225-240 - Sociedad Española de Emblemática

Transcripción

225-240 - Sociedad Española de Emblemática
CONFLUENCIA
DE LA IMAGEN
Y LA PALABRA
CONFLUENCIA
DE LA IMAGEN
Y LA PALABRA
José M. Morales Folguera, Reyes Escalera Pérez,
Francisco J. Talavera Esteso, eds.
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
DIRECCIÓN
RAFAEL GARCÍA MAHÍQUES (UNIVERSITAT DE VALÈNCIA)
RAFAEL ZAFRA MOLINA (UNIVERSIDAD DE NAVARRA)
CONSEJO EDITORIAL
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(CONCORDIA UNIVERSITY - MONTREAL), VÍCTOR MÍNGUEZ CORNELLES (UNIVERSITAT JAUME I), JESÚS
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PEDRAZA (UNIVERSITAT DE VALÈNCIA), FERNANDO R. DE LA FLOR (UNIVERSIDAD DE SALAMANCA),
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© Los autores, 2015
© De esta edición: Universitat de València, 2015
Coordinación editorial: Rafael García Mahíques
Diseño y maquetación: Celso Hernández de la Figuera
Cubierta:
Imagen: André Félibien, Tapisseries du Roy, Amsterdam, ca. 1700, emb. 39.
Diseño y composición: Celso Hernández de la Figuera
ISBN: 978-84-370-9665-0
Depósito legal: V-1787-2015
Impresión: Guada Impresores, S.L.
Índice
Presentación. .....................................................................................................7
Seducidos con la emblemática, Juan Francisco Esteban Lorente............................9
Charta Lusoria, Víctor Infantes.............................................................................29
La educación de la Virgen como modelo iconográfico y como modelo social,
Antonio Aguayo Cobo, María Dolores Corral Fernández.........................45
El discurso retorico de Luz del Evangelio ante la sombra reformista,
Monserrat Georgina Aizpuru Cruces..........................................................59
Propuesta de identificación del túmulo de Felipe IV en Pamplona,
Mª Adelaida Allo Manero..............................................................................67
Emblemática nas exéquias da infanta portuguesa Maria Francisca Dorotea no
Arraial De Minas de Paracatu, Brasil (1771), Rubem Amaral Jr.......................77
«Hieroglificos y empresas» en la Descripción de la traza y ornato de la Custodia
hispalense de Juan de Arfe, Patricia Andrés González...................................91
Emblemática en el Sferisterio: tradición alegórico-emblemática del Pallone Col
Bracciale, José Javier Azanza López......................................................... 103
El cuerpo como emblema: ensayo de inventario a las formas no verbales de
comunicación, Agustí Barceló Cortés........................................................ 119
Joan Miró. Hermenéutica de un «Paisaje catalán», Roberta Bogoni..................... 127
Sirenas victorianas o la recreación de la iconografía clásica en la pintura de Sir
Edward Burne-Jones y John William Waterhouse, Leticia Bravo Banderas..... 137
El tema del encuentro entre Abrán y Melquisedec, Francisco de Paula Cots
Morató....................................................................................................... 153
Historieta arcana. Huellas del pensamiento barroco español en las Empresas
Morales de Juan de Borja, Juan Carlos Cruz Suárez..................................... 167
Emblemática para los cautivos del corso. La fiesta pro-borbónica en el nacimiento de Luis I, celebrada por cristianos cautivos en Mequínez, María
José Cuesta García de Leonardo................................................................ 177
San Juan en Patmos y el barco como símbolo de la esperanza cercana en la
salvación, Sergi Doménech García............................................................... 187
San Luis Obispo. Imágenes valencianas de un santo apropiado, Andrés Felici
Castell........................................................................................................ 199
El Bautismo según el Pontifical de la curia romana y su representación icónica,
Pascual Gallart Pineda............................................................................... 213
Índice
6
El símbolo del espejo en la obra de Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político
christiano representada en cien empresas, María del Carmen García Estradé..... 225
La adoración del Trono de Gracia, Rafael García Mahíques................................ 241
Lujuria y venganza desesperada. Salomé y Electra, Esther García-Portugués...... 253
Representaciones de Caín matando a Abel durante la edad moderna: aproximación a un tipo iconográfico, Cristina Igual Castelló.............................. 269
«Parida y donzella, ¿cómo pudo ser? El que nació de ella, bien lo pudo hacer».Emblemas para glosar la maternidad virginal de María, Carme López
Calderón.................................................................................................... 279
Dictionnaire des symboles, emblèmes & attributs (París, 1897) de Maurice Pillard
Verneuil: el simbolismo dispuesto a la ornamentación Art Nouveau, Fátima López Pérez......................................................................................... 293
El neoestoicismo como filosofía de vida para tiempos de tribulación: Goya, los
desastres de la guerra y el Theatro Moral de la Vida Humana, José Manuel
B. López Vázquez.......................................................................................... 305
La empresa LX de las Empresas Morales. ¿Y por qué un caracol?, Alejandro
Martínez Sobrino....................................................................................... 321
Biblioteca selecta, pintura espiritual, dominio cultural: los libros de emblemas
y la pintura decorativa en las Misiones Jesuíticas de la américa portuguesa
(siglos xvi-xviii), Renata Maria de Almeida Martins................................... 329
La medalla expresionista alemana y... ¿la pervivencia de la tradición?, Antonio
Mechó González......................................................................................... 339
«Con el buril y con la pluma»: a representação moral do pecado nos emblemas de
André Baião, Filipa Medeiros........................................................................ 353
La sombra de Cristo. Corporalidad y sentidos en el ámbito celestial, Mª Elvira
Mocholí Martínez...................................................................................... 363
El texto y la ilustración: la emblemática en los libros nupciales boloñeses del
xvii, Emilia Montaner................................................................................. 375
La pintura emblemática de la Divina Pastora en América, Francisco Montes
González..................................................................................................... 387
El sol eclipsado. La imagen festiva de Carlos II en Italia, José Miguel Morales
Folguera..................................................................................................... 403
«Juicio y sentencia de Cristo». Texto e imagen de una pintura devocional en
Écija, Alfredo J. Morales............................................................................. 429
La entrada del rey en Portugal de Jacinto Cordeiro: entre la relación poética y la
literatura dramática, Antonio Rivero Machina............................................. 443
«Cruzados del arco iris»: una suerte de emblema musical periodístico, Luis
Robledo Estaire.......................................................................................... 451
El disparate del elefante: la sátira teriomórfica y la actualidad del Barroco, Luis
Vives-Ferrándiz Sánchez............................................................................ 459
EL SÍMBOLO DEL ESPEJO
EN LA OBRA DE SAAVEDRA FAJARDO,
IDEA DE UN PRÍNCIPE POLÍTICO CHRISTIANO
REPRESENTADA EN CIEN EMPRESAS
María del Carmen García Estradé
Institución de Estudios Complutenses
A la ciudad de Málaga.
A ti, mi paraíso perdido y reencontrado
INTRODUCCIÓN
Al entrar en la sala, una gama de tonalidades rojas, carmesíes, granates y púrpuras centra la mirada y se combina con un blanco armiño y con un blanco pálido
configurador del rostro y de una mano: el retrato de Carlos II como maestre en hábito
del Toisón de Oro [fig. 1], realizado en 1677 por el pintor de cámara, Carreño de
Miranda.1 El monarca tiene dieciséis años y hace dos que reina en España. Ocupa el
trono en el que hubiera debido sentarse su hermanastro el príncipe Baltasar Carlos,
si una muerte prematura y rápida, tras sólo unos días de enfermedad, no le hubiera
dejado sin vida. Don Carlos, ricamente ataviado, aparece de pie en una suntuosa
estancia, el Salón de los Espejos, del Real Alcázar de Madrid. Todo contribuye a
realzar la magnificencia del escenario: el gran cortinaje de la izquierda, la mesa a la
derecha –sostenido su sobre por el león de bronce, traído por Velázquez de su segundo viaje a Italia– presenta la corona y el cetro, símbolos del poder monárquico
y los dos espejos, situados arriba, que reflejan uno, en la penumbra, algunos cuadros
de la sala; otro, suavemente iluminado, muestra al rey de perfil, como las efigies de
las monedas romanas, mirando hacia delante. Más allá de la intencionalidad artística
de aumentar la profundidad de campo, dos notas condensan la significación de los
espejos: una, deja constancia histórica de una estancia real; otra, simbólica, señala de
1. El cuadro pertenece a la exposición «Velázquez y la familia de Felipe IV», celebrada en el
Museo del Prado, Madrid, 8 de octubre 2013-9 de febrero 2014.
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María del Carmen García Estradé
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dónde procede el rey, el alto linaje
al que pertenece, y a dónde va, su
misión de guiar el destino de España. Se convierten, así, los espejos en
símbolos del pasado y del futuro. El
príncipe, en el centro, es el presente y queda advertido: debe mirarse
en el espejo del pasado para mejor
cumplir su proyecto de futuro. ¿Y
qué relación guarda este cuadro con
el símbolo de los espejos en la obra
de Saavedra Fajardo?
Tiene este lienzo, una íntima relación con el libro de Saavedra Fajardo, titulado Idea de un príncipe político
christiano representada en cien empresas:
la empresa 28 muestra dos espejos,
símbolos respectivos del pasado y
del futuro en los que la prudencia,
representada por una serpiente, enroscada en un cetro, erigido sobre un
reloj de arena, se mira para recordar
las experiencias del pasado, conforFig.1. Carreño de Miranda, Carlos II como maestre en
mar su presente y orientar su futuro.
hábito de la Orden del Toisón de Oro
Quedan así enlazadas la obra literaria
y la pictórica, por transmitir, con diferentes medios, la pluma y el pincel, una misma
enseñanza: la prudencia política, basada en la reflexión de la Historia.
Interpretación que muestra cómo la pintura es un breve y eficaz tratado de la
educación de príncipes, al igual que la literatura.
Sutil es el arte de la política regida por la prudencia, cuyos consejos y reglas para
aprender el gobierno de un reino se recogen en unas obras didácticas y morales, denominadas espejos de príncipes, que, desde tiempos remotos, se han dedicado a los jóvenes
con futuras obligaciones de responsabilidad política, príncipes que serán, después, reyes.
En la edad media, en el renacimiento y en el barroco abundan las obras de este
género, destacando, en la primera, dos obras, la de Egidio Romano y De monarchia, de
Tomás de Aquino, ambas basadas en Aristóteles.
Bueno es recordar que los monarcas españoles fueron también los destinatarios de
estos tratados educativos. En el siglo xv se dedican a Enrique IV, Proverbios (1437) de
Iñígo López de Mendoza y Vergel de príncipes, (1456), de Rodrigo Sánchez de Arévalo;
a los Reyes Católicos, se destina el Regimiento de príncipes, en verso para mejor recordación y a Fernando, el Doctrinal de príncipes, de Diego de Valera; a su nieto, Carlos V,
dirige Antonio de Guevara su Relox de príncipes y Erasmo de Rotterdam, Educación del
El símbolo del espejo
principe cristiano (1516), libro representativo de los espejos de príncipe, donde se afirma
que el príncipe debe ser un espejo para su pueblo; a Felipe II, su hijo, destina Felipe de
la Torre, Institución de un rey cristiano (1556). En el siglo xvi, destaca El Príncipe (escrito
en 1513), de Nicolás Maquiavelo, cuya resonancia en Europa hizo de la brevedad de
sus cien páginas una obra maestra de obligada lectura en las cortes europeas. Debe
señalarse que la finalidad didáctica de la educación de príncipes podía ser cumplida
también por la pintura, libro de imágenes, como así lo muestra el lienzo Alegoría de la
educación de Felipe III, pintado por Justus Tiel, donde el joven Felipe aparece ataviado
con la armadura para significar la presteza con que debía defender a su pueblo. Felipe IV
después de ser coronado rey en 1621, a la edad de dieciséis años, recibió un puñado
de máximas y consejos, conocidos como el Gran Memorial, atribuido al conde-duque
de Olivares.2
A esta tradición de la instrucción a príncipes, pertenece la obra de Saavedra Fajardo,
Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas, conocida como Empresas
políticas, dedicada, en 1640, al príncipe Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV y de su primera mujer Isabel de Borbón, en quien sus padres y el pueblo habían puesto todas sus
esperanzas.3 Había heredado el príncipe la belleza masculina y simpatía de su padre y la
inteligencia y energía de su madre.Velázquez inmortalizó su infancia en varios cuadros.
A los diecisiete años, tras una corta enfermedad, falleció en Zaragoza, poco después
de haber sido anunciado su compromiso matrimonial con Mariana de Austria, matrimonio que reforzaría políticamente los lazos sanguíneos entre la rama austríaca de los
Habsburgo y la española. Más tarde, la joven prometida se casaría con Felipe IV, el que
habría tenido que ser su suegro y se convertiría en la madre de Carlos II.
Se propone este estudio analizar el símbolo del espejo en tres empresas, la 28, la
33 y la 76 de la obra mencionada de Saavedra Fajardo, siguiendo la edición crítica
realizada por Sagrario López, en la editorial Cátedra, 1999, que elige como texto la
segunda edición milanesa, ampliada y con más citas bíblicas que la primera.
Tiene su inicio este trabajo con el esbozo del origen de las empresas y sus diferencias con los emblemas.
Importa después explicar cada empresa por lo que se describen los elementos de que
se componen, su simbología y su enseñanza. Se detiene más la explicación en la primera
empresa sobre la prudencia pues ésta es la virtud más necesaria para el gobierno político.
A continuación, se exponen las conclusiones.
Necesario, es, por último, reflejar la bibliografía.
2. De este, se conservan varias copias, leyéndose en una fechada en 1624. «Señor, considerando los
pocos años de V. Majestad, [...], me ha parecido de mi obligación instruir el real ánimo de V. Majd. de
algunas máximas generales del gobierno de Castilla y de España». Instruir el real ánimo: la finalidad
de este memorial, espejo donde debía mirarse el rey, queda manifiesta. En otra copia, se insiste en
el preámbulo: «Esta Instrucción, que tiene por objeto la de V.M. sobre las materias de gobierno de
estos sus reynos, y de los agregados [...]».
3. Después de la muerte de las tres hijas de Felipe IV, acaecida una en el primer día de vida; la
segunda, a los veintiún días y la tercera, a los tres meses.
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María del Carmen García Estradé
EMBLEMA Y EMPRESA
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Hay autores que consideran que el nombre de emblema abarca, por su forma, tres
modalidades distintas: los emblemas, empresas y jeroglíficos (Azanza y Zafra, 2009).
El emblema es un género didáctico que combina tres elementos: el mote, considerado el «alma», del emblema, contiene una idea, expresada en lengua latina, generalmente; la pictura, dibujo o grabado, «cuerpo» del emblema hace visible con imágenes la
idea del mote y por último, una glosa en verso, explicación de la imagen y del mote, a
la que se puede añadir, un breve comentario en prosa. Este es el modelo seguido por
Sebastián de Covarrubias en Emblemas morales. El género alcanzó su mayor difusión
con los Emblematum liber (1531), de Andrea Alciato. El principal valor del emblema,
según Zafra, es «representar visualmente una auctoritas, un lugar común autoritativo,
dando lugar a imágenes que tienen en su significado profundo un valor casi de ley. El
mérito del emblema es hacer visible la autoridad» (2010: 128).
Las empresas constan también del mote y la pictura y, en principio, hay que aguzar
el ingenio para desentrañar la relación entre ambos y hallar el significado que, después
viene explicado por un comentario en prosa. Si comparamos los Emblemas morales de
Covarrubias con las Empresas políticas de Saavedra Fajardo se observa que coinciden en
presentar mote, pictura y comentario en prosa, diferenciándose las Empresas políticas en
que no incluyen la glosa en verso y el texto en prosa es mucho más largo.
Sebastián de Covarrubias proporciona en su diccionario, Tesoro de la lengua castellana o española, una extensa explicación de esta palabra. El término emblema «significa
entreteximiento o enlaçamiento de diferentes piedrecitas o esmaltes de varias colores
de que formaban flores, animales y varias figuras en los enlosados de diferentes mármores, enlaçados unos con otros», (Covarrubias, 1989: 506).
Tanto el emblema cuanto la empresa tienen una finalidad mnemotécnica, la de
ayudar a grabar en la memoria, mediante la pictura, la enseñanza moral, o política,
resumida en el mote con cierto secreto, después descubierta mediante la explicación;
actúan, pues, en cierto modo como jeroglíficos de carácter didáctico, empleados especialmente en la educación moral, política y religiosa, para dar a conocer los misterios
del dogma, las singularidades del gobierno de reinos y los objetivos de la conducta
moral.
LA EMPRESA 28: LOS DOS ESPEJOS
El arte de la política es la prudencia y la prudencia es el arte de la razón práctica.
La empresa 28 enseña la virtud cardinal de la prudencia.
La pictura [fig. 2] representa dos espejos, sobre dos montículos, a derecha e izquierda de la imagen, donde en ambos se refleja la figura central: una serpiente coronada,
enroscada alrededor de un cetro que se erige en un reloj de arena, apoyado sobre otro
montículo; al fondo, un paisaje natural.
El símbolo del espejo
El mote, en latín, es el siguiente:
«quae sint, que fuerint, qua mox ventura trahantur», traducido por Sebastián de Covarrubias por «lo que es,
lo que ha sido, y lo futuro», quien
emplea el mismo mote en el emblema 9 de la Centuria II, sobre la
prudencia (Emblemas morales, 1610),
e indica su procedencia, el libro IV
de Geórgicas de Virgilio; Saavedra, en
su empresa, añade que el autor latiFig.2. Saavedra Fajardo, Empresas políticas, empresa 28
no lo tradujo de Homero.
La pictura difiere de la de Saavedra: sobre un pedestal hay tres cabezas, de un perro, de un león, en el
centro, y de una raposa y Covarrubias explica en la glosa en verso que
representa el retrato puro del varón
prudente, «Que advierte lo presente,
y lo passado,/ Con q [que] previene,
lo q [que] aun no ha llegado». Muy
semejante es la pintura de Tiziano,
[fig. 3] conocida por el título Alegoría de la prudencia o Triunfo de la prudencia sobre el tiempo (1560), donde
aparecen las tres cabezas de animales presentes en el citado emblema y
encima tres rostros de varón en las
diferentes edades de la juventud, un
Fig.3. Tiziano, Alegoría de la Prudencia
joven sin barba, encima del perro;
de la madurez, con vigoroso pelo
negro y barba, encima del león y de la vejez con el pelo cano y larga barba, encima de
la raposa. Los animales simbolizan cualidades humanas -el perro, la nobleza; el león, la
fortaleza y el vigor físico; la raposa, la astucia-, síntesis de la cualidad destacada en cada
tiempo de la vida. Su mote traducido es: «A la vista del pasado, el Presente obra con
prudencia si el futuro no malogra la acción». San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios
espirituales, consideraba que, para orar, se han de tener en cuenta tres aspectos: conocer
la historia, contemplar el lugar y tener claro el fin. Es decir, pasado, presente y futuro
o lo que es lo mismo, memoria del pasado, entendimiento del presente y providencia
o previsión del futuro. Este último pensamiento se recoge con idénticas palabras en
la empresa 28 del diplomático español y, usando el procedimiento retórico de la metáfora, dice «Todos tres tiempos son espejo del gobierno, donde notando las manchas
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María del Carmen García Estradé
y defectos pasados y presentes, se pule y hermosea, ayudándose de las experiencia
propias y adquiridas».
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La simbología
La simbología desvela la interpretación de la pictura: el cetro simboliza al rey; la serpiente es la prudencia, que debe acompañar siempre al rey en sus tareas de gobierno
y que, por estar coronada, significa la prudencia real. Los espejos, fieles reflectores de
la imagen central, la prudencia, simbolizan el tiempo histórico reflejado en su superficie: a la derecha del grabado, el espejo manifiesta el Pasado, a la izquierda, el Futuro
y el Presente se simboliza por el reloj de arena. El mensaje es claro: la experiencia del
pasado forja las acciones del presente y éste orienta las del futuro. La interpretación
simbólica de la imagen es una intensificación del pensamiento revelado en el mote.
Ambos elementos, pictura y mote, se enlazan para dar a conocer la filosofía de la empresa: la Prudencia.
El espejo y la serpiente son dos símbolos que encarnan la representación plástica de la prudencia. Esta aparece en la iconografía como una mujer que sostiene un
espejo en una mano, en el que se mira y, en la otra, lleva enroscada una serpiente. La
acción de mirarse en el espejo significa la reflexión sobre nosotros mismos para conocernos en los defectos y virtudes. Es la representación plástica de la inscripción griega
grabada en el frontispicio del templo de Delfos, en latín, nosce te ipsum, y a través de
este aprendizaje sobre nosotros y nuestras experiencias del pasado, edificar el presente
y prevenir el futuro. Por tanto, el espejo presenta el símbolo del consejo adquirido por
la deliberación y la reflexión sobre nosotros mismos.
La serpiente, de resonancias bíblicas, «Mirad, yo os envío como ovejas en medio de
lobos: sed cautos como serpientes y cándidos como palomas» (Mt 10,16), significa la
astucia y cautela que se debe ejercer al relacionarnos con personas de diversa índole y
en situaciones difíciles. La serpiente cuando se ve atacada, se echa para atrás, lo que da
a entender que por defender la virtud prudente, cabeza de todas las demás, debemos
resistir con todas nuestras fuerzas.
Saavedra recurre a la serpiente en varias empresas para mostrar el sigilo y la ocultación en el modo de obrar que deben dirigir las acciones del príncipe. En la empresa
43 junto a la fortaleza representada por la piel del león, aparece su cabeza con una
corona de serpientes para indicar la prudencia y astucia que, junto a la fortaleza, debe
emplear en el gobierno de su reino. Recuerda al príncipe, en la empresa 44, la actuación de la culebra –serpiente, sierpe, culebra y dragón son nombres que se toman
uno por el otro, según Covarrubias–, para que aprenda de ella la cautela y el encubrimiento de sus intenciones: «Dudoso es el curso de la culebra torciéndose a una parte
y a otra con tal incertidumbre, que aun su mismo cuerpo no sabe por dónde le ha
de llevar la cabeza. Señala el movimiento a una parte, y le hace a la contraria, sin que
dejen huellas sus pasos ni se conozca la intención de su viaje. Así ocultos han de ser
los consejos y desinios de los príncipes». El autor continúa la tradición clásica.
El símbolo del espejo
Ejemplos artísticos de esta simbología de los espejos y de la serpiente se encuentran en tapices, en ilustraciones de obras y en la pintura, como se muestra a
continuación.
Los tapices flamencos de la catedral de Burgos, en la serie de Las siete virtudes,4 ofrecen una completa iconología sobre la Prudencia. Esta aparece sentada en un trono, en el
interior de un edificio, con una serpiente en la mano y conversa con la Fe y la Razón,
quien sostiene un espejo triple, símbolo de la Memoria, de la Inteligencia y de la Providencia, que guiarán a la Prudencia al Pasado, Presente y Futuro, respectivamente. A sus
pies, siete mujeres ricamente ataviadas y con sus atributos, representan las partes de que
está constituida la Prudencia: la Inteligencia, con un fuelle; la Cautela, con un espejo en
el que se refleja una zorra; la Circunspección, con una bolsa de dinero; el Intelecto, con
la vara del caduceo; la Providencia, con armadura y lanza; la Docilidad con un libro y la
Memoria, con un corazón, aun cuando su atributo es el estómago por la digestión, que
equivale a la reflexión sobre el pasado (Cfr.Vera Gállego, 2013: 49-51).
En la Iconología de Cesare Ripa, se configura la Prudencia en dos imágenes: en una,
la mujer de dos caras (la anterior, un perfil de mujer; la posterior, de varón) se mira en
el espejo sostenido por la mano izquierda, mientras que, en la derecha, tiene enroscada
la serpiente; en la otra imagen, la mujer, también con dos caras, aparece con un yelmo
dorado, símbolo del ingenio, rodeado de una corona de hojas para significar el éxito
y la gloria conseguidas al realizar prudentemente las obras; en la mano izquierda, lleva
un espejo en el que se mira y, en la derecha, una flecha donde se enrosca un pez rémora, para representar la tardanza, el tiempo que hay que tomarse en la deliberación,
pues este pez se adhiere a los barcos para detener su marcha; un ciervo, sentado detrás
de la figura femenina, es símbolo de la cautela -cuando se ve en peligro corre sin enredar su cornamenta en las ramas de los árboles- y de la reflexión, por ser un rumiante
(Castroverde, 2012: 30 nov.).
Los pintores Luca Giordano, Simon Vouet y Girolamo Machietti, en sus lienzos
sobre la Alegoría de la prudencia, repiten la presencia del espejo y de la serpiente, combinando estos símbolos con otros. En Luca Giordano (1634-1705) aparecen, en la
mitad superior del lienzo, muchas figuras, portadoras de signos religiosos, profanos
y mitológicos, suspendidas en el aire, entre nubes, desafiando la ley de la gravedad; y
en la mitad inferior, la figura simbólica de la Prudencia, una mujer joven sentada en
el centro, el espejo a su derecha, la serpiente a su izquierda; debajo de sus piernas, el
ciervo y rodeada por la Sabiduría, con el atributo del libro y el Filosófo científico,
con el compás y la primera gran letra del abecedario, A, ambos a su derecha [fig. 4].
Con una simplificación en el número de personajes, Vouet (1590-1649) presenta en el centro del cuadro a una bella joven que se mira en un espejo sostenido
4. Los tapices fueron donados por el obispo de Burgos, don Cristóbal Vela de Acuña, quien ejerció
su ministerio en la catedral de dicha ciudad, desde 1580 hasta su muerte en 1599. En su testamento
dona la serie completa de Las siete virtudes, constituida por siete tapices, manufacturados en Bruselas,
en el taller de Frans Geubels.
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María del Carmen García Estradé
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Fig.4. Luca Giordano, Alegoría de la Prudencia
Fig.5. Simon Vouet, Alegoría de la Prudencia
por dos mujeres y en su brazo derecho
se enrolla la serpiente; de un fondo de
nubes sale otra figura con la corona de
laurel, presta a coronar a la Prudencia
[fig. 5]. Y, por último, Machietti (15351592) centra su composición en una
única figura, una mujer joven, la Prudencia, que se mira en el espejo, como
es habitual, y sujeta la serpiente con la
mano izquierda, enroscada en el dedo
corazón [fig. 6].
En esta tradición, se ubica la representación de la Prudencia de Saavedra
Fajardo, pero con rasgos innovadores:
elimina la figura femenina y sólo sus atributos, la serpiente, en combinación con
los espejos, signos de sabiduría, consejo y
Fig. 6. Girolamo Machietti, Alegoría de la Prudencia
tiempo, permanecen.
La explicación de la presencia de animales, en la representación de la Prudencia
(serpiente, ciervo, pez rémora), se halla en la empresa 43, donde el autor afirma: «No
hay virtud moral que no se halle en los animales. Con ellos mismos nace la prudencia
práctica. En nosotros se adquiere con la enseñanza y la experiencia» (Savedra, 1999:
El símbolo del espejo
524-525).5 De ahí que el experimentado diplomático pone la prudencia, una y otra
vez, delante de los ojos de su príncipe para que la aprenda con imágenes y palabras.
Las enseñanzas de la empresa 28
Las advertencias de Saavedra se muestran en tres apartados: debe el príncipe conocer los libros de Historia; debe comunicar con sus ministros los problemas del
gobierno y no debe temer el error.
El autor inicia su comentario a la empresa 28 con la definición de la prudencia: «Es
la prudencia regla y medida de las virtudes; sin ella, pasan a ser vicios. Por esto tiene
su asiento en la mente, y las demás en la voluntad, porque desde allí preside a todas».
Coincidiendo con el pensamiento de Luis de Granada, quien también la considera
cabeza rectora de las demás virtudes, reduce a tres, las partes de que está constituida:
memoria de lo pasado, inteligencia de lo presente y providencia de lo futuro, tiempos
todos relacionados con la serpiente, que se mira en el espejo del pasado y del futuro; el
presente está representado por el reloj de arena. El gobierno se aprende y se mejora con
las experiencias ajenas, adquiridas mirándose en el espejo del pasado y del presente. Dos
son los caminos para alcanzarlas, la comunicación con personas y los libros de Historia.
Después de discernir entre los libros buenos y los que presentan la malicia y el
engaño, Saavedra concluye que sólo son libros seguros «los que dictó la Divina Sabiduría» y rechaza los que contienen predicciones de astrología y potencia la relevancia
del libre albedrío frente al determinismo de los astros. Las Sagradas Escrituras representan la fuente donde debe beber el príncipe cristiano.
Otro camino de aprendizaje de la prudencia es el trato con los ministros experimentados y juiciosos para conocer por sí mismo el estado de los negocios sin remitirlos ciegamente a las resoluciones de los Consejos para discernir luego si éstas son
acertadas. Por último, el autor infunde ánimos al príncipe para no temer el error «porque ninguna prudencia puede acertar en todo» y la experiencia se obtiene del error,
argumentando que «es menos peligroso errar por sí mismo que acertar por otro. Esto
lo calumnia, y aquello lo compadece el pueblo». Termina su discurso recordando que
los príncipes nacieron poderosos pero no enseñados y sabrán gobernar, si quieren oír.
La enseñanza de la prudencia se reitera en otras empresas para desarrollar sus rasgos. Así, la confianza y la desconfianza deben estar presentes en el príncipe prudente,
como advierte en la empresa 51: «Tan importante es en él la confianza como la difidencia. Aquella es digna de un pecho sincero y real, y ésta conveniente al arte de
gobernar, con la cual obra la prudencia política y asegura sus acciones».
5. La importancia de los animales para representar virtudes y defectos humanos es un tópico literario, cfr. García Estradé, 2013, «De la estética a la ética: la animalización de los personajes en Tristán
o el pesimismo, de Palacio Valdés», XIV Cº de la SEDLL, Braga, diciembre (en prensa).
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María del Carmen García Estradé
EMPRESA 33: EL ESPEJO QUEBRADO
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La empresa 33 enseña la virtud
cardinal de la fortaleza.
La pictura [fig. 7] muestra un
león rampante, mirándose en un
espejo roto en dos partes y su figura se refleja por entero en cada una
de ellas. El mote, en castellano, dice:
«Siempre el mismo».
La simbología
Fig. 7. Saavedra Fajardo, Empresas políticas, empresa 33
Un león, símbolo del rey, ya
que, en la naturaleza, el león es el
rey de los animales y, en la Astrología, está relacionado con el signo de
Leo, unido al oro y éste también a
la realeza, se mira en un espejo quebrado en dos partes, que representan la Adversidad y la Prosperidad,
donde su imagen se refleja completa
en cada una de ellas. Su significado indica que el rey debe mantener
su fortaleza y constancia en ambas
situaciones, porque es el rey espejo
Fig. 8. Sebastián de Covarrubias, Emblemas morales,
Centuria I, emblema 98
donde se mira el pueblo y este no
debe ver su aflicción para no quedar
afligido. Se recuerda en esta empresa que la fortuna no debe arrastrar al príncipe con
sus mudanzas, sino ser gobernada por él, oponiendo a su corriente, la virtud cardinal
de la fortaleza para ser, como expresa el mote, «siempre el mismo» en la adversidad y
en la prosperidad. El espejo, fiel consejero del príncipe, muestra cuál tiene que ser su
comportamiento.
La tradición iconográfica de un animal reflejado en el espejo, o en el agua, símbolo
del espejo, se remonta a la antigüedad, con Esopo en la fábula «La cierva junto al manantial y el león» y ha sido recogida por los moralistas. Covarrubias, en sus Emblemas
morales, presenta una pictura (emblema 98, Centuria I), en la que una mona se mira en
el espejo [fig. 8], de igual modo que Saavedra hace que el león se refleje en el espejo
quebrado, aunque el significado de este emblema se aproxima más a la empresa 28 por
la introspección sobre sí mismo que supone mirarse en el espejo y la falta de prudencia de la mona al envanecerse por ver allí reflejada su imagen.
El símbolo del espejo
Las enseñanzas de la empresa 33
En el comentario a la empresa 33, sigue Saavedra el discurso de las virtudes cardinales, iniciado con el de la prudencia (empresa 28) e indica que el significado de esta
empresa es la fortaleza y constancia, en la fortuna y en la adversidad. El príncipe debe
mantener el mismo semblante siempre, incluso, en la empresa 44, lo recomienda en las
sospechas de infidelidad de sus ministros y, para acreditar su pensamiento, ofrece espejos históricos, donde mirarse: así lo hicieron, en la fortuna, los emperadores romanos
Vespasiano y Pisón, al ser aclamados como tales; y en la adversidad, mostraron fortaleza
y mantuvieron el semblante sereno, Fernando el Católico, herido gravemente por un
loco en Barcelona y Carlos V, rota su tienda y con varios muertos a su lado en Ingolstat.
El marqués de Siete Iglesias, don Rodrigo Calderón, con el favor del duque de Lerma
ascendió rápidamente y se ganó la enemistad de los nobles y del pueblo. Cuando lo
degollaron, en la plaza Mayor de Madrid, su valor cristiano trocó el odio en admiración. De igual modo, el rey Poro6 mostró su dignidad cuando Alejandro Magno, del
que era prisionero, le preguntó cómo quería ser tratado; respondió que como rey y
preguntado si quería algo más, contestó que en esto se comprendía todo.Tanto le gustó
esta respuesta a Alejandro que le restituyó su Estado y, aún, se lo aumentó.
Entre estos ejemplos, interpone el autor máximas morales: «Rendirse a la adversidad es mostrare de su parte», «Cambiar de colores es ligereza de juicio y flaqueza de
ánimo», con las que intensifica su enseñanza de la fortaleza. El comentario discurre
después sobre el comportamiento del que ocupa una posición inferior respecto del
poderoso y aconseja no mostrarse humilde en exceso, pues «no hay príncipe que
por sola compasión se ponga al lado del caído, ni hay quien quiera defender al que
desespera de sí mismo». En las relaciones entre los hombres poderosos y sus inferiores, recomienda tomar por sí mismo los honores debidos antes que disputarlos. Esto
es, de nuevo, la fortaleza en el reconocimiento de los valores propios. Sigue el autor
examinando diversas partes en estas relaciones y recomienda ser constante y firme en
rechazar las acusaciones y agradecido en las mercedes recibidas. El discurso termina
con el recuerdo de que los ministros y embajadores deben mostrar las mismas cualidades que el príncipe al que representan, es decir, ser espejos del príncipe.
Las dos virtudes cardinales, expuestas a través de la símbolo del espejo, prosiguen
en la empresa 37 donde se vuelve a insistir sobre la adversidad y se enseña al príncipe a
elegir, entre los males, el menor: «La fortaleza del príncipe no sólo consiste en resistir,
sino en pesar los peligros, y rendirse a los menores si no se pueden vencer los mayores,
porque, así como es oficio de la prudencia el prevenir, lo es de la fortaleza y constancia el tolerar lo que no pudo huir la prudencia». La imagen del león reaparece en la
empresa 45 para señalar la vigilancia continua del príncipe sobre su Estado, como un
comportamiento prudente.
6. Poros, rey indio, fallecido en el 317 a. J.C. Uno de los principales adversarios de Alejandro Magno, fue derrotado por él. Cfr. López, 1999: 454, nota i.
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María del Carmen García Estradé
EMPRESA 76: EL ESPEJO Y LOS RAYOS DE SOL
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La empresa 76 enseña la sabiduría que se ha de tener en la elección
de los colaboradores.
La pictura [fig. 9] representa lo siguiente: un sol envía sus rayos a un
espejo cóncavo y salen de él rayos
de fuego que incendian un barco. El
mote, en castellano, dice: «Llegan de
luz i salen de fuego».
La simbología
Fig. 9 Saavedra Fajardo, Empresas políticas, empresa 76
El sol simboliza al príncipe, cuyas órdenes, los rayos de sol, llegan
a los ministros, representados por
el espejo y si la interpretación de
las órdenes es torcida, salen rayos
de fuego del corazón de los ministros, que conducen a la guerra, del
mismo modo que salen del espejo
rayos de fuego, incendiando todo a
su alrededor. De nuevo, esta empresa
es una advertencia, esta vez sobre el
poder de los ministros y de cómo en
muchas ocasiones no siguen los criterios del príncipe, modificándolos
según su conveniencia y provecho.
Fig. 10. Sebastián de Covarrubias, Emblemas morales,
Centuria III, emblema 69
Esta misma imagen, invertida
[fig. 10], se encuentra en los Emblemas morales de Covarrubias (Centuria III, emblema 69). Merece la pena reproducir su
glosa en verso: «El Sol q [que] alumbra al mundo y lo calienta/ Si con sus rayos hiere
en el espejo/ Deslumbra, desatina y atormenta/ Abrasa y quema el resplandor reflejo:
/ El rey es Sol, si algún vil representa/ Su poder, donde hiere, dexa un dejo/ Que no
dexa ni roso, ni velloso,/ Usando mal del braço poderoso». A continuación, el autor
comenta en prosa la glosa para esclarecer mejor su significado y habla de los ministros
malos y vanos que como el sol en el espejo abrasan lo que tocan.
La procedencia de esta imagen tiene su origen en una remota tradición griega: los
espejos usorios de Arquímedes. Cuenta la tradición que este sabio usó espejos cóncavos para concentrar los rayos de sol y reflejarlos en los barcos del romano Marcelo,
que asediaba Siracusa, y así incendiar su flota.
El símbolo del espejo
Las enseñanzas de la empresa 76
Toda la empresa se dedica a esclarecer la tipología de los servidores del príncipe,
ministros y embajadores, que inducen a la guerra o a la paz con su manera de obrar y
de interpretar las órdenes del príncipe. Las empresas anteriores, 74 y 75, se refieren a la
guerra. En la 76, conviene que el príncipe quede advertido de la necesidad de conocer a sus ministros que tanto poder tienen. Así, establece el autor los siguientes tipos:
1) el que quiere parecer hacendoso y de cualquier sombra levanta sospechas, de donde
nacen disgustos y guerras; 2) el simpatizante que, por los favores recibidos o amor al
príncipe con quien trata, se pone de su parte; 3) el engañado por las apariencias, que, a
su vez, involuntariamente, engaña a su príncipe; 4) el ligero o apasionado, con el juicio
perturbado; 5) el malicioso, que ve en todo malas intenciones; 6) el sencillo, que no ve
doblez en nada; 7) el celoso que, para pasar por inteligente, sospecha de todo y nadie
está seguro de su pluma ni de su lengua; 8) el deseoso de reintegrarse a su hogar, que
toma decisiones inconvenientes o rompe con su príncipe; 9) por último, el ministro
bueno puede sufrir la persecución de los calumniadores.
Cuatro son las advertencias dadas al príncipe: conocer la naturaleza de sus ministros, contrastar sus avisos con otros, saber sus facultades y las causas por las que se
mueven y, ante los calumniadores, mejor es admitir el error de sus ministros que las
acusaciones y, si éstas fuesen verdaderas, «más prudencia es suspender el remedio hasta
que no lo pueda atribuir a sí quien las hizo».
CONCLUSIONES
Después del análisis de las tres empresas 28, 33 y 76, se llega a las siguientes conclusiones:
El símbolo del espejo, en las empresas analizadas, pone de manifiesto algunas de
las virtudes cardinales de la moral cristiana que el príncipe debe practicar y algunos
dones del Espíritu Santo que debe alcanzar: la virtud de la prudencia, en la reflexión
sobre la Historia y en el consejo de los sensatos; la virtud de la fortaleza, expresada
por el semblante tranquilo e invariable en la adversidad y en la prosperidad y la sabiduría y entendimiento, dones del Espíritu Santo, en la elección de ministros. Los
dos primeros espejos se refieren al príncipe para enseñarle con qué virtudes cristianas
debe gobernar su reino; el tercer espejo se dedica a los ministros: muestra las intenciones ocultas en su corazón para que el príncipe advertido elija sabiamente a sus
colaboradores.
El simbolismo de los espejos en el lienzo de Carreño de Miranda sobre Carlos
II manifiesta una clara relación con el simbolismo de los espejos de la empresa 28
de Saavedra y con su pensamiento sobre la educación de la prudencia en el príncipe.
Así, tanto la pintura cuanto la literatura se confirman como tratados de educación de
príncipes
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María del Carmen García Estradé
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El espejo de príncipes de Saavedra se construye, más allá de la pictura y el mote,
a través de la argumentación con ejemplos históricos de la buena conducta y de la
conducta errónea. La coherencia del autor se muestra en que practica lo mismo que
aconseja: aprender de la historia el comportamiento político.
El empleo de la imagen, de la metáfora y del símbolo sirve para representar mejor
los pensamientos y persuadir de la bondad de las ideas, llegando con mayor facilidad
a la memoria y al corazón del príncipe.
Se debe resaltar la importancia de los Emblemas morales de Sebastián de Covarrubias, con el que Diego de Saavedra coincide en los asuntos tratados, (la prudencia, el
comportamiento de los ministros, la reflexión sobre sí mismo, a través del espejo) y en
la pictura de dos emblemas, (el de un animal, mirándose en el espejo -león, en Saavedra y mona, en Covarrubias-, y el de los rayos de sol reflejados en el espejo cóncavo).
El espejo de Saavedra Fajardo muestra, como bien lo indica el título, el prototipo
del príncipe cristiano, modelo opuesto al de Maquiavelo –pese a lo cual, con él coincide en algunos aspectos–, de ahí que las Sagradas Escrituras sean un punto continuo
de referencia.
La obra Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas es un arte de
la memoria: el arte de la memoria política articulada en la moral cristiana.
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