Salió el sembrador a sembrar La parábola de la semilla en tierra.
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Salió el sembrador a sembrar La parábola de la semilla en tierra.
LECTIO DIVINA Domingo XV° Durante el año C. A 13 de julio 2014 Salió el sembrador a sembrar La parábola de la semilla en tierra. LA PALABRA HOY Tomado de: http://ocarm.org/es/content/ocarm/¿qué-eslectio-divina; www.lectionautas.com. y Zevini, Giorgio y otr. Lectio Divina cada día del año. 13 Domingos del Tiempo Ordinario (ciclo A) pp. 136-138 Ed. Verbo divino. pp.. Para uso de las comunidades de las Parroquias de santa Rosa de Lima y de san Juan Bautista. PP. Somascos. 12 Isaías 55, 10-11: Para que dé simiente al que siembra Salmo 64, 10-14: Cuidas la tierra, la colmas de abundancia. Romanos 8, 18-23: La creación espera anhelante. Mateo 13, 1-23: El que tenga oídos, que oiga EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA. o ORACIÓN INICIAL La oración es, también, disponibilidad para escuchar; es el momento propicio en el cuál se realiza el verdadero encuentro con Dios. Hoy, domingo del “sembrador”, queremos abrir el corazón a la escucha de la palabra de Jesús con las palabras de San Juan Crisóstomo, para llegar a ser, también nosotros, oyentes dóciles y disponibles de la Palabra que salva: “Haz, Señor, que escuche con atención y recuerde constantemente tu enseñanza, que la ponga en práctica con fuerza y voluntad, despreciando las riquezas y alejando todas las inquietudes de la vida mundana… Haz que me fortifique enteramente y medite tus palabras poniendo profundas raíces y purificándome de todos los atractivos mundanos”. (San Juan Crisóstomo, Comentario al Evangelio según S. Mateo 44,3-4) I Lectura ¿QUÉ DICE EL TEXTO? Contexto: Mateo coloca la parábola de la semilla con los sucesos precedentes de los capítulos 11 y 12, donde se ha mencionado el reino de Dios que sufre violencia. El tema de nuestra parábola, como de todo el discurso en las parábolas en el capítulo 13, es el reino de Dios. La “casa” de la que Jesús sale es la que había tomado en Cafarnaúm por morada y donde se encuentra con sus discípulos (v.1: Aquel día salió de casa) y su salida se pone en relación con la del 2 Propuestas comunitarias: Motivados por el evangelio de hoy, emprendamos la misión de evangelizar las zonas de nuestras comunidades o parroquias que todavía no han recibido el anuncio de la buena nueva. Para la actividad anterior se puede elaborar un pequeño tríptico o boletín, que contenga un texto bíblico con una pequeña explicación, para hacer más fácil la evangelización. 6 ORACIÓN FINAL Señor, tu parábola del sembrador, nos enseña a cada uno de nosotros, los caminos de nuestra vida, la dureza del vivir cotidiano, las dificultades y los momentos de docilidad y que constituye nuestro paisaje interior. Todos somos, muchas veces: caminos, pedregales y espinas. Pero también tierra fértil, buena. Líbranos de la tentación de las potencias negativas que intentan anular la fuerza de tu palabra. Fortifica nuestra voluntad cuando las emociones fugitivas, inconstancias hacen menos eficaz la seducción de tu Palabra. Ayúdanos a conservar el gozo que el encuentro con tu Palabra sabe engendrar en nuestro corazón. Haz fuerte nuestro corazón para que en la tribulación no nos sintamos indefensos y expuestos al desánimo. Danos la fuerza de resistir a los obstáculos que ponemos a tu Palabra cuando sobrevienen las preocupaciones del mundo o estamos engañados por el brillo del dinero, seducidos por el placer, por las vanidades de aparentar. Conviértenos en terreno bueno, personas acogedoras, para ser capaces de ofrecer nuestro servicio a tu Palabra. Amén 11 reprendido, pues no es posible que la roca se convierta en tierra, ni que el camino deje de ser camino, y las espigas, espigas. No así en el orden espiritual. Aquí sí que es posible que la roca se transforme y se convierta en tierra grasa, y que el camino deje de ser pisado y se convierta también en tierra feraz, y que las espinas desaparezcan y dejen crecer exuberantes las semillas. De no haber sido así, el Señor no hubiera sembrado. Y si no en todos se dio la transformación, no fue ciertamente por culpa del sembrador, sino de aquellos que no quisieron transformarse. Él hizo cuanto estaba de su parte; si ellos no cumplieron su deber, no fue ciertamente culpa de quien tanto amor les mostrara. sembrador (v.3: y el sembrador salió para sembrar). Su “salir” tiene como término fijo o concreto la orilla del lago (v.1:y se sentó a orillas del mar); este lugar reclama el momento en el que Jesús había llamado a sus discípulos (4,18) , pero, el mar es un lugar de tránsito hacia los pueblos paganos, por tanto, representaba la frontera entre Israel y el mundo pagano. El fondo del discurso en las parábolas es, por tanto, el lago de Genesaret, llamado “mar” según la opinión de la gente. Su salida atrae a la gente. Y mientras Jesús está sentado en la orilla del mar, sorprendido por la cantidad de gente que se le acercaba, se vio obligado a subir a la barca. Ésta se convierte en la cátedra de su enseñanza. Jesús se dirige a sus oyentes mediante “un hablar en parábolas” que es algo diverso de enseñar o anunciar. El texto (Juan Crisóstomo, «Homilías sobre el evangelio de san Mateo», 44,3, en † Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 1 Obras de san Juan Crisóstomo, I, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1955, 847-848). 5 ACCIÓN ¿A QUÉ ME COMPROMETO? ¿A QUÉ NOS COMPROMETEMOS? Propuestas personales: Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica» (Le 11,28). Te invitamos a seguir con la misión dejada por Cristo, saliendo a tu comunidad para sembrar en los corazones de tus vecinos y amigos la semilla de la buena nueva de Jesucristo. Busca a algún amigo/a que todavía no conozca mucho al Señor y comenta este texto y realiza con él una oración 10 -23) Gloria a ti, Señor. 1 Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. 2Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. 3Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo: “Una vez salió un sembrador a sembrar, 4y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. 5 Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; 6pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. 7 Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. 8Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. 9El que tenga oídos, que oiga”. 10 Después se le acercaron sus discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?” 11El les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos 3 no. 12Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. 13Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. 14 En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; 15porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. 16 Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. 17Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron. 18 Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador. 19 A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. 20 Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; 21pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. 22 Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto. 23 En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”. Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús. Para ayudarnos en la escucha de la palabra. ¿Cuál era el objetivo del sembrador? 4 4 CONTEMPLACIÓN ¿QUÉ CONVERSIÓN DE LA MENTE, DEL CORAZÓN Y DE LA VIDA ME Ó NOS PIDE EL SEÑOR? La Palabra en el corazón de los Padres ¿De qué provino, pues, díganme, que se perdiera la mayor parte de la siembra? Ciertamente que no fue culpa del sembrador, sino de la tierra que recibió la semilla; es decir, por culpa del alma, que no quiso atender a la Palabra. -¿Y por qué no dijo que una parte la recibieron los tibios y la dejaron perderse, otra los ricos y la ahogaron, otra los vanos y la abandonaron? -Es que no quería herirlos demasiado directamente, para no llevarlos a la desesperación, sino que deja la aplicación a la conciencia de sus mismos oyentes. Mas no pasó esto solamente con la siembra, sino también con la pesca, pues también allí la red sacó muchos peces inútiles. Sin embargo, el Señor pone esta parábola para animar a sus discípulos y enseñarles que, aun cuando la mayor parte de los que reciben la Palabra divina hayan de perderse, no por eso han de desalentarse. Porque también al Señor le aconteció eso, y, no obstante saber Él de antemano que así había de suceder, no por eso desistió de sembrar. -Mas ¿en qué cabeza cabe, me dirás, sembrar sobre espinas y sobre roca y sobre camino? -Tratándose de semillas que han de sembrarse en la tierra, eso no tendría sentido; mas, tratándose de las almas y de la siembra de la doctrina, la cosa es digna de mucha alabanza. El sembrador que hiciera como el de la parábola merecería ser justamente 9 za de la acción. Hoy se necesitan evangelizadores fiables, solícitos e infatigables. Cada comunidad eclesial está llamada por la parábola del sembrador a no realizar una acción selección sobre las personas o contextos sociales donde anunciar el evangelio; es necesario tener amplitud de miras y dedicarse también a las situaciones que parecen imposibles para comunicar el evangelio. Cada acción pastoral de evangelización conoce un primer momento de efímero entusiasmo, al cuál, sin embargo, puede seguir una respuesta de frialdad y oposición. Los varios intentos de la pastoral, se comparan a los tres intentos del sembrador, que al final son recompensados con la abundancia del triple fruto. Ciertamente la palabra de Jesús germina y fructifica en los corazones disponibles a su acción, pero no se necesita desistir en el despertar del sopor, la indecisión y la dureza de oídos de muchos creyentes. 3 ORACIÓN ¿QUÉ NOS HACE DECIRLE A DIOS? La Palabra se convierte en oración Jesús, divino Sembrador, ven y siembra el campo que somos nosotros. Prepara el terreno, límpialo de espinos y piedras, rotura con profundos surcos la tosca tierra, sáchala, allana los terrones y, después, atravesando el campo con pasos largos, con gesto grandioso, solemne, desparrama a voleo la semilla con tus admirables manos. Jesús, divino Sembrador y semilla de vida eterna, ven, en esta hora de gracia, siembra en nuestros corazones tú Palabra, tú mismo, y que germine, florezca y fructifique la Iglesia peregrina para los graneros del Cielo. Amén 8 ¿En qué lugares cayeron las semillas lanzadas por el sembrador? ¿Qué paso con las semillas que cayeron a la orilla del camino? ¿Qué pasó con las semillas que cayeron en un terreno con poca tierra y mucha piedra? ¿Qué pasó con las semillas que cayeron entre los espinos? ¿Qué pasó con las semillas que cayeron en tierra buena? ¿Por qué no le es permitido a todos conocer los misterios del reino de los cielos? ¿Por qué Jesús enseña con ejemplos? ¿Por qué Dios ha bendecido a los discípulos? ¿Qué es lo que significa el ejemplo del campesino? La palabra se ilumina: El relato parabólico habla de un sembrador, no de un campesino y su actividad está caracterizada por el contraste entre la pérdida de las semillas (13, 4 -7) y el fruto abundante (13,8). Además, hay que notar una diferencia entre las riquezas de los particulares con la que viene descrita la pérdida de las semillas y la forma concisa del fruto abundante. Pero a la cantidad de experiencias sin éxito y de desilusión representada por las varias pérdidas de semilla (...en el camino...en terreno pedregoso... entre espinas...) se contrapone la grande cosecha que hace olvidar la experiencia negativa de la pérdida. Además, en la parábola hay una diferencia temporal entre la fase del comienzo de la semilla y la del fin que coincide con el fruto de la cosecha. Si en varios intentos de la semilla el fruto está ausente, tal falta nos lleva al Reino de Dios, al momento en el que se hará la gran cosecha. Jesús, el sembrador, siembra la semilla del Reino (13,19) que hace presente la señoría de Dios sobre el mundo, sobre los hombres y que realiza el fruto final. La parábola tiene tal fuerza persuasiva que lleva al oyente a tener confianza en la obra de Jesús que, aunque a veces se vea llena de fracasos y desilusiones, al final tendrá un éxito clamoroso. Jesús, aparte, comunica a los discípulos el objetivo de hablar en parábolas (13,10-17): Después de la narración de la parábola y antes de su explicación (13,18 -23) los discípulos se acercan a Jesús ( el verbo acercarse expresa la relación íntima con Jesús) y le hacen una pregunta explícita, no ven el motivo por el que Jesús hable en parábolas a la gente (v.10: ¿Por qué les habla en parábolas?). La respuesta a su pregunta los discípulos la reciben en el v. 13: “...les hablo en pará5 bolas, porque ellos, viendo no ven, y oyendo, no oyen ni entienden”. Es como decir: la gente no entiende, ni comprende. Jesús no pretende forzarle a entender. De hecho, hasta ahora Jesús ha hablado y obrado con claridad, pero la gente no ha comprendido; sin embargo, habiendo disminuido la condición para exponer su mensaje en su radicalidad – esto es, la comprensión – recurre al lenguaje de las parábolas, que siendo más velado, estimula a la gente a pensar más, a reflexionar sobre los obstáculos que les impide la comprensión de la enseñanza de Jesús. Parecen repetirse los tiempos de Isaías, cuando el pueblo estaba cerrado al mensaje de Dios (Is 6,9-10) y cómo tal situación de rechazo previsto por la tradición bíblica se repita ahora en la gente que “ve-escucha”, pero no comprende. Jesús lo muestra en la primera parte de la respuesta cuando distingue entre aquéllos que entran en el conocimiento de los misterios del reino y los que son excluidos. El conocimiento de los misterios de Dios a saber, el plan de Dios, es posible con la intervención de Dios y no con las propias fuerzas humanas. Los discípulos son presentados como aquéllos que comprenden la palabra de Jesús, no porque sean más inteligentes, sino porque es Él mismo, quien les explica su palabra. La incomprensión de la gente se convierte en la causa de hablar en parábolas: ellos no entienden a Jesús, por tanto, ponen en evidencia su abierta incomprensión obstinada o mejor la incapacidad de discernir. Los discípulos, al contrario, son llamados dichosos porque pueden ver y escuchar. sufrimiento y persecución, inevitables en todo camino de fidelidad a la escucha de Dios. La tercera posibilidad evoca las preocupaciones materiales que pueden sofocar la Palabra (13,22). Y finalmente, el éxito positivo: la semilla perdida en los anteriores terrenos, se compensa con el resultado fructuoso. En síntesis se evocan en la parábola tres aspectos que siguen al acto de creer, activo y perseverante: el escuchar, el comprender y el llevar fruto. 2 MEDITACIÓN ¿QUÉ NOS DICE EL TEXTO? La Palabra me ilumina Jesús, después de haber expresado los motivos de por qué hablaba en parábolas, ilustra la suerte de la palabra del Reino en los diferentes oyentes. Aunque vienen enumerados cuatro tipos de terreno, dos son las tipologías de oyentes que se ponen en confrontación: quien escucha la Palabra y no comprende (13,19) y quien escucha la Palabra y comprende (13,23). Es interesante notar que Mateo, a diferencia de Marcos, narra la historia en singular. Es el empeño personal el yunque de prueba de la verdadera escucha y de la comprensión. La primera categoría de oyentes están por la escucha de la palabra (19), pero no la comprenden. La comprensión de la Palabra se ha de entender aquí, no a nivel intelectual, sino sapiencial, es necesario entrar en su significado profundo y salvífico. En la segunda (13,20-21) la Palabra, además de ser escuchada, es acogida con gozo. Tal acogida (falta de raíces) se hace inestable cuando al entusiasmo del principio sigue la continuidad de la elección, debida seguramente a experiencias de - ¿Qué puede decir hoy la parábola a la Iglesia? ¿Qué terreno presenta nuestra comunidad eclesial? Y a nivel personal ¿qué disponibilidad interior y comprensión manifestamos ante la escucha de la Palabra? - ¿No es verdad que los peligros señalados por Jesús a sus discípulos sobre la acogida de la Palabra nos tocan también a nosotros? ¿Por ejemplo: la inconstancia de frente a las dificultades, la negligencia, la pereza, el ansia por el futuro, las preocupaciones cotidianas? - Los discípulos han sido capaces de preguntar a Jesús, de interrogarle sobre las preocupaciones y dificultades. En tu camino de fidelidad a la Palabra de Dios ¿a quién diriges tus interrogativos, tus preguntas? De la cualidad de nuestras preguntas dependen también las respuestas que Jesús sabe comunicarnos en la relación íntima y personal con Él. - La figura del sembrador nos lleva a la de la Iglesia en su empeño de evangelización: saber comunicar de un modo nuevo la figura de Jesús y los valores del evangelio. La Iglesia debe distinguirse por la autoridad de su enseñanza, por la franqueza de su predicación y por la fuer- 6 7 La explicación de la parábola (13, 18-23):