ESCOLAR : Página 4-5 - Museo Pedagógico de Aragón
Transcripción
ESCOLAR : Página 4-5 - Museo Pedagógico de Aragón
04 ESCOLAR / HERALDO DE ARAGÓN MIÉRCOLES 26 de octubre de 2016 EN CENTRALES ESCOLAR / HERALDO DE ARAGÓN MIÉRCOLES 26 de octubre de 2016 05 EN CENTRALES Maestros singulares Toda una escuela, en el Hospital Infantil de Zaragoza A diario, tres maestros dan clase y conviven con los niños que están ingresados en el Hospital Infantil. Y, por extraño que parezca, ellos, los chavales, son el verdadero soporte de los adultos La generosidad de los voluntarios. Con los gladiadores del Museo de Zaragoza. VÍCTOR JUAN* ■ Estén donde estén, los niños tienen derecho a la educación. Por eso, el Gobierno de Aragón destina maestros a puestos de trabajo singulares como hospitales o centros de acogida de menores. En la escuela del Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza tres maes- Terroríficos disfraces para Halloween. tros atienden a los niños que están ingresados en las plantas. Son niños que aprenden, juegan, quieren a sus padres, se enfadan, sueñan… Niños a los que les gusta saltar en los charcos, pisar la hierba con los pies descalzos, comer chocolate, cantar sus canciones favoritas, abrazar a sus amigos y que gane su equipo de fútbol… Son niños como todos los niños de nuestras escuelas. Por extraño que parezca, los niños que acuden al aula del hospital son el soporte de los adultos. Sus sonrisas iluminan el mundo y con sus lágrimas se extiende la oscuridad absoluta. La actividad irrenunciable de un niño, por encima de la enfermedad y del Alumnos del Conservatorio nos regalan un concierto. EDUARDO GUILLÉN CATALÁN / Maestro de la escuela del Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza nos en Guipúzcoa, Barcelona, en distintas localidades de la provincia de Huesca como Jasa, Artasona, El Temple o Gurrea de Gállego y en Zaragoza en el CEIP Cesáreo Alierta. ¿Por qué decidiste trabajar en un hospital? Me atrajo mucho la idea de poder tener un mayor compromiso personal con los alumnos y con sus familias. Desde el principio supe que este destino era como lo imaginaba. Es muy gratificante acompañar como maestro a estos niños y a sus familias. ¿Es muy diferente ser maestro aquí a serlo en una escuela unitaria? En una escuela unitaria, como en nuestra aula, conviven niños de varias edades. En común tienen que la enseñanza es muy individualizada. Por otra parte, estos grupos heterogéneos, formados por niños de distintas edades, son fuente de una enorme riqueza de experiencias de aprendizaje. La principal diferencia la encontramos en las condiciones físicas y emocionales del alumnado de un aula ordinaria y del aula del hospital. No tienen nada que ver. ¿Hay que tener una madera especial para trabajar en esta escuela? Eso es un tópico que poco tiene que ver con la realidad. Llegamos al hospital con la idea de que vamos a ayudar y a sostener a unos niños enfermos y enseguida descubres que ellos son tu sostén. Nos dan ejemplo de valentía, nos empujan y no te permiten dar un paso atrás. Cuando les preguntas cómo están, todos, o casi todos, dicen que están bien. Con nuestro trabajo tratamos de conseguir que la vida de los niños enfermos sea lo más normalizada posible. En el aula se da clase, se juega, celebramos fiestas y se ríe muchísimo más que se llora. ¿Cuántos maestros estáis destinados en el Infantil? Somos tres: Jesús Ibáñez, que atiende a los niños de infantil y a los mayores entre 14 y 16 años ingresados en el Hospital General, María Tallón, que atiende a los niños de primaria y yo que atiendo secundaria. Somos un equipo con mucho entusiasmo y muy comprometidos con nuestro trabajo. ¿Contáis con los apoyos y los materiales suficientes para asegurar la calidad de la enseñanza que reciben los niños hospitalizados? Para una mejor atención individua- ■ Eduardo Guillén, en el aula del Hospital Infantil de Zaragoza. CARLOS MUÑOZ Universidad. Pablo Neruda en la ‘Oda a Federico García Lorca’ escribió: «Por ti pintan de azul los hospitales…». A los niños que están ingresados en el Hospital Infantil de Zaragoza un grupo de artistas les ha pintado con los mil colores de la esperanza las escaleras y las habitaciones donde juegan, aprenden y viven. Uno de nuestros superhéroes. El ‘dream team’: Jesús, María y Eduardo. Días de luz, color, vida. «En el aula se da clase, se juega y se ríe muchísimo más que se llora» ■ Uno de los primeros días del otoño me cité con los maestros de la escuela del Hospital Infantil de Zaragoza. No nos conocíamos, pero cuando vi por primera vez a Eduardo Guillén (Barcelona, 1958) supe que era maestro, a pesar de que iba vestido con el pijama blanco del personal sanitario, llevaba una mascarilla porque estaba acatarrado y empujaba el mástil de un gotero con una mano. Pero en la otra mano llevaba un libro de Conocimiento del Medio. Y ese fue el detalle definitivo. ¿Dónde estudiaste? Con 6 años vine a Zaragoza y fui pasando por varias escuelas públicas hasta completar la primaria, estudié los bachilleratos en el Instituto Goya y la carrera de magisterio en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de E.G.B, promoción de 1979. ¿Has trabajado en muchas escuelas antes de llegar al Hospital Infantil? Llevo trabajando 35 años, los cinco últimos en el aula del hospital. Antes había dado clase siempre en primaria, en diferentes escuelas, tanto en ciudades grandes como en pueblos, en escuelas completas, incompletas y unitarias. He tenido desti- cansancio, es el juego. Un queridísimo amigo se enfrentó a tres rinocerontes. Le hirieron, es cierto, pero les ganó la batalla. En realidad fue su hijo quien cuando tenía 4 años ganó la batalla a la leucemia. Luego creció convencido de que a él nunca le había pasado nada malo. Hoy juega al fútbol, esquía y prepara su ingreso en la lizada, sobre todo cuando hay que atender a los niños en las habitaciones, se necesitaría la presencia de un maestro más. Los materiales de los que disponemos los consideramos adecuados y suficientes para desempeñar nuestra labor. Habría que destacar en este punto la presencia continuada del voluntariado de la Asociación Española Contra el Cáncer, como apoyo a nuestro trabajo, tanto en el aula como en las habitaciones. ¿Cómo se llega a ser maestro en un hospital? Los tres somos funcionarios del Gobierno de Aragón, dependemos del Departamento de Educación, Cultura y Deporte. Igual que ocurre con otros puestos de trabajo, las plazas de maestro de hospital se convocan en comisión de servicios y hay que presentar un proyecto y pasar una entrevista con una comisión encargada de valorar los méritos de los aspirantes. ¿Habéis recibido una formación especial para trabajar con niños enfermos? Inicialmente aprendemos de los compañeros que tienen más experiencia. Después de obtener este destino hemos ido haciendo cursos sobre Cuidados Paliativos, Acompañamiento, Aulas Felices… Quizá la laguna más grande que un maestro encuentra al empezar a trabajar en un hospital sea la que tiene que ver con las emociones. No tenemos formación para trabajar con niños enfermos que se encuentran en un momento difícil y necesitan tener cerca a personas con recursos para acompañarles y apoyarles. Son niños que suelen presentar ansiedad, miedo, angustia, malestar físico y emocional provocado, fundamentalmente, por la separación de su entorno. No sois un claustro de profesores ni un centro al uso, ¿de quién depende esta escuela? Dependemos directamente de la Unidad de Programa Educativos del Servicio Provincial de Educación de Zaragoza y tenemos asignado un inspector de educación. Como en todas las escuelas, nosotros también redactamos un plan anual de actuación, una memoria anual del trabajo realizado, preparamos un presupuesto y justificamos nuestros gastos. Además nos reunimos periódicamente para coordinarnos con los maestros que trabajan en atención educativa domiciliaria, con representantes de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa)… ¿Cuántos niños atendéis normalmente? Atendemos diariamente una media de 22 niños ingresados que tienen entre 3 y 17 años. Aquellos que sus condiciones de salud se lo permiten, acuden al aula y al resto los atendemos en sus habitaciones. Supongo que es muy complicado seguir una programación de contenidos... No tanto como pudiera pensarse. Trabajamos por centros de interés, un tema para cada mes. Ahora, por ejemplo, nuestro tema es Irlanda –geografía, música, historia, leyendas, etc.–. Además reservamos el tiempo necesario para los días de celebraciones, las jornadas, las actividades de colaboradores con el aula, etc. Si los niños llegan al hospital con un plan de trabajo de sus escuelas, le damos continuidad y los que no lo traen, se incorporan a las actividades del centro de interés que estamos trabajando ¿Cómo agrupáis a los alumnos? Siempre estamos, al menos, dos de nosotros en el aula. Tenemos un espacio para infantil, otro para primaria y otro para secundaria, aunque se agrupan y trabajan en lo que en cada momento les resulta más atractivo. Rompemos los grupos con frecuencia. Somos muy diná- micos y muy flexibles. El bienestar físico y emocional de los niños es nuestro principal objetivo. ¿Cuándo termina vuestra jornada laboral? Trabajamos de 8.30 a 14.30, los mismos días que establece el calendario escolar. Por las tardes el aula se utiliza como ludoteca y la atienden organizaciones de voluntariado como Cruz Roja, Asociación Española Contra el Cáncer o Clowntagiosos, por mencionar algunas. ¿Es cierto que los niños juegan siempre, aunque estén cansados o enfermos? Así es. Da igual qué enfermedad padezcan o lo agresivo que sea el tratamiento. En cuanto recuperan un mínimo de energía quieren hacer cosas propias de su edad. Nos piden libros, quieren salir de su habitación, participar en actividades, trabajar en equipo… Te sorprenden permanentemente con sus ganas de jugar, con sus ganas de aprender y de vivir. El día que os visité había un corro de madres y padres esperando que se abrieran las puertas del aula, como en todas las escuelas cuando termina la jornada… Ese corro es fantástico. Los padres se conocen, se apoyan y se sostienen en los momentos difíciles, se alegran cuando a alguno de los niños le va bien… Algunos comen juntos, mantienen la relación cuando dejan el hospital. Son un grupo muy solidario. ¿Tenéis relación con los niños cuando se curan? Ya lo creo. La mayoría vienen a visitarnos cuando vuelven al hospital a hacerse alguna revisión y para nosotros es una alegría compartir su mejoría. Con los padres mantenemos relación por teléfono más allá de la estancia en el hospital. Y, en algunos casos, celebramos con comidas de grupo las altas hospitalarias de sus hijos. También con algunos de los chicos más mayores tenemos un divertido grupo de Whatsapp. Las habitaciones de cirugía y pediatría están pintadas por algunos artistas, ¿ha resultado positiva esta intervención? Desde luego. Se trata de una iniciativa impulsada por la asociación Believe in Art. Once artistas aragoneses han colaborado desinteresadamente en la transformación de las habitaciones de las plantas 3 y 4, incluidas las escaleras. El blanco hospital ha sido sustituido por colores que transmiten alegría, emoción y los niños están más animados durante su hospitalización. *VÍCTOR JUAN. DIRECTOR DEL MUSEO PEDAGÓGICO DE ARAGÓN Y PROFESOR DE LA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y DE LA EDUCACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA.