Librillo Acompañamiento MJS - Segunda Parte.

Transcripción

Librillo Acompañamiento MJS - Segunda Parte.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR
“ACOMPAÑAMIENTO”?
4
Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de
acompañamiento? ¿Qué realidad estamos mencionando?
Entre las muchas opiniones y nociones que podemos encontrar e
diversos autores que reflexionan sobre el tema, hacemos nuestra,
por su vitalidad, profundidad y esencialidad, la definición de Dolores
Aleixandre:
“Acompañar es asistir al largo proceso de gestación de vida
nueva que el Espíritu está creando en otro y estar junto a él,
atento a los signos de un proceso, sin querer precipitarlo ni
controlarlo, consciente de que es inútil sustituir un trabajo
que solo puede hacer el otro, pero estando ahí para animar,
sostener, tirar con cuidado y tiempo de un vida frágil que
apunta y que lucha por salir a la luz.”5
QUÉ ES
ACOMPAÑAR
OTERMIN, M.
Del C., He venido
para que tengan
Vida... El acompañamiento a
Desglosaremos la definición buceando en a1gunos aspectos de ella: jóvenes con
heridas afectivo sexuales, Sevilla
ü
“Asistir al largo proceso...” El ritmo de quien acompañamos no es 2003.
siempre - casi nunca - el que quisiéramos. El ritmo lo determina la
persona acompañada y no uno. El crecimiento profundo y
verdadero requiere tiempo y muchas veces se da en el silencio de
la acción y de la vida. Es el ritmo del buen Dios que respeta
nuestros pasos. El valor de la espera está ligado a la confianza en
el dinamismo interior de la persona y en lo que Dios está
6
haciendo en ella.
Por tanto, servir al joven en el acompañamiento requiere de
todas nuestras habilidades y experiencias para intervenir en el
momento oportuno y para saber esperar sin atropellar ni
entorpecer el curso de su vida.
4 Cf.
5 D. ALEIXANDRE,
Imágenes bíblicas
para el acompañamiento, en
Revista de Teología Pastoral Sal
Terrae, 1997.
MERCIECA,
Relación
acompañante acompañado:
algunas pistas
orientadoras,
¿Cómo acompaü
“...gestación de una vida nueva que el Espíritu está creando...” El ñar espiritualacompañamiento se vive a priori del encuentro humano mente?, en
de
profundo en el que alguien se abre y pone su fe y sus dudas, su Cuadernillo
espiritualidad 83,
esperanza y su desesperanza su propia luz y su oscuridad, a 1994.
disposición de otra persona para descubrirse a sí mismo, clarificar
sus propias experiencias y encontrar el sentido a su existencia.
6 E.
21
QUÉ ES
ACOMPAÑAR
7 Cfr. A. GONZALEZ, El arte de
acompañar,
¿Cómo acompañar espiritualmente?, en
Cuadernillo de
espiritualidad 83
1994.
8 Cfr. J. RAMBLA,
No anticiparse al
Espíritu.
Variaciones sobre
el acompañamiento espiritual,
en Revista de
Teología Pastoral
Sal Terrae 1004
1997.
9 D. ALEIXANDRE,
Imágenes
bíblicas..., o.c.,
pág. 653
22
Es así como juntos se abren al Espíritu que “sopla donde quiere,
oyes el ruido pero no sabes de donde viene ni donde va. Eso pasa
con todo el que ha nacido del Espíritu” (Jn 3,8).
El acompañante es un testigo del paso de Dios por la Vida del
joven: es alguien que descubre el misterio de la vida que habita en
la profundidad de su corazón y lo hace con los ojos de Dios para
amarlo y acompañarlo en su búsqueda de la felicidad y de la Vida
sabiendo que el Espíritu está presente haciendo nuevas todas las
7
cosas.
Por lo tanto, el acompañamiento no se moverá en el plano de
buenos consejos u orientaciones, sino en el de la experiencia del
Espíritu y del reconocimiento de su acción. El acompañante
colaborará para que la vida de Dios vaya fluyendo y fecundando
8
la Vida del joven.
ü
“...estar junto él, atento a los signos sin querer precipitarlo ni
confrontarlo...” Todo acompañamiento -y más aún el de jóvenesnos exige que nos situemos ante él con cariño, respeto, cuidado,
vigilancia atenta, apertura de corazón, capacidad de escucha y
acogida. Ni adelante ni atrás... al lado, como hermano, amigo,
compañero de camino.
El acompañante descubre que el misterio del otro se abre frente
a él y le permite la entrada y la participación. Aquí es fundamental
aprender a escuchar los sentimientos, contenidos, gritos y
demandas que laten detrás de cada palabra, detrás de cada
situación vital de la persona. Ante el misterio del otro sólo se
puede entrar de rodillas, consciente de que se pisa “tierra
sagrada” donde nos encontramos con su grandiosidad y su
profundidad.
ü
”Un trabajo que sólo puede hacer el otro pero estando ahí para
animar, sostener, tirar con cuidado y a tiempo de una vida frágil que
apunta y que lucha por salir a la luz.” La mejor imagen de este
proceso de acompañamiento es la de la madre durante los nueve
meses de gestación en los que el hilo está dentro de su vientre.
“Sólo crecemos y nos esponjamos por dentro y hasta por fuera
cuando alguien nos demuestre que tiene fe en nosotros, cuando
su manera de mirarnos y de hablarnos nos comunica, sin
necesidad de muchas palabras, que somos valiosos y
9
merecedores de amor y confianza.”
En una relación auténtica, el acompañante participa en la existencia
personal del otro. “De algún modo, la relación personal constituye
una experiencia del nosotros; experiencia profunda, impregnada de
humanidad y afecto y que supera la rutina e indiferencia de la
10
normalidad y cotidianidad de nuestros encuentros diarios.”
Los verdaderos maestros son los que saben quedarse callados ante
lo complejo de la tarea e invitan a hacer caminos propios, más allá de
cualquier receta. Es bueno que tengamos en cuenta que lo que a
nosotros nos ha ayudado no necesariamente va a ayudarle a otro
que tiene una historia, sensibilidad y deseos distintos a los nuestros.
Por tanto, no podemos invocar constantemente nuestra
experiencia, sino solo cuando puede orientar en algunas situaciones
específicas.
Somos mediación humana y personal del Espíritu que va dando vida
para alcanzar la plenitud humana y cristina. En esta dirección entra la
historia pasada y presente del joven como trayectoria de salvación y,
con ella y desde ella, se comienza a divisar caminos de futuro desde
la certeza de que “la verdad más honda del ser humano no es lo que
11
lo limita sino lo que lo empuja afirma.” Aquí podemos ver
claramente que el acompañamiento es un encuentro de mediación
para acoger la Vida acompañando.
Tenemos que permanecer al lado del joven, aguantando con él su
angustia y sufrimiento y gozando su alegría y esperanza. Estimular al
joven a mirar con cariño lo que le va pasando -no para juzgarlo sino
para sanarlo- lo ayuda a ir descubriendo día a día lo que en realidad es
y está llamado a ser, sin poner defensas que impidan su crecimiento.
No olvidemos las palabras de la Iglesia que invita a vivir el
acompañamiento como un servicio de escucha, misericordia y
esperanza.
QUÉ ES
ACOMPAÑAR
10 E ALBURQUERQUE, Ayuda del
formador, adulto
en la fe, mediante
la entrevista
personal, en
Revista de Vida
Religiosa Confer
80, 1982.
11 L. ARRIETA, Sus
heridas nos han
curado.
Conflictiva
afectivo - sexual
en la opción de
amor célibe, en
Cuadernos de
Formación
Permanente para
religiosos/as
Frontera Hegian
33, 2000-2001,
pág. 51.
23
¿POR QUÉ TENEMOS QUE BRINDAR
ESTE SERVICIO A LOS JÓVENES?
12
POR QUÉ
ACOMPAÑAR
12 Cf. OTERMÍN,
M. Del C., “He
venido para que
tengan Vida... El
acompañamiento
a jóvenes con
heridas afectivo
sexuales”, Sevilla
2003.
13 J.M. NUÑEZ,
Anunciar a
Jesucristo.
Acompañar la
experiencia de fe,
en Revista
semestral de
Estudios
Eclesiásticos
Superiores
Isidorianum 7,
1998, pág. 147.
14 A. JIMENEZ, La
comunicación de
la fe a los jóvenes,
en Revista de
Pastoral Juvenil
Misión Joven 238,
1996. pág. 25.
24
Después de reflexionar sobre la definición de acompañamiento
espiritual, quizás cabe la pregunta sobre si es necesario detenernos
en este punto y especificar qué expectativas u objetivos se tienen en
este servicio a los jóvenes.
Aunque implícitamente lo podamos haber desvelado en el apartado
anterior, haremos aquí una breve aproximación.
Ý
El deseo de hacer algo grande con la propia vida, de vivirla sin
regateos ni medias tintas, lleva a las chicas y a los chicos a
hacerse preguntas serias, a buscar nuevos horizontes, a
querer conocerse y descubrir a Aquel que, sin duda, tiene un
sueño grande para sus vidas.
Sin embargo, cuando se acercan a la persona que ha suscitado
en ellos un mínimo de confianza como para plantearse la
posibilidad del acompañamiento personal... ¿qué buscan?
¿Qué les podemos ofrecer? ¿Qué misión nos confía Dios y la
comunidad? La respuesta no es sencilla. Como creyentes
podernos decir, sin dudarlo, que el tesoro más preciado que
tenemos y al que queremos dar a luz en la vida de los jóvenes
es la persona de Jesucristo. Por lo tanto, el objetivo último del
acompañamiento es que Él vaya creciendo en el interior de la
persona acompañada, en el interior de los jóvenes. “El
anuncio eclesial de la Buena Noticia de Dios debe ayudar a la
persona a encontrarse en su vida y en su historia con
Jesucristo vivo, respuesta a sus anhelos de plenitud que el
13
mismo hombre alberga en su corazón”.
Ý
“Se trata de que el joven acompañado aprenda a leer su
propia historia como historia de salvación”14, como lugar en el
que Dios habita y desde el que lo impulsa a salir de sí y a
entregarse a sus hermanos. En el encuentro interpersonal se
buscará la unificación del joven mediante la experiencia
nuclear de la fe en Dios Padre, revelado en Jesús el Señor, por
la fuerza del Espíritu.
Sin embargo, este camino no es lineal. El progresivo
crecimiento humano partiendo desde la idea que tenemos de
nosotros mismos hasta el proyecto que tiene Dios sobre la
persona es un arduo trayecto. “Las vicisitudes de la vida y la
complejidad de la persona no permiten fácilmente escuchar la
voz de Dios, crecer en relación afectiva y confiada con Él y
traducir en actitudes de vida las consecuencias de esta
relación. Es trayecto de largo alcance, requiere decisión nítida
y supone (como camino de conversión) no buscar atajos, sino
asumir con toda crudeza y realismo la condición humana, la
realidad social, hasta poder disponer de sí, elegir la vida y
orientarse hacia Dios.”15
“Nadie se hace creyente a partir de cero, todos llevamos en
nuestra propia historia frustraciones, desajustes y angustias
que producen desestructuración de la personalidad.
Sintonizar la propia personalidad con las características de la
fe cristiana es una labor difícil, pero ineludible. La integración
de la razón, las emociones y los comportamientos son lo que
hace crecer.”16
POR QUÉ
ACOMPAÑAR
Ý
“En la línea de V. Frankl, M. Buber y C. Rogers, el
acompañamiento personal parte de lo que se llama
'optimismo antropológico', pues el hombre halla en su
existencia concreta e histórica un valor estructurador: existen
rupturas, limitaciones y fracasos, pero también hay un
inclinación innata a la unidad y al sentido que ella aporta a la
17
15 L. ARRIETA,
vida”.
Acoger la vida,
Para nosotros salesianos, el acompañamiento personal se acompañando la
inspira, principalmente, en el humanismo de San Francisco de vida en Cuadernos
Formación
Sales que nos lleva a creer en los recursos naturales y de
Permanente para
sobrenaturales de la persona. Sin ignorar la debilidad nos religiosos/as
apoyamos y creemos en las fuerzas de bien que hay en los Frontera Hegian
26, 1998 - 1999,
jóvenes.
pág. 38.
Por lo tanto, las mayores expectativas del proceso de
acompañamiento se sitúan en la relación de ayuda total en la 16 J. SASTRE, El
que se propicia que la persona crezca y madure en acompañamiento
espiritual, San
consistencia, autonomía, libertad y responsabilidad. ¿Cómo? Pablo, Madrid,
Siendo sujeto de sí mismo, tomando su vida en las propias 1993, pág. 26.
manos, siendo capaz de ir respondiendo a los interrogantes
17 J. SASTRE, El
diarios desde sus propias convicciones y desde el sentido que acompañamiento.
cobra la vida desde la Fe. Como compañeros de Fe ayudamos .., o.c., pág.27.
a los jóvenes a aceptar el gran don del amor de Dios en sus
25
vidas y a expresarlo en plenitud: “Somos lo que somos y
obramos de tal modo para ser lo mejor posible para ser honor
del gran Artista de quien somos obra”.18
POR QUÉ
ACOMPAÑAR
18 Id Cartas a la
presidenta Brulart
en ivi XIII, pág. 53.
19 Cfr. J.M.NUIEZ,
Anunciar a
Jesucristo..., o.c.,
pág. 148- 149.
26
Ý
El trabajo de autoconocimiento y de interacción de la propia
afectividad con los valores cristianos es la tarea de toda la
vida, pero es labor prioritaria y especifica en el proceso y en el
tiempo de acompañamiento.
Para quien acompaña este largo camino supone aceptar el
reto de seguir, como testigo y hermano en la fe, procesos
personales desde la vida, iluminando el sendero y
proponiendo nuevos horizontes que ayuden al conocimiento
y la aceptación de sí mismo. Supone la disponibilidad de estar
cerca en la fundamental aceptación incondicional del joven.19
LA EXPERIENCIA CREYENTE
20
La pedagogía de todo camino de acompañamiento debe saber
armonizar los recursos disponibles de las diferentes ciencias
humanas y teológicas, haciendo dialogar sabiamente las realidades
complejas de la condición del joven, de su libertad y del misterio de la
gracia, del Espíritu de Dios, protagonista ineludible de este proceso.21
EXPERIENCIA
CREYENTE
Henri Nouwen, conocido autor de nuestro tiempo, afirma: “La tarea
eclesial más urgente es ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro
mundo vías creativas de comunicación con la fuente de la vida.”22
¿Cómo ayudar a los jóvenes a abrir los ojos, la mente y el corazón a
Jesucristo, fuente de Vida?
El punto de partida para un replanteamiento de Dios en nuestro hoy
es el ser el mismo del hombre. “Solo es posible hablar de Dios desde
el hombre que pregunta y se interroga sobre el sentido de la historia
y de la vida.”23 El hablar de Dios tiene que tener como punto de
partida a la persona que se sitúa en el horizonte de la pregunta por el
sentido de la vida y de la historia cargado de contradicciones, de
sufrimientos, de angustias, de búsquedas de significados.
UN CAMINO A RECORRER
Frente a este desafío nos surge un interrogante: ¿cómo acompañar
para suscitar la pregunta de fondo, la que se cuestiona por el sentido
mismo de la vida? Aquí constatamos que, más allá de las diversas
experiencias y situaciones personales hay, por llamarlo de algún
modo, un “camino paradigmático” que hay que recorrer si se quiere
crecer en la fe.
Es obvio que la primera etapa de este camino se centra en los
interrogantes y cuestiones cotidianos, urgentes o emergentes (un
problema concreto a encarar, una situación que no se comprende,
un sueño y un deseo de vivir más en profundidad...). A partir de allí,
mirando al Jesús que está junto al pozo de Jacob, nos damos cuenta
que el acompañante debe partir de esos interrogantes primeros
para abrir la inquietud y “profundizar” así los interrogantes, de
manera que se pueda llegar a la pregunta esencial: la del sentido de
la propia vida.
20 Cfr. "La
experiencia
creyente" con 'He
venido para que
tengan Vida... El
acompañamiento
a jóvenes con
heridas afectivo sexuales, María
del Carmen
Otermin, Sevilla
2003, 3° parte.
21 Cfr. A.
JIMENEZ. ¿Cómo
orientar hacia la
experiencia de
Dios?, Estudios
Seminarios 2001
n° 161, pág. 315.
22 Cfr. ídem, pág.
315.
23 NOUWEN, El
sanador herido,
PPC, Madrid
1996,50.
27
EXPERIENCIA
CREYENTE
Y aquí, por el testimonio de muchas personas, ratificamos que es
confrontación con la muerte (entendida como la experiencia del
propio limite, la constatación de que solos no podemos, las propias
heridas, hasta el mismo pecado...) la que nos abre definitivamente a
esta pregunta frontal. Es la muerte quien cuestiona el sentido de lo
cotidiano porque obliga al realismo: la bella o no tan bella
experiencia de la vida tiene en su seno una frontera que no se puede
atravesar. “Los discursos parecen vanos ante esta radical derrota del
ser humano, que no puede trivializar ni camuflar, y que representa la
realidad irrefutable de la finitud humana.”24
La pregunta y la realidad sobre la muerte desata una cascada de
planteamientos e interpelaciones a niveles existenciales y de Fe:
¿existe Dios? ¿Por qué permite determinadas situaciones? ¿Nos ama,
cómo lo demuestra? ¿Qué sentido tiene la vida, el futuro si sólo existe
el abismo de la muerte? ¿Qué es mi vida: pura casualidad,
singularidad irrepetible? ¿Dónde queda la libertad de la persona?
¿Será posible ir más allá de la muerte?
24 A. JIMENEZ,
¿Cómo orientar
hacia...?, o.c., pág.
316.
25 Cfr. 1Jn 1,1 Juan
es testigo de esta
realidad. Nunca
podremos
acompañar a los
jóvenes en
procesos de fe si
no hemos hecho
experiencia en
nuestra propia
vida, en nuestra
propia "carne" de
Jesucristo como
plenitud de Vida.
26 Cfr. J. M.
NUÑEZ, Anunciar
a Jesucristo...,
o.c., pág. 147.
27 ídem pág. 150.
28
UNA RESPUESTA DE SENTIDO
En un graffiti encontramos escrito: "una vez que teníamos todas las
respuestas cambiaron las preguntas". Sólo si somos capaces de
suscitar realmente la pregunta de sentido en los jóvenes podremos
encontrar juntos, en la misma experiencia del acompañamiento, la
respuesta: Jesús Resucitado. De otro modo, corremos el peligro de
utilizar respuestas prefijadas a preguntas que los jóvenes no se
hacen.
No podemos ni debemos callar “aquello que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que
hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida”25, la
Persona, Buena Noticia de Jesús, el Señor. Favorezcamos la
experiencia de encuentro con el Dios de la Vida a partir de las
experiencias de muerte que han marcado a los jóvenes. Invitémoslos
y ayudémoslos, desde un camino de conocimiento y de un
reencuentro con las propias heridas a un encuentro vital con la
salvación de Dios en Jesucristo. El acompañamiento, a este nivel,
tiene que iniciar al misterio y dejar espacio a la experiencia creyente
que conduzca a la conversión y a la vida nueva.26
“Anunciar a Jesucristo hoy significa tomar en serio al destinatario y
'narrar' a Dios desde lo que el Hijo nos ha desvelado: como aquél que
- tenazmente empeñado en la felicidad del hombre - ha tomado el
paso de la historia y camina con nosotros 'abriendo un vado en las
aguas caudalosas' y conduciendo nuestros pasos hacia 'una tierra
que mana leche y miel'.”
Anunciar a Jesucristo también significa purificar la concepción e
imagen de Dios que se tiene, vivir las actitudes con las que Jesús
experimentaba el encuentro con el Padre, descubrir la dimensión
comunitaria y social de la Fe, a fin de “que mi amor no sea un
sentimiento, tan solo un deslumbramiento pasajero...”28
EXPERIENCIA
CREYENTE
QUE ABRE A UN NUEVO CAMINO
Nuestra presencia pastoral debe conducir al joven a una lectura
creyente de su propia historia reconociendo la presencia y cercanía
de Dios en su vida como dador de sentido y configurador de una
nueva existencia que se abre a la plenitud y a la felicidad. Se trata, por
tanto, de un conocimiento de sí mismo en Dios y de Dios en la propia
historia que abre paso a la fe.
Cuando la persona desea iniciar un camino de profundización de su
vida cristiana se enfrenta al gran desafío de la integración de su vida,
con la particular tarea de asumir su pasado desde la óptica de la
gracia que la sitúa en una nueva dimensión. “La aceptación personal
responsabiliza y abre a la experiencia de confianza radical en Aquel
que todo lo puede desde el amor incondicional que nos tiene”.29
El acompañamiento tiene la misión de “posibilitar el acceso
consciente y libre a la experiencia cristiana, ayudar al
descubrimiento vital del misterio de Dios, revelado en Jesucristo
como misericordia y salvación, entonces la clave del anuncio
evangélico está en el encuentro como realidad esencial del
acompañamiento personal”.30
28 MEANA, E.,
Canciones, vol. I,
"En mi
Getsemani".
Desde los presupuestos: la experiencia de muerte, la búsqueda de
sentido y la iniciación en una lectura creyente de la propia historia
que hemos intentado colocar, estamos en condiciones de
reflexionar sobre la experiencia de Dios como un encuentro en la fe
con el Dios de la Vida.
30 A. JIMENEZ,
La
comunicación...,
o.c., pág. 24.
29 J. SASTRE, El
acompañamiento.
.., o.c., pág. 36.
29
LA EXPERIENCIA DE DIOS
EXPERIENCIA
CREYENTE
En cualquier proceso de acompañamiento, es ésta la experiencia
fundamentalmente buscada y deseada. Es la experiencia que
reconcilia aquellas partes fragmentadas del joven, consecuencia de
las heridas de su historia y abre horizontes de sentido, de vida y
libertad.
¿Es posible transmitir esta experiencia de encuentro con el Dios
de la vida? ¿Cómo hacerlo? ¿Por dónde comenzar?
Sabemos que hoy como ayer existe un lenguaje que todos
comprendemos profundamente: el del amor. Si partimos de la fe que
Dios tiene en el hombre y logramos gritar cuánto es capaz de amarlo,
los jóvenes serán capaces de abrirse a Él con plena confianza. Pronto
descubrirán que Dios se les ofrece, pero no se les impone, que se
entrega y les restituye su dignidad siendo siempre fiel al hombre, que
los ama apasionada y gratuitamente, sin esperar nada a cambio.
31 J. L. MORAL,
Teología Práctica
Fundamental o
Pastoral
Fundamental
como Teología de
la Praxis Cristiana,
apuntes de clase,
curso 2001 - 2002,
pág. 7.
32 R. TONELLI,
Evangelizamos
para la vida y la
esperanza,
apuntes de clase,
curso 2001 - 2002.
33 Cfr. A.
JIMÉNEZ, La
experiencia
fundante de la fe
como tarea
prioritaria de la
formación, en
Revista
Proyección n° 201,
2001, pág. 103.
30
La experiencia de Dios la tenemos que situar en el horizonte de
sentido del que están hambrientos los jóvenes. Es aquél donde “más
que buscar pruebas para demostrar a Dios, habría que ver si Dios
puede ser una buena prueba para demostrar el sentido del hombre;
más que solicitar la fe en Dios, tendríamos que presentar la fe que
Dios tiene en el hombre”31. La búsqueda de identidad y de sentido
que acompaña a toda persona, especialmente al joven, “es razón y
fundamento de la existencia concreta, capaz de interpretar cada
acontecimiento y reconducirlo a la unidad.”32
Las preguntas: ¿quién soy yo?; Dios, ¿quién eres tú para mí? Y yo,
¿quién soy para ti?, se responden únicamente desde un encuentro
vital que, aunque no sea posible explicarlo, se percibe por sus
consecuencias: la Paz y la alegría interior. Desde él la persona se abre
a la fe buscando la tierra propicia para enraizar su esperanza.
La experiencia personal se convierte en camino para la propia
persona, posibilitándole un modo nuevo de vivir, de pensar, de sentir
y vertebrando su existencia y la vida cotidiana porque no se tiene fe
sino que se es desde la fe.33
En fin, el joven no hará nunca verdadera experiencia del Dios de
Jesucristo si no se encuentra con el Misterio Pascual que lo lleva a
descubrir que en la vida y el sin sentido de la muerte ha hecho
entrada la mayor esperanza humana: la Resurrección.
MISTERIO PASCUAL
Nos encontramos en el punto central de nuestra Vida de creyentes.
En él y desde él debemos orientar al joven en su camino de
integración. Se trata ahora de poner en el centro de la vida lo único
digno y verdadero que puede ocupar ese lugar en la vida de toda
persona: la persona de Jesucristo y su misterio pascual.
El joven, mediante el encuentro y la confrontación con
determinados valores, ideas, experiencias, convicciones, irá
mirando la cruz y encontrándole toda su fuerza salvadora. La cruz se
convertirá en el punto de referencia desde el que podrá sentirse
plenamente acompañado y sostenido por su Dios, un Dios que
haciéndose hombre y muriendo en la cruz llegó a realizar el mayor
proceso de integración de la historia. La cruz se convierte así en un
polo de atracción y de fortaleza psíquica para toda persona, muy
especialmente, para los heridos en el camino.
EXPERIENCIA
CREYENTE
Nuestro servicio pastoral atenderá a que progresivamente la
realidad de la cruz de Cristo vaya ocupando el centro de la vida del
joven. En algunas oportunidades casi tendremos que “clavarla” en el
corazón del joven para que descubra el misterio de la cruz como
signo del más grande amor alzado en la tierra y desde allí pueda
encontrar el sentido a todas las cosas, al pasado y al presente, al
límite personal y a la debilidad, a la impotencia y al pecado, a la vida y
a la muerte, al sufrimiento y al amor. La cruz es el centro vivo y cálido
entorno en el que el joven debe paulatinamente aprender a hacer
girar su vida, impulsos, sentimientos, pasiones, deseos, sueños,
realizaciones, etc. Es así como la cruz se convierte en la verdad de la
vida.34
Seguramente ningún creyente duda de esta fuerza de la cruz, pero
como acompañantes de los jóvenes nos preguntamos una y otra vez
cómo ayudar concretamente a los jóvenes en este proceso de
integración. Hemos mencionado la importancia de partir de las
experiencias de muerte de tantos chicos para encontrarse con el
Dios de la Vida; hemos subrayado también que únicamente harán
experiencia de Dios desde una búsqueda de sentido que lleva a
reconocer y encontrarse con Dios como alguien totalmente
apasionado por el hombre.
34 Cfr. A.
CENCINI, Del
modelo de la
perfección al
modelo de la
integración,
Madrid 9 y 10 de
mayo 2003, pág.
11 - 15.
31
CRITERIOS SICOLÓGICOS DEL
ACOMPAÑAMIENTO
CRITERIOS
SICOLÓGICOS
Para el acompañamiento personal
CRITERIOS PREVIOS AL ACOMPAÑAMIENTO
†
Discernir si existe ese profundo llamado al ministerio del
acompañamiento personal dentro de nuestra vocación
particular.
†
Evaluar si existen las seis dimensiones básicas del bienestar
psicológico en la persona del acompañante, necesarias para
el acompañamiento:
}
Actitud positiva hacia la vida personal, presente y
pasada (auto aceptación).
}
Capacidad para manejar con eficacia los vínculos
psicosociales (dominio).
}
Presencia de relaciones afectivas significativas
(afectos positivos).
}
Creencias acerca del sentido de la vida (proyecto de
vida).
}
Sentimientos positivos hacia el crecimiento y la
madurez (desarrollo personal).
}
Sentido de autodeterminación (autonomía).
†
Propiciar una formación adecuada y continua de los
acompañantes. Estar lo mejor preparados posible, estar al
día por medio de la lectura, los cursos, el autoanálisis o el
mejor autoconocimiento posible... Para eso es
imprescindible haber realizado o estar realizando uno
mismo el proceso de ser acompañado. Una supervisión o
confrontación con otra persona idónea de lo que vamos
viviendo, así como también en relación al acompañamiento
de otras personas, especialmente ante las dudas y
problemas que se presentan.
†
Interiorizar los conceptos de libertad - responsabilidad protagonismo - sentido de la vida.
32
Analizar los motivos que están movilizando nuestro
†
acompañar (anhelos inconscientes de saber, de manipular,
de dominar; problemas no resueltos; actitud evangélica de
servicio, caridad y amor).
Concientizarse sobre la realidad del acompañamiento como
†
proceso. Es un ir de camino “junto a”, es una búsqueda
“junto a”, es un estar al lado de la persona para que ella ande CRITERIOS
su camino propio, único, original, y aprenda a caminar por su SICOLÓGICOS
propia cuenta; es hacerse cercano por compartir el sendero
que se debe recorrer en el crecimiento y la maduración
integral la propia persona.
†
Propiciar una formación adecuada y continua de los
acompañantes. Estar lo mejor preparados posible, estar al
día por medio de la lectura, los cursos, el autoanálisis o el
mejor autoconocimiento posible... Para eso es
imprescindible haber realizado o estar realizando uno
mismo el proceso de ser acompañado. Una supervisión o
confrontación con otra persona idónea de lo que vamos
viviendo, así como también en relación al acompañamiento
de otras personas, especialmente ante las dudas y
problemas que se presentan.
†
Promover la tolerancia ante los propios tiempos personales
y los del acompañado. Respeto por el "timing", que es
distinto en cada uno e implica paciencia histórica,
perseverancia y convicción en la posibilidad de cambio, dejar
de lado el “furor por curar”, las ganas de solucionar nosotros
todos los problemas.
†
Concienciar sobre la misión del acompañante como
facilitador del proceso. Por eso hay que animar, ayudar,
35 VELA, Jesús
hacer nacer, incentivar para que surjan las potencialidades.
Andrés, La
†
Capacitar a los acompañantes en la escucha empática y entrevista
método de la consejería, para las diversas intervenciones personal y el
diálogo pastoral.
posibles, de acuerdo al dinamismo del proceso: reflejo de Cómo ayudar a los
sentimientos, reflejo clarificador, reflexión, confrontación e demás a resolver
sus problemas y a
interpretación.
encontrar su
camino, Ed. CCS,
Madrid, 1998.
33
CRITERIOS DURANTE EL ACOMPAÑAMIENTO
CRITERIOS
SICOLÓGICOS
Establecer el encuadre de las entrevistas o encuentros:
†
generar un espacio para convivir, para estar al lado de
alguien que vive, sufre, busca. Crear un “ambiente y
condiciones” que influyan positivamente en el proceso.
Establecer una serie de variables que puedan ser
“constantes” para poder ser observadas, controladas y
verificadas. Establecer claramente el lugar de encuentro, los
horarios, la asiduidad y duración de los encuentros, la
modalidad de trabajo, objetivo del mismo, el aporte que
compete a cada uno, especificar las condiciones que se
crean convenientes (material que surja, las faltas sin avisar,
llegadas tardes...).
Partir de lo que trae, atender muy bien el motivo de
†
consulta, lo que presenta como disparador de la búsqueda
de acompañamiento. Tener muy en cuenta el tema con el
que comienza. Distinguir que siempre hay un motivo
manifiesto que se presenta y un motivo latente, más
profundo y amplio que está subyacente (demanda).
Posibilitar una interrelación personalizada y personalizante,
†
un vínculo sanante, así realizamos la experiencia emocional
correctiva. Ahora ya tiene un nuevo punto de referencia
existencial, algo nuevo y sano, alguien lo trató bien, lo
aceptó y escuchó, lo quiso, no lo juzgó, ni condenó, ni
manipuló.
Incentivar la posibilidad de poner en palabras las
†
emociones, los sentimientos. Poner palabras a lo que se
siente salva del caos de las emociones. Hablar de sí mismo
lleva a ver con más claridad los propios problemas. Poner
palabas a la propia historia hace revivirla y comprenderla. Se
oye decir: “Ahora que lo dije, me siento aliviado, distinto,
mejor”.
†
Reconocer el lenguaje no verbal, la corporeidad que se juega
en la relación de acompañamiento (tanto en el
acompañante cómo en el acompañado), las posturas,
gestos y conductas.
34
Esta comunicación no verbal, casi siempre es involuntaria o
inconsciente, suele ser más expresiva y hasta más auténtica
que muchas palabras.
}
Aspecto físico: marco corporal (miradas, posturas,
labios, piel, expresiones faciales), energía que
vivifica, ademanes, movimientos, tono de voz, forma
de vestir, cuidado personal.
CRITERIOS
}
Aspecto afectivo: estado de ánimo, intensidad de los SICOLÓGICOS
sentimientos, libertad de expresarlos o represión de
los mismos, coherencia entre los sentimientos y las
palabras y entre los sentimientos y los gestos.
}
Aspecto intelectual: capacidad de entendimiento y
comprensión, precisión en el vocabulario, lógica del
discurso, principios e ideales.
}
Aspecto volitivo: capacidad de decisión, firmeza de
carácter, veleidad, impositividad.
}
Aspecto relacional: interés por el encuentro y
diálogo, confianza, retraimiento, agresividad,
defensividad, dependencia, indiferencia,
superioridad.
Reconocer y trabajar sobre cada una de las dimensiones de
†
la persona:
}
Eco: condicionamientos ecológicos, influencia del
lugar, la geografía, el hábitat.
}
Bio: condicionamientos biológicos, fisiológicos,
corporales
}
Psico: lo emocional, la historia personal, las etapas
evolutivas que vive.
}
Socio: el ambiente de interrelaciones donde actúa, la
presión familiar, social.
}
Ético: sus parámetros éticos y morales, el sentido de
culpa.
}
Espiritual: la visión de Dios, de la religiosidad.
Reconocer mínimamente los mecanismos de defensa que
†
están operando: gradualmente aprendemos mecanismos
de defensa para proteger al yo. Los utilizamos siempre que el
yo se siente amenazado. Todos los usamos y continuamente.
35
CRITERIOS
SICOLÓGICOS
Son esenciales para reducir la tensión y minimizar la
sensación de fracaso o sufrimiento, para aliviar la angustia,
para protegernos contra los traumas y mantener nuestra
autoestima. Son reacciones normales de ajuste, a no ser que
los utilicemos con tanta frecuencia y fuerza que impidan
mantener la interioridad del yo: así dejan de ser una ayuda
para comenzar a ser un serio obstáculo. Llevan a que nos
engañemos y a la deformación de la realidad. Como los
mecanismos de defensa actúan en niveles relativamente
inconscientes, no están sujetos a evaluaciones conscientes y
normales.
†
Evaluar si existen las seis dimensiones básicas del bienestar
psicológico en la persona del acompañado:
}
Actitud positiva hacia la vida personal, presente y
pasada (auto aceptación).
}
Capacidad para manejar con eficacia los vínculos
psicosociales (dominio).
}
Presencia de relaciones afectivas significativas
(afectos positivos).
}
Creencias acerca del sentido de la vida (proyecto de
vida).
}
Sentimientos positivos hacia el crecimiento y la
madurez (desarrollo personal).
}
Sentido de autodeterminación (autonomía).
†
Acompañar en la integración de la conflictividad, tensión,
miedos, equivocaciones y renuncias propias de la dinámica
de la vida.
36
†
Promover las condiciones para optar y decidir en base al
proyecto histórico personal.
†
Recurrir a consultas interdisciplinarias, si se vislumbra una
posibilidad o situación de riesgo que no pudiéramos
acompañar. Los estudios consultados analizan como
riesgosos comportamientos relacionados con:
Uso de tabaco / Problemas con la alimentación / Consumo
de alcohol / Consumo de drogas / Actitudes e ideas suicidas
Accidentes no intencionales / Delincuencia / Violencia
Enfermedades de transmisión sexual / Fracasos en los
aprendizajes / Episodios depresivos
†
Detectar si hay ausencia de las siguientes características y
remitir a una derivación pertinente, de ser necesario:
}
Poder decidir con cierta libertad acerca de la propia
vida.
}
Una integración yoica que asegure la presencia del
principio de realidad.
}
La capacidad para gratificarse y al mismo tiempo,
CRITERIOS
adaptarse al contexto socio-cultural en el que se vive,
SICOLÓGICOS
con lo que se decide hacer.
}
Un mínimo nivel de “congruencia consigo mismo”
que permita que lo que se hace o se proyecta hacer se
integra con un determinado sistema de valores o
creencias personales que sustenta36.
†
Interiorizar que toda intervención del acompañante,
durante el proceso, será considerado como una hipótesis
que deber ser confirmada, ampliada o rechazada por el
acompañado. Eso nos permitirá actuar con sumo respeto
por su libertad, no “dirigir” ni moldearlo según nuestro
parecer, nuestra identidad o anhelos, sino acompañar el
desarrollo de la vida singular que ya existe en él.
†
Promover las condiciones para optar y decidir en base al
proyecto histórico personal.
†
Guardar las confidencias bajo secreto profesional.
36 CASULLO, M.
Adolescentes en
riesgo.
Identificación y
orientación
psicológica, Ed.
Paidós, Bs. As.
1998, pág. 20.
37
Para el acompañamiento comunitario y para el
acompañamiento a través del ambiente
CRITERIOS
SICOLÓGICOS
37 GUATTARI, F.
Psicoanálisis y
Transversalidad,
Siglo XXI Editores
S. A., Bs 1976.
38 Ídem.
39 MONTERO. M.
Introducción a la
Psicología
Comunitaria.
Desarrollo,
conceptos y
procesos, Ed.
Piadós, Bs As,
2004.
40 Idem.
38
†
Ayudar al análisis de los distintos atravesamientos
socioculturales presentes en todo grupo y/o institución.
†
Facilitar la expresión de las representaciones teóricas
implícitas, imaginarios y representaciones sociales.
†
Elucidar la demanda grupal o institucional que nunca es lo
que primero aparece, sino lo que subyace y hay que ayudar a
que el grupo la formule claramente: que se pide, a quién,
para qué.
†
Favorecer un proceso que permita “tomar la palabra” a los
integrantes (transversalidad), sin tener en cuenta sus roles y
las relaciones de poder existentes37.
†
Hacer visibles los atravesamientos que determinan las
propias prácticas y las relaciones de poder existentes.
†
Lograr que cada uno pueda descubrir “su grado de ceguera”
en relación a todo el resto, para poder redefinir el rol de cada
uno de ellos. De esta forma cuestionar las reglas del juego
vigentes, tendiendo a la transformación de las mismas
(innovación).38
†
Promover la acción disidente, divergente, persistente,
consistente y resistente de la comunidad organizada como
minoría activa para producir en la mayoría lo que se ha
denominado un fenómeno de conversión.39
†
Reconocer e incentiva los aspectos fortalecedores del
trabajo psicológico comunitario: la jovialidad, el buen humor
y la alegría con que muchos miembros de las comunidades
comprometidos en proyectos comunitarios asumen tareas,
se preparan para realizarla, toman decisiones de
importancia y discuten los resultados obtenidos.40
†
Acompañar en el proceso de discernimiento de las opciones
comunitarias para un proyecto histórico liberador.
ANEXOS
39
ANEXO I
LA FIGURA DEL ACOMPAÑANTE
Luego de haber profundizado sobre el acompañamiento a los
jóvenes como un elemento constitutivo de un itinerario educativo y
Q U I E N como desafío para responder mejor a las expectativas de los jóvenes
ACOMPAÑA que buscan significados profundos para la propia existencia, nos
detendremos ahora a evidenciar algunos rasgos de la figura del
acompañante, como uno de los componentes fundamentales del
acompañamiento.
PREGUNTAS
PARA
ORIENTARSE
El acompañamiento, como ya hemos señalado, es un proceso de
crecimiento hacia la maduración de la persona. En esta realidad se
coloca la figura del acompañante como una presencia que motiva,
da confianza y valora los jóvenes en su camino de realización del
sueño de Dios.
¿Qué aspectos
agregarías?
En el desarrollo de los temas ya fuimos mencionando algunos
elementos. Trataremos ahora sólo de puntualizar y recoger aquellos
que pueden orientarnos a la hora de acompañar a los jóvenes. Cabe
destacar que algunos rasgos aparecen ya claramente delineados en
¿Cuál tendrías los criterios de acompañamiento salesiano donde encontramos
que cultivar actitudes y modalidades.
más?
De lo ya mencionado, en primer lugar recordamos que una de las
condiciones básicas y vitales para acompañar a los jóvenes es el
haber sido acompañados. De esta experiencia nace la capacidad de
comprender el mundo interior de los jóvenes con sus riquezas, su
complejidad, miedos e inseguridades. De aquí surge, entonces la
necesidad de cultivar algunas actitudes y opciones por parte de
quienes ejercen el acompañamiento como verdadero ministerio.
¿Con cuál te
identificas?
Los jóvenes buscan y desean encontrar en nosotros y en nuestros
ambientes, personas que caminan a su lado como Jesús;
compañeros que acompañan los procesos de la vida y de la fe, y
sobre todo ellos puedan experimentar una presencia que refleja la
bondad de Dios. Por esto mismo la relación cercana que se instaura
en el acompañamiento permite vivir la reciprocidad, y en ésta nos
involucramos profundamente como personas, en un camino
40

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