milonga de amanecer segundo fernandez

Transcripción

milonga de amanecer segundo fernandez
MILONGA
DE
AMANECER
SEGUNDO FERNANDEZ
Escrito bajo el Seudónimo de “EL PUNTANO”
(CRESPINIANO CHAPANAY)
(AÑO1960)
INDICE
PRIMERA PARTE.............................................................................................. 2
SEGUNDA PARTE .......................................................................................... 49
TERCERA PARTE........................................................................................... 87
No es de mi alforja ofender
ni a naides causar dijusto.
Mas cantar no es solo un gusto:
Canto también por deber.
Deber ante el pueblo rudo
(sangro por su mesma herida…),
no es fantasiarle la vida
sino pintarla al desnudo.
Hoy el mundo es cosa rara.
Yo en mis coplas lo reflejo:
no echen la culpa al espejo
si ven muy sucia la cara.
CHAPANAY
PRIMERA PARTE
A mi patria, al cumplir sus ciento
cincuenta años de vida independiente,
dedico esta flor de Mayo…
Con las mulitas al tranco
tapaos de tierra llegamos.
Cansadones, desatamos
por el lao del Puente Blanco.
Cerquitita un benteveo
dejó temblando la rama…
y ya lenguetió una llama
al reparo del poleo.
No se vía ni la falda
de la sierra. Ni un abrigo.
El chorrillero es mi amigo,
pero le dimos la espalda.
Sentados en el apero
nos tufiamos un churrasco,
mientras circulaba un frasco
que se avió el Ñato Lucero.
Se jue este diablo al boliche
y trajo una damajuana.
La gringa, doña Mariana,
se la cambió por un piche.
Pa despistar solo el trueque.
El Ñato no era un tilingo.
Ya lo había gorriao al gringo
que tenía un ojo ñeque.
Desde los primeros tragos
chisporroteó la jarana.
Por áhi me dentró una gana
de peliar! De hacer estragos.
Y es que tenía un embuchao
y lo quería largar.
D`esta noche nu hay pasarpensé ya medio curao-.
Y chichoniándolo al Ñato:
-Decile que me la prieste,
a tu gringa. Que se acueste
primero…don Liberato;
de no se va augar la farra.
-Mirá: No sias infeliz.
Hablá claro: ¿qué querís?
-¡Que me prieste la guitarra!
……………………………………….
La boca d`ese estrumento
llamó a silencio la rueda.
Se movía una alameda
donde iba a esconderse el viento
resollando ya sin juria.
Tres días de Chorrillero.
Deja el cuerpo todo entero
como aporriao por la injuria.
Templé el estrumento aquel
que tentaba a echarle el brazo
de un viborón viejazo
tenía adentro el cascabel.
Corazón de palo blanco
ya posiau, junto a la boca.
Guitarra así, sola toca…
(si quién la toca no es manco.)
Aunque con cuarta de alambre,
muy bonito era el sonido.
Y apenas hice un rajido,
adiós pereza y calambre.
Me saqué de un trago el chucho
y dije cuasi en un grito:
-A dar música yo envito.
cuidará el rial el marucho.
Se vengó de mi jarana
el Ñato al oír el envite:
-Le pedirás el….desquite
con la música a tu Juana?
-No sias pabo….liar tan lerdo.
Dejala a Juana dormir.
Mañana a verla vo a dir
si esta noche no me pierdo.
Le haz errau el viscachazo:
la música es el patrón.
Andá preparao, que el lion
se hai volver por sobre el lazo.
Ya vieron que no era en joda
la invitación que yo hacía.
Bien calientes nos tenía
el doutor aquel de moda.
-Perdé cuidao, hermanitodando brincos dijo el Ñato-.
Te lo pido de barato
si quiere hacerse el torito.
(entre dedos que eran pinzas
rejucilaba el cuchillo).
De un solo tajo a ese pillo
te le hago volar las vinzas.
(Tenía la nariz comida
por el gálico este Ñato.
Lo había resollao un gato,
y le quedó como hundida).
Una vez templado el pico
para el centro le pegamos.
Hochando perros costiamos
las quintas del bajo chico.
Altas tapias de adobones.
(Las trajo aquí el español).
Llenas las quintas de sol,
granados, viñas, cedrones.
Sobrepasando el nivel,
racimos de uvas muy rubias.
Brevas que lavan las lluvias
y se abren gotiando miel.
Se enraciman las abejas.
Pican azules breveros,
y a la sombra los braseros
atizan humildes viejas.
Andá en juicio, atimbiolao,
frené al Chano –que era un loco-.
No caza’e la cola un choco
y lo larga al otro lao?
Éramos cuatro muchachos.
Yo el mayorcito: cincuenta.
Se chasquean si hacen la cuenta:
ya andaban éstos, borrachos.
Es ley de todo carrero
zapatiar sobre sus penas,
como enganchar las cadenas
cuantito asoma el lucero.
Van a ver. Más allacito,
vendiendo achuras y cebo,
habitaba en rancho nuevo
“El Ocotero”, un viejito.
Un tala y un garabato
le daban sombra en verano.
Ta!: no viene el loco’el Chano
y sube y se baila un gato?
Aunque corto el zapateo,
tembló el techito de barro.
te has créido que eso es tu carro?
ya amoscao le grité reo.
Del tala, sin ver la espina,
parando el Ñato la oreja,
con la maña de comadreja
se manotió una gallina.
Y lo mesmo que potrillos
que han visto el lion, disparamos.
Cerquitita sofrenamos.
Salió el viejo en calzoncillos:
“Vengan, perros –los gritó-.
No disparen si son machos.
Vuelvan, cuadrilleros. Guachos.
Por la que los….retiró”.
Al aire largó unos tajos.
Vide una hoja que brillaba
cuando el filo le probaba
voltiano, rabioso, gajos.
En eso también el Bruno
ya peló la de carniar:
“Viejo’e porra! Le vo a dar
que insulte a la madre de uno”.
Pa calmarlo usé las manos.
Lo agarré: No se caliente.
Nunca un criollo hai ser “valiente”
con mujer ni con ancianos.
Chivatiando y dele bulla
dentramos en la ciudá.
Por áhi, en la oscuridá,
vimos brillar la patrulla.
(La bullita los soldados
al paso e’los mancarrones.
se óiba el ruido’e los sablones
balanciandose a los lados).
Ya loquito por hocharla
hizo el Ñato un carraspeo.
-callate –dije-. No veo
qué ganás con provocarla.
No hagás cosquilla a los gatos
que te pueden rajuñar…
Al calabozo va a dar
quién hocha a los cataratos.
Allá, llegando al mercao,
también me dio por la broma.
Vi venir una paloma:
corrí y me le puse al lao.
Era lindona. Rebusta.
La afiaban algunas pecas.
Le hice así por las chapecas…
Caricia que a nadie asusta.
Pero ella dio un sacudón
de hombros –que otra disimula-:
Se arquió y miró como mula
que ya arrastrando el corrión.
Ya ni sé qué le habré dicho.
Si por chanciar era todo.
Me barajó de mal modo:
-Dios me libre de este bicho.
-Un cencerro….y es madrina…
-dije-: lo que a mi me falta.
(Y ya me puso una falta
por la ropa y la charlina):
-Chino traza de cholote,
te querís burlar de mí?
-Prenda que no me da el…sí,
a la…miel le han puesto arrope.
***
Después de jarana tanta,
llegamos a la mansión
donde vivía el cabrón
ya “descamisao” de cuanta.
Calcé el pie sin hacer ruido.
Dos golpes. Uno después.
De adentro salió un: quién es?
Preludié con un rajido:
Disculpen si yo incomodo
con mi cantar a deshora.
Pero toda alma que llora
consuelo busca a su modo.
Le vengo a notificar,
por mandato de mi honor,
que hasta aquí no más, doctor,
yo le voy a cabrestiar.
Le pido mucha atención,
pues yo soy de los de abajo,
ya que a la gent’e trabaja
le ofreció su corazón…
Y aunque molesto disponga
mandarme al cepo, derecho,
déjeme aliviar mi pecho
al compás d’esta milonga.
Pobres y ricos atiendan.
En mi canto hay oro y cobre.
Yo canto en lengua de pobre
para que todos me atiendan.
Naide se aparta de mí
aunque he de entonar altito.
me gusta en el locro el frito,
pero con bastante ají.
Estas coplas no son mías,
sino’e la gente de abajo
que les da con su trabajo
y su dolor, armonías.
De coplas hago derroche.
Nunca en las mesmas voy solo…
Yo anunceo, como el chingolo,
cambio si canta en la noche.
Sólo el que ha sufrío comprende
de otro ser las desventuras.
El corazón late a oscuras
si algún dolor no lo enciende.
Mi vida tomo por base
cuando ajusto la clavija,
pues sin que naide me elija
yo represento a mi clase.
Esa clase de cristianos
hago que en mi canto encuadre.
Aunque hijos del mesmo Padre
no todos somos hermanos…
Y aclaro tal situación
pa qu`el más rudo me entienda:
Un Dios que marca su hacienda,
no es el único patrón.
Algún gallo anda cantando
en las tinieblas del mundo
pa que uno “amor” tan profundo
se nos venga cacariando.
Brotó ese “amor” con Benito.
Con Adolfo floreció.
Y aunque en sangre se anegó
no es amor que esté marchito…
Éste se voló los sesos
redotao entre las ratas.
Y paró el gringo las patas
y le aujeriaron los huesos.
Ojo al Cristo…dice el dicho.
Siguen jugando con fuego.
Alvierta, doutor, su juego
que ha tráido un serio entredicho.
Le pagamos las “albricias”
por su gran “revolución”:
“No habrá –dijo- explotación.
Tomarán las injusticias.
“Vengan, pionadas, hoy mismo.
Repartiremos la tierra.
Hagamos juntos la guerra
contra el vil capitalismo.
“Cambiemos el mundo puerco.
Echemos juera los gringos.
Criollos, encillen los pingos:
saltemos juntos el cerco”…
Tanto estudio y cuánta treta!
para achurarse un puestazo,
y al fin pegarle el sogazo
a “la chusma analfabeta”.
Se dice usté bien nacido
porque no nació entre pobres,
y por un puñao de cobres
se nos voló del partido.
Yo soy un triste carrero
sin más luz que mi concencia.
No la cambeo por la cencia
que hace de un docto un “carnero”.
Sin ser sabio ni doutor
puedo dar algún consejo.
Por mí se espresa el dolor
que me ha aujeriau el pellejo.
Nos vino con viejos cuentos
de “una gran revolución”,
porque alguien de un manotón
se ató el gobierno a los tientos.
Ta conocemos la treta:
Gobierno que sirve al rico,
al pobrerío cierra el pico
y él se le pega a la teta.
Hoy el mundo tiembla enfermo
de fiebre militarista.
Yo al ejército en su pista
los méritos no le mermo.
Pero aquí se han desbordao
coroneles y sargentos
y se han puesto a hacerle cuentos
al pobrerío enbobao.
Que mundo van a cambiar.
No hagan réir los coroneles.
Que vuelvan a los cuarteles
porque su juerte es mandar.
El gobierno es cencia de otro
más ducho y orientador.
No es el mejor domador
quién más rebenquea un potro…
No hagan sonar el clarín
contra el pueblo desarmado…
El modelo de soldado
se los dejó San Martín.
Hoy el hombre de trabajo
sabe en que su mal estriba:
“Revolución” dende arriba,
más cadenas pal de abajo.
*
Sólo soy el coperante.
Esta música es por todos.
Los carreros de mil modos
me han pedido que le cante.
Disculpe lo mal cantado.
Por usté hice el sacrificio.
Yo soy nuevo en el oficio
y estoy mal ensaminado.
Usté asombrará en la historia:
Barrió su “Revolución”
el hambre y la esplotación.
Guardaremos su memoria.
Ni con queso ni patay
pudiendo corresponder…
Le viene un canto a ofrecer
Crespiniano Chapanay.
*
puse el óido en la ventana
maver se decían algo…
-Andá pegales.
-No salgo!
(El miedo a la Pericana.)
**
Los alejamos contentos
(y áhi quedó el tigre empacau).
Que cristiano no se alegra
si larga bien su emtripau?
Al cruzar la Plaza Pringles
me palmió uno las paletas.
Achalay –dijo-. Muchachos:
sienten olor a violetas?
Las narices bien abiertas
la chinada respiraba,
cuando óimos que en los pimientos
ya un zorzal nos saludaba.
L’alba por detrás del Lince
ya se teñía de grana.
Hora la más linda y fresca
pa correr la caravana.
Se pararon los muchachos
mirando pal infinito,
onde colgaba el lucero
grandote, limpio y bajito.
En ese momento mesmo
se anunciaron cosas malas,
pues sobre nuestras cabezas
batió una sombra sus alas.
Junto a las quiscas del Bruno
dio un reguelo estrafalario,
y gritando: chit, el vuelo
enderezó al campanario.
Miró el muchacho temblando,
con fríos ojos de cabra.
Entre todos nos miramos.
Naides habló una palabra.
(Dicen que a esa hora las brujas
ya se visten pa volver).
Bruno al fin dijo: Pa mi
que cosa buena nu hai ser.
Sentí el frío en los cabellos
del acero cuando tuso:
un aletazo y un grito
pegó áhi cerquita un lechuzo.
Tras el aleteo cayeron
plumas de un ave muy rara,
y una gotitas de sangre
nos chispearon por la cara.
-Recen “las doce palabras”;
o saquen un relicario…
pero el bicho no esperó
ver la cruz de su alversario…
Por la torre de la iglesia,
o en un gueco’e la cornisa,
un palomo amorosiaba
como latiniando misa.
Vamos onde –dijo el Ñatopodamos mojar los picos.
Tengo que dar una música
por el “panteón de los ricos”.
Y ya en esas dereseras
comenzamos a tranquiar.
Pu áhi este loco, pispiando,
se nos comenzó a quedar.
Cortó una caña veral
por sobre una tapiecita.
y alcanzándonos: Esperen.
Y disparen si alguien grita.
Ya levantando la caña
se arrimó a otra tapia baja.
Adentro un árbol. Y un rancho.
Silvaba el alero’e paja.
Se estiraba como calcha
la sombra en la guerta aquella:
Debajo todo dormía
vigilao por una estrella.
Miró a las ramas. Así…
Muy pocas hojas tenían.
Eligió bien entre varios
bultos negros que dormían.
Como un magiquero el diablo
se portó en aquella hazaña.
le hizo cosquilla en los dedos
y el pavo subió en la caña.
Ladiándolo despacito
p’ajuera lo enderezó,
y en cuanto quiso alarmar
con el poncho lo envolvió.
Empezó a llorar un gallo.
Y una clueca. Gritó un tero.
Dijo alguien: se me hace que anda
el bicho en el gallinero.
Ruidos. Torcido el cogote
pegó el pavo un aletazo.
Corcoviando bajo el poncho
lo largó en un barquinazo.
No se asusten que no se bruja,
llegó el Ñato en cuatro saltos.
medio al trote nos perdimos
entre unos talares altos.
Llegamos a una vivienda
cerquita del Río Seco.
Ya con la guitarra el Ñato
calzó la pata en un gueco.
La ventanita cuadrada
golpió su mano al revés,
y empezó esta serenata
cuando dijeron: Quién es?
Dormite, prenda querida,
dormite si estas despierta.
Escondida en el sueño…
podré acercarme a tu puerta.
Ya l’alba se va estirando.
Ya se mueve la ciudá.
Pa tu corazón y el mío
Dios hizo la oscuridá.
Botón de rosa temprana
que el alero ha protegido:
Abrí tus hojas de seda,
que anda un picaflor perdido.
Voy por los campos rodando
con mis desdichas sin fin.
Al verme en sus soledades
canta más triste el crespín.
Sosegate, corazón,
andando lejos le digo.
Contesta siempre: “Volvamos;
no ves que preciso abrigo?”
Es mi pasión como un grillo:
Viene a cantar a tu puerta.
No la espantes como al grillo.
(Tendrías que alzarla muerta).
Lindo es vivir padeciendo
por un amor como el tuyo
si a cada vuelta’e los carros…
brevas anuncia el coyuyo.
Dispense usté, doña Rosa,
que haiga perturbao su sueño.
Yo soy un triste que busca
beldá que no tenga dueño.
Usté, como Rosa, es flor
que a toda flor sobrepasa.
Viva en un ramo con todas
las flores que hay en su casa.
Muchas gracias, se oyó adentro
cuando terminó el muchacho.
Conocíamos la pilcha:
Era “doña Rosa Macho”.
Nos abrimos a un costao,
porque él hizo una señita.
Se trenzaron pico a pico
cuando abrió la ventanita.
Óimos claro que le dijo:
levántense, que hay cazuela.
Tres muchachos me acompañan
con damajuana y viguela.
Áhi no más se armó un revuelo
de urracas sobre el alambre.
Ordenó la Rosa: arriba!
Los muchachos vienen de hambre.
Hagan fuego. Y a pelar
un pavo y una gallina.
Como faltará una dama
enviten a la vecina.
Dentramos con mucho juicio
cuando prendieron la vela.
Pero una choca con cría
me saltó a la chiquizuela.
Esta perra del demonio,
que parecía estar muerta,
había parío por la tarde
y estaba atrás de la puerta.
Le pegué una cachetada,
y se retorció gritando.
Se movieron los choquitos
como del aire mamando.
La cosa es que en un ratito
se armó un bailongo’e mi flor.
Por darse tono la Rosa
jue y trajo al Interventor.
Cuando lo vide entrar
me levanté de la silla.
Pa qué trai la Rosame dije- ese cajetilla.
Se dio cuenta del efeuto
que había causao, el manate.
-Vení, me dijo, a bailar.
No sias chúcaro. Sentate.
-Sí ya igualamos, larguemos…,
le dije al capigorrón.
(Tratar de vos a los pobres
regla es de todos mandón).
La Rosa alzó la cabeza
como viborón con cerdas:
-Al Gobernador respetan
todas las personas cuerdas.
-No sé si es Gobernador
o gobernao…Ni a qué vino.
Bien sabe usté, doña Rosa,
que yo no soy adivino.
(Dicho éso en tiempos comunes…
me hace remachar los grillos!
Ya andaban a los abrazos
con reas y peligrillos).
-No sias retobao, hermano.
Que en palacios y corrales,
venimos volteando a hachazos
las diferencias sociales.
Ayudá en esta cruzada,
que va el honor de la patria.
se encendió el fogón pa todos.
Oficio. Partido. Fratria.
Vos sos capataz de carros.
Tenés hombres a tu mando.
Yo soy militar de escuela
y pertenezco al comando.
Pa que vias que hay igualad
pongo por testigo a Dios:
Saco…Pantalón…: Ajuera!
Soy más humilde que vos.
Quedó el hombre en calzoncillos
y yo en mangas de camisa.
(Ya bien sabía que esto traiba
sangre, lágrimas y risa).
El saco me lo quité.
Nunca es falta en un carrero.
El pantalón, ante gente…
Será cosa’e canflinflero.
De un niño aprendí que un hombre
se hai divertir sin monadas.
Rabia, lástima, vergüenza
me dieron sus payasadas.
Había llegado otra gente
ventiando el peringundín.
Y se colaron dos tahures
con guitarra y mandolín.
Resaltaba áhi, en su clu,
la Rosa –aviada y garifa-.
Se presentó más compuesta
que cabeza’e chancho en rifa.
Blanca la frente, de polvo
-puro solimán de chuña-.
Trotó dos valses, y olió
algo así como a pesuña.
Con flores de maravilla,
rosaditos los cachetes.
Afirringada y lomiando
era atraición de paquetes.
Movía un trastazo redondo,
como noque lleno de agua,
y en las gueltas florecía
sus blancas randas la enagua.
Nunca brillar tanta dicha
vi como en el rostro aquel,
cada vez que la sacaba
a bailar “mi coronel”.
P’acá y p’allá la cabeza.
Con dientazos de porotos.
Y aquel blanquiar de ojos que eran
guevos de lechuza rotos.
Unas várices nudosas,
le simpaban la canilla.
Igual a tientos de lazo
que ya ha perdío la precilla.
***
Un rolrói bramó a la puerta.
La pacotilla bajó
y hablando una guelta dio
por la casa hasta la guerta.
Miando se quedaron áhi,
y cuando atendió la Rosa
le dijo una voz gangoza:
-Quiero hablar con Chapanay.
Dentramos a un cuarto chico.
Y abrió su valija un hombre.
Diciendo: Nadie se asombre,
le bajó la mano al pico:
Pa los piones del carril
ha vuelto el Dios verdadero:
Tome…Tome…Compañero.
(Daba billetes de a mil).
Terminó la repartija,
y siguió aguyando el gato.
(Este es otro sindicato
comprao, se dijo a la fija).
Ya lo habíamos talentao
y al óido me dijo el Chano:
-Sesos de calandria, hermano,
seguramente le han dao…
Como alvirtió caras frías,
sonó más juerte el morral:
-Somos la nueva moral.
Oigan bien, sus señorías.
Ya los tengo en el registro.
Saldrán la prósima vez:
Diputados, estos tres;
Chapanay será ministro.
-Viene refriau… Pida un te.
(Conozco el melón maduro
pu el olor…). Usté, le juro,
representa el O. G. T.
-No hay tal sindicato, amigo.
De la C. G. T. soy yo
-A San Luis recién llegó?
Confunde tuna con higo…
Pero, mi jefe, no ve?
Mi sigla es más racional:
De Obreros con General
pal Trabajo. Fijesé.
Recién me mascó aquel tiento
que le lonjiaba el cogote…
Se sacudió como un jote
atorao que busca el viento.
Pegó un brinco cafisito,
pa atajarnos la salida.
Yo le mandé una escupida:
Le dejó un ojo chiquito.
Los muchachos, mano atrás…,
bien con la zurda apretaron
el billete y lo tiraron
a las patas del audaz.
Y perdió toda esperanza
cuando a mi lao bramó el Ñato:
-Dejámelo de barato.
(Se le jueron a la panza):
-Picana eléctrica habrá
por el cu…ello y las narices
pa todos los infelices
que no quieren libertá.
***
Siguió la farra, serena,
al dirse aquella comparsa.
por supuesto que tal farsa
no anunciaba cosa guena.
Salimos de la piecita.
Gente en el suelo. Mamada.
Cuasi pego una rodada:
Cruzó una chuña mansita.
Criada en la casa es muy diabla.
rompe todo lo que encuentra.
No hay pieza en la que no dentra.
Clava el pico hasta en la tabla.
El picotiar no le basta.
Alza reloces; tornillos;
botón; cuchara; o anillos:
sobre una piedra los guasta.
Tuve una. Chuñita maula!
Siempre retozando sola.
Me destripó una tortola
que yo criaba en una jaula.
La saqué de un algarrobo.
Nido playo. Con retaca.
La madre armó una alharaca
cerquita y pegó un corcobo.
Eran dos bolas de pluma.
Al verme hicieron: Gra-grá.
Les dije: vengan p’aca.
No se las lleve algún puma…
Temí que el áspero cuero
de mis manos las pelara.
Llegué y las puse en la vara
envueltas en un chasnero.
No se me borra jamás
el cuadro. Yo: con los hijos.
La madre. Los ojos fijos,
dando gueltas áhi no más.
Pa’hacer más juerte el gravado:
Lluvia por los quebrachales,
y el olor a jarillales
que echaba el campo lavado.
Chuña casera es un cuche.
Y no esagero en lo dicho.
Despedaza todo bicho.
Todo se lo manda al buche.
Si encuentro alguna me alegro.
como sonámbula andando:
y es que todo va pispiando
aquel ojazo tan negro.
Llegar víbora a la casa,
araña, matuasto, rata?
Si no es el pico es la pata:
Agarra como tenaza.
(Coplas tras coplas enebro
por este animal que admiro
así me doy un respiro
De no, revienta el celebro…
Le gana el irracional
a la sociedá’el cristiano.
amontona ésta más guano
que todo el reino animal…
Sigamén y van a ver
si erro mucho o esagero.
es mí titulo: carrero.
Vivir: mi único saber.)
***
Como les iba contando,
trastabillé por la cuña.
Y aunque le pisé una uña,
volvió y se quedó aguaitando.
La grandísima sotreta,
se calculó un desayuno!
( Matuasto o brevas de alguno…)
Vido abierta una bragueta.
Medio eschao en el umbral,
me habló el coronel.
-Caray,
decime vos, Chapanay:
En qué piensa este animal?
-Tal vez busque algún botón…
O que aquella puerta se abra…
(Ya lo vi arquiarse a lo cabra:
Le picotió un compañero).
***
Del pavo y de la gallina
sólo un gueso se salvó.
La Rosa lo rescoldió.
una espuela blanca y fina.
-Coronel: no se eche atrás
ni aunque algún gue…so le duela.
Lo invito a tirar la espuela.
Maver quién se quiere más.
Sobre el pucho apretó el dedo.
(Ya con trampa en la pulsida).
Sonó la espuela quebrada.
Ganó la Rosa. Y él quedo:
-Rosa a… querer… no… me iguala…
Ganará en… otra… disputa….
Porque aunque es una re…cluta…
pronto será generala.
-Coronel, no sia chichón
con este pobre estropajo.
Sabe usté con qué trabajo
gano mi alimentación.
Porque el hambre al fin y al cabo
acorrala a las mujeres,
y obliga a vender placeres
por no hallar otro conchavo.
En el vientre de la madre
no cuajan santa o ramera.
El aparte se hace ajuera.
(La gran ofensa a Dios padre).
No nació usté, Coronel;
ni me parieron p`’al vicio.
Y hoy su espalda está al servicio
de una sociedá tan cruel.
Jue como si esa verdá
lo tirara de un resorte.
Cambió el hombre hasta de porte.
Se cuadró en la claridá:
-Por mi honor le juro, jefa.
Generala y Presidenta.
Aunque la gente de imprenta
me la tome pa la befa.
A mi no me dentran balas.
Verán qué cambio en las cosas.
Las vírgenes milagrosas,
también serán generalas.
Ya cambiará de criterio.
La elegí por su estrategia.
será usté una aliada regia,
y verá que le hablo en serio.
Júnteme toda la gente
q1ue ha venido a esta función.
Aprovecho la ocasión
para hacérselos presentes.
Ya pegó el grito la china.
Se despertó hasta un mamao
y pronto el jefe Rodino
se vio por la chamuchina.
Sospechando alguna trampa
dentró el bruno, receloso.
Andaba el pobre, rotoso,
con las carnes en la pampa.
Hombre de mucha vergüenza.
Se corrió atrás de la puerta.
Lo vimos rosao. Y alerta.
Quizás temiendo una ofensa.
Jue una sorpresa esta farra.
Si ni ropa nos cambiamos.
De más nos entusiasmamos
cuando sonó la guitarra.
Mostraba el Ñato los codos.
Sentado el Chano en cluquillas,
le somaban las rodillas.
Yo era más aviao de todos.
Sin embargo, en mis bombachas
se abría un rajo de un jeme.
(Siempre a la vergüenza teme
el hombre que viste hilachas).
Algo me enseñó ese encuentro,
de mesturanza pueblera.
Pues hay rotosos por juera,
como hay rotosos por dentro…
Mirando así a lo carancho,
vi futres de cuello duro.
Se habían colao en lo oscuro
ventiando carne en el rancho.
Y también tres atorrantes.
(Hurgaban en las basuras
si no lograban achuras,
que se regalaban entes).
De apie- con lejía’e jumesólo alcanzaron un plato.
Bromeando les dijo el Ñato:
Le erraron. No es el perjume…
Ya con la gente apiñada
formando un gran redondel,
se desató el coronel.
(Barajo, Qué discursiada!):
Hermanos: A hablarles voy
como hablo con los sencillos.
Ya me ven en calzoncillos
de tan humilde que soy.
(La chuña en eso cruzó
como a un matuasto ventiando…
De riojo el jefe mirando
la vido y tartamudió).
Este…Este… No se aflijan
si alguno no viste bien.
Ya vendrá cargao un tren
con lo mejor, pa que elijan.
Compañeros, a mi lao:
Tomen… Coman, sus mercedes,
pa que vian que como ustedes,
me alimento a máis tostao.
Llevo los bolsillos llenos
con flores de pisingallo.
No reculo tranco’e gallo
pa defender a los buenos.
Me espreso en lenguaje crudo:
Soy gaucho y no literario.
Sepan, este es mi gran plato:
Máis capio en concha’e peludo.
Pobre soy del pobre hermano.
Por fin llegó nuestro día…
Oigan bien, yo no sabía:
El Dios del cielo es puntano.
Romperemos, qué carajo,
todo lo que al pobre aprieta.
Y sonará el que meta
con un hombre de trabajo.
Me gustan las alpargatas
y el rancho que huele a chinche.
Rico que meta bochinche,
le haremos parar las patas.
Desde hoy apliquen la ley:
botellazos y sopapos;
que en estos tiempos de guapos
cada guapo vale un rey.
No me lustro los tamangos:
si no me alcanzan los cobres!
Siendo uno entre tantos pobres
vivo al mes con treinta mangos.
Al rico vil y avariento,
dejaré con una chiva.
Dios lo ordena desde arriba:
Convertirlo en milagriento.
Él, con bíblicos enojos,
nuevo castigo desata:
Que al soberbio hombre de plata
lo ha de guaniar el de piojos…
Un milagro aquí comienza:
Nuestra Jefa es la Rosita.
No quiere crer, pobrecita.
Lo ha tomado por ofensa.
Yo tengo un alma de niño.
Con Rosa empieza una Era.
Aquí alzo como bandera
pa que crean: Su corpiño.
Bandera para los ranchos…
A dar la vida por ella:
Y al que le salga a la guella…:
Los gue … sos pa los caranchos.
Adiós olor de pesuña.
(Y otro olor de este país…)
Tendrá polvos de Paris
en lugar de bosta’e chuña.
Se acabo la “pobrecita”.
(Es que Dios la reservaba).
La misma Reina de Saba
quedará a se lao chiquita.
La divina providencia
siempre elige analfabetos,
para hacer milagros netos,
que dejan muda la ciencia.
Ya tengo comprometidos
los carros de Chapanay.
Verán como llegan áhi:
Joyas, perfumes, vestidos.
Y como nunca fui lerdo
ni manco pa echar un pial,
hasta al mismo Cardenal
ya lo hice entrar en acuerdo.
Ejército, Iglesia, Escuela:
Tendrán que honrar su corpiño.
Rosa, con tapao de armiño,
los honrará con su suela,
pues como imagen sagrada,
cualquier parte que se tocacon los dedos o la bocadeja el alma aligerada.
Yo soy místico en de veras.
Al diablo el materialismo.
(Aunque poco de “idealismo”
pescan mis entendederas).
Por eso haremos arder
libros, estudiantes, sabios.
Se acabarán los agravios
del demasiado saber.
Tan sólo a Dios hay, que honrar.
Dios nos parará en la historia:
hará que nuestra memoria
dure más que la de Omar.
Y si dará una gracia más:
Que hasta el nombre de Caifás
venga a borrar Torquemada…
Mi coronel: Ta sadua.
Afluje un rato la cincha.
Tan lindazo que relinchasaltó la Rosa al costau-.
Le vendrá como de encargo:
Recíbame este candial.
-No me compra el capital!:
A mi me dan mate amargo.
Ni me interrumpan la idea,
pues que me alumbra el Eterno.
Ustedes ya son gobierno
y estamos en asamblea.
A vosotros me someto,
fuentes de soberanía.
Le ha llegado al criollo el día
del honor y del respeto.
Repartiré la riqueza:
Siempre ha sido y es despojo!
Vayan echándole el ojo
a estancia de la nobleza.
Ni un criollo vivirá a mote.
Ni verán un gaucho en pata:
lucirá espolín de plata;
pañuelo ‘e seda al cogote.
Ya no botarán la piona.
Preaviso y jubilación!
Será el terror del patrón;
de mis jueces regalona.
En mis manos la baraja,
haré mi juego: al obrero
libertá, mando y dinero.
La tierra a quién la trabaja.
La patria no venderán
ya los ricos. Llegó el caso:
Le haremos marcar el paso
hasta el mismo tío San.
Y si el yanqui en invasión
a atropellarnos llegara,
yo solo, con mi tacuara,
me destriparé un millón.
Florcitas a San Martín.
Aunque hoy nos guiará otro genio:
El que ha empezado “ el milenio”
en las márgenes del Rin.
***
Se puso seria la cosa.
Rebalsó la pieza estrecha.
Le había penetrao la mecha
hasta el tútano a la Rosa.
Sollozando de estupor
dijo: Que el mundo se asombre.
El coronel no es un hombre:…
¡Es un chasque del Señor!
Se arrodillaron dos viejas
cerquita del chasque aquel.
Con amor la mano d’el
refaló por las crisnejas.
Un cura ya en el prosceniocolao también-, las bendijo.
Proletarios, después dijo,
sigan todos a este genio.
Y el “genio” con su sonrisa
movió aquellos corazones:
Viejas, niñas, cura, piones…:
vide en mangas de camisa!
-Sí: “Proletarios del mundo…
uníos” (en torno mío…)
Rece todo el pobrerío.
No tema al infierno inmundo:
Ya lo haremos reventar
con tanques de agua bendita.
Cada cual su crucecita.
En cada pecho un altar.
Y nichos contra el demonio
en quebrachos, talas, pejes;
que a comunistas y herejes;
los zampo en el pandemonio!
Campos de concentración,
con púas haré alambrar.
Áhi la hacienda irá a parar,
que se asuste del fogón…
(Mi córonel –por lo bajo
le habló un llanisto tembleque,
revolviendo su ojo ñeque-:
Soy arriero sin trabajo
y le pido de favor,
en ese “campo” un conchavo.
Siempre cumplí –y no me alabomi obligación con honor:
hachadas y otras fajinas.
Hasta junté hacienda brava,
que “la luz” desparramaba
en la Pampa ‘e las Salinas.
……………………………………….
***
San Martín tramontó el Ande.
Nos redimió Jesucristo.
Junten todo éso: yo insisto:
Lo nuestro será más grande!
Es la justicia absoluta.
Al fin llegó a los mortales!
Ya ustedes son mis iguales:
Nadie se diga recluta.
Con tacuara, con fusil
ayúdenme –qué caracho-,
y ya verán qué hijo macho
le engendro al añodos mil.
Transformaré –es una fijael mundo de polo a polo.
Pobres?... Quedaré yo sólo
entre esa gran repartija.
Ciegos desde hoya tras Rosita!
Por ella hay que dar vida
si la ataca enfurecida
la oligarquía maldita.
Partidos que –en hora malano la sirvan con respeto…
estao de guerra decreto
y les hago meniar bala!
* * *
Las cosas así concierta
a veces el “pata ‘e cabra”.
Cuando óimos ese palabra
sonó un balazo en la puerta.
La Rosa era… rosa te.
-Coronel, salga usté a ver-
dijo-. Hágase conocer.
Son Gestapo y Cegeté.
Salió al patio el coronel
siempre a la chuña pispiando…
los cuatro, cuasi volando,
nos chusquitos del burdel.
Yo pegué a la calle el salto.
Costiando el río escapamos.
Entretenidos llegamos
a los carros, ya sol alto.
-La milonga empieza, hermanos.
Han tráido gente de ajuera.
La guerra civil se espera.
Ya no es solo entre puntanos.
Están dele torturar
a quien no anda de rodillas.
Chotos, plumas, cajetillas,
han empezado a tallar.
-Chapanay –me cortó el Ñato-,
al coronel y a la Rosa…
Te ruego una sola cosa:
Dejámelos de barato!
-Mirá, niño: Sosegate.
De aquí pa adelante, freno.
No quiero que a un hombre tan gueno
me lo pierda un disparate.
Esta milonga es muy larga.
Todo el siglo ha de durar.
Seguime. Te vo’ avisar
cuando que haiga que ir a la carga.
Nuestros esfuerzos trencemos
y verás que lazo sale.
Cualquier toro que nos bale
desde arriba… voltiaremos.
Aunque mi luz no es gran cosa,
pa ver claro esto, me basta:
Quien corte… al botón se gasta,
a un Coronel o una Rosa.
Lo achurás –es un decir-:
Que gana la clase obrera?
Un tornillo… y queda entera
la máquina de oprimir.
No empujar, a la atatanga,
más bosta por el carril…
Sia militar o civil,
se engulle igual la fritanga.
Baquianazos p’al embrollo!
(Hoy el burgués disimula:
Larga entre el pueblo su mula…
y abarca mucho en el rollo)
Ya han madurao la postema
que al mundo tiene afligido…
No es un hombre ni un partido:
hay que achurar el sistema.
Las ráices tiene este mal
por todo el mundo moderno.
Mas no hay bien ni mal eterno.
Lo sabe cualquier bagual.
Unirse arriba y abajo.
A la luz o bajo tierra.
Así a la larga esta guerra
la gana el hombre ‘e trabajo.
Ningún pion debe olvidar
que es oro y su juerza mucha,
si se une para la lucha
con los que saben luchar.
-Y hoy que haremos? –dijo el Bruno-.
Ya nos vendrán a buscar.
-Cuando el sol baje, ensillar.
Muenta en su mula cada uno.
Como estamos afuerita,
van a demorar los perros…
…………………………………….
Andá cortate unos berros.
Asaremos la cabrita.
Brotó alegría en las caras.
(Dura alegría de guella).
La cabrillona, de pella.
La estiré sobre las varas.
La tráibamos de la sierra.
Miraba con ojos muertos
que brillaban bien abiertos,
ya cueriada y llena ‘e tierra.
Con el lomo del cuchillo
le raspé algunas queresas.
De la boca en una de ésas,
salió olorcito a tomillo.
………………………………….
Ya apagándose el fogón,
saltó el Chano: Nadie sabe
ande irá a parar un ave
si la persigue el halcón…
Y el Ñato, sin pestañar
mirándome: Crespiniano,
pasame la viola, hermano.
Tengo ganas de cantar:
Áhi anda la Margarita.
Pastoreando sus criaturas.
Siempre escasas las achuras.
Silbando alguna pancita…
Los deja sobre el jergón
durmiendo en un reparito,
o metíos en un tirito
mientras quemamos carbón.
Me tiene medio afligido.
Su pollera es una hilacha.
Y sin embargo, con l’hacha
trabaja al lao del marido.
Yo con el chicote al hombro,
de sol a sol voy andando.
Mato las leguas silbando,
y ya de nada me asombro.
¡Me han engañao tantas veces!
De rabia algún día me curo
ye dentro al rancho en lo escurro
calladito y haciendo eses.
No quiero que mi mujer
salga con estos cariños:
“Mal ejemplo pa sus niños.
Se van a echar a perder”.
Pobre Negra. Entre sus brazos
siempre amacando un guaguita.
es guapa, tierna, mansita:
Tuavía la agarro a guascazos.
Me arrima a veces la tropa.
O ata al carro los murales.
Y en cuantito echó las pares,
se planta lavando ropa.
Nu ha de haber mujer como ésa.
Más que un burro es p’al trabajo.
Cuesta arriba. Cuesta abajo.
Rempujando la pobreza.
Son sus manos… milagrosas,
pa dar de comer a todos.
Y jamás de malos modos
la verán hacer las cosas.
Siempre espera que yo traiga
la carne pa la comida.
Nunca se queda dormida
aunque de sueño se caiga.
A veces sin culo ‘e medio
en el tirador me veo.
Conoce. Cuanto me apeo
sonriente busca el remedio.
No sé diande esta mujer
saca charque; o grasas; harina;
algún guevito ‘e gallina
o máis tostao pa moler.
Lo cierto es que en un ratito
de abundancia hace derroche.
su figura así en la noche
se agranda al lao del fueguito……..
………………………………..
Y ya estuve p’al atraco:
Charquicán. Caldo caliente.
Si no es humiando en la juente
un riquísimo cuatrito.
“Milagros” de otras edades:
“Los panes y los pescaos”.
Son puros sueños soñaos.
Pero éstos… ¡Son rialidades!
Y cualquiera que la ve
no da ni cinco por ella.
Pobrecita. Y era bella
cuando en el pial la voltié…
Trabajos y sufrimientos
le han arruinado la figura.
Ni un pelo de su hermosura
conserva en estos momentos.
Pa mí su mérito es doble.
Y ya ni un chiquito dudo:
Que en ese cuerpo tan rudo,
se escuende un alma muy noble.
La mujer para un varón
se la prueba en la desgracia.
Ser fiel y guena nu es gracia,
cuando suebra la ración.
***
Yo no se porque le pego.
Ni sé pórque diablos chupo.
Naides tal ves esto supo:
Diande al vino tanto apego?
Una cansancia lo topa,
mezcla de rabia y tristeza:
Al boliche uno enderieza
y busca alivio en la copa.
Ciertos pensamientos fijos,
barajo si hacen sufrir:
¿Porqué tan sólo hai parir
la del pobre tantos hijos?
Si uno le pregunta al cura,
dice: Es pa Dios. Metanlén.
Y todos ustedes ven
qu’él nunca hace una criatura.
Yo soy medio animalón:
Digo las cosas no más
de tres engendra un patrón.
Y al nacer, ya vienen diestros:
Maman lech’e patroncitos…
Y la de carreritos
mama el montón de los nuestros.
“Ley divina”, desde el cielo,
puso en el mundo a los piones.
Si todos fueran patrones
se vendría el mundo al suelo…
Y no es mofa aunque parece,
pues la iglesia así lo esplica
cuando al pueblo le repica
con la Rerun de Lion Trece:
Deber del ciervo: obediencia;
del amo: pagar de modo
que –incluyendo hijos y todono se encrespe la paciencia…
Dioses, leyes, capital…
Hay sarna ande uno se rasque.
Ni un zorro que el lazo masque
y libre al pobre animal…
Cierto sabio me hizo gracia:
Roncás de puro insolente.
Sarmiento jué: ¡Pre… si… den… te!
No entendés la democracia?
La entiendo, doutor, le dije.
¡Si esta hablando entre los dos!...
En la gran ciudá de Dios
cada cual su suerte elige.
Abrió los ojos grandotes
con el pinchazo, el jurista:
Más bien callate, anarquista.
No entendés ni los palotes.
***
Cobarde!, dicen. Borracho
y flojo y desguañangao.
Con la fierra –a pie cruzaono reculo ante otro macho.
Nu hay cristiano, sepanló,
al que un perro no le ladre…
Dificulto que haiga padre
más cariñoso que yo:
En gasto de amor no ahorro.
Que d’esta me libre el cielo:
l’echo las tripas al suelo
al que me toque un cachorro.
Con mi madre soy igual.
(Ya apenas mueve los pieses.)
dejo de comer a veces
pa tráile un cort’e percal.
Flojo! No soy palangana
ni amigo de cortar grande.
pero un criollo sabe p’ande,
al sol cacaria la iguana…
Yo voltio bosques enteros
en invierno y en verano.
Esta mano ya no es mano:
Es un solo sietecueros.
Quisiera ver a esos guapos
a mi lao. Con dos locritos.
(Se hacen aguas enteritos,
apenas sudan los trapos).
He tenío muchos patrones.
Rolao con muchas pionadas.
Por áhi junté a bolsilladas
toda clase de opiniones.
Fama de haragán al criollo…
Rolao con mucha pionadas.
La “plusvalía” es mayor
conque hace el gringo su rollo.
Ellos sí que son guapazos
(pa comer… son los cabritos).
Y se vuelvan puros gritos
contra “esos negros flojazos”.
Lo señalan con el dedo
por “borracho” al argentino,
aunque ellos a güisqui fino
día y noche están en pedo.
Y mi inorancia no es tal
que entre gringos no distinga.
A la bestia, criolla o gringa,
la tira el mesmo bozal…
***
Debo el nido abandonar:
La flor de mis desventuras…
El desparramo ‘e criaturas.
La pobre Negra a pionar.
No le dejo ni alpargatas.
Si la herencia codiciada…
De niños una nidada“bestias” de carga baratas.
***
Pensando me vuelvo loco,
si me corto ‘e la madrina.
El campo es mi medicina.
Me distrae si toria el choco;
canta la chuña o barullos
hace algún lion empacao.
(Lindo es verlo mordisquito,
sangrando sobre al cementerio.
El sol, la lluvia y el viento
nos van curtiendo la cara:
la madre tierra así ampara
a un hijo en desvalimiento.
así este oficio tan “ruin”,
dijera la gente fina,
consuela al hombre y lo afina
con el canto del crespín.
Y naides le halla otro gusto.
safo el agarrar un piche;
las patacas del boliche;
el diablo que pega en susto…
O la compaña de un perro
cuando uno ya recostao,
mirando al cielo estrellao
oye cerquita el cencerro.
***
Se habían acercao curiosos
alrededor del cantor.
Su canto no era un primor,
mas yo vide ojos llorosos…
Mientras descargaba el ñato
en las coplas sus pesares,
se encogió entre los mulares
y avanzó achatado un gato.
Es que un chingolo había visto
picoteando entre las guascas.
(No es pájaro de borrascas,
pero ante un peligro es listo).
Terminó el canto Lucero.
-Chapanay, te toca a vos.
Y ya compuse mi voz
remojándome el guarguero…
Voy a cantarle a este amigo
que tan confiado se acerca.
Siempre me siguió de cerca
y es de mis males testigo.
Chingolo del campo criollo.
Gauchito de soledades,
que canta a las orfandades
sin trabajo, paz ni bollo…
Revuela por mi cabeza
y en mi corazón metido…
Como si áhi tuviese el nido,
o brillara la represa.
Mancito. Suave. Valiente.
(Valiente no es ser bocacho).
Bajo el ponchito de macho
va un cantor limpio y decente.
Parece el pecho desnudo,
mirándolo de lejito.
Con pañuelo al cogotito
que no alcanza a hacer el ñudo.
Cuando la guitarra tiemplo
iguala con mi cordaje…
Siendo débil da coraje.
De su vida tomo ejemplo.
(Débil es ante el ladrón:
Halcones; carancho; urraca,
que tienen pico de faca.
Él solo usa… corazón).
A naides roba la cerda
para cuna tan bien hecha.
En vano el viento la pecha.
Ni hay peligro que se pierda.
Nido ajeno…?: Ni al revés.
Sol a sol armará el suyo:
Pluma, cerda, paja, yuyo.
Tranquilidá de honradez.
(Recueden verdá tan plena
que en lo espresao queda dicha:
No mezcla nunca en su dicha
sudor de otro o sangre ajena…).
Su chic-chic de amigo fiel,
no es canto para el palacio.
En libre vuelo al espacio
le hace pespuntes con él.
Ley natural es su modo:
Ser libre en volar consiste.
Jaula dorada y alpiste
dicen: prisión y acomodo.
Le gusta el campo; el rocío;
bañarse en represa o charco,
y en el alero o el marco
saludar al “tío-tío”
que en petacas o baúles
parece algo va a esconder,
y al marco vuelve, a poner…
dos cuentas grandes y azules!
Su fidelidá de amigo
no juega a subas o bajas,
así haga nido en las pajas
o entre el más dorado trigo.
Y aunque el ranchito se llueva
o anden los niños desnudos,
no mezquina los saludos
ni visita casa nueva.
(Ya ve el señor moralista,
otro ejemplo del chingolo.
A uno lo ve cáido y solo
cristianos… ¡vuelvan la vista!).
Ya en tren de amistá, no importa
que haiga llegao la vecina:
El dentrará en la cocina
donde se raspa la torta.
No crean que por la miga
sólo viene a saludar.
Gusta –a su modo- estrechar
bien juerte una mano amiga.
Y sabe que puerta criolla
pa servir siempre está.
Nunca él se para en alerta
si el gato la paz no embrolla.
Alrededor del mortero
pica chancua si tiene hambre:
Sobre piernitas de alambre
salta un chiche verdadero.
Usté se mueve: Él se bota
para el costao de un saltito.
Nunca lo roza un cabrito.
Jamás lo pisa una ojota.
Tiene alas… y hace pata ancha.
(El vuelo es arma segura).
Es prudente. No se apura
ni va diciendo: habran cancha.
(Y va la tercera nota
pa la moral ciudadana:
Cualquier marica se ufana
de ser valiente… en patota).
Cómo no lo ha de querer
quien en los campos padece,
si no sus alas parece
que no viene a proteger.
Y si con ella no alcanza
a barrer ninguna pena,
de su pico brota y suena
a veces una esperanza:
Sonó un cantito –ya oscurodel alero entre las pajas?:
Preparen balde y tinajas,
que el aguacero es seguro.
Amigazo leal y franco.
solo, en bandada o entrevero.
Lo saben el afrechero
como el chingolito blanco.
Está uno tristón y solo,
rumiando algún desconsuelo:
siente un alivio de vuelo
si se le acerca el chingolo.
***
Al dentr’el sol, el marucho
llamé pa darle instrucciones.
Tirando un freno y pellones
se presentó sobre el pucho.
Pobre huérfano. Siempre alzo
como merece su nombre.
Trabaja como un hombre,
y lo tenían descalzo.
Lo conocí chicuelito
y ya ganándose el pan:
Traiba fruta del Volcán
y por delante un cabrito.
-… Me alegro ‘e verlo. Onde va
con arganazas tan nuevas?
-Señorcito: Llevo brevas
y un zorzal a la ciudá.
(Lugo con aire formal,
y ladiau sobre un estribo):
Me compra brevas y chivo:
Le doy de yapa el zorzal.
Me gustó. Lo fui a pedir
otra ucasión p’al trabajo.
Pronto el tín-tín del badajo
le gustó como el vivir.
Lo protegí, como el ave,
bajo el ala ‘e mis cariños.
Yo soy el rey de los niños:
Sepaló quien no lo sabe.
Se me acercó al vernos áhi
ya listos pa la partida:
-Usté es mi padre en la vida.
Llevemé, don Chapanay.
Yo también había ensillao,
oyendo lo que decía:
Si hai peliar la polecía,
quiero peliar a su lao.
(Al sentimiento es al ñudo
querérsele refalar.
Suele a veces lagrimiar
el varón más cascarudo).
-Tené pacencia, le dije.
Aguantá un poquito más.
Pronto a mi lao volverás.
Mucho el dejarte hoy me aflige.
Y cuando nos abrazamos,
se agachó y quedó mudito.
dijo apenas: Adiosito.
Ni uno ni otro nos miramos…
SEGUNDA PARTE
.............................................
………………………………..
De pion la vida es maldita.
Mas, dura es también sin amo.
Ya se acabó el tiempo aquel
del campo abierto y con aves.
Las tranqueras tienen llaves
y hoy Dios mesmo es Coronel…
P’alzar una chasna’e guevos,
o boliar un avestruz…:
Cuadrarse o mostrar la Cruz.
(Y les llaman tiempos nuevos!)
Si tal vida es “progresar”,
yo me quedo con la indiada.
(Pero ya está agusanada
la sociedá y va a tronar).
CHAPANAY
Después de aquel desparramo
juntamos una platita.
(De pion la vida es maldita!
Mas, dura es también sin amo).
Pa ganarnos el puchero
un lindo carro compramos
y al trabajo le pegamos,
siempre en oficio ‘e carrero.
Ya se acabó el tiempo aquel
del campo abierto y con aves.
Las tranqueras tienen llaves
y hoy Dios mesmo es Coronel…
P’alzar una chasma’e guevos,
o boliar un avestruz…:
Cuadrarse o mostrar la Cruz.
(Y les llaman tiempos nuevos!).
Si tal vida es “progresar”,
yo me quedo con la indiada.
(Pero ya está agusanada
la sociedá y va a tronar).
El mal no es que haiga adelanto,
sino avaricia y rapiña.
Gallo que gana la riña
justo es que al fin largue el canto;
pero en nuestro reñidero
el que gana cierra el pico,
y al triunfo lo canta el rico,
que viene a ser el coimero…
Formamos un sindicato
pa engrosar la residencia.
Se unió gente de esperiencia
en materia ‘e patron…ato.
Nos vino esa mesturanza
como eslabón al yesquero.
La pucha! Saltó en reguero
de chispas nuestra esperanza.
Con hombres de la ciudá
los del campo hicimos trenza.
No hubo discusión ni ofensa
por páis o credulidá.
Había judíos; católicos;
d’ese otro “Dios”: Dalai lama;
mormones; de Pacha Mama
y otros credos estrambóticos.
Esa academia urupea…
nos abrió tan lindo el ojo!:
Facilitan el despojo
si pion contra pion pelea.
Clase gobernante, unida.
De arriba esplota el trabajo.
Y la clase obrera abajo
engañada y sometida.
Nos dividen con “programas”,
en este o aquel partido.
Siempre el pueblo sometido
con fusiles y proclamas.
Y si un partido apoyamos
y v’al Gobierno, traiciona
su camarilla alquilona
que se vende a nuestros amos.
Baquianazos p’al embrollo!
(Hoy el burgués disimula:
Suelta entre el pueblo su mula…
y abarca más en el rollo).
No quisieron los puntanos
que la guitarra dejara.
Todos pedían que cantara.
Canté a todos como a hermanos.
(Obreros del mundo todo,
y de cualisquer oficio,
son hijos del sacrificio!puntanos en cierto modo….)
Canté –y conté- muchas
que hoy vuelvo a cantar de nuevo.
Cantando yo me renuevo:
Blanqueo mi mundo de rosas.
***
Qué más puede hacer un hombre
que echa los bofes al ñudo,
sinoagarrar un peludo…
pa olvidarse hasta del nombre.
Asi solían razonar
en el boliche los piones,
cuando cansaos y tristones
demntrábamos a chupar.
Yo nunca fui calavera.
Tampoco estudié pa santo…
pues con el vino y el canto
la guella es más llevadera.
Canto como canta el tordo.
O el zorzal de nuestra sierra.
Yo quiero mucho a esta tierra,
coma flaco es más llevadera.
Porque la quiero le auguro
verla con nuevos percales,
enterrar sus viejos males
puesto el ojo en el futuro.
(Yo enfoco al género humano.
y de’esto nadie se asombre.
Chapanay tengo por nombre.
de sobrenombre El Puntano).
Rodando en pagos lejanos,
rememoraba mi historia:
Florecían en mi memoria
los chañarales puntanos.
Llegué hasta oír los guascazos
retumbando entre talares,
cuando despiaos los mulares
ya daban flojos los pasos.
Y hoy mesmo patente llevo,
como oservado al trasluz,
aquel caso en que La Luz
me dejó escarchando el sebo.
A San Gerónimo entraba
ya caída la nochecita,
cuando vi una lucesita
que en el cerco se agrandaba.
Se chusquió por esta mano.
di áhi gambetiando resuelta,
la vide pegar la guelta
por el campo ‘e Feliciano.
Barajo –pensé-. El destino
viene a probarme en un brete.
Me santigüé. Pero al cuete:
Corrió a atajarme el camino.
En San Isidro al pasar
ya me había embuchao un medio.
No me quedó más remedio
que bajarme y esperar.
Vas a saber si soy macho,
dije con cierto recelo
que me alborotaba el pelo
mientras soltaba el muchacho.
Y ya me alumbró la cara.
Y la panza’e las mulitas.
Tiritaban enteritas
cuando corrió por la vara.
Diablo: De la Cruz me abrazo…
Si es cosa güena hablemé…
Nada. Por fin: vayasé –
grité y le largué un hachazo.
Silbó el cuchillo en la argolla
del apero. Satanás –
volví a gritarle-: Te vas,
o te hundo el puñal en la olla.
Al fin pegó el salto a un gajo.
Alumbró en la arena luego
un chiñe y un pichiciego
y se jue Cañada abajo.
De un lechuzo el cascabú
me dejó el cuerpo cortao,
cuando La Luz ya había entrao
en la estancia’e Guiñazú.
Llegué tardón al boliche.
Ya no había ni petacas.
Pero encendí una retacas
y me puse a asar un piche.
Después, ya olvidao del cuco,
dentré a comprar unos bollos.
Me senté con otros criollos
que estaban jugando al truco.
Ya se acababan las velas
cuando dentró –ni un saludo!un chino ñato, quiscudo,
medio chueco y con espuelas.
Como champú que han rozao,
se quedó fijo, oservando,
la mirada refalando
bajo el sombrero ladiao.
Pensé que traiba perdices
bajo el poncho, destripadas.
No aguanté. Salí a las trancadas
tapándome las narices.
(Hombre malón el Juan Cruz.
Lo averigüé en el intante.
Un domador de El Jigante
que lo había domao la luz…).
***
Siempre me siento feliz
al recordar esas cosas.
Sonceritas. Pero hermosas…
sólo por ser de San Luis.
Si habré trillao sus carriles.
Si me habré agarrao mamúas.
Soles, escarchas, garúas
me ha arruinao los cuadriles.
Jui marucho. De aprendiz,
verguiaba en todos los barros.
Muchachón dentré a los carros
del finao Usebio Enriz.
Por Las Chimbas, El Barrial,
Luján, el pozo’e los Rayos,
iba con máis o zapallos,
quesos, naranjas o sal.
Siempre atando l’alzaprima.
De bombacha y alpargata.
Eso sí: Sólo mi tata
me ha puesto la mano encima.
Porque hay patrones engreídos,
que les gusta manotiar.
Son güenones pa peliar,
y también mozos muy léidos.
Yo tuve uno de esa laya.
Me gritó una vez: Movete,
Car…o te tuzo el copete.
Yo le contesté: Amalhaya
haiga güevos pa fritanga…
La sátira lo pinchó
y la derecha metió
ande comienza la manga…
Ya me largué un cintarazo.
Con el poncho le hice el quite,
gritando: apretá el…desquite.
Y le puse un rebencazo.
Esto era en La Carolina.
Áhi no más, en medio’el barro
le boté mulas y carro
y me volví en la madrina.
Al Señor de la Quebrada
le ofrecí manda y un rezo,
(por áhi me salvé d’ir preso…).
Y rumbié pa La Majada.
En ese tiempo yo créiba.
Pucha que era rezador!
Don Rafel, el tapiador,
al mirarme hincao se réiba.
Porque de hincarme, palabra!
hasta atrás de las jarilas,
ya tenía las rodillas
lo mesmito que la cabra.
(Las maldades que uno ve
tras la crencia que abrazara,
le vuelven la mente clara
y se hace noche en la fe…).
***
Una vez llevé unas turras.
Se casaba una hija’e Britos.
Al paso alcé dos cabritos
en la quebrada’e las Burras.
Puse el carro como nuevo
para carga tan divina.
Monté en la mula frontina;
sobé los tientos con sebo;
me cambié la ropa vieja;
le saqué brillo a la faca
y una linda flor de albahaca
me puse atrás de la oreja.
Aunque no tráiba permiso,
me entreveré en el bureo.
Me oyeron un bordoneo
y ya estuvo el compromiso.
En el viaje las risitas
oiba, atento, y las jaranas.
Me dentraron unas ganas
de chanciar con las chinitas!
Por eso a la invitación
no me hice mucho rogar.
Ligero jui a desatar
y… me olvidé del patrón.
Había tomao muchos tragos.
En lo mejor de la farra
me pasaron la guitarra
entre cumplidos y halagos.
Se quedaron todos quedos
al rajiar, suave, el cordaje.
Paró la oreja el criollaje
cuando pipilié los dedos.
Templé por falso y canté
la “Cifra’el Diablo” primero.
(Que una vieja hacía puchero…
tras de la puerta, oservé).
Casi aprendí a tocar solo.
Pero esa cifra, en El Bajo,
después de mucho trabajo
me enseño el Trompa Bartola.
Ëste solía chupar
allí por el Bajo Chico.
Ta el negro: si tenía un pico
de cardenal pa cantar.
La gente que lo almiró
cantaba qu’en noche oscura,
se metió en una espesura
y áhi el diablo le enseñó.
Gustó mucho mi canción
y sin jatancia lo digo.
Varios, después de: “lo obligo”,
pidieron repetición.
Unas tres gruesas de cuetes
reventaron en el patio.
Ataos en el guarda-patio
se alborotaron los fletes.
Chano, componiendo el pecho,
ya cuasi ladiandosé,
con resolve Lafusé
largó unas balas al techo.
Pagué obligos y obligando
me quedé con la Ramona.
Luego bajé la bordona
a re pa seguir cantando.
Hacia un baule me corrí
pa tener la copa a mano.
le hice una señita al Chano
y se sentó junto a mí.
Yo también –vino Josélo obligo, dijo riyendo.
Y por no quedar debiendo…
hice juerza y le pagué.
Yo estaba bien enchispao
y la sangre florecida.
Chano me dijo: Qué vida;
ya andás otra vez templao.
Con otra la Ramonita
sentada en una petaca,
lucía mi flor de albahaca…
Yo les oiba la bullita.
Cuando la guitarra abrazo
y hago sonar su cordaje,
siento tristeza, coraje,
ganas de tirar el lazo,
montar un chúcaro y juerte
darle guasca a dos berijas.
Se me hace que en las clavijas
se enrosca a veces mi suerte…
Si tomo un trago, las manos
hablan, tocando, por mí.
Y casi todos así
son los carreros puntanos.
Pa los motivos, por lo bajo
le dije a Chano, cantemos.
Es un honor que debemos –
contestó-: Dale al badajo.
Y con pasión de chicharra
igualamos los embistes.
(Me gustan los cantos tristes
ya hacen llorar la guitarra).
Para la dedicatoria
al óido me sopló el Chano,
como que era veterano,
algo de su gran memoria:
De las sombras de este alero
ya no se verá un estrella…
No llore naides por ella.
Aplaudan al compañero.
Ël mereció ese primor.
Los padres tengan pacencia.
Vivan Simón y Grecencia
uñiditos al amor.
La vide a la dueña’e casa
que se refaló pa ajuera…
Don Britos, la cigarrera
se buscaba con cachaza…
pero un estremecimiento
movió su rostro barbaro,
como pasto’e desplayao
que suelpa apenas el viento.
Se asomó i’alba en el cielo.
Lejos relinchó un caballo.
Cantó en el árbol el gallo
y después se largó al suelo.
Nos dio un pavo una sorpresa:
Llegó tanteando en lo escuro.
José de un tajo seguro
le hizo saltar la cabeza.
Lo pelaron pa después.
Qué… si había comida a rodo.
Varios empinando el codo
cenábamos otra vez.
Jui a la cocina: Saludos.
Guardé el cuchillo en la vaina,
y al rico olor de chanfaina
se encresparon mis menudos.
Vi hervir la grasita fina –
de etiqueta qué me importa-,
y un lindo pedazo’e torta
sopé en el caldo’e gallina.
Chanció una niña: Angurriento,
deje’e chapaliar la sopa.
-Si a lo cata abre la boca…
yo le masco el alimento.
Rodiamos un costillar
de pella y bien doradito.
Primero voló un cabrito
que se acababa de asar.
De hígado envuelto en la tela
le llevé un brindi a Ramona.
(Tan ardilosa y ojona!
Al más arisco amartela).
En otro fuego vecino
se asaba media ternera.
Al ladito’e la tetera
mamao cabeciaba un chino.
Pasen…esa…longa…niza,
tartamudió redepente.
Y ya se tumbó de frente
y abrió un surco en la ceniza.
No hay tortas en el rescoldo…
le grité. Lo levantamos.
Junto al carro lo acostamos.
Con la lona le hice un toldo.
Se acercó un galgo, el “Bonaire”.
Tiré un güeso a un tinticaco:
Se estiró como chonchaco
y lo capujó en el aire.
Entre dichos y jarana
se limpiaron las parrillas.
Y ya estendió en las jarillas
su claridá la mañana.
Se empezó a azular la sierra:
Vuelo y cantos de zorzales.
Un casal de cardenales
se bajó a escarbar la tierra.
Como diciendo: salú;
pagaré obligos después,
cerca y por última vez
cantó el alilicucú.
Siguió el baile en lo mejor
bajo un cielo como espejo.
Bailaba el joven y el viejo.
Bailar era de rigor.
Pasó una bandada’e turcas.
Los cabritos retozaban
en el chiquero y balaban.
La gente, dele mazurcas,
valses y gatos y cuecas.
Naides había visto el día.
Y naides se comedía
a echarles grano a las cluecas.
Eso sí: La dueña’e casa
no descuidó sus amores:
Dos palomas. Dos primores
que criaba envueltos en gasa.
Color breva. Peluditas.
Le temblaban en la mano.
Les tocó el buche, y el grano
crujió apretado en chancuitas.
Hacer ademán me vido
de un cardenal por delante:
-Dispense, no los espante;
que en el árbol tienen nido.
Criaba también un lorito
sacao del güeco de un palo.
Ya el plumaje corto y ralo,
le verdiaba en el lomito.
Cuasi, atorao, deja el cuero:
La torta, con el apuro,
un chicharrón seco y duro
le atravesó en el güarguero.
El entusiasmo’e la gente
me sirvió como carona:
Vamos, le dije a Ramona,
a tráir berro’e la virtiente…
……………………………....
Empojada, a ña Rafaila
que jue a sentarse en la cuja,
la picó una pava bruja
que empollaba en una paila.
Rengueando, salió la vieja
con sus canillas de echuna,
y un pícaro dijo: Ahijuna:
Se ha créido qu’es comadreja.
Seis días duró esa farra.
Yo en la tarde del segundo,
tristón a otro la guitarra.
Seguí mi andar de carrero
sin nadie que lo consuele.
Yo no sé porque me duele
el corazón cuando quiero…
***
Son tres personas distintas
y un sólo Dios verdadero:
me esplicaba el dotrinero
mezclando muy bien las tintas…
Siempre velada esa placa
vi al derecho y al revés.
Le dije a un fraile un vez:
Que lo entienda la guanaca.
Áhi no más saltó una viuda:
Masón. Hereje. Avestruz.
Hijo diablo. Jesús!
De un dogma tan grande duda!
Bolió los ojos pa atrás
y fruciendo así la boca…
(dije yo esta bruja es loca)
siguió dando más y más:
Qué madre tendrá el rostro.
Mirenló al talón rajau.
De lo que nadie dudau
hay dudar este mocoso.
Anarquista… Radical…
Conservador… Comunista…
Demócrata progresista…
Eso y más es el bagual.
Perdió del toro el aplomo.
y hasta me amagó un sopapo.
Se meniaba como sapo
que le echan sal en el lomo.
Ya empecé el freno a morder:
Si tuvieras pantalón –
pensé- te daba el cimbrón.
(Respeto a toda mujer).
-Apelo a su autoridá,
señor cura. Que respete.
-Y… Muchacho… Quién te mete.
Le has tocao la Trinidá.
-Es usté quien se las toca
a todas estas matronas…
(Y p’al lao de mis caronas
agarré callao la boca).
-Vení –me tiró del saco-.
No sias chúcuro ni ateo.
Vos, cuando grande, ya veo:
picarás muy fino el naco.
-De juro: Si usté reparte
su cencia al dar catecismo,
a todas por eso mismo
les toca –dije- su parte.
-Mirá: Con tu impía duda
le has causado un gran tormento.
Ähi rumbia pa mi aposento,
teclinando la pobre viuda.
-Ni me habñle más d’esa porra.
Salió a insultar mi mamita.
(Y pa mi buche: Ceruitq
güevos tiene esa cotorra).
No le dije una palabra.
Usté ante Dios es testigo.
Hinchó garganta y ombligo
balando igual que una cabra.
Era con usté el careo.
Porque en la duda, pregunto.
Sobre todo si el asunto
puede dar cuerda al ateo…
-La fe, m’hijito, es la fe!
Hay que crer sin preguntar.
Los misterios del altar
Dios sólo claro los ve.
-Padre: Si ve Dios tan claro,
por qué en misterio se espresa?
Ya es misterio mi cabeza,
con tanto misterio raro…
La religión hace güeno –
dicen- a todo cristiano;
al rico, del pobre, hermano;
y al orgullo pone freno.
Se ve… corazón más tierno!...
Su ¡virtú” está en las pelechas.
(La ramie el diablo’e las mechas
y la zampe en el infierno).
-Mirá: De tan vivaracho,
vas a ir al fuego a parar,
porque el diablo ha de cargar
al fin con tu alma, muchacho.
-Nu es tan güeno el Padre Eterno?
Si por eso entrega un hijo,
yo no creo que el crucifijo
lo libre a usté del infierno…
………………………………
Volví a casa con la duda.
Se lo conté a mi viejita.
Y, quieren crer? Pobrecita:
Saltó en defensa’e la viuda:
-El Padre tiene razón
si al fuego lo ha condenao,
desde que m’hijo ha dudao
de la santa religión.
(Y cuando me dijo así,
dos lágrimas le virtieron.
Los ojos se le pusieron
como espolvorios de ají).
Su madre, con artimañas,
hasta el mesmo infierno ha de ir,
si peladito áhi va a hervir
el hijo de sus entrañas.
(Sentí como un temblequeo.
Llorar no siempre es de flojos.
Me eché el ponchito a los ojos
pa ocultar un lagrimeo.
Tan vieja; ni el pulso fijo,
me dije tocao por dentro,
y es capaz de ir al encuentro
del mesmo diablo, por su hijo!).
La viuda que usté ha chocao
(viene aquí lo más sabroso),
es el ser más generoso
que entre todos Dios ha criao.
Igualita a San Francisco.
Todos pa Dios en la altura.
Eso sí: Si no entra el cura,
no da ni un durazno prisco.
Ni ella sabe cuantas vacas
tiene en su campo: diez leguas.
Majadas. Mulares. Yeguas.
Ande usté pisa hay retacas.
La pionada anda con hambre.
Y hasta les trampia el sueldito.
Cura a veces el bendito
de las tripas un calambre…
Pero, m’hijo, no se asombre.
Mucha gente la critica.
Olvidan que el Padre esplica:
“Primero Dios, luego el hombre”.
Ella esa torre ha donao,
ande anidan los lechuzos;
y al Padre: muebles y chusos,
y pa la iglesia ha testao.
Las malas lenguas?... No quita
gloria al chisme al güen cristiano.
Y a lo que el Padre echa mano,
lava con agua bendita.
(Dicho con pura inocencia!
Bolió por su ombro el rebozo.
Aunque me negriaba el bozo
era escasa mi esperiencia.
Mudito me quedé y quieto.
Aturdido en cierto modo.
Me había trabao sobre todo,
ante mi madre, el respeto).
Pida perdón al Señor.
Venga –prosiguió- Hinquesé.
Áhi no más me arrodillé.
Rogué con mucho temor.
En un rincón del ranchito
dormía un montón de santos.
No sé cómo compró tantos.
Rara vez vía un cinquito.
Cuasi un dedo me machuca
al mover el santo aquel,
y volando de atrás d’el
se me vino una vinchuca.
-mire vea –terminó-.
De su madre es la palabra:
Nu hai triunfar el pata’e cabra!
Detrás del santo voy yo.
Ya mesmo le haré una manda:
Aunque sangren mis rodillas
entre piedras y jarillas,
la cumpliré en “la otra Banda”.
Muy poco me había aclarado.
Dudaba: Quien ganará,
si el diablo cincha p’aca
y el santo pal otro lao?
***
Espliquemén este arcano
los sabios, digo el coyuyo…
Piso yo en tierras de Cuyo
y ya soy otro cristiano.
Solito a veces me digo:
suerte buena o suerte perra,
siempre uno busca su tierra.
Nunca se corta ese ombligo.
He llegado a comprender
aunque soy un hombre rudo,
que al varón más entrañado
lo hablaban tierra y mujer.
La mujer porque es la mama,
hija, hermana o compañera.
Se corta lazo o collera
si una voz de esas nos llama.
Será porque es un centro
de la vida en la Creación?
Dicha cierta es el varón
sentir una madre adentro.
Viene a ser como un centro
de este mundo en el desierto.
Va el hombre con rumbo cierto
si la vista fija en ella.
Lo vemos a cada paso.
Es la brújula del hijo.
Su amor es amparo fijo
en el triunfo o el fracaso,
y nazca el sol o se ponga,
no cambea con las modas.
Saludo a las madres todas
de la alto de esta milonga.
***
Madre de madres, no larga
la tierra a su hijo tampoco.
Lo tira poquito a poco
si la ausencia se hace larga.
Vaya a saber qué habré en eso.
Yo lo he comprobado en mi.
Siempre en el mundo jue así
y no lo altera el progreso.
Si hasta en el modo de hablar
que de niños aprendimos,
hay como un jug’e racimos
que adentro suele gotiar.
Donde los ojos abrió
quiere uno cerrar el pico.
Ama el pobre como rico
la tierra donde nació.
***
De los brazos de mi mama
ya pegué el salto al camino…
Áhi echó ráiz mi destino:
Parece que algo me llama.
Cuando me ataca el cuadril
pienso: Se cerró mi cuenta.
Y ruego que a mi osamenta
la entierren junto al carril.
Por cruz un algarrobito
floreciendo al lado mío.
Agua bendita: El rocío.
Misa: El balar de un cabrito,
y el canto libre del viento
como novenario eterno.
(Que alma inmortal, gloria, infierno,
en mi ignorancia no cuento).
Nada de cajón estrecho.
(Mi cuerpo daría un corcobo…)
Que la ráiz del algarrobo
coma lo que hay en mi pecho.
Porque sí el árbol no elijo.
Ni es tampoco una zoncera.
Me prestó en mi vida entera
servicios de padre a hijo.
Sabrán que razones tengo
para elevarle mi canto,
aunque ya han hecho otro tanto
sabios puetas de abolengo.
Trepando a sus negros brazos
yo desarrollé mis piernas,
y mascando vainas tiernas
bien pronto alargué los pasos.
Cuando mi mama y mi tata
hicieron su pobre nido,
el árbol fue el comedido:
Les dio crédito… sin plata.
(La cumbrera; los horcones;
lindas ramas pa la quincha.
Él solo sacó a la cincha
aquellos dos corazones,
pues les dio el mortero luego
con dos manos; y la troja
pa que en invierno la aloja
no faltara; y les dio el fuego;
bolsa’e cabra con arrope;
goma –que el niño pellizca-,
y hasta el panal que una avispa
hace en nidos de cholote).
Pa la más noble tarea
de madre –según colijo-:
lavar los trapos del hijo,
el árbol dio la batea.
En desiertos donde no hay
ni ramoneo pa los brutos,
sólo el árbol da sus frutos:
y el pobre vive a patay.
Si usté no es gringo bachicha,
al huequiao le busca el centro:
Por el pito va a al encuentro
de la miel, la flor, la chicha.
Es maravillosa planta.
Crece en la sierra, en los bajos.
Lo hachan?: Pronto en nuevos gajos
anida el pájaro y canta.
El patio más pedregoso,
lo ve alzarse y darle sombra.
Y hasta le tiende una alfombra
de flor en tiempo lluvioso.
Más lavada así la flor,
la algarroba se malogra.
Sin agua y a sol se sobra
Parece hijo del rigor.
Ande se tira el borujo
la semilla no se pierde:
Presto un bosquecito verde
abre su felpa de lujo.
Que alimento pa las cabras
dan sus ramas en la liga.
Mostrar tal cual se prodiga,
imposible en las palabras.
No es historia que pasó.
Ni vano palabrerío.
Toditito el pobrerío
lo sabe mejor que yo.
Cuando algún pueblero acampa,
mirándolo con desdén –
sia blanco, negro o caldénesconde él también su trampa.
En la forma más sencilla
le juega sus humoradas:
Con vainas azucaradas,
le hace tragar la semilla…
Con su estiércol el caballo
lo siembra como al voleo.
Ande se para rodeo
lo verán alzar el tallo.
Le hace el cristiano hoy la guerra
y va acabando con él.
(Si es el bicho más infiel
que respira aquí en la tierra).
Sentencia: Carbón y leña.
P’al dueño’el campo, platita.
El bosque todo tirita
si un hachazo da la seña.
Las aguas ya se han alzao.
De las aves… ni un mataco.
Por áhi algún tinticaco
da sombra al suelo caldeao.
Dele hormigas y viscachas
donde creció la floresta.
El desierto hace su fiesta
al relumbrar de las hachas.
En La Majada, Luján,
por chiripa se ve alguno.
Pero es seguro que ni uno
pa remedio dejarán.
Los viejos no son escusa,
en la capital salvados:
La Punta de los Venados.
(Tan lindo el nombre y no se usa!).
Hay uno más allacito
de la escuela Lafinur.
Se ve viniendo del sur,
grandote y medio marchito.
Y por Rivadavia al norte
con otro de ellos se topa.
Tiene más ligas que copa.
De sus años habla el porte.
El Chacho en una invasión
sentó rial bajo el ramaje.
Diáhi dirigía un gauchaje
más dañino que el malón.
Hoy le hace la guardia un rancho.
De una acequia… le da risa!
Desde el cielo lo divisa
codiciándolo el carancho.
Ya me parece ver charque
oriándose en su espesura.
No les cambio esa hermosura
por los más lindos de un parque.
He visto el coigüe araucano.
Soberbios ceibos en Salta.
Algo pa igualar les falta
a ese algarrobo puntano.
Cargao de historia. Viejazo.
Da de comer y embellece.
(Mi corazón se estremece:
Ya le pagará… el hachazo!).
Cerquitita lo saluda
todavía la perdiz.
Restos del viejo San Luis!
(Aquí la voz se me anuda).
………………………………
Nada de cajón estrecho.
(Mi cuerpo daría un corcobo…).
Que la ráis del algarrobo
venga a nutrirse en mi pecho.
En mis güesos al medrar,
así les trairá un mensaje…
Mis gracias: Entre el ramaje,
una blanca flor de azar.
……………………………….
Yo soy hombre d’este siglo.
Mis padres del anterior.
Yapando un siglo con otro
sale un canto de mi flor.
Que así va el hombre en el mundo
luchando pa susistir:
hecho de cosas pasadas,
presentes y por venir.
Por el norte’e la provincia
con mis abuelos me crie.
La tierra cargó con ellos.
Yo eché plumaje y volé.
Dentraron en mi memoria –
qu’es alargar la esistencia-,
y aquí dan vuelo a mi canto
con su voz y su esperiencia.
Pero también nuevas voces
resuenan en mi interior,
como preludios de un ave
que anuncia tiempo mejor…
Vivieron cuando las luchas
del indio y el colorao.
Nu es cierto que jue mejor
cualisquier tiempo pasao.
Desde nieblas muy lejanas
viene señoriando el mal.
Pero el hombre hoy pierde a tiras
su pelecha de animal:
Ya jugamos como crimen
la guerra y la esplotación.
(Por dentro aun lleva al del cuatro
quien no entra en esa junción…).
Mundo embichao, se desploma.
No me aparto de lo cierto.
Más ya un árbol nuevo alarga
su sombra por el desierto.
Sin presumir de adivino,
veo algo en el porvenir.
Cantando salen las cosas
más hondas a relucir.
***
Ráices de historia encontramos
escarbando en Santa Rita.
Se descuelga al patio limpio
ya la primer tortolita.
Lento trajín mañanero.
-El mate a mama, Liboria.
-Voy a soltar los cabritos.
(Y aquí el reventón de historia):
Gran vocerío y tropel.
La perrada se levanta.
A doña Tránsito –hincadase le anuda la garganta.
-Mamita!: Los coloraos.
-Esús, María y José.
Encomienden su alma a Dios.
La que pueda salvesé.
Por la represa asomaron
asustando a unos hurones.
Y a media rienda avanzaron
espueliando los charcones.
Llamaradas del infierno
lengüetiaban a esas fieras:
largas cintas coloradas
revoliando en las frenteras.
Las cuatro mujeres, solas.
Tembló el patio. Sujetaron
a la puerta de la casa
y de un salto desmontaron.
A los lados, en el suelo,
cada cual clavó su lanza.
Hijas y madre, muditas.
Perdida toda esperanza.
Barbas con tierra. Quiscudos.
Pañuelo rojo al cogote.
Sucio el calzón de balleta
y hediondez a nido’e jote.
Varios, el talón al aire.
Ojotas, alguno que otro.
El que venía de jefe:
Espolín y bota’e potro.
Había de todo. Y algunos
de pingo bien aperado,
presumían revoliando
el calzoncillo añajado.
Una espuelaza de fierro
del umbral sacó una astilla.
Sonaban esas rodajas
más grandes que sopaipilla.
Dentró el jefe. La charlina
largó al respaldo de un catre.
Lao a lao el cabo’e plata.
Barbudo el hombre y bien chatre.
Luego se arrimó un potroso
hombriando una chasna’e güevos
de avestruz. Hagan fritanga –
ordenó-. Son todos nuevos.
Saltó amarillando un gato,
al romper dos el liciao.
(Tieso, caminaba como
chivato recién capao).
Se pusieron a robar
de todito lo que había.
-Los hacen tortas¡, mandaron.
Y quién se les resistía?.
Mientras se oflaba la masa
uno se cortó del grupo:
-Vengo di hambre, señorita.
Me asa ligerito un pupo.
Todo (un pichel de aguardiente
sanjuanino, grapa, vinos),
como lluvia a vizcachera,
dentró en la panza’e los chinos.
Redepente en lo montao
no les da a unos por entrar?
Dos de las niñas en ancas.
Métale remoliniar.
Como era la pieza grande,
las bestias jiraban solas
plumeriando el mostrador
con sus larguísimas colas.
Por áhi un acharolado
y encrespao de cerda dura,
cuasi ladrando dio un brinco.
(Pero hambriento ante una achura…).
Al descuido, la Liboria
dejó ver un seno blanco:
Chispiante y ciego el mulato
la alzó y se perdió en un tranco…
…………………………………………
Sentado en el mostrador,
ya la guitarra templada,
otro, rajiando, largó
esta copla intencionada:
Me gusta que todos tengan
y a mí que falta no me haga.
Palomita p’al halcón…
y al pavo la verdolaga.
***
Ya habían saquiao otra casa.
Se acercó uno al mostrador
y empezó a contar los riales
que sacó del tirador.
Vació una bolsa de gato
llena de plata cortada
y de soles bolivianos,
que achuró en la arrebatada.
-Cuidao, mama. (Le clavó uno
las uñas en la cintura…).
Señor de los afligidos:
Le matarán la criatura¡
Se tufiaron varias tortas
con güevo y con chicharrones;
quezos d’el zarzo; patanes.
(Eran bichos muy glotones).
Con lo robao, dos costales
levantaron. Dijo luego,
como burlándose un guaso:
-Entierren no más el juego.
Salieron. Había nevao
en el piso y la cocina…:
Riyéndose puñaliaron
todas las bolsas de harina.
Desde entonce a San Francisco
la familia se cambió.
Botaron negocio. Estancia.
Ña tránsito malparió.
***
Milonga del colorao.
Milonga del guayamino.
Milonga de robo y crimen:
La de un tirano argentino.
Sepan que yo no le pido
ayuda a la fantasía.
De lo rial brota mi canto,
como de la noche el día.
Por La Ralada acamparon.
Aquel lugar solitario.
Partidas de allí salían
y caiban a un vecindario.
Debajo de esos talares
degollaron un cristiano.
(Era lo mesmo carniar
un chivo que un ser humano).
Quedó como maldecido
aquel lugar de colcones,
bañados y cadillales.
Pu’áhi se cruzaban los liones.
Nadie pasaba en la noche
por la sendita borrada,
sin marchar su media legua
con una sombra enancada.
Silenciosa se apegaba
a la espalda del jinete.
Y era al ñudo hacer gambetas
pa que cayera del flete.
Ella sola desmontaba
después de darse aquel gusto.
Más de un gaucho quedó blanco.
Y un niño murió del susto.
Llegaron dos al Quebracho,
dele ruido por los montes.
Con calzones de cuero
uno. Otro con guardamontes.
Cuando se sintió el tropel,
la madre que andaba alerta
escondió un tarro con plata
en los yuyos de la güerta.
Sus dos niños la rodiaron.
Pensó en el crimen y el robo
cuando ataron los caballos,
de una rama, al algarrobo.
Al ver de cerca los gauchos,
dudó si estaba en lo cierto…
Entre aquellas dos visitas
reconoció al “Pedro Tuerto”.
Uno de los más dañinos
y asesinos, este yarco.
Era el de los guardamontes,
montando un overo zarco.
Aunque viviera cien años
ningún cristiano olvidara
aquel solo ojo empacao
en un rincón de esa cara.
De entrada este saltiador,
el zarzo alivió el peso…
En un jarro blanco y grande,
picó una tajada’e queso.
Colgaba una bolsa’e cabra
del techo, llena de arrope.
De un tajo le abrió la mano
y llenó el jarro hasta el tope.
-Ate la bolsa, gruñó
atorándose el galuto.
Acabó aliviando el buche
con el ruido de un eruto.
Lo poco que interesaba
rasparon muy a su gusto.
Luego a la casa vecina
jueron a pegar el susto.
Unas mujercitas pobres,
allí vivían de cuanta.
Tejiendo, se entretenían
con un jergón y una manta.
Los telares les cortaron
a tajos los forajidos.
Por un milagro a las pobres
les dejaron los tejidos.
De una patada volcaron
también la paila de arrope
que ya estaba echando la hebra.
Se perdieron al galope.
Bombiaba achatao el padre
más allá de una achiras.
-Si la ultrajan, atropello –
pensaba- aunque me hagan tiras.
En ese tiempo vivían
siempre a campo los varones.
A casa… sólo a comer.
Y ensillaos los redomones.
Pobre del que inalvertido
tomara lerdo la sopa.
Le cortaban la cabeza
o lo arriaban con la tropa.
***
Milonga del estanciero
que nos volvió a lo feudal.
“Padrecito de los pobres”…
Milonga del federal.
Milonga de las cabezas
en la punta de una pica.
De “refalosa” y campana
que todavía repica…
Milonga de los cuchillos
mellados pa degollar.
Milonga enterrada viva…
Yo te vengo a samarriar.
Milonga que a los porteños
por fruta vende cabezas.
Esta luz del siglo veinte
aventará tus pavezas.
Milonga con viejas ráices
en el suelo colonial.
Abono pa tiranías:
Milonga del federal.
***
Cerrá tus ojos, milonga,
al pasar frente a esos ranchos,
que son ojos los que están
picotiando los caranchos.
Cabeza que el fraile Aldao
clavó en el Desaguadero.
General Acha: permiso…
Milonga del pudridero!
Dejemos en Las Quijadas
ardiendo una pobre vela…
Ya sonará la guitarra
por los hermanos Videla.
Más al norte, por La Rioja,
Sandes hace la campaña.
Aquí pillan un llanisto
degollador sin entraña.
Un aujero en el garrón
le hace abrir como castigo.
Del garrón, vivo, lo cuelgan
de un algarrobo al abrigo.
Llegó otra vez a una estancia.
Iba al rastro de unos presos.
Viuda ricota, la dueña.
El hombre pidió unos quesos.
-Esús! Sabe usté si Sandes
ya viene cerca, señor?
-Puede decir si precisa
de Sandes algún favor…
-Yo no necesito nada.
Pero dicen que es tan malo!
-Ta bien. Mandemé los quesos
y pase usté por El Ralo.
Le haré carniar pa la tropa –
allí acampo- un animal.
Yo soy Sandes. Servidor.
Verá que a nadie hago mal.
Cara de leche cortada
puso la pobre al momento.
Después de mandar los quesos
se presentó al campamento.
Comieron jefe y soldados.
Aquél ordenó a la viuda:
-Güeno, señora: Se acerca…
Agora usté se desnuda.
Una rueda de soldados
se formó donde ella estaba:
-Sirvasé. Con estos hombres
va a tirar usté la taba.
Güelta y media, rondanita,
dos güeltas se vido entonce.
Brillaba en el aire el güeso
con herraduras de bronce.
La viuda echó varias suertes
y por áhi clavó un asar.
Se miraron los chinotes.
Cuidadito con hablar!
Pero saltó, malicioso,
un catacón: Amalhaya!...
Digamén los entendidos:
Ese culo está en la raya?
Una mirada de Sandes
lo dejó paralizao.
Nadie se reiba, pues esa
consigna les había dao.
Quemaba la luz del sol
como el calor de una brasa.
-Güeno. Ya es basta. Señora:
Se viste y se va a su casa.
…………………………………..
Dentró como quien no tiene
pan ni perro que le ladre.
Quemó y tomó lana negra:
Se le había subío la madre.
***
Facundo. El Chacho. Los yarcos.
Gran regalo Federal.
Pobre tierrita puntana!
Del sur, la indiada infernal.
En las garras de esos tigres
cayó Pringles, el lancero.
(Como argentino les pido
que se quiten el sombrero).
Rosas, “el tigre’e Palermo”.
Facundo, “el tigre’e los llanos”.
Ellos hacen una historia:
Lanza y degüello entre hermanos.
Pringles ha vuelto después
de lanciar godos ajuera.
Es de los de San Martín:
Nuestra historia verdadera.
***
Milonga con varias ráices
en el suelo colonial.
Abono de tiranías:
Milonga del federal.
Has vuelto a alzar la cabeza,
milonga del saladero.
Hoy como ayer, la mimada
del oligarca y el clero.
Hoy como ayer, disfrazada.
Ayer: de gaucho el patrón.
Hoy: de obrero sin camisa
(aunque por pingo un avión…).
Híler, Musolino, Franco
te dan mano fraternal.
Mamaron tu mesma leche…
milonga del federal.
TERCERA PARTE
Esta es milonga de entierro.
Milonga de amanecer.
No es, a mi modo de ver,
la del gaucho Martín Fierro.
En este siglo cambea
la manera de payar…
Ni es cuestión de hacer brillar
el facón, sino la idea.
Que también es payador –
llamenlé…de nuestro estiloquien saca a sus coplas filo
pa que abran cancha mejor.
…………………………………..
…………………………………..
El yanqui en la Patagonia,
y el inglés en las Malvinas…
Hermanos: ¡Abran los ojos!
Pobres glorias argentinas.
CHAPANAY.
Un atardecer llegaron
al sindicato, -velay;
buscamos a Chapanay,
el cantor. Y nos rodiaron.
Alegre gente pueblera.
(Su parla gaucha y sencilla,
no ocultaba al cajetilla
de bota y de corralera).
Dos eran lauriados puetas
y el arte al pueblo enseñaban.
Había dos más que cantaban
y otros que hacían piruetas.
Era una “Embajada se arte”.
(Al gobierno el juego hacía;
Al pueblo: chafalonía…
y el oro pa la otra parte).
Dijundían enseñanza
sobre “espiritualidá”:
-Sepa el pueblo la verdá.
No todo es cuestión de panza.
Barajo, dije entre mí.
Trairán la panza muy llena.
Y a un maricón de melena
me acerqué a calarlo así:
-Dispense, doutor; cantando
enseñan sus novedades?...
-Las verdades son verdades!
Desde el arte o laburando.
(Se distinguía a la legua.
Cociador y vivaracho.
No es lo mesmo que otro el macho
hijo de hechor y de yegua…).
Me pidieron que cantara.
(Pa talentarme; a la fija.
Y ya ajusté la clavija
mirándolos a la cara):
Si encuentra palabras duras
el palagar delicao…
desde ya pido disculpa:
Solitas se han escapao.
Son abejas de un enjambre
que al bramar busca su centro.
Abran la copla y oserven
si no va el panal adentro.
No hagan lo de aquella mona
que tiene fama tan larga:
Botó la nuez remadura,
por la cascarita amarga.
***
Es esta la gran “milonga”
del siglo veinte, señores.
Barrerá entre resplandores
todo bicho que se oponga…
No es milonga arrabalera
la milonga que yo canto.
Tiene el pulso sacrosanto
de toita la sangre obrera.
Milonga de ateo. De fraile.
Del feliz. Del que se queja.
(Vayan formando pareja,
pues ya ha comenzado el baile…)
Meterse bajo la cuja
pa no bailar, es al cuete:
Con guitarra o clarinete
de atrás el pueblo rempuja.
No se salva ningún bicho
de este bailongo feroz.
Bailará en el cielo Dios
y cada santo en su nicho.
Esta milonga de entierro…
Milonga de amanecer.
No es , a mi modo de ver,
la del gaucho Martín Fierro.
En este siglo cambea
la manera de payar…
Ni es cuestión de hacer brillar
el facón, sino la idea.
Ya no es peliar la partida
como se prueba el coraje.
Sofrenar al coloniaje
es de a pie más atrevida.
Pues con partidas de adentro
se relinchan las de ajuera…
Viene la empresa estranjera
y nos da con el encuentro.
Para esas de a pie, la güelga
es facón de güen acero…
Aprenda a usarla el obrerohombre de fábrica o melga-.
No es visión de literato
ni gambeta de avestruz:
También pa peliar el trus
se precisa el sindicato.
***
Yo canto como carrero:
Disculpen si voy faltando.
Salen mis coplas filtrando
sudor y sangre de obrero.
A la sombra de mi carro
aprendí a ler, solitito.
Diez leiciones y un librito
me dio un tal máistro Navarro.
A la siesta me tiraba
deletriando, en el recao,
mientras mi perro asoliao
húmeda lengua alargaba.
Ya dueño del alfabeto,
me dentró a gustar la cosa.
Es una luz milagrosa.
cambia al hombre por completo.
Y luz contra “Luz”, la “mala”
se pierde pa todo el viaje…
Tiene el hombre más coraje
si maneja pluma y pala.
Por el libro odié la guerra,
pués da vista aguda y vuelo.
se ve pa adentro en el cielo…
se pal centro’e la tierra.
Lo mira mal un tirano.
Prefiere bota y espuela,
por que sin libro ni escuela
cabrestea “el soberano”.
Yo abri ventana hacia el mal
que hace al pueblo sufrir tanto.
por áhi le dentró á mi canto
la borrasca universal.
Hoy veo con claridá
en la selva de la vida.
mi esperiencia en ella anida
y cruza su inmensidá.
Muchos años viví a oscuras
con mi mente campechana.
me habían tapao la ventana
del juicio con imposturas.
Que esta sociedá es modelo
afirman sabios doutores
y hay que cuidar sus primores
sin arrancarle ni un pelo.
Remarcha el cura que Dios
modeló esa perfeición,
y pal “reo” no hay perdón
que contra ella alza la voz.
No le discuto al que sabe.
yo que voy a discutir.
Más, como libre hai vivir
es también saber de un ave.
Arrodillarse aquí abajo
ante el señor y el fetiche,
y que a mais tostao y piche
viva el hombre de trabajo.
Nosotros, el “Vil chusmaje” –
carreros, piones, paisanos - ,
a desollarnos las manos
pa que disfrute el ricaje.
La gloria compensará…
y áhi pa todos es la farra.
angelitos con guitarras
alegran la eternidá.
Vaya a saber de ande viene
juncionando el mundo así.
no importa saberlo aquí:
basta hacer lo que conviene.
Hoy se renueva la farsa.
Ha llegado un “salvador”.
de lejos sentí el hedor…
no dentro en esa comparsa.
Yo levantaré el telón
para el que siga engañao.
Claro un cencerro ha sonao…
Sigamén los del montón.
Yo vine al mundo a cantar
la rebelión de mi clase.
tengo sus luchas por base
cuando me pongo a payar.
Que también es payador
(llamenlé… de nuevo estilo)
quien saca a sus coplas filo
pa que abran cancha mejor.
Señores recién venidos
que me han pedido que cante,
con mi humildá de inorante
quedan ustedes servidos.
Se paró uno de los vates
llegados de güenosaire.
De entrada largó un desaire:
No hay que cantar disparates.
se agachó medio confuso
y al otro al óido le dijo:
“Por lo que espresa, colijo
que ese chino ha de ser ruso”…
Mentón como frente’e piche.
Nervioso. Pegó unos gritos.
Los carreros, calladitos
aguantamos el espiche:
Debe el pueta en su canción
zafarse del mundo rial…
respetando por igual
política y religión.
Porque el arte sobrepasa
propósito, inteligencia,
y está más allá su esencia
de lo que es y llega y pasa.
Imaginación. Y olvido
del vivir. Un mundo aparte.
No ha de rebajarse el arte
al canto comprometido.
El materialismo asurdo,
no le deja alzar el vuelo.
Y arte que anida en el suelo
solo empolla un hijo burdo.
Aunque parientes de Vega…
inorantes payadores,
no quieren con sus primores
ocultar la luz que llega.
Ya purifica los lodos
un noble y alto idialismo:
La luz del “justicialismo”
viene a alumbrarnos a todos.
………………………………..
………………………………..
(Soy gallo en el reñidero.
Que me dé unos picotones
el alversario, primero:
Áhi probará mis pugones.
Me acordé d’e esa ditela
que vive en torr’e marfil,
y sobándome el cuadril
volví a cazar la vigüela):
No es de mi alforja ofender
ni a naides causar dijusto.
Mas cantar no es sólo un gusto:
También canto por debe.
Deber ante el pueblo rudo-,
sangro por su mesma herida-…,
no es fantasiarle la vida
sino pintarla al desnudo.
Hoy el mundo es cosa rara.
Yo en mis coplas lo reflejo.
No echen la culpa al espejo
si ven muy sucia la cara…
muchos dirán que mi cencia
no da pa buciar tan hondo.
Saco verdades del fondopueblo al fin!- de mi concencia.
Si ve Dios el pensamiento,
como reza la escritura,
nu hay dejar que esta criatura
largue bolazos al viento.
Y si con rabia o malicia
los doctos se rién de mí,
al punto prueban que allí
mueve el rabo la injusticia:
Cómo un Todopoderoso,
padre de toito lo criao,
trái un hijo desdichao
pa que se reiga el dichoso?...
Como cantor campechanocargué a fondo- no lo entiendo.
Pues su patria está crujiendo.
Bajo el poder de un tirano.
Engañó –y lo disimulaa mis hermanos de clase:
-El mundo de ustedes nace…
Y nacía una gran mula!
Declama arriba el infundio:
-Manda el hombre de trabajo!
Y hacen plusvalía abajo
monopolio y latifundio.
Con astucia ya cebada,
arrebaño a los obreros:
Se compró algunos carneros
que le guiaran la majada.
(No sabían que aunque causi
se rocen en la frontera,
jamás a la clase obrera,
servirá un milico nazi).
Regalo, sonrisa, abrazo
al pobre diablo que ciega,
y al fin… al pueblo le pega
pu abajo’el poncho el puntazo.
Llega hasta hacerse adorar,
en camisa, por “los grasas”.
(Astucia!: Frena las masas
y les impide avanzar…).
***
Quién diría que en el llano
donde payó un Santo Vega,
habrían de cantar la entrega
puestas con traj’e paisano.
***
Se tortura, mata, roba.
Hay jueces envilecidos.
Lo denuncio en mis rajidos…
y un pueta se me retoba!
Yo le canto a lo que esiste.
Y sé alojiar con quesillo…
El mundo es rico y sencillo:
La luna lo acaricia y viste.
Mas también bajo la luz
andan el hambre y la guerra.
Y hay quien espera en la tierra
que lo bajen de su cruz.
Y ningún cantor de garra,
que sienta el mal del hermano,
debe tapar con la mano
la boca de su guitarra…
Tender velos de colores,
se pudra un pueblo o peleche!
No se nutren con la leche
de la vida esos cantores.
Y hasta hay olor de marica
(y no digo de otra cosa),
en esa puesía rosa
que encanta a la gente rica.
Pa mí esa clase de “esteta”,
como sus explotadores.
apuntalan nuestros males
con falsedades y agravios.
Odian también a “los grasas”,
como sus esp0lotadores.
(Odio de Ortegas… Señores.
Odio y medio ante “las masas”).
Aristócratas de arte
que la vida disimula,
tienen castidá de mula
y como élla mundo aparte…
***
Dejó0 qué hablar la comparsa.
Se jueron medio truchudos.
No andábamos para tiatro
durmiendo entre quiscaludos.
Una oración, ya comiendozapallo asao y máis frito-,
nos hizo parar la oreja
algo raro; como un grito.
Se oyó más claro y más cerca.
Pareció salir de un tala.
-Calladitos! No contesten,
que puede ser cosa mala-,
Senteció don Pancho Sosa,
un sabio en diablología.
Un grito así en medio’el campo…
Ni de noche ni de día!
-Alguno que anda perdido.
-P’a mí qu’es un alma en penaterció don Vencho, hombre viejo
de linda barba y melena-.
Silbó recién .dijo luego-.
Silbó de ánima; clarito.
Un grito así en medio’el campo…
Ni de noche ni de día!
-No crerá, don Chapanay.
Tampoco créiba el infiel.
Pero un alma que anda en pena,
silbá!; con pito o sin él.
-El diablo –aclaró don don Sosagirta, silba, canta, reza.
Se finge hombre o animal,
según elije la presa…
Anda en todo pa tentarnos.
Da un susto si más no puede,
a la sombra o a la luz.
Se cruza un zorro en el campo?...
Siento miedo hasta cuando hablo!
Y es que en el tronco ‘e la cola
tiene tres pelos del diablo.
Si era un alma o el demonio
deliberaba el concilio,
cuando apareció un cristiano
tambaliante y pidió ausilio.
Amigos de la niñez,
lo reconoció Lucero.
-Vengo, dijo, de los pagos
de nuestro “gran compañero”…
Torturado. Huesos rotos.
Vuelvo a mi vieja querencia.
Antes de morir quisiera
que aprendan de mi esperiencia.
Al cerrarse la oración
empezó a chispiar finito.
Cuando dentramos las calchas
rodaba el nublao, bajito.
Un murciélago negrusco
se desprendió’e la cumbrera.
Y aletió un bicho en los talas
con voz de bruja agorera.
Fantasma o resucitado…
le alumbró el fuego la cara.
Sosa, reculando afuera,
me indicó que le escuchara:
-No dirá que soy autero,
o miedoso como un guagua.
Pero… Mire esas uñitas!
Y el cuerpo de lampalagua.
Vea esos ojos torcidos
de tanto mirar de riojo.
Y el caminar sofrenando,
a lo chivo con tramojo?
La mano pu abajo’el poncho
al saludar… No me engaña!
Se finge así pa dar lástima.
El mandinga es pura maña.
Hoy día martes… Dejuro
que ya me los tiene envueltos:
Hay un martes en el año
en que andan los diablos sueltos.
-Don Pancho: Si es un amigo!
No ve que lo han torturao?
-Ya verá volar su amigo
si quemo cuer’e venao…
Durmió ajuera. Tempranito
puso las pilchas a oriar.
Yo me le arrimé a don Vencho
y lo empecé a chichoniar.
Mientras el lazo engrasaba
ya parados en un ralo,
vide al pájaro’e la nieve
salir del güeco de un palo:
Esa es l’anima que anoche
le silbó… Blanco el difunto!
-Este silba como arriero.
Lo de anoche era otro asunto…
-Ñañito: no siga el juego.
Le han vendío taba cargada…
Tierra o fuego comen todo.
Del hombre no queda nada.
-La tierra como los güesos,
y la carne y las achuras.
Pero vuela un alma eterna
que hace nido en las alturas.
-Vuelan también el lechuzo,
y el carancho y el vampiro
hasta áhi no más… Como l’alma:
Hasta el último suspiro.
-Mire, señor. Yo no miento.
Escúcheme esta verdá:
Paré en la Cañada’el Balde.
(Campo. Noche. Soledá).
Ya me estaba dormitando:
Me sobresalta un ruidito…
Y oí con mis propios óidos
el llanto’el finao Negrito1.
Degollaron ese niño.
Sabe usté el tiempo y el modo.
Que sale a llorar de noche
si la tierra comió todo?
………………………………….
Después del susto que a muchos
les dio la supertición,
casi arrastrándose el hombre
llegaba a nuestro fogón.
Nos contó la mar de cosas
en ratos de lucidez.
(Ya era un resto humano atado
al tiento de la vejez).
Africaciones de infundia,
1
Creencia aún viva en los campos del norte de la provincia de San Luis.
grasa de lion o de iguana,
lo aliviaban, ayudando
por dentro alguna tisana.
-Ustedes son hombres güenosles dije un día al soslayo-.
Pero “el tiempo de antes” se hunde,
y hay que cambiar de caballo…
Yo hi talentao a este mozo.
le sube una luz por dentro.
Pa los piones… “La luz güena!”:
Debemos ir a su encuentro.
………………………………......
Nos despertó un calatazo
en la puerta. Media noche.
-Quien?
-La Especial –contestaron-.
Fuera trepidaba un coche.
-Orden del juez? –cuando abrí-.
-Es ésta… (Y un culatazo
me llenó de estrellas verdes;
encima un cachiporrazo).
Se levantó mi mujer:
-Otra vez con la gestapo!
Llamearon ojos bestiales.
Uno le amagó un sopapo.
-Vení, turra –le dijo otro,
y la quiso manosear-.
Ella le amagó un sillazo,
haciéndose respetar.
Soy metalúrgico. Duro.
Pero blando me sentí
cuando a la nene y al pibe
rodear la madre los vi.
Pálidos, bajo una cama
se escondieron.
-Venga, mi hijo.
Salí, nena. De paseo
hoy se va el papi, les dijo.
-Mamá, yo sé que no es cierto.
Y la picana lo espera.
(Yo no los pude abrazar:
Me empujaron puerta afuera).
Y ya reducido a golpes
en un taxi me arrojaron.
Venda a los ojos. En la
calle Urquiza me bajaron.
Avancé en un laberinto.
Aquí un golpe. Allá un fustazo.
Si me tumbaba hacia un lado
me enderezaba un codazo.
Escupitajos. Patadas.
Estudiado el sacrificio!
Con el tormento allí gozan
torturadores de oficio.
Pensé en un monstruo del Dante…
O que paría una cabra:
Y era que berreaba un hombre
ya sin pronunciar palabra.
Al lado otro:
-Por favor!...
Por Dios… Por las madres todas…
Mátenme… Quiero la muerte!
Sonriendo un monstruo:
-No jodas.
Algo corrida la venda,
ví en su apogeo al nazismo:
Fósforos ardiendo al ano;
y entre risas sadismo
el retorcer de testículos.
Uñas?.. Alfileres bajo.
En un balde con estiércol,
un hombre cabeza abajo.
Todavía alcancé a oír
antes de entrar en función:
-Doctor: No son muchos voltios?
-Aumente… Da al corazón.
Me mojaron. Ya desnudo
quedé inmóvil; bien atado
sobre una mesa. El doctor
y dos “guapos” a mi lado.
-Tomá… Comunista… Perro…
Hablá contra “el movimiento”.
-Hijos de… bestias fascistas!...
Y perdí el conocimiento.
***
Vivo en Barracas. Un alba
me arrojaron a un camino:
-No vuelvas!, fue la sentencia.
y cumplo aquí mi destino.
Hoy la trampa brilla al sol:
-“Gobernarán los obreros!...”
Y es una pandilla nazi
con disfraz de “compañeros”.
Cuando él echó la encarnada
yo también tragué el anzuelo:
Ni el yanqui ni el oligarca
explotan más este suelo!
Yo también creí al principio…
……………………………….
Asomó la petrolera :
Se irguió mi honor de nativo,
y así devine ‘contrera”.
Su G. G. T.? Burda treta!
Sindicalismo amarillo.
Millones de honrada gente
bajo el látigo de un pillo.
A quien se atreve a pensar:
Picana! Si es extranjero:
La cuatro uno cuatro cuatro.
Lo común: al agujero.
(La cuatro uno cuatro cuatro,
alias Ley de Residencia,
es Ley natural del perro…
Hoy mismo sigue en vegencia).
Asesinar gente obrera
ya es como flitear insectos.
Legisladores y jueces
sacan pecho de hombres rectos.
Hace poco, varios niños
jugando en un arrabal,
descubrieron un mano
saliendo del basural.
Ocho cadáveres… Doce…
Cada día alguno más.
(Cuadro que escarcha los pelos
y no se olvida jamás).
Policías. Jueces. Diarios.
A investigar de mil modos.
Ya descubierta la pista,
se ordenó… silencio a todos!
Otra tarde en Chacarita
avanza y crece una sombra
por entre los mausoleos:
Gente que reza se asombra:
Pistola en mano, conducen
a un peón de laboratorio.
Y allá al fondo… lo echan vivo
en un horno crematorio.
“La Especial” –otro acto heroico
de guerra justicialista-,
hizo abortar a una madre.
(“La obrera telefonista”).
Aguirre, Núñez, Feijó,
Ingallinella y cien más:
Ojos que acusan abiertos.
no se cerrarán jamás.
Bandas de asesinos pagos.
Crimen. Incendio. Saqueo.
Métodos nazis, y ustachis
de un criminal europeo.
……………………………….
(Hablaba un iluminado
dentro de aquel estropajo.
Ningún doutor había dicho
lo que este hombre de trabajo.
Mas lo torció el entusiasmo,
en un desvanecimiento.
Y una oración de don Vencho…
le volvió el conocimiento).
Denme agua… Veo muy claro…
El presente… El porvenir…
Llamen a todos los peones…
para algo quiero servir.
Escuchen al que ha sufrido
como ustedes, sin herencia.
El saber que da la vida
tiene entretela de ciencia.
Me voy de la clase obrera…
a la de los esqueletos.
pero les dejo esta antorcha.
Que pase de hijos a nietos:
I
El yanqui en la Patagonia
y el inglés en las Malvinas…
Hermanos: Abran los ojos.
Pobres glorias argentinas!
II
Hoy la fiebre del petróleo
devora al imperialismo.
Donde el yanqui lo olfatea
desata un brutal cinismo.
III
Matón de atómica al cinto:
-Venga el petróleo o la vida!
No amedrenta?: Desenfunda…
su diplomacia torcida.
IV
Ducho en la trata de… blancos,
sabe embaucar hasta reyes.
Mueve organismos obreros.
Fecunda parlamentos; leyes.
V
Mil familias sobre el mundo
velan por la humanidad.
Denuncia el tufo a mercado
su amor a la libertad.
Por ese amor le llevaron
la guerra al nazifasciamo.
Por el mismo amor hoy riegan
su primer brote: franquismo.
VI
Su monopolio es el diablo
predicando la moral.
Bajo el disfraz de angel bueno,
mueve el rabo colonial.
VII
Con el cuento de su “ayuda”,
entra cubierto de rosasentre rosas deja el hambrey alza sumas fabulosas.
VIII
Si le ofrece resistencia
un pueblo sano y patriota,
a “defender a accidente”
manad su ejército a flota.
IX
Analfabetos, miseria,
reversión a lo animal,
trae la “Ayuda” en sus alforjas,
más el terror policial.
X
Voraces buitres. Revuelan
por los llanos y las cimas.
Siempre venteando lo ajeno:
Petróleo y materias primas.
XI
Pisadas de sangre deja.
(Porque sé afirmo y no dudo).
Como bicho cavador,
es más diestro que un peludo…
Basta que un metro de caño
le dejan poner en tierra.
Caducarle?.. cae el gobierno!
(Revolución. O la guerra).
XII
Del ideal de Filadelfia
hablan, cubiertos con él…
(Pellejo inflado y pintado:
Va dentro el Tío Samuel):
Defendemos el espíritu,
la religión, la cultura
occidental y cristiana.
Odiamos la dictadura.
Que nadie venda a los rusos.
Que nadie venda a los chinos.
Dos “enemigos del hombre”
que han trenzado sus destinos.
Ejemplo para los libres
da nuestra flota gloriosa:
Negocios: con la Mao.
Mas “China Libre’ es Formosa.
XIII
Quijotes… Le hacen la guerra
al ‘materialismo ateo”,
Con… el dumping (ruina de otros);
la “libre empresa” ( el saqueo).
XIV
Política del garrote.
Del “buen vecino”… (y mal socio).
De “ayuda al pueblo atrasado”,
que es su más pingüe negocio.
Donde hay más dolor humano.
Más hambre y humillación.
Más niños tuberculosos.
Y miedo y prostitución.
Donde hay más señores ricos
y más piojosos desnudos,
ahí están los “protectores”
sonrientes y mofletudos.
XV
Su God les conserve el vientre
en los tiempos que vendrán…
y la castración de negros
por “libres” del Ku- Klux- Klan;
cuide a sus dignos ahijados:
Franco; Chiang-Kai-Shek; Trujillo;
Muñoz (el “libre asociado”);
Strossner; nuestro “caudillo”.
Quieren congelar la Historia,
y el mundo se les escapa.
Ellos, adorando al dólar,
el mundo aspira a otra etapa.
XVI
No duermen sueño tranquilo
las madres del mundo entero.
Miran a lo alto… y al hijo:
Presienten vuelos de acero.
Quién alimenta el terror,
averigüe cada cual.
(Bases. Depósitos. Pactos.
Corretaje de arsenal).
Y averigüen, proletarios:
A quien el yanqui “protege”;
qué pueblo donde él maniobra,
de hambre y odio no se queje;
quién calcula dividendos
sobre una tercera guerra;
quién, con infernales bombas,
nos va mechando la tierra;
quién tira el poncho al candil…
en disputas por la paz
y en las dos guerras mundiales,
qué empresas ganaron más.
XVII
“Mundo libre”! con los nazis
hoy en brazo nupcial.
Libre… explotación de pueblos
y humillación colonial.
XVIII
Las fechorías disfraza
su diplomacia ladina:
Pactos, bases, “protección”,
van detrás de una “doctrina”.
XIX
Si “di flan folo di tred”, 2
la “company” es Estado:
pues que dejó en Guatemala
al “comunismo” aplastado…
XX
El hombre- dólar navega
por el mar de la canalla.
Encuentra honor?...:mercancía!
Toca amor patrio?...: antigualla!
No hay de Washington o Lincoln
la vislumbre más remota.
Y aquel gran pueblo es el mismo
que otra plutocracia explota.
XXI
Ya los expulsan del Asia,
el África y Medio Oriente.
Su estrategia es hoy: clavarle
a “Sausamérica” el diente.
Mas precisa enarbolar
una bandera el cinismo.
(Suástica, barras y estrellas):
La del “anticomunismo”.
Voz tabú que galvaniza –
removiendo odios, temor-:
Se abalanza redivivo
el pleistoceno inferior…
Se alza aquí un pueblo oprimido
y derroca a un tiranuelo?:
Pues grita un neandertaloide:
“Comunismo en nuestro suelo!
Con nuestras fuerzas armadas
debemos intervenir.
2
La bandera va detrás del comercio.
Protejamos de ese pueblo
y de otros, el porvenir”.
XXII
Heredaron de los nazis
la esencia de su “doctrina”:
“Rusia viene a esclavizar
todo pueblo que domina.
Opongámosle la O.E.A.
a la infiltración malsana,
defendiendo “la cultura
occidental y cristiana”.
Aprendida la lección,
vuelvan viejos papagayos
a conferencias de “libres”,
con sumisión de cipayos.
Y hasta sabios “en derecho”,
nos ponen derecho… el clavo.
Con sus “figuras jurídicas”
disimulan al esclavo.
Dan la mano a los piratas
que traban nuestros destinos.
(Mentes que huelen a dólar.
Más de yanquis que argentinos).
La patria nos han atado
al libre “Pacto de Río”.
(Ríos, si, de sangre criolla,
si el yanqui arma cualquier lío).
XXIII
Nuestra América se yergue.
Y nuestra tierra hincha el lomo.
El pueblo criolloes de acero,
y las balas son de plomo…
Aceite hirviendo al inglés.
Hoy, al hijo, salibazos.
América al hombre en sus brazos.
XXIV
El proletariado entierra
al yanqui y su “Libre empresa”.
No queremos monroísmo
sólo para hombres de presa;
monroísmo con: Malvinas;
Puerto Rico devorado
(digo mal: un Puerto Rico
“Estado libre asociado”).
XXV
Nuestra América no quiere
“defensa del Continente”,
contra un amo imaginario:
sí… del capataz presente.
Ni a sus glorias militares
husmeando en nuestros sucesos.
Ni armas viejas. Ni leucemia –
con su estroncio- en nuestros huesos.
……………………………………………
…………………………………………...
(Ta mozo que hablaba lindo!
Los ojos se me nublaban…
No era discurso: Puñados
de verdades que alumbran!).
XXVI
-ahí llega –dijo-… La muerte…
Ya extiende sombra en mis ojos…
Blancas verdades se enjambran…
Flores para mi despojo:
Ya es un símbolo Y. P. F.
Orgullo del pueblo criollo.
Sólo apátridas podrían
embrollar su desarrollo.
Tras el “punto cuarto”; “el frente
interno” –contra “los rojos”-,
los cuervos del Antipueblo
nos picotean los ojos.
Romperá el pueblo sus nidos!
Y aventará esa carroña
que inmoviliza a la patria,
pues sólo exuda ponzoña…
…………………………………..
XXVII
Y veo ahí al gran Moscón…
Entre esos bosques de acero…
Está fijándonos rumbo:
El mismo del granadero…
…………………………………
(Sobre el poncho de don Sosa
largo a largo se tendió,
y a su mujer y sus hijos
sollozando recordó.
Boqueando largó la flor
simbólica… su cabeza:
Sobre un pobre poncho criollo
brillando tanta riqueza…):
XXVIII
Se oye en la aurora el… desarme…
La Guerra… El Hambre…: Allá van…
Hombres lobos… huyen… Caen…
nunca!... Nunca volverán.
***
FIN
***

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