Revista Maresia

Transcripción

Revista Maresia
MARESIA
REVISTA DE LA ASOCIACIÓN DE LUSITANISTAS DEL ESTADO ESPAÑOL (ALEE)
núm. 1/2006
DIRECTORES
PERFECTO E. CUADRADO
ELENA LOSADA SOLER
CONSEJO DE REDACCIÓN
PERE COMELLAS
LOURDES PEREIRA
GABRIEL SAMPOL
ISABEL SOLER IGNACIO VÁZQUEZ
COMITÉ CIENTÍFICO
Mª ROSA ÁLVAREZ SELLERS
CARMEN Mª COMINO FERNÁNDEZ
JOSÉ LUIS GAVILANES LASO
BASILIO LOSADA CASTRO
MARÍA JOSEFA POSTIGO
Mª SOL TERUELO NÚÑEZ
JUAN M. CARRASCO GONZÁLEZ
XOSÉ MANUEL DASILVA FERNÁNDEZ
NICOLÁS EXTREMERA TAPIA
ÁNGEL MARCOS DE DIOS
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ
LUISA TRÍAS FOLCH
PILAR VÁZQUEZ CUESTA
Dipòsit Legal PM-2820-2006
MARESIA
2
ÍNDICE
Presentación
5
Stephen Reckert:
“AL ALBA VENID, BUEN AMIGO”.
ITINERARIO DE UN TEMA POÉTICO A TRAVÉS
DEL ESPACIO Y EL TIEMPO.
19
Leodegário A. de Azevedo Filho:
LA LÍRICA DE CAMOENS Y SUS PROBLEMAS.
31
Paul Teyssier:
LA INTERCOMPRENSIÓN ROMÁNICA.
42
Elena Losada Soler:
LOS VOCABULARIOS DEL ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM
DE VASCO DA GAMA Y DE LA RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA LINGÜÍSTICA.
54
Nicolás Extremera Tapia y Luisa Trías Folch [entr.]
CONVERSA EM CASA DO POETA JOÃO CABRAL DE MELO
NETO NA PRAIA DE FLAMENGO, EM 14 DE JULHO DE 1993.
MARESIA
3
PRESENTACIÓN
En la Asamblea anual de la Asociación de Lusitanistas del
Estado Español (ALEE), celebrada en Palma de Mallorca en
noviembre de 2003 se acordó la creación de una revista electrónica dedicada a los estudios literarios, lingüísticos y culturales relacionados con el ámbito lusófono y se nos designó para
desempeñar las funciones de dirección durante los próximos
tres años, designación que aceptamos con placer convencidos
de la necesidad de contar con una herramienta de este tipo.
Es una gran satisfacción para nosotros presentar ahora este
primer número de Maresia, que nace con la intención de ser un
medio accesible, abierto y útil para la difusión de los trabajos
realizados por nuestra área de estudios. Maresia está abierta a
todos los socios de la ALEE y a los profesores de las diversas
universidades del Estado Español que con nosotros comparten
interés, pasión y esfuerzos dentro del vasto y riquísimo territorio
de la lusofonía, al tiempo que mirará de enriquecerse y enriquecernos con las colaboraciones de prestigiosos lusistas internacionales como los que nos acompañan en esta primera salida.
El consejo de redacción se ha constituido bajo un estricto criterio de funcionalidad: nuestros colegas más próximos son lógicamente nuestros más inmediatos colaboradores. El comité
científico, como se acordó en la asamblea, está constituido por
todos los socios fundadores.
Contamos para este primer número con los artículos de cuatro colaboradores de excepción, Stephen Reckert, Leodegário
de Azevedo Filho, Paul Teyssier y Elena Losada, y con una
excepcional entrevista con João de Melo Neto realizada por
Lluïsa Trías i Folch y Nicolás Extremera; esperamos que sus textos, como tantas otras veces, nos sirvan de acicate en nuestros
estudios. Con vuestra cooperación deseamos aumentar progresivamente el número de ensayos y poder abrir próximamente nuevas secciones, como la dedicada a reseñas y noticias de
libros interesantes para nuestros estudios.
Como todo primer número este Maresia 1 está lleno de ilusión y de defectos. Esperamos en las próximas ediciones, con
vuestra ayuda, poder mantener la ilusión y subsanar los defectos.
Perfecto E. Cuadrado - Elena Losada Soler
MARESIA
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«AL ALBA VENID, BUEN AMIGO»
ITINERARIO DE UN TEMA POÉTICO
A TRAVÉS DEL ESPACIO
Y EL TIEMPO.
Stephen Reckert
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«AL ALBA VENID,
BUEN AMIGO»
ITINERARIO
DE UN TEMA POÉTICO
A TRAVÉS DEL ESPACIO
Y EL TIEMPO
Según el trovador provenzal Raimbaut de Vaqueiras, en la
cama con su amada allá hacia fines del siglo XII, el alba era algo
que a ambos les inspiraba pavor:
Stephen Reckert
La razón de su miedo, como explica al despedirse de mala
gana de la dama, es que el romper del día le obliga a huir para
no ser descubierto por el marido celoso y malvado, aun más
enojoso que el alba: «el gelos vostre malvays senyor, enujos
plus que l’albe»:
Quan la ren que plus m’es bon e bel
ai a mi tros qu’a l’albe […],
paor
nos fai l’albe: l’albe, oc, l’albe.
Dona, adeu! que non puis mais estar:
malgrat meu, m’en conven ad annar
en la poesía de nada menos de cincuenta y dos lenguas, del
albanés (con su nombre singularmente apropiado) al quechua.
En la siguiente alborada anónima, ésta sí típica, la amiga es
tan discreta que no admite la presencia siquiera del centinela:
Al alba venid, buen amigo,
al alba venid.
(AIEC 423)
En la tradición provenzal, el género poético conocido por el
mismo nombre, alba, está rigurosamente codificado: cuenta la
despedida de dos amantes al amanecer después de una noche
de amor. La naturaleza obligatoriamente adúltera de ese amor
exige de costumbre un reparto de cuatro dramatis personæ:
además de los dos protagonistas, aparece en escena un centinela, que puede ser o el sereno o un cómplice, cuyo papel es evitar que alguien les sorprenda in flagrante (recuérdese la función
de los criados de Calisto en la Celestina). Ese alguien, que se
queda entre bastidores, suele ser por supuesto el propio gelos.
Por un accidente histórico debido sin duda al desarrollo tardío del estudio de la literatura comparada como disciplina académica, el alba provenzal todavía se considera a veces como el
arquetipo del género, siendo en realidad más bien atípica. Para
comprobarlo basta hojear la monumental antología del comparatista Arthur Hatto, Eos, dedicada por igual tanto al alba propiamente dicha como a su variante la alborada (que en vez de la
despedida canta el anhelado encuentro matinal de los amantes)
Amigo, el que yo más quería,
venid al alba del día.
Amigo, el que yo más amaba,
venid a la luz del alba.
Venid a la luz del día,
non trayáis compañía.
Venid a la luz del alba
non traigáis gran compaña.
(Eos 330)
El estudioso que confia su frágil barca al maremágnum del
alba en sus múltiples variantes corre el mismo riesgo que el que
pretende decir algo nuevo acerca de Dante o Shakespeare o el
Quijote: ¿quién le garantiza que lo que va a decir no se ha dicho
ya? El problema se agrava si ha llevado él mismo algunas gotas
al océano bibliográfico, como es mi caso. Para evitar ese escollo, pues, trataré de navegar en la periferia del tema, limitándome en principio a ejemplos que se apartan del modelo provenzal y atendiendo más bien a ciertas situaciones típicas —la
ansiosa espera de la dama por la llegada del amigo, los lamentos por su ausencia, con las dudas (o sospechas) acerca de su
paradero, las referencias al barco que le lleva a tierras lejanas o
le devuelve a la amiga— y algunos motivos simbólicos relacionados con esas situaciones, como el mar, el viento y la noche.
La obra conservada del juglar vigués Martín Codax consta
de siete cantigas de amigo que vienen a constituir una especie
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«AL ALBA VENID,
BUEN AMIGO»
ITINERARIO
DE UN TEMA POÉTICO
A TRAVÉS DEL ESPACIO
Y EL TIEMPO
Stephen Reckert
de villancico por entregas, dedicado al análisis minucioso de
diversos aspectos de la ausencia del amigo, como la esperanza o convicción de su regreso, una invitación a la hermana o las
amigas de la protagonista a acompañarla a Vigo para mirar las
ondas de la ría o bañarse en ellas, o incluso para bailar en el
santuario, en participación mágica con la naturaleza y el poder
sobrenatural. La primera de las siete cantigas, equivalente a la
cabeza del villancico, resume el tema de la ausencia y el motivo simbólico del mar:
Altas undas que venez suz la mar,
que fai lo vent çay e lay demenar,
de mun amic say mes novas comtar
qui lay passet? No lo vei retornar […]
Oy, aura dulza que venez dever lai
on mun amic dorm e sejorn e jai,
del dolz alein un beure m’aportai!
La bocha obre, per gran desir que n’ai!
Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo?
e ai Deus! se verrá cedo?
Ondas do mar levado,
se vistes meu amado?
e ai Deus! se verrá cedo?
Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro?
e ai Deus! se verrá cedo?
Se vistes meu amado,
o por que hei gran coidado?
e ai Deus, se verrá cedo?
Al llegar a la última estrofa, pues, el poema (es decir, la
amiga) ya no tiene ánimo siquiera para cumplir el esquema
paralelístico sustituyendo amigo por amado, y el propio refrán
queda reducido a dos sílabas, en las que la voz de la amiga se
disipa ya sin esperanza, llevada por el viento y las ondas.
A pesar de no tener probablemente cualquier relación genética con él, la primera cantiga de Martín Codax no deja de parecer un lejano eco de otro poema de Rambaut de Vaqueiras:
(Pv1 / B1278 / v884)
La séptima y última cantiga condensa austeramente en sólo
dos cuartetos la esencia de las otras seis, y la amiga se limita a
preguntar:
Ai, ondas que eu vim veer,
se me saberedes dizer
por que tarda meu amigo
sem mim?
Ai, ondas que eu vim mirar,
se me saberedes contar
por que tarda meu amigo
sem mim?
(Pv7 / B1284 / V890)
(AIEC 423)
Un poema de Victor Hugo que por casualidad oí, musicado
por Liszt, en el mismo día en que empecé a redactar este texto,
sí refleja casi seguramente la influencia de Rambaut: «Oh, quand
je dors, viens auprès de ma couche [...], / Et qu’en passant ton
haleine me touche... Soudain ma bouche / S’entrouvira!» (Hugo:
1086). El indicio decisivo es la coincidencia en ambos poemas
de la palabra [h]alein[e] y de la sorprendente imagen sensual de
la boca abierta para sorber el aliento de la persona amada.
Bien diferente de la dulce aura del poema de Vaqueiras es
el viento fastidioso que en una de las cantigas más conocidas
del rey Don Dinís enfurece a la niña blanca (a alva) que al amanecer (à alva) va a lavar y secar su ropa blanca:
Levantou-s’ a velida,
levantou-s’ àlva,
e vai lavar camisas
em o alto:
vai-las lavar àlva.
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Levantou-s’a louçãa,
levantou-s’ àlva,
e vai lavar delgadas
em o alto:
vai-las lavar àlva.
«AL ALBA VENID,
BUEN AMIGO»
ITINERARIO
DE UN TEMA POÉTICO
A TRAVÉS DEL ESPACIO
Y EL TIEMPO
interpretarla simultáneamente como el preludio a un encuentro
destinado a culminar (como advierte Helder Macedo en un ensayo fundamental sobre esta cantiga1) en una iniciación amorosa y
al mismo tiempo como consecuencia de la despedida después
de esa iniciación no menos inquietante que apetecida: las turbulentas emociones de la niña, sacudidas como su ropa por fuerzas
cósmicas, son por el momento más asustadoras que agradables.
No me detendré a comentar la deslumbrante nevasca poética de Don Dinís, que he estudiado por extenso en dos libros2:
me limito aquí a resumir en passant algunas observaciones
hechas en ellos sobre la función onomatopéyica de ciertos
microsignificantes como el fonema a, evocador de blancura, o
las repetidas v y l, los componentes consonánticos de la palabra alva, sugestivos del veleidoso revoloteo de la ropa blanca
llevada por la violencia del viento, con sus connotaciones eróticas universales que lo mismo pueden ser benéficas que amenazadoras. Ya en el Japón del siglo VIII, por ejemplo, una niña
despabilada sabe invocar el viento como colaborador en un
encuentro nocturno esperado:
Vai lavar camisas
(levantou-s’ àlva);
o vento lhas desvia
em o alto:
vai-las lavar àlva.
Stephen Reckert
E vai lavar delgadas
(levantou-s’ àlva);
o vento lhas levava
em o alto:
vai-las lavar àlva.
O vento lhas desvia
(levantou-s’ àlva);
meteu-s’ àlva em ira
em o alto:
vai-las lavar àlva.
O vento lhas levava
(levantou-s’ àlva);
meteu-s’ àlva em sanha
em o alto:
vai-las lavar àlva.
Aparta la celosía de bambú,
amor, y vente a mí:
si por ventura mi madre oye,
diré: «fue el viento»
(B569 / V172)
Puede parecer problemática la definición del poema del rey
como un alba, a pesar de las catorce repeticiones de esa palabra,
ya que no hay ni despedida ni encuentro, la cantiga es narrativa
en vez de ser dialogada, y el único interveniente humano es la
blanca niña. Sin embargo, del punto de vista simbólico podemos
1
(MYS 887)
y un milenio más tarde, todavía en el Japón, encontramos un
eco del enfado de la niña alba del rey en la voz de la protagonista de un haiku:
(Una linda joven
codeada por el viento de la primavera:)
—¡Pero qué fastidio!
(Blyth 199)
«Uma cantiga de Dom Dinis», en Reckert y Macedo: 59-70.
2
Reckert y Macedo: 219-30; Reckert 2001: 91-98. Tampoco me refereriré a la maravillosa alba de Nuno Fernandes Torneol, «Levad’, amigo que dormides as manhãas frias», sobre la que no
encuentro nada nuevo que añadir a lo dicho en Reckert 1998 (págs. 10-12 y 24) y Reckert y Macedo (págs. 49-53 y 137-39).
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«AL ALBA VENID,
BUEN AMIGO»
ITINERARIO
DE UN TEMA POÉTICO
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Y EL TIEMPO
Stephen Reckert
El alba a la cual se levanta la velida de Don Dinís es el amanecer no solo del día sino de la vida adulta, y el vendaval que la
perturba es una fuerza natural no solo meteorológica sino erótica, como «el viento, galán de torres» lorquiano cuyo brazo gris
prende por la cintura a otra niña aún no despierta a la vida, o el
que persigue a una aterrada gitanilla con una espada caliente y
la súplica «niña, deja que levante / tu vestido para verte».
Una de las cantigas de interpretación más controversa de
todo el cancionero de amigo es la única poesía conservada del
juglar casi anónimo conocido solo por el nombre (mejor dicho,
el mote) vagamente risible de Meendinho, que junta los temas
de las ondas, el barco y la espera:
Sedia-m’eu na ermida de San Simhon,
e cercaron-mh’as ondas que grandes son: […]
Estando na ermida ant’o altar,
cercaron-mh’as ondas grandes do mar: […]
E cercaron-mh’as ondas que grandes son;
nem hei i barqueiro nem remador: […]
E cercaron-mh’as ondas do alto mar;
non hei i barqueiro nem sei remar: […]
Non hei i barqueiro nem remador:
morrerei eu, fremosa, no mar maior:
Nem hei i barqueiro nem sei remar,
e morrerei eu, fremosa, no alto mar […]
Después de cada dístico se introducen los dos versos del
refrán:
eu atendend’ o meu amigo.
eu atendend’ o meu amigo.
3
(B552 / v438)
Habiendo ya comentado en pormenor también esta cantiga3, resumiré como antes el respectivo comentario. El prisma
en que los significados primarios del poema se refractan, escindiéndose en un espectro de derivados, es a la vez sintáctico, en
el repetido engarce del refrán con el verso anterior, y métrico,
tanto en el desdoblamiento de ese refrán, sugestivo del monótono romper y recular de las ondas, como en el leixa-pren, cuyo
avance pausado también recuerda el de la marea. En parte consiste también en una serie de microsignificantes onomatopéyicos. De las cuarenta y siete consonantes de la primera estrofa
y el respectivo refrán, solo diez oclusivas perturban la fluidez,
ocho de las cuales son las / d / y la / t / de «ondas», «grandes»
y «atendend’»: palabra que se reitera obsesivamente veinticuatro veces en las seis estrofas de la cantiga, remedando en cuadruplicado, con el desdoblamiento del refrán, el incesante romper de las ondas en la arena. La combinación / nd /, a su vez,
como componente consonántico de onda, es de esperar siempre que surjan onomatopeyas de mar. Finalmente, podemos
tener en cuenta ciertas asimetrías como la alternación «non» /
«nem», la de sinalefas e hiatos entre versos paralelos en «na
ermida» / «na || ermida», y la de «cercaron» / «e cercaron» y
«morrerei» / «e morrerei», que aceleran y retardan por turnos el
temps de récit ondulatorio del poema, sugiriendo las variaciones mínimas en un fondo inmutable que caracterizan el flujo y
reflujo del mar.
La formulación más nítida del principio natural de que la
única ley constante es la de la constante mudanza, ejemplificado por las ondas del mar y el correr de un río, se encuentra ya
en el venerable tratado chino Yì Jing (o sea el Clásico de la
Mudanza, del siglo XIV a. de C.), siendo la palabra yì traducible
indiferentemente como mudanza o inmutabilidad, según el
contexto. Un fenómeno análogo al del poema de Meendinho,
Reckert y Macedo: 145-51.
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«AL ALBA VENID,
BUEN AMIGO»
ITINERARIO
DE UN TEMA POÉTICO
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Y EL TIEMPO
Stephen Reckert
como señalé en otro sitio4, se encuentra en la primera cantiga
de Martín Codax. donde la serie evá-eve-eví (en «levado», «se
verrá», «de Vigo» y tres veces «se vistes»), cuya repetición mínimamente variada colabora con las del paralelismo y del leixapren para crear una imagen acústica de pequeñas variaciones
sobre una base invariante que refleja el retumbar hueco de las
«ondas do mar de Vigo» batiendo en la playa.
Pero lo más distintivo de la técnica de Meendinho es el desdoblamiento del refrán. El hecho de tratarse de un procedimiento sin paralelo en el cancionero gallego-portugués motivó la gratuita enmienda «Eu atendend’o meu amigo! E verrá?», reiterada
tercamente a lo largo de más de treinta años por un estudioso italiano5 y basada en la lectura «meu amig eu a» de los apógrafos
(con una señal indistinta, entre un tilde y una raya, sobre la u);
pero como observa Gema Vallín (1999: 139), «verra habría de
ser u ra y no u a»; y la interpretación corriente de las últimas tres
letras sigue siendo para la mayoría de los estudiosos la más obvia
de que indican la repetición de ese verso. El hecho de ser el
refrán de esta cantiga el único ejemplo conocido de la repetición
de un verso en esta posición, desde luego, no viene al caso, ya
que se trata también del único poema conocido de Meendinho,
de cuyo usus scribendi, por tanto, nada podemos saber. Roman
Jakobson, en un obiter dictum a menudo citado, sostenía que la
esencia de la poesía «réside en des retours réitérés». No cabe
duda de que la esencia de la cantiga de este gran poeta estriba
exactamente en los «retours réitérés» de las ondas de la Ría de
Vigo (y sobre todo, según me parece, los de su refrán obsesivo).
El poeta contemporáneo Álvaro Cunqueiro —con Eduardo
Blanco-Amor uno de los dos neotrovadorescos gallegos más
4
Reckert y Macedo, 163.
5
Tavani 1967.
destacados— sustituye la Ría de Vigo por la de Arosa y la isla
de San Simeón (hoy San Simón) por la de Cortegada, y promete caballerosamente venir en socorro de la fremosa de
Meendinho enviándole, con tal que baile para él al alba, un viento bonancible, una barquiña y el remador que le falta:
Si miña señor á i-alba de Arousa beilar,
poñereille, belida, un ventiño no mar […].
Na illa Cortegada poñereille un galán
por pastor das mareas co seu remo na man.
A dorna vai e ven
que meu amor ten!
(65)
Como preludio al análisis de un alba inglesa es indispensable una breve digresión sociofilológica. En principios del siglo
XIX las universidades inglesas servían más que otra cosa para
preparar a los señoritos de la nobleza y la alta burguesía para
brillar en la Corte y el Parlamento, gobernar las colonias o administrar sus solares rurales. Para ello bastaban unos rudimentos
de las lenguas clásicas (el «little Latin and less Greek» que dos
siglos antes se había atribuído a Shakespeare) que les permitiesen cambiar trilladas citas de Horacio o Virgilio con sus
pares. Entretanto, Alemania (que era todavía una mera expresión geográfica sin colonias ni Cámara de Lores y no representaba ninguna amenaza como la tradicional enemiga, Francia6)
estaba apostando en grande en la Wissenschaft, y el prestigio
de sus universidades alertó a las inglesas a las ventajas de algo
más de seriedad. Al darse cuenta, pues, de que los alemanes
habían dividido su idioma premoderno en Althochdeutsch y
Mittelhochdeutsch, los ingleses decidieron rebautizar el anglosajón, con su respetable pero exigua literatura, como Old
6
Un curioso paralelo con la germanofilia cultural inglesa del siglo XIX es el engouement francés con la vida social inglesa en el temps perdu evocado por Proust: una anglomanie ya centenaria que se manifiesta desde perspectivas distintas en el esnobismo cursi de Odette y la indumentaria y los modales de «vrai gentleman» de Swann.
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BUEN AMIGO»
ITINERARIO
DE UN TEMA POÉTICO
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Y EL TIEMPO
Stephen Reckert
English (que es más o menos equivalente a llamar «antiguo italiano» al latín).
El nacimiento de la gran poesía propiamente inglesa (e
impropiamente llamada Middle English) puede fecharse exactamente en 1387: año en que el francés, al fin de más de tres
siglos, dejó de ser el idioma oficial de Inglaterra, y Geoffrey
Chaucer compuso su Troilus and Criseyde, que ha sido calificado de «the most beautiful long poem in the English language»
y rebosa de galicismos e italianismos y recuerdos de
Boccaccio y del Roman de la Rose7. Pero en realidad el inglés
había dejado de ser una lengua germánica ya a partir del siglo
XII para transformarse en un idioma híbrido, caracterizado por
disponer de dos «registros» que constituyen uno de sus más
valiosos recursos expresivos. El registro germánico es concreto, con palabras cortas e incisivas: al pan, pan y al vino, vino; el
románico es abstracto, culto y alusivo; y una de las habilidades
más útiles para un poeta inglés, aun hoy, es saber moverse
libremente entre los dos. Chaucer, además de ser un maestro
de ambos, maneja con suma destreza la alternación de uno con
otro. Para ejemplificarla bastan las primeras estrofas de un episodio de Troilus and Criseyde que viene a ser en efecto una
larga alba:
But whan the cok, comune astrologer,
Gan on his brest to bete and after crowe,
And Lucyfer, the dayes messager,
Gan for to rise and out hire bemes throwe,
And estward roos, to hym that koude it knowe,
Fortuna Major, that anoon Criseyde,
With herte soor, to Troilus thus seyde:
«Min hertes lif, my trist and my pleasaunce,
That I was born, allas, what me is wo,
That day of us moot make disseveraunce!
For tyme it is to rise and hennes go,
Or ellis I am lost for evere mo!
O nyght, allas! why nil t’ow over us hove,
As longe as whan Almena lay by Jove?»
(Iii.1415-28)
En resumen: «Cuando el gallo cantó y salió Venus, mensajera del día, seguida de Júpiter, Criseyde se lamentó así a Troilus:
¡vida de mi corazón y todo mi gozo, ojalá que nunca hubiera
nacido!, pues el día debe separarnos, y ya es hora de levantarte y partir, o soy perdida para siempre. ¡Ay, noche! ¿por qué te
niegas a abrigarnos tanto tiempo como cuando Alcmena yacía
con Jove?».
Ahora bien, de esos catorce versos, siete son puramente
germánicos y los otros siete tienen palabras de origen románico. De las noventa y seis palabras germánicas, ochenta y dos
son monosílabas, y las otras catorce disílabas; las románicas
suman catorce, todas polisílabas, e incluyen las alusiones eruditas a Lúcifer (o sea Venus), Júpiter (Fortuna Major o Jove) y
Alcmena, además de los nombres grecolatinos de los propios
protagonistas.
Chaucer se aparta del prototipo occitano del alba en un particular significativo: falta el cuarto personaje, el gelos, porque el
amor de Troilus y la viuda Criseyde no es adulterino, y la única
preocupación de ésta es proteger su buen nombre. Como sustituto del frisson de lo prohibido, el poeta se aprovecha discretamente de la sensualidad atribuída tradiciónalmente a las viudas jóvenes.
Con la alternación de registros que vemos en Chaucer contrasta marcadamente el vocabulario «germánico» de dos micro-
7 La única otra obra contemporánea de importancia comparable es el poema anónimo de Sir Gawayn y el Caballero Verde, de fecha incierta (h. 1365), que pertenece a la tradición celta de
los romances del ciclo artúrico y muestra la influencia de Chrétien de Troyes.
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«AL ALBA VENID,
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Y EL TIEMPO
poemas anónimos ingleses que pertenecen a épocas muy diferentes. El primero (que cito de memoria) data obviamente del
siglo pasado, e incluso recuerda, sin duda por pura casualidad,
unos versos del brasileño Lêdo Ivo sobre «esse amor que move
as estrelas / e fecha os amantes num quarto». Sus cuatro dísticos rimados son paradigmáticamente intraducibles, en virtud
de su monosilabismo casi total:
Somewhere, a door that locks;
a room with no clocks.
Stephen Reckert
Day flows into night
(they are out of sight).
Each melts into each
(they are out of reach).
Night flowers into day
(they have found a way).
Una versión castellana podría rezar aproximadamente así:
En alguna parte, una puerta con cerradura,
un cuarto sin reloj.
El día fluye noche adentro
(ellos se pierden de vista).
Se funden uno en otro
(ya están fuera de alcance).
La noche florece hacia el alba
(han encontrado su vía).
De las treinta y siete palabras del original, ninguna es abstracta, sólo dos no son monosílabas, y esas dos —somewhere
e into— se componen de las monosílabas independientes
some, where, in y to. A primera vista se diría tratarse de una
celebración del triunfo del amor, pero nos damos cuenta en
seguida del sentido ambiguo de ese inocente somewhere: en
alguna parte, quizá; pero también, implícitamente, no aquí. Esos
versos son en realidad la transcripción de un sueno: expresan
la añoranza de una felicidad inalcanzable.
El segundo ejemplo es uno de los más conmovedores poemas breves del Siglo de Oro de la poesía inglesa: el siglo de
Shakespeare8, Donne y Marvell; y se encuadra, igual que los versos que acabo de citar, en el subgénero del alba dedicado al
anhelo de una reunión amorosa nocturna de dos amantes que se
encuentran separados por la distancia o el infortunio. Se distingue no solo, como la poesía anterior, por su desnudo monosilabismo, sino por una sucesión de aliteraciones y onomatopeyas:
Westron wynd, when wyll thou blow,
the smalle rayne downe can rayne?
Cryst, yf my love were in my armys,
and I yn my bed agayne!
(Stevens 130)
De esas veintiséis palabras, sólo la primera y la última no son
monosílabas. El significado literal viene a ser, aproximadamente:
Viento del oeste, ¿cuándo has de soplar?
la lluvia menuda, ¿cuándo podrá llover? 9
¡Cristo, si mi amor estuviera en mis brazos,
y yo en mi cama otra vez!
Las cuatro palabras sucesivas del primer verso que empiezan con la semivocal w —westron, wynd, when y wyll— imitan
el silbido del viento, al paso que ou y ow, en thou y blow, traducen sus gemidos (una variante de ese verso empieza O
westron wynd); téngase en cuenta también que wynd, en el
8
No se comenta aquí, por ser universalmente conocida, la escena V del tercer acto de Romeo y Julieta, que también constituye una extensa alba.
9
O posiblemente «para que la lluvia menuda pueda llover».
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Stephen Reckert
siglo XVII, se pronunciaba wined, lo mismo el pretérito del
verbo whine: ‘gemir’. En el segundo verso, la sucesión de
monosílabas entrecortadas rayne downe can rayne evoca el
tamborileo de la lluvia, recordándonos «cómo chove miudiño, /
cómo miudiño chove» en la Galicia de Rosalía Castro. Al movimiento rallentando de los dos primeros versos sucede el
appassionato con moto de los últimos dos. Cryst!, a secas, es
una invocación muchísimo más dramática y angustiosa que su
equivalente castellana aproximada ¡Ay, Jesús!; y la pequeña
conjunción yf que se le sigue tiene toda la fuerza de un apremiante ¡ojalá!.
Con el madrigal Break of Day, del propio John Donne10, volvemos al subtema de la tristeza de los amantes por causa de la
partida al alba:
’Tis true ’tis day: what though it be?
O, wilt thou therefore rise from me?
Why should we rise because ’tis light?
Did we lie downe because ’twas night? [...]
Stay, O sweet, and do not rise!
The light that shines comes from thine eyes;
The day breaks not: it is my heart,
Because that you and I must part [...]
(I, 23)
A pesar de ser del mayor poeta y el representante más erudito de la llamada «escuela metafísica» inglesa, esos versos de
Donne son casi tan austeramente monosílabos como los de las
dos poesías anónimas anteriores: las únicas excepciones, therefore y because, son (como somewhere e into, en el poema
contemporáneo) palabras compuestas, derivadas de otras
monosílabas: there, for, by y cause. Y otra vez la economía verbal del poema dificulta sobremanera una traducción adecuada:
10
Es cierto verdad que es de día, mas ¡que importa?
¿Sólo por eso te quieres levantar y partir de mí?
¿Para qué levantarnos sólo porque ha venido la luz?
¿Fue sólo por ser de noche que nos acostamos?
Quédate, dulce amor; no te levantes:
la luz que brilla viene de tus ojos.
No es el romper del día, es el de mi corazón,
porque debemos separarnos tú y yo.
La mención de Rosalía Castro en el contexto del alba
recuerda inevitablemente unos conocidos versos de Cantares
gallegos, su primer libro en gallego, que empiezan con un dístico de tipo popular: «Cantan os galos pra o día: / érguete, meu
ben, e vaite». Cantares gallegos, observa Xesús Alonso
Montero (40), pretende exaltar la belleza de Galicia y el carácter puro y virtuoso de sus habitantes: «táctica [...] que a veces
conduce a la cautelosa o inconsciente eliminación de ciertos
aspectos reales». Es ésta una manera diplomática de aludir al
tono un tanto empalagoso de algunos cantares como éste, en
que el amigo, después de pasar la noche en la cama con su
amada, revela que se ha contentado con mirarla, «e non con
tanta pureza / ó pe dun ánxel velase», a lo que ella responde
asegurándole de que le quiere «como un santo dos altares»;
pero cuando se atreve, entusiasmado, a pedirle un beso, se lo
niega porque tiene que confesarse, «e moita vergonza fora / ter
un pecado tan grande». Así, acaban por despedirse castamente, aunque no sin un alarde ritual de machismo por parte del
amigo decepcionado:
—Pois confésate, Marica,
que, cando casar nos casen,
non che han de valer, meniña,
nin confesores nin frades.
(56-58)
Los últimos cuatro versos han sido atribuidos también al gran vihuelista y compositor isabelino John Dowland, en cuyo cancionero figuran.
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«AL ALBA VENID,
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La Rosalía que escribió esos versos aun no tenía veinticinco
años: sería injusto exigirle la madurez y la visión desengañada y
a veces sombría de su segundo y último libro en gallego, veinte años más tarde. Follas novas, como dice el maestro Carballo
Calero, se caracteriza por la ausencia de tópicos y de inhibiciones y prejuicios. Es a esta segunda Rosalía, que trae en el
barco de su verso el dolor de Galicia, a quien se dirige Lorca al
adaptar el refrán de su alba en una «Canzón de cuna pra
Rosalía Castro, morta», añadiendo a los motivos ya familiares
del barco, el mar y los gallos la extraña comparación del viento
bramante a una vaca:
¡Érguete, miña amiga,
que xa cantan os galos do día!
¡Érguete, miña amada,
porque o vento muxe, coma unha vaca! […]
Dende Belén a Santiago
un anxo ven en un barco.
Un barco de prata fina
que trai a door de Galicia […].
(223)
El poema de Lorca es de 1935: la fuente de la desconcertante metáfora de la vaca que muge puede encontrarse tal vez
en una poesía de Álvaro Cunqueiro que data de 1932:
Esta é a noite de moer o grau do vento.
Bortela que bortela,
muiñeira.
Esta é a noite de muxir a vaca do vento.
Muxe que muxe,
leiteira.
—Eu teño medo de que o vento perdido
a min e o bortel nos leve consigo!
—Eu teño medo de que o vento irado
me turre na fita que por teu amor traio!
(67)
Tal vez no sea gratuito explicar que un bortel es una criba, y
la fita la cinta mencionada en tantas cantigas de amigo como
típica prenda de amor, con el valor simbólico evidente de objeto
que liga o ata a quien lo lleva. Más misterioso que estos símbolos o que el mugido del viento airado es el grano que el vendaval perdido amenaza llevar consigo junto con la propia amiga; y
otra vez la pista tiene que buscarse en otro poema, ahora un alba
medieval de Roi Páez de Ribela en que también aparece la cinta:
—Maria Genta, Maria Genta da saya cintada,
hu masestes esta noyte ou quen pôs cevada?
(Alva, abríades-m’ alá!)
—Albergámos eu e outra na carreyra,
e rapazes con amores furtan ceveyra.
(Alva, abríades-m’ alá!)
Hu eu maj’ aquesta noyte, ouv’ y gran cêa,
e rapazes con amores furtan avêa.
(Alva, abríades-m’ alá!)
(B1439 / V1049)
Esta ingeniosa cantiga, como la llama Gema Vallín en un
análisis no menos ingenioso (1997: 342-48), se estriba en una
serie de dobles entendidos sexuales: almacenar cebada, robar
cibera y avena, cenar y albergarse en el granero; la investigadora advierte que albergar «adquiere connotaciones obscenas en
algunas cantigas de escarnio». Cito en resumen la «composición de lugar» que propone para esta cantiga: «fue siempre
costumbre pasar la noche junto al grano después de cribarlo,
para evitar su robo. Esta vigilancia […], ante la llegada de los
rapazes […] con la idea de apropiarse del cereal, se convierte
en una noche placentera […]11. El grano es simiente y conoci-
11
Un papel análogo era desempeñado por el tradicional hay-ride norteamericano del siglo XIX y principios del XX, en que después de la recolección del heno los segadores y segadoras
subían al carro que lo transportaba al henil y allí se amadrigaban en él para divertirse hasta altas horas.
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do motivo sexual, con el que juega el trovador en todo el
poema». Gema Vallín concluye por interpretar el enigmático
refrán como «¡Al alba, me abríais (recibías, o albergabas) allá!».
Alva, desde luego, significaría, igual que en la cantiga de Don
Dinís, à alva.
Solo falta recordar que en una sociedad que profesa el ideal
de «la mujer casada, la pierna quebrada y en casa», la molinera
tiene la particularidad no sólo de trabajar durante la noche sino
de recibir una clientela masculina, lo que le da cierto margen de
libertad u oportunidad especial, y, por consiguiente, una fama
equívoca comparable a la de la viuda alegre.
La cinta o fita evocada por Cunqueiro y Páez de Ribela aparece ya en otra alba de Don Dinís cuyo refrán ha sido objeto de
varias interpretaciones diferentes (abrevio los versos paralelos):
— De que morredes, filha, a do corpo velido (o loução)?
— Madre, moiro d’amores que mi deu meu amigo (o amado)
alva e vai liero.
Madre, moiro d’amores que mi deu meu amigo (o amado)
quando vej’ esta cinta que per seu amor cingo (o trago)
alva e vai liero.
E me nembra, fremosa, como falou comigo (o falamos
ambos)
alva e vai liero.
(B567 / V170)
En ambos apógrafos el refrán aparece sólo una vez, después de los dos primeros versos. Desde luego, tratándose de
una fuente manuscrita medieval, no tiene ni puntuación ni acento, de modo que se presta a tres posibles lecturas: «alva, e vai
liero», «alva é, vai liero» y «à alva, e vai liero». Esta ambigüedad
ha dejado indecisos no sólo a los comentadores sino a por lo
menos un poeta moderno. Álvaro Cunqueiro, que emplea el
refrán en dos poemas, uno de 1933 y el otro de 1950, vacila:
en 1933 opta por la segunda interpretación:
Ven e verás como soñan na mar
os laranxos e as illas, si a sirea cantar.
Alba é, vai liero!
(64)
Al volver a citarlo, prefiere no apartarse de los manuscritos:
No bico do galo a i-alba,
alba e vayliero!
(131)
Ahora bien, sólo un folio separa la cantiga «De que morredes, filha?» de «Levantou-s’ a velida» en ambos manuscritos.
Recuérdese el principio de esta última cantiga:
Levantou-s’ a velida,
levantou-s’ alva,
e vai lavar camisas
em o alto:
vai-las lavar alva.
(B569 / V172)
En cada una de las dos ocasiones en que aparece la palabra alva, hay que interpretarla como aplicable simultáneamente a la niña blanca (a alva) que se levanta y va a lavar su ropa
blanca, y a la hora a que realiza las dos acciones (à alva). La
crasis o contracción vocálica de àlva en esta cantiga implica,
pues, la fuerte probabilidad de que también en el refrán de
«De que morredes, filha?» habrá que reconocer la misma crasis y entender el significado como «al amanecer, y va ligero».
Esa probabilidad se convierte en certeza cuando comprobamos que cada repetición de la palabra alva está ligada gramaticalmente a la frase que la precede: el amigo (o amado) «dio
amores» —es decir, chagrin d’amour— a la amiga à alva, despidiéndose de ella; ella ciñe (o viste) su cinta à alva; él habla
con ella (o hablan ambos) à alva. Mientras tanto, él «va ligero»,
partiendo rápido y airoso para el gran mundo masculino de la
acción y la aventura; y al mismo tiempo vislumbramos el fugitivo brillo blanco de las velas del barco que le lleva hacia fuera.
¿Volverá pronto, triunfante y amigo del rey, para llevársela a
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«AL ALBA VENID,
BUEN AMIGO»
ITINERARIO
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ella, quién sabe si a mirar las torres de Jaén? 12 ¿O será que
otra amiga le detiene?
También el dístico popular aprovechado por Rosalía Castro
y, a su vez, por García Lorca, ha sido recordado en una bella
«Canzón de albada» de otro poeta moderno, el orensano
Eduardo Blanco-Amor, que la publicó un año antes de la
«Canzón de cuna» de Lorca. Citaré tan sólo unos pocos versos
en los que oímos la voz desolada de la mujer que espera en
vano la llegada del amigo:
Cantan os galos pra o día
¡meu amor! […]
Mal sabe amor porque alerta
o meu corazón me teña,
que esperando estou que veña
para dármelle desperta.
¿Quén te me demora? ¿A noite […]?
Ay amante,
toda a noitiña a agardarte […].
(51)
Una poesía enigmática de Cunqueiro reúne los familiares motivos del viento, el mar y el barco, pero sólo para despedirse del
venerable topos poético del alba. Es la última poesía de su último
libro de verso, pues en los treinta años que le quedaban de vida
se dedicó casi exclusivamente a la prosa. Con esa despedida el
alba se transforma, a la luz fría de la luna13, en nocturno:
Agora trobo o vento e máila lúa fría,
non o cervo do monte que a ágoa volvía.
Agora trobo o mare e máila nao veleira,
non a amiga que canta só da abelaneira.
Agora trobo a lúa e máilo vento irado,
non o cervo do monte, meu amigo pasado.
Agora trobo a nao e máila mar maior
e non aquela amiga, miña branca señor.
(132)
Pero ¿será éste en realidad el último adiós a la amiga alba?
Al fin de tantos siglos, cabía dudarlo; y en efecto no falta quien
mantenga vivo aún hoy el venerable tema, si bien de manera
nueva. Terminaré con dos albas del poeta minimalista barcelonés Ramon Dachs, que además del catalán (y el castellano) cultiva también el gallego. Llibre d’Amiga, aun en su vestidura
catalana, no es menos gallego en espíritu, y lanza por encima
de la «cuña castellana» lingüística de Rafael Lapesa un puente
aéreo que une los dos lados opuestos de la Península. Un
ejemplo es la siguiente alba, que incorpora una frase notoriamente enigmática de la cantiga de amigo de Pedro Eanes Solaz
«Eu velida non dormia, […] edoy lelia doura»14. En el rifacimento de Dachs (1998: 36) es el amigo quien habla, contando
cómo la velida insomne y amorosa le recibía (o «albergaba»)
con satisfacción mutua:
12
Compárese la cantiga de Pay Gomes de Charinho (B 843 / V 429) en que la amiga ruega a Santiago: «Vós mi adugades o meu amigo! / Sobre mar vem quem frores d’amor tem: / mirarei, madre, as torres de Geén!».
13
Es un hecho curioso (y talvez sintomático de esa transformación) que la luna, si no me engaño, no aparece una sola vez en todo el cancionero de amigo.
14
Después de casi un siglo de tentativas de solución, el misterio de este refrán, «the most famous textual crux in the corpus of 500 cantigas d’amigo and […] the most difficult and elusive
one to solve», como dice Rip Cohen, ha sido aclarado definitivamente en un artículo importante de Cohen y Federico Corriente (2002). Lelia doura, los autores explican, es árabe, siendo lelia
una transcripción de leia (con yeísmo típicamente andaluz), que significa «a mí» o «para mí»; y doura representa el árabe andalusí ddáwra, «turno». Lelia doura (o sea leia ddáwra) significa por
tanto «me toca a mí». En cuanto a edoy, para Cohen y Corriente se trataría de una frase no árabe sino mozárabe, representando et [h]oy, con la característica sonorización de la sorda intervocálica t. Por una curiosa casualidad, Dachs, que en 1998 desconocía por fuerza el artículo entonces inédito, ha empleado lelia doura en un contexto singularmente apropiado: en la cantiga
de Solaz era la amiga quien hablaba, y hoy le toca al amigo.
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«AL ALBA VENID,
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Meua amiga no dormia,
lelia doura, i em volia.
No dormia i em rebia,
lelia doura, i em tenia.
«ele assume / a pele dela, que ela empresta […], e tudo acaba
confundido, / nudez comum, sem mais fronteira».
No: decididamente, aún no hay que temer, después de su travesía milenaria del cielo de la poesía mundial, el ocaso del alba.16
Sin ofrecerse como un haiku (quizá por razones métricas15),
la otra alba de Dachs, incluida en sus Poemes mínims, comparte con ese género la característica esencial de sugerir en vez
de afirmar. Los significantes del haiku son como aquel otro producto de la miniaturización típicamente japonesa, la bolita
minúscula de papel que al ser introducida en un vaso de agua
se expande hasta transformarse en flor. De la misma manera el
micropoema, cuyas dimensiones reducidas no le permiten
explicitar su significado, tiene que dejarlo brotar libre e intuitivamente dentro de la imaginación, y aun al arbitrio, de quien lee.
Así, por ejemplo:
diàfan
vertigen
androgin
a l’alba
Podemos preguntarnos si la diafanidad que se evoca es propia de la luz matinal o de la ropa ligera de la amiga o de su cutis
finísimo, y si el vértigo es emocional u orgásmico o las dos cosas
al mismo tiempo. Y ¿de quién es la androginia, y por qué exactamente a l’alba? La respuesta podría encontrarse tal vez en el
alba inglesa citada antes, donde los dos amantes se funden uno
en otro a la luz tenue del amanecer, perdiéndose de vista, o bien
en el bello poema de João Cabral (243-44), «Escrito com o
corpo», en que la piel del amante se va disolviendo hasta que
15 Los tres versos del haiku clásico obedecen al esquema silábico 5-7-5, pero existen ejemplos antiguos de 6-8-5, 5-10-5 y 10-7-5, y la modalidad contemporánea es aun más libre (cfr.
Satô, xi-xv, para ejemplos con 10 a 25 sílabas).
16 Agradezco a Nicolás Extremera su amable invitación para presentar una versión preliminar de este texto en las V Jornadas de Cultura Gallega de la Universidad de Granada en octubre de
2002, y a María Xesús Bugarín López el regalo de un ejemplar de la Obra poética de Álvaro Cunqueiro que me introdujo a su obra.
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OBRAS CITADAS
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Y EL TIEMPO
Stephen Reckert
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1907).
B = CANCIONEIRO DA BIBLIOTECA NACIONAL (facsímil, Imprensa
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B LANCO-AMOR, Eduardo, 1956. Cancionero (Buenos Aires:
Galicia).
B LYTH, R. H., 1957. Haiku (Tokio: Hokuseido), III.
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(Lisboa: Portugália).
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Carballo Calero (Madrid: Cátedra).
CHAUCER, Geoffrey, 1957. Works, ed. F. N. Robinson
(Londres: Oxford University Press).
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Revisited», La Corónica, 31.1.
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Galaxia), I.
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HATTO, Arthur T., 1965. Eos: An Enquiry into the Theme of
Lovers’ Meetings and Partings at Dawn in Poetry
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MYS = MAN’YÔSHÛ, 1965. (Nueva York: Nippon Gakujutsu
Shinkôkai).
PV = PERGAMINHO VINDEL (facsímil en Manuel Pedro Ferreira,
O Som de Martim Codax, Imprensa Nacional: Lisboa,
1986).
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Elder Lecture, 8 (Londres: Queen Mary & Westfield
College).
—, 2001. Más allá de las neblinas de noviembre
(Madrid: Gredos).
— y Helder Macedo, 1996. Do Cancioneiro de Amigo
(Lisboa: Assírio e Alvim).
SATÔ, Hiroaki, 2002. Santoka: Grass and Tree Cairn, ed. y
trad. (Winchester, Virginia: Red Moon Press).
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TAVANI, Giuseppe, 1967. Repertorio metrico della lirica galegoportoghese (Roma: Ateneo).
V = CANCIONEIRO PORTUGUÊS DA BIBLIOTECA VATICANA
(facsímil, Távola Redonda: Lisboa, 1973).
VALLÍN, Gema, 1997. «Variaciones sobre el alba: a propósito
de algunas cantigas gallego-portuguesas», en O Mar
das Cantigas (Santiago de Compostela: Xunta de
Galicia).
—, 1999. «Cantigas de Amigo», en A. García Patiño:
Cantigas de Amigo: Texto y Notas de Gema Vallín
(Barcelona: Moleiro).
MARESIA
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
Universidad del Estado de Rio de Janeiro
Universidad Federal de Rio de Janeiro
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
Desde 1968, año en que impartía enseñanzas en la
Universidad de Colonia, esto es, desde hace más de tres décadas, he venido estudiando la lírica de Camoens y sus grandes
problemas textuales y de autoría. En lo que a la crítica de autoría se refiere, he revisado críticamente los estudios anteriores
de Emmanuel Pereira Filho (EPF), fallecido precisamente en
ese año de 1968. En lo que a la crítica textual propiamente
dicha se refiere, asunto que EPF no tuvo físicamente tiempo de
estudiar, toda la metodología fue propuesta por mí, estableciendo los textos a la luz de la tradición manuscrita, directamente
confrontada con la doble ramificación de la tradición impresa,
según se puede verificar en una edición mía que está siendo
publicada por la Imprensa Nacional-Casa da Moeda, de Lisboa,
con ocho libros ya publicados.
Para comprender mejor el problema, conviene observar
que a lo largo de más de cinco siglos le fueron atribuidos al
Poeta más de setecientos textos, formándose un inmenso universo lírico, confuso y heterogéneo. Se imponía portanto la
definición preliminar de un corpus unitario y homogéneo dentro de ese vasto universo lírico de textos bien o mal atribuidos
al vate lusitano. Para eso, partiendo de estudios anteriores de
EPF, establecí el criterio del doble testimonio indiscutido del
siglo XVI, aplicado objetivamente a todos los textos, para
lograr el pretendido corpus minimum, con 133 textos. En lo
que al corpus addititium se refiere, está formado por los textos de la autoría de Camoens que tienen un testimonio indiscutido del siglo XVI, de lo que resulta un total de 113 poemas.
Hay todavía un corpus possibile, constituido por textos que, a
la luz de la crítica erudita, presentan, por oposición a la autoría poco consistente, alguna posibilidad de ser de Camoens,
con un total de 10 poemas. Así pues, se trata de un total de
256 piezas líricas. Lo que queda fuera de eso, pertenece,
clara y comprobadamente, a un corpus alienum, indebidamente incluido en el universo lírico de Camoens. Todo eso será
visto minuciosamente a continuación, después de una breve e
indispensable digresión histórica.
En efecto, nueve años antes de la publicación de Os
Lusíadas (1572), en los Colóquios dos simples e drogas e cousas medicinais da Índia (1563), de Garcia d`Orta, fue publicado el primer texto impreso de Camoens: «Ode ao Conde do
Redondo», D. Francisco Coutinho, Vice-Rei da Índia. Todavía en
vida del autor, cuatro años antes de la publicación de Os
Lusíadas (1576) y cuatro años antes de la muerte del poeta
(1580), otros dos textos fueron impresos y publicados: un soneto, dedicado a D. Leonis Pereira, y una composición en tercetos
(terza rima italiana), también dedicada a D. Leonis Pereira,
ambos en la História da Província Santa Cruz, de Pero de
Magalhães de Gåndavo, en el año de 1576. Y ningún otro texto
lírico de la autoría de Camoens se imprimió en vida del poeta.
A finales del siglo XVI, la gloria creciente de Os Lusíadas
atrajo el interés de los editores por la obra lírica del poeta, que
andaba dispersa por los cancioneros (manuscritos apógrafos).
De esa tarea, según informó más tarde Domingos Fernandes,
en la edición de las Rimas de 1616, se ocupó el poeta y licenciado Fernão Rodrigues Lobo Soropita, publicándose entonces
póstumamente la editio princeps de las Rhythmas (1595), a
costa de Estevão Lopes, mercader de libros, quince años después de la muerte de Camoens. Tres años después, en 1598 con pretensiones de corrección y con adición de nuevos poemas, todos extraídos del llamado Manuscrito Adjunto (MA) a un
ejemplar de las Rhythmas (Appendix Rhythmarum), hoy perteneciente a la Biblioteca Nacional de Lisboa y del cual el profesor brasileño Emmanuel Pereira Filho nos dejó una excelente
edición diplomático-interpretativa, con el título de Rimas de
Camões (Rio de Janeiro, INL, 1974), -fue publicada la segunda
edición de las Rimas, ahora con ortografía actualizada en el título: Rimas y no Rhythmas. Según se cree, el llamado Appendix
Rhythmarum, como manuscrito apógrafo, fue preparado entre
MARESIA
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
los años 1595 y 1598, exactamente con la finalidad de incluir
nuevos poemas en la segunda edición de las Rimas. Y eso es
todo lo relativo a los textos líricos de Camoens, impresos y
publicados en el siglo XVI.
En el siglo XVII, exactamente en 1607, con dos tiradas
(Quinas y Esfera Armilar), Domingos Fernandes sólo reeditó los
textos de la edición de 1598 (RI), en homenaje a la Universidad
de Coimbra. En 1614, el mismo Domingos Fernandes reprodujo las dos ediciones del siglo XVI (Rhythmas, 1595) y (Rimas,
1598), mencionadas aquí con las abreviaturas RH y RI, respectivamente. En 1616, aparece la segunda parte de las Rimas,
también editada por Domingos Fernandes, aunque, como las
anteriores, sin ningún criterio de tipo ecdótico aceptable.
Además de eso, aquí comienza la penetración abusiva de textos apócrifos o falsos en el universo lírico de Camoens. En ella
se reproduce el prólogo de la edición de 1595 (RH), atribuido
a Surrupita (Fernão Rodrigues Lobo Soropita). En 1645, nueva
edición de las Rimas, primera parte; fue publicada, incluyendo
en ella, por primera vez, el auto-comedia El-Rei Seleuco, con
varios y arbitrarios «perfeccionamientos» textuales. En 1663, la
edición de las Rimas de Luís de Camões, primera parte, acoge
un soneto inédito (Doce contentamento já passado), aunque
sin ninguna garantía de autoría camoniana. En 1666, nuevamente, aparecen las Rimas de Luís de Camões, reproduciendo los textos antes editados por Domingos Fernandes, bajo la
responsabilidad de João Franco Barreto. La llamada segunda
parte, que repite los textos de 1616, también de Domingos
Fernandes, solo aparecerá en 1669. Entre una y otra, con fecha
de 1668, fue impresa y publicada la llamada tercera parte, por
António Álvares da Cunha, quien recurrió a manuscritos dejados por Manuel de Faria e Sousa, entre otras fuentes. En 1685,
las Rimas várias de Luís de Camões, organizadas por Manuel
de Faria e Sousa (FS), fueron publicadas en más de un tomo.
En el primero y en el segundo, fueron impresas la primera, la
segunda y la tercera centurias de sonetos. En el tercero, cuarto y quinto, segunda parte, fueron impresas las canciones, las
odas y las sextinas en el tercer tomo; las elegías y las octavas
en el cuarto tomo; y las primeras ocho églogas en el quinto
tomo. La edición dejó de publicar siete églogas que FS también atribuía a Camoens, dejando también sin imprimir las
Redondillas y los Autos. Los cuadernos inéditos de FS fueron
aprovechados más tarde por el padre Tomás José de Aquino,
en el siglo XVIII y por el Visconde de Juromenha, en el siglo XIX.
La edición de FS es muy importante por los comentarios que
hace a los versos, con muchas y preciosas informaciones relativas a la tradición indirecta de los textos, además de una crítica de fuentes bien desarrollada. Pero, desde el punto de vista
de la crítica textual propiamente dicha, deja mucho que desear,
por dos razones: amplía abusivamente el universo lírico de
Camoens, sin ningún criterio aceptable y objetivo de crítica de
autoría, e interfiere en los textos con la buena (aunque desastrosa) intención de «perfeccionarlos». En 1779-80, aparece la
edición preparada por el padre Tomás José de Aquino, en cuatro volúmenes, con base textual en Faria e Sousa, sin olvidar las
siete églogas encontradas en los cuadernos del famoso escritor del siglo XVII, pero casi todas de la autoría de Diogo
Bernardes. La observación crítica ya hecha a FS, por consiguiente, se aplica aquí en su totalidad. En 1834, los editores
J.V. Barreto Feio y J.G. Monteiro publicaron As obras completas de Luís de Camões, correctas e emendadas, en tres volúmenes. La edición reproduce los textos antes publicados por el
padre José Tomás de Aquino, con notas y una biografía de
Camoens. En 1860, aparecerá la conocida edición del
Visconde de Juromenha, en seis volúmenes y un pequeño folleto. Además de las Redondillas no editadas por FS, la obra
incluyó numerosos textos apócrifos o falsos, sin ningún criterio
aceptable de crítica de autoría. Así, en el siglo XIX, el Visconde
de Juromenha, recurriendo a varios cancioneros manuscritos,
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
dio continuidad al trabajo de FS, ampliando increíblemente el
universo lírico (ya bastante confuso) de Camoens. En 1873-74,
Teófilo Braga publicó las Obras completas de Luís de Camões,
ampliando aún más el heterogéneo universo lírico atribuido al
poeta. En 1880, nuevamente Teófilo Braga, en el llamado
Parnaso de Luís de Camões, edición consagrada a las conmemoraciones del tercer centenario de la muerte del poeta, incluyó nuevos textos apócrifos o falsos en la lírica de Camoens. Por
otra parte, el título de la edición es perturbador, pues ella nada
tiene que ver con el Parnaso, a que se refiere Diogo do Couto,
en la Década VIII, de Asia. En 1880-85, aparece la edición
Sämmtliche Gedichte. Zum ersten Male deitsch von Wilhelm
Storck [...]. Edição bilingüe, en seis volúmenes, con la publicación de la llamada obra completa de Camoens y con la traducción de los textos al alemán, con preciosas observaciones críticas. Entre 1923-35, Agostinho de Campos publicó su
Camões lírico-antologia portuguesa, con base únicamente en
la tradición impresa, pero ya con visible preocupación frente a
los graves problemas de crítica de autoría y de crítica textual en
la lírica camoniana. En 1932, apareció la edición preparada por
José Maria Rodrigues y Afonso Lopes Vieira, eliminando nada
menos que 248 textos apócrifos que, arbitrariamente, habían
penetrado en el universo lírico del Poeta. En ese sentido,
ambos editores utilizaron ampliamente los estudios anteriores
de Wilhelm Storck y Carolina Michaëlis de Vasconcelos. Pero
solo dieron importancia al problema de autoría, pues, en lo que
se refiere al problema textual, solo reprodujeron pasivamente
los textos «perfeccionados» por FS. En 1944, apareció la edición del profesor A.J. da Costa Pimpão, quien publicó Rimas,
autos e cartas, obra más tarde reeditada con el título de Rimas,
en 1953, por orden de la Universidad de Coimbra, y en 1973
por la editorial Atlântica. Sin duda la edición da principio a la
revisión crítica de los texos atribuidos a Camoens por una larga
tradición impresa, pero sin traer a colación de una forma metó-
dica y sistemática los manuscritos de la época. Pimpão se basó
sobre todo en las dos ediciones del siglo XVI (RH y RI), en la
edición de 1616 y en la edición de 1668, con radical oposición
a FS. En 1946-47, el profesor Hernâni Cidade, en la Colección
Sá da Costa, de Lisboa, publicó las Obras completas de Luís
de Camões. El respetable editor recurrió, como A.J. da Costa
Pimpão, a las mismas fuentes, pero también se quedó en la tradición impresa y no trajo a colación los manuscritos de la
época. Fue más condescendiente que Costa Pimpão con la
obra de FS. En 1963, António Salgado Jr. publicó la Obra completa de Luís de Camões. Partiendo de la observación de que
«el criterio del doctor Hernâni Cidade debe haber dado entrada a muchos apócrifos, y que el doctor Costa Pimpão debe
haber excluido algo auténtico», como se lee en la página LXXV
de la obra, el editor siguió un criterio ecléctico, valiéndose también de trabajos anteriores de Agostinho de Campos, además
de los ya citados anteriormente Costa Pimpão y Hernâni
Cidade. Constituye la primera parte de las Rimas con los textos de RH y RI, dejando para la segunda parte los poemas aparecidos desde el siglo XVII en adelante, siempre que hubieran
sido contemplados, al menos una vez, por los editores arriba
indicados. Con dicho criterio añadió muy poco a las investigaciones anteriores, basándose únicamente en la tradición impresa y sin traer a la indispensable colación los manuscritos de la
época. Además de eso, como en las ediciones precedentes, es
muy discutible el método usado para la fijación de los textos,
ya que apenas parte de cualquier edición en que ellos hayan
sido impresos por primera vez. Así, edita los textos «en la versión en que fueron presentados por el primer editor que los
encontró y publicó», como se lee en la página 17 de la obra. En
1980, la profesora Cleonice Berardinelli, notable lusitanista,
publicó el libro Sonetos de Camões (corpus dos sonetos
camonianos), en el cuarto centenario de la muerte de
Camoens, por el Centro Cultural Português de la Fundação
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
Calouste Gulbenkian, de París, en colaboración con la
Fundação Casa Rui Barbosa, de Rio de Janeiro. La obra recoge, eruditamente, todos los sonetos publicados hasta la fecha,
al menos una vez, en cualquier lugar, en nombre de Camoens,
con un total de 400 textos, número superior al que se encuentra en las ediciones del Visconde de Juromenha y de Teófilo
Braga. En rigor no se trata de un corpus, donde habría que presuponer homogeneidad, sino de un vasto universo lírico heterógeneo de textos atribuidos al Poeta, por lo menos una vez y
en algún lugar, a lo largo de varios siglos. Dentro de ese inmenso conjunto, intenta definir un subconjunto aceptable, en función de los comentarios que hace sobre problemas de autoría, en general con rigor y loable erudición, pero sin establecer
un criterio objetivo de crítica de autoría. Luego, para la fijación
de los textos, toma como base -y eso ya había sido hecho por
António Salgado Jr.- el soneto en su primera publicación, antes
de los siglos XIX y XX, con minucioso registro de variantes
encontradas en la doble vertiente de las tradiciones impresa y
manuscrita. En tales condiciones, consideró como texto base,
además de los que habían aparecido en RH y RI, los sonetos
publicados por Domingos Fernandes, Álvares da Cunha y Faria
e Sosa. En síntesis, sin desconocer el ingente esfuerzo de la
investigación y el mérito innegable de la obra, sobre todo en lo
que se refiere a la cuidadosa investigación de fuentes manuscritas e impresas, no se propone un criterio (por discutible que
fuese) para el problema de la crítica de autoría, ni hay un procedimiento de fijación de textos, sobre todo en lo que a la
selectio y crítica de variantes se refiere.
En 1980-81, Maria de Lourdes Saraiva, en la Imprensa
Nacional-Casa da Moeda, de Lisboa, publicó su Lírica
Completa, con la preocupación, presente en varios editores, de
lograr la llamada «lírica completa», como si eso fuese posible. La
base editorial es, más o menos, la misma seguida por Cleonice
Berardinelli, pero sin el aparato erudito de la editora brasileña,
aunque el libro sea muy rico en notas y comentarios informativos de buena procedencia. La separación de los textos considerados auténticos, aunque eso se haga con mucha generosidad, de aquellos que son tenidos por apócrifos o falsos, ya
representa un intento muy loable en el sentido de tratar de delimitar un probable corpus de autoría camoniana indiscutida.
Como se deduce de lo que anteriormente ha sido ampliamente expuesto, podemos dividir en tres fases el análisis de criterios metodológicos aplicados al problema de la lírica de
Camoens, sin duda el mayor problema ecdótico de la literatura
portuguesa de todos los tiempos: la fase inicial, la intermedia y
la contemporánea.
La fase inicial, además de los tres poemas impresos y publicados en vida de Camoens antes referidos, incluye las dos ediciones del siglo XVI (RH y RI), todo en el siglo XVI. La fase
siguiente es la intermedia, que va desde el siglo XVII al siglo
XIX, incorporando dos ramificaciones de la tradición impresa
no siempre concordantes: la primera procede de RH y RI,
especialmente de la última, y la segunda de FS. Esta fase duró
varios siglos, echando profundas raíces, razón por la cual algunos editores, en plenos siglos XX y XXI, áun se prenden a ella,
publicando los textos sólo a la luz de la tradición impresa y dilatando abusivamente el universo lírico atribuido al Poeta.
Finalmente la fase contemporánea, de algún modo precedida
por la Antologia portuguesa, organizada por Agostinho de
Campos, comienza, en lo referente a la crítica de autoría, con la
edición de José Maria Rodrigues y Afonso Lopes Vieira, en
1932, y llega hasta la edición de la Lírica completa, de Maria de
Lurdes Saraiva, en 1980-81. De manera general, esta fase se
caracterizaba por un mayor cuidado en lo relativo a los problemas de autoría, aunque con criterios todavía un tanto subjetivos, y por el establecimiento de los textos en función de la
doble tradición impresa, la que procede de RI y la que procede de FS, sobre todo de la primera, pero sin traer a colación
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
sistemáticamente los manuscritos de la época y tomando como
base el texto impreso por primera vez, lo cual es ecdóticamente inaceptable en nuestros días.
En cuanto a la primera fase, los tres poemas editados en
vida de Camoens, muy probablemente no fueron sometidos a
la revisión del Poeta. En efecto, la «Ode ao Conde do
Redondo», impresa en Goa, en los Colóquios dos simples e
drogas e cousas medicinais da Índia, de Garcia d’Orta, en
1563, ni siquiera fue entregada al impresor principal de la
casa editora, sino a un sustituto suyo, explicándose así los
errores de revisión que contiene. Los «Tercetos» y el «Soneto»,
ambos dedicados a D. Leonis Pereira y estampados en la
História da Província Santa Cruz, de Pêro de Magalhães de
Gândavo, en 1576, no presentan discrepancias mayores en
relación con la tradición manuscrita, siendo quizá posible
admitir aquí la hipótesis de que el poeta habría revisado la
pruebas tipográficas, o habría sido consultado sobre las
dudas existentes en su manuscrito, pues el libro fue impreso
en Lisboa, con él presente. Todavía en la primera fase, las dos
ediciones del quinientos (RH y RI), ambas de publicación póstuma, no partieron de autógrafos del poeta. En realidad, las
fuentes que utilizó el editor de RH, muy lejos de ser autógrafas, fueron los «libros de mano» o cancioneros apógrafos, en
general misceláneos, de la época. Eso mismo es lo que se
deduce del prólogo de la editio princeps, que llegó a recoger
textos de la del Cancionero General, de Garcia de Resende
(escritos antes del nacimiento del Poeta), además de composiciones de la autoría de Diogo Bernardes. Por otra parte, la
disputa Camoens/Bernardes, desde la edición de 1595 y a
través de los siglos, ha sido una constante en la lírica camoniana. Otros poemas presentes en RH son atribuidos a Vasco
Mousinho de Quevedo (o de Castel Branco), a Francisco de
Andrade, a Garcia de Resende y a João Pereira Pinheiro, mostrando todo esto la fragilidad o inconsistencia de los criterios
de atribución de autoría adoptados entonces. En lo que a la
fijación de los textos se refiere, pese a las intenciones de fidelidad declaradas en el prólogo, el editor debe haber llevado
muy lejos el concepto de lapsus calami, pues hace «correcciones» donde la tradición manuscrita demuestra que no hay error
de ningún tipo, sino sólo la existencia de lectio difficilior, en
general de naturaleza lingüística o métrica, responsable de la
banalización o trivialización posterior de muchos versos. Se
torna, en consecuencia, muy discutible (extremadamente discutible, incluso) la credibilidad que hasta hoy le ha sido atribuida a la editio princeps, como si su editor hubiese tenido cualificación filológica suficiente para empresa de tanta complejidad. Por otra parte, en el mismo caso se encuentra la segunda edición de la Rimas (1598), a pesar de sus propósitos
correctores. Realmente, el editor de RI revisó el problema de
autoría en RH, enmendó muchos versos y eliminó textos enteros, procediendo de idéntico modo en relación a los poemas
sacados de MA, con numerosas enmiendas que revelan incapacidad filológica, pues intefieren en los textos de modo completamente arbitrario. Todo eso, claro está, compromete la fijación de los textos hecha en RI. Por tanto, la fase inicial, situada en el mismo siglo XVI, no es digna de la fe que los editores
modernos le han concedido.
La fase intermedia es aun más grave. Comienza con las ediciones de Domingos Fernandes, sobre todo la de 1616, ya que
abre sus puertas a la penetración de textos apócrifos, y ocurre
lo mismo, e incluso se intensifica, en las ediciones de João
Franco Barreto (1666-1669); Álvares da Cunha (1668);
Manuel de Faria e Sousa (1685), aquí de forma realmente
impresionante; Tomás José de Aquino (1779-1780), continuador de los procesos adoptados por FS, ahora en el siglo XVIII;
Visconde de Juromenha (1860-69), con nuevos e increíbles
añadidos; y Teófilo Braga (1880). Con los dos últimos editores,
ahora en el siglo XIX, se instauró un verdadero caos en el uni-
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
verso lírico atribuido a Camoens, sin rigor alguno de crítica textual para la fijación de los textos y sin ningún criterio aceptable
de crítica de autoría.
Finalmente la fase contemporánea, precedida por la Antologia
Portuguesa, organizada por Agostinho de Campos (1923-35),
aunque realmente iniciada con la edición de José Maria
Rodrigues y Afonso Lopes Vieira (1932), que ya expurga 248 textos indebidamente atribuidos al Poeta, se preocupó mucho más
del problema de autoría que del problema textual propiamente
dicho, pues, en lo referente al último aspecto, apenas si reprodujo, pasivamente, los textos fijados por FS. Inmediatamente, dándole poca importancia a los manuscritos de la época, que no fueron trabajados de modo metódico ni sistemático, surgen las
importantes ediciones de A. J. da Costa Pimpão (1944, con reediciones en 1953 y 1973) y de Hernâni Cidade (1946, con varias
reediciones posteriores), que son las mejores con depuración
textual a la luz de la tradición impresa, ya que no trajeron sistemáticamente a colación los manuscritos ya conocidos de la época.
António Salgado Jr., después de eso, adoptó una especie de criterio ecléctico, en su edición de 1963, útil desde varios puntos
de vista, pero sin ninguna renovación metodológica importante.
Además, en ese aspecto de renovación metodológica, la edición
parcial (solo los sonetos), de Cleonice Berardinelli, publicada en
1980, y la llamada edición completa de Maria de Lurdes Saraiva,
publicada en 1980-81, ambas muy importantes por el aprovechamiento de estudios anteriores, no llegan a innovar metodológicamente, ya que, en general, dejan de presentar un criterio
objetivo para el análisis riguroso de la cuestión de autoría y depuran los textos con predominio de la tradición impresa sobre la tradición manuscrita. Por consiguiente, desde el punto de vista de
la elaboración de nuevos criterios o de una nueva metodología,
se impone el conocimiento y el análisis de la obra del profesor
brasileño Emmanuel Pereira Filho, prematuramente fallecido el
31 de enero de 1968. Y eso es lo que haremos a continuación.
Partiendo de la evidencia de que hasta hoy nadie ha conseguido establecer el canon de la lírica camoniana, habiendo naufragado en ese sentido las mejores intenciones a lo largo de
varios siglos, el recordado camonista brasileño propuso la teoría del canon mínimo, como base realmente sólida para futuras
discusiones de crítica de autoría y de crítica textual. Con eso
queremos decir que el canon mínimo no pretende agotar los
graves problemas relacionados con la lírica de Camoens, porque se trata solamente de su punto de partida, con nuevos criterios y nuevas bases metodológicas, divididas éstas últimas en
dos etapas fundamentales de trabajo. La primera etapa, como
se ve en el libro As Rimas de Camões (1974), de publicación
póstuma, y donde se incluye la pionera comunicación presentada por EPF al I Simpósio de Língua e de Literatura
Portuguesa (1967), con Actas publicadas por nosotros en
1968. Esta comunicación está dirigida hacia la crítica de autoría o hacia la construcción de un Índice básico de autoria, pretendiendo la constitución de un corpus mínimum, realmente fiable e indiscutido. Tal corpus fue delimitado con extremo rigor,
dentro del vasto y hetereogéneo universo lírico atribuido al
poeta a lo largo de muchos siglos. Para eso formuló el criterio
del triple testimonio del quinientos indiscutido, en función del
cual un texto lírico, para ser atribuido a Camoens, debería atender a tres exigencias preliminares:a) Testimonio del siglo XVI, b)
Un mínimo de tres testimonios procedentes de las tradiciones
manuscrita e impresa de la época o incluso de épocas posteriores, siempre que el documento remitiese el texto a otro documento del siglo XVI, de donde procediera, y c) Incolumidad de
los testimonios, o sea, testimonios indiscutidos, porque no presenten ninguna divergencia no gratuita de atribución de autoría
ni ningún rechazo fundamentado por la crítica erudita. Con tal
criterio, extremadamente objetivo, se puede considerar concluida la larga fase de atribución subjetiva de textos líricos a
Camoens. A continuación, poniendo en práctica el nuevo crite-
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
rio, en una experiencia todavía inaugural, pionera y por tanto
provisional, EPF reunió cuatro documentos manuscritos y cuatro documentos impresos, dando comienzo a la abrumadora
investigación. Como textos manuscritos, recogió el inequívoco
testimonio del Ms. b - IV - 28, de la Biblioteca del Monasterio
de San Lorenzo del Escorial, donde se encuentra la primitiva
versión de la História da Província Santa Cruz, de Pero de
Magalhães de Gândavo, con los ya mencionados «Soneto» y
«Tercetos» dedicados a D. Leonis Pereira; el Manuscrito
Adjunto (MA) a un ejemplar de las Rhythmas (1595), perteneciente a la Biblioteca Nacional de Lisboa, con manifiesta declaración de autoría camoniana para sus textos, razón por la que
fueron incorporados a la segunda edición de las Rimas (1598),
habiendo sido hecho precisamente para esa finalidad; el
Cancioneiro de Luís de Franco Corrêa, importante códice
manuscrito comenzado en la India a 15 de enero de 1557, con
el Poeta vivo, y terminado en Lisboa, en 1589, ocho años después de la muerte de Camoens; y el Índice del Cancioneiro do
Padre Pedro Ribeiro (PR), publicado por Carolina Michaëlis de
Vasconcelos, documento tardío de finales del siglo XVII, pero
que remite a un importante códice de siglo XVI, hoy perdido,
fechado en 1577, cuando el Poeta aún vivía. Como textos
impresos, además de la «Ode ao Conde do Redondo», publicada con el Poeta vivo (1563, como vimos antes), y del «Soneto»
y los «Tercetos» dedicados a D. Leonis Pereira, también publicados en vida del Poeta, tuvo en cuenta, aunque con cautelas,
las atribuciones de autoría de las dos ediciones del siglo XVI
(RH y RI) la primera de 1595 y la segunda de 1598. Partiendo
de esas ocho fuentes, cuatro manuscritas y cuatro impresas,
EPF puso en práctica el criterio del triple testimonio del quinientos indiscutido, antes explicado, para concluir que, salvo
prueba en contrario, ya podrían ser atribuidos a Camoens 65
textos líricos, constituyendo así su Índice básico de autoría
camoniana, aunque en términos provisonales que deberían ser
revisados en función de investigaciones documentales posteriores. Entre esos 65 textos, relacionó: 37 sonetos, 9 canciones, 2 odas, 1 sextina, 2 octavas, 5 églogas y cuatro composiciones en versos de redondilla. Era el paso inicial (nunca definitivo) para establecer un corpus realmente fiable y que está
lejos de confundirse con un Índice canónico o Canon máximo,
como él mismo se empeñó en acentuar, pues nuevas investigaciones o hallazgos de nuevos documentos podrían incluir otros
textos en la relación presentada, o, incluso, excluir alguno o
algunos por divergencia de atribución de autoría que pudiese
ser encontrada en códices que él no pudo consultar. A eso
añade: «Son 65 textos, distribuidos en 8 géneros diferentes,
con un total de 5.599 versos y que, tanto en calidad como en
cantidad, serían suficientes para consagrar a su autor como
igual a Camoens.» (As Rimas de Camões, pp. 277-278). En
seguida, previendo incomprensiones de la crítica tradicional y
acomodada, que todavía hoy perdura, aclaró:
Es evidente que tal programa de trabajo exige antes que
nada un completo desarraigo de ciertas tradiciones, que
incluso están arraigadas en nuestra propia sensibilidad.
Habrá poemas cuya no inclusión en este Índice entrará en
evidente conflicto con predilecciones personales y colectivas. Es pues necesario tener presente que ese Índice es de
naturaleza estrictamente positiva, esto es, se limita únicamente a fijar un cierto número de atribuciones de autoría que,
en los límites de los recursos de que disponemos, se presentan como inequívocas. No niega; sólo afirma lo que es posible afimar, dentro del criterio preestablecido. El que un texto
cualquiera sea excluido no implica ni remotamente que le sea
negada la autoría camoniana; significa solamente que no reunió los requisitos de evidencia documental indiscutible y que
por tanto solo deberá ser apreciado a posteriori, cuando
podamos disponer de los elementos proporcionados por el
canon básico. (op. Cit. P. 272).
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
Tal observación es extremadamente importante, y debemos
recordar bien lo que en ella se declara. Otra cuestión, también
importante, se relaciona con la posibilidad de que aparezcan atribuidos a otros poetas, en cancioneros aún desconocidos, uno o
más textos incluidos ahora en el Índice básico de autoria. Pues
bien, la excelencia del método EPF consiste, precisamente, en
ser dinámico y abierto; nunca cerrado. Por eso mismo, cuando
me fue dado proceder a la revisión crítica de las conclusiones a
las que había llegado EPF, eliminé del corpus minimum los sonetos «Por que quereis, Senhora, que ofereça» y «Quem vê,
Senhora, claro e manifesto», ambos con triple testimonio del
siglo XVI de autoría camoniana, pero atribuidos también al
Duque de Aveiro, en el Cancioneiro de Corte e de Magnates,
publicado por Arthur Lee-Francis Askins, en 1968, exactamente
en el año en que fallecía el recordado camonista brasileño. Por
otro lado, si no hubiese muerto, habría incluido en su Índice básico de autoría los textos para los cuales encontré nueva atribución de autoría camoniana en el Cancionero de la Real
Academia de la Historia de Madrid, según demostré en el libro
O cânone lírico de Camões, publicado en 1976, y también en mi
edición de la Lírica de Camões, en varios volúmenes, que viene
siendo publicada por la Imprensa Nacional-Casa da Moeda, de
Lisboa, desde 1985. En la misma ocasión, dejé de incluir en el
corpus minimum el soneto «Conversação doméstica afeiçoa»,
aunque haya para él tres testimonios del siglo XVI a nombre de
Camoens, pues aparece atribuido a Fernão Roiz Soropita en el
Cancioneiro Fernandes Tomás, folio, 27. v. Después de eso han
llegado a mis manos otros cancioneros del XVI, en microfilmes o
en copias fotostáticas, lo cual me ha llevado a revisar totalmente no solo las conclusiones parciales presentadas por EPF, sino
también nuestros propios estudios anteriores.
¿Y qué ha resultado de eso?
Pues que si bien es cierto que tuve que excluir algunos textos del Índice básico de autoría camoniana, no lo es menos que
también fueron incluidos muchos otros, de tal modo que de los
65 textos iniciales (EPF), se aumentaron hasta 133 textos. Así,
partiendo de mi propia experiencia, se pone de manifiesto que
el descubrimiento de nuevos cancioneros, por mero cálculo de
probabilidades, debería contribuir para una posible ampliación
del corpus minimum y nunca para su disminución. En suma, el
método es dinámico y estará siempre abierto a futuras revisiones, hasta que podamos llegar a resultados completamente
satisfactorios, en lo que a la autoría de los textos se refiere. Por
lo demás, por lo que conozco, no existe ningún criterio que sea
más objetivo y más funcional que el criterio inicialmente propuesto por Emmanuel Pereira Filho. El corpus básico al que
hemos llegado es más que suficiente, tanto en calidad como en
extensión, para demostrar las verdaderas dimensiones de
Camoens como poeta lírico. Frente a la imposibilidad histórica
de alcanzar el canon máximo, y han fallado todos los intentos
en ese sentido, lo que se debe hacer, asumiendo la humildad
del método, es invertir los términos de la cuestión: en lugar de
buscar un canon total inalcanzable, la camonología debe dirigirse hacia la constitución preliminar de un canon mínimo, perfectamente viable y confiable, como punto de partida para cualquier discusión posterior de crítica de autoría o de crítica textual propiamente dichas. Tomando en consideración el índice
de autonomía de los numerosos códices que he traído a colación, muy superiores en número a los cuatro manuscritos utilizados al principio por EPF, decidí sustituir el triple por el doble
testimonio del XVI indiscutido, siempre que el texto se encuentre en la tradición manuscrita. Si el testimonio único aun no es
suficiente por falta de la indispensable confirmación, es evidente que el doble testimonio, siempre que esté revestido del indispensable índice de autonomía, ya puede ser suficiente como
prueba de autoría recíprocamente confirmada. De hecho, con
las numerosas fuentes que hemos traído a colación, se ha tornado exagerada la exigencia del triple testimonio. Por eso nues-
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
tro corpus minimum fue constituido, en función del criterio del
doble testimonio indiscutido del XVI, con 133 textos. Para los
textos con un único testimonio indiscutido del XVI, creé el corpus addititium, constituido por 113 textos. Y hay todavía un
corpus possibile, que comprenderá textos que, a la luz de la crítica erudita puedan presentar posibilidad de autoría camoniana,
con alrededor de 10 textos. De este modo, he distribuido los
textos que integran el vasto universo lírico atribuido a Camoens,
a lo largo de cinco siglos de pocos aciertos y continuos desaciertos, en tres corpora: minimum, addititium y possibile. Y lo
que queda fuera de eso, sin ninguna sombra de duda, pertenece a un corpus alienum, o sea, constituido por textos que son
comprobadamente de otros autores.
Pero ya es hora de que tratemos de la segunda etapa del
proceso o método, no desarrollada por EPF, pues su vida se vio
prematuramente interrumpida. Esta fase no es menos compleja que la primera, ya que se relaciona con la dificilísima tarea de
establecer críticamente los textos. En el caso, el texto-base
debe ser escogido, después de un riguroso análisis de crítica
interna, entre uno de los testimonios de la tradición manuscrita
y no entre uno de los testimonios de la tradición impresa, de
manera totalmente innovadora, frente al procedimiento adoptado por las ediciones anteriores. En verdad, y al contrario de lo
que pensaban los editores del pasado, no tiene aceptable credibilidad el texto impreso por vez primera, sabe Dios cómo. Hay
aquí, por tanto, otra innovación de extrema importancia, pues la
lírica de Camoens ha sido invariablmente publicada en función
de la tradición impresa, sin ningún examen metódico y sistemático de la tradición manuscrita conocida. El retorno a los códices de la época, por tanto, viene a ser primero un compromiso
metodológico del editor, en busca de las lecciones muy probablemente auténticas, o, por los menos, más próximas del original perdido. Además de eso, los manuscritos apógrafos son la
primitiva y única fuente de la lírica camoniana, partiendo inclu-
so de la publicación de las dos ediciones del XVI (RH y RI),
hechas ambas de modo precario y sin un método riguroso. En
nuestros días, con los progresos alcanzados por la moderna
crítica textual, todo debe ser revisado, siempre en busca de la
buena lección de los textos, frecuentemente «perfeccionados»
por editores del pasado, como en el caso de FS, quien ciertamente obró con las mejores intenciones, pero con resultados
muy discutibles e incluso desastrosos. Por tanto, después de la
elección de un texto-base entre los manuscritos de mayor
garantía, el paso siguiente consistirá en confrontar las lecciones de los otros testimonios del XVI también manuscritos.
Después de eso, serán también traídos a colación los testimonios de lectura de las dos ramas básicas de la tradición impresa, la primera procedente de RH-RI y la segunda de FS.
Así, cada poema debe ser críticamente analizado verso por
verso, en busca de la lecciones más probablemente auténticas
y exactas, en un trabajo exhaustivo de análisis crítico de todas
las variantes encontradas tanto en la tradición manuscrita como
en la tradición impresa en su doble ramificación general. Por
otra parte, las formas lingüísticas de la época deben ser rigurosamente respetadas, teniendo siempre en cuenta el usus scribendi del poeta en Os Lusíadas (1572), obra publicada en vida
de Camoens. No solo las formas lingüísticas, sino también las
cuestiones de versificación del siglo XVI, desgraciadamente
poco estudiadas en lengua portuguesa, al contrario de lo que
ocurre en francés, italiano o castellano. En el caso, el régimen
de los encuentros vocálicos, importantísimo para la determinación de la medida y del ritmo de los versos, debe ser objeto de
constante estudio, ya que muchos versos camonianos fueron
alterados por supuestas correcciones métricas, cuando no por
incomprensión de ciertas formas lingüísticas o por censura religiosa preventiva. En suma, el principio de la lectio difficilior,
siempre preferible a la lectio facilior, ésta última resultante de la
banalización o trivialización posterior de versos, debe orientar
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LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
los pasos del editor en su actividad de crítica textual reconstitutiva. Así, nuestro corpus minimum (y solo de él hemos tratado hasta el momento presente, dejando para más tarde la discusión en torno a los corpora addititium y possibile) presenta
133 textos, distribuidos del siguiente modo: 65 sonetos, 10
canciones, 6 odas, 6 composiciones en tercetos, 1 sextina, tres
composiciones en octavas, 5 églogas y 37 composiciones en
versos de redondilla. Tanto en extensión como en calidad, los
textos que han respondido afirmativamente al riguroso criterio
aquí establecido representan lo que de mejor hay en la tradición impresa atribuida al Poeta, formándose así un corpus perfectamente homogéneo y de alta credibilidad, cuyos textos
deben ser establecidos por judicium, ya que estamos ante una
recensio abierta y no cerrada.
Al tratarse de una propuesta de trabajo con una metodología completamente nueva que parte de los manuscritos apócrifos de la época, pues ahí es donde se encuentran sin lugar a
dudas las raíces perdidas de la lírica camoniana, para confrontar sus lecciones con las lecturas de la doble ramificación de la
tradición impresa «perfeccionada» por el tiempo, ha habido
natural curiosidad por los resultados de la investigación y, también, dudas. Claro está que hay, en varios manuscritos desde el
siglo XVII en adelante, textos atribuidos a Camoens con testimonio sencillamene nulo, pues son apenas copia de la tradición
impresa. Como es evidente, dichos manuscritos no han sido traídos a colación, y se les ha aplicado el principio de la eliminatio
codicum descriptorum. En cuanto a que sea posible encontrar,
en una copia manuscrita del siglo XVII o de siglos posteriores,
un texto transcrito de un «misterioso» autógrafo camoniano (o
copia directa de un autógrafo) o incluso apógrafo terciario
(copia de una copia ligada a un perdido autógrafo), o hasta
incluso un idiógrafo, con mayor valor que un testimonio del siglo
XVI, éste último resultante de varias copias anteriores, y eso
como secuencia de hipótesis formuladas para cuestionar el
rigor de la expresión «quinientismo del testimonio», empleada
por mí: está claro que tales hipótesis no resisten el menor examen crítico. Antes que nada, el carácter fantasioso de tales
hipótesis reclama la indispensable confirmación, presentándose
textos dentro de las condiciones descritas. En verdad, y no todo
el mundo ha conseguido entender eso, el «quinientismo del testimonio» está asegurado por un documento del siglo XVI o
(vamos a ponerlo en itálica) un documento descendiente de
otro que sea inequívocamente del siglo XVI. Sirva de ejemplo
el «Índice» del perdido Cancioneiro do Padre Pedro Ribeiro,
siendo el Cancioneiro de 1577, con el poeta vivo, y su «Índice»
de finales del siglo XVII. ¿Qué tenemos pues? Simplemente un
testimonio del siglo XVI que se revela en un documento tardío,
aunque descendiente comprobado de un códice del siglo XVI,
asegurándose así el «quinientismo del testimonio».
Con una pretendida restricción de carácter metodológico se
quiso también cuestionar la autonomía o la independencia de
algunos testimonios del siglo XVI traídos por mí a colación,
duda que se disipa fácilmente, frente a la teoría de las lecciones disyuntivas o separativas. Como es obvio, por más que
desciendan de un solo y mismo antígrafo, dos o más testimonios, desde el momento en que presenten lecciones separativas, serán perfectamente autónomos o independientes.
También ha habido quien confunda corpus minimum con la
totalidad de los textos líricos que podrían haber sido escritos
por Camoens. Confusión, por lo demás, propia de quien no se
preparó suficientemente para hacer críticas procedentes al
nuevo método de investigación. Tampoco han conseguido
comprender que tal método es, sobre todo, afirmativo y no propiamente negativo. En efecto, en relación a los textos que no se
han ajustado a las exigencias del criterio adoptado para la
constitución del corpus minimum, en ningún momento hemos
declarado que tales textos no puedan ser de Camoens. Por el
contrario, dentro del vasto y desordenado universo lírico atribui-
MARESIA
29
LA LÍRICA DE CAMOENS
Y SUS PROBLEMAS
Leodegário A. De Azevedo Filho
do al poeta a lo largo de los siglos, procuramos extraer, además
del corpus minimum, con 133 textos, el corpus addittium, con
113 textos, e incluso el corpus possibile, con 10 textos más o
menos, que suman un total probable de 256 textos líricos. Lo
que se quedó fuera, salvo prueba en contrario que nadie ha
dado, sólo puede integrar el corpus alienum de textos inauténticos, en su inmensa mayoría, comprobadamente obra de otros
poetas y que, por eso mismo, solo pueden tener como destino
la indispensable expurgación. Con eso, siempre en función de
lo que dispone la crítica hasta el momento, será posible ofrecer,
en términos de probabilidad, una comprensión totalizadora del
perseguido corpus lírico de Camoens, enteramente libre de la
presencia dañina de cuerpos extraños. Poco a poco, por consiguiente, la lírica del poeta va encontrando un tratamiento
ecdótico adecuado, exactamente porque el nuevo método (sin
abandonar la tradición impresa, pues nos sirve de permanente
referencia) propone un movimiento de retorno a la tradición
manuscrita donde, incuestionablemente, se encuentran las raíces auténticas de la lírica camoniana. Para todo esto hay que
tener siempre presente que no hay ningún autógrafo de
Camoens, ni siquiera un idiógrafo comprobado, debiendo partir todo de los manuscritos apógrafos. Y la tan deseada sistematización, en lo que se refiere a los problemas de autoría o
textuales, poco a poco, y con trabajo exahustivo, va llegando a
las buscadas dimensiones ecdóticamente aceptables. Sobre
los corpora addititium y possibile, hay aun mucho que investigar. Sobre el corpus minimum, viene siendo publicado por mí
en Lisboa, faltando solo el segundo tomo de las Éclogas, los
tres tomos de las Redondilhas, además del volumen final de
Glossário. Después de eso, en un volumen solo, con presentación general, serán reunidos todos los textos del corpus minimum, para facilitar la consulta de los interesados en la depuración de los textos líricos de Camoens a la luz de la tradición
manuscrita, en confrontación crítica con la tradición impresa.
Y son los siguientes los volúmenes ya publicados: Lírica de
Camões. História, metodologia, corpus. (1985); Lírica de
Camões. Sonetos. Tomo I (1987) y Tomo II (1989); Lírica de
Camões. Canções. (1995); Lírica de Camões. Odes. (1997);
Lírica de Camões. Elegias. (1998); Lírica de Camões. Oitavas.
(1999); Lírica de Camões. Éclogas. Tomo I. (2001). Todos los
volúmenes están siendo publicados por la Imprensa NacionalCasa da Moeda de Lisboa, Portugal. En total, ocho libros
dados ya al público interesado.
MARESIA
30
LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
MARESIA
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LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
El proyecto del que vamos a hablar concierne a cuatro de
los cinco idiomas románicos que tienen en el mundo actual el
estatuto de lenguas nacionales: el español, el francés, el italiano y el portugués. El quinto, que es el rumano, no pudo, por
razones prácticas, figurar en la lista y lo sentimos mucho.
–I–
Paul Teyssier
Por más extraño que pueda parecer, este proyecto nació...
en Dinamarca, muy lejos del mundo latino. El danés, el noruego
y el sueco son, como se sabe, los tres principales idiomas
escandinavos, constituyendo la rama nórdica del germánico
común. Son bastante parecidos entre sí, de modo que quien
conoce bien uno de ellos (quien tiene en él, diremos, una competencia activa) puede con relativa facilidad entender los otros
dos (tener en ellos una competencia pasiva), por lo menos en
su forma escrita. Para facilitar las relaciones entre los tres países escandinavos, fue creada en cada uno de ellos una enseñanza elemental de la lengua de los otros dos. Así, por ejemplo,
un danés de cultura media puede, después de algunos meses,
descifrar textos simples escritos en noruego y sueco.
Prosiguiendo su aprendizaje, adquirirá finalmente la capacidad
de escuchar la radio, mirar la televisión y tener con interlocutores noruegos y suecos conversaciones en las cuales cada uno
habla su propia lengua y entiende la de los otros.
Fundándose en esta experiencia, se les ocurrió a algunos
lingüistas daneses la idea de aplicar el mismo método a los
cuatro idiomas románicos enseñados en sus universidades,
que son el español, el francés, el italiano y el portugués. Se
pusieron a trabajar en este sentido, creando cursos especiales,
imaginando una nueva didáctica, publicando gramáticas y diccionarios. Y comprobaron que eso funcionaba bien. Un alumno
danés que ya tiene, por ejemplo, un conocimiento activo del
español (que es capaz no solo de entender sino también de
hablar y escribir esa lengua) puede adquirir en algunos meses,
mediante un aprendizaje apropiado, un conocimiento pasivo del
francés, del italiano y del portugués.
Los mismos lingüistas quisieron experimentar esa idea a
nivel internacional. Así se constituyó un equipo de «romanistas»
españoles, franceses, italianos, portugueses y brasileños, sin
olvidar a los daneses iniciadores del proyecto. Fui uno de los
miembros franceses del grupo. El profesor Jørgen Schmitt
Jensen, de la universidad de Aarhus (Dinamarca), fue nombrado coordinador de la operación, que fue designada por la sigla
«I.C. 4» (Intercomprensión Románica – cuatro lenguas), y se
empezó en seguida el trabajo. La primera reunión tuvo lugar en
París en 1992 y se realizaron desde entonces reuniones regulares en Francia («Maison des Sciences de I´Homme», Paris),
Italia (Academia de la Crusca, Florencia), Dinamarca
(Universidad de Aarhus), Brasil (Universidad Federal de Rio de
Janeiro), España (Universidad de Valladolid) y Portugal
(Universidad de Porto). Esas reuniones fueron facilitadas por
las autoridades universitarias y académicas de cada país. En
Francia, hemos tenido un aliado precioso en la persona del profesor Maurice Aymard, administrador de la «Maison des
Sciences de I´Homme», que nos ha apoyado desde el principio.
El programa que teníamos a la vista era el de definir la problemática de nuestro proyecto, discutir sus diversos aspectos y
reunir los elementos necesarios para redactar cuatro libros
escritos en cada una de nuestras cuatro lenguas. Por mi parte,
fui encargado de la redacción del volumen francés.
Llegado a este punto de mi exposición, quisiera hacer algunas reflexiones preliminares acerca del método a adoptar en
una operación de este género. Se trataba de determinar la
mejor manera de preparar a los usuarios de cada una de nuestras lenguas (en mi caso el francés) para que pudieran entender rápidamente las otras tres. Para alcanzar este objetivo hay
que conocer con precisión los obstáculos que se deben supe-
MARESIA
32
LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
rar. Ahora bien, pueden imaginarse para eso dos procedimientos opuestos. Podemos, por un lado, partir de la observación
concreta, estudiando lo que sucede cuando, por ejemplo, un
locutor francés que no ha estudiando nunca el español se
encuentra repentinamente en presencia de un texto escrito en
esa lengua. Ese locutor notará inmediatamente que ciertas
palabras son muy parecidas a las del francés: estas zonas de
menor resistencia le permitirán hacer conjeturas más o menos
válidas sobre el sentido global del texto. Otras partes del
mismo texto, al contrario, permanecerán para él totalmente
opacas. De observaciones de este tipo se puede deducir una
gramática contrastiva que después será aprovechada para elaborar una verdadera pedagogía y redactar manuales. – Pero
podemos también, adoptando un método opuesto, fundarnos
en la competencia personal de lingüistas bilingües, o trilingües, o (¿por qué no?) tetralingües, que analizarán desde dentro la experiencia que tienen del plurilingüismo y de la intercomprensión. Esos observadores privilegiados pueden también elaborar una gramática contrastiva. Claro está que los
dos métodos son complementarios y que debemos, en la práctica, adoptar los dos al mismo tiempo, acentuando simplemente ora el primero, ora el segundo. En nuestro caso fue el
segundo el que privilegiamos.
– II –
Volviendo al trabajo efectuado desde 1992, diré solamente
que hemos podido, a lo largo de estos cinco años, acumular un
gran número de datos. Todos los aspectos de una gramática
contrastiva de los cuatro idiomas fueron analizados y discutidos. Al mismo tiempo que íbamos recogiendo toda esa «materia prima» veíamos elaborarse poco a poco una doctrina sobre
la «tipología» de las lenguas derivadas del latín. Finalmente,
después de una última discusión durante la reunión que tuvi-
mos este año en Florencia, fue aprobado el texto francés, que
consta de unas trescientas páginas mecanografiadas, - y que
paso ahora a resumir.
Después de un breve prólogo y de una introducción en la cual
se exponen el tema y la finalidad del libro, tenemos dos capítulos introductorios sobre el lugar ocupado por el francés en el
conjunto de la Romania y sobre el alfabeto y la pronunciación del
español, del italiano y del portugués. La originalidad del francés
se explica por el hecho de que esta lengua ha evolucionado más
que las otras tres a partir del latín. Ha llevado más lejos ciertas
tendencias que existían en ciernes en toda la familia románica. El
resultado es que el francés, lengua del Norte, se aparta notablemente de sus tres hermanas del Sur. Su fonética tiene ciertos
rasgos, como por ejemplo la existencia de una serie de vocales
palatales labializadas (mur, fleur, deux), que son desconocidas
para el español, el italiano y el portugués, y que por eso lo alejan
de estas lenguas y lo acercan por el contrario a las lenguas germánicas como el alemán. Podemos hacer muchas observaciones semejantes en lo que se refiere a la morfología y al léxico. En
el sistema del verbo, por ejemplo, el empleo de los pronombres
personales sujetos es imperativo en francés, como en inglés y
alemán, cuando no lo es en las tres lenguas del Sur (se dice je
parle como I speak o ich spreche, cuando los otros pueden decir
simplemente hablo, parlo y falo). En el léxico existen listas impresionantes de palabras en las cuales el francés se aparta del
español, del italiano y del portugués, tres idiomas que forman al
contrario un frente unido (por ejemplo aveugle – ciego, cieco,
cego, o danger – peligro, pericolo, perigo). Estas observaciones
son importantes para nuestro propósito: significan que la intercomprensión será más difícil entre el francés y cualquiera de las
tres lenguas del Sur que entre una de éstas y las otras dos.
Después de estos preliminares nuestro libro comprende tres
capítulos dedicados, precisamente, al léxico: 1) El léxico: características generales, 2) La historia de las palabras, 3) La organi-
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33
LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
zación del léxico. Así tratamos del léxico antes de tocar los
temas considerados como centrales en las gramáticas tradicionales, que son la morfología y la sintaxis. Esta innovación merece un comentario. A propósito del léxico se pueden enfocar de
manera más nítida ciertos temas fundamentales de nuestro libro.
La organización del léxico es un campo ideal para definir la «personalidad» de una lengua y mostrar de qué manera se distingue
de otras que pertenecen a la misma familia histórica. Por eso
nos pareció oportuno adoptar este plano poco conformista.
Vienen después quince capítulos de factura más clásica,
que se ocupan de la morfosintaxis (los nombres, los adjetivos,
los artículos, el verbo etc.) y constituyen una especie de gramática comparada de las cuatro lenguas. Pero el punto de vista es
siempre el de una gramática contrastiva, que, sin dejar de señalar las identidades, insiste en las divergencias. Y el volumen se
concluye con una serie de «anejos» que contienen, en particular, un resumen de las conjugaciones del español, del italiano y
del portugués.
Al emprender nuestro trabajo teníamos la intención de hacer
sobre todo una obra útil, y hasta utilitaria, para poner a disposición de los lectores francófonos un instrumento práctico que
les proporcionara las informaciones necesarias para adquirir en
español, italiano y portugués esa competencia pasiva de que
hablé hace poco. De ahí proceden ciertas particularidades del
libro. Como no nos dirigimos a un público especializado, siempre hemos tenido empeño en que el libro sea de lectura fácil.
Por eso evitamos toda forma de erudición, empleamos siempre
una terminología de tipo tradicional, pese a que algunos de
nosotros lo lamentaban, y huimos de un vocabulario hoy de
moda que transforma a veces el lenguaje de la gramática en
una verdadera jerigonza.
Por otro lado el objetivo que perseguíamos concernía sobre
todo a la lengua escrita en su forma más simple. Nuestro proyecto inicial consistía, en suma, en redactar un resumen de gra-
mática contrastiva de nivel elemental. Imaginábamos un folleto
de unas cien páginas. Pero a medida que íbamos trabajando,
veíamos ampliarse y dilatarse nuestro horizonte. En lo que me
concierne, al escribir el volumen francés, se me ha ido imponiendo poco a poco la idea de que estaba haciendo un trabajo
que, en verdad, no había sido nunca intentado, el de redactar
una «gramática contrastiva» de las cuatro lenguas románicas
sin partir del latín. Entonces me dejé llevar sin reservas por esta
ambición, y en vez de un librito de cien páginas tenemos finalmente un volumen de trescientas. Y pienso que está bien así.
Podremos interesar a todo tipo de lectores. Los que quieran utilizarlo con fines puramente utilitarios lo tomarán como un libro
de referencia del cual sacarán informaciones prácticas. Los
alumnos de español, italiano o portugués, encontrarán en él
todos los elementos de un manual. Los profesores de lengua,
por su parte, tendrán a su disposición una obra de consulta. En
fin, un público más general quizá será atraído por el carácter
bastante nuevo de nuestra empresa.
– III –
Quisiera ahora comentar ciertas particularidades de este
trabajo.
En primer lugar es una obra colectiva, que resulta de la colaboración de un grupo internacional de especialistas. Todo el
contenido de este libro ha sido largamente discutido, enmendado y revisado a lo largo de una «gestación» que ha durado
cinco años. El carácter internacional del equipo es la garantía
de que todos los puntos de vista pudieron expresarse.
En segundo lugar este libro, escrito en francés, es, como ya
dije, el primero de un conjunto que comprenderá finalmente
cuatro volúmenes. Cada uno de nuestros cuatro idiomas tendrá
su volumen propio. Habrá necesariamente una gran unidad en
estos cuatro volúmenes, pero sin embargo no serán de ningún
MARESIA
34
LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
modo idénticos. Serán cuatro miradas dirigidas a una realidad
compleja, que permitirán tener en cuenta la personalidad y originalidad de cada una de las cuatro lenguas.
En tercer lugar hemos querido hacer una especie de gramática comparada de las lenguas románicas sin exigir de los lectores el conocimiento del latín. Es una limitación deplorable, ya
que se puede explicar mucho mejor lo presente cuando se
conoce lo pasado. Pero hay que confesarlo: hoy en día los
estudios latinos están en crisis, y el latín se ha vuelto, en todos
los sentidos de la palabra, una lengua muerta. Para resolver el
problema así planteado, limitamos a lo mínimo el recurso al
latín, aunque sin llegar a eludirlo por completo. Pensamos, en
efecto, que es posible presentar al lector los caracteres principales de la lengua latina de un modo simple, indicando, por
ejemplo, los rasgos generales de su sistema fonético, enseñando en qué consiste una declinación, cómo funciona una lengua
desprovista de artículos, etc.
Por otro lado es posible explicar muchos aspectos de las
lenguas románicas sin salir de nuestra época, por medio de una
observación sincrónica de las lenguas actuales. Así, por ejemplo, para describir la oposición entre el francés vie, el italiano
vita y el español-portugués vida, no es imprescindible presentar toda la evolución de las oclusivas sordas del latín clásico
hasta las lenguas modernas: basta decir que la forma italiana
vita es la más arcaica, que por desgaste fonético la sorda t, en
un primer momento, se sonorizó en d (conservada en español y
portugués), y que finalmente, en una tercera etapa, desapareció por completo en el francés vie. Prosiguiendo la descripción,
se pasará después a otros fonemas, y se mostrará que la evolución fonética va siempre en la misma dirección, por ejemplo
con el italiano amico, el español-portugués amigo y el francés
ami. Ese tipo de descripción, en la que la comparación sincrónica desempeña el papel de la evolución diacrónica, puede
emplearse en muchos casos. Tomemos por ejemplo la dipton-
gación vocálica. Al francés neuf corresponden el español
nuevo, el italiano nuovo y el portugués novo. Aquí es en portugués donde se mantiene la vocal etimológica o, la cual se diptonga en las otras tres lenguas, pero de un modo desigual y
progresivo: uo en italiano (nuovo), ue en español (nuevo) y eu
en francés (neuf, que proviene de un más antiguo nuef). Y la
misma progresión en el desgaste fonético se encuentra en
otras palabras, por ejemplo en el portugués pode (sin diptongación), el italiano può (diptongo uo), el español puede (diptongo/ue) y el francés (il) peut (vocal eu).
Los mismos ejemplos pueden servir para ilustrar otros fenómenos, que las gramáticas históricas describen generalmente
desde un punto de vista diacrónico, pero que nuestro libro presenta en su realidad actual, y nada más: muchas palabras obviamente emparentadas con vida (en español y portugués) o con
vie (en francés) tienen formas en las que se conserva la t del italiano vita: por ejemplo vital, vitalizar, desvitalizar, (en español y
portugués) o vital, vitaliser, dévitaliser (en francés). Las personas acostumbradas a los conceptos de la lingüística histórica
reconocen aquí inmediatamente las palabras llamadas «eruditas» o «cultas», introducidas o reintroducidas en las lenguas
modernas a partir del latín, que se oponen a las palabras del
«patrimonio hereditario» (vida y vie), que nunca dejaron de existir, siendo trasmitidas de padres a hijos a través de los siglos. La
identificación de estas dos categorías es muy importante, pues
es una clave fundamental con la cual podemos reagrupar las
palabras por familias. Poca importancia tiene para nuestros lectores, a pesar de su interés cultural, la determinación de la fecha
y de las circunstancias en las que las palabras «eruditas» fueron
introducidas en las lenguas modernas. Basta conocer la existencia de las dos categorías, que permite orientarse en la inmensidad de los vocabularios y dominar el «océano de las palabras».
Para proporcionar a nuestros lectores un instrumento de
fácil consulta, figura entre los «anejos» del libro un prontuario
MARESIA
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LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
de las correspondencias fonéticas de mayor frecuencia entre
nuestras cuatro lenguas, del tipo de las que acabamos de ver
a propósito de vita o nuevo. Se trata de recetas cómodas y no
de reglas rigurosas. Pero aun dentro de estos límites estas listas pueden ser muy útiles. Se fijan en la memoria y crean asociaciones regulares que resumen ciertas correspondencias
muy frecuentes. De este modo se pasa de una lengua a otra
como si se tratara de simples variantes, como si por ejemplo el
español, el francés, el italiano y el portugués fueran cuatro dialectos de una misma y única lengua. Claro está que en este
volumen tomamos siempre el punto de vista del locutor francés.
Aquí están algunos ejemplos:
- Cuando aparece en francés un acento circunflejo, la palabra correspondiente en las otras tres lenguas tiene a menudo
una s. P. ej. fr. pâte g esp., it. y port. pasta.
- Cuando el francés tiene cha– ou che–, las otras tres lenguas tienen muchas veces ca– . p. ej. fr. chameau g esp. camello, it. camello, port. camelo.
- Los grupos consonánticos que corresponden al francés
cl–, fl, y pl– son los indicados en los ejemplos siguientes:
Fr. clef
Fr. flamme
Fr. plein
gesp. llave,
gesp. llama,
gesp. lleno,
it. chiave,
it. fiamma,
it. pieno,
port. chave
port. chama
port. cheio
- Los grupos franceses escritos –eau y –au y pronunciados
[o] proceden respectivamente de –el y –al, que se mantienen
en las otras tres lenguas. P. ej.:
Fr. peau
Fr. aucun
gesp. piel,
gesp. algún,
it. pelle,
it. alcuno,
port. pele
port. algum
- Las correspondencias de la vocal francesa escrita eu
(vocal palatal labializada) son de dos tipos, ilustrados por los
ejemplos siguientes:
1) Fr. neuf
gesp. nuevo,
(ver más arriba)
gesp. flor,
2) Fr. fleur
it. nuovo,
port. novo
it. fiore,
port. flor
- Al grupo francés –ill– (=yod) corresponden –j– en español
(=fricativa velar sorda), –gli– en italiano (= l palatal) e –lh– en
portugués (id.). P. ej.:
Fr. paille
gesp. paja,
it. paglia,
port. palha
Las correspondencias que acabamos de indicar son solo
algunos ejemplos de una realidad mucho más vasta.
– IV –
Considerando ahora otro aspecto de nuestro trabajo, me
propongo mostrar cómo la comparación de los cuatro idiomas
románicos en su forma actual, y con referencias limitadas a su
historia, permite poner en evidencia las peculiaridades de cada
uno, —lo que se llamaba en otro tiempo su genio, y que los lingüistas designan hoy como su tipo. Vamos a tomar el caso del
francés, y veremos que la comparación de esta lengua con el
español, el italiano y el portugués hace resaltar un aspecto
importante de su morfología, que es el empobrecimiento de la
derivación nominal.
Observamos en primer lugar que el francés moderno, en su
forma hablada, ha perdido las desinencias del plural. Con
excepción de unas pocas palabras como cheval, plural chevaux, o oeil, plural yeux, nada distingue en la pronunciación el
singular del plural: livre (singular) es idéntico a livres (plural) y
château (singular) es idéntico a châteaux (plural), a pesar de la
presencia, puramente gráfica, de una s o de una x. La única
ocasión de resucitar la difunta s (o x) es lo que llamamos la liaison («ligación»), por ejemplo en los grupos soldados como
livres – z – anciens («libros antiguos») o châteaux – z – histori-
MARESIA
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LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
ques («castillos históricos»). Al contrario, las tres lenguas del
Sur oponen siempre, tanto en la escritura como en la pronunciación, el singular y el plural: tenemos en español libro / libros
y castillo / castillos, en italiano libro / libri y castello / castelli, en
portugués livro / livros y castelo / castelos. Ahora bien, sabemos que la categoría del número existe en todas las lenguas del
mundo, y es, como se dice, uno de los «universales» del lenguaje humano. Los franceses tuvieron necesariamente que remediar esta pérdida catastrófica. ¿Cómo lo hicieron?
La solución consistió en reemplazar, como expresión del plural, las desinencias colocadas al final de las palabras por morfemas gramaticales situados antes de ellas. Estos morfemas
son los artículos, demostrativos, posesivos etc., en suma todas
las palabras que se designan generalmente como «determinantes». En la mayoría de los casos esos determinantes ya existían
en el plural, con una forma que las distinguían de los singulares
(le livre / les livres, ce livre / ces livres, mon livre / mes livres).
El problema ya estaba resuelto. Pero en un caso no había ninguna forma de plural, y se trataba de un caso muy frecuente: el
artículo indefinido un. Entonces se forjó un plural, que fue des.
Se dice en francés un livre /des livres, cuando las lenguas del
Sur dicen un libro / libros, un libro / libri, um livro / livros. Solo
el italiano puede también decir un libro / dei libri, pero la forma
simple libri es normal, cuando en francés es imposible: * j’ai
livres no existe, y solo se puede decir j’ai des livres.
He insistido en este caso, porque sirve para caracterizar una
tendencia general del francés, que lo aparta del español, del
italiano y del portugués, y que consiste en dejar caer los sufijos
y en reemplazarlos por morfemas situados delante de las palabras. La carga semántica salta, por decirlo así, por encima de
esta palabra. Esta tendencia es visible en todos los campos de
la lengua. Podemos comprobarla de muchas maneras.
Consideremos, por ejemplo, el sistema del verbo, que ya
mencioné en el principio de esta conferencia: los verbos deben
obligatoriamente tener un sujeto expresado. En francés no se
puede emplear simplemente la forma verbal, como en el español hablo o hablas, o en las formas correspondientes del italiano y del portugués. Se dirá, pues, je parle, tu parles etc.. La
razón es clara: las desinencias de las formas verbales parle,
parles, parlent, distintas en la escritura, se confunden en la pronunciación. Aquí también, para remediar esta situación, las desinencias gramaticales fueron reemplazadas por morfemas colocados delante del verbo.
Tercer ejemplo: ciertas profesiones o funciones, que en otro
tiempo estaban reservadas a los hombres, son ahora ejercidas
también por mujeres. Acontece, sin embargo, que los nombres
de esas actividades no tienen formas femeninas en francés. Es
el caso de professeur (una profesión en la que las mujeres ocupan hoy la mayoría de los puestos) o ministre (una función que
todos los partidos políticos se vanaglorian de abrir a las mujeres). De ahí resultan problemas insolubles y situaciones bastantes ridículas. La Academia Francesa nos ha enseñado que
debemos decir, por ejemplo, «Madame le professeur» y
«Madame le ministre», que «Madame l’Ambassadrice» es la
esposa de «Monsieur l’Ambassadeur», cuando la señora que
desempeña el cargo de embajador es «Madame
l’Ambassadeur». ¡Qué mezcolanza! Y ¿cómo decirlo si no
empleo la palabra «Madame»? ¿Diré, por ejemplo, hablando de
una señora que es professeur y que no puede dar clase por
estar encinta, que «le professeur est enceinte» o que «le professeur est enceint»? (lo que daría en español, traducido al pie de
la letra: «el profesor está encinto»). Es así como, en el país de
Descartes, nos armamos un lío con las exigencias contradictorias de la lógica y de la gramática, cuando se dice profesora en
España, profesora en Portugal y professoressa en Italia. Y todo
proviene de una única causa: el francés aborrece los sufijos y
por eso se resiste a ciertas formas nuevas de derivación. Los
derivados femeninos que existen desde hace muchos siglos,
MARESIA
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LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
como boulangère («panadera») pueden usarse, porque para
ellos hay bula, pero la puerta de la lengua está terminantemente cerrada para los derivados nuevos.
Mi cuarto ejemplo es relativo a una categoría bien particular de derivados: los diminutivos y aumentativos. En español,
italiano y portugués existen muchos sufijos que permiten formarlos. En lo que se refiere a estos derivados, el francés contemporáneo es, por el contrario, de una pobreza desoladora.
Tomemos el italiano, que se lleva sin duda la palma en esa
materia, y limitemos nuestra pesquisa a los diminutivos. Hay
en esta lengua una cantidad impresionante de sufijos, por
ejemplo –ino, –etto, –otto, –ello, –(u)olo, –uccio, –uzzo y sus
femeninos. Se dice tavolino, cittadina, giardinetto, stanzetta,
vecchiotto, ragazzotta, poverello, finestrella, sassuolo, pietruzza etc., etc. Los gramáticos italianos los llaman vezzeggiativi,
o sea «cariñosos». Pueden combinarse entre sí (basso bassotto
bassottino) o con los sufijos aumentativos y peyorativos que son sus contrarios (libro
libretto
librettuccio
librettucciaccio). Los juegos de estos sufijos pueden ser muy
sutiles. Están siempre presentes en la literatura, en la historia,
en el paisaje italiano. El aeropuerto de Roma, situado cerca de
la embocadura del río Tíber, se llama Fiumicino; san Francisco
de Asís es el Poverello de Assisi; a Lorenzo de Medicis, que
mató a su primo Alejandro, se le llamó Lorenzaccio, un personaje horrible y corrompido; una película famosa de Pier Paolo
Pasolini tiene el título de Uccellini e uccellacci («Pajaritos y
pajarracos»); el personaje de Mickey Mouse se llama en italiano Topolino («el ratoncito»), etc. etc.
El español y el portugués poseen también un acervo impresionante de sufijos diminutivos y aumentativos, que se pueden
combinar de mil maneras. Es inútil insistir en este punto. Las
tres lenguas románicas del Sur forman, en lo que concierne a
los diminutivos y aumentativos, un frente unido, al cual el francés se opone radicalmente.
Vale la pena recordar la historia de los diminutivos (y aumentativos) en francés. Hasta el siglo XVI esta lengua conoció una
situación comparable con la del español, el italiano y el portugués: existían en francés muchos sufijos diminutivos, que se
usaban como en esas lenguas. Pero todo cambia a partir del
siglo XVII. Desaparecen de repente los diminutivos. Por lo que
se refiere a la derivación nominal ha sobrevivido prácticamente
una única forma: el sufijo femenino –ette, como en maisonnette o chemisette. Aún se pueden forjar neologismos de este tipo,
como calculette (calculadora pequeña) o gendarmette (mujer
policía), que aparecieron hace poco. Pero de modo general
desaparecieron por completo los sufijos diminutivos en la derivación nominal. Muchos antiguos diminutivos se lexicalizaron
como palabras normales, y los hablantes franceses han olvidado su origen: es el caso, por ejemplo, de moineau (gorrión),
diminutivo de moine (monje), así llamado porque el plumaje gris
de este pájaro se parece al buriel del hábito monacal.
Pero esta desaparición de los sufijos concierne solamente a
la derivación nominal (la de los nombres y adjetivos). Para los
verbos la situación es muy diferente. Existe todavía en francés
un rico acervo de sufijos verbales, que tienen en general un
matiz iterativo y frecuentativo, por ejemplo:
eter : voler (volar) g voleter (revolotear),
oter : parler (hablar) g parloter (parlotear, charlatanear);
iller : sauter (saltar) g sautiller (dar saltitos).
También se pueden crear derivados con series enteras de
sufijos, por ejemplo:
Tourner (dar vueltas, girar) g tournailler, tourniquer, tournicoter (andar de acá para allá).
Pero, para atenernos a los nombres y adjetivos, el francés
imaginó otra solución al problema planteado por la desapari-
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LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
ción de los sufijos diminutivos: el uso del redoblamiento expresivo de la primera sílaba. A imitación del lenguaje infantil (papa,
maman, o dodo = «sueño» o «cama», de dormir), se crearon un
gran número de «hipocorísticos» (formas cariñosas de los prénoms, o «nombres de pila»), como Lulu (de Louis), Jojo (de
Joseph) o Gigi (de Ginette, diminutivo de Geneviève). Esta
forma de derivación fue finalmente extendida al vocabulario
general, p. ej. chien (perro) g chienchien; fille (muchacha) g
fifille, guerre (guerra) g guéguerre etc. Se observará que estos
«diminutivos por redoblamiento» deben obedecer a una condición imprescindible: no pueden tener más de dos sílabas.
¿Cómo se puede explicar esta desaparición de los sufijos
diminutivos en la derivación nominal del francés? Para muchos
gramáticos, esta «excepción francesa» tendría motivos profundos: el francés sería una lengua intelectual, que rechaza aquellos morfemas impresionistas y sentimentales que son los diminutivos y aumentativos. El francés, lengua clásica; el español, el
italiano y el portugués, lenguas barrocas: ¡Qué linda antítesis!
Y recordemos que el jesuita Bouhours, uno de los padres fundadores del clasicismo francés en el siglo XVII, había condenado precisamente los diminutivos.
La razón verdadera de la desaparición de los diminutivos en
el francés moderno debe buscarse, a mi parecer, en las tendencias generales que rigen toda la evolución del idioma desde su
origen. Es un caso particular del empobrecimiento de la derivación, que ya observamos a propósito del plural de los nombres,
de la expresión de las personas verbales y de la imposibilidad
de dar un femenino a ciertas palabras como professeur. Y este
empobrecimiento de la derivación resultó de una tendencia que
domina su evolución fonética: la pérdida de los fonemas al final
de las palabras. Un gran número de desinencias, en cierto
momento de la historia del francés, dejaron de ser pronunciadas, aun cuando se mantuvieron en la escritura. Eso explica la
supervivencia de las formas en –ette, porque la presencia de
una t da más cuerpo a la sílaba. Explica también la resistencia
de los sufijos diminutivos en los verbos (tipo voleter, parloter)
porque en las formas verbales estos sufijos están protegidos
por las desinencias. Cuando la pérdida del sufijo es irremediable, se reemplaza por un morfema colocado delante de la palabra (es el caso de los redoblamientos como Lulu o chienchien).
La solución más frecuente en la lengua viva de hoy consiste en
emplear un adjetivo (que naturalmente estará antepuesto). Así,
por ejemplo, cuando se dice una viejita en español, una vecchietta en italiano y uma velhinha en portugués, se dice en francés une petite vieille. Y la misma diferencia se comprueba en
las formas aumentativas o peyorativas. Cuando se dice por
ejemplo una palabrota en español, una parolaccia en italiano y
um palavrão en portugués, se dice en francés un gros mot.
–V–
De todo lo que ha sido dicho hasta ahora se puede concluir
que la comparación de uno de los idiomas románicos con los
otros tres tiene para los usuarios de ese idioma un gran valor
educativo y cultural. Hace en suma el papel que en otro tiempo
era confiado al latín. No será inútil reflexionar un momento
sobre este punto. Durante muchos siglos el estudio del latín
fue, en nuestra Europa, el fundamento de la educación. Quien
sabía leer y escribir debía tener por lo menos un barniz de latín.
Era a través del latín como un hombre, principalmente en los
países románicos, miraba su propia lengua. Esta situación tenía
dos consecuencias opuestas y complementarias. Por un lado
revelaba el parentesco que existe entre los idiomas «vulgares»
y su fuente histórica, poniendo así en plena luz la formación de
su léxico y proporcionando un medio sencillo para crear palabras nuevas. Pero mostraba también las grandes diferencias
que separan, desde el punto de vista estructural, la madre latina de sus hijas románicas. El estudio del latín, al mismo tiempo
MARESIA
39
que revelaba las semejanzas, provocaba una «distanciación».
Es una situación particularmente favorable para la adquisición
de una cultura verdadera.
LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
Paul Teyssier
Ahora bien: pienso que una buena parte de los beneficios
que se iban a buscar antiguamente en el estudio del latín pueden ser alcanzados hoy en día mediante el aprendizaje de las
lenguas románicas. Aquí también el usuario de una de ellas
descubre al mismo tiempo en las otras tres profundas similitudes y sorprendentes diferencias. El efecto de «distanciación»
funciona perfectamente. Ya hemos tenido en buen ejemplo de
lo que quiero decir con el problema planteado por la desaparición de los sufijos diminutivos en francés moderno. Pero quisiera proseguir esta reflexión mediante otros ejemplos, que sacaré de la organización del léxico.
Todas las palabras tienen varios sentidos al mismo tiempo:
son, como se suele decir, polisémicas. Esta característica no es
un defecto, una imperfección: es un rasgo universal del lenguaje
humano. Con excepción de algunos términos científicos creados
artificialmente, todas las palabras de todas las lenguas humanas
son polisémicas. Además sucede que muchas palabras que aparecen simultáneamente en varias lenguas con formas emparentadas, y que, como es normal, son todas polisémicas, tienen un
contenido semántico en parte idéntico y en parte divergente. Los
«sentidos» no se superponen exactamente de una lengua a otra.
Un ejemplo sencillo es el del verbo español esperar, que
tiene una polisemia elemental, con dos significados fundamentales 1) tener esperanza, 2) aguardar. Idéntica situación en portugués con el verbo esperar. Pero el francés tiene dos verbos
diferentes para expresar estos dos significados: espérer (tener
esperanza) y attendre (aguardar). El italiano posee también dos
verbos: sperare y aspettare.
Tomaré ahora un caso más complicado: la palabra española
letra. Entre los sentidos múltiples que tiene hay cuatro principa-
les, que aparecen en los ejemplos siguientes: 1) Las letras del
alfabeto, 2) Facultad de Letras, 3) Tener una buena letra, 4) La
letra de una canción. – La misma polisemia se encuentra en
portugués: 1) As letras do alfabeto, 2) Faculdade de Letras, 3)
Ter uma boa letra, 4) A letra duma canção. – Pero el francés y
el italiano tienen una organización deferente: 1) Les lettres de
l’alphabet – le lettere dell’alfabeto, 2) Faculté des Lettres –
Facoltà di Lettere, 3) Avoir une belle ècriture – avere una bella
scrittura, 4) les paroles d’une chanson – le parole di una canzone. Hay, pues, un paralelismo completo, por un lado, entre el
español y el portugués, y por otro lado entre el francés y el italiano, ya que el grupo franco-italiano se aparta del grupo peninsular para los sentidos 3 y 4. Y la situación se torna aún más
complicada si tenemos en cuenta el hecho de que la palabra
«franco-italiana» lettre / lettera tiene otros empleos, para los
cuales diverge una vez más de las dos lenguas peninsulares:
una lettre / lettera es una misiva que se manda por el correo, en español y portugués: una carta. Este ejemplo relativamente
sencillo muestra que los «campos semánticos» de las palabras
no coinciden, que no se recubren entre sí. Cada lengua es una
red que echamos para coger las cosas. Pero estas redes tienen mallas diferentes, de modo que lo que «pescan» no es ni
constante ni universal. Esta conclusión fundamental también se
puede decir de otro modo: las lenguas son instrumentos al
mismo tiempo maravillosos y peligrosos. El conocimiento del
mundo que las palabras nos transmiten es parcial y relativo.
Debemos desconfiar de las palabras.
Como se puede ver, la empresa que acometimos hace cinco
años y que está llegando hoy a su término procedió de una idea
sencilla, la de proporcionar a los usuarios de cada una de nuestras cuatro lenguas románicas un instrumento que les permita
entender las otras tres. Pero a medida que íbamos progresando, nos dimos cuenta con una nitidez cada vez mayor de que el
alcance de nuestro trabajo superaba con mucho el proyecto ini-
MARESIA
40
LA INTERCOMPRENSIÓN
ROMÁNICA
cial. No se trata solamente de facilitar el aprendizaje práctico
de las lenguas: se trata de un esfuerzo que puede concluir a un
cierto renacimiento de los estudios latinos a través de los idiomas románicos, y aun, ¿porqué no decirlo?, a una cierta renovación de la cultura literaria.
Paul Teyssier
MARESIA
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LOS VOCABULARIOS DEL ROTEIRO
DA PRIMEIRA VIAGEM DE VASCO
DA GAMA Y DE LA RELAZIONE
DE PIGAFETTA: DOS NIVELES
DE CONCIENCIA LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
Universidad de Barcelona
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
En 1989 se formó en la Facultad de Filología de la
Universidad de Barcelona un equipo interdepartamental de
investigación bajo la dirección de la Profa. Emma Martinell,
catedrática de Filología Española. El título de nuestro proyecto
era «La adquisición de la conciencia lingüística de los hablantes de lenguas europeas frente a los hablantes de lenguas no
europeas». Se trataba de un estudio de sociolingüística histórica destinado a analizar un aspecto muy poco estudiado de los
textos generados por la expansión europea hacia otras culturas.
Mi trabajo en este equipo ha sido el estudio de los textos
portugueses de los siglos XVI y XVII, cuando los europeos ya
habían alcanzado un alto nivel de conciencia lingüística y se vieron enfrentados, a veces violentamente, con la lengua del Otro.
Partimos para nuestro trabajo de algunos interrogantes que
plantea el contacto entre lenguas derivado de los grandes viajes, entre ellos los siguientes: ¿Desde cuándo y en qué circunstancias los viajeros son conscientes de que un cambio de
espacio implica un cambio de lengua? ¿Era esa lengua diferente reconocida como elemento cultural diferenciador? ¿Cómo
fueron los primeros contactos cuando no había una lengua
común o un intérprete? ¿Quienes eran los intérpretes y qué
importancia tenían? ¿Cómo es descrita la lengua «otra» en un
estadio de reflexión pregramatical? etc. Todas estas preguntas,
que definen el grado de conciencia de la alteridad lingüística,
se plantean y a veces encuentran respuesta en dos textos: el
Roteiro da Primeira Viagem de Vasco da Gama1, atribuido a
Álvaro Velho y la Relazione2 de Antonio Pigafetta, que narra el
viaje de Magallanes.
Los dos textos contienen el testimonio de dos viajes fundacionales, ambos con contacto en algún momento con un Otro
completamente desconocido y con una diferencia en el tiempo
de veinte años. El análisis contrastivo de ambos, en especial de
los vocabularios que ambos contienen, puede ayudarnos a
rehacer una parte del camino recorrido por los europeos en su
proceso de adquisición de la conciencia de lo que Mª Leonor
Carvalhão Buescu llamó «a galáxia das línguas»3.
El Roteiro da Primeira Viagem de Vasco da Gama, nos ha
llegado en un único manuscrito de mediados del siglo XVI
copia de un ejemplar anterior perdido4, fue publicado por primera vez en 1832. El manuscrito comprende el relato del viaje,
un apéndice geográfico-comercial y un apéndice lingüístico: un
rudimentario vocabulario portugués-malayalam.
Redactado en una fecha muy próxima al viaje, presenta
aspectos cercanos todavía al mundo medieval —pervivencia
del vínculo feudal y del espíritu de cruzada, dificultad para percibir la pluralidad cultural y religiosa, etc.— pero preludia ya
una cosmovisión nueva, que se manifiesta en el interés por los
fenómenos naturales, en la curiosidad por los animales extraños (aunque los masacren o les disparen con los cañones,
como hacen en Sudáfrica) y muy especialmente en la actitud
de Fernão Veloso, que baja a tierra y se mezcla con los nativos que encuentran en la ensenada de Santa Elena para
saber qué comen y cómo viven: la experiencia empieza a desbancar a la auctoritas.
El Roteiro da Primeira Viagem de Vasco da Gama es una
representación clara de la primera fase de los encuentros lin-
1 Para un estudio de la polémica sobre la autoría de este texto véase Franz Hümmerich: «O autor e a autenticidade do Roteiro...», en Diário da Viagem de Vasco da Gama, [Facsímil, edición
diplomática y estudios de Damião Peres, Gago Coutinho y Franz Hümmerich] Porto, Livraria Civilizacão Editora, 1945 (2 vols.)
2
El título completo del manuscrito de la Biblioteca Ambrosiana de Milán es Notizie del Mondo nuovo con le figure de’paesi scoperti, descritte da Antº pigafeta vicentino cavaglier di Rodi. Vi
sono aggionte nel fine alcune regole per sapere la longitudine e l’altura da levante a ponente.
3
Buescu, Mª Leonor Carvalhão: A Galáxia das Línguas na Época da Expansão , Lisboa, Comissão Nacional para as Comemoracões dos Descobrimentos Portugueses, 1992
4
Este manuscrito se encuentra en la Biblioteca Municipal de Porto, ms. 804. Procedía del monasterio de Santa Cruz en Coimbra.
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
güísticos entre europeos y no europeos. Podríamos establecer
tres épocas —y tres actitudes— en el proceso de comprensión
y asimilación de las lenguas asiáticas. En los primeros años se
recurrió a los intérpretes locales y al árabe o al malayo (según
las zonas) como lengua puente. El interés por la lengua del
Otro fue sólo pragmático, no científico ni filosófico. Las lenguas
orientales eran vistas como un obstáculo para la comprensión
del mundo del Otro. Más adelante se enseñó portugués a los
nativos para convertirlos en intérpretes. Poco a poco los portugueses fueron aprendiendo también los rudimentos de las lenguas. Se producen en esta fase los primeros intercambios léxicos que serán la base de los criollos orientales y de los términos asiáticos aún hoy vivos en el portugués. Finalmente, el
momento decisivo del cambio en la concepción lingüística se
produjo cuando los jesuitas llegaron a Goa en 1542. Las necesidades lingüísticas de los misioneros eran mucho más sofisticadas que las de los comerciantes y embajadores. Éstos necesitaban sólo un buen intérprete en quien pudiesen confiar, los
misioneros no podían utilizar un intérprete en la confesión más
que con dispensa y en casos de extrema necesidad y no podían tampoco confiar en que un hinduista, un budista o —peor
aún, un musulmán— pudiera hablar de la Santísima Trinidad con
la convicción necesaria para convertir a los paganos. La estrategia de los jesuitas fue, pues, hacer que los misioneros aprendiesen la lengua ajena y para ello emprendieron una colosal
labor de descodificación y gramaticalización de las lenguas
orientales para la cual contaron con políglotas y lingüistas de la
talla de Matteo Ricci o Alexandre de Rhodes.
La Relazione de Pigafetta representa un estadio más avanzado en el camino hacia esa nueva valoración de las lenguas
ajenas. La cultura italiana y renacentista de su autor, muy distinta de los ideotopos del Roteiro implica una visión diferente del
5
Otro y de su realidad lingüística, que Antonio Lombardo —puesto que así es como aparece en los registros de la expedición—
siente ya como plural y a la que se acerca siempre con curiosidad y a veces con respeto. Esto nos indica que no basta la simple datación cronológica de un texto para informarnos sobre su
nivel de conciencia lingüística aplicando una fórmula simplista
del tipo más medieval = menos consciente, más renacentista =
más consciente; los veinte años que separan estos dos relatos
son más de un siglo en términos culturales por la diferente personalidad de sus redactores.
Las motivaciones del caballero Pigafetta para acompañar a
Magallanes en su viaje, contra todos los miedos, contra todas
las auctoritates, contra el rey de Portugal, sin demasiado entusiasmo tampoco por parte de Carlos V y a través de una ruta en
gran parte incógnita, son las de un hombre del Renacimiento:
[...] avendo io avuto gran notisia per molti libri letti e per diverse
persone, che praticavano con Sua Signoria, de le grande e stupende cose del Mare Oceano, deliberai, con bona grazia de la
Magestà Cesaria e del prefato signor mio, far esperienzia di
me e andare a vedere quelle cose che potessero dare alguna
satisfazione a me medesmo e potessero parturirmi qualche
nome apresso la posterità [Pigafetta: 110].5
Frente a esta rotunda afirmación de un yo casi moderno
debemos recordar la fórmula que inicia el Roteiro: «Em nome
de Deus, amém.» [Roteiro: 19]
La Relazione de Pigafetta alcanzó una notable difusión dado
que Ramusio publicó una versión italiana de la edición de Paris
en el primer volumen de sus Navigationi et Viaggi. Durante el
siglo XVI la Relazione fue traducida al latín, al alemán y al inglés.
La primera traducción española data de 1860 y la primera portuguesa, a cargo del Visconde de Lagoa, es de 1938.
Pigafetta, Antonio: Il primo viaggio intorno al mondo. Ed. Di Mario Pozzi, Vicenza, Neri Pozza Editore, 1994, 2 vols., Vol.1 p. 109. Todas las citas del texto proceden de esta edición.
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
Como ya hemos señalado, el nivel de conciencia de la Babel
lingüística es muy diferente en uno y otro texto. El Roteiro presenta un nivel muy elemental de conciencia lingüística. Veamos
sólo dos de los aspectos en que esto se muestra más claramente: no considera la lengua entre los rasgos etnológicos de
las descripciones y frecuentemente no indica la presencia de
intérpretes en situaciones en las que sin duda fueron necesarios. Si lo comparamos con la narración que del mismo viaje
hace João de Barros en las Décadas de Ásia veremos clara la
diferencia: el único nombre de un tripulante que el gran humanista menciona es el de Fernão Martins, el intérprete de árabe.
Da además una enorme importancia a los dos «línguas»,
Monçaide y Gaspar da índia. Su conciencia lingüística, como
era de esperar, es muy superior a la del autor del Roteiro. Por
otra parte el relato atribuido a Alvaro Velho presta mucho interés a las analogías entre lo otro y lo propio, la conciencia de la
diferencia, que es la base de la imagen de lo «exótico» es muy
débil todavía.
Las menciones a las lenguas del Otro sólo aparecen cuando llegan a la costa oriental de África y oyen hablar árabe. Ésta
es una lengua que el imaginario lingüístico todavía medieval del
autor puede identificar, significa además la posibilidad de
comunicarse a través de su intérprete. Es una lengua que simboliza al enemigo, pero es un enemigo con el cual la comunicación es posible. Sin lengua común sólo puede existir la gestua-
lidad, que es mencionada muchas veces en el texto, aunque
nunca encontramos una descripción exacta de los gestos utilizados. En la costa oriental de África empieza el trabajo de los
«língua». Pero el intérprete es una figura ambigua. Necesario y
temido, el políglota, en algunos casos, sobre todo si es un europeo, está tocado por el milagro de Pentecostés y posee, como
los apóstoles, el «don de lenguas». Esta es una imagen recurrente en los textos jesuíticos, usada para completar, por ejemplo, la hagiografía javierana. Pero si el intérprete es un nativo es
posible que sea una figura diabólica —también los endemoniados «hablan en lenguas˝— que cause la desgracia de una embajada6 o que incluso envenene a su amo, como nos cuenta
Mestre Afonso en su Itinerário7.
¿Quiénes eran los intérpretes de Vasco da Gama? Los que
llevó de Europa eran portugueses ex cautivos en África: Martim
Afonso, «[...]que andou em Manicongo muito tempo[...].»
[Roteiro : 31], y Fernão Martins —«[...] Fernão Martins, o que
sabia falar aravia, [...]» [Roteiro : 64]— que embarcó ya como
intérprete de árabe, lo que nos indica que eran conscientes de
la necesidad de su función.
Los no europeos son judíos, o musulmanes de África o de la
India. Recién llegados a Calicut encuentran a Monçaide (ElMas’ud), un musulmán de Túnez, que los recibe en una lengua
mezcla de español y portugués:
6
La diferencia en la transcripción de las cartas para el emperador de China fue uno de los factores del desastre de la embajada de Tomé Pires (1517-1521):
Quando Fernão Peres chegou ao porto da China mandou aos língoas que fizessem cartas como vinha capitão moor e trazia embaixador pera o Rei da China(...) esta he a sustancia da
carta que fizerão sem darem conta della a Fernão Perez nem elle em nenhum tempo ser de tal sabedor somente os lingoas dezião que a carta estava bem feita segundo o custume, e a
sustancia della calavão.[...]Em a cidade de Pinquim foi dentro nas casas do Rei aberta a carta del Rei nosso Sñor e foi nella achado ao reves [...]
Cristovão Vieira, Vasco Calvo: Duas cartas de prisioneiros portugueses em Cantão 1524 [Junto a otras “Enformações” sobre China en Enformação das cousas da China, Ed. De Raffaella
d’Intino, Lisboa, IN-CM, Lisboa, 1989] p. 8
7 António Tenreiro e Mestre Afonso: Viagens por terra da Índia a Portugal . Introdução e notas de Neves Águas. Colecção “A aventura portuguesa” , nº 11, Lisboa, Publicações Europa América,
1991 “[...]faleceu o meu companheiro João Jorge, o qual levava em sua companhia três turcos que o serviam e ajudavam, e havia -se entregado tanto a eles, principalmente a um Coja Beirão,
que não fazia mais que o turco queria e mandava, porque o João Jorge era um pouco fraco de siso. E segundo subitamente se achou mal ao sábado, não o estando tanto, e logo ao domingo
morreu, presumi que o turco lhe dera alguma cousa em um pouco de leite azedo...” p. 134
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
—Al diabro que te doo! Quen te traxo acá?
E perguntaram-lhe que vínhamos buscar tão longe;
e ele lhe respondeu:
—Vimos buscar cristãos e especiaria.
E eles lhe disseram:
—Porque não mandam cá el-rei de Castela e el-rei de
França, e a senhoria de Veneza?
E ele lhes respondeu que el-rei de Portugal não queria
consentir que eles cá mandassem. E eles disseram que fazia
bem.
[...]
E veio com ele um daqueles mouros, o qual, tanto que foi em
os navios, começou de dizer estas palavras:
—Buena ventura! Buena ventura! Muitos rubis, muitas
esmeraldas! Muitas graças deveis de dar a Deus por vos trazer a terra onde há tanta riqueza!
Era para nós isto de tanto espanto, que o ouvíamos falar e
não o críamos —que homem houvesse tão longe de Portugal
que nos entendesse nossa fala! [Roteiro: 54-55]
Lo que hablaba Monçaide era en realidad un español
corrupto, no portugués. Ahora bien, pese a ello, los navegantes
recibieron una fuerte impresión al encontrar lo familiar en lo
desconocido. Frente a la inmensa distancia —también lingüística— que separa Portugal de la India cualquier lengua peninsular sería «nuestra habla».
El más importante de los intérpretes orientales fue sin duda
Gaspar da Índia, también llamado Gaspar da Gama. El encuentro no pudo ser peor, Gaspar da Índia —un judío de origen polaco, nacido en Alejandría y que llevaba muchos años como
comerciante en el Malabar— había subido a la nave de los portugueses como espía y, una vez descubierto, fue azotado y llevado prácticamente como rehén a Portugal. Pese a ello se convirtió en la figura clave para facilitar el asentamiento de los portugueses en la India. En la primera descripción de este perso-
naje se menciona que habla veneciano, es decir una lengua
nada neutral, puesto que era la de sus enemigos comerciales.
La lengua se convierte así en el primer elemento de sospecha.
La Relazione de Pigafetta presenta sin duda, como ya
hemos destacado, un nivel mucho más avanzado de conciencia
lingüística. Cuando se aproximan a Tierra del Fuego Pigafetta
hace subir a bordo un «gigante patagón» de quien obtendrá
información para el segundo de sus vocabularios. Como vemos,
para Pigafetta el Otro tiene voz, no como los habitantes de
Santa Elena para el autor del Roteiro, y su lengua es la llave
para comprenderlo. La sensibilidad lingüística de Pigafetta llega
hasta mencionar particularidades fonéticas de la lengua ajena:
Tutti questi vocabuli se pronunziano in gorga, perché cusì li
prenunziavano loro. Me disse questi vocabuli quel gigante
che avevamo nella nave, perché, domandandome capae, çioè
pane, che cusí chiamano quella radice che usano loro per
pane, e oli, çioè acqua, quando el me vite scrivere questi
nomi, domandandoi poi deli altri con la penna in mano, me
intendeva. [Pigafetta: 124]
Una vez en las islas de las especias, tras la aterradora travesía del Pacífico, Pigafetta prosigue su labor de recogida de
vocabularios. Sabe que para él mismo en otro viaje o para los
futuros navegantes serán de extraordinaria utilidad, y en esto
consiste lo que hemos llamado «conciencia lingüística» en el
conocimiento de que la lengua es la llave para entrar en los
nuevos mundos que encontraban.
Pero Pigafetta no es un contramaestre, ni siquiera un escribano que escribe al dictado del piloto o del capitán. Él es, no lo olvidemos, un hombre libre que ha embarcado por la curiosidad de
ver con sus propios ojos lo que otros cuentan. Y esta curiosidad
es también una motivación para compilar repertorios léxicos y
para lanzarse a explicaciones casi lingüísticas sobre el origen de
las palabras que nunca habrían preocupado al autor del Roteiro.
MARESIA
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
La chiamano caiumana; [a la canela] caiu vol dire legno, e
mana dolce, çioè legno dolce. [Pigafetta: 160]
También los intérpretes tendrán un papel destacado. Son tres
los mencionados en la Relazione: el piloto João Carvalho, que
había estado cuatro años en Brasil; Henrique, el esclavo malayo
de Magallanes y Manoel, el indio esclavo de Pedro de Lorosa.
De João Carvalho, un ex «lançado»8, se nos dice apenas el
tiempo que pasó en Brasil y debemos deducir de ello su función de guía y de intérprete.
En cuanto a Henrique, nacido en Sumatra, fue verdaderamente el primer ser humano en dar la vuelta al mundo, probando que la tierra era redonda cuando el 28 de marzo de 1521
consiguió hacerse entender en malayo.
El tercero de los intérpretes, Manoel, el indio esclavo de Pedro
de Lorosa, no embarcó como Henrique al inicio de la expedición
sino que fue reclutado en las Molucas porque hablaba portugués,
cualidad muy apreciada por los sucesores de Magallanes.
Pasemos ya, y con esto terminaré, a un breve análisis del
vocabulario portugués-malayalam que aparece en el Roteiro y
de los cuatro vocabularios de la Relazione de Pigafetta.
El apéndice lingüístico que encontramos al final del manuscrito del Roteiro tiene un extraordinario interés. Bajo el epígrafe «Esta é a linguagem de Calicut» encontramos un vocabulario
compuesto por 123 términos (sustantivos, adjetivos y formas
verbales) más 15 nombres propios en portugués y malayalam.
El vocabulario no sigue ningún orden preestablecido, ni alfabético, ni tampoco temático, aunque presenta secuencias de un
mismo campo léxico interrumpidas y desordenadas. Cinco
palabras aparecen tachadas pero legibles. Todas ellas son de
significado obsceno o grosero.
Franz Hümmerich, en su exhaustivo estudio lingüístico de
este vocabulario, afirma, sin lugar a dudas, la identidad del
autor del Roteiro con el autor del Apéndice. Así pues, el vocabulario es indudablemente contemporáneo del resto del texto,
hecho que convierte a este modesto vocabulario, tan parecido
a los modernos manuales de «aprenda usted no importa qué
lengua en 10 días», en un fundamental testimonio sobre un primer encuentro lingüístico.
Su exactitud resulta también fascinante. Según el estudio
de Hümmerich, sólo 17 de los 138 términos son irreconocibles.
Es un alto grado de fiabilidad para un vocabulario recogido a
partir de la producción oral por alguien que no era, en modo
alguno, un lingüista experto.
Durante las siete semanas que estuvieron en la costa de
Malabar debieron de recoger las primeras informaciones, contrastadas a lo largo del viaje de vuelta con la experiencia de
Monçaide y de Gaspar da Índia, que viajaban a bordo. Este
vocabulario no parece haber sido obtenido a través de un intérprete, como en el caso de Pigafetta, ni mucho menos por medio
de cuestionarios como los utilizados en el siglo XVIII por la
expedición Malaspina. En este caso se trata de un vocabulario
fruto de la gestualidad, como era de esperar en un primer
encuentro lingüístico. La presencia de un término tan específico y poco común como «decepado de mão» refuerza la idea de
un vocabulario recogido in situ.
8 Nombre que recibían los condenados que obtenían su libertad a cambio de permanecer durante un tiempo en un lugar desconocido y presumiblemente peligroso para servir después como
guías e intérpretes.
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
Veamos el desglose de los ámbitos lingüísticos presentes
en este vocabulario:
1. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS
DENOMINADORES DE REALIDADES CONCRETAS:
PARTES DEL CUERPO: 23 términos (p.ej. «beiços», «pernas»);
FUNCIONES FISIOLÓGICAS: 2 términos («peido» y «cópula»);
EDAD, SEXO: 4 términos («home», «molher», «moço», «mjnjno»
9); DEFECTOS FÍSICOS : 3 términos («mãco», «ferida»,
«çego»);.ANIMALES COMESTIBLES Y OTROS TÉRMINOS PARA
DESIGNAR COMIDA: 1 término («pescado»); ANIMALES NO
COMESTIBLES: 5 términos (p.ej. «cam», «papagayo»); INDUMENTARIA: 3 términos ( «pelote», «calça», «barrete»); ELEMENTOS
NATURALES Y ASTRONÓMICOS: 14 términos (p.ej. «soll», «çeo»,
«chuuva»); ELEMENTOS TOPOGRÁFICOS: 1 término («terra»); INSTRUMENTOS Y TÉRMINOS DE NAVEGACIÓN: 10 términos (p.ej.
«masto», «gavea», «driça»); INSTRUMENTOS DE LA VIDA COTIDIANA: 4 términos (p. ej. «corda», «paoo»); LA CASA Y SUS OBJETOS: 1 término («casa»); ARMAMENTO: 6 términos (p.ej. «bombardas», «espada», «frecha»).
2. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS
DENOMINADORES DE REALIDADES CONCEPTUALES:
DEFECTOS Y CUALIDADES MORALES HUMANOS: 2 términos
(«sesudo», «doudo»); EMBLEMAS: 1 («bandeiras e estedartes»); ELEMENTOS CULTURALES (CASTIGOS): 2 términos («decepado de mãoo» y «pancadas»)
3. ELEMENTOS DE FUNCIÓN VALORATIVA:
CANTIDAD: 2 términos («mujto», «pouco»).
4. TÉRMINOS ALUSIVOS AL COMPORTAMIENTO HUMANO:
9
4.1. ACCIONES INDIVIDUALES: VERBOS QUE REFLEJAN
15 términos (p.ej. «beber», «cajr»).
4.2. ACCIONES INTERACTIVAS, ESTADOS PRODUCTORES DE INTERACCiÓN O TÉRMINOS QUE LA REFLEJAN: VERBOS QUE REFLEJAN ACCIONES INTERACTIVAS: 4 términos:
(p.ej. «falar», «abraçar»); ÓRDENES: 14 formas imperativas
(p.ej. «tiralhe», «come», «nam quero», «cal.te», «bem qua»).
ACCIONES INDIVIDUALES:
Contemplando este apéndice desde la sociolingüística histórica podemos observar algunas cuestiones interesantes. En
primer lugar su propósito pragmático, ausente de cualquier
nivel de gramaticalización. Podemos aplicar a este caso lo que
afirma Emma Martinell respecto a los vocabularios de la expedición Malaspina: esta selección de términos responde al interés de los europeos de actuar sobre los nativos, de ahí la gran
abundancia de formas imperativas10. Si bien es cierto que este
vocabulario y los que le sucedieron actuaron como elementos
descodificadores de las culturas fue una consecuencia secundaria de su primer interés, que era permitir que el europeo fuera
comprendido y obedecido por el Otro, nunca al revés.
Casi una tercera parte de los vocablos corresponden a áreas
relacionadas con el cuerpo humano. Ese interés por el cuerpo
del Otro alcanza incluso las zonas más íntimas y las fragilidades
y defectos de ese cuerpo, ya sean naturales o producto de castigos. Podemos atribuir este apego a lo corporal a la facilidad
con que estas palabras pueden ser obtenidas mediante gestos,
pero también parece como si se buscara la confirmación de la
humanidad del Otro. Debía de resultar tranquilizador para el
navegante no encontrar los monstruos del imaginario medieval
sino poder reconocerse en otros, humanos como él, que com-
Respeto la grafía de la transcripción realizada por Hümmerich.
10
“No se trata tanto de dar a conocer las voces indias, como de ilustrar al expedicionario español acerca de cómo dirigirse al nativo para ser comprendido.”, Martinell, Emma: “La comunicación con los naturales en la expedición Malaspina: La conciencia lingüística a fines del siglo XVIII.”, in La conciencia lingüística en Europa. Testimonios de situaciones de convivencia de lenguas (ss.XII-XVIII) (Emma Martinell Gifre y Mar Cruz Piñol Eds.) Barcelona, PPU, 1996, p.286
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
partían también las clasificaciones básicas por sexo y edad y las
funciones fisiológicas y acciones humanas básicas.
Junto a los grupos léxicos directamente relacionados con el
cuerpo hallamos otros aspectos que también configuran la imagen de lo humano. Encontramos a los animales que les acompañan, desde los más exóticos hasta los conocidos, como el
perro, que de tan doméstico tiene derecho a una subdivisión
según su sexo («cam», «cadella»). También se nos indican los
instrumentos con los que el hombre construye su vida como
humano: «corda», «paoo» etc.
Tan interesantes como los campos léxicos presentes son los
ausentes. Hay en este vocabulario vacíos sorprendentes. ¿Por
qué a un miembro de una expedición que declara explícitamente ir en busca de especias no le interesan sus nombres en la lengua nativa? No aparece ni uno solo de los nombres que designan ese oro del siglo XVI. Veinte años más tarde Pigafetta consignará escrupulosamente los nombres de esos elementos
valiosísimos. Tampoco interesaron al autor del Roteiro los nombres para designar relaciones de parentesco, ni los pronombres
interrogativos (qué, quién) o personales (yo, tú), ni los numerales, tan necesarios para el comercio —apenas reseña vagos
adverbios de cantidad como «muito» y «pouco»— ni pesos o
medidas, ni preguntas completas, esenciales y simples, del tipo
«¿Cómo se llama?». Y finalmente, para una expedición que iba
en busca de «cristãos e especiaria» ¿qué sentido tiene que tampoco aparezca ni un solo término relacionado con la religión?
Los vocabularios de Pigafetta son mucho más completos y
complejos, una prueba más de su más acentuada conciencia
lingüística. El navegante vicentino incluye en su Relazion cuatro vocabularios de extensión muy desigual. En el Manuscrito
Ambrosiano aparecen insertos en el mismo texto, no son un
apéndice como en el caso del Roteiro; esto nos indica que para
el autor formaban parte de la narración, y eran tan importantes
como ella.
El primero —«Alcuni vocabuli de questi populi del Verzin»
(Brasil)— consta apenas de 9 términos y fue recogido en los trece
días que allí estuvieron. El segundo lo recoge en Tierra del Fuego
a través de las informaciones del «gigante patagón» —«Vocabuli
de li giganti patagoni»— y contiene 90 términos. En Filipinas recopila «Vocabuli de questi populi gentili», compuesto por 160 términos. Finalmente, en las Molucas, compone un importantísimo
vocabulario de 426 términos y expresiones —«Vocabuli di questi
populi mori»— que, como afirma Bausani, constituye el más antiguo documento europeo sobre el malayo.
Todos estos vocabularios utilizan la misma fórmula A+ palabra en italiano + palabra en la otra lengua («A la scutella elo»
[Patagonia]). No aparecen con ningún orden preestablecido, ni
alfabético, ni rigurosamente temático. Aunque la tendencia sea
a agrupar los vocablos por áreas léxicas estas listas son frecuentemente interrumpidas (quizá con la excepción notable de
las partes del cuerpo que siempre constituyen un bloque homogéneo) por términos de otras áreas completamente diferentes.
El vocabulario del Brasil es muy simple. Se trata de un repertorio léxico obtenido por designación gestual, aunque el adjetivo «bueno» implica ya una valoración subjetiva, por lo tanto un
nivel más sofisticado. Contiene los siguientes ámbitos: INSTRUMENTOS DE LA VIDA COTIDIANA: 5 términos (p.ej. («forfice», «amo»);
COMESTIBLES: 2 términos («miglio» y «farina»); TÉRMINOS VALORATIVOS: 2 adjetivos («buono» y «più que buono»).
El vocabulario recogido del «gigante patagón», basado por
lo tanto en un informador único y claramente identificado, se
compone de los siguientes ámbitos:
1. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS DENOMINADORES DE REALIDADES CONCRETAS:
PARTES DEL CUERPO: 41 términos (p.ej. «capo», «testiculi») El
cuerpo humano es siempre descrito en un riguroso orden: de
la cabeza a los pies; DEFECTOS FÍSICOS: 1 término («uomo
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
sguerço»); EDAD: 1 término («giuane»); ANIMALES COMESTIBLES
5 términos (p.ej.
«oca», «misiglion», «polvere d’erba che mangiano»); ANIMALES
NO COMESTIBLES: 6 términos (p.ej. «gabiota ucelo», «papagalo»); CROMATISMO: 3 términos («negro11», «rosso», «gialo»);
INDUMENTARIA: 2 términos («bonet», «panno rosso»); ELEMENTOS NATURALES, ASTRONÓMICOS Y DE NAVEGACIÓN: 8 términos
(p.ej. «sole», «mare», «neve», la presencia del término «nieve»
se justifica porque se hallan en Tierra del Fuego pero ¿por
qué no lluvia también?); INSTRUMENTOS DE LA VIDA COTIDIANA: 3
(p.ej.«scutella»); METALES Y PIEDRAS PRECIOSAS: 2 términos
(«oro» y «petre lazure»); ARMAMENTO: 1 término («freze»).
Y OTROS TÉRMINOS PARA DESIGNAR COMIDA:
Elena Losada Soler
2. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS
DENOMINADORES DE REALIDADES CONCEPTUALES:
CONCEPTOS ABSTRACTOS: 1 término («fortuna»); TÉRMINOS RELACIONADOS CON LA RELIGIÓN: 2 términos ( «diavolo grande»y «diavoli piccoli»). Estos curiosos términos los obtuvo en una conversación más avanzada, posiblemente ya a bordo de la nave,
con el gigante patagón que acabó convirtiéndose al cristianismo poco antes de morir y que tomó el nombre de Paulo.
3. TÉRMINOS ALUSIVOS AL COMPORTAMIENTO HUMANO:
3.1. ACCIONES INDIVIDUALES: VERBOS QUE REFLEJAN
ACCIONES INDIVIDUALES: 9 (p.ej. «covrire», «andare»).
3.2. ACCIONES INTERACTIVAS, ESTADOS PRODUCTORES DE INTERACCiÓN O TÉRMINOS QUE LA REFLEJAN: VERBOS QUE REFLEJAN ACCIONES INTERACTIVAS: 2
(«demandare» y «usar con esse». Entre las acciones humanas
Pigafetta incluye siempre el coito en forma eufemística: «A
l’usar con esse/loro», forma que aparece después de designar las partes sexuales); ÓRDENES: 1 forma («Vien qui»); AFIRMACIÓN Y NEGACIÓN: 2 términos («no»y «sí»).
11
El vocabulario de las Filipinas fue recogido en tierra, posiblemente de diversos informantes. Su desglose es el siguiente:
1. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS DENOMINADORES DE REALIDADES CONCRETAS:
PARTES DEL CUERPO: 41 términos, algunos tan detallados
como «gengive» o «polpa de la gamba»; ENFERMEDADES : 1
forma («al mal de santo Job» (viruela)); EDAD, SEXO: 3 términos («omo», «donna», «iovene»); ANIMALES COMESTIBLES Y
OTROS TÉRMINOS PARA DESIGNAR COMIDA: 24 términos, entre
ellos cuatro variedades de peces: «pesce», «a uno pesce tuto
depinto», «a uno altro rosso»; ANIMALES NO COMESTIBLES: 2
términos («cane»y «gato», sólo animales domésticos); ESPECIAS (no aparecían en los vocabularios anteriores): 5 términos (p.ej. «cannella», «gengero»); INDUMENTARIA: 5 términos
(p.ej. «a le veste imbotide per combater», «camisa»); ELEMENTOS NATURALES, ASTRONÓMICOS Y TOPOGRÁFICOS: 9 términos
(p.ej. «aurora», «fumo», «fiume»); INSTRUMENTOS Y TÉRMINOS
ASOCIADOS A LA NAVEGACIÓN: 4 términos (p.ej. «batello»); INSTRUMENTOS DE LA VIDA COTIDIANA: 9 términos: (p.ej. «petine»,
«la gugia de cosire»); INSTRUMENTOS Y OBJETOS NECESARIOS
PARA COMERCIAR: 4 términos (p.ej. «belance», «porcelana»); LA
CASA Y SUS OBJETOS: 6 términos (p.ej. «casa», «store de
palma»); LA PESCA Y LOS OBJETOS NECESARIOS: 3 formas (p.ej.
«al risaio per pescare»); INTRUMENTOS MUSICALES Y OBJETOS
RELACIONADOS: 2 términos («zampogna» y «corde de le sue
viole»); METALES Y PIEDRAS PRECIOSAS: 6 términos (p.ej. «oro» y
«perla»); ARMAMENTO: 6 términos (p.ej. «freza», «lancia»);
NÚMEROS: 10 términos (numeración del 1 al 10).
2. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS
DENOMINADORES DE REALIDADES CONCEPTUALES:
TÉRMINOS RELACIONADOS CON LA RELIGIÓN: 2 términos («al suo
Idio» y «paternostri d’ogni sorte». Notemos que las oracio-
Respeto la grafía de la transcripción realizada por Mario Pozzi aun cuando no concuerde con la ortografía italiana actual.
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DE VASCO DA GAMA Y DE LA
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DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
nes del Otro son denominadas por analogía directa con las
cristianas).
3. ELEMENTOS DE FUNCIÓN VALORATIVA:
TAMAÑO Y CALIDAD: 2 términos («buono» y «grande», Pigafetta
era un optimista); CONDICIÓN SOCIAL: 4 términos («maritata»,
«schiavo», «omo ben ornato», «uno re o capitanio generale»);
CANTIDAD: 2 términos («tuto e uno». Esta es una expresión
muy ambigua, la tomo como dos designadores de cantidad
en el sentido «quiero todo»/«quiero uno»).
4. TÉRMINOS ALUSIVOS AL COMPORTAMIENTO HUMANO:
4.1. ACCIONES INDIVIDUALES: VERBOS QUE REFLEJAN
ACCIONES INDIVIDUALES: 6 (p.ej. «sofiare», «bere»)
4.2. ACCIONES INTERACTIVAS, ESTADOS PRODUCTORES DE INTERACCiÓN O TÉRMINOS QUE LA REFLEJAN: VERBOS QUE REFLEJAN ACCIONES INTERACTIVAS: 1 («usar
con loro», ver explicación en el vocabulario del «gigante
patagón») ÓRDENES: 2 formas («portame» y «vien qui»); AFIRMACIÓN Y NEGACIÓN: 1 término («non», curiosamente no aparece la afirmación);
El último —y más extenso de los vocabularios— ha sido también el más estudiado. El léxico recogido no es el malayo local
de las Molucas sino una especie de «koiné», dado que ya
entonces el malayo era la «lengua franca» del Pacífico. Según
supone Bausani, los esclavos Henrique y Manoel podían haber
enseñado algo de ese malayo común a Pigafetta antes de llegar a las islas. Así se explicaría que en ocho meses hubiera
conseguido recoger un vocabulario tan amplio y tan exacto en
el cual los errores son mínimos y especialmente irrelevantes si
tenemos en cuenta la rudimentaria transcripción fonética de
una lengua completamente desconocida, y abundante en conceptos abstractos, expresiones hechas y locuciones. Incluso en
12
algún momento la secuencia de elementos léxicos parece
reproducir un diálogo: «Quanti linguaggi sai? - Molti» / «Come
stai? - Bene / Male».
1. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS DENOMINADORES DE REALIDADES CONCRETAS:
PARTES DEL CUERPO: 47 términos (p.ej. «lingua», «spalle»,
«dito», distingue incluso el nombre para cada dedo.); ENFERMEDAD Y SALUD: 11 términos (p.ej. «sangue buona», «salassare», «mato»). Descubren que en el otro extremo del mundo
también se practica el único remedio frecuente en la Europa
del XVI: sangrar al enfermo); EDAD, SEXO: 4 términos (p.ej.
«omo iovene», «vecchio»); ANIMALES COMESTIBLES Y OTROS
TÉRMINOS PARA DESIGNAR COMIDA: 33 términos (p.ej. «mele»,
«pecora», «porco», «coco», en este caso anota los diferentes
nombres que recibe en las diversas islas). Hay una distinción antropológica muy interesante entre «cucinato» y
«molto cucinato»; ANIMALES NO COMESTIBLES: 15 términos
(p.ej. «sansuga», «elefante»); ESPECIAS: 6 términos (p.ej.
«pevere», «noce moscada»); CROMATISMO (los adjetivos
designadores de colores aparecen como variaciones posibles unidos al sustantivo «panno»): 5 términos (p.ej. «bianco»); INDUMENTARIA: 7 términos (p.ej. «panno de seta», «camise»); ELEMENTOS NATURALES Y ASTRONÓMICOS: 12 términos
(p.ej. «fuoco», «stelle»); INSTRUMENTOS Y TÉRMINOS ASOCIADOS
CON LA NAVEGACIÓN: 15 términos (p.ej. «nave», «proa»,
«popa»); VIENTOS: 9 términos (p.ej. «tramontana». Es interesante notar que utiliza los mismos nombres que recibían los
vientos del Mediterráneo, no los propios de los vientos del
lugar donde se halla); ELEMENTOS TOPOGRÁFICOS: 9 términos
(p.ej. «terra ferma», «isola»); INSTRUMENTOS DE LA VIDA COTIDIANA: 19 términos (p.ej. «pentine», «cepi de fero», «martelo»);
TÉRMINOS RELACIONADOS CON EL COMERCIO: 6 términos (p.ej.
Bausani, Alessandro: “The first italian-malay vocabulary by Antonio Pigafetta”, in East and West, N.S. , Roma, Vol. 11, nº4, Dec.1960, p.246
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DE VASCO DA GAMA Y DE LA
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LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
«cristalini», «mercadante»); LA CASA Y SUS OBJETOS: 8 términos (p.ej. «cuchiaro», «piato di legno»); LA PESCA Y LOS OBJETOS NECESARIOS PARA ELLA: 3 términos («amo da pescare»,
«esca», «corda del amo»); ARMAMENTO: Hay referencias a las
armas de los europeos y a las de los indígenas. 10 términos
(p.ej. «bombarda», «zorabatana», «freze», estas flechas aparecen dos veces con término diferente en la lengua nativa);
METALES Y PIEDRAS PRECIOSAS: 10 términos (p.ej. «perla»,
«oro», «argento», este término aparece dos veces, una vez
con el equivalente pirac, la otra comosoliman danas); MATERIALES: 2 términos («legno» y «pietra»); TEMPERATURA Y FENÓMENOS METEREOLÓGICOS: 5 términos («fredo», «piogia»);
CALENDARIO: 7 términos (p.ej. «anno», «mese»); ORGANIZACIÓN
URBANA: 2 términos («citade» y «castello»); NÚMEROS: 55 términos. Pigafetta indica la forma de construir los numerales
cardinales entre 1 y 1.000.000. Me pregunto si la misteriosa expresión «due cose», sobre cuya interpretación Bausani
plantea dudas 12 y cuyo equivalente en la lengua otra parece ser una versión corrupta de un término árabe, no podría
referirse a la existencia de número dual.
2. CAMPOS LÉXICOS QUE COMPRENDEN SUSTANTIVOS
DENOMINADORES DE REALIDADES CONCEPTUALES:
EMBLEMAS: 1 («bandiera»); RELACIONES FAMILIARES: 9 términos
(p.ej. «fratello», «socero»); CONCEPTOS MORALES: 2 términos
(«verità» y «bugia»); TÉRMINOS ASOCIADOS A LA RELIGIÓN: 12
(p.ej. «Cristiano», «le sue meschite», «il Moro musulman»);
SITUACIÓN SOCIAL: 7 términos (p.ej. «re», «schiavo»).
3. DEÍCTICOS:
ADVERBIOS DE TIEMPO:
LUGAR:
4 («ieri», «adesso»);
ADVERBIOS DE
2 («quivi», «là»).
4. ELEMENTOS DE FUNCIÓN VALORATIVA:
DESCRIPCIÓN FÍSICA (TAMAÑO): 6 términos («grasso», «grande»,
«picolo», «corto»); SENSACIONES GUSTATIVAS: 2 términos
(«dolce», «amaro»); DEFECTOS MORALES : 3 expresiones («ebriaco», «questo uomo è un poltrone»); CANTIDAD: 2 («poco»,
«mezo»); ADVERBIOS DE MODO: 2 términos («bene» y «male»).
5. TÉRMINOS ALUSIVOS AL COMPORTAMIENTO HUMANO:
5.1. ACCIONES INDIVIDUALES: VERBOS QUE REFLEJAN ACCIONES INDIVIDUALES: 21 (p.ej. «mangiare», «pagare», «navegare»).
5.2. ACCIONES INTERACTIVAS, ESTADOS PRODUCTORES DE INTERACCiÓN O TÉRMINOS QUE LA REFLEJAN: VERBOS QUE REFLEJAN ACCIONES INTERACTIVAS: 9 términos
(p.ej. «usare con loro» —ver explicación en el vocabulario del
«gigante patagón»—, «essere maritato»); ÓRDENES: 10 formas
imperativas (p.ej. «vien qui» —que es la orden más repetida en
estos vocabularios—, «portame quello»); PREGUNTAS: 5 (p.ej.
«como se chiama questo?», «dove viene il jonco?», «che voleti?»); EXPRESIONES REACTIVAS: 5 (p.ej. «già ho mangiato», «Oh,
como puza», «certo è»); RELACIONES HUMANAS: 3 formas
(«amico», «nemico», «uno baso dolce»); fÓRMULAS DE CORTESÍA: 9 fórmulas (p.ej. «sédeti, gentilomo», «quando stranutano
diceno», «buon giorno», «signori, bon pro vi facia»); AFIRMACIÓN Y NEGACIÓN: 2 adverbios («sí», «no»).
6. ELEMENTOS DE FUNCIÓN METALINGÜISTICA:
TÉRMINOS RELACIONADOS CON LAS LENGUAS: 3 formas («intérprete», «quanti linguaggi sai?», «al parlare de Malaca»). TÉRMINOS RELACIONADOS CON LA ESCRITURA: 7 (p.ej. «letera»,
«carta». Me parece que la inclusión por parte de Pigafetta de
un bloque léxico compuesto por elementos relacionados
con la escritura, incluyendo «inchiostro» y el animal de
donde procedía la tinta —«calamaro»—, implica una intención
precisa por parte del autor, que presta atención al lengua en
sus dos variantes, oral y escrita).
En conclusión, pues, podemos afirmar que el trabajo de
Pigafetta como lexicógrafo «avant la lettre» fue impresionante.
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LOS VOCABULARIOS DEL
ROTEIRO DA PRIMEIRA VIAGEM.
DE VASCO DA GAMA Y DE LA
RELAZIONE DE PIGAFETTA:
DOS NIVELES DE CONCIENCIA
LINGÜÍSTICA.
Elena Losada Soler
Sin preparación lingüística previa, sin instrumentos ni método,
sólo con su interés, su curiosidad y una rudimentaria trancripción fonética nos dejó unos repertorios léxicos que son la base
más antigua del interés europeo por las lenguas indonésicas.
Su actitud de respeto hacia esa alteridad que se le ofrecía,
hasta donde tal concepto era comprensible para un europeo
del siglo XVI, se manifiesta en el escaso número de formas
para dar órdenes, es decir para someter al Otro. Pigafetta
parece querer comprender más que dominar. Como afirma
Isabel de Riquer:
Las islas a las que llegó Pigafetta, paradisíacas desde luego,
están para él llenas de voces. El atractivo para él era escuchar
nuevas palabras, saber cómo se llamaban las cosas más cotidianas, y cómo las decían los indígenas. Pero Pigafetta no se
limitó a conocer y a transmitirnos unas lenguas comerciales o
de relaciones primarias, una lengua franca que sirviera a otros
navegantes y mercaderes, sino algo más que la forma y el
color o la justa pronunciación de los nombres que tienen las
nuevas cosas y los nuevos animales y frutos. Pigafetta llegó a
entender las expresiones emotivas propias de la retórica y el
pensamiento oriental, y logró plasmarlo en un lenguaje que el
primer destinatario, Villiers, pero también el Papa y los
Gonzaga, entonces, y nosotros, ahora, comprendemos.13
En efecto, tanto el vocabulario del Roteiro como los de
Pigafetta, a pesar de sus limitaciones y de los interrogantes
que aún nos plantean, son un elemento precioso para los que,
como mis compañeros de equipo y yo, nos preguntamos cómo
fue en cada continente, en cada playa, el primer contacto después de la primera mirada entre el europeo y ese Otro/Mismo
que allí estaba.
13
Riquer, Isabel de: “Las islas parlantes”, Cuadernos del CEMYR, nº 3, 1995, p. 118.
MARESIA
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CONVERSA EM CASA DO POETA
JOÃO CABRAL DE MELO NETO,
NA PRAIA DO FLAMENGO,
EM 14 DE JULHO DE 19931
Nicolás Extremera Tapia
Luisa Trías Folch
1 Com
gentileza e por amizade, o Professor Leodegário Amarante de Azevedo Filho levou-nos (Nicolás Extremera Tapia e Luisa Trías Folch) à casa do poeta João Cabral e, depois de nos ser
apresentado, iniciamos de forma espontânea uma conversa, que com licença do poeta gravamos e que hoje aqui reproduzimos quase literalmente.
MARESIA
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CONVERSA EM CASA
DO POETA JOÃO CABRAL
DE MELO NETO, NA PRAIA
DO FLAMENGO,
EM 14 DE JULHO DE 1993
Nicolás Extremera Tapia
Luisa Trías Folch
Existe alguma relação entre a sua atitude ante o surrealismo com a sua primeira vinda a Espanha e o contacto com
os poetas espanhóis?
Não, é anterior. A coisa que me deu coragem de ser contra
essa espontaneidade, esse automatismo do surrealismo, foi a
arquitectura. No fundo devia ser arquitecto. Eu convivia com
um grupo de arquitectos, no Recife, uma das primeiras cidades com arquitectura funcional inspirada em Le Corbusier.
Eles me deram ler livros de Le Corbusier que me marcaram
profundamente. Me deu a coragem de ir contra a espontaneidade do surrealismo. Ele detestava o surrealismo. Me deu
coragem para não ter vergonha do meu constructivismo; me
deu coragem de ir a contrapélo, coisa que depois achei em
Valéry, em Pound.
O Professor Secchin pediu para fazer a edição dos primeiros poemas que eu fiz com 17 ou 18 anos, poemas que eliminei de Pedra de Sono, e um poema posterior que inclui em
Museu de Tudo.
Qual é a relação da sua poesia com a música e a pintura?
Tudo quanto entra pelo ouvido... Eu perdia o interesse nas
conferências. A pintura tem relação com a minha poesia. Eu
estou muito mais perto da pintura do que da música. Qualquer
linguagem participa das duas.
Jorge Guillén tem um verso superior ao meu, mas não tem a
minha creatividade. A poesia dele e mais abstracta do que a
minha. A linguagem participa da música e da pintura. Mas a
pessoa pode tratar a linguagem com a música ou com
a pintura.
Eu sempre fui muito interessado pelo cinema. Pedaços dos
meus poemas são puro cinema. Pode-se dizer: «muitos cavaleiros morreram», mas é puro cinema dizer: «muitos cavalos fugiram sem seus donos». Berceo em Santa Oria, quando ela é
levada para o Céu dormida, é a mesma coisa. Encontram lá um
palácio furado (horadado); é um Céu concreto, cheio de janelas, com entrada e saída: imagem material e visual. Estava o
Céu fechado, com hora de entrada e saída! Gonzalo de Berceo
não imaginava um Céu abstracto. Pousaram a alma de Santa
Oria a espera de que abrissem.
Dentro do visual, o Joan Miró não tem perspectiva?
Ora, eu escrevi um livrinho sobre o Miró. A perspectiva é
uma criação do Renascimento. A perspectiva, a composição
triangular, começava a dirigir a pintura posterior. Eu tenho a
maior admiração pelos cubistas, o abstraccionismo concreto,
seguem as leis da composição do Renascimento, apesar de
não terem a figura, de não serem figurativistas. O primeiro pintor, Joan Miró, começou a pintar do meio do quadro para o
lado; sem consideração do limite do quadro, como se o quadro
dele estivesse derramando: pintura de dentro para fora. Em
Berna, Paul Klee fez a mesma coisa. São dois pintores que
romperam com essa coisa que vem do Renascimento.
O senhor conhecia a obra de Picasso antes da do Miró?
Picasso sempre me interessou muito, como os poetas chamados na França cubistas. O livro de Reverdy2, que eu li no
Recife, me marcou muito, não o lado religioso, mas compreendi que ele tratava a linguagem de forma concreta. Poeta cubista era chamado, mas não tem nada a ver com ele.
2 Pierre Reverdy (Narbonne 1889 - Solesmes 1960), poeta francês que a partir de 1910 pertenceu ao grupo de vanguarda de Apollinaire e Picasso. Em 1917 fundou a revista Nord-Sud,
revista surrealista; mas o poeta teve escassa intervenção nas actividades de vanguarda e preferiu uma existência anónima em armonia com o sentimento de solidão e dúvida espiritual, que
se encontra na sua obra. Em Plutard du temps (1945) aparece esta dúvida em poemas de agudo detalhe visual, próprias do cubismo na sua sensibilidade ante os valores plásticos. Em 1926
foi viver junto da abadia de Solesmes à procura de uma solução religiosa. A poesia escrita em Solesmes (recolhida em Main d’oeuvre, 1949) manifesta as suas preocupações com maior
riquesa e complexidade. Obras em prosa: Le gant de crin (1927) e Le livre de mon bord (1948).
MARESIA
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CONVERSA EM CASA
DO POETA JOÃO CABRAL
DE MELO NETO, NA PRAIA
DO FLAMENGO,
EM 14 DE JULHO DE 1993
Nicolás Extremera Tapia
Luisa Trías Folch
Formalmente a sua poesia está perto do romance.
Que relação tem com a literatura espanhola?
Os versos de sete sílabas que vocês (os espanhóis) chamam de oito, é o verso popular. Na França o verso popular é
de oito, que para vocês é de nove. Quando eu comecei a
metrificar, o meu mestre foi Joaquim Cardoso3, de cultura
extraordinária, e ele disse-me: «A gente não metrifica numa
medida, a gente metrifica em volta duma medida». É dizer,
quando, se metrifica em sete, se está metrificando em oito ou
em seis. Depende muito do leitor. Eu, com o meu sotaque pernambucano, tenho versos que eu leio diferente dum paulista.
A gente não metrifica, a gente metrifica em volta duma medida. Apenas eu me voltei para o verso metrificado (eu não
tenho nada de espontâneo), porque eu precisava de uma
coisa exterior que me obrigasse. A minha imaginação funciona melhor canalizada do que espontaneamente. Em Paisagem
com figuras eu metrifico com sete que é o verso do romance;
em Vida e morte Severina, com verso do romance também. O
verso de sete sílabas é a medida natural, é um verso muito
fácil. Eu passei a metrificar a partir de certa época no metro
de oito sílabas, para que não fosse fácil. Não é espontâneo e
por isso me interessa. O verso de sete sílabas sem acentuação interna regular; o verso de oito precisa duma cesura. Eu
pretendi fazê-lo sem cesura. Manuel Bandeira me deu uma
folha que dava todos os tipos possíveis de verso de oito sílabas com acentuação interna. O que me interessa é fazer um
verso de oito sílabas, mas sem cesura regular, que não tenha
uma acentuação interna regular.
Disciplina mas não hábito?
Educação pela Pedra tem um verso mais longo, em volta de
oito; o usei com o propósito de evitar o decassílabo camonia-
no, que viciou o ouvido brasileiro. Evitei fazer decassílabos com
a cesura na sexta sílaba. Eu fiz versos mais longos, mas não
sempre iguais.
Os decassílabos franceses são de origem italiano. Valéry
nunca põe a cesura na sexta. Ele utilizou o decassílabo, porque
disse que foi uma medida desprezada pelos franceses. Ele
acentuou a quarta sílaba. Camões estragou tudo o que veio
detrás dele, automatizou o ouvido brasileiro.
Eu uso o verso de oito sílabas sem acentuação interna; não
uso de sete, porque me parece fácil de mais e me parece cantante demais, e eu procuro evitar o cantante quanto posso; o
verso de oito não é cantante e, além de mais, faço a cesura
anarquicamente, onde «me da la gana».
Em Educação pela Pedra fiz a propósito para evitar o verso
camoniano, nove, dez, onze e doze, mas nunca com acentuação camoniana, na sexta sílaba.
Há na sua obra um interesse contínuo pelos poetas de
Mester, poetas de ofício, Berceo, o Poema do Cid?
Sim. Berceo, Arcipreste, Góngora, o Século de Ouro. A literatura espanhola perde com a invasão dos franceses. Até
Felipe V, a literatura espanhola é de coisas concretas.
E o Romanceiro espanhol?
Eu estudei sistematicamente a Literatura espanhola. Estudei
o Romanceiro.
E o flamenco? Qual é a relação do flamenco com a sua
obra?
É um género muito especial. Tem a letra, tem essa concretude da poesia primitiva espanhola, de Góngora, e até inclusive
de Lorca. «Los ojitos de tu cara tienen los cristales muertos». É
3 Joaquim Cardoso, (Recife PE 1897-1978) poeta e arquitecto; trabalhou com Oscar Niemeyer e estreou na poesia aos 50 anos (Poemas, 1947). Outras obras: Preludio e elegia de uma
despedida (1952) e O coronel de Macambira (1963).
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uma mineralização duma coisa animal: «los ojos». Depois volta
a animalizar uma coisa que não morre, como os cristais. Isso
é que eu chamo objetividade: a concretude do flamenco.
Gosta mais da letra do que da música?
Gosto da música, mas a letra do flamenco não tem concessão com o popular. Eu conheci pessoalmente e ouvi cantar, e
depois nos discos, a Manolo Caracol, a Antonio Mairena. Deste
último gosto mais porque era mais frio. Toureiros: conheci a
Manolete, a Ordoñez...
O senhor acha que há alguma relação entre a poesia primitiva espanhola e o flamenco?
Gosto muito do flamenco, mas da literatura primitiva ainda
mais. Eu prefiro a palavra concreta. Quando eu descubri a literatura espanhola foi um deslumbramento. Compreendi que
estava feita com coisas. Eu conheci o flamenco, cantores, bailarinos. Depois disso, Lorca perdeu um pouco de originalidade.
Mas Lorca está perto do flamenco, como Falla!
Eu conheci o flamenco não estilizado.
Qual é esta relação entre Andaluzia e a feminidade, e
Pernambuco e a masculinidade?
A primeira vez em Barcelona, eu não tinha vontade de ir
para Sevilha. Em Barcelona comecei a conviver com o flamenco, em «casas de fiestas». Os meus amigos catalães não o
compreediam. Eu não queria ir para Sevilha, porque era muito
longe. Era uma coisa inconsciente. Eu tinha medo de ficar fascinado por Sevilha.
Sevilha é uma cidade profundamente feminina. Pernambuco, a zona de mata, onde nasci e cresci, (o meu pai tinha um
engenho de açúcar) é húmedo; mas o agreste sertão é mais
masculino, sua virilidade, sua aspereza. Alguns poemas meus,
quando viagei por Castela, achei muito de Pernambuco; ainda
não conhecia Andaluzia. Nesta obra de 9/9, há um único
poema do flamenco que conheci em Barcelona.
Tinha algum círculo de poetas em Sevilha?
Sim, um grupo de amigos; mais velhos do que eu, dois poetas: Rafael Laffón4 e Julio (sic) Joaquin Romero Murube, director del Alcázar5. Mais moços, Julio Mariscal6, Manuel Mantero7,
Aquilino Duque8. Detesto escrever cartas. Quando deixo um
4 Rafael Laffón poeta sevilhano, nascido em 1900, a sua poesia está caracterizada por uma determinada tendência preciosista derivada do modernismo. Posteriormente evoluiu para um
mundo poético mais simples e humano. É autor de Cráter (1921), Signo + (1927), Identidad (1934), Romances y madrigales (1944), Adviento de angustia (1948) e Vigilia del jazmín (1952).
Em prosa publicou La rama ingrata (1959) e La cicatriz y el reino (1964).
5 Joaquin Romero Murube (Sevilla, 1904-1969), poeta, que se deu a conhecer em revistas literárias de Sevilha, onde dirigia los Jardines del Alcázar. A sua poesia, construída com uma dedicada elaboração formal, tem predilecção pelos metros clássicos. A sua obra poética é a seguinte: Canción del amante andaluz (1941) e Kasida del olvido (1945). Em prosa escreveu: Sevilla
en los labios (1938) e Discurso de la mentira (1943). João Cabral cita-o num poema intitulado «O Segredo de Sevilha», em Sevilha andando.
6 Julio Mariscal Montes (Arcos de la Frontera, (Cádiz), 1922-1977). Dedicado ao ensino primário, foi um dos poetas mais significativos da Geração de 50. Da sua obra destacamos Corral de
muertos (1953), Pasan hombres oscuros (1955), Poemas de ausencia (1957), Tierra (1965), Último día (1971) e Trébol de cuatro hojas (1976). Em 1978 a Universidade de Sevilha publicou uma antologia da sua obra poética. A sua poesia parte de acontecimentos biográficos que procuram uma reflexão existencialista, misturando imagens trascendentes com elementos quotidianos. Encontra-se na sua obra um marcado fatalismo para o ser humano, que faz necessária a ajuda de Deus, adquirindo a sua poesia a forma de uma prece.
7 Manuel Mantero, poeta sevilhano, nascido em 1930, foi Catedrático de literatura espanhola na Universidade de Georgia e publicou La carne antigua (1954), Tiempo del hombre (1960)
(Prémio Nacional de Literatura), e Misa solemne (1966) (Prémio Fastenrath). Autor também de uma Antologia poética. Publicou um artigo intitulado «Juan Cabral de Melo Neto y el pueblo
español» en La poesía del «yo» al «nosotros»; introducción a La poesía contemporánea, Madrid, Guadarrama, 1971, pp. 199-204.
8 Aquilino Duque (Sevilla, 1931). Poeta e romancista, mora em Italia. Podemos destacar das suas obras poéticas El campo de la verdad (1958), De palabra en palabra (Prémio Leopoldo
Panero, 1967) e os romances La operación marabú (1966) e Los consulados del Más Allá (1966).
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posto, nunca escrevo aos amigos, penso neles mas nunca
escrevo. Eu passaria uma vida para escrever uma carta.
Brossa9?
E Joan
Com Dau al Set, era muito amigo meu. Pons veio para São
Paulo, mas depois morreu.
Os meus poemas sobre Andaluzia foram publicados numa
edição para a Expo de Sevilha. Só tenho um exemplar.
Sebastião Lacerda ficou com um só. Foram editados em
Itamarati, pela Nova Fronteira, que financiou a edição, muito
cuidada, mas foram distribuídos antes da minha chegada a
Sevilha, onde fui como representante de Collor, a 6 de
Setembro de 1992. O editor também não tem.
Há traduções para o espanhol de Crespo10 e outra em Visor
de Pablo del Barco11. Também Santos Torroella12, que foi muito
amigo meu, traduziu alguns poemas meus.
Eu servi seis vezes em Espanha, duas em Barcelona, duas
em Sevilha e duas em Madrid. Em Abril do 1947 cheguei a
Barcelona como Vice-Cônsul até Agosto de 1950, que fui para
Londres. Durante o ano 1960 e 1961 morei em Madrid; estive
em Sevilha, primeiro, de 1956 até 1958 e depois, voltei para
ficar durante os anos 1962-1964. Nos anos 1967-1969, esti-
ve como Cônsul Geral em Barcelona.
Acha alguma relação entre a literatura de cordel e a literatura espanhola?
Eu conheci de menino a literatura de cordel. A sua complexidade estrófica me marcou, mas os temas dramáticos não têm
nada com a minha obra.
A paisagem: os canaviais de Pernambuco e de Málaga?
Pernambuco é latifundio «a perder de vista». A primeira vez
em Málaga, fiquei impressionado porque era no quintal. Em
Málaga a produção de cana é menor do que no Rio!
Há uma coisa que eu detesto, o abstraccionismo lírico. Adoro
Mondrian. Eu procuro escrever como vigia, sem espontaneidade.
E Lorca. Qual é a presença de Lorca na sua obra?
Eu li a Lorca. É um grande poeta, dos maiores do século em
Espanha, mas um pouco decorativo: é um «moinho de imagens». Eu conheci o flamenco em Sevilha; os touros em
Barcelona no ano 1947. Mas achava Lorca um pouco decorativo; Miguel Hernández «mas entrañable, porque viene de las tripas». Na falta de decorativismo de Berceo, do Mester de
9 Joan
Brossa, escritor em língua catalã, desaparecido recentemente, nasceu em Barcelona em 1919. Ligado estreitamente ao movimento vangardista da posguerra espanhola, junto de J.V.
Foix e Joan Miró. Editou o único número da revista Algol com Arnau Puig, Joan Ponç e Antoni Tàpies. Em Setembro de 1948, fundou com Tharrats e Cuixart Dau al set. Relacionado com
artistas plásticos, publicou a sua primeira obra poética Poesia rasa em 1970 e em 1974 Poesia escènica. Em va fer Joan Brossa é um volume no qual exprime a anti-poesia; o prefácio da
primeira edição é da autoria de João Cabral de Melo Neto.
10 Angel Crespo, poeta desaparecido recentemente, nasceu em Ciudad Real, em 1926. Fundou e dirigiu a revista Deucalión (1951-53). Publicou vários livros de poesia como Una lengua
emerge (1950), Quedan señales (1952), La pintura (1955), Todo está vivo (1956) e La cesta y el río (1957). Posteriormente apareceu Pausa de otoño (1962) e No sé cómo decirlo (1967).
Traductor e estudoso da obra de Fernando Pessoa. Da poesia de João Cabral publicou um estudo com a sua mulher, Pilar Gómez Bedate, «Realidad y forma en la poesía de João Cabral de
Melo» na Revista de Cultura Brasileña, Madrid, (3-98):5-69,(Marzo de 1964). Além disso, foi autor, além de outras traduções de poemas para espanhol, de uma Antologia Poética de João
Cabral. (Madrid, Ed. Lumen, 1990). João Cabral dedica-lhe um poema intitulado «Para a Feira do Livro» em A Educação pela Pedra (1962-65).
11 Pablo
del Barco (Burgos, 1947) poeta da geração posterior a 1975, destacamos da sua primeira obra Piedra quejida (1975), Versounverso (1979) 14x14 sonetos (1980). Mais recentemente tem publicado Popular (1987). Da sua responsabilidade é o prefácio, a tradução e as notas de La Educación por la Piedra , Madrid, Visor, 1982.
12 Rafael Santos Torroella, poeta nascido em Port Bou, em 1914, foi tradutor de poetas e prosistas estrangeiros, dirigiu a revista Cobalto e tem sido secretário de diversos congressos de poesia, em Segovia, Salamanca e Santiago. Entre os seus livros destacamos Ciudad perdida (1949), Altamire (1949), Sombra infiel (1952), Nadie, Poemas del Avión (1954), Hombre antiguo
(1956) (Prémio «Ciudad de Barcelona») e Cerrada noche (1959). João Cabral dedica-lhe um poema intitulado «A Palo Seco», en Poesia/Quaderna.
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Clerecia, no Século de Ouro há coisas que me entusiasmam,
Góngora... Mas a literatura espanhola primitiva foi a que mais
me marcou. Soto de Rojas, Espinel me influenciaram. O Romantismo espanhol, nunca me entusiasmou. A literatura de
influencia francesa foi má. Aqui negativamente. A Geração de
98, Machado, Valle Inclán, mas não tenho interesse por Juan
Ramón Jiménez. O mundo das preferências é o mundo mais
misterioso que há. Da Geração de 27, tenho grande entusiasmo por Cernuda, Aleixandre, influenciados pelo surrealismo. O
carácter espanhol tem tanta força! Acho-os melhores do que os
surrealistas franceses.
Miguel Hernández foi influenciado pelo surrealismo.
Espanha tem esta coisa que para mim é um secreto: o popular.
Não sei se foi Ortega quem disse: «en España lo que no es
popular es pedantería». É esta coisa do popular no cante flamenco que me entusiasma.
E Antonio Machado?
Gosto muito de Campos de Castilla, Galerías interessame menos.
Qual é a sua relação com Fernando Pessoa?
A literatura portuguesa está hoje toda movilizada em torno a
Fernando Pessoa. Mensagem me pareceu um livro construído e
me interessa muito. Devo dizer que aquele excesso de subjectividade de Pessoa não me interessa; e não o entendo. Isso é
quase uma blasfémia. Para mim, o resto de Pessoa não me interessa. É um poeta tão múltiple, mas não tem uma teoria poética.
neiro? Aí há uma coisa subjectiva, mas não em me confesar.
Em Sevilha andando, a primeira parte é sobre a minha mulher;
agora, porque esta mulher me interessou e não uma inglesa
loura? Na escolha há subjectividade.
Continua interessado por Sevilha?
Sevilha andando. A primeira parte é um retrato da minha
mulher: Sevilha andando. A segunda parte é a cidade de Sevilha: Andando Sevilha. Temas sevilhanos e temas anteriores.
Sevilha andando é o seu último livro?
Não estou bem de saúde, faltam-me forças físicas para trabalhar. Uma vez perguntei a Cardoso: Como é que escreveu
tão pouco? Cardoso riu e disse: «é muito melhor ler do que
escrever». Estou de acordo inteiramente com ele.
Escreveu crítica em 1954 em São Paulo, num Congresso.
Também nos Cuadernos Hispanoamericanos, Poesia e
Composição. Aguilar está fazendo as minhas obras completas.
Aguilar pertence a Nova Fronteira. A minha mulher está a fazer
a introdução.
Para quando vai ser a edição de Aguilar13?
Para fim do ano.
Qual é o seu melhor crítico?
É difícil dizer. A crítica... «uma obra de arte é como um diamante», dizia Valéry. Se eu escrevesse uma autocrítica não
seria melhor. Cada pessoa tem o seu ponto de vista.
Considera-se um poeta objectivo?
Acontece que por mais objectivista que seja um sujeito, ele
é um sujeito. Porque é que eu falo da cabra e não falei do car13 A
edição da Obra Completa de João Cabral de Melo Neto, organizada por Marly de Oliveira com assistência do autor, foi publicda em 1994 no Rio de Janeiro, pela editora Nova Aguilar s.a.
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REVISTA DE LA ASOCIACIÓN DE LUSITANISTAS DEL ESTADO ESPAÑOL (ALEE)

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