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INDICE GENERAL Prólogo. Roberto Agustín Follari (Argentina) Primera parte: El pasado en cuestión Revoluciones, independencias y rebeliones…………………………….22 Walter Mignolo (Estados Unidos) Acerca del tiempo histórico……………………………………………..32 León Pomer (Brasil) Los ciclos del exilio y del retorno en América Latina………………….39 Ricardo Melgar Bao (México) Bolívar y Martí en la revolución latinoamericana……………………...69 Enrique Ubieta (Cuba) Historia: homogeneidad y olvido……...………………………………..95 Darío Sarah (Paraguay) La difícil construcción del sueño bolivariano…………………………108 José Girón Garrote (España) ¿Qué celebramos al festejar el bicentenario?..........................................123 Eduardo Vior (Argentina) Latinoamericanismo e imperialismo…………………………………..132 Luis Delio (Uruguay) 1 Segunda parte: Antihegomonismos Proyecto nacional y cultura democrática……..…………………….….151 Alejandro Serrano Caldera (Nicaragua) El socialismo latinoamericano…….…………..……………………….161 Pablo Guadarrama González (Cuba) Perspectivas de la izquierda latinoamericana………………………….188 Marta Matsushita (Japón) El desafío de la integración…………………………………………… 203 Humberto Podetti (Argentina) Segunda independencia y unión regional……………………….……...222 Jorge Vergara Estévez (Chile) Otra izquierda es posible. Entre el TLC y las “papeleras”…………….. 237 Ricardo Viscardi (Uruguay) Liberación social y unidad territorial…………………………………... 253 Gabriella Bianco (Italia) 2 Tercera parte: Identidades étnicas y de género La historia republicana desde la óptica mapuche…………………… 276 Ricardo Salas Astrain (Chile) El movimiento maya en la reforma estatal de Guatemala……………..304 Marta Casaus (España) La tercera raíz: el poder de la negritud……………………………….. 327 Dina Picotti (Argentina) La resistencia comunitaria indígena.........................................................355 Diego Jaramillo Salgado (Colombia) Ciudadanía/s de mujeres. Iluminaciones desde el Sur…………………371 Alejandra Ciriza (Argentina) Literaturas y políticas de mujeres……………………………………..387 María Gabriela Mizraje (Argentina) Rumbo al Bicentenario. Educación y creatividad…………………….. 408 Teresa Alfieri (Argentina) 3 Cuarta parte: Cultura y sociedad Sur...paredón y después.............................................................................422 Mauricio Langon (Uruguay) Las narrativas de la historia. Memoria crítica y resistencia…………….441 María Rosa Lojo (Argentina) La segunda independencia. Reflexiones y propuesta……………….…..467 Javier Pinedo (Chile) Identidad plástica en la Argentina contemporánea……………………... 484 Graciela Sarti (Argentina) Biodiversidad, agricultura y saber popular……………………………... 497 Alicia Massarini (Argentina) y Adolfo Olea Franco (México) El pensar alternativo como variable del cambio social………………….516 Arturo Roig y Hugo Biagini (Argentina) 4 PROLOGO A la hora del Bicentenario de la primera emancipación de los pueblos hoy denominados latinoamericanos, vale la pena repensar las condiciones bajo las cuales hemos construido las condiciones de nuestro presente histórico. Los textos del presente libro van en esa dirección, dirigidos a reflexionar sobre nuestro subcontinente en su conjunto. Con una velocidad que ha de haber asombrado a más de un analista del Pentágono y en una de esas rupturas súbitas donde se precipita la acumulación histórica silenciosa de largos procesos previos (como, por ejemplo, la estrepitosa caída de la Unión Soviética y sus regímenes asociados de Europa del Este), en Latinoamérica han aparecido diversos gobiernos que se diferencian notoriamente entre sí, pero guardan algo en común: ser ajenos a la voluntad inmediata de las autoridades del imperialismo hegemonizado por Estados Unidos. Se puede clasificar de modos muy diversos a esos nuevos regímenes, acerca de los cuales existe una fuerte polémica (que dista de ser suficientemente analítica todavía) entre intelectuales, filósofos, historiadores, y científicos sociales varios en Latinoamérica. Los intelectuales obramos a menudo como “búho de Minerva” en estos procesos, pues la lentitud de asunción de las temáticas sociales y políticas más urgentes, contrasta con la necesidad de tratamientos pormenorizados y oportunos, que sirvan para orientar la acción en las nuevas encrucijadas históricas. Algunos de los trabajos que este volumen presenta –dentro de una saga que implica con éste a su tercer librovan en la referida dirección, como los hubo también en los anteriores. Se trata 5 de discutir, desde posiciones diversas e incluso a veces enfrentadas entre sí, las condiciones de esa nueva Latinoamérica que alumbra desde modalidades tan diferentes como las que implican, por ej., Hugo Chávez y Michéle Bachelet. Sin dudas que la aceptación del mercado y de las condiciones habituales del proceso institucional de la democracia parlamentaria, resulta considerable en algunos de estos gobiernos, acorde a la tradición de las izquierdas respectivas, y/o a la decisión política asumida por sus cúpulas partidarias (Tabaré Vázquez, Bachelet, Lula). En otros casos, la rebelión contra lo estatuido abarca a la vez a la economía capitalista de libre mercado y a las instituciones que lo acompañan, habitualmente entendidas como democráticas, aun cuando a menudo se hallan muy lejos de serlo. Es el caso de los populismos radicales, denunciados desde Estados Unidos como el enemigo a extirpar de nuestro subcontinente, los cuales se han impuesto una re-fundación de la institucionalidad en cada uno de los países concernidos, los cuales a su vez cuentan con condiciones muy diferentes entre sí: el proceso ahora consolidado de Hugo Chávez tras sufrir toda clase de agresiones (las que, de cualquier modo, no han cesado ni han de cesar), el de Evo Morales (muy posterior, y por ahora más frágil) y el de Rafael Correa en Ecuador, que tras el triunfo electoral de la opción por una Constituyente tiene aún un enorme camino por recorrer. Por cierto, queda el muy discutido proceso presidido por el matrimonio Kirchner en Argentina, al cual cabe denominar populista moderado: ajeno a las pautas del neoliberalismo económico –como se mostró en su renegociación de la deuda de bonos externos- y aliado circunstancial de Chávez o Evo Morales, mantiene sin embargo buena relación con Estados Unidos, sus reformas económicas y sociales son atenuadas, y no busca una 6 reinstitucionalización estructural de la Nación. Sin embargo, sus políticas en derechos humanos han sido ejemplares, y han invertido la dirección en pro de la represión ilegal que dominó las administraciones argentinas, sobre todo a partir de los años noventa. Esta Latinoamérica que sueña y actúa, donde las minorías han comenzado a aparecer en el escenario, donde los movimientos sociales se expresan permanentemente en lo social, cultural y político; donde lo alternativo florece en la sociedad, a nivel micro y cotidiano, tanto como en el Estado, a nivel macrosocial y estructural; donde los desastres producidos por el privatismo capitalista en versión neoliberal son lentamente restañados a partir de voluntades proliferantes y transformadoras –no siempre convergentes, por supuesto-, es el suelo desde el cual el Bicentenario nos interpela. Esta vez, pensando ya no sólo a partir de una supuesta o real “excepción argentina” en América (como hace un siglo), sino desde la comunidad de sociedades y naciones que conformamos, en la conciencia de nuestro común destino histórico continental. Destino común que no implica una identidad negadora de las especificidades nacionales o regionales, étnicas o lingüísticas, sino más bien lo contrario: una Latinoamérica como florecimiento de diferencias y alteridades, como polifonía de voces y estilos múltiples, como espacio plural de constitución de pensamientos y de acciones. Esa que es una sola en su heterogeneidad interna, que puede reconocerse en su espacio común desde el sustrato de la diversidad y de lo multiforme. (Toda una teoría sobre la constitución de la identidad vendría a cuento, a fin de que se advirtiera que lo identitario latinoamericano en construcción no implica negar las especificidades diferenciales que existan a su interior: los 7 argentinos tenemos símbolos en común a pesar de las fuertes diferencias entre los habitantes de Santa Cruz con los de Jujuy, por ejemplo; los porteños tienen diferencias entre Palermo y San Telmo, pero son porteños a la vez. Es decir: por un lado, cada sujeto sostiene identidades diversas, de “diferentes niveles”: se es al unísono marplatense, bonaerense, argentino y latinoamericano, como por otra parte esa misma persona puede identificarse como abogado o hincha de Independiente: una identidad no borra las otras, se combina con ellas. Y – como ya dijimos- toda identidad soporta las diferencias internas que existen a su interior, entre marplatenses entre sí, bonaerenses entre sí, abogados entre ellos, hinchas de Independiente entre sí, etc.). Dentro de este referido momento de apertura histórica en que nos encuentra el nuevo siglo se despliegan los textos de nuestro libro, en un caleidoscopio de temáticas y enfoques que opera –en su necesaria pluralidad- como una metáfora homóloga a su referente, nuestra Latinoamérica actual. El presente volumen se inscribe dentro de una serie de publicaciones temáticas afines1 y sus responsables académicos, Hugo E. Biagini y Arturo Andrés Roig, cuentan con una vasta experiencia intelectual en la materia, o sea, como editores, compiladores, coordinadores y directores de obras colectivas2, durante los últimos veinte años, en España y en distintas latitudes 1 Los textos específicos anteriores son: AA.VV., Puertas del Bicentenario, Gobierno de Buenos Aires, diciembre 2006; H. Biagini y A. Roig (comps.), América Latina hacia su segunda independencia. Memoria y autoafirmación, Buenos.Aires, Aguilar-Alfaguara-Taurus, abril 2007. 2 Por un lado, ambos han trabajado en común, en tales emprendimientos: El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, tomo I: Identidad, utopía, integración (1900-1930) y tomo II: Obrerismo, vanguardia, justicia social (1930-1960); Diccionario del pensamiento social alternativo. Por otra parte, cada uno por separado han estado al frente de numerosas publicaciones colectivas. En el caso de Arturo Roig pueden citarse títulos como la Biblioteca Básica del Pensamiento Ecuatoriano, 40 volúmenes; El pensamiento latinoamericano del siglo XIX; Argentina del 80 al 80. Balance social y cultural de un siglo; Civilización y barbarie en pensadores 8 de nuestro continente. Según se advierte en el índice respectivo, el libro consta de cuatro secciones: la primera se denomina “El pasado en cuestión”, la segunda “Antihegemonismos”, la siguiente “Identidades étnicas y de género”, y la última, “Cultura y sociedad”. La parte primera, refiere al re-pensamiento del pasado. Indispensable para entender el presente y proyectar el futuro, el pasado siempre se conjuga desde la necesidad del presente, pero debe cuidarse historiográficamente de “acomodarlo” a ese presente, y de suponerlo como una concatenación necesaria con las condiciones actuales. Uno de los aportes de Foucault al pensamiento contemporáneo, fue su propuesta de evitar leer el pasado desde claves reductoras a partir de nuestra naturalización de lo ocurrido a posteriori. Por supuesto, des/centrarse del propio presente es –en un sentido absolutoimposible; pero sí cabe usar técnicas (y teorías pertinentes) de ruptura, que impidan que desde lo actual se deforme el pasado para imaginarlo como pura “preparación para lo actual”. Lo cierto es que el pasado puede –a la vez- siempre ser recomprendido y reelaborado a partir de nuevas perspectivas y preguntas, en tanto se esté atento a lo ya señalado de evitar su reducción. Y en esas nuevas conjugaciones y lecturas, cabe buscar interpretaciones que asuman (desde lo intelectual) los latinoamericanos; Utopía e identidad en escritores latinoamericanos; Proceso civilizatorio y ejercicio utópico en nuestra América; El pensamiento social y político iberoamericano del siglo XI; Mendoza a través de su historia; Relatos de nación. La construcción de las identidades nacionales en el mundo hispánico; Revista Estudios. Filosofía Práctica e Historia de las Ideas. Mientras que Hugo Biagini ha dado a conocer, dentro del mismo género, los siguientes textos grupales: La Revista de Filosofía, Ciencia, Cultura y Educación; El movimiento positivista argentino; Boletín de Filosofía; Orígenes de la democracia argentina: el trasfondo krausista; Redescubriendo un continente: la inteligencia española en el París americano; Historiografia argentina: la década de 1980; La Universidad de La Plata y el movimiento estudiantil; Ardao y Roig, filósofos de la autenticidad; El pensamiento argentino ante la condición humana. 9 intereses de los sempiternamente excluidos, todos aquellos que no escribieron la historia porque no sabían escribir, porque fueron eliminados físicamente, porque fueron derrotados y su voz se hizo inaudible, o porque constituían minorías inexpresadas y condenadas al olvido. En esa tónica de recuperación de voces dispersas se encuentran –desde tonalidades disímbolas- los textos que incluye esta parte inicial de nuestro libro. Haremos somera referencia a cada uno, dejando muy claro que se trata apenas de hacer una alusión que convoque a la lectura directa de los artículos mismos. No existe traducción ni síntesis valedera de artículos prolongados, hacia unas pocas palabras. De tal modo, no pretendemos en nuestra breve alusión hacer justicia a los contenidos trabajados en cada caso sino apenas invitar a acercarse a ellos, remitiendo brevemente a sus respectivos desarrollos. El texto inicial, de Walter Mignolo, busca desentrañar los límites postcoloniales que tuvieron las revoluciones independentistas en nuestra América. Estas fueron realizadas por sectores intelectuales que no se hicieron cargo de las rebeliones que indios y negros –en tanto etnias expoliadas- venían realizando desde los inicios de la Conquista. Estaríamos ahora en el momento de emergencia de esos actores políticos antes excluidos. El segundo trabajo, de León Pomer, se adentra en reflexiones sobre la temporalidad a partir de autores que la han trabajado, como Ricoeur o Norbert Elías. Se trata de mostrar las sedimentaciones del pasado sobre el presente, y el peso constitutivo de tal pasado, que sin embargo –bien lo anota el autormantiene discontinuidades y rupturas en su transcurrir. En esta tensión entre 10 permanencia y cambio históricos es que deberíamos entender nuestra actual condición epocal. A posteriori, Ricardo Melgar Bao profundiza el tema del exilio, con un pormenorizado análisis histórico de sus diversos momentos en Latinoamérica. Se hace una decidida toma de partido por la emancipación, pero ello no impide la crítica de exilios que pudieran haber comprendido escasamente al país receptor, o haberse dado por razones equívocas. La historia de la Internacional a proponer por el APRA en los años treinta para el subcontinente, resulta por demás elocuente en sus vaivenes y vericuetos. Por su parte, Enrique Ubieta hace un documentado estudio de cómo los sectores conservadores en la actualidad promueven la lucha contra el culto de los héroes, en discordancia con su tradición anterior. Advierten que tales héroes se han vuelto contra el mantenimiento del statu quo (Miranda, Bolívar, Martí, el Che), y sorprendentemente, se remiten ahora a su antes negado “sujeto colectivo”. En un texto que reúne lo histórico con la franca actualidad política, se defiende la figura del héroe como organizador de voluntad emancipadora de masas, dentro de una necesaria “invención de la tradición”. A renglón seguido, Darío Sarah analiza la homogeneización del pensamiento sobre la Nación, en referencia a la Argentina. Asumiendo tópicos de Nietzsche y de Foucault, advierte en cuánto la idea de la argentinidad se construyó sobre una noción normalizante que dejó fuera todos aquellos que aparecieran ajenos al estereotipo dominante del blanco-europeo-normal, expulsando del imaginario al indio o el gaucho. Se trata de una relectura sobre la dicotomía sarmientina entre civilización y barbarie. 11 El catedrático ovetense José Girón Garrote, traza una apretada síntesis sobre la visión integradora de ese Nuevo Mundo que surge de las ruinas del imperio español sobre los obstáculos interpuestos, especialmente por parte del intervencionismo anglonorteamericano junto a sus estrategias políticas, militares y económicas más o menos desembozadas desde la doctrina Monroe a la actualidad. No obstante, el peso abrumador que posee el poder imperial, no deja de señalarse el papel contrahegemónico que pueden jugar hoy diversos emprendimientos regionales orientados hacia un desarrollo endógeno. Eduardo Vior, en un trabajo breve a la vez que sustancioso, señala que el pasado se lee desde el tipo de presente que quiere subrayarse, y se pregunta qué presente se dibujará durante los prolongados fastos del Bicentenario, dado que Argentina se sostendría (cuando la gestión de N. Kirchner) en una asimétrica relación entre una amplia política de derechos humanos, y una macroeconomía de exportación sin redistribución de la renta. Sostiene que los derechos humanos son universales pero interculturales (es decir, definidos diferencialmente según tiempos y espacios étnicoculturales); y que estos nunca se realizaron del todo en nuestro subcontinente, pues la revolución de mayo de 1810 -como la de todo el continente en ese momento- se mostró incapaz de derrotar a los sectores hegemónicos, al haber sido incapaz de movilizar en su favor a los pueblos originarios, y a otras etnias subordinadas. En el último trabajo de esta sección inicial, Luis Machado despliega el itinerario histórico de una figura señera del pensamiento latinoamericano, el uruguayo Carlos Quijano. El texto se adentra en la formación del escritor y periodista fundador de Marcha, y sigue su derrotero como dirigente 12 estudiantil, así como precursor de la constitución de lo latinoamericano en tanto identidad en construcción. En la parte segunda del libro, denominada “Antihegemonismos”, caben los dos niveles de referencia del término: lo que hace a la resistencia a los hegemonismos en curso, como lo que hace a la construcción de hegemonía/s alternativa/s. Si bien ambos procesos suelen concurrir al unísono, ello no es siempre necesario: hay etapas donde sólo se resiste, en la imposibilidad de constituir una alternativa viable (por ej., porque la imposición es muy sólida); o hay casos donde se habla de sectores sociales que no aspiran a una hegemonía política, sino a construir dispositivos sociales específicos de nuevo cuño (v.gr. las reivindicaciones de género). De cualquier modo, la articulación de los procesos de reivindicación social específica con los políticoestructurales resulta difícil de soslayar, y es sostenida mayoritariamente por quienes aquí escriben. El primer trabajo, del nicaragüense Serrano Caldera, es un muy útil aporte a las bases programáticas de una renovada organización de lo político en Latinoamérica. Con un sano espíritu autocrítico propio de quien ha vivido una revolución frustrada como fue la comandada por el sandinismo, el autor señala las tradiciones autoritarias existentes en la América nuestra –entre las cuales incluye a las de los indígenas tanto como a la de los españoles-; señala a la Contrarreforma como base histórica de las dificultades que hoy encontramos para sostener una cultura democrática, y propone en detalle condiciones para la construcción de un pacto democrático genuino, con solidaridad internacional. 13 Marta de Matsushita pasa revista a posiciones supuestamente fundadas y a los cantos de sirena que se han ido entonando sobre la debacle experimentada por la izquierda marxista y por las estrategias revolucionarias. Si bien ella coincide en que algunas de esas expresiones han llegado a su obsolescencia, no deja reconocer las posibilidades de renovación existente: en la incorporación de nuevos movimientos sociales que sobrepasen una restringida categoría de clase, en la relectura que se está realizando del marxismo clásico y en la aproximación a posturas humanistas y a cierta reivindicación de la individualidad. En el trabajo ulterior, Pablo Guadarrama se ubica también en la línea programática respecto de qué ideas-fuerza debieran orientar hoy a los procesos alternativos de construcción política en Latinoamérica. Para ello, realiza un buceo en las tradiciones históricas y teóricas del subcontinente, y trabaja por una apertura conceptual que sea capaz de reivindicar al marxismo y sus aportes, sin pretender que sea el único canon desde el cual se piense la complejidad del presente. Por su parte, el trabajo de Humberto Podetti se ubica en el horizonte por demás decisivo de la integración latinoamericana. Abogando por un continente que se proponga transcultural, remite a una América “indoiberoafroamericana” que reconozca, en su proceso concreto de constitución integracionista, el conjunto de tradiciones, memorias y estilos que efectivamente la componen, y que a menudo han sido acallados o invisibilizados. 14 El texto de Jorge Vergara busca profundizar en los significados que ha adquirido en diferentes momentos la referencia a la Segunda independencia. Noción surgida de la necesidad de una emancipación moral en relación a los poderes de turno en la segunda parte del siglo XIX, remite hoy a condiciones específicas, como el cultivo de la libertad, la integración continental, la asunción de las tradiciones artísticas propias, entre otras. Se reivindica también a la Filosofía Política como enunciadora de futuros políticos posibles y deseables, en una tradición que remite a Gramsci. El trabajo de Ricardo Viscardi se adentra en el presente de la izquierda uruguaya que ha llegado al gobierno, y de las contradicciones que éste plantea. Señalando el peso que la noción de cohesión y la tradición estatalista tienen en ese país, advierte que ello atenta contra la radicalidad del pensamiento de izquierda. Ello ha impedido conectar el tema de las papeleras –conflicto con Argentina- dentro de una concepción globalizadora que sí se ha asumido para incluirse en el TLC. El texto sirve a repensar la izquierda –no sólo la uruguaya- en nuestras actuales circunstancias históricas. En el último escrito de esta sección, Gabriella Bianco hace una documentada lectura sobre la realidad política actual en Latinoamérica, y sobre el resurgimiento del populismo. En una interpretación de éste que lo aleja definidamente del socialismo –y que separa/opone de tal modo a Chávez con Kirchner, y al “socialismo del siglo XXI” con la raigambre populista- la autora entiende al populismo como expresión de las crisis, que sería incapaz de resolverlas. A su vez, pone el acento en la cuestión de la integración para la constitución de un futuro emancipado en nuestra América. 15 La tercer parte del libro se halla dedicada a cuestiones de identidades étnicas y de género. Las primeras, muestran en lo referido a los indios una prosapia enorme y sólo parcialmente expuesta (por cierto que desconocida por la mayoría de la población), a la vez que una realidad actual de creciente visibilización y presentificación, que implica fuerte lucha y protagonismo para la adquisición efectiva de derechos. Los procesos son muy desiguales en nuestros diferentes países (desde Ecuador a Chiapas, desde los mapuches chilenos a los matacos del norte argentino, desde Evo Morales presidente a los indígenas amazónicos), de manera que existe una amplia casuística en cuanto a la búsqueda de opciones de respeto cultural, recuperación de tierras, representación política, entre otras reivindicaciones. En cuanto a las etnias de afrodescendientes, por cierto que se encuentran aún en inicios de su visualización, excepto en casos como el brasileño, donde igualmente se mantienen sus condiciones de subordinación. En lo referido al género, es mucho lo avanzado y mucho lo por avanzar en cuanto a las mujeres, en su camino hacia la igualdad de derechos con atención a la diferencia; a la vez que es apenas germinal el avance temático sobre las sexualidades no convencionales, como el caso de homosexuales, lesbianas, travestis, etc. El artículo correspondiente a Ricardo Salas trabaja desde la hermenéutica y la fenomenología la cuestión de la otredad, en relación a la necesidad de un pensamiento intercultural. Detalla condiciones de etnias indígenas en países latinoamericanos (especialmente Chile y Argentina) con sus especificidades diferenciales; y propone que el pensamiento se ligue a prácticas emancipatorias, tales como las que se albergan en la noción de etnodesarrollo. 16 El texto de Marta Casaus expone cuidadosamente la cuestión maya en la actualidad guatemalteca. Entiende que la posibilidad de responsabilizar al Estado por sus propias condiciones de parte de los mayas, es muestra de que la participación de algunos indígenas en puestos de gobierno ha servido para abrir la posibilidad de exigencia al Estado. Contra aquellos que sólo reivindican la pluralidad étnico-cultural, la autora entiende que sólo vale tal demanda, si se la liga a indispensables mejoras en el plano de lo económico y lo social. Dina Picotti explora en la condición de los negros en la Argentina, con referencias a toda América y al Caribe. El trabajo, muy detallado, muestra cómo han sido invisibilizados en la Argentina, al punto de ser considerados inexistentes. Se advierte que numéricamente son muchos más de los que suele suponerse; que sus tradiciones guardan una fuerte densidad cultural, y que incluso existe en Argentina inmigración relativamente reciente, y aún actual, desde Cabo Verde primero, y luego Senegal y Mali, entre otros países. El profesor Diego Jaramillo alude a la construcción de un discurso y una práctica de la resistencia en el día de hoy a través del ejemplo ofrecido por el pueblo aborigen nasa situado al sur de Colombia. Se trata de un movimiento étnico que implementó la Organización Nacional Indígena en ese país, la cual, junto a agrupaciones similares latinoamericanas, se ha enfrentado con las políticas neoliberales y los TLCs, mientras defienden su propia identidad cultural. El artículo de Alejandra Ciriza expone la situación histórica de las mujeres en Latinoamérica, continente que ya antes de tener dicho nombre, incluyó 17 mujeres con aporte histórico significativo, a las que se entendió como excepciones, no plenamente pasibles de ciudadanía. La abstracción del derecho post-independencia propuso una relativa igualdad que de ningún modo llegó a los cuerpos concretos; y en el presente, se vive cierto avance de los derechos femeninos en una condición de retroceso social propia de los tiempos neoliberales, lo que ha limitado el alcance de ejercicio de aquellos derechos. Posteriormente, María Gabriela Mizraje, en una mirada fuertemente concernida por lo literario, hace un detallado registro y análisis de mujeres argentinas que escribieron durante el siglo XIX y comienzos del XX, desafiando los cánones de la época, y las prohibiciones implícitas o abiertas. Desfilan por allí Juana Manso, Mariquita Sánchez y Eduarda Mansilla entre otras varias, algunas de las cuales incluso escribieron con seudónimos, o en idiomas extranjeros. En el trabajo último de esta sección, escrito por Teresa Alfieri, se hace una reflexión sobre diversos tópicos que remiten a la búsqueda de criterios emancipatorios para el presente. Con una mirada ensayística, se refiere a la creatividad, la educación, el arte, la escritura, la mujer, la creatividad, proponiendo una lectura inaugural sobre ellos, e invitando a una reinvención de categorías de análisis que rompan con estereotipos. La parte final del libro, remite a Cultura y sociedad. Obviamente, el espacio de la cultura es decisivo para pensar nuestra especificidad, y un campo en el cual la riqueza latinoamericana es evidente. Desde el capitalismo desarrollado pueden depreciar nuestras sociedades (por la pobreza, la corrupción oficial 18 que se da a menudo, por la ineficiencia real o supuesta), pero nunca nuestra cultura, la cual llama a recitarse en plural. Mitos, ritos, monumentos históricos, ruinas, músicas, bailes y danzas, escritura oficializada y marginal, constituyen un acervo enorme y multifacético que es reconocido en todas las latitudes. De cualquier modo, importa subrayar que cultura y sociedad deben analizarse en conjunto, para advertir el sitial de la primera sin fetichizarla; es decir, para impedir la folklorización de que solemos ser objeto, cuando no sujetos. Los asuntos culturales son siempre/ya –a la vez- asuntos sociales; y no debiera pensarse la identidad o las tradiciones, sin remitir a lo social y a su organización, que son constitutivamente políticos. El primer texto, de Mauricio Langón, es una sutil y a la vez fecunda meditación sobre cómo somos el futuro no imaginado por nuestros antepasados; por lo cual, la capacidad de orientación sobre el futuro debiera advertirse como limitada para nosotros mismos. Ello lleva a la humildad en nuestras pretensiones de dibujar el rostro del futuro, lo cual se acentúa más aún en estos tiempos de “modernidad líquida” (Bauman), con lo que ella tiene de cambiante, de frágil, vulnerable y mutante. El trabajo de María Rosa Lojo –conocida como narradora, además de investigadora- trabaja con matices y precisión sobre la novela histórica, las condiciones de su auge (hoy menos agudo, según ella misma expresa) y su diferencia –no absoluta pero evidente- con los libros propiamente historiográficos. Advierte cómo han aparecido –tanto en autores como en personajes- más mujeres, más indios y negros en los últimos tiempos de apertura multicultural. E insiste en la necesidad que tenemos los argentinos de repensarnos en nuestros fracasos, a los fines de ir abriendo futuros posibles. 19 Javier Pinedo profundiza en los diversos usos históricos de la noción de “segunda independencia”, advirtiendo sus disímiles momentos. Propone que para el caso chileno estos usos estuvieron presentes –con significados opuestos- tanto en Allende como en el dictador Pinochet; y que tal uso ha desaparecido en la post-dictadura, donde la asunción del realismo pragmático y de la democracia parlamentaria harían anacrónico ese concepto. Con un sentido polémico, el texto reivindica la posición de los gobiernos de la Concertación chilena, en oposición a propuestas como la de Hugo Chávez y el proceso bolivariano de Venezuela, o como la de Evo Morales en Bolivia. Por su parte, Graciela Sarti trabaja la plástica argentina actual, y las marcas de identidad que en ella se plasman. Señala que en el Centenario se buscaba la identidad, en tiempos de aluvión inmigratorio; en cambio, en el Bicentenario ya no se cree que la identidad sea fija y exista de manera cristalizada, de modo que la plástica juega con ironías y parodias. Por ello, aparecen en las obras banderas de EE.UU., piqueteros fuera de contexto, y otras versiones de una nación que ya no pretende ser ni unívoca ni triunfal. El libro se clausura con dos trabajos en colaboración. Por un lado, el de Alicia Massarini y Adolfo Olea Franco gira en torno a la biodiversidad, la agricultura y el saber popular en Latinoamérica. Se trata de un ensayo abierto a pensar el cruce entre lo cultural, lo ambiental y lo económico, es muy elocuente para advertir las maniobras de empresas multinacionales con transgénicos, que no es seguro que afecten la salud, pero sí lo es que afectan, por ej., la producción de semillas, quitando a los productores el acopio que antes tenían asegurado. 20 Por otro lado, en el texto específico escrito por los compiladores (Hugo Biagini y Arturo Roig) se discute las condiciones del pensamiento alternativo a plantearse hoy. Asumiendo su cercanía a la vez que su distinción en relación con el pensamiento utópico, los autores muestran cómo pueden existir para nuestras sociedades alternativas diferentes, así como algunas opciones “no alternativas”. Remiten a la relación entre intelectuales y movimientos sociales en la construcción concreta de dichas alternativas, ejemplificando con lo que sucede hoy en cuanto al Foro Social Mundial. Por cierto que con los textos finales del libro no se cierra realidad alguna, y menos aún el interminable campo de las interpretaciones y significaciones a su respecto. Esta recopilación es un aporte a ese espacio monumental e inagotable, con una dirección determinada: la de la segunda emancipación americana, en un momento en que existen especiales condiciones para que ella vaya realizándose. Se trata de un proceso, no de un relampaguear que se realice en el instante; como tal, no tiene el brillo de lo efímero. En cambio, se amasa con la acumulación de la paciencia acrisolada y la voluntad histórica, de lo cual nuestros pueblos multiformes dan testimonio en cada día de su largo derrotero colectivo. ROBERTO FOLLARI Director Maestría en Estudios Latinoamericanos Univ. Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) 21