Morgul - Cronicas de Ayrampo Pinget

Transcripción

Morgul - Cronicas de Ayrampo Pinget
MALA SEMILLA.
Saludos, queridos lectores, con esta ya será la quinta obra que escribo sobre el universo
de Gacitaia. Los dos primeros y principales libros, “Gacitaia” y “Encrucijadas” están
centrados sobre la historia de la compañía. Las otras dos son obras pequeñas en
extensión y básicamente son guías sobre las “fatzias”, para completar el panorama. En
los dos libros sobre la compañía hemos visto a unos seres protagonistas que eran todos
ellos moralmente buenos. Gente con una ética y unos principios. Ahora sin embargo
vamos ha centrarnos en otro personaje de naturaleza totalmente distinta. Una criatura
que es un hijodeputa con todas las letras, un personaje brutal y despiadado, incluso
para los rudos cánones de la cultura de su “fatzia”. Quienes hayan leído mis dos libros
sobre la compañía, sobre todo en “Gacitaia” ya habrán oído hablar de el. Me estoy
refiriendo a Morgul, el todopoderoso señor oscuro de los Trojolms, el causante de la
sangrienta gran guerra Trojolm, el responsable del infame arrasamiento de Kutiara y del
aún más sangriento asalto a Kakabad. Quienes quieran saber más sobre el más cabrón
personaje de Gacitaia y de la brutal sociedad que lo conformó ahora tiene la oportunidad
de saber más.
La que ahora escribo pretende ser una relativamente breve biografía sobre Morgul y una
somera descripción sobre la cultura, sociedad e historia reciente de la más brutal y
militarista “fatzia” o especie inteligente de todo Gacitaia. Espero que les interese.
NOTA= Aunque en Gacitaia sus habitantes, incluidos los Trojolms, tienen sus propias
unidades de distancia y tiempo, para mayor claridad del relato tanto en este como en
todos mis textos anteriores sobre Gacitaia los “tradujo” a las unidades de tiempo y
distancia de nuestro mundo. Asimismo, aunque los lenguajes Gacitaianos, incluida la
lengua común, son muy diferentes de las lenguas terrestres, pues ni siquiera hay apenas
fonemas equivalentes entre los dos conjuntos de lenguas, por un proceso aproximativo
he traducido los sonidos de nombres de persona y lugar Gacitaianos por su
“equivalente” más próximo en nuestro sistema de fonemas, igual que he hecho en todas
las anteriores obras sobre Gacitaia.
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1.
En primer lugar, para los que no hayan leído ni “Gacitaia” ni “Encrucijadas” diré
que los Trojolms son criaturas muy parecidas físicamente, tanto en forma como en
tamaño, a los Aliens de las películas, aunque los Trojolms se reproducen por huevos y
no necesitan pasar por una fase parasitaria como los Aliens. De hecho sus crías al
eclosionar son versiones pequeñas pero idénticas físicamente a los Trojolms adultos,
incluida su boca llena de dientes afilados como cuchillas.
Son criaturas bastante longevas, más que la mayoría de las “fatzias”, pues en tiempos de
paz su esperanza de vida es de unos 170 años y algunos afortunados llegan a vivir hasta
220, y aunque solo tengan una cría por vez, eso significa que pueden llegar a tener
bastantes hijos a lo largo de su prolongado periodo fértil.
Los Trojolms no tienen narices, sino que respiran a través de los grandes sifones
respiratorios de la espalda, necesarios para obtener el oxígeno preciso para mantener el
elevado metabolismo de sus cuerpos, pues son de sangre caliente y su temperatura
media estando sanos es de casi 42 grados. La sangre de los Trojolms es negra y algo
ácida, lo suficiente para quemar ligeramente una piel sensible como la Arwandiana si
permanece varios minutos expuesta a ella. Otra característica bastante peculiar de los
Trojolms es que babean constantemente. Esto se debe a que necesitan tener toda la boca,
incluidos los gruesos y negros labios exteriores constantemente húmedos para evitar que
se infecten, y dada la morfología de su boca eso significa baba. Sin embargo esta no es
ácida, por lo menos no más que el vinagre, por lo que no es ningún peligro. Sus
escupitajos, ya son otra cuestión. El caso es que además de la saliva- baba habitual,
cuando comen secretan otra mucho más ácida y verdosa para preparar la digestión.
Además de cuando comen, también pueden “escupir” deliberadamente con esta
sustancia a voluntad para herir al enemigo, pero solo cuando la glándula salivar que la
produce esta llena y solo entonces, tardándose después una media hora en volver a
llenarse y estar lista para ser utilizada de nuevo.
A su contacto las pieles suaves y desprotegidas como las de los Arwandianos se
queman, creando feas y dolorosas cicatrices. Los Urlitas, los Unioides y los Uigures
son, en cambio, por su tipo de piel, casi invulnerables a este ataque, a no ser que les
alcance en los ojos, en cuyo caso quedan ciegos. Los Kigians también están
relativamente protegidos por su espesa capa de pelo
Tanto por fuerza física, como por velocidad y resistencia los Trojolms son una de las
“fatzias” más grandes y mortíferas de todo Gacitaia. Solo los dragones y algunas
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“fatzias” submarinas les superan en fuerza. Si a eso añadimos el hecho de que poseen
una potente y moderna infraestructura industrial y están dotados del más moderno y
mortífero armamento se explica que resulten ser una de las “fatzias” más peligrosas y
poderosas de todo Gacitaia.
Sin embargo, formidables como son, los Trojolms poseen algunas debilidades que
disminuyen algo su poderío potencial. En efecto los Trojolms poseen un agudo sentido
del oído y del olfato, pero sus pequeños ojos no son muy eficientes en el iluminado
mundo superficial. El motivo es que los Trojolms originalmente eran una “fatzia”
subterránea, que habitaban en una zona bastante pobre en musgos luminiscentes, por lo
que vivían en una profunda penumbra. En dicho ambiente subterráneo poco iluminado
los Trojolms son combatientes muy eficientes, como demuestra la larga lista de
“fatzias” subterráneas extintas por su causa, como habrá podido comprobar quien haya
leído mi guía sobre “fatzias” extintas.
Sin embargo hace siglos, de hecho desde hace unos 600 años, que los Trojolms han
perdido casi todo interés por el mundo subterráneo, y en el amplio y bien iluminado
mundo superficial donde ahora viven y proyectan sus ambiciones expansivas, sus ojos
son mucho menos eficientes y su vista, y consiguientemente su puntería, bastante
mediocres, desde luego peor que la de cualquiera de sus vecinos, sobre todo a largas
distancias. Además, los Trojolms, debido a su alta temperatura corporal sudan bastante
más de lo normal entre sus vecinos, y eso sumado a su babeo constante hace que
necesiten consumir mucho más liquido en proporción a su peso que cualquiera de sus
vecinos y su babeo constante hace que si no toman medidas para evitarlo, por ejemplo,
usar una bacía recogedora, el rastro que estas dejan en el suelo los hace fáciles de
rastrear aunque se escondan.
Un detalle ha tener en cuanta es que entre los Trojolms el dimorfismo sexual es muy
reducido, ambos sexos tienen casi el mismo aspecto para un no Trojolm, y tienen la
misma inteligencia, fuerza física, velocidad y resistencia y legalmente no hay
distinciones entre ellos, uno de los pocos aspectos positivos del sistema social Trojolm.
Con esto queda concluida la descripción física de los Trojolms.
2.
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Morgul, cuyo nombre completo es el de Morgul Zivara Sjerm, actual señor oscuro y
gobernante supremo de los Trojolms, nació en el pueblo de Zorh, de unos 1.300
habitantes en la época de su nacimiento, aunque ahora esté abandonado como
consecuencia de la política de Morgul desde su llegada al poder de evacuar
forzosamente a la población de los pueblos menores para concentrarla en los mayores,
de forma que actualmente ya casi no hay población habitada en la Troljmia con menos
de unos 5.000 habitantes.
Sin embargo, ese pueblo entonces tenía cierto prestigio por el hecho de ser la población
más cercana al perímetro sagrado de la ciudad sagrada de Rileh, cuyo límite sur
comienza a menos de un kilómetro del límite norte del pueblo. Ya entonces y desde
hacía siglos, una línea de estacas de madera con una tupida red de cuerdas por la que
nadie podía colarse sin romperla o saltándola deliberadamente, marcaba claramente
todos los limites de dicha zona sagrada, donde solo los sacerdotes mayores de su dios
único, Chuthulu, los seleccionados peregrinos en fiestas especiales y las victimas
seleccionadas para los sacrificios de sangre, podían entrar. Actualmente, el límite sigue
estando allí, aunque ahora sea de alambre de espino, en vez de simples estacas con redes
de cuerdas.
Morgul nació el día de nuestro calendario del 6 de junio de 1946, en una modesta casa
de campesinos a las afueras del pueblo. Su padre, Yagar Sogah Sjerm y su madre,
Rulith Erith Sjerm, eran ambos campesinos, la clase social más baja de personas
“libres” de la jerarquizada sociedad Trojolm. Solo los esclavos están por debajo de
ellos. Eso significa que no cuentan prácticamente nada, y no tienen prácticamente más
“derechos” que trabajar horas y horas para ganarse una modesta ración de comida. De
todas formas su situación es algo mejor que la de los esclavos, que solo comen, beben,
duermen y descansan lo que su dueño tuviese a bien, que normalmente suele ser lo
imprescindible para mantenerlos en un estado medianamente aceptable, de forma que su
rendimiento no disminuya.
Se debe constatar también que la inmensa mayoría de los esclavos no son propiedad de
individuos particulares, sino del estado que los usa para realizar obras públicas, trabajar
en las minas y en la floreciente industria petrolífera o en las industrias estratégicas,
sobre todo ahora que la guerra ha producido una alarmante disminución de la mano de
obra ciudadana.
Ya entonces la Troljmia era una anomalía también en ese respecto, pues para la fecha
del nacimiento de Morgul la esclavitud ya había sido abolida hacia tiempo, no solo en
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todo Eriador, sino también en todo Waalitza y bastantes de las regiones limítrofes de
ambas.
Sin embargo esa es una aciaga anomalía menor en comparación con la salvaje
institución de la “Ytka” , los sangrientos sacrificios de los prisioneros de guerra, fuesen
estos Trojolms o de cualquier otra “fatzia”, que son torturados, molidos a palos,
quemados, acuchillados y finalmente abiertos en canal, desollados y devorados por los
guerreros que los han capturado y por los sacerdotes, en los sacrificios de sangre en
honor de su dios único”, Chuthulu. Pocas “Fatzias” han practicado el sacrificio caníbal a
lo largo de la historia y los Trojolms son una de las pocas, junto con los Jiaks, que aún
ahora siguen practicándola, desde luego la única de las que poseen una organización
estatal consolidada, y no como anécdota, sino con verdadera fruición y a gran escala.
La excusa religiosa para tal practica es que cuando un guerrero come del cuerpo de un
miembro de una “fatzia”, el espíritu del devorado pasará a servirle eternamente en el
otro mundo una vez el muera y cuantos más devorase, mayor será el número de tales
esclavos de ultratumba, y por tanto más cómoda y agradable la vida en el “paraíso” que
espera a los guerreros tras la muerte. Naturalmente eso tiene la contraparte de que si uno
era muerto y devorado es su alma la que se convertiría en esclava del devorador para
toda la eternidad. Una razón más para hacer todo lo posible por no morir en combate
con otros Trojolms.
De todas formas el acceso a tal “paraíso” esta solamente reservado a aquellos guerreros
que hubiesen matado y devorado a un enemigo, el resto tiene que contentarse con
reencarnarse en la misma posición social en que había vivido, hasta que haya devorado
a un enemigo, requisito indispensable para acceder al “paraíso eterno”. Para ello no es
necesario capturar al enemigo vivo y sacrificarlo siguiendo las ceremonias apropiadas,
basta con devorarlo sin más sobre la marcha. Ese es el motivo por el que los Trojolms,
cuando están en campaña se alimentan siempre que pueden con los cadáveres de sus
enemigos muertos. Como digo, muchas costumbres de los Trojolms son brutales, pero
esa es la verdad. Naturalmente, eso no contribuye un ápice a aumentar su “popularidad”
entre sus vecinos, sobre todo como en la actual guerra, en que son los suyos los que son
devorados de forma, para ellos, tan ignominiosa, aunque para los Trojolms tiene la
ventaja de que resuelve gran parte de los problemas de suministros alimenticios de sus
ejércitos. De hecho actualmente estos están mejor alimentados que los civiles de su
patria.
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Sin embargo los padres de Morgul no eran guerreros y nunca lo han sido. Ciertamente
había antepasados en su familia que habían luchado y comido de sus enemigos, pero de
eso ya para entonces hacía bastante tiempo, y ninguno de ellos había destacado lo
suficiente como soldado como para lograr ascender en el rígido y hereditario sistema de
castas Trojolm.
El sistema social Trojolm ha cambiado bastante poco desde que adquirió su forma
actual con la formación del primer estado Trojolm unificado por obra de Chuthulu.
Debajo de todo, los esclavos, casi siempre condenados a esa condición por algún delito,
y también sus descendientes, pues la condición de esclavo, como todas entre los
Trojolms, tiende a ser hereditaria. Las únicas formas de salir de dicha condición, en
realidad de ascender de cualquier clase social a otra superior, era y es, bien por decreto
gubernamental, (que se usa para legalizar cambios espontáneos en la estructura social a
los que por un motivo o por otro no se considera oportuno oponerse, por ejemplo la
emigración de campesinos para trabajar como obreros a las ciudades ha medida que la
Troljmia fue industrializándose) y el otro era y es por méritos de guerra, lo que explica
la popularidad que tiene el oficio de guerrero entre ellos.
En segundo lugar, esta la clase inferior de los libres, los campesinos, seguidos como una
especie de “clase media” por artesanos, comerciantes minoristas y obreros de industrias
civiles. Los obreros que trabajan en industrias de armamento constituyen la clase
superior y privilegiada de la clase civil. Naturalmente los miembros de determinada
clase social solo pueden casarse y adoptar con miembros de su misma clase social.
Seguidamente la clase superior esta constituida en su amplia mayoría por miembros del
ejército, que ocupan todos los cargos políticos y de poder económico. Los funcionarios
también son reclutados siempre que es posible entre miembros o exmiembros de la clase
combatiente o militar. Solo en caso de guerra, como es ahora el caso, cuando los
soldados están ocupados en el campo de batalla y/o hay que cubrir bajas se permite que
puestos funcionariales o de dirección política y económica sean ocupados por miembros
del orden civil. Para acceder al sacerdocio también es requisito imprescindible
pertenecer al orden o casta militar. En definitiva, la sociedad Trojolm es una verdadera
militocracia.
Su legalidad también se ajusta a ello meticulosamente. En tiempos de guerra un mando
del ejército tiene poder ilimitado sobre sus soldados subordinados, incluido el derecho
de vida o muerte sin ser responsable legalmente por sus actos, pero al mismo tiempo
debe obediencia absoluta a sus propios superiores que tienen el mismo poder sobre
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“sus” subordinados. Al mismo tiempo los miembros de la casta militar tienen, tanto en
tiempos de guerra como de paz, derecho a una obediencia incondicional por parte de los
civiles, incluso el derecho de golpearles o matarles si alega que estos le estaban
provocando o desobedeciéndole, y como el parámetro para decidir eso es la palabra del
militar no es de extrañar que los civiles se muestren abyectamente serviles ante
cualquier militar, por baja que sea su graduación. Si un soldado mata a otro en tiempos
de paz el hecho si es juzgable, pues legalmente es un asesinato igual que el mismo
hecho entre civiles, pero no lo es si el agresor es militar y la víctima civil, aunque
naturalmente si lo es en caso de que sea a la inversa. En la practica el parámetro de
relaciones en el ejército, tanto en tiempos de paz como de guerra es de abyecto
servilismo hacia los superiores y vía libre para maltratar a los inferiores.
Su organización política ha sido casi siempre dictatorial, en manos de todopoderosos
señores oscuros en todos los casos de periodos de estado unificado, y casi siempre en
periodos de división política, en ese caso en manos de los señores de la guerra tribales y
jefes de los diversos estados Trojolms, pues no hay que olvidar que sobre la estructura
centralizada, siempre ha subsistido un sustrato de organización y filiación y
“patriotismo” tribal, que cuando el estado central se debilita causaba la periódica vuelta
a la división política, y pese ha que Morgul ha hecho todo lo posible por borrar las
identidades tribales para evitar que eso pueda volver a repetirse, su éxito, en el fondo,
como el de todos sus antecesores, es mucho más aparente que real.
Para permitir identificar en cualquier momento a que clase social pertenece cada uno se
obliga bajo severas penas a usar elementos identificatorios, el oficial actualmente y en
los últimos dos siglos es el de medallones colgados del cuello con el signo
identificatorio grabado, que se le da a cada niño en cuanto se certifica su viabilidad y
cuyos ocultamiento o falsificación es un delito contra el orden social castigado con diez
años de trabajos forzados y la esclavización de por vida en caso de reincidencia. Hasta
hace unos 200 años, cuando el acero para los medallones no era tan abundante como
ahora, se usaban cintas de tela de colores distintivos anudadas al brazo derecho.
A todo esto debo añadir que los Trojolms son una de tantas “fatzias” que apenas usan
ropa, en civiles casi ninguna, excepto algún cinturón o mochila para transportar objetos
más cómodamente. Actualmente, los soldados Trojolms usan un equipo de combate
consistente en casco—adaptados a la peculiar morfología de su cráneo--, chalecos y
pantalones antimetralla, mochila con armas, munición y avituallamientos y el equipo de
protección antiquimica que se ponen cuando lo necesitan o creen que lo van a necesitar.
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Sin embargo en la época de la niñez de Morgul este equipo era mucho más primitivo e
incompleto y no incluía ni pantalones ni chaquetas antimetralla ni traje antiquimico,
excepto en algunas unidades de élite.
Sin embargo en lo referente a las mencionadas bárbaras costumbres Trojolms las cosas
no siempre fueron así, y eso es algo que nunca se debe olvidar. Aunque actualmente los
Trojolms sea la “Fatzia” que posee la mayor proporción de hijodeputas de todo
Gacitaia, nunca se debe olvidar que no todos, ni mucho menos, son así, y en todo caso
esa brutal cultura dominante es precisamente eso, una cultura, no algo que este impreso
en los genes, ni que sea inamovible por principio. La prueba de ello es que hasta la
época de Chuthulu los Trojolms no eran más agresivos, militaristas o sanguinarios que
sus vecinos. De hecho hasta entonces eran notablemente más “civilizados” de lo que son
ahora. La diferencia esta en que mientras sus vecinos han cambiado y evolucionado, los
Trojolms han quedado enclaustrados en el inmovilismo cultural.
Sin embargo, de tanto en tanto, sobre todo en el último periodo de división política,
desde el tratado de Uzbél de 1920 hasta la reunificación de la Troljmia por Morgul en
1982 se produjeron ciertos intentos de “civilizarse” desde dentro, por parte de los
Trojolms más ilustrados y más abiertos al exterior, incluso de implantar una
democracia, cuyo más exitoso intento fue la república Schinistza de Mampang del 1975
al 1982, algo de lo que hablaremos más por extenso cuando llegue el momento.
Respecto a su religión hay que decir que es totalmente monoteísta, para ellos Chuthulu
es el único y verdadero dios supremo del universo de Gacitaia y todas las demás
creencias son abominaciones y errores de inspiración demoníaca. Esa es la doctrina
oficial, aunque naturalmente no todos piensan así, pues hay entre ellos ateos o creyentes
en otras religiones, pero estos se guardan muy mucho de revelarlo, pues la de Chuthulu
es la única religión permitida y el castigo para la apostasía es terminar siendo victima de
un sacrificio de sangre o, en el mejor de los casos, el encarcelamiento de por vida como
esclavo en los campos de trabajos forzados.
3.
Hecha esta explicación sobre la organización social y costumbres Trojolms es hora de
que volvamos a nuestra biografía. Como dije antes, Morgul nació en el pueblo de Zorh
y era hijo de campesinos. Cuando nació nada hacia presagiar que algún día sería
poderoso y temido, pues resultó ser un niño bastante delgado y más bien pequeño, para
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lo que suele ser la media de los Trojolms al eclosionar. Morgul era el segundo hijo del
matrimonio, pues tiene una hermana siete años mayor que el, que se llama Sliva.
Toda la familia pertenece a la tribu de los Sjerm (de donde viene su tercer y último
apelativo) como todos los miembros del pueblo, pues las tribus Trojolms casi siempre
tenían un territorio compacto y normalmente solían casarse entre ellos, aunque desde su
llegada al poder, Morgul, con su política de reasentamientos, haya hecho lo posible por
mezclar a las tribus territorialmente en un intento de diluir su identidad.
El caso es que la enquenclez de su nuevo hijo era una cosa seria, puesto que estaba en el
límite de lo permitido, pues la ley Trojolm decía y sigue diciendo hoy, que todo recién
nacido debía ser examinado por el médico de pueblo o distrito para determinar si es lo
bastante sano y robusto para merecer vivir. En caso contrario era entregado a los
sacerdotes para ser sacrificado.
Naturalmente eso era lo último que deseaban que pasase con su nuevo hijo, así que
acudieron al método más socorrido en esos casos, el soborno. El padre preparó un saco
de sus mejores cecinas, carnes y huevos (pues los Trojolms son exclusivamente
carnívoros y aunque tienen por ello muchísimo ganado y pastos para ellos, solo cultivan
los campos para plantaciones de uso textil o industrial, de forraje para el ganado y un
poco para la exportación, para venderla a cambio de más carne) los metió en un saco y
se fue a casa del médico por un lado, mientras la madre iba un poco más tarde por otro
lado para que examinasen a su nuevo hijo. La habitual treta dio el resultado habitual y
su hijo fue declarado apto y devuelto a sus padres.
Hoy en día, con un régimen mucho más rígido y vigilante que el de aquella época, ese
expediente es mucho más difícil que funcione, pues los castigos a los médicos que se
saltan la implacable ley son mucho mayores y el control es mucho más estricto. Entre
los Trojolms los periodos de división política suelen ser por ello mismo, más tolerantes
y más abiertos que los de rígida centralización.
Satisfechos por haber salvado a su hijo, sus padres volvieron a su casa, una sencilla casa
de planta circular dividido en tres habitaciones por muretes y todos ellos hechos de
irregulares bloques de obsidiana sin labrar, tejado plano de madera y tejas de pizarra,
con un amplio patio adosado cubierto de un chamizo de madera para albergar a los
Egesos y demás ganado menor a la que se podía acceder por una puerta desde la casa o
desde una exterior en la calle, y aparte tenían otra cabaña independiente a unas decenas
de metros del pueblo para albergar al ganado de mayor tamaño cuando no estaban
pastando. Como pertenecían a una clase social baja sus posesiones personales no eran
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excesivamente valiosas. Sencillos y austeros jergones de tela para tumbarse a dormir,
una amplia mesa de madera, unas sillas de mismo material, todo ello del grosor
adecuado para sostener su peso, aparte tenían pegado a la pared curva un horno
rectangular curvado de ladrillo cerámico refractario para cocinar con su correspondiente
chimenea del mismo material situados cerca de la única puerta que da a la calle,
utensilios domésticos de metal, de hierro casi todos, y ventanas muy estrechas, más para
aireación que para iluminación, pues los Trojolms prefieren mantener el interior de sus
casas en lo que para ellos es una agradable penumbra.
El resto de las casas del pueblo eran bastante similares, pues la mayoría de sus
habitantes eran simples campesinos. Solo en el centro del pueblo se podían ver
edificios, también de planta circular o elipsoidal, más grandes, de piedra de cantería,
con amplias azoteas para permitir contemplar el paisaje desde más alto y bastante más
lujosos en su interior. Sin embargo ahora todo eso está abandonado y ya la hierba y la
maleza empiezan a crecer entre sus calles de tierra y sobre los tejados de teja de pizarra
y en los edificios mayores, con tejados-azoteas de piedra de obsidiana.
En los alrededores del pueblo entonces se extendían numerosas praderías para el ganado
y algunos campos de cultivo mezclados con zonas de bosque y matorral del que se
abastecían de leña, aunque ya para entonces el uso de derivados del petróleo refinado
para todos los usos de la vida estaba muy extendido. Ahora, tras varios años de
abandono, el bosque y el matorral van ganando terreno cada vez más en esos antiguos
terrenos de pastos y de cultivo.
Al norte las crestas negruzcas de los cercanos montes Yaggol son lo más destacado,
pues el pueblo esta junto en la base de dichos montes, y desde las azoteas de las casas se
podían ver las partes altas de los edificios más significativos de la antigua capital y
ahora ciudad sagrada, de Rileh, encajada en un bastante amplio desfiladero alargado
cerrado al oeste por el monte Nuhún y al este por el monte Ungoliath.
Como todos los niños Trojolms en cuanto tenían uso de razón, también Morgul
participó muchas veces en el juego de acercarse hasta el límite de estacas que señalaba
el recinto inviolable. Sin embargo, muy raramente alguno de atrevía a atravesarlo, pues
lo primero que se les enseñaba en cuando empezaban a entender el lenguaje hablado es
que jamás de los jamás debían intentar atravesar ese límite, pues ese es terreno sagrado
y el temerario que desobedecía no tardaba en ser descubierto por los sacerdotes
guardianes que patrullan en torno a la muralla y sacrificado en los altares del interior de
la ciudad, pues la muerte era el castigo para aquel no sacerdote que penetrase en el
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recinto sagrado sin autorización, pues solo ellos y quienes ellos decidían tenían
permitido peregrinar al interior de la ciudad y adorar a su Dios de la manera adecuada..
De todas formas nada impedía acercarse hasta el límite y ningún niño del pueblo resistía
la tentación de hacerlo.
Desde allí, a menos de treinta metros más al norte, todos podían ver la aún imponente
muralla hecha de grandes bloques de obsidiana de cantería de cuatro metros de altura y
con numerosos torreones circulares cinco metros más altos cada cien metros
aproximadamente, que antiguamente defendía la ciudad cuando esta era la populosa
capital del primer y segundo imperio Trojolm y no las restauradas ruinas, pero ruinas al
fin y al cabo, abandonadas forzosamente por todos menos por los sacerdotes, los únicos,
fuera de las tres o cuatro peregrinaciones anuales que organizaban los sacerdotes hasta
el obelisco de Rileh a peregrinos, todos miembros necesariamente del clan militar, que
ahora podían pasarse por sus amplias calles trazadas a cordel y entrar en los edificios,
desde los grandes templos y palacios de la nobleza militar Trojolm en el centro hasta las
sencillas cabañas de artesanos y campesinos de la periferia, todo ellas construidas en la
omnipresente roca de obsidiana que se obtenía de los cercanos montes Yaggol.
Pero lo más valioso y reverenciado de la ciudad sagrada no era nada de eso, sino el
colosal obelisco negro de obsidiana de una sola pieza y de 55 metros de alto que se alza
en el centro de la ciudad.
Según el dogma oficial Chuthulu reside en el interior de dicho obelisco desde la
destrucción de la ciudad y allí permanecerá hasta que al final de los tiempos saldría para
juzgar a todas las criaturas y crear un reino místico donde los Trojolms serían su pueblo
elegido y todas las demás “fatzias” estarían a su servicio.
Con esas creencias no es extraño que las demás “Fatzias” no vean el menor atractivo a
la religión Trojolms y de todas formas esta no admite la conversión, solo se puede
pertenecer por nacimiento, por el mero hecho de ser Trojolms, al pueblo elegido de
Chuthulu.
Incluso desde el pueblo era visible dicho obelisco, mucho más desde el límite de
cuerdas, y todos lo miraban de vez en cuando con reverencia y temor y los que no, se
cuidaban mucho de disimularlo.
Aunque sus padres se cuidaban de alimentarlo y cuidarlo lo mejor posible, Morgul
seguía siendo un niño bastante enclenque, al que le gustaba acercarse hasta el límite de
cuerdas y permanecer mirando la ciudad sagrada y su aún más sagrado obelisco durante
largo tiempo, un niño bastante callado y poco juguetón, que muchas veces se quedaba
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mirando a los demás niños mientras estos jugaban sin intentar participar y muchas veces
negándose abiertamente. El único juego al que le gustaba desde muy niño participar era
en las “cacerías”. Consistía en que un grupo de niños con piedras, bastones y tirachinas
se dedicaba a buscar insectos, gusanos o pequeños animales para matarlos y llevárselos
a casa para que sus padres se los cocinasen como postre. Muchos preferían comérselos
allí mismo, crudos, pues aunque los Trojolms suelen cocinar sus alimentos siempre que
pueden, no hacen ningún asco a comer carne cruda si no tienen un fuego cerca, y de
hecho hay algunos que lo prefieren comer así
Sin embargo, ni siquiera en este juego su comportamiento era el mayoritario. La
mayoría lo único que buscan es la excitación de la búsqueda y una rica golosina que
comer. El prefería torturarlos, antes que matarlos rápidamente de un solo golpe.
Al principio cogía insectos o gusanos, lo que más le interesaba cazar a la mayoría, pues
es lo más sabroso para los niños Trojolms—es el equivalente de una golosina y además
obtenida por ellos mismos—y en vez de comérselos directamente, se dedicaba a
trocearlos lentamente o arrancarles patas, cabezas o alas, lentamente mientras se
quedaba mirando sonriente como se retorcían.
Sin embargo para cuando tenía cuatro años ya se había aburrido de ese juego y empezó
a buscar presas mayores, pequeños reptiles, mamíferos o pájaros, a los que en vez de
matarlos y comérselos directamente, el se dedicaba a mutilarlos lenta y dolorosamente,
mientras se sonreía evidentemente satisfecho. Cuanto más chillasen, se retorciesen y
sangrasen tanto más se divertía, y pronto aprendió por prueba y error a mutilarlos de la
forma más adecuada para que tardasen lo máximo en morirse y su agonía fuese lo más
dolorosa y lenta posible. Para los cinco años ya estaba hecho todo un pequeño pero
experto torturados y el placer y la excitación que sentía con el dolor y el sufrimiento
ajeno ya nunca le abandonaría. Todo lo contrarió, ese enfermizo placer suyo no dejaría
de agradarse y pedir cada vez más.
Cuando su madre se enteró por sus compañeros de juegos de sus aficiones, se dirigió a
el malhumorada y le reprendió severamente.
-- ¡¿Se puede saber a que te estas dedicando, pequeño torturador?!.!¿No creas que no
me entero de lo que haces?!. ¡No haces más que perder el tiempo en despedazar
animales por diversión, en vez de comértelos sin más como hace todo el mundo. No
juegas a otra cosa, ni a la pelota, ni al escondite, ni a las tejas saltarinas, ni a las batallas.
¿Es que no puedes jugar a cosas normales?. Si continuas así vas ha terminar mal, no
quiero que mi hijo termine convirtiéndose en un delincuente... o en un asesino.
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Recuerda que todo lo que hagas te será devuelto y quien se place en abusar de los demás
tarde o temprano se encontrará con alguien más fuerte que el y terminará pagándolas
todas juntas. Ahora torturas pájaros, no permitiré que mañana tortures personas!.
Sin embargo hablaba en balde, pues ninguna palabra de su madre le hizo cambiar de
gustos y su padre no parecía darle ninguna importancia al asunto, solo cuando la cosa
pasó a mayores empezó a preocuparse.
En efecto, cuando Morgul tenía solo cinco años y siete meses, un día que su padre
volvía del campo tras reunir el ganado en la cabaña como siempre hacia al final de cada
jornada de trabajo, se encontró con un grupo de gente arremolinada a la puerta de su
casa. Sintiendo una punzada de angustia temiendo algo malo, corrió rápidamente hacia
la puerta. De repente alguien le agarró de un brazo y al volverse reconoció a Stinx, un
granjero que vivía al este del pueblo.
-- ¡Es que tu hijo a enloquecido, o es que es un miserable de la peor calaña!.—le espetó
este lleno de furia.
-- ¿Que ha pasado?—preguntó el, confundido, sin comprender nada.
-- Tu maldito hijo acaba de meterse en mis campos y le ha sacado los ojos a tres de mis
Capacs. Primero les partió las patas, después les arrancó los ojos, los cortó las orejas y
le pillé infraganti mientras se dedicaba a desgarrarles el vientre con sus malditos dedos.
Tres de mis mejores animales destrozados.
--- No puede ser—balbució su padre.
-- ¡Claro que es verdad y tu deberás pagarme hasta el último céntimo del valor de esos
animales. Eso y un adecuado correctivo para tu salvaje hijo, aparte del que ya ha
recibido de mi!.
En ese momento apareció su mujer ante la puerta y le dijo que entrase con voz trémula.
El procedió a soltarse suavemente del agarre de Stinx y entró cerrando la puerta tras de
sí, dejando a medio vecindario cuchicheando fuera.
-- ¡Donde está!—gritó entonces lleno de ira y vergüenza a la vez.
Sin esperar una respuesta se dirigió a la habitación de su hijo y allí le encontró,
acurrucado en su jergón, lleno de heridas por todo el cuerpo propinadas por el
enfurecido Stinx como castigo por su delito.
-- ¡¿Porqué, porqué lo has hecho?
-- Solo quería divertirme, esas tontas sin cerebro se me quedaron mirando, una de ellas
me escupió y decidí darle un castigo.
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-- ¡¿Un castigo?!, ¡un castigo es lo que vas ha recibir, saco de carne sin cerebro, tu si
que no tienes cerebro!. Sabes como has dejado a tu familia con tus actos, en el barro,
¿Que crees que pensarán de una familia cuya hijo se dedica a matar el ganado de sus
vecinos con solo cinco años y medio?!
Seguidamente empezó a golpearle, cegado por la ira. Le golpeó por lo menos una
docena de veces antes de que su madre interviniese para detenerle.
-- Basta, ya ha tenido suficiente castigo, además de la ración de Stinx ha recibido la mía
y ahora también la tuya.—eso era verdad, pues ella misma también le había golpeado
varias veces al enterarse. De hecho era la primera vez que Morgul recibía una paliza de
sus padres, hasta entonces había sido reñido o castigado, pero nunca había hecho nada
que justificase una paliza a ojos de sus padres. Pero ahora las cosas eran diferentes.
-- Mas valiese que Stinx le hubiese matado a golpes. Este hijo nuestro es un
endemoniado, es mala semilla, una semilla podrida que infestará a toda la familia.-En eso tenía razón, pero lo que no podía saber es que era una mala semilla que
terminaría infestando no a una simple familia, sino a gran parte de Eriador.
-- Deberías aprender de tu hermana, Sliva, ella si que es una hija ejemplar. Buena
estudiante, fuerte, inteligente y prudente, jamás se metió en problemas y ahora esta en
los cuarteles aprendiendo a ser una ciudadana de provecho.
Eso fue lo último que dijo, estaba demasiado dolido, demasiado humillado para decir
nada más, se limitó a salir de la habitación y cerrar la puerta tras de el dejando a Morgul
en la soledad. Aquel día no habría comida.
Cinco días terrestres le tuvo encerrado sin salir, alimentándole solo de agua y algún
mendrugo de carne. Finalmente, cuando decidió que no ganaría nada teniéndole
encerrado permanentemente, le volvió a permitir volver al colegio, pero esta vez
acompañándole personalmente y pidiendo encarecidamente al profesor que no le dejase
salir hasta que el volviese a recogerlo. No estaba dispuesto a dejarle suelto para que
tuviese oportunidad de cometer otra fechoría.
Aunque como hemos dicho la sociedad Trojolm tiene clases hereditarias casi cerradas,
el desarrollo de la industrialización hacia tiempo que había convencido a los
gobernantes de la necesidad de dar una educación aceptable a toda la población y por
ley del 1904 se había instituido una educación obligatoria y gratuita igual para todos
que comienza a los cuatro años y termina a los siete, edad en que todos los Trojolms
libres, tanto machos como hembras eran y son aún enviados a los cuarteles para
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desarrollar siete años de un régimen cuartelario, mitad servicio militar a lo bestia, mitad
continuación de la educación teórica obligatoria.
Ese era el motivo por el que Morgul apenas conocía a su hermana mayor, Sliva. Cuando
el había nacido, su hermana estaba a punto de tener la edad de ser enviada a los
cuarteles y hasta siete años más tarde no sería licenciada. Solo en los contados permisos
podía ella volver al pueblo para visitar a su familia y tratar con su hermano.
--Por suerte, ella no ha estado aquí entonces para presenciar tu facinerosa actuación.
Ella no se merece este deshonor.—le había comentado su padre mientras le llevaba al
colegio.
Una vez llegaron al colegio, una casa de piedra sin labrar, que solo se diferencia de las
otras por su mayor tamaño y por la bandera Trojolm que ondeaba de un astil situado
encima de la amplia puerta principal. La sempiterna bandera negra con la roja rueda
central y las dos barra amarillas horizontales a los lados terminadas en las dos llamas
rojas de los extremos, la misma que ha guiado a los ejércitos Trojolms y a ondeado en
sus edificios públicos desde hace casi 1.700 años, desde los mitificados tiempos del
primer imperio Trojolm.
El interior consiste en un curioso pasillo central en doble ese con aulas a los dos lados, y
al igual que las casas Trojolms, sus ventanas son estrechas para mantener el interior en
la penumbra que tan agradable les resulta.
Ya desde que se acercaron todos los niños del colegio se le quedaron mirando. Algunos
mostraban desagrado o vergüenza y otros una mueca de burla socarrona. Solo unos
pocos fingían que no hubiese pasado nada, o no se hubiesen enterado, y le saludaron
como siempre.
Una vez dentro se dirigieron hacia el despacho del director del centro. Sorj era un
Trojolm bastante grande, incluso para lo que es un Trojolm adulto, un poco gordo y
algo entrado en años, pues ya tenia casi 100 años.
En cuanto entraron el se levantó de su mesa de despacho, dio la vuelta a la mesa y
saludó al padre de Morgul. Éste se disculpó por la ausencia de su hijo durante esos días
explicándole que había estado castigado encerrado en casa para que aprendiese a no
volver una salvajada como aquella.
-- Estoy perfectamente enterado de los lamentables sucesos, no es necesario que se
disculpe conmigo también. Sé que ayer tuvo una reunión con su profesor para hablar
sobre las medidas ha tomar para que esto no vuelva a repetirse. No tiene porque
preocuparse, no le perderemos ojo en ningún momento.
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--Ahora, si usted lo desea, me gustaría tener una pequeña charla con su hijo.
-- Por supuesto.—contestó el, y seguidamente se despidió y se marchó cerrando la
puerta tras de sí.
-- ¿Bien, me puedes dar una explicación medianamente racional de porqué has hecho
eso?.—le preguntó entonces Sorj.
-- Se estaban burlando de mi.
-- No creerás que me voy a creer eso. Los Capacs no son lo suficientemente inteligentes
como para burlarse de nadie. Si realmente crees eso es que necesitar ir al psiquiatra.
¿Quieres que diga eso en mi informe?
-- No quiero que me encierren
-- Entonces dime la verdad.
-- Lo hice para pasar el rato.
-- Eso ya es más verosímil, sobre todo habiendo oído las historias sobre tu afición a
torturar bichos.
-- ¿Quien te lo ha contado?
-- Son cosas que dicen tus compañeros en los corrillo antes de entrar y salir de clase. No
voy a decir nombres, no vaya a ser que también les saques los ojos a ellos.
-- Señor, solo eran animales, ¿porqué se enfadaron tanto, porqué eran propiedad de
alguien o solo porque eran animales?.
-- Porque eran propiedad de alguien me temo. Sé que hay “fatzias” que consideran
matar animales por diversión aunque no pertenezcan a nadie como una atrocidad, pero
entre nosotros casi nadie piensa así.
-- ¿Usted si?
-- ¿Y que si es así?. Eso no es delito y lo que tu has hecho sí.
-- Le aseguro que no volverá a pasar.
-- No sé si creerte, las pulsiones tan obsesivas como las tuyas y ya desde tan joven no
son tan fáciles de eliminar.
-- ¿Quiere decir que estoy loco?
-- Disfrutar con el dolor ajeno es malsano.. y peligroso. Si, creo que hay parte de locura
en ti.
-- Señor Sorj, ¿dígame?. ¿Acaso en la guerra no se mata y tortura al enemigo?
-- Matar y torturar son cosas muy diferentes. No es lo mismo una muerte rápida por una
bala en la cabeza, que agonizar lentamente solo para proporcionar satisfacción a un
enfermo.
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-- ¿Usted ha combatido?
-- Si, varias veces. Estuve en la batalla de Poporotca, donde se derrumbó nuestro quinto
y último imperio y en otras batallas aún más antiguas. Se puede decir que participé en
su edificación e igualmente lo vi derrumbarse. De hecho soy capitán en la reserva del
ejercito de nuestro reino.
-- Del reino de Mantranacor, no de la Troljmia. Nuestros malditos enemigos destrozaron
nuestro reino y lo dividieron en cuatro trozos para así controlarnos mejor.
-- Si, se podría expresar así. Ahora la Troljmia esta dividida en cuatro reinos, el nuestro,
el de Mantranacor y otros tres, el de Mampang, el de Uzbél, y el de Magon. Veo que te
has aprendido bien la lección. Por lo menos esa.
Sin embargo en un punto te equivocas. No fueron nuestros enemigos quienes
fragmentaron la Troljmia, fuimos nosotros mismos con nuestras interminables disputas
tribales. Siempre es la misma historia, en cuanto el gobierno central se debilita por el
motivo que sea, resurgen las viejas disputas regionales y la Troljmia vuelve a
fragmentarse. A pasado cinco veces ya desde nuestra primera unificación.
Sin embargo comprobar tus conocimientos históricos no es el motivo de esta
conversación, tu problema no es de conocimientos, sino de moral, o de falta de ella
mejor dicho.
-- No soy un inmoral.
-- Lo que hiciste hace cinco días no fue muy ético que digamos, ¿no crees?
-- Supongo que tiene usted razón. Sin embargo usted a matado personas.
-- Eso fue en una guerra y lo que hiciste tu no fue en el marco de ninguna guerra, creo
yo. ¿O es que pretendes declararle la guerra a los Capacs de todos los granjeros del
pueblo?. En ese caso te advierto que si sigues dañando las propiedades de tus vecinos,
ellos te declararan la guerra a ti y te aseguro que tu llevarías la peor parte.
En este caso te has salvado porque eres menor de edad y tu padre, aunque pobre, aún
tiene suficiente para pagarle a Stinx el coste de los animales que tu mutilaste. La
próxima vez, si llega a ver una próxima vez, no tendrás tanta suerte. Te conviene no
olvidarlo jamás, nunca te metas con alguien que sea más fuerte que tu.
-- ¿Y si es más débil?
-- Ensañarse con los débiles es una muestra de debilidad. Un soldado de verdad, un
soldado con honor, no anda torturando ni asesinando a gente indefensa. Si lo haces
dejas de ser un guerrero para convertirte en una bestia salvaje sin honor ni conciencia y
de eso, desgraciadamente, también he visto mucho durante las guerras en que participé.
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-- No me gustan los débiles, los débiles mueren y los fuertes viven. ¿no es así?.
-- Antes de decir eso tan alegremente deberías tener en cuenta que tu estas entre los
débiles. ¿Acaso no te acaba de dar Stinx una paliza y tu no pudiste hacer nada por
evitarlo?. Eso te convierte en un débil, no te conviene olvidarlo?.
Morgul agachó la cabeza al oír eso y se quedó mirando inexpresivamente a las baldosas
del suelo antes de contestar.
-- Ahora lo soy, pero cuando sea adulto no lo seré. Entonces seré fuerte y poderoso, ya
nadie podrá hacerme daño y entonces me vengaré de ese tonto de Stinx.
-- ¿Y como piensas hacerlo?. – contestó Sorj sonriéndose suavemente, con cierto deje
de burla bien disimulada.
-- Pronto me tocará entrar en el cartel, allí aprenderé a luchar, iré a la guerra, mataré
muchos enemigos y me haré famoso. Seré un gran general y ya nadie podrá pegarme
nunca más.
-- Eres ambicioso, no se puede negar. Pero me temo que tienes una idea muy idealizada
sobre lo que son los cuarteles, por no hablar de las guerras.
Yo que tu lo primero de que me preocuparía es en sobrevivir a los cuarteles antes de
plantearme nada más allá. Desgraciadamente tu eres físicamente enclenque y eso es
muy mala cosa. Los enclenques no suelen sobrevivir a los cuarteles, allí recibirás
muchas, muchas palizas, y mucho más serias que las que se te dio Stinx, tanto por parte
de tus superiores como por parte de los compañeros que sean más fuertes que tu. En los
siete años que yo estuve en los cuarteles vi morir, mejor dicho, asesinar, a 16
compañeros y a mi mismo me partieron más de un hueso en más de una ocasión. Los
cuarteles están hechos para separar el grano de la paja, a los fuertes de los débiles y
hacer sucumbir a estos últimos. Su un hombre libre civil mata a otro civil es un
asesinato, un crimen castigado con la muerte, si un recluta del cuartel mata a uno de sus
compañeros no se le castigará, hasta puede que se le ascenderá de puesto. Si te queda
algo de inocencia infantil al entrar al cuartel, morirá en el mismo momento en que
entres. El reino de los cuarteles es el reino del dolor incluso para el más aguerrido,
mucho más para los enclenques como tu, que se te meta bien eso en la cabeza.
Te voy a dar un consejo como amigo, en cuanto entres allí obedece todo lo que te digan
tus superiores sin rechistar, si te insulta un superior, calla, si te pega, calla. Si eso lo
hace un compañero que sea de tu tamaño reviéntale los dientes antes de que te los
reviente el a ti, y si es más fuerte y como tu eres físicamente débil habrá mucho que lo
sean, tendrás que aliarte con otros que sean débiles como tu para protegeros
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mutuamente. Si puedes lograrlo, ponte bajo la protección de alguien fuerte. Para los
débiles una buena alianza es la mejor garantía de supervivencia.
Para conseguir eso fíjate en cualquiera que necesite un favor y proporcionárselo, tener
gente que te deba favores es sumamente útil si pretendes sobrevivir. Alíate con unos
contra otros, no dudes en cambiar de bando si ves que el tuyo va a perder y sobre todo
no le muestres a nadie que tienes miedo, si lo notan se lanzarán todos contra ti como
carroñeros tras un cadáver para despedazarte. Todo eso sin embargo tiene una ventaja,
si logras conservar algo de honor después de todo eso, ya no lo perderás jamás suceda lo
que suceda. Tus padres y yo lo logramos, ya veremos que tal te va a ti.
Bien, Morgul, creo que no tengo nada más que decirte. Puedes irte.
Morgul en efecto se fue por el ondulante pasillo hasta su aula mientras Sorj se volvía a
sentar tras su robusta mesa de trabajo y se decía a si mismo con tristeza.
-- ¿Como va ha conservar el honor alguien que ya lo ha perdido a los cinco años, si es
que alguna vez lo tuvo?. Probablemente muera en los cuarteles, y tal vez sea así mejor,
pues si sobrevive, con su sadismo precoz y lo que le añadan en el cuartel va salir hecho
una verdadera bestia.
4.
Finalmente el momento decisivo había llegado. Sus padres lo sabían pues ellos también
lo habían vivido. En el tercer cielo marrón desde su nacimiento, es decir, unos siete años
en tiempo terrestre, llegaba el momento en que los niños y niñas Trojolms abandonasen
para siempre su niñez e iniciasen su instrucción militar, y si hay algo que explique la
tendencia a la brutalidad de los adultos Trojolms son esos siete fatídicos años de
instrucción militar.
Por lo menos tenían la satisfacción de que aunque su segundo hijo estuviese a punto de
enfrentarse a una prueba a la que sabían que podía que no sobreviviese, por lo menos su
primera hija acababa de terminar su instrucción y volvía a casa, si no ilesa, por lo menos
si viva y en un estado aceptable.
Era el día 7 de noviembre de 1953 cuando Sliva regresó. Excepto una semana cada año,
el único periodo de asueto que tenían los niños reclutas, hacía siete años que no la veían
Y allí estaba, más grande que nunca y con un brazo entablillado y escayolado. Un
accidente durante la instrucción, a última hora, como ella les explicó en cuanto llegó.
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Un tonto había soltado una granada en la dirección equivocada y se le habían clavado
unas esquirlas de metralla en el brazo, nada serio. El médico le había dicho que en
medio mes podría quitarse la escayola y estaría como nueva.
La verdad es que tenía por lo menos una docena de cicatrices por todo el cuerpo, desde
la cola hasta el hocico y Sliva les explicó tranquilamente el motivo porque se había, o le
habían hecho cada herida. El cuadro que pintaba no era nada halagüeño. Marchas y
contramarchas continuas sin apenas agua, comida pésima, generalmente medio podrida,
enfrentamientos y peleas continuas entre los reclutas y sangrientos castigos por el
menor gesto de desobediencia a los superiores. Incluso había presenciado en dos
ocasiones como los propios reclutas mataban a uno de sus compañeros y lo devoraban
allí mismo. Por lo menos hasta que vinieron los mandos a poner orden y llevarse lo que
quedaba de los cadáveres... no para enterrarlos, sino para comerse ellos lo que quedaba.
De hecho Morgul estaba cada vez más intranquilo debido a las alarmantes historias que
oía cada vez con más frecuencia sobre como es la vida en los cuarteles realmente.
Sus padres que sabían lo que le esperaba habían estado metalizándole desde hacía varios
meses contándole viejas historias sobre su estancia en los cuarteles, que no diferían
apenas de lo que ahora le contaba su hermana. De hecho solo gracias a las historias de
sus padres se había dado cuenta de que muchas de las marcas en las pieles de sus padres
no eran normales y naturales como había pensado siempre, sino el resultado de las
heridas y lesiones que habían sufrido durante aquellos fatídicos siete años.
De hecho la milenaria práctica Trojolms de realizar una instrucción militar obligatoria
de todos los ciudadanos no es nada rara entre las “fatzias” de Gacitaia. Lo que si es
totalmente anormal es que esta comience a la tierna edad de siete años y dure hasta los
catorce, y eso solo para los civiles, pues los hijos de la casta militar además deben hacer
cuatro años más de especialización técnica militar. Sin embargo lo peor de todo es la
extrema dureza y brutalidad con que se desarrolla la instrucción y toda la vida en los
cuarteles. Desde luego la “mili” no es tarea para debiluchos y gente sensible, por lo
menos tal como la practican los Trojolms.
El caso es que Morgul se dedicó aquel día a bombardear a su apenas conocida hermana
para que le contase con pelos y señales como era la vida allí y lo que esta le contó,
sencillamente la verdad, le enfrió aún más los ánimos. De todas formas no tenía otro
remedio que ir, pues el castigo por eludir el servicio militar es la esclavización de por
vida como esclavo de propiedad estatal, los que trabajan en las minas y en los campos
de trabajos forzados, y bien mirado las probabilidades de sobrevivir allí son más o
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menos las mismas que en los cuarteles o incluso aún menores, así que la inmensa
mayoría prefieren aceptar la obligación y afanarse en resultar lo menos afectados
posible, tanto física como mentalmente, por la experiencia.
Sin embargo sus padres notaban con alegría que su hija estaba en mejor estado anímico
del que esperaban. De hecho, como ella misma no se cansaba de repetir, había estado
contando casi cada minuto esperando terminar con aquello y estaba sumamente aliviada
por haber superado la prueba.
Cuatro días después, el 11 de noviembre de 1953 finalmente le llegó a Morgul la hora
de marcharse, pues ese día recibió la notificación oficial de alistamiento, debía
trasladarse antes de tres días al cuartel de Hosgoh, situado a las afueras de Mantranacor.
-- ¿Así que voy a ver la capital?—comentó Morgul al saber su destino.
-- No exactamente, hijo mío, podrás verla de pasada, nada más.—le aclaró su padre-- He
oído hablar de Hosgoh y no es un sitio muy agradable. Es una pequeña islita en medio
de los pantanos de Gorgoroth, a unos tres kilómetros al este del límite este de las
murallas de Mantranacor. Un cenagal inmundo donde solo se puede acceder por barca y
lo único que hay es el cuartel. Hasta hace tres décadas fue un penal muy famoso donde
encerraban a los enemigos Trojolms del señor oscuro para trabajar hasta que morían de
hambre y agotamiento, se dice que su subsuelo esta lleno de sus huesos acumulados
durante siglos. Ahora en teoría es una fortaleza, pero en cierto modo aún sigue siendo
una prisión. Allí vivirás durante los próximos siete años... si sobrevives. Solo puedo
desearte lo mejor, aunque me temo que no sea lo que obtengas de allí.
Con eso y un cariñoso beso de despedida Morgul se despidió de sus padres y salió por
primera vez de los alrededores de su pueblo. Sus padres no podían acompañarle hasta
allí, pues es tradición, es decir, ley, que los futuros reclutas han de hacer el viaje a sus
destinos solos.
Por suerte, al ser Zorh el pueblo más cercano a Rileh, es también es punto de estancia de
los sacerdotes y los peregrinos en allí acuden y por tanto tenía un servicio de diligencia
más o menos regular hasta la capital. La diligencia estaba cubierta, aunque el traqueteo
por la irregular y poco cuidada carretera fuese abundante, llegaron hasta Uguh en
relativamente poco tiempo. Para ello tuvieron que dar primero un rodeo hacia el oeste
hasta llegar al desfiladero de Uliarth, un paso bastante transitado que permite cruzar los
montes Yaggol. Actualmente por allí discurre una vía de ferrocarril, pero entonces solo
había un estrecho camino de tierra. Seguidamente avanzaron hacia el norte hasta llegar a
Uguh. En el camino se encontró con las obras de construcción de un nuevo ferrocarril
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entre Uguh y Magon. Uguh es una pequeña ciudad fuertemente fortificada, protegida
por murallas de bloques de obsidiana y cemento de 5 metros de alto y más de siete de
espesor dotada de numerosa artillería, además de una fortaleza cuartel más moderna
justo al este de la calzada. Dicha ciudad está situada al sur de los pantanos de
Gorgoroth, en el punto de entronque con una de las dos calzadas, la del sudoeste, que
conectan la capital isla emplazada en medio de los pantanos con la tierra firme.
Actualmente las calzadas son de pontones flotantes de acero, pero entonces aún estaba
en uso la versión anterior de pontones de madera ensamblados entre sí, pues las obras
de los actuales comenzaron en 1962 y terminaron en 1967.
Gracias a estos ahora el tren no tiene que detenerse ante la orilla de los pantanos, sino
que puede adentrarse hasta justo la nueva muralla.
En Uguh el inexperto Morgul pudo contemplar por vez primera los bloques de
apartamentos de varios pisos, algunos hasta seis o siete, hechos de bloques de roca de
cantería, generalmente la abundante obsidiana, pues aún no se había puesto de moda la
actual costumbre de edificar en acero, práctica que estaba iniciándose precisamente
entonces en Uzbel y ciudades vecinas. Entre estos bloques los hay tanto de planta
cuadrada, la más clásica en las ciudades de la provincia de Gorgoroth, incluida
Mantranacor, como de planta circular o elipsoidal, la más moderna y de moda en las
grandes ciudades, excepto en Mantranacor y otras de su región, De hecho las ruinas de
Rileh tienen edificios de planta rectangular o cuadrada en la mayoría de los casos,
aunque en las pequeñas poblaciones la planta circular o elipsoidal es la más usada con
diferencia desde hace siglos. De hecho la comparación entre las ruinas de Rileh, muy
interesantes históricamente por haberse mantenido inalterables desde su destrucción
hace unos 1.400 años y Mantranacor, demuestra que tanto su planta como el estilo de
sus edificios ha cambiado relativamente poco en todo este tiempo. En cambio el resto de
las ciudades fuera de Gorgoroth y de los edificios oficiales han cambiado bastante en su
estilo arquitectónico.
También pudo ver un templo de los grandes y no la diminuta capillita que había en su
pueblo natal. Así mismo pudo contemplar los grandes edificios oficiales con sus
fachadas profusamente decoradas, sobre todo con grabados no muy resaltados, más que
escultura de bulto redondo, bastante más escasa y en comparación con los cuales la
escuela y el ayuntamiento de su pueblo parecían enanos y pobretones.
Los templos Trojolms es de lo que menos ha cambiado desde la fundación por Chuthulu
de su actual religión y son todos muy parecidos entre sí, solo diferenciándose por el
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tamaño y el lujo de su decoración grabada en sus muros y la altura de su inevitable
obelisco, casi siempre liso. Son edificios de planta perfectamente cuadrada, hechos
siempre e íntegramente de piedra de obsidiana, por ser este un material “mágico” en la
religión Trojolm, no muy altos, lo normal es entre 5 y 15 metros y coronados por una
cúpula muy achatada y baja que cubre casi todo el techo y los más modernos cubiertos
con losetas de acero de color negro—también material “mágico” y los más clásicos con
losas de obsidiana pulida, con ventanas muy estrechas buscando la penumbra interior,
como pasa en todos los edificios Trojolms, muros muy gruesos.
El único acceso es un gran portalón que mira siempre en dirección a Rileh, con arcos
ciegos con columnas estriadas pegadas a la pare, excepto en la central, que tiene un arco
mayor que los demás y bajo el cual está la única puerta de entrada y salida al centro.
Unos metros delante de esta puerta se alza siempre un obelisco negro, siempre más
pequeño que el de Rileh y generalmente liso, aunque algunos hay decorados y que
siempre en todos los casos están orientados de forma que una persona en el centro de la
única puerta del templo tiene justo enfrente el obelisco y si se prolonga esa línea recta lo
suficiente se llegaría al punto donde esta el obelisco de Rileh.
Las paredes de los templos suelen estar decoradas con textos del libro de la verdad, la
Biblia y el Corán de los Trojolms, o escenas, generalmente esquemáticas y poco
naturalistas, representando escenas de dichos textos, aunque la extensión, riqueza y
calidad de dichos grabados dependen mucho del templo y de los recursos de quienes lo
erigieron. Los más antiguos están en Mampang y en Rileh, sobre todo en la segunda, y
los más grandes y monumentales en la más reciente ciudad de Mantranacor. Chuthulu
mismo jamás es representado directamente, haciendo referencia a el siempre través de
una referencia simbólica, el mismo símbolo que ondea en las banderas Trojolms.
Sin embargo Morgul no se detuvo mucho tiempo para admirar todo esto, pues tenía
prisa. Debía ir a Mantranacor a pie y encontrar el cuartel de Rugieh, que según el mapa
de le habían dado junto con la notificación estaba junto al embarcadero, al sureste de la
ciudad.
En cuanto empezó a avanzar por el puente de pontones de unos cinco metros de ancho,
pudo ver que Mantranacor estaba en obras. En efecto, su muralla de entonces, edificada
a principios del siglo XVIII., se había quedado pequeña ante el crecimiento de la
ciudad, por lo que estaban construyendo una nueva más amplia y moderna para en
cuanto estuviese terminada, derribar la antigua. De hecho primero iban derribando la
antigua e inmediatamente usaban esos escombros como núcleo de la construcción de la
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nueva, así se ahorraba tiempo y material, además de evitar que la ciudad quedase
temporalmente desamurallada. Sin embargo Morgul no pudo ver esas obras terminadas
hasta quince años después, en 1968.
De todas formas la posición de Mantranacor ya es muy fuerte sin necesidad de murallas,
estando situada como esta en una isla rocosa más o menos redondeada lo bastante
amplia para albergar toda la ciudad y sobrar espacio. De hecho las actuales murallas
están en casi todo su perímetro a unos veinte metros de la costa de la isla, de forma que
sui las calzadas eran voladas la única vía de acceso a la ciudad es la marítima, pues
aunque los pantanos no fuesen muy hondos si eran muy traicioneros, pues como todos
los pantanos de Eriador, su fondo esta recubierto de una capa de alquitrán espeso
siempre renovada. De hecho ese es el motivo de que las calzadas sean de pontones
flotantes y no un puente normal con pilares como sería lo habitual, pues si fuesen lo
segundo estos se hundirían rápidamente en el lodoso fondo arrastrando al puente
consigo.
Sin embargo Morgul ni se planteaba esas cosas y una vez en Mantranacor tampoco se
detuvo demasiado, pese ha que lo que veía era totalmente nuevo para el y le
impresionaba profundamente. Tenía prisa para llegar con tiempo y evitar que le
castigasen por retrasarse nada más llegar.
Por tanto avanzó por las calles de la ciudad, todas asfaltadas—no empedradas como es
habitual en la mayoría de las ciudades importantes de Gacitaia, pues en la Troljmia si
algo sobra es asfalto-- y no de tierra como en su pueblo
Y guiándose por el tosco mapa no tardó mucho, pues se orientaba bien, en encontrar el
embarcadero de Rugieh.
En aquel entonces dicho cartel de transito y embarcadero consistía solo en unas simples
barracas de madera de planta rectangular con techo de teja de obsidiana situados junto a
la orilla de la ciudad-isla, con unos pantanales flotantes no muy largo y una serie de
embarcaciones, la mayoría aún de madera, para conducir a los reclutas a su destino, que
se divisaba justo al este a unos tres kilómetros, justo como su padre le había dicho.
Actualmente tanto los barcos como el mismo embarcadero es más grande y de
construcción mucho más sólida, acero tanto en los barcos, como en las barracas y los
pantalanes flotantes.
Morgul esperaba una gran fila a la entrada de las barracas, pero para su sorpresa solo
vio a dos Trojolms, los dos niños de su edad. Morgul, temiendo haberse equivocado de
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lugar, se dirigió a uno de ellos, el que parecía mayor y desde luego era bastante más
grande y corpulento.
-- Perdón, es aquí el centro de transito para Hosgoh. Soy un recluta y tengo que ir allí.
-- Igual que nosotros, enano, no te has equivocado, más bien parece que el resto de los
cobardes de nuestra promoción prefieren demorar el momento decisivo para empezar
hasta el final. Cobardes.—dijo escupiendo un despectivo escupitajo ácido hacia el suelo.
-- Gracias, yo me llamo Morgul, ¿y tu?
-- Seseljm, Seseljm Vitus Armg.
-- ¿De donde eres?.
-- De Murgus, al norte de los montes Yaggol.
Entonces Morgul le dijo de donde era.
-- Vaya, vives junto a la sagrada Rileh, debe ser un gran honor poder verla todos los
días.
-- Así es, es muy grande e impresionante.
-- Cuando sea mayor seré sacerdote y podré entrar allí siempre que quiera.—le confesó
Seseljm entonces.
-- Para eso hay que ser del ejercito, no basta con ser un recluta, si tus padres no son
militares también.
-- Claro que lo sé, igual que sé que mis padres son de la clase artesana, carniceros, para
ser más exactos. Si vengo es para aprender a combatir para en cuanto estalle la guerra
poder participar y lograr hazañas que me hagan merecedor de ascender a la clase
superior.
-- Yo también tengo la misma intención, solo que yo aún estoy más bajo en la escala
social, solo soy un campesino.—confesó Morgul.
-- Eso no importa, muchos campesinos han llegado a señor oscuro gracias a sus hazañas
como guerreros, solo hace falta valor, astucia y tenacidad, eso y aplastar a todo el que se
interponga.
-- Parece que fuese yo mismo quien hablase. Yo también opino lo mismo.
-- Si, parece que esto va muy bien. El hecho de haber llegado los primeros demuestra
que no nos asusta todo lo que nos han contado sobre la mili. Yo sé perfectamente lo que
debo hacer, obedecer todas las ordenes de mis superiores y aplastar a todo igual o
inferior que se interponga en mi camino.
-- Todo eso, pero también buscar aliados, ningún gobernante es nada si no tiene sobre
quien gobernar.—añadió Morgul.
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-- Excelente, veo que estamos hechos de la misma pasta. Si nos aliamos seremos
imparables allí dentro.
-- Me encanta tu propuesta...entonces somos amigos.
-- Si, sangre por sangre y muerte por muerte, hermanos de sangre, unidos
venceremos.—contestó Seseljm citando un versículo del libro de la verdad. Esto no es
nada sorprendente considerando que el libro de la verdad, como único texto sagrado y
tenido por divinamente revelado por los Trojolms, es leído y aprendido te guste o no
desde la niñez y muchos, ya desde jóvenes, se lo saben de memoria.
Seguidamente hizo el gesto ritual de amistad y Morgul hizo lo mismo sin ocultar su
satisfacción. Un aliado grande y fuerte como el era lo que más necesitaba y había tenido
la suerte de encontrarlo incluso antes de entrar en el cuartel. Aquello si era tener suerte
y era solo el principio.—Morgul estaba seguro de ello.
El motivo de su seguridad es que había notado algo especial es la forma de hablar y
sobre todo en la mirada de Seseljm, algo en su interior, su instinto animal, le decía que
estaba ante un igual, ante un alma afín y la verdad es que esa sensación estaba bien
fundada, pues pronto Seseljm demostraría que es un carnicero no solo porque sus padres
vendiesen carne.
Mientras tanto el otro recluta había permanecido paseando por allí escuchando sin decir
nada.
-- ¿Tu como te llamas?.—le preguntó Morgul.
-- Se llama Stimje y es herrero, pero no es necesario que le hagas demasiado caso, es un
blandengue indigno de ser un guerrero.—comentó Seseljm despectivamente.
-- ¿Le conocías ya?
-- Por supuesto, es de Murgus igual que yo, pero créeme, no merece perder demasiado
el tiempo con el.
-- Lo mismo digo.—contestó Stimje con un contenido gesto de desdén.
-- De hecho me sorprende que haya venido tan pronto. Tal vez sus padres lo han movido
hasta aquí a patadas como suelen hacer.
-- He venido voluntariamente, listillo, y cuando salga de aquí seré grande y fuerte y mis
padres no volverán a pegarme nunca más.
-- Si, sobrevives, en todo caso, cosa que dudo.
Stimje no dijo nada más, hirviendo de frustración se apartó y se quedó enfurruñado y
deliberadamente apartado de ellos.
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-- Si te digo la verdad, Morgul, si no fuese un personajillo tan insignificante ya lo habría
matado yo mismo, pero el no merece la pena ese esfuerzo. Es un esclavo y siempre lo
será.—le confesó entonces Seseljm a Morgul en voz baja para que Stimje no pudiese
escucharle.
-- Es imposible que sea un esclavo, solo movilizan a los libres y el lleva el medallón de
artesano.
-- Su tío fue esclavizado por realizar practicas contra natura con un amigo y el va por el
mismo camino.(en la Troljmia la homosexualidad es uno de los delitos que se castigan
con la esclavización).
-- ¿Lo es el también?.
-- No lo sé ni me importa mientras no se me insinúe a mi, pero si lo hace le destriparé
con mis propias manos.—Morgul al oírle estaba cada vez más seguro de que no hablaba
a humo de pajas y eso lo convertía en un aliado aún más conveniente.
En ese momento se abrió la puerta de la barraca más cercana y un Trojolm adulto
armado con un fusil y cartucheras en los hombros se dirigió a ellos.
-- Vaya ardor guerrero que tenéis vosotros, habéis llegado con más de seis horas de
adelanto.
-- ¿Es usted el encargado?—preguntó Morgul.
-- Si, lo soy, pero tendréis que esperar, hasta que no se complete el cupo no puede entrar
nadie. Personalmente os recomiendo que os sentéis, comáis y repongáis fuerzas. En
cuanto lleguéis a Hosgoh vais a necesitan de todas vuestras fuerzas intactas, os lo
aseguro.
En efecto eso es lo que hicieron, Morgul y Seseljm se sentaron, se comieron la comida
que habían traído para el viaje y hablaron y se contaron cosas mientras poco a poco iban
llegando más niños recluta. De tanto en tanto Morgul se dirigía a alguno que le parecía
más prometedor, tanteaba el terreno y decidía si valía la pena intentar ganárselo o era
mejor ignorarle. Seseljm, menos hablador y también menos astuto, se limitaba a
observar sin moverse, a la espera.
Cuando el cupo se completó, solo unos minutos después de la hora límite fijada, se
agolpaban delante de la puerta del barracón principal exactamente 23 niños, todos de
siete años, Morgul y Seseljm en primera fila.
Entonces el mismo soldado de antes les ordenó firmemente, pero sin brusquedad que le
siguiesen. Ellos así lo hicieron y rodearon los barracones hasta el embarcadero, donde
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en uno de los pantanales de madera se hallaba una embarcación de madera con más de
veinte remos sujetos con cuerdas al borde de la embarcación.
-- Bien, que ahora cada uno coja un remo y en cuanto yo de la orden empezad a remar
con todas vuestras fuerzas. Hosgoh esta a unos tres kilómetros de aquí y tenemos que
llegar en menos de cinco minutos, de lo contrario ninguno de vosotros comerá hasta
dentro de 20 horas. Naturalmente era una condición imposible de cumplir, pues aquel
buque de cinco metros de eslora y tres de manga no era nada marinero, y por mucho que
remasen era imposible recorrer esa distancia en tan poco tiempo, pero eso los niños aún
no lo sabían.
Así que en cuanto el soldado soltó el amarre y dio la orden todos se pusieron a remar
como locos en un vano esfuerzo de salvar su comida con las acuciantes y constantes
apremios del soldado azuzándolos. Cuando uno de ellos hizo amago de dejar de remar,
el soldado sacó un látigo de cuero de encima del timón que dirigía y le dio un latigazo y
así a todo el que mostraba el menor intento de detenerse o aminorar su ritmo de remada.
De esa forma en cuanto llegaron a Hosgoh el soldado les dio la orden de desembarcar.
Solo entonces Morgul pudo fijarse atentamente en el sitio al que habían llegado.
Hosgoh es una isla casi plana y sin vegetación de unos 300 metros de largo por 170
metros de ancho, todo cuyo perímetro esta rodeado por una muralla de piedra de
obsidiana bastante delgada, “solo” un metro de espesor, pero bastante alta, unos cuatro
metros, con numerosos torreones de vigilancia redondeados cada veinte metros con un
guardia en la garita que hay en su cima y una ametralladora pesada instada en cada una
apuntando hacia dentro. Dentro hay un edificio de piedra de planta rectangular pegado
al embarcadero, pero al otro lado de la única puerta de entrada y salida con puertas de
hojas de acero de veinte centímetros de espesor, que cumple la función de residencia de
los soldados y oficiales encargados de la instrucción. Pegado a este edificio esta la
armería, siempre vigilada por un soldado adulto armado. Al norte de este complejo de
unos treinta por treinta metros de lado y junto al lado norte, por supuesto por dentro,
había una serie de barracones de madera y tejado de chapa alineados unos detrás de
otros, todos pegados junto a la muralla y todo el resto del terreno es una amplia
explanada llena de obstáculos de todo tipo, agujeros, trincheras, trozos de muros, dianas
para apuntar y practicar puntería, estacas y palos para trepar, redes, cuerdas voladeras y
demás. Bordeando el lado sur de la muralla y cerca de la armería había unas mesas de
madera larguísimas, sin sillas, que era donde comerían.
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El que me refiera a las barracas y a las mesas en pasado no es una casualidad, pues
resulta que actualmente, en pleno Momento 0, el modo de vida de los reclutas en los
cuarteles se ha endurecido aún más por culpa de un decreto del mismo Morgul del 20 de
marzo de 1983, por el que se decreta que de entones en adelante debían derribarse todas
las barracas y retirarse todas las mesas en todos los cuarteles. A partir de entonces los
reclutas deben dormir al raso y en el suelo, incluso aunque llueva, y deben comer
sentados en el suelo, todo esto con el propósito de endurecer aún más a los reclutas,
privándoles de todas las comodidades aún más que hasta entonces.
En cuanto entraron todos les hicieron formar en hileras justo delante de la barraca
situada más al oeste. Formados en disposición mucho más perfecta frente a ellos
estaban todos los demás reclutas, desde los del reemplazo inmediatamente anterior hasta
los de catorce años a punto de volver a casa. Todos eran hijos de civiles y en teoría
volverán a serlo al terminar su instrucción, pues los hijos de la clase militar se entrenan
en cuarteles aparte, aunque eso no suponga ningún privilegio real, pues las costumbres
cuartelarias allí son tan brutales como en las de los reclutas civiles.
Apenas formados los novatos, un par de soldados armados con gruesas barras de acero
con un haz de púas de cinco centímetros en la punta empezó a revisar la fila y al menor
movimiento, incorrección en la posición o gesto, y había mucho de eso, pues era la
primera vez que formaban tal como ellos les exigían, los soldados respondían dándoles
un contundente golpe con el haz de púas en el tórax o en las brazos, tan fuerte que les
hacía sangrar.
Apenas el niño golpeado se retorcía de dolor le venia otro golpe aún más fuerte que el
anterior y así les sucedió a cuatro de ellos hasta que aprendieron a que no debían
moverse por mucho que les doliese.
-- Bien, reclutas, primera lección, esto no es como las filas del colegio, aquí no se tolera
que se mueva ni una mosca, ni que nadie tenga un pie adelantado, ni se mueva, ni haga
nada que rompa la perfecta armonía de la formación. Un soldado ha de realizar una
formación perfecta y a partir de ahora el dolor será el precio de la imperfección o la
desobediencia, por mínima que sea. Segunda lección, un soldado ha de poder soportar el
hambre, la sed, el cansancio y el dolor sin quejarse ni mostrar la menor flaqueza. Eso
significa que aunque os claven un puñal en la mano, deberéis ser capaces de resistirlo
sin mover un músculo ni emitir el menor quejido. Quien no tenga arrestos para hacerlo
así sabrá lo que es el dolor hasta un limite que vuestro amiguito aún no puede ni
imaginarse.—obviamente se refería a Stimje, pues era a quien tenía enfrente entonces el
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soldado que parecía el jefe. Stimje fue uno de los primeros en recibir un par de golpes
con el haz de púas que le acababan de producir un par de heridas en el hombro
izquierdo que sangraban profusamente, y ahora hacia lo imposible por permanecer firme
pese al dolor para evitar recibir otro golpe igual o peor.
-- Veamos si lo habéis entendido, tu, recluta, da un paso al frente.
Morgul, pues era a el ha quien señalaba, así lo hizo.
-- Ahora extiende el brazo rígido como un palo enfrente de ti y apuntándome hacia mí.
Morgul así lo hizo.
En ese momento el soldado le dio por sorpresa un potente mazazo con el haz de púas en
el brazo, a la altura del codo. Morgul, pese a que hizo todo lo posible por contenerse, no
pudo evitar proferir un apagado quejido y doblar el brazo y de inmediato recibió otro en
la frente, justo encima de los ojos, pero en su duro cráneo. Haciendo un gesto supremo
de voluntad, Morgul logró evitar quejarse esta vez ni moverse, pues bien sabía que si lo
hacia recibiría un tercer golpe aún peor.
-- Bien, veo que vais entendiéndolo. Puede volver a su posición, recluta, y le
recomiendo que recuerde lo que acabo de decir sobre su perfección.
Morgul lo hizo así, manteniéndose firme en su posición en la fila y con los brazos
pegados al cuerpo, pese a que de su frente y uno de sus codos manaba abundante sangre
y ambas heridas le dolían horriblemente. Morgul ignoró todo ello y cuando la sangre de
su frente le llegó a los ojos no hizo ningún movimiento de limpiarse la sangre, sino que
cerró los ojos para evitar que se le metiese en ellos y permaneció firme en su posición
hirviendo de odio hacia ese maldito cabrón, pero conteniéndose pues sabia que
cualquier gesto de rebeldía podía costarle la vida.
-- Bien, ahora tu grandullón.—la referencia era obviamente dirigida a Seseljm, pues el
era el más alto y fornido de su promoción.
-- Bien, recluta, usted parece un ejemplar fuerte y vigoroso... veamos hasta que punto es
cierto. Adelántese.
El así lo hizo, ocultando su miedo.
En ese momento el soldado sacó un cuchillo de su cinturón y le ordenó a Seseljm que
extendiese un brazo. Éste intuía ya lo que le iban a hacer, pero obedeció de inmediato,
pues sabía que de lo contrario el castigo sería aún peor.
Entonces el soldado le dio un tajo en la muñeca con el cuchillo y un abundante chorro
de sangre se vertió al suelo, pese a lo cual, Seseljm, aprendida a lección, no movió un
músculo.
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-- Ahora vuelva a su posición y no se preocupe de su herida ni de intentar detener la
pérdida de sangre hasta que yo le de permiso. Si pese a la pérdida de sangre mañana
puede tenerse en pie es que realmente era tan fuerte como parecía, si no puede hacerlo
es que no era más que fachada.
-- Bien, tras esta pequeña toma de contacto, creo que va siendo hora de que me presente.
Mi nombre es Skul y soy sargento del ejército de Mantranacor y vuestro jefe instructor.
A partir de ahora vuestras vidas me pertenecen. Respecto ha vosotros no voy a tomarme
la molestia de aprenderme vuestros nombres, excepto en caso de que tenga que escribir
una notificación de baja permanente para vuestras familias junto a vuestro ataúd.
Bien, por el momento eso es todo. Dentro de unas horas comenzaremos la instrucción
en serio, mientras tanto pueden relacionarse libremente y conocer a vuestros
compañeros de cuartel, que ya están más experimentados que vosotros y cuyas
enseñanzas sin duda os serán de mucha utilidad.
Ah, se me olvidaba, el recluta tan fuerte que ahora se esta desangrando, ya tiene permiso
para usar la otra mano e intentar parar así la hemorragia. También le recomiendo que se
lama constantemente la herida para evitar que se infecte, pues ese es el único
tratamiento que recibirá al respecto y lo mismo vale para todos los demás. Pueden
romper filas. Ya nos veremos más tarde, por el momento eso es todo. – y tras decir esto
se marchó tranquilamente.
Seseljm de inmediato siguió la recomendación de su brutal sargento y empezó a llevarse
la muñeca herida a la boca y beberse toda la sangre que salía, aparte los varios litros que
ya había derramado por el suelo, pues también su padre le había dicho entre sus
recomendaciones que en caso de hemorragia era la mejor forma de evitar debilitarse
demasiado y que la herida se infectase.
Sin embargo no tuvo demasiado tiempo para dedicarse a ello, pues los veteranos ya
estaban encima. Uno de ellos se dirigió hacia Morgul y Seseljm y les dijo:
-- Saludos, novatos. Mi nombre es Ulagu, tengo casi 14 años y soy el jefe de los
veteranos, en realidad el jefe oficioso de todos los reclutas de Hosgoh. ¿Queréis que os
ayude?.
-- Tienes vendas, o algo por el estilo.—preguntó Seseljm entre chupada y chupada a su
herida.
-- Tengo algo mucho mejor que eso, un remedio infalible para curar heridas.—les dijo
Ulagu, mientras cuatro reclutas por cuyo tamaño debían estar a punto de licenciarse se
adelantaban y se acercaban a ellos.
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-- Acompáñennos y veremos que podemos hacer para curar vuestros dañados cuerpos.
Ni Morgul ni Seseljm se fiaban realmente de sus palabras, pero que elección tenían.
están rodeados por seis reclutas grandes y fornidos armados con espadas cortas que les
conminaban a acompañarles. Por tanto ninguno de los dos consideró aconsejable
negarse.
Así que Ulagu y los suyos les guiaron hasta un lugar entre dos de las barracas donde
había una pila de agua de piedra.
-- Sabéis, el agua es el mejor reconstituyente y con un poco de lejía se convierte en un
excelente desinfectante. Desgraciadamente aquí no hay comodidades como el agua
corriente, esa pila que veis allí y otras como ella que recogen el agua de lluvia es nuestra
única fuente de agua.—les explicó Ulagu.
En cuanto Morgul y Seseljm vieron de cerca la pila comprobaron que era un agua
estancada, llena de algas y con tierra en el fondo. La verdad es que no parecía lo más
recomendable para desinfectar heridas.
-- No parece muy limpia.—comentó Morgul.
-- Es la única que tenemos, es el agua que usamos para beber y creo que es hora de que
bebáis a gusto.
En ese momento sus cinco acompañantes los agarraron de improviso y los arrojaron de
espaldas a la pila de agua. Como antes expliqué, los Trojolms respiran mediante sifones
respiratorios situados en la espalda, por lo que ahora podían hablar y gritar, pero no
respirar. Lucharon desesperadamente por salir de allí, ¿pero que podían hacer dos contra
seis y nadie hacia caso de sus gritos?
De esa forma les tuvieron sin respirar más de un minuto, lo que considerando la elevada
necesidad de aire de los Trojolms equivalía a más de uno y medio en un ser humano.
Solo entonces permitieron que saliesen testablillantes y medio ahogados de la pila.
-- Bien, ahora que ya habéis bebido es hora de que desinfectemos vuestras heridas.—
dijo entonces Ulagu sonriéndose sardónicamente.
Entonces uno de ellos sacó de su cinturón una botella de lejía pura y le las fue aplicando
a chorro sobre todas y cada una de sus heridas. Como también dijimos antes la sangre
de los Trojolms es algo ácida, pero la lejía lo es aún más y su aplicación en una herida,
aunque ciertamente es desinfectante, lo es al precio de sentir como te arde la sangre o te
estuviesen aplicando un hierro candente en las heridas. Entonces y solo entonces los
soltaron.
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Tanto maltrato junto era mas de lo que dos novatos niños de siete años eran capaces de
soportar, aunque fuesen Trojolms, así que cayeron agotados al suelo y allí se quedaron
tendidos.
-- Bien, espero que en el futuro os mostréis debidamente agradecidos por nuestra ayuda
y no lo olvides, entre los reclutas de Hosgoh, Ulagu es el amo. Cuento con que lo
recordéis cabalmente y así lo demostréis con hechos. Hacedlo así y os irá bien,
desobedecedme, y no os ira tan bien. Espero haber sido claro, porque no volveré a
repetirlo. Por el momento eso es todo.—y tras decir eso se marcharon dejándolos
tendidos ante la curiosa mirada de medio cuartel, que había presenciado toda la escena y
no habían hecho nada por ayudarles, bien fuese por desinterés, complacencia o miedo.
-- Malditos miserables, juro que llegará el día en que me vengaré de todos ellos. Los
mataré a todos.—escupió Morgul lleno de odio.
-- Estoy totalmente de acuerdo y cuando llegue ese día quiero que me des una ración de
sus tripas para hacerme unas botas con ellas.—contestó Seseljm igualmente amargado y
dolorido.
-- No permanezcáis allí tendidos, se os infectarán las heridas, eso si el grandullón no se
desangra antes.—les dijo una voz femenina.
Ambos se incorporaron trabajosamente para ver a una hermosa niña Trojolm con
aspecto de ser algo mayor que ellos que se acercaba hacia ellos. Entonces ella sacó unos
trapos limpios de la mochila que llevaba en la espalda y las usó como improvisadas
vendas para cerrar sus heridas.
-- ¿Quien eres tu?—preguntó Morgul.
-- Mi nombre es Miljana, mis padres son obreros industriales en Mantranacor y tengo
trece años.—contestó ella como breve presentación.
Solo entonces Morgul identificó el medallón que llevaba al cuello que acreditaba su
posición social, tan dolorido y aturdido estaba en aquellos momentos. La verdad es que
pese a alguna que otra cicatriz era una niña francamente guapa para los gustos Trojolms
y Morgul no tardó en darse cuanta de ello. De todas formas le dolía demasiado la mayor
parte del cuerpo para centrarse en eso mucho tiempo.
-- Tomad, bebed.—les dijo Miljana mientras les ponía primero a uno y después al otro
una cantimplora en las manos. Ellos bebieron.
-- No sabe muy bien.—comentó Seseljm, pese a lo cual siguió bebiendo.
-- Claro que no sabe bien, solo es agua cenagosa, la misma en que han estado a punto de
ahogaros. Los reclutas es lo único que tenemos al alcance para beber, el agua fresca y
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las bebidas se las reservan los oficiales y hay de aquel de entre nosotros que intente
apropiarse de una de ellas.
-- Intentaron matarnos y nadie hizo nada.—balbució Seseljm.
-- No pretendían mataros, solo asustaros para que os sometieseis a ellos. Si hubiesen
deseado mataros lo habrían hecho, y no les habría pasado nada por ello. Ulagu es un
bestia, lo sé, pero no es un asesino, por lo menos aún no, aún no ha matado a nadie.
Y respecto a lo de ayudaros no contéis con ello, la mayoría les tienen demasiado miedo
a Ulagu y sus matones.
-- ¿Y tu?
-- No tengo motivo para apreciarle y tampoco le temo. Hace un año me propuso ser su
novia y cuando me negué me hizo esto como castigo.—entonces ella les mostró una
cicatriz que tenía en el dorso de la mano derecha.—aunque el tampoco se fue de rositas,
le taladré la mano izquierda con mi puñal durante la lucha—entonces señaló el que
llevaba en el cinto—y desde entonces no puede cerrarla del todo sin que le duela, tan
mal le quedaron los tendones.
-- Si es el jefe de los reclutas, ¿porqué te negaste a ser su novia?, podías haber sacado
provecho de ello.
-- Yo no soy el juguete de nadie ni soy la pertenencia de nadie. Ulagu es demasiado
bestia para mi gusto, a mi me gusta la gente civilizada.
-- Gracias por ayudarnos.—dijo Morgul.
-- No ha sido nada, ahora levantaros. Sé donde hay literas libres en mi barracón, allí
podréis descansar, por lo menos hasta que nos convoquen de nuevo.
-- Dime, ¿todos los días son como este aquí?.
-- Más o menos, hay días mejores, pero también días peores. No es la primera vez que
veo salir a uno de mis compañeros de camino directo al ataúd. Ahora vamos, moveos,
no podéis estar ahí sentados todo el día.
Reuniendo todas sus fuerzas ambos se levantaron y siguieron a Miljana hasta dentro de
uno de los barracones, donde, en la penumbra que tanto gusta a los Trojolms les guió a
través de las hileras de literas unas encima de otra hasta tres pisos y en largas hileras de
un extremo a otro de aquel precario edificio de madera con tejado de chapa. Las literas
eran simples tablas con una sabana de arpillería torca y rugosa.
Tumbaos y descansad, pero recordad, cuando oigáis sonar la corneta levantaos a toda
prisa y formad en el mismo lugar que la primera vez. No hay pérdida, siempre se forma
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en el mismo lugar y por favor, recordad, no os mováis ni estropeéis la formación si no
queréis recibir más de lo mismo. Suerte y feliz descanso.—y tras decir eso se marchó.
Ambos estaban realmente agotados y pese al dolor que atenazaba sus cuerpos por las
heridas, pronto se durmieron profundamente.
5.
Pese a ello, tan escarmentados estaban que en cuanto sonó la corneta, ellos la
escucharon, se levantaron como un resorte y marcharon a toda prisa a formar como les
había aconsejado Miljana. En efecto, pese a que todos los de la barraca se levantaron
junto con ellos, y pese a su cansancio y el dolor de sus heridas, fueron de los primeros
en colocarse en su lugar y esta vez sin ningún fallo o por lo menos ninguno de su
implacable instructor pudiese apreciar en esta ocasión.
Tras comprobar la formación pormenorizadamente, el sargento Skul señaló a otro
soldado que se acercaba con un saco cuyo contenido depositó en el suelo. Eran grandes
puñales, o espadas cortas, como se prefiera, de puño de acero y hoja de cuarenta
centímetros de brillante e impecable acero con fundas de cuero. Eran el mismo tipo de
armas que habían visto llevar a su llegada a los reclutas más veteranos y también a
Miljana.
-- A partir de ahora estas serán vuestras armas reglamentarias, con ellas comenzaremos
los entrenamientos en técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Más tarde aprenderéis a
usar armas de fuego y manejar explosivos, pero ese tipo de armas son demasiado
peligrosas para permitir su posesión fuera de los entrenamientos. Esas se os serán
entregadas justo antes del entrenamiento y retiradas justo después. Si no lo hiciésemos
así nos quedaríamos sin reclutas antes de medio año.—les dijo el sargento Skul con un
gesto socarrón, no por ello menos exento de verdad.
Seguidamente comenzó su entrenamiento. La primera parte, de hecho la mayor parte
consistía en dar interminables vuelta tras vuelta al recinto saltando zanjas, trepando
palos, deslizándose por las sojas colgantes, arrastrándose por el suelo durante centenares
y centenares de metros, corriendo de espaldas otro tanto—intentando no caer en las
numerosas zanjas del terreno en el proceso--, trepando muros con y sin cuerdas y así
durante horas y horas a un ritmo que destrozaría al más fornido soldado de élite humano
de nuestro mundo.
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Al que se detenía o se quejaba de inmediato le iba dirigido un mazazo con la barra con
púas, así que por muy agotador que fuese ese ritmo es preferible seguirlo que
enfrentarse al severo castigo por no hacerlo.
Después de fortalecer sus cuerpos de esa forma,... o debilitarlos momentáneamente,
depende de como se mire, comenzaron los entrenamientos en el uso de las armas.
Comenzaron con sus puñales, al principio con las fundas puestas para mayor seguridad
y después a hoja desnuda, tarea en que el menor desliz o una acción malintencionada
podía terminar fácilmente con un tajo tan serio o peor que los que proporcionan las
mazas con púas de sus instructores-guardianes.
Solo una vez terminada la jornada, que solía durar unas diez horas de entrenamiento
ininterrumpido, excepto breves minutos cada rato para beber, -- ya hemos dicho antes
que los Trojolms necesitan beber con frecuencia-- llegaba la ansiada hora de comer,
aunque fuese cecina y carne seca, cuando no ya medio podrida, y la sempiterna agua
cenagosa.
En los cuarteles no hay sillas para comer y también esta prohibido terminantemente
sentarse y subirse sobre ellas, por lo que no hay más remedio que comer de pie. Todo
ello pensado para endurecerlos—o putearlos, depende de como se mire-- aún más.
Durante algo más de dos meses Morgul se entrenó concienzudamente en el manejo de
su puñal aguardando el momento secreto que más anhelaba su corazón, la hora de la
venganza. Morgul no estaba dispuesto a dejar con vida ni a Ulagu, ni a los cinco
matones suyos que habían participado en la torturante sesión del primer día. Su frío
corazón e igualmente frío intelecto ansiaban ese día, pero astutamente se abstenía de dar
la menor muestra de ello. Cuando se encontraba con Ulagu sonreía y cedía
servicialmente a todos sus caprichos para que se confiase sobre la sinceridad de su
sumisión, mientras estudiaba disimuladamente a sus objetivos y maduraba sus planes,
pues no pensaba revelar sus cartas hasta que estuviese preparado.
Ni siquiera compartió sus planes con Seseljm. En parte por prudencia y en parte para
ponerlo a prueba. quería comprobar por si mismo cual sería su reacción espontánea
cuando llegase el momento decisivo.
¿Lo seguiría aún entonces o se echaría para atrás?
Ese sería el momento en que comprobaría si su amistad era verdadera o no, si realmente
eran el uno para el otro o todo había sido una ilusión suya. Sin embargo el contaba, o
deseaba contar, con que Seseljm haría honor a sus proclamas de amistad.
36
Finalmente, el día 2 de febrero de 1954 decidió que la ocasión era propicia. Ese día, tras
la larguísima jornada de entrenamiento, llegó finalmente la ansiada hora de la comida,
la única comida hasta unas veinte horas después.
Pronto todos se alinearon en torno a la mesa mientras unos reclutas, que se iban
turnando de vez en vez entre todos, sacaban la comida de la cocina y llevaban los
grandes pucheros metálicos con la carne y la iban repartiendo sobre las largas mesas.
La verdad es que la comida en los cuarteles, aunque espaciadas en el tiempo, no eran
escasas en cantidad, pero si de pésima calidad. La carne, siempre fría, casi siempre
estaba seca, era grasienta, tenía muchos huesos o directamente, estaba medio podrida,
cuando no enmohecida del todo, pero aquello era lo que había así que había que
aprovecharlo al máximo. Actualmente la situación, con el racionamiento vigente en el
Momento 0, es aún peor.
Aquel día Morgul se colocó junto a Ulagu en la mesa, pero no era desde luego la
primera vez que lo hacía, así que nadie sospechó nada. Como siempre Morgul llevaba
su puñal-espada al cinto, pero todos, incluido Ulagu, lo llevaban siempre encima todo el
rato, así que nadie se extrañó por ello. Ese día, sin embargo, solo uno de los cinco
matones-guardaespaldas de Ulagu estaba junto a el y justo al otro lado respecto a
Morgul, pues los demás, como normalmente, se habían ido a revisar por todas las mesas
en busca de las piezas de comida menos deterioradas, para requisarlas y llevárselas para
su jefe. Pero lo que era aún más importante ese día Seseljm también estaba junto a el, de
forma que pudiese contar—esperaba—con su rápido apoyo.
-- Espero que esta vez traigan mejor comida que la bazofia de ayer. Estoy harto de
comer carne rancia.—exigió en voz alta Ulagu en un determinado momento del reparto.
En ese momento, estudiado desde hacía tiempo, Morgul sacó rápida y subrepticiamente
su puñal y lo colocó debajo de su propio plato, para seguidamente decirle a Ulagu:
-- Si quieres yo puedo proporcionarte carne fresca.—dijo, mientras extendía su plato
ofreciéndole que cogiese de el lo que quisiese. Esa tampoco era la primera vez que
Morgul hacía eso, así que Ulagu tampoco sospechó por ello.
Entonces, mientras Ulagu extendía su mano para coger el plato, Morgul se lanzó hacía
delante de improviso, abalanzándose sobre el con toda su fuerza en un gesto mil veces
entrenado. Antes de que el sorprendido Ulagu pudiese reaccionar, Morgul le había
clavado el puñal de través en su garganta y siguió apretando y apretando mientras
ambos caían al suelo. En cuanto antes terminaron de caer, Morgul escuchó un chasquido
sordo y la cabeza de Ulagu, ya inexpresiva, se separó del cuerpo, decapitada.
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Entonces, Morgul, lanzando un salvaje chillido de triunfo se levantó a toda velocidad
sosteniendo la cabeza de su enemigo en su mano derecha.
Tan sorpresivo y rápido sucedió todo que nadie alcanzó a reaccionar. Solo cuando
Morgul se llevó la cabeza de Ulagu a la boca y le dio un mordisco para partirle el cráneo
y comerse su cerebro, el amigo de Ulagu que había estado a su lado, sacó su puñalespada y se abalanzó sobre el.
Demasiado tarde, pues para entonces también Seseljm había reaccionado. Lanzando un
salvaje grito de guerra Seseljm dio un mandoble sobre el amigo de Ulagu, que estaba
centrado en atacar a Morgul, y le cortó la mano en que llevaba su arma de un solo tajo.
Inmediatamente después, Seseljm se lanzó sobre el y lo remató degollándolo con un
solo y potente tajo con su arma.
-- Bien, Ulagu, ya tienes carne fresca como querías, la tuya.—gritó Morgul exultante, en
un frenesí salvaje, mientras comenzaba a devorar el cerebro de su victima, mientras
Seseljm le imitaba prestamente lanzándose a devorar el cadáver de su victima. Con ese
acto ambos se aseguraban su primer esclavo de ultratumba para el día de ingresar en el
paraíso. Con menos de ocho años ya habían matado y comido de su primer enemigo y
eso los convertía, según las brutales reglas Trojolms, en guerreros de pleno derecho.
Ante ese salvaje derroche de brutalidad y canibalismo nadie acabo de reaccionar para
detenerlos, mucho menos castigarlos. Ni siquiera los “fieles” seguidores de Ulagu, los
mismos que los habían maltratado el primer día, por lo menos los cuatro que quedaban
con vida, se atrevieron a hacer nada, aterrados ante el hecho consumado.
Pasado el momento de conmoción un estribillo empezó a salir de algunas gargantas,
cada vez más numerosas a medida que pasaba el tiempo.
-- ¡Larga vida al jefe Morgul, larga vida al jefe Morgul!.-- gritaban rítmicamente los que
antaño habían sido serviles y “fieles” seguidores de Ulagu, que ahora, ante el repentino
cambio de fortuna, se cambiaban rápidamente de chaqueta para ponerse al amparo del
nuevo amo. El resto, permanecían silenciosos, sin reaccionar, algunos bajaban la cabeza
con vergüenza y asco.
Entonces, mientras el triunfante Morgul, junto a su fiel Seseljm—ahora estaba seguro
de ello—saboreaba su triunfo y miraba de uno en uno de sus compañeros, su mirada se
cruzó con la de Miljana, su querida amiga, que había charlado animadamente con el,
que le había ayudado y comprendido y había estado junto a el durante esos casi tres
meses, le miraba fija y desafiantemente con una mirada, ahora dura y fría como el hielo,
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una mirada y un gesto mitad de asco, mitad de desprecio y mucho, sobre todo, de
profunda decepción.
Incluso en aquel exultante momento de triunfo, Morgul no pudo sostener la mirada de
quien casi había llegado a considerar en su fuero interno como su “novia”, y pasó
rápidamente a seguir su triunfante revista a sus nuevos súbditos.
Ya desde entonces supo que su breve romance había terminado para siempre. La
sensible y civilizada Miljana jamás olvidaría ni perdonaría aquel acto brutal y
sanguinario, su sádico regodeo en su sangrienta victoria, pues eso era, ante todo y sobre
todo, de lo que se trataba.
Morgul, por primera vez en su vida había probado las mieles de la victoria, de la sangre
de un semejante, pero considerado por el como enemigo, derribado y sin vida a sus pies.
Aquello y las aclamaciones de sus nuevos “súbditos” le extasiaban como un brebaje
embriagador. Aquel era el sabor del poder, del verdadero poder, y a partir de entonces
Morgul no tendría otro objetivo en su vida que rememorar aquellos momentos con todo
aquel, ya no que le que dañase directamente, sino que osase desafiarle o simplemente,
mostrase disgusto o discrepancia con el.
El poder, el poder absoluto, el poder para destruir a sus enemigos y escuchar las
aclamaciones de sus súbditos, a partir de entonces el conseguir y conservar el poder
sería el motivo director, total e irreversiblemente, de sus actos hasta el día del Momento
0. Lo mismo podía decirse de Seseljm, pero ya entonces había quedado claro quien era
el miembro dominante de la pareja, quien tomaría las decisiones y quien las haría
cumplir con mano de hierro. Después de todo había sido Morgul quien había actuado
primero, mientras Seseljm se había limitado ha seguirle. De todas formas el también
tenía su porción considerable de placer por aquello exhibición de poder y violencia por
su parte. El también se sentía un exultante triunfador.
Pero mientras tanto, Morgul tenía bastante con su atracón de aclamaciones... y de carne
Trojolm, por lo menos hasta que los mandos finalmente hicieron acto de presencia.
El sargento Skul se quedó mirando unos segundo los restos de los cadáveres medio
devorados ya y dijo:
-- Supongo que vosotros sois los responsables por esto, ¿me equivoco?.
-- No, así es.—contestó Morgul con toda tranquilidad y frialdad, como si todo hubiese
sido un incidente sin importancia, totalmente insensible ante la inmoralidad de lo que
acababa de hacer, y ocultando hábilmente que el mismo Skul también estaba en su lista,
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igual que los cuatro aliados de Ulagu que habían participado en la novatada del primer
día y que aún seguían con vida.
-- ¿Cual es el motivo?.
Morgul se limitó a contarle brevemente lo que le habían hecho el día y contestó que
había decidido vengarse para que nunca más pudiesen hacerle daño.
-- He de reconocer que estoy impresionado, nunca hubiese pensado que tu y tu
grandullón amiguito tendríais el coraje de hacer esto con tan pocos años. Solo hace
menos de tres meses que estáis aquí y ya habéis matado y comido de vuestro primer
enemigo.
Bien, reclutas, contemplad esto y aprended. Un verdadero guerrero Trojolm no perdona
la ofensa de un inferior y con la victoria de este día estos dos han demostrado quien era
el fuerte y quien el débil, quien el amo y quien el esclavo. Porque esta escrito en el libro
de la verdad, “ un verdadero poder no necesita justificarse con nada fuera de su mismo,
ni con nada fuera de su mismo acto de presencia, pues un poder que necesita justificarse
en palabras como justicia y derecho, que solo son baluartes de los débiles e incapaces,
de los que son y merecen ser esclavos del fuerte y victorioso, no es un verdadero poder.
El poder solo se sustenta y se justifica en si mismo y si no es así, es que no es poder”,
así lo dice la palabra de Dios y así se ha demostrado hoy. Así como ellos han aplastado
a su enemigo, así vosotros deberéis aprender a aplastar al vuestro. Que ellos sean
vuestro ejemplo ha partir de ahora. Eso es todo.—y tras decir esto, se marchó, eso si, no
sin antes dar la orden de retirar ambos cadáveres y llevarlos a la cocina. Aquel día Skul
y sus colegas también comería carne Trojolm. Las familias de los muertos ya recibirían
más tarde el ataúd con sus huesos mondos y lirondos.
Tal es la doctrina oficial entre los Trojolms, sométete ante los que son más fuertes que
tu y aplasta a los que son más débiles. Afortunadamente muchos no la siguen, aunque
por desgracia otros muchos, sí.
6.
-- ¡¿Como pudiste hacerlo?!, eres un asesino y un miserable. Como pude estar tan ciega
como para no verlo antes. Tras tus suaves palabras y tus buenas maneras solo se
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escondía un monstruo aún peor que el sargento. Eres mala semilla, peor aún, pésima
semilla. Y pensar que te preferí a ti antes que a Ulagu. El era un bestia, pero no un
asesino, tu eres ambas cosas y lo peor es que te regodeas en ello. Lo vi en tus ojos, vi
como gozabas y te vanagloriabas de tu crimen. A partir de ahora no quiero saber nada
de ti, no quiero que vuelvas a hablar conmigo, mucho menos tocarme. Si lo intentas te
cortaré esas inmundas manazas de un solo tajo. No olvides que no eres el único que
tiene un arma aquí. Vigila tu espalda, pues igual que has matado a traición, puedes tu
terminar también así.—esa catarata de invectivas por parte de Miljana fue lo siguiente
que escuchó en cuanto se retiró a meditar y descansar junto con Seseljm. Seguidamente
ella se marchó y para su propia extrañeza Morgul no se sentía tan afectado como creía
que lo iba a estar por ello.
-- ¿Quien era ella después de todo?. Seseljm había demostrado ser un verdadero amigo,
además de un verdadero guerrero. En cambio, Miljana, con su infantil actitud
demostraba ser una débil indigna de un guerrero como el. ¿Que se fuese pues y se
arrimase a cualquier debilucho sin valor? Que los débiles se juntasen con los débiles.—
se dijo a si mismo con desdén. Eso jamás lo había visto tan claro como hasta entonces.
Su crimen lo había cambiado, igual que a Seseljm. Externamente siguieron mostrándose
como disciplinados y obedientes reclutas ante sus superiores y de trato normal y hasta, a
veces, afable, con sus compañeros, pero en el fondo de sus corazones habían dejado
fuera todo resto de escrúpulos morales y de ética.
Ahora si, Morgul, le confió a Seseljm sin ambiciosos planes de no detenerse ante nada
ni nadie hasta ser el señor oscuro, el amo indiscutido de todos los Trojolms y a ponerle
a el, como su fiel lugarteniente y brazo ejecutor. También le habló de sus planes a largo
plazo para ajustar cuentas con el sargento Skul y más a corto plazo para liquidar a los
cuatro “enemigos” que quedaban aún con vida.
Seseljm no solo no le contradijo, sino que se mostró de acuerdo en todo con el, e incluso
iba desgranando sus propias sugerencias sobre como lograrlo. Naturalmente todo esto lo
trataban siempre bien lejos de cualquiera que pudiese escucharlos y por suerte para
ellos, no lo fueron.
Durante los meses y los años siguientes siguieron las duras jornadas de entrenamiento...
y de venganza. A los seis meses de entrar allí, durante un despiste del instructor a
Seseljm se le disparó el fusil con el que se entrenaban, alcanzando, “accidentalmente”
en la cabeza a uno de sus “enemigos” y dejándolo muerto en el acto. Otro de ellos
apareció un día del séptimo mes, durante un día de densa niebla, ahogado en una de las
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pilas de agua con signos de estrangulamiento. Todo el mundo sospechó, con razón, de
Morgul y Seseljm como los autores, pero nadie se molestó tampoco esta vez en
investigar el tema. Al tercero le estalló el décimo mes una granada con temporizador
cuando se acostaba en su litera, granada que nadie sabía como demonios había llegado
hasta allí y que “casualmente” coincidía con el modelo que Morgul estaba aprendiendo
a construir en las prácticas de uso y montaje de explosivos y bombas.
Naturalmente, sin embargo, Morgul no era tan insensato como para no saber que la
advertencia- amenaza de Miljana no era una amenaza vana, pues aunque sabía que ella
era demasiado blanda para hacerlo personalmente, o siquiera que participar en algo
parecido, no ignoraba en absoluto que otros si podían intentarlo, sobre todo sus
“enemigos”. Por ello, a partir del asesinato de Ulagu y su compañero Rixij, Morgul y
Seseljm no se separaban jamás, iban siempre con la mano lista para repeler cualquier
ataque y aún más importante, crearon mediante promesas y dádivas, por ejemplo,
repartir entre sus “seguidores” más atentos las mejores raciones de comida, una guardia
de corps como la que había tenido Ulagu en sus tiempos, y aún más numerosa y cerrada
que la suya, pues el, a diferencia de Ulagu, no permitía que le dejasen desguarnecido
por nada y bajo ningún concepto.
Sin embargo pese a ello se produjo un intento. Era el onceavo mes de su llegada al
cuartel, concretamente el 18 de octubre de 1954.
En Gacitaia no hay sol, ni luna, ni estrellas, sino que reina una luminosidad ambiente
eterna, por lo que en la superficie jamás hace de noche. Sin embargo todas las “fatzias”
necesitan dormir y sueñan, y a pesar de que siempre hace de “día” en la superficie,
duermen en periodos más o menos sincronizados que varían en tiempo de una “fatzia” a
otra, es decir, que los miembros de una misma “Fatzia” suelen dormir, la mayoría, a la
vez.
Como siempre dos de los “seguidores” de Morgul y Seseljm revisaron la cama, pues el
ahora siempre receloso Morgul veía trampas potenciales en todas partes y en efecto esta
vez la cosa no iba muy desencaminada, pues apenas removieron el colchón explotó un
petardo bastante potente escondido justo debajo, destrozándole las manos al que movió
la cama. Morgul y Seseljm no estaban, afortunadamente para ellos, lo bastante cerca
como para recibir más que unas pequeñas esquirlas, pero el objetivo buscado,
desconcertar y conmocionar a la “guardia” de Morgul se había logrado. En ese
momento cuatro de los Trojolms que ya estaban en sus camas, saltaron de improviso
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desempuñando sus puñales y se lanzaron contra los temporalmente desprotegidos
Morgul y Seseljm.
Pese a ellos ambos sacaron sus armas y se dispusieron a defenderse, sobre todo cuando
entre los atacantes reconocieron a Riut, el último de sus “enemigos” aún con vida.
Éste fue el primero en atacar dándole una puñalada en el hombro a Morgul, mientras
este se lanzaba ciegamente hacia delante y le clavaba su arma en el vientre a Riut.
Riut cayó pesadamente al suelo con el puñal de Morgul clavado en el estómago, pero el
también había caído al suelo en su gesto de lanzarse sobre el, lo que aprovechó otro de
sus asaltantes para propinarle otras dos puñaladas en la espalda.
Guiado por una furia ciega Morgul se levantó reuniendo todas sus fuerzas e ignorando
el dolor le asestó una puñalada en el brazo a uno de sus asaltantes, lo que le hizo soltar
el arma e inmediatamente Morgul aprovechó la ocasión para lanzarse sobre el y clavarle
su puñal en la base de su garganta, para después caer agotado al suelo el mismo.
Muy mal le habría ido las cosas entonces a Morgul si no fuese por que el fornido y
veloz Seseljm ya había liquidado a sus dos atacantes habiendo encajado solo un tajo
relativamente superficial en el pecho.
También para entonces los “guardias” de Morgul se habían rehecho de la sorpresa y se
lanzaron sobre el atacante que aún quedaba en pie, acuchillándolo hasta la muerte.
Entonces Seseljm se dio cuenta de que Riut aún seguía con vida, aunque bastante
malherido y se dispuso a rematarlo, cuando la perentoria orden de Morgul le detuvo.
-- ¡Quieto ahí, Riut es mío!.
Seseljm se quedó sorprendido al ver a su relativamente enclenque jefe, levantarse
sosteniendo desafiantemente su puñal pese a sus tres heridas que manaban abundante
sangre. Su implacable sed de venganza aún podía más que ellas.
-- ¡¿Quien más esta implicado en esto, quiero saber todos los nombres?!—exigió
Morgul, mientras su puñal empezó a recorrer la piel del brazo derecho de Riut
despellejándole metódicamente su gruesa piel a tiras, literalmente.
-- Nadie más, aquí estamos todos los que somos.—contestó Riut,
Entonces Morgul hizo amago de lanzarle un escupitajo ácido en su herida del estómago,
pero no pudo ser. Todos acababan de comer y sus glándulas de ácido aún no se habían
recargado, motivo por el que ninguno de los contendientes había podido hacer uso de
dicho recurso.
-- Morgul, que viene el sargento.—le advirtió entonces uno de sus “guardias”.
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Deseoso ante todo de evitar que ninguno de sus enemigos escapase o peor aún, muriese
a manos de alguien que no fuese el, terminó con el asunto degollándolo con tanta fuerza
que le decapitó.
Nuevamente nadie le castigó. No desde luego el sargento Skul, aunque tampoco hizo
gran cosa para ayudarle. Por ejemplo se negó a llevarlo a la enfermería para que le
curasen.
-- La ley del cuartel es irrevocable al respecto, los heridos por disputas internas entre
reclutas no tienen derecho a asistencia médica, pues sus heridas no han sido
accidentales, sino causadas por culpa de sus propios actos y por tanto el es culpable de
su situación. Quien aspira a la jefatura debe estar dispuesto a correr con los riesgos. Si
quiere curarse tendrá que arreglárselas con lo que esté dispuesto a proporcionarle un
compañero con sus propios recursos.—fue la fría e impasible respuesta del sargento
antes de marcharse y dejarle allí tirado.
Entonces Seseljm le siguió fuera de la barraca y le dijo:
-- ¿Y que hay del articulo 12?.
El artículo 12 del régimen de disciplina interna en los cuarteles recomienda que en caso
de que un recluta fuese herido en una disputa interna dejándole disminuido para
defenderse y hubiese peligro de que el ataque se repitiese, el recluta tenía derecho a ser
recluido en un lugar aislado y vigilado (léase, el calabozo) hasta que se recuperase de
sus heridas y estuviese por tanto, en condiciones de defenderse por si mismo.
-- Vaya, no sabia que te hubieses leído el régimen de disciplina interna. La cuestión, es,
¿te has leído el artículo primero?
Seseljm en efecto lo había hecho y sabía que ese era el gran riesgo de su apelación. El
régimen de disciplina interna al que apelaba es solo una guía de acciones
recomendables, no una ley que obligase a los instructores, pues dicho artículo primero
especificaba que los instructores tenían autoridad para decidir libremente en caso de
cualquier caso de indisciplina con “autoridad plena e ilimitada, incluso para aplicar la
pena de muerte sin derecho a apelación ante ninguna instancia superior”.
Por tanto todo dependía de su libre decisión. ¿Seguiría la recomendación oficial o
decidiría otra cosa?
Skul calló seguidamente unos segundos antes de responder.
-- De acuerdo, en cuanto arregléis sus heridas, lo llevaremos al calabozo hasta que se
recupere.
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Por suerte para Morgul no le faltaban seguidores que le debían suficientes favores como
para proporcionarle unas vendas limpias y desinfectante para tratar las heridas, para
después coserlas con hilo quirúrgico, aunque eso sí, sin anestesia alguna, aunque solo
fuese para ser acreedores a más beneficios posteriormente. Que hubiese tanto material
médico circulando por los cuarteles no es ninguna novedad, pues sabiendo lo rácanos
que son en los cuarteles proporcionando asistencia médica todo padre responsable se
asegura de enviar un buen equipo médico a sus hijos en su equipaje. También Morgul y
Seseljm lo habían llevado, pero desgraciadamente tras el forzoso zambullido en la pila
de agua cenagosa del primer día la mayor parte de su material había quedado
inutilizado.
Sus heridas, afortunadamente para el, eran profundas pero no mortales, pues no habían
afectado a ningún órgano vital, aunque eso sí, eran profundas y había perdido mucha
sangre por ellas. Mientras se recuperaba en el interior de una húmeda y fría celda
subterránea, en realidad, un calabozo, Seseljm fue a visitarle siempre que le fue posible,
es decir, cuando no estaban entrenando, y le traía personalmente su comida y bebida,
que el mismo había seleccionado entre lo menos malo disponible. En todo caso, en un
par de semanas ya estaba lo suficientemente recuperado como para reincorporarse a los
entrenamientos.
Eso, en realidad, no significaba en absoluto que estuviese totalmente recuperado, pues
igual que el médico del cuartel suele ser rácano proporcionando asistencia médica y
bajas por heridas o enfermedad (uno tiene que prácticamente no poder mantenerse en
pie para obtenerla), era diligente en dar el alta, para ello bastaba que estuviesen lo
bastante bien para correr una carrerita y después naturalmente, cuando te enfrentabas al
durísimo entrenamiento de cada día, debes aguantar sin quejarte ni pararte como
cualquier otro, so pena de recibir el inevitable castigo con la maza de púas.
Aquel día y los siguientes, por tanto, Morgul recibió en cuatro ocasiones el implacable
mazazo con la maza de púas como castigo por no poder seguir el ritmo requerido, y el
no olvidaría tampoco aquella ofensa.—Morgul jamás perdona ni olvida una ofensa—
pero de momento no pudo hacer más que callar y seguir sus ordenes, pues los militares
instructores tienen derecho de vida o muerte sobre sus reclutas y todo el mundo,
incluido el, lo sabía.
Julix, el “guardaespaldas” de Morgul a quien le había estallado la bomba casera en las
manos no tuvo tanta suerte, pues tuvieron que amputarle ambas y como evidentemente
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eso lo hacía inútil para la milicia lo enviaran a casa con una baja definitiva, y en el duro
mundo Trojolms el porvenir de un lisiado como el era francamente difícil.
Pese a ello Morgul no sintió agradecimiento por su sacrificio, ni siquiera el menor
remordimiento ni simpatía por su ex-ayudante, sencillamente lo olvidó, pues desde el
asesinato de Ulagu, para el los demás se estaban convirtiendo rápidamente en meros
instrumentos para sus propósitos, que convenía conservar y cuidar mientras fuesen
útiles y que se tiraban a un lado cuando dejaban de serlo.
Respecto a sus frustrados asesinos, pronto se enteró por Seseljm, que aparte del mismo
Riut, que lo había organizado todo como contramedida para evitar su propio asesinato,
los otros tres eran antiguos seguidores de Ulagu resentidos por la muerte de su jefe que
se habían unido a Riut a instancias de propio interesado, deseosos de que Riut asumiese
aquel cargo oficioso para recuperar su preeminencia de antaño. Por lo que había podido
averiguar nadie más sabía nada sobre aquel complot ni había otros implicados. Y en
efecto esa conclusión suya era correcta, aunque Morgul no quedó nunca muy
convencido de ello, receloso como se había vuelto.
7.
El fracaso de aquella conspiración pareció desanimar decisivamente a los que aún
quedaban descontentos de la posición de facto alcanzada por Morgul y de hecho ya no
se producirían más ataques contra el. Hubo murmuraciones y maldiciones, desde luego,
pero siempre dichas entre gente de confianza para evitar a los espías y los delatores que
Morgul alentaba cada vez más abiertamente.
Tras el primer año de entrenamiento en Hosgoh, en el que tras los primeros cuatro
meses de entrenamiento en ejercicio físico de fortalecimiento... o desfallecimiento,
depende de como se vea, y del uso de armas blancas en combate cuerpo a cuerpo, se
había pasado al uso de armas de fuego ligeras como pistolas y fusiles, a partir del quinto
mes se les comenzó a enseñar a fabricar bombas y a desactivarlas, incluidas las mortales
o mutilantes, dependiendo de la potencia, minas terrestres
A partir del décimo mes empezaron a usar lanzagranadas y a apuntar y disparar con los
morteros ligeros. Con ese terminó la primera etapa de instrucción, un año y dos meses
después de su comienzo. Entonces llegó el deseado permiso, una escuálida semana para
ir a casa, ponerse al día y regresar al cuartel, y que Morgul y Seseljm aprovecharon al
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máximo, al igual que todos los demás, pues como a diferencia de los soldados
profesionales a los reclutas civiles no les esta permitido cartearse con sus familias, que
solo reciben en caso necesario las notificaciones oficiales de importancia como
defunciones o incapacitaciones permanentes, tanto ellos como estas estaban ansiosos de
saber la suerte del otro.
Sus padres naturalmente lo recibieron con alegría, pero como Morgul no veía nada malo
en todo lo que había hecho en el año no tuvo reparos en contárselo todo. De inmediato
la alegría de sus padres y su hermana se enfriaron considerablemente. Por lo visto los
tres consideraban poco honorable su comportamiento, pero pese a sus amargas
recriminaciones, Morgul no hizo ningún caso a sus padres, más bien consideró, aunque
no se atrevió a decírselo en voz alta, que eran una muestra de debilidad que explicaba la
baja posición social de su familia. Por lo que a el respecta—se dijo a si mismo—el no
estaba dispuesto a ser un simple campesino fracasado como sus padres, el ansiaba el
poder y la gloria, ahora ya lo tenía totalmente claro, y no cejaría hasta obtenerlo.
Respecto a su hermana, ella también compartía la opinión de sus padres y se jactó
abiertamente ante el de que ciertamente había devuelto siempre que había podido todo
ataque que recibió, pero que nunca había matado a nadie, y mucho menos a traición
como había hecho el y ella también uso el mismo apelativo para describirle que antaño
habían usado sus padres y Miljana, era una “mala semilla”, apelativo que designa a
quien tiene malas inclinaciones desde la niñez, cuasi innatas.
Esto terminó por enfriar definitivamente la relación entre Sliva y Morgul, que nunca
había sido muy fluida, la verdad. En primer lugar apenas habían convivido juntos, pues
cuando Morgul nació a Sliva le tocó ir al cuartel y cuando ella regresó fue Morgul quien
tuvo que ir allí. Tras estas recriminaciones Morgul decidió que su hermana era otra
débil apocada como sus padres que nunca sería nada más que una insignificante
campesina, y a partir de entonces pasó a ignorarla totalmente.
Tras el breve y algo conflictivo reencuentro con la familia tocó volver al cuartel. Sin
embargo ha partir de entonces ya no permanecieron acantonados allí todo el tiempo,
sino que frecuentemente les trasladaban a la fortaleza de Uguh este, la misma que había
visto justo al lado de la calzada que había usado para llegar a Mantranacor la primera
vez. El motivo del traslado es que allí disponen de mucho más espacio, imprescindible
para practicar en el uso de la artillería y los morteros más pesados. También pudieron
ver allí por primera vez en su vida una bastante nueva novedad bélica, el tanque o carro
de combate, aunque estos eran entonces tan escasos que su uso estaba reservado a los
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soldados de casta, al igual que los aviones de guerra, algo más abundantes, pero
tampoco demasiado. De todas formas ambas armas eran francamente primitivas y poco
eficientes comparadas con sus versiones actuales, en el Momento 0.
A partir de entonces también se hizo mucho más notorio el adoctrinamiento ideológicoreligioso, con constantes lecturas y relecturas obligatorias del libro de la verdad. En
verdad este comenzaba desde el colegio, cuyo programa educativo esta controlado
estrechamente por los sacerdotes, aunque muchos de los maestros no lo sean, pero ahora
es cuando se hace verdaderamente omnipresente.
De hecho las doctrinas y “revelaciones” del libro de la verdad habían influido
decisivamente en su forma de pensar, no en vano la brutal doctrina religiosa Trojolm le
iba como anillo al dedo a sus querencias sádicas y autoritarias, pues el libro de la verdad
esta lleno de pasajes, como el ya citado, dedicados a exaltar el poder por si mismo y en
si mismo, un poder fundado en el temor y la violencia, que exalta la fuerza, el coraje y
la decisión y anima a ser despiadado con los enemigos y con los débiles e incapaces de
la propia comunidad.
Fue durante estos años de adoctrinamiento en el cuartel, sobre todo a partir del tercer
año, cuando concibió la que había de ser una de las grandes obsesiones de Morgul, el
odio total e incondicional y el deseo de exterminar a los Kigians en general y a la ciudad
de Kakabad más en particular. De hecho el libro de la verdad Trojolm trata a los
Kigians de la misma forma que el “Mein Kamp” de Hitler a los judíos. Como basuras
bárbaras y degeneradas que reúnen todo lo que es sucio y vil y esta lleno de invectivas
contra ellos, pues fue un ejercito Kigian quien destruyó Rileh poniendo fin al segundo
imperio Trojolm en el siglo VIII d.c., concretamente el año 782 de nuestra era. Desde
entonces el “leit movit” de los sectores Trojolms más tradicionalistas y religiosos. Los
que de hecho casi siempre han dominado, ha sido la venganza contra los Kigians por
aquel ultraje. De hecho la ciudad de Kakabad es llamada continuamente en el libro de la
verdad con el apelativo de capital de la inmundicia y Morgul hizo suyo ese odio.
Desde entonces su objetivo no se limitó a reunificar la Troljmia bajo su mando, ese solo
sería un paso intermedio para invadir y arrasar Kakabad. Por ello prestaba mucha
atención al capítulo final del libro de la verdad en el que se profetiza la destrucción de
Kakabad, sobre todo la recomendación que hacía a la mitad de dicho texto.
-- Para derrocar a la ciudad de la inmundicia deberás primero arrancar todas sus hojas y
podar todas sus ramas, solo entonces podrás atacar y cortar su tronco y no antes, si no
quieres fracasar, y así se hará porque es la voluntad de Dios, pues Kakabad es como un
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árbol, el pilar de la inmunda raza de los Kigians, igual que la sede de Dios en Rileh es la
nuestra.
Ese texto le llamó especialmente la atención, sobre todo la explicación que le dio el
capitán y sacerdote Ugur durante sus estancias en la fortaleza de Uguh este, de que el
pilar Kigian al que se refería ese pasaje era la torre de Arengún, que sería la
contrapartida malvada del obelisco negro de Rileh y que primero había que aniquilar a
todos los Kigians de Kakabad y solo después a proceder a la destrucción de dicha
construcción si no se quería perder la batalla, pues esa era la voluntad de Dios. En
realidad esa interpretación suya no puede ser cierta, pues el libro de la verdad alcanzó su
forma actual, incluido ese pasaje, hacia el año mil, cuando la torre de Arengún no fue
edificada hasta varios siglos después, pero lo que cuenta es que Morgul creyó en su
interpretación y actuaría en consecuencia durante el asalto a Kakabad, ordenando
respetar escrupulosamente en sus bombardeos dicho monumento y para evitar dañarlo
accidentalmente, también sus alrededores.
Así transcurrieron entre durísimos entrenamientos, algún que otro golpe con la barra
con púas cuando flaqueaba o se despistaba, y su recelosa vigilancia para evitar nuevos
atentados contra su persona, que no se produjeron, transcurrió lo que quedaba de sus
algo más de siete años de estancia en los cuarteles, hasta su licenciamiento, junto con
toda su promoción, el 5 de enero de 1961.
Durante ese tiempo Morgul logró mantener sin discusión su puesto como “jefe” oficioso
de los reclutas y su amistad con Seseljm no hizo más que afianzarse. Respecto a Miljana
hacía tiempo que había perdido todo interés por ella, de ello su situación le resultaba
indiferente. El hecho de que poco después de romper con el empezase a relacionarse
intensamente con Stimje, el despreciado conocido de Seseljm, le resultaba hasta
gracioso. Eran tal para cual, dos débiles apocados pegaditos el uno al otro siempre que
podían.
De hecho para el tercer año de estancia Miljana ya se había convertido en la “novia”
oficiosa de Stimje y así siguieron su relación sin apenas fricciones de importancia hasta
que llegó la hora de licenciarse y Morgul los perdió de vista por mucho tiempo. Desde
luego no les echó de menos.
Cuando finalmente regresó a casa, era un potencial soldado entrenado en todas las lides
de la guerra, excepto el manejo de tanques y aviones. Su problema es que una vez
licenciado seguía siendo un civil de la clase de los campesinos, exactamente igual que
sus padres y su hermana Sliva y hasta perdía su “posición” ganada en el cuartel. De
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hecho sus padres habían logrado ahorrar para ofrecer a Sliva una posibilidad de obtener
una educación superior, concretamente una carrera de cuatro años como administrativa
logista, con la esperanza de que si por una buena suerte hubiese una vacante en el bajo
funcionariado que ningún miembro de la casta militar pudiese o quisiese ocupar, ella
estuviese preparada para intentar ocuparla.
La verdad es que las posibilidades no eran muchas, realmente escasas para ser sinceros,
pero Sliva se mostraba muy segura de si misma e insistió en intentarlo y sus padres, que
decepcionados por la brutal conducta de su hijo habían pasado a poner todas sus
esperanzas en ella, se sacrificaron económicamente para darle la oportunidad.
De esa forma para cuando Morgul regresó a casa tras su licenciamiento se encontró con
que su hermana estaba a punto de marcharse a Mantranacor para iniciar sus estudios
superiores allí.
Morgul en realidad se alegró por ello, no por ella, sino porque así no tendría que
soportar a aquella debilucha apocada a su lado.
Sin embargo pronto se dejó de sentir feliz por regresar a casa e incluso empezó a añorar
el cuartel y su durísimo tren de vida. Allí por lo menos era respetado y temido por los
reclutas, en cambio en su pueblo no era nadie, solo un campesino más al que nadie
prestaba mucha atención. Incluso sus padres no se mostraban demasiado esperanzados
con el, pues no habían olvidado su comportamiento, para ellos deshonroso, en el cuartel.
Aunque no lo mencionasen más, estaban convencidos de que seguía siendo una mala
semilla.
Morgul sabía que solo había una esperanza para el, que estallase una guerra a la que
presentarse como recluta voluntario y ganarse el ascenso a la clase militar por sus
hazañas en combate. Morgul no dudaba de que podía lograrlo si se le daba la
oportunidad. Su problema era, que para desgracia y lamento suyo, el reino de
Mantranacor estaba en paz con todos sus vecinos desde el 1948. Solo alguna que otra
disputa tribal de escasa importancia turbaban desde entonces la paz general y para esas
el ejército regular permanente, es decir, la clase militar, se bastaba y sobraba para
resolverlas sin necesidad de tener que reclutar civiles como refuerzo.
También los otros tres reinos Trojolms estaban en paz desde entonces y de todas formas
ponerse al servicio de otro reino suponía ser considerado un traidor y perseguido como
tal en el suyo. La otra alternativa, marcharse de la Troljmia y enrolarse en alguna de las
numerosas compañías de mercenarios que pululan por Gacitaia y vagan de un lugar a
otro en busca de guerras en que participar y ganarse un sueldo con ello tampoco le
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atraía. El quería ganar gloria como soldado Trojolm de su reino, para poder aspirar a
gobernarlo más tarde, no vivir en una errante compañía mercenaria poblada de especies
inferiores, pues gradualmente su odio hacia los Kigians se había ido extendiendo en
desprecio hacia todas las demás “fatzias” o especies inteligentes que no fuese la suya
propia. Decididamente no estaba dispuesto a marcharse de la Troljmia.
Durante un tiempo sondeó la idea de pedir a Seseljm que le ayudase a conseguir trabajo
junto a el, y así poder optar al ascenso a la clase de artesano, pero eso era un magrísimo
ascenso, despreciable, para quien aspiraba al poder absoluto. Por tanto rechazó la idea, y
tampoco quería estudiar para intentar ser un funcionarillo de tercera como su hermana.
Por tanto, para su infinita frustración, Morgul no tuvo otro remedio que pasar por la
infinita humillación de pedir dinero a sus padres para comprar una parcela de pastos y
algo de ganado con que poder ganarse la vida. Mientras no estallase una guerra de
verdad no le quedaría otro remedio que resignarse a trabajar como un simple e
“irrelevante” campesino para ganarse la vida. Eso fue un golpe durísimo para su
orgullo, ¿pero que otro remedio le quedaba?.
Así que durante años tuvo que tragarse su gigantesco orgullo y aires de grandeza y
fingir humildad y obediencia a todo superior que se cruzase con el, además de trabajar
durante horas y horas cuidando ganado, segando hierba, limpiando y reparando el
establo, quitando maleza o vendiendo su ganado en el mercado.
Respecto a Seseljm, del que tenía nutridas noticias gracias al abundante carteo que se
intercambiaban y de las frecuentes visitas que se hacían, no le iba mejor que a el. El
también tuvo que resignarse a trabajar como ayudante de sus padres en la carnicería y
tragarse sus propios aires de grandeza.
Naturalmente ni Morgul ni Seseljm hablaban de sus planes de futuro en sus cartas, pues
hubiese sido sumamente arriesgado hacerlo. En un reino donde el estado controla
activamente las creencias de sus súbditos y la correspondencia privada es rutinariamente
espiada, eso solo podría atraer la indeseada atención de las autoridades. Solo cuando se
veían personalmente y lejos de cualquier posible fisgón se atrevían a hacerlo.
Ni Morgul ni Seseljm tuvieron en todo ese tiempo ni novia formal, ni mucho menos se
casaron, pues lo consideraban como una rémora para sus grandiosos planes.
De hecho ha medida que pasaba el tiempo las ideas de Morgul fueron evolucionando... a
peor. Para 1970 había decidido que no le bastaba con aniquilar a los Kigians, había que
exterminar a todas las otras “fatzias” de Gacitaia sin excepción alguna.
51
Basándose en el hecho de que decenas de “fatzias” habían sido extinguidas por sus
vecinos durante los numerosos milenios de historia escrita, deducía de ello que era
inevitable que el proceso continuase en el futuro y el número de “fatzias” continuase
disminuyendo, las débiles exterminadas irremisiblemente a manos de las fuertes, hasta
que solo quedase una, y esa una, naturalmente, era voluntad de Dios que fuese la
Trojolm.
Sin embargo para lograr ese objetivo no se podía ir proclamándolo abiertamente, pues si
las futuras victimas sabían lo que les preparaban se defenderían a muerte y se unirían
todos contra ellos y los exterminarían por el simple peso del número. Por tanto ese
objetivo debía ser ocultado sobre todas las cosas y consiguientemente debía ser
conocido por el menor número de personas posible y todas ellas totalmente convencidas
de su necesidad. Lo preferible por tanto era que ese objetivo final solo lo conociesen
ellos dos y nadie más. Eso tendría además la ventaja de que si sus vecinos creían que
“su” guerra de conquista, era una más de las que habían sufrido a lo largo de la historia,
se les podría inducir a rendirse y desarmarse a cambio de una rendición “razonable”,
para una vez indefensos proceder a exterminarlos sin problemas y colonizar sus tierras
con nuevas generaciones de Trojolms
Además, para enfrentarse, derrotar y exterminar a sus vecinos, no era prudente intentar
hacerlo solos. Preferentemente se debía intentar conseguir aliados adecuadamente
alejados, al otro lado de los vecinos a batir, para que colaborasen en la tarea, repartirse
los despojos con ellos, estimularlos a luchar y exterminar otras “fatzias” fuera de
nuestra esfera de influencia—dejar que hagan parte del trabajo de limpieza en nuestro
lugar—como el decía, hasta que el crecimiento de la esfera de dominio y colonización
Trojolm fuese creciendo y dichos aliados de conveniencia se convirtiesen en sus nuevos
vecinos, y por tanto, en las siguientes víctimas. Así debían ir acabando por separado, o a
lo sumo en pequeños grupos, con todas las “fatzias” hasta que solo quedasen ellos.
En todo caso Morgul no se hacía ilusiones sobre el tiempo que requeriría completar el
proceso. Calculaba por lo menos un siglo y medio o incluso dos. Por tanto si querían
vivir lo suficiente para ver y disfrutar del final del proceso debían comenzar ya. No
había tiempo que perder.
Todo eso naturalmente hacia del mantenimiento de su humilde posición algo aún más
preocupante y humillante.
Lo que sin embargo resultaba muchísimo más humillante a corto plazo para Morgul era
que su hermana Sliva completó sus estudios con la máxima puntuación posible y gracias
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a ello pronto logró un trabajo en Mantranacor como secretaria-ayudante de una coronel
del ejercito Trojolm y junto con el trabajo su ascenso a adjunta de la clase militar, es
decir, la subclase más bien escasa en número en aquel entonces, de funcionarios no
militares que trabajan de ayudantes o sustitutos de un miembro de la clase militar. Una
subclase asociada y englobada en la de obreros de la industria militar, la más elevada y
prestigiosa de las clases civiles.
Y el mientras tanto seguía siendo un “rastrero” campesino que tenía que soportar las
comparaciones de sus “fracasados” padres respecto a su ahora ascendida hija, que desde
entonces a ojos de los padres de Morgul se convirtió en el orgullo de la familia.
Además, eso suponía que ahora Sliva podría—tendría, en realidad—que casarse con un
miembro de su nueva clase, y sus hijos heredarían por nacimiento su elevada posición
social, lo que henchía de orgullo a sus padres y enfurecía sordamente a Morgul.
¿Acaso aquella blandengue remilgada ascendía socialmente de esa forma, mientras el,
que era un consumado guerrero y un líder nato, predestinado por Dios a alzar a su
especie al dominio de todo Gacitaia, se enmohecía en una paz que le condenaba al
campesinado?. Morgul por tanto deseaba sobre todas las cosas que su reino entrase en
guerra con alguien para tener su oportunidad de cumplir sus sueños, postergados, pero
en su fuero interno nunca abandonados. Sin embargo pasaban los años y los años sin
que la paz del reino se rompiese, por suerte para su pueblo y para desgracia de Morgul y
Seseljm.
8.
Pasarían más de una década de humillación y frustración tanto para Morgul como para
Seseljm antes de que se les presentase su oportunidad y el motivo estuvo en el reino del
este, el reino vecino de Mampang, que ya era una ciudad antigua más de mil años antes
de que Mantranacor se fundase y que en realidad era aún más antigua que la sagrada y
reverenciada Rileh. Eso hacía que sus habitantes mostrasen un sentimiento de orgullo y
diferencia respecto al resto de su “fatzia” y siempre que el poder central de Mantranacor
se debilitaba aprovechaban la oportunidad para recuperar su independencia, como había
pasado inmediatamente después del derrumbe del quinto imperio Trojolm en 1910 y el
fracaso de su breve intento de restauración en la batalla de Poporotca de 1919 en el que
murió su señor oscuro, Májin.
53
Aunque desde su nueva independización el 9 de abril de 1920, Mampang estuvo
gobernado dictatorialmente, al igual que los otros tres reinos Trojolms, el caso es que
desde mediados de siglo empezaron a crecer subrepticia y clandestinamente las
agrupaciones “modernistas” que promovían la reforma y modernización cultural de la
Troljmia para equipararlas al elevado grado de civilización en el sentido moral y de
democratización de sus vecinos. Eso también estaba pasando en los otros tres reinos,
pero en ningún lugar estos demócratas eran más fuertes y numerosos que en Mampang.
De hecho durante el largo y relativamente poco represivo gobierno del señor oscuro de
Mampang, Rugieh, de 1943 a 1972, este naciente movimiento terminó siendo en sus
últimos años de gobierno siendo tolerado oficiosamente e incluso éste intentó hacer
suyas y aplicar algunas de sus propuestas. Por ejemplo, por ley del 2 de mayo de 1972,
se abolió el derecho de vida o muerte de los patrones sobre sus esclavos y se procedió a
regular para ellos una serie de derechos mínimos.
Esto sin embargo provocó la violenta reacción de los poderosos conservadores y
tradicionalistas, que organizaron un golpe de estado el 6 de junio de 1972 en el que
Rugieh fue depuesto y ejecutado sumariamente, siendo puesto en su lugar el gobernador
de Ozagog y jefe de la conspiración, Ugieh.
Éste procedió de inmediato a una campaña de represión contra los demócratas. Sin
embargo casi tres años después un grupo de oficiales de simpatías demócratas
comandados por el general Schinn, dieron su propio golpe de estado el 8 de septiembre
de 1975, abolieron el cargo de señor oscuro y convirtieron a Mampang en una republica
con Schinn como presidente el 22 de septiembre de 1975.
Tras afianzar su poder cuidadosamente nombrando en todos los cargos militares y
civiles de importancia a gente con simpatías demócratas comenzó una amplia y
profunda serie de reformas.
En primer lugar la abolida ley sobre los esclavos de Rugieh fue vuelta a poner en vigor
el 3 de febrero de 1976. Seguidamente se convocó a toda la población libre del reino de
Mampang a unas elecciones generales para elegir un gobierno y estas elecciones
celebradas el 8 de agosto de 1976 concluyeron con una amplia victoria de Schinn y sus
candidatos, aunque eso fue mucho más el resultado del tradicional servilismo Trojolm
hacia la autoridad política, fuese esta cual fuese, que a entusiasmo amplio y mayoritaria
por el hecho de poder elegir libremente a sus gobernantes.
Una vez fortalecido por esta muestra de apoyo popular y tras aplastar un intento de
golpe de estado el 16 de agosto de 1976 a la que siguió una amplia campaña de
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represión de los conservadores, sobre todo a los sacerdotes y procedió a aplicar su
programa de reformas hasta el final. El 19 de septiembre de 1976 fue abolida la
esclavitud y prohibida la “Ytka” o sacrificio caníbal, además de todo tipo de sacrificio
de sangre. El 8 de octubre de 1976 fue abolida toda la jerarquización en clases sociales,
proclamándose la igualdad de todos los Trojolms de Mampang ante la ley y se abolieron
las diferenciaciones en los castigos dependiendo de la clase social. El 9 de enero de
1977 se proclamó una constitución democrática que garantizaba una serie de derechos
civiles equiparables a los de los democráticos reinos vecinos. También se dictaron
normas vinculantes para humanizar la situación de los reclutas en los cuarteles el 7 de
febrero de 1977 y se abolió de pena de muerte en tiempos de paz, excepto para los casos
de traición el 12 de febrero de 1977.
Todo esto no se hizo, naturalmente, sin dura oposición por parte de los tradicionalistas,
sobre todo la clase sacerdotal, que organizaron numerosas algaradas y varios intentos de
golpe de estado. Schinn reaccionó a esto persiguiéndolos duramente, movilizando y
armando milicias civiles armadas para garantizar la seguridad, encarcelando o forzando
al exilio a los rebeldes o incluso ejecutando a algunos de los más peligrosos.
En todo esto la mayoría del ejercito y de la población no se opuso al gobierno de
Schinn, fuese porque era el gobierno, bien fuese porque compartían sus propósitos
modernizadores democratizadores.
Todo esto naturalmente produjo un escalofrío de terror a los gobernantes y élites de los
demás reinos, que veían amenazado su poder, por lo que visto que todos los intentos de
fomentar revueltas y golpes de estado estaban fracasando y eran aplastados uno tras
otro, procedieron a intervenir directamente declarando conjuntamente la guerra contra la
república democrática de Mampang el 6 de marzo de 1977.
Así se les presentó a Morgul y Seseljm su oportunidad tras más de una década de
frustración. En cuanto se decretó el estado de guerra, ambos de común acuerdo y llenos
de horror por la revolución Schinitza de Mampang, se presentaron voluntariamente en
sus circunscripciones militares para combatir la herejía Schinitza.
Pronto, por lo tanto, ambos se vieron para su regocijo avanzando con sus columnas
armadas, aunque en ejércitos diferentes, hacia la frontera del estado hereje de
Mampang.
La lucha pronto se inició y al principio el avance de los coaligados fue rápido y fácil,
pues más de una guarnición fronteriza se pasó a su lado por decisión de sus mandos sin
lucha, o tras una resistencia simbólica. Sin embargo las cosas pronto se complicaron
55
cuando entraron en lucha las unidades mandadas por jefes leales al nuevo régimen y las
milicias ciudadanas de simpatías demócratas armadas y movilizadas desde hacía meses
en previsión de esta eventualidad.
Por tanto, pronto tanto Seseljm como Morgul tuvieron la oportunidad tantas veces
esperada de combatir en serio y para ser justos es necesario decir que combatieron con
gran valentía, aunque también con una gran brutalidad, fuera de lo normal incluso para
la norma entre los soldados Trojolms en campaña. En cuanto hacían un prisionero
enemigo, se lanzaban sobre el, se lo llevaban y se dedicaban a divertirse torturándolo
lenta y dolorosamente hasta que morían, no de resultas de un golpe de gracia, sino
sencillamente por efecto de sus brutales torturas. Pronto ambos fueron conocidos entre
sus unidades como los “desolladores” y los “arranca ojos” por su preferencia, pericia y
habilidad en arrancarles lentamente la piel a tiras de forma que no muriesen
desangrados hasta que tenían la carne al aire en la mayor parte del cuerpo, y por su
afición a arrancarles los ojos con sus propios dedos y comérselos. Naturalmente una vez
el prisionero se les moría, procedían a devorar todo lo más que podían de el.
Esas eran y son sus torturas preferidas, pero desde luego no eran ni son las únicas.
Arrancar los dedos y las uñas a mordiscos, arrancarles los dientes uno a uno con unas
tenazas, hacerles beber agua o aceite hirviendo, etc, también eran y son aplicados por
ambos con profusión.
De hecho estos casos de barbarie eran bastante frecuentes entre los Trojolms en
campaña, pero nunca, ni siquiera en la presente guerra, son mayoritarias. La mayoría
eluden participar en torturas, a no ser que se les ordene hacerlo expresamente y aún
entonces lo hacen con poco entusiasmo, centrándose en cambio en avanzar y combatir
con el enemigo según las normas “civilizadas” de la guerra. En cambio Morgul y
Seseljm eran de los que disfrutaban torturando a sus prisioneros y tal era el entusiasmo
y salvaje placer que experimentaban con tan repugnante actividad, que llegaban a
comprar a los presos de otros para que se los entregasen para torturarlos ellos.
Lo peor era que no solo torturaban a los presos capturados en combate, sino que cuando
entraban en una población del reino de Mampang, independientemente de que hubiese
habido resistencia o no en ella, se lanzaban a capturar a cualquiera que pasase por allí
para torturarle hasta la muerte. Sus preferidas para ello eran las hembras, pues así
podían violarlas repetidamente antes de comenzar la sesión de tortura propiamente
dicha, que siempre terminaba y termina con la muerte de su victima, pues ninguno de
los dos perdona jamás le vida de una de sus víctimas. En definitiva, no hubo durante
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esta guerra infamia y sevicia que no cometiesen, y lo peor de todo es que todo eso solo
era el comienzo de sus criminales carreras.
Tanto ardor en el combate, tanto celo en liquidar a todo hereje rebelde o sospechoso de
serlo, junto a la necesidad de cubrir bajas en la oficialidad debido a la dureza de los
combates, hizo que pronto lograsen su objetivo de hacer que les nombrasen oficiales y
con ello entrar con todo derecho como miembros de la casta militar. Sus carreras
finalmente empezaban a avanzar hacia arriba.
Desde luego aquello no fue el fácil y triunfal avance que los coaligados se esperaban,
pues Schinn era un general de notable capacidad y aunque sus ejércitos eran superados
en número y potencia de fuego en la mayoría de las batallas, su superior capacidad
táctica y estratégica le solía dar la victoria, o por lo menos causar más bajar al enemigo
que las que sus ejércitos sufrían. Sus embargo los dictadores coaligados de los tres
reinos no estaban dispuestos a cejar, pues sabían que una derrota en esa guerra
supondría su derrocamiento y el fin del brutal, pero tradicional modo de vida Trojolm,
del que ellos se beneficiaban.
Lentamente, pese a la pericia de Schinn, por simple superioridad de número y poderío
industrial, no en vano se trataba de tres estados contra uno, los coaligados fueron
ganando lentamente terreno, aunque a un gran coste, contra el estado hereje de
Mampang. Y al compás de dicha lucha, gracias a sus “méritos” de guerra tanto en
legitimo combate como en sus cotidianas practicas como consumados torturadores de
todo sospechoso de simpatizar con la herejía, fueron ascendiendo para su complacencia
bastante rápidamente en el escalafón, de forma que para cuando se inició el asedio de
Ozagog, importante centro industrial y nudo estratégico de comunicaciones, en febrero
de 1979, Morgul ya tenía el cargo de capitán de compañía y Seseljm el de cabo jefe de
una decena de combatientes.
Pese al hecho de que en abril de 1979 los ejércitos de Schinn lograron levantar en una
rápida y sorpresiva ofensiva el asedio de los coaligados contra Ozagog, para
seguidamente cercar y obligar a rendirse al quinto ejercito de Uzbél en Sterokol, a 10
kilómetros al sur de Ozagog, con sus 8.000 soldados y todo su equipo y material de
guerra, el 8 de mayo de 1979, Morgul y Seseljm prosiguieron con su ininterrumpida
carrera de ascensos.
Eso sucedió de esta forma. Cuando el día 12 de mayo de 1979, Schinn dirigió su
ofensiva hacia los ejércitos situados al oeste de la ciudad y los obligaron a retirarse, las
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tropas mandadas por Morgul se atrincheraron en la colina de Kimnik, situada justo al
sur de la vía férrea Ozagog-Geniber a 15 kilómetros al oeste de Ozagog.
Mientras el resto de la línea de batalla coaligada seguía retrocediendo hacia el oeste y la
posición de Kimnik se quedaba cada vez más rodeada por las fuerzas del enemigo,
Morgul ordenó proseguir la lucha y amenazó con fusilar personalmente a cualquiera que
intentase rendirse. Sus soldados sabían que hablaba en serio, pues no era la primera vez
que torturaba personalmente hasta la muerte a un desertor, así que siguieron luchando
sin flaquear, pues le temían más a el que al enemigo.
Incluso cuando perdieron el contacto con el resto del ejército y quedaron totalmente
cercados, siguieron luchando y debido a que esa colina ocupa una posición estratégica
que no podían permitirse dejar a su retaguardia, Schinn ordenó tomarla al asalto.
Durante 47 infernales horas las andanadas de la artillería pesada Mampamgita y los
sucesivos y cada vez más intensos asaltos de la infantería de un enemigo que les
quintuplicaba en número se abatieron sobre la posición infructuosamente. Cuando
finalmente a principios del 15 de mayo de 1979, las tropas coaligadas recuperaron la
iniciativa y lograron enlazar con los sitiados, de los 320 soldados que defendían la
posición al principio, solo quedaban 47 con vida y Morgul estaba entre ellos y
sorprendentemente con solo ligeras heridas de metralla en el pecho como único
recuerdo de la infernal lucha, pese a no haber rehuido el peligro en ningún momento
Aquella hazaña pronto resonó por todos los ejércitos coaligados y le convirtieron en un
soldado famoso y admirado, sobre todo por quienes no tenían que convivir con el, e
incluso estos debían admitir que había combatido como una fiera.
9.
Esta hazaña le significó una recepción oficial por parte del señor oscuro de
Mantranacor, Margontah en persona celebrada en la sede del comando central de
campaña en Osijaka, un pueblo al sur de los pantanos de Member el 16 de mayo de
1979. Allí y visto que el anterior comandante en jefe de los ejércitos de Mantranacor
había muerto en combate el día 12 de mayo durante un bombardeo aéreo enemigo,
decidió nombrar a Morgul para el puesto. Pocas veces se había visto en la historia de la
Troljmia un caso de un ascenso tan fulgurante e inesperado y si no hubiese coincidido
58
su hazaña con la vacante forzada en el puesto de comandante en jefe, probablemente no
se hubiese producido.
El caso es que ahora tenía un puesto de enorme poder... pero aún no el que ansiaba y
llegaba la hora de demostrar que estaba a la altura de las circunstancias. La muerte de su
antecesor en el cargo había sido decisivo en el retroceso casi desastroso del ejercito de
Mantranacor, que solo la intervención de los ejércitos de los otros dos reinos había
podido evitar e invertir en parte. El hecho, sin embargo, es que solo lo habían invertido
en parte, pues ahora el frente pasaba a casi 20 kilómetros al oeste de Ozagog, cuando
antes de la ofensiva de Schinn, estaban antes sus murallas.
Lo primero que hizo Morgul una vez ratificado oficialmente su nuevo cargo fue
nombrar a Seseljm su ayudante de campo. Inmediatamente después se puso a estudiar la
situación en el campo de batalla y tras meditar unos quince minutos en solitario tomó
una decisión y reunió al resto de los altos mandos, ahora subordinados suyos, para
hacérsela saber.
Hasta entonces todas las ofensivas coaligadas se habían desarrollado aprovechando las
principales vías de comunicación, pues por allí era mucho más fácil avanzar con todo el
armamento y equipo, pero también era donde el enemigo sabía que le iban a atacar y por
tanto donde sus fuerzas se concentraban. Morgul había decidido que intentar lanzar
otro asalto frontal hacia Ozagog desde el oeste supondría una sangría enorme, aún en
caso de resultar victoriosa, y una ofensiva desde el sur era obviamente imposible, por lo
menos de momento, ahora que el quinto ejercito de Uzbél había sido eliminado del
tablero, además de enfrentarse al mismo problema que un avance desde el oeste.
En cambio decidió atacar desde una dirección inesperada. Hay abundantes bosques en la
ribera sur de los pantanos de Member, más que suficientes para construir una flota de
barcazas con que trasladar un ejercito con todos su equipo pesado a través de los
pantanos de Member y desembarcar al noreste de estos para desde allí avanzar por
sorpresa hacía el este y cortar el ferrocarril Ozagog—Mampang. Eso y un posterior
avance hacia el sur provocaría, esperaba Morgul, el cerco y destrucción del grueso de
los ejércitos de Schinn en torno a Ozagog.
Naturalmente preparar todos esas barcazas llevaría un tiempo y sobre todo era vital
mantener sus preparativos en absoluto secreto, pues si la aviación enemiga les
sorprendía mientras cruzaban los pantanos en sus lentas barcazas, serían una presa fácil.
Desechando altaneramente los temores de sus consejeros, Morgul procedió a poner
manos a la obra. Los mismos bosques que proporcionarían la madera servirían de
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escondite al ejercito expedicionario y los manglares costeros ocultarían a las barcazas
hasta que saliesen.
Finalmente el 27 de julio de 1979 se ejercito zarpó con el al mando personal del ejercito
desde los manglares ribereños al sur de los pantanos de Member para navegar sin
incidentes reseñables a través de estos y desembarcar en el valle de Sciagah, al noreste
de los pantanos.
Schinn solo se enteró de la presencia de dicho ejercito por los informes de uno de sus
puestos de vigía fronterizos con el reino de Geniber cuando el ejercito de Morgul ya
estaba a medio desembarcar. Intuyendo las intenciones de su adversario, Schinn ordenó
enviar toda su aviación a bombardear al enemigo que desembargaba, mientras el sacaba
abundantes tropas de las líneas defensivas de Ozagog para dirigirse al norte, al
encuentro de su adversario.
Aprovechando la ocasión los ejércitos coaligados al oeste y sur de Ozagog avanzaron
contra las posiciones de la ciudad, en una maniobra envolvente. aquí hay algo que
destacar y que explica cabalmente los resultados de la guerra. Los coaligados disponían
de casi el triple de soldados que los ejércitos de la republica de Mampang y la
duplicaban ampliamente en capacidad industrial, por lo que eran netamente superiores
tanto en número de combatientes como en número de tanques, cañones y aviones,
además de poder reponer sus perdidas más deprisa que su adversario.
En esas condiciones no es de sorprender que la republica de Mampang terminase
sucumbiendo ante sus enemigos, sino que tardase cinco años en derrumbarse y eso solo
puede atribuirse a la superioridad de Schinn como táctico y estratega. Sin embargo su
tarea estaba a la larga condenada al fracaso ante la abrumadora superioridad enemiga.
Su tarea era como tapar una fisura mientras se abrían tres en otra parte. El hecho de que
Morgul hubiese retirado casi 20.000 soldados del frente de Ozagog no significaba una
disminución apreciable de su poderío en dicho sector, mientras que los 13.000 soldados
enviados por Schinn al norte para interceptar a Morgul si suponían una importante
merma en la capacidad defensiva de la ciudad.
Schinn en realidad sabía eso desde antes de que comenzase la guerra y sabía desde que
comenzó sus reformas que esta guerra se produciría. Su esperanza, su única esperanza
de éxito a la larga, era que el ejemplo de sus reformas “contagiasen” a la población de
los otros reinos y produjese una sublevación popular a gran escala o un golpe de estado
que instaurase regímenes afines en los demás reinos. Con ese fin había creado y
organizado con sus partidarios clandestinos, el ejercito secreto en el interior de los tres
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reinos como brazo armado y clandestino del partido democrático Trojolm en los tres
reinos, para que sirviesen de catalizador a dicha rebelión o golpe de estado.
En efecto el mismo día de la declaración de guerra contra el y su estado, Schinn hizo
pública la existencia de dicho ejercito secreto y les dio orden de comenzar las
operaciones militares.
De inmediato el reparto de propaganda “subversiva” por los caminos, los golpes de
mano contra guarniciones y grupos de soldados tanto en el campo como en las ciudades
y los atentados con bomba o francotiradores contra dirigentes del régimen tradicional se
hicieron algo bastante corriente. Pese a ello no se produjo la tan ansiada rebelión o
golpe de estado, pues en los tres reinos los demócratas eran menos numerosos que en
Mampang y sobre todo, no tenían el poder. Eso fue decisivo, pues por una férrea
tradición de servilismo de casi 2.000 años la gran mayoría de los Trojolms obedecen
ciegamente a quien este en el poder, sea este quien sea. En Mampang la población se
movilizó en masa a la orden de su gobierno, pero la mayoría lo hizo porque era su
gobierno y al gobierno hay que obedecerle, y no porque hubiesen hecho suya la
doctrina democrática, y lo mismo hicieron los ciudadanos de los tres reinos a la orden
de sus gobernantes. Solo la relativamente pequeña minoría de simpatías demócratas lo
bastante convencidos de sus ideas para arriesgar la vida por ellas se alzaron en armas.
Ciertamente hubo algaradas y revueltas y combates aislados en todos los tres reinos,
incluida la misma ciudad de Mantranacor, o en las de Uzbél o Magon, pero fueron solo
eso, movimientos minoritarios que no lograron sacudir el milenario servilismo de la
mayoría de la población.
En esas condiciones, la republica de Mampang no tenía salvación posible, excepto que
sus vecinos de otras “fatzias” interviniesen activamente en su favor, pero excepto algún
voluntario aislado, no lo hicieron, pues el recelo y la pésima popularidad de los
Trojolms eran demasiado fuertes y los costes de una intervención militar juzgados
demasiado elevados. Realmente esa inhibición resultó ser un error fatal para ellos,
aunque eso, naturalmente, en ese momento no podían saberlo.
En realidad, también Morgul era consciente de la gran superioridad de su bando sobre el
enemigo, pero el quería intervenir en dicha victoria, pues ese era su único y exclusivo
portal hacia el poder absoluto, y en ese camino era vital que su prestigio y popularidad
tan recientemente ganadas se mantuviesen intactos, o a ser posible aumentase aún más,
lo que significaba que el ejercito bajo “su” mando resultase victorioso contra Schinn,
independientemente de que la ofensiva contra Ozagog del resto de los ejércitos
61
coaligados tuviese éxito o fracasase. De hecho el prefería que fracasasen, pues así su
victoria sería aún más esplendorosa en contraste.
Tampoco resulta tan sorprendente que Morgul demostrase saber manejar con habilidad
su ejército, pues aunque no se dan lecciones sobre estrategia general a los reclutas
civiles (solo se dan a los del pertenecientes a la casta militar y entre los 14 y 18 años, es
decir, una vez terminado el entrenamiento básico en los cuarteles) el se había estado
cultivando al respecto en plan autodidacta durante más de una década en espera de este
Momento y hay que reconocer que aprendió bastante bien, aunque desde luego como
estratega y táctico era claramente inferior a Schinn. Sin embargo para compensar eso
disponía de un ejército mayor y mejor armado y eso compensó con creces el factor
anterior.
En efecto, Morgul avanzó hacia el sudeste en busca de la vía férrea y unos kilómetros
antes de llegar a ella se encontró con el ejército de Schinn en Molkodor, a fines del 29
de julio prolongándose la batalla buena parte del día 30 de julio. Schinn, sabiéndose
inferior en numero se atrincheró rápidamente a lo largo de la vía férrea, mientras
Morgul deseoso de acabar lo más rápidamente posible atacó sin dilación. Primero
intentó desbordar el flanco izquierdo de Schinn, pero la maniobra fue rápidamente
neutralizada por este y cuando Morgul decidió aprovechar su superioridad numérica
para intentar desbordar el flanco derecho al mismo tiempo que repetía la maniobra
anterior por el izquierdo. Schinn decidió que ante la imposibilidad de defenderse
adecuadamente de dicha maniobra decidió decidirlo todo con un ataque frontal a su
centro intentando hendirlo antes de que su propio ejército terminase embolsado.
Su maniobra tuvo éxito a medias, pues al ver que su centro cedía y amenazaba con
derrumbarse Morgul no quiso arriesgarse a que su centro fuese hendido por completo
antes de culminar su propia maniobra de cerco y ordenó la retirada general hacia el
oeste, hacía las colinas de Ulambor.
Con esto ciertamente Schinn había ganado la batalla táctica, pues Morgul se había
tenido que retirar de la vía férrea y había sufrido algo más de bajas que el mismo, pero
estratégicamente el hecho es que Morgul seguía con su ejercito relativamente intacto y
seguía cerca y rondando junto a el. Peor aún, en ese momento llegó la noticia de que el
enemigo en el sur, en torno a Ozagog lanzaba una ofensiva general con una superioridad
numérica y de fuego aplastante.
Ante esto Schinn tomó una decisión rápidamente. Ciertamente Ozagog era muy valioso
para el, pero conservar su ejército era algo aún más importante y ante la imposibilidad
62
de mantener sus fuerzas divididas en la forma actual considerando la superioridad
numérica del enemigo, solo tenía dos alternativas. O se retiraba hacía el sur quedándose
condenado a quedar cercado en Ozagog, o retiraba todos sus efectivos y avanzaba
rápidamente hacía el norte, barría al ejercito de Morgul y se atrincheraba en la ciudad de
Mampang. En ambos casos iba a quedar cercado en una ciudad, pero considerando que
Mampang es una posición mucho más fuerte que Ozagog, decidió reunir todas sus
fuerzas allí y prepararse para el asedio, con la esperanza de ganar tiempo a la espera de
la ansiada rebelión popular o el golpe de estado en los tres reinos, o por lo menos en
alguno de ellos.
Por lo tanto dio la orden de evacuación general de la posición de Ozagog y las que aún
conservaba en el sur y centro del reino para concentrar todas sus fuerzas en el norte, en
torno a Mampang.
Sin embargo antes de hacer eso quería despachar primero por lo menos a uno más de los
ejércitos enemigos, el de Morgul. Con el refuerzo de las tropas evacuadas en Ozagog,
dispondría de amplia superioridad numérica ante el ejercito de Morgul. Naturalmente
tenía que hacerlo rápido, antes de que los ejércitos coaligados llegasen hasta sus
actuales posiciones y les atrapasen en una pinza.
Por ello el 2 de agosto, apenas realizada la conjunción de sus fuerzas procedentes del
sur, atacó de inmediato a Morgul en las colinas de Ulambor. Morgul que sabía por los
informes de los ejércitos coaligados del sur que los ejércitos Schinitzas avanzaban hacía
el norte, se había atrincherado rápidamente y resistió a pie firme el asalto del ejercito de
Schinn.
En una rápida maniobra aprovechándose de su superioridad numérica mientras durase,
procedió a embolsar al ejercito de Morgul sin que este lograse impedirlo y una vez
hecho esto procedió a cerrar el cerco.
Durante 40 horas el ejercito de Morgul resistió la embestida guiado por su fanático e
inflexible jefe. Sin embargo, pese a ello, si los ejércitos del sur coaligados hubiesen
tardado diez horas más en llegar, el ejército de Morgul hubiese terminado siendo
destruido. Sin embargo, cuando el ejército de Morgul ya había perdido la mitad de sus
efectivos le llegó la noticia de que los ejércitos coaligas del sur estaban a menos de 15
kilómetros de sus líneas, supo que no podía dedicar más tiempo a la tarea, así que
dejando a su pesar, a medio hacer, se retiró rápidamente hacía el norte.
Pese a las bajas sufridas el ejército de Morgul había sobrevivido y todo el mundo sabía
que había sido su maniobra sorpresa a través de los pantanos de Member la que había
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forzado al ejercito hereje a abandonar la inmensa mayoría de su estado y atrincherarse
en el macizo de Mampang y en la ciudad que esta en el centro de su antigua y apagada
hoya volcánica, la propia ciudad de Mampang.
Con ello la popularidad de Morgul entre el ejército y el pueblo de los tres reinos se
elevó aún más, de hecho se había convertido en el líder más popular de los tres reinos.
Mientras los tres señores oscuros habían perdido dos años en conquistar unas zonas
fronterizas del oeste y sur del reino, Morgul, con su audaz maniobra, había conquistado
en un par de meses la inmensa mayoría del reino y encerrado al líder hereje y a su
ejército de renegados y traidores en lo que la hábilmente manejada propaganda proMorgul llamaba la “ratonera” de Mampang.
La verdad es que Mampang era entonces tanto una fortaleza como una ratonera. Por un
lado Mampang esta rodeada por el macizo de Mampang casi por todos lados. Este
macizo de forma de elipsoide irregular, antiguo domo volcánico apagado, no es muy
elevado, pues su punto más alto solo esta 420 metros sobre su base, de hecho
prácticamente ninguna de las sierras de Eriador tiene alturas mayores que esta respecto
a su propia base, pero tiene una orografía infernal formado por aguzadas e irregulares
rocas de obsidiana en su mayor parte y de otras duras rocas volcánicas en el resto,
donde todo desplazamiento de equipo pesado es totalmente imposible, e incluso las
maniobras de infantería, incluso para una tan fuerte y resistente físicamente como la
Trojolm, están prácticamente también vedadas, por escasas que fuesen las fuerzas
defensoras, tan fuertes son las posiciones defensivas naturales que el macizo
proporciona.
Solo al sur de la ciudad existe un paso de unos tres kilómetros de anchura, llamado
Ilushivka, que constituye la única vía de salida y entrada en la ciudad, el paso que
aprovecha su carretera y su vía férrea y que constituye su único contacto practicable con
el mundo exterior, su exceptuamos la poco usada y cara vía aérea.
Ese es su punto vulnerable y precisamente por ello por allí es donde se alza el único
trozo de muralla que rodea la ciudad. Además, Schinn previsoramente había estado
entreteniendo a la población civil de la ciudad en construir trincheras, fosas antitanque,
campos minados y búnkeres para hacer aún más resistente esa única posible vía de
penetración en la ciudad, y en ese momento, con todas las tropas de Mampang
atrincheradas junto y en las fortalezas que cubren el paso ni siquiera toda la superioridad
numérica de los coaligados garantizaba una victoria en caso de intento de ruptura por la
fuerza.
64
Sin embargo, Mampang era también una “ratonera”, pues sus no muy amplios terrenos
llanos de la cuenca interior donde se asienta la ciudad y sus numerosas industrias,
apenas dejan espacio libre para campos de cultivo. Por tanto ahora estaban encerrados
en una concha en la que difícilmente se podía entrar, pero de la que tampoco podían
salir para buscar alimentos. El agua no es problema, pues un río subterráneo discurre
justo por debajo proporcionando abundante agua a sus numerosos pozos.
Morgul sabía eso y no veía motivo para intentar lanzarse a un sangrientísimo asalto
frontal contra las defensas de Mampang con una alta posibilidad de fracaso, y por tanto
de pérdida de prestigio, cuando solo tenía que sentarse a esperar que el hambre hiciese
su tarea. Morgul estaba seguro de que cuando el hambre les apretase lo suficiente no
tendrían otro remedio que capitular o morirían todos de hambre allí dentro y la verdad
es que tenía toda la razón.
Schinn también lo sabia, por supuesto, pero no podía hacer nada, un intento de ruptura
del cerco estaba condenado al fracaso dada la abrumadora superioridad de sus
enemigos. Solo le quedaba la cada vez más débil oportunidad de que finalmente algo se
moviese lo suficiente en los tres reinos como para proporcionarle un alivia, pues la
dispersa guerra de guerrillas del ejército secreto no era, obviamente, suficiente. Sin
embargo ha medida que pasaban los meses y las reservas de alimentas cuidadosamente
acumuladas se iban agotando, las esperanzas de Schinn se iban desvaneciendo
irremisiblemente.
Morgul, ignorando las peticiones de sus consejeros más exaltados se negó a dar la orden
de asalto y la verdad es que la mayoría de sus consejeros y su superior, el señor oscuro
de Mantranacor estaban de acuerdo con el, pues sus argumentos eran sólidos.
El hambre ganaría la guerra por ellos con solo esperar lo suficiente, no había necesidad
de sacrificar más soldados y material en esa empresa, solo esperar y la verdad, después
de más de dos años de sangrientos combates que habían costado la vida a varias decenas
de miles de soldados y civiles entre ambos bandos, el pueblo de los tres reinos estaba
mayoritariamente de acuerdo con esa táctica que ahorraba sangre y sufrimientos... por lo
menos en su bando, y eso hizo que la popularidad de Morgul aumentase aún más.
Además de el genio militar que había decidido la guerra, era un líder sabio, paciente y
preocupado por el bienestar de su pueblo, al que ahora más sangre y muerte con su
meticulosa y paciente política de asedio sin lucha. Eso es lo que divulgaban sus cada
vez más numerosos partidarios y la mayoría del pueblo lo creía.
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De todas formas el asedio fue largo, pues Mampang disponía de abundantes reservas,
pero eso al pueblo de fuera de Mampang no le importaba, lo importante es que no había
combates, fuera de alguna andanada aislada, pues ni los cercados ni los cercadores
hacían ya esfuerzos por intentar variar la situación. Ni siquiera había bombardeos
aéreos, pues la aviación Mampamgita no podía ni despegar, lo que quedaba de ella, ante
el constante patrullaje de la mucho más numerosa fuerza aérea coaligada y estos
tampoco se molestaban ya en bombardear Mampang, excepto con hojas de propaganda,
pues Morgul tampoco quería destruir su valiosa industria. Después de todo sus fábricas
no podían fabricar comida y eso sería, a fin de cuentas, lo que decidiría lo que quedaba
de guerra.
Unos dos años y medio duró el asedio, pues Schinn aguantó todo lo que pudo, con la
esperanza cada vez más tenue de un cambio de la fortuna, pero para enero de 1982,
finalmente las ultimas raciones de comida se acabaron y todos sabían ya en la ciudad
que, o se rendían y se enfrentaban a las represalias de los coaligados, fuesen estas cuales
fuesen y todos sabían que serían severísimas, o seguían aguantando y morirían todos de
hambre en un par de meses más. El fin se presentía cada vez más cercano, pues ni
siquiera los soldados que defendían las fortificaciones nunca atacadas de la ciudad
recibían ya ni una migaja de carne, aunque fuese podrida.
Schinn sabía que aún podría aguantar un mes o poco más, pero a diferencia de Morgul,
Schinn era una persona noble, que se preocupaba por su pueblo y no estaba dispuesto a
ver morir de hambre a su ciudad cuando ya no había ninguna esperanza y el fin de todos
modos era inevitable.
Por tanto el 3 de enero de 1982 envió a un par de delegados oficiales para negociar las
condiciones de la rendición. Morgul fue implacable al respecto y exigió la rendición
incondicional. Se negó a tratar de una amnistía, aunque fuese limitada, todos los
miembros del hereje partido democrático Trojolm, además de los funcionarios y
oficiales que hubiesen servido a sus ordenes serían castigados como se merecían.
-- ¿Que pasará con el resto?.—preguntó entonces uno de los delegados.
-- Los que no han estado implicados directamente en la herejía Schinitza no tienen nada
que temer.—contestó
-- ¿Y los soldados que han luchado en sus filas?.
-- Los que han servido a la herejía por miedo u obligados contra su voluntad por ese
indigno usurpador serán perdonados. Solo los miembros del partido hereje y quienes se
unieron a sus filas voluntariamente serán castigados.
66
También exijo que vuestro jefe de la orden al llamado ejercito secreto de deponer sus
armas y entregarse voluntariamente ante las autoridades legítimas para ser castigados.
Cuando los delegados volvieron a Mampang con ese mensaje Schinn supo que todo
estaba decidido. Schinn no creía que Morgul mantuviese su promesa, pero como de
todas formas no tenían ya alternativa, optó por darla por buena y unas horas después, a
las 4.56 horas del día 4 de enero de 1982 se presentó ante la multitud famélica
congregada en la gran plaza situada delante del palacio presidencial, la antigua sede del
señor oscuro de Mampang y les dijo.
-- Compañeros, ciudadanos de Mampang, no es necesario que hable más de nuestra
situación sin salida, pues todos la sabemos y la sufrimos en nuestros estómagos. El
hecho es que solo nos quedan dos alternativas, o rendirnos o morir de hambre. Tras
parlamentar con el general en jefe del ejercito de Mantranacor, este me ha prometido
que solo los miembros del partido, los funcionarios que han servido a la voluntad del
pueblo y su libertad y los oficiales que han luchado por el serán eliminados. Los
soldados rasos que hayan acudido a sus puesto convocados por mi sin acudir
previamente como voluntarios y todos los demás ciudadanos de Mampang no serán
dañados en ninguna forma. Dentro de poco averiguaremos si su palabra vale alto o es
una mentira más de la tiránica dictadura que se vuelve a señorear sobre nosotros.
Yo, por mi parte he hecho todo lo posible por defender a mi pueblo y su libertad tan
recientemente ganada y tan pronto perdida, por tanto he decidido aceptar nuestra
rendición incondicional y la disolución de la republica democrática de Mampang.—en
este punto Schinn ya no pudo contener las lágrimas, algo extremadamente inusual en
público en un Trojolm.
También, como parte de las condiciones de rendición he de solicitar a nuestros amigos
del resto de la Troljmia, que han luchado y apoyado a nuestro ejercito secreto en los
reinos de la tiranía que depongan las armas y se entreguen incondicionalmente a sus
verdugos para ser sacrificados. Que cada cual haga lo que crea conveniente según su
conciencia, tanto allí como aquí. Os libero de toda fidelidad y obediencia hacia mi y
hacia todos vuestros demás representantes libremente elegidos por vosotros. Eso es
todo. Adiós para siempre.—y tras esto se retiró de la balconada del palacio y una vez en
sus habitaciones privadas sacó una pistola y se pegó un tiro, pues sabía perfectamente
cual sería su destino si era capturado vivo.
Muchos de sus seguidores, sabedores también de lo que les esperaba, hicieron lo mismo
en las horas siguientes. Otro decidieron esconderse o destruir las pruebas de su filiación
67
política en la esperanza de que podrían escapar a la escabechina que se avecinaba.
Otros, los más aguerridos, se marcharon con sus armas a través de los pedregales sin
camino para unirse al ejército secreto y proseguir la lucha, y otros, los menos, para
buscar la salvación en un incierto exilio.
Los que hicieron esto último fueron solo un par de centenares, de hecho, de entre todos
los fugitivos y desplazados que provocó la guerra, solo un millar de Trojolms se
exiliaron entre las “fatzias” vecinas, tal era la desconfianza que sentían hacia ellos y sus
intenciones. La mayoría creía que si se exiliaban sus vengativos vecinos los ejecutarían
de inmediato.
En realidad no lo hicieron, pero casi en ningún caso se fiaron enteramente de ellos y
normalmente los mantuvieron discretamente bajo custodia en alguna base militar,
temerosos de que hubiese espías entre ellos.
Finalmente, a las 13.34 horas de ese mismo día, a la hora en que terminaba el ultimátum
emitido por Morgul, sus tropas avanzaron hacia las fortificaciones enemigas y estas de
fueron rindiendo prácticamente sin encontrar apenas resistencia. Una hora después las
tropas de Morgul ocupaban toda la ciudad sin más resistencia que algún francotirador
aislado.
10.
Morgul realmente tenía motivos para sentirse satisfecho. No solo había logrado que los
señores de los tres reinos dieron su aprobación para que ostentase plenos poderos en las
negociaciones de rendición de la ciudad, sino que además, había conseguida que
aceptasen que fuesen sus propias tropas las primeras que entrasen en la ciudad.
Sin embargo Morgul aún no estaba satisfecho. Nunca lo estaba, pues su sed de poder
solo es superada por su sadismo sanguinario. Tan pronto había logrado este gran
objetivo, ya se olvidaba de el para pasar al siguiente paso en su escalada hacia el sueño
de ostentar el poder absoluto sobre todo Gacitaia.
El que palacio presidencial de Mampang y ahora sede de su gobernador provincial, es
un gran edificio de planta elipsoidal de unos 50 metros de radio desde el centro del
amplio patio interior porticado circular con una recargada fuente en su centro hasta los
muros exteriores, todo el de sólidos muros de obsidiana, como todos los edificios
oficiales de la Troljmia, de tres pisos a los que se asciende por amplias escalinatas de
68
siete metros de ancho, con amplios salones decorados con tapices de tejidos de Onera
bordado en hilo de oro, usadas para recepciones las de la planta baja y para usos
administrativos las dos superiores, pero además tiene numerosas dependencias más
pequeñas de uso personal. Todas las ventanas son estrechas, excepto el gran mirador
que da hacia la plaza central de Mampang, donde se halla la amplia balconada desde
donde los líderes, gobernadores y señores de Mampang habían arengado a las masas
durante más de 1.300 años, el tiempo pasado desde que el palacio había sido construido.
Y ahora el paseaba victorioso por aquellos salones vacíos. Sus guardias personales le
guiaron hasta la estancia donde habían encontrado el cuerpo de Schinn abandonado por
sus seguidores en la desbandada que siguió a su muerte. En algunas otras habitaciones
podían verse por lo menos una treintena de cadáveres de seguidores y guardias de
Schinn suicidados hacía pocas horas, entre ellos casi todos los miembros de su
gobierno.
-- ¿Que hacemos con todos estos cadáveres de herejes?—le preguntó Seseljm entonces,
que acababa de llegar mientras el observaba el cadáver de Schinn.
-- Respecto a su jefe sacadlo de aquí y colgad su cadáver de la punta del obelisco del
templo principal de la ciudad y dejadlo ahí hasta que las aves carroñeras dejen su piel
desnuda y aún más... tenedlo allí hasta que yo ordene lo contrario, para que eso sirva de
adecuada ofrenda a Dios y escarmiento para los habitantes de esta ciudad.
De hecho Morgul en el Momento 0 aún no ha dado esa orden, así que los huesos hace
tiempo pelados de su cadáver aún siguen colgados allí.
-- Respecto a los demás, dádselos de comer a nuestros soldados, que bien merecido se lo
tienen.
-- A propósito, señor, sé que hizo determinadas promesas respecto a quien de esta impía
ciudad sería castigado y quien no, pero ahora que esta totalmente en nuestro poder no
veo motivo por el que todos los demás que han empuñado armas sean dejados en
libertad. Mi opinión es que deberíamos matarlos a todos y esclavizar a sus familias.
-- Yo también me siento tentado de hacerlo así, pero un estadista, como ahora lo somos
ambos, ha de saber anteponer sus intereses a largo plazo a los arrebatos del Momento.
Si hiciese ejecutar a todos los habitantes de reino de Mampang que han sostenido un
arma contra nuestros ejércitos, el reino quería prácticamente despoblado y no habría
guardias suficientes en toda la Troljmia para vigilar a toda la gente masa de esclavos
que pretender crear. No olvides que necesitaremos a todos los soldados disponibles para
69
nuestra futura campaña de conquistas y por tanto no puedo permitirme el lujo de
desperdiciar tanto potencial inútilmente.
-- Pero son nuestros enemigos.
-- No exactamente, eran servidores de Schinn y ahora pasaran a serlo de nosotros. Esa
es una de las principales cosas que aprendí en el cuartel, solo una minoría
numéricamente insignificante se posicionan activamente en contra o a favor del líder.
La inmensa mayoría simplemente servirán a ciegas a quienquiera que ostente el mando,
sea este quien sea y si ese líder cambia su lealtad cambiará también para adaptarse al
nuevo amo. Recuerda, cuando llegamos todos eran leales a Ulagu, solo yo y unos pocos
eran sus enemigos, solo unos pocos lo eran suyos. Cuando maté a Ulagu todos excepto
cinco pasaron a ser súbditos míos y ninguno de ellos excepto esos cinco se atrevieron a
hacer nada para desafiar mi poder.
La inmensa mayoría de los que sirvieron a Schinn lo hicieron solo porque era su
gobernante, ahora que el gobernante ha cambiado, también cambiará su lealtad y solo
una pequeña minoría hará esfuerzos para cambiar eso. Solo tenemos que preocuparnos
de ellos, ahora que Mampang es nuestra, es hora de aniquilar al ejercito secreto y al
resto de nuestros obstáculos.
Seseljm sabía perfectamente a lo que se refería.
Y en efecto así se lo hizo saber, aunque solo lo que se refería al ejército secreto, a su
señor oscuro cuando este fue a visitarle en vuelo directo desde Mantranacor unas horas
después. Morgul le recibió en el antiguo palacio presidencial con todos los honores y
allí le habló de sus opiniones al respecto.
Allí le dijo que lo que había que hacer ahora que la guerra regular había terminado era
dedicar más atención a acabar con el ejercito secreto, que seguía incursionando con sus
características tácticas guerrilleras, intermitente, pero fastidiosamente, por todos los tres
reinos, y seguidamente le hizo una propuesta concreta al respecto.
Según Morgul el principal problema para combatirlos era que estos actuaban
indistintamente en todos los tres reinos y también en los territorios conquistados del
reino de Mampang y a que debido a esa división política muchos de ellos se
aprovechaban de la división en tres reinos de sus ejércitos y sus territorios cruzando de
una frontera a otra para eludir la persecución. Por tanto se necesitaba un mando
unificado para la tarea, una tropa de elite obtenida sacando unos pocos miles de tropas
de las hasta ahora movilizadas en el asedio a Mampang, donde ahora obviamente ya
70
eran innecesarias, y enviarlas contra los terroristas herejes, ya que las tropas que
quedaban de guarnición en los tres reinos eran, a la vista estaba, insuficientes para la
tarea.
Para ello era necesario que estas tropas tuviesen jurisdicción y libertad de movimientos
por todos los tres reinos y también se propuso el mismo como candidato para dirigir la
operación, ya que su misión de tomar Mampang había sido cumplida.
Naturalmente había que aclarar más los detalles técnicos por lo que proponía una
conferencia en la cumbre de los señores oscuros de los tres reinos en el mismo lugar
donde estaban entonces. Las reformas necesarias para dotar a esas fuerzas de represión
comunes y transfronterizas requerían, por supuesto, la autorización de los tres señores
oscuros y también de asesores jurídicos y ministros que determinen los cambios
legislativos necesarios para combatir eficazmente a los terroristas herejes en toda la
Troljmia de forma coordinada.
-- Además hay que decidir que hacemos ahora con el reino de Mampang, ¿nos lo
repartimos entre los tres y en que proporciones, o lo dejamos territorialmente intacto
bajo un señor oscuro temeroso de Dios. También sería un buen lugar para decidir y así
evitar posteriores disputas entre nosotros que solo pueden beneficiar a los terroristas
herejes, y cuanta mayor cantidad de gente de autoridad se reúna en esa conferencia
cumbre y ratifique las decisiones más fuerza efectiva tendrían.—le expuso Morgul con
toda tranquilidad y su señor se mostró de acuerdo.
Por tanto poco después quedo convocada una conferencia en la cumbre para tratar del
combate coordinado contra los terroristas herejes del ejercito secreto, que como era de
esperar debido a su traicionera naturaleza, habían hecho caso omiso de la orden de
rendición de su líder y no solo eso, sino que el día 23 de enero de 1982 habían repartido
pasquines por los caminos de toda la Troljmia proclamando la continuación de la lucha
bajo el mando de un misterioso nuevo líder que se hacia llamar comandante flecha y se
proclamaba el legítimo sucesor de Schinn. De hecho los ataques terroristas del ejercito
secreto no solo no habían disminuido, sino que parecían redoblarse desde aquella
proclama. Además el tema de que hacer con el antiguo reino de Mampang también
resultaba claramente importante. Por ello la amplia mayoría de los jerarcas Trojolms
estuvo de acuerdo en la pertinencia de aquella conferencia y procedió a acudir para
hacer valer su punto de vista, siempre, naturalmente, dentro de la más estricta ortodoxia,
no en vano lo primero que se había hecho tras la toma de Mampang había sido abolir
71
todas las leyes y constituciones malditas ante Dios dictadas por Schinn y el resto de su
gobierno hereje.
11.
Por lo tanto cuando el 6 de febrero de 1982 se celebró la ya anticipadamente famosa
conferencia contra la herejía en el interior del antiguo palacio presidencial de Mampang,
acudieron no solo los tres señores oscuros de los tres reinos, sino también todos sus
gabinetes al completo, expertos juristas, generales y demás altos oficiales del ejército de
los tres reinos y los gobernadores provinciales de todas las provincias.
Para entonces la inmensa mayoría de las tropas movilizadas durante la guerra habían
sido licenciadas y vuelto a regresar a sus hogares, pero naturalmente había tropas
controlando la ciudad, aún bastante numerosas para evitar atentados del ejercito secreto
y participando en la sangrienta purga en marcha de todos los miembros y simpatizantes
activos del Schinismo en la ciudad, pero siempre con los límites impuestos por las
claras condiciones impuestas en la rendición. Además, como las tropas de Morgul eran
las primeras que habían entrado en la ciudad, los tres señores oscuros no vieron
inconveniente en que el grueso de esas tropas fuesen parte de las que Morgul había
mandado durante la guerra que era, por tanto, donde se concentraban sus principales y
más decididos partidarios.
Naturalmente los jerarcas que participaban en la conferencia se habían traído sus
propias escoltas personales, pero en total estas no superaban los 300 soldados y carecían
de armamento pesado. También Morgul asistió, por supuesto, pero permaneció
discretamente en una esquina de la sala de recepciones, con una pequeña habitación
habilitada como oficina con la puerta abierta.
Por ello cuando apenas se había inaugurado oficialmente la conferencia y los señores de
los tres reinos habían empezado a leer sus discursos, las tropas de Morgul guiadas por
Seseljm se pusieron en movimiento siguiendo los planes meticulosamente preparados
entre el y Morgul desde poco después de la caída de la ciudad.
Rápidamente las tropas de Morgul confluyeron hacia el centro de la ciudad mientras
otra parte procedía a cerrar los accesos a la ciudad, el único que había, por el paso del
sur ya mencionado y desarmar o reducir por la fuerza a las tropas no complicadas en la
conspiración allí situadas.
72
En cuanto las tropas de infantería de Morgul procedieron a asaltar por completo el
palacio y empezaron a abrir fuego contra los guardaespaldas de los allí reunidos,
Morgul cruzó la puerta de la habitación que tenía detrás y se encerró en ella para evitar
ser herido por una bala perdida durante la corta pero intensa lucha que entonces se
inició.
Al oír los disparos cundió el pánico entre los asistentes. Algunos, los más estúpidos,
intentaron huir por la puerta principal para ser acribillados por los asaltantes, otros se
tumbaban al suelo o se ocultaban en las habitaciones vecinas o subían por la amplísima
escalinata a los pisos superiores. A ninguno de ellos les sirvió de nada, pues las tropas
de Morgul pronto vencieron la resistencia de los guardias y entraron a saco y mataron
disparándoles a quemarropa a todos los asistentes, incluidos los tres señores de los
reinos Trojolms, sus gobiernos al completo y casi todos los jerarcas que dependían y
habían sido nombrados por ellos. Con ese crimen, Morgul había eliminado de un
plumazo a toda la élite dirigente de la Troljmia, todos los que podían intentar disputarle
u obstaculizar su ascenso al poder absoluto.
Completada la carnicería, Morgul salió tranquilamente de su habitación y se presentó
brazo en alto a sus tropas, que lo saludaron enfervorizados y Morgul tras contemplar la
matanza se dirigió a sus soldados y les dijo:.
-- Bien hecho, estas han sido vuestras legítimas presas y por tanto son legítimamente
vuestras. Podéis coméroslos. Buen provecho.
Aquel día las tropas de Morgul comieron carne Trojolm fresca hasta hartarse, y de la
más exquisita y elevada crema de la sociedad, por añadidura.
Poco después, toda resistencia a sus tropas en la ciudad y en sur afueras, pues sus
sorprendidas tropas ya carecían de sus jefes principales. A ellos en cambio, Morgul
había ordenado respetarles la vida y no hacerles ningún daño, limitándose a
desarmarlos.
Seguidamente sus soldados recorrieron las calles con altavoces ordenando a toda la
gente concentrarse en la plaza mayor para recibir a su nuevo señor. Mientras tanto
oficiales escogidos del ejército de Morgul partieron en avión hacia las principales
ciudades Trojolms para hacerse cargo de la administración, mientras al recibir la
consigna simpatizantes suyos se lanzaban a las calles para desarmar a todo el que
intentase resistirse y proclamar la buena nueva de que la Troljmia volvía a estar unida
de nuevo para un legítimo y verdadero señor oscuro que volvería a convertir a su patria
en una gran potencia.
73
Cuando toda la gente se hubo reunido en la plaza, Morgul salió a la balconada y les
dijo:
-- Ciudadanos de Mampang, ciudadanos de toda la Troljmia, Trojolms todos, una nueva
era ha comenzado. La era de nuestra lamentable división impuesta por nuestros
rencorosos vecinos ha terminado para siempre. A partir de ahora ya no habrá más reinos
de Mantranacor, ni de Mampang, ni de Uzbél, ni de Magon, ya no habrá más divisiones
ni herejías entre nosotros, a partir de ahora un solo estado y una sola patria os acogerá a
todos. ¡La nueva Troljmia reunificada para siempre!.!Una patria y un estado unidos que
volverá a ser poderoso y respetado por todo el mundo. La Troljmia será grande y unida
de nuevo. Eso no significará ninguna amenaza para la integridad territorial de nuestros
vecinos, la nueva Troljmia estará saciada por su propia reunificación y no reclamará
nunca más los territorios de otros. Os ofrezco una nueva era de prosperidad, paz y
orgullo nacional. A partir de ahora la Troljmia será un estado unido, para un pueblo
unido, con un único líder. Saludar a vuestro nuevo y legítimo señor oscuro, porque esta
escrito en el libro de la verdad que solo quien gobierne por derecho propio en toda la
Troljmia puede ostentar con verdad el titulo de señor oscuro, señor de las
profundidades, señor de toda la Troljmia, señor de la totalidad y vicario de Dios,
infalible y todopoderoso. En su santo nombre en el cual os hablo saludad a vuestro
nuevo señor, el nuevo, legítimo y verdadero señor de toda la Troljmia. Saludad a
vuestro señor, a la boca de Dios.
-- Te saludamos señor nuestro todopoderoso y a su vicario en este mundo, Morgul,
señor oscuro, señor de toda la Troljmia.—repitió la multitud a voz en grito una y otra
vez, y muchos con vistosos gestos de entusiasmo, y entre ellos no faltaban quienes
habían escuchado con similares muestras de entusiasmo las palabras de democracia,
igualdad y libertad personal, de conciencia y de culto, que Schinn había proclamado
repetidas veces desde ese mismo lugar hasta hacía poco más de un mes.
Tras aquel su primer bajo de masas como señor absoluto de la Troljmia se encerró en
uno de los despacho del palacio y empezó a firmar decreto tras decreto por los que
procedía a unificar administrativamente a toda la Troljmia, eliminando los controles
fronterizos y la mayoría de las guarniciones emplazadas en las fronteras internas entre
los cuatro reinos, disolviendo estos y todas sus instituciones o integrándolas en las del
nuevo estado, nombrando un nuevo gobierno común y disolviendo los de los cuatro
reinos. También creó una administración única y para todos esos puestos que la reciente
74
matanza había dejado vacantes nombró a gente salida del ejército bajo su mando y
todos, naturalmente, partidarios suyos.
Después esperó y tras confirmarse que no había resistencia organizada contra su golpe
de estado en ninguna parte, exceptuando al incordiante ejercito secreto, que le declaro la
guerra de inmediato, procedió a coger el avión hacia Mantranacor, donde volvería a
estar la capital de la nueva Troljmia reunificada y una vez instalado en el palacio,
antigua sede del gobierno del reino de Mantranacor y ahora sede del gobierno unido de
la Troljmia, es un edificio bastante parecido al de Mampang, solo que de planta
cuadrada en vez de circular, de unos 45 metros de lado y cuatro pisos, además de mucho
más reciente, apenas un siglo, y procedió a ocuparse de sus asuntos personales.
Morgul, en efecto, no estaba dispuesto a dejar sin castigo a nadie que le hubiese dañado,
insultado, golpeado o simplemente le hubiese llamado “mala semilla”.
En primer lugar procedió a informarse sobre el destino presente de todos sus
“objetivos”, y en primer lugar de la lista estaban los instructores que le habían
mortificado durante la instrucción en el cuartel, al igual que a todos los demás, en
realidad, pero los demás a Morgul no le importaban un comino. Pronto descubrió que
varios de ellos, para su infinita frustración, ya habían muerto en combate durante la
guerra civil, pero entre los que aún estaban vivos se encontraba su viejo conocido el
sargento Skul, que para entonces ya no era sargento, sino que había ascendido hasta
capitán de brigada.
Morgul, sonriéndose torvamente, ordenó de inmediato arrestar a Skul y al resto de los
instructores que quedaban con vida, además de al campesino que le había pegado la
primera paliza de su vida a cuenta de unos Capacs mutilados, como ya se ha contado,
con la orden estricta de no hacerles ningún daño físico (pues Morgul no estaba
dispuesto a que le arruinasen la diversión) y encerrarlos encadenados en los sótanos del
edificio, en la sala de interrogatorios, para más señas, donde se halla el centro de la
policía político-religiosa del reino de Mantranacor y ahora de la nueva Troljmia, (en
realidad una sección integrada en el ejército) y también conocido desde su construcción
como afamado centro de tortura.
Una vez le confirmaron que todos estaban allí descendió solo hasta el sótano y entró en
aquella sala por primera vez en su vida, algo que haría con mucha asiduidad a partir de
entonces.
Aquel lugar es un salón grande de planta cuadrada de unos nueve metros de lado, sin
ventanas, pero lo que necesita iluminación eléctrica y en efecto es esencialmente un
75
equipadísimo centro de torturas, dotado de una gran variedad de instrumentos de uso a
cada cual más doloroso. Sin embargo no tenía intención de usar más que unos pocos,
pues prefería hacer estas cosas “artesanalmente” y con calma.
Skul y el resto de los instructores detenidos entonces estaban encadenado con sólidos
grilletes a la pared izquierda de pies y manos y con bacías antiescupitajos ácidos en la
boca, aunque no eso no les impedía hablar, ni chillar, pues a Morgul le encantaba
escuchar los gritos de agonía de sus víctimas, cuanto más altos y horripilantes mejor.
-- Vaya, hacía cuanto tiempo no nos veíamos, ¿verdad?. Yo la verdad es que me moría
de ganas de volver a verte, lo he ansiado todos estos años.—le dijo Morgul mirando a
Skul de arriba abajo.
-- ¿Que quieres de mi?—preguntó Skul.
-- Vengarme, nada más y nada menos. Ahora me vas a pagar con creces todo lo que me
hiciste sufrir en el cuartel. Puedes despedirte mentalmente de tus seres queridos si
quieres, pues nunca volverás a verlos. No saldrás vivo de aquí y tu muerte será lenta y
dolorosa.
Entonces Morgul cogió una gruesa tenaza y se acercó a el.
Skul no dijo nada, sabía perfectamente que sería inútil y tenía la entereza suficiente
como para no rebajarse a suplicar en vano.
-- Esto va a serte muy doloroso, la verdad, por lo que primero voy a aliviar algo tu final
ahorrándote la visión de tu final.—y tras decir esto le arrancó los dos ojos con sus dedos
y se los comió entre los gritos de su victima.
-- Están deliciosos, la verdad, espero que el resto de tu cuerpo este igual de sabroso.
Seguidamente le fue arrancando los dientes uno a uno con las tenazas y cuando terminó,
a clavarle agujas en el interior de la boca hasta que quedó destrozada y de paso
introdujo agua hirviendo en su boca para aumentar su dolor. Inmediatamente después
comenzó a desollarlo vivo, lenta y dolorosamente, de forma que tardase lo máximo
posible en morir. Tardó unas dos horas y seguidamente repitió en proceso con todos los
otros, uno por uno, de forma de la tarea le llevó más de medio día y como tanto trabajo
le había dado mucho hambre, después se dio un atracón con sus cerebros.
Seguidamente dio ordenes de aprovechar lo que quedaba intacto de la piel del cadáver
de Skul para hacerle con ellas unas botas militares, un cinturón y aparte se guardó su
cráneo descarnado como trofeo en su despacho, colocado en una vitrina justo enfrente
de su mesa de trabajo, para poder verlo en cualquier momento mientras trabajase, y de
hecho el cráneo aún sigue allí ahora, en el Momento 0.
76
Cuando Seseljm se enteró de esto se sintió molesto porque Morgul no le había avisado
para poder participar en la tarea de torturarlos, pero Morgul zanjó el asunto dándole
suculentas porciones de sus cuerpos como premio por su lealtad, y prometiéndole que la
próxima vez les dejaría algunos para el solo.
Al día siguiente, tras las prosaicas tareas administrativas de cada día volvió a dedicarse
a ajustar cuentas.
Esta vez revisó junto con Seseljm, pues este no estaba dispuesto a volver a perderse la
diversión , el expediente de Miljana. Ciertamente Miljana no le había hecho jamás
ningún daño físico, antes al contrario ella había sido la única que le había ayudado tras
sufrir la rudísima novatada del primer día de cuartel y durante un par de meses había
sido su amiga, casi su novia, la única amiga o amigo que había tenido en toda su vida,
aparte Seseljm. Sin embargo todo eso era el pasado y a Morgul le importaba un
pimiento, pues con su primer asesinato había perdido totalmente su ya escasa capacidad
de sentir agradecimiento por algo o alguien. Entonces solo recordaba que ella
finalmente le había rechazado, insultado y amenazado veladamente y eso Morgul no lo
perdonaba, pues también había perdido la capacidad de perdonar, por nimia que hubiese
sido la ofensa, y por tanto decidió que eso solo ya merecía un severo castigo.
Para su sorpresa descubrió que Miljana se había casado con Stimje, solo cinco años
después de salir del cuartel, pues apenas alcanzada la mayoría de edad Stimje se había
trasladado a Mantranacor y gracias a las gestiones de Miljana (y a un relativamente
cuantioso soborno, aunque eso no lo decía el informe), logró la concesión del ascenso a
la clase de obrero industrial y trabajo en la siderurgia donde trabajaba Miljana. Poco
después se casaron y por lo visto desde entonces habían formado una pacifica familia
con un hijo que entonces tenía cinco años y por tanto, estaba entonces entrenándose ya
en el cuartel.
También supo que durante la guerra ambos fueron movilizados para trabajar en la
industria de armamento, pero sin el consiguiente ascenso social oficial, pues el contrato
era solo hasta que terminase la guerra. Para cuando Morgul leía sus informes ya habían
vuelto a su trabajo habitual en la siderurgia civil.
-- Así que esa parejita de apocados remilgados llegaron hasta el final con su relación.
Bueno, es una lastima que tan bien avenida familia vaya a encontrar su fin tan pronto.
Recuerdo que cuando te conocí dijiste que si no fuese tan insignificante lo matarías tu
mismo. Si has cambiado de idea te lo ofrezco pese a su insignificancia como regalo para
que te encargues de el, mientras yo me encargo de su esposa.—dijo Morgul.
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-- No es que sea un objetivo que valga gran cosa, pero será un placer para mí divertirme
con el un rato.—contestó Seseljm sonriendo torvamente.
Por lo tanto Morgul ordenó de inmediato el arresto de ambos y su envío a la sala de
interrogatorios con la máxima diligencia.
Sin embargo para su sorpresa poco después recibió junto con la noticia del
cumplimiento de su orden la de que durante el habitual registro a su casa habían
encontrado una pared falsa en cuyo interior había material propagandístico y libros de
consulta herejes, Schinitzas para más señas, además de varias armas y cartuchos de
dinamita y tras su arresto ambos habían reconocido que eran miembros del ejército
secreto.
- Vaya, Vaya, eso sí que no me lo esperaba, esos blandengues jugando a los terroristas.
Bueno, en realidad es mejor así, pues ahora ya tenemos una excusa perfectamente valida
para hacer lo que de todas formas ya teníamos planeado.—le dijo Morgul a Seseljm tras
leer el informe y pasárselo, para que también el pudiese leerlo.
En cuanto terminaron con eso se dirigieron ambos hacia la sala de interrogatorios, en
cuya pared izquierda estaban encadenados firmemente Miljana y Stimje.
Ni Morgul ni Seseljm les habían visto desde que sus caminos se separaron al salir del
cuartel, por lo que les costó un poco convencerse de que eran ellos. Sin embargo lo
eran, tras fijarse un poco el parecido se hacía notorio. Miljana se había convertido en
una hermosa hembra, según los patrones Trojolms por lo menos. En comparación
Stimje, más bien bajito, aunque no tanto como Morgul, que sigue siendo bastante
enclenque de tamaño para el patrón Trojolm, llamaba mucho menos la atención
físicamente.
-- Vaya, Vaya, ¿quien lo iba a decir, nada menos que el arrancaojos y el desollador en
persona?. ¿Me podéis explicar cual de las dos cosas va a ser primero?—les preguntó
Miljana burlonamente en cuanto les vio, la cual, pese a su indefensa posición mostraba
un chocante humor negro. .
Morgul la miró fijamente a los ojos sin decir nada durante un segundos, pero por mucho
que buscó no encontró el menor atisbo de miedo en ellos, aunque evidentemente sabía
lo que les esperaba. Stimje en cambio se notaba que estaba más nervioso.
-- He oído muchas cosas sobre vosotros últimamente, y la verdad, ninguna buena. He
oído que os divertíais torturando a todo el que caía en vuestras manos, fuesen soldados
o civiles, machos o hembras, adultos o niños. ¿Es verdad, Morgul, que tu violaste a una
niña de tres años durante la guerra, después la arrancaste los ojos y la desollaste viva
78
antes de rematarla degollándola?—siguió preguntando Miljana burlona y
desafiantemente.
-- Es todo verdad y ese es precisamente el destino que te espera a ti y a tu marido. Esa
maldita niña era la hija del alcalde hereje de Miljaranka y esta escrito en el libro de la
verdad, “No dejarás con vida a los hijos de un hereje, pues ellos heredarán la maldición
de sus padres”
-- ¿Y tu naturalmente te crees a pies juntillas toda esa basura, y además apuesto que
encima te considerarás alguien justo?. ¿Como pudiste hacer semejante monstruosidad?
-- La justicia no es algo que me preocupe, sobre todo la supuesta justicia de un par de
herejes. Solo me interesa saber que cuento con la bendición de Dios. Si no fuese así
ahora no sería el señor supremo de la Troljmia.
-- Detestamos a tu maldito dios sanguinario.—fue la respuesta de Stimje.
-- Vaya, así que al final has tenido el valor de abrir la boca. Lástima que pronto te la
vaya a arrancar de cuajo, asqueroso e insignificante hereje. Acabemos con ellos de una
vez. —fue la dura contestación de Seseljm, seguida de aquella clara petición de vía libre
dirigida a Morgul.
-- Normalmente suelo arrancar los ojos de mis enemigos para ahorrarles la vista de lo
que les espera, pero ya que eres tan insolente, pequeña Miljana, a ti te los dejaré intactos
para que puedas contemplar tu final.—fue la contestación de Morgul, mientras con un
gesto indicaba a Seseljm que esperase.
-- Sin embargo, antes de empezar quiero que me contestes a unas preguntas. ¿Sabes
quien es el comandante flecha, vuestro líder hereje?.
-- No lo sabemos, y aunque lo supiésemos no te lo diríamos.—fue la respuesta de
Stimje.
-- ¿Seguro que no lo sabéis?.
-- Se dice que solo un par de sus lugartenientes más allegados saben quien es y nosotros
no conocemos ni a nuestro comandante ni a sus lugartenientes. De hecho no conocemos
a prácticamente nadie en la organización y lo mismo pasa con el resto de los miembros
de base, simples soldados como nosotros. De ese modo, aunque nos capturen no
podemos denunciarles aunque nuestra voluntad flaquease, que no va ha ser el caso.—
contestó Miljana suave, pero desafiantemente.
-- ¿Desde hace cuanto renegasteis de Dios para servir a la herejía Schinitza?.
-- Hace diez años.—fue la respuesta de Miljana.
-- ¿Porque lo hicisteis?
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-- Porque nuestro sanguinario Dios no tiene nada bueno que ofrecernos, solo crueldad y
sumisión. Ansiábamos algo mejor y cuando lo encontramos nos pusimos de su lado,
aunque sabíamos perfectamente cual sería el precio si nos capturaban.
-- En eso también te equivocas, Miljana, no tienes ni idea de lo que te espera, ni tu
marido tampoco, pero pronto lo sabréis. Puedes comenzar, Seseljm.
Y seguidamente Morgul se acercó a Miljana y la violó repetidas veces antes de
comenzar el grueso de la sesión de tortura. Con ella comenzó directamente con el
desollamiento, pero esta vez de una forma aún más lenta y dolorosa de lo que solía ser
habitual en el, que ya es mucho decir, pues Morgul estaba torvamente decidido a hacerla
sufrir lo máximo posible antes de morir, aunque eso le llevase más tiempo de lo
habitual.
Por ello, ha medida que la iba despellejando viva, iba mojando sus heridas con ácido
lento, para aumentar aún más el dolor de la agonía.
Mientras tanto Seseljm se encargaba de torturar a Stimje. En primer lugar le había
arrancado los ojos para comérselos y después le cortó la lengua en trocitos pequeñitos,
poco a poco, antes de arrancarle los dientes uno a uno y pasar seguidamente al
desollamiento. De hecho, Stimje murió más de media hora antes que Miljana, pues
Seseljm no suele ser tan “cuidadoso” en sus torturas como Morgul y sus victimas
tienden por ello a “morírsele” antes que a Morgul.
La lenta agonía de Miljana duró más de tres interminables horas, pero Morgul logró
arrancarle un decepcionante número de gestos de dolor, pese a todo el celo que puso
para conseguirlo. Miljana aguantó desafiante hasta el final y también Stimje, aunque en
alguna menor medida, resistió con una entereza que les sorprendió.
Tras acabar con ellos, o mejor dicho, “morírseles” a causa de sus sanguinarias torturas,
Morgul y Seseljm se dieron una buena comilona con sus carnes para reponer fuerzas,
antes de dedicarse a su, en comparación, aburrida e insulsa labor de gobierno.
Respecto al hijo de Miljana y Stimje ordenó que lo sacasen discretamente del cuartel
donde estaba y lo entregasen a los sacerdotes de Rileh, para ser sacrificado allí y que su
sangre sirviese así de expiación ante Dios por los pecados de sus padres.
Naturalmente su orden fue cumplida rápidamente, no en vano ahora era el amo de toda
la Troljmia.
En los días siguientes Morgul y Seseljm se dedicaron a traer para torturarlos hasta la
muerte a todo aquel que, en su opinión, les hubiese faltado al respeto alguna vez. En
80
total, en una semana, torturaron personalmente hasta la muerte a más de veinte Trojolms
de todo sexo, edad y condición.
Con ello Seseljm terminó dándose por satisfecho, por lo que respecta a la venganza,
pues ni siquiera entonces su sádica ansia sanguinaria se apagó y una vez agotada la
excusa de la venganza, pasaron a la de la eliminación de terroristas, pues hasta el
Momento 0 raro ha sido el día que no se han “divertido” un par de horas torturando
hasta la muerte a algún miembro capturado del ejercito secreto o por lo menos,
sospechoso de serlo.
Sin embargo, Morgul aún ahora, en el Momento 0, tiene cuentas personales que ajustar,
en su opinión, pero para su gran frustración no se atreve, pese a su poder absoluto, a
proceder contra ellos. Se trata de sus padres y de su hermana.
Sus padres seguían y siguen siendo simples campesinos, y su hermana, que durante la
guerra sirvió de ayudante de campo de su patrona hasta su muerte en combate y
seguidamente fue enviada de vuelta a la retaguardia el resto de la guerra para servir
como funcionaria de bajo rango del departamento de administración de suministros
alimenticios de Mantranacor. De hecho aún actualmente conserva ese puesto, pues
Morgul no se atrevió a deponerla por temor a que Dios interpretase eso como una
violación de su mandato, como enseguida explicaré.
Morgul también ha “olvidado” todos los cariños y atenciones que sus padres le
dedicaron y solo recordaba sus críticas y amargas recriminaciones. Hacía tiempo que se
había hartado de ellos y de sus censuras constantes a su proceder. De hecho, desde que
empezó la guerra y se despidió de ellos para marchar al frente, nunca más a vuelto hasta
el Momento 0 ha visitar a sus padres ni a su hermana, y desde que accedió al poder ni
siquiera se molesta en escribirles, y cuando recibía una carta suya la destruía
despectivamente de inmediato sin leerla, por lo que ante la ausencia de respuesta hace
tiempo que desistieron de intentar comunicarse con el.
Sus padres y su hermana, en verdad estaban y están avergonzados de su bárbaro
proceder, aunque desde su acceso al poder se han cuidado muy mucho de no mencionar
la menor crítica hacía el, excepto entre ellos y en privado.
De hecho desde la brutal tortura de Morgul a aquellos Capacs hacía tantos años, sus
padres se habían dado cuenta de que su hijo era un sádico enfermizo y temieron haber
caído en desagrado ante Dios por alguna razón, y por tanto decidieron no arriesgarse a
tener más hijos, por temor a que saliesen como el, o aún peor. Ese es el motivo por el
que Morgul solo tiene una hermana, cuando una pareja normal de la edad de los padres
81
de Morgul ya suelen haber tenido unos cuatro o cinco hijos. Afortunadamente Morgul
no sabe eso, pues sus padres nunca se lo dijeron a nadie, ni siquiera a Sliva.
El problema que Morgul encontraba es que en el libro de la verdad sabía que hay un
pasaje que dice:
-- Que nadie dañe a sus padres y a sus hermanos en ninguna forma y por ningún motivo,
pues son sangre de su sangre y alma de su alma y quien los dañase deliberadamente en
forma alguna será maldito ante Dios por siempre y toda su obra será deshecha y baldía
por siempre jamás”.
Aquel texto constituía un obstáculo formidable, pues Morgul, que es profundamente
creyente, temía que si tocaba a sus padres o a su hermana en forma alguna Dios le
abandonaría y todos sus grandiosos planes se derrumbarían, tal como advertía aquel
texto. Por ello, Morgul se abstuvo de tocarlos o perjudicarlos en modo alguno, pese a su
enfermizo deseo de venganza, pues decidió que amaba más a sus planes de poder
absoluto más que a la venganza, por lo menos en este caso. De todas formas Morgul,
aunque no se atrevió a tocarlos tampoco estaba dispuesto en absoluto a hacer nada por
ayudarles, así que ninguno de los tres obtuvo la menor ventaja de que su tan cercano
pariente fuese el amo de la Troljmia. El hecho, muy afortunado para ellos de no haber
sido llamados a filas ninguno de los tres, se debe solamente al hecho de que el
funcionario del departamento de distribución de recursos personales se encontró con
que los informes que detallan su rendimiento laboral, anónimos, con el nombre
sustituido por números, precisamente para evitar el favoritismo, son tan favorables que
decidió que serían más útiles para el estado continuado con sus trabajos de funcionaria y
productores de alimentos, que marchando al frente. después de todo alguien debía
quedarse para hacerse cargo de la administración y de producir comida.
Eso y solo eso salvó a sus padres y a su hermana hasta el Momento 0.
12.
Una vez ajustadas todas sus cuentas hasta donde se atrevió, y salvando los habituales
“divertimentos” torturando junto a Seseljm a algún desgraciado, tal como acabo de
decir, se dedicó a centrarse en sus planes de expansión territorial y en aniquilar a todos
82
los que aún se oponían a su poder en el interior de la Troljmia, es decir, al fastidioso
ejército secreto.
Para ello procedió rápidamente a iniciar una frenética carrera de rearme, con el objetivo
en mente de convertir a la Troljmia en la mayor potencia militar de todo Gacitaia. Para
ello procedió a poner por sucesivos decretos del 1982 y 1983, centralizando toda la
economía bajo un férreo control estatal, acabando con el amplio margen de autonomía
que los cuatro reinos habían concedido en el campo de la economía y el comercio
exterior a su población, lo que junto a su laxitud a la hora de autorizar ascensos en
cantidad de una clase social a otra, explica en gran medida el gran crecimiento que tuvo
la industria de todo tipo durante sus, la gran mayoría del tiempo, pacíficos gobiernos.
A partir del ascenso al poder de Morgul la atención y los recursos fluirían y fluyen hasta
el Momento 0 preferentemente hacia la industria de armamento, en detrimento de la de
bienes de consumo.
Eso sin embargo no supuso penurias importantes ni restricción de los bienes de
consumo básicos, por lo menos hasta poco después de que empezase la guerra.
Entonces, por decreto del 3 de marzo de 1988 ordenó establecer un rígido y estricto
sistema de racionamiento en el que los soldados en el frente tienen prioridad y a medida
que se alargaba y se hacía cada vez más costosa tanto en soldados como en material las
raciones reservadas a la población civil de la Troljmia se fueron haciendo cada vez más
escuálidas y actualmente, en el Momento 0, equivalen a solo unas tres cuartas partes de
la ración mínima nutricionalmente necesaria para un trabajador con jornada de ocho
horas, es decir, el hambre, aunque aún no muy aguda, empieza a hacerse sentir. Esa es,
naturalmente, la situación de los ciudadanos, pues las raciones de los esclavos, tanto
Trojolms como importados de los territorios conquistados, es aún más pequeña y
aunque aún es lo bastante grande como para impedir las muertes por inanición, ya está
muy cerca de ese límite dado el infernal ritmo de trabajo al que suelen estar sometidos
habitualmente.
Además de incrementar en varios miles de personas la casta militar por decreto de 2 de
diciembre de 1983, seguidamente y por decreto del 14 de enero de 1984 procedió a un
notable endurecimiento de las condiciones para ascender de clase social. Se aumentaron
notablemente las penas a quien usase el soborno o contactos familiares para lograr el
ascenso socias, dejo de admitirse de facto el que lograr un nuevo trabajo por vacante
sirviese para lograr el cambio de clase social, prohibiendo toda clase de cambio de
83
trabajo sin autorización gubernamental y por tanto haciendo aún más rígido e
inamovible el sistema de castas.
Ya no se permitiría que las fuerzas del mercado impusiesen de facto cambios en los
efectivos de las respectivas clases sociales, sino que ha partir de entonces el estado, con
Morgul a su cabeza, dictaría donde trabajaría cada uno y cuando podía cambiar de
trabajo y eventualmente de clase social.
Posteriormente, por decreto de 26 de septiembre de 1987 se decretó que ha partir de
entonces todo ascenso de clase social quedaría ligado ineludiblemente a méritos de
guerra, incluso para ascender de una clase social civil a otra también civil y no solo para
ascender a la clase militar como era norma en su caso. Ésta ley tenía como objetivo
militarizar aún más a la sociedad y estimular la combatividad de los soldados en la ya
inminente guerra. En cambio los casos de concesión gubernamental de cambio de clase
social en ausencia de mérito militar se redujeron notablemente tanto legalmente como
en la práctica. La guerra se convirtió, por tanto, más que nunca antes, en la única llave
del ascenso social.
Una de las primeras medidas estrictamente militares de Morgul fue la creación por
decreto de 12 de marzo de 1983 de los “spetznaz” o comandos de aniquilación, una
unidad de élite de 10.000 soldados dotado del más moderno armamento y sacado de
entre los más sanguinarios soldados de los ejércitos Trojolms con la misión de dirigir la
proyectada campaña de exterminio contra el ejército secreto y una vez iniciada la
guerra, también como unidades de élite en combate y brazo ejecutor del exterminio de
las “fatzias” conquistadas, una vez llegase el momento apropiado para ello. Estas
unidades están asociadas a los ejércitos regulares, pero contando con mandos y
organización propia.
-- Quiero un cuerpo de elite del que solo puedan formar parte soldados entrenados
meticulosamente en todas las tácticas de combate y aniquilación del enemigo. Gente
capaz de violar a la hija de tres años de un enemigo, arrancarle los ojos, desollarla viva
durante una hora y después degollarla para rematarla sin que en todo el proceso se les
mueva un solo músculo de la cara como no sea para sonreírse.—le había dicho Morgul
aquel mismo día en su reunión diaria con Seseljm en que trataron del tema. Es decir,
Morgul se ponía a si mismo como ejemplo a seguir.
Seguidamente, cuando le preguntó a Seseljm si sería capaz de encontrar 10.000
soldados con la dureza requerida, Seseljm contestó sonriéndose que si era necesario
84
podría reclutar cuatro veces más soldados de los que pedía con la condición requerida y
la verdad es que no andaba muy desencaminado en su apreciación.
-- No, por el momento con 10.000 es suficiente, pues es un número lo bastante grande
para ser decisivo en los combates que nos esperan y lo bastante pequeño como para no
tener que recurrir a combatientes de calidad técnica inferior para nutrir sus filas.
Además, como justa recompensa por tu vital apoyo y tu demostrada fidelidad, quiero
que seas tu quien los dirija personalmente en todos los aspectos tanto disciplinarios
como organizativos. Tendrás plena autoridad sobre todos ellos y serán, por tanto,
hechuras tuyas, no me inmiscuiré en su funcionamiento, te dejaré vía libre para que los
formes y gobiernes como mejor entiendas que sea para nuestro beneficio—fue la
respuesta y la oferta de Morgul, a lo que Seseljm naturalmente, acepto encantado, y
pocos minutos después, tanto Morgul como Seseljm firmaban su orden de formación.
Seguidamente, una vez formados y entrenados los lanzaron contra el ejercito secreto.
Unos 7.000 Trojolms fueron exterminados desde la fundación de los “spetznaz” hasta el
comienzo de la guerra en el marco de la guerra contra el ejército secreto y como
consecuencia de ello sus actividades antigubernamentales se redujeron
considerablemente. Sin embargo, pese a todos sus esfuerzos, no lograron extirpar al
ejercito secreto de forma decisiva ni destruir a sus líderes principales, incluido el
misterioso comandante flecha.
De hecho Morgul como reconocimiento adicional a la amistad y probada lealtad de
Seseljm le nombró oficialmente como su sucesor en caso de muerte o incapacidad suya
por decreto de 24 de octubre de 1983, además del cargo que ya tenía desde el acceso al
poder de Morgul de jefe del directorio general-militar o jefe del alto mando Trojolm,
que ya le convertía en el segundo en la cadena de mando, cargo que conservó también
hasta el Momento 0.
Sin embargo, pese a los 17.000 muertos de la guerra de Schinn y a los más de 15.000
muertos en la represión política y militar posterior entre la toma de Mampang y el
comienzo de la gran guerra Trojolm, el fuerte crecimiento de la natalidad impulsado por
la prosperidad relativa, la paz y las medidas de apoyo a la familia de Morgul logró
compensar durante los años de paz casi todas esas pérdidas, de forma que al comenzar
la gran guerra Trojolm la población Trojolm era solo 4.000 personas menor que al
comienzo de la guerra de Schinn. Es decir, unos 325.000 habitantes. Sin embargo una
vez comenzada la guerra y sobre todo a medida que esta fue absorbiendo más personas
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y recursos el índice de natalidad se desplomó casi hasta cero, de forma tan espectacular
como había crecido durante los años de paz.
Morgul tampoco descuidó desde luego las medidas para acabar con el arraigado espíritu
de clan y tribu que había dado tarde o temprano al traste con todos los estados Trojolms
unificados anteriores. Para ello procedió a desplazamientos masivos de población de un
lugar a otro para dispersar territorialmente a las tribus y a prohibir los matrimonios
dentro de una misma tribu, como era habitual hasta entonces, a partir del 7 de
noviembre de 1983 se hizo obligatorio casarse con alguien de otra tribu distinta a la
propia, para así favorecer su mezcla y anular su influencia sobre la sociedad
Y mientras La Troljmia se fortalecía cada vez más, sus vecinos Arwandianos se veían
inmersos en una cada vez más profunda y crónica crisis económica con sus secuelas de
descenso de la producción, inflación galopante, aumento notable del paro y como
consecuencia de todo ello aumento de popularidad de los movimientos políticos
antidemocráticos, liderados por el “fascista” partido del poder nacional de Ular Besek.
El levantamiento militar de Ular Besek el 5 de diciembre de 1986 y el consiguiente
estallido de la guerra civil en Arwandia fue recibido, naturalmente, con alborozo por
Morgul, pues significaba que su gran vecino del oeste se desangraría a si mismo,
debilitándose y facilitando así su posterior conquista por sus ejércitos y el posterior
exterminio de todos sus habitantes.
casi de inmediato Morgul entró en tratos con Ular Besek, ofreciéndole proporcionarle
armamento de todo tipo en gran cantidad y éste, que sabía que sin esa ayuda tenía todas
las de perder, aceptó y en efecto pronto la ayuda militar Trojolm, siempre indirecta, se
hizo cada vez más importante.
Morgul deseaba que la guerra civil se prolongase el mayor tiempo posible y fuese lo
más sangrienta y destructiva posible para así debilitar al máximo de su vecino y moduló
la intensidad de su apoyo militar con ese objetivo, como se narra en el apartado de la
guerra civil Arwandiana del libro “Gacitaia”. De hecho, aunque Ular Besek finalmente
logró conquistar la capital, Galar Nirth y la mayor parte de Arwandia, la guerra civil aún
prosigue en el Momento 0 en las montañas y zonas aledañas del noroeste del país, para
mayor beneficio de Morgul.
Con ello Morgul había dejado fuera de juego a uno de sus vecinos sin apenas coste en
pérdida de soldados, aún antes de iniciar su gran campaña en el este.
Así fue, pues finalmente, el gigantesco esfuerzo de rearme y modernización del ejército
y la industria de armamento, dotándose con ello del más potente y moderno armamento,
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le dio a Morgul la confianza suficiente para intentar hacer realidad sus ambiciones de
agresión y conquista. El 7 de febrero de 1988 convocó a todos sus generales en una
conferencia en Mantranacor para notificarles que había decidido lanzar su ofensiva
general contra Urlitas y Unioides el 26 de febrero de ese mismo año y les mostró su
intención de iniciar inmediatamente después la invasión y destrucción total del odiado
reino de Kakabad.
En esta conferencia, llevado de su confianza en su nuevo y potente ejército y de su
enfermizo odio contra los Trojolms les reveló que el objetivo de la ofensiva contra
Kakabad era el exterminio total de todos sus habitantes y en esto cometió un error fatal,
pues uno de los ayudantes del general Nejen era miembro del ejército secreto y logró
hacerse con un original de la directiva que reconocía sus propósitos de exterminio sobre
los Kigians. rápidamente el comandante flecha, que había estado informando
puntualmente pero en vano a sus vecinos de los objetivos belicosos y agresivos de
Morgul, dio orden de enviar dicho documento a Kakabad y entregárselo a sus servicios
secretos. La arriesgada misión fue llevada a cabo con éxito y el 3 de marzo de 1988,
apenas iniciada la guerra contra Urlitas y Unioides, el contenido de la directiva fue
hecha pública en todos los periódicos de Kakabad.
Su población y sus gobernantes, al enterarse del destino que les preparaban, decidieron
torvamente que si iban a ser exterminados, por lo menos se llevarían con ellos al mayor
número posible de Trojolms en el proceso y se prepararon febrilmente a aumentar sus
ya formidables defensas y prepararse para una guerra a muerte, hasta la última bala y el
último soldado. Tras esto, toda posibilidad de una rendición “razonable” de Kakabad se
hizo imposible, solo quedaría una lucha hasta el fin. Ese fue el mayor éxito
propagandístico del ejército secreto, el que tuvo más consecuencias en el posterior curso
de la guerra.
Por lo que respecta a la guerra propiamente dicha, la campaña contra el ejército Urlita
de Geniber se desarrolló en general, pese a algún retraso en el calendario previsto y la
intervención en su ayuda del vecino reino Urlita de Sajoo, a pleno gusto de Morgul y su
estado mayor. A partir de entonces Morgul perdió gran parte de su interés por ese
frente, que pasó a considerar secundario en comparación con su gran sueño, la conquista
y destrucción del reino de Kakabad, para después poder extender su campaña de
exterminio en las carnes de la población Kigian del reino de Tirgu Mures, aún más al
este, y para hacer todo ello, que era y es su máxima prioridad, era imprescindible
conquistar primero la Unioidia, pues esta en medio de su camino. Ciertamente solo
87
algún duro revés sufrido en el frente Urlita llamó temporalmente su atención sobre el,
como el revés de la batalla de Geter, castigado duramente en las carnes de los ya
indefensos prisioneros de guerra, como la ejecución ordenada por un Morgul furioso, de
unos 8.000 soldados Urlitas recién capturados para vengarse de la humillante derrota del
paso de Geter el 22 de agosto de 1988 y con el propósito adicional de quebrar su
voluntad de resistencia mediante aquel castigo ejemplar, aunque naturalmente los
resultados fueron los opuestos. Los Urlitas de Sajoo endurecieron aún más su voluntad
de resistencia.
Sin embargo pese a su dureza la guerra en el frente Urlita fue y es una guerra con reglas.
Ninguno de los contendientes uso armas químicas en dicho frente y los prisioneros
Urlitas, salvo excepciones espectaculares como la ya mencionada, generalmente veían
respetadas sus vidas, algunos para ser enviados como esclavos a la Troljmia para servir
como mano de obra barata que contribuyese a la economía y al esfuerzo de guerra
Trojolm en las minas o en el campo, pero nunca en industrias por el temor de Morgul a
sabotajes o a connivencias con el ejército secreto, o bien, opción preferida, “liberados”
oficialmente, pero obligados extraoficialmente a trabajar con el mismo propósito en las
fábricas de armamento de los territorios conquistados. El mismo esquema se sigue
también con los prisioneros Unioides, aunque allí después del asedio y destrucción de
Kutiara las ejecuciones de prisioneros aumentaron bastante en número. Los futuros
planes de exterminio de Morgul sobre ambas “fatzias” y a la lago plazo de todas las
demás, solo son conocidos por el mismo y por Seseljm.
Fue por tanto, el frente Unioide el que más atención y también frustraciones produjo en
Morgul y su estado mayor y por tanto su dirección fue encomendada a Seseljm en
persona. Allí la lucha fue mucho más dura que en la Urlitia, pues los Unoiodes se
defendían con gran fuerza y los Trojolms tenían que conquistar sus numerosas y
potentes fortalezas en costosos y sangrientos asaltos cuerpo a cuerpo. Sin embargo al
principio Morgul se contuvo con la esperanza y ordenó a sus tropas respetar las reglas
de la guerra con la esperanza de que se produjese un colapso del frente enemigo.
Ante esta situación y cuando la capital Unioide de Kutiara ya había sido cercada,
Morgul ordenó a Seseljm por orden del 13 de septiembre de 1988 no intentar tomarla al
asalto ni tampoco al resto de las fortalezas Unioides que seguían resistiendo, sino
mediante bombardeos en masa con su armamento más destructivo, incluidas las armas
químicas.
88
El despiadado bombardeo a Kutiara que siguió hasta su caída concluyó con el
exterminio del 70 % de su población. Sin embargo tampoco eso quebró la resistencia de
los ejércitos Unioides hasta que finalmente sus posiciones fueron conquistadas y lo que
quedó del ejercito Unioide se retiró a Kakabad, los cuales les habían estado apoyando
tanto en soldados como en armamento, aunque sin entrar oficialmente en guerra.
Solo entonces pudo Morgul centrarse en su gran sueño, la aniquilación de la “fatzia” de
los Kigians, cuyo primer e imprescindible paso era la conquista de su gran ciudad
fortificada de Kakabad.
Para entonces, para gran satisfacción de Morgul hacía tiempo que su política de alianzas
de retaguardia había comenzado a dar sus frutos. Ahora Morgul disponía de decenas de
miles de soldados Jiaks para contribuir a sus campañas como carne de cañón y
sucesivamente con la alianza, aunque sin colaboración efectiva dada la distancia entre
ellos, de los Shelks, de la facción de “los señores de los Dragones” de la península de
Kerm y por el último, la de los Titelles.
Ante la enorme potencia de las fortificaciones que rodean y defienden Kakabad algunos
de sus consejeros le recomendaron a Morgul repetir la táctica que tan buenos resultados
le había proporcionado en Mampang, limitarse a cercar la ciudad herméticamente y, en
este caso, también bombardearla por aire y esperar a que muriesen todos de hambre. La
táctica, naturalmente, sería lenta, pero segura, argüían estos.
Sin embargo Morgul no quiso saber nada de eso, estaba ansioso, terriblemente ansioso
de cumplir finalmente la profecía final del libro de la verdad y para ello lo más rápido y
en su opinión lo más “glorioso” y “apropiado” era tomarla al asalto sin importar las
pérdidas que sufriesen en el proceso y esas fueron las ordenes que dio a Seseljm, que
nuevamente sería el encargado de dirigir personalmente la campaña, bautizada confiada
y pomposamente, como “omnipotencia divina”.
Los Kakabadianos, sin dejarse amedrentar por el enorme ejercito movilizado contra
ellos, les amenazaron por boca de su comandante de estado mayor, general Gorog, con
que las murallas de Kakabad serían la tumba de todos ellos y la verdad es que, aunque
exagerada la expresión, los hechos demostraron que sería la tumba, sino de todos, si la
de decenas de miles de ellos.
Para Morgul si la campaña Unioide ya le había arruinado mas de una noche de sueño, la
de Kakabad resultó ser una verdadera pesadilla. Ante la potencia de las fortificaciones
Kakabadianas y su fanática resistencia los avances de sus ejércitos fueron
desesperadamente lentos y las bajas alarmantemente altas y hubiesen sido muchísimas
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más si no fuese por el hecho de disponer ahora de decenas de miles de soldados Jiaks
para usarlos como carne de cañón enviándolos en vanguardia a los frentes más
peligrosos. Con el tiempo estas se hicieron más abultadas que en batalla alguna librada
con anterioridad en cualquier parte de Gacitaia. El recurso de los Trojolms a las armas
químicas tampoco produjo apenas efectos, ni entre los defensores ni entre su población
civil, pues ya se lo esperaban y los refugios de los civiles en el interior de la ciudad
están meticulosamente sellados herméticamente para impedir entrar al gas venenoso y
sus soldados están dotados todos de trajes anteguerra química y de hecho combatían con
ellos puestos desde el comienzo de la batalla, mucho antes de que los Trojolms las
usasen efectivamente.
A medida que pasaban los meses con avances lentísimos y a un coste enorme
empezaron a circular todo tipo de chistes macabros entre los soldados Trojolms, signo
seguro de que la moral y la confianza en la victoria empezaban a declinar.
Por ejemplo se hizo habitual que cuando un soldado del frente regalaba o prestaba algo
a un compañero este respondiese:
-- Se práctico, regálame un ataúd.
También se burlan acremente del nombre oficial de la campaña, dicen que es un nombre
muy apropiado, pues participar en dicha campaña era la forma más rápida de reunirse
rápidamente con Dios en el paraíso.
También decían que Gorog, el general en jefe de los Kakabadianos, era una persona de
palabra, en referencia a su amenaza de que morirían todos ante las murallas de Kakabad.
Seseljm sabía todo esto, pero no podía hacer nada, pues si procedía a castigar
adecuadamente a quienes hacían esas gracias de mal gusto, por no decir, abiertamente
derrotistas, tendría que prescindir de más de la mitad de su ejército.
Respecto a una posible ayuda por parte de los Kigians de Tirgu Mures, Morgul no
estaba muy preocupado por esa posibilidad, pues contaba con que los Uigures que
compartían la ciudad y el poder en el reino con ellos no se avendrían a permitirlo. De
hecho Morgul contaba con los Uigures de Tirgu Mures como posibles aliados y
colaboradores en el exterminio de los Kigians de dicho reino y para aumentar las
posibilidades de que eso sucediese procedió a financiar generosamente con dinero a los
Uigures contrarios a la convivencia pacifica con los Kigians, agrupados en el partido
nacional Uigur intransigente de Baztog, ya desde antes de lanzar su ofensiva sobre
Kakabad.
90
Por desgracia para el los espías del ejército secreto se enteraron de esta maniobra e
informaron de ella a las autoridades tanto Uigures como Kigians del reino y eso supuso
un gran golpe propagandístico para los seguidores de Baztog, que pasaron a ser
llamados popularmente, “los comprados” y los “mercenarios”. Naturalmente los
Kigians de Tirgu Mures deseaban casi unánimemente ayudar a los Kakabadianos, pero
no se atrevían a hacerlo sin el apoyo de sus convecinos Uigures, por temor a romper el
tan costosa y recientemente logrado acuerdo de convivencia y reparto pacifico y
democrático del poder entre ellos. Por su parte, la mayoría de los Uigures temía cada
vez más la presencia de un ejército Trojolm en sus fronteras y admiraba cada vez más la
heroica resistencia ofrecida por los Kakabadianos, por lo que la popularidad entre ellos
de intervenir al lado de estos contra los Trojolms fue ganando cada vez más terreno,
hasta terminar decidiendo finalmente a sus autoridades por dicha opción.
No contentos con ello solicitaron la ayuda del reino Uigur vecino de Ka-Lin y tras
algunas dudas por su parte la obtuvieron.
En el consejo secreto celebrado en Tirgu Mures el 28 de julio de 1990 se tomó la
decisión final de entrar aliados en guerra contra los Trojolms y dar el mando como
comandante en jefe del ejército expedicionario al general Uigur de Tirgu Mures, Yvar
Tomanza, que pronto demostraría estar a la altura de la tarea.
Durante todo el mes de agosto los ejércitos aliados fueron concentrándose con el mayor
sigilo posible en los bosques y colinas situadas al este del paso de Bej.
Para ello avanzaban por caminos rurales apenas transitados y ocultaban a sus soldados y
su gran concentración de material, pues la sorpresa en el ataque era vital para su éxito.
Finalmente, el 8 de septiembre de 1990 se produjo la gran ofensiva, 40.000 soldados
aliados contra los más de 60.000 Trojolms concentrados para entonces en el cerco de
Kakabad. Pese a su desventaja numérica los aliados contaban con el factor sorpresa, con
el apoyo de los sitiados Kakabadianos, con que eran tropas frescas mientras los
Trojolms están cansados por más de un año de asedio y que contaban con un nuevo
arma, los Tuviej, 60 lanzacohetes múltiples autopropulsados capaces de lanzar 20
cohetes en una sola salva con un alcance de 20 kilómetros, una potencia de fuego
superior a la de cualquier arma Trojolm.
Con todos esos factores de su lado los aliados lograron conquistar rápidamente y por
sorpresa el paso de Bej e irrumpir en el valle de Kakabad.
Cuando Morgul se enteró de la noticia se puso lívido y estalló en un inaudito ataque de
furia en medio de todo el consejo de guerra.
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-- ¡¿Como es posible, como es que nadie me advirtió de esto?!. ¡Y encima me informan
de que nuestras tropas retroceden ante el nuevo enemigo! ¡¿Que es esto, que ha sido del
vigor y valor Trojolms?!. ¡¿He de creer acaso que mis tropas ya no están a la altura de la
tarea, pues hasta los “Spetznaz” retroceden?!. ¡¿Es que mis soldados se han confabulado
para ponerme en ridículo ante todo el mundo?!—y entonces se puso a llorar de
amargura delante de todo el estado mayor. Hasta entonces en ocasiones había estallado
en cólera o mostrado su amargura por los reveses de la guerra, pero nunca le habían
visto ponerse de esta forma. Sin embargo tras menos de medio minuto de expectante
silencio se sobrepuso y empezó a tomar decisiones.
-- Que envíen todas las tropas de reserva hacia Kakabad, todas las tropas de Arwandia,
toda la primera división, la mitad de las tropas que asedian Sajoo y todas las
guarniciones de los territorios conquistados y en la propia Troljmia que no sean
totalmente imprescindibles.—seguidamente Morgul menciono el monto de las tropas
que consideraba imprescindibles en cada sector. La guerra de Kakabad debe tener la
máxima prioridad. Debemos reunir y enviar un numero de tropas similar, o a ser posible
superior al que se ha unido al enemigo en Kakabad. Espero que todos sean conscientes
de que si no logramos destruir a este nuevo ejército, y dijo destruir, no solamente
rechazar momentáneamente, deberemos dar por perdida la guerra.
Señores, soy consciente de que con esta ultima leva que estoy ordenando, nuestra
posición en el resto de los frentes, en todos los territorios ocupados y en nuestra propia
patria se vuelve sumamente comprometida. Sencillamente estas que envió ahora a
Kakabad son nuestras últimas reservas. Si los refuerzos que enviamos a Kakabad no
logran la victoria sobre nuestros nuevos enemigos rápidamente, todos los pueblos
sometidos y el mismo ejército secreto en nuestro propio corazón se crecerán contra
nosotros.
El general Magín movió la cabeza visiblemente preocupado.
-- Estas medidas suponen dejar en toda la frontera sur con la Rulia menos de 5.000
soldados en más de 200 kilómetros de frontera. ¿Que sucederá entonces si deciden
entrar en guerra contra nosotros, con que los detendríamos?. Esas medidas suponen
dejar menos de 15.000 soldados en toda la Troljmia para combatir al ejército secreto,
que cuenta con varios miles de rebeldes en las montañas y traidores emboscados en
nuestras ciudades, incluso aquí, en Mantranacor.
-- Soy tan consciente de ello como usted, pero desgraciadamente no tenemos otra
opción. En Kakabad tenemos ahora unos 60.000 soldados y aún así retroceden contra un
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enemigo inferior en número. Si ese ejército es destruido o forzado a retirarse será el fin
de toda esperanza de ganar la guerra. La decisión de quien se alzará con la victoria se
decide exclusivamente allí. Por tanto no nos queda otra opción que enviar todas nuestras
reservas hacia allí para evitar nuestra derrota allí. envió otros 30.000 soldados, casi
tantos como el nuevo ejército enemigo, confío en que eso sea suficiente para destruir
rápidamente a nuestro enemigo. Si vencemos allí rápidamente, podremos enviar de
vuelta a donde sea necesario las tropas que ahora enviamos para combatir al resto de
nuestros enemigos. Si no vencemos rápidamente, o aún peor, perdemos esta batalla, nos
saldrán enemigos por todas partes y ya no nos quedaran fuerzas para evitar nuestra
derrota. A llegado el momento decisivo y espero que todos ustedes y el pueblo Trojolm
al completo sean conscientes de ello. Necesito una victoria rápida contra el nuevo
ejército, pues ese ejército es la ultima esperanza de los Kigians y del resto de nuestros
enemigos.
Con eso Morgul dio por concluida la conferencia de urgencia y seguidamente se retiró a
su despacho para telefonear y enviarle las instrucciones adecuadas a Seseljm, su único
amigo, el que había estado aguantando todas las amarguras de aquella campaña sobre el
mismo terreno, el único capaz, estaba seguro de ello, de dar la vuelta a su comprometida
situación.
13.
¿Pero mientras tanto, cual era la situación en la sitiada Kakabad?. En el momento en
que los aliados lanzaron su ofensiva la casi totalidad de la ciudad, excepto los
alrededores de la torre de Arengún estaba ya en ruinas por los continuos bombardeos,
pero pese a que los Kigians de Kakabad habían perdido mas de 70.000 personas entre
militares y civiles, aún queda dentro una población de unos 190.000 habitantes, es decir,
pese a las pesadas pérdidas sufridas aún les quedaban reservas tanto personales como
materiales. Pese a ello entre sus soldados podían oírse el mismo tipo de chistes
macabros sobre su futuro que entre sus enemigos. Sin embargo, tal vez para sorpresa del
lector, el número de defensores nunca fue abrumadoramente alto. Al comienzo de la
guerra “solo” unos 45.000 soldados protegían las fortificaciones de la ciudad, aparte de
algunos millares más de soldados Unioides allí refugiados, en los llamados anillos
exteriores, dos de los cuales ya habían sido completamente conquistados para el 8 de
septiembre de 1990 por los Trojolms, tras más de un año de sangrienta lucha casi
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incesante en la que los Trojolms no hacían prisioneros y los Kigians luchaban sin
cuartel hasta la muerte por muy malheridos que estuviesen. En el momento de la
ofensiva aliada el número de defensores seguía siendo de casi 44.000 soldados.
Además, si alguien relee ahora la descripción de la “fatzia” de los Trojolms en mi libro
“Gacitaia” verá allí que digo que los Trojolms poseen el ejército más numeroso de
Gacitaia tanto en números absolutos como en proporción a su población total.
Estando luchando los Kakabadianos por su supervivencia, ¿como es posible todo eso?,
se preguntará tal vez algún lector avisado. ¿No sería de esperar que en esas condiciones
luchasen absolutamente todos los capaces de portar un arma desde los niños a los
ancianos, en vez de solo el ejército regular?.
El motivo de esto obedece a la hábil estrategia diseñada por Gorog, jefe de estado
mayor de los ejércitos Kakabadianos junto con el general, Peske representando al
ejército Unioide en el exilio de Kakabad.
Gorog sencillamente no estaba dispuesto a quemar todos sus recursos en la batalla
inicial, pues sabía que esta batalla sería y es en gran parte un duelo de resistencia, una
guerra de desgaste.
Por ello solo movilizo a los soldados del ejército regular necesario para defender
apropiadamente los tres anillos exteriores, cuya función era la de desgastar al enemigo y
ganar tiempo, pues las defensas realmente fuertes y donde se libraría la batalla decisiva
sería en el anillo interno, en y bajo la muralla de Kakabad, y aún más allá, en la enorme
red de galerías subterráneas que perforan el subsuelo bajo la ciudad y donde han
trasladado toda su población, sus reservas de agua y alimentos, su industria y todos sus
tesoros artísticos transportables, e incluso así les sobra espacio para albergar verdaderos
aeródromos y aparcamientos de tanques profundamente bajo tierra, más allá del alcance
de la mayoría de los proyectiles enemigos, y desde donde salen a través de grandes
puertas correderas blindadas en incursiones sorpresivas para volver a refugiarse
nuevamente cuando llega el contragolpe Trojolm.
Esta es una verdadera batalla en todos los frentes, pues no solo se lucha en el aire y en
tierra, sino también bajo tierra, pues los Trojolms intentan avanzar por la red de galerías
subterráneas naturales intentando llegar hasta Kakabad por esa vía, aunque la verdad no
con más éxito ni facilidades que por la superficie.
Por ello en la lucha en los anillos exteriores solo había ido enviando las fuerzas
imprescindibles para mantener el número de combatientes fijado, y por tanto el vigor de
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la defensa. Todos ellos eran adultos hembras y machos perfectamente entrenados y
motivados para la lucha.
El resto de la población no armada, la amplia mayoría, colabora en la lucha trabajando
en las fábricas subterráneas de armamento o curando a los heridos. Por tanto el grado de
militarización entre los Trojolms es mayor que entre los Kakabadianos, pero con la
importantísima diferencia de que estos están concentrados en un espacio bastante
reducido y bien protegidos, mientras los Trojolms tienen que mantener el control de un
extenso territorio, lo que les obliga a dispersar sus fuerzas.
La movilización total para la lucha de todos los capaces de portar armas la dejaba para
cuando llegase la batalla decisiva en su principal baluarte de resistencia, momento que
nunca llegó, pues la ofensiva aliada les obligó a cesar su presión sobre la ciudad cuando
se combatía en el tercero y más interno de los anillos exteriores.
Precisamente justo dos días antes de la ofensiva aliada los Trojolms recién lograron
abrir brecha en esa última línea exterior de defensa y establecer una cabeza de puente
que llegaba hasta la muralla, pero no era más que eso, una cabeza de puente delgada y
demasiado precaria para plantearse aún atacar desde ella la línea principal interna de
defensa. Primero tendrían que conquistar toda, o por lo menor, una porción importante
de la última línea externa de defensa, pero ya no tendrían ocasión de hacerlo.
La ofensiva aliada les sorprendió gratamente, pues no se la esperaban, ya que los aliados
no habían intentado advertirles por miedo a que el mensaje fuese interceptado y
descifrado por los Trojolms.
Tras la primera y sorpresiva embestida aliada, los Jiaks que cubrían ese flanco huyeron
en desbandada y las tropas Trojolms de la zona se vieron también obligadas a
retroceder. Sin embargo Seseljm reaccionó rápidamente y con habilidad, tapando las
brechas y estabilizando un nuevo frente provisional a unos tres kilómetros al oeste del
paso de Bej.
El caso es que entre los días 8 a al 15 de septiembre de 1990 en el este del valle de
Kakabad se mantenía una intensa lucha indecisa en la que los aliados intentaban romper
el cerco sobre Kakabad y los sorprendidos pero bien dirigidos Trojolms intentaban
rechazarlos al otro lado del paso de Bej.
Aprovechando esa situación entre los días 14 y 15 de septiembre los Kakabadianos
cercados lanzan una contraofensiva y proceden a acabar con la cabeza de puente ya
mencionada y a recuperar las escasas posiciones perdidas en el último anillo externo de
defensa. Operación llevada a cabo con éxito, pues las fuerzas Trojolms ya estaban
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suficientemente ocupadas en la lucha contra los aliados, que a partir de entonces pasó a
tener prioridad.
Morgul prohibió a Seseljm realizar cualquier retirada que no fuese motivada por pura
necesidad, nada pues, de retiradas tácticas y de todas formas Seseljm tampoco es
partidaria de ellas.
El mismo día 15 de septiembre los aliados, tras estar algunos días a la defensiva
consolidando posiciones, se lanzan a una nueva ofensiva contra las líneas Trojolms y
lentamente los van expulsando del este del valle hasta que finalmente el 3 de octubre de
1990 el cerco a Kakabad queda momentáneamente roto.
Sin embargo, no pudieron mantenerse allí, pues las tropas Trojolms, reforzadas por
todos los refuerzos recibidos en el último mes y reorganizado por el enérgico mando de
Seseljm, que no es precisamente mal general, aunque tampoco sea precisamente genial,
los Trojolms se lanzan a la contraofensiva el 8 de octubre.
Tomanza, el general en jefe aliado prefirió no arriesgarse, pues juzgaba que dada la
potencia del contraataque sus tropas estaban ya demasiado dispersas. Por ello procedió
prudente, pero sabiamente a un repliegue táctico para atrincherarse ordenadamente en el
noreste del valle de Kakabad, desde el paso de Bej hasta el cerro Urim, operación
completada el día 9 de octubre de 1990, solo nueve días antes del Momento 0.
Animado notablemente por la retirada aliada, Seseljm procedió a continuar con su
ofensiva general con el propósito de tomar el paso de Bej y así embolsar a los aliados
entre las montañas y sus tropas. Con ese propósito procedió a lanzar en una gran oleada
todas sus fuerzas blindadas seguidos por un masivo desligue de infantería. Si lo lograba
el ejército aliado estaría condenado a la destrucción.
Con ese propósito procedió a lanzar en una masiva oleada todas sus fuerzas blindadas,
más de 800 carros de combate, seguido de un masivo ataque con su infantería, con los
“spetznaz” supervivientes en vanguardia.
Sin embargo, Tomanza, previendo eso, había concentrado todos sus lanzacohetes Tuviej
justo enfrente del paso, al igual que todos sus carros de combate y el grueso de su
artillería e infantería.
Del 8 al 11 de enero sus fuerzas se lanzaron contra sus enemigos, para ser diezmadas
por las devastadoras salvas de los Tuviej, mientras los Kakabadianos de nuevo cercados
completamente se lanzaron a realizar sucesivas ofensivas en torno a sus sitiadores con el
propósito de aliviar la presión sobre sus nuevos aliados, poniendo en juego sus cerca de
400 tanques y millares de piezas de artillería.
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Tras una pausa para tomar aliento, Seseljm volvió a intentarlo de nuevo el 13 de
octubre, pero esta vez por el sector del monte Urim, que contaba con que estaría peor
defendido.
Se equivocaba, y tras casi cinco días de intensísimos combates se vio obligado a
suspender la ofensiva a las 3 horas de Tiempo Universal del 18 de octubre del 1990,
ante las pérdidas sufridas y el agotamiento de sus soldados, incluidos los refuerzos
traídos recientemente. En la batalla había perdido casi 200 carros de combate y 7.000
muertos contra 84 carros de combate y 4.900 muertos del enemigo, sin haber logrado
avanzar ni un solo metro. Es decir, había sufrido una grave derrota, en definitiva
Durante todo ese tiempo Morgul había permanecido expectante a la espera de los
sucesivos informes de su único amigo y su humor naturalmente iba oscilando conforme
fuesen los vaivenes de los combates.
Por ello cuando aquel 18 de octubre recibió una hora antes del Momento 0 el informe
manuscrito de puño y letra de Seseljm traído a toda velocidad por el mensajero habitual
y junto con el las noticias por la central lumicon de la ciudad justo antes de cortarse toda
comunicación, de un asalto a gran escala del ejército secreto a la ciudad de Starvad,
sintió que el suelo vacilaba bajo sus pies. ¿podría su respetado amigo, el único a quien
respetaba realmente, volver la vuelta a la situación en una nueva y fulgurante ofensiva?.
¿Cuando lograrían acabar de una vez con ese cada vez más irritante ejército secreto y su
misterioso comandante flecha?.
Morgul ya no estaba seguro y esas dudas le carcomían por dentro. Ya no se sentía
seguro de si mismo como al principio de la guerra, cuando creía que bastarían tres
meses de combates para conquistar Kakabad por completo. Pues bien, los hechos son
que en lo que va de guerra su ejército había sufrido unas 52.000 muertes y raro es el
soldado en todos sus ejércitos que no hubiese sido herido, no una, sino varias veces, y
de todos esos muertos que socavan decisivamente la demografía y la economía de la
Troljmia, unos 28.000, es decir, más de la mitad del total, habían muerto en los campos
de batalla de Kakabad.
Desde el comienzo de la lucha por Kakabad su salud y su vigor emocional se habían
debilitado visiblemente. Pese a su juventud según patrones Trojolms ya le había salido
una úlcera en el estomago y tenía constantes insomnios y ataques de ansiedad que le
obligan a tomar fuertes dosis de sedantes y todo por culpa del estrés asociado a las
frustraciones de la campaña Kakabadiana. Ni siquiera las casi diarias practicas de
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tortura le distraían ya más que en el tiempo que las estaba realizando, en cuanto
terminaba la ansiedad volvía a invadirle.
Por ello, tras recibir esas noticias, agotado, como tantos días últimamente por la tensión
de la espera y las malas noticias, decidió irse a dormir.
Pese a lo que temía estaba tan agotado que se durmió en seguida y el Momento 0 le
sorprendió en pleno sueño.
Tomanza, decidió, sonriendo con satisfacción al observar ese día el campo de batalla
que había llegado la hora de pasar a la contraofensiva. El objetivo es penetrar en cuña
hasta romper el cerco de Kakabad nuevamente y en conjunción con los Kakabadianos
nuevamente sitiados pero con la moral más alta que nunca, continuar la penetración
hasta llegar al paso de Angerime, al sudoeste del valle de Kakabad. Si lo lograba, los
embolsados y condenados a la destrucción serían los agotados y relativamente
desmoralizados 80.000 soldados Trojolms supervivientes de las batallas de más de un
año.
Sin embargo nos hemos quedado sin ver el resultado, pues el Momento 0 llegó
deteniéndolo todo durante aquella pausa en el combate, unas cinco horas antes de la
fecha fijada por Tomanza para su gran ofensiva. Para enterarnos del resultado
tendremos que esperar al 8 de agosto del 2070 cuando Hanigalbat y los suyos logren
volver a poner en marcha en tiempo en Gacitaia. En fin, que se le va a hacer.
En ese preciso y decisivo momento Tomanza estaba reunido con su estado mayor
estudiando la situación con vistas a la inminente ofensiva en una pequeña cabaña de
campesinos abandonada hecha de piedra sin desbastar y tejado de madera situada en la
ladera noreste del monte Urim, que usa de improvisada sede de comando.
Mientras tanto, Seseljm, que pese a haber estado desde el comienzo del asedio a
Kakabad hace casi año y medio en el teatro de los acontecimientos sin abandonarlo ni
un solo momento, esta bastante mejor física y emocionalmente que su señor, aunque el
cansancio y el estrés también han hecho mella en el. En el Momento 0 esta también
echando una siesta en su tienda de campaña, pues es la hora de dormir, según el patrón
típico de sueño-vigilia que poseen los Trojolms.
14.
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Sliva, la única hermana de Morgul, mientras tanto esta despierta en su apartamento
cerca del centro de Mantranacor, con vistas algo lejanas a parte del palacio de
Mantranacor donde esta durmiendo su hermano. Sin embargo ella aún no se ha echado a
dormir, pues espera noticias urgentes, no por telégrafo o teléfono como se hacía de un
lado a otro de Eriador hasta que empezó la guerra, pues desde entonces los constantes
ataques guerrilleros de la resistencia anti-Morgul tanto en los territorios ocupados como
en la misma Troljmia hacen que ese medio de comunicación este interrumpiéndose
constantemente y los mismo pasa con los “lumicones”, las estaciones repetidoras de
señales luminosas que son el único medio de comunicación rápida inalámbrica. De
todas formas ella no podría usar esos medios de comunicación aunque funcionasen bien
para recibir esas noticias que tanto espera y dar las ordenes correspondientes, pues todos
ellos están habitualmente “pinchados” por los espías y agentes del régimen.
En apariencia Sliva es solo una modesta funcionaria del departamento de asignación de
recursos de la sección de la capital, es decir, de Mantranacor, donde vive y trabaja
habitualmente. Esta felizmente casada desde hace tres años con Uliargah, de 32 años y
director de la fabrica Stazan, una pequeña fábrica de metalurgia situado a las afueras de
Mantranacor que fabricaba componentes para motores en tiempos de paz y que ahora se
dedica en exclusiva a fabricar componentes mecánicos para los motores de los carros de
combate y otros vehículos militares de transporte pesado.
El también estas en casa, pues en teoría a esa hora la mayor parte de los civiles están
durmiendo. Ellos no, se limitan a esperar sentados en torno a una mesa las noticias que
les ha de traer en persona un viejo amigo de Uliargah, que les suele visitar con
frecuencia.
En realidad ambos esperan noticias de una operación de gran envergadura decidida
hacía varias semanas antes, en una reunión en la casa de otro viejo amigo,
concretamente desde el 23 de septiembre de 1990, cuando las noticias sobre la irrupción
en el valle de Kakabad de un nuevo ejército enemigo y la declaración de guerra a la
Troljmia por parte de los reinos democráticos de Tirgu Mures y Ka-Lin ya era sabida
por todos, por mucho que la propaganda oficial hiciese lo posible por endulzar la
situación.
Tampoco ellos habían sido avisados con antelación de aquella intervención y
comprendían y compartían los motivos de seguridad que les habían llevado a ello, a
pesar de que su organización les hubiese proporcionado numerosa información valiosa,
99
por no decir vital, a ellos y al resto de las ya víctimas consumadas de la brutal agresión
del régimen de Morgul.
En cuanto se confirmó la noticia de la entrada de Tirgu Mures y Ka-.Lin en guerra
contra el régimen de Morgul, Sliva supo que había llegado la hora de dar un cambio
cualitativo a su estrategia, pues sabía que si los ejércitos Trojolms eran derrotados en
Kakabad sería el principio de la cuesta de la derrota para el régimen dictatorial de
Morgul.
Esa expectativa la alegraba y la preocupaba a la vez. La alegraba que aquel pueblo que
tanto había sufrido y las demás “fatzias” sometidas al yugo de Morgul pudiesen librarse
de sus cadenas y colaborar con ellos en la aniquilación del brutal régimen del sádico
enloquecido de su hermano.
Por otro lado temía las consecuencias que la derrota de la Troljmia en esta guerra podía
traer en el sentido de matanzas de represalia, brutal bombardeo de ciudades,
arrasamiento de las industrias y finalmente una dura y humillante ocupación militar por
unos vecinos ansiosos de venganza.
Toda su vida la había dedicado al servicio de su “Fatzia”, a intentar evitarle
sufrimientos. Desde que se convirtió al ideal democrático a los 17 años, hasta su ingreso
en el ejército secreto desde el mismo momento de su fundación, ascendiendo puestos
gracias a su carisma y abnegada labor, hasta su ascenso a la suprema responsabilidad de
dirigir la resistencia tras la desgraciada muerte de Schinn y hasta el mismo Momento 0.
Quería ahorrar todo ese sufrimiento a su pueblo y la única forma de lograrlo era acabar
con el régimen de Morgul antes de que la derrota de los ejércitos Trojolms se hiciese
evidente e irreversible y los airados aliados liberados del yugo de Morgul exigiesen
venganza y no quisiesen saber nada de negociar con un nuevo gobierno demócrata un
tratado de paz razonable. Sin embargo, siendo realistas, sabía que sus posibilidades de
lograr tan derrocamiento del régimen en un futuro cercano eran prácticamente nulas.
Aunque las privaciones de la guerra y la abultada cuota de muertos había aumentado
mucho la impopularidad del régimen de Morgul y les había permitido casi triplicar con
los nuevos descontentos los efectivos de sus filas del justo antes del comienzo de la
guerra, Sliva y su marido saben que aún son demasiado débiles para derrocar al
régimen. Por el momento todo lo que habían podido hacer era hostigar a aquel régimen
implacable. Era hora, por tanto, ahora que la marea de la guerra parecía que empezaba a
cambiar, de que el ejército secreto que ella lidera bajo el nombre supuesto de
comandante flecha diese un paso más en su hostigamiento al régimen.
100
Era vital que su ejército realizase una operación espectacular, algo que llamase la
atención de los aliados y las “fatzias” sometidas por Morgul sobre ellos, que señalase
claramente que son más que nunca una fuerza a tener en cuenta, y les mostrase por tanto
la conveniencia de negociar y establecer con ellos desde ya un tratado de paz
jurídicamente vinculante que garantizase un futuro lo más llevadero posible para su
pueblo para después de que el régimen—pero también su “fatzia”—perdiesen la guerra.
En realidad ya llevaban negociando, o por lo menos intentándolo, desde hacía meses,
pero no habían recibido aún ninguna respuesta clara sobre su disposición o no de
negociar con ellos dicho tratado de paz, solo evasivas y eso es preocupante. El medio de
comunicación con ellos, al igual que con las dispersas unidades guerrileras de su
ejército, es simple pero eficaz, aunque tampoco exento de riesgos. Usan Gosgares, una
pequeña ave de color blanquecino, entrenadas para hacer de mensajeras, con los
mensajes en clave atados a sus patas y envueltos en un pequeño estuche impermeable
para evitar su deterioro.
Por tanto, aunque en su categoría de comandante suprema podía tomar la decisión sola,
su espíritu democrático le llevó a consultar el tema con sus consejeros y “generales”
más relevantes, pese al riesgo que suponía cada una de esas reuniones cara a cara.
Sin embargo la fecha ya mencionada se habían reunido sin novedad y tomado la
decisión.
La operación “espectacular” decidida consiste en reunir una fuerza de 500 guerrilleros.
del total de 2.000 de que disponen, aparte de otro millar de colaboradores clandestinos
en las ciudades, y lanzar un ataque sorpresa sobre la ciudad fabril de Starvad y sus
cercanas minas de hierro.
Starvad es una pequeña ciudad de algo más de 5.000 habitantes, que ahora que todas las
poblaciones pequeñas habían sido evacuadas forzosamente, para evitar precisamente
que los aldeanos les prestasen apoyo, es la población más cercana a la ciudad de Rileh,
solo 17 kilómetros al sur de esta y sobre la estratégica vía férrea que antes de la guerra
unía Galar Nirth con Geniber. Ahora, tras la última leva y envió de tropas al frente de
Kakabad la ciudad disponía de solo 130 soldados para proteger sus accesos y la
totalidad de su muralla. Dentro de ella hay una importante siderurgia, especializada
ahora en la fabricación de la aleación usada en el blindaje de los carros de combate,
además de una fábrica de explosivos y un polvorín y justo a un kilómetro al este de la
muralla de la ciudad están las minas de hierro homónimas de Starvad, las terceras por
producción de mineral de hierro de toda la Troljmia y donde trabajaban más de 3.000
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esclavos, tanto Trojolms como de las “Fatzias” sometidas y con la nueva leva para
Kakabad solo quedaban 250 soldados de guarnición para proteger aquel punto vital para
la economía de guerra del régimen.
Además las tropas de refuerzo del régimen más cercanas están en la propia Rileh y no
superan ahora los 200 soldados.
Por lo tanto la ocasión la pintaban calva, como quien dice, por lo que procedieron a
realizar la operación. Su objetivo es que dos comandos de 250 soldados cada uno
tomasen la ciudad y la mina, en la ciudad destruir la siderurgia, la fábrica de explosivos,
llevarse todo el armamento y explosivo que pudiesen del arsenal y después volarlo todo,
además de pasearse lo más ruidosamente posible por la ciudad para que todo el mundo
pudiese verles, y en las minas liberar a todos los esclavos para que pasasen a reforzar
sus fuerzas y después de evacuar la mina proceder a volar el túnel de acceso a dicha
mina.
Tras cumplir la doble misión debían huir todos a las montañas antes de que las tropas
del régimen pudiesen responder. Esa, sin embargo, no es la única operación
espectacular planeada, pues si tiene éxito procederían a repetirla en una serie de
objetivos ya designados.
Lenta y cautelosamente fueron reuniendo sus fuerzas en los cercanos montes Yaggol sin
ser descubiertos y el día 18 de octubre de 1990, solo una hora y quince minutos antes
del Momento 0 lanzaron su doble ataque.
Este consiguió una sorpresa total en ambos frentes. Ya antes de atacar habían roto la vía
férrea por ambos extremos a varios kilómetros de la ciudad y las minas y los cableados
telegráficos y telefónicos todo alrededor de la ciudad y como el sistema de lumicones, la
red de estaciones de señales luminosas antes mencionada necesita que cada de los
emisores tenga contacto visual directo con alguna otra para que la señal pudiese
propagarse basta con inutilizar todos los repetidores que tienen contacto visual con el
objetivo para aislar informativamente esa zona. En la ciudad rápidamente lograron
silenciar a golpe de fuego de mortero la torre de comunicaciones de lumicones, aunque
no antes de que pudiese enviar una señal de socorro que a través de un lumicon situado
al sur no inutilizado a tiempo pudo llegar hasta Mantranacor, aunque dando un amplio
rodeo para ello, con la consiguiente pérdida de tiempo. Es decir, llegó a Mantranacor,
pero no a Rileh ni a Yurugeth, 25 kilómetros al este de Starvad y donde están
acantonadas las tropas más cercanas. Mientras tanto otro grupo más numeroso procedió
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a forzar la entrada volando los goznes de la puerta principal a la ciudad y a reducir a sus
defensores, que se rindieron tras media hora de lucha.
Tras apoderarse de la ciudad procedieron a evacuar las fábricas que son sus objetivos y
las volaron solo entre quince y ocho minutos antes de Momento 0. Para el Momento 0
las densas columnas de humo de las fábricas y el polvorín destruidos se alzan altas al
cielo en medio de un espectacular incendio, mientras las tropas victoriosas del ejército
secreto se pasean por las calles disparando profusamente al aire mientras la gente les
observa curiosa desde la calle o, la mayoría, pues es hora de dormir, desde las ventanas
de sus casas y algunos incluso se atreven a vitorearles, hecho significativo teniendo en
cuenta que tras hacer ese gesto se verán obligados a unírseles de inmediato con lo
puesto y abandonar la ciudad con ellos, pues quedarse supondría un doloroso y lento
suicidio cuando entrasen las tropas gubernamentales tras su manifestación pública de
repulsa al régimen.
Entre los que observaban sin decir nada están los padres de Morgul y Sliva, que ahora
viven en una casa a las afueras de esta ciudad tras la forzada despoblación de su pueblo
natal. Sliva conoce ese hecho, naturalmente, pero sabiendo que su casa esta lejos de
todos los objetivos fijados, había decidido que el riesgo para ellos era lo bastante
pequeño como para correr el riesgo de llevar sus incursiones hasta la ciudad donde
viven.
Mientras tanto la simultánea operación sorpresa contra la mina tuvo un éxito parecido,
pues tras tres cuartos de hora de combate lograron la rendición de la guarnición, acaban
ahora de terminar de liberar y sacar fuera de la mina a todos los esclavos y a los
soldados prisioneros y están en el Momento 0 colocando las cargas explosivas
necesarias para volar el túnel de entrada a la mina.
¿Y que pasa mientras tanto con la respuesta armada lógica del régimen. Pues bien, aún
no se ha puesto en marcha.
En realidad, Morgul, justo antes de irse a dormir había dado orden de aplastar a los
atacantes de Starvad, pero sin especificar que tropas exactamente debían encargarse de
la tarea. Y ahí esta el problema, pues los 200 soldados que defienden Rileh están
totalmente incomunicados y no se enteraron del ataque a Starvad hasta que oyeron las
lejanas explosiones y vieron elevarse las columnas de humo correspondientes en el
cielo, es decir, solo unos minutos antes del Momento 0.
Respecto a las de Yurugeth, pues para defender aquella ciudad de unos 9.000 habitantes
y sus importante complejo industrial aledaño su gobernador provincial no dispone de
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más de 400 soldados y cuando recibió la orden por la deteriorada por los constantes
sabotajes, red de comunicaciones de la Troljmia, envió de inmediato una pregunta
dirigida a Mantranacor.
-- ¿Que tropas envió allí?.
Y allí esta su problema precisamente, pues si envía sus 400 soldados a acabar con los
rebeldes deja su propia ciudad totalmente desguarnecida ante un posible ataque del
ejército secreto y si envía solo parte de las tropas acantonadas corre el grave riesgo de
que resultasen demasiado pocos para acabar con los rebeldes y al mismo tiempo las
pocas que se quedan en la ciudad insuficientes a su vez para repeler un posible ataque.
Y esa es precisamente la situación en casi toda la Troljmia, ante la necesidad de enviar
todas las tropas disponibles a Kakabad, Morgul ha dejado tan pocas tropas para
controlar la propia Troljmia, solo 15.000 soldados en total, 5.000 de ellas concentradas
para más inri en la amplia frontera con la Rulia y el resto desperdigados por todo punto
que tuviese alguna instalación de valor, por lo que muchos de esos 10.000 soldados
restantes están dispersos en docenas de guarniciones de pocos centenares e incluso solo
decenas de soldados controlando cada una, de forma que cada una de ellas es muy
vulnerable a un ataque medianamente nutrido, como Sliva y su marido habían captado
perfectamente. Solo las antiguas capitales de los cuatro reinos poseen guarniciones de
más de 1.000 soldados y no muchos más. Con tan pocas tropas y tan dispersas es
totalmente imposible proteger las vías de comunicaciones y estas han sido rotas y
cortadas en muchos puntos debido a la masiva campaña de sabotajes del ejército
secreto, por lo que de muchos lugares hay que desplazar mensajeros para comunicar las
noticias de un lado a otro.
De hecho Morgul y Seseljm solo usan los lumicones y los teléfonos para los mensajes
más breves y urgentes y para los informes detallados, dada la constante interrupción de
la señal por los sabotajes de la resistencia, es más seguro y “rápido” enviar un
mensajero en avión desde el aeródromo Kakabadiano de Alemsted hasta el de
Mantranacor.
Por todo ello, ante la disyuntiva, el gobernador Usgurh, decidió no moverse hasta
recibir órdenes directas de Mantranacor, a ser posible del mismo Morgul.
Cuando esa respuesta llegó a Mantranacor varias decenas de minutos más tarde resultó
que nadie encontró respuesta por si mismo, pues nadie quería correr el riesgo de que su
elección resultase desastrosa y como Morgul esta dormido y sabían que se levantaba de
un pésimo humor cuando es para darle malas noticias, nadie se atrevió a despertarle.
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Finalmente, tras media hora de discusiones, el general Magín, que es el de más alto
rango que esta en el palacio decidió, pues algo había que hacer a fin de cuentas si no
querían que Morgul se cabrease de verdad cuando se enterase de lo sucedido, dar la
orden a Usgurh de que enviase 200 de sus soldados a Starvad a toda velocidad.
El caso es que la orden se emitió quince minutos antes del Momento 0 y Usgurh acaba
de recibirla hace solo un minuto, por lo que ahora acaba de comunicar la orden a las
tropas para que se pongan en marcha. Esa es la situación allí en el Momento 0.
Con todo esto doy por terminada esta sucinta biografía de Morgul y descripción de la
sociedad e historia recientes de la Troljmia. Si el lector aún no ha leído el libro
“Gacitaia”, allí encontrará mucha más información sobre los detalles de las campañas
de la gran guerra Trojolm y de la guerra civil Arwandiana. Por el momento esto es todo.
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