, dejando a retaguardia los Ej ércitos de los Jenerales Mosquera i Gutiérrez. Era preciso tomar una resolucion: el Consejo se reunió i acordaron SllS mi embros retirarse al Sur i al efec to dieron órden al J encl'al Jos é María Gaitan, Jefe el e la plaza, para que previn iese a los cuerpos la retirada i mandaron llamar al Jeneral Barriga. Cu ando es te Jeneral se presentó i le informaron de la reso lueion que habian to;nado, les manifestó todos los incovcnientes que ofrecia la retirada, haci éndoles presente 'lile no habia bajages para conducir el gran parque que teniarn os, i alln cllando los hubiera , al sa lir de la capital COII él, no se baria otra Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia • -3- cosa que ofrecel'le en h sabana al enemigo una buen.a presa, que de ninguna ruanera se podia salvar, porque no. h~b¡a tropa suficiente para protejerlo en la marcha, .nl para resistir ~? ataque en campo ralo; i que tampoco se deb,a abandonar deJandolo en la capital. El Consejo se convenció de las dificul.tad~s qu~.. ~e presentahan para llevar a cabo s.u p"imera resoluclOn '. le eXI)!? su parecer en aquellas circunstancIas. El Jeneral BarrIga opmo porque se tomara un edificio dond e pudieran atrincherarse, defenderse I salvar el parque, en lo cua l se convillo. ,~I mismo J e n~ral elijió el convento de San Agu st m; se le encargo oe la defensa I en el acto IlIzo trasladar al convento todo el parque. El sellor Gobernador Briceño que habia venido de Cipaquirá esa mañana, puso en conocimiento del Conse.io de Gobierno la esquela que habia recibido el dia anterior del Jeneral R éyes, i l es uelta la cuestion ele esperar al enemigo en la capital, marchó inmedia tamente a Funza, i el mismo dia regresó trayendo la columna que mandaba el Coronel L ópez i los ciudadanos que patri óticamcnte se uniero.n para ence r ral se i defender a San Agustin; así fué que a las siete de la noch e se encontraba en el convento todo lo que sirvió para su defensa , l'scepto los víveres que se acopiaron por la mañana el 25, ántes que llegara Canal. La inesperada llegada de éste, no dió lugar a establecer ni un reducto, ni la mas pequeña línea de fortificacion, ni hubo tiempo para trasladar del cuartel de San Agustin al convento algunos elementos de guerra ¡una proveta, ni de disponer cosa alguna para la defensa, porque ántes de la s doce se recibió la intimacion que Canal hacia desde Chapinero para que nos rindiésemos, dando hora i media de término para qu e se resolviera; pero ántes que tl'ascurriese ese tiempo, i sin haber recibido contestacion, las tl'opas de Canal rompieron el fuego en las Ni éves sobre el Coronel Victoria i una partida de obscrvacion que se habia mandado a reconocerlo, la cual se retiró crufando algunos tiros, i sobre ella cargó todo el Ejército, viniendo a situarse sus tiradores en todas 13 s casa~ de I~s manzanas que rodean el convento, donde se parapetaron I fortificaron como SI fueran los acometidos. El Coronel l\Jendinueta que con un a parte de la artillería sos tenia el cuartel de San Agustin como punto avanzado, i que tenia órden de retirarse al convento cuando lo cargasen, fu é asaltado por detras del cual·tel con doble fuerza, i en 8U dcfensa perdió 16 hombres de tropa que. muri e ron allí i t~einta heridos, inclusos los Capitanes Mogollon I Ospma , los Tementcs Vega i GOllzález i al Alfé rez RUI~, dejando en pod~r del enemigo, al retiral se, treinta i taotos pr'.."lOneros, ?ch~nt~ I tantas granae~as cargadas, la proveta, un callon de artdler,a I unas pocas mUl11 c ioncs. A los primeros tiros del enemigo se improvisó la defensa del convento, confiando la de la puerta principal al Teniente Coronel Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia -4 - • Wenceslao Ib áiíez i al seiíol' An íba l Galindo, con una batería de artillería al frente de la pu e rt a: la parte occidental del edificio al Coronel Ni colas Pereil'a Gamba, las paredes aspillcradas del corral interior al Coronel Antonio Echevel'l'ia, la casa del señor Grau, con la Compañía dc113, i algunos de l Batallan que vino de Cipaquil'á al Capitan Juan Zarria , la púerta i e l cuerpo de la iglesia al Jeneral Weir, la capilla al Coronel Rafael Niño i señor Luis Pieurahita, la torre, las seldas 'lue dan a la plazuela, i las del ángu lo izqu ierdo, fucron defendidas indi stintamente por los Sarjentos Mayores !IJ uuoz, Granádos i Zalabarrieta, i los señorel C;lCeres, Castañeda i otros decididos patriotas que tanto hacian de soldados como de ofic ial es o Jefes durante el ataque, quedando en accion continua i atendiendo cada momento al punto donde era necesario, los Jeneral es Buitra go i Gaitan, 108 Coroneles Acevedo, Victoria, Santacol oma, L 6pez, Ruíz, Gaitan i el Comandante Faustino Ibáiiez, lo mismo que otros ciudadanos, quedando encargado de la distribuci on de los víveres el señor Francisco Ruiz, A la una de la tard e el ataque al convento era encarnizado i jeneral, sosteniéndose por los sitiados con e l mayor entusiasmo aunque para atende r a todas partes, fu é necesario colocar reclutas que no sabian cargar un fusil, a los cuales se les enseñ6 en aquel acto, lo mismo que a hace r fuego i dirijir la puntería, i hubo muchos que desp ues de instruidos i fogueados, no se se pararon de su puesto en todo el dia ni durante la nochr , sosteniendo con valor i decision, como el mejol' veterano, el punto donde se les colocó, A las cuatro de la tarde el enemigo qu e hacia esfuer· zas aumentando su fuerza i el ataque, viendo q ue no adquiria ventaja alguna, acopi 6 combustibles i aprovech ánd os e de unas t iendas de la casa del seiíor Grau, que no habian podido ser aspi· Il eradas, logr6 ponerles fu ego por el ent l'cs uelo que bien pronto se comunic6 al techo de la ca sa . A la vista del incendi o, el enemigo reanimó por todas partes el ataque, haciendo los mayores esfuer· zas: un cuerpo de infantería i alguna caballería intentó cargar a la bayoneta sobre la porte ría del convento, segun parecia por su aptitud, llegó al puente de arriba en la plazuela i allí lo detuvo el fuego nutrido que se le hizo desde la torre i las ventanas. Fuera de la pl)rtería habia una batería de artillería que haciendo fuego habia perdido al \' aliente Tcnicnte Ciriaco Lozano i varías artilleros que la servian a pec ho descubierto; era necesario meterla al convento porque ya no hab ia al'lilleros bastantes que sirvieran las piezas, los cañones de menor calibre pudieron entrar con poco esfuerzo, mas uo las cul ebrinas 'lue siendo sumamente pesadas, al volverlas se en l'l'eda l'on los cab les i se tI'abaron sus ruedas. En esta operaeion fué hcrido e l Comandante Wenceslao Ibáiiez i una jóven valiente, Salomé Castro, que ayudando a los artillerol, ,'ecib ió un balazo que le costó la vida , El Sarjento Mayor Anlbal Micolta reeml'laz" a l Cornamlante Ib ;. iiez, i la puerta , le df'j6 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia -5abierta de intento para ver si se atrevían a dar un asalto, para cuyo caso se reforzó convenientemente i se re.olvió esperarlos. Al mismo tiempo atacaban con ímpetu la ca sa del señor Gl'au a la sombra del humo que ahogaba nuestros soldados. El Capitan Zarri a que la defendia, situado en el balcon i pisando ya las maderas encendidas, recibió una herida que lo puso fuera de combate i fué reemplazado por el Capitan Isidro Santacoloma, dándole 6rden para que la defendiera a todo trance. Las celdas del ángulo izquierdo fueron acribilladas lIe balas por un nuevo c~erpo que reforzó el ataque por aq~ella palte, la lucha e.ra ten~z ) S? Stenida en los cuatro ángulos) puede asegurarse SID exaJeraclon que de las cinco i media de la tarde en adelante todo el convento parecia un castillo de fuegos artificiales inflamado o como dice Walter Scott: "La corona rad iante de un mártir." Entrada la noche se cenó la puerta que fué amurallada por dentro para no volverse a abrir dejando a fuera las culebrinas que no pudieron meterse por su peso i por hallarse enrredados los cables i trabadas sus ruedas. Al mismo tiempo se observó que el incendio de la casa del señor Grau presentaba el aspecto mas horroroso, la vocería de los sitiadores se aumentaba al ver las llamas que devoraban el edificio; el toque de las cornetas a la carga se oia por todas partes; algunas partidas de los mas arrojados rodeaban el convento como buscando el punto mas débil para abrir una brecha; los Batallones enemigos eran relevados con nuevos combatientes; el fuego era vivo i sostenido en todas partes sin interrupcion de un segundo, Sinembargo de que el parque se hallaba distante del incendio, era necesario cortar el fuego; pero no habia herramientas i con lo que pudo conseguirse i algunos sables de los defensores, se acometió la operacion: los soldados despreciando lal balas enemigas, se ocupaban en desentejar i cortar las vigas i encañados del edificio incendiado, Cerca de las nueve se creyó cortado el fuego, o por lo ménos que no pasaria de la casa del señor Grau, segun la situacion que esta ocupaba en la manzana; rual, a poco rato se notó qu~ el fuego habia pasado a la gran capilla de Jesus Nazareno) que amenazaba comunicarse a la igle~ia: al ,momento ~currió allí el Coronel Victoria con algunos oficla!el, ciudadanos). trop,a, que despreciando Jos fuegos del enemigo, su bieron al tejado I en poco rato lograron salvar la iglelia" mas no la capilla que fu é devorada por el fuego con cuanto tema dentro, salv ándose solamente la efijie de Jesus Nazareno que en .medio del incendio sacó del camarin un artesano cuando ya la ric a cruz de la imájen se estaba consumiendo por el fuego I IU túnica úe terciopelo empezaba a quemarse, El enemigo que contaba con 3,500 hombres armados i mal ~e mil que, segun informes, se le habian reunido de la Ciudad '. de, la Sabft~a) tenia tropa mas que suficiente para fatigarnos liD InlerrupClOn, al paso que nuestra pequeña reserva habia Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia -6sido empleada indistintamente en varios PU1,toS j no nos quedaba n mas que unos pocos reclutas sin armaso Nuestro armamento de mala calidad se descomponia a los pocos tiros; pero el Jeneral Barriga previendo esto, habia hecho llevar una fragu a, i veinte ar meros se ocupaban inces antemente en repararlo; así es que esta par ec ia un mercado donde los soldados llegaban alternaHvamente a cambiar de aloma para volver a sus puestoso Creimos al principio que el ataque cesaria a la madrugada ¡que daria alguna tregua para entregarnos al descanso; pero quedó bu d ada nu estra esperanza porque no cesaron de combati r en toda la noehe ni en totlo el dia siguienteo Cuando amaneció el 26 relevaron los enemigos todos los cucrpos que combatian i acometieron la empresa de forzar las puertas, para lo cua l habian acopiado combustibles i le habian prendido fuego a las tiendas del ángu lo opuesto a la igles ia, i a una puerta del convento qne da entrada a un patio interior en la misma calle: lu ego que los tec hos de las tiendas se estaban consumiendo por las ll amas, i que se habia quemado una parte de la puerta causando una tronera, creye loon asaltamos por aquella parte; cargaron allí una fuerza, i desprendiendo algunas tablas incendiadas i humeantes, empezaron a estraer para la calle las piedras i ladrill os cnn que és ta habia sido reforza da por dentroo Serian las diez de la maiíana cuando se notó que forzaban la puerta i que habian abierto una pequeiia brec ha: al momento se oc url"i 6 allí col ocando los lanzeros suficientes que defendiesen la entrada en caso de que lograsen eRtrael la piedra i ladrillo que los interceptaba: una parte de la tropa, varios ciudadanos i las muj eres se ocuparon en dese mpedrar el patio i llenar de pi ed loa el espacio que media entre la puerta i el CO lTcdor interior fOlomando una especie de zaguan: en la celda situada encima de la puerta se colocó alguna tropa, se rompiú su piso i se colocaron tiradores quc hici eron fuego sobre los que esta ban forzando la puerta: a los primeros tiros IDUri e ron al gunos, otros fuer on heridos i el resto desistió de la empresa retirándose i aseg urando, seg un se nos ha dicho, que no e ra posible tomar el convento o Desde ent6nces el ataque fu é mas débil, pero siempre tenaz sin dp.jar de hacer fuego soIJ re el edificio en todo el diao A las cuatro de la tard e pusieloon én accion la proveta i las granadas qu/\ nos habian tomado en e l cuartel; pel"O se conoció bien pl"OlltO que no sabian hacer uso da -ellas, porque caían indistintamente en v .. rios puntos como dirijidas al acaso, sin habernos causado otro daiio que matar un toro i romper unos techos; una que cayó al suelo sin haber estallado, aunque todavia cncendida la espoleta, fué apagada por un soldado inesperto, que sin saber lo que hacia al verla humeando en cl suelo, se puso a hacer aguas sobre ella; gracias a que la carga era vieja i el misto estaba desvirtuaO Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia ~. -1do, que de olro modo en lugar dc .aragal~se se habria inllalOado mas i el jóven soldado no ~xlslIrla hO.I. Aunque el fuego del enemigo ya no era tan activo, no. dejaban de cuand~ e.n cuando de avivarlo, como para no dejarnos descans~r." mtlmándonos rendicion. A las siete de la noche se reclblO una carta del señor Lino de Pombo avisando que el edificio estaha minado, que toda resistencia era inútil i que estaba autorizado por el señor Canal para intimarnos rendicion dentro de una hora. 'EI Coronel Fernández se acercó tambien solicitando al Jeneral Barri"a, el cual se presentó en una ventana para hablarle: }'ernánde; le intimó rendicion a nombre de Canal i le ofreció las garantías que quisiera: la contestacion no era dudosa para un Jeneral que conoce su deber en aquella posiciono "Nosotros no sabemos rendirnos." Al recibir esta respuesta se retiró asegurando bajo su palabra de honor que el ciudadano Presidente habia sido hecho prisionero i que no debiamos esperar ser ausiliauos; pero que no obstante se suspendieran los fuegos por una i otra parte, miéntras él volvia con la resolucion de Canal: el fuego cesó i tuvimos tiempo de entregarnos al descanso des pues de 36 horas de una penosa fatiga. A las dos de la mañana se oyó la detonacion ele una granada que habian metido i atacado en uno de los ángulos del edificio, suponiendo tal vez que era una mina. Su esplocion hizo poner en pié i en su puesto a cada uno de los defensores del convento: largo rato esperamos un nuevo ataque; pero en vano, aquella habia sido la agonizante voz de su malograda empresa. Un momento despues se hizo oir una voz gruesa i clara . que desde el puente de arriba nos g ritó: "Caballeros vali entes, ríndanse que el Jeneral Canal le s ofrece toda clase de garantías , él tiene simpatías pOI' los valientes," i desapareció. Dos mujeres con linterna que pasaron por la plazuela tintes de a~larar, arrimándose a las ventanas nos anunciaron que ya veOla el .feneral Mosquera, que no nos rindiéramos. Luego que am aneci 6 empezó a llegar la jente a la plazuela, informándunos que ~anal con. sus tropas ~abia evacuado la ciudad aquella noche I que habla emprendido su fuga o retirada por el camino de. Funza, porque se aproximaba el Jeneral Mosquera. Las mUjeres se agruparon a una tronera que se habia abierto para .colo?ar. un calí,on en u~a celda baja cerca de la puerta de la Iglesia, I por all, nos metieron agua, licores i víveres de que ya teniamos escasez, i aun entraron varias personas. Como a las. ~,ez se presentó a caballo el señor Jacinto Corredor partlc~p.ndonos que ya llegaba el Jeneral Mosquera, el cual 8e deJO ~er eo. la plazuela como a las doce, saludándonos lleno de ~atlsracclOn . Las puertas que habian permanecido cerradas temiendo que el moyimiento de Canal fuese una estratajema , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia --~--~ ~8~--------~~- le abr ier on al momento, i todos salimos a ver nue ltra a familial , i a ret rib uir les con el goz o de ver nos , las angustias que babian sufrido en cin cue nta i tan tas lloras de tan penosa luc ha. Tu vim os dur ant e el siti o cincuenta i tres mu erto s ent re ellos el antiguo vet era no de la ind epe nde nci a señ or Lan das ury , al an· ciano pat rio ta señor He red ia, al jóv en Montejo, al cor net a Benít ez que arr oja do tomó 1111 fusil i se salió al pue nte a hac erl e fue go al ene mig o cuando invadia las manzanas del con ven to, un cab o del resguardo de Cip aqu irá , i los demas de tro pa. Fue ron heridos a mas de los ya esp res ado s, el Jen era l We ir, los Co ma nda nte s Véle z i Fau stin o Ibá ñez , los cap itan es Leg uílam o i Saa ved ra, un oficial Obregon, el ciu dad ano Ca sta ñed a, i como 50 i tantos individuos de tro pa j ciu dad ano s, los cua les fueron asistidos con el mayor inte res por el Sr. Dr . Jua n de Dio l Rio ma lo. Siento no hab er podido conseguir una list a de todos 101 ciu dad ano s que sostuvieron est a luc ha ten az i enc arn iza da, par a pub lica r sus nombres, i por no qui tarl es el mé rito a mu cho l de ello s, se deja de hac er de los que se conocen. Bogotá , 25 de febrero de 186S. UN PA TR IO TA . • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia