la espiral de la muerte

Transcripción

la espiral de la muerte
LA ESPIRAL DE LA MUERTE
«La pasión política, prolongada a excesos dolorosos y censurables,
fue la causa de la muerte de un hombre, que ajeno a la cuestión
que se dilucidaba bárbaramente, cayó víctima de los disparos de
esa pistola que desgraciadamente, y con frecuencia aterradora, está
presta a salir del bolsillo de los españoles desde algún tiempo a esta
parte». Este es el inicio de la noticia publicada en La Voz con motivo
del triste suceso ocurrido en Vallecas que se cuenta a continuación.
Resume de manera clara y concisa el ambiente político y social que
se respiraba en el país.
Antonio Eulogio Menéndez, de 22 años, afiliado al partido socialista,
moría de tres disparos falangistas en la tarde del 20 de enero de
1936. El joven, que vivía en Villa de Vallecas, en el número 38 del
Camino de la Estación, recibió dos mortales tiros en el pecho y uno
en la cabeza, durante un altercado en el que él nada tuvo que ver.
Como todas las tardes al salir del trabajo, Menéndez se encontraba
compartiendo unos chatos con los amigos en el Gran Bar. A las siete
y media, tres individuos irrumpieron en el local. Iban repartiendo
propaganda de la Falange. Uno de ellos ofreció un panfleto a uno de
los parroquianos. El cliente del bar, que se llamaba Antonio García
Henares, al ver el contenido de lo que le ofrecían, lo arrojó al suelo.
Los tres falangistas se lanzaron sobre él y comenzaron a golpearle. El
resto de la clientela reaccionó en defensa de su paisano. Fue entonces cuando los propagandistas de José Antonio sacaron sus pistolas
y «retrocedieron hasta la puerta del establecimiento, desde donde
hicieron varios disparos hacia el interior»1.
Menéndez cayó al suelo gravemente herido. Entre varias personas lo
recogieron y lo trasladaron con urgencia a la Casa de Socorro de la
barriada. Pero, todo fue inútil. El joven fallecía pocos instantes después de su ingreso.
Diferentes versiones
Según el relato de La Libertad, los asesinos, que eran vecinos de
Vallecas, fueron detenidos por la Guardia Civil y llevados al cuartel.
Junto a ellos fueron detenidas otras tres personas que les ayudaron
durante la huida. El suceso despertó tanta indignación en la barriada,
que para defender la integridad de los detenidos, se necesitaron
refuerzos.
afiliados a la Unión General de Trabajadores –UGT–2.
Por otro lado, La Libertad sitúa el Gran Bar en al antigua calle de
Galán y García Hernández, mientras que el diario La Voz afirma que
se encontraba en la calle de Juan de Dios Raboso nº1 y que su duelo
era Benito San Narciso3.
El entierro
Como protesta contra el asesinato del socialista vallecano «se declaró
la huelga general, siendo el paro absoluto»4. Dos días más tarde,
Menéndez era enterrado en el cementerio de Villa de Vallecas. El
féretro del joven socialista fue escoltado por cientos de compañeros
de partido. La multitudinaria manifestación de duelo fue captada por
la cámara del fotógrafo Alfonso.
Durante el entierro, el pueblo fue tomado militarmente, así como la
carretera de Valencia desde su inicio en el Puente de Vallecas. Todo
el mundo era cacheado por la Guardia de Asalto y no se permitía
transitar en grupo.
En el cementerio, el presidente de la Federación Provincial de las
Juventudes Socialistas, Francisco Toro, pidió «la unidad de acción de
todos los obreros» para acabar con «estos crímenes»5.
Pero, no todo el mundo en Vallecas estaba de acuerdo con el homenaje a la víctima de los falangistas. Cuando los trabajadores de la
fábrica Marti abandonaron el trabajo para asistir al entierro, el dueño
de la empresa, Paulino Sánchez, levantó acta ante notario. Al día siguiente, despidió a todo el personal por incumplimiento del contrato
de trabajo. A esta decisión se achaca, en un informe de la Causa
General, el que durante la Guerra Civil alguien se tomara la justicia
por su mano y, en venganza por aquel despido masivo, asesinara al
empresario y a su hijo6.
Acabado el entierro de Menéndez, otro vallecano moría a tiros. El
albañil José Alcázar Herrero, de 33 años, vecino de la calle Leonor
González y afiliado de Falange Española. El autor del crimen se dio
a la fuga y no fue detenido7. El extremismo violento y sin sentido se
instalaba en las calles.
Sin embargo, el periódico El Socialista difiere de esta versión y afirma
que cuatro de los encausados –Lorenzo Ruiz Doña, Joaquín Gómez
Gómez, José Amado Rodríguez y Antonio López Gallego– fueron detenidos por error, pues todos ellos eran compañeros de la víctima,
«Un grupo de fascistas que repartía hojas de propaganda dispara sus pistolas sobre los concurrentes a un bar y causan la muerte de un joven socialista», La Libertad, 21 de enero de 1936.
«Hoy, a las tres de la tarde, se verificará el entierro del camarada Antonio Menéndez», El Socialista, 22 de enero de 1936.
«El reparto de unas hojas de propaganda de F. E. da lugar a una violenta colisión en Vallecas», La Voz, 21 de enero de 1936.
4
«El entierro de Antonio Menéndez constituyó una manifestación de duelo», El Socialista, 23 de enero de 1936.
5
Ibídem.
6
Literalmente se dice: «la horda» tuvo «presente este acto para que en los primeros días del Glorioso Alzamiento fuese asesinado dicho patrono y su hijo». FC-Causa General, 150, exp. 7.
7
«Ayer se cometieron cuatro agresiones, resultando un hombre muerto y dos heridos graves», La Libertad, 22 de enero de 1936.
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