HETTNER, A
Transcripción
HETTNER, A
HETTNER, A. (1927). La Geografía. Su Historia. Su Concepto y su Método. Breslau, Ferdinad Hirt, pp. (Traducción de Rafael Hernández del Águila). D. La realización de la concepción corológica Es evidente que la uniformidad de la geografía en el sentido de una ciencia corológica o geográfica no se puede concebir a partir de la unidad del paisaje, sino que sólo tiene que ver con el carácter de los países, paisajes y localidades. Eso constituye dos relaciones que se corresponden lógicamente con una especial consideración histórica de las cosas. En primer lugar, la diversidad entre un lugar y otro, que corresponde a la evolución en el tiempo y al contexto de los fenómenos —además de una conexión de los territorios que se relacionan, es decir, la presencia de sistemas y complejos geográficos, por ejemplo, los sistemas fluviales, el sistema de la circulación atmosférica, sistema de comunicaciones y otros—. Ningún fenómeno de la superficie terrestre puede ser considerado de forma aislada, sino que sólo puede ser comprendido por su situación en relación a otros territorios. La segunda relación representa la imbricación causal de los diversos reinos de la naturaleza que coinciden en un mismo lugar con sus diversas manifestaciones. Manifestaciones que no están relacionadas con otras manifestaciones del mismo lugar o cuya relación no conocemos, y que no forman parte de la investigación geográfica. En cambio, merece la pena estudiar hechos de la superficie terrestre que se distingan localmente y cuya diferenciación local tiene una importancia geográfica. La meta de la concepción corológica estriba en averiguar el carácter de los países y lugares mediante la comprensión de la coexistencia y las relaciones entre los diversos reinos de la naturaleza y sus distintas manifestaciones, incluso comprender la superficie completa de la tierra como distribución natural en continentes, regiones, paisajes y lugares. Sólo al estudiar ambos aspectos se revela el contenido de la geografía. De igual forma, no se puede comprender la esencia de la historia sin estudiar el desarrollo temporal de los hechos y las relaciones entre los diversos estadios de desarrollo. Sin embargo, en esta concepción corológica, la delimitación de la materia pide que se reflexione sobre el contexto causal de los fenómenos; con un volumen mayor de conocimientos pueden ser adquiridos o perdidos toda una serie de hechos geográficos, según lo cual la valoración subjetiva de las diferentes conexiones causales repercutirá en el volumen de los estudios geográficos. Sin embargo, esta fluctuación afecta también a las ciencias históricas y sistemáticas, por ello no existe ninguna objeción contra la delimitación de la disciplina. Esto no se refiere tampoco a hechos singulares sino siempre a una serie completa de hechos concebidos como causas o efectos de otras series de hechos. La geografía no constata después de comprender las condiciones geográficas, sino que desde un principio describe las situaciones geográficas antes de estudiar las causas. Puede ocurrir también que tenga que mencionar hechos cuyas interconexiones causales no son claras. Esta concepción supone una gran diversificación de la materia que aumenta cada vez más porque cuantos más conocimientos se poseen más se observa la dependencia de los hechos constatables de las características del lugar, manifestándose en el carácter geográfico. La geografía actual engloba procesos, formas y relaciones de los fenómenos, realidades de la vida intelectual y de la naturaleza; sin embargo toda esta serie de elementos se unifican bajo el punto de vista corológico, obviando así muchos caracteres que son precisamente lo más importante para las ciencias sistemáticas e históricas. No se pueden ignorar, no sólo todos los sistemas de relaciones parecidas existentes en la Tierra o aquellas en cuyas diferencias locales no se observa aún ninguna regla de distribución, sino que tampoco se pueden olvidar aquellas realidades cuya especificidad local no tiene nada que ver con las realidades de otros lugares. No se concederá apenas importancia al magnetismo terrestre en la ciencia regional, y en general, tampoco los minerales tendrán que constituir materia geográfica aunque exista una topografía de los minerales; sólo algunos deberán ser tenidos en cuenta por su importancia para el hombre. Existe la opinión de que si se tiene en cuenta de esta forma el valor del hombre, entra en la geografía un elemento distorsionador. Pero sólo se trata de un caso de la regla general de que un fenómeno es importante también para otros fenómenos en lo referente a la delimitación geográfica de la materia. En el estudio 1 geográfico no es casi necesario mencionar las clases inferiores de las plantas y animales porque están distribuidas por toda la Tierra, influyendo así muy poco en el carácter del paisaje. Sólo algunas situaciones generales de la vida estatal, popular y social, de la cultura material e intelectual, están claramente relacionadas con la naturaleza de las regiones, mientras que la configuración individual de estas situaciones, por ejemplo los detalles de la constitución y administración, la organización de la vida económica, social e intelectual, los productos concretos del arte, literatura y ciencia, apenas están condicionados geográficamente, por lo que no ejercen un efecto sobre la geografía. El estudio geográfico no toma en consideración a las personas, ya que el entorno geográfico no les influye demasiado; las obras humanas que, antes que nada, sean actuaciones de personas singularmente consideradas, sólo pueden ser concebidas remitiéndolas a las profundas causas fundamentales de la geografía. 2