jardín de arcoíris

Transcripción

jardín de arcoíris
JARDÍN DE ARCOÍRIS
Basado en Rainbow Garden por Patricia St. John
Adaptación: Rose-Mae Carvin
Ilustración Portada: Kathy Harmon Artista: Frances Hertzler
Presentación de PowerPoint y Telecarga: LaRue y Mark Bowser
Tipografía y Diseño: Emily Hackman, Patricia Pope, Crystal Taft
© 2013 Bible Visuals International, PO Box 153, Akron, PA 17501-0153
Teléfono: (717) 859-1131
Sitio de Web: www.biblevisuals.org
Publicado por Scripture Union en England andy usado con un acuerdo con ellos..
© 1960 por Patricia St. John
Scripture Union USA: PO Box 987 #1, Valley Forge, PA 19482
CANADA: 1885 Clements Road Unit 226, Pickering ON L1W 3V4
Todos los derechos reservados. Originalmente publicado en los Estados Unidos.
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guiado muchos a Cristo, y siguen atrayendo a los creyentes a una relación más íntima con el Señor.
NOTA PARA EL MAESTRO
Muestre cada ilustración donde se indica el texto, dejando el tomo a un lado cuando la historia sigue más allá de la imagen.
Capítulo 1
Muestre Ilustración #1
Elena se sentó a la mesa y puso una
cara de confusión. Ya había visto una
Biblia en la iglesia a la que a veces iba en
la gran ciudad, pero nunca había visto una
en la mesa del comedor. Estaba segura de
que el papá no iba a leer ese libro aburrido
mientras toda la familia se sentaba a la
mesa para escuchar, pero eso fue exactamente lo que él hizo.
“¿A qué clase de lugar me mandó mi mamá?” pensó Elena.
Ya era mucho con tener que dejar la gran ciudad para ir a vivir en ese horrible y solitario pueblo con esos campos grandes
y abiertos, para que además tuviera que vivir con esa familia
tonta. “¡Pues, yo sólo no voy a escuchar!”
Y en vez de poner atención a la lectura bíblica, Elena empezó a analizar a cada miembro de la familia con la que iba a
vivir por lo menos un año, mientras su mamá estaba en Europa.
Primero estaba el Señor Owen, el papá, un hombre alto con
una mirada amable; y la señora Owen, siempre con una sonrisa
en su cara, tenía ojos oscuros y cabello rizado, “¿Cómo podía
sonreír si tenía que cuidar a tantos niños?” se preguntó Elena.
Sentados a la mesa estaban Pedro, el hijo mayor, y Janet, de
diez años, que era sólo unos meses menor que Elena. Después
estaban los tres pequeños, Juanito, Francisca y Robin, cada uno
sólo un poquito más alto que el otro. Acostada en su carriola estaba la bebé Lucy, tenía ojos azules y hoyuelos en las mejillas.
Para Elena, que nunca había vivido con otros niños, esa familia
tan grande era espantosa. ¡Y el horrible perro que quería jugar
con ella era lo peor de ese lugar!
El señor Owen siguió con la lectura de la Biblia, y Elena
se dio cuenta que él leía algo acerca de la vid y sus pámpanos.
Pero el último versículo fue el que llamó su atención: “Estas
cosas os he hablado…y vuestro gozo sea cumplido.”
A Elena le gustó el sonido de esas palabras, las repitió vez
tras vez en su mente mientras la familia inclinaba sus cabezas y
el señor Owen oraba.
“De todas estas cosas absurdas -pensó Elena- esto es lo más
tonto. Orar es para la iglesia no para la mesa, es una buena
idea decir el Padre Nuestro antes de acostarse, pero esto es demasiado.”
Muestre Ilustración #2
Sin embargo, Elena observó que el
señor Owen no oraba como lo hacía el
Pastor en la iglesia, lo hacía de una forma
distinta, como si conociera a Dios muy
bien, como si Dios estuviera ahí. Todo
aquello era muy desconcertante para esta
niña de la gran ciudad que había venido
a vivir con aquella familia en el pueblo.
Pero se alegró cuando la lectura bíblica y
la oración terminaron.
“¿Te gustó la adoración familiar?” le preguntó Janet y antes
de que Elena pudiera contestar, ella continuó, “Te voy a enseñar
dónde vas a dormir. Tú y yo vamos a compartir mi cuarto. Va a
ser muy divertido ¿no?”.
Elena no pensó que eso fuera a ser divertido, estaba acostumbrada a tener un cuarto para ella sola. De hecho estaba acostumbrada a tener casi todo para sí misma. No sabía compartir
las cosas, era una niña muy egoísta.
Cuando Janet la llevó al cuarto que iban a compartir, Elena
no dijo una sola palabra, pero su cara mostró que ella pensaba
que el cuarto era horrible. En realidad todo estaba limpio y ordenado, pero no estaba decorado como su cuarto en la ciudad.
Muestre Ilustración #3
Elena vio unos dulces pegajosos y
unas flores marchitadas sobre su almohada, así que los agarró y los echó en la
basura.
Janet la miró enojada, “Qué bueno que
mi hermanita no te vio hacer eso” le dijo
con su voz cortada “Ella quería hacer algo
lindo para ti y hacerte sentir bienvenida.
Ahora no sé si lo eres.” Y salió de prisa
del cuarto.
Elena estaba sorprendida, pensó que los dulces y las flores
eran basura que alguien por descuido había dejado sobre su almohada. Era egoísta y desconsiderada, pero no cruel. “¿Cuál
de las hermanitas habría sido?” pensó “Ojalá que no se entere
de esto.”
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