El amor en tiempos de cólera
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El amor en tiempos de cólera
OPINIÓN Roberto de la Cruz [email protected] Director de Área de Corporate Finance ALTAIR CONSULTORES El amor en los tiempos del cólera C omo Florentino Ariza, debemos de aprender a ser constantes, tener claro el objetivo a conseguir y pensar a largo plazo. Florentino tenía muy claro cuál era su objetivo (casarse con Fermina Daza) y que para ello iba a necesitar continuos y denodados esfuerzos para conseguirlo. Finalmente, tras 53 años 9 meses y 4 días logra su objetivo final y la meta más importante de todo ser humano: el amor y la felicidad. Qué difícil es conseguir coordinar el largo plazo con el corto, máxime con la incertidumbre de los tiempos que estamos viviendo, no obstante alguien decía que las grandes fortunas se forjan de dos formas diferentes: a través de negocios turbios o aprovechando las oportunidades cuando aparecen. Dado que la mayoría no hacemos negocios turbios, se trata por lo tanto de aprovechar las oportunidades presentes. En las asimetrías en la información hoy afloran oportunidades de arbitraje en operaciones corporativas desde perspectivas totalmente diferenciadas. Los inversores de tipo financiero están saliendo de su retiro y vuelven a estar activos en el merca- Enero En el mercado existen diferentes oportunidades a la espera de inversores, que hay que analizar bien y aprovechar las buenas oportunidades, apunta el autor 074 do (“money never sleeps” como decía Gordon Gekko) mirando oportunidades de inversión con apetito renovado. Se sabe que habrá menos financiación, lo cual es bueno porque la industria de capital riesgo va a cambiar volviendo a sus orígenes mirando más el negocio de las empresas invertibles, la calidad de sus directivos y los planes de desarrollo que crean valor. Por otro lado, tenemos family offices, fondos de capital riesgo y private equity con necesidades de rotar la cartera o vender activos de las participadas por reenfoque en la estrategia de inversión, por necesidades de liquidez o por ambas. Los bancos y cajas ya han recibido las pertinentes notificaciones del Banco de España para empezar a soltar lastre sin más demora. Esto, junto con el deterioro del margen derivado del negocio bancario (pocas operaciones nuevas, el consumo ni está ni se le espera) y la finalización de las refinanciaciones cerradas en 2008-09 –que ahora deben comenzar el repago de principal además de intereses– da un cóctel en algún caso explosivo. Para algunas empresas este mojito sabe a lo siguiente: para volver a refinanciar hay que poner nuevas fichas en el tapete (dinero, garantías adicionales, etc.), además hay que vender activos y si no se puede o se no quiere poner más ni se puede vender ningún activo, pignoramos las acciones: la propiedad de la compañía pasa de facto al banco (ya era suya pero ahora más si cabe). Si la compañía tiene buenos fundamentales y la crisis la ha cogido con el pie cambiado, hay que pensar en abrir el capital y reforzar el balance o vender. La banca solo refinanciará los proyectos empresariales que tengan credibilidad y que hayan demostrado ante la extrema situación de los mercados una cierta capacidad de generación de caja, el resto a pérdidas y a tirar alegremente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, que para eso lo hemos creado. Por otra parte, tenemos a empresas que hay diversificado sus negocios (esto no era malo), pero quizá se han basado en exceso en la deuda para ello o bien se han alejado del núcleo de su negocio principal. Por lo tanto, pueden estar más dispuestas a vender o desinvertir determinados negocios para centrarse en lo que realmente saben hacer. Colateralmente, tenemos empresas que están creciendo (sí, afortunadamente hay de estas) pero que no encuentran respuesta en las vías de financiación bancaria habituales. Sus gestores están empezando a entender que un inversor de capital puede apoyar el crecimiento poniendo efectivo para financiar el circulante, dar salida a socios que tienen opiniones divergentes sobre la estrategia a seguir o para evitar la necesidad de aportar los recursos para el crecimiento detrayéndolos del patrimonio familiar o personal. SACAR PARTIDO A LA SITUACIÓN ACTUAL Ante tan diferentes disyuntivas, si nuestra compañía está ordenada, genera cash flow aunque hayamos sufrido o todavía sigamos sufriendo la crisis y tenemos gente buena (sabemos que son buenos porque seguimos en pie y más o menos sanos), es el momento de sacar partido a la situación actual. Cualquier proyecto empresarial entraña riesgo, hoy más que antes, pero el riesgo está directamente ligado a la rentabilidad, por lo que si apostamos hoy el rédito puede multiplicar de forma exponencial la inversión realizada. ¿Quiere decir esto que compremos activos o compañías a tontas y a locas? No, ni antes de la crisis ni después de ella: hay que mirar bien que oportunidades tenemos hoy, y si no tenemos experiencia en esto de hacer una adquisición o financiar una compra, hay que llamar a un ase- OPINIÓN sor, alguien que tenga esa experiencia y nos ayude (nadie normal se medica según los síntomas y su percepción sobre los mismos, lo habitual es acudir a un médico). Hoy podemos comprar activos de calidad a precios contenidos (además el vendedor igual nos financia algo, sea banco o empresa). FINANCIACIÓN ALTERNATIVA Hay formas de financiación alternativa que son poco conocidas por las empresas, tales como los préstamos participativos. Tenemos fondos públicos para la internacionalización de la empresa española, tanto pymes como grandes empresas, con un abanico de opciones increíblemente amplio, desde instrumentos de capital, cuasi capital o deuda tanto a corto como a largo plazo con o sin carencia y a tipos de interés competitivos. ¿Por qué no los utilizamos de forma más amplia? Básicamente por dos razones: porque tendemos a ir a lo ya conocido (financiación bancaria de toda la vida) y porque no preguntamos a los que saben (preguntar es gratis). ¿Significa esto que es fácil conseguir financiación por vías no tan usuales? No, suelen ser proyectos en competencia, hay que demostrar que tenemos un proyecto empresarial sólido, hay que poner dinero (nadie, o casi nadie, va a financiar hoy el 80, 90 ó el 100%) y hay que trabajar duro para obtener esos preciados recursos, pero están ahí “Cualquier proyecto empresarial entraña riesgo, hoy más que antes, pero el riesgo está directamente ligado a la rentabilidad, por lo que si apostamos hoy el rédito puede multiplicar de forma exponencial la inversión realizada” y hay gente que los está empleado para crecer y crear ventajas competitivas. La internacionalización hoy es más necesaria que nunca ante un mercado interior inerte o plano. Tenemos nichos o segmentos donde no estamos, como licitaciones de todo tipo con dinero de organismos multilaterales. La Escuela de Uppsala nos enseña un modelo de internacionalización faseado y metodológico, sin embargo, la competencia brutal en cualquier sector o mercado en el mundo corporativo nos obliga a acelerar el proceso de apertura de nuevos mercados, considerando según sectores y mercados, opciones de crecimiento vía adquisiciones. Hay estructuras imaginativas para hacer esto en cooperación con otros, por ejemplo tres constructoras de obra pública pueden comprar juntas otra en Polonia o Brasil, dos compañías de alimentación de marca blanca pueden comprar una marca reputada y bien implantada en un mercado nuevo, eliminando conflictos con los clientes actuales pero permitiendo una diversificación en nuevas cuentas y mercados. La tentación tiene siempre el dedo en el timbre, pero la oportunidad solo llama una vez.