por un congreso extraordinario - Germinal | en defensa del marxismo

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por un congreso extraordinario - Germinal | en defensa del marxismo
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CARTA ABIERTA DE LA FRACCIÓN BOLCHEVIQUE Y DE LA
TENDENCIA LENINISTA-TROTSKYSTA
a los dirigentes y militantes que ser reclaman del Secretariado
Unificado
POR UN CONGRESO
EXTRAORDINARIO
1980
Este folleto comprende el texto de una carta abierta dirigida por la Fracción
Bolchevique y la Tendencia Leninista Trotskista a los militantes y a los
dirigentes que se reclaman del Secretariado Unificado de la IV Internacional.
La FB y la TLT fueron excluidas administrativamente del Secretariado
Unificado en vísperas del XI Congreso Mundial porque se negaban a aplicar la
orientación revisionista y liquidadora desarrollada frente a la revolución
nicaragüense. La FB y la TLT niegan toda legitimidad a esta medida de
expulsión. La FB y la TLT niegan toda autoridad política a un Congreso que,
preparado de forma gravemente antidemocrática, no reunió al cabo más que a
una minoría de los militantes trotskistas de todo el mundo y no resolvió
ninguno de los graves problemas de orientación planteados por la evolución
cada vez más abiertamente castrista de la dirección del Socialist Workers
Party (Estados Unidos).
Con el único objetivo de superar las consecuencias destructivas de la reciente
crisis, con el único objetivo de trabajar, para reunificar al movimiento
trotskysta mundial y para la reconstrucción del centralismo democrático
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internacional, la FB y la TLT renuevan su propuesta de una Conferencia
Mundial democrática y abierta, sin condiciones ni exigencias previas, a todas
las fuerzas que se reclaman de la IV Internacional.
En esta perspectiva, la FB y la TLT militan incondicionalmente por la
convocatoria por el Secretariado Unificado de un Congreso Extraordinario que
reúna a todas las fuerzas que han militado conjuntamente en el marco
establecido por la “reunificación de 1963”, marco estallado hecho añicos con
la expulsión de la FB y la TLT.
Este Congreso debía revertir todas las consecuencias nefastas del XI
Congreso. Este Congreso permitirá recoger sobre una base democrática el
conjunto de los debates y defender a la Internacional contra la ofensiva
revisionista que la amenaza con la destrucción.
Tal exigencia cobra mucha más fuerza a la vista de la nueva crisis que conoce
el SU. La misma semana, Rouge caracteriza la intervención soviética en
Afganistán diciendo que “hace el juego” a Carter, mientras The Militant,
órgano del SWP, la apoya de forma entusiasta diciendo que ayuda “a los
obreros y los campesinos afganos a defender su país de las bandas terroristas
de extrema derecha”.
No puede haber demostración más contundente del alcance de las posiciones
revisionistas y proburocráticas que desarrolla actualmente la dirección del
SWP en el seno del SU, y del carácter totalmente ficticio en estas condiciones
del “centralismo democrático” que el SU pretende aplicar.
Ningún militante, ningún dirigente, puede sustraerse a esta exigencia.
¡CONTRA EL REVISIONISMO, POR LA IV INTERNACIONAL’ ¡POR
UN CONGRESO EXTRAORDINARIO CONVOCADO POR EL
SECRETARIADO UNIFICADO! ¡HACIA LA CONFERENCIA MUNDIAL
ABIERTA DE TODAS LAS FUERZAS QUE SE RECLAMAN DEL
TROTSKISMO!
**************
Camaradas,
Hemos tenido conocimiento del texto sobre la crisis de la Internacional
aprobado por la mayoría de los delegados al XI Congreso. Y en relación con
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ello os dirigimos esta carta.
Camaradas, hay una realidad que por desgracia aparece desde la primera
lectura de ese texto: el XI Congreso no sólo no ha revertido el curso
escisionista impulsado por la dirección del SWP, sino que lo ha profundizado.
Esa declaración acumula en pocas páginas una cantidad impresionante de
afirmaciones que desafían al sentido común y a la realidad de los hechos,
empezando por el título que habla de una “escisión” de la Fracción
Bolchevique y de la Tendencia Leninista Trotskista.
Además, esa declaración no proporciona ninguna respuesta a las preguntas
que sin duda se plantean la inmensa mayoría de los militantes trotskystas:
¿cómo salir de esta crisis? ¿Debemos considerar como un hecho consumado la
división que se ha producido? ¿Se puede aceptar que vuelva a confiarse la
dirección al bloque formado con los dirigentes del SWP, bloque que ha
conducido a la destrucción del Secretariado Unificado como marco en el que
se reconocían la mayoría de militantes trotskistas del mundo? ¿Qué respuesta
dar a las propuestas del Comité Paritario por la reorganización
(reconstrucción) de la IVª Internacional, del que nadie puede poner en duda
que reúne una amplia mayoría de los militantes trotskistas de todo el mundo?
Son las preguntas a las que no quiere responder el documento del SU.
Camaradas, el curso ascendente de la revolución mundial, las explosiones
revolucionarias en Irán y Nicaragua, el debilitamiento creciente del
imperialismo que de ello resulta ponen más que nunca a la orden del día la
necesidad de resolver la crisis de la dirección revolucionaria, es decir, la
construcción de la IVª Internacional. Precisamente por esto, ningún militante
puede contentarse con la posición actual del SU. Debemos buscar juntos los
medios para impedir que la reciente crisis conduzca a una dispersión aún más
grave de las fuerzas trotskistas en el mundo. Debemos buscar juntos los
medios para que, más allá de los aspectos negativos de esta crisis, acabe de
manera conforme con las responsabilidades de los trotskistas: una IV
Internacional reunificada, un centralismo democrático reconstruido, una
dirección internacional que sea reconocida como tal por la inmensa mayoría
de los militantes.
Ese es nuestro objetivo actual, y es el sentido de las propuestas que queremos
plantear en esta carta a todos vosotros, militantes y dirigentes. Si se aceptasen
esas propuestas, se realizaría un gran paso adelante en el camino de la
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superación de las crisis sucesivas de la IV Internacional.
I
HAY QUE RESTABLECER LOS HECHOS: ESTE CONGRESO
MUNDIAL HA SIDO GRAVEMENTE ANTIDEMOCRATICO
En primer lugar, en el combate por resolver la crisis actual, hay que
restablecer la verdad deformada por una declaración que querría convencer a
los militantes de que la situación actual es irreversible, de que no se
planteaban cuestiones de orientación sino sólo un problema mediocremente
disciplinario, de que la orientación actual del SU y sobre todo la del SWP no
son en modo alguno responsables de esa crisis.
La declaración hecha por el XI Congreso pretende ante todo que la crisis
actual no tiene más origen que el “fraccionalismo” de la FB y de la TLT, y
afirma: “El Congreso se preparó de forma democrática”.
Sin embargo, es indiscutible que las modalidades de preparación y celebración
del Congreso no cumplieron las condiciones elementales de democracia que
podrían darle un mínimo de autoridad política en relación con el centralismo
democrático internacional que el Secretariado Unificado pretende estar en
condiciones de aplicar.
Así, a pesar de múltiples gestiones ante el Secretariado Unificado, las
aportaciones minoritarias, debido a los retrasos habidos en su traducción y
difusión efectivas, no estaban a disposición de los militantes de la mayor parte
de las secciones en el momento de la discusión y de las votaciones.
Por no citar más que un ejemplo, en los Estados Unidos, como muestra de
“debate amplio”, la elección de los delegados del SWP se realizó en las
condiciones más groseramente antidemocráticas: contrarresolución minoritaria
que sólo estuvo disponible en inglés el mismo día del Congreso; negativa a
dar la palabra a los representantes de la Fracción Bolchevique y de la
Tendencia Leninista Trotskista antes de la votación sobre las resoluciones;
negativa a someter a voto en favor y en contra las contra-resoluciones
minoritarias; sobre tal base, ratificación unánime de las resoluciones del SU
mediante una votación bloqueada sobre los cuatro proyectos...
Pero la democracia en los debates, el respeto material al centralismo
democrático no se basan solamente en el respeto de cierto número de normas
relativas a la expresión de las posiciones minoritarias. A un nivel mucho más
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fundamental, implica que en esa instancia decisiva que constituye un
Congreso Mundial, una dirección dé a todos los militantes de la Internacional
los medios políticos para captar auténticamente las cuestiones fundamentales
de línea que la lucha de clases pone a la orden del día, a fin de que el
Congreso pueda darles con todo conocimiento de causa, tras el más profundo
debate, una respuesta que tenga autoridad y que guíe claramente la actividad
de la Internacional y de sus secciones.
Es evidente que ciertas prácticas de dirección que se han establecido en los
últimos dos años sobre la base de la supuesta “recomposición” internacional,
han impedido que se cumplan esas exigencias, tan elementales. En agosto
pasado, la TLT alertó al conjunto de los militantes de la Internacional sobre
las consecuencias virtualmente destructivas de tal método de dirección:
“La mayoría del SU se ha negado a dar al Congreso Mundial los medios para
tener un debate serio sobre el balance de la aplicación de los textos del X
Congreso, sobre todo en Portugal; se ha negado a que el Congreso Mundial
pueda decidir sobre las cuestiones de línea referentes a Cuba e Indochina; se
ha negado a que sean sancionadas claramente mediante una votación decisoria
las graves divergencias surgidas en torno al documento Democracia
Socialista.”
“En total los únicos puntos que podrían dar lugar a una votación decisoria en
el próximo Congreso Mundial serían aquellos sobre los que se ha logrado de
antemano un acuerdo unánime en el seno de la dirección “recompuesta” de la
Internacional.
“Así, la salvaguardia de un ‘bloque’ de dirección pasa por delante de las
exigencias de la clarificación política y de la propia lucha de clases (...)
Encima, la mayoría de la dirección de la Internacional ha decidido constituirse
en ‘caucus’ en defensa de los proyectos de resolución del SU. Esta forma de
reagrupamiento es por lo menos insólita en relación a las reglas del
centralismo democrático, que no reconocen como formas organizadas de
debate más que las que derivan del derecho de tendencia y de fracción.
“El recurso a esta fórmula ‘sui generis’ (que pretende expresamente basar un
compromiso de solidaridad política entre sus participantes mientras que les
sería difícil dar pruebas del grado de homogeneidad que requeriría la
formación de una autentica tendencia común) no es sin embargo más que la
formalización del método de bloque de dirección que presidió desde el
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principio la pretendida ‘recomposición’ internacional. Esta maniobra, en lugar
de corregirlos, agrava aún los métodos de dirección sin principios utilizados
desde el inicio de la supuesta recomposición”.
Finalmente, un Congreso democrático es también la representación fiel de las
fuerzas en presencia. A este respecto, todo el mundo recuerda que en el curso
del X Congreso, que de otro lado se seguía negando a reconocer al PST como
sección oficial, la mayoría de aquella época se lanzó a un fraude considerable
en lo que concierne sobre todo a la representación del POR boliviano.
Este problema estaba planteado con mayor agudeza en el curso de la
preparación del XI Congreso Mundial. El Secretariado Unificado se negó en
todo momento a reconocer el número real de militantes de los partidos que se
oponían al “caucus” e hinchó el número de los delegados que le eran
favorables. Por no citar más que un ejemplo que numerosos militantes
conocen: la Liga Comunista Revolucionaria (Francia) eligió 13 delegados que,
según las normas adoptadas (1 por 150), corresponderían a 1.950 militantes.
Pero todo el mundo sabe, pues se trata de una cifra oficial, que esos 13
delegados fueron elegidos por sólo 1.200 militantes.
Y a la inversa, la mayor parte de los camaradas han sido mantenidos en la
ignorancia sobre las verdaderas fuerzas de la Fracción Bolchevique y de la
Tendencia Leninista Trotskysta. Durante mucho tiempo y hasta pocas semanas
antes de la celebración del Congreso Mundial, la FB y la TLT no
representaban, según el Secretariado Unificado, más que una ínfima minoría.
Actualmente, el SU ya no puede mantener esta versión, y evalúa en un 30 o 35
por ciento el número de militantes que han “escindido”. Y sin embargo, todo
el mundo sabe que representan por lo menos la mitad de los militantes de la
Internacional.
Pero había una realidad todavía más importante. La petición de aplazamiento
del Congreso hecha por la FB y la TLT recibió por parte del SU una negativa
cerrada por una razón muy simple: sin ninguna duda, en las condiciones de
debate que ese aplazamiento habría permitido, las posiciones revisionistas y
escisionistas de la mayoría del SU habrían sido dejadas en minoría por los
militantes de la Internacional. De no ser así, ¿cómo se puede explicar el
encarnizamiento de la mayoría del SU en combatir esa exigencia más que
razonable en la nueva situación creada por la revolución en Nicaragua y ante
el estado de escisión inminente que creaban las medidas administrativas
adoptadas en el SU de octubre?
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Pero restablecer la verdad de la relación de fuerzas en el seno de la
Internacional es también medir todas las consecuencias dramáticas de la
política escisionista puesta en práctica por el “caucus”.
El Secretariado Unificado colocó deliberadamente sus intereses como bloque
de dirección y su política de cobertura de la orientación liquidadora de la
dirección del SWP no sólo por encima de los principios básicos de nuestro
movimiento, sino también por encima de la unidad de sus propias fuerzas
militantes. Es responsabilidad enteramente suya que el XI Congreso se haya
abierto sobre la base de una nueva dispersión de las fuerzas que se habían
integrado en la reunificación de 1963, sobre la base de la expulsión
administrativa de la mitad de los militantes de la Internacional, de la
aplastante mayoría de las fuerzas de América Latina, de la totalidad de los
militantes trotskystas que combaten en América Central, en Nicaragua, Costa
Rica, Panamá y El Salvador.
Por no citar más que algunos ejemplos: la expulsión del PST colombiano
significa la expulsión de un partido que, por el número de sus militantes,
puede ser comparado con una de las más potentes organizaciones que se
reconocen en el Secretariado Unificado en Europa, la LCR francesa. La
expulsión de la inmensa mayoría de los militantes de Convergencia Socialista
en Brasil puede compararse a la pérdida de la otra gran organización que en
Europa se reconoce en el SU: la LCR española. El PST argentino agrupa por
sí sólo a más que el número total de los militantes europeos colocados bajo la
dirección del SU: 5.000 militantes y 5.000 simpatizantes organizados, cifras
que no han sido desmentidas por el observador enviado en septiembre último
por el SU.
En Europa el “caucus” prefirió expulsar a casi la mitad de los militantes de
Portugal. Excluyó en Italia a la LSR, que por sí sola es dos veces más
importante que la sección oficial, la GCR; en Francia fueron el 25 por ciento
los militantes excluidos. En España, cientos de militantes han sido excluidos o
se ven amenazados con serlo a través de nuevos ultimátum.
Como veis, camaradas, la factura a pagar por la sumisión de la Internacional a
la orientación pro-castrista de la nueva dirección de la Internacional, es
auténticamente gravosa. Y esas pérdidas militantes son todavía más
desastrosas si subrayamos que corresponden o bien a la exclusión de
organizaciones enteras de los sectores de la Internacional que han
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experimentado últimamente un auge, o bien a un nuevo debilitamiento de
secciones ya en crisis abierta, como en el caso de la mayor parte de las
secciones europeas (situación que reconocía con medias palabras el propio
camarada Mandel, al escribir en Rouge nº 895, que el crecimiento de la
Internacional “se ha hecho más lento en los países imperialistas”.
La declaración adoptada por el XI Congreso Mundial plantea un segundo
argumento cuyo objetivo es, igualmente, evitar el debate de fondo y presentar
la situación actual de crisis como resultado de factores ajenos a la voluntad del
SU. Así, en esa declaración podemos leer:
“(...) Desde hace varios años, la fracción bolchevique ha funcionado cada vez
más como una fracción pública sin miramientos para con las decisiones o las
normas de la IV Internacional. Cada vez más, la Fracción Bolchevique se
presentaba como una formación paralela a la IV Internacional, que organizaba
escisiones en un país tras otro...”
Podría uno sonreírse si la crisis no fuese lo que es, y si ese argumento, a fuerza
de repetirlo, no hubiese acabado por sembrar la confusión entre muchos
militantes.
En realidad es la mayoría del SU la que sistemáticamente ha escindido las
organizaciones cuando sus posiciones quedaban en minoría. En 1969, fue el
SU, como mayoría TMI, el que reconoció en Argentina a la minoría
guerrillerista de Santucho frente a la mayoría trotskista. En aquella época, fue
el SU el que intentó montar de arriba a abajo pequeños grupúsculos efímeros
con el único fin de no reconocer al PST argentino como sección oficial.
Más cerca del momento actual, y sea la que sea la valoración que uno tenga de
los orígenes de la escisión de la sección colombiana, se debe constatar que a
partir del momento en que se aceptó levantar las sanciones y llamar a un
Congreso Extraordinario bajo el control del SU, fueron los minoritarios,
partidarios de las posiciones del “caucus”, los que se negaron a participar. Y
también en Venezuela son las fuerzas que se reconocen en el SU las que
montaron artificialmente, al lado de la sección oficial, un grupo “mayoritario”
sumamente pequeño.
Es Hugo Blanco, ampliamente minoritario en un Congreso del PST de Perú
cuyo carácter democrático nadie cuestionó, el que decidió abandonar pura y
simplemente las filas de la organización para crear otra, el PRT, en lugar de
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trabajar por la reunificación de las fuerzas trotskistas del Perú. Es ese mismo
dirigente el que hoy denuncia públicamente a su propio grupo cuando quedan
en minoría en él las posiciones de la dirección del SWP sobre Nicaragua.
Por otra parte, ¿quién podría dudar de la lealtad de los militantes de la TLT y
la FB en Francia, que, estando en oposición radical a la línea de la mayoría de
su organización, sin embargo respetaron siempre la disciplina y se han
contado entre los constructores más activos de la organización? ¿Quién puede
negar el hecho de que donde cono consecuencia de la crisis de la Internacional
existían dos secciones, la FB ha hecho esfuerzos reales por la reunificación de
esas organizaciones? En México, en España, en Portugal, los camaradas de la
FB se han fusionado con las organizaciones mayoritarias, han aceptado
lealmente el marco del centralismo democrático hasta su expulsión. En Italia,
estaban muy avanzadas las discusiones con vistas a una fusión
(constantemente aplazada por los partidarios minoritarios del SU).
Y a la inversa, el “caucus” no puede citar un solo ejemplo en el que sus
fuerzas, estando en minoría, se hayan fusionado con partidos que se
reconocían en la orientación de la FB. No puede dar un solo ejemplo de
fuerzas de la FB, minoritarias, que se hayan negado a fusionarse con
organizaciones que se reconocen mayoritariamente en el SU.
Esa es la realidad de los hechos.
II
APOYO A UN GOBIERNO BURGUÉS O INDEPENDENCIA DE
CLASE. NICARAGUA: LO QUE REALMENTE ESTÁ EN JUEGO
EN LA CRISIS DE LA INTERNACIONAL
Todas esas prácticas antidemocráticas pretendían impedir un auténtico debate
político en el seno de la Internacional. De modo parecido, hoy, la presentación
falaz que se da de la crisis intenta disimular lo que realmente estaba en juego
en el corazón de las divergencias sobre Nicaragua, divergencias que
indiscutiblemente resultan de una ofensiva revisionista, para exclusivo
beneficio de la dirección castrista.
A tal fin, el Secretariado Unificado se ve obligado a deformar groseramente
las posiciones de la Fracción Bolchevique y de la Tendencia Leninista
Trotskysta.
Así, haciendo de la dirección del SWP la víctima inocente de un “ataque
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particularmente calumnioso”, la dirección de la Internacional pretende que la
TLT y la FB “presentaron a este último (el SWP) como un organización
revisionista que ha traicionado la causa del trotskysmo”. Es una grosera
contra-verdad. Lo que la Tendencia Leninista Trotskista y la Fracción
Bolchevique y el Comité de Organización para la Reconstrucción de la IV
Internacional calificaron como “revisionista” no es en modo alguno al SWP
“como organización”, sino el curso actual de su dirección. Al mismo tiempo,
la TLT, la FB y el CORCI, al contrario que los parásitos sectarios para quienes
el SWP es “reformista de punta a cabo”, afirman claramente que para ellos el
SWP como organización constituye una conquista decisiva de la IV
Internacional, y que esa conquista ha de ser defendida enérgicamente por
todos los que se reclaman de nuestro movimiento. Ha de ser defendida contra
el giro revisionista, liquidador, pro-castrista, realizado por su nueva dirección.
Otra falsificación es la presentación que se da de lo que estaba en juego en la
discusión sobre la revolución en Nicaragua. Según el Secretariado Unificado,
el centro de tal debate sería la oposición entre la “posición sectaria” de la TLT
y de la FB, y “otro marco, el de la solidaridad incondicional con la revolución,
de la defensa de esta revolución contra el imperialismo que intentará
bloquearla de forma sangrienta”. Pero, camaradas, ¿quién ha cuestionado
nunca tal solidaridad y la necesidad de darle un carácter absolutamente
incondicional?
El debate no se refiere de ningún modo a esto.
Lo que la TLT y la FB rechazan es la subordinación a la dirección
pequeñoburguesa del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Es la
complacencia ante su programa y su política de colaboración de clases. Es la
renuncia a la defensa clara y distinta del programa de la IV Internacional. Es
la justificación dada, en nombre del “trotskysmo”, a una coalición
gubernamental con la burguesía. Es el apoyo a la política burguesa de
“reconstrucción nacional”. Es el apoyo a la represión, incluso contra los
militantes trotskistas...
Tales son, todo el mundo lo sabe, los auténticos problemas de orientación. Los
problemas que han conducido a la expulsión administrativa de la FB y de la
TLT. Los problemas que oponen y opondrán de forma irreconciliable a los
que aplican o encubren la orientación liquidadora de la dirección del SWP y a
los que pretenden defender los principios más elementales de independencia
de clase.
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No vamos a repasar aquí de nuevo con detenimiento los hechos, que son
conocidos: la dirección del SWP y una parte de los miembros del Secretariado
Unificado han sostenido abiertamente la represión burguesa contra la Brigada
Simón Bolívar, formada por el PST colombiano. Así, en una declaración
entregada al Frente Sandinista de Liberación Nacional por Peter Camejo y
Charles-André Udry, se podía leer:
“Es deber de todas las fuerzas revolucionarias y democráticas del mundo
solidarizarse con la lucha del pueblo de Sandino y del FSLN. Deben
movilizarse para poner en pié una vasta campaña internacional que tenga
como objetivo impedir toda intentona de intervención contrarrevolucionaria, y
asegurar a Nicaragua una ayuda material masiva inmediata e incondicional.”
“Defender la revolución significa sostener la lucha cuya vanguardia es el
FSLN. Todas las actividades que hoy pretendan crear divisiones entre las
masas movilizadas y el FSLN son contrarias a los intereses de la revolución.”
“Este era el caso, en particular, de las actividades de la Brigada Simón
Bolívar. Ese grupo llevaba en realidad una política doble: para beneficiarse del
prestigio del FSLN se arropaba en la bandera sandinista, pero al mismo
tiempo, en las organizaciones de masas, su política sectaria intentaba separar a
los trabajadores de su vanguardia.”
“Según ciertas informaciones aparecidas en la prensa, las actividades de ese
grupo habrían representado la actitud de nuestra organización respecto de la
revolución y su dirección. Es totalmente falso. Ese grupo ha actuado por su
propia cuenta.”
“En una situación política y económica que exigía la unidad más amplia
posible en la lucha, el FSLN ha tenido razón al exigir que los miembros no
nicaragüenses de ese grupo (que se definía a sí mismo ante todo como una
organización militar) abandonen el país”.
El SU se ha negado en todo momento a condenar claramente esa toma de
posición pública. En cambio, en su reunión de octubre, afirmó claramente su
voluntad de subordinar toda la actividad de los trotskistas a la dirección
pequeñoburguesa del FSLN:
“En diversos países de América Central en que el derrocamiento de la
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dictadura de Somoza ha creado un marco nuevo para la lucha de clases, no
hay sección ni organización simpatizante reconocida por la IV Internacional.
A la luz de esto, el Secretariado Unificado decide que en Nicaragua, en El
Salvador, en Guatemala y en Honduras, toda actividad política de los
miembros de la IV Internacional o de aquellos que consideran a la IV
Internacional como dirección, ha de ser realizada bajo el control directo de la
dirección del SU sobre la base de la línea política adoptada por éste.”
“La OST de Costa Rica y la Fracción Bolchevique, en particular, quedan
intimadas a cortar toda actividad en Nicaragua, incluida la construcción de
organizaciones, y limitar ellas mismas en colaboración con el SU y sobre la
base de la línea de la Internacional, las actividades que han emprendido. Como
ha señalado la resolución sobre la revolución nicaragüense adoptada por el SU
del 1 de octubre de 1979, todos los nicaragüenses miembros o simpatizantes
de la IV Internacional deben actuar como militantes leales en el marco de la
organización que ha conducido al derrocamiento de Somoza y ha dirigido esa
revolución…, para defender las ideas fundamentales del marxismo
revolucionario”.
Esta exigencia implica la lealtad a la dirección de un partido que ha
establecido y apoya a un gobierno burgués. La lealtad a una política de
desarme de las masas, de represión contra la lucha de los campesinos que
exigen una reforma agraria radical, contra obreros a causa de las ocupaciones
de fábricas. La lealtad a la dirección de un partido que, lejos de seguir una
política antiimperialista consecuente, se niega a denunciar la duda exterior o
nacionalizar la propiedad imperialista.
Exigir la lealtad política a la dirección del FSLN equivalía en realidad a exigir
a la IV Internacional que abandonase su programa, que abandonase el combate
por la independencia de clase.
Camaradas, en este debate la discusión tampoco se refería a la posibilidad
teórica de que un movimiento o un partido pequeñoburgués, bajo la presión
conjunta del movimiento de masas y de la amenaza imperialista, pueda ser
empujado a ir mucho más allá que su propio programa, hacia un gobierno
obrero y campesino, como ocurrió en Cuba. Todo el mundo admite esta
posibilidad para el futuro. La discusión se concentraba en realidad sobre la
política actual del FSLN, sobre la actitud que debían tener los trotskistas
respecto de un gobierno burgués y la política de éste.
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¿Hay que combatir o no a ese gobierno burgués? ¿Es preciso o no combatir
por la independencia de la clase contra la política de ese gobierno? ¿Es
necesario o no construir un partido trotskysta (sean las que sean las formas
tácticas) sobre una línea de defensa incondicional de los intereses de la clase
obrera y de los campesinos en esa revolución? Finalmente, ¿es preciso o no
seguir combatiendo con el programa de la IV Internacional por la
independencia política del proletariado?
El ultimátum del Secretariado Unificado apuntaba directamente a liquidar la
independencia política y organizativa de las fuerzas de la IV Internacional
ante la dirección del FSLN y el gobierno burgués de Nicaragua. Materializaba
el alineamiento de hecho con las posiciones ya defendidas por la dirección del
SWP. Para cubrirse las espaldas esa política se ve hoy conducida a presentar
los hechos como si el FSLN se hubiese lanzado ya, y de manera irreversible,
hacia la creación de un gobierno y luego un Estado obreros.
Esto es una mixtificación grosera. No sólo es contrario a la realidad actual que
se caracteriza por la aplicación de una política burguesa de “reconstrucción
nacional”, sino que además, aunque esa hipótesis teórica de realizase en el
futuro, eso no suprimiría en nada la exigencia de construcción de la IV
Internacional, de una sección que defienda el programa trotskista y luche por
la dictadura de los consejos obreros.
Una conquista fundamental de nuestro movimiento es que un estado obrero
instaurado bajo un partido o una organización no trotskista, bajo la dirección
de un movimiento pequeñoburgués, no puede ser más que un Estado obrero
con graves rasgos de nacionalismo, aquejado desde el principio de fuertes
deformaciones marcadas por las ilusiones del “socialismo en un sólo país”,
por el freno puesto a la movilización de las masas. Tales partidos no están por
la revolución socialista mundial: son por tanto opuestos a la auténtica
culminación de la revolución en su propio país. Toda la experiencia histórica
de los países del Este, de China, de Cuba, lo demuestra. Sólo los trotskistas, la
IV Internacional, defienden hasta el fin el programa de la revolución
permanente, el Programa de Transición. Es por ello por lo que su existencia,
su desarrollo, no es sólo indispensable antes del derrocamiento del Estado
burgués, sino también después.
No es nada menos que este principio elemental, no es nada menos que la
misma necesidad de la IV Internacional, lo que queda en entredicho en el
enfrentamiento con las posiciones revisionistas surgidas en el seno del
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Secretariado Unificado en el transcurso del decisivo debate sobre la
revolución nicaragüense.
III
¿QUIEN DEFENDIÓ VERDADERAMENTE LA UNIDAD DE LA
INTERNACIONAL? ¿QUIEN DEFIENDE EL CENTRALISMO
DEMOCRATICO?
Una parte importante de los militantes de la Internacional ha considerado que
el centralismo democrático estaba roto por las imposiciones adoptadas por
unanimidad por el “caucus” en el SU del mes de octubre.
El centralismo democrático en efecto ha sido roto en sus formas más
elementales, y roto en su contenido que no son más que los principios básicos
de nuestro movimiento. Es por eso que los representantes de la Tendencia
Leninista Trotskista y de la Fracción Bolchevique, luego de la reunión de
octubre pasado, han tomado la responsabilidad sin precedentes de afirmar:
“(...) Considerando que el centralismo democrático solamente encuentra su
contenido político en la construcción dé la IV Internacional en todos los países
y no puede cubrir con su autoridad política medidas administrativas tendentes
a la pura y simple destrucción de posiciones políticas y militantes que
constituyen conquistas del combate para la IV Internacional. Considerando
que las mociones adoptadas significan un total rechazo de abrir la discusión y
que los que pretenden ser la mayoría de la Internacional han decidido
organizar la escisión en sus filas.”
“En consecuencia, rechazamos estas medidas tomadas en ruptura con todas las
reglas del centralismo democrático y pedimos que esta reunión del SU vote la
presente resolución, la única que puede hacer retroceder a los escisionistas
dirigidos por la nueva dirección castrista del SWP.”
“Afirmamos asimismo que los que sostienen las medidas adoptadas son
responsables moral y políticamente, de ofrecer, en nombre de la IVª
Internacional, una cobertura política a todas las medidas de represión policial
que han sido y puedan ser dirigidas contra militantes trotskistas en Nicaragua
y en América Central.
“En caso contrario, tomaremos, después de esta votación, todas las decisiones
necesarias para salvaguardar la unidad y la integridad de la IV Internacional
sobre la base de su programa.”
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“Por eso, llamamos a todos los partidos, todos los dirigentes, todos los
militantes que se reclaman de nuestro movimiento mundial a reagruparse para
impedir la realización de un Congreso Mundial antidemocrático y garantizar
un verdadero Congreso democrático y con autoridad moral y política que
pueda derrotar las posiciones actuales, liquidacionistas de nuestro programa,
en Nicaragua (…)”. (Declaración de Moreno, SU de Octubre de 1979)
Lejos de resignarse a la situación de escisión inminente que crean las
decisiones del SU de Octubre, la FB y la TLT han tratado de buscar, mientras
fuera posible, reagrupar, sin condiciones, el conjunto de los militantes o de las
corrientes que pudieran estar decididos a pelear por las medidas de
salvaguardia elementales, indispensables para evitar la explosión de las
fuerzas de la Internacional y restablecer las condiciones mínimas para un
debate democrático.
Era evidente que la cuestión de Nicaragua, siendo el centro de los debates en
vísperas del Congreso, el rechazo del aplazamiento de este último ha
representado un obstáculo para que los delegados pudieran ser elegidos sobre
la base de una discusión verdaderamente democrática, escrita, contradictoria,
responsable. Por las decisiones del SU de Octubre, por su rechazo categórico
de aplazamiento del Congreso y la suspensión de las medidas organizativas
que hubieran podido restablecer las condiciones para un debate de
organización democrática, la dirección de la IV Internacional condenaba
cínicamente a la FB y la TLT a ser expulsadas de las de la Internacional.
Así estaban, por la responsabilidad del “caucus” reunidas todas las
condiciones de un Congreso Mundial abiertamente antidemocrático y
escisionista. No basta hoy, para disimular esta realidad, proclamar que la “FB
y TLT se han escindido, justo antes del Congreso Mundial, rechazando
presentar sus argumentos ante los delegados reunidos provenientes de más de
40 países y que representan el más elevado de la IV Internacional. Haciendo
esto, la FB y la TLT demostraban el menosprecio en el cual tenía a la mayoría
de los cuadros de nuestro movimiento y su rechazo a las discusiones y
decisiones democráticas”.
Pues el conjunto de los métodos del “caucus” en el curso de estos últimos
meses manifiesta un desprecio mucho más auténtico hacia los militantes de la
Internacional y su derecho a la discusión democrática. Y, ¿con qué seriedad se
puede evocar el derecho que supuestamente tenían la Tendencia Leninista
15
Trotskysta y la Fracción Bolchevique a presentar sus argumentos ante los
delegados, siendo así que la precondición absoluta de esa discusión era la
aceptación, la aplicación inmediata y efectiva de unas resoluciones
organizativas que implicaban la auto-liquidación de las posiciones políticas y
militantes conquistadas en el combate revolucionario en América Central?
¿Cuando la negativa al aplazamiento impedía materialmente que el Congreso
pudiese reflejar la mayoría de militantes que indiscutiblemente se oponían a
que la Internacional asumiese, como lo había hecho desgraciadamente el SU
de Octubre, la política revisionista y liquidadora de la dirección del SWP?
La dirección de la Internacional ha cerrado toda posibilidad de un debate
democrático. Deliberadamente, ha puesto a la TLT y a la FB, corrientes que
representan la mitad por lo menos de los militantes agrupados en el marco de
la reunificación del 63, en la situación de tener que elegir entre una expulsión
administrativa y una capitulación liquidadora.
En esas condiciones, en vísperas de un Congreso Mundial, cuyo objetivo no
podía ser sino la ratificación antidemocrática de las medidas escisionistas
adoptadas por el SU, la TLT y la FB apelaron a las fuerzas del Comité de
Organización, que habían manifestado su voluntad de defender los principios
de la IV Internacional contra la reciente ofensiva liquidadora de la dirección
del SWP; la TLT y la FB, juntamente con el CORCI, llamaron a la
preparación de una Conferencia Mundial, abierta, democrática, que reúna sin
condiciones previas a todas las fuerzas que se reclaman de la continuidad de la
IV Internacional, empezando por las situadas bajo la autoridad del SU, para
que trabajen conjuntamente por restaurar el centralismo democrático y
defiendan los principios de un programa amenazado directamente por el curso
liquidador de la nueva dirección del SWP.
El Secretariado Unificado tomó como pretexto este llamamiento a la
salvaguardia para excluir a la TLT y la FB de las filas de la Internacional.
Luego, rindiéndose todavía algo más a las exigencias que derivan de la
orientación pro-castrista de la dirección del SWP, profundizando aún más su
curso escisionista y los rasgos ultimatistas y administrativos de sus métodos
de dirección, el “caucus” subordinó la posibilidad de que cualquier delegado
al Congreso, elegido regularmente por su dirección participase en el debate a
la aceptación previa de una moción que denunciaba el llamamiento a la
Conferencia Abierta y ratificaba la expulsión de la TLT y la FB. Por haberse
negado a someterse a tal ultimátum, fueron excluidos de la Internacional el
16
delegado de la OST costarricense (miembro de la TLT) y el de la Liga
Comunista de Chile (que no pertenece ni a la TLT ni a la FB). Un delegado de
la LCR de España, miembro de la TLT, se vio obligado a aceptar la votación
de tal texto, simplemente para que se le reconociese el derecho a “presentar
sus argumentos ante los delegados”. De otro lado, debía ser excluido
posteriormente, en la elección del CEI, sólo por el hecho de las posiciones que
había desarrollado.
Camaradas, así fue como ocurrieron las cosas. Todas las afirmaciones
contrarias tienen un sólo objetivo: cerrar las puertas a la discusión, hacer creer
a los militantes que la situación actual es irreversible, que deben resignarse a
ella, aceptar como inevitable que la dirección del SWP siga imponiendo su
política pro-castrista que es la de una ínfima minoría del movimiento
trotskysta.
Tal es la función desmoralizadora de la argumentación según la cual el SU
pretende haber actuado con el único fin de:
“… defender la integridad de la IV Internacional como partido mundial, como
organización basada en el centralismo democrático tal como se aplica a escala
internacional”.
Según eso, ¿habría que creer que al impedir la realización de un Congreso
democrático, al expulsar a la FB y la TLT, al negarse a considerar seriamente
la nueva situación que ha conducido a celebrar un Congreso reducido
exclusivamente a las fuerzas del “caucus”, al no adoptar una política
responsable ante el Comité Paritario que reagrupa a la gran mayoría de los
militantes trotskistas, el SU no habría tenido más que un sólo objetivo: el de
defender a la IV Internacional como organización regulada por el centralismo
democrático?
Camaradas, todo eso no es serio. ¿Qué pensaríais, por ejemplo, si en vuestro
partido, dos semanas antes de un Congreso nacional, se produjese en vuestro
país un hecho totalmente nuevo? ¿Si vuestra dirección considerase (como ha
hecho el SU en Nicaragua) que ese hecho nuevo justificaba la disolución de
vuestro partido o de un sector decisivo del mismo? Y si, como es normal, la
mitad de vuestro partido se opusiese a esa medida, contándose entre esa mitad
el 100 por cien de los militantes directamente afectados (de la misma forma
que el 100 por cien de los militantes de América Central afectados por las
medidas del SU se opusieron a su política)?
17
No podemos dudar ni un instante que por defender a vuestro partido habríais
reaccionado inmediatamente diciendo: ¡Retrasemos unas semanas este
Congreso para poder discutir democráticamente esa cuestión de vida o muerte
para nuestro partido! ¡Suspendamos hasta la celebración del Congreso toda
aplicación organizativa de esa política, porque es evidente que no podemos
disolver a una parte de nuestra organización para reconstruirla en el caso de
que seamos mayoritarios dos semanas más tarde!
Pero, ¿qué habríais pensado si la dirección no hubiese aceptado esas medidas
elementales y os hubiese respondido: no aplazaremos el Congreso, no
suspenderemos la aplicación de la decisión de disolver el partido? Habríais
dicho con razón: esa dirección no defiende el centralismo democrático, está
liquidándolo, está liquidando a nuestro partido. Y lo habríais pensado mil
veces más aún si esa dirección os hubiese exigido disolveros para entrar como
militantes leales en una organización de la que os consta que aplica en ese
mismo momento una política de colaboración de clases, en el mismo momento
en que una insurrección había destruido el viejo aparato burgués.
Esa reacción que habríais tenido, es la que ha tenido en el plano internacional
la FB y la TLT. Como la FB y la TLT, vosotros habríais considerado que no
se podía reivindicar el centralismo democrático para liquidar vuestro partido.
Como hemos hecho nosotros, vosotros no habríais dudado en una crisis tan
excepcionalmente grave, en aproximaros a otra organización trotskista, con la
que de otro lado vuestro partido pretende fusionarse a corto plazo, con el fin
de defender el programa de la IV Internacional, único programa que puede dar
validez al centralismo democrático.
Pero los resultados y secuelas del XI Congreso Mundial demuestran más aun
que esa comparación imaginaria hasta qué punto abusa el “caucus” al utilizar
el argumento del “centralismo democrático’.
Por haberse negado a someterse a un ultimátum que por su contenido
liquidador era con toda evidencia extraño al centralismo democrático, la FB y
la TLT fueron excluidas de las filas de la Internacional. Pero al mismo tiempo,
se hundía la gloriosa “unanimidad” realizada en torno a la “resolución” del SU
de Octubre, que supuestamente daba legitimidad a esas medidas
administrativas. La unanimidad del “caucus” sobre Nicaragua no duró más
allá de la expulsión de los que ponían en cuestión el carácter principista de esa
unanimidad, pues en definitiva en el XI Congreso Mundial se enfrentaron tres
18
resoluciones contradictorias.
Más aún, actualmente está comprobado que tras realizar un Congreso
minoritario en el seno del movimiento trotskysta mundial, el SU es incapaz de
aplicar el centralismo democrático en sus propias filas. Como sabéis, una
mayoría escasa de ese Congreso decidió caracterizar al Gobierno de
Reconstrucción Nacional de Nicaragua como gobierno de “coalición con
sectores de la burguesía”. La minoría, es decir, el SWP, caracteriza a ese
gobierno como “gobierno obrero y campesino”.
Y, ¿qué es lo que vemos al día siguiente de ese Congreso Mundial? ¿Se
somete hoy la minoría al voto mayoritario? No. En Nicaragua, la revista más
ampliamente difundida es Perspectiva Mundial, revista en lengua española del
SWP en la que se caracteriza sistemáticamente al Gobierno de Reconstrucción
Nacional como gobierno que defiende los intereses de los trabajadores, como
gobierno no burgués. La misma línea se desarrolla cada semana en
Intercontinental Press. ¿Ha exigido la mayoría del SU que se suspenda la
difusión de esas revistas, o al menos que la dirección del SWP deje de
defender públicamente esa caracterización? ¿Ha tomado el SU alguna medida
disciplinaria de algún tipo contra la dirección del SWP? ¿Ha sido sancionada
una partidaria colombiana de las posiciones de la dirección del SWP que, en
una aparición pública de la LCR francesa defendió públicamente la posición
minoritaria? No, esa camarada sigue participando en las reuniones del SU y,
que sepamos, no se ha tomado ninguna medida respecto de ella. Y por si fuera
poco podemos ver a la dirección de la LCR francesa haciendo nuevos pasos en
el sentido de adaptación a esas posiciones revisionistas. Lo atestiguan los
artículos de Rouge sobre Nicaragua argumentando explícitamente por primera
vez en pro de la necesidad de aceptar ahora la asociación de representantes de
la burguesía al gobierno.
Entonces, camaradas, ¿por qué se deja que la dirección del SWP haga en
Nicaragua su política sin tomar ninguna medida disciplinaria, mientras que
han sido excluidos de la Internacional, en nombre del “centralismo
democrático” los militantes nicaragüenses?
Debéis reflexionar todos sobre esto para comprender lo que ocurrió realmente
en vísperas del Congreso Mundial. Para comprender qué es realmente lo que
se encuentra en la base de la reciente crisis. Para comprender quiénes son
realmente los escisionistas.
19
IV
EL XI CONGRESO: UN GRAVE RETROCESO PARA LA
CONSTRUCCION DE LA IV INTERNACIONAL
Camaradas, para disimular el alcance del desastre político del que tiene toda la
responsabilidad, el SU pretende presentar al XI Congreso como un paso
adelante en la construcción de la IV Internacional, como un paso adelante en
la construcción de fuertes partidos trotskistas.
Ahora bien, es totalmente evidente que esta versión de los hechos no
corresponde en modo alguno a la realidad. Este Congreso no sólo no ha dado
ninguna respuesta a las cuestiones fundamentales planteadas en la crisis
actual, sino que ha abierto una situación que no puede conducir, a plazo más o
menos largo, más que a la explosión de las fuerzas, minoritarias en el
movimiento trotskista, que siguen hoy situadas bajo la autoridad del SU.
Este Congreso no ha podido sino tomar acta de la existencia de dos
organizaciones separadas en Irán, siendo así que durante meses la unidad
manifestada ante una revolución en marcha había sido presentada
demagógicamente a los militantes de la Internacional como una de las
principales demostraciones prácticas de la viabilidad y del carácter principista
de la llamada “recomposición” internacional. En lugar de eso, tan pronto
como la lucha de clases, en el momento decisivo de las supuestas “elecciones”
para la “Constituyente” de Jomeini, hizo aparecer posiciones incompatibles en
la práctica (pues se trataba de la opción entre boicot y participación), la
dirección de la Internacional tuvo como única preocupación intentar disimular
ante los militantes la existencia de esa crisis, sus implicaciones políticas, y la
situación de escisión que de ella se desprendía.
De modo parecido, nadie puede pretender que el Congreso haya permitido
superar positivamente las contradicciones abiertas en el seno mismo del
“caucus” en torno al texto “Democracia socialista y dictadura del
proletariado”, debate que no deja de estar vinculado con las divergencias entre
la dirección del SWP y la mayoría del Secretariado Unificado que surgieron
públicamente ante las guerras indochinas. Para salvaguardar su existencia, a
pesar de la expresión en su seno de posiciones antagónicas sobre cuestiones
tan decisivas, el “caucus” ha debido recurrir a un subterfugio de
procedimiento: limitar la soberanía del Congreso Mundial (y por tanto de
todos los militantes de la internacional) no autorizando más que un “voto
indicativo” sobre esos dos puntos. Esta práctica insólita demuestra que en
realidad, sobre el conjunto de las materias teóricas y políticas incluidas en
20
esos dos puntos del orden del día, el Congreso no estuvo en condiciones de
reunir las condiciones para que las posiciones mayoritarias pudiesen pretender
valerse de la autoridad del centralismo democrático.
El XI Congreso Mundial no ha dado ninguna solución a dos problemas
decisivos para todo el movimiento trotskista actualmente: la cuestión de Cuba
y la cuestión de Nicaragua.
Sobre Cuba, los dirigentes europeos del Secretariado Unificado han
pretendido durante todo el período anterior al XI Congreso, que las
acusaciones de la Fracción Bolchevique y la Tendencia Leninista Trotskista
según las cuales la dirección del SWP capitulaba cada vez más ante la política
castrista no eran más que simples exageraciones polémicas derivadas del puro
fraccionalismo.
Para hacer aceptar esa presentación de las cosas, los dirigentes del SU
debieron sin embargo practicar una auténtica censura. Así, es un hecho que
Inprecor, revista que teóricamente se fusionó con Intercontinental Press,
nunca ha publicado los artículo más erróneos de IP (por ejemplo, los que
trataban de la Conferencia de los Países no alineados o del discurso de Fidel
Castro en la ONU, los artículos en que la dirección del SWP apoya
explícitamente la política de coexistencia pacífica en versión La Habana).
Pero hay un hecho que demuestra que efectivamente la FB y la TLT tenían
toda la razón al subrayar que la cuestión de Cuba se hallaba en el centro de los
problemas que actualmente enfrenta nuestro movimiento: el camarada Mandel
creyó necesario hacer publicar, pocos días antes del XI Congreso, un largo
artículo sobre Cuba y la Conferencia de Países no alineados que, más allá de
su carácter ambiguo y su negativa a criticar abiertamente las posiciones de la
dirección del SWP, demuestra muy bien hasta qué punto la cuestión de Cuba
se encuentra en el corazón de la crisis que atraviesa hoy al SU.
Pero el XI Congreso ni discutió seriamente ni resolvió sobre esta cuestión, que
constituyó así una auténtica bomba de efecto retardado para las fuerzas que se
reclaman de la autoridad del Secretariado Unificado. Porque, camaradas, las
cuestiones que suscita la política actual del SWP afectan a las bases mismas
del combate que los trotskistas han llevado durante cuarenta años de lucha
encarnizada por construir la IV Internacional.
¿Hay que apoyar o no la política de coexistencia pacífica? ¿Hay que reconocer
21
como dirección auténticamente revolucionaria, con una política consecuente
de extensión de la revolución, a una dirección como la cubana, que juega
actualmente un papel activo en el apoyo a regímenes de colaboración de clases
en numerosos países semicoloniales en que los trabajadores ponen en peligro
el orden establecido? ¿Hay que liquidar las fuerzas trotskistas en cada país en
que haya una organización pequeñoburguesa que se reclama más o menos de
la política de la dirección cubana?
Son esas sólo unas pocas de las cuestiones que el XI Congreso no ha resuelto.
Lo que equivale a decir que el XI Congreso no ha resuelto la cuestión
fundamental planteada inevitablemente por la orientación pro-castrista de la
nueva dirección del SWP: el programa de Trotsky, la IV Internacional,
¿siguen teniendo actualidad o no?
En lo que concierne a Nicaragua, los dirigentes del Secretariado Unificado
quieren hacernos creer que mientras existe una divergencia en cuanto a la
naturaleza de clase del gobierno llamado de Reconstrucción Nacional, habría
habido en el Congreso Mundial un acuerdo fundamental sobre las tareas de los
trotskistas en Nicaragua.
Es una afirmación que demuestra por sí sola el carácter de bloque sin ningún
principio de los que dirigen actualmente a las fuerzas que siguen
reconociéndose todavía en el SU: hay una divergencia completa sobre lo que
constituye el punto central de toda política trotskista: la naturaleza de clase del
gobierno. Y eso en una situación que todo el mundo reconoce como
revolucionaria. Pero sin embargo, se pretende tener un acuerdo sobre la
política que hay que aplicar.
¿De quién se quieren burlar? Una divergencia sobre la naturaleza del gobierno
en una situación revolucionaria, es decir cuando la cuestión de las cuestiones
es la del gobierno, no puede conducir a las fuerzas separadas por tal
desacuerdo más que a situarse en lados distintos de la barricada.
Contrariamente a lo que dicen los dirigentes del SU, la caracterización dada
por la dirección del SWP del Gobierno de Reconstrucción Nacional como
“gobierno obrero y campesino” plantea problemas de la mayor gravedad.
Tanto más graves cuanto que la política concreta aplicada por el SU en la
propia Nicaragua es en los hechos la de la dirección del SWP y no la de la
mayoría del SU.
22
Esa caracterización impide, muy en concreto, que los trotskistas asuman hay
la tarea esencial definida en el Programa de Transición:
“(...) A todos los partidos y organizaciones que se apoyan en los obreros y
campesinos y hablan en su nombre, les exigimos que rompan políticamente
con la burguesía y entren en el camino de la lucha por el gobierno obrero y
campesino (...)”
Calificar como “obrero y campesino” al Gobierno de Reconstrucción Nacional
impide combatir políticamente a un gobierno, que, según los términos
empleados por el representante del FSLN en un mitin organizado por la LCR
en París, no es ni obrero ni anti-imperialista, sino solamente “democrático”.
Equivale a reconocer carácter “obrero” a una alianza política con la burguesía,
es decir, situarse en el extremo opuesto al Programa de Transición que hace de
la consigna “¡Romped con la burguesía!” la clave de bóveda de las exigencias
que hay que enfrentar a todos los partidos oportunistas, a todas las fuerzas
pequeñoburguesas.
Equivale a decir que la dirección del SWP intenta “dar a la fórmula de
gobierno obrero y campesino un contenido completamente distinto, puramente
democrático, es decir, burgués (...)” (Programa de Transición). Esta posición
quiere impedir a la IV Internacional que plantee ante las masas el que hoy es
el problema esencial: si los trabajadores y campesinos y sus partidos
renuncian “(...) a salir de los marcos de la democracia burguesa, su alianza con
el campesinado conducirá simplemente a sostener al capital, como ocurrió en
el caso de los mencheviques y socialistas revolucionarios en 1917, como
ocurrió con el Partido Comunista Chino en 1925-27, como ocurre actualmente
con los “frentes populares” de España, Francia y otros países(...) (Programa de
Transición).
Calificar de gobierno obrero y campesino a un gobierno burgués, en el que
participan no la sombra de la burguesía sino sus representantes más
importantes, calificar como revolucionaria la política del FSLN que apoya a
ese gobierno no tiene nada que ver con la política trotskista de “apoyo total
contra la reacción capitalista” o el imperialismo. Sólo abre el camino a la
capitulación ante una política que va en contra de los intereses del
proletariado, en el momento decisivo de una situación revolucionaria.
Esas son algunas de las cuestiones “secundarias” que quedaron sin respuesta
en el XI Congreso y que amenazan directamente a lo que queda hoy del
23
Secretariado Unificado. Porque, camaradas, ¿quién de vosotros está dispuesto
a aceptar como dirección internacional a una dirección a la que las exigencias
crecientes de la dirección del SWP condenan a subordinar cada día un poco
más la existencia de la Internacional, de sus secciones, su política, a los
imperativos diplomáticos de la dirección cubana? Tal evolución conduciría
rápidamente al SU a estallar en una multiplicidad de organizaciones nacionaltrotskistas o bien cosa más verosímil, a sufrir la desaparición pura y simple de
la mayoría de sus organizaciones.
¿Podíamos nosotros permanecer indiferentes ante tal amenaza, directamente
inscrita en la negativa del “caucus” a combatir la orientación de la nueva
dirección del SWP? En ningún caso, y precisamente por esto hemos
participado en la creación del Comité Paritario y apoyamos hoy su combate.
Camaradas, en una crisis tan grave como la que el movimiento trotskista
mundial atraviesa, ningún militante, ningún dirigente que se reclame de la
construcción de la IV Internacional puede contentarse con los argumentos con
que la declaración adoptada por el XI Congreso pretende responder a la
propuesta de la Conferencia Mundial Abierta.
V
EL OBJETIVO DEL COMITÉ PARITARIO, EL PAPEL DE LA
CONFERENCIA ABIERTA: REUNIFICAR EL MOVIMIENTO
TROTSKYSTA, RECONSTRUIR EL CENTRALISMO
DEMOCRÁTICO INTERNACIONAL
La acusación según la cual el CORCI, la FB y la TLT habrían “vuelto la
espalda a la construcción de la IV Internacional como organización” y que
presenta la propuesta de la Conferencia Mundial abierta como “destinada a
destruir la IV Internacional”, revela, debemos decirlo, la calumnia más
irresponsable.
Camaradas, que militáis en secciones que reconocen al SU como su dirección,
¿podéis creer por ejemplo que los dirigentes del PST argentino, a quiénes
habéis visto defender la IV Internacional contra el guerrillerismo
pequeñoburgués, contra las desviaciones vanguardistas, contra el revisionismo
programático del documento Democracia socialista y dictadura del
proletariado, quieren liquidar la IV Internacional? ¿Que los dirigentes de la
TLT con los que habéis militado durante años y que han defendido el partido
contra las tendencias frentepopulistas, contra las tendencias a la capitulación
frente al estalinismo, quieren destruir la IV Internacional? ¿Podéis creer
24
seriamente que ése sea el objetivo de la FB y de la TLT, a quienes conocéis, al
lado de las cuales habéis militado?
Igualmente infundada es la advertencia que el XI Congreso dirige a la TLT y a
la FB: “Cualquier intento, sea cual fuere su base, de construir partidos
revolucionarios nacionales sin trabajar al mismo tiempo en la construcción de
una Internacional revolucionaria, conducirá a sus autores a graves errores en el
curso de la lucha de clases, no sólo a escala internacional, sino incluso en su
propio país.”
Para los trotsquistas no existen dos tareas diferentes, “construir partidos
revolucionarios nacionales”, por un lado, y “construcción de una Internacional
revolucionaria”, por otro. La IV Internacional no puede construirse más que
apoyándose en la defensa organizada de su programa en cada una de sus
formaciones nacionales. Desde este punto vista, no es sólo tal o cual partido,
sino el conjunto de la Internacional quien se construye en cada una de las
situaciones en que los militantes trotsquistas se esfuerzan en mostrar a las
masas la victoria revolucionaria.
Es en nombre de esta concepción, la única auténticamente internacionalista,
que la FB y la TLT han denunciado las órdenes tajantes del Secretariado
Unificado que exigían de los militantes trotsquistas el abandono de la
construcción de organizaciones de la IV Internacional en Nicaragua.
Porque no es solamente el principio elemental de la construcción de una
sección de la IV Internacional lo que se encontraba liquidado a través de la
orientación que el SU pretendía imponer. No, rechazar construir una sección
de la IV Internacional, rechazar defender su programa frente a una revolución
en marcha no limita sus efectos liquidadores a las fronteras del país
directamente concernido. Semejante política atenta en realidad contra los
principios mismos del conjunto de nuestro movimiento: es a toda la IV
Internacional, a la totalidad tanto de su programa como de su marco
organizativo, a quien amenaza.
Entonces, camaradas, la actitud frente a esta ofensiva liquidadora, he aquí lo
que constituye hoy la prueba decisiva para distinguir a los que defienden
verdaderamente a la IV Internacional, las bases elementales de su
“construcción como organización”.
A este respecto, la realidad política es que son las fuerzas (y entre ellas la FB
25
y la TLT) que se han comprometido en el combate contra el curso liquidador
iniciado por la dirección del SWP, quienes, en las circunstancias actuales,
defienden de forma consecuente “la construcción de la IV Internacional como
organización”.
La realidad política es también que el Secretariado Unificado ha encubierto y
luego asumido, la aplicación de la orientación liquidadora de la dirección del
SWP con desprecio de capas enteras de militantes activos en la lucha de clases
y al precio de la explosión del reagrupamiento operado sobre la base de la
reunificación del 63.
Camaradas, “construir la IV Internacional como organización” no tiene nada
que ver con mandatos y ultimátums administrativos que, en nombre del
“centralismo democrático”, se dirigen en realidad contra las posiciones vivas,
militantes, conquistadas en el fuego de la lucha de clases. Y, para “construir la
IV Internacional como organización”, no basta cubrir esa política con grandes
frases como las de Intercontinental Press que no vacila en escribir que “el
movimiento trotskysta mundial” ha “rechazado los puntos de vista sectarios”
de la FB y de la TLT, o de Rouge que escribe: “La IV Internacional, partido
mundial de la revolución socialista, ha celebrado su XI Congreso mundial.”
¿Un “congreso mundial”? Iniciado con la expulsión de la casi totalidad de los
militantes trotsquistas latinoamericanos. ¿Un “movimiento trotskysta
mundial”, un “partido mundial de la revolución” que no agrupan ni a la mitad
de los militantes trotsquistas en el mundo? ¿Una “IV Internacional” que
renuncia a combatir la ofensiva abiertamente procastrista que lleva en sus filas
la dirección del SWP y toma como principal decisión la de no construirse en
Nicaragua?
Camaradas, este método autoproclamatorio no tiene nada que ver con el
método leninista, con el método trotsquista de construcción de la
Internacional. El bolchevismo obliga a acabar con el bluff, con los métodos
administrativos, con las condiciones previas organizativas. El bolchevismo
obliga a partir de la realidad. Y la realidad, es que la IV Internacional ha
sufrido toda una serie de crisis, cuyas consecuencias son duraderas, profundas.
La realidad es que nadie puede pretender que la reunificación del 63 bastó
para superar todas las consecuencias de la escisión del 53, como lo testimonia
el desarrollo de fuerzas trosquistas poderosas fuera de ese cuadro.
26
La realidad es que a pesar de todas las proclamaciones contrarias, el
Secretariado Unificado nunca ha sido capaz de asegurar en sus filas la
aplicación efectiva de un centralismo democrático, como lo demuestra la
inevitable expresión de posiciones de fracciones públicas cada vez que han
surgido en su seno divergencias de principio, es decir más o menos en todos
los acontecimientos decisivos de la lucha de clases (también tras la supuesta
recomposición internacional, frente a las guerras indochinas y frente a la
revolución iraní).
La realidad es que la irresponsabilidad del Secretariado Unificado y su
negativa a combatir las exigencias de la dirección del SWP acaban de llevar al
estallido, en dos partes iguales, de las fuerzas que se integraron en la
reunificación del 63.
La realidad es que se ha constituido una nueva dirección del SWP, que juega,
en el seno mismo del SU, el papel de una fracción procastrista cuya
orientación es cada vez más abiertamente contraria a los principios
constitutivos de la IV Internacional.
En esas condiciones, la pretensión del Secretariado unificado de constituir
como tal la continuidad de la IV Internacional y el marco, efectivo y legítimo
del centralismo democrático internacional, no puede engañar a nadie.
Igualmente su denuncia de la Conferencia abierta es tan sectaria como
irresponsable.
La Fracción Bolchevique, la Tendencia Leninista-Trotskysta y el Comité de
Organización por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional han constituido
un “Comité Paritario” que reagrupa a las fuerzas que hoy llaman a la
celebración de una Conferencia Mundial, democrática, abierta a todas las
fuerzas y corrientes que se reclaman de la continuidad de la IV Internacional.
Al mismo tiempo, la FB, la TLT y el CORCI afirman públicamente que
conservan, al menos en el momento presente, sus propias posiciones, su
contorno organizativo y que el “Comité Paritario” no pretende funcionar
según un principio de mayoría. ¿Significa eso, como concluye un poco
precipitadamente el SU, que estas fuerzas se “oponen al centralismo
democrático”, que se ponen como único objetivo instaurar un “club de
discusión” cuya “única base de acuerdo” fuera además, la “oposición a la
construcción de la IV Internacional”?
¡No, camaradas! Las fuerzas que llaman a la Conferencia abierta han
27
anunciado claramente el fin que persiguen con esta iniciativa. Se trata para
ellas de combatir cualquier nueva dispersión de las fuerzas trotsquistas. Se
trata, por el debate político, sin previas ni exclusiones, de defender nuestro
movimiento contra las consecuencias destructoras de la ofensiva procastrista
de la nueva dirección del SWP.
Se trata pues, de obrar activamente por la reunificación sobre bases de
principio del conjunto del movimiento trotsquista, por la reconstrucción de un
marco internacional donde se pueda verdaderamente ejercer el centralismo
democrático, por la reorganización de una IV Internacional que reagrupe todas
sus fuerzas hoy dispersas.
Más aún, la FB, la TLT y el CORCI han afirmado claramente: todos los
militantes, todas las corrientes que están colocadas bajo la autoridad del SU
deben tomar su lugar en esta Conferencia abierta y, para empezar, el SU debe
participar en el Comité Paritario.
Y es precisamente porque tales son nuestros objetivos por lo que rechazamos
hoy “proclamar”, por ejemplo, que el Comité Paritario constituye una “nueva
Internacional”, o que nosotros constituimos la “verdadera IV Internacional”.
Podríamos ciertamente hacer también “proclamaciones”. Nos sería tan fácil
como lo es, al menos de palabra, para el Secretariado Unificado. Y tendríamos
incluso en apoyo de tales pretensiones, la doble ventaja sobre el SU de
representar indiscutiblemente la mayoría de los militantes trotsquistas en el
mundo y de no haber aceptado encubrir las posiciones abiertamente
procastristas de la nueva dirección del SWP.
Pero, en realidad, no pensamos (y ningún militante, ningún dirigente serio
puede pensarlo) que las sucesivas crisis de las que la IV Internacional arrastra
las huellas, que la dispersión actual de las fuerzas trotsquistas pueden,
milagrosamente, ser resueltas con esa clase de autoproclamaciones.
Es por lo que hoy decimos: la existencia separada y las particularidades de las
diversas corrientes internacionales que se reclaman del trotskysmo son
producto directo de las crisis sucesivas que ha atravesado la IV Internacional.
Al mismo tiempo cada una de estas corrientes ha conquistado posiciones en la
lucha de clases y tiene, por eso, las responsabilidades que le son propias en el
proceso del que debe surgir una Internacional reunificada, reorganizada, capaz
de funcionar efectivamente como partido mundial de la revolución
28
democráticamente centralizado. Estas corrientes tienen entre ellas todo tipo de
divergencias, algunas de las cuales tienen un carácter táctico, mientras que
otras pueden reflejar la presión del revisionismo en las fuerzas que se
reclaman de la IV Internacional.
Sí, camaradas, en esa situación, sólo con el debate, sólo con la celebración de
la Conferencia Democrática Abierta podrán reabsorberse realmente las
divergencias que se sitúan en el terreno de nuestros principios comunes y
podrá nuestro movimiento asegurar su defensa contra todas las ofensivas
revisionistas. Sólo procediendo así podrá realmente restaurarse reconstruirse,
un marco de ejercicio del centralismo democrático internacional mucho más
efectivo, mucho más sólido que el que podría resultar de autoproclamaciones
apresuradas y sectarias.
Ni que decir tiene que por nuestra parte esa comprensión no quiere decir que
renunciemos a asumir las responsabilidades que incumben al Comité Paritario
que agrupa a la gran mayoría de militantes trotskistas del mundo ante los
acontecimientos más decisivos de la lucha de clases internacional. Ya hemos
empezado a hacerlo respecto de las revoluciones nicaragüense e iraní.
El Comité Paritario no es una “tendencia de oposición”, y sus tareas no son
sólo las de la discusión indispensable para delimitarse respecto del
revisionismo. En todos los países del mundo en los que existen partidos
distintos que se reclaman del Comité Paritario, se han constituido comités de
enlace para coordinar las tareas de intervención en la lucha de clases nacional
e internacional. Nuestro objetivo es claro: queremos reconstruir el centralismo
democrático, queremos que se construya una nueva dirección internacional.
Invitamos al SU y a las fuerzas que se siguen reconociendo en él a participar
en esa tarea en la que por nuestra parte nos empleamos, sin más tardanza,
combatiendo por la Conferencia Mundial Abierta.
VI
POR UN CONGRESO MUNDIAL EXTRAORDINARIO CONVOCADO
POR EL SECRETARIADO UNIFICADO, PREPARADO
DEMOCRATICAMENTE
Camaradas, el problema planteado ahora es el de los primeros medios de que
podemos dotarnos para salir de este impasse, de esta crisis que ha dividido por
la mitad las fuerzas militantes reagrupadas sobre la base de la reunificación de
1963. Os hemos expuesto nuestra opinión sobre algunos de los problemas
esenciales planteados por el documento del XI Congreso sobre la crisis de la
29
IV Internacional.
Lo que debemos discutir ahora, son también unas responsabilidades que hoy
os corresponden, militantes y dirigentes con los que hemos militado durante
dieciséis años en un mismo marco, y con frecuencia en los mismos partidos,
en las mismas células, las mismas fábricas, los mismos sindicatos, para
superar la crisis actual.
Insistimos claramente en este punto: hablamos de responsabilidades propias
de los militantes y partidos que se incorporaron a la reunificación de 1963 y
que han militado juntos en el marco surgido de ese proceso. Es decir, propias
de los militantes que, en circunstancias normales, habrían debido participar
conjuntamente en el último Congreso Mundial.
Porque, camaradas, es contrario a la realidad afirmar, como lo hace Barry
Sheppard en un artículo aparecido recientemente en la prensa del SWP en los
Estados Unidos:
“(...) la TLT y la FB (a iniciativa del CORCI) decidieron utilizar esas
decisiones (las referentes a Nicaragua) para justificar su escisión. Han vuelto
la espalda a la IV Internacional y se han ido (...)”
No, camaradas, no nos hemos ido, hemos sido expulsados tras toda una serie
de ultimátums inaceptables referentes a Nicaragua. Y lejos de volver la
espalda a la Internacional nos dirigimos una vez más a vosotros, para que
juntamente tratemos de reunificar a todos los trotskistas en una IV
Internacional basada en un auténtico centralismo democrático.
No, no nos hemos ido, y no hemos vuelto la espalda ni a la IV Internacional ni
al reagrupamiento surgido del proceso de 1963. Se nos ha impedido participar
en el reciente Congreso. No reconocemos legitimidad ninguna a los
ultimátums que se nos han dirigido, ni a nuestra expulsión. Y afirmamos
claramente nuestra voluntad de crear las condiciones para reaunudar una
discusión democrática.
Por eso creemos que hay que reunir rápidamente un Congreso Mundial
Extraordinario de todas las fuerzas, partidos, militantes que, durante 16 años,
han militado bajo la autoridad del Secretariado Unificado.
Tal Congreso Extraordinario no será una instancia formal en que las distintas
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posiciones se confronten en los mismos términos que antes de nuestra
exclusión. Existen las condiciones para que pueda haber una mayor claridad
en los debates, para que todos los militantes de la Internacional puedan
participar con conocimiento de lo que realmente está en juego. Por no citar
más que algunos ejemplos: actualmente es totalmente claro el curso político
del FSLN, del Gobierno de Reconstrucción Nacional. Basta con leer los
artículos que se publican cada día, como esta pequeña nota de Le Monde de
enero de 1980:
“(...) El nuevo ministro de Planificación, comandante Henry Ruiz anunció el
miércoles 2 de enero un plan económico que comporta en particular una
reducción de los gastos petroleros, estrictas medidas de austeridad, y un vasto
programa de construcción (…) El sector privado, que recientemente había
expresado temores sobre su porvenir en una economía de tipo socialista, ve
que se le confía un papel importante en el plan de relanzamiento. El plan
prevé finalmente que los gastos públicos se reduzcan al mínimo estricto (...)”
Al mismo tiempo, el curso de la dirección del SWP queda igualmente
plenamente iluminado. Una vez eliminados los elementos de confusión que
podían permitir que su política revisionista se cubriese todavía de una retórica
trotskista, se afirma el revisionismo abierto, incluso en el plano teórico. Así
los lectores de Intercontinental Press y de Perspectiva Mundial tienen que
tomar acta de esa evolución, por ejemplo leyendo el último artículo de Peter
Camejo sobre Nicaragua, donde afirma:
“La burguesía deberá decidir: puede aceptar el nuevo poder de los obreros y
los campesinos en Nicaragua, y, en consecuencia, empezar a servir como
técnicos y administrativos bien pagados que la revolución necesita, o pueden
pasar activamente al bando de la contra-revolución (...)”. (Perspectiva
Mundial del 31 de diciembre de 1979).
Ahí tenemos nada menos que la aceptación de la posibilidad teórica de una
transición pacífica hacia el socialismo.
Camaradas, hoy existen las condiciones para que un Congreso Extraordinario
de todos los militantes que militaron juntos durante 16 años en el mismo
marco político y organizativo avancen conjuntamente en el sentido de una
superación de la crisis actual, para que consideren con seriedad la plataforma
mínima que la FB y la TLT habían presentado ya antes del XI Congreso y que
puede todavía ofrecer base principista a una auténtica discusión de orientación
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y de la unidad de nuestras fuerzas.
Así, el Congreso Extraordinario debería afirmar que la IV Internacional ha de
ser construida en todas partes bajo la forma de secciones nacionales que
defiendan activamente el método y el programa de Trotski. Que, por supuesto,
esto vale para Nicaragua, y para Cuba.
El Congreso Extraordinario debe reafirmar su voluntad de combatir la política
de coexistencia pacífica, política de traición a los intereses del proletariado
mundial. En este marco, ha de condenar el apoyo sistemático dado por el
régimen cubano a los gobiernos más reaccionarios, como el de Carazo en
Costa Rica, el de Torrijos en Panamá, etc.
El Congreso Extraordinario, finalmente, debería afirmar su voluntad de luchar
contra toda represión, contra militantes obreros y especialmente trotskistas.
Más allá de la apreciación que se tenga sobre la táctica de la Brigada Simón
Bolívar y de los militantes trotskistas encarcelados y torturados, debería
afirmar también su solidaridad incondicional con ellos, defender también
incondicionalmente la libertad de expresión y de organización de todos los
partidos, organizaciones y corrientes obreras en Nicaragua.
Sí, camaradas, militamos incondicionalmente para que el Secretariado
Unificado, reúna un Congreso Extraordinario, y combatiremos por asociarnos
a él con la plenitud de nuestros derechos.
La primera tarea de ese Congreso será ante todo establecer una apreciación
realista y responsable del estado del movimiento trotskysta mundial y de las
consecuencias serias y duraderas que han tenido en él las crisis sucesivas de la
IV Internacional y la reciente escisión. Será revertir, sobre esta base, la actitud
estéril y sectaria adoptada por el XI Congreso respecto de la propuesta de una
Conferencia Mundial Abierta y lanzar resueltamente la Internacional a ese
combate, el único que, en las actuales condiciones permite progresar hacia la
reunificación del conjunto del movimiento trotskista mundial, hacia la
reconstrucción del marco de un auténtico centralismo democrático
internacional, hacia la reorganización de la IV Internacional sobre la base del
conjunto de las fuerzas que se reclaman de ella.
*********
32
CAMARADAS, ES NECESARIO UN CONGRESO
EXTRAORDINARIO DE LA INTERNACIONAL
Un Congreso preparado mediante un debate auténticamente democrático, es
decir, mediante la difusión efectiva y la discusión profunda de los textos de
orientación, de todos los textos, y de textos que expresen claramente todas las
posiciones existentes. Un Congreso que levante todas las intemaciones, todos
los ultimátums, todas las sanciones adoptadas contra la TLT, la FB, la OST, la
LC chilena, etc. Un Congreso que base la autoridad democráticamente
centralizada de la dirección de la Internacional en una auténtica orientación
trotskysta sobre las cuestiones referentes a las direcciones castrista y
sandinista. Un Congreso que haga retroceder las posiciones revisionistas que
han aparecido en nuestra filas y salvaguarde las conquistas proletarias y
trotskistas insubstituibles que encarna el Socialist Workers Party como
organización.
Esto constituye objetivamente una exigencia imperiosa para todos los
militantes que se colocan hoy bajo la dirección del Secretariado Unificado,
con la voluntad de construir la IV Internacional y de defender la integridad de
su programa. Esto constituye también una posibilidad real de empezar a
superar las consecuencias desastrosas de la reciente crisis, de combatir la
amenaza de una dispersión agravada de nuestro movimiento, de revertir las
consecuencias negativas del último Congreso Mundial.
El resultado de este combate afecta al conjunto de fuerzas, que se reclaman de
la continuidad del programa de la IV Internacional y pretenden trabajar por la
reunificación sobre bases principistas del conjunto del movimiento trotskista,
sea la que sea la referencia internacional actual de esas fuerzas.
Las fuerzas del Comité Paritario han hecho una propuesta que se debe tomar
muy en serio: la de la Conferencia Mundial Abierta de todas las
organizaciones que se reclaman del Programa de Transición y de la
continuidad de la IV Internacional.
Esta propuesta de una Conferencia Mundial Abierta se sitúa exactamente en la
misma línea del proceso hacia la reunificación de todo el movimiento
trotskista que se había emprendido hace algunos años. Es una propuesta que
hay que recoger lo antes posible porque es la única que permite progresar de
nuevo en el sentido de una IV Internacional reunificada, reorganizada, de un
centralismo democrático reconstruido, de una dirección respetada por los
militantes trotskistas del mundo entero.
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Así, la crisis actual no será más que el mal punto de partida de un proceso que
habrá conducido a la superación definitiva de todas las secuelas de las crisis
sucesivas de la IV Internacional.
Por eso defenderemos esta propuesta, esta política, en el Congreso
Extraordinario que tenemos que convocar cuanto antes.
POR LA CUARTA INTERNACIONAL, ESE ES EL COMBATE DE LA
FRACCION BOLCHEVIQUE Y DE LA TENDENCIA LENINISTA
TROTSKISTA
Saludos fraternales,
La Tendencia Leninista Trotskista, la Fracción Bolchevique
CARTA ABIERTA DE LA FRACCION BOLCHEVIQUE
Y DE LA TENDENCIA LENINISTA-TROTSKYSTA
1980
Edita: Grupo Germinal (en defensa del marxismo)
Para ponerte en contacto con nosotros: [email protected]
Visita nuestra página: http://grup-germinal.org/
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