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La ciudad de Marv, en el Gran Jorasán, se había convertido
en la capital de Al-Ma‟mún, el califa „abbasí. Él había llevado a
la fuerza al Imam Ar-Rida (a.s.) desde Medina a Marv para
tener bajo control todas sus actividades. Al-Ma‟mún decía
falsamente: “Yo soy un verdadero shía y seguidor de „Ali ibn
Musa Ar-Rida (a.s.)”. Pero en realidad no era así sino que
aquel tirano de alguna manera había exiliado y encarcelado al
Imam Ar-Rida (a.s.). Muchos de los shías y amigos de Ahl-ul
Bait (a.s.) estaban bien informados de las artimañas y
perversos planes de Al-Ma‟mún. Por lo tanto, ellos nunca
eran engañados por sus mentiras.
De„bel Al-Juza„i, que era uno de los leales shías de „Alí (a.s.),
siempre defendía a Ahl-ul Bait (a.s.) con sus hermosos
himnos y poesías, sin temer de nadie. Este famoso poeta
humillaba a los tiranos gobernantes con sus poemas eternos.
Por el contrario, hablaba de la grandeza de los Imames
Inmaculados y se dedicaba a elogiar a Ahl-ul Bait (a.s.).
Cierto día, cuando el Imam Ar-Rida (a.s.) se encontraba en su
casa, su sirviente le dijo: “¡Señor mío! De„bel Al-Juza„i vino a
visitarte, ¿le permites entrar?”. Al escuchar el nombre de
De„bel, el Imam (a.s.) sonrió y le dijo que lo hiciera pasar.
Cuando De„bel entró en la casa el Imam Ar-Rida (a.s.) lo
recibió con una cálida bienvenida y lo hizo sentar a su lad o.
Hadrat Ar-Rida (a.s.), que se había puesto muy contento de
ver a De„bel, le preguntó cómo se encontraba.
Transcurridos unos instantes, De„bel, aquel sincero poeta, le
dijo al Imam: “¡Oh señor mío! Recientemente he compuesto
un poema en alabanza vuestra y en reproche de vuestros
enemigos. Si me lo permites lo recitaré en tu presencia”. El
Imam (a.s.) le dio permiso para que recitara su poema, y
De„bel declamó:
“Los enemigos de Ahl-ul Bait (a.s.) son usurpadores,
negadores de la verdad y personas resentidas que sólo
desean vengar la sangre de sus incrédulos e infieles padres.
¿Cómo pueden ellos ser amigos del Profeta y su Familia
(a.s.)?
Son de suave hablar, pero sus pechos están repletos de
odio y rencor.
Que la divina lluvia de bendiciones descienda sobre la noble
tumba que se encuentra en Medina; un santuario seguro, la
límpida fuente de las bendiciones divinas. Allí se encuentra el
noble sepulcro del Profeta de la Guía.
Que las Bendiciones y la Paz de Dios sean sobre él, y que
nuestros saludos sean también sobre el sagrado espíritu de
aquel Profeta de la misericordia. ¡Oh Fátima! ¡Oh queridísima
hija del Profeta! ¡Levántate y llora por las estrellas calcinadas
del cielo de la Profecía y el Imamato! ¡Levántate y laméntate
por las solitarias tumbas que se encuentran en Karbalá y
Medina!...”.
Cuando De„bel llegó a esta parte de su poema, el Imam Ar Rida (a.s.) le dijo: “¿Quieres que yo añada aquí dos versos
más a tu poema?”. De„bel le respondió: “¡Por supuesto, oh
señor mío!”. En ese momento el Imam Ar-Rida (a.s.) recitó
dos versos poéticos, cuyo significado es éste: “¡Llora por la
solitaria tumba que se encuentra en Tus! ¡Ay por esta
desgracia hasta el Día del Juicio Final, que quema los
corazones en el fuego de la tristeza, hasta que Dios haga
levantarse al Qa‟im (a.s.) y él quite de nuestros hombros la
pesada carga de agonía y sufrimiento!”.
De„bel dijo: “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿A quién
pertenece esa tumba que se halla en Tus?”. El Imam (a.s.)
respondió:
“¡Es mi tumba!”.
De este modo, el Imam Ar-Rida (a.s.) hizo saber a sus shías
que un día Al-Ma‟mún lo martirizaría en tierras lejanas.
Luego dijo el Imam: “¡Oh De„bel! Debes saber que no pasará
mucho tiempo que la ciudad de Tus se convertirá en el lugar
de idas y venidas de nuestros shías que visitarán mi tumba
situada en tierras lejanas. Todo el que visite mi tumba, en el
Día del Juicio Final será mi compañero y sus pecados serán
perdonados”. Luego de las palabras del Imam (a.s.), De„bel
continuó leyendo su poema, y cuando acabó, el Imam le dijo
tres veces: “¡Bien hecho!”.
Luego el Imam se levantó y entró a una habitación. Poco
después, el sirviente trajo un saco a De„bel y le dijo: “Mi
señor el Imam Ar-Rida (a.s.) te obsequia una de sus prendas
como muestra de agradecimiento a las molestias que te
tomaste”.
De„bel Al-Juza‟i vivió en tiempos de cuatro Imames
Inmaculados: el Imam Al-Kadzim, el Imam Ar-Rida, el Imam
Al-Yauad y el Imam Al-Hadi (a.s.). Además de ser poeta,
De„bel fue transmisor de las narraciones de los Imames
Inmaculados (a.s.).
Debido al gran cariño que sentía por el Purificado e
Inmaculado Ahl-ul Bait, De„bel utilizó su talento innato para
recriminar a los enemigos y elogiar a las grandes
personalidades del Islam. Sus poesías eran como una afilada
e invisible espada que rompía el orgullo de los tiranos
gobernantes y desgarraba sus crueles corazones. Ninguno de
ellos pudo contener las implacables palabras de De‟bel.
Los enemigos de Ahl-ul Bait (a.s.), que ya no soportaban
escuchar más los reproches de De„bel, decidieron
envenenarlo. Finalmente, a través de las intrigas de sus
adversarios, el poeta de Ahl-ul Bait (a.s.) fue envenenado por
agentes del gobierno, y cayó gravemente enfermo a la edad
de 98 años.
En los últimos momentos de su vida, él recitó esta poesía:
“Para el Más Allá, el Día en que se encuentre con su Dios,
De„bel no se lleva más provisión que “la ilaha il·la Al·lah” (No
hay divinidad sino Dios)”.
¡Que su alma descanse en paz y que su memoria sea eterna!

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