El discernimiento en Francisco de Asís

Transcripción

El discernimiento en Francisco de Asís
El discernimiento en Francisco de Asís
“Oh Dios, concédenos querer siempre lo que te agrada”
- Julio Herranz -
Índice
Introducción.......................................................................................................
7
I. Francisco de Asís “maestro” de discernimiento.................................. 11
1. Conciencia y experiencia del discernimiento en Francisco de Asís...........
1.1. Concédenos querer siempre lo que te agrada (CtaO 52-54)................
1.2. Tener el Espíritu del Señor y su santa operación (2R 10,7-10)...........
1.3. Lo que agrada al Señor (1R 16)...........................................................
1.4. El protagonismo del discernimiento en la experiencia creyente.........
2. El magisterio de su experiencia personal....................................................
2.1. Discernimiento y conversión...............................................................
2.2. Discernimiento y vocación...................................................................
2.3. Discernimiento y proyecto comunitario de vida..................................
2.4. Discernimiento y “noche oscura”........................................................
2.5. Discernimiento y consumación............................................................
3. Francisco de Asís, guía de discernimiento para sus hermanos...................
12
12
14
16
17
20
21
24
26
29
34
35
II. Temas centrales de su enseñanza sobre el discernimiento.............. 43
1. El discernimiento un camino de fe..............................................................
2. El discernimiento un camino para la libertad del amor..............................
3. El discernimiento un camino de discreción................................................
4. Raíces de la experiencia del discernimiento...............................................
4.1. La apertura a la iniciativa de Dios en la propia vida...........................
4.2. La identificación con Cristo y su proyecto..........................................
4.3. Los ojos del Espíritu.................................................................................
5. ¿Cómo conocer el Espíritu del Señor? Algunos criterios de discernimiento..
5.1. La desapropiación................................................................................
5.2. El amor gratuito...................................................................................
5.3. La verdadera humildad.............................................................................
5.4. La obediencia caritativa.......................................................................
5.5. La pobreza de espíritu..........................................................................
5.6. La paz........................................................................................................
43
49
52
55
55
57
59
61
62
64
66
67
71
73
III. Apuntes para una reflexión sistemática sobre el discernimiento
en Francisco de Asís................................................................................. 77
1. Naturaleza y objeto del discernimiento....................................................... 77
-42. Marco de referencias del discernimiento....................................................
2.1. La Palabra de Dios...............................................................................
2.2. La fe y praxis de la Iglesia y su autoridad...........................................
2.3. El proyecto de vida y Regla.................................................................
2.4. La confrontación con aquellos que hacen el mismo camino...............
2.5. La singularidad personal y la propia historia......................................
2.6. Las circunstancias de lo real y los “signos de los tiempos”................
3. Sujetos del discernimiento..........................................................................
3.1. Cada uno de los hermanos...................................................................
3.2. La fraternidad.......................................................................................
3.3. Los ministros........................................................................................
4. Presupuestos del verdadero discernimiento................................................
4.1. La apertura a la voluntad de Dios........................................................
4.2. La sintonía con el Espíritu...................................................................
4.3. La indiferencia espiritual.....................................................................
4.4. Identificación vocacional con Cristo...................................................
4.5. Una mirada de gracia sobre la realidad...............................................
4.6. Una actitud básica de incondicionalidad.............................................
5. Principales criterios de discernimiento de la experiencia espiritual...........
5.1. La desapropiación................................................................................
5.2. El amor gratuito...................................................................................
5.3. La humildad agradecida y solidaria.....................................................
5.4. La transformación interior en el espíritu del Reino.............................
6. Algunas reglas de discernimiento...............................................................
7. Algunas notas características del discernimiento en san Francisco. Relectura y actualización.....................................................................................
7.1. El primado de la contemplación de Cristo..........................................
7.2. La prioridad de la Palabra de Dios y la inmediatez de la obediencia...
7.3. El “radicalismo evangélico”................................................................
7.4. El primado de la praxis........................................................................
7.5. El discernimiento en las experiencias límite.......................................
7.6. La discreción........................................................................................
79
80
80
81
81
82
82
83
83
84
84
85
86
86
87
88
89
89
89
90
90
91
91
92
95
95
96
97
98
99
99
Conclusión........................................................................................................ 103
Para profundizar en el tema........................................................................ 105
RETIRO - Jn 17: Vivir glorificando a Dios - Teresa Iribarnegaray.. 107
- 85 critos de Francisco y particularmente
en su Regla, destacan dos: El Ministro
es el hombre del memorial, de la continua llamada a la fidelidad creativa e
incondicional de los hermanos y las
fraternidades a “la forma del santo
evangelio”, de donde nace la tarea del
ministro de amonestar (moneo=traer a
la memoria), corregir y confortar (infundir ánimo, favorecer y urgir la propia responsabilidad): “Los hermanos
que han sido constituidos ministros y
siervos de los demás hermanos visítenlos frecuentemente, amonéstenlos y confórtenlos espiritualmente”
(1R 4,2), y “corríjanlos humilde y
caritativamente, no mandándoles cosa
alguna que vaya en contra de su alma
y de nuestra Regla” (2R 10,1).
El segundo rasgo, y en relación directa con el anterior, que destaca en la
figura del Ministro en la Regla de san
Francisco es la del discernimiento de
los caminos de fidelidad a la voluntad
de Dios y a la forma del santo evangelio en cada una de las situaciones en
que vengan a encontrarse los hermanos
y las fraternidades, y por ello ha de ser
no sólo un hombre de espíritu, sino
también el hombre de la acogida, de la
escucha, del respeto profundo por cada
uno de los hermanos tal como el Señor
lo sitúa en su vida, y de la aceptación de
lo concreto con sus posibilidades reales
de crecimiento. Especialmente elocuente al respecto es el texto más arriba citado de 1R 16: el discernimiento
de la inspiración divina hecho por cada
uno de los hermanos ha de ser acompañado y secundado por el discernimiento del Ministro, que “tendrá que dar
cuenta al Señor si en esto o en otras
cosas procede sin discernimiento”
(1R 16,4; cf. 1R 17,2; 2R 12,2). En el
mismo sentido pueden leerse otros muchos textos de la Regla (cf. 1R 5,5-6;
17,2; 2R 2,2), y en especial lo que dice
al hablar del recurso espiritual de los
hermanos (cf. 2R 10,4-6).
El discernimiento es también el
primer rasgo del Ministro en la radiografía que según el biógrafo Tomás de
Celano habría hecho Francisco del Ministro ideal: “A él sobre todo, toca discernir las conciencias que se cierran, y
descubrir la verdad oculta en los pliegues más íntimos” (2C 186).
4. Presupuestos del verdadero
discernimiento
Hablar de presupuestos es tratar de
requisitos previos, o de condiciones
que posibilitan el verdadero discernimiento; aunque lógicamente, como sucede en general en la experiencia espiritual, son a un tiempo presupuestos y
derivados.
Este es un tema al que dieron gran
importancia los clásicos del discernimiento cristiano, que centraron su
atención en los presupuestos espirituales, cosa que hoy consideramos insufi-
- 86 ciente desde una comprensión más
completa del psiquismo humano, de
sus dinamismos y mecanismos inconscientes, que obliga a hacer un amplio
espacio a lo que podríamos llamar los
presupuestos antropológicos del discernimiento, directamente relacionados con los anteriores, sin por eso confundirse con ellos.
Ya vimos el tema desde la perspectiva de las Admoniciones al tratar de
“las raíces de la experiencia del discernimiento”. Retomo, completo y concreto lo dicho allí teniendo en cuenta
no sólo las Admoniciones, donde el tema aparece más o menos explicitado,
sino el conjunto de la reflexión hecha
hasta aquí.
4.1. La apertura a la voluntad de
Dios
El discernimiento espiritual reclama como presupuesto previo y primero, principio y fundamento, el haber
fundado el sentido de la propia vida en
la voluntad de Dios, en “hacer lo que
sabemos que quieres y querer siempre
lo que te agrada” (CtaO 52). Y en la
medida en que el creyente autónomo
experimenta a Dios como el amor apasionado, absoluto y el Señor, la actitud
existencial básica de obediencia a la
voluntad de Dios, se hace escucha y
entrega concretas, asumidas en discernimiento.
Evidentemente, esta actitud básica
de obediencia a la voluntad de Dios, como presupuesto del discernimiento, será lo que pretende ser por definición
−sentido último de la existencia−, cuando implique a toda la persona: razón y
corazón, interioridad y praxis,... Por
ello, no pasará del ámbito de la razón y
del deseo idealizado, si no hay un determinado equipamiento básico de la persona (cf. CtaL), si ésta no va haciendo
por dentro la síntesis entre ser ella misma y vivir gozosamente en la escucha y
la acogida de los otros (cf. CtaM); si no
hay una transformación interior que la
lleve a vivir la voluntad de Dios de
“dentro a fuera”, es decir a no verla como ley exterior que se impone, sino como “ley interior”, porque experimenta
la identidad personal −el ser ella misma− en el ser desde Dios (cf. Adm 2).
La Carta al hermano León es una
llamada a la vigilancia para evitar fáciles equívocos, de graves consecuencias
a nivel humano y espiritual: no toda sumisión a la voluntad de Dios tiene garantías de autenticidad; a veces tras ella
se esconde una incapacidad de autonomía, de tomar la vida en las manos, de
asumir la propia responsabilidad.
4.2. La sintonía con el Espíritu
Porque la voluntad de Dios y la
obra del Espíritu no son objetivables, el
discernimiento no puede consistir en la
- 87 aplicación de unas técnicas. El conocimiento intuitivo y de fe de la voluntad de Dios y su acción tiene lugar
por vías de vinculación e identificación,
por vías de sintonía con el Espíritu del
Señor. Por eso Francisco les recuerda a
sus hermanos que su aspiración máxima ha de ser “tener el Espíritu del Señor y su santa operación”, ser “hermanos espirituales”, lo cual entraña todo
un proceso humano y espiritual de purificación, iluminación, un éxodo de la
carne para vivir según el Espíritu12.
tad de Dios y su acción, sin posturas
previamente tomadas, y habiendo hecho hasta tal punto la voluntad del Señor el sentido y el imperativo fundamental de la propia vida, que a uno le
sea indiferente hacer una cosa u otra
con tal de estar a lo que Dios quiera.
Los maestros del discernimiento espiritual hacen notar cómo, paradójicamente, la indiferencia no es propiamente
espiritual si no se da en el marco de
ciertas preferencias, las preferencias de
Jesús: preferir debilidad a poder, pobreza a riqueza y ocultamiento a gloria.
Un eco fiel de la
La Carta a un
experiencia de Francis- Porque la voluntad de Dios
co al respecto parecen y la obra del Espíritu no Ministro da fe del proson objetivables,
tagonismo que, en la
ser las palabras con las
el discernimiento no
conciencia de Franque san Buenaventura da
puede consistir en la
cisco de Asís tiene la
razón de las búsquedas
del santo en su juventud: aplicación de unas técnicas indiferencia espiritual
en el discernimiento:
“Ignoraba todavía Franel santo invita al Ministro a rehacer el
cisco los designios de Dios sobre su percamino del discernimiento, pues, amén
sona ya que volcada su atención en las
de no haber puesto todas las cartas
cosas exteriores y arrastrado además por
sobre la mesa, éste parece radicalmenel peso de la naturaleza caída hacia los
te viciado al no partir de una actitud
goces de aquí abajo, no había aprendido
purificada de indiferencia espiritual.
aún a contemplar las realidades del cielo
Esto es lo que parece percibirse tras las
ni se había acostumbrado a gustar las
palabras con las que Francisco invita al
cosas divinas” (LM 1,2).
Ministro a resituar su aparentemente
nobilísimo deseo de retirarse a un ere4.3. La indiferencia espiritual
mitorio −proyecto suyo, meta que desde sí mismo desea cumplir, y huída de
Indiferencia espiritual es situarse,
los hermanos−, para dar paso a la disen orden al discernimiento de la volun12 Cf. PINEDO Ángel M.: La experiencia cristiana de Francisco de Asís y la identidad franciscana,
Oñati 2004, 101-122.
- 88 ponibilidad agradecida al querer y la
acción de Dios, y asumir la realidad
desde las preferencias de Cristo el
Siervo: prefiriendo persecución antes
que abandonar a sus hermanos, y no
reclamando de ellos ni siquiera que
sean mejores cristianos (cf. CtaM 5-8;
Adm 3,9).
Pero interpretaríamos erróneamente estas palabras de Francisco si consideráramos que con ellas autoriza un
posible pasotismo del Ministro, que le
permitiría, por lo demás, no sufrir ni
padecer. Muy otro es su significado,
como ya vimos: la indiferencia espiritual no puede confundirse con sus sucedáneos, y no hay que identificar indiferencia espiritual e indiferencia psicoafectiva, la indiferencia del sentimiento, de la afectividad: indiferencia espiritual no significa que uno no tiene preferencias a nivel psicoafectivo, sino
que opta por subordinar sus preferencias a la voluntad de Dios, cualesquiera pueda ser.
4.4. Identificación vocacional con
Cristo
Por tener la experiencia espiritual
cristiana su corazón en la identificación con Cristo y su seguimiento, ésta
será siempre también presupuesto y corazón del discernimiento cristiano, como ya se dijo al comentar la Admonición 6. Volvemos ahora sobre ello desde una perspectiva complementaria: la
identificación con la propia vocación al
seguimiento de Cristo, como presupuesto del discernimiento.
La experiencia espiritual del seguimiento de Cristo es una pero no uniforme, en razón sobre todo de la riqueza
del misterio de Cristo y de la multiplicidad de vocaciones al seguimiento.
Tras las palabras de Francisco en su
Testamento −“El Señor me reveló que
debía vivir según la forma del santo
evangelio” (Test 14)− estaba el descubrimiento de la vocación a un particular seguimiento de Cristo y a su “representación” en la Iglesia: el seguimiento
de Cristo Siervo, que el mismo Francisco, recurriendo a una de las relecturas neotestamentarias de los Cánticos
del Siervo, presenta al inicio de su Regla con estas palabras: “seguir la doctrina y huellas de nuestro Señor Jesucristo” (1R1,1), y al final de la Regla
con estas otras: “seguir la pobreza y
humildad de nuestro Señor Jesucristo”
(2R 12,4).
Ya hemos visto más arriba cómo
Francisco, en su Carta al hermano
León, le encara a éste con la necesidad
de asumir su libertad y responsabilidad
en el discernimiento, y se limita a ponerle ante las instancias supremas de la
vida franciscana, con la que le sabía
fuertemente identificado y porque le
sabía vocacionalmente identificado: lo
que agrada a Dios y el seguimiento de
Cristo siervo: “Esto es lo que te acon-
- 89 sejo. Que hagas, con la bendición de
Dios y mi obediencia, como mejor te
parezca que agradas al Señor Dios y
sigues sus huellas y pobreza” (CtaL 3).
4.5. Una mirada de gracia sobre
la realidad
Hablamos de ello en su momento, al
comentar la Admonición 1: “Los ojos
del Espíritu”. Lo encontramos también
en el ejercicio práctico de discernimiento que hace Francisco en su Testamento,
en el que la mirada de gracia sobre la
realidad es presupuesto y clave de lectura de su proceso de conversión y de toda
su historia. Y, lo encontramos también
en la Carta a un Ministro, al que el santo invita a transformar su mirada sobre la
dura realidad que le toca vivir, para poder descubrir, más allá de los innegables
dramas, la dimensión de gracia de todo
cuanto acontece, percibiendo en ello las
mediaciones de la voluntad de Dios y su
acción: “Todas las cosas que te son obstáculo para amar al Señor Dios y quienquiera que te ponga obstáculo, sea de
los hermanos o de cualesquiera otros,
aunque te azotaran, debes tenerlo por
gracia. Y quiérelo así y no otra cosa. Y
sea esto para ti verdadera obediencia al
Señor Dios y a mí” (CtaM 2-4).
4.6. Una actitud básica de incondicionalidad
En Francisco hay una actitud de
reserva sistemática frente la mediocri-
dad típica de quien se da a Dios calculadamente, de quien pone una vela a
Dios y otra al diablo de su racionalidad
desconfiada. Sorprende, en efecto, que
sus referencias a la prudencia sean
siempre para poner en guardia frente a
lo que él llama “la prudencia de la carne”: ha entendido muy bien que la experiencia espiritual cristiana y el discernimiento son cuestión, ante todo, de
vinculación afectiva, cuestión del corazón, y por ello no son posibles desde el
cálculo y allí donde la vida se reduce a
los mínimos, sino sólo desde la incondicionalidad que busca siempre los
máximos posibles, a partir de la experiencia del amor apasionado y absoluto
de Dios. Expresión cumbre de ello es la
experiencia personal de Francisco que
trasluce la Verdadera alegría, y el reclamo de Francisco al Ministro “Y en
esto quiero conocer si amas al Señor y
me amas a mí, siervo tuyo y suyo, si
procedes así: que no haya en el mundo
ningún hermano que, habiendo pecado
todo lo que se puede pecar, se aleje jamás de ti, después de haber visto tus
ojos, sin tu misericordia” (CtaM 9).
5. Principales criterios de discernimiento de la experiencia espiritual
De ellos hemos hablado ampliamente al hacer la lectura de las Admoniciones. Retomo brevemente, y puntualmente completo, lo dicho en su
lugar.

Documentos relacionados