Análisis de las prácticas de Supervisión técnico
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Análisis de las prácticas de Supervisión técnico
Análisis de las prácticas de Supervisión técnico-pedagógicas en relación a demandas normativas y teóricas Gustavo González García (Universidad Católica Silva Henríquez) El presente trabajo se enmarca en la investigación de tesis doctoral llevada a cabo por el autor para obtener el grado de Doctor en Ciencias de la Educación, por la Pontificia Universidad Católica de Chile, año 2013. El tema de estudio corresponde a la práctica que la Supervisión Técnico-pedagógica ejercida en las escuelas focalizadas chilenas a través de sus visitas de supervisión. La investigación persiguió conocer qué y cómo están realizando su labor los supervisores chilenos, para identificar y caracterizar su tipo de gestión y, a partir de esto, evaluar su nivel de acercamiento o distancia con las demandas normativas y teóricas colocadas a la supervisión, las cuales exigen condiciones ideales de intervención. Las demandas sobre la supervisión identificadas por esta investigación son de dos tipos: las normativas, que dicen relación con las exigencias que el Mineduc ha ido colocando a la supervisión en los últimos años y las teóricas, correspondientes a los conocimientos y estudios sobre la mejor supervisión. En relación a las demandas normativas, el estudio realizó una revisión documental de las políticas educacionales implementadas desde 1990, identificando el rol asignado a la Supervisión técnicopedagógica. La revisión se extiende desde 1990 hasta el año 2008. En relación a esto, durante los años 90, el rol de la supervisión estuvo asociado al apoyo técnico para la implementación de los Programas de Mejoramiento Educativo. Ante esta modalidad de apoyo al mejoramiento, el rol de los supervisores seguía una dirección que se ha denominado de tipo top-down (Navarro, 2002), modalidad de supervisión a la que se le ha criticado por constituir más una asistencia técnica diseñada para el objetivo de mejorar la política educacional, que para objetivos de mejoramiento surgidos desde las necesidades de los establecimientos educacionales. A partir del año 2000, y a raíz de la acentuación de las funciones de implementación o enlace, el rol estratégico de la supervisión comienza a ser cuestionado producto de diversos factores. Desde el propio Mineduc se comienza a cuestionar la dirección top-down de la supervisión. El documento oficial Criterios de política para la supervisión técnico pedagógica período 2002-2005 (Mineduc, División General de Educación, 2002) establecía críticamente la modalidad de definir externamente las necesidades y demandas de apoyo en los centros escolares. También durante los primeros años del 2000, el conjunto de las políticas educacionales de los 90 son mal evaluadas en algunos aspectos estructurales por la OCDE, lo que implicó a la labor realizada por la supervisión. La OCDE en su Informe de Revisión de Políticas Educacionales en Chile (OCDE, 2004), identificó que uno de los problemas fundamentales del sistema escolar chileno pasaba por una debilidad de asistencia técnica o nexo débil entre los esfuerzos y objetivos planteados desde la política educativa, y las acciones emprendidas más los resultados conseguidos en las escuelas. Este problema involucraba el trabajo de la supervisión en el sistema escolar, aún cuando la OCDE no consideraba solamente la acción de los supervisores técnico-pedagógicos, sino también la que deben ejercer otros organismos, como universidades, centros de estudios, la asistencia técnica municipal, etc. Paralelamente a este contexto crítico hacia las políticas educacionales y la supervisión técnico pedagógica, durante este período comienzan a influir los conocimientos teóricos sobre calidad educacional provenientes desde los movimientos de eficacia escolar, lo que implicó un escenario de cambios que llevó a la formulación e implementación de nuevas políticas educacionales, basadas en la gestión escolar: Modelo de Calidad de la Gestión Escolar; Guía de Autoevaluación de la escuela; Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Gestión Escolar (SACGE); Marco de la Buena Dirección; Marco de la Buena Enseñanza; Sistema de Evaluación Docente. Los cambios aparejados con las políticas de gestión escolar, se expresaron en el establecimiento de indicadores públicos de calidad para el sistema escolar, los cuales delimitaron prácticas, procedimientos y resultados escolares que debían seguirse por las escuelas y actores escolares que pretendieran ofrecer un servicio educacional de calidad. Estos indicadores se formalizaron en modelos de gestión escolar y de actuación profesional para docentes y directivos, identificando las conductas individuales e institucionales de buen desempeño, así como también creando sistemas de evaluación y de aseguramiento de la calidad. Estos últimos se hacían con el objetivo contrastar las prácticas escolares existentes con lo modelos, orientar los caminos de mejoramiento y evaluarse continuamente. La aparición de estos nuevos dispositivos de políticas de gestión escolar, generó en el Mineduc una discusión y redefinición de la labor a realizar por los supervisores en las escuelas, dentro de las necesidades de estas políticas orientadas a conseguir calidad. En este sentido, se comienza a postular e identificar al supervisor ya no como un implementador de programas ministeriales específicos, si no como un asesor técnico pedagógico que colabora con la escuela en la incorporación de mejoramiento educativo, asociado a los indicadores de calidad públicos. En relación a esto, el Mineduc persigue ĐŽŶƐŽůŝĚĂƌĂůĂƐƵƉĞƌǀŝƐŝſŶĐŽŵŽ͞un servicio de asesoría y acompañamiento a los establecimientos en sus procesos de instalación y desarrollo de las iniciativas de mejoramiento impulsadas por el DŝŶŝƐƚĞƌŝŽ͟;DŝŶĞĚƵĐ͕ϮϬϬϱ͕Ɖ͘ϮϬͿ͘ De esta manera, se considera al supervisor como actor clave en la política de aseguramiento de la calidad. En paralelo a la función clave de asesoramiento técnico para la implementación de la calidad educativa en las escuelas focalizadas, la autoridad educacional espera que el supervisor siga implementando funciones que venía desarrollando, por ejemplo el control y la fiscalización del cumplimiento de la normativa, y que cumpla nuevas funciones. Al respecto, la autoridad educacional ha definido un marco de actuación de la supervisión, sobre la base de que los supervisores desempeñen simultáneamente tres tipos de tareas generales o funciones de supervisión: asesoría; evaluación y control; y enlace, las cuales dan origen a 10 funciones específicas, agrupadas en torno a las tres generales (Brunner, 2007). En relación a esto, se discuten dos modalidades de intervención en las escuelas, las cuales apuntan a aspectos y niveles diferenciados en la escuela, pero que son complementarios entre si. Por una parte, se persigue una asistencia técnica pedagógica a la implementación curricular. La mirada se coloca aquí en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en el mejoramiento de las prácticas pedagógicas. Los referentes de calidad con los cuales se asocia una correcta implementación curricular son el Marco Curricular prescrito; los Programas de Estudio; el Marco de la Buena Enseñanza y las dimensiones de la gestión curricular institucional, en el Modelo de Calidad de la Gestión Escolar. De esta forma, el supervisor debe gestionar la asistencia técnica y pedagógica curricular en el aula desarrollando, principalmente, dos funciones de supervisión: la asesoría técnica, ĂƉŽƌƚĂŶĚŽ͞ĐƌŝƚĞƌŝŽƐ e instrumentos para el análisis del trabajo de aula en el conjunto de los niveles del establecimiento ĞĚƵĐĂƚŝǀŽ͟ ;DŝŶĞĚƵĐ͕ '͕ ŽŽƌĚŝŶĂĐŝſŶ EĂĐŝŽŶĂů ĚĞ ^ƵƉĞƌǀŝƐŝſŶ͕ ϮϬϬϳĂ͕ Ɖ͘ ϮϭͿ LJ ůĂ ĞǀĂůƵĂĐŝſŶ͕ observando y supervisando sistemáticamente el trabajo en el ĂƵůĂ͕ ĐŽŶ Ğů ŽďũĞƚŝǀŽ ĚĞ ͞ŝĚĞŶƚŝĨŝĐĂƌ ďƵĞŶĂƐƉƌĄĐƚŝĐĂƐĚŽĐĞŶƚĞƐƉĂƌĂĞůĚĞƐĂƌƌŽůůŽĚĞůŽƐĂƉƌĞŶĚŝnjĂũĞƐĚĞůĂƐLJůŽƐĞƐƚƵĚŝĂŶƚĞƐ͟;şĚĞŵͿ͘ Por otra parte, se espera de la intervención curricular en el aula que los supervisores gestionen el apoyo y evaluación directamente con los docentes, pero también apoyando a la Unidad Técnico Pedagógica (UTP), colaborando con ésta en el diseño e implementación de los sistemas de apoyo y evaluación curricular de la escuela. La segunda modalidad de intervención de la supervisión está dirigida al nivel institucional de la escuela. Sobre la base de esta intervención está la idea de que los mejores aprendizajes y resultados escolares se consiguen no sólo en la relación profesor-alumno, circunscrita al aula, si no que también generando procesos y prácticas institucionales en los establecimientos. En este sentido, un documento ministerial de apoyo a los supervisores, plantea que ͞ůŽ ƋƵĞ ŽĐƵƌƌĂ ĞŶ Ğů ĂƵůĂ ĞƐ ůĂ resultante de un conjunto coordinado y sistemático de acciones que se establecen en el ámbito ŝŶƐƚŝƚƵĐŝŽŶĂůĚĞůĞƐƚĂďůĞĐŝŵŝĞŶƚŽ͟;DŝŶĞĚƵĐ͕'͕ŽŽƌĚŝŶĂĐŝſn Nacional de Supervisión, 2007, p.13). Esta modalidad de apoyo técnico se ha seguido propiciando en las escuelas a partir de los Planes de Mejoramiento que las escuelas formulan en el marco de la Ley de Subvención Preferencial. Desde la perspectiva teórica internacional, en general, los sistemas de supervisión internacional durante los 80 y 90, particularmente los de países de habla inglesa, apostaron por concentrar y equilibrar sólo dos funciones para la supervisión educativa: la evaluación sobre las escuelas, basada en la exigencia de rendición de cuentas que las escuelas tienen por recibir fondos públicos; y el apoyo o asesoría técnica (Wilcox, 2000) En este contexto de desarrollo, algunos países han focalizado aún más sus sistemas de supervisión y, siguiendo el ejemplo de la inspección inglesa, han dejado fuera de la responsabilidad de la supervisión funciones como la implementación y la asesoría técnica, concentrándola sólo en la función de evaluación. Un caso paradigmático en este sentido es el neozelandés, país que a comienzos de la década de los 90 abolió el sistema de supervisión público tradicional, la inspección escolar, y lo reemplazó por una Agencia de Evaluación de la Educación, que es un organismo público independiente, cuyo objetivo es evaluar el rendimiento de las escuelas y formular recomendaciones formales para mejorar los resultados (Cusack, 1992). La razón por la cual Nueva Zelanda otorga autonomía a la supervisión de la autoridad educativa pública, se basa en la necesidad de separar del servicio de supervisión toda responsabilidad implementadora de las políticas educacionales. Por otra parte, el Estado neozelandés no deja de responsabilizarse por brindar apoyo técnico a las escuelas, especialmente a las que más lo necesitan, pero esto lo hace subsidiando la asistencia técnica que contratan las escuelas, las que escogen entre un mercado de oferta de asistencia ofrecido por centros de asesoría, universidades o asesores privados (Mineduc, 2006). Más allá del desarrollo específico de los sistemas de supervisión ajustado a las historias y realidades de los sistemas escolares internacionales, uno de los sistemas de supervisión más reconocidos a nivel internacional es la inspección británica a las escuelas. Este sistema de supervisión se centra en la función de evaluación y rendición de cuentas. Durante los 90, la inspección educativa británica comenzó a ser observada y seguida como modelo de supervisión (Wilson, 1995), particularmente se valorizó la manera como los inspectores ingleses evaluaban a las escuelas y la aceptación y alto reconocimiento que las mismas escuelas otorgaban al trabajo de los inspectores, tanto como a la información evaluativa que les entregaban. La inspección inglesa es un organismo público y autónomo dependiente de la Oficina de Estándares de la Educación (Ofsted). La inspección despliega actividades de diagnóstico y evaluación sobre las escuelas con bajos resultados. La actividad evaluadora se hace en referencia a los estándares educacionales públicos que fija y actualiza la misma Ofsted. Los estándares educativos evaluados en las escuelas se relacionan con logros de aprendizaje y prácticas pedagógicas; la dimensión institucional, el liderazgo y la administración financiera de los recursos. También se preocupa de fiscalizar el resguardo de derechos educacionales que son preocupación pública, como el respeto por la inclusión en las escuelas de todo tipo de alumno. Otra información relevante para considerar las demandas por una mejor supervisión dese el contexto chileno, es a partir del estudio Supervisión Educacional en Chile. Experiencias Públicas y Privadas. Lecciones y Aprendizajes, (Raczynnsky y Muñoz, 2005, op. cit.). Este estudio es el primero que genera conocimientos acerca de una buena experiencia de supervisión en el contexto nacional. Según este estudio, la estrategia de supervisión exitosa debe buscar la instalación de capacidades en los actores escolares y no sólo entregando información o soluciones envasadas. Se postula que esta asesoría debe ser constante, oportuna, con foco y dirección, y con presencia y retroalimentación. Además, la supervisión debe tender a ejercer la asesoría creando puentes con otros organismos, a generar redes de apoyo y a no pretender ser la única instancia de apoyo. Desde el punto de vista de la evaluación, se plantea que la supervisión debe establecer un mecanismo de monitoreo y seguimiento permanente con los objetivos de asesoría y mejoramiento planificados con la escuela, utilizando la máxima información de procesos y resultados de las escuelas. Por otra parte, se plantea que la función de evaluación debe basarse en una estrategia de rendición de cuentas ligada a resultados de asesoría, pero también considerando incentivos para el logro. El estudio también plantea que la supervisión debe buscar gestionar la evaluación en términos de controlar la existencia de piso mínimo en los centros escolares, en la dimensión administrativa y financiera, para asegurar logros en la asesoría y resultados de mejoramiento. Considerando esta fundamentación teórica-normativa, la tesis estudió la práctica supervisora a partir de un registro informático, por el cual los supervisores ingresan la información de lo realizado en cada visita a los establecimientos. Registro que recibe el nombre de FOGES. A través de este registro se estudiaron 3.705 visitas de supervisión que se realizaron en 400 establecimientos educacionales de todas las regiones del país, durante un período anual de supervisión. Para cada una de las visitas se analizaron las actividades que los supervisores registraban hacer en las escuelas, registro disponible, observado y verificado por los directivos escolares y por las autoridades de supervisión. Las actividades fueron analizadas considerando los siguientes tres elementos de la práctica de los supervisores: funciones de supervisión, en un marco de 10 funciones específicas establecidas por el marco de actuación oficial; los dos ámbito de intervención del supervisor: las prácticas pedagógicas o los procesos institucionales; y los actores con quien se contacta el supervisor. Estos elementos de la práctica supervisora, que se denominaron variables de gestión, se describieron y caracterizaron en forma independiente, pero también se analizaron asociadamente entre ellos y asociadamente con factores intervinientes a la práctica supervisora, relacionados con características de los centros escolares y características personales de los supervisores. Las técnicas de análisis de la información para los objetivos descriptivos fueron cualitativos, el análisis de contenido, y cuantitativos, estadística descriptiva. Para el análisis asociativo se utilizaron tablas de contingencia con Chi cuadrado y análisis multivariado de correspondencias múltiples. Los resultados de la investigación concluyeron que la práctica de la supervisión está muy distante de ejercerse según las demandas normativas exigidas por el Ministerio de Educación, principalmente porque la supervisión cumple parcial y débilmente la propuesta global de asistencia técnica, planeada para las escuelas focalizadas. Por otra parte, la distancia es aún mayor con las demandas teóricas, debido a que la gestión que los supervisores realizan sobre las funciones de supervisión más relevadas por la teoría, como la asesoría técnica y la evaluación, son gestionadas insatisfactoriamente, en comparación a las condiciones ideales con que éstas deben llevarse a cabo. La investigación también concluye que la práctica supervisora en general responde a un plan general de supervisión definido estatalmente y que el ajuste con las realidades escolares es menor. Cuando este ajuste existe, éste se relaciona con elementos intervinientes a la interacción supervisión-escuela que no están directamente relacionados con las demandas a la supervisión, si no con elementos subyacentes a la interacción. En este sentido se destacan la supervisión diferente que se hace en escuelas particular subvencionadas; donde se enfatiza la evaluación y el control; la supervisión diferente que se ejerce en las escuelas básicas a diferencia de los liceos: la supervisión en las primeras conecta mejor la implementación de las políticas educacionales con contenidos pedagógicos curriculares, mientras que en los liceos es una asistencia más institucional. Por último y relacionado con lo anterior, también se destaca la supervisión diferenciada por el título docente del supervisor, en donde los supervisores docentes básicos realizan una asistencia más curricular y los supervisores docentes de enseñanza media, una asistencia más institucional a las escuelas. En relación a los resultados asociativos, se destaca que los supervisores expresan sentidos asociados de gestión entre algunos elementos de sus prácticas, los cuales deben ser considerados para cualquiera innovación a la supervisión técnico pedagógica. Estos tipos de supervisión son tres: la supervisión que entiende la asistencia al mejoramiento de las escuelas mediante la implementación formal y declarativa de la calidad, en combinación con funciones de enlace y ejercida sobre los directivos; la supervisión que entiende la asistencia al mejoramiento como la acción combinada entre la capacitación y la evaluación con los docentes; y la supervisión (muy menor y poco representativa) que entiende la asistencia al mejoramiento como una acción de sentido y promoción de la cultura de la calidad escolar. Finalmente, a partir de los resultados se entregan propuestas de cambio a la supervisión técnico pedagógica del Mineduc, a través de dos líneas de innovación: primero, si la autoridad educativa decide mantener la propuesta global e integral de asistencia técnica a las escuelas, a través del actual marco de funciones y estrategias de acción, la supervisión debe reformularse cabalmente desde el punto de vista de un mejor soporte y cambios en la gestión de los supervisores. Segundo, la autoridad educacional puede decidir colocar un foco funcional a la supervisión, delegando las funciones que no seguirá ejerciendo a otras instancias de asistencia técnica. En este caso, se recomienda que la supervisión se concentre en gestionar sólo funciones de evaluación y control. Bibliografía 1. Brunner, Joaquin (2007) Aseguramiento de la calidad: pieza clave. En Reformas al Sistema escolar: aportes para el debate. Universidad Diego Portales. 2. Cusack, B.O. 1992. 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