Pensar el cine

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Pensar el cine
Pensar el cine
MARTA SELVA Y ANNA SOLÀ
Expertas en pedagogía y cultura visual.
Monsieur Lazhar
Profesor Lazhar
Basada en una obra teatral de Evelyne de la
Chenelière y dirigida por Philippe Falardeau,
Monsieur Lazhar, película canadiense nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa y ganadora de diversos premios en festivales internacionales, entre ellos, el premio
Miguel Delibes al mejor guión, el de la crítica
internacional y la mención especial del jurado
a la diversidad cultural en la última edición de
la Seminci, es un nuevo ejemplo de una práctica cinematográfica comprometida con las
complejidades del mundo actual y su impacto
en el entorno educativo.
Siguiendo la tradición de otros films del ámbito francófono, Hoy empieza todo (Bertrand
Tavernier, 1999), Ser y tener (Nicolas Philibert,
2002) o La clase (Laurent Cantet, 2008), por citar los más próximos en el tiempo, pero en la
línea también de otro más remoto, como La
piel dura (François Truffaut, 1976), Falardeau
desarrolla una narración que se desliza, con la
misma delicadeza y elegancia de sus trávelin,
en el terreno de los sentimientos desencadenados entre los alumnos por un hecho traumático: el suicidio de una profesora. La aparición de su sustituto, Monsieur Lazhar, y la
habilidad con que este consigue conectar con
las necesidades emocionales de la clase afectada son los elementos catalizadores que no
solo permitirán la buena resolución de la situación de crisis, en el plano de la evolución dramática, sino que también hacen que aparezcan, matizadas y bien administradas, distintas observaciones críticas sobre el sistema educativo, como la poca agilidad del sistema administrativo, la gestión de la diversidad cultural o la aplicación mecánica del protocolo en la intervención psicológica. Pero, por encima de
esto, lo que realmente eleva esta película a una categoría especial es la belleza y la elegancia con las que describe el proceso de duelo de los alumnos, conducido por Monsieur Lazhar, proceso por el que, como un espejo, está pasando también el propio profesor, que vive atemorizado por su posible expulsión del país, como refugiado político, y con el dolor
por la muerte de su esposa e hijos en Argelia, su país de origen. La vinculación que se establece entre el profesor y los
alumnos, interpretaciones memorables de Émilien Néron y Sophie Nélisse, que encarnan a Simon y Alice, los dos más
afectados por la muerte de la profesora, se erige en el verdadero núcleo dramático del film que hace visible y creíble el
tránsito doloroso de la aceptación de la muerte y la catarsis personal necesaria para afrontarla. En este proceso, el profesor
y los alumnos comparten la misma condición de fragilidad y abandono, y en esta situación de igualdad, tan bien descrita,
reside la originalidad y el interés particular del film, porque, con este planteamiento, se aleja de la narración al servicio de
la figura del profesor, como centralidad heroica o jerárquica, para constituirse en una hermosa plasmación de un diálogo
entre iguales construido por el dolor de ambos lados, así como en un retrato convincente de un profesor que más que un
transmisor de contenidos actúa como un receptor de sentimientos.
92 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 424 JUNIO 2012 } Nº IDENTIFICADOR: 424.025
cine
Lo que se desarrolla, por lo
tanto, es una relación de empatía
modélica que permite la transferencia emocional y la expresión
de las palabras y sentimientos
necesarios para empezar a cerrar
las heridas. Y en esta proximidad
humana aparecen también, con
la clara suavidad de la tónica dominante del film, otros momentos ejemplares y memorables de
la película, en los que se revela la
calidad en la comunicación establecida entre Lazhar y sus alumnos, cuando les transmite sus vinculaciones con su país y en
especial con Argel, la ciudad
blanca. En este aspecto, el film
insinúa otro tema acorde con las
exigencias educativas actuales:
cómo hacer compatibles las enseñanzas curriculares sin olvidar
los contextos sociales y políticos
que afectan y deberían incumbir,
en mayor o menor medida, a las
niñas y niños a quienes ayudamos a crecer.
Del film se desprenden también otras reflexiones relacionadas con el papel de las familias
en las responsabilidades educativas, el abandono emocional de
los alumnos, las dependencias
de los centros respecto a la administración educativa. Y significa, sobre todo, una invitación a
abordar el debate, cada vez más
necesario, sobre algunos de los
retos del sistema educativo:
¿hasta qué punto lo que se enseña en los centros responde a las
necesidades de los alumnos?,
¿qué tenemos que enseñar y
cómo debemos enseñarlo? y finalmente, ¿cómo asumimos colectivamente la responsabilidad
de acompañar a las nuevas generaciones en los tránsitos fundamentales de la vida? Esta película ofrece, sin duda, una excelente
ocasión para orientar nuestras
respuestas.
Después de este trayecto, que
la narración termine con la revelación final sobre la impostura de
Lazhar –en realidad no era profesor, sino el amo de un restaurante en Argel– no altera el valor de
todo lo que se ha ido planteando. Todo lo contrario, esta paradoja amplía con una nueva dimensión la capacidad sugestiva
de esta película.
Título original: Monsieur Lazhar.
Director: Philippe Falardeau.
País: Canadá.
Año: 2011.
Género: Drama.

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