Remitido de prensa pagado Por José Luis Branger y publicado en

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Remitido de prensa pagado Por José Luis Branger y publicado en
Remitido de prensa pagado Por José Luis Branger y publicado en Últimas Noticias
El jueves 12 de marzo asistí, a las 11 de la
mañana, al Tribunal que preside el doctor
Cumare Navas con el objeto de ratificar mi
declaración rendida ante el Cuerpo Técnico de la
Policía Técnica Judicial. Tras rendir mi
declaración tuve que salir escoltado de dicho
Tribunal, ya que una turba de gente, que
atentaba contra mi integridad física, rodeaba el
edificio “Universidad”. Gracias a la efectiva
acción de un Destacamento de la Policía
Metropolitana, pude ser trasladado sano y salvo
hasta mi hogar.
El viernes 13 de marzo, en el transcurso de la
mañana, recibí varias llamadas de amigos y
familiares
advirtiéndome
sobre
los
inconvenientes que se podrían presentar esa tarde en el acto de mi Graduación.
Desoyendo estos buenos consejos, a las 3 y 40 minutos de la tarde, abordé un taxi que
me condujo desde mi casa hasta el recinto del Aula Magna de la Ciudad Universitaria.
En el momento en que fui llamado al estrado para recibir mi título, una muchedumbre
que se encontraba sentada en la escalera del Aula Magna, comenzó a gritarme:
“¡Mafioso!”, “¡Asesino!”, interrumpiendo y saboteando el solemne acto que se llevaba a
cabo.
Luego de recibir del Rector Neri mi título de Abogado y, ante la belicosa actitud que se
vislumbraba, varios vigilantes de la UCV me trasladaron al sótano del Aula Magna con
el propósito de resguardarme de la agitada muchedumbre. En dicho lugar permanecí por
el espacio de dos horas hasta que fui descubierto por un grupo de…! La muchedumbre
comenzó a agolparse a las puertas de dicho sótano y los gritos de que me iban a matar
empezaron a golpear mi cerebro. Posteriormente, uno de los líderes de esta masa me
propuso llevarme nuevamente al Aula Magna, garantizándome la vida, con el objeto de
hacerme un juicio público, a lo cual accedí ya que era la única alternativa que me
quedaba.
Nuevamente en el A. M., dos de estos líderes hablaron por micrófono y dijeron:
“He aquí a un típico ejemplar de la burguesía. Asesino que está en la calle debido al
complot que tiene el Estado venezolano y el Sistema que éste representa, con dicha
burguesía”.
Consideraron que el hecho de que un individuo como yo hubiera asistido a este acto y
recibido un título universitario, era una bofetada contra la comunidad universitaria.
Acto seguido, fui sacado de dicho recinto, escoltado por vigilantes, amigos y algunas
personas que me creen y tienen fe en mí. Fuimos caminando hasta las puertas de la
Universidad. En el camino recibí algunos golpes y varias personas me escupieron el
rostro. Me gritaron “¡Asesino!”, “¡Criminal!”, “¡m… fuera de la Universidad!” Me
condujeron hasta las puertas del Jardín Botánico donde quedé bajo el resguardo de la
Guardia Nacional, la cual, una vez calmada la turbulencia y retirada la muchedumbre,
me trasladó a mi hogar con la colaboración de la PTJ.
Estos han sido los acontecimientos por los cuales ha pasado mi vida en los últimos dos
días.
Me entristece enormemente que grupos pertenecientes a la comunidad universitaria me
odien, y me rechacen y afirmen que soy el asesino del niño Vegas!
Yo sé muy bien que, por encima de todo, esta gente odia al Sistema que mi apellido
representa y me utilizan como bandera para sus intereses políticos.
Pero lo que ellos no saben es que yo también reprocho a ese mismo Sistema. Mi lucha
contra él ha sido solitaria ya que nunca me he identificado con ningún grupo político.
Tampoco saben que durante el transcurso de todo este problema en que me he visto
involucrado, la familia Branger no ha tenido intervención ninguna, a no ser para
manifestarme su incondicional apoyo moral y reiterarme una confianza que yo creía
haber perdido.
Yo he afrontado la situación solo y así lo seguiré haciendo. No permitiré que mis
familiares se tomen ningún tipo de molestia por una causa en la que he caído y de la
cual pienso salir solo.
Incuestionablemente para quienes bien me conocen, yo simpatizo con las ideas que
propugnan las diferentes izquierdas que existen en el país. He mantenido
conversaciones con algunas de ellas y me causa gran dolor que un periódico llamado
“Punto” me trate de la manera que lo viene haciendo. A Teodoro Petkoff yo lo
considero mi amigo. Es más, el año pasado, en mi residencia, para entonces situada en
El Hatillo, se celebró una reunión con él a la cual asistieron un grupo de jóvenes
residentes en el Country Club y todos quedamos encantados con la manera en que se
nos explicó se proyectaría la política del MAS.
Un mes después, citamos al doctor José Vicente Rangel a un penthouse de un edificio
situado en la Avenida Miguel Ángel de las Colinas de Bello Monte, para que nos
explicara, a mí y a un grupo de pelos largos, como yo, el alcance de su pensamiento y
las metas que persigue su candidatura. El éxito de la reunión volvió a repetirse.
No entiendo cómo todos estos señores que se mostraron tan receptivos a nuestras ideas
y tan sinceros, puedan ahora rechazarnos de la manera que lo viene haciendo “Punto”
sobre el cual ellos tienen tanta influencia.
Pasé 6 años en la Universidad aspirando a recibir un título de esa Magna Casa de
Estudios y siempre recibí muestras de afecto y cariño por parte de toda la comunidad
universitaria que ayer me repudió de tan terrible forma. Yo sé que no son todos, pero
que lo sea uno solo, me entristece.
Pido perdón a mis compañeros que ayer recibieron su título junto conmigo, por el mal
rato y las bajezas que tuvieron que sufrir debido a mi presencia. Ustedes son la gente
más maravillosa que he conocido en mi vida. Gracias por su apoyo y de todo corazón
les pido disculpas por el denigrante espectáculo que ustedes y sus familiares debieron
soportar en tan importante día para todos nosotros.
José Luis Branger no vive en el Country Club, vive en Sabana Grande.
JLB no se graduó de abogado en la Universidad Católica, sino en la Central.
JLB rechazó todas las maravillosas oportunidades que el Sistema capitalista le ofreció y
no se arrepiente.
JLB se encuentra solo y cada día cree menos en las fuentes políticas que mueven este
país.
JLB no se identifica con nadie, a él lo identifica cada grupo según sus intereses.
JLB ya no quiere seguir haciéndole el juego a toda esta gente.
JLB lucha solo contra la incertidumbre de su vida.
Fui involucrado en el caso Vegas Pérez por un rumor que salió de la misma gente con la
cual mi apellido se identifica. El doctor Molina Gásperi, quizá uno de los mejores
policías con que cuenta Venezuela, no entendió, ni entiende, cómo esa gente trató de
involucrarme, como en efecto lo logró, y dijo que si la PTJ no hubiera perdido tanto
tiempo investigándome a mí, el caso Vegas estaría posiblemente mucho más
adelantado.
En mis primeras declaraciones dije que la PTJ se encontraba despistada ya que no
comprendía ni sabía las causas por las cuales me involucraban en ese secuestro.
Posteriormente, me di cuenta y me consta que la PTJ agotó todos los recursos que
estaban a su alcance para investigar a fondo este caso. Conocía a muchos policías y
puedo afirmar que el Cuerpo Técnico de la Policía Técnica Judicial cuenta con un
equipo de detectives extraordinarios. Tal vez sea la PTJ el organismo judicial que más
cree en mi inocencia ya que me investigaron totalmente, a fondo, y ellos saben quién es
realmente JLB.
El caso está ahora en los Tribunales. Estos se mueven de una manera muy distinta a
como trabaja la PTJ. Al abrir el expediente se encontraron en las primeras páginas del
mismo las declaraciones mías y de Javier Paredes y, por esta razón, fuimos los primeros
en ser llamados a los Tribunales.
Este es aparentemente un caso muy difícil y la presión que está ejerciendo la opinión
pública lo hace aún más para el Juez de la causa. Debo agradecer al señor juez y los
fiscales su trato cordial para con mi persona.
Doctor Martín Vegas: tú me conoces. En varias oportunidades he querido hablar contigo
pero me han recomendado no hacerlo. Para persuadirme han esgrimido la razón de tu
comprensible estado de ánimo.
Martín: estoy contigo desde el primer momento y puedes tener la completa seguridad de
que si algo yo hubiera sabido, lo habría declarado. Sé que has sufrido mucho. Yo
también estoy sufriendo. En los dos últimos días, yo también he estado a punto de
morir, ni siquiera sé el destino de mi vida. Quiero que sepas que mi madre ha sufrido
tanto como Trina, con la única diferencia de que yo, a Dios gracias, estoy vivo, mientras
que Carlos Vicente está muerto.
Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias a la guardia de la Policía Metropolitana
que me ayudó a salir del Edificio Universidad el pasado jueves 12, al igual que a los
valientes vigilantes de la UCV que con tanto coraje me defendieron, al Comandante
García de la Guardia Nacional del Jardín Botánico, que tan amablemente accedió a
resguardarme, a la Brigada del Cuerpo Técnico Judicial de la Comisaría de El Rosal que
en la noche de ayer me llevó a mi hogar. Por último, doy las gracias a todas aquellas
personas que me han brindado su apoyo y creen en mi inocencia.
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