¡apaga y vámonos! ...en serio

Transcripción

¡apaga y vámonos! ...en serio
...EN SERIO
BOLETÍN
NOVIEMBRE/DIC.—2016
¡APAGA Y VÁMONOS!
El otro día asistí a una charla informal entre un reducido grupo de empresarios que hubiera hecho las
delicias del Valle-Inclán más esperpéntico. Estábamos hablando de la maraña burocrática que afecta a
las empresas españolas, cuya actividad, según los expertos, está regulada por cerca de cien mil
normas y además deben de estar atentas al casi millón de páginas de boletines oficiales publicadas
cada año en este glorioso sainete conocido como España.
Nuestros políticos compiten entre sí con una frenética actividad legislativa promovida por 18
parlamentos (el español más los 17 autonómicos), a la que habría que añadir la producida por los más
de 8.000 ayuntamientos de nuestro país. Cada Administración defiende con uñas y dientes sus
competencias y regula sobre todo lo que se le ponga a tiro con un paroxismo que termina afectando a
la competitividad empresarial.
Pero veamos casos reales. En la citada conversación, estos empresarios expusieron hechos que
parecían sacados de El Club de la Comedia. Así, uno nos comentó que acababa de desarrollar una
infusión con 2 elementos naturales (menta y manzanilla, o compuestos similares) que es calificada
como alimento ecológico en unas regiones mientras que en otras tiene consideración de medicina, por
lo que para su comercialización debía pedir autorización a Sanidad.
Otro, que posee una compañía de transporte de viajeros, nos confesaba preocupado que en algunas
líneas de autobuses que atravesaban 3 ó 4 comunidades autónomas era imposible cumplir con las
normativas de todos los territorios “porque el servicio sería inviable o tendría que cobrar a los
pasajeros un precio más caro que si vuelan en business class a Nueva York”.
Otro tercero dijo que su caso era más sangrante. Este dueño de una funeraria con presencia en casi
toda España apuntaba que si una persona fallece en una comunidad autónoma limítrofe con otra,
puede ocurrir que el difunto tenga que permanecer en el tanatorio 24 horas antes de su traslado al
camposanto, cuando ese mismo viaje en dirección contraria no requiere de esa espera. Se producen
situaciones tan disparatadas que una persona fallecida en Ágreda (Soria) puede ser llevada a
Ponferrada (León), a casi 500 kilómetros de distancia, en el mismo día por encontrarse dentro de una
comunidad autónoma; mientras que si el cadáver está al norte de Madrid, a escasos kilómetros de
Ávila, debe permanecer en el tanatorio un día entero antes de iniciar el que será su último periplo. Hay
que tener paciencia hasta cuando eres un difunto.
Por eso, no es de extrañar que el cuarto empresario que estaba presente, un veterano industrial con
varias factorías tanto en España como en el extranjero, terminara la conversación diciendo: “a mí me
resulta más fácil montar 5 fábricas en 5 países diferentes que en 5 comunidades autónomas
españolas”. Parecía una exageración, pero…
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...NO TAN EN SERIO
«Es muy triste
que hoy en día
escasee tanto
la información
inútil»
Oscar Wilde
BOLETÍN
NOV./DIC.—2016
CAÍDO DEL CIELO
¿Qué podría caerte en la cabeza si vivieras bajo una ruta aérea?
¿Un enorme bloque de orina congelada, que podría matarte y parecería que te hubieses meado encima?
Ni ha sucedido ni sucederá nunca.
Los aviones no tiran «por la borda» el contenido de los aseos. Almacenan todos los desechos en un
contenedor que no se vacía hasta que el avión aterriza, y a cuya seguridad se presta mucha atención.
Incluso aunque un piloto enloquecido quisiera tirarlo, solo se puede acceder a él desde el exterior del
avión.
En muy raras ocasiones, de los aviones se desprenden trozos de hielo. El hielo que se desprende de los
aviones o bien es agua condensada y congelada en las alas debido a la altitud y que se funde cuando el
avión aterriza, o bien es agua del sistema de aire acondicionado, filtrada por alguna junta del fuselaje
con defectos de sellado.
En julio de 2009, un trozo de hielo del tamaño de una pelota de fútbol aplastó el techo de un automóvil
en un pueblo del Reino Unido, pero en aquel momento no había ningún avión en la zona, y el incidente se
atribuyó a una concentración de granizo atípica.
En los aseos de los aviones suele añadirse un producto químico azul que elimina el olor de los desechos
y descompone los posibles sólidos, pero si cayera hielo azul del cielo, se debería a un fallo en la tubería
de entrada. Es imposible que proceda del aseo o del contenedor, que es una unidad completamente
integrada y sellada.
Las quejas a diferentes autoridades de aviación civil de diferentes países sobre bolitas marrones
caídas del cielo siempre aumentan durante la estación migratoria de las aves. También se atribuye el
supuesto «hielo azul» a aves incontinentes que han comido bayas azules.
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