la comunicación social en la gestión del riesgo

Transcripción

la comunicación social en la gestión del riesgo
LA COMUNICACIÓN SOCIAL
EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
COMISIÓN EUROPEA
Ayuda Humanitaria
PROYECTO DIPECHO:
“Fortalecimiento de las capacidades locales para la reducción de riesgos y la
preparación para desastres en la Costa Ecuatoriana”
Contrato ECHO/DIP/BUD/2005/03007
Comitato Internazionale per lo Sviluppo dei Popoli (CISP)
Noboa Camaño 186 y Humbolt.
Tel/fax 022235337- 022521467. Quito - Ecuador
Coordinadora CISP Ecuador
Amparo Eguiguren
Director de Proyecto
Marco Antonio Giraldo Rincón
Adaptación y desarrollo de textos:
Marco Antonio Giraldo Rincón
[email protected]
Con la colaboración de:
Edgar Augusto Torres Sotelo
Clara Inés Álvarez Poveda
Este documento se ha
realizado con la asistencia
financiera de la Comisión
Europea. Los puntos de vista
que en él se exponen reflejan
exclusivamente la opinión del
CISP y, por lo tanto, no
representan en ningún caso el
punto de vista oficial de la
Comisión Europea.
Agradecimientos:
Lic. Elsy Andrade. Dirección Nacional de Defensa Civil
Ing. Roque Mendoza López. Junta Provincial de Defensa Civil Manabí.
Lic. Mauro Andino Chancay. Colegio de Periodistas de Manabí.
Basado en información tomada de:
Un viaje por los Caminos de la Comunicación Social y
Prevención de Desastres. Quito-Ecuador, 1998.
Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales
EIRDN
Concepto, diseño y diagramación:
Carlos Andrés Orozco Hernández
Impresión:
OG Diseño Gráfico Tel: 7459200
2007
Se autoriza su reproducción parcial o total citando la fuente.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
TABLA DE CONTENIDO
Presentación
PRIMERA PARTE. ¿QUÉ SON LOS DESASTRES?
¿Qué son los desastres? ……………………………………………………………….
¿Cuáles son los ingredientes del desastre? ………………………………………….
¿Amenaza o vulnerabilidad?...................................................................................
¿Qué es la resiliencia?............................................................................................
¿Qué causó el desastre de diciembre de 2004 en el pacífico sur?.........................
¿Qué es la gestión del riesgo?................................................................................
¿Cúal es el papel de los medios de comunicación en la gestión del riesgo?..........
¿Cómo es la comunicación en las diferentes fases de la gestión del riesgo?.........
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SEGUNDA PARTE. LA COMUNICACIÓN EN TIEMPO DE “NORMALIDAD”
La información y la comunicación social en tiempo de “Normalidad”……………….
¿Cómo involucrar los comunicadores, periodistas y los medios en el proceso?.....
¿Qué es la estrategia de la comunicación social para la gestión del riesgo?..........
¿Qué acciones hay que desarrollar?.......................................................................
¿Cúales son los mecanismos de enlace entre lo institucional y los medios?..........
¿Cuál debe ser la actitud del comunicador?............................................................
¿A dónde se quiere llegar?......................................................................................
¿Cuál es el reto?......................................................................................................
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TERCERA PARTE. LA COMUNICACIÓN EN TIEMPO DE “ANORMALIDAD”
La información y la comunicación en situaciones de desastres “ANORMALIDAD”.
¿Cómo debe ser la información en tiempo de emergencia o desastre?..................
¿Cuál es la función del comunicador social en situaciones de desastre?................
¿Cuál es el escenario?.............................................................................................
¿Cómo se desarrolla el proceso de comunicación en emergencias y desastres?...
¿A dónde se quiere llegar?.......................................................................................
¿Cuál es el reto?.......................................................................................................
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Referencias bibliográficas………………………………………………………………
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
PRESENTACIÓN
Este documento está dirigido tanto a comunicadores sociales y
periodistas como a funcionarios de las instituciones que trabajan el
tema de la reducción de los riesgos de desastre. Presenta información
de fácil acceso sobre el carácter, origen y dinámica de los desastres, y a
su vez aborda de una manera reflexiva, el tema de la comunicación
social como herramienta esencial para la reducción de los riesgos, la
preparación de las comunidades y la acción proactiva frente cualquier
evento que amenace la seguridad e integridad de las personas.
Desde esta óptica consideramos importante conocer la participación y
la responsabilidad de los comunicadores, periodistas y los medios, en
ese amplio campo de trabajo que ha sido llamado “la gestión del
riesgo”; un espacio para muchos desconocido, pero aun así tratado por
los medios, casi siempre cuando es necesario narrar hechos trágicos
asociados a desastres causados por la naturaleza o por el mismo
hombre.
No se puede desconocer que el papel del comunicador social es
transmitir información, narrar hechos, proponer interpretaciones,
contribuir a la comprensión de los procesos que en el corto, mediano y
largo plazo, configuran la vida de una comunidad. Todo esto lo hacen,
pretendiendo una cierta “neutralidad”; es decir, sin comprometerse con
objetivos distintos del mero acto de informar y en caso de que existan
distintas interpretaciones sobre unos mismos hechos, sin tomar partido
por ninguna de esas interpretaciones; sin permitir que en lo que
informan y en la manera como se informa, intervenga la propia
subjetividad1.
Es entonces fundamental establecer una clara relación entre ese
importante papel que ejercen los profesionales de la comunicación y el
tema del manejo de riesgos, no sólo en cumplimiento de la función de
informar, sino en la consolidación de un proceso de educación social
orientado a la generación de cultura para la reducción de los desastres.
Creemos que muchas vidas se pueden salvar, muchas pérdidas se
pueden evitar…si actuamos antes de…
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Modificado de Un viaje por los caminos de la comunicación social y la gestión participativa del riesgo.
Wilches Chaux, Gustavo. Proyecto DIPECHO – CISP. Ecuador, 2005.
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
PRIMERA PARTE
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¿QUÉ SON LOS DESASTRES?
En LA RED (Red de Estudios Sociales sobre Desastres) se han definido los
desastres como “problemas no resueltos del desarrollo”. La capacidad para resolver
esos problemas depende de la capacidad para transformar las relaciones entre las
comunidades humanas y los ecosistemas de los cuales formamos parte o con los
cuales sostenemos cualquier tipo de interacción.
Para lograrlo, necesitamos transformar la sociedad, lo cual parte de nuestra
capacidad para reflexionar sobre la manera como desempeñamos nuestro propio
papel o nuestros distintos papeles en la sociedad. Desde nuestro papel como padres
o madres de familia, como patronos o trabajadores, como docentes o estudiantes,
como funcionarios o funcionarias del Estado, como ciudadanos o ciudadanas y claro,
como periodistas y comunicadores sociales. Nuestro papel colectivo como
comunidad (cuya existencia depende de los servicios y recursos que nos
proporciona el ambiente) ambiente que a diario transformamos con nuestra
actividad.
Los desastres no surgen simplemente porque sí, ni aparecen de la nada, de manera
espontánea. Por el contrario, son procesos que se van gestando de manera gradual,
como consecuencia de la interacción entre la dinámica de la naturaleza y las distintas
dinámicas de las comunidades que se relacionan con ella. Por eso se afirma que los
desastres constituyen “construcciones sociales”.
El desastre es resultado de la incapacidad de una comunidad para resistir sin
traumatismos la ocurrencia de un evento interno o externo, de origen natural, socionatural o antrópico. Se manifiesta por una interrupción severa y prolongada de las
condiciones de “normalidad” y por un número significativo de pérdidas en vidas
humanas, infraestructura física, bienes muebles e inmuebles, pérdida de cosechas y
pérdida de oportunidades, aunque no es necesario que se produzcan todos esos
tipos de pérdidas para que exista un desastre. Hay desastres que se desencadenan
de manera súbita, como por ejemplo por un terremoto o por un incremento repentino
en el nivel de las aguas de un río, otros se producen de manera gradual y a veces
imperceptible hasta que sus consecuencias se tornan graves, como en el caso de las
sequías.
¿Cuáles son los ingredientes del desastre?
En este momento, más que definir el desastre, nos interesa penetrar en los
ingredientes y en los procesos que conducen a la aparición de un fenómeno de esta
clase.
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Tomado de Wilches G, Un viaje por los caminos de la comunicación y la
gestión participativa del riesgo, 2005.
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
El planeta Tierra se encuentra vivo, a su manera. Esto quiere decir que experimenta
cambios de forma permanente, algunos lentos, graduales y casi imperceptibles,
otros súbitos y muchas veces de consecuencias catastróficas para quienes
habitamos el lugar donde se manifiestan.
Si esos cambios se producen dentro de lo que podríamos llamar “el rango de
adaptación” de la comunidad humana, no constituyen un peligro, ni la probabilidad
de que ocurran constituye una amenaza. Mejor dicho: si se produce un sismo fuerte o
leve, pero dentro del rango dentro del cual las edificaciones pueden “mecerse” sin
colapsar, ese sismo no tiene por qué convertirse en un desastre, por el contrario, la
posibilidad de que ocurra un terremoto que supere esos rangos, es decir, que sea
capaz de destruir las construcciones existentes en la región en donde ocurra, sí
constituye una amenaza.
La condición de amenaza entonces, no es intrínseca al sismo, sino que depende de
las condiciones estructurales de las edificaciones que en un momento dado deben
“enfrentarse” a ese movimiento de la Tierra. La posibilidad de que caiga un aguacero
fuerte o una granizada, sólo se convierte en amenaza cuando la cantidad de agua o
de granizo supera las características de diseño y las condiciones de mantenimiento
de los sistemas de alcantarillado de la ciudad en donde puede ocurrir ese fenómeno.
A esa incapacidad de las estructuras de la ciudad para resistir el terremoto o el
aguacero incapacidad que convierte a esos fenómenos de la naturaleza en
amenazas- le damos el nombre de vulnerabilidad.
En el medio rural esa posibilidad se convierte en una amenaza cuando los
ecosistemas han perdido su capacidad de autorregulación. Así por ejemplo, la tala
de árboles y la consecuente pérdida del tejido de raices que “amarran” el suelo, lo
hacen vulnerable a la lluvia y convierten en una amenaza la temporada invernal.
Cuando los ecosistemas están “sanos”, esas mismas lluvias constituyen una
bendición. La autorregulación es la capacidad de un sistema para adaptarse a los
cambios, la existencia de amplios terrenos a lado y lado de las orillas de los ríos,
sobre los cuales se puede depositar el exceso de agua que éstos traen en la
temporada invernal, es un ejemplo claro de autorregulación.
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Podemos deducir entonces, que los conceptos de amenaza y de vulnerabilidad se
generan mutuamente, es decir, que un fenómeno cualquiera solamente se convierte
en amenaza si existe la posibilidad de que ocurra en un lugar vulnerable (expuesto y
débil) frente al mismo, e igualmente, la vulnerabilidad siempre se predica frente a un
fenómeno determinado. Así, por ejemplo, una casa de madera y techo de paja o cade
puede ser muy poco vulnerable frente a los terremotos (por su alta flexibilidad y su
bajo peso), pero puede ser muy vulnerable frente a los incendios. En las casas
palafíticas, construidas sobre “zancos” en las zonas lacustres y costeras, las
“subidas” del agua no constituyen una amenaza; como tampoco lo es para los
campesinos que manejan especies capaces de crecer y producir en terrenos
inundados, o cuyo rápido ciclo de vida se cumple entre inundación e inundación.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Cuando evaluamos lo que podría ocurrir si se llega a concretar una amenaza en una
comunidad vulnerable a la misma, estamos realizando un análisis de riesgo.
Volviendo a uno de los ejemplos anteriores: ¿Qué pasaría si se produjera un sismo
en cercanías de un pueblo de casas de madera con techo de cade ? ¿Y qué pasaría
si en ese mismo pueblo se produjera un incendio? ¿Qué pasa cuando sube el río,
cumpliendo su ciclo natural, pero nuestras casas han sido construidas a pocos
metros del cauce? ¿O cuando por distintas razones hemos dejado perder las
especies capaces de crecer en terrenos inundados?
¿Amenaza o vulnerabilidad?
Cuando comenzamos a trajinar por los caminos de eso que hoy se llama gestión del
riesgo, creíamos tener muy claras las diferencias entre amenaza y vulnerabilidad. De
la primera, en términos generales, decíamos que es la probabilidad de que se
produzca un evento que representa un peligro para las comunidades situadas en el
lugar en donde ese evento puede ocurrir, y de la segunda, que es la exposición a ese
evento y la incapacidad para absorber sin traumatismos los efectos del mismo.
Como ya dijimos, la anticipación sobre lo que podría suceder de llegarse a
materializar la amenaza en el lugar ocupado por las comunidades vulnerables,
constituye el riesgo y cuando eso que podría suceder, efectivamente sucede, se
configura el desastre, es decir, el riesgo es una posibilidad y el desastre es la
materialización (o la “actualización”, dicen algunos, usando un anglicismo) de esa
posibilidad.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad que tiene un sistema social para reconstituir la red o el
tejido social después de que éste ha sido afectado como consecuencia de la
materialización de una amenaza; es decir, después de que se ha producido un
desastre. La experiencia nos ha demostrado que el tejido social no se limita a las
relaciones que existen entre las comunidades y sus organizaciones, sino que abarca
una red mucho más amplia de interacciones entre actores y sectores, que incluyen
las relaciones con el Estado y las relaciones (incluyendo las simbólicas) con el
ambiente.
Uno de los grandes retos que tiene la comunicación en este sentido, es el de
ayudarle a la comunidad sometida a una amenaza o afectada por un desastre, a
reconocer, valorar los recursos, las fortalezas que le aporta su tejido social, a activar
esos recursos y esas fortalezas como expresiones de su propia capacidad de
recuperación o resiliencia. Así mismo, los medios pueden contribuir a evitar que las
acciones externas (por muy bien intencionadas que sean), en lugar de ayudar a
fortalecer la autonomía y la capacidad de resiliencia de la comunidad, actúen como
sucede muchas veces, en dirección totalmente contraria, es decir, desactivando y
sustituyendo la capacidad de recuperación de los actores locales.
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
¿Qué causó el desastre de diciembre de 2004 en el
pacífico sur?
Con base en la información que conocemos, intentemos determinar qué factores
influyeron para convertir el maremoto del 26 de diciembre de 2004 en las costas de
Sumatra, en uno de los peores desastres de que ha sido testigo la humanidad.
! En primer lugar, lo desencadenó uno de los terremotos de mayor magnitud que
se han registrado en la historia. El mayor sismo registrado en el mundo ocurrió en
Chile en 1960 y tuvo una magnitud -cantidad de energía liberada- de 9.5 en la
Escala de Richter; el siguiente ocurrió en Alaska en 1964 con magnitud 9.2; el
siguiente, en el mar frente a Alaska en 1957, con magnitud 9.1 y el cuarto frente a
la costa norte de Sumatra el 26 de diciembre de 2004, con magnitud 9.0. El sismo
reciente ocurrido en marzo 28 de 2005, con magnitud 8.7 y epicentro en la misma
falla que produjo el anterior, ayuda a destruir la hipótesis de que una comunidad
que ha sufrido un terremoto, ya ha quedado “vacunada” contra esa amenaza.
! En segundo lugar, la zona afectada por el terremoto y por la consecuente ola o
tsunami, se encontraba densamente ocupada, no sólo por comunidades nativas
sino también por resorts destinados al turismo internacional. El tsunami golpea
playas urbanizadas, como las que se encuentran en muchos de nuestros países.
! En tercer lugar, en el imaginario colectivo no existía conciencia real sobre la
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posibilidad de que esa zona pudiera ser afectada por un evento de semejante
magnitud. En consecuencia, no existían sistemas de alerta temprana, ni
mucho menos, programas de largo alcance que le enseñaran a la comunidad,
qué hacer en caso de pronosticarse la posibilidad de un tsunami (si bien no es
posible saber con exactitud cuándo va a ocurrir un terremoto, sí existe la
tecnología necesaria para pronosticar si un terremoto que ya ha ocurrido puede
provocar un tsunami y con qué características). Mucho menos existían formas de
preparar a los huespedes de los hoteles sobre qué hacer en tal eventualidad
(como sí existen, por ejemplo, en San Francisco frente a los terremotos o en La
Habana frente a los huracanes).
! En cuarto lugar, el proceso de urbanización y “desarrollo” de las costas y playas
de la región afectada, había acabado con los manglares y con otras especies de
la vegetación que normalmente contribuyen a moderar los efectos de los
embates del mar. En el maremoto que afectó a Tumaco (costa pacífica
colombiana) en 1979, resultó evidente el efecto diferencial del desastre en las
zonas previamente deforestadas y en las que habían conservado su cobertura
forestal. En este caso la vulnerabilidad ecológica de las zonas costeras
incrementó la intensidad de la amenaza contra la comunidad.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! En quinto lugar, las comunidades afectadas por el desastre habían perdido la
capacidad de intepretar las señales de la naturaleza, en los pocos casos en que
eso no fue así, “avisaron” con anticipación sobre la inminencia de lo que iba a
ocurrir. Varias comunidades “primitivas” conocedoras del comportamiento de los
animales y en especial de las aves, lograron ponerse a salvo del tsunami. Este es
un ejemplo perfecto de cómo la pérdida de la cultura tradicional se convierte en
un grave factor de vulnerabilidad.
Estas son apenas algunas de las razones que convirtieron a ese terremoto en un
desastre. Unas son propias del terremoto mismo (amenaza), pero otras fueron
aportadas por las comunidades (vulnerabilidad).
Pero lo que conocemos nos permite preguntarnos qué podrían haber hecho
personas como los facilitadores de la comunicación para transformar las condiciones
que hicieron posible el desastre.
¿Cómo podrían haber influido, mediante “el poder” de la comunicación, sobre los
distintos actores y sectores sociales para promover esos cambios?
¿Qué es gestión del riesgo?
Conocidos los dos ingredientes que al juntarse generan un riesgo (la amenaza y la
vulnerabilidad), sabemos que podemos actuar sobre esos ingredientes, o por lo
menos sobre alguno de los dos, para reducir la magnitud del riesgo y para evitar que
éste se convierta en desastre.
Sabemos que los riesgos son inevitables y que, en cierta forma, estar vivos es correr
riesgos. Todos los días lo hacemos y lo que es más; la mayor parte de las veces
somos concientes de ello. Sin embargo, los beneficios que podemos obtener a
cambio de correr algunos riesgos, hace que valga la pena.
Esto nos coloca en el terreno del llamado riesgo aceptable, concepto que describe la
magnitud de los riesgos que una persona o una comunidad están dispuestos a correr
a cambio de unos determinados beneficios, actuales o potenciales.
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El pescador es conciente de que corre un determinado número de riesgos cuando se
hace a la mar, pero toma una serie de precauciones para evitar que los mismos se
conviertan en desastres. La mayoría de las veces, a pesar de que los riesgos siguen
existiendo, el pescador logra su fin. De lo contrario, si todas las faenas de pesca
terminaran en desastres, ya hace mucho tiempo se habría acabado esa profesión.
El pescador no puede evitar que se produzcan grandes marejadas o tormentas
tropicales, pero sí puede decidir no entrar al mar en esas condiciones. Para ello
desarrolla una serie de capacidades; desde aprender a “leer” las señales de las
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
nubes, del mar, o determinados comportamientos de las aves costeras que le indican
que el tiempo puede variar, hasta mantenerse pendiente de los informes y de las
instrucciones de la oficina de meteorología y de las autoridades portuarias. Este
sería un ejemplo de prevención, que vamos a definir como evitar la amenaza (en
sentido estricto el pescador no está impidiendo que se produzca la amenaza, pero sí
está evitando enfrentarse a ella).
Ahora, además de que el pescador evita adentrarse en el mar en condiciones
meteorológicas desfavorables, toma una serie de medidas para reducir su
vulnerabilidad personal y la de su barco, frente a la dinámica del mar. Reemplaza las
maderas de la embarcación que se encuentren en regular o mal estado, ajusta el
motor, lleva piezas de repuesto que lo puedan salvar en caso de sufrir un desperfecto
en altamar, actualiza sus conocimientos de mecánica, le hace mantenimiento
permanente a sus aparejos de pesca, mejora sus habilidades para la navegación
(que incluyen reconocer la presencia de bancos de arena o de otros peligros que
debe evitar), a esta reducción de la vulnerabilidad le damos el nombre de mitigación.
Supuestamente, si evitamos las amenazas (prevención) y al mismo tiempo
reducimos nuestra vulnerabilidad (mitigación), las probabilidades de que nos suceda
algo malo (riesgo) se reducen al máximo. Pero de todas maneras el pescador sabe
que así tome todas las precauciones del caso, siempre es posible que ocurra algún
accidente o un naufragio, por eso el pescador alista un bote salvavidas, un flotador
para cada miembro de la tripulación, una pistola de señales, un botiquín de primeros
auxilios, unas canecas con agua de reserva, que en caso de emergencia puedan
flotar, en fin, eso se llama preparación para la respuesta.
El objetivo de la gestión del riesgo no puede centrarse en salvar al mayor número
posible de náufragos, sino en evitar el naufragio3.”
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El conjunto de todas esas acciones, la prevención, la mitigación y la preparación para
la respuesta, constituye la gestión del riesgo, además de otras actividades
posteriores a la ocurrencia de un desastre, como son la rehabilitación o recuperación
de las comunidades afectadas (que podríamos definir como el momento en el cual se
comienza a recuperar una rutina; la gente retorna a sus puestos de trabajo, las
mamás mandan a sus hijos al colegio, así este funcione en carpas, se retoman los
horarios para la labor y el descanso) y la reconstrucción.
Cuando hablamos de gestión participativa del riesgo hacemos énfasis en que las
únicas responsables de evitar que cada salida del pescador al mar se convierta en un
desastre, no son las autoridades portuarias, quizás el principal responsable es el
pescador mismo, los demás integrantes de su tripulación, los constructores del
barco, los encargados del mantenimiento, la familia del pescador... e incluso los
clientes, en cuyas manos está no estimular al pescador para que saque del mar
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Wilches, G. Un viaje por los caminos de la comunicaci ón y la gestión participativa del riesgo,
2005.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
peces muy pequeños o especies en peligro de extinción. ¿Qué papel le corresponde
a los periodistas y a los medios de comunicación en este ejemplo? ¿Cómo
desempeñar ese papel en “condiciones normales”, cómo cuando se avecina un
temporal y después de que ha ocurrido un naufragio?
Existe polémica entre los especialistas en el tema, sobre si existen o no una serie de
“etapas” que configurarían el llamado “ciclo de los desastres”, o si en la realidad esas
etapas no se dan.
Quienes afirman que sí, dicen que hay un momento de impacto, en el cual se
produce el evento que desencadena el desastre, efectivamente eso es así, cuando
ese evento es claramente identificable en el tiempo, como es el caso de un
terremoto, una erupción volcánica, un deslizamiento, el paso de un huracán, o un
accidente industrial.
No resulta tan claro cuando el evento desencadenante no ocurre dentro de un
periodo de tiempo más o menos limitado, sino que se va generando y consolidando a
lo largo de los años, como es el caso de una sequía o de ese movimiento muy lento
de una masa de suelo que se denomina reptación.
Cuando es posible pronosticar con anticipación que el evento desencadenante se va
a producir, como sucede con el paso de un huracán o, en muchos casos, con una
erupción volcánica, existe una etapa de emergencia previa a la ocurrencia del
hecho, durante la cual se producen avisos, alarmas y alertas (verde, amarilla, roja)
que indican la mayor o menor proximidad o probabilidad del impacto. En los países
donde existen buenos planes de preparación, la comunidad y sus autoridades saben
perfectamente qué acción deben llevar a cabo dependiendo del tipo de aviso que
reciban directamente o a través de los medios de comunicación.
Luego de que efectivamente se ha producido el impacto esperado, hay una fase o
etapa de emergencia posterior, durante la cual se ponen en práctica los planes que
previamente se hayan adoptado.
Cuando no es posible saber con anticipación y precisión cuándo y en dónde se va a
producir el hecho desencadenante (como sucede con un terremoto), solamente
existe la etapa de emergencia posterior. Sin embargo, si como sucede en nuestros
países, tenemos certeza absoluta de que en cualquier momento puede ocurrir un
movimiento telúrico, todas las actividades de nuestra vida cotidiana deberían ser de
preparación.
Con posterioridad a la emergencia vienen las etapas de rehabilitación o
recuperación y la etapa de reconstrucción, de las cuales ya hablamos y el ideal sería
que esa reconstrucción se llevara a cabo sin reeditar viejas formas de vulnerabilidad
y sin crear unas nuevas, lo cual equivaldría a poner a la comunidad afectada en la
senda del desarrollo sostenible, o sea lo que algunos llaman “convertir al desastre en
oportunidad”.
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
La experiencia nos demuestra sin embargo, que la principal característica de un
desastre es que es un evento adverso y que si bien abre algunas “ventanas de
oportunidad”, para que en algunos aspectos la comunidad quede mejor de lo que era
antes, en la práctica, muchos de los elementos de la vida social que se pierden al
igual que las vidas humanas, no se recuperan jamás.
Si bien hay algunos pocos actores y sectores sociales que se benefician en los
procesos de reconstrucción (por ejemplo los arrendatarios que logran acceder a una
vivienda propia), lo cierto es que un evento de estos deja una cantidad enorme de
perdedores en la sociedad, por eso el mayor énfasis no se debería colocar en la
reconstrucción, sino en evitar los desastres.
Esto, por supuesto, no es fácil. ¿Habría sido posible conseguir una movilización
masiva de la comunidad internacional para mejorar las condiciones de sostenibilidad
de las comunidades del Golfo de Bengala antes de que se produjera el tsunami? ¿O
sólo 300 mil muertos son capaces de conmover a la humanidad?
¿Cuál es el papel de los medios de comunicación
en la gestión del riesgo?
Ya vimos cómo la gestión del riesgo es el conjunto de decisiones y acciones
humanas, tendientes a evitar que los riesgos existentes se conviertan en desastres,
lo cual no es tarea fácil; se trata de construir sostenibilidad en donde hay amenazas y
vulnerabilidad. Si queremos una sociedad menos vulnerable, necesitamos que esa
sociedad esté conformada por personas con capacidad de transformarla, de
transformar la relación que llevamos con los ecosistemas por seres con voluntad y
capacidad para enrutar la sociedad hacia ese ideal que anhelamos.
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Una buena comunicación entre todos los actores y sectores sociales, entre estos y la
naturaleza y entre estos y la comunidad en general, constituye un ingrediente
esencial de la sostenibilidad. Cuando por alguna razón, algunos de estos canales de
comunicación son débiles o están rotos, no sólo entre actores y sectores entre sí,
sino con la naturaleza con la cual, lo reconozcan o no, mantienen múltiples
interacciones, se generan las condiciones propicias para que cualquier cambio
interno o externo se convierta en amenaza e inclusive en desastre.
Por ejemplo, en una región se puede pactar con el gobierno nacional y la banca
internacional la realización de una determinada obra de infraestructura, como una
presa o un embalse, pero sin tener en cuenta de manera suficiente el impacto de esa
obra sobre las comunidades que serán desplazadas, ni sobre la fauna y la flora de los
bosques que serán inundados. Tarde o temprano el conjunto de la sociedad tendrá
que hacerse cargo de la correspondiente “cuenta de cobro”, que se expresará en
graves desequilibrios ecológicos o en conflictos sociales.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Como es fácil de interpretar, la ocurrencia de un desastre genera un sinnúmero de
alteraciones en las condiciones de vida “normales” de una comunidad, ya sea
producidas directamente por el evento o como consecuencia secundaria de él,
perceptiblemente visibles a través del tiempo conocido como el durante o la crisis y el
después o la post-crisis. La mayoría de las veces, no es posible establecer cuanto
será la duración de dichas alteraciones, pero es aceptable inferir que la crisis será
mayor o menor en relación a la capacidad de la población para responder al impacto
y para recuperarse de sus efectos, en el corto, mediano y largo plazo.
Comunidades o poblaciones sometidas a un impacto y que presenten un sólido nivel
organizativo, una preparación adecuada y un trabajo anticipado en el campo de la
prevención y mitigación, seguramente acusarán menores tiempos para atender y
recuperarse del evento que aquellas comunidades con bajos niveles organizativos y
sin acción previa en materia de gestión de riesgos.
En el orden que se presentan los acontecimientos, bien valdría la pena diferenciar los
momentos y la participación explícita de los comunicadores, comunicadoras y los
medios en dichas etapas, de tal manera que sea fácil entender como es su
interacción con los actores que intervienen en la prevención, respuesta y
recuperación de una zona afectada por un desastre.
Para facilitar el manejo del tema, se considerarán dos momentos generales: El
primero corresponde a la “NORMALIDAD”, en el que a través del tiempo se reunen
los ingredientes para la generación del desastre, es decir, se producen los riesgos
pero aún no se materializan en desastres. El segundo, está concebido como la
etapa de “ANORMALIDAD”, la cual abarca el espacio de tiempo desde poco antes de
la ocurrencia del desastre (pre-crisis, en caso de eventos previsibles), atravesando
por el durante o crisis, hasta el después o post-crisis; éste último se confunde
nuevamente con la época de normalidad, que antecede a un nuevo evento.
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
EN TIEMPO DE NORMALIDAD
PREVENCIÓN
PREPARACIÓN
MITIGACIÓN
DESARROLLO
EN TIEMPO DE
“ANORMALIDAD”
EMERGENCIA O DESASTRE
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RESPUESTA
REHABILITACIÓN
PREVENCIÓN
MITIGACIÓN
RECONSTRUCCION
DESARROLLO
PREPARACIÓN
DESARROLLO
MITIGACIÓN
La gestión del riesgo busca a través de la
prevención, mitigación, evitar el desastre
o reducir sus efectos al máximo, de tal
manera que la linea de desarrollo sea
siempre continua
PREVENCIÓN
DESASTRE
PREVENCIÓN
RECONSTRUCCION
DESARROLLO
REHABILITACIÓN
RESPUESTA
DESARROLLO
MITIGACIÓN
PREPARACIÓN
La gestión del riesgo se explica en la gráfica como una secuencia de
etapas que no poseen tiempos definidos, sino que simplemente se
llevan a cabo según la dinámica de desarrollo de una comunidad, la cual
a veces es interrumpida por la ocurrencia de desastres.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
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LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
En los esquemas anteriores se observa claramente que en tiempo de
“NORMALIDAD” se desarrollan acciones de prevención, mitigación y preparación;
está última se convierte en la respuesta cuando el riesgo se ha materializado en
emergencia o desastre, pasando al tiempo de “ANORMALIDAD”.
El término “ANORMALIDAD” hace referencia a un estado no permanente en el que
se encuentra una población, una comunidad o un contexto social determinado, por el
impacto de un desastre, interrumpiendo muchas veces la continuidad del desarrollo.
Sin embargo, esto es relativo, puesto que, como se ha mencionado a lo largo de este
documento, las capacidades existentes y la resiliencia de la comunidad, son factores
determinantes en la duración del estado de “ANORMALIDAD”. En desastres de
gran magnitud es evidente que los procesos de desarrollo se interrumpen y se dan
lentamente las condiciones para el retorno a la normalidad, atravesando por las
fases de rehabilitación y reconstrucción, para retomar la línea de desarrollo que fue
interrumpida por el desastre.
¿Cómo es la comunicación en las diferentes
fases de la gestión de riesgo?
Aplicar sistemáticamente la comunicación social a la gestión del riesgo, implica
integrarla en cada etapa del ciclo de manejo del riesgo.
En la fase de NORMALIDAD (prevención, mitigación, preparación), el papel del
sector de la comunicación es muy importante porque permite difundir el
conocimiento sobre amenaza, vulnerabilidad, riesgo y medidas de prevención, así
como las recomendaciónes para reducir los riesgos, mediante campañas de
concientización pública difundidas a través de los medios de comunicación masivos.
A largo plazo este contribuirá a formar una cultura de prevención.
16
En la fase de ANORMALIDAD (respuesta y rehabilitación), la comunicación consiste
en informar a la población sobre la magnitud de la emergencia (cifras, datos), así
como sobre las medidas más apropiadas a tomar por parte de las poblaciones en la
zona de influencia del evento (evacuación de las poblaciones en riesgo, mecanismos
de protección, etc).
En la fase de transición entre la ANORMALIDAD y nuevamente la NORMALIDAD
(reconstrucción), el papel del sector de comunicación será principamente en la
información sobre la evaluación de los daños, pero también se dará mayor enfoque a
la educación e información preventiva.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
SEGUNDA PARTE
LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN
SOCIAL EN TIEMPO DE “NORMALIDAD”
La pregunta que inicialmente debemos hacer es: ¿De qué manera la información y la
comunicación social pueden aportar a prevenir los desastres o a mejorar la
capacidad de las poblaciones en función de enfrentarlos?. ¿Qué tipo de actividades
se deben desarrollar para lograr este objetivo?
Para responder estas preguntas, es fundamental conocer con claridad el concepto
de gestión del riesgo y de paso, entender que todas las actividades que realizamos
dentro del llamado “proceso de desarrollo” buscan asegurar el cubrimiento de las
necesidades de la población por periodos de tiempo suficientes para garantizar su
“calidad de vida” de una manera sustentable, conforme a las posibilidades de cada
región; pero esto por supuesto, sin comprometer los recursos y las posibilidades de
sostenimiento de las generaciones venideras. El aspecto relevante, es que no
podemos hablar de desarrollo y sostenibilidad, si no implementamos estrategias a
corto, mediano y largo plazo para manejar nuestros riesgos, esto ineludiblemente
nos lleva a reconocer el papel trascendental de la información y la comunicación
social, como eje estructurante de los procesos encaminados hacia la reducción de
los riesgos en cualquier escenario territorial del mundo.
Las amenazas de origen natural y las de origen tecnológico, el indebido uso del
suelo, el deterioro ambiental, la desorganización y otros factores, seguirán
obstaculizando el desarrollo con magnitudes variables en las economías y en la
calidad de vida de la población. Las secuelas del fenómeno de "El Niño" con
inundaciones y sequías en diversos países en 1997-98, los terremotos ocurridos en
Bolivia, Colombia y Ecuador, las consecuencias del Huracán George en República
Dominicana y del Huracán Mitch en Centroamérica, todos estos eventos de gran
magnitud acaecidos en la década del 90, así como otras emergencias y alertas de
diverso origen en cada país, mantienen un permanente interés de los medios de
comunicación y de los gobiernos sobre este tema.
Dejar de ver estos eventos como hechos aislados, entenderlos como parte de la
situación histórica de los países, con consecuencias políticas, económicas y
sociales, es el punto de partida para la gestión del riesgo; con esta visión, los medios
de comunicación social pueden ejercer cierta influencia para cambiar el
inmediatismo de la atención de las emergencias y desastres, por un esfuerzo
permanente en este campo, igualmente las instituciones de beneficio público que
deben asumir esta responsabilidad en procura de salvaguardar la vida.
17
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
La convergencia de intereses entre los medios de comunicación y las
organizaciones encargadas de prevenir y atender los desastres, se centra en su
preocupación por transmitir un mensaje a la población que contribuya a reducir el
riesgo al cual esta expuesta permanentemente. La pregunta de siempre es ¿cómo
evitar esas tragedias?. Pero esa preocupación debe pasar a convertirse en un
esfuerzo por mejorar cualitativa y cuantitativamente la información sobre prevención
de desastres como insumo básico para la vida diaria, en el hogar, en el centro de
trabajo, en sitios de entretenimiento, en cualquier lugar; éste es el punto de partida
para la consolidación de la cultura en la gestión del riesgo.
En un mundo mediatizado por la tecnología y presionado por la producción de
nuevos conocimientos, los comunicadores deben cuestionarse permanentemente la
intencionalidad del mensaje que promueven y los canales o medios que se utilizan,
para hacer de su trabajo un aporte al desarrollo social, especialmente si se trabaja
con el tema de la prevención de desastres.
Se espera que la distribución de mensajes mediante formas de comunicación
colectiva e interpersonal, muevan a los sectores políticos a ejecutar programas
preventivos como una de las prioridades nacionales y aporten elementos
cognoscitivos a las personas y a los grupos sociales, que le permitan tomar
decisiones cotidianas más acertadas respecto a su protección.
"La comunicación para la prevención es un proceso muy complejo que requiere la
acción conjunta de muchos profesionales de muy diversas disciplinas, donde el
profesional en comunicación es un eje del conjunto, clave para facilitar el acceso de
la población a la información básica. No sólo sobre medidas inmediatas posteriores a
los eventos, sino desde mucho antes, para identificar las amenazas y
vulnerabilidades y persuadir a la población de reducir los niveles de riesgo que están
dispuestos a aceptar. Se requiere un amplio apoyo a los programas más innovadores
y divulgar las experiencias exitosas enfatizando en ellas, el rol que tienen los propios
pobladores quienes en última instancia son las víctimas y los que más acciones
pueden generar para evitar la emergencia"4.
18
¿Cómo involucrar los comunicadores,
periodistas y los medios de comunicación en el
proceso?
Las instituciones creadas por ley para prevenir y atender desastres son las primeras
responsables de ejecutar programas de comunicación social con un enfoque
integral, igualmente los organismos de investigación y de apoyo en la labor
preventiva. Lo conveniente es que estos organismos trabajen conjunta y
permanentemente, dirigidos por una entidad coordinadora, que sirva de facilitadora
para reunir los esfuerzos, las capacidades institucionales y sociales que se requieran
4
Modificado de Argüello, Manuel: 1995: p.4
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Entonces, ¿cómo hacer para que los medios de información incorporen con cierta
prioridad el tema de la prevención y mitigación en sus agendas cotidianas? ¿A quién
corresponde esa decisión?
En primera instancia, son las autoridades de los medios las llamadas a definir una
política editorial que asigne prioridad a este tema y el enfoque que se le dará, y en
este mismo orden, los redactores y jefes de información, quienes identificarán los
potenciales elementos.
Lo anterior debe llevar a la concertación de una estrategia de comunicación para la
gestión del riesgo entre los medios y las instituciones, la cual traerá beneficios tales
como:
! Hacer de la comunicación una herramienta para la educación y multiplicación del
trabajo en prevención.
! Identificar las necesidades de información existentes en las comunidades
ubicadas en zonas de riesgo y orientar los mensajes hacia fines preventivos.
! Promover en las comunidades la apropiación de la información y generar un
!
proceso mediante el cual sus miembros identifiquen su vulnerabilidad y las
opciones para hacer el manejo del riesgo.
Aprovechar los recursos existentes para distribuir mensajes preventivos.
¿Qué es “La estrategia de comunicación social
para la gestión del riesgo”?
Es simplemente un acuerdo de voluntades que de ser posible se plasmará como un
convenio de colaboración entre los medios y las instituciones que trabajan en la
gestión del riesgo en una zona determinada, con el fin de establecer programas de
mediano y largo plazo para incorporar la prevención y atención de desastres como
un tema de tratamiento permanente, utilizando para ello las capacidades técnicas
que existen y los medios de comunicación disponibles. Dicha estrategia deberá
sustentarse en los siguientes aspectos:
!Situación y percepción del riesgo:
Las especificidades culturales, la idiosincrasia, son determinantes en la percepción
del riesgo del grupo social en el que se desarrolla el proceso asi como las creencias,
mitos, valores en torno a los desastres, su causalidad y formas de evitarlos. ¿Cómo
relacionan el tema de los desastres con su cotidianidad?. ¿Existe vinculación del
tema con creencias religiosas o de otra índole con el grado de conocimiento y
desconocimiento sobre los riesgos y desastres?.
!Organizaciones
Se analizan las organizaciones locales, con participación institucional y popular, que
tienen algún nivel de involucramiento en la gestión del riesgo; tipificar sus funciones y
programas al respecto, especialmente las que canalizan o deberían canalizar
información a la población. Estos también son potenciales públicos para una
campaña informativa, como receptores.
19
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Necesidades de Información
¿Cuáles serian los beneficios de un proyecto o campaña de información? ¿Cómo
pueden satisfacerse las necesidades informativas en medio de tantas otras
necesidades que existen en las comunidades? Lo conveniente es insertar en el flujo
cotidiano de información, los contenidos de prevención de desastres y así hacer de
este tema, también un tema cotidiano en el desarrollo de la región, zona o área.
! Formas de recepción
Identificar los canales por los cuales la población recibe e intercambia información
sobre diversos temas y específicamente sobre desastres: medios de comunicación
colectiva (espacios informativos, audiencias, temáticas, horarios, etc.), actividades
religiosas, escolares, en instituciones, en conversaciones con el vecino,
altoparlantes. ¿Cómo y con qué frecuencia utilizan estos canales, y la confianza
depositada en ellos?.
! Bagaje informativo
Contenidos sobre la gestión del riesgo que ha recibido la población, fuentes de
origen y cómo cambiaron o modificaron su percepción del riesgo. En casos de
desastres pasados, experiencias con la recepción de mensajes de alerta,
evacuación, etc., información recibida acerca de la reconstrucción.
! Recursos
Los recursos de comunicación disponibles para la gestión permanente del riesgo.
Más que pensar en inversiones grandes para una campaña, se necesita identificar
los medios de comunicación que estén en disposición de contribuir con los esfuerzos
locales para evitar o mitigar los desastres.
¿Qué acciones hay que desarrollar?
20
Los medios de comunicación tienen espacios, coberturas y poblaciones objetivo que
varían de lugar a lugar, pero cualquiera que sea el medio las acciones a desarrollar
son en esencia iguales; lo que si es importante y que efectivamente sufre
mofidicaciones, es la forma como se presentan los mensajes, según el tipo de
programa y el perfil de la audiencia, pero esto en cada caso será tarea de los
profesionales responsables de llevar a cabo el proceso de comunicación.
Las acciones que se relacionan a continuación, son sólo un referente a tener en
cuenta para introducir el tema de la comunicación social en la gestión del riesgo:
Por parte de los comunicadores, periodistas y medios de comunicación:
Consideración 1
Los países de América Latina han avanzado en los últimos años en la conformación
de organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y sociales para promover
la gestión de los riesgos.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Acción
! Identificar los actores institucionales y sociales que tienen responsabilidad y
participación en el tema de la gestión del riesgo en la zona de influencia del medio
de comunicación, e incorporarlos como invitados permanentes o con vinculación
directa en los procesos de comunicación social que se desarrollan para dicha
zona.
Consideración 2
! Pensar en una estrategia tiene como trasfondo la convicción de que es necesario
planificar la comunicación para orientarla hacia propósitos claramente definidos
en materia de riesgos.
Acción
! Elaborar un plan de trabajo con enfoque hacia “la comunicación social para la
gestión del riesgo”, en asocio con los organismos responsables de este tema en la
zona, para garantizar la implementación de una estrategia orientada a la
socialización de los riesgos.
Consideración 3
! En cualquier lugar geográfico del planeta donde se haya constituido una
sociedad, existen amenazas por identificar, vulnerabilidades por analizar y por
supuesto, riesgos que considerar.
Acción
! Difundir en forma permanente los conocimientos científicos de los riesgos
posibles de cada región, con la cooperación del personal técnico y los expertos en
desastres, como parte de la estrategia de socialización de riesgos.
Consideración 4
! La comunicación social, por el acceso que tiene a públicos masivos, debe
convertirse en factor fundamental en la generación de la cultura de la prevención y
aunada a las instituciones educativas puede fomentar la capacitación individual y
colectiva de la población.
Acción
! Establecer acuerdos, convenios o alianzas estratégicas con entidades de orden
académico o gubernamental con experiencia en el tema de riesgos, que faciliten a
través de los medios, la interacción continuada de las instituciones con la
comunidad y viceversa, para la actualización permanente de los conceptos, las
normas de conducta y los procedimientos en materia de prevención y atención de
desastres.
Consideración 5
! Para cumplir a cabalidad con la intermediación entre técnicos, instituciones y
sociedad, el sector de la comunicación debe estar revestido de capacitación y
educación integral.
Acción
! Gestionar ante las entidades responsables de la prevención y atención de
desastres en la zona, la vinculación de los comunicadores y comunicadoras en
21
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Consideración 6
! En todos los escenarios del mundo, existen experiencias éxitosas respecto a la
manera en que comunidades e instituciones actúan en función de reducir los
riesgos.
Acción
! Identificar y reconocer en el espacio territorial al que brinda cobertura cada medio
de comunicación, los aspectos positivos, las buenas prácticas y las experiencias
de interés colectivo en la reducción de riesgos, que puedan ser replicadas y
divulgadas ampliamente para beneficio público.
Consideración 7
! Toda situación de emergencia o desastre, obliga a los medios al manejo de
informaciones de muy alto impacto y contenido social.
Acción
! Elaborar un código de comportamiento ético de los comunicadores en momentos
de desastre, para evitar desinformación y abuso en la función informativa y
comunicacional.
En el caso particular del trabajo que nos ocupa, una emisora de radio con sede en
Puerto Lempira (Honduras), con cobertura hacia el sector de la Moskitia, cumple con
una tarea de sin igual relevancia, ya que los pobladores de la zona tienen acceso casi
exclusivamente a este medio de comunicación y por obvias razones (de
inaccesibilidad a otros medios), la radio se ha convertido en el único canal de acceso
al conocimiento de los sucesos que ocurren en otras latitudes, además del mismo
sector en el que ellos habitan. Visto de esta manera, el proceso informativo debe
contar con un ingrediente adicional, además de informar: educar.
22
Es bien conocido el nivel de vulnerabilidad de la Moskitia frente a fenómenos
naturales como tormentas tropicales, huracanes e inundaciones, razón por la cual,
los medios radiales que informan en esta zona, se convierten automáticamente en
un instrumento esencial para trasmitir informaciones de alerta y en el único medio
apropiado para orientar las poblaciones -en gran número- hacia la adopción de
normas de comportamiento adecuadas para enfrentar este tipo de fenómenos. Pero
la misión de la radio no puede ser vista solamente en función de promulgar alertas,
recomendar acciones en momentos de crisis o informar sobre los daños causados
por un evento particular; la misión de la radio debe ser de “educar” desde ahora (en
tiempo de normalidad) a las comunidades de la zona, sobre la manera en que
pueden trabajar en la reducción de sus riesgos, promoviendo a través de una
estrategia de socialización de riesgos, la adopción de acciones de prevención,
mitigación y preparación.
Mediante el envío de mensajes en forma permanente, ordenada y sistemática, se irá
generando en la conciencia ciudadana, una actitud proactiva y la llamada “cultura de
la prevención”; así, se evitará la generación de nuevos riesgos y cuando se aproxime
una amenaza, por ejemplo un huracán, los procesos de respuesta serán más
eficaces y la resiliencia de las comunidades se habrá mejorado. En tal caso,
podemos hablar de la comunicación para el desarrollo, y es sólo un ejemplo para
ilustrar la manera como se deben involucrar los diferentes medios en los procesos de
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Por parte de las instituciones responsables de la gestión del riesgo en cada
zona:
Acciones
! Elaborar un diagnóstico que permita evaluar el nivel de conocimientos y la
percepción que la población expuesta tiene sobre sus condiciones de riesgo.
Establecer características específicas (tamaño de la población, condiciones
socio- políticas, culturales, económicas, idiosincrasias; así como la resiliencia,
entre otras).
! Planear y ejecutar una estrategia de comunicación para la gestión del riesgo que
involucre a especialistas, técnicos, académicos y sobre todo a los medios de
comunicación con cobertura en las zonas en estudio; dicha estrategia debe
promover la suficiente divulgación de los riesgos, así como las medidas de
mitigación, prevención y preparación, facilitando la creación de fuentes
confiables de información.
! Elaborar e implementar programas específicos de prevención y atención de
desastres, los cuales incluyan en su estructura un componente de comunicación
social, que asegure la divulgación de los temas de autoprotección, reducción de
riesgos y preparativos para la respuesta, con énfasis en el ámbito comunitario.
! Considerar a los medios de comunicación tradicionales, como uno de los ejes
centrales para ejecutar estrategias de comunicación colectiva e incorporar los
medios de comunicación alternativos para facilitar el cumplimiento de los
objetivos de socialización trazados desde el nivel base comunitario (formación y
capacitación de líderes comunitarios, aprovechamiento de organizaciones
existentes en cada comunidad, realización de seminarios-talleres, difusión de
materiales, manuscritos, entre otros).
¿Cuáles son los mecanismos de enlace
entre lo institucional y los medios de comunicación?
Una relación estrecha con los medios de comunicación requiere de personal
dispuesto y con conocimiento en comunicación social, que se encargue de planear y
ejecutar la estrategia de comunicación. También se encargará de promover a lo
interno de esa organización y de otras afines, la relación cordial entre los
especialistas que en ella laboran y los periodistas. Algunas actividades que pueden
desarrollarse para lograr un adecuado intercambio son:
! Actividades de capacitación a periodistas.
! Ejecutar un programa de actividades informativas con los periodistas, que los
mantenga al tanto de los programas en prevención y mitigación; giras a sitios de
riesgo donde se realizan acciones específicas, conferencias de prensa,
comunicados de prensa, demostraciones, simulacros, participación en foros,
23
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Creación de una publicación especializada, revista, boletín, circular, hoja en
Internet, accesible a diferente grupos, entre esos los periodistas.
! Realizar visitas a los medios de comunicación para conversar con sus directores,
jefes de información y editores, o bien, hacer reuniones con grupos de la
redacción.
! Elaborar documentos (folletos. manuales, videos, etc.) dirigidos a los
comunicadores, con el objetivo de promover una participación responsable de
estos en la prevención y mitigación de desastres. Mantener paquetes
informativos disponibles para entrega rápida, por ejemplo, en época de
tormentas y huracanes, mantener documentos actualizados con información útil,
tal como pronósticos meteorológicos, estudios sobre áreas vulnerables según
cuencas y terrenos inestables, acciones de mitigación, etc.
! Crear una red de comunicadores para la prevención de desastres en la que
participen representantes de medios informativos e instituciones y que facilite la
coordinación para desarrollar campañas conjuntas. Esta red agilizará la
coordinación en momentos de alerta y emergencia, si cuentan con un
procedimiento de trabajo.
! Crear reconocimientos para el trabajo en esta materia, por ejemplo, menciones o
premios periodísticos.
¿Cúal debe ser la actitud del comunicador?
Los medios masivos de comunicación deben ser los canales para que la información
que se trasmite llegue a su destino final en la forma y el momento apropiado. Salvar
vidas, partiendo de la información es un gran reto.
24
Es fundamental entender que “el acontecimiento de interés social no es un simple
suceso en sí mismo, sino un proceso”. Que al igual que la historia de los desastres,
tiene un antecedente, un nudo y un desenlace, en ocasiones fatal.
Las universidades que tienen dentro de sus programas académicos la comunicación
social y el periodismo, tienen entonces un gran desafío y es educar sobre este
importante tema de la gestión del riesgo. Si narrar, escribir o televisar la muerte de un
hombre a causa de una ola es noticia, también debe serlo la forma de evitar hechos
similares y para ello se debe educar a la opinión pública empezando por los mismos
comunicadores sociales.
Los puntos que se mencionan a continuación son aspectos básicos que todo
comunicador debe tener en cuenta en su vida diaria y son una aproximación al
quehacer, entendido desde la génesis del oficio tal cual es decir la verdad, orientar y
sobre todo educar.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Reconocer en la prevención de desastres, una forma de actuar que permita en el
trasegar de la comunicación, salvar vidas incluida la de los mismos
comunicadores.
! Conocer los significados de los términos: amenaza, vulnerabilidad, riesgo,
prevención, mitigación, tejido social, sismos, tsunamis, etc.
! Contribuir a través de los medios, con el afianzamiento de la cultura de la
prevención y la mitigación del riesgo. Los comunicadores sociales y los medios
de comunicación pueden hacer mucho mas en el ámbito de la gestión del riesgo,
el papel del sector de la comunicación no debe ser solo informar sobre el pasado
sino ayudar a prepararse para el futuro.
! Promover la protección del ambiente para que las comunidades se eduquen,
escuchen informaciones y provoquen cambios de actitud y aptitud frente a
dichos temas. Movilizar la participación comunitaria en la prevención de
desastres por intermedio de los medios de comunicación.
! Participar activamente en las convocatorias hechas por las organizaciones de
prevención y atención de desastres, con fines de educación y conocimiento de
los diferentes aspectos que involucra el tema.
! Revisar diariamente los estados del tiempo en las páginas especializadas y de
internet, así como los boletines emitidos por las autoridades sobre medidas y
normas de comportamiento; además, tener una libreta con las direcciones,
teléfonos y celulares de todos los organismos de seguridad de su municipio y
departamento.
! Conocer las políticas internacionales relacionadas con los temas expuestos.
También conocer la legislación al respecto.
! Mantener en los sitios de trabajo: periódicos, noticieros de televisión o radio y en
fin, en las redacciones, los mapas de riesgo, zonas de evacuación y también una
cartelera con las normas mínimas de protección y prevención.
! No intimidar con supuestos de desastres y calamidades, sino al contrario,
informar sobre cómo salvar vidas. Al respecto, utilizar solo la información oficial
de los organismos de socorro y de los comités de emergencia.
¿A dónde se quiere llegar?
! Comunicadores sociales y periodistas de los diferentes medios, especializados
en temas de gestión del riesgo y el uso adecuado de la información.
! Apertura de espacios para incluir el tema de los desastres y la gestión del riesgo
(entrevistas, debates, columnas, artículos de opinión).
25
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Plan temático elaborado y en aplicación para informar a través de los medios de
comunicación colectiva sobre amenazas, vulnerabilidad, prevención y
mitigación.
! Acuerdos institucionales firmados con los medios de comunicación para
garantizar la transmisión de mensajes.
! Realización de actividades especiales para ilustrar el tema de la prevención:
demostraciones, foros, giras de campo, etc.
! Estandarización de la información sobre la gestión del riesgo que parte de las
instituciones hacia los medios de comunicación.
! Estrategia de comunicación implementada para la información sobre prevención
de desastres.
¿Cuál es el reto?
El reto consiste en impulsar un proceso comunicativo que avance del conocimiento
hacia la toma de decisiones y acciones por parte de la población. Insertar en el flujo
cotidiano de información, los contenidos de prevención de desastres y de esta
manera hacer de este, un tema cotidiano en el desarrollo de la región. Lograr que
todos los días se hable de la reducción de los riesgos, no sólo cuando se avecina una
amenaza o cuando ha ocurrido un desastre.
26
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
TERCERA PARTE
LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN
SOCIAL EN SITUACIONES DE DESASTRE
“ANORMALIDAD”
La experiencia nos demuestra que una de las principales necesidades de quien
atraviesa por una situación de emergencia o de desastre, es la información. En este
caso, una prioridad de las personas directamente afectadas o de sus familiares es
reducir la incertidumbre, para lo cual el principal insumo es una información de
calidad, una buena comunicación que permita que a la gente le llegue oportuna y
adecuadamente esa información, pero también que sus propias inquietudes,
angustias, necesidades y propuestas, sean escuchadas y tenidas en cuenta.
La eficacia de la comunicación social en tiempo de “ANORMALIDAD”, depende en
gran medida de la calidad y de la oportunidad de la información que suministren las
autoridades. Los protocolos que estas establezcan deben obedecer a medidas para
evitar contradicciones entre instituciones y funcionarios, para eliminar los
protagonismos innecesarios de quienes pretenden “apoderarse” del desastre, para
generar el sentido de “unidad de cuerpo” y de “unidad de discurso” entre el estado y
los organismos de socorro. No se trata, por supuesto, sólo de generar en el público la
impresión de que existe esa unidad, sino de convertirla en un objetivo real, lo cual
sólo se logra en la medida en que los planes de gestión del riesgo y de respuesta se
elaboren y se prueben de manera participativa y con la debida anticipación.
Como se ha visto a lo largo de este documento, la información juega un papel vital en
cada una de las etapas de la gestión del riesgo; en la administración de los desastres,
por ejemplo, un eficiente manejo de la información, permite un dominio unificado de
ésta, una correcta toma de decisiones y una población informada oportunamente.
En el momento de una emergencia es importante que las diferentes instituciones que
hacen parte de la atención, propicien un adecuado uso de la información; puesto que
en situación de emergencia es una de las responsabilidades más importantes; es a
través de ella que las instituciones, los organismos de socorro, las administraciones
locales, departamentales o nacionales y la comunidad; pueden realizar en forma
eficaz, ágil y adecuada el manejo de la crisis, es decir, la información y su proceso de
captura, procesamiento y transmisión, permite que todos los actores en la
coordinación de la respuesta hablen el mismo idioma, posean la misma información
y utilicen los mismos canales de difusión y transmisión de ésta. De su correcta
utilización depende que el manejo integral de una emergencia sea oportuno, real y
no provoque confusiones.
27
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
La experiencia que se presenta a continuación5 reune una serie de elementos dignos
de análisis, porque la mayoría de ellos giran en torno al manejo de la información
pública por parte de los medios de comunicación, su connotación y sus implicaciones
en la comunidad.
Se trataba, según la información difundida intensamente por los medios de
comunicación, del riesgo de erupción de uno de los volcanes más peligrosos del
Ecuador, por el hecho de que sus erupciones, históricamente han provocado
efectos de magnitud, el deshielo del casquete glacial, afectaría a varias provincias.
¿Qué decía la información?
! El volcán Cotopaxi se ha reactivado y presenta alto riesgo de erupción.
! Más de cien mil personas están expuestas a sufrir los efectos de la erupción.
! Existe un 80% de probabilidad de que el Cotopaxi erupcione este año (2003).
! Una erupción del Cotopaxi provocaría efectos catastróficos.
En el mes de mayo del 2003, un medio de comunicación del Ecuador transmitió un
reportaje sobre el volcán Cotopaxi, que hablaba del aumento de actividad que
experimentó en los meses de noviembre y diciembre del 2002, no hubo información
oficial que adviertiera sobre una posible reactivación del volcán.
La información fue replicada insistentemente por diferentes medios de
comunicación, el reportaje fue una “bola de nieve” que fue creciendo
vertiginosamente y produjo diferentes reacciones:
! Por parte de las entidades del Sistema Nacional de Defensa Civil no hubo una
entidad que liderára el manejo de la información. La institución técnica
autorizada, en este caso el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional,
fue frecuentemente desautorizado por técnicos de otras entidades que salieron al
paso con versiones de todo tipo.
! Una de las universidades del Ecuador a través de un técnico extranjero,
anunciaba que con la erupción del Cotopaxi “ocurriría en el país la destrucción de
la infraestructura, inundaciones, paludismo, depresión, histeria y crisis
económica”.
28
! Mientras varias entidades, como Defensa Civil y los diferentes organismos de
respuesta en los municipios, reforzaban las actividades de capacitación y
preparación en las comunidades; se realizaban estas declaraciones para la
prensa sin ningún tipo de soporte técnico-científico: “Apenas habrá 15 minutos
para advertir a la población... por consiguiente, los planes de evacuación no
ayudarían a prevenir este catastrófico evento...”
¿Qué efectos causó esta información en la comunidad?
! La información se apoderó del imaginario colectivo y causó sentimiento de
pánico, que fue gérmen de cultivo para la angustia generalizada.
! Se generó desconfianza y escepticismo de los habitantes hacia las autoridades.
! Se generaron actitudes de rechazo hacia la actividad de los científicos.
5
Fuente: Defensa Civil del Ecuador, en presentación “La Comunicación Social en la Gestión del Riesgo”
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
El caso del Cotopaxi subraya la importancia de la información en la salud mental, en
las actitudes y en la respuesta que la comunidad da en una situación de desastre, la
importancia del manejo de una adecuada comunicación dentro de lo que significa la
administración de un desastre.
Cuando la institucionalidad es deficiente, se tiende a la confrontación más que a la
planificación efectiva; este fue el caso de las entidades técnicas. Los problemas
relacionados con el manejo inadecuado de la información no sólo han ocurrido con el
Cotopaxi, éstos se generalizan a muchos escenarios en los que intervienen de una u
otra manera los mismos actores: medios de comunicación con escasa preparación,
instituciones que no asumen el rol que les corresponde en función de su actividad y
la comunidad con una débil o inexistente cultura del riesgo6.
¿Cómo debe ser la información
en tiempo de ANORMALIDAD: Emergencia o
desastre?
Las situaciones de desastre se manifiestan como consecuencias -algunas de ellas
graves- sobre las personas, infraestructuras y los procesos de desarrollo en un
contexto social determinado. En tales circunstancias, la información desempeña un
papel fundamental y estructurante, ya que de ella depende en muchos casos la vida
misma de las personas sometidas a la influencia del fenómeno, por ello debe cumplir
con atributos esenciales, entre los cuales podemos mencionar los siguientes:
! Debe ceñirse estrictamente a los acontecimientos, es decir, que el relato de los
hechos ocurridos o esperados debe ser preciso y sustentado en bases
debidamente verificadas.
! Debe estar dirigida a generar certidumbre y confianza en la población, mediante
la orientación de las actuaciones que debe seguir la comunidad respecto a los
sucesos ocurridos o en proceso.
! Debe contener un lenguaje apropiado y adaptado a las necesidades de
información que se requieren en el momento preciso en el que se expide el
comunicado. Efectuar una investigación de campo sobre lo que realmente
necesita saber la población.
! Debe corresponder a la situación exacta que se quiere reflejar, debe estar
desligada de las opiniones personales, de criterios sesgados hacia algún
beneficio particular o a puntos de vista con tendencias parcializadas. Debe estar
ausente el alarmismo, la especulación y el sensacionalismo.
! Debe obedecer a un fin social, es decir que en momentos de crisis, la información
6
debe facilitar la interacción entre los afectados y los auxiliadores, para asegurar
la atención oportuna de las prioridades de la población; de igual manera, debe
promover el seguimiento a las necesidades de la población y la solución de los
problemas más críticos en función de la sostenibilidad de la comunidad afectada.
Fuente: Defensa Civil del Ecuador, en presentación “La Comunicación Social en la Gestión del Riesgo”
29
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Debe ser confiable y provenir de fuentes informativas validadas
institucionalmente. También, debe corresponder a un análisis de contexto,
donde se ajuste a parámetros definidos (según el tema) por las entidades
responsables de la atención de emergencias y desastres.
! Debe cumplir con un ciclo informativo, en el cual se exprese a través del tiempo la
evolución del fenómeno o el seguimiento de sus efectos, cuando éste ya haya
ocurrido.
¿Cuál es la función del comunicador social
en situaciones de emergencia o desastre?
El papel del comunicador social en momentos de crisis es primordial, ya que su
participación como actor institucional en las tareas de respuesta facilitará el acceso
de la información oficial a la población que se ha visto afectada por un desastre. Sin
lugar a dudas su labor de portavoz de comunicaciones de interés colectivo, en las
cuales se centra la atención de un númeroso público, lo hace partícipe y hasta cierto
punto responsable de las actuaciones que en un momento dado asumirán los
receptores del mensaje; tal es el caso de mensajes de alerta, orientados a promover
la evacuación de poblaciones en zonas de peligro.
Pero más allá de desempeñar un papel de intermediación entre los técnicos, las
instituciones y la comunidad, lo asiste una gran responsabilidad sobre la calidad en el
contenido de los mensajes y sobre todo, del cumplimento de los atributos
mencionados anteriormente respecto a la información que debe ser promulgada.
! Implica: Conocimientos técnicos para comprender y transmitir información. Un
buen profesional debe saber el significado de los términos utilizados en el campo
de la gestión del riesgo y de los desastres, vulnerabilidad, peligro, riesgo,
damnificado, afectado, prevención.
! Significa: Conocer cuál es el rol que le corresponde cumplir a cada institución,
30
para identificar y acudir a las fuentes confiables de información.
¿Cuál es el escenario?
Para la población afectada: Dolor, desesperación, pánico o temor, desesperanza,
hambre, enfermedad.
El comunicador está en medio de dos situaciones: Por un lado, su compromiso
institucional para entregar una nota atractiva y con calidad de primicia, que en
muchas ocasiones le lleva a manejar el tema con ligereza y superficialidad, por otro
lado, el medio de comunicación social tiene, o más bien, debe tener una vocación de
servicio a la comunidad. La ética profesional compromete al periodista, al
comunicador social con su comunidad.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
Estas dos situaciones nos enfrentan a tratamientos diferentes de la información, el
uno apegado a la lógica de mercado y el otro, de servicio a la comunidad.
Para saber cuál es la direccionalidad adecuada que se debe dar a la información, es
preciso reflexionar sobre la intencionalidad de los mensajes que se difunden. ¿La
intención es únicamente transmitir datos acerca de la magnitud del evento y sus
efectos? ¿No será necesario pensar también, en cómo ayudar a la comunidades
afectadas a alivianar aquella carga tan grande que significa un desastre en la vida
de un ser humano?.
Una información puede ser atractiva e interesante para el público, sin perder su
carácter social. Un buen tratamiento conjuga muy bien los intereses de los medios y
los de la comunidad.
En general, la población dentro y fuera de la zona de impacto, necesita saber qué
pasó, cuáles fueron las cifras de afectación, cuántos muertos, cuántos heridos,
cuáles fueron las pérdidas materiales, etc.; pero además de ello, la población
afectada requiere ser orientada de la mejor manera para superar la crisis. La
orientación es una línea de conducta que debe guiar el trabajo del periodista, puesto
que le permite a las personas que reciben el mensaje, guiarse respecto a los
servicios de emergencia (hospitales, casas de salud, albergues, teléfonos, a dónde
puede acudir en busca de ayuda, cuándo van a ser habilitados los servicios básicos,
por qué rutas se puede transitar y cuáles están interumpidas, etc).
¿Cómo se desarrolla el proceso de comunicación
en emergencias y desastres?
En el momento que ocurre un hecho catastrófico, es usual encontrar en la zona de
desastre, un importante número de periodistas, comunicadores y demás miembros
de la rama de la comunicación, en función de recopilar informaciones para mostrar lo
ocurrido. A continuación se presentan una serie de recomendaciones que son
importantes de considerar al momento de actuar en función del cubrimiento
informativo de una emergencia o desastre:
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Por parte de los comunicadores sociales:
! Identificar la zona de afectación, conocer el sector que ha sido o puede ser
afectado por el evento.
! Recopilar información sobre la población, número de habitantes, condiciones
físicas y las vulnerabilidades presentes en la zona.
! Recopilar información científica confiable, sobre el fenómeno que ha ocurrido o
en proceso de evolución.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Recurrir a fuentes oficiales en caso de eventos previsibles, para la divulgación de
las alertas a la comunidad.
! Definir los mecanismos adecuados para promulgar las informaciones oficiales de
alerta o alarma según la pertinencia y necesidad de los habitantes en las zonas
de peligro.
! Recopilar información sobre las normas de comportamiento y las medidas de
protección más adecuadas para enfrentar el fenómeno por parte de la población.
! Si el evento ya ha ocurrido, solicitar asesoría de personal experto en desastres,
sobre las condiciones de seguridad adecuadas para el ingreso a la zona de
impacto.
! Identificar las autoridades presentes en el área de afectación y solicitar
comunicación con el portavoz oficial de las instituciones de prevención y atención
de desastres responsables de las labores de respuesta.
! Analizar las condiciones de la zona de impacto y determinar de acuerdo con el
evento, las necesidades de información de la comunidad afectada.
! Concertar a través de los canales institucionales definidos, las informaciones
oficiales sobre cifras y recomendaciones a la comunidad según los eventos
ocurridos o en desarrollo.
! Reconocer la magnitud del evento y los diferentes escenarios de afectación y
emitir comunicaciones debidamente verificadas por las fuentes de información
establecidas, sin promover el alarmismo o la adopción de medidas de choque
entre la población y las instituciones.
! En caso de que las instituciones no puedan brindar información oportuna;
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identificar fuentes objetivas y confiables, que promulguen información veráz y en
todos los casos ceñida a los acontecimientos.
! Realizar el seguimiento de los eventos, apoyando las instituciones en la
evaluación de las necesidades de la población y haciendo partícipe de los
resultados a los organismos correspondientes de su atención o solución.
Por parte de las instituciones encargadas de la respuesta:
! Establecer una interlocución permanente con los medios de comunicación en la
zona de influencia del fenómeno.
! Realizar el acompañamiento a los medios y la asistencia técnica correspondiente
en la emisión de alertas y alarmas.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
! Socializar con los comunicadores, las medidas a adoptar frente a eventos
particulares, que deban ser conocidas por las comunidades en zonas de riesgo.
! Definir portavoces reconocidos por las partes, para el intercambio de las
informaciones entre las instituciones y los medios de comunicación.
! Facilitar el trabajo de los comunicadores en las zonas de desastre, garantizando
su seguridad frente a eventuales riesgos operacionales.
! Garantizar la presencia de los representantes de los medios en las instancias de
toma de decisión (COE) y apoyar en la elaboración de boletines y comunicados
de prensa dirigidos a la población en el área de influencia del fenómeno.
! Recomendar fuentes informativas a los diferentes medios, para garantizar la
confiabilidad de la información que se produce en emergencia.
¿A dónde se quiere llegar?
! Medios de comunicación en enlace permanente con los organismos
responsables de la respuesta.
! Disponibilidad de información oportuna y confiable que responde a las
necesidades de la población afectada por un evento.
! Comunicadores sociales con conocimiento del tema de gestión del riesgo y
particularmente de los lineamientos que rigen la atención de situaciones de
emergencia.
! Medios de comunicación y comunicadores sociales como parte integral de los
planes de respuesta y con protocolos específicos para casos de emergencia.
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¿Cuál es el reto?
Si realmente nos interesa contribuir con la información dentro de este gran capítulo
que es la administración de desastres, es necesario cambiar de paradigmas. Un
cambio que permita a la población contar con una mayor oferta de información, que
le oriente antes de que ocurra un desastre; ésta es realmente la que está llamada a
convertirse en una herramienta del desarrollo, porque contribuirá a la educación de
la población, al fomento de una cultura de la prevención, como componente
importante de un trabajo integrado y multidisciplinario entre los medios de
comunicación y el estado.
Generar un código conducta para el manejo ético de la información en situaciones de
emergencia o desastre, con la participación de los diferentes sectores del desarrollo,
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN DEL RIESGO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
! Autores varios. Compilación de documentos sobre gestión
del riesgo. Fuente: páginas web CRID, LA RED, EIRDN,
PNUD.
! EIRDN. Memorias del Taller Regional sobre Comunicación
Social y Prevención de Desastres, Quito Ecuador, 1998.
! COMISIÓN EUROPEA PROYECTO DIPECHO, Guía para
la incorporación de la gestión del riesgo en la planificación.
Ecuador, ONG Italiana CISP 2004.
! COMISIÓN EUROPEA PROYECTO DIPECHO, Un viaje por
los caminos de la comunicación social y la gestión
participativa del riesgo. Ecuador, ONG Italiana CISP, 2004.
! COMISIÓN EUROPEA PROYECTO DIPECHO, Plan
Escolar, una herramienta para estar preparados. Ecuador,
ONG Italiana CISP, 2004.
! CURSO LÍDERES. Estrategias de Comunicación en la
Gestión de Riesgo. Elina Palm, Abril de 2002.
! FOREC, Acodal, Fundación Bosque de Niebla. Plan
estratégico para la gestión participativa del riesgo del
Municipio de Armenia. Armenia, 2002.
! LA RED. Guía de la Red para la Gestión Local del Riesgo
módulos de capacitación. Primera Edición, enero de 1998.
! REVISTA RAZÓN Y PALABRA, Número 16, Año 4,
Noviembre 1999- Enero 2000.

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