Susana Gallardo - CONICET Mendoza
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Susana Gallardo - CONICET Mendoza
Capítulo 64: 523-532 Ciencia Hoy y Exactamente, dos revistas de divulgación científica para diferentes audiencias Susana Gallardo En Víctor M. Castel y Liliana Cubo de Severino, Editores (2010) La renovación de la palabra en el bicentenario de la Argentina. Los colores de la mirada lingüística. Mendoza: Editorial FFyL, UNCuyo. ISBN 978-950-774-193-7 La renovación de la palabra / 524 Ciencia Hoy y Exactamente, dos revistas de divulgación científica para diferentes audiencias Susana Gallardo Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA Buenos Aires, Argentina [email protected] Resumen Ciencia Hoy y Exactamente son dos revistas de divulgación científica de la Argentina que parecen responder a diferentes propósitos comunicativos y estar destinadas a distintos tipos de audiencia. En este trabajo, me propongo identificar algunos rasgos tanto en la estructuración del contenido cuanto en la formulación léxico-gramatical que permitan dar evidencia empírica sobre las diferencias funcionales y situacionales de los textos. Entendiendo los textos como objetos complejos y multidimensionales, partimos del supuesto de que los distintos niveles o dimensiones textuales (funcional, situacional, temático y léxico-gramatical) interactúan entre sí y se condicionan mutuamente. En este sentido, los procedimientos elegidos para desplegar la información en el texto (secuencias textuales) pueden vincularse a los propósitos comunicativos y al tipo de audiencia esperada. En el corpus, formado por unos veinte artículos de cada revista, nos centramos en los tipos de secuencia textual predominantes en cada una y examinamos, en particular, las estrategias empleadas para introducir el tema textual. Asimismo, desde la perspectiva de la teoría de la valoración (appraisal), nos centramos en el compromiso, analizando el posicionamiento del emisor frente a su audiencia, e indagando si tiene en cuenta el punto de vista del destinatario, u orienta su discurso de manera monoglósica. El análisis muestra que Ciencia Hoy asume un rol educativo, y presupone un destinatario informado e interesado en los temas de ciencia. Por el contrario, Exactamente asume un rol informativo y construye un lector cuyo interés es necesario estimular. Introducción El objetivo de este trabajo es examinar algunos de los rasgos lingüísticos que evidencian que dos revistas de divulgación científica de la Argentina, Ciencia Hoy (CH) y Exactamente (Ex), se dirigen a diferentes audiencias y entrañan distinto tipo de funciones textuales. Estas publicaciones difieren en un componente de la situación comunicativa: el tipo de emisor. En la primera, son los investigadores quienes dan cuenta, en forma directa, de temas vinculados a su área de estudio. En Ex, en cambio, los redactores especializados operan como mediadores entre las fuentes de información y el público, y su discurso es legitimado por la voz explícita de los locutores expertos. Teniendo en cuenta esta diferencia, estas publicaciones pueden adscribirse a diferentes niveles de especialización. En efecto, según la clasificación de textos científicos de Loffler-Laurian (1983), CH corresponde al nivel de semidivulgación, y Ex, al de divulgación científica. Esta clasificación se basa en los componentes de la situación comunicativa: tipo de emisor, tipo de destinatario y soporte del mensaje. En este sentido, CH pertenece al nivel de semidivulgación por el tipo de emisor, cuyo nombre y pertenencia institucional aparece en cada artículo. Pero la revista no explicita con precisión cuál es el tipo de destinatario. Desde la perspectiva de la lingüística textual, el texto es entendido como una “actividad comunicativa” destinada a alcanzar determinados objetivos; es concebido como un objeto complejo, que puede ser descripto a partir de un conjunto de rasgos o atributos, que corresponden a los distintos niveles o dimensiones que lo constituyen: funcional, situacional, temático y léxico-gramatical (Heinemann, 2000). Teniendo en cuenta que estas dimensiones se condicionan mutuamente, al poner en contraste géneros diferentes se observa que las variaciones en alguno de los parámetros de una de las dimensiones textuales puede repercutir en las otras dimensiones (Ciapuscio et al., 2010). Consideramos que en los artículos de CH y Ex pueden hallarse rasgos tanto en el nivel temático como en el de formulación que repercuten en el nivel funcional y el situacional. La hipótesis es que CH asume un rol educativo, y presupone un destinatario informado e interesado en los temas de ciencia, mientras que Ex adopta un rol informativo y construye un lector cuyo interés es necesario estimular. Marco teórico En el marco de la tipología multidimensional (Heinemann & Viehweger, 1991; Heinemann, 2000), se entiende ‘función’ como el efecto del texto en la interacción social y en su funcionamiento para resolver tareas individuales o sociales. Por lo general, los textos poseen más de una función, y ellas se organizan de manera jerárquica en funciones dominantes y subsidiarias; por ejemplo, un texto puede tener como función principal “informar sobre un tema de ciencia”, y como función subsidiaria “persuadir sobre la importancia del tema”. El nivel de la situación comprende, entre otros parámetros, el marco de la interacción, la esfera de actividad (ciencia, salud, educación, entre otras), y el papel social de los participantes. En relación con estos últimos, según su grado de competencia en un área Castel y Cubo, Editores (2010) 525 / Ciencia Hoy y Exactamente, dos revistas … del conocimiento (en el caso de la comunicación especializada), se puede distinguir entre el especialista y el no experto; aunque puede considerarse también una tercera categoría: el semilego o semiespecialista, categoría en la que se puede incluir al periodista científico. Las diferencias de competencia en el tema específico pueden determinar la simetría o asimetría de la relación entre los interlocutores. El nivel temático se refiere al contenido semántico (el tema textual), al tipo y cantidad de información que se incluye en el texto y a la forma en que se la incluye, es decir, cómo se despliega y organiza (estructuración semántica o macroestructural). En este sentido, se consideran las partes y segmentos en que se organiza el texto, así como los tipos de procedimientos básicos para la organización secuencial del contenido, es decir, los tipos de “secuencias textuales” (Werlich, 1975; Adam, 1992), estructuras de base semántica que se caracterizan por determinados rasgos léxicogramaticales. En cuanto al nivel formal-gramatical, éste se refiere a la selección de recursos lingüísticos, que se relaciona con los estilos de los géneros específicos; por ejemplo, un estilo de distancia comunicativa determina la elección de formas verbales pasivas o impersonales, y otros recursos desagentivadores como la nominalización en el rol de sujeto oracional. En cambio, la elección de léxico y fraseología del registro coloquial orienta el texto hacia el extremo de la proximidad comunicativa, en el continuo proximidad-distancia comunicativa (Oesterreicher, 1996). Respecto del nivel de estructuración textual y, en particular, de los procedimientos para desplegar el tema, aquí consideramos la propuesta clásica de Werlich (1975). El concepto central de este modelo es el de bases textuales, unidades estructurales iniciadoras de secuencias, que remiten a un modelo de la realidad compartido entre hablante y oyente. A partir de estas bases textuales, se despliegan cinco tipos de secuencia: descriptiva, narrativa, expositiva, argumentativa y directiva, que se correlacionan con actividades cognitivas humanas, desde las más simples a las más complejas. La descripción y la narración –operaciones más sencillas– reflejan la capacidad de diferenciar y relacionar percepciones en el espacio y el tiempo respectivamente. En español, la base descriptiva consiste en una estructura simple de sujeto y predicado, con un verbo que posee el rasgo de ausencia de cambio (haber, estar), en presente o pasado, y construcciones adverbiales de lugar (Ciapuscio, 1994). Por su parte, la base narrativa, que expresa sucesos y cambios en el tiempo, consiste en una estructura simple de sujeto y predicado, con un verbo en pasado que señala cambio, y adverbios de lugar y tiempo. La base expositiva, que se emplea para expresar representaciones conceptuales, comprende dos modelos de exposición: sintética y analítica. La primera incluye una forma verbal en presente (ser, definir, llamarse) y un grupo nominal que identifica el fenómeno presentado como sujeto, mediante la denominación o la inclusión en una clase. En la exposición analítica, los verbos característicos son: tener, consistir en, contener, y comprender, entre otros; y la relación entre el grupo nominal complemento y el sujeto es del tipo todo/parte. En cuanto a la base textual argumentativa, ésta se correlaciona con la actividad de juzgar y con la comprobación de relaciones entre objetos y conceptos a través de la determinación de semejanzas y oposiciones. Consiste en una estructura con una forma verbal negada y un adjetivo como complemento, que atribuye al sujeto una cualidad que puede ser presentada como no válida mediante la negación del verbo; las oraciones que expresan contrastes mediante conectores adversativos o concesivos representan variantes de la base argumentativa. La última de las bases textuales es la directiva, que se utiliza con el fin de indicar acciones para el comportamiento del receptor (pedidos, órdenes, instrucciones, consejos). Esta base consiste en una frase con el verbo en imperativo o infinitivo, o con verbos modales como deber, poder, tener que. Cada una de las bases textuales puede iniciar una secuencia que es tipificada de acuerdo con la base textual dominante. Por ejemplo, en los textos narrativos, la estructuración textual dominante es la temporal; mientras que en los descriptivos predomina el componente espacial, con enumeraciones de elementos que siguen generalmente un orden determinado. En los textos expositivos predominan las secuencias constituidas por proposiciones entre las que se establecen relaciones funcionales de especificación o adición, y se conectan mediante marcadores de reformulación (es decir, esto es, por ejemplo); conectores de adición (también, además); construcciones que indican similitud con expresiones previas (asimismo, de manera similar, del mismo modo). Una secuencia expositiva también puede consistir en la respuesta a la pregunta ¿por qué?, que puede estar implícita (Adam, 1992). En los textos argumentativos dominan las secuencias contrastivas, que marcan una oposición entre dos afirmaciones, una que es rechazada o relativizada y otra que es presentada como argumento principal; los conectores característicos son los contraargumentativos (sin embargo, no obstante). Una secuencia argumentativa también puede consistir en un esquema de premisas-conclusión (Toulmin, 1958; Adam, 1992). En este caso, los conectores característicos son: los causales (pues, ya que, porque), que introducen los argumentos; y los consecutivos (por lo tanto, por consiguiente), que encabezan la conclusión. Cabe señalar que la argumentación siempre refiere a un tema que es puesto en discusión e implica desacuerdo y confrontación entre discursos. Por el contrario, en las secuencias expositivas el tema no es puesto en debate, sino que se presenta como algo dado y aceptado por los participantes de la Susana Gallardo La renovación de la palabra / 526 interacción. Por otra parte, mientras que las secuencias argumentativas son dominantes en el discurso científico especializado, donde se presenta conocimiento nuevo para que sea validado por la comunidad científica, las secuencias expositivas predominan en los textos pedagógicos, que exponen el conocimiento ya validado. Evaluación y compromiso La pregunta por la forma en que los textos construyen a su audiencia puede abordarse mediante las herramientas de la teoría de la evaluación, que se ocupa de los recursos empleados por los hablantes para expresar afecto, juicios y apreciaciones respecto de personas y cosas (Martin, 2003; Martin & White, 2005). Estos recursos evaluativos pueden analizarse desde la perspectiva dialógica, determinando la manera en que el emisor se posiciona frente a su interlocutor, es lo que los investigadores de la escuela de Sidney designan como “compromiso” (engagement) y que se refiere a los significados por medio de los cuales los hablantes reconocen o ignoran la diversidad de puntos de vista puestos en juego por sus enunciados y por medio de los cuales negocian un espacio interpersonal para sus propias posiciones. En este sentido, se puede determinar si el autor, cuando efectúa una evaluación, da por sentado que el lector comparte su punto de vista o si, por el contrario, anticipa que sus afirmaciones pueden generar oposición en el destinatario y, por ello, estima necesario ganar su adhesión. White (2003), basándose en la perspectiva dialógica de Bajtin (1982), postula que el hablante/escritor puede dar a su discurso una orientación monoglósica o heteroglósica. Si adopta la primera, al efectuar sus evaluaciones no reconoce otras voces que se hayan posicionado previamente sobre el mismo tema, y presenta sus afirmaciones como no problemáticas y aceptadas por todos. En la orientación heteroglósica, a través de indicadores de modalidad, estructuras de contraste, polaridad negativa o introducción de discurso referido, el hablante reconoce la existencia de posiciones alternativas. Esta dialogicidad, sin embargo, puede darse en forma expansiva o restringida. Mientras que en la expansión dialógica, las posiciones alternativas son consideradas y admitidas, en la contracción, son negadas, desafiadas o restringidas en su alcance. En la expansión dialógica, el hablante puede: Considerar (entertain) posiciones alternativas, haciendo valoraciones de probabilidad, mediante recursos de la modalidad (verbos modales, como poder; adverbios y adjetivos de duda, como posiblemente, es probable, etc., entre otros recursos). Atribuir la proposición, presentarla como fundada en una voz externa, tomando distancia, mediante las diferentes formas de citación. En la contracción dialógica, el hablante puede: Objetar o rechazar una posición contraria (se expresa mediante la negación). Conceder, o admitir la existencia de otras alternativas, pero restringiendo su alcance (cláusulas concesivas y contraargumentativas). Declarar acuerdo, anunciando de manera explícita que el destinatario está de acuerdo con la proposición presentada. Los recursos son las frases como: por supuesto, naturalmente, sin duda, y también las preguntas retóricas. El predominio de un tipo de procedimiento para el despliegue textual puede relacionarse con el posicionamiento del autor respecto de la audiencia o de posiciones alternativas. En efecto, las secuencias expositivas se vinculan con una perspectiva monoglósica, y las argumentativas con una orientación heteroglósica. Corpus y método El corpus se compone de una selección de 42 artículos de CH y Ex, publicados desde 1996 hasta el presente, que tratan, principalmente, temas de biología, aunque se incluyeron también algunos de meteorología y física. Se trabaja, por un lado, con siete artículos completos de cada revista, sin incluir los paratextos; sumando 17.000 palabras los textos de CH; y 15.000 palabras, los de Ex. Por otro lado, en 14 textos de cada una de las revistas se analizan los párrafos iniciales en los que se introduce el tema textual. En cuanto a las revistas, CH y Ex son producidas dentro del sistema científico. La primera, nacida en diciembre de 1988, es editada por la Asociación Civil Ciencia Hoy, integrada por científicos de diversas áreas del conocimiento. Es bimestral, con una tirada de 5 mil ejemplares, y fue definida por los editores como una revista realizada por investigadores que son “integrantes del sistema de instituciones científicas argentinas” (CH, nº 100). En las instrucciones para autores, se indica que se reciben: “Trabajos que expliquen investigaciones y sus resultados al público culto y a colegas de otras disciplinas […]”. Como se ve, la noción de audiencia esperada es imprecisa. Según afirma Terenzio (2009: 27), “la revista vacila entre un público general y un público de especialistas que no son pares”. Por su parte, Ex, creada en diciembre de 1994, es cuatrimestral, con una tirada de 4 mil ejemplares y editada por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. En el primer número, fue definida como “revista institucional” de la Facultad. Se aspiraba a que fuera un Castel y Cubo, Editores (2010) 527 / Ciencia Hoy y Exactamente, dos revistas … canal que permitiera una relación directa con “las escuelas de enseñanza media, la comunidad universitaria y las empresas”. Mediante un enfoque cualitativo-cuantitativo, examinamos, en primer lugar, los tipos de secuencia textual más frecuentes en los textos. Para ello, consideramos el párrafo como unidad básica, conceptual y gráfica (Trimble, 1985). Adscribimos cada párrafo a un tipo de secuencia teniendo en cuenta aspectos semánticos y léxico-gramaticales, es decir, la idea principal y la organización interna del párrafo en términos de las relaciones entre las proposiciones. De este modo, el número de párrafos de un texto nos da el número de secuencias. Consideramos como expositivas aquellas secuencias (o párrafos) que definan un concepto, lo asignen a una clase, expliquen el origen o función de una entidad, o la causa de un fenómeno. Las argumentativas serán las que presenten segmentos contrastivos y/o un esquema de premisas y conclusión. Cabe aclarar que la adscripción de cada párrafo a un tipo de secuencia puede ser problemática, porque un párrafo narrativo puede funcionar como dato o argumento para una secuencia argumentativa, asimismo, una secuencia narrativa puede estar inserta dentro de una argumentativa (en este caso asignamos el párrafo a una secuencia argumentativa). A pesar de estas limitaciones, este método puede ofrecer un panorama sobre los procedimientos seleccionados en forma preferencial para desplegar el tema textual. Asimismo, con el fin de determinar el posicionamiento de los autores frente a posiciones alternativas, consideramos los recursos lingüísticos que indican evaluación y compromiso. Tipos de secuencias textuales dominantes Al determinar los tipos de secuencia textual dominantes en los textos, se observa que CH muestra, en promedio, una mayor proporción de secuencias expositivas que Ex, donde, en cambio, predominan las secuencias argumentativas y las narrativas, como se muestra en la tabla 1. No obstante, debemos aclarar que CH presenta una mayor variación que Ex en virtud de los estilos personales de los diferentes autores; de hecho, el porcentaje de secuencias expositivas en algunos artículos de CH puede alcanzar el 70%. Descr. Narrativa Expositiva Argument. Directiva Total CH -- 25 (15,5%) 71 (44,0%) 50 (31,0%) 5 (3,1%) 161 EX -- 33 (18,0%) 27 (14,7%) 113 (61,7%) 10 (5,5%) 183 Tabla 1: Frecuencia de tipo de secuencia textual según tipo de revista. El predominio de secuencias expositivas en CH se correlaciona con una mayor presencia de definiciones, clasificaciones y explicaciones de conceptos. Ello no significa que Ex no presente secuencias expositivas, pero éstas ocupan un espacio menor. Cabe señalar que no se ha podido caracterizar ningún párrafo como netamente descriptivo, pues las descripciones aparecieron insertas en secuencias de otro tipo. Por otra parte, las secuencias directivas tuvieron, en ambas revistas, una proporción muy baja. En resumen, la distinción entre estas revistas reside en la proporción entre secuencias narrativas, expositivas y argumentativas. Ahora bien, la mayor frecuencia de secuencias expositivas en CH es más notoria si se consideran, en forma exclusiva, los párrafos iniciales que introducen el tema textual. Como se muestra en la tabla 2, mientras que Ex elige desplegar la información a partir de secuencias argumentativas y narrativas, CH prefiere, principalmente, las expositivas, lo que implica, muchas veces, introducir el tema mediante la definición de un concepto. La elección de un tipo de secuencia tiene implicancias comunicativas, como veremos en la sección siguiente. Narrativa Expositiva CH Descr. -- 1 (4,76%) 14 (66,6%) Argumenta. 6 (28,6%) Directiva -- Total 21 EX -- 7 (33,3%) 2 (9,5%) 12 (57,1%) -- 21 Tabla 2: Frecuencia de tipo de secuencia textual en el primer párrafo Introducción del tema textual Teniendo en cuenta que la divulgación de la ciencia se propone vincular al público general con los contenidos científicos, el encargado de realizar esa tarea (ya sea un investigador o un comunicador) puede suponer al destinatario como no experto y ajeno al ámbito científico; o, por el contrario, puede construirlo como semiexperto, y alineado con la perspectiva científica. Indagando los procedimientos elegidos para desplegar la información e introducir el tema textual, podemos aproximarnos a la forma en que el emisor percibe a su audiencia y se posiciona frente a ella. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos tomados de Ex. (1) ¿Qué diría si alguien le señala que su calculadora funciona en base a bacteria? Probablemente piense que quiso decir batería y se confundió. ¿Qué deduciría si luego le comenta que para cargar la fuente de energía eléctrica va a orillas del río de la Plata en busca de barro? Y que esta tarea ribereña no la hace solo sino junto a sus Susana Gallardo La renovación de la palabra / 528 compañeros de secundario. [...] Sí, leyó bien. Es que tiene ante sí uno de los resultados del proyecto “Cosechando electricidad de las bacterias”, del que participan el Instituto [...] (Ex 43) En el ejemplo (1), tenemos una secuencia argumentativa en la que se contrasta, de manera implícita, la información que brinda el texto con la forma supuestamente errada en que un lector no experto podría interpretarla. La autora entabla un diálogo con el destinatario, empleando la segunda persona del singular: lo interroga, presentándole una situación que, supone, le resultará extraña. A continuación, formula una hipótesis sobre una posible respuesta de aquél, y luego efectúa otra pregunta al tiempo que incorpora nueva información. Por último, completa la formulación del tema del artículo, que es presentado como extraño o increíble, motivando así el interés. Desde la perspectiva del compromiso, la autora, mediante un procedimiento de contracción dialógica, restringe el alcance de la posición del lector no experto al confirmarle que el texto no está errado (leyó bien). La frase podría ser reformulada mediante una cláusula concesiva: aunque a usted le resulte extraño, esto es cierto. La contracción dialógica se observa también en el ejemplo siguiente: (2) Todos vivimos en la atmósfera y, por lo tanto, gran parte de las decisiones que tomamos diariamente están supeditadas al estado del tiempo. [...] De hecho, desde el mismo momento en que nos despertamos estamos atentos a la información meteorológica. Sin embargo, la enseñanza de las ciencias de la atmósfera adolece de un sinnúmero de errores conceptuales. (Ex 42) En la secuencia argumentativa ejemplificada en (2), se presenta, en el primer segmento del contraste, una situación cotidiana, compartida con el destinatario mediante un “nosotros” inclusivo. El conector contraargumentativo permite introducir el tema, mediante una valoración negativa acerca de la enseñanza de las ciencias de la atmósfera, lo cual puede ser interpretado como una advertencia. Esta advertencia funciona como justificación del acto de informar, y crea en el destinatario la necesidad de seguir leyendo. En efecto, el texto construye un destinatario no experto que requiere conocer la información correcta, ya que ésta es crucial para tomar decisiones en la vida cotidiana. Estos ejemplos muestran que la elección de una secuencia argumentativa para introducir el tema puede responder a la intención de persuadir a la audiencia no experta sobre la importancia o la pertinencia del tema y, en especial, acerca de la relevancia de la información científica. Este tipo de secuencia implica siempre una perspectiva dialógica, en la cual el emisor considera otro punto de vista, en este caso el del destinatario. Al hacerlo, el autor se alinea con la audiencia, presentando un terreno familiar y compartido. Sin embargo, mediante la contracción dialógica, la posición del destinatario es restringida o, a veces, rechazada para introducir la posición válida, que es la de la ciencia. No obstante, algunos artículos de Ex se despliegan a partir de secuencias narrativas, como se muestra a continuación: (3) Salió de su casa temprano, antes de la salida del sol, como cada mañana. Manejó su camioneta, campo traviesa, durante más de una hora, sabiendo que le esperaba un día de trabajo intenso. Al llegar al apiario, se puso el traje, ajustó su máscara y se acercó a la primera colmena de una larga fila. [...] Lo terrible fue cuando comprobó que no sólo una, sino dos, tres, cientos, casi todas sus colmenas estaban vacías. Sólo quedaba la reina, moribunda, y mucha cría muerta. David Hackenberg fue el primero, pero no el único, en sufrir esta devastadora experiencia. En los meses sucesivos, miles de apicultores reportaron millonarias pérdidas como ésta. El pánico se apoderó de agricultores, ecologistas y ambientalistas de todo el mundo. La pesadilla agrícola que sufrieron los Estados Unidos y gran parte de Europa en los últimos años se denominó Desorden del Colapso de Colonias, y es un mal sueño que hasta ahora no ha tenido explicación. (Ex 42) En la secuencia narrativa ejemplificada en (3), se relata un hecho que es evaluado como sorprendente, pero, sobre todo, como negativo (mediante los adjetivos: terrible, devastadora; y los nombres: pánico, pesadilla, mal sueño). El posicionamiento del autor es monoglósico, da por sentado el acuerdo del destinatario respecto de la forma de valorar los hechos; en este caso, cualquier audiencia, ya sea experta o no experta, puede coincidir con esa valoración. Esta coincidencia puede deberse a que los hechos no son tan lejanos de la experiencia de un destinatario no experto, como sí lo podría ser la obtención de electricidad a partir de bacterias. En resumen, al menos en Ex, la elección de un procedimiento determinado así como el tipo de posicionamiento de los autores se vincula con la forma en que es percibido el tema textual en relación con la experiencia de un destinatario no experto. Veamos a continuación cuáles son las estrategias seleccionadas por los autores de CH. (4) Las distintas poblaciones de células sanguíneas se forman en la médula ósea -un tejido que se encuentra en el interior del esternón, huesos largos y costillas- como consecuencia de la expansión y diferenciación progresiva e irreversible de células progenitoras llamadas células troncales o multipotentes (véase 'Descubriendo las células progenitoras', Ciencia Hoy, 73). Este proceso de maduración se conoce con el nombre de hematopoyesis. Las células multipotentes dan origen a dos tipos de precursores: los precursores mieloides -que inducen a la formación de eritrocitos, plaquetas, rasófilos, eosinófilos, neutrófilos y monocitos- y los precursores linfoides, a partir de los cuales se originan los linfocitos B, linfocitos T y las células llamadas Natural Killer. El factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF), del que nos vamos a ocupar en este artículo, promueve la maduración de células precursoras a neutrófilos. La denominación de granulocitos indica que estas células contienen gránulos, los cuales están constituidos principalmente por enzimas proteolíticas. La liberación del contenido de los gránulos presentes en los neutrófilos se produce luego de la ingestión de partículas extrañas y Castel y Cubo, Editores (2010) 529 / Ciencia Hoy y Exactamente, dos revistas … constituye uno de sus principales mecanismos bactericidas (véase el recuadro 'Propiedades de los neutrófilos'). (CH 94) El fragmento (4) presenta dos párrafos expositivos en los que se introducen numerosos conceptos, con su denominación técnica y su ubicación precisa en la taxonomía correspondiente. Desde el punto de vista del compromiso, esta secuencia muestra un carácter monoglósico, pues se proporciona conocimiento enciclopédico que está fuera de discusión, dando por sentada la adhesión de la audiencia, no sólo a la verdad de las proposiciones sino también a su pertinencia en el contexto de la interacción comunicativa. Es interesante destacar que en el segundo párrafo los autores del artículo introducen un concepto (“factor estimulante de colonias de granulocitos”), y parecen justificar esa introducción al aclarar que ése es el tema del artículo. Al considerar que esa aclaración es suficiente como justificación, los autores parecen asumir que el destinatario espera, precisamente, que se le informe sobre ese tema. Se trata de un procedimiento característico de los textos pedagógicos, las enciclopedias y las clases magistrales, que suponen una audiencia interesada. Cabe señalar también que el fragmento ejemplificado muestra exhaustividad en el tratamiento de la información, por la enumeración de términos especializados y la precisión en la denominación científica, por ejemplo, se aclara el nombre técnico del proceso de maduración de las células sanguíneas, que no parece indispensable para la comprensión del tema. Vemos así que no es intención de los autores eludir términos especializados. Si nos detenemos en los términos técnicos empleados, veremos que sólo uno de ellos es explicado: “médula ósea”; en el caso de “células progenitoras”, se reenvía al lector a otro artículo de la misma revista. Pero la mayoría de los términos quedan sin aclaración, lo cual indica la suposición de un destinatario, si no experto, al menos semi-experto. Asimismo, al introducir el término “células sanguíneas”, los autores no aclaran que se trata de los glóbulos rojos y los blancos. Cabe destacar que estos términos del lenguaje general aparecen sólo en el glosario, lo que indica que este componente del paratexto tiene la finalidad de suplir información para un destinatario no experto, diferente del destinatario del texto principal, es decir, el destinatario esperado. Los ejemplos (5) y (6), si bien presentan un lenguaje menos técnico y resultan comprensibles para una audiencia no experta, suponen también, en nuestra opinión, un destinatario semi-experto, alineado con el autor-experto. (5) Muchos microorganismos están dotados de un sistema de percepción de exquisita sensibilidad que les permite detectar nutrientes, oxígeno, luz, calor y otros factores físico-químicos de los alrededores y dirigirse activamente hacia zonas más favorables para su crecimiento. Esta característica resulta fundamental para la supervivencia en ambientes heterogéneos y cambiantes. Además, representa un campo con potenciales aplicaciones biotecnológicas. (CH 105) (6) ¿Qué bicho es? constituye una pregunta fundamental de la biología que se formulan por igual tanto legos como científicos. El nombre de la especie (su nombre científico, para ser más exactos) es la llave con la cual accedemos al conocimiento acumulado sobre esa clase de organismo durante los últimos doscientos cincuenta años de ciencia moderna y de esta manera podemos saber si es peligroso, comestible, transmite enfermedades, es una especie nativa o exótica, está en peligro de extinción, etcétera. (CH 106) En la secuencia expositiva ejemplificada en (5), los microorganismos son valorados en forma positiva mediante un juicio de estima social (exquisita sensibilidad). Al formular este juicio, los autores adoptan una perspectiva monoglósica, construyendo un destinatario que comparte su punto de vista y, al igual que un investigador, percibe a las bacterias como un interesante objeto de estudio. En otras palabras, los autores no consideran una posición alternativa, por ejemplo la de un lector no experto que percibiera a las bacterias sólo como causantes de enfermedades. En (6), la información se despliega a partir de una pregunta metadiscursiva, que representa la que formularía una persona (científico o lego) frente a una especie animal desconocida. El registro coloquial de la expresión bicho para referir a un animal parece un intento de acortar la distancia con el destinatario, que es incluido en la interacción a través de las formas verbales de primera persona del plural (accedemos, podemos saber). Ahora bien, ¿de qué tipo de destinatario se trata? ¿Es experto o no experto? En realidad, quien accede al mundo natural a través de los nombres científicos de las especies, y puede hacer afirmaciones sobre sus características, es el especialista; es improbable que el no experto pueda hacerlo de ese modo. En otras palabras, la secuencia introductoria de este artículo construye un destinatario experto o, al menos, semi-experto, que adhiere al punto de vista del emisor. Sin embargo, los autores señalan que la pregunta que inicia el párrafo la efectúa también el lego. En nuestra opinión, el lego no está presente en la interacción, ya que su respuesta a la pregunta no incluye, probablemente, el nombre científico de las especies, sino el nombre vulgar o de uso general. En resumen, hemos mostrado que, para introducir el tema textual, los autores de Ex seleccionan preferentemente secuencias argumentativas, y asumen una perspectiva de contracción dialógica, contemplando el punto de vista de un destinatario no experto y, al mismo tiempo, relativizando o rechazando esa posición. Como mediador, el redactor se alinea con el no experto en el primer segmento del contraste, para tomar distancia en el segundo, y alinearse con la posición científica. En cuanto a CH, sus autores prefieren iniciar los textos mediante la exposición de los conceptos centrales, asumiendo una perspectiva monoglósica. De este modo, se da por supuesta la adhesión del destinatario a ciertas valoraciones que son propias del ámbito científico. Asimismo, considerando la Susana Gallardo La renovación de la palabra / 530 exhaustividad de la información y el afán de precisión en los términos, podemos afirmar que se construye un destinatario interesado, que está dispuesto a aprender o que necesita esa información para fines específicos, como por ejemplo, la enseñanza. Creemos también que esta diferencia en cuanto al posicionamiento frente al tema y al destinatario se vincula con el tipo de emisor. El redactor semi-experto, en su rol de mediador, se alinea tanto con el destinatario no experto como con el punto de vista especializado; en cambio, el redactor experto, al menos en estos textos, aparece alineado siempre con el ámbito especializado. Secuencias expositivas y propósito didáctico Al discutir la elección de un tipo de secuencia específico para introducir y desplegar el tema textual, he señalado que esas elecciones pueden estar condicionadas por el tema y su cercanía o lejanía con la experiencia de un destinatario no experto. Por tal razón, quisimos indagar cómo es tratado un mismo tema en cada una de las revistas. A tal efecto, hemos seleccionado los dos o tres primeros párrafos de un texto de cada publicación que trata sobre un tema que, si bien está alejado de la experiencia cotidiana del público no experto, suele aparecer con frecuencia en los medios de difusión masiva: las células madre (aquellas que pueden dar origen a cualquier otro tejido del cuerpo). Se muestra a continuación: (7) “Está instalado en el público que las células madre curan, y ahí es donde está el riesgo de que la gente sea engañada”, advierte el doctor Fernando Pitossi, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador del Conicet, y coordinador del grupo multidisciplinario creado recientemente para tratar de responder algunas preguntas básicas sobre este tema: “Por ejemplo, si las terapias con células madre en el área de neurología, cardiología u oncología tendrán alguna utilidad en el futuro”, señala Pitossi. Si bien en el ámbito científico también se las identifica como células “troncales”, “progenitoras” o “stem” (por su nombre en inglés), el vocablo “madre” es el que las ha popularizado y, tal vez, el que hace que sean percibidas como “buenas para todo”. Pero, lo cierto es que su utilización terapéutica puede tener consecuencias graves para la salud. Todos los seres humanos provenimos de una única célula, llamada cigoto1, que se forma cuando un óvulo es fecundado por un espermatozoide. El cigoto es la célula madre por excelencia pues, a través del proceso de diferenciación, puede dar origen a todas las diferentes células, tejidos y órganos que conformarán nuestro cuerpo. Por eso se dice que es totipotente. El cigoto se divide rápidamente dando lugar a dos nuevas células, que también se dividen para formar cuatro, que a su vez originan ocho, y así sucesivamente hasta que -aproximadamente cinco o seis días después de la fecundación- conforman una esfera hueca, del tamaño de un grano de arena, que contiene unas 150 células, y que se denomina blastocisto. Esa “pelota” está integrada por dos tipos de células: las que darán origen a la placenta, y las denominadas células madre embrionarias. Estas últimas, tienen la capacidad –proceso de diferenciación mediante- de producir cualquier tipo de célula, excepto las de la placenta. Por eso, ya no se las considera totipotentes, sino pluripotentes. (Ex 39) (8) La célula huevo –o cigoto–, producto del asombroso proceso de fecundación, es totipotencial, o sea que es capaz de generar por sí misma un individuo. Cuando el cigoto llega al estadio bicelular –es decir que se duplicó una vez–, cada una de estas células puede potencialmente formar un feto. Recordemos que los gemelos genéticamente idénticos se forman cuando dos células totipotentes se separan y a partir de cada una de ellas se desarrolla un individuo. Aproximadamente cuatro días después de la fecundación las células, que se han dividido por mitosis, produjeron un aumento del número de células y una reducción de su tamaño, ya que el volumen total del embrión sigue siendo el del cigoto. Estas células se denominan blastómeras, y comienzan a especializarse. Cuando el embrión está formado por aproximadamente 16 células se llega al estadio de mórula (véase la figura 1). A partir de esta etapa, las células que constituyan el macizo celular interno darán origen al embrión propiamente dicho, mientras que la capa celular circundante contribuirá a la formación de la placenta (figura 1). (CH 73) En el ejemplo (7), que corresponde al artículo de Ex, observamos que el tema es introducido mediante una secuencia argumentativa, y luego se brinda la explicación de los conceptos mediante secuencias expositivas. En el primer párrafo el autor adopta una perspectiva doblemente dialógica: por un lado, hay dos locutores (se introduce en cita directa la voz de un especialista), y, por otro, ambos locutores contemplan el punto de vista de la audiencia no experta. Así, se efectúa un contraste entre dos formas diferentes de denominar y entender la noción de células madre: la perspectiva “popular”, o no experta, y la científica. La primera se asocia a valoraciones positivas (curan, son buenas para todo), que son rechazadas tanto por el autor como por la fuente que es citada, pues esas valoraciones suponen “engaño” y pueden llevar a “consecuencias graves”. Al refutar la posición del lector no experto, se crea la necesidad de aclarar el error y, de este modo, se persuade al lector a aceptar como adecuado el propósito comunicativo del texto: informar sobre el tema. En los dos párrafos que siguen, al explicar los conceptos mediante una secuencia expositiva, el autor pasa a una orientación monoglósica, que es el la perspectiva del conocimiento científico aceptado. Vemos así en el ejemplo (7), como ya observamos en los ejemplos (1) y (2) de la sección anterior, que Ex despliega la información mediante la estructuración argumentativa, oponiendo discursos o concepciones sobre el tema y formulando valoraciones sobre esas posiciones, con el fin de persuadir al destinatario acerca de la importancia y la pertinencia del contenido que se brinda. A diferencia de EX, CH, como se observa en (8), despliega la información mediante secuencias expositivas, iniciando el tema con la explicación de los conceptos centrales y asumiendo de entrada la perspectiva monoglósica. Esta decisión de iniciar el texto directamente con la exposición sugiere que Castel y Cubo, Editores (2010) 531 / Ciencia Hoy y Exactamente, dos revistas … los autores no consideran necesario justificar la explicación, dando, tal vez, por descontado el interés del destinatario. Si nos detenemos en las secuencias expositivas de ambos textos, vemos que éstos, con el propósito de clarificar las diferencias entre los distintos tipos de células madre (las totipotentes y las pluripotentes), organizan el contenido de manera similar. Así, los dos textos, centrándose en el desarrollo del embrión, parten de la primera célula totipotente, el cigoto, para llegar al estadio de blastocito, en que las células se convierten en pluripotentes. En ambos textos, ese proceso se expresa en una secuencia narrativa inserta en la expositiva; y la información se distribuye según el orden temporal del desarrollo embrionario. No obstante, se identifican diferencias en cuanto a los términos técnicos introducidos y los recursos explicativos utilizados por cada uno de los textos. En el fragmento de Ex se destacan diferentes procedimientos destinados a facilitar la comprensión, como el empleo de imágenes visuales, por ejemplo, para describir el blastocito y dar noción de su forma, se lo presenta como “esfera hueca” y “pelota”, y se lo compara con un “grano de arena”, para dar una idea de su tamaño. En CH no encontramos imágenes visuales ni metáforas. Sí, en cambio, hay paráfrasis explicativas (encabezadas por marcadores de reformulación: es decir, o sea) y también un ejemplo (el de los hermanos gemelos) que ayuda a comprender la capacidad de las células totipotenciales para formar un individuo completo. Hay, sin embargo, algunos conceptos que no son explicados: ‘mitosis’, ‘mórula’ y ‘macizo celular interno’. El primero, en particular, no se relaciona en forma específica con el tema, y, creemos, no puede ser interpretado a partir del contexto por un lector no experto. El contraste entre los fragmentos ejemplificados nos permite ver en Ex un esfuerzo mayor por facilitar la comprensión de una audiencia no experta que, además, puede poseer una valoración equivocada, desde el punto de vista científico, del concepto que es tema del artículo. CH, en cambio, si bien emplea recursos explicativos como la paráfrasis y el ejemplo, parece preocuparse principalmente por la precisión de los términos, algunos de los cuales supone conocidos por la audiencia. Comentarios finales Con los ejemplos presentados hemos querido mostrar que las dos revistas examinadas construyen un distinto tipo de destinatario y responden a propósitos comunicativos diferentes. El predominio de secuencias expositivas, el despliegue de la información a partir de la definición de conceptos, y la orientación monoglósica, que da por sentado el acuerdo, sugieren que CH construye un lector semiexperto, que posee conocimientos de ciencia, está interesado en los temas, no necesita ser cautivado o atrapado, comparte el punto de vista del emisor y no es ajeno al ámbito científico. En cambio, el predominio de secuencias argumentativas, sobre todo en el primer párrafo, en los artículos de Ex, sugiere que esta publicación supone un lector no-experto, que carece de conocimientos de ciencia, que no está interesado en los temas (por ello es necesaria la argumentación), que no comparte el punto de vista científico, y es ajeno al ámbito de la ciencia. Por ello, este destinatario necesita ser cautivado y atrapado. En CH, el productor textual, al suponer una audiencia interesada, parece especialmente preocupado por introducir los conceptos precisos y ser exhaustivo en la información. De este modo, no oculta su propósito pedagógico, al igual que el autor de un libro de texto. En cambio en Ex, los autores se proponen allanarle el camino al destinatario y ocultan el propósito pedagógico, porque temen que el lector abandone la lectura. Suponen que, para éste, la ciencia es difícil y aburrida, por ello necesitan justificar la elección del tema haciendo referencia a una supuesta necesidad del destinatario: la necesidad de no ser engañado o de evitar un riesgo para su salud. En tal sentido, podemos afirmar una diferencia en el nivel funcional. La función principal en CH parece ser la de “transmitir conocimientos”. En Ex, la función principal es “informar”, o más bien, “brindar información útil”; y la función de transmitir conocimiento, que se realiza en secuencias expositivas que clarifican los conceptos centrales, aparece como subsidiaria de la función informativa principal, pues está al servicio de la comprensión del tema. También se identifica en Ex una función persuasiva, destinada a despertar el interés y facilitar la aceptación de la información que se transmite. El supuesto de que el destinatario supone que la ciencia es aburrida lleva muchas veces a introducir recursos de humor. Cabe señalar que en los textos de ambas revistas se pueden detectar otras diferencias, de las cuales no nos hemos ocupado en este trabajo, que permitirían profundizar en su descripción. Por ejemplo, en el nivel léxico-gramatical pueden identificarse ciertos rasgos que permiten colocar cada una de las publicaciones en una distinta ubicación en el eje proximidad-distancia comunicativa. En CH predominan las formas pasivas e impersonales, y las nominalizaciones en la posición de sujeto, rasgos que tienden a la desagentivación y colocan a los textos en el polo de la distancia comunicativa. En Ex, en cambio, predominan las oraciones con sujetos animados y se observan rasgos de registro coloquial, incluso expresiones humorísticas que ubican a los textos en un lugar más cercano de la proximidad comunicativa. Creemos que las diferencias halladas en el nivel de estructuración textual y en el léxico-gramatical se vinculan con la distinción de tipo de emisor. Emisor experto y emisor no experto parecen posicionarse de manera diferente frente al tema y frente al destinatario. No obstante, no queremos Susana Gallardo La renovación de la palabra / 532 afirmar que todo emisor experto siempre se va a posicionar del mismo modo frente a su audiencia, sino que, en el contexto de CH, los autores expertos, al menos en los temas del dominio de la biología, no reconocen la perspectiva del no experto en su discurso. También es necesario reconocer que los redactores semi-expertos perciben a la audiencia en virtud de ciertos supuestos que, tal vez, no en todos los casos se adecuen a la realidad. Consideramos que será necesario hacer un análisis a partir de un corpus más amplio para confirmar nuestras hipótesis. Asimismo, para profundizar en la descripción del género de semidivulgación, también sería importante considerar artículos de las ciencias sociales y las humanidades, para averiguar si los especialistas en esas áreas del conocimiento eligen estrategias similares o diferentes para introducir el tema. No obstante las limitaciones del presente trabajo, podemos afirmar que el tipo de secuencia textual elegida para introducir un tema científico puede ser un indicador de la forma en que el productor textual supone a su audiencia en relación con el conocimiento. Hemos visto, además, cómo incide la percepción del destinatario en los demás niveles textuales, no sólo en el de la estructura textual y de formulación léxico-gramatical sino también en el nivel funcional. De este modo, confirmamos una vez más la utilidad de abordar y tipologizar los textos desde una perspectiva multidimensional. Notas 1 Se destacan en negrita los términos técnicos. Referencias Adam, Jean Michel (1992) Les textes: types et prototypes. Paris: Nathan. Bajtín, Michael (1982) Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI. Ciapuscio, Guiomar (1994) Tipos textuales. Buenos Aires: Eudeba. 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