1-32 FreeHand.FH11
Transcripción
1-32 FreeHand.FH11
N 9.066 Del 14 al 21 de septiembre de 2007 - N 1.366 Santiago de Chile, Fundado el 31 de agosto de 1940 - www.eldiglo.cl - Recargo Aereo Unico $50 I, II, XI y XII Regiones $700 Guillermo Teillier: "SON LOS TRABAJADORES LOS QUE PRODUCEN LOS CAMBIOS" Arturo Martínez: "LOS MALL SON LAS SALITRERAS DE ESTE TIEMPO" Lecciones de la Historia LUIS EMILIO RECABARREN ELIAS LAFFERTE VOLODIA TEITELBOIM Cristian Cuevas: Partes del General Silva Renard e Intendente Eastman Inédito Rodolfo Parada de Quilapayún Justicia por mano propia Diarios obreros versus El Mercurio "Somos herederos de Santa María " Estremecedor relato de sobreviviente La venganza de Ramón La Mentira Oficial La Historia de la Cantata Santa María Lo que dijo la Prensa de la Epoca 28 ESPECIAL 100 AÑOS ESCUELA DE SANTA MARIA FRANCISCO HERREROS L a mayor masacre obrera de la historia de Chile no sería conocida, o por lo menos no en el nivel que preanuncian las actividades del centenario, sin La Cantata de Santa María de Iquique, de Luis Advis, popularizada en todo el mundo por el grupo Quilapayún, sin duda una de las obras musicales más importantes y trascendentes de la música chilena de todos los tiempos. El aporte de La Cantata a la recuperación de la memoria histórica es, por así decirlo, una historia dentro de la historia. Para contarla, conversamos con Rodolfo Parada, integrante desde 1968, y actual director artístico del grupo, que estará en Chile entre el 28 de noviembre y el 22 de diciembre 2007, invitado por la «Coordinadora Nacional para la Conmemoración del Centenario de la Gesta de los Trabajadores Calicheros de la Escuela Santa Maria de Iquique de 1907» y el Gobierno de Chile, para interpretar la Cantata Santa María el 21 de diciembre en la ciudad de Iquique. Nacido en Chile en 1965 e instalado en Francia desde septiembre de 1973, Quilapayún es uno de los grupos musicales latinoamericanos más influyentes del continente y su trayectoria es conocida mundialmente. Embajada Cultural del Gobierno de Salvador Allende, fueron luego un símbolo cultural de la lucha democrática contra la dictadura de Pinochet. Origen -¿Cómo y cuándo conociste la Cantata de Santa María de Iquique? « A pesar de que el tema Cantata ya era parte de nuestros comentarios durante los ensayos o en conversaciones personales, yo conocí la obra de sopetón. Un día, debe haber sido como a mediados de diciembre de 1969, llegó Luis Advis acompañado por Willy Oddó a un ensayo en casa de Eduardo Carrasco, quien tenía un piano derecho a la entrada de su casa. Ahí nos agolpamos todos a escuchar como Lucho entonaba las notas de los interludios musicales y de las canciones mediante vocalizaciones de tipo Poh, Poh, Poh, con unas O bien redondas y potentes. Nosotros mirábamos el texto de la partitura por sobre su espalda y de repente nos reíamos ante la vehemencia que ponía Lucho en sus Poh. La música era tan emotiva, novedosa, conmovedora, que al final de la muestra nos sentimos cautivados, sobrecogidos ante tanto sentimiento y tanta armonía sabia aunque asequible. Luis Advis llegó con las ideas muy claras. «Esta es la quena tuya Patito (Patricio Castillo), Poooh, Poh-Poooh, Poh-Poh, tú vas haciendo la segunda quena; esta canción es para ti Carlitos ELSIGLO 21 DE SEPTIEMBRE DE 2007 UNA HISTORIA DENTRO DE LA HISTORIA Entrevista a Rodolfo Parada, director artístico de Quilapayún. « La Cantata es la primera obra Latinoamericana que se propuso desarrollar una tensión dramática, comenzando por lo descriptivo y terminando por lo francamente reivindicativo ». literatura, estudio la pintura, pero nunca me ha tocado estudiar la música. Pero en todo caso, ¿por qué yo ocupo esos instrumentos? Bueno, en la Cantata concretamente los utilicé porque lo encontraba necesario para ambientar mucho mejor el problema que yo planteo y el sitio donde sucedían estas cosas que era el norte de Chile. Por eso ocupo una quena, un charango. Ahora, por qué esa quena y ese charango? Bueno porque los que me hicieron conocer esos instrumentos fueron ustedes mismos (Quilapayún). Yo me acuerdo que escuché quena y charango, bien escuchados, con ustedes. Por lo tanto, esta utilización obedece a una necesidad de expresarse mejor. Primero una necesidad interior ; y luego la instrumentación uno la elige para expresar mejor el contenido concreto de lo que estás haciendo». Descubrimiento (Se han unido, Carlos Quezada), PohPoh-Poooh ; esta para ti Huachito (Vamos mujer, Rodolfo Parada) Poh-PohPoh-Poooh ; y aquí vienes tú Willito (Soy obrero)». Luis Advis nos había visto sólo una vez en el escenario, pero le había bastado para precisar musicalmente nuestros temperamentos y tesituras, nuestras posibilidades y limitaciones. Naturalmente, en esos momentos no imaginábamos en lo que se iba a transformar la obra para la historia de la música chilena. Ni mucho menos en lo adherida que quedaría a nuestra propia historia como conjunto. Yo creo que entonces lo que más primaba en nosotros era, por una parte, tener una perspectiva musical apasionante después de haber hecho un disco certero como el Basta y, por otra, constatar de que era posible lograr un discurso socio-político de gran envergadura artística. Recuerdo que le sugerimos a Lucho que hiciera unos pequeños cambios de texto, tanto al principio como al final de la obra, para darle una mayor fuerza reivindicativa. Advis aportó los cambios sin ningún problema (incluso cambió musicalmente el pregón original), sin duda por consideración hacia los que iban a ser los intérpretes de su obra, los que iban a «defender» la Cantata en los escenarios. En lo musical, no estábamos en condiciones de proponerle lo que fuera, menos aún cuando nos parecía que la obra era redonda, muy bien lograda, coherente de pé a pá ». Intuición - ¿Cuáles fueron los episodios y fechas claves de su creación? « Es conocido que Advis, Iquiqueño, se inspiró de hechos que se relata- ban oralmente en el Norte y que quedaron anclados en su memoria desde niño. De repente, en sus viajes al Norte, ante las inmensidades de la pampa, estos hechos le hacían apariciones repentinas a modo de flash-backs. En 1968, en el curso de un largo viaje a su ciudad natal, escribió una serie de textos poéticos, algunos de los cuales le servirían de base para escribir las canciones y los relatos de la Cantata. Pero fué el libro «Reseña histórica de Tarapacá», de Carlos Alfaro Calderón y Miguel Bustos, publicado en Iquique el año 1935, el que utilizó como verdadera base de informaciones sobre la matanza de Iquique. En efecto, este libro contenía un capítulo especial dedicado a la matanza de la Escuela Santa María. El 7 de agosto de 1988, regresamos juntos con Luis Advis de los conciertos que acababámos de realizar en Mérida, España, en los cuáles el Quilapayún junto a Paloma San Basilio estrenamos otra de sus obras, la «Sinfonía los tres tiempos de América». Se me ocurrió grabarle una entrevista en el auto que nos llevaba a tomar el avión a Madrid. Aparte las informaciones que acabo de indicar más arriba, entre otras curiosidades le pregunté si antes de componer sus obras el hacía investigaciones, literarias y musicales, sobre los temas que luego iba a desarrollar ; si tenía razones particulares para utilizar, por ejemplo, elementos folklóricos, instrumentos, ciertos giros armónicos, melódicos, ritmos, etc... Me respondió : «Tu tienes que entender que cuando yo hice la Cantata yo no tenía idea del folklore. En ese sentido, sí que podría decir que yo soy absolutamente intuitivo. Es curioso que yo, estudiando tanto otras cosas, no estudie la música. Eso es raro. Yo soy un esteta de la música, estudio la -¿Cómo se produjo el nexo entre Luis Advis y Quilapayún? « Fué a través de Sergio Ortega, con el cual teníamos una relación muy cercana por haber ya trabajado con él en algunas canciones y por ser miembro de la Comisión de Cultura del PC. Sergio era muy amigo de Luis Advis y también de Willy Oddó. En 1989, en el marco de unas entrevistas, Sergio Ortega, corroborando en parte lo que Lucho me había relatado un año antes, me contó lo siguiente: «Advis hizo una Cantata cuando se fué al Norte para tomar un reposo <…> Trabajó durante seis meses de peoneta en un camión que repartía bebidas y cervezas en la pampa. Y en ese lapso de tiempo descubrió en sus recuerdos, artículos y libros, el suceso de la Escuela Santa María. Y como él es Iquiqueño y estaba en la casa de sus padres en Iquique, escribió allí las grandes líneas de esta Cantata. Volvió para Santiago con la Cantata escrita : para soprano, tenor, piano y creo que habia otro instrumento más... Era una obra escrita para solistas líricos, pero existían además varios personajes como los «hablantes» y otros que no recuerdo ahora. Bueno, cuando me la mostró, y luego conversando con él y con Jaime Silva, yo me di cuenta que esto tenía que pasar a instrumentos vernáculos. Y le hablé del Quilapayún y le dije «Lucho, aquí hay un solo conjunto, de los nuevos que están saliendo, que podría interpretar esta obra : el Quilapayún». Advis fué a un concierto del grupo poco tiempo después. Digo que me di cuenta porque habían canciones, como el «Soy obrero», que en mi opinión tenían que pasar a otro medio. Y que tenían que ser cantadas en el estilo nuevo que ustedes estaban ejercitando. Sobre todo, y fundamentalmente, para cambiar de público. Porque se habría podido hacer la Cantata Santa María en un pequeño concierto en el Teatro La Comedia y hubieran habido unas cuantas personas. Ahora, como yo estaba perfectamente consciente del rol que estaba jugando el conjunto en ese momento, pensé que podía crearse un matrimonio importante entre esta forma Cantata y la música popular. Entonces le di el consejo de conversar con los Quilapayún y mostrarles esta obra. Fué por ahí que él descubrió los instrumentos vernáculos.» ESPECIAL100AÑOSESCUELADESANTAMARIA 21 DE SEPTIEMBRE DE 2007 ELSIGLO Apropiación -¿Y cómo se fueron «apropiando» ustedes de la Cantata? « Para montar la obra, y puesto que ninguno de nosotros leía partituras en aquella época, Luis Advis se dió el inmenso trabajo de enseñarnos oralmente -repitiendo sin descanso sus Poh Poh Poh acompañado por el piano- las melodías de las voces y los acordes de los instrumentos. Nos recibía individualmente en su departamento del 4° piso en la calle Ahumada al lado del Café Haití. En el curso de horas de horas, uno detrás de otro, y verificando si habíamos aprendido y memorizado lo que nos había enseñado en la sesión anterior, Lucho nos fué traspasando sutilmente, con una generosidad enorme, su pasión por esta historia que sin duda llevaba en sus venas. Al mismo tiempo, en nosotros surgía el placer de enfrentar armonías más complejas y de cantar melodías elaboradas que querían comunicar un discurso sensible y fuerte al mismo tiempo. Por aquel entonces ensayábamos en el departamento que yo subarrendaba en una casa ubicada en la calle Francisco Puelma en el barrio Bellavista. Nos disponíamos en círculo sentados en sillas o taburetes de paja. Cuando anochecía, prendíamos velas para que el ambiente fuera más folklórico. Poco a poco fuimos terminando de montar las partes musicales y empezamos a escuchar los coros y los solos que habíamos aprendido por separado en casa de Lucho. Ahí llegó un día Héctor Duvauchelle. Sin haber tenido tiempo seguramente para preparar el relato, nos pidió cinco minutos para leer sus partes. Se sentó en una séptima silla. Desde el silencio total, comenzamos a tocar la Cantata desde el principio. Por primera vez estábamos escuchando la obra entera. La voz grave de Héctor nos llevaba hasta la emoción en cada una de sus intervenciones, y todo lo que habíamos leído en un papel ahora cobraba vida gracias a la interpretación magistral de un gran actor. Nosotros también nos dejábamos llevar por la emoción durante las canciones, completando la unidad de un todo que comenzaba a vivir en tanto obra de arte. Cuando terminamos se produjeron unos segundos de silencio. Luego, emocionados, nos paramos y comenzamos a abrazar a Héctor y a cada uno de los otros. Estaba claro que la obra de Luis Advis tenía «duende». Grabación -¿Qué otros personajes fueron importantes en el proceso de creación, montaje y grabación de la Cantata? « La primera grabación de la Cantata la realizamos para el sello de las Juventudes Comunistas, Dicap, en 1970. Nos demoramos muy poco, cerca de una semana. En parte porque nos sabíamos todo de memoria y muy bien, y en parte porque se grababa todo de un tirón. No existían las consolas multipistas. Había que grabar todo junto, instrumentos, voces, acompañamiento de violoncelo y contrabajo, todo, sólo en dos pistas. Si alguien se equivocaba o si los niveles de una guitarra en la escucha no era satisfactorio, todo el mundo tenía que grabar todo de nuevo. En esas condiciones, era mejor no equivocarse y tratar de hacer la toma definitiva rápidamente. Por suerte, la grabación la hicimos con un ingeniero de sonido que era un mago para los pegados de cinta. Porque de repente, para una canción determinada, quedaba bien la primera toma de la primera parte, pero que había que «pegar», literalmente, con un scotch especial, a la segunda toma de la segunda parte para que el todo quedara bien. Los cortes y pegados los realizaba al micro-milímetro y con un alto sentido musical el ingeniero Angel Araos, al punto que había (y hay) que tener un oído bastante aguzado para darse cuenta de los pegados. Pero nosotros sabemos dónde están. En esta grabación participaron también el violoncelista Eduardo Sienkiewicz, quien se llenaba de morisquetas cuando alguien estaba cantando desafinado, lo que no era muy alentador, y el contrabajista Luis Bignon. El acierto gráfico del disco pertenece a los hermanos Larrea, quienes ambientaron perfectamente los documentos gráficos y la foto de la contraportada como para transmitir el concepto de una época de principios del siglo XX. En la carátula del disco 331/3 se podía leer : Dicap JJL-08. Santiago de Chile, 1970 ». Impacto -¿Cómo describirías la Cantata, en términos líricos y musicales? « Yo no soy crítico literario ni musicólogo. Por eso seré muy cauto en esta respuesta. Lo que puedo asegurar es que la Cantata, «popular» como bien quiso apellidarla Advis, es la primera obra Latinoamericana que se propuso desarrollar una tensión dramática, comenzando por lo descriptivo y terminando por lo francamente reivindicativo. Lo interesante es que este desarrollo es tanto textual como musical. Si el texto se endurece y fortalece durante la obra, la música también experimenta una tensión ascendente, totalmente coherente con la intención del texto. Anteriormente existían trabajos de largo aliento muy interesantes e importantes, como la «Misa Criolla» de Ariel Ramírez o la «Misa Chilena» de Vicente Bianchi o el «Oratorio para el pueblo» de Angel Parra o «El sueño americano» de Patricio Manns. Pero «Santa María de Iquique» propone una evolución «orgánica» poético-musical, cuyos elementos se van determinando, uno a otro, durante el transcurso dramático. Ya no se trata de secuencias de canciones basadas en géneros musicales diferentes, sino de una obra concebida como un todo de comienzo a fin. El relato es totalmente épico -sin duda reflejo subliminal de la época en el espíritu de Advis- y se presenta estructurado y expuesto en una tensión evolutiva que cautiva y llama al desenlace. Es claro que la totalidad del texto presenta una construcción dramática sólida, lo que parece haber sido, y ser, una de las fuentes del alcance simbólico de la obra. Sobre lo específicamente musical, te transcribo brevemente lo que escribiera el musicólogo chileno Alfonso Padilla para la edición de la Cantata original editada en CD en los años ’90 : «Los elementos temáticos <musicales> fundamentales son expuestos y reelaborados en diversos interludios instrumentales y canciones. Estos ele- 29 La historia que sigue es conocida, conciertos en todas partes del mundo con inmensas vedettes en la parte del relato, desde Jane Fonda hasta GianMaria Volonté, pasando por Jean-Louis Barrault, Edward Asner, Lee Grant, etc… Rescate mentos temáticos a veces aparecen en un contexto polifónico donde los motivos melódicos vocales e instrumentales se entrelazan en una armonía común : este procedimiento se utiliza a lo largo de la obra, modificando la tonalidad, desarrollando aún más los temas, cambiando el tempo, o realizando superposiciones polifónicas. Con este principio de «variación» que aparece en la «Cantata Santa María», se crea una relación orgánica y una forma estructurada de significaciones mucho más complejas que la tradicional forma canción, hasta ese momento casi la única presente en la música popular latinoamericana.» El propio Advis escribió, para la primera edición de Santa María de Iquique, una serie de explicaciones sobre sus líneas generales y sus variantes ; sobre sus aspectos «temático-literarios» y «estilístico-musicales» como él les llama. Este texto se encuentra en casi todas la ediciones que existen actualmente de la obra ». -¿Qué recuerdas del impacto de la obra? « Yo creo que la envergadura de la Cantata Santa María se empezó a notar con el tiempo, aunque este proceso fué breve. De hecho, la primera presentación de la obra, en julio de 1970, la realizamos en el minúsculo Teatro La Reforma de la facultad de Música de la Universidad de Chile, que tenía una capacidad, si mal no recuerdo, para unas 200 personas. Ahí pudimos interpretarla junto a Héctor Duvauchelle. La presentación siguiente la realizamos en el actual Estadio Víctor Jara, en el marco del Segundo Festival de la Nueva canción Chilena. Esta presentación fué un poco accidentada, porque nos habían robado los uniformes (los ponchos negros en aquella época) y porque Héctor Duvauchelle andaba en el extranjero. No obstante, hicimos una presentación bastante honorable junto a nuestro amigo el actor Marcelo Romo. De ninguna de estas presentaciones recuerdo que se nos haya tirado gente al cuello o subido al escenario para felicitarnos porque «puchas qué fantástico». Pero la salida del disco editado por Dicap, más una gira nacional, más la elección de Allende, hizo que esta obra se creara muy rápidamente un público bastante amplio, en Chile y en Latinoamérica ; la Cantata se transformó así en una expresión emblemática de lo que se podía producir artísticamente en el nuevo Chile. Recuerdo que ya entre 1970 y 1973 llenábamos cualquier sala o gimnasio, y que hacíamos conciertos al aire libre con miles de personas ; y también recuerdo un viaje a Buenos Aires para hacer 3 Luna-Park llenos a romperse, con gente gritando Chile, Allende y «unámonos como hermanos». -¿Qué importancia le asignas a la obra, en términos de rescate de la memoria? « Enorme. La Cantata no sólo sacó del olvido un trágico hecho ignorado por la historia oficial, sino que lo hizo a través de una proposición artística insuperable. Es un alto ejemplo de lo que puede lograr una obra de arte, popular o culta, en tanto mecanismo de intervención en la vida y en la historia de los pueblos. A lo mejor lo encuentras exagerado, pero estoy pensando, como paralelos, en «Guérnica» de Pablo Picasso, que nos inscrusta para siempre en la memoria un pueblo español bombardeado por los facistas, o en «Las uvas de la ira», de John Steinbeck, que nos transforma en inolvidables los emigrantes norteamericanos para quienes el paraíso californiano se transforma en una gran prisión. Quiero decir que es en la conjunción del contenido social y de la forma musical en donde hay que buscar el gran impacto que la Cantata tiene para la reconstrucción de nuestra memoria histórica. Te recuerdo que en el disco X-Vietnam (1968), está grabada la canción «Canto a la pampa» que habla de los sucesos de Iquique. Se trata de una canción del folklore, llamada «La ausencia», que en 1920 adoptó el texto de un poema de Carlos Pezoa Véliz. Cada vez que la interpretábamos, esta canción tenía una acogida muy emotiva por parte de un público que ignoraba todo sobre la masacre de Iquique. Pero hacía falta un acto creativo mayor, para que estos hechos se afincaran indeleblemente en la memoria de todos los chilenos. Desde otro punto de vista, la Cantata emerge en un momento en que el movimiento popular está en ascenso en Chile, lo que significa que se daban las condiciones como para revisar un hecho que la historia oficial había querido ocultar. La obra viene entonces a representar los valores del mundo del trabajo industrial, que en la época de su creación hacen irrupción en la temática de la canción popular ; por lo tanto, era una revisión de la historia, pero con los valores actualizados, renovados, del mundo del trabajo, lo que incide para que todavía se mantenga como un hecho vivo. Por eso, la Coordinadora Nacional para la Conmemoración del centenario de la Gesta de Iquique, hace bien en plantear que el recuerdo de estos hechos debe tener una dinámica de acción y de futuro, para insistir en que es posible construir un Chile más justo, más humano, de mayor respeto a los derechos de los trabajadores. Y también hace bien en recordar que los trabajadores no eran solamente chilenos, sino también bolivianos, peruanos y argentinos, lo que nos debería hacer reflexionar en lo común que hay en la historia de los pueblos latinoamericanos, como para darle un nuevo impulso a los lazos de una unión continental con fuertes componentes sociales. La Cantata Santa María de Iquique, desde su trinchera artística, habrá contribuído a consolidar todos estos propósitos ».