El Día de las Aves y su realidad en Ecuador Fabián Rodas La
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El Día de las Aves y su realidad en Ecuador Fabián Rodas La
El Día de las Aves y su realidad en Ecuador Fabián Rodas La relación entre las aves y el ser humano es sin duda muy antigua y profunda: nos han servido de alimento, inspiración y compañía en cada rincón del planeta, en todas las culturas desde el inicio de la historia. Por esta razón celebramos el “Día de las Aves” en homenaje a estos seres alados fundamentales en nuestra cultura y sociedad actual. En Ecuador esta fecha tiene especial connotación porque, sus 1.660 especies de aves, lo ubican en cuarto lugar a nivel mundial por número de especies, precedido por Colombia, Perú y Brasil que poseen territorios mucho más extensos. Más aún, el sur del Ecuador es sin duda el área con mayor diversidad de aves en el mundo, ya que en este pequeño espacio geográfico podemos encontrar más de 1.000 especies, es decir ¡el 10% de las aves del planeta! La mala noticia es que el 14% de las aves del Ecuador está en peligro de extinción. Entonces ¿qué es lo que podemos y debemos hacer para evitar la pérdida de esta gran riqueza natural?1 1. Legislación ambiental y control Tenemos leyes que tipifican claramente las contravenciones y delitos ambientales, pero el control que ejercen las autoridades es muy débil, incluso dentro de las áreas protegidas, donde el mismo Estado infringe las leyes ambientales cuando se enfrentan a proyectos económicos de prioridad nacional (ej. la ampliación de la vía Vilcabamba – Zumba que dañó al Parque Nacional Podocarpus; o la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní). Algunas aves están protegidas por leyes especiales: especies migratorias, Estrategia de Conservación del Cóndor Andino, del Águila Arpía o del Guacamayo de Guayaquil), pero muchas otras aves en peligro carecen de protección. Se carece de una estrategia nacional de conservación. Reforzar la legislación y mejorar su aplicación debe ser una prioridad impostergable. 2. Fortalecimiento de las Áreas Protegidas (PANE) Cerca del 20% del territorio ecuatoriano ha sido declarado bajo alguna categoría de protección. Se calcula que las Áreas Protegidas albergan el 75% de la avifauna nacional. Solamente siete de las aves amenazadas no están dentro del sistema de conservación. Esta aparente amplia cobertura tiene graves problemas en su gestión, ya que se invierte muy pocos recursos para el control, manejo y administración. Ej. un guardaparque debe vigilar un promedio de 5.200 ha sin recursos para movilización. En los últimos años ha habido avances significativos en este tema, ya que al momento se cuenta con 45 áreas protegidas y una mayor inversión de parte del Estado. Es fundamental construir procesos de co-gestión con los gobiernos locales y comunidades, así como mecanismos alternativos de financiamiento (hidroenergía, bonos de carbono). Por otra parte es fundamental indemnizar a los propietarios dentro de las áreas protegidas, para transferir definitivamente el dominio a favor del Estado y terminar con la agricultura y ganadería que en algunas áreas se mantiene. 3. Protección privada En Ecuador las áreas protegidas privadas cubren aprox. 70 mil hectáreas. Si bien su extensión es ínfima en relación al SNAP, generalmente se ubican en zonas deficientemente atendidas por éste (ej. bosques secos de Zapotillo). Protegen a las poblaciones más importantes –y a veces a toda la población conocidade varias especies amenazadas (ej. Matorralero Cabecipálido en Yunguilla y la Gralaria Jocotoco en Valladolid). Este mecanismo ha sido validado por la Constitución de 2008 como un subsistema complementario de conservación junto a las reservas municipales y comunitarias. Incentivos como SocioBosque pueden motivar a más propietarios a conservar las áreas naturales. 4. Alternativas productivas y aviturismo En pequeña escala es posible construir nuevos modelos agrícolas empleando técnicas ancestrales y nuevas prácticas agro-ecológicas de mínimo impacto ambiental (ej. albarradas en Catacocha, cafetaleros de Espíndola), las que ayudan a recuperar la biodiversidad asociada a los campos de cultivo. Aplicar estos 1 Freire, J., y F. Rodas. 2008. Conservación de aves en Ecuador: ¿Cómo estamos y qué debemos hacer? Cotinga 29 (2008): 48-55. modelos al nivel de la agro-exportación es más complejo, como también es casi improbable encontrar modos sustentables de extraer petróleo, explotar minas o recursos maderables. El aviturismo es una alternativa económica bastante desarrollada en sitios como Mindo y la Amazonía; en el resto del país, aún es un potencial. La infraestructura vial, hotelera y transporte adecuado, servicios especializados de guías, promoción y seguridad, necesitan la inversión del Estado, gobiernos locales, empresarios y universidades. 5. Control del tráfico ilícito Más de 50 especies de aves son víctimas del tráfico ilícito, especialmente pericos, loros y guacamayos. El control debe tener tres ejes: 1) prevención mediante intensivas campañas de educación ambiental; 2) aplicación estricta de la legislación pertinente; 3) control activo en puntos de frontera, aeropuertos, puertos marítimos y fluviales, mercados y carreteras. Es necesario el involucramiento de la ciudadanía para evitar que algunos inescrupulosos comerciantes lucren ilegalmente y destruyan la riqueza natural que nos pertenece a todos. 6. Educación ambiental proactiva La educación ambiental debe procurar concienciar a la gente, lo cual generará cambios en los niveles político, jurídico, escolar, campesino, urbano, productivo, empresarial, etc., para mejorar nuestra forma de entender y relacionarnos con el entorno. Además de enseñar la importancia ecológica de las especies y la necesidad de protegerlas, la educación ambiental, debe conseguir que asumamos los problemas ambientales como una responsabilidad de todos. 7. Casos especiales de conservación En algunos casos y por el grave riesgo de extinción, algunas especies reciben medidas específicas para su conservación: protección estricta de su hábitat, eliminación de otras aves parásitos, programas de reproducción, eliminación de especies introducidas, etc. Estas medidas siempre son muy difíciles y costosas, por lo que es preferible actuar ahora con programas de conservación más generales, que beneficien a todo el conjunto de la biodiversidad. 8. Control de especies introducidas. La prevención y control de especies introducidas (depredadoras, invasoras, competidoras y parásitas) es quizá la medida más urgente para salvaguardar varias especies, especialmente de Galápagos. Este control debe ser fortalecido, en particular en las áreas donde residen las especies más susceptibles. Se debe evitar también la llegada de nuevas especies exóticas, e intervenir para erradicarlas (ej. truchas, tilapias etc.) donde causen un grave impacto sobre el equilibrio de los ecosistemas. 9. Investigación y difusión. En 2004 se carecía de información respecto al 98% de la avifauna continental, mientras que en Galápagos se había investigado por más de un siglo. Aún es muy escaso el conocimiento sobre la distribución, ecología y conservación de la mayoría de aves continentales, especialmente de las especies amenazadas y de distribución restringida. Es necesario estudiar los cambios de las aves ante la alteración de los hábitats, manejo en cautiverio, vedas, control, declinación de poblaciones y en especial, los posibles impactos del cambio climático. Se requiere medios de difusión científica y pública locales. 10. Financiamiento e institucionalidad La falta de fuentes de financiamiento y la escasa institucionalidad dificultan la conservación. Generalmente, los proyectos dependen de recursos provenientes de la cooperación internacional creando dependencia e insostenibilidad, afectando su auto determinación. En ciertos casos, las ONGs han asumido el rol del Estado, sin la legitimidad, coordinación y planificación necesarias. Se debe procurar la autogestión, basada por ej. en servicios ambientales (ej. SocioBosque, FORAGUA). El fortalecimiento institucional debe incluir al MAE y gobiernos locales en temas de capacitación, equipamiento, desarrollo de políticas, planificación y coordinación interinstitucional. Debemos asumir la conservación de las aves –y de la biodiversidad en general– como una responsabilidad colectiva, porque todo lo que hagamos o dejemos de hacer tendrá repercusión directa sobre nosotros mismos.