Chile y el caso Karadima

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Chile y el caso Karadima | 1
lunedì 05 ottobre 2015, 16:45
El mayor escándalo de abuso sexual
Chile y el caso Karadima
Matías Lira: 'Es la misma Iglesia, la que hace acción social, la que quiere que se conozca esto'
di Carmen Aguilar Garcia
Santiago de Chile - En abril de 2010, el médico James Hamilton, el sociólogo José Andrés Murillo y el periodista Juan Carlos
Cruz se quasi inmolaron frente a toda la sociedad chilena al revelar en varios canales de televisión públicos y
prensa los abusos sexuales a los que fueron sometidos por parte del párroco de la Iglesia Sagrado Corazón de El Bosque
de Santiago, Fernando Karadima. Considerado un ‘santito’, Karadima estuvo al frente de El Bosque desde los años 80 aún
en dictadura con Augusto Pinochet y fecha desde la cual supuestamente ocurrieron los abusos), hasta el año 2006 (ya
restablecida la democracia), cuando se retiró a los 76 años de edad. Sus misas y retiros eran ampliamente valorados y
famosos por la sociedad católica de la época. Algunos de los formados por el sacerdote ocupan hoy altos cargos de la
jerarquía eclesiástica chilena, como Juan Barros Madrid, actual Obispo de la Diócesis de Osorno; Andrés Arteaga, obispo
auxiliar de Santiago; Horacio Valenzuela, obispo de Talca, o Tomislav Koljatic, obispo de Linares. Ese abril de 2010, la prensa
se convertiría en altavoz de un escándalo que retorcería las entrañas del clero chileno al publicar los testimonios de
algunos de las víctimas del párroco. Aún sin cerrar, el llamado ‘caso Karadima’ ya se ha plasmado en la película ‘El
Bosque de Karadima’, vista por más de 330.000 personas en Chile (todo un éxito si se tiene en cuenta que de las 10
películas chilenas más vistas de 2014 sólo una comedia superó los 300.000 espectadores y el resto no cruzaron la línea de
los 100.000). L’Indro conversó con su director, Matías Lira, quien también ha dirigido la serie de tres capítulos sobre el
mismo caso, emitida a finales de septiembre por el canal de Chilevisión. Matías, ¿qué aborda en la serie que no esté
dicho en la película? En la serie, me pude explayar en más aristas. Vemos a más víctimas; la trama periodística, que
fueron los que destaparon el caso, y la trama eclesiástica del poder, acerca de cómo protegieron este caso. Como realizador
y director, me siento más tranquilo con la serie que con la película, porque puedo explicar más cosas. Con el largometraje,
uno tiene que seleccionar. ‘El Bosque de Karadima’ muestra los abusos sexuales cometidos por parte de un
párroco. Sin embargo, no terminas con una sensación de repudio hacia la Iglesia... Es que la película habla de los
abusos de poder, y de cómo ciertas personas usan la facilidad que les da la institución (eclesiástica) para abusar. Yo soy
católico. Conozco la Iglesia de verdad, la que hace una labor social muy fuerte para la comunidad. No toda la Iglesia es así.
Hay quien usa ese poder de manera positiva. El film va contra ese círculo de poder que está usando la institución -y esto lo
dice el mismo Papa- para abusar. Y, ¿tuvo repercusión? ¿Te han llamado del Vaticano o la cúpula de la Iglesia
chilena? No. Pero la película tuvo tanta fuerza que la Iglesia chilena tuvo que rehacer los protocolos internos de cómo
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actuar cuando hay abusos. El personaje principal, ¿representa a alguna de esas víctimas? ¿Hay algo de ficción? No
hay ficción. Víctimas públicas hay cuatro o cinco, pero yo estuve con muchas más, que decidieron no hablar porque los
casos estaban prescritos y no iban a sacar nada. Fusioné muchos de esos relatos en mi protagonista. Es una mezcla.
Quizás, al usar un solo personaje se puede profundizar más en su historia, lo que ayuda a empatizar… Quería
mostrar a un ser humano perverso, que usa la confesión, donde un católico está más expuesto a sus secretos y dolores,
para luego extorsionar a sus víctimas. Los planos cerrados; las imágenes de esa secta (refiriéndose a la Iglesia de El
Bosque), que tiene su comedor, su biblioteca, sus habitaciones; la ausencia de escenas de catarsis, porque ahí hay alivio,
generan un look angustioso. Pero es que las víctimas viven así. Angustiadas. El protagonista de la película es un médico,
padre de familia, que llegó a El Bosque cuando tenía 17 años, atormentado con una situación familiar inestable. La parroquia
se convierte en el lugar donde se siente en calma y el padre Karadima en su mentor. El primer abuso sucede en medio de
una confesión, y seguirán incluso cuando tiene mujer e hijos. “Cuando una persona es abusada, pueden pasar años” hasta
que se da cuenta y decide salir de esa situación, explica Matías Lira, quien apunta al “síndrome de Estocolmo” que padecen
los “raptados” por Karadima en El Bosque. Como explica Lira, hay ‘víctimas ocultas’ que han decidido no hablar o
hacerlo sin reconocimiento público. El caso comenzó incluso antes de que se denominara ‘caso Karadima’, pues desde
2003 algunos feligreses y sacerdotes presentaron denuncias contra el cura. Tres de ellos, James Hamilton, Fernando Batlle y
Juan Carlos Cruz, se unieron a una ONG estadounidense para denunciar los abusos sexuales. El primero en abrirse fue el
proceso criminal, que se cerró en diciembre de 2010, sin que los denunciantes fueran citados. El juez lo sobreseyó,
considerando delitos prescritos. Paralelamente se desarrolló el proceso canónico, investigado por el Vaticano, quien
declaró culpable a Fernando Karadima en febrero de 2011 por los abusos sexuales cometidos. Lo condenó a
«una vida de oración y penitencia» en el Convento de las Siervas de Jesús de la Caridad en Santiago sin poder ejercer el
ministerio público. Sin embargo, en diciembre de 2014, un abogado fotografió a Karadima celebrando una misa en el
recinto. La justicia penal reabrió el caso en marzo de 2011, donde se investiga también una arista económica por el pago
a testigos a cambio de que guardaran silencio. Además, en septiembre de 2013, se abrió otro proceso civil contra el
Arzobispado de Santiago por negligencia. Matías, el hecho de que sea un caso tan complejo e inconcluso, ¿ha
sido un inconveniente para el guión o rodaje de la película? Hubiera sido maravilloso ver que en la última escena la
persona va a la cárcel, pero no es así. (La película) no es tan optimista, porque todavía hay casos pendientes. Todo esto
necesita un castigo. Todavía no se ha juzgado a la persona. No han caído los culpables. Admiro a las víctimas que siguen
luchando. (A los sacerdotes) se les dio una libertad absoluta, y ahora se están pagando las consecuencias. El poder que se le
asigna a una persona, que es supuestamente el intermediario de Dios en la tierra, es mucho. Deben existir protocolos para
controlarlos. Si no, es una locura. ¿Y tuviste problemas en el rodaje? Era difícil conseguir dinero, locaciones… Pero la
misma Iglesia me ayudó, la que está haciendo acción social y que canaliza el poder de forma positiva. (…) Ésta Iglesia
quiere que esto se destape. No son todos abusadores. Es un porcentaje muy pequeño. Pero como después actúan las redes
de protección, quedan impunes. De hecho, en el proceso civil, cuyos testigos están declarando desde la penúltima semana
de septiembre, varios sacerdotes están declarando en contra de Fernando Karadima y de la cúpula de la Iglesia chilena a la
que se refiere Lira. Pero los escándalos relacionados con el caso Karadima en la alta jerarquía eclesiástica del país andino no
cesan. El último episodio lo protagonizaron el cardenal Francisco Javier Errázuriz y el cardenal arzobispo de
Santiago, Ricardo Ezzati. Unos correos electrónicos filtrados a la prensa en septiembre revelan cómo ambos mueven sus
hilos de poder en Roma para evitar que Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del párroco y uno de los primeros
denunciantes, participaran en la Conferencia Episcopal Anglófona y se incorporara a la Comisión Pontificia de
Prevención de Abusos Sexuales, creada por el Papa. Nuevos descubrimientos de una red que se tejió en esa parroquia
santiaguina de El Bosque, donde se abusó de los más desprotegidos que acudían a la Iglesia en busca de sosiego. El punto
de partida del que se ha convertido en el mayor escándalo y caso de corrupción dentro del clero chileno y que
refleja Matías Lira en ‘El Bosque de Karadima’; film que ha conseguido una exitosa venta a Netflix. Una manera más de
luchar contra la impunidad y la protección de una casta abusadora.
di Carmen Aguilar Garcia
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