BIENAVENTURADO EL VARON QUE SOPORTA LA TENTACIÓN
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BIENAVENTURADO EL VARON QUE SOPORTA LA TENTACIÓN
BIENAVENTURADO EL VARON QUE SOPORTA LA TENTACIÓN TEXTO BÍBLICO: SANTIAGO 1: 13-14 INTRODUCCIÓN ¡Que bueno sería si no tuviéramos tentaciones! Pero, las tentaciones para el cristiano hacen parte de su vida, sí, de su vida cristiana. De hecho, encontramos en las Escrituras siervos de Dios que fueron víctimas de ellas y otros que las resistieron por el poder del Señor. Cuando leemos este pasaje en la Biblia (Stg. 1: 13- 14) nos hace pensar que, Dios mismo es testigo de que hay ciertas tentaciones que van a estar a la orden del día. Es importante, entonces, que nos acerquemos al Señor a través de su Palabra para conocer qué son las tentaciones, cuál es su origen y qué fin tienen. Para desarrollar este tema se considerará el carácter de Dios en cuanto a las tentaciones, definición del término en sí, advertencia de Cristo en contra de las tentaciones, recursos bíblicos para soportar las tentaciones y, por último, conclusiones generales del tema en cuestión. 1. DIOS Y LAS TENTACIONES “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie” (Stg. 1: 13) Santiago, inspirado por el Santo Espíritu escribe a los creyentes que estaban en la dispersión (Stg. 1:1) con el fin de animarles y a su vez salvaguardar la naturaleza santa de Dios, pues, estos creyentes “Judíos” estaban atribuyendo su pecado de incredulidad – no creer en Cristo en medio de las pruebas – a Dios, aunque no es de extrañar: El salmo 106 es una cartilla que relata los pecados básicos (rebeldía – murmuración) del pueblo de Dios. “Bien pronto olvidaron sus obras; No esperaron su consejo” (V.13) “Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad” (V.14) “ Olvidaron al Dios de su salvación, Que había hecho grandezas en Egipto” (V.21) “Antes murmuraron en sus tiendas, y no oyeron la voz de Jehová” (V.25) Los creyentes que habían de recibir esta Palabra estaban repitiendo la misma historia del pueblo de Dios, cuando estuvieron por 40 años en el desierto. Lo que las Escrituras relatan en cuanto a esto, era que ellos en medio de las pruebas empezaron a olvidarse del Libertador (El Gran Yo Soy) que los había sacado de Egipto y, por ende, terminaron tentándole. Bueno, lo mismo sucedía con los hermanos a quien Santiago predicaba. Por eso, les decía: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios” Sobre todo, porque Dios es santo – Espíritu purísimo - Dios no tiene capacidad alguna para hacer el mal y tampoco es vulnerable a él. “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio…” (Habacuc: 1:13) “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santo seréis; porque santo soy yo Jehová vuestro Dios” (Levítico 19:2; Isaías 6:3; I Pedro 1:16) Jesucristo es la prueba fehaciente de la santidad de Dios. Nuestro adversario el diablo, tentó e hizo caer en tentación al primer hombre, esto es, Adán. Así mismo, intentó hacer caer al segundo hombre – varón perfecto y completamente Dios- Jesús, nuestro Señor y Salvador. Aunque, no lo logró, logra o logrará. Ello evidencia el poder sobrenatural de Jesús. Él es trascendente, está por encima de Satanás. Las tentaciones estuvieron a la orden del día en el ministerio de Jesús. (Mateo 4:11; Lucas 22:28; Juan 12: 27; Hebreos 4: 15; 5: 7, 8) Observando e interpretando estos pasajes no podemos ver más, sino la naturaleza santa de Cristo en medio de las tentaciones y, desde luego, esta victoria del Señor nos asegura soportar “la hora de la tentación” puesto que él como sumo sacerdote se compadecerá de Su iglesia en medio de cada debilidad. “Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” 2. El vocablo tentación significa: Probar, incitar, intentar, tentar, poner a prueba, experiencia del mal, adversidad. A decir verdad, no creo que estas definiciones de la palabra tentación satisfagan nuestras expectativas, ya que el término, es sinónimo de pruebas y a veces no sabemos si estamos hablando de pruebas o tentaciones. Por lo tanto, es necesario que se explique de una manera práctica. Dios prueba a Su pueblo: “Y te acordarás del camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustento con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” Las pruebas que Dios trae a Su pueblo tienen como fin: hacer bien a sus redimidos. (Deuteronomio 8: 16: Romanos 8: 28) así mismo, las Escrituras, también, nos enseñan otro tipo de pruebas o tentaciones que trae Satanás cuyo fin es: hacernos pecar. En síntesis, las pruebas que Dios manda nos ayudan a crecer en la fe salvífica. En contraste, las que Satanás envía son para conducir al mal. ¿Y cómo podemos discernir estas pruebas para ver si son de Dios o de Satanás? Difícil, no. No obstante, Cristo no nos dejo huérfanos o solos, él nos envío a un compañero – ayudante – paracleto - y él es, el Espíritu Santo que nos guía a toda verdad a través de la Palabra de Dios. Roguemos a Dios para que nos ayude a comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 3. CONTEXTO DE LAS TENTACIONES EN LA VIDA DEL CREYENTE “Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido” (Stg. 1:14) El primer contexto o fuente de la tentación es nuestra propia naturaleza, de donde se sigue que, nuestro enemigo más cercano somos nosotros mismos, es decir, el pecado que aún está en cada creyente (I Juan 1: 8) Ahora bien, ello no justifica nuestras caídas, porque si pecamos no podemos atribuirle la culpa a nuestra carne o a Dios, sino asumir con arrepentimiento genuino nuestra violencia a la ley de Dios. “Los que son eficazmente llamados y regenerados, al tener un nuevo corazón y un nuevo espíritu creado en ellos, son además santificados real y personalmente, en virtud de la muerte y resurrección de Cristo, por su palabra y su Espíritu que mora en ellos. El dominio de todo el cuerpo de pecado es destruido y los diversos deseos de éste son debilitados y mortificados más y más y, además, fortalecidos más y más en todas las gracias salvíficas, a la práctica de la verdadera santidad, sin la cual nadie verá a Dios” (Confesión de Fe de Westminster, Cap. 14) El segundo contexto o fuente de la tentación es Satanás, el es el tentador: “Y vino a él el tentador y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4: 3) “Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envíe para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano” (I Tesalonicenses 3: 5) Es evidente por las Escrituras que Satanás “anda como león rugiente buscando a quien devorar” Así que, debemos hacer frente con las armas que el Señor nos ha dado. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11) o como dice Santiago 4: 7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” El tercer contexto o fuente de la tentación es el mundo: “No améis al mundo, ni las cosas que están el mundo, el amor del padre no está en él” (I Juan 2: 15) Satanás habló de los reinos de este mundo y la gloria de ellos (Mateo 4: 8) “No os conforméis a este siglo…” (Romanos 12: 2) Cristo dijo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mundo” Hemos advertido, entonces, las tres fuentes de las tentaciones que pueden sorprendernos a cualquier hora. Jesucristo venció tanto la tentación de Satanás como la de los reinos del mundo y poderoso es él, para ayudarnos a nosotros en todas ellas. Cabe advertir, que si bien hemos señalado tres contextos de tentación, eso no quiere decir que, la responsabilidad es del mundo, de Satanás o de nuestra propia carne, en concreto, es de nosotros; seres creados a imagen y semejanza de Dios totalmente responsables ante Dios. 4. RECURSOS BÍBLICOS PARA SOPORTAR LAS TENTACIONES “El de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad” (Stg. 1:18) La nueva vida en Cristo es el principio para resistir las tentaciones. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” El poder para resistir las tentaciones viene de Dios y es tan seguro como su propia inmutabilidad. Como quiera, que él no cambia, por su infinita gracia nos ayudará en todo momento. “Velad y orad, para que no entréis en tentación…” (Mateo 26:41; Marcos 14:38; Lucas 22: 46) - La oración es un medio de gracia para pedir lo que el Señor ha prometido. - El creyente debe mantenerse vigilante. Discerniendo el bien y el mal a la luz de la Palabra de Dios. (Hebreos 4: 14) - En el contexto del pasaje observamos a Cristo padeciendo hasta lo sumo y, sin embargo, los discípulos se sentían confiados y durmiendo. - No confiar en nuestras propias fuerzas. Pedro pensaba que jamás negaría al Señor. La tentación le mostró que sí era capaz de hacerlo. (Mateo 26: 33-35, 69-75) CONCLUSIÓN - El creyente en Cristo que soporta la prueba o tentación recibirá la bendición de Dios en su vida. (Stg. 1: 12) “…porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” - Dios nos libra de muchas tentaciones y del maligno. “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; por tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” (Mateo 6: 13) - Reconozcamos que somos débiles, busquemos el auxilio de Dios y confiemos que él nos guardará sin caída hasta que Cristo venga por Su iglesia. (Judas 24) Para terminar, seamos diligentes en buscar el reino de Dios; aprovechar los medios de gracia que el Señor nos ha dejado, ser oidores y hacedores de Su Palabra, orar en todo tiempo, participar de los sacramentos, buscar cada día la comunión en el cuerpo de Cristo y, por último, meditar en lo revelado por Dios mediante el apóstol Pablo “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui llamado también asido por Cristo Jesús. Así que, el que piensa que está firme, mire que no caiga’’ …Y TODO POR GRACIA A ÉL SEA LA GLORIA POR LOS SIGLOS. Su servidor en Cristo, Rafael Correa Vargas Bogotá, de 2008