MODELOPAR (Page 1) - La Jornada de Oriente

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MODELOPAR (Page 1) - La Jornada de Oriente
¿Quién mando al charrín
de la 51 del SNTE a
atacar a la UAP y de
paso a morderse
hemorragicamente
la lengua?
LUNES 17 DE ENERO DE 2011
DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA ■ DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYÁN ■ PUBLICACIÓN PARA PUEBLA Y TLAXCALA
■ El historiador y Gustavo Mauleón presentaron el libro Museo Casa de Alfeñique
El Congreso y la opinión pública deben
determinar si desaparece la SC: Castro
■ La cultura es importante para mantener la educación de un pueblo, opinó
PAULA CARRIZOSA
Durante la presentación del libro Museo Casa de Alfeñique,
el historiador Efraín Castro
Morales opinó sobre la posible
desaparición de la Secretaría
de Cultura, que “si hay algún
cambio en la política cultural
de Puebla, lo tiene que determinar el Congreso y la opinión
pública, ya que se supone estamos en una democracia y no en
el virreinato”.
El experto, quien en colaboración con el musicólogo Gustavo Mauleón, fue el encargado de escribir el texto que fue
incluido en esta publicación de
la Secretaría de Cultura (SC),
expresó que la cultura es importante para mantener la educación de un pueblo, y que dicha idea no ha sido compartida
por muchos gobernantes, por
lo que espera que la próxima
administración, sea capaz de
poder entenderlo.
“Dicen que la SC va a desaparecer; yo lo único que creo
es que debe de ser la opinión
pública lo que determine su
permanencia, ya que estamos
en una democracia”, reiteró.
Mencionó que mientras las
posturas y los gobernantes son
efímeros, las instituciones y las
acciones como éstas, se quedan.
“Dentro de 100 años, lo que la
gente va a citar es al libro y a
visitar el museo”, refirió.
Sobre la importancia de la
edición de este texto, expresó
que el Museo del Alfeñique es
un ejemplo del pensamiento de
principios del siglo 20, pues
para esas épocas, algunos personajes gustaban de comprar
objetos de arte y documentos
importantes. Luego, al tener un
vasto acervo, tenían la necesidad de traspasarlo o donarlo.
Fue así, que se formaron colecciones como la del Museo
Bello.
Refirió que uno de esos coleccionistas fue José Manzo. El
pintor comenzó la colección
del Alfeñique, pues llamó a que
“los sacerdotes pudieran dar las
pinturas que no les gustaban”.
Expresó que la gente regalaba
sus cosas, porque estaba segura
de que sería en estos espacios
donde se podría conservar.
Castro Morales recordó que
cuando él se desempeñó como
director del museo se encontró
con que en uno de los cuartos
se hallaban cientos de piezas
arqueológicas que por muchos
años, habían sido arrumbadas.
“Cuando me corrieron y me
mandaron al cerro a formar
Balcón del Museo de Alfeñique ■ Foto Abraham Paredes
parte del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, fue
posible recuperar y exhibir
esas esculturas”, recordó. Esos
objetos actualmente se mues-
tran en el museo de sitio.
Juan Bautista, el verdadero
arquitecto de la Casa
del Confite
El especialista Gustavo Mauleón explicó que el texto que
acompaña a las decenas de fotografías tomadas por José Vertiz resultó de una revisión historiográfica que permitió construir una “historia social” del
museo, es decir una cronología
que permite conocer el contexto y la forma en que se construyó la casa.
Recordó que en el siglo XVI
esos terrenos –conocidos como
solares– se anegaban y por lo
tanto, no eran vendibles ni rentables, hasta que en el siglo
XVII la superficie fue adquirida por Juan Ignacio Morales, y
fue ahí dónde comenzó la
leyenda.
Se dice que la casa fue construida por Antonio Santamaría
de Incháurriegui, un maestro
graduado de la Real Academia
de San Carlos, pero tras consultar varios archivos, los investigadores descubrieron que
la fecha en que supuestamente
se había comenzado la construcción no coincidía con la estancia del arquitecto.
Entonces, luego de verificar
los acervos, coincidieron en que
en el año de 1789 Juan Ignacio
Morales se reunió con Juan Bautista Hernández, un indígena constructor del barrio de Santiago, y
fue él quien un año después, comenzó con la edificación.
Con este dato también se
viene abajo la leyenda “romántica” que giraba en torno a la
casa, pues se decía que un hombre –quizá Morales– se había
enamorado de una joven poblana y ella le dijo que para
casarse ponía como única condición que le construyera una
casa de dulce.
“Las leyendas son bellísimas, pero no lo son tanto cuando se han hecho para suplir a la
historia”, expresó Mauleón.
Señaló que en un documento fechado en 1785, Juan Ignacio Morales declaró que la
casa que pensaba construir, debía llamarse Casa de Alfeñique
o del Confite.
El libro Museo Casa de Alfeñique se suma a las dos publicaciones anteriores dedicadas a los
museos Bello y de la Revolución
Mexicana. Los tres son bilingües
y han sido coordinados por la
historiadora Elena Horz, quien
dijo que la edición conserva “la
belleza del recinto, y sirve para
recuperar el pasado y la vida de
los poblanos”.

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