IANIRE ESTÉBAÑEZ CASTAÑO - Revista Emakunde Aldizkaria

Transcripción

IANIRE ESTÉBAÑEZ CASTAÑO - Revista Emakunde Aldizkaria
EMAKUNDE 01
IANIRE
ESTÉBAÑEZ
CASTAÑO
Psicóloga y blogera
Texto Carmen Ruiz de Garibay · Fotos Karlos Corbella
“Es importante que el feminismo se ciberactivice
para atraer a las nuevas generaciones”
Pertenece a la generación denominada X -nació en el 79- y a la del 2.0. Desde hace unos años, esta
psicóloga bilbaína está tendiendo puentes entre las jóvenes que no son conscientes de ser feministas
y las mujeres que han luchado por conseguir los derechos de igualdad. Ciberactivista y “muy tecnológica”, como ella se define, firma el blog “Mi novio me controla lo normal”, todo un referente para
las chicas “confundidas por el amor que quieren desconfundirse”, en el que se fomenta la reflexión y
la actitud crítica frente al mito del amor romántico que normaliza la desigualdad de género.
No ha vivido la discriminación legal o
discriminación formal por ser mujer. En
la escuela pública vasca nunca le hablaron de la historia de la adquisición de
los derechos de las mujeres. En su casa
entraban dos sueldos, el de su padre y
el de su madre, y las tareas del hogar
se las repartían entre ambos. Tuvo acceso a la universidad, está sobradamente
preparada, como muchas otras jóvenes
de su edad, a quienes les animaron a
formarse para llegar lejos y a quienes el
mercado laboral les cierra el paso. Está
de acuerdo con Marcela Lagarde cuando dice que las mujeres contemporá-
neas son sincréticas porque cada una
posee atributos de género tradicionales
y modernos de manera simultánea y se
considera afortunada por poder hacer
de bisagra integradora entre dos generaciones.
¿Cómo y cuándo entró en contacto con
el feminismo activo?
Durante mi adolescencia no tenía casi
conciencia de las desigualdades de
género pero al terminar la universidad
empecé a percibir situaciones en mis
propias amigas, sobre todo en cuestión
de relaciones afectivas o con el maltra-
to psicológico. Tenía mis conocimientos
informales, había mujeres en mi entorno que habían construido vidas desde el
feminismo, pero no lo identificaba como
algo necesario para mí. A través de un
master que hice en la Universidad de
Deusto sobre intervención en violencia
contra las mujeres fui accediendo a ese
feminismo del que nunca me habían
hablado. Empecé a formarme, a participar en grupos, y cuando se te abren
los ojos a las gafas lilas, ya no te las puedes quitar. Una vez que has descubierto
que situaciones que tú vivías como algo
normalizado pueden tener un marco de
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desigualdad empiezas a seguir profundizando.
¿Qué fue lo que más le sorprendió en
el trabajo de campo que emprendió durante el máster y en la redacción de su
tesis sobre la violencia de género en el
noviazgo?
Me encontré con jóvenes con muchísimo desconocimiento del feminismo
y también sobre la percepción de situaciones de desigualdad. En muchos
casos estaban viviendo vidas que quizás
podían tener conflictos pero que no los
identificaban con una problemática de
género. Lo que más me he encontrado
es esa negación. A la hora de elaborar
mi tesis, también constaté la gran normalización de conductas que las jóve-
niles: aguanta lo que sea, consigue todo
lo que quiere él, cambia para gustarle,
tienes que ser la mujer más perfecta…Y
eran mensajes que procedían tanto de
aquí como de Norteamérica y de Latinoamérica. Hay que tener en cuenta
que esos referentes y esos modelos están en la televisión, en las películas de
Hollywood, y que los medios audiovisuales han ejercido una gran influencia
en las nuevas generaciones de chicas y
chicos. Mi generación nació con la tele
y el cine y las de ahora están construyendo su identidad a través de Internet.
O sea, que las jóvenes buscan información en las nuevas tecnologías pero siguen estando confusas...
Actualmente las desigualdades son tan
he comprobado que si en una actividad
formativa encuentras discurso al que
poder darle la vuelta, ¿por qué no lo vas
a transformar y llevarlo a la red?.
¿Cómo se realiza ese proceso?
Tender puentes es difícil, no hay que hacerlo desde lo teórico, porque a las chicas les queda excesivamente lejos. Hay
que tener en cuenta que las más jóvenes no han vivido esas discriminaciones
fuertes, esas desigualdades claras, sino
otras más sutiles, y que están construyendo su identidad. Para ellas es un periodo de crisis, no son niñas ni adultas.
Es importante empezar con unas pocas
áreas de trabajo que luego nos permitirán ir más allá, y que son: las relacionadas con la violencia, las relaciones
“En el blog he ido desarrollando todas esas áreas
en las que existían confusión, negaciones o dificultades
para percibir desigualdades.”
nes personalizan en sí mismas, que se
autoculpan o que intentan justificar en
función de características personales:
‘es que él es así, qué le vamos a hacer’. También desde la naturalización:
‘me pasa con todos los chicos, todos los
chicos son así’, y sobre todo, desde esa
confusión con el amor romántico.
Ese gran responsable de desigualdades
en la pareja ...
Sí, por eso empecé a trabajar especialmente con el amor romántico en la red,
porque yo veía que era un tema que les
generaba muchísima confusión pero
que nos iba a permitir desmontar muchos mitos sobre qué es y qué no es el
amor: sacrificio, olvidarlo absolutamente todo, no te cuides tú, lo que tienes que
cuidar es la relación… son los mensajes
que reciben de la sociedad. Por eso se
siguen viendo las mismas desigualdades que en las mujeres mayores pero
de otra forma, más sutil, con esa especificidad del cuidado de la relación y de
mi chico por encima de cualquier otra
cosa, incluso de mi propio bienestar. Al
investigar en Internet me encontré con
un montón de mensajes muy desquiciantes en la línea de las revistas juve-
sutiles o están tan integradas dentro
de lo normal que ni siquiera las percibimos, se nos pasan, y las integramos
dentro de la cotidianidad. Esto es tremendo, porque si ya lo tienes integrado
en tu cotidianidad no lo identificas como
algo que tiene que cambiar. Que no se
me malinterprete, pero quizás es más
fácil defenderse de una violencia agresiva, clara, que de una desigualdad. Muchas de las dificultades de las jóvenes
para percibir desigualdades y violencias
están en que no las han vivido directamente de forma explícita sino solamente de forma velada. El lobo ya no lleva
los colmillos sacados ni te dice: te voy
a pegar, te voy a agredir, no puedes
entrar aquí porque eres mujer, pero
te lo dice de una forma más sutil. Además, a las jóvenes, toda esa historia de
construcción de la igualdad que se ha
ido haciendo a través de los años no les
ha llegado y en cierto modo no piensan
que esos derechos se han conquistado.
En el blog he ido desarrollando todas esas áreas en las que existían
confusión, negaciones o dificultades
para percibir desigualdades. Lo he ido
nutriendo de todas las experiencias de
formación que hago con adolescentes y
afectivas y sexuales, la presión de los
medios de comunicación en relación
a una belleza ideal y un cuerpo estupendo, y el amor. La igualdad la podrás
trabajar cuando ya hayas generado una
actitud crítica y luego es mucho más fácil ir integrando otras áreas de igualdad
que ellas no habían advertido como una
necesidad y que también con la edad
las van a percibir. Estas mujeres jóvenes,
mientras se mantienen en la educación
formal están en un espacio protegido,
estudian las mismas asignaturas que sus
compañeros, con el mismo profesorado
y no tienen la sensación de discriminación. ¿Cuándo empiezan a apreciarla?
cuando se hacen un poco más mayores
y tienen que buscar trabajo, o después
de encontrarlo, cuando deciden tener
criaturas, si lo deciden. Hasta entonces
no van a ver la desigualdad.
Quizás lo que podemos hacer
las feministas de esta generación de
intervalo entre las que lucharon y las
que no luchan nada es acercarnos a las
necesidades de esas jóvenes para luego
hacerles ver de dónde viene todo esto.
Hasta que no le dices a una chica joven
que lo que le pasa tiene que ver con su
rol de género, con una historia estable-
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cida, no tienen una percepción clara.
Estoy hablando de chicas jóvenes en
general, que no tienen esa conciencia
de todo lo que se ha ido construyendo.
Hasta que tú no le planteas que eso que
le pasa tiene que ver con lo mismo que
le pasa a otra mujer de 60 años, no lo
identifican como formar parte de su ser
mujer.
Pero ese acercamiento requiere utilizar
su propio lenguaje y sus herramientas...
Si lo hacemos desde el marco de “yo
te digo lo que tienes que pensar, lo
que tienes que hacer”, se puede, pero
quizás no tenga el mismo resultado.
Si previamente analizamos qué canales de comunicación utilizan, ya nos
estamos acercando. Emplean las redes sociales, pues utilicémoslas ¿Un
lenguaje informal?, pues utilicemos
también, añadiendo sus propias formas
de entender, sus propias palabras. Es
acercarse desde su propio marco, rebajando el lenguaje a cotidianidad. Yo
les hablo desde la práctica y luego integramos los contenidos y las prácticas
del feminismo. Son feministas porque
viven pensando que son iguales a los
hombres y que tienen los mismos derechos que ellos, pero están con sus
contradicciones. Hay quien dice, ¿yo
feminista? no, yo quiero ser igualitaria, porque tienen una idea demonizada del feminismo, no entendido como
un movimiento social con una historia
importante por detrás, sino como una
actitud contraria al machismo: yo soy
mejor por ser mujer. Afortunadamente
somos muchas las que estamos ahí, en
Internet, con conciencia para ser el eje
de cambio de las más jovencitas que
todavía no han llegado a percibir las
situaciones de desigualdad.
Lo que me pregunto es si
cuando hablamos de la situación de las
jóvenes las escuchamos a ellas o tendemos a hacerlo desde nuestro marco de
interpretación de la realidad. Podemos
analizar los temas que les interesan, las
películas que ven, lo que hacen, y hacerles participar. Si yo no organizara
grupos para encontrarnos, o si no hiciera preguntas en las redes sociales para
recibir sus opiniones, no conocería cuáles son sus realidades, sabría las mías,
las de mi generación.
En los foros feministas suele haber una
pregunta latente: ¿qué pasa con las jóvenes que no se acercan, que no participan?
A no ser que hayan tenido una conciencia que se ha ido trabajando o una problemática, no se van a acercar a un foro
o a una conferencia. Las chicas no se
sienten en general representadas por
el asociacionismo, ni por el feminismo,
no tienen una cultura de participación
arraigada y al mismo tiempo, cuando
participan en asociaciones juveniles
tampoco participan al mismo nivel que
los jóvenes. Quizás no se identifican
como feministas, y no están participando, no están en el lema ni en la pancarta pero han integrado cambios en sus
propias vidas, que es algo que a veces
se nos olvida. Aún no lo saben pero en
muchas ocasiones son feministas your
self: tú te lo haces a ti misma. Construyen la igualdad desde la individualidad,
no desde la institución ni desde lo legal
pero sí en su vida cotidiana y habitual.
Participan desde el 2.0, lo que significa
que comparten la información y no se
limitan a enviar un mensaje unidireccional. Hablando en términos informáticos,
están en una página en construcción,
se están construyendo a ellas mismas,
se están definiendo, están eligiendo la
versión, nuevos medios y quizás nuevos
fines.
Por eso creo que estar cada
vez más en las nuevas tecnologías va
a ser una necesidad, porque esas generaciones se van a ir haciendo mayores y van a integrar todas esas nuevas
tecnologías y esas redes de comunicación en su vida absoluta. Estamos en
ese periodo de transición y la forma de
motivar la participación, de comunicarnos con los y las jóvenes tiene que ser
también muy virtual. Es importante que
el feminismo se ciberactivice, porque si
no, no llegaremos a la gente joven. En
Internet, cantidad de mujeres feministas o no alzan su voz desde sus propios
espacios web. Eso parece una tontería
pero es enorme en esta nueva generación, en la que nos estamos construyendo como nuevas, porque significa
que mi voz propia se puede difundir.
Creo que es importante que identifiquemos lo que el ciberfeminismo está
generando. Si hace 10 años escribíamos “mujeres jóvenes” en Google, que
es el diccionario que lo sabe todo, todas las imágenes eran de pornografía
o de mujeres objeto. Hoy en día seguimos encontrando muchos contenidos
sexistas pero también hay otros muchos construidos por mujeres jóvenes
y no tan jóvenes. Estamos generando
redes, construyendo, creando, practicando igualdad desde la red y empoderándonos.

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