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¿Más de 30 años y no has empezado a ahorrar? Una guía para
iniciarse
Aunque guardar dinero suena bastante obvio, no lo son el resto de opciones, de plan de pensiones a los fondos de
inversiones
MARIAN SAGREDO
Archivado en:
3 MAR 2015 - 00:10 CET
Ahorro
Jubilación
Relaciones laborales
Finanzas
Trabajo
Se piense en ella o no, la jubilación termina
llegando. Por eso es importante meditar con
suficiente antelación cómo se querrá (y se podrá)
disfrutar. Entre los diversos aspectos a tener en
cuenta está el financiero. Guardar para el futuro
es de esas precauciones que, dada la situación
económica actual de muchos hogares, no
resultan sencillas.
A la hora de planificar la jubilación hay que
evaluar los ingresos y gastos que se tendrán. Y si
las expectativas se adecuarán con nuestro
capital, teniendo en cuenta que la pensión
pública de jubilación es inferior a los ingresos que
se reciben cuando se está en activo.
PICTURE ALLIANCE / ZB (CORDON PRESS )
De nada sirve una
rentabilidad
razonable si se la
comen las
comisiones de las
entidades
financieras.
Desgraciadamente
la legislación es
cambiante y nunca
tenemos seguridad
de qué pasará en el
futuro
Juan Gimeno, presidente de
Economistas Sin Fronteras
De todas las formas que hay de preparse con
ahorros para la jubilación, el plan de pensiones,
el complemento más tradicional, es de las que más dudas genera. Es una fórmula de
ahorro destinada a cubrir determinadas situaciones, como la mencionada, aunque
también la incapacidad, la dependencia severa o gran dependencia o el fallecimiento.
Así, cuando llega ese momento, permite disponer de ese capital acumulado (se puede
recuperar el dinero antes en caso de supuestos excepcionales, como el desempleo de
larga duración o enfermedad grave). El fondo de pensiones, por su parte, es un
patrimonio creado para realizar las inversiones para rentabilizar las aportaciones del
plan.
El producto dependerá de la edad y la capacidad de ahorro que se tengan así como de
las expectativas de rentabilidad. Lo primero para que estas sean razonables es asentar
las bases más obvias:
Edad de inicio. Cuanto antes se empiece a aportar más posibilidades habrá de
aumentar el capital del que disfrutar después.
Capacidad de ahorro. Guardar para completar la pensión siempre es positivo aunque
sin olvidar que primero hay que cubrir las necesidades básicas del corto y medio plazo.
Una forma cómoda y organizada de aportar en un plan de pensiones es hacerlo
periódicamente (mensual, trimestral…). Para saber exactamente cuánto hay que ahorrar
anualmente en función del salario existen simuladores que lo calculan (se puede acceder
a ellos a través de las webs de varias entidades financieras, por ejemplo).
Rentabilidad. Dependiendo del conocimiento que se tenga sobre este tipo de
inversiones se podrá elegir entre planes de pensiones más arriesgados, destinados
principalmente para aquellas personas que aún les falten bastantes años para jubilarse;
o más conservadores, con menos riesgo, para cuando se va acercando la edad de jubilación. Eso en términos generales.
Para escoger uno u otro es necesario el asesoramiento de un profesional que aconseje en cada caso particular.
A mirar con lupa
Como indica Mar Barrero, analista de Profim Asesores Patrimoniales, el tratamiento fiscal es uno de los puntos fuertes de
este método de ahorro: “Sus ventajas frente a otras alternativas incluidas dentro de los productos de ahorro­previsión es
el ventajoso tratamiento fiscal que tienen las aportaciones y la, cada vez mayor, diversidad de productos existentes. El
dinero invertido en un plan puede, además, traspasarse sin coste a otro plan de pensiones”. Por el contrario, entre los
inconvenientes, “la iliquidez y que el ahorro fiscal que se disfruta en las aportaciones (se pueden reducir de la base
imponible del IRPF las aportaciones realizadas durante el año hasta un máximo de 8.000 euros anuales) se pierde en el
momento del rescate”, añade Barrero.
Juan Gimeno, presidente de Economistas Sin Fronteras destaca que hay que prestar especial atención a las comisiones de
administración, gestión o depósito: ”De nada sirve una rentabilidad razonable si se la comen las comisiones de las
entidades financieras. El factor tributario (tanto de los beneficios fiscales por la inversión como su tratamiento hasta su
utilización y cuándo se utilice) es muy importante. Desgraciadamente la legislación es cambiante y nunca tenemos
seguridad de qué pasará en el futuro. También hay que medir el grado de rigidez en la utilización, pues los fondos de
pensiones tienen muchas trabas para ser utilizados antes de la jubilación, lo que no ocurre con otras formas de ahorro”.
Sea en planes de pensiones o en cualquier otra fórmula de ahorro, Gimeno recalca que guardar para el futuro es una
precaución aconsejable: “Lo importante es cubrirse las espaldas”.
© EDICIONES EL PAÍS S.L.

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