eliz pascu - instituto pio xii

Transcripción

eliz pascu - instituto pio xii
En Familia
POR LA CRUZ...
Al leer estas expresiones, en algunos de mis hermanos, pueden
volver a la memoria ciertos recuerdos de juventud, de retiros en Manzanares,
de preparación a la Semana Santa y a la Pascua. Es la expresión, que hace
más de 40 años, me acompaña en este tiempo especial, tiempo de Gracia, que
es la celebración de los misterios pascuales.
Es la Cruz de Cristo que debemos mirar en estos días, como expresión máxima del
Amor de Dios: “Tanto Dios amo al mundo que entregó a su Hijo Único”, “Nadie tiene mayor
amor que dar la vida por los amigos”.
En un tiempo donde se duda, donde se desacredita, donde ya no se cree en el amor,
nos hace falta mirar más a la Cruz. Es nuestro signo, es el signo del cristiano, signo de protección y de bendición.
En el silencio del Viernes Santo, pongámonos frente a la Cruz, miremos a Cristo,
nuestro Hermano Mayor, que en el momento más trágico de su vida, también El exclama:
“¿Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado?” Es el “porque” que surge también en
nuestros labios y en nuestros corazones en los momentos duros y difíciles de la vida y, que
parece no tener respuesta. ¡En el “porque” de Cristo tiene que encontrarse “nuestros porque”!
¡Solo en su “porque”, y en su Cruz, pueden sostenerse “nuestros porque” y nuestras cruces!
Y, si en el silencio contemplaremos la Cruz de Cristo y su porque, en sus labios
sabremos también nosotros escuchar el, “Padre, en tus manos entrego mi espíritu”; y descubriremos al Padre que nunca nos abandona, al Padre en el cual siempre podremos confiar y en el
cual podremos entregar nuestra vida.
Al profundizar el misterio de la muerte y Resurrección de Cristo que celebramos en
Semana Santa y Pascua, tiene eco en mi mente y en mi corazón una canción que constantemente se canta en nuestra Iglesia: “NO HAY ESPINA SIN ROSAS” y que dice:
“ Así ya lo humano pierde su color
Cuando un alma se abandona a Dios.
Sobre cada lágrima nace una sonrisa
Y en cada ocaso un amanecer
La frase del mundo “No hay rosas sin espinas”
Se transformará, más bien se dirá:
No hay espinas sin rosas.”
FE
LIZ P AS C U A
...A LA LUZ
VILLA BOSCH - Nº 27 - Pascua 2013
www.murialdo.edu.ar/parroquia
Preparando La Pascua
Estimados y queridos hermanos en Cristo:
Al empezar este primer contacto con ustedes por medio del Boletín Parroquial, en
preparación a la Semana Santa y a la Pascua de Resurrección, un conjunto de recuerdos y
de sentimientos surgen en mi mente y en mi corazón.
“En Familia” es el título del Boletín Parroquial; y esta palabra “Familia” encuentra
un eco en mi ser. Con 47 años de vida sacerdotal en América, entre Buenos Aires, Mendoza,
Santiago y Requinoa, donde viví mis últimos nueve años como pastor y párroco, percibo
que mi “gran familia” se extiende más allá del territorio de una ciudad y de una misma
nación. Y esto significa descubrir y redescubrir siempre más, que hay lazos profundos de
cariño y afecto que han empezado en algún momento de la vida por el Cristo que me ha
llamado para una misión.
El ser párroco, ahora en Villa Bosch, crea en mi varios sentimientos, sea por los
recuerdos que afloran, como por el nuevo compromiso de pastor. Cada encuentro que se da
al finalizar una Santa Misa, o por la calle, suscita en mi una serie de imágenes, de vivencias
que me hacen volver a los años 1974 – 1984, cuando como formador en el Seminario de
Manzanares, en bicicleta, con el entusiasmo del joven sacerdote venia al Pio XII, para dar
clases de Religión; o en los años 1995 – 1997 cuando asumí la responsabilidad de ser el
director del mismo Colegio. No son solamente recuerdos, es vida. Es vida de jóvenes y de
familias con las cuales he compartido un trayecto de su existencia; y es vida que he buscado
de entregar con mis aciertos, como con mis defectos. El ser pastor ahora, de esta Comunidad de Villa Bosch, que he querido y que mayormente quiero, me motiva profundamente
para buscar juntos, ir al encuentro de Dios.
Nunca como hoy, percibo que en nuestro mundo, en nuestra sociedad, sobre todo
en las grandes metrópolis, solo Cristo, “Camino, Verdad y Vida” es respuesta válida al
estrés, las presiones, las dudas, los dolores y las miles de situaciones a las cuales constantemente el hombre está sometido. Frente a las incertidumbres que provocan las realidades de
la historia, de las situaciones políticas; frente a los mismos interrogantes que crean cierto
accionar de algunos miembros de nuestra misma Iglesia, solo en Cristo, que es la roca, podemos encontrar firmeza y certeza de vida.
Al empezar, nueve años atrás, mi misión de Párroco en Requinoa, busqué un lema
que me identificara y que también aquí en Villa Bosch lo siento significativo: “En el Amor,
continuemos juntos, el camino hacia el Señor”. Es en el amor humano, fundado en lo
eterno y lo divino de Dios, que debemos continuar el camino de la vida. Solo en Dios
podemos sostener nuestra existencia, en un Dios constantemente buscado, vivido y celebrado.
Y, en este año, proclamado por Benedicto XVI “Año de la Fe”, y en este tiempo de
gracia, que es la Cuaresma, la Semana Santa y La Pascua, vivamos más intensamente al
Dios que nos amó y renueva su misterio de amor infinito, con su Muerte y Resurrección.
P. Roberto

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