Ship Manager
Transcripción
Ship Manager
Ship Manager Ship Manager o Jefe de Buque. Siendo yo entonces el Ship Manager Assintant o ayudante de Jefe de Buque. Esta fue mi labor durante la mayoría de la beca en Astican. Estuve con dos jefes de buque Don Oscar Marina y Don Pablo González. A lo largo de los dos meses en el astillero, pude ver muchos y diferentes barcos. Hablaré a continuación de diferentes actividades y situaciones. Como en el documento llamado “primer día en Astican” contaba, empecé trabajando con Oscar en el Godavari Dolphin. Un barco de suministros para plataformas petrolíferas. Que pertenecía a una compañía india, pero lo había dejado abandonado en el muelle de Santa Sofía en Las Palmas hacia más de un año y estaba en unas condiciones bastante malas. Tanto de casco como en máquinas. Lo había comprado la compañía Kei-Rsos y se disponía a hacer las reparaciones justas para poder sacarlo del puerto, que llegara al canal de Suez, pasando las normativas allí existentes. Llegando a la India donde podría repararse concienzudamente e instalarle entre otras cosas una grúa de gran tonelaje en cubierta según me comentaba Rajesh (el Chief officer). Pero el barco era una chatarra flotante según decían tanto los ingenieros como los trabajadores, diciendo que no habían visto barco en peores condiciones en bastante tiempo. Yo, con mi desconocimiento lo veía aparentemente bien, además como la tripulación y el de la clase India eran muy simpáticos lo trataba con más simpatía. Todas las reuniones que teníamos con los responsables eran en ingles. Al principio me costaba el comprender el acento indio, pero con la práctica del día a día uno se acostumbraba. Incluso a su manera de afirmar, que no suben y bajan la cabeza, sino que hacían un balanceo de izquierda a derecha muy cómico. Los trabajos en este barco se hacían en su mayoría con subcontratas, había dos portuguesas y una cubana-canaria. Cada mañana venía un representante de cada subcontrata a presentar las horas y los operarios que habían trabajado el día anterior. Luego los trabajos se agrupaban en zonas de trabajo, por ejemplo el pique de proa o planchas del fondo y se hace un presupuesto con Excel teniendo los precios por hora según las diferentes tarifas (horario normal, festivo, nocturno…). A este importe se le añade el gasto por materiales y uso de grúas. Oscar pronto se dio cuenta que me entretengo y me llevo bien con los ordenadores. Así que en nada me puso a hacer el trabajo de oficina simple que tenia por ahí en medio. En esa misma semana me hacia los presupuestos de las subcontratas, se lo enseñaba a Oscar, y una vez que me daba el aprobado me iba al Godavari Dolphin en busca del Chief Officer que era el responsable del armador. Este hombre miraba los papeles que le entregaba y me los firmaba religiosamente. A Oscar le mosqueaba un poco que el hombre firmara tan a la ligera todos los presupuestos sin rechistar o discutir uno a uno cada punto como hacían tantísimos otros armadores y luego pude comprobar. Esta primera semana se iban realizando los diferentes trabajos como era la renovación de planchas en cubierta: Trabajos en el pique de proa, en el fondo plano: Renovación de bitas, pulido de hélices: ¡O incluso dado el cambio al registro indio! Todo iba lanzado, los trabajos al día y el segundo pago se esperaba recibir el viernes 4 de julio. Era todo tan idílico que se hizo una comida de formalización de contratos en la que estuve presente junto a mi jefe, el Chief Officer y el de la Clase India. Esta comida a la que fui invitado por Astican fue un curso intensivo de negociación en ingles. No solo pude disfrutar de un exquisito menú con pescado llamado fula, en “La Marinera”, sino que aprendí los pasos a seguir en una comida entre cliente - representante de una empresa. Estaba atento a todo, era una relación comercial entre dos civilizaciones bastante distantes. Como detalle anecdótico, recuerdo como los indios no probaban las puntillas o chopitos hasta que se las ofrecimos con más insistencia. Entonces el señor de la sociedad de clasificación el señor Joshi, empezó a separar la cabeza y tentáculos de los diminutos calamares del cuerpo para comérselo a regañadientes dejando la otra mitad en el plato. La comida se prolongó bastante. Para bajarla decidimos dar un placido paseo por toda la avenida de las canteras junto a la playa hasta llegar al auditorio Alfredo Krauss, allí en una terraza, seguimos conversando tranquilamente dejando ya temas de negocios Todo cambió a partir de esa tarde. Resultó que el dinero esperado no llegó el día esperado y entonces los trabajos en el buque empezaron a pararse hasta nueva orden dando un plazo de una semana por “supuestos problemas” con las transacciones y las limitaciones del banco de India en grandes sumas de dinero que se manden al extranjero. En una semana tampoco llegó el dinero esperado y por tanto el barco se quedó “aparcado” en una zona que no molestara del astillero sin hacerse en el ningún trabajo hasta nueva orden. Oscar ya se había olido la situación antes de que pasara nada viendo la facilidad del hombre en firmarme los papeles. Si como dice el refranero español: “Perro viejo no ladra a tocón”. Dejo este buque quieto durante un tiempo que hay muchos otros de los que poder hablar: Ese mismo viernes 4 de julio la plataforma petrolífera Artic III que había en el Muelle zarpa. Desgraciadamente no me dejaron subirme en ella dado que no había pasado un curso de seguridad. A media mañana llegó un pesquero coreano, el Kum Woong 106. Estuvo apenas una semana por que vino por trabajos bastante simples, sin nada de acero. Hubo tan sólo que chorrearlo, pintarlo y sacarle el eje de cola y timón. Además de otros trabajos que siempre se suelen realizar como son la retirada de tomas de mar para su limpieza y la renovación de los ánodos de sacrificio. En este pesquero coreano apenas estuve, dado los pocos trabajos que se hicieron y lo estandarizado de ello. Tampoco fui capaz de meterme por todos lados dentro de él como hacia en otros y recorrérmelo entero, dado el fuerte hedor que desprendía y lo sucio y desorganizado que estaba -algo común en los coreanos-. Todo lo contrario que con los buques japoneses. Estos, aun siendo atuneros, estaban increíblemente limpios y eso que diferencia de otros barcos la tripulación no estaba a bordo. Ya llegaban preparados para hacer sus reparaciones lo más rápido posible, teniendo todo calculado. Llegaban con unas tareas estándar bien definidas a realizar. Veamos un ejemplo: El trabajo con los japoneses era bastante más simple. Además de ser ellos muy cuidadosos con los detalles, ya que discutían punto a punto de la factura. Por ejemplo, tenían un control preciso de toda la electricidad y agua que consumían –algo no considerado en otros barcos- peleándose por cada Kw/h que no coincidiera con su contador. Pero de igual manera, que si ellos no pasan ni una. “Nosotros” tampoco pasábamos por el aro. Porque recuerdo un armador de barco una vez ya facturado e iniciado todo el proceso de transbordo al Syncrolift como se quejaba de que había restos no debidamente pulimentados de cáncamos en la popa que habían sido utilizados para la extracción del eje. Estos restos no eran de la actual varada, tal y como le demostraba con el material gráfico de mis fotos. Entonces por mucho que se quejara, no era trabajo nuestro, era un adicional con el que ya venía anteriormente y que si realmente quería que se lo lijáramos tendríamos que parar toda la botadura, alargando la estancia y por tanto abriendo una nueva factura. Claramente no tuvo más opción que dejar de darnos el rollo. Todos los barcos japoneses que venían eran iguales de formas: Teniendo pequeñas variaciónes en sus dimensiones. Estas pequeñas diferencias repercutían por ejemplo en la ubicación de la línea de cubierta y el disco de Plimsoll. Algo de lo que me responsabilizaba. Los papeles que se me daban estaban en japonés. Pero no era necesario traducción por que se obviaban las palabras al ver las medidas, de todas maneras estaba un señor japonés llamado Tanabe o un español que traducían siempre que fuera necesario. Los barcos llevaban su nombre siempre escrito en kanji y en roomanji. Es decir, con su escritura y nuestra escritura basándose en su fonética. Aquí se ve un ejemplo: A continuación se ven dos planos con el disco de plimsoll de diferentes barcos, teniendo sus valores en milímetros. Como se ve, se entiende fácilmente. Mi misión alguna tarde era subirme con un operario y marcarle en el casco dicha posición dibujando con bolígrafo el contorno de las figuras aquí descritas. Otro trabajo curioso que realice en un barco japonés fue la de medir la “abolladura” o flechas de unas planchas de fondo. Hice un informe con las medidas, estando los valores bastante cercanos a tener que rechazar la chapa y renovarla. Este informe se lo tuve que presentar al cónsul japonés. Que es el responsable de dar el último visto bueno de los barcos antes de botarlos. Al parecer le tuvo que gustar, o directamente el hombre pasó de ir al lugar no mostrando interés alguno en tener que desplazarse más allá de la sala de la reunión. Este informe lo tuve que presentar sobre unos planos con desarrollo de chapa que no había trabajado en la escuela siendo un nuevo desafío: También estuve presente en trabajos de chorreo y pintura: Trabajos en el eje de cola. Por ejemplo aquí se ven los huelgos superior e inferior y el desgaste de la madera de guayacán: En la protección catódica. Este ánodo por ejemplo era del armador de la marca Mitshubisi: Este otro está ya “cementado”. Algo previo a su botadura. Colaboré en la renovación de unas cartelas en los tanques de combustibles. Que estaban alojados bajo los serpentines de la bodega principal. Antes de meternos o trabajar en ellos, vinieron a comprobar los gases los mismos que hacen las pruebas de magnaflux. Aun así el olor a gas era bastante intenso una vez metido en el tanque dada sus pequeñas dimensiones y la única ventilación de un paso de hombre. En esta foto en la que salgo en la bodega no se puede apreciar lo pequeño que están calculados los techos en un japonés, por que para andar por entrepuentes o en sala de máquinas tenia que ir agachado. Al medir yo 1,92 m y estar todo calculado para un japonés medio de máximo 1,80 m. La botadura en el Syncrolift estuvo entretenida. A simple vista se ve su estabilidad comprometida teniendo una escora a estribor, Sin embargo a medida que fue cogiendo calado se enderezó, tal y como me explicaban los presentes. Comentándome que era normal con estos barcos pequeños al tener tanto asiento. A finales de Julio, Oscar tuvo un accidente de tráfico. Entonces fue cuando empecé a colaborar con Oliver Saavedra y con Pablo González. Como el accidente no fue muy grave, se pudo reincorporar a mediados de agosto. Para entonces ya estaba bastante metido en trabajos del taller de mecánica y prefería no dejarlos, así que compaginé ambos. En ese tiempo llegaron bastante arrastreros rusos. Todos también muy parecidos, siendo de época soviética. Con una distribución en el castillo de innumerables pasillos y camarotes. Eran curiosos los planos de todos estos barcos que tenían explicaciones en ruso y en alemán. Nunca en inglés. De igual manera la tripulación no hablaba más que el ruso, así que no quedaba otra opción más que expresarse con señas. Esta incapacidad de comunicación era realmente un problema porque tenías que estar siempre con un papel a mano para poder dibujarle un croquis de lo que buscabas o necesitabas. Recuerdo una vez en un pesquero ruso de estos grandes (mas de 100 metros de eslora) que había estado tomando medidas de una cubierta que se iba a chorrear. Cuando me disponía a bajar ya estaban chorreando el casco justo junto a la escala. Entonces decidí meterme por el buque hasta la bodega mas profunda recordando una cesárea cercana a popa. Pero daba vueltas y vueltas, de bodega en bodega y no encontraba nada ni nadie. Hasta que vi a un chaval de mi edad soldando. Le empecé a hablar en inglés como cualquier cosa y el hombre ni se inmutaba. Entonces ya sólo decía “exit”, “exit” y tampoco lo comprendía. Como si nada, tan sólo miraba. ¡Pero que impotencia! Aunque no hablara el idioma yo lo intentaba haciéndole con gestos y señas, el chaval nulo. Claramente no tuve mas opción que volver a subir a cubierta y esperar apenas 5 minutos a que terminaran de chorrear esa zona después de haber estado perdido bastante rato por el barco. Las últimas dos semanas estaba completamente sumergido ya en trabajos del taller de mecánica. Pero siempre que pasara por las oficinas de Pablo o de Oscar tenían alguna misión para mí. Casi siempre relacionados con la comunicación con Chieff Officer de diferentes barcos. Por ejemplo en un pelágico llamado Felucca donde la tripulación era en su mayoría irlandesa. El cual venía tan solo a reparar el Cedervall. Pero acabaron también haciendo trabajos de chorreo, pintura e incluso acero por que lo mandó el de la sociedad de clasificación. A continuación se ve unas fotos de la plancha en el costado junto a cubierta que hubo que renovar. Las del Cedervall se encuentran dentro de la memoria de Oliver Saavedra al ser trabajo de mecánica. El barco que tengo en la portada del trabajo es un barco ruso que llego en mis últimos días de prácticas. Llegaba para hacer trabajos comunes, como el eje de cola, mecha del timón, pintura, chorreo, etc. Me fui con Pablo González al Syncrolift para recibir a los representantes del barco y escuchar sus necesidades por que no siempre estaban de acorde los papeles de trabajos que teníamos en nuestros informes a los que luego pedía el capitán. (Se tenían que confirmar antes de subcontratar). De todas maneras al que se hacía caso no era al capitán, sino al que pagaba luego la factura, quedando toda modificación como una tarea extra fuera del presupuesto inicial firmada por ambas partes. Estuvo curiosa esta recepción. Por que como era normal en mi llegué allí con mi cámara de fotos y empecé a tomar instantáneas del barco. Me fijé por ejemplo que el barco antes habría pertenecido a alguna compañía de país con lengua árabe al tener bajo el nombre ruso unos caracteres árabes. Otro detalle en el que me fijé fue dos pronunciados abollamientos en el bulbo El responsable ya medio mosqueado vino a darme como explicaciones que dicho abollamiento le había dicho su sociedad que era probable que se tuviera que reparar por lo menos el mayor de estribor. Yo claro, me reí por que el hombre se mostraba preocupado dando explicaciones, como si yo fuera un responsable tomando notas de los puntos críticos cuando en realidad allí ni pinchaba ni cortaba. Finalmente creo recordar que por los motivos que fuere dicho bulbo ni se tocó. Aunque a simple vista se ve que en perfectas condiciones no estaba. En la siguiente foto se puede ver a Pablo hablando por teléfono retrasado y al Chieff Officer y el responsable del ruso por delante. Y yo todo un “profesional” con unos papeles en la mano donde tomaba notas. El Leonid Myloslavskiy fue subido por el Syncrolift sin ser deslastrado en la operación de subida como era normal. El Chieff se excusaba de que no sabía que podía haber vaciado los tanques de lastre, vertiéndolos sobre la plataforma elevable. Así que se encontraba en una calle, sin poder deslastrar los tanques sobre los raíles al no haber bocas en ellas que pudieran absorber todo el agua que saliera de los tapones del fondo… ¿Pero dónde estaban los tapones de fondo?. Pues allí estaba yo con un plano del barco, por que dio la casualidad de que justo se había apoyado los carros en ellos. Una vez localizados en el plano los marqué en los picaderos sobre los que estaban para poder ser retirados por una subcontrata. Finalmente no hubo necesidad de achicar por el fondo, por que fueron capaces de trasvasar el agua a otros tanques. Pudiendo desde ellos sacarlo por desagües. El último barco en el que estuve como ayudante de jefe de buque fue el Atmoda. Un barco perteneciente a Laskaridis Shipping, naviera griega con participación en Astican. Dicho barco estaba en unas condiciones pésimas del eje como explico en lo concerniente al taller de mecánica. Teniendo el eje agrietado, el obturador muy desgastado y la bocina completamente comida. Este barco también tenía un carrito sobre la quilla como el otro ruso del que he puesto un video. También estuve en él, era mucho más grande. Estuve allí un día en el cual se probaban los serpentines de una bodega, Inyectando aire a presión para ver donde había perdidas. La sorpresa fue grande al ver que purgando los serpentines salía muchísima agua y de un color bastante negro. Sin embargo no olía. En ese mismo trabajo estaban Laura y Lorena, dos chicas simpatiquísimas que estaban contratadas por Astican siendo también como ayudantes de los jefes de buque. Por eso esa misma tarde ya con dos ayudantes yo no era necesario allí más que por el inglés y me marché a ver diferentes trabajos en mismo barco. En cámara de maquinas se estaba limpiando el motor principal y poniéndolo apunto: Había una serie de válvulas de mariposa y de globo que iban a ser renovadas. Comentando con un ingeniero técnico de una subcontrata como las presupuestaba. Y otro depósito que ahora no recuerdo cual era su misión que estaba corroído y necesitaba una nueva soldadura y recubrimiento. Así me tiraba las tardes cuando ya había terminado la jornada y no había nada que hacer. Me gustaba darme paseos por los barcos y hablar con los operarios que realmente sabían de lo que estaban haciendo dada su larga experiencia. Estos siempre te atendían todas las preguntas, mientras continuaban su trabajo. Precisamente es esto lo que más me ha gustado de la experiencia en Astican. Que te sentías como en casa, siendo todo el mundo amable y comprensivo. Es el trato personal de todos es lo que hacía del lugar de trabajo un sitio agradable donde pasar mi verano. Por que todo hubiera sido muy diferente si no se me hubiera atendido de tan buena manera, ni hubiera aprendido todo lo que ahora se gracias a todas sus explicaciones. No se como será la gente en otros astilleros de España, pero por lo menos en Canarias, he de decir que son de matrícula. Ya para finalizar este documento. Comento que el trabajo de jefe de buque no me parece muy difícil, por que me veía capacitado para todo lo que se hacía. El problema es que tiene muchísimas responsabilidades por que eres tú el que das la cara frente al cliente y el astillero. Haciendo el trabajo de ingeniero, organizador (llevando el control de todas las obras, encargando subcontrataciones pertinentes), relaciones públicas (teniendo continuamente reuniones con los clientes), oficinista (perdiendo el tiempo en demasiados papeleos de control de horas, presupuestos, etc…) y muchos mas aspectos. Por tanto es un trabajo integrador, algo estresante y mal pagado teniendo en cuenta la carga de trabajo y responsabilidad que uno asume al estar de nexo entre el jefe de producción y el cliente, sin tensar ninguna cuerda. Sin embargo es un trabajo interesante en el cual se puede aprender mucho, por eso lo veo para gente joven y dinámica, capaz de meterse en los barcos y luchar punto a punto. Más que para alguien de avanzada edad que no pueda llevar un ritmo físico y mental alto. Con esto quiero decir que ahora mismo estaría muy a gusto trabajando en ese puesto, pero aun queda unos cuantos peldaños en la carrera y más experiencias por conocer.