Sin título-5 - Hermandad de San José Artesano

Transcripción

Sin título-5 - Hermandad de San José Artesano
S
umario
EDITORIAL ........................................................................................................................................... 3
DE NUESTRO PÁRROCO .................................................................................................................. 5
Leopoldo Rivero Moreno
HOMILÍA DEL PAPA BENEDICTO XVI EN LA SAGRADA FAMILIA DE BARCELONA........7
LOS TRABAJOS DE SAN JOSÉ.......................................................................................................11
Javier Sánchez Martínez, pbro.
JOSÉ EL GUARDIÁN DEL REDENTOR..........................................................................................13
Fr. Gabriel de la Dolorosa Calvo Barrios, O.F.M.
POEMA A SAN JOSÉ........................................................................................................................15
Daniel Primo
RESTAURACIÓN DE UNOS CUADROS EN LA PARROQUIA
DE SANTO DOMINGO (VIII)..........................................................................................................17
José Luís Sánchez Arjona
EL JUBILEO DE LAS CUARENTA HORAS Y SUS DERECHOS PARROQUIALES
EN LA LUCENA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX......................................................................24
Luisfernando Palma Robles
LA DEVOCIÓN DE SAN JOSÉ........................................................................................................29
Francisco López Salamanca
SAN JOSÉ VISTO POR EL CINE (I)................................................................................................33
Miguel Ángel López Burgos
TERCER DOMINGO DE CUARESMA (Lc. XIII, 1-9)...................................................................37
José Rodríguez Delgado
VOLVER................................................................................................................................................39
César del Espino García
IN MEMORIAN...................................................................................................................................40
Redacción
MANOS QUE SE UNEN PARA AYUDAR......................................................................................42
Julia Hueso Egea
CUANDO ERA NIÑO (II)..................................................................................................................45
Antonio Rafael García Oliveros
LA SILLA..............................................................................................................................................47
José Fernández Corredera
JUNTA DE SANTEROS PECULIAR..................................................................................................48
Redacción
SAN JOSÉ EL ESPOSO DE MARÍA SANTÍSIMA..........................................................................50
Fr. Arcángel Manzano Rodríguez, O.F.M.
ALGUNAS CITAS DE SAN JOSÉ EN LA OBRA DE SANTA TERESA.......................................53
Redacción
EFUSIONES JOSEFINAS DE SAN BERNARDO............................................................................55
Andrés Molina Prieto, Pbro.
BENDITO SEAS SAN JOSÉ...............................................................................................................56
Transcripción
INVOCACIÓN DE SAN JOSÉ EN LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS.......................................57
Andrés Molina Prieto
EL X SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE SAN JOSÉ..............................................................58
Félix Ochayta
JOSÉ, EL PADRE DE JESÚS...............................................................................................................66
P. Román Llamas, O.C.D.
GRANDES DEVOTOS DE SAN JOSÉ.............................................................................................68
Transcripción.
NOTICIARIO..........................................................................................................................................70
CARTEL CULTOS A SAN JOSÉ 2011 ............................................................................................74
CUADRILLA DE SAN JOSÉ 2011 ..................................................................................................75
AGRADECIMIENTOS: La Junta de Gobierno de esta Hermandad, agradece muy sinceramente la colaboración de
las personas y empresas que hacen realidad año tras año esta publicación. A todas ellas, empresas anunciantes,
colaboradores literarios y fotográficos, y cómo olvidar a la imprenta que vela por la impecable impresión y calidad
en su trabajo, vaya nuestra total gratitud.
PUBLICA
Hermandad de San José Artesano de Lucena. Nº 24 - abril de 2011 - Publicación anual.
DEPÓSITO LEGAL
CO-551-1989
PORTADA
Jesús Ruiz “Gitanito”.
FOTOS E ILUSTRACIONES
Rafael Fotógrafo, Jesús Ruiz “Gitanito”, José Luis Sánchez Arjona, Miguel Ángel Ramírez Mangas, Manuel Párraga Herrera,
José Jiménez Pino, Luis Fernando Palma Robles y Archivo Hermandad.
IMPRIME
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Esta publicación no se responsabiliza de las opiniones vertidas en los trabajos firmados o transcritos.
Hermandad
Editorial
Sus cultos extraordinarios, que culminarán con el desfile procesional por las
calles lucentinas, también preparadas para
la celebración aracelitana, ayudarán a sus
muchos devotos a meditar sobre su figura,
siempre en el segundo plano de los evangelios, pero sabida como inevitablemente
presente en las vidas cotidianas de Jesús y
María; dando forma a la primera Iglesia, la
constituida por la Sagrada Familia.
L
a primavera nos trae, un año más, la
celebración que la hermandad de San
José Artesano dedica a su titular, representado en la maravillosa imagen venerada
desde hace dos siglos en la iglesia de San
Francisco de Paula, parroquia de Santo Domingo de Guzmán.
Escribía con motivo de la festividad
del Santo Patriarca del año 1992, el entonces cardenal monseñor Joseph Ratzinger
—hoy Benedicto XVI— que en la actualidad y con demasiada frecuencia, los cristianos vivimos demasiado ocupados, y tan
preocupados por temores, inquietudes,
ansiedades y deseos de todas clases; vivimos tan acuciados por un mundo agresivo que nos tienta y nos llama desde todos
los ángulos, que no nos es posible atender
—según Ratzinger— “las voces que nos hablan desde lo más íntimo del alma”, el cual
señalaba asimismo que nuestros días están siempre tan sobrecargados de actos, a
veces inútiles, de acciones que nos ocupan
y distraen, que no nos resulta posible atender “la voz suave del Dios próximo”.
3
En un mundo que ofrece a los hombres logros positivos, nunca imaginados
con anterioridad, se produce, paradójicamente una mayor cantidad de actos negativos, una mayor alienación y ausencia,
una turbamulta de ofertas, sugerencias y
órdenes tal que no es posible contar con
el necesario silencio atento de nuestro
espíritu, para oír lo que en cada momento nos dice el Señor.
Consecuencia de ello es el hecho de
que en nuestro mundo domine una falta
lamentable de sensibilidad, no solamente
hacia los semejantes más desvalidos, sino
hacia nuestro propio mundo espiritual.
Ratzinger ponía la figura de San José
como ejemplo de persona atenta a los
designios de Dios, siempre dispuesta
a cumplirlos, destacando en él su fe inquebrantable, aun en las más difíciles e
incomprensibles circunstancias.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
No obstante, sus escasas apariciones en los textos evangélicos permiten
admirarse ante la obediencia fidelísima
de José a los mandatos del Altísimo, correspondiendo así, primero como esposo y luego como padre adoptivo al plan
redentor, aceptado por María, y también
por él mismo.
4
Fue precisamente a este hombre que
puede parecer oscuro, por sencillo y humilde, a quien encomendó Dios la custodia de Jesús y María. Sin duda ninguna, era
portador de unos valores extraordinarios
a los ojos del Señor, aunque los hombres
y mujeres que vivimos en la actualidad y
que tan poco dados somos a la reflexión
por el escaso tiempo que el trabajo y las
prisas, no logremos percibirlos.
Dios mide a los hombres de un modo
muy diferente a como lo hacemos nosotros; Él valora talentos y habilidades de
modo distinto a como lo hacemos los
humanos. Seguramente el valor de las
obras de los hombres reside en desempeñar bien y exactamente el papel que
cada uno tiene en el plan de Dios, según
su vocación, y en el lugar y en el tiempo
que a cada uno le ha tocado vivir.
En palabras de Pío IX, San José fue
elegido desde la eternidad con “la misión
de custodiar la virginidad, la santidad de
María, la misión de cooperar, único llamado a participar del conocimiento del
gran misterio escondido en los siglos, en
la Encarnación divina y en la salvación del
género humano.” Y José actuó asentando
en la fe, en la obediencia a los dictados
de Dios, tal como se le pedía, como un
padre de familia, sustentándola y educando a Jesús.
En ello radica su ejemplo y su testimonio para todos.
Ojalá que las celebraciones josefinas
que se acercan, traspasada la Semana
Santa, sirvan para enseñarnos a oír, con
el corazón abierto, la palabra de Dios.
Un antiguo acróstico realizado con las
letras del nombre Joseph, relaciona cada
una de ellas con algunas de sus virtudes:
J, de justicia, O, de obediencia, S, de silencio, E, de experiencia, P, de prudencia
y H, de humildad. Imitémosle.
S
Hermandad
aluda
M
uy queridos hermanos de la Hermandad de San José Artesano:
Estamos celebrando estas fiestas en
torno a san José artesano, esposo de la Virgen, protector del Verbo encarnado, hombre de trabajo diario, depositario del gran
misterio de la salvación. Pero ¿qué clase
de hombre fue san José para que Dios le
confiara el cuidado de su Hijo, y qué fue
capaz de enamorar a la Stma. Virgen?
“José, hijo de David, no temas recibir en
tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a
luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21). Estas palabras de Dios
son para san José explicación y al mismo
tiempo invitación de recibir en su casa a
la Stma. Virgen María y realizar la misión
que le encomienda.
Desde el momento en que estas palabras llegaron a su conciencia, José se
convierte en el hombre de la elección
divina: el hombre de una particular confianza. Se define su puesto en la historia
de la salvación. José entra en este puesto
con la sencillez y humildad, en las que
se manifiesta la profundidad espiritual
del hombre; y él lo llena completamente
con su vida. “Al despertar José de su sueño,
hizo como el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24). En estas pocas palabras
Leopoldo Rivero Moreno
Párroco de Santo Domingo de Guzmán
está todo. Toda la decisión de la vida de
José y la plena característica de su santidad: “Hizo”. José, al que conocemos por el
Evangelio, es hombre de acción. Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra suya. En cambio,
ha descrito sus acciones: acciones sencillas, cotidianas, obras llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura.
El Hijo de Dios, el Verbo Encarnado,
durante los treinta años de la vida terrena
permaneció oculto: se ocultó a la sombra
de José. Al mismo tiempo, María y José
permanecieron escondidos en Cristo, en
su misterio y en su misión. Particularmente san José, que -como se puede deducir
del Evangelio- dejó el mundo antes de
que Jesús se revelase a Israel como Cristo, y permaneció oculto en el misterio de
aquel a quien el padre celestial le había
confiado cuando todavía estaba en el
seno de la Virgen, cuando le había dicho
por medio del ángel: “No temas recibir en
tu casa a María, tu esposa” (Mt 1,20).
San José cumplió fielmente su misión
como esposo de María y padre virginal
de Jesús. Dios quiera que las familias cristianas vivan y promuevan la devoción a
san José, para que el Hijo del carpintero,
como era conocido Jesús, nos ayude a vivir la vida sencilla de cada día, con una
mirada sobrenatural colaborando a la
salvación del mundo.
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Hermandad
Homilía del Papa Benedicto xvi
en la Sagrada Familia de Barcelona
Domingo, 7 de noviembre de 2010
A
madísimos Hermanos y Hermanas
en el Señor:
“Hoy es un día consagrado a nuestro
Dios; no hagáis duelo ni lloréis… El gozo
en el Señor es vuestra fortaleza” (Neh
8,9-11). Con estas palabras de la primera
lectura que hemos proclamado quiero
saludaros a todos los que estáis aquí presentes participando en esta celebración.
Dirijo un afectuoso saludo a Sus Majestades los Reyes de España, que han querido cordialmente acompañarnos. Vaya mi
saludo agradecido al Señor Cardenal Lluís
Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona,
por sus palabras de bienvenida y su invitación para la dedicación de esta Iglesia
de la Sagrada Familia, admirable suma de
técnica, de arte y de fe. Saludo igualmente al Cardenal Ricardo María Carles Gordó,
Arzobispo emérito de Barcelona, a los demás Señores Cardenales y Hermanos en el
Episcopado, en especial, al Obispo auxiliar
de esta Iglesia particular, así como a los
numerosos sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y fieles que participan en
esta solemne ceremonia. Asimismo, dirijo
mi deferente saludo a las Autoridades Nacionales, Autonómicas y Locales, así como
a los miembros de otras comunidades
cristianas, que se unen a nuestra alegría y
alabanza agradecida a Dios.
Este día es un punto significativo en
una larga historia de ilusión, de trabajo
y de generosidad, que dura más de un
siglo. En estos momentos, quisiera recordar a todos y a cada uno de los que
han hecho posible el gozo que a todos
nos embarga hoy, desde los promotores
hasta los ejecutores de la obra; desde los
arquitectos y albañiles de la misma, a todos aquellos que han ofrecido, de una
u otra forma, su inestimable aportación
para hacer posible la progresión de este
edificio. Y recordamos, sobre todo, al que
fue alma y artífice de este proyecto: a Antoni Gaudí, arquitecto genial y cristiano
consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida
en dignidad y austeridad absoluta. Este
acto es también, de algún modo, el punto cumbre y la desembocadura de una
historia de esta tierra catalana que, sobre
todo desde finales del siglo XIX, dio una
pléyade de santos y de fundadores, de
mártires y de poetas cristianos. Historia
de santidad, de creación artística y poética, nacidas de la fe, que hoy recogemos
y presentamos como ofrenda a Dios en
esta Eucaristía.
La alegría que siento de poder presidir esta ceremonia se ha visto incrementada cuando he sabido que este tem7
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San José Artesano
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plo, desde sus orígenes, ha estado muy
vinculado a la figura de san José. Me ha
conmovido especialmente la seguridad
con la que Gaudí, ante las innumerables
dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: “San José acabará el templo”.
Por eso ahora, no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa cuyo
nombre de pila es José.
¿Qué hacemos al dedicar este templo?
En el corazón del mundo, ante la mirada
de Dios y de los hombres, en un humilde
y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo
de la inteligencia humana, constructora
de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se
alzan estas torres, saetas que apuntan al
absoluto de la luz y de Aquel que es la
Luz, la Altura y la Belleza misma.
En este recinto, Gaudí quiso unir la
inspiración que le llegaba de los tres
grandes libros en los que se alimentaba
como hombre, como creyente y como
arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de
la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como
nos es narrada en la Biblia y actualizada
en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles
y vida humana dentro del templo, para
que toda la creación convergiera en la
alabanza divina, pero al mismo tiempo
sacó los retablos afuera, para poner ante
los hombres el misterio de Dios revelado
en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la
conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de
las tareas más importantes hoy: superar
la escisión entre conciencia humana y
conciencia cristiana, entre existencia en
este mundo temporal y apertura a una
vida eterna, entre belleza de las cosas y
Dios como Belleza. Esto lo realizó Antonio Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que
la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de
nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora
de Dios porque, como Él, la obra bella
es pura gratuidad, invita a la libertad y
arranca del egoísmo.
Hemos dedicado este espacio sagrado a Dios, que se nos ha revelado y entregado en Cristo para ser definitivamente
Dios con los hombres. La Palabra revelada, la humanidad de Cristo y su Iglesia
son las tres expresiones máximas de su
manifestación y entrega a los hombres.
«Mire cada cual cómo construye. Pues
nadie puede poner otro cimiento que el
ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3,1011), dice San Pablo en la segunda lectura.
El Señor Jesús es la piedra que soporta el
peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que recoge en unidad
final todas las conquistas de la humanidad. En Él tenemos la Palabra y la presencia de Dios, y de Él recibe la Iglesia su
vida, su doctrina y su misión. La Iglesia no
tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento de Cristo,
en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato. El único Cristo
funda la única Iglesia; Él es la roca sobre
la que se cimienta nuestra fe. Apoyados
en esa fe, busquemos juntos mostrar al
mundo el rostro de Dios, que es amor y el
único que puede responder al anhelo de
plenitud del hombre. Ésa es la gran tarea,
Hermandad
mostrar a todos que Dios es Dios de paz y
no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia. En
este sentido, pienso que la dedicación de
este templo de la Sagrada Familia, en una
época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si
ya no tuviera nada que decirle, resulta un
hecho de gran significado. Gaudí, con su
obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre. Que el secreto
de la auténtica originalidad está, como
decía él, en volver al origen que es Dios.
Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios
ha sido capaz de crear en esta ciudad un
espacio de belleza, de fe y de esperanza,
que lleva al hombre al encuentro con
quien es la Verdad y la Belleza misma. Así
expresaba el arquitecto sus sentimientos: “Un templo [es] la única cosa digna
de representar el sentir de un pueblo, ya
que la religión es la cosa más elevada en
el hombre”.
Esa afirmación de Dios lleva consigo la suprema afirmación y tutela de la
dignidad de cada hombre y de todos los
hombres: “¿No sabéis que sois templo de
Dios?… El templo de Dios es santo: ese
templo sois vosotros” (1 Co 3,16-17). He
aquí unidas la verdad y dignidad de Dios
con la verdad y la dignidad del hombre.
Al consagrar el altar de este templo, considerando a Cristo como su fundamento,
estamos presentando ante el mundo a
Dios que es amigo de los hombres e invitando a los hombres a ser amigos de
Dios. Como enseña el caso de Zaqueo,
del que se habla en el Evangelio de hoy
(cf. Lc 19,1-10), si el hombre deja entrar
a Dios en su vida y en su mundo, si deja
que Cristo viva en su corazón, no se arrepentirá, sino que experimentará la alegría de compartir su misma vida siendo
objeto de su amor infinito.
La iniciativa de este templo se debe
a la Asociación de amigos de San José,
quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de Nazaret. Desde siempre, el
hogar formado por Jesús, María y José ha
sido considerado como escuela de amor,
oración y trabajo. Los patrocinadores de
este templo querían mostrar al mundo el
amor, el trabajo y el servicio vividos ante
Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida
han cambiado mucho y con ellas se ha
avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos
contentarnos con estos progresos. Junto
a ellos deben estar siempre los progresos
morales, como la atención, protección y
ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una
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San José Artesano
10
mujer es el marco eficaz y el fundamento
de la vida humana en su gestación, en su
alumbramiento, en su crecimiento y en
su término natural. Sólo donde existen el
amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga
por adecuadas medidas económicas y
sociales para que la mujer encuentre en
el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que
contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el
Estado; para que se defienda la vida de
los hijos como sagrada e inviolable desde
el momento de su concepción; para que
la natalidad sea dignificada, valorada y
apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las
formas de negación de la vida humana y
apoya cuanto promueva el orden natural
en el ámbito de la institución familiar.
Al contemplar admirado este recinto
santo de asombrosa belleza,
con tanta historia de fe, pido
a Dios que en esta tierra catalana se multipliquen y consoliden nuevos testimonios
de santidad, que presten al
mundo el gran servicio que la
Iglesia puede y debe prestar a
la humanidad: ser icono de la
belleza divina, llama ardiente
de caridad, cauce para que el
mundo crea en Aquel que Dios
ha enviado (cf. Jn 6,29).
Queridos hermanos, al dedicar este espléndido templo,
suplico igualmente al Señor
de nuestras vidas que de este
altar, que ahora va a ser ungido
con óleo santo y sobre el que
se consumará el sacrificio de
amor de Cristo, brote un río constante
de gracia y caridad sobre esta ciudad de
Barcelona y sus gentes, y sobre el mundo
entero. Que estas aguas fecundas llenen
de fe y vitalidad apostólica a esta Iglesia
archidiocesana, a sus pastores y fieles.
Deseo, finalmente, confiar a la amorosa protección de la Madre de Dios, María
Santísima, Rosa de abril, Madre de la Merced, a todos los que estáis aquí, y a todos
los que con palabras y obras, silencio u
oración, han hecho posible este milagro
arquitectónico. Que Ella presente también
a su divino Hijo las alegrías y las penas de
todos los que lleguen a este lugar sagrado
en el futuro, para que, como reza la Iglesia
al dedicar los templos, los pobres puedan
encontrar misericordia, los oprimidos alcanzar la libertad verdadera y todos los
hombres se revistan de la dignidad de hijos
de Dios. Amén.
Hermandad
Los trabajos de san José
Javier Sánchez Martínez, pbro.
T
al como están las cosas, nadie se
arriesgaría a perder su puesto de trabajo por dejadez, por incumplimiento de
contrato, por hacer las cosas mal o a medias, por llegar siempre tarde y salir antes
de tiempo, por ausentarse sin causa justificada, etc. Nadie, absolutamente nadie
lo haría, salvo un necio o un loco.
San José es un trabajador, un artesano, un hombre de obras, arreglos y
maderas; lo sabemos, y porque el evangelista lo llama “justo” en el sentido tan
fuerte de este calificativo en las Escrituras, sabemos que incluye la honradez, la
pulcritud, la eficacia, la perseverancia, en
el trabajo bien hecho. Se convierte así en
modelo y patrono, en un ejemplo para
nuestra forma de vivir el trabajo, la profesionalidad, el ejercicio bien hecho de
nuestro trabajo como medio habitual de
santificación.
Hasta ahora, nada especial en principio.
Pero san José es un gran trabajador
en otro sentido, tal vez el principal, probablemente el primer trabajo. ¿Cuál? Los
trabajos de Dios, los trabajos a lo divino
que a Él se le confían. El primer gran trabajo, el más importante, y el que exigió
más esfuerzo y constancia sin vacacio-
nes, fue custodiar al Verbo encarnado,
a Jesucristo, como padre en la tierra. La
oración colecta de la Misa propia de san
José reza: “Dios todopoderoso que confiaste los primeros misterios de la salvación de
los hombres a la fiel custodia de san José”.
Ahí se señala muy bien cuál es el trabajo
de san José, un trabajo divino, al modo
divino, vivido como creyente que abarca, no las ocho horas diarias de trabajo
en días laborables, sino todo el tiempo,
la existencia entera, dándole un sentido
absoluto y una encomienda que le llena
de plenitud.
San José trabaja en las cosas de Dios,
san José se emplea a fondo en el trabajo sobrenatural o trabajo directamente
encomendado por Dios. Cristo mismo se
identifica con un trabajo distinto, la tarea
de Dios en el mundo, la salvación, la redención: “Mi Padre siempre trabaja y yo
también trabajo” (Jn 5,17).
Cristo nos sitúa así en una perspectiva distinta, la misma que vivió cada jornada san José: hay trabajos tanto y más
importantes, que el empleo y el ejercicio laboral. Veamos: “Trabajad, no por el
alimento que perece, sino por el alimento
que permanece para vida eterna, el cual el
Hijo del Hombre os dará, Porque a éste es
11
a quien el Padre, Dios, ha marcado con su
sello. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos
hacer para poner en práctica las obras de
Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la
obra de Dios: que creáis en el que Él ha Enviado” (Jn 6, 27-29).
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San José Artesano
El trabajo, al modo divino, es creer;
un creer firme, esperanzado, por difícil
que sea o que las circunstancias se tornen adversas, confusas, contradictorias.
El primer empeño en el trabajo divino
es vivir una fe recia, muy honda, muy
sincera, alejada de la costumbre o de la
superficialidad. Y si trabajamos, y mucho,
por el alimento perecedero, por el sueldo, igualmente y con más interés, como
san José, habremos de trabajar por lo divino en nuestras vidas. Las cosas de Dios
ni se pueden trabajar con mediocridad
o con rutina; ni uno se puede ausentar
sin causa justificada (de la Misa dominical, de la oración personal, de la confesión frecuente); ni uno puede tomarse
vacaciones en el espíritu apartándose y
volviéndose a Dios frívolamente; ni uno
puede llegar tarde o salirse antes de los
apostolados y compromisos cristianos,
tomándolos un tanto a la ligera y anteponiendo cualquier cosa.
12
Los trabajos de San José fueron “las
cosas de Dios”, y esas mismas “cosas de
Dios” requieren nuestro empeño, nuestra
constancia, nuestro interés, toda nuestra
capacidad. En estos trabajos a lo divino
señalemos algunos de máxima prioridad
“laboral”: la comunión con Cristo en la Eucaristía, la Penitencia y la oración personal; segundo, la formación para conocer
y amar más a Dios en la catequesis, formación de adultos, conferencias, retiros,
círculos de formación, lectura personal;
tercero, los encargos de Dios y el apostolado personal en Cáritas, la catequesis, la
liturgia, los enfermos, la cofradía, el COF,
la Adoración Nocturna, etc. etc.
Los trabajos de San José fueron algo
más que la artesanía y la madera: fueron
los encargos de Dios.
Hermandad
JOSÉ EL GUARDIÁN
DEL REDENTOR
Fr. Gabriel de la Dolorosa Calvo Barrios, O.F.M.
N
o podía faltar el padre putativo de
Jesús, así como al Custodio fiel de su
divina madre María, dentro de los ciclos
litúrgicos de la Iglesia, un mes dedicado
a su memoria y culto especial, y he aquí,
que es precisamente el mes de la fiesta litúrgica del Santo, el mes de Marzo, el mes
elegido por la Madre Iglesia para honrar
de esta manera a su propio Patrón, como
el mes de San José.
Ésta, es fiesta grande para todos aquellos que repiten el nombre de José, un
nombre que, el uso –y todos sabemosfrecuentemente que lo pronunciamosno ha podido deteriorar, y que al mismo
tiempo no ha logrado superar ni olvidar.
Esto, puede que tenga su origen en
el significado del nombre hebreo que,
según la Sagrada Biblia, y también los
modernos lingüistas, quiere decir “Dios
añade” O “Añádeme Dios”. Pero, depende, seguramente, en medida mucho más
grande, de las virtudes y características
del personaje de San José, un hombre a
quién, verdaderamente, Dios ha añadido
mucho, sin perder nada de su afectiva
humanidad y de su silenciosa modestia.
Sería superfluo repetir la historia
de este personaje, que del resto, es por
demás simplísima, a juzgar por lo que
aparece en el Evangelio, es decir, en el
único texto seguramente digno de fe,
de donde podemos sacar las pocas noticias seguras sobre la figura de San José.
Lo primero que notamos es que se trata
del personaje más silencioso del Evangelio. Nunca habla, hasta tal punto, que
ningún Evangelista nos dice una palabra
por Él pronunciada. Siempre calla: Escucha, obedece y lleva a efecto, respetando
y siempre respetado.
Así y todo, José es, efectivamente,
el cabeza de la Sagrada Familia, pero es
un cabeza de familia, que no tiene necesidad de imponerse y de ordenar o
mandar, para ser respetado y obedecido.
Su autoridad no es autoritarismo, aquel
autoritarismo contra el cual -y justamente- se rebelan los jóvenes, y hoy, más que
nunca. La autoridad de José proviene de
su sabiduría, prudencia y virtudes, de su
conocimiento, de las necesidades afectivas de la familia en la que, pensaba y
proveía, trabajando silenciosamente con
sus propias manos de trabajador, de carpintero.
Él es la imagen del saber hacer, que
es –o debía ser- el primer atributo de todos los padres y porque el saber hacer y
13
Y como ejemplar de hombre justo,
este modesto y sencillo trabajador, viene encontrando digno de ser el padre de
Jesús y su custodio fiel. Y por lo tanto,
también, maestro de vida en los años de
la juventud del Redentor. Una enorme
riqueza de virtudes hace al silencioso
carpintero, digno de ser el esposo de la
Inmaculada, compañero de la Virgen sin
mancha, sostén de la Madre de Dios.
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San José Artesano
No tenemos necesidad de hacer de
San José ningún elogio particular, que ni
siquiera traen los Evangelios canónicos.
La alabanza mayor va subrayada en los
deberes a Él confiados, como cabeza de
la Sagrada Familia. Deberes, que Él desde
el cielo, continúa místicamente llevando
a cabo, como Patrón de la Iglesia Universal, es decir, su guía y su sostén.
14
decir, es –o debería ser- la virtud de los
hombres maduros, viene, con harta frecuencia, representado como un anciano,
y aún más, como un viejo. En el sentimiento popular, su edad constituye también la garantía de su castísimo matrimonio con María, la Virgen sin mancha. Rectitud, honestidad, fidelidad a la palabra
de Dios, laboriosidad y obediencia, son
las características más sobresalientes de
José, el carpintero de Nazareth y hombre
justo, en el sentido que, toda la tradición
bíblica y también cristiana atribuye a tal
definición.
Es así como se entiende, que el nombre de José haya sido siempre amado
y honrado por todos los hombres. Repetido mil veces junto a las cunas más
humildes, como junto a los tronos más
excelsos. Repetido por los Santos que, a
decenas se encuentran en el calendario,
con este nombre que nunca cansa, como
tampoco se agota jamás la riqueza de las
virtudes de San José.
El día 1 de Mayo de 1960, Juan XXIII
dirigió un radiomensaje a todos aquellos
que sufren, , comenzando con estas palabras: “Nuestro pensamiento se dirige con
naturaleza a todas las regiones y a todas
las ciudades en las que, la existencia se
desarrolla un día tras otro: al hogar doméstico, al empleo, al comercio, a la fábrica, a la oficina, al laboratorio y a todos
los lugares santificados con el trabajo intelectual o manual, bajo las formas más
Hermandad
variadas y nobles, que eso reviste según
las fuerzas y aptitudes de cada uno.”
“Con la ayuda de San José, todas las
familias pueden reproducir la imagen de
aquél de Nazareht... En la práctica, el trabajo es una misión sublime, que permite
al hombre colaborar de modo inteligente y eficaz con Dios, que nos ha dado los
bienes de la tierra para que los usemos y
hagamos fructificar.”
Acabo este sencillo trabajo recordando unas palabras del franciscano San
Bernardino de Siena, brillante cantor del
Santo Patriarca, que escribe así: “Las horas
grises y las duras pruebas se subsiguen
casi ininterrumpidamente, pero, después
de cada tormenta, el cielo se serena: a
cada sufrimiento sigue la paz y la alegría”.
“José abraza con gratitud el don de
Dios y recobra mayor esfuerzo al abandonarse ante el mañana, con fe indestructible, en las manos del Padre Celestial”.
“Es éste, el ritmo de la vida de los justos, que tras las penas del exilio no se vienen abajo, ni pierden el ánimo, sino que
más bien reponen toda su confianza en
la voluntad de Dios. “Espero en Ti, Señor,
no seré confundido eternamente”.
Poema a San José
Daniel Primo
San José, padre de Cristo,
ángel bueno del Señor,
amparo fuiste y paraguas
de Jesús, del mismo Dios.
Carpintero nazareno,
de los obreros patrón,
da trabajo a los parados,
pon en el trabajo amor.
Esposo fiel de María,
bien protegiste esa flor,
santa fue tu compañía,
grande, muy grande tu amor.
Padre y amigo cercano,
escucha nuestra oración:
no nos dejes de tu mano
hasta encontrarnos con Dios.
Eres ejemplo de padre,
de los hijos protector,
de huérfanos y desvalidos
eres guardián y señor.
Reúnenos siempre en tu abrazo,
racimos de comunión,
una cadena fraterna
y un arco iris de amor.
15
Hermandad
Restauración de unos cuadros
en la Parroquia de Santo Domingo (VIII):
Las luchas por el poder entre liberales y absolutistas
José Luís Sánchez Arjona
M
ientras en Lucena, eufórica por la
finalización de la Guerra de la Independencia, el nuevo Ayuntamiento con
su corregidor a la cabeza, don Vicente
Ruiz de Morquecho (abogado de los Reales Consejos y Juez civil interino de Primera Instancia de esta ciudad con sus aldeas de Jauja y Encinas Reales), celebraba con bastante aparato y solemnidad
durante el mes de octubre de 1812 la publicación y jura de la Constitución Política
de la Monarquía Española (*); acordando
fijar en la Plaza Nueva para conmemorar
tan magno acontecimiento, negra lápida
de mármol con la siguiente inscripción:
<<Plaza de la Constitución – Publicada
18 de Octubre de 1812 >>, grabada con
letras de oro; la Regencia del Reino, nombrada por las Cortes Generales y Extraordinarias, reunidas en Cádiz, velaba por la
conservación y salvaguarda de los conventos extinguidos por los franceses.
sus enseres, prebiniendo que las respectivas Justicias hagan se conserben sin sufrir
deterioro alguno y en el mejor estado…”.
Concluía el Intendente instando al Ayuntamiento a cumplir la orden; haciéndole
responsable de su observancia.
En un Cabildo celebrado el 19 de diciembre viose la orden superior del Sr.
Intendente de esta Provincia, de fecha
7, relativa a otra que le había pasado el
Ministro de Hacienda, noticioso “ de que
en algunos combentos de los extinguidos
por los enemigos y actualmente secuestrados hasta la resolución de S.M., se cometen
por los vecinos de los pueblos, daños de
consideración destruyéndolos y robando
Al parecer no bastaba con que nuestros conventos y templos hubieran sufrido el despojo de sus “galas y arreos” a
mano de la tropa invasora que, ambicionando reunir en el museo de París obras
de arte, requisaban cuanto de valor había en los conventos suprimidos; todavía
había monasterios que, por encontrarse
deshabitados, seguían siendo objeto de
robos y atentados.
Jura de la Constitución de 1812, en Lucena.
17
San Pedro Mártir que, todo el tiempo
que duró la ocupación, había funcionado
como ermita, volvió a recibir en su capilla barroca del colateral del Evangelio, a
Ntra. Sra. del Rosario, “la Vestida”, escondida esos años en el domicilio del tesorero – secretario de la cofradía.
Con la firma del tratado de Valensay,
Fernando VII conseguía abandonar su
prisión en 1814, el 13 de marzo, y regresar a territorio español tras una ausencia
que había durado seis años.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Sello del Convento lucentino de P.P. Dominicos.
18
Era Prior entonces de este convento
de dominicos el R.P.Fr. Félix José Moreno,
cuando, a instancias del Ayuntamiento y
por orden de las Cortes Generales, hubo
en su iglesia rogativas públicas los días
16, 17 y 18 de marzo por la feliz llegada
a Madrid del Rey, que venía del cautiverio de Francia y por el buen éxito de su
gobierno.
A la llegada del monarca a Valencia el
19 de abril, Mozo de Rosales le hizo entrega de la Constitución proclamada en Cá-
diz el 19 de marzo de 1812, cuyo diseño
de Estado unitario imponía la soberanía
nacional y los derechos de los españoles
por encima de los derechos históricos de
cada reino.
El cardenal – arzobispo de Toledo, don
Luís María de Borbón y Villábriga puso al
mismo tiempo en sus manos el famoso
“Manifiesto de los Persas” firmado por 60
diputados que le pedían no jurase la Constitución y que disolviese el Congreso.
Educado en el absolutismo más radical y plenamente convencido del derecho divino que asistía a las monarquías,
“el Deseado”, dando oídos al clamor de
una buena parte de la sociedad española
y por temor a los perjuicios que el sistema constitucional pudiera ocasionarle
en el futuro, de modo inesperado, puso
punto final a aquel primer experimento
de constitucionalismo.
Reaccionando de forma un tanto ingrata (pues no quiso reconocer al gobierno que se había formado en Cádiz – único lugar de España a salvo del yugo galo
– y que le restituía en el trono después
de sacarlo del cautiverio), dio un decreto,
publicado el 4 de mayo, en el que declaraba que no juraría la Constitución y que
desaprobaba los actos de las Cortes; aunque por otro lado aseguraba, que aborrecía el despotismo y convocaría Cortes.
El 12 de mayo, día en que la Gaceta
Extraordinaria de Madrid hacía público
el decreto, en Lucena, siendo como a las
tres y media de la tarde, se supo a través
de un escrito del Intendente de Córdoba,
barón de Casa Davalillo, cómo había sido
depuesto el Ayuntamiento Constitucio-
Hermandad
nal en la capital de la provincia y habían
tomado posesión de sus cargos quienes
lo componían antes de 1808.
nedo, que se hallaba ausente y había sucedido a don Antonio de la Escalera, que
lo ejercía en 1808.
Reunida en el Cabildo al día siguiente
la Corporación lucentina. presidida por
don Enrique de Guzmán el Bueno, Cárde-
También los congregados acordaron
restituir a los Prelados y Comunidades
Religiosas los bienes de que habían sido
despojados así como restablecer el Santo Tribunal de la Fé y que se incorporase
don Josef Jiménez a su antiguo destino
de Escribano del Cabildo .
Al finalizar aquel Pleno en cuyo encabezamiento leemos “Acta de la Proclamación Solemne, que hizo unanimte. esta
M.N. y L. Ciudad de Lucena a su Augusto
Soberano el Sr. Dn. Fernando 7º (Q.D.G)”,
los ediles que formaban la municipalidad con anterioridad a 1808, quedaron
incorporados.
Mientras en la Plaza Nueva – lo recoge así el Libro de Cabildos – una multitud
entusiasmada, observando el debido orden y en medio de las mayores demostraciones de amor, daba vivas al Rey y a
nuestra Religión Católica, los asistentes al
acto manifestaron el retrato del suspirado Fernando y enarbolaron el estandarte real al que un piquete de carabineros
mandado por el Sr. conde de las Navas
hizo los honores.
Publicación del Real Decreto en la Gaceta de Madrid.
nas y Chacón (Caballero Maestrante de la
Real de Sevilla), Alférez Mayor, acordaron
se incorporase “en su antiguo empleo, y
autoridad de Corredor. Capitán á Guerra
de esta Ciudad” don Manuel Ortiz de Pi-
En demostración de fidelidad, recorrieron los lucentinos durante esa jornada plazas y calles, proclamando su vasallaje a Fernando VII, al que reconocían
como legítimo soberano.
El regio retrato fue llevado después
a San Mateo donde aguardaban para
recibirlo el Cabildo de los Sres. Curas
Beneficiados por la Casa ducal de Medi19
ordenaba que los Regulares tomasen posesión de sus conventos y propiedades;
acto de toma de posesión para el que se
reunirían en la Administración de Rentas
el P. Maestro Fr. Félix José Moreno con
don Félix Gorráiz, en presencia del Vicario Rector don Antonio Comino y Pérez
de Salamanca, comisionado por el Ilm. Sr.
Obispo, el 3 de julio.
Siguió a la disolución de las Cortes un
riguroso plan de persecución, represión
y castigo contra los defensores del sistema constitucional; desencadenante de
numerosas conjuraciones de los grupos
reformistas, que, finalmente, ganarían la
partida cuando un comandante del Batallón de Asturias y alma de los liberales,
Neoclásica estampa de la Virgen
al uso de la época.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
naceli, Comunidades Religiosas, diversas
cofradías, el Santo Tribunal, el estamento
noble y personas de todas clases; organizándose – sin previa cita – una muy concurrida procesión con la Imagen Sagrada
de la Virgen de Araceli que, desde su bajada el 24 de marzo de 1808 permanecía
en la Parroquia, donde estuvo aún hasta
el 26 de noviembre en que la trasladaron
al Santuario.
20
Escribe Tenllado, que, en dicho año
de 1814, el 7 de junio, el Administrador
de Rentas Públicas de Lucena, don Félix
Gorráiz comunicó al superior de San Pedro Mártir la Real Orden que ordenaba
entregar a las Comunidades sus bienes;
y que al siguiente, le comunicó la que
El Augusto Soberano Don Fernando VII
“el Deseado”
don Rafael del Riego y Núñez, acuartelado el 1 de enero de 1820 en el pueblo
de las Cabezas de San Juán, proclamó la
Hermandad
Constitución de 1812 y puso allí un ayuntamiento constitucional.
El suceso produjo consternación en
Palacio ante el temor de que lo acontecido lograse socavar los cimientos de la
monarquía.
El alzamiento prosperó igualmente
en la Villa y Corte; razón por la que el
Rey, aterrado, decidiría capitular y jurar
la Constitución; haciéndolo en Madrid el
8 de marzo en las Casas Consistoriales y
luego en las Cortes.
Supuso ésto una victoria para los progresistas, que, divididos en dos bandos:
doceañistas o moderados y nuevos liberales o exaltados, sostenían que el poder
dimana del pueblo y eran partidarios de
convocar en Cortes a los representantes
de la ciudadanía y de que se implantasen cambios inspirados en las ideas de
libertad defendidas en Francia durante la
Revolución.
En un clima de auténtica agitación,
casi de anarquía, tuvo lugar el 9 de julio de 1920 la apertura de las Cortes, en
Madrid. El espíritu antirreligioso que animaba a aquellas Cortes, debía ser tal, que
–como si de un nuevo Evangelio se tratara– quedó establecido el que los Párrocos explicasen obligatoriamente desde
el púlpito la Constitución.
Comenzaba el llamado Trienio Liberal, una etapa histórica (1820 – 1823) en
la que en calidad de ministro de Gobernación ocupó la presidencia el asturiano
y oriente de la masonería regular española, don Agustín de Argüelles; período en
que los actos de insubordinación al po-
der central solían ser frecuentes; al igual
que las manifestaciones contra el propio
Rey, que, incluso, en sus salidas era insultado con canciones como el “Trágala” y
el famoso himno de Riego.
Mientras la francmasonería utilizada
en aquellos años como arma para romper
con el espíritu tradicional de los españoles (que respetaban las Instituciones, la
Monarquía, la Religión y la Propiedad)
arraigaba en las filas liberales, la autoridad real llegó a alcanzar su máximo desprestigio.
Con la pretensión de dejar a la Iglesia
sin recursos por considerarla cómplice
y sustentadora del antiguo Régimen, se
acometió la reforma de los Regulares y
fueron tomadas medidas como la de no
permitir la existencia de conventos que
no tuvieran al menos doce profesos y la
de que en ningún pueblo, por grande que
fuese, pudiera haber más de un convento de la misma Orden, o la de fijar el nº de
conventos que en la Península deberían
permitirse: 350 monjas y 60 monacales, a
la vez que pedían la extinción de las Ordenes contemplativas y mendicantes.
Debido a ello, el 30 de enero de 1821,
estando el Ayuntamiento lucentino reunido en la Sala alta Capitular, se vió un oficio
remitido por el Jefe Superior Político, del
28 del actual, en el que para dar cumplimiento a una Real Orden relacionada con
“la reunión de conventos”, aquel solicitaba
información a enviar en el plazo de ocho
días sobre qué conventos había en esta
localidad, su advocación, número de religiosos ordenados, situación, y superficie
de los terrenos que ocupaban.
21
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Las antiguas Casas Consistoriales.
22
Así mismo, mediante una circular del
Intendente provincial que se recibió, eran
declaras nulas a partir del 24 de mayo todas las ventas de bienes, derechos y rentas que el Clero local y la Fábrica de estas
Iglesias tuviese.
(Franciscanos Observantes); el de San
Bernardino de Sena (Franciscanos Descalzos o Alcantarinos); el de San José
(Carmelitas Descalzos) y el de San Francisco de Paula con advocación de Ntra.
Sra. de la Victoria (Orden de Mínimos).
En cumplimiento de la Comisión que
el Ayuntamiento confiara a los Sres. don
Juan José Ramírez y a don José Ruiz de
Castroviejo “pa. qe. tomando todos los
conocimtos. qe. requiere dha. Orden” informasen al Sr. Jefe Superior Político, los
Comisionados presentaron el solicitado
informe en el transcurso del Cabildo celebrado el 7 de febrero.
Cinco eran – según el informe – los
coventos masculinos que había en esta
ciudad: el de San Pedro Mártir (Orden
de Predicadores); el de la Madre de Dios
Nada se dice acerca del convento de
San Juan de Dios (que ya había sido suprimido por Real Orden del 25 de febrero
y cuyo Hospital estaba a cargo del Ayuntamiento).
En uno de sus artículos don Rafael
Ruiz de Algar y Borrego, refiriéndose a
ello, escribe “Como era de esperar, tras la
lectura de tales datos, no solo en Lucena,
sino en toda España, vino el decreto de
supresión de muchos de ellos para apoderarse de sus bienes. Este decreto tuvo fecha
de 8 de Mayo y sería antecedente del que
más adelante con la firma de Mendizábal
refrendaría Doña Isabel II bajo la rúbrica
<<desamortización de los bienes del Clero>>”.
(*)Fue don Fernando Ramírez de Luque a quien este Ilustre Ayuntamiento
encargó “por
por su crédito en la oratoria y
su bien notorio patriotismo” pronunciar
el sermón o discurso exhortatorio en la
fiesta que se hizo en la Iglesia Mayor el
25 de octubre de 1812 para jurar la nueva Constitución.
Fuentes Documentales y Bibliografía
<< Servicios de Lucena a la Religión, Rey y Patria…>> Por don Fernando Ramírez de Luque.
Obra cit. (en la que hay un extracto de dicho
sermón).
A.H.M.L. Libro de Cabildos correspondiente al
año 1812. Cabildos del 11, 13, 15 y 19 de octubre.
A.H.M.L. Libro cit., Año cit. Cabildo del 19 de
diciembre.
Menéndez Pidal, Ramón: <<Historia de España>>. “La España de Fernando VII”. Por Miguel
Artola Gallego. Tercera Edición. Espasa Calpe
S.A. Madrid, 1983 – Tomo XXXII.
A.H.M.L. Libro de Cabildos correspondiente al
año 1814. Cabildo del 13 de mayo.
López Salamanca, Francisco: <<Documentos
para una Historia de María Santísima de Araceli>> (1801 – 1850). I. Colección Biblioteca Lucentina. Investigación. Lucena, 1998.
Tenllado y Mangas, Francisco Antonio: <<Convento de San Pedro Mártir y de San Bernardino
(Valle)>>. Leg. cit. nº 125.
Guichot, Joaquín: <<Historia General de Andalucía desde los tiempos remotos hasta 1870>>.
Tomo II. Fundación “Paco Natera”. Córdoba,
1982.
A.H.M.L. Libro de Cabildos correspondiente al
año 1821. Cabildo del 7 de febrero.
Ruiz de Algar y Borrego, Rafael: <<Del tiempo
viejo: Liberalismo masónico>>. LUCERIA. Num.
138. Lucena 21 de marzo de 1959. p. 4
El jubileo de las Cuarenta horas
y sus derechos parroquiales
en la Lucena de principios del siglo XIX
Luisfernando Palma Robles,
cronista oficial de Lucena,
de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
E
l jubileo de las cuarenta horas es una
práctica cultual consistente en la
adoración a Cristo Sacramentado durante
ese tiempo, como memoria del tiempo
en que el Señor permaneció yacente.
Fue san Agustín quien primeramente
consideró que se contaban cuarenta
horas desde la muerte de Cristo hasta su
resurrección.
En la tradición, y basándose en los
textos evangélicos (Mc 15, 33 y Lc 23,
44)1, se afirma que Jesús expiró a la hora
de nona, esto es, a las tres de la tarde. Tres
días después, el domingo al amanecer,
sobre las siete de la mañana, el Señor
resucita: “El primer día de la semana, por
la mañana temprano, todavía en tinieblas
fue María Magdalena al sepulcro y vio
la losa quitada” (Jn 20, 1). Si sumamos
las nueve correspondientes al viernes,
las veinticuatro del sábado y las siete
del domingo, obtenemos un total de
cuarenta horas, es decir, el tiempo que,
según la interpretación tradicional de los
textos bíblicos con el apoyo magisterial
del autor de Ciudad de Dios, estuvo
muerto el Señor.
Por otra parte, el número cuarenta
tiene un significado asimilable a
larga duración. Y así se expresa en el
Antiguo Testamento, cuando se afirma
que Saúl, David y Salomón reinaron
durante cuarenta años. Otras veces
nos encontramos con que el número
cuarenta nos viene a indicar un dilatado
tiempo que sirve de antesala a un gran
acontecimiento. Fueron cuarenta los
años de peregrinación del pueblo israelí
por el desierto antes de llegar a la Tierra
Prometida; cuarenta, los días que Moisés
estuvo en ayuno y rezo previos a la
entrega de las tablas de la Ley; cuarenta
jornadas permaneció Jesús a solas en
el desierto antes del comienzo de su
vida pública. También las apariciones
del Señor después de la resurrección
tuvieron lugar durante cuarenta días:
“Fue a ellos a quienes se presentó después
de su pasión, dándoles numerosas pruebas
de que estaba vivo y, dejándose ver de ellos
durante cuarenta días, les habló acerca del
reino de Dios.” (Hch 1, 3).
Aunque el origen de la práctica de las
Cuarenta horas es complejo, a efectos
de simplificar podemos señalar como
su iniciador al capuchino José de Ferno
(1485-1556). Este fraile es autor de una
obra impresa titulada Metodo ossia
1.- Todas las citas bíblicas las hago por la traducción dirigida por Luis Alonso Schökel y Juan Mateos en
Nueva Biblia Española. Madrid: Ed. Cristiandad, 1975.
24
Hermandad
istruzioni sul modo da tenerse per celebrare
devotamente e con frutto l´oracione dell
Quarantone (Milán, 1571). El padre de
Ferno organizaba la práctica cultual a
la que nos venimos refiriendo en los
tres primeros días de semana santa,
para preparar bien la celebración del
triduo pascual. El capuchino predicaba
un sermón cada hora, día y noche, sin
separarse del altar y guardando durante
los tres días un total ayuno2.
Institución que impulsó la celebración
de las Cuarenta horas fue la cofradía
de la Oración y Muerte, con estatutos
aprobados por Julio III en 1551. Pío IV, por
bula de 1560, concede indulgencias a la
cofradía por celebrar las Cuarenta horas
el penúltimo domingo de cada mes3.
Precisamente la cofradía lucentina de la
Veracruz y Paz estableció confraternidad
con la romana de la Muerte y Oración. Esta
corporación de Lucena poseía una bula
con multitud de indulgencias concedidas
a la romana por breve expedido en
octubre de 1606 por Paulo V, así como una
carta de unión y confraternidad firmada
por el protector, gobernador, custodios y
secretario de la misma cofradía italiana,
donde se hacía partícipes a los miembros
de la hermandad lucentina de todas las
indulgencias, facultades especiales,
gracias y perdones concedidos a aquélla
por los papas. Uno y otro documento
tenían el visto bueno de la Comisaría
General de Cruzada (Madrid) en octubre
y abril de 1657, respectivamente. Existían
también el archivo de la cofradía de la
Veracruz y Paz de Lucena dos copias de
cartas de la cofradía romana ofreciendo
hospedaje a los hermanos lucentinos
que quisieran viajar a Roma para ganar
las indulgencias del santo jubileo que
hubo en citada capital por el año 17744.
Siguiendo
con
la
evolución
cronológica de las Cuarenta horas,
nos encontramos con la figura de san
Carlos Borromeo (1538-1584), arzobispo
de Milán, quien publicó en 1577 una
Avvertenza per l´Oratio delle Quaranta
Hore. A san Carlos Borromeo se le puede
considerar como el organizador eclesial
de tal práctica religiosa, regulándola y
sirviendo de ejemplo en la extensión del
culto de referencia a la Iglesia universal5.
El papa Clemente VIII en su
Graves et diuturnae (1592) manda el
establecimiento, por turnos, de las
Cuarenta horas en todas las iglesias
romanas, con objeto de que la práctica
no experimentase interrupción alguna.
Este papa y Paulo V (1606) otorgaron
indulgencia plenaria por la participación
en este culto eucarístico. Clemente XI, en
su Instructio Clementina (1705), ordenó
la solemnidad litúrgica de las Cuarenta
horas6.
En 1 de enero de 1757, el obispo de
Córdoba, Martín de Barcia, publica un
edicto dirigido a todos los diocesanos
comunicándoles que, debido a tantas
continuas desgracias como terremotos,
incendios y esterilidades, volcanes, guerras,
plagas y naufragios, etc., había pedido
al papa, Benedicto XIV, la celebración
2.- IRABURU, José María. Oraciones de la Iglesia en tiempos de aflicción. Pamplona: Fundación “Gratis
Date”, 2001, p.23
3.- Ibídem, p. 24.
4.- Estatutos de la Venerable Congregación de María Santísima de la Paz, Santa Vera-Cruz, Muerte y Oración
de la Ciudad de Lucena. Lucena: Imprenta de don José María Canalejas, 1834, p.5.
5.- IRABURU, J. M. Op. cit., p. 25.
25
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
anual en la capital de la diócesis con
indulgencia plenaria del jubileo de las
Cuarenta horas7. La solicitud la había
efectuado el prelado cordobés el 15
de diciembre de 17568. Por breve de
Clemente XIII, de 22 de marzo de 1763,
la práctica del jubileo de las Cuarenta
horas, sin abonar derechos parroquiales,
se extendió a los pueblos de la diócesis9.
El 11 de septiembre de 1764 se concede
la facultad de celebrar las Cuarenta horas
con la misma exención tres veces al año
en los lugares principales de la diócesis10,
facultad que se extiende después a
todos las iglesias de la diócesis. lo que
se comunica al vicario de la ciudad de
Lucena, don Juan Martínez de Gálvez, en
10 de marzo de 176511.
En agosto de 1806, don Nicolás de
Villalba y Carmona, presbítero de Lucena,
se dirige al regente de la Real Jurisdicción
ordinaria en esta ciudad, a la sazón don
Juan José Ramírez y Castilla, regidor de
preeminencia12, manifestándole que
hacía más de cuarenta años que por el
obispo Barcia se obtuvo bula papal para
celebrar el jubileo de Cuarenta horas de
manera que las cofradías y hermandades
organizaban ese culto al Santísimo
Sacramento sin pagar derecho parroquial
alguno. Villalba pide la comparecencia de
testigos para que éstos expusiesen lo que
26
sabían sobre el particular. Comparecen
don Onofre Ramírez, capitán de Caballería
retirado, don Jerónimo García Jiménez,
capellán de la ermita de Dios Padre, don
Juan Álvarez de Sotomayor, coronel de
Infantería retirado, don Felipe Muñoz
y Cuellar, presbítero, don Pedro José
Ramírez y Contreras, presbítero, corrector
de la congregación de Servitas y capellán
del hospital de los Desamparados, y
Francisco del Pino, miembro de la cofradía
de carpinteros de San José (ermita de
La O), Todos coinciden en testificar que
nunca se habían cobrado derechos
parroquiales en las celebraciones de los
jubileos de Cuarenta horas13.
A la vista de lo anteriormente
expuesto, el regente Ramírez designa
asesor en este procedimiento al abogado
don Joaquín González.
¿Qué había ocurrido para que Villalba
hubiese recurrido a la autoridad local?
La respuesta la tenemos en la súplica
dirigida al Real y Supremo Consejo
de Castilla suscrita por don Jerónimo
García, como encargado del patronato
de la ermita de Dios Padre, don Rafael
Ramírez, sacerdote encargado de la
ermita de Nuestra Señora de la O, don
Nicolás Villalba, de la de San Marcos, don
Antonio Ortiz Repiso, coronel retirado
del Regimiento Provincial de Córdoba,
6.- Enciclopedia de la Religión Católica, tomo II. Barcelona: Dalmau y Jover, 1951, p. 1.326.
7.- Ápud HERRERA MESA, Pedro Pablo. Escritos Pastorales de los Obispos de Córdoba (1627-1857). Córdoba: Archivo Catedral de Córdoba, 2004, pp. 48 y 49.
8.- GÓMEZ BRAVO, JUAN. Catálogo de los obispos de Córdoba y…, tomo II. Córdoba: Imp. de D. Juan Rodríguez, 1778, p.816.
9.- Ibídem, Aquí se indica que la fecha del breve clementino es la del 28 de marzo; sin embargo en el
impreso donde se autoriza la celebración de las Cuarenta horas tres veces al año en cada una de las iglesias de la diócesis (1765) se indica la fecha del 22 de marzo de 1763. (Archivo Parroquial de San Mateo
de Lucena (APSML), Disposiciones del obispo Barcia, 1765).
10.- APSML, impreso cit.
11.- Ibídem.
don Francisco Polo y Valenzuela,
teniente coronel retirado del Regimiento
Provincial de Bujalance, don Gabriel
Carrillo, hermano mayor de las cofradías
de Nuestra Señora de la Soledad y de la
Aurora y don Andrés Canela de la Rosa,
comisionado de la cofradía del Santísimo
Sacramento. Los militares retirados Ortiz
Repiso y Polo actúan en representación
de la congregación de Servitas14.
Los suplicantes manifiestan en su
escrito que desde principio de año don
Antonio Comino Pérez de Salamanca,
vicario de Lucena, junto con el sacerdote
don Fernando Ramírez de Luque y otros
miembros de la comunidad de curas
de San Mateo habían exigido a los
exponentes para los jubileos de Cuarenta
horas la cantidad de doce reales y medio
por cada día que estuviese expuesto
el Santísimo Sacramento en concepto
de derechos parroquiales. El Consejo
pidió que informase sobre el particular
el Obispado de Córdoba, al frente del
cual se encontraba entonces don Pedro
Antonio de Trevilla15.
Hasta el 6 de septiembre de 1807 no se
recibe respuesta alguna del Obispado. En
ella, el prelado afirma que la Real Provisión
del Real y Supremo Consejo de Castilla
expedida el 20 de enero de 1807 para
que la autoridad diocesana informase lo
que creyese oportuno sobre la instancia
hecha por don Jerónimo García Jiménez
y consortes en orden a que no se les
exigiese derechos parroquiales durante
los días del jubileo de las Cuarenta horas,
se le había presentado en abril y que
además no había recibido otra de 15 de
junio. El prelado termina diciendo que
procuraría evacuar el informe que se le
pedía en la última de 25 de agosto y que
había recibido el 6 de septiembre citado.
Lo cierto es que en el expediente que
manejamos no aparece el informe del
Obispado16 y desconocemos, por tanto, si
éste apoyaba o no a los recurrentes frente
a la pretendida exacción de los curas de
San Mateo. No sabemos tampoco si fue
la presión de éstos la que contribuyó a la
dilación episcopal.
12.- En ese tiempo se estaba tratando de prorrogar el mandato del corregidor don Antonio de la Escalera.
13.- Archivo Histórico Nacional. Consejos, leg. 27.683, exp.40.
14.- Ibídem.
15.- Ibíd..
16.- Ib.
27
Hermandad
La Devoción de San José
Francisco López Salamanca
Cronista oficial de Lucena,
de la Real Academia de Córdoba
E
n los evangelios José es calificado
como un “hombre justo”. Este elogio
y el privilegio de haber sido elegido por
Dios como esposo de la Virgen María y
padre adoptivo de Jesús son los fundamentos de los honores que le asigna la
Iglesia y de la devoción del pueblo cristiano.
Pese a tales argumentos, sorprende
que el culto al santo patriarca, tuviera un
desarrollo tan lento. Algunos autores justifican esta circunstancia por el hecho de
que “durante los primeros siglos de existencia de la Iglesia, eran sólo los mártires
quienes gozaban de veneración”, aunque
no cabe duda de que las prerrogativas de
san José fueron resaltadas por la piedad
de los primeros cristianos, y la literatura
apócrifa es una buena prueba de ello.
Por otra parte, no faltan los elogios a su
figura a cargo de los padres de la Iglesia.
Las huellas más tempranas de reconocimiento público acerca de la santidad de san José se encuentran en Oriente. Según parece, su fiesta, era celebrada
por los cristianos coptos en los comienzos del siglo IV; Nicéforo Calixto dice que
en la gran basílica erigida en Belén por
santa Elena, había un magnífico oratorio
dedicado en honor del patriarca.
Huellas de la reflexión teológica sobre San José se encuentran en los primeros siglos del cristianismo, tanto entre los
padres orientales como en los occidentales. Hablan de san José en el siglo II san
Ignacio de Antioquía, san Justino y san
Ireneo.
En el siglo III Tertuliano, san Clemente
de Alejandría, san Hipólito de Roma, Orígenes y Julio de África.
Natividad de Jesús. Mosaico en Santa María
de Trastevere, Roma. Pietro Cavallini
29
el 25 ó 26 de diciembre, y otra conmemoración suya, conjuntamente con otros
santos, solía realizarse en los dos domingos inmediatamente anterior y posterior
a la Navidad.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
San Clemente de Alejandría († c. 215) y
San Hipólito de Roma († c. 235), como padres
tanto de la iglesia oriental como occidental,
aludieron en sus escritos a san José.
30
En el siglo IV Eusebio de Cesarea, san
Efrén, san Basilio y san Cirilo de Alejandría.
Entre los padres occidentales, san
Ambrosio, san Jerónimo, san Agustín, Pedro Crisólogo, y otros.
Considerando estos aportes patrísticos, se puede decir que hacia mediados
del siglo V ya se contaba con los elementos más característicos de la comprensión
teológica y espiritual sobre san José.
Lo cierto es que la fiesta de “José el
Carpintero” se encuentra registrada, el 20
de julio, en uno de los antiguos calendarios coptos que han llegado a nuestros
días, así como también en un “synazarium” de los siglos VIII y IX publicado por
el cardenal Mai (Script. Vet. Nova Coll., IV,
15 sqq.).
Algunos menologios griegos de una
fecha posterior mencionan a san José en
Natividad de Jesús. Pietro Cavallini, Fresco.
Santa María in Aracoeli, Roma.
En Occidente el nombre del padre
adoptivo de Nuestro Señor (Nutritor Domini) aparece en algunos martirologios
locales de los siglos IX y X, y en 1129, por
primera vez, se dedica en Bolonia una
iglesia en su honor.
Su devoción fue impulsada por santos de la talla de san Bernardo, santo Tomás de Aquino, santa Gertrudis (+ 1310),
y santa Brígida de Suecia (+ 1373).
De acuerdo con Benedicto XIV (De
Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), “la
opinión generalizada de lo aprendido es
que los padres carmelitas fueron los primeros en importar desde Oriente hacia Occidente la práctica del culto a san José”
Su fiesta, introducida en el Calendario
Dominico, fue ganando paulatinamente
una posición en numerosas diócesis de
Europa occidental.
Hermandad
Inocencio III, Gregorio XV, Clemente IX y Benedicto XIII fueron con sus decretos y bulas, pontífices favorecedores de la devoción a san José.
Santo Tomás de Aquino y San Bernardo
de Claraval se distinguieron como difusores
de la devoción a san José en la Baja Edad Media.
Entre los más celosos promotores de
la devoción en dicha época, san Vicente
Ferrer (+ 1419), Pedro d’Ailly (+ 1420),
san Bernardino de Siena (+ 1444), y Jean
Charlier Gerson (+ 1429). Éste, en 1400,
compuso un “Oficio de los Esponsales de
José” en el concilio de Constanza (1414),
para promocionar el reconocimiento público del culto de san José.
Bajo el pontificado de Sixto IV (14711484), fue incluida en el Calendario Romano la festividad josefina del 19 de
marzo. Desde entonces la devoción adquirió cada vez mayor popularidad, y la
dignidad de la fiesta fue guardando relación con su firme crecimiento.
Primeramente sólo fue una festum
simplex, aunque prontamente elevada
a un doble rito por Inocencio VIII (14841492). Luego, fue declarada por Gregorio
XV, en 1621, como fiesta obligatoria, a
instancias de los emperadores Fernando
III y Leopoldo I y del rey Carlos II de España, elevándose al rango de fiesta doble
de segunda clase por Clemente XI (17001721). Además, Benedicto XIII, en 1726,
agregó el nombre de san José a la Letanía de los Santos.
La reformada orden carmelita descalza, en la que santa Teresa infundió su
gran devoción hacia el padre adoptivo
de Jesús, lo eligió, en 1621, como su patrono, y en 1689, pudo celebrar la fiesta
de su patrocinio en el tercer domingo
después de Pascua.
Santa Teresa de
Jesús
retratada
por fray Juan de la
Miseria.
La santa de Ávila
desde su profunda
devoción fue una
eficaz difusora de
la figura de san
José.
31
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
32
La santa de Ávila escribe al respecto:
“Tomé por abogado y señor al glorioso
san José”, y añade: “No me acuerdo hasta
ahora haberle suplicado cosa que la haya
dejado de hacer. Es cosa que espanta las
grandes mercedes que me ha hecho Dios
por medio de este bienaventurado santo...
No he conocido persona que de veras le sea
devota que no la vea mas aprovechada en
virtud, porque aprovecha en gran manera
a las almas que a Él se encomiendan...Solo
pido por amor de Dios que lo pruebe quien
no le creyere y vera por experiencia el gran
bien que es encomendarse a este glorioso
patriarca y tenerle devoción...” e Isabel de
la Cruz, monja carmelita, refiere sobre
Santa Teresa: “era particularmente devota
de san José y he oído decir se le apareció
muchas veces y andaba a su lado.”
Esta fiesta, adoptada pronto en España, fue posteriormente extendida a todos los estados y diócesis que solicitasen
el privilegio.
Ninguna otra devoción, tal vez, haya
crecido tan universalmente como ésta,
así como tampoco ninguna otra pareció
haber atraído con tanta fuerza a los corazones de los cristianos, y particularmente
de las clases obreras, durante el siglo XIX.
Complementariamente, uno de los
primeros actos del pontificado de Pío IX,
siendo él mismo particularmente devoto
de san José, fue hacer extensiva a toda
la Iglesia la fiesta del patrocinio (1847),
y en diciembre de 1870, de acuerdo con
los deseos de los obispos y de toda la feligresía, declaró solemnemente al santo
patriarca José, como patrono de la Iglesia Católica, y resolvió que su fiesta, el 19
de marzo, debería de allí en adelante ser
celebrada como una doble de la primera
clase (pero sin octava, a causa de la cuaresma).
Pío IX, pontífice especialmente devoto de san José,
declaró al santo patriarca como patrono
de la Iglesia Católica en 1870.
El 15 de agosto de 1889 el Papa León
XIII proclamó la encíclica Quamquam Pluries, en la cual se desarrollaban de manera articulada los motivos que fundamentan la referida proclamación de San José
como patrono de su antecesor Pío IX.
Hermandad
San José
Visto por
el cine (i)
Miguel Ángel López Burgos
D
urante mil novecientos años, la representación de Jesucristo se realizó
bajo el exclusivo control de la Iglesia Católica. Se trataba de una representación
siempre subordinada a la autoridad última de las palabras del Evangelio hasta
que a comienzos del siglo XX, el mundo
entero se enfrentó al desafío de la nueva
tecnología de la era mecanizada. Inventos
que provocaban la perturbadora pregunta: ¿cómo representar al Hijo de Dios?
Es muy difícil el poder determinar si
los criterios que se han utilizado para recrear, ambientar, definir o incluso realizar
críticas sobre la figura de Jesús de Nazaret, han sido los justos.
Dejando al margen las pasiones que
su figura han desatado, la cual muchos
han tachado de falacia y que otros han
calificado de intachable, existe algo cierto y es que todos han tratado su persona
como hombre-Dios. Mientras que el plano divino de Jesús tiende muchas veces a
olvidarse, el lado humano de Jesús, pese
a ser admirado por casi todos, es aún un
elemento de discordia y confrontación.
La importancia histórica de Cristo ha
sido de tal relevancia que tan solo evocar
su nombre, nos transporta a los momentos más sencillos del ser humano en los
que éste, ya había perdido su inocencia.
Así pues, todo análisis de la figura de
Jesús y en nuestro caso de San José, debe
basarse en el respeto y la consideración;
incluso la crítica más hiriente lleva implícita la importancia del contenido que se
critica y la exposición que se hace de él.
Cristo fue un personaje amado/odiado, protegido/perseguido, escuchado/
ignorado, alabado/proscrito, pero sobre
todo un ser, una voz que hace ya muchísimos años nos advirtió sobre nosotros
mismos... y que hoy sigue de rabiosa actualidad.
Por una curiosa ironía, la era de las máquinas nos traería al Verbo hecho carne.
Cuando la linterna mágica proyectaba imágenes inmóviles sobre Jesús, empezó a ser sustituida por un nuevo invento, mágico para muchas personas, que
representaba imágenes en movimiento.
A finales del siglo XIX, la cámara de
cine empezó a registrar la historia en el
momento en el que se producía. Cuando
en 1898 llamaron la atención del Papa
León XIII cuando la cámara de cine rodaba su carruaje, el Papa la bendijo, casi
como si estuviera bautizando la era del
cine, que ya en el siglo XX, será titulado
como el séptimo arte.
33
El Papa León XIII, bendice la cámara
cinematográfica en el año 1898.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Para tratar en este trabajo la figura
del padre putativo o nutricio de Jesús,
San José, debemos irremediablemente
hablar sobre las películas relacionadas
directa o indirectamente con la figura
de Cristo, muchas veces, dada la poca información que los Evangelios Canónicos
nos dan del carpintero José, el cine tuvo
que echar mano de los Apócrifos e incluso muchas veces, de la fabulación.
Entre las películas de principios de
siglo, había versiones del Evangelio. Más
bien parecían estampas religiosas de
la era victoriana que hubieran cobrado
vida.
La Natividad y los Reyes Magos
de la casa Pathé vista por Ferdinand Zecca
34
Lucien Nonguet en Vida y Pasión
de Jesucristo en 1902.
Los primeros intentos de llevar a la
pantalla a Jesucristo, concretamente en
su Pasión, fueron en 1898. Fue en Nueva York, y concretamente en el escenario improvisado de una azotea de Gran
Central Palace, donde el propietario de
un museo de cera, Richard G. Hollaman,
consiguió filmar el evento. Con diez mil
dólares de presupuesto y un coro de ángeles, Richard G. Hollaman vio su sueño
realizado, aunque posteriormente fue
denunciado por grupos religiosos por
haber tratado el tema de manera “irreverente” y haber llevado a cabo la filmación
en un lugar poco adecuado. No obstante,
los tribunales de justicia dieron la razón al
empresario neoyorquino argumentando
que “los ángeles eran patrimonio público”.
En 1902 Ferdinad Zecca y Lucien Nonguet rodaron para la casa francesa Pathé
en Vida y Pasión de Jesucristo dieciocho
escenas extraídas sobre todo de cuadros
de Leonardo Da Vinci, que circularon por
las salas cinematográficas hasta bien entrada la década de los años veinte.
Casi al mismo tiempo, en Inglaterra,
laWarwick Company rodó La Pasión con
Hermandad
Cartel de 1902 Ferdinad Zecca
y Lucien Nonguet
“Vida y Pasión de Jesucristo”
un metraje de unas treinta escenas. Tres
años más tarde, en 1905, Victorin Janset
rodaría La Vida de Cristo basándose en
acuarelas del pintor James Tissot hechas
durante su visita a Palestina.
Estas primeras películas sobre Jesús
gozaban de una fotografía muy cuidada,
una ambientación casi teatral y tenían
como base estética diversas obras pictóricas de diferente procedencia.
Pese a la bendición del Papa León XIII,
a la que anteriormente hemos aludido,
algunos Papas posteriores recomendaron a aquellas personas que se considerasen “buenos cristianos” no asistir a las
proyecciones, aunque es de justicia el reconocer que las películas eran extremadamente cuidadosas con la imagen de
Cristo. Eran como grandes cuadros que
cobraban vida en los que la iconografía
y el simbolismo cristiano se trataban de
manera tradicional.
Pronto resultó evidente la capacidad
de engaño y distorsión del nuevo medio.
El cine, no solamente podía crear un agitado mar de Galilea, sino también hacer
que un Cristo submarino surgiera de las
profundidades antes de caminar sobre
las aguas.
Hacia 1910, la vida de Cristo se vendía por rollos; ahora se podía difundir el
Evangelio con fines comerciales hasta los
más remotos confines del planeta.
Intuyendo el poder “propagandístico”
de este nuevo medio, la Iglesia adoptó
un confiado tono de propietaria.
En 1912, con la bendición de la Iglesia, una compañía de cine americana llamada Callen, llevó sus cámaras a Egipto
y Tierra Santa para la primera versión del
Evangelio rodada sobre el terreno en Del
Pesebre a la Cruz. Cuando se rodaron las
escenas de la matanza de los inocentes
en Jerusalén, éstas estaban tristemente
relacionadas con lo que estaba ocurriendo detrás de la cámara como recuerda el
productor Sidney Olcott: “se nos echó encima una multitud de musulmanes armados con palos. Me di cuenta de que eran los
miembros de una banda que antes habían
intentado extorsionarnos, así que saqué mi
revólver, lo agité de forma amenazadora y
se retiraron”.
Fotograma de la película “Del Pesebre a la Cruz”,
quizás la primera en que se representa la figura
de San José en la Huída a Egipto junto a María.
35
Jesús fue interpretado por un inglés
de clase alta llamado Henderson Banch.
Algunos años después, Banch escribió
sobre la experiencia en una prosa que
“esperaba a ser bíblica”: “Interpretar a Jesús sin ofender burdamente los instintos y
sentimientos más sagrados de millones de
personas, exigía tal entrega de alma, que
mi vida normal, me resultaba extraña”.
Cuatro años después, 1916, D.W. Grifith, atraído por la historia de Jesús, rodaba Intolerancia, en la que por medio de
cuatro episodios narrativos de la historia
de la humanidad, presentaba a Cristo ya
en su vida pública.
En 1916, Giuli Antamoro, rodó Christus (Cristo), donde en una superproducción italiana, que llevó tres años de rodaje en Palestina, Egipto e Italia con miles
de figurantes, realizada en tres partes:
la Natividad, el Bautismo y la Pasión. Las
escenas, son reproducciones de famosos
cuadros.
Dos fotogramas de la película “Christus”:
la Natividad y la huída a Egipto.
San José Artesano
En esta película, San José, aparece con
un correcto tratamiento de su figura, en
el censo junto a María, en la Natividad de
Jesús, la adoración de los Reyes, el sueño
en que el ángel le avisa que huya a Egipto y la misma huída. Como curiosidad,
decir que en ningún momento aparece
la imagen del Niño Jesús, ni en el portal
de Belén ni en la huída a Egipto, cuya sagrada Familia aparece de espaldas
Año 2011 / Nº 24
Continuará…
Cartel de la película “Christus”.
36
Hermandad
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
José Rodríguez Delgado
E
s frecuente que, cuando suceden
determinadas desgracias, eso que
vulgarmente llamamos calamidades, (recordemos el terremoto de Haití, o Chile)
muchos de nosotros, al no poder (desde
nuestras cortas luces), compaginar estas
desgracias con el Amor y la Sabiduría de
Dios, caemos en la tentación, (utilizando
determinadas expresiones y juicios) de
“sentar a Dios, en el banquillo de los acusados” y claro, rápidamente le echamos
a Él la culpa de todos los desastres, aduciendo que, como es Dios, podía haberlos evitado.
Este Evangelio del tercer domingo de
cuaresma, nos pone a nuestra consideración, una escena muy parecida a lo que
nos estábamos refiriendo. El pueblo judío, desde la idea deformada que tenían
de Dios, al cual lo veían como un Dios
justiciero, siempre atento a descargar el
golpe contra todo aquél que infringía su
Ley, interpretaban el desastre de aquellos
Galileos ejecutados a manos de Pilato, lo
mismo que los que fueron aplastados
por la Torre de Siloé,... ¡Cómo un castigo
de Dios!
La respuesta del Señor es reiterada y
contundente: “Os digo que no”... ¿Pensáis
que esos Galileos eran más pecadores
que los demás, porque acabaron de esa
manera...? ¿Pensáis que los que murieron aplastados bajo la Torre en Siloé, es
(Lc. XIII, 1-9)
por el peso de sus culpas..? “Os digo que
no...!
Lo que el Señor quiere dejarnos claro
en este pasaje es, en primer lugar, que
esas desgracias o infortunios de la vida, ni
son castigos de Dios, ni son el verdadero
mal que le puede acaecer al hombre. De
todas estas calamidades humanas, la sabiduría de Dios y el Amor infinito de Dios
pueden sacar muchos bienes de orden
superior, que nosotros somos incapaces
siquiera de adivinar; con lo que se hace
realidad aquella sentencia del Apóstol
San Juan: “Para los que aman a Dios, todas
las cosas contribuyen al bien”.
Y, en segundo lugar: el Señor aclarará
a los galileos (y de camino también a nosotros), de dónde nos pueden venir los
verdaderos males y el verdadero castigo de
Dios: De la impenitencia, de nuestra falta
de conversión: “Si no os convertís, todos
pereceréis”.
Es lo mismo que decirnos que, la verdadera desgracia del hombre está en la
dureza de nuestro corazón, en no corresponder a tantas y tantas llamadas que el
Señor nos hace durante el caminar por
la vida para que nos volvamos a Él, que
eso significa conversión. ¡Ese si que es un
serio mal y una seria desgracia para todo
ser humano!... ¡Todo lo demás, son males
relativos...!
37
paso, ver cómo van esos frutos de nuestra particular conversión.
Ocurre lo mismo cuando nos preparamos a conmemorar la fiesta del Glorioso
Patriarca San José, el Varón Justo y Paciente, siempre obediente a la Voluntad
de su Dios. Para José, siempre fue el tiempo oportuno para hacer su voluntad.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Y termina el Señor ilustrando esa necesidad de conversión con la Parábola de
la higuera infructuosa, invitándonos a la
necesidad de dar frutos de conversión.
38
Hoy el tiempo oportuno que nos
regala Dios para que pongamos todo
nuestro empeño en sacar, fuera de nosotros, todo lo que estorba para producir
los frutos que a Dios agradan. para que,
cuando Él venga a buscarlos, no corramos la desgraciada suerte de aquella
higuera que no daba fruto, que, por no
tener más que hojas, Jesús la maldice y
se secó para siempre.
En la figura del Esposo de María, tenemos un ejemplo bien claro de cómo
actúa Dios y cómo se nos muestra, casi
siempre oculto entre los contratiempos
de la vida... Porque la Vida de San José,
es, aparentemente, un ir de desgracia
en desgracia, y sin embargo, nunca tuvo
un pensamiento desairado a tanta contrariedad... Al contrario, ofrecía a Dios su
vida, porque era consciente de que todo
cuanto aparecía en su vivir con María y
con el pequeño Jesús, venía de parte de
Dios y por tanto, nada que proviniese de
Dios, podía desviarle del camino que Él,
desde el principio, le había marcado...
Dios siempre quiere y desea la salvación
de sus hijos.
El final de esta Parábola es muy estimulante para todos nosotros, porque,
Jesús, está representado en ese viñador
que intercede ante el dueño de la viña,
para que tenga condescendencia y no
la arranque, pues él la cavará, le echará estiércol y la cuidará un año más, y si
así tampoco diera fruto, entonces que
la arranque para echarla al fuego y que
arda.
La Cuaresma siempre es una especialísima oportunidad que Dios nos da,
-otra más-, para revisar nuestra vida y
ordenarla según los planes de Dios, y de
Ojalá que en esta Cuaresma, hagamos
el propósito firme de arrancar de nuestra
vida todo lo que estorba para corresponder al Amor que no defrauda.
¡Jesús es para cada uno de nosotros
ese gran intercesor ante nuestro Padre
Dios! Por Jesús hemos merecido que
Dios, el verdadero Dueño de nuestras
vidas, nos haya dado y nos siga dando,
tantas y tantas oportunidades.
Hermandad
Volver
César del Espino García
D
icen que los extremos se tocan. Yo
creo que es cierto.
Llevamos varios años en que la palabra “familia” se escucha mucho -no sé
si demasiado- y curiosamente todos los
que la utilizan dicen querer defenderla.
Unos señalan que está en crisis; otros que
mejor que nunca, por ampliada y diversa,
y sin embargo tengo la sensación de que
casi ninguno practica lo que cuenta; pero
claro, una cosa es predicar y otra bien
distinta dar trigo. Además, entre tanta
arenga y discursos vacíos, se echa en
falta una figura crucial, a la que admiro
apasionadamente: los abuelos. Y es que
ahora que puedo gozar de cierto entendimiento, del que se carece cuando se es
infante, hallo en la relación nieto-abuelo
la pieza clave del arco familiar.
Cuando una persona llega al periodo final de su vida le cuesta entender
el mundo que le rodea, se pierde en la
actualidad de los informativos, por no
hablar de los avances tecnológicos; casi
todo a su alrededor se vuelve extraño y
complicado, por eso sienten que su casa
es su templo y sufren tanto cuando van -o
les llevan- a una residencia, por estupenda que esta sea. Si todo nuestro mundo
les confunde y desubica ¿qué les queda?
tan sólo volver atrás en su mente y su corazón, desandar lo andado e instalarse al
calor de sus recuerdos. Y entonces nos hablan de su niñez, de su pasado, de cómo
reían o lloraban, de cómo vivían y nos lo
repiten tantas veces… ¡ahí es donde hay
que saber escuchar!. Los hijos siempre
están demasiado ocupados como para
oír batallitas, pero los nietos disfrutarán
oyéndolas y notarán cómo a los mayores
39
se les ilumina la cara cuando relatan sus
vivencias e historias. Les hacemos felices
así, nos quieren más y ese sentimiento es
recíproco, ¿o acaso alguien puede sentirse ajeno ante el amor?.
Escribo esto pensando en mi querida abuela María Jesús -la única que me
queda ya- me mira con el verdeazulado
de sus ojos y me sonríe, le gusta hablar
conmigo, -Niña –dice a mi madre- dile
que se venga un ratito conmigo, que él me
entiende-. Me conoce extraordinariamente bien y desde que fui consciente de lo
feliz que se puede ser y del bien que podemos hacer escuchando a los demás
intento no regatear ni un minuto para
verla, que siempre es poco. Me sé sus historias de memoria, pero le pregunto por
ellas como si no las conociera y ella me
las relata como si fuera la primera vez.
Los abuelos son más importantes para
los nietos de lo que los hijos piensan, así
es que separar a un nieto de su abuelo
es una aberración y, más temprano que
tarde, supondrá un fracaso como padres.
Por eso cuando escucho hablar de la familia y no de los abuelos dejo de atender
lo que oigo; por eso cuando veo que se
les expulsa del núcleo familiar, cual mercaderes del templo, y se les hace el vacío
me invade la tristeza; por eso cuando veo
un mendigo anciano vagando sin rumbo
me pregunto ¿y sus nietos?.
Cada vez que nos hablan vuelven a
sus comienzos, somos su elixir de la juventud porque experimentan de nuevo
lo que narran y se sienten vivos y útiles si
perciben nuestro interés. Su experiencia,
sabiduría y cariño no pueden ser olvidados, son patrimonio de la sangre, de la
vida y esto es un bien celestial, enajenable y sublime, que nos hace ser mejores
personas. No deberíamos olvidar que la
ancianidad es algo que nos llegará a todos (D.m.) y cuando eso ocurra tornaremos al principio en cada historia que les
contemos a nuestros nietos, aludiendo
en emotiva metáfora a aquel tango que
cantaba Gardel, pues tarde o temprano,
siempre se vuelve al primer amor.
In Memorian
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
En recuerdo de Luís Beato García y Francisco Jiménez Valverde
40
E
n el transcurrir de la publicación de nuestra revista del año 2010 y la actual, se acogieron al amor infinito del Todopoderoso nuestros colaboradores D. LUIS BEATO GARCÍA,
incondicional en nuestra publicación anual desde sus comienzos, y devoto del Santo
Patriarca y D. FRANCISCO JIMÉNEZ VALVERDE, manijero de nuestro titular en el año 1984,
persona muy reconocida en el gremio de la madera en nuestra localidad, y en la tradición
santera.
Estamos seguros de que el Santo Patriarca les habrá acercado complacidos por saberles tan grandes devotos, a la misericordia del Altísimo.
Descansen en paz.
Hermandad
Procesión año 1984.
Manijero D. Francisco Jiménez Valverde
41
Manos que se unen para ayudar
Manos Unidas, premio Príncipe de Asturias de la Concordia, 2010
Julia Hueso Egea,
delegada de MANOS UNIDAS en Lucena
Transcribimos de las palabras de don
Felipe de Borbón:
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
E
42
l pasado 22 de octubre se entregaron
en Oviedo los premios “Príncipe de
Asturias”, destacando a MANOS UNIDAS
con el de la Concordia, por sus ansias
de entrega a los demás, cuyo importe
ha sido destinado íntegramente a Haití. Recogió el premio la presidenta de la
organización, Miriam García Abrisqueta,
junto a Cécile Samagui, contraparte en
Benín y coordinadora de doce centros
de formación de mujeres en la diócesis
de N´Dali, ejemplo de mujeres africanas
luchadoras, germen y eje transversal del
trabajo de MANOS UNIDAS.
“Entregar el Premio de la Concordia a
una organización como Manos Unidas,
supone engrandecer nuestros galardones y lograr su significación más profunda. Manos Unidas es una institución muy
querida por los españoles que nació hace
50 años cuando un grupo de mujeres de
Acción Católica respondió a la campaña
contra el hambre que había emprendido
la FAO.
Con el paso del tiempo, 40.000 voluntarios, 71 delegaciones, programas de acción en países de África, América y Asia,
apoyo a centenares de proyectos,… son
algunos de los datos que avalan las actuaciones de Manos Unidas. En sus fines
es donde se pone de relieve el necesario
y útil humanismo de esta institución: la
lucha sin cuartel contra el hambre y la
pobreza, la labor paciente en favor de
la educación de los más desposeídos, la
promoción social de las personas, la especial atención a la mujer, el desarrollo
agrícola y la atención sanitaria. Hoy también queremos hacer patente nuestro
agradecimiento a tres valiosos grupos de
personas con los que cuenta esta institución y que la engrandecen extraordina-
Hermandad
riamente: los misioneros que dedican su
vida a tantas gentes sumidas en el mayor
abandono. Los voluntarios, en cuya acción aflora lo mejor del comportamiento
de los seres humanos. Y los colaboradores, que con su ayuda permiten que se
materialicen estas ansias de entrega a
los demás que caracterizan la labor de
Manos Unidas. Siempre en esta ceremonia nos encontramos con esa hermosa y
significativa palabra, concordia, que lo
resume todo de manera ideal, que atrae
el progreso y facilita la convivencia, que
hace, en definitiva, mejor a la Humanidad. Gracias, pues, al inmenso equipo de
Manos Unidas. Manos que se unen para
ayudar. Manos que se unen para sanar,
alimentar y educar. Manos que se unen,
simplemente, para salvar. Que nunca nos
falten vuestras manos unidas.”.
El proyecto 2011 encomendado a
Lucena
Continuamos con entrega e ilusión
la labor que emprendieron aquellas
mujeres y que en este año 2011 nos dedicaremos al proyecto solicitado desde
la República de El Salvador, del que se
beneficiarán 195 mujeres y sus familias.
Nos piden ayuda para poner en marcha
doce talleres de capacitación sobre economía local y trueque solidario, así como
seis talleres para promotoras y gestoras
de sistemas económicos locales, ferias de
comercialización, asesoría técnica en temas de administración y microempresas,
comercio solidario y registro de marcas
de seis productos locales. El proyecto alcanza el valor de 37.203 euros.
Como en cada proyecto hay una contraparte en la que los beneficiarios se
43
comprometen a trabajar para que salga
adelante. Para ello cuentan con la ayuda
del centro Bartolomé de las Casas-Corporación de Santo Domingo, que lleva cuarenta años trabajando sobre el terreno y
que ha llevado a cabo una investigación,
consulta y validación de las alternativas
económicas viables para la zona. Y para
ello ha contado con la colaboración de
las mujeres beneficiarias y otros grupos
sociales y municipales.
Con todo ello tratan de mejorar las
condiciones de vida de las poblaciones
de Arcatao y Nueva Trinidad (departamento de Chalatenango), promoviendo
la integración y participación de las mujeres cabezas de hogar -sus maridos han
emigrado a otros países, fundamentalmente a los EE. UU.- en redes locales de
comercialización popular.
La población rural de El Salvador es
pobre en un 65%, del que el 33% se encuentra en pobreza extrema. El 72% de
los hogares carece de agua potable y el
60% no tiene acceso a los servicios de
salud. Su economía depende de la agri-
cultura, que en años pasados se ha visto
muy afectada por fenómenos naturales adversos, como “El Niño”, el huracán
Match, terremotos…
El 57% de los hogares salvadoreños
están encabezados por mujeres solas,
sobre quienes recae la mayor parte de la
responsabilidad económica, moral y material de la sociedad.
Ante esta situación, no podemos
quedarnos de brazos cruzados. Somos
conscientes de las grandes dificultades
que en nuestra ciudad de Lucena tienen muchas familias para salir adelante;
pero haríamos un flaco servicio a la solidaridad universal si nos desentendiésemos de aquellos hermanos, lejanos solo
geográficamente. Uniremos más fuerte
nuestras manos para obtener el fruto deseado tanto aquí como en ese país centroamericano.
Ayudemos, pues, en este proyecto dedicado especialmente a las dificultades
de esas mujeres y tengamos presente
que, como reza el lema de esta campaña,
SU MAÑANA ES HOY.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Hay varias formas de colaborar con el proyecto de MANOS UNIDAS
en nuestra ciudad:
44
•Dando parte de ti, de tu tiempo como voluntario/a: teléfonos 957512138 y
637404435.
•Como socio/a, con cuotas periódicas o donativos aislados. Cuenta de CajaSur nº
2024 0000 80 33000 21341.
•Aportando para el proyecto 2011 de Lucena en la misma cuenta.
•Participando con tu asistencia en la Cena Solidaria contra el Hambre, el viernes 11
de febrero a las nueve de la noche en el C.O.F. “Juan Pablo II”.
•Aportando en la colecta parroquial.
•Aportando en la cuestación callejera.
•Adquiriendo camisetas y DVD con imágenes antiguas de Lucena.
Hermandad
CUANDO ERA NIÑO (II)
Antonio Rafael García Oliveros
M
e quedé inmóvil, aguantando la respiración, tocado por la curiosidad,
a duras penas soportando todo el peso
del tiempo detenido, mis ojos de niño,
absortos, incrédulos, eran incapaces de
descifrar aquella escena, todo quedó en
suspenso, hubo silencio, un profundo silencio, era imposible articular palabra, y
hubo lágrimas, lágrimas impulsadas por
un sentimiento hondo que envolvía la
estancia toda. Parados, perpetuos, sin
hablar, los corazones ni siquiera sentían.
Nada que ver con aquellas afables
visitas de D. Jerónimo, en esta, su rostro
delataba preocupación, en mis padres se
advertía un gesto de pesar incomparable.
En casa, estaba acostumbrado a recibir a
aquel niño con la alegría propia del acontecimiento, era habitual que, durante su
estancia, acomodado con mimo en lugar
preferente, se convirtiera en el centro de
atención y fuera principio y fin de cada
día, un beso al despertar y un beso al
acostarme, así era, así fue durante tanto
tiempo, así lo agradezco.
Aquella tarde nada fue igual, ni los
besos con los que era recibido, ni las caricias, ni las oraciones, ni siquiera pude
cogerlo entre mis brazos, bueno, tampoco creo que me hubiera atrevido en ese
instante, las piernas me temblaban y el
corazón hacía rato que no respondía a
una cadencia ordenada.
La procesión estaba transcurriendo
con normalidad, a la hora prevista el Santo Patrón atravesaba el cancel de la Pa-
rroquia de Santo Domingo e iniciaba el
recorrido de costumbre y que fielmente
hoy se mantiene, esto es, Juan Jiménez
Cuenca, Llanete de San Francisco, San
Francisco, Alcaide, Las Torres, Cuesta del
Reloj, Lateral de la Plaza Nueva, (Visita a
Ntra. Madre, María Stma. de Araceli al pasar por la puerta de la Parroquia de San
Mateo), Barahona de Soto, El Coso, Santa
Catalina…
… al llegar a este punto del itinerario y para asombro de todo el público
que, en gran número, asistía a la procesión, de la propia Junta de Gobierno de
la Hermandad y, en general, de toda la
comitiva organizada al efecto, el Niño de
San José, que hasta ese momento había
estado jugando entre los brazos de su
padre, alegre, tierno y sonriente, con esa
expresión inigualable nacida de una gubia genial magistralmente dominada, de
pronto, quedó desfigurado, provocando
una tremenda perplejidad entre quienes
presenciaron tan dramática escena, había perdido casi la práctica totalidad de
su rostro sin una explicación aparente. Ya
no era él, quedaba su perfecta anatomía
tallada, su brazo alzado bendiciendo,
pero su cara ahora era la viva imagen de
la huella que un instrumento cortante
produce en la madera, como si del tajo
producido por un hacha se tratara.
Lo que restaba de camino, José, tendría que hacerlo en solitario, Padre e Hijo
tuvieron que separarse, por el bien de
este último se dispuso su traslado inme45
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Instantánea de la procesión del año 1982, donde fue manijero D. Antonio José Jiménez Viso.
En la misma se aprecia la asusencia del Niño Jesús en las manos de San José.
46
diato a mi casa a la espera de adoptar la
decisión más oportuna y desde luego la
que mas conviniera a la preservación de
la imagen. Durante los días que permaneció en casa, recuerdo haber vivido una
sensación muy extraña, contemplar el
daño severo que había sufrido el Niño en
su carita pesaba como una losa.
La Hermandad, consciente de que la situación requería una pronta intervención
decidió con acierto el traslado de la imagen a Sevilla para su restauración, proceso
que culminaría satisfactoriamente poco
tiempo después aunque sinceramente la
espera se hizo eterna, eso sí, el reencuentro, de nuevo nos devolvió la sonrisa.
En la actualidad, y tal vez por capri-
cho del destino, en aquel mismo lugar,
en aquel aparador del salón de casa, que
servía de cuna a tan singular huésped,
Padre e Hijo, asidos de la mano, presiden
el hogar familiar, se trata de una magnífica talla en palo de rosa de San José con el
Niño en actitud dialogante, después de
tanto tiempo… el Niño del Santo Patrón
ha vuelto a casa.
Aún recuerdo aquellos días, víspera
anhelada, en que el trono de San José era
trasladado a la Parroquia de Santo Domingo, y de cómo aquel crio que ahora
escribe recorría entre juegos cada palmo
de este templo, pero esta será otra historia, que si me permiten, les contaré en
otro momento.
Hermandad
LA SILLA
L
a hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una
oración para su padre que estaba muy
enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la
habitación del enfermo, encontró a este
hombre en su cama con la cabeza alzada
por un par de almohadas.
Había una silla al lado de su cama, por
lo que sacerdote asumió que el hombre
sabía que vendría a verlo. Supongo que
me estaba esperando, le dijo. No ¿quién
es usted? Dijo el hombre.
Soy el sacerdote al que su hija llamó
para que orase con usted, y cuando observé la silla vacía al lado de su cama, supuse que ya sabía que yo vendría a verle.
Ah sí la silla, dijo el enfermo, ¿le importaría cerrar la puerta?
El sacerdote sorprendido la cerró.
El enfermo continuó, nunca he dicho
esto a nadie pero, toda mi vida la he pasado
sin saber cómo orar. Siempre que he estado en la Iglesia he oído, respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que
se obtienen. Siempre, esto de las oraciones
me entró por un oído y me salió por el otro,
pues no tenía ni idea como hacerlo.
Entonces hace mucho tiempo abandoné este tema por completo. Y esto ha sido
así hasta hace unos cuatro años, cuando,
conversando con mi mejor amigo, éste
me dijo: José, esto de la oración es simplemente una conversación con Jesús. Así es
como te sugiero que lo hagas... te sientas
en una silla y colocas otra silla vacía frente
a ti. Luego con fe, miras a Jesús sentado
delante de ti. No es algo alocado hacerlo, pues ÉL ya nos dijo: “Yo estaré siempre
José Fernández Corredera
con vosotros”. Por lo tanto, tú le hablas y
le escuchas, de la misma manera como lo
estás haciendo ahora conmigo.
Así que lo hice una vez, y me gustó
tanto que lo he seguido haciendo desde
entonces, unas dos horas cada día. Aunque siempre tengo mucho cuidado de
que no me vea mi hija, pues me internaría
de inmediato en el hospital psiquiátrico.
El sacerdote sintió una gran emoción
al escuchar esto, y le dijo a José que lo
que había estado haciendo era muy
bueno y que no dejara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le impartió la
bendición, le administró los santos óleos
y se fue a su parroquia.
Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido; y el sacerdote le preguntó: ¿Falleció en Paz?
Sí, cuando salí de casa, a eso de las
dos de la tarde, me llamó y fui a verlo a
su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de
hacer unas compras, una hora más tarde,
ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño respecto a su muerte, pues parece
que justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré.
¿Qué cree usted qué puede significar
esto? El sacerdote se secó las lágrimas de
emoción y le respondió: ¡OJALA TODOS
NOS PUDIÉSEMOS IR DE ÉSA MANERA!
Esta historia no es mía, es anónima,
pero por su calidad humana la transcribo como ejemplar y edificante para todo
aquél que la lea y la ponga en práctica.
47
Junta de santeros peculiar
Celebrada en la casa cuartel de la Corporación Bíblica
La Coronación de Jehú, “La Bengala” de Puente Genil
Redacción
E
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
l pasado sábado, día 23 de octubre,
en la vecina ciudad de Puente Genil,
tuvo lugar, en la casa cuartel de La Coronación de Jehú “La Bengala”, una junta
de los santeros de San José Artesano del
presente año de 2011.
48
El motivo de tan insólito lugar para
celebrar esta junta se debe al hecho de
que un pontanense, don Juan Jiménez,
pertenece como santero a la cuadrilla josefina de este año, en el que se estrena
bajo la madera.
Desplazados en autobús a la citada
población, tras su llegada, en torno a las
3 de la tarde, la cuadrilla se dirigió a la
casa cuartel a toque de tambor, imitando el tradicional “paseíllo” de antes de
la procesión, causando la lógica expectación entre los pontanos a lo largo del
recorrido.
Llegada a la casa cuartel, la cuadrilla
fue recibida en el salón bajo, en el que
rápidamente quedó roto el hielo, subiendo luego al salón principal donde debía
celebrarse la junta.
Previamente, tal como se verifica en
las reuniones bíblicas de aquella localidad, por el santero don Antonio Muñoz
Navarro se dio lectura a un texto bíblico,
en este caso escogido por sus referencias
a San José.
A continuación, el manijero, Miguel
Ramírez, abrió la junta, dirigiéndose a sus
hombres y a los amigos de Puente Genil
que tan amablemente habían cedido su
casa para este efecto, destacando la gestión de don Juan Jiménez, que participaba tan profundamente de dos tradiciones, en el fondo tan cercanas, en torno a
la Semana Santa.
De la página informática de la corporación pontana extraemos el texto
siguiente: “… la junta transcurrió entre
un torrente inagotable de la típica saeta lucentina […], también nos pidieron
encarecidamente a los hermanos de la
corporación que compartiéramos tan
emotivos momentos cantando nuestras
tradicionales saetas cuarteleras, y de esta
forma se consiguió un ambiente total,
que dio como resultado un cruce espontáneo e improvisado de estos dos cantes
y alguno más, como la saeta antigua de
Lucena, que convirtieron el día en una
jornada inolvidable.” En esta especie de
Hermandad
competición de cantes locales, el hermano decano de la corporación bíblica, don
José Chaparro, animado por los lucentinos, se arrancó por saetas de santería,
siendo de inmediato contestado por los
santeros, animándoles al cante de las típicas cuarteleras.
La tarde se prolongó agradablemente
en un continuo compartir de tertulias y
saetas, degustándose un sabroso guiso
de carrillada, preparada por algunos hermanos de la corporación.
Como fin del día y de la junta el manijero, don Miguel Ángel Ramírez Mangas,
hizo entrega a la corporación en la persona de su presidente, don Francisco Cosano, de un artístico velón lucentino, como
muestra sincera de agradecimiento.
A las 11’30 de la noche, la cuadrilla regresó a Lucena, no sin que antes se entablaran compromisos de asistencia por parte de los hermanos de “La Bengala”, a las
sucesivas juntas de santeros y viceversa.
49
SAN JOSÉ
EL ESPOSO DE MARÍA SANTÍSIMA
Fr. Arcángel Manzano Rodríguez, O.F.M.
Vicario de Belalcázar
D
esde luego, si se para uno a pensar,
contemplar a José como esposo de
la Virgen María, tiene su punto de desconcierto, cuando no de incredulidad.
Y fue verdad. San José fue verdadero
esposo de María.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
San José, ni fue viudo, ni una persona
mayor cuando se casó con María... Llenar de cuentecillos algo tan hermoso y
grande como es el matrimonio, resulta,
cuando menos, una memez y una ofensa
a Dios y al sentido común.
50
San José fue todo un joven enamorado, como tantos jóvenes, pero, como narra el Evangelio, resultó que María esperaba un hijo de la voluntad de Dios y ese
hecho no era conocido por José. Esto sucedió después de prometerse y antes de
vivir juntos. Conviene saber, cómo eran
las costumbres de la época, pues era costumbre en el pueblo judío, que pasaran
un largo tiempo separados antes de vivir
juntos, y cada uno de los futuros contrayentes vivían con sus respectivas familias,
al menos, por un periodo mínimo de un
año... Costumbre, para nosotros, quizás,
un poco tonta, pero era así.
Claro que José se alteró y se sorprendió cuando conoció la noticia del emba-
razo de María. ¿Cómo no...? y María, más
aún, si cabe. Un trago difícil de explicar
y mucho más difícil de asumir. Resuelto
el entuerto, no sin muchas dudas, cuando se acabaron los argumentos humanos, apareció la ayuda y la luz del Señor
Dios.... “José no tengas reparo en llevarte
a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella, viene del Espíritu Santo,”... y
entonces se la llevó a su casa.
¿Quién sabe de las largas confidencias
y conversaciones entre José y María...?
Sobre el primer proyecto de vida
matrimonial, se interpuso otro proyecto
nacido después del compromiso y aceptado por ambos que, como buenos creyentes, daban preferencia a lo de Dios,
sobre los hombres.
Esta fue la ofrenda de José y de María
Santísima a Dios Padre.
Muy probablemente vivieron “tancuan frater soror” ¿O es que hoy en día,
no se hacen votos de vivir en castidad
por el Reino de Dios?
Todo lo que sea buscar explicaciones
angelicales, es oscurecer como mínimo
el sentido de Dios en sus designios.
San José, murió relativamente joven,
Hermandad
como mucha gente de su época, y Jesús,
le lloraría, como no, y lo mismo María, su
mujer.
do de cara al final de Jesús: Que sería crucificado... Con la ciencia humana, Jesús,
como Dios, lo sabía todo.
María y José, nos dan a los hombres
del siglo XXI, un magnífico ejemplo de
cómo asumir los “misterios de la fe”.
En la niñez de Jesús, hay muchos días
y meses de una vida anodina, pero esas
lagunas se pueden imaginar sin distorsionar lo divino.
Jesús, cuando comienza su “vida pública”, no lo hace como el que un buen
día desaparece de su casa y sale a ver
que encuentra, no, Él lo tenía todo bien
comentado con su Madre, y María, aunque con dolor, ya lo tenía asumido, como
se dice hoy en día. Ni en los cálculos de
Jesús, ni de María, estaban presentes los
acontecimientos que se fueron sucedien-
José es el “varón justo” que nos habla
el evangelio y, como un prudente Padre
de Familia, sabía sacar del arca lo nuevo
y lo viejo...
San José no fue una ficción, sino que
es, aún en la actualidad, un hombre cabal y
con los pies muy bien puestos en la tierra.
51
Hermandad
ALGUNAS CITAS DE SAN JOSÉ
EN LA OBRA DE SANTA TERESA
Redacción
1.- Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho
a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la
fama y el alma, este padre y señor mío me
libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No
me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido
(V 6,6). Es cosa que espanta las grandes
mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de
los peligros de que me ha librado, así de
cuerpo como de alma; que a otros santos
parece que les dio el Señor gracia para
socorrer en una necesidad; pero a este
glorioso santo tengo experiencia de que
socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo
sometido en la tierra, pues como tenía
nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le
pide.
4.-Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la
gran experiencia que tengo de los bienes
que alcanza de Dios. No he conocido a
nadie que le tenga verdadera devoción
y le haga particulares servicios, que no lo
2.-Y esto lo han comprobado algunas
personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6)
vea más aprovechado en la virtud; pues
ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7).
3.-Procuraba yo celebrar su fiesta con toda
la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque
con buena intención (V 6, 7).
5.-Creo que ya hace algunos años que el
día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si la petición va algo
torcida, él la endereza para más bien mío
(V 6, 7).
53
6-Quien no hallare maestro que le enseñe a orar, tome a este glorioso Santo por
maestro y no errará el camino. No quiera
el Señor que haya yo errado atreviéndome a hablar de él; porque aunque publico que soy devota suya, en servirle y en
imitarle siempre he fallado. Pues él hizo,
como quien es, que yo pudiera levantarme y no estar tullida; y yo, como quien
soy, usando mal de esta merced (V 6, 8).
7.-No me hartaba de dar gracias a Dios
y al glorioso Padre mío san José, que me
pareció que él lo había traído, porque fray
Pedro era Comisario General de la Custodia de san José, a quien me encomendaba mucho, y a nuestra Señora (V 3, 7).
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
8.-Un día, después de comulgar, Su Majestad me mandó con mucha insistencia
que lo intentara con todas mis fuerzas, y
me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se glorificaría
mucho en él, y que su título fuese de san
José, que él nos ampararía en una puerta
y nuestra Señora en la otra (V 32, 11).
9.-Una vez estaba en un apuro del que
no sabía cómo salir, pues no tenía dinero para pagar a unos albañiles, y se me
apareció san José, mi verdadero padre
y señor, y me dijo que no faltaría dinero
y que los contratara; y así lo hice, sin un
céntimo. Y el Señor de modo maravilloso
que asombraba a los que lo oían, me proveyó (V 33, 12).
10.-Al glorioso san José no vi con tanta
claridad, aunque vi muy bien que estaba
allí, como en las visiones que he dicho
que no se ven (V 33, 15).
11.-Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a
54
Dios y sean devotas de san José, que
puede mucho (Cc 28ª).
12.-Ya entonces yo oraba mucho a nuestro Señor, suplicándole que no me fuese
sin dejarles casa (en Sevilla), y hacía que
las hermanas se lo pidiesen y al glorioso
san José, y hacíamos muchas procesiones
(F 25, 3).
13.-Las hermanas habían pedido mucho
a san José que para su día tuviese casa
(en Burgos), y sin pensar que la tendrían
tan pronto, se lo cumplió (F 31, 36).
14.-Los días primeros de pascua, u otros
días de solemnidad, podrán cantar Laudes, en especial el día del glorioso de san
José (Const 1, 3).
Aunque tenga muchos santos por abogados, tengan particularmente a san José,
que alcanza mucho de Dios (Av 65).
EFUSIONES JOSEFINAS
DE SAN BERNARDO
N
o sólo conocemos a los Santos revisando sus Escritos y Obras fundacionales sino que también palpamos su
admirable vida interior a través del valioso prisma de su afectividad. Bernardo
de Claraval (1091-1153), eximio doctor
Hermandad
Andrés Molina Prieto, Pbro.
de la Iglesia, es una figura hagiográfica
llena de contrastes porque en él se armonizan prodigiosamente «Marta y María», es decir, la contemplación mística
más encumbrada y la acción apostólica
y pastoral más intensa. Su personalidad
llena la Edad Media, aunque su influjo ha
permanecido vivo en la Iglesia en todas
las épocas.
Destaca en su riquísima psicología
la finura de sentimientos y una vibrante
afectividad al servicio de su excepcional
inteligencia y voluntad. Nos interesa destacar un aspecto menos conocido relacionado con S. José, el esposo virginal de
María. Sea suficiente evocar un texto de
su famosísimo sermón «Super Missus»
verdadero comentario al pasaje lucano
de la Anunciación (Le, 1,26): «¡Oh glorioso San José! Fuiste verdaderamente
hombre bueno y fiel, con quien se desposó la Madre del Salvador. Fuiste siervo
fiel y prudente, a quien constituyó Dios
consuelo de su Madre, proveedor del
sustento de su cuerpo, y a ti sólo sobre la
tierra, coadjutor fidelísimo del gran consejo. Verdaderamente descendiste de la
casa de David. Como a otro David, Dios
te halló según su corazón, para encomendarte con seguridad el secretísimo
y sacratísimo arcano de su corazón. A ti
te manifestó los secretos y misterios de
su sabiduría’ y te dio el conocimiento de
aquel misterio que ninguno de los prín55
cipes de este siglo conoció. A ti, en fin, te
concedió ver y oír al que muchos reyes
y profetas, queriéndole ver no le vieron,
y queriéndole oír no le oyeron, y no sólo
verle y oírle, sino tenerle en sus brazos,
llevarle de la mano, abrazarle, besarle,
alimentarle y guardarle».
Prestemos atención a los seis verbos
finales. Resumen muy bien a las relaciones del Santo Patriarca con Jesús en su
infancia y adolescencia. Forman una bellísima e irrepetible estampa que nos cautiva y embelesa. Admiramos algunas efusiones josefinas que nos dejan traslucir
los vínculos paternos que unían al Santo
Patriarca con el Divino Infante. Con plena
razón se ha afirmado que la aportación
de San Bernardo a la espiritualidad cristiana se condensa en el descubrimiento
de la piedad humanística con la devoción a la santa humanidad de Cristo. En
efecto, el doctor de la mediación reconciliadora que inundó a la Europa medieval
como «lámpara ardiente y luminosa» (Jn.
5,35), supo enseñarnos a tratar a Jesús en
la dulce intimidad de la vida cristiana. Tomemos como guía al Santo Patriarca. Sin
duda la sana y equilibrada afectividad favorece siempre una sólida piedad y trato
personal con Jesús.
BENDITO
SEAS
SAN JOSÉ
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
¡Bendito seas San José,
que fuiste testigo de la Gloria de Dios en la tierra.
Bendito sea el Padre Eterno que te escogió.
Bendito sea el Hijo que te amó
y el Espíritu Santo que te santificó.
Bendita sea María que te amó!
56
Hermandad
INVOCACIÓN DE SAN JOSÉ
EN LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
Andrés Molina Prieto
E
l 28 de octubre de 1958, tras once votaciones, fue elegido para el Cardenal
Angelo Giuseppe Roncalli, patriarca de
Venecia que tomó el nombre de Juan
XXIII, y rigió la Iglesia hasta el 3 de junio
de 1963 fecha de su santa muerte. A través de las páginas autobiográficas del
«Diario del alma», la cristiandad pudo
conocer su profunda y edificante vida
interior. Devotísimo de San José ordenó
que su nombre figurará junto al de María en el Canon Romano de la Misa, único
vigente en su tiempo, ya que las nuevas
plegarias Eucarísticas son posteriores a la
muerte de Juan XXIII, como también son
posteriores a la aprobación, en 1963, del
documento conciliar sobre la Renovación de la liturgia que tuvo lugar cuando
ya gobernaba la Iglesia Pablo VI.
Al ser incorporado el nombre de San
José al Canon Romano, el texto quedó
así: «Reunidos en comunión, veneramos
la memoria, ante todo de la gloriosa
siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo San José; la de los Santos Apóstoles y
mártires, Pedro y Pablo, Andrés ... » Conviene advertir que esta mención de San
José junto a la Virgen María al comienzo
del «Te igitur», tiene gran importancia litúrgica. La Iglesia dirige a Dios Padre la
petición de que acepte y bendiga los dones allí presentes, añadiendo enseguida
la intercesión de los Santos precedidos
por los virginales esposos José y María.
La disposición dada por Juan XXIII de
integrar en su lugar adecuado la presencia intercesora de San José no fue mero
fruto de la devoción personal del Papa al
Santo Patriarca, sino resultado de un convencimiento apoyado en una evidente razón teológica, y en el principio litúrgico de
analogía. El puesto ocupado por San José
en la Historia de la Salvación reclamaba
su expresa memoria dentro de la celebración litúrgica donde más que una petición
se formula el deseo de venerar su persona
junto a la Santísima Virgen María.
Por lo que respecta a las demás plegarias Eucarísticas opinarnos que puede
mencionarse el nombre de José en ellas,
junto al nombre de María. En la segunda
Anáfora predomina el deseo de «estar
con María, la Virgen Madre de Dios», (y
también con San José) en la posesión de
la vida eterna. El mismo anhelo se manifiesta en la tercera y cuarta Anáfora. Si la
autoridad de Juan XXIII introduciendo la
memoria de San José junto a la de María,
afectó al Canon Romano como primera
Plegaria Eucarística, ¿por qué no mencionar a San José en las restantes plegarias?
Sin duda los liturgistas tendrán algo que
decir, pero no vernos razón válida para
limitar solamente al Canon Romano la
mención del Santo Patriarca, ya que la
unión con María es indisoluble, dadas
las funciones que desempeñó «en los
primeros misterios de la salvación de los
hombres».
57
EL X SIMPOSIO INTERNACIONAL
SOBRE SAN JOSÉ
(KALISZ, POLONIA, 27 DE SEPTIEMBRE A 4 DE OCTUBRE DE 2009)
Ponencia
LA FIGURA Y MISIÓN DE SAN JOSÉ EN LA VIDA Y ESCRITOS DE SANTA EDITH STEIN
Félix Ochayta (España)
Introducción: En la escuela de Teresa de Jesús
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
P
58
uede sorprender el título mismo de
este estudio. EDITH STEIN, o Santa Teresa Benedicta de la Cruz, escribió sobre
muchos temas de orden filosófico, pedagógico, relacionados, sobre todo con
la mujer. También es bien conocida por
sus escritos de orden religioso-espiritual,
relacionados con la Liturgia y con la vida
del Carmelo, ente los que destaca su última gran obra La Ciencia de la Cruz.
Sin haber escrito un estudio sistemático sobre la Virgen María, a ella se refiere
en muchas de sus conferencias, artículos
y libros. No es difícil, por ello, hablar de su
‘mariología’ o de su comprensión teológico-mística de la persona y de la misión
de María. He dedicado algún estudio a
este tema.
¿Podría decirse algo semejante sobre
su visión o comprensión del misterio de
San José? Si se examina lo que escribió
ex profeso sobre el Santo, habría que
contestar negativamente. Al parecer sólo
le ha dedicado dos poesías, aunque muy
densas y sugestivas. Fuera de estas las
citas sobre el Santo Patriarca aparecen
de manera esporádica en los diversos escritos de esta gran mujer. Y, sin embargo,
me parece posible un estudio sobre el
tema propuesto a partir de estas poesías,
y sobre la base de su pensamiento sobre
la misión de María como Esposa y Madre,
y a la luz de sus múltiples y profundas
reflexiones sobre la misión de la mujer
como esposa y madre, y del varón como
esposo y padre.
Por otro lado, sería extraño que una
discípula de Teresa de Jesús y miembro
del Carmelo Teresiano no tuviera una
particular devoción a San José y no la expresara por escrito de algún modo.
Alguien podría preguntarse en qué
medida pudo influir en esta mujer el hecho de haber quedado huérfana de padre a los dos años. No cabe duda de que
este hecho la marcó y puede explicar algunos rasgos de su vida y aun de su pensamiento. Edith valoró mucho la figura
de la mujer como madre desde su experiencia como hija de una madre, a la que
siempre admiró y amó. Sobre su padre,
en cambio, por la razón expuesta. habla
muy brevemente en su autobiografía (cfr
EDITH STEIN, Obras completas. T. I p. 175
y p. 204). También en sus escritos pedagógicos es más sobria al hablar del padre
como educador.
Desde la fe de la Iglesia contempla la
Hermandad
figura de San José como la del Esposo de
María y Padre legal o nutricio de Jesús.
Es interesante estudiar los rasgos de este
matrimonio singular, pero verdadero, su
esponsalidad dentro del ámbito de la
convivencia virginal, y la dimensión de la
paternidad legal, pero real, virginal, que
José desempeña respecto a Jesús.
II LAS POESÍAS SOBRE SAN JOSÉ
Análisis y valor doctrinal
Las dos poesías sobre San José están
dedicadas a la M. Josefa, que fue Priora
muchos años del Carmelo de Colonia. El
tono de ambas es bien distinto. La primera está escrita en 1936 en Colonia, cuando aún no habían llegado los tiempos
difíciles; la segunda, en cambio, escrita
en 1939 en el convento de Echt, refleja la
nueva y difícil situación, cuando Edith se
encuentra ya en Holanda.
1.- Canto al Santo Padre José
Es de notar el título de ‘Padre’ dado
a San José, como indicando la raíz de su
misión como Padre y protector de los
creyentes, lo mismo que en su vida terrena protegió a Jesús Niño. Examinemos ya
su contenido.
1.1.- La persona de José
El substrato de la poesía es claramente bíblico, a la vez que refleja la experiencia de la protección de San José sobre la
Iglesia. Los rasgos que la autora delinea
en la figura de José son éstos:
- Dios se ha complacido en José
- José, hombre bueno y fiel
- José, consejero de los afligidos
- Siempre obediente, cuando el ángel
de Dios le habla
- Hombre pobre y desdeñador de los
bienes terrenos.
1.2.- José y María
Su relación con María está en el trasfondo de los rasgos y virtudes, que suponen su vocación y misión. No se le da
aquí el nombre de ‘Esposo’ de María, porque se supone. En cambio, se indica de
forma bella cómo es la relación esponsal
con la mujer, a la que llama ‘la Madre de
todas las madres’.
Esta relación de esposo-esposa es la
de amor virginal, que nuestra cantora expresa afirmando que José “es el guardián
puro de la Purísima” y por eso puede ser
“refugio seguro de la pureza” para todos.
José es esposo fiel y puro de María
para proteger al Niño Jesús, es decir, para
compartir con María la misión de paternidad y maternidad.
1.3.- José y Jesús
La misión principal de José es la de
proteger, amparar, guardar a Jesús. Juan
Pablo II lo expresa en el mismo título de
su exhortación Redemptoris custos. José
es el custodio del Redentor. Pero su custodia o protección sobre Jesús va mucho
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San José Artesano
más allá de la que se ejerce sobre un hijo
adoptivo. José no es un simple padre
adoptivo o legal, que mire a Jesús como
a un extraño, sino un verdadero padre,
aunque no según la carne, sino según la
fe (cf R. custos n. 7-8).
Para la poeta Edith Stein se trata de
un hecho, que ella da por supuesto, sin
hacer sobre él especiales consideraciones. En sus escritos espirituales, en particular en los que se refieren al misterio
de la Navidad, como ya hemos explicado,
siempre presenta a José junto con María
como a los padres de Jesús, que cuidan
de su Hijo. Recordemos una cita de su
meditación para la fiesta de la Epifanía
de 1941, en la que escribe:
“María y José no pueden ser separados de su Hijo divino en la liturgia de Navidad. Ellos no tienen en este tiempo ninguna fiesta propia, pues todas las fiestas
del Señor son sus fiestas, fiestas de la Sagrada Familia. Ellos no vienen al pesebre,
pues ellos están desde el principio allí.
Quien viene a ver al Niño, viene también
a ellos. Ellos están totalmente sumrgidos
en su luz celestial” (T. V p. 656).
¿Hasta dónde llega la misión y tarea
de José como padre en su relación con
Jesús? En la poesía no se explica, pero se
supone y se resume en el hecho de que
él “junto a la Madre de todas las madres
ampara al Niño Jesús”.
60
1.4.- La misión de san José en la Iglesia
La misión de San José en la Iglesia
deriva de la misión que tiene en relación
con María y con Jesús. Aquí se hace una
aplicación a la vida de las religiosas, especialmente en las estrofas 2ª y 4ª.
En toda la poesía resuena la historia
de José con María y Jesús como ‘custodio’ o protector. Esta misión la sigue
ejerciendo en la Iglesia en favor de todos los que le invocan: las madres están
al seguro junto a José, quien regala sus
bendiciones también a la Madre Priora
y quien acoge todas las intenciones que
se le expresan. San José no abandona a
los suyos, se dice en el último verso de la
primera estrofa, y es luz y consuelo para
los piadosos.
Con más detalle se señala la misión
de José como ‘nuestro Padre’ y protector
en diversos momentos de la vida: como
ayuda en toda necesidad, como consejero para los afligidos, como refugio seguro en la hora de la muerte.
A él hemos de acudir, sin desalentarnos en la hora de las tormentas, con
audacia en nuestras súplicas y con total
confianza. Más todavía. La aún Postulante invita y reclama seguir a San José,
imitarle en varias virtudes cristianas, que
tienen especial relevancia para una persona consagrada: la pureza, la pobreza,
la obediencia, la fe radical. ¿Por qué estas virtudes? Porque San José, ‘guardián
puro de la Purísima’, es un refugio seguro
de la pureza que incluye la castidad, pero
que abarca una gama más amplia de virtudes.
San José fue pobre, más aún, ‘desdeñó los bienes terrenos’ materiales y por
eso es el ‘más seguro puerto’ de la pobreza que viven los consagrados, en él encuentran el descanso quienes renuncian
a los bienes terrenos.
En cuando a la obediencia se subraya
que José siempre escuchó la voz del ángel de Dios y obedeció en todo instante,
según se indica en el evangelio de Mateo.
Este ejemplo suyo ayuda a obedecer a
Dios en cualquier circunstancia. Con lógica de fe invita esta mujer creyente a seguir,
a imitar a San José con todal fidelidad.
Hermandad
2.- San José, ¡cuídanos!
2.1. Estructura de la poesía
Si la anterior poesía es como una contemplación global de la persona y misión
de San José, ésta tiene un carácter más
particular y concreto. Se escribe también
para la fiesta de San José, 19 de Marzo,
pero tres años más tarde. Va dedicada
también a la M. Josefa, antigua Priora del
Carmelo de Colonia, pero en circunstancias bastante distintas. Edith, Hna. Teresa
Benedicta de la Cruz, se encuentra en el
Carmelo de Echt desde finales de 1938,
ante las dificultades y temores por las
amenazas contra los judíos. Sin embargo
también allí permanecen los temores y
sobresaltos ante el futuro incierto. Estos
sentimientos se reflejan de un modo evidente en la poesía, toda ella convertida
en un grito confiado a San José, para que
cuide de los fieles y en particular de quienes sufren tantas amenazas.
La estructura literaria es también distinta. Si aquella estaba compuesta de
cuatro estrofas de ocho versos en gran
parte rimados, en ésta se utiliza una mayor libertad creativa. Son tres estrofas,
con un número desigual de versos y sin
rima, aunque con un cierto ritmo libre.
Esta estructura permite a su autora poder explicar mejor sus sentimientos y esperanzas.
La idea básica está perfectamente resumida en el título original de la misma
autora: San José, ¡cuídanos! La tradición
de la Iglesia ha visto siempre a San José
como el Custodio del Señor, que Juan
Pablo II expresó en su exh. Redemptoris
custos.
¿Qué significa ‘custodio’? Los diccionarios de sinónimos ofrecen otros términos como guardián, vigilante. y como
sinónimo de ‘custodia’ señalan los más
matizados como vigilancia, defensa, protección, guardia y otros más genéricos.
El Papa Juan Pablo II en su citada Carta
explica la misión de San José como ‘custodio del Redentor’ con otra más rica,
concreta y personal, que denomina ‘el
servicio de la paternidad’ R.c., 7-8), y con
otra derivada, que se manifiesta en ‘el
trabajo, expresión de amor’, que caracteriza toda su vida (cf R.C. n. 22-24). Este
‘servicio’ abarca todas las tareas de cuidado, vigilancia, protección, defensa..., que
José desempeña en relación con Jesús y
con María.
Nuestra guía y maestra resume
su súplica a San José con el verbo:
sorg=cuídanos. El verbo alemán ‘sorgen’,
como verbo transitivo, se puede traducir
en español como ‘atender’, ‘cuidar de’, ‘velar por’ y otros similares. En el título de
la poesía se dice solamente ¡sorg=cuida,
sin indicar el objeto o persona, que debe
cuidar San José. Con razón se traduce con
un ‘cuídanos’, porque en el decurso de
ella se refiere a ‘nosotros’, especialmente
a los más necesitados de cuidado.
2.2.- Contenido doctrinal
a) Situación histórica y anímica
La poesía refleja, de principio a fin, la
situación histórica y el estado de ánimo
de su autora, que se encuentra fuera de
su patria y se ve amenazada por fuerzas
adversas. Sabe que su pueblo de origen
es perseguido por motivos racistas y no
meramente religiosos, pues la persecución afecta a cristianos y católicos como
ella. Pero esta amenaza es más profunda y universal. Ataca a valores humanos
y cristianos y a la misma Iglesia que los
defiende, aunque algunos no se hayan
dado plena cuenta. Edith Stein hace
61
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San José Artesano
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tiempo que lo comprendió y lanzó su
grito de alarma, escribiendo una carta al
mismo papa Pío XI, y estando dispuesta
a ir a Roma par ser recibida por el Papa.
Supo que no iba a ser posible en aquel
1933 y por eso desistió del viaje. Pero la
carta sí llegó, aunque durante mucho
tiempo permaneció desconocida. Hoy
nos es asequible y nos hace ver la clarividencia profética de la entonces todavía
Dra. Edith Stein.
En su esrito ‘Cómo llegué al Carmelo
de Colonia’ (firmado el 18 de dic. de 1938)
explica ella misma los hechos (cfr Obras T.
I p. 498-499) y termina con esta reflexión:
“Más adelante he pensado muchas veces si no le había pasado por la cabeza
[al papa Pío XI] el contenido de mi carta,
pues en los años sucesivos se ha ido cumpiendo punto por punto lo que yo allí
anunciaba para el futuro del Catolicismo
en Alemania” (p. 499). Lo que escribía en
Colonia, Diciembre de 1938, lo estaba viviendo en Echt, en Marzo de 1939.
En las cartas que se conservan de estos
meses -desde Octubre de 1938- aparece
la preocupación por las amenazas contra
los judíos (véanse Cartas n. 565, 566, 567,
568, 570, 572, 573), y en particular contra
sus familiares. La misma preocupación
se muestra en cartas escritas desde Echt
(ver Cartas n. 580, 582, 585, 586, 587...).
Es todavía más expresiva de su estado de ánimo la carta o misiva que la Hna.
Teresa Benedicta escribe a la M. Ottilia,
entonces Priora del Carmelo de Echt, el
27 de Marzo de 1939, poco días después
de la poesía/súplica a San José. La reproducimos íntegramente:
Echt, 26 de Marzode 1939
“Querida Madre:
Por favor, permítame Vuestra Reverencia ofrecerme al Corazón de Jesús
como víctima propiciatoria por la paz
verdadera: que el poder del Anticristo,
si es posible, se derrumbe sin una nueva
guerra mundial, y que pueda ser instaurado un nuevo orden de cosas. Desearía
hacerlo incluso hoy, porque ya son las
12. Sé que soy nada, pero Jesús lo quiere, y seguramente en estos días llamará a
otros muchos para esto.
Domingo de Pasión,, 26-III-39 <Obras
c., T. I p.1307).
Lo que aquí expresa con un acto de
ofrecimiento a Jesús como víctima propiciatoria, lo hace en la poesía invocando
la protección de San José.
b) San José y su protección
¿Por qué invoca a San José en esta
situación? Fácil es la respuesta. La mujer, que se ofrece a Jesús como ‘víctima
propiciatoria’, se dirige con confianza a
San José como Protector de la Iglesia en
general, y en particular de los miembros
que ahora más sufren en ella. La misión
que ejercitó en su vida terrestre en unión
con María para cuidar de Jesús, la ejercitará ahora cuidando también con María
de los hermanos de Jesús.
2.3.- Análisis de las tres estrofas
1ª estrofa: En medio de la oscuridad
Releemos la estrofa: “El cielo, pesado y
oscuro, se nos cae encima. ¿Es que siempre es noche y la luz nunca más quiere
aparecer? ¿Es que el Padre, arriba, se ha
apartado de nosotros?”.
En estos y en los siguientes versos la
autora describe la situación de oscuridad
y angustia, sin apenas salida humana, que
le lleva a invocar a San José. Sin hacerlo
de forma explícita es evidente la alusión
a la historia del Santo, a los momentos
de oscuridad por los que pasó en su vida
Hermandad
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San José Artesano
terrena, sobre todo tras la concepción de
Jesús, a los sufrimientos en los diversos
episodios de la infancia , a los que en la
estrofa 3ª se referirá más claramente.
La orante, ante el ejemplo de San
José, pone su angustia y preocupaciones
en las manos de José, le pide que las acoja y que nos proteja.
64
2ª estrofa: San José como refugio en
las tormentas y persecuciones.
Las imágenes que usa la Hna Benedcita para describir esas tormentas y tribulaciones casi no necesitan glosa para
quien conoce la historia de esos meses
de 1938 y 1939.
No repetiremos lo escrito antes sobre
la situación personal de Edith y de su
familia judía, o de la persecución de los
valores cristianos por parte del nazismo
hitleriano. La guerra cruenta estaba a un
paso y Edith tenía conciencia de ello, más
que muchos cristianos y jerarcas. Subrayemos algunas frases de la poesía, como
la que habla del ‘horror de la devastación
por todas partes’, que probablemente
está evocando la tristemente célebre
Kristallnacht o ‘noche de los cristales rotos’, del 7 al 8 de Noviembre de 1938, en
la que tantos comercios, casas, sinagogas... fueron destruídos...
Pero aún impresiona más la frase en
forma de interrogante, ‘¿La tormenta no
sacude incluso el alcázar de la fe?’, que
recuerda algo de lo que había escrito en
1933 la todavía seglar Dra Edith Stein.
Esta mujer culta y bien informada sabía
de los titubeos de muchos católicos y
aun pastores en relación con las actuaciones contra los judíos. Más aún, hasta
en su mismo convento de Colonia había
notado en algún momento algún signo
de desconfianza por parte de sus Herma-
nas religiosas sobre su total conversión y
su misma condición judía (cfr mi artículo
Edith Stein, eminente hija de Israel e hija
fiel de la Iglesia, en CUADERNOS DE PENSAMIENTO , 1999).
Ante esta situación y estos temores
se dirige a San José como refugio, apoyándose en su fe, como la de Abraham,
como la de un niño y en su obediencia,
que le da fuerza para amparar y proteger
el sagrado templo de la Nueva Alianza,
es decir, la Iglesia. Todas las expresiones
tienen claras resonancias bíblicas y se
dirigen a San José en primera persona,
con una total confianza, que apela a la
experiencia de su protección. Ningún comentario puede suplir la lectura directa
y, a ser posible, en el original alemán, cargado de fuerza y emotividad.
3ª estrofa: San José como el Hogar
acogedor según el modelo de la Sagrada
Familia.
La tercera estrofa invoca a San José
para que guíe y acompañe a quienes han
de caminar a tierra extranjera, y sea pra
ellos como un hogar acogedor. Esta fue
su misión en relación con María, la Virgen
Purísima, de la que fue compañero de camino en cuanto Esposo fiel, y con Jesús,
el Hijo de Dios, a quien José cuidó como
padre fielmente preocupado en Belén,
en Nazaret, en Egipto.
La orante, que invoca a San Jose, lo
ve, sobre todo, como padre, que guía y
cuida a quienes le siguen como niños y
se ponen en sus manos. Y da la razón de
esta confianza: “Donde tú estás, está la
bendición del cielo”, que, obviamente, es
Jesús, y “Está nuestro hogar, si tú permeneces con nosotros”.
Es interesante ver la gradación de
sentimientos que manifiesta la confian-
Hermandad
za en los cuidados o protección de San
José, que es contemplado como acogedor, como refugio, como hogar.
Toda la estrofa está impregnada de la
confianza en San José como guía y protector fiel de María y Jesús, también en
Egipto. Es como una garantía para quienes ahora se ven forzados a caminar a
tierra extranjera, como la misma autora y
sus familiares y amigos del pueblo judío.
Esta confianza en la protección de
San José se funda, ante todo, en su cercanía a Jesús, a la que discretamente
alude cuando dice: “Donde estás tú, allí
está la bendición del cielo”. Lo que hace
poderoso a José como refugio, protector
y hogar, es su unión con Jesús. En su meditación para la Epifanía de 1941, como
ya explicamos, escribirá: “María y José no
pueden ser separados de su Hijo divino
en la liturgia de la Navidad... Quien viene
a ver al Niño, viene también a ellos. Ellos
están totalmente sumergidos en su luz
celestial”(cf Obras, T. V p. 656).
Con gran verdad lo reconoce Juan
Pablo II: “José estaba en contacto cotidiano con el misterio ‘escondido desde
los siglos’, que ‘puso su morada’ bajo el
techo de su casa. Esto explica, por ejemplo, porqué Santa Teresa de Jesús, la gran
reformadora del Carmelo contemplativo
se hizo promotora del culto a San José en
la cristiandad occidental” (R.c. n. 25).
Esta cercanía a Jesús no podía no redundar en María y en José. El Papa recuerda cómo, según los evangelios, hay que
‘subrayar la importancia del contacto físico con Jesús en orden a la curación (cf Mc
1,41) y el influjo ejercido por él sobre Juan
Bautista, cuando ambos estaban aún en
el seno materno (cf Lc 1,41-44)” (R.c. n.
27). Partiendo de este hecho concluye el
Pontífice que, si el amor e influjo divino se
irradiaba a todos los hombres a través de
la humanidad de Cristo, “los beneficiados
en primer lugar eran ciertamente: María,
su madre, y su padre putativo José, a quienes la voluntad divina había colocado en
estrecha intimidad” (R.c. n. 27, 3º).
No cabe duda de que Edith Stein, discípula e hija de Teresa de Jesús, valoraba
en San José, por encima de su servicio y
su trabajo, su cercanía e intimidad con
Jesús, y por eso podía escribir que ‘donde
tú estás, allí está la bendición del cielo’. Y
esta certeza la lleva a confiarse a la protección de San José: “Como niños seguimos tus pasos/, llenos de confianza nos
ponemos en tus manos. Sé tú nuestro
hogar. San José, cuídanos”.
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EL MUNDO que visitarán nuestra tierra antes de
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65
José, el Padre de Jesús
P. Román Llamas, O.C.D.
E
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
I título de padre de Jesús, con el de
esposo de María, es el de más gloria
de San José y la raíz de todas sus inmensas gracias y privilegios. San Lucas dice
que los judíos pensaban que Jesús era
hijo natural de José (l,c, 3, 24). Y del verbo
putabantur, pensaban, salió el apelativo
66
de padre putativo. La Virgen le llama sencillamente padre. Al encontrar en el templo al Niño, ya mayor de edad, después de
tres días de búsqueda muy angustiosa,
la madre le dice: Pero, hijo, ¿por qué has
hecho así con nosotros? Mira, tu padre y
yo, muy angustiados, te andábamos buscando (Le, 2, 48). El mismo Lucas le llama
también padre sin más en la escena de
la Presentación del niño en el templo: y
cuando sus padres introdujeron al niño
Jesús, lo que la ley prescribía sobre él (l,c.
2, 27). Y yo diría que el mismo Dios por
boca de su ángel, de su enviado, implícitamente le llama padre sin más, cuando
le dice a José: Y le pondrás por nombre
Jesús (Mt. 1,21), ya que imponer el nombre el día de la circuncisión era oficio del
padre. Por eso cuando había que poner
nombre al Bautista preguntaban a su padre qué nombre había que ponerle (Le,
1, 63). Después los autores josefinos han
calificado al título de padre con distintos
apelativos, como padre legal, matrimonial, virginal, nutricio, adoptivo, propio.
Sobran todos, los apelativos y lo mejor es Ilamarle padre a secas, como le llamaba la Virgen. Por el relato evangélico
cómo fue padre de Jesús.
«Jurídicamente la paternidad de José
depende de su matrimonio con María: Es
precisamente del matrimonio con María
del que derivan para José su singular dig-
Hermandad
nidad y sus derechos sobre Jesús» (Re. 7
y 20). Y porque iba a ser padre de Jesús
Dios puso en él los sentimientos, afectos
e incentivos paternales, sobre todo el
amor, en grado sumo.
Ningún padre ha amado a sus hijos,
como San José amó a su hijo Jesús. «Al no
ser concebible que a una misión tan sublime (la de padre de Jesús) no correspondan las cualidades exigidas para llevarla
a cabo de forma adecuada, es necesario
reconocer que José tuvo hacia Jesús “por
don especial del cielo” todo aquel amor
natural, toda aquella afectuosa solicitud
que el corazón de un padre pueda tener»
(Re. 8). Un amor humano pero regenerado y sublimado por el Espíritu Santo. «A
la vista de estas expresiones (que la recibió en su casa y lo que había en ella era
del Espíritu Santo) ¿no habrá que concluir que también su amor como hombre
ha sido regenerado por el Espíritu Santo?
¿No habrá que pensar en el amor de Dios
que ha sido derramado en el corazón humano por medio del Espíritu Santo (Rom.
5, 5) configura de modo perfecto el amor
humano?.. José obediente al Espíritu
encontró juntamente en él la fuente del
amor (Re. 19). Pues con la fuerza y ternura de este amor singular amaba a su hijo
Jesús y le cuidaba.
en el ambiente encantador, sereno y atrayente de la familia de Nazaret sin duda lo
asocia (cfr. Rf. 3,15) con el nombre divino en el que había de sintetizar todo el
mensaje evangélico (Mt,6,9), el del Padre
que está en los cielos, del que José fue
para Jesús el transmisor de su voluntad
y la imagen viviente de su ternura y de
su amor.
San José por ser padre de Jesús «ha
sido llamado a servir directamente a la
persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad», de este
modo, él coopera en la plenitud de los
tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente «ministro de la
salvación», (Re. 8).
Qué bien, qué perfectamente vivió
San José su paternidad para con Jesús.
Toda su vida fue puro ejercicio de paternidad y cuidado para con su hijo y con
su Madre. «Que no sé -dice Santa Teresacómo se puede pensar en la Reina de los
Ángeles en el tiempo que tanto pasó con
el Niño Jesús, que no den gracias a San
José por lo bien que les ayudé en ellos»
(V. 6, 8). En los trabajos y en todos los momentos vivía y cuidaba de su hijo como
el mejor de los padres.
José ama entrañablemente a su hijo
Jesús. Decir que José es padre de Jesús
significa que tiene para con él los sentimientos más ricos y nobles, el amor más
tierno, la bondad más dulce, el cariño
más gozoso, la solicitud más empeñada,
la preocupación más constante, el cuidado más exquisito.
Y cuando Jesús llama a José «padre»
67
Grandes devotos de
San José
SAN JOSEP MANYANET (1833-1901)
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
E
68
s uno de los más eminentes devotos
y apóstoles de los tiempos modernos. Moría en Barcelona el 17 de diciembre de 1901. Tenía 68 años, había nacido
en Tremp (Lérida), último de una familia
numerosa de 8 hijos. Apenas a los veinte
meses quedó huérfano de padre.
La madre, muy piadosa, le consagró muy
niño a la Santísima Virgen María.
Llamado al sacerdocio, cursa los estudios eclesiásticos en los seminarios de
Lleida y Sey de Urgel.
Es ordenado sacerdote el 9 de abril de
1859. Desarrolla con celo y piedad ejemplares su ministerio pastoral en Seu de
Urgel sensibilizado con las familias y con
los niños pobres.
Una moción especial le atrae hacia
la Sagrada Familia de Nazaret, bajo cuya
inspiración y amparo emprende sus
obras de caridad y su actividad apostólica. Pronto descubre acaso por inspiración divina que el Señor quiere renovar
la sociedad secularizada por medio de la
familia, que padece una grave crisis. El recurso a la Familia de Nazaret, le parece el
medio más eficaz para ese proyecto. Su
intercesión, su ejemplaridad y su patrocinio serán el mejor recurso.
Identificado con tal proyecto, funda
en 1864 la Congregación de Hijos de la
Sagrada Familia; y en 1874 la Congregación de Misioneras Hijas de la Sagrada
Familia. El Papa León XIII aprobaba ambos Institutos el22 de junio de 1901, pocos meses antes de su muerte.
El Papa Juan Pablo lI lo proclamaba
Beato el 25 de noviembre de 1984, calificándolo de apóstol de la familia. Y el
16 de mayo de este mismo año (2004) lo
acaba de elevar al honor de los altares.
Sacerdote ejemplar, profeta y apóstol de
la familia, son el mayor timbre de gloria,
que hoy enaltece la amable figura de San
José Manyanet. Muchos motivos lo acreditan.
Además de sus múltiples pláticas,
conferencias y sermones, redactó una
porción de escritos para las familias
como Preciosa joya de familia (1899), Camareros y camareras de la Sagrada Familia (1868-1874).
Hermandad
Fundó la revista popular La Sagrada
Familia (1899) que aún perdura. En 1895
publicó su libro Escuela de Nazaret y Casa
de la Sagrada Familia, obra fundamental
y la más representativa de su pensamiento sobre la «trinidad de la tierra», Jesús,
María y José. En ella, en forma dialogada,
expone los más bellos y profundos conceptos bajo el magisterio de Jesús, María y José, sobre la perfección cristiana y
evangélica.
Promovió también prácticas sencillas
de devoción entre las asociaciones laicales, como el Trisagio de la Sagrada Familia y otras.
Un día José Manyanet sintió la inspiración de poner bajo la protección del
Santo Patriarca a las familias, que estaban sintiendo los embates del laicismo
demoledor. Y tomó la decisión de exponerlo a su Obispo Mons. José Caisal, devoto también de San José. Así lo hace en
una carta con fecha 24-VI-1869. Le decía:
«Voy a manifestar a V. E. un pensamiento, al parecer hermoso y devoto, que
me ha ocurrido. Meditando sobre los males que traen desquiciada a la sociedad, y
sobre su oportuno y eficaz remedio …
Me vino la idea de interesar al glorioso Patriarca San José en este importantísimo negocio por medio de la erección
de un templo expiatorio, fabricado por la
caridad de todos los españoles…
Espero que V. Ilma. Se digne darme su
parecer. El Obispo contestó a José Manyanet: «Orad mucho veremos si cuaja su
proyecto ... ».
Y en carta dirigida al Arzobispo de
Santiago de Compostela, con fecha de
5 de julio de 1869, Mons. Caisal le decía:
San José es quien ha de sacarnos de este
pozo de pobreza e inmundicias, para salvar la dote de su esposa...
Tras comunicarle, cómo un sacerdote muy devoto de San José (Manyanetl,
le había sugerido la idea de fabricar un
gran templo a San José, añade: «Con una
lápida de mármol en el frontispicio y con
letras de oro está inscrito: “Al glorioso
Patriarca San José, protector del primer
Concilio Vaticano y restaurador de la unidad católica de España ... “».
José Manyanet comunicó la idea a un
viejo amigo suyo, D. José Mª Bocabella,
gran devoto del santo Patriarca. Un impresor y librero barcelonés hacendado
que había fundado una Asociación de
devotos de San José y un pequeño boletín El propagador de la devoción a San
José, En abril de 1874 se lanzaba la idea
del nuevo templo en dicho Boletín.
El proyecto encontró un realizador
genial en el arquitecto Antonio Gaudí,
que supo plasmar en piedra un monumento bíblico-teológico de proporciones
colosales, Monumento a la trinidad de la
tierra, Jesús, María y José, convertido en
centro de peregrinaciones incesantes de
todo el mundo.
La primera idea de José Manyanet se
había transformado en TEMPLO EXPIATORIO DE LA SAGRADA FAMILIA. Y San
José tan feliz, El 19 de marzo de 1882 se
iniciaban las obras .. ,
«José Manyanet sigue hoy viviendo
con sus Hijos e Hijas en multitud de Casas, Colegios y parroquias en España y en
varias naciones del mundo, ejerciendo
su carisma apostólico sobre las familias
a través de los hijos, carisma que él inició bajo los auspicios de la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José. En
conclusión: José Manyanet es uno de los
grandes devotos de la Sagrada Familia
de todos los tiempos.
69
Noticiario
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Los cultos josefinos del pasado 2010
70
El viernes día 23 de abril dio comienzo el solemne y tradicional triduo en honor de
nuestro titular San José, comenzando con la exposición de Jesús Sacramentado y el rezo
del Santo Rosario y poniendo el colofón la celebración de la Eucaristía.
En esta ocasión, el ejercicio del triduo estuvo a cargo de distintos sacerdotes. El primer día presidió la Santa Misa y ocupó la cátedra sagrada el Rvdo. P. D. Jerónimo Fernández Torres, párroco de la Inmaculada Concepción de La Carlota, y quien anteriormente
tuvimos la suerte de tenerle como vicario parroquial en nuestra parroquia; el día 24, sábado, lo hizo el Rvdo. P. D. Javier Algar Ruiz, párroco de Santiago de Iznájar; y el domingo
25, la solemnísima función, que dio comienzo a las doce del mediodía, estuvo presidida
por nuestro recordado D. Francisco Javier Sánchez Martínez, que ya había ocupado importantes labores pastorales en nuestra parroquia de Santo Domingo, y que en aquellos
momentos ejercía de vicario parroquial en San Miguel Arcángel de Córdoba.
El acto culminante del tríduo resultó brillantísimo, así como la homilía de don Francisco Javier, realzando la solemnidad del mismo la intervención de la Coral del Centro
Filarmónico Egabrense.
Hermandad
Procesión año 2010
Comandada por D. Agustín Guerrero Bélchez, como manijero, el paso procesional de
nuestro titular San José Artesano, en la tarde-noche del día 25 del pasado abril, realizó el
acostumbrado recorrido procesional por las calles lucentinas. Acompañaron la Banda de
Tambores y Cornetas “Ntra. Sra. de la Fuensanta” de nuestra capital y la Sociedad Didáctico Musical Banda de Música de Lucena.
Nombramiento de don Mario Iceta como obispo de Bilbao
El día 24 de agosto del pasado año, la Nunciatura Apostólica en España hacía público
el nombramiento por su santidad Benedicto XVI de quien fuera nuestro párroco durante
algo más de dos años, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, como obispo de Bilbao, pasando
a ocupar la sede vacante de monseñor Ricardo Blázquez —trasladado a la diócesis de
Valladolid.
El 5 de febrero de 2008 fue nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Bilbao y, desde
abril del pasado año, ha estado al frente de la diócesis como administrador apostólico.
El día 11 de octubre, D.
Mario Iceta, en una ceremonia solemne celebrada
en la catedral bilbaína de
Santiago, abarrotada de
fieles, ante la presencia de
una treintena de obispos y
arzobispos de otras diócesis
españolas y del nuncio del
Vaticano en España, Enzo
Fratini, tomaba posesión de
su cargo.
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Vayan desde nuestras páginas nuestros deseos del mayor éxito pastoral para el que
ocupó la cabeza de nuestra parroquia y la dirección espiritual de nuestra hermandad, y
quien sabemos que nos sigue teniendo presentes, y a la vez conserva una especial devoción para nuestro titular.
Año 2011 / Nº 24
San José Artesano
Erección de nueva parroquia en Lucena
Respondiendo a las necesidades espirituales de nuestra ciudad, cuya población se ha
extendido grandemente hacia oriente y occidente de su viejo casco urbano, el prelado
de nuestra diócesis monseñor Demetrio Fernández González, decretó el pasado año la
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creación de una nueva parroquia, en la zona oeste de Lucena, erigiéndola provisionalmente en la vieja ermita de Nuestra Señora del Valle —recientemente restaurada—, bajo
el título de la Sagrada Familia. Como primer párroco el día 24 de octubre, fue nombrado
don José Félix García Jurado, quien continúa ejerciendo también su labor pastoral como
vicario en la de Santo Domingo de Guzmán.
Creación de página web
A comienzos del presente año, nuestra hermandad contrató a la empresa informática
“Anapi”, especializada en trabajos informáticos para cofradías, la realización de su página
web. A través de la misma se pretende que, a través de este medio, cualquier persona
pueda no solo contactar con nosotros, sino conocer nuestra vida cofrade.
La intención de la junta de gobierno es poder presentarla el próximo mes de junio.
Hermandad
Cambio de fecha para la salida procesional de nuestro titular San José
Dada la coincidencia el presente año del último domingo de abril, fecha habitual en
que se realiza el desfile procesional de nuestro titular, con el Domingo de Resurrección,
y el siguiente con la culminación de las fiestas patronales, la junta de gobierno acordó el
pasado año, trasladar excepcionalmente los cultos y procesión de nuestro titular, al fin de
semana siguiente a las fiestas aracelitanas, tal como queda reflejado en el programa de
cultos que, además de ser difundido públicamente, será incluido en esta revista.
Nuevo coro en nuestra ciudad
A finales del pasado año, la cofradía de Nuestra Señora de la Aurora, hermanada con
la de San José, constituyó un coro que bajo la entusiasta dirección de don Fernando Chicano Martínez, y alentada por el empeño del hermano mayor don Antonio Muñoz Navarro, lleva varios meses de rodaje.
La primera composición que se preparó fue la Misa de Campanilleros compuesta por
don Fernando Chicano Muñoz, padre del director, y que fue estrenada por parte del coro
en el Real Santuario de María Santísima de Araceli, en un acto de peregrinación.
A continuación se inició la preparación de una misa en castellano, que escribió el propio director para dicha imagen y que, según nos cuenta, fue la primera que se le cantó
en castellano. Está previsto que la composición —bastante más complicada que la Misa
de Campanilleros— se estrene en el marco del triduo que se celebrará en honor de San
José fijado para el 7 de mayo. Para entonces igualmente se prepara el himno al santo patriarca, “Salve José” y el canto de los Dolores y Gozos, con música que escribió el padre de
nuestro director en el año 1996 para nuestra hermandad y que nunca llegó a estrenarse.
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Tamboreros:
NICOLÁS VÁZQUEZ TORRES - IVÁN VÁZQUEZ SÁNCHEZ - RAFAEL ARANDA - ANTONIO OSUNA
MIGUEL ÁNGEL
ALBA
ESPEJO
ANTONIO JESÚS
MUÑOZ
ALBA
JESÚS
ALMAGRO
RAMÍREZ
RAFAEL
GUTIÉRREZ
TORRALBO
ANTONIO
ESPEJO
JIMÉNEZ
JUAN LEONARDO
JIMÉNEZ
GIL
MARIO
BERJILLOS
SERVIÁN
ANTONIO
GUTIÉRREZ
TORRALBO
JAVIER
HIDALGO
SIRVENT
RAFAEL
SABÁN
GUTIÉRREZ
ANTONIO
MUÑOZ
NAVARRO
ANTONIO
MUÑOZ
MORIANA
FRANCISCO
RECIO
MUÑOZ
RAFAEL
NAVARRO
RODRÍGUEZ
MIGUEL ÁNGEL
ORTIZ
MUÑOZ
ENRIQUE
FLORES
HIDALGO
FRANCISCO
RAMÍREZ
MANGAS
FRANCISCO JAVIER
BERNET
GARCÍA
JOSÉ ANTONIO
RAMÍREZ
MANGAS
ALBERTO
GUARDEÑO
TORRALBO
JUAN LUIS
RAMÍREZ
MANGAS
MANUEL
GUARDEÑO
POZO
JOSÉ LUÍS
GUTIÉRREZ
LÓPEZ
FRANCISCO
BERNET
BURGOS
MIGUEL ÁNGEL
RAMÍREZ
MANGAS
JOSÉ
PÉREZ
CÓRDOBA
DOMINGO
ALBA
RAMÍREZ
SALVADOR
MONTES
TEJERO
Porrillas: JOSÉ PEDRO MORENO VÍBORA
CUADRILLA DE SAN JOSÉ ARTESANO AÑO 2011

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