Paisaje desnudo + prtd

Transcripción

Paisaje desnudo + prtd
Ramon Guerra
PAISAJE DESNUDO
( Mollet, invierno 1996 )
1
A mes amis
2
Oh! le bouton de rose.
Oh! les feuilles à terre.
J´ai dormi hors de lui dans la mort, mais lui ne s´oublie jamais null part.
Louis Cattiaux
«Etre et l´oublier.»
Louis Cattiaux
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I
Si pudiese romper el límite
con el que me ahogo.
Si me pudiese saltar el pecho
como el arado rasga el suelo.
Si pudiese amar sin fin
como el mar inmenso.
Tomado por un azar de ojos ciegos, golpeándome contra los montes de piedra, espero a la oscura noche y al sueño mudo para fundirme en el olvido y no tener que regresar al mundo. Pero la albada ignorante abre los ojos como un recién nacido y, a veces morosa otras con presura, me empuja con firmeza hacia el dolor en espera de otra noche, de otro sueño.
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II
Quizás sea hija del espacio muerto
mi quietud.
Quizás se pueda ver alguna luz
en la noche oscura.
Quizás sea verdad que el pleno de la paz
rompa un día coronado de ecos.
Quizás y tan sólo quizás.
La angustia de un borde, al no saber y no poder, dibujan el límite de un existir presente. Una fe coja, de tozuda permanencia, trastorna los días queriéndoles sacudir el olvido y la ignorancia, obligándome a abrir los ojos, a pesar de su añoranza por el sueño. Lecciones mal entendidas aumentan la carga de la incompetencia.
¿Dónde está el arrojado que se soltará de manos para flotar en el mar azul, habiéndose hecho amigo de las olas y del viento?
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III
¡Hay la prisión
cuán estrecha es!
¡Hay el trabajo
cuán duro es!
¡Hay el polvo y el sudor
cómo rematan y envejecen!
Cadenas forjadas de mansedumbres antiguas. Iglesias de sexo perdido, idealistas sin nombre. ¡La moral!
El querer pan y sangre que nunca se sacia. La luna que hace remontar el mar, el sol que seca los ríos. Nada importa si dices que sí o si dices que no, tu ir hacia un lado o hacia el otro. El azar de ojos ciegos que tan firmemente parece tenerlo todo sujeto.
Ahora se llenan la boca «evolucionando», unos con los cuerpos, tomándole la delantera a la naturaleza, fabricando miembros de silicona y de teflón. Otros atravesando vidas piadosas como los granos ensartados de un rosario, seguros de llegar al infinito, garantizados por la sola dinámica del escogido. Todo es cómodamente transportado hasta un destino superior. ¡Gloria para todos! ¡No hace falta preocuparse más!
Y nadie ve como la albada rigurosa, como el azar exigente, como la muerte constante, reclaman sin excusa su alimento. 6
IV
Por él todo lo tengo
y todo se pierde.
Por él como y me resguardo
y caigo al averno.
Por él sudo y me esfuerzo
y pierdo el entendimiento.
Amarillo como el hermano sol
como la piel de un hígado enfermo.
Me hace ser fulana cada día, doblar el espinazo y decir que sí. Para comprar la no‐nada es mucho el trabajo que el oro me reclama, y en cuanto lo tengo todo se escapa. Un viejo achacoso depone por el intestino todo el esfuerzo de una vida labrando el surco, y el joven iluso estira el cuerpo goloso creyendo ser el amo de todo, y al final nada.
Decían los alquimistas que sabían como atrapar un rayo de sol en un tarro y ponerlo a cocer en un atanor. Decían saber como sacarle el alma al oro y hacer revivir un tocón. ¿Dónde debe estar el camino del sol y del oro vivo? ¿Se puede huir del dolor?
7
V
Dejando atrás libros y manuales,
palpo las cubiertas de un volumen espeso.
Dejando atrás amigos y vínculos
escruto la oscuridad donde el mí mismo se esconde.
Dejando atrás codicias y rencores
espero de todo liberarme.
Como un paisaje desnudo.
Falsas primaveras rebrotan aún, trayendo zarzas antiguas, haciendo brotar higueras bordes. Deseos de carne en espacios cerrados, borbotean hiedras de sangre donde anidan avispas locas de punzón afilado.
Lluvias amargas empapan el suelo, criando babosas y sapos.
Falsas primaveras rebrotan aún.
Pero la fe coja guía persistente la hoz del jardinero, buscando la noche del paisaje desnudo.
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VI
Límites por todas partes
controlan las pasiones.
Límites para todo
entorpecen los amores.
Límites de carne y de miedo
nos aíslan los corazones.
Pobre hijo mío que para ganar el pan tiene que menoscabarse la inocencia, endurecer la piel, abjurar de la raza de los ángeles. Talía, cuán amarga te has vuelto, hay que leerte al revés, ¡Ailat!, como a una maldita. La actitud a la que nos obligas es contra Dios y contra natura, nada más.
Hoy no tengo nada para decirle al mundo del hombre viejo, sino tan sólo darle la espalda para añorar en silencio mi amor malogrado.
Y ahora mismo te hago el amor con las palabras en el mundo abierto de la fantasía.
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VII
El trabajo y la justicia social
la caridad y el bienestar.
La belleza del cuerpo y la cultura
la apariencia y el comportamiento.
La dignidad y el libre pensar
la ciencia y el progreso.
Cada día mil cañones todo lo abaten.
La mentira no soporta el llanto de un niño.
Desde Bosnia hasta Biafra, demasiado exceso en el dolor para sonreírle complacido al progreso. Mantenemos el agua caliente con la sangre de demasiados inocentes. «¡La ciencia nos salvará! ¡Bienvenidos al año 2000! La era espacial.» Subidos a la luna sobre la miseria de los Terceros. Tecnológicos virtuales creando sin aliento.
¡El Arte! ¿Dónde está?
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VIII
Vaciando la mente para buscar imágenes
que exploren la poesía.
Vaciando la mente para romper los vínculos
que hacen la nada presente.
Vaciando la mente para vaciar la tumba
que me cría.
La Paz. La Fe. Dios.
Subido a un madero, por encima del abismo, contemplo como se desnuda la noche del paisaje en espera de la hora en que se levantarán los astros.
Se hace eterno este paso de tiempo.
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IX
¿Qué se esconde
en el culo del mundo?
¿Qué sostiene
la savia del roble?
¿Qué calienta
la sangre del hombre?
«¡Cuán terrible es este lugar!»
Cimientos ignorados, mudos y agonizantes, aún destilan el ligero calor del tizón enterrado en el hogar, esperando resurrecciones prometidas para las noches de san Juan. Se encienden las pasiones, pero no para calcinar recuerdos caducos ni ataduras presentes, sino para aumentar las obsesiones que nos alejan de la sencillez.
Los hados de san Juan que ahora incendian el mundo son brujas de duelo, vampiros nocturnos que huyen del sol.
El falo de Osiris nacido para fecundar designios eternos tan sólo engendra primaveras bordes. ¡Hay dolor! ¡Triste destino de la negrura!
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X
Conductora
de sentidos.
Conductora
de ocasiones.
Conductora
de luces.
Con seguridad sabes trazar una hebra fina en el laberinto cerrado. Narices abiertas te huelen el perfume. Las llaves de Pedro son el minotauro temido que devorará al inculto que no te haya sabido amar.
Puertas estrechas a ras de tierra son bocas abiertas de libertad para el hombre desnudo. ¡La luz! ¿De dónde viene? ¿A dónde va?
Señora de los azares, afloja la crueldad de los clavos del buen ladrón, añoranza de la cruz exquisita de un mesías que retorna.
Madre de la Muerte en el Mar del Mundo.
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XI
Tejiendo de hombre a hombre
redes de plomo.
Tejiendo entre todos
vínculos de soledad.
Tejiendo alambradas
de griterío y de obsesiones.
Siempre han sido telarañas frágiles las depositarias de nuestros amores. Mallas cerradas para retener codicias y ardores; redes abiertas sin la luna ni el sol.
Hilos que vinculan soledades sin nombre, así la mediocridad se agrupa y cree ser algo. Luces encendidas noche y día; a todas horas pan y circo. Ahora los títeres marcan el Norte. «¡El mundo es nuestro! ¡No venimos de ninguna parte, hacia ningún sitio vamos! ¡Vive la vida, quema el instante! ¡No estés triste ni preocupado, tomate un Prozac!» ¡Oh Dios mío!, ¡hasta dónde hemos llegado! Ha nacido el anticristo al confort del bien social.
Que nadie salga del juego para explorar la soledad, pues será maldito y condenado, inútil, sin provecho para nadie.
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XII
¡Qué monstruo!
Astutamente vestido con seda tecno.
¡Qué monstruo!
Con la entrepierna chorreando, siempre dispuesta.
¡Qué monstruo!
Siempre ebrio, todo lo compra y todo lo vende.
Dragones voladores mueven los hilos. Papas y reyes son los primeros en bailar, y tras ellos la pirámide social. Banqueros admirados, famosos codiciados. El Primer Mundo generando muerte y mierda sin descanso, vertiéndola hasta el Tercero. «¡Tenemos la caridad! ¡Los tenemos que salvar!», exclamamos complacidos antes de vomitar.
Virgilio aún baila encima de una nube rosa, rodeado de un disco de estrellas danzarinas y rutilantes, bajo la Rosa de los Vientos, empapado de lluvia fina. Libre como un nuevo Adán.
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XIII
El Arte tiene que salvar a la humanidad
o esto o nada.
El Arte tiene que salvar al mundo
única certeza.
El Arte tiene que salvar al hombre
el último día.
Un relámpago preciso desgarra la noche del paisaje desnudo mostrando las estrellas al desfallecido trovador. Amatistas marcan el Norte a través de tempestades y de dragones voladores. A caballo del Arco Iris se puede conocer el Verde del Amor, el Blanco del Candor, el Amarillo del Oro. Adán tiene una nueva Navidad y aprende de nuevo a hacer el Amor.
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XIV
Fácilmente salen las palabras
ordenando la noche oscura.
Fácilmente salen las reflexiones
incubadas en el olvido.
Fácilmente se anudan los versos
del todo llenos de sentido.
Como una clueca que persistente ha incubado el nido, se desgrana a la aurora el primer fruto de mi tizón. ¿Quién hubiese podido sospechar que detrás de la sombra del morir pudiesen esconderse tantos amores, hubiesen tantos versos para decir? Ahora envuelvo con palabras lo que antes el silencio escondía, prudente y vergonzoso, atisbando parajes eternos que un día se llenarán de gozo.
¿Se puede ser más feliz?
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XV
El vigor de un volcán
desgarra la sombra del infinito.
El vigor de la mar
ablanda las rocas de granito.
El vigor de la búsqueda
marca rutas en el paisaje desnudo.
Sexo generoso, pasión desmesurada, deseo ardoroso.
Escupidos por el amor creador, los hijos del nuevo esperma vienen al mundo vestidos de piel fina y rostro candoroso. Es cosa sabida: «¡hay que reinventar el amor!». El Arte es la Creación. No hay que estropear los sentidos follando siempre sin sentimiento de amor. ¡Viva las sábanas llenas de calor! Conjugando espíritus y cuerpos salen cuadros y versos, retablos y estatuas. ¡Sea Venus proclamada nuestra estrella polar! No puede haber otro destino que el Arte de la Creación. No puede haber otro utensilio que el potente Amor.
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XVI
He leído a Rimbaud
y percibí las osadías sin nombre.
He leído y considerado a Valois
y he sabido el punto final.
He leído y amado a Cattiaux
y todo ha quedado confirmado.
Ahora sobrenado, a veces dudoso, sobre el áspero cimiento del mundo.
Algo ya está aprendido. Algo previsto. De la mayor parte, apenas hemos oído hablar.
No hay ideales en poesía, tan sólo pensamientos que se hacen carne para saciar todas las ansias y todas las hambres.
Como un Pegaso fabuloso, batiendo vigoroso las alas, se hace subir el sentido hasta la altura del aire puro para hacer del pensamiento zumo de argento vivo. Ánima sensible que emprendes el vuelo a la búsqueda de la poesía: ¡sin Filosofía no se le pueden hacer lazos al viento!
«Et Verbum caro factum est.»
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XVII
Se ha hecho dueña del mundo
la vulgaridad.
Se ha hecho dueña del mundo
la codicia.
Se ha hecho dueño del mundo
el miedo.
Gaya yace, ya demasiado enferma. De los hijos que engendraste tan sólo quedan las Erinias y los destructores Titanes. Las sibilas están muertas, y sólo se oyen bromas forjadas en la distorsión del santo lenguaje. Ya no nacen grandezas a las que ascender y los medios ya no llevan a ninguna parte, tan sólo son técnicas muertas. Ahora todo se rebaja hasta la medida del gran consumidor, y el medio creador se convierte en objetivo.
Mi hijo negro que teme el rumor persistente de su vientre vacío, de su pie desnudo que corre por encima de la mina enterrada. «Un fusil vale quince niños, una mina cuarenta y un tanque setecientos.» El precio de las armas.
La Tierra tiene miedo y tiembla. Gaya yace, ya demasiado enferma.
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XVIII
Lejos del raciocinio
se encuentran parajes de plástica inaudita.
Lejos del buen tino
se mueven universos sin cuerpo.
Lejos de lo que es creíble
rueda el infinito.
Vagaroso y olvidadizo, soñador y pensativo.
Bajo la sombra blanca de las noches de cuarto creciente, ayunados la mente y el cuerpo, se puede ver la otra cara de la luna, la madriguera de las musas y los depósitos del maná eterno. Subir hasta donde nacen los colores, allí donde los verbos tácitos esperan. Hacer volar la mente.
El recuerdo de un dios sabido, de un paraíso perdido, nos empuja a nadar desnudos dentro del azul del mar.
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XIX
Si pudiese caminar
sin senderos marcados bajo los pies.
Si pudiese ir creciendo
sin ningún patrón importado.
Si me pudiese contar de verdad
entre los grandes.
Visto el cielo tan sólo una vez, por un instante intuido, se puede saber que la oscuridad es una falsa noche. Quizás un día, apoyado tan sólo en mí mismo, pueda nadar sin miedo en el espacio opaco, hasta ver levantarse al sol de medianoche.
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XX
Mozart y Bach parecen
componer desde el cielo más alto.
Wagner
rompe con facilidad los límites del espacio.
De los Rolling
no quiero ni hablar.
Destapado el oído del tapón púber de la necedad a golpes de Requiem y de Tristan, el nuevo sentido hace descubrir el espacio entorno y sus mutaciones infinitas. Resuena en los mundos interiores abriendo las compuertas. ¡Oh, admiración!
Oír se convierte en gusto de escuchar y de gustar.
Y se confirma nuevamente que el arte es para los sentidos, y que no es porque pienso que soy, sino por el orden creador que en el espacio impreciso sabe trazar el genio del autor.
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XIX
Pobre voluntad
que tan sólo amontona arena.
Pobre codicia
que tan sólo a uno mismo despoja.
Pobre maldad
que siempre al nido retorna.
Como fieras construimos nuestro mundo, con alambrados ásperos y cimiento armado. Entramos en el nuevo siglo con el norte perdido. «¡El trabajo dignifica al hombre!» Ya no hacen falta iglesias de Dios para salvar a la humanidad. «Sé un buen ciudadano en la sociedad y la salvación tendrás.»
El eco creado endurece hasta la médula de un infante recién nacido; un futuro sólo concebido para trabajar y amontonar. «¡Pisa y no te pisarán!»
Para hacer el amor hay que juntar; tan sólo añadiéndole al mármol un sueño determinado se le podrá esculpir un David. En la era del átomo el gran triunfo ha sido destruir. La fuerza del eco se hará sentir.
«Dies ille, dies illa
solvet seculum in favilla;
teste David cum Sibylla.»
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XXII
En medio del libre pensar
encontrar el hilo de Ariadna.
En medio de tanta certeza científica
abjurar de la modernidad.
En medio del mundo
escabullirse como un topo.
Micos evolucionados que se zarandean en espacios virtuales; autopistas bien informadas que hacen del mundo un pueblecito global. Desde los paraísos artificiales se ignora la miseria, el calor del sol y la sequedad de los genitales. «¡Viva la máquina!, ¡somos sus esclavos! El estado del bienestar.» La comodidad nos anticipa el sueño profundo de la muerte total.
Paisaje de noche repleto de fantasmas sin cuerpo.
Osiris, Homero, Virgilio, Jesús, Mahoma, Dante, Cervantes y Cattiaux.
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XXIII
Como si un clavo afilado
me hubiesen clavado en la cabeza.
Como si todos los vestidos
me los hubiesen desgarrado.
Como si todas las debilidades
se hubiesen sumado.
Con la cabeza herida, el espíritu hecho cuartos, ha ido pasando el tiempo de la sanación. Las mofas y la sequedad, la angustia enquistada y la espalda tumbada, atrás han quedado. Soñando, persistente, poder explorar la oscuridad del Norte oculto; drogado; salpicando por tres veces en el cuarto oscuro, sin relajar.
Convertido de pronto en fuerte y bello, claro y casto.
Conocidos los extremos en medio se encuentran, seguros, momentos de paz en remansos de olvido.
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XXIV
No es verdad que las hienas
sepan reír.
No es verdad que el hombre
no sea sino que para el Arte.
No es verdad que el duelo
todo lo tenga que acabar.
En el momento de querer hablar del final de la búsqueda, objeto del Arte, callan todas las palabras, los vocablos se resguardan en los limbos del mundo, avergonzados por no saber decir la fuente de su sonido. ¡No importa!, lo sabemos en el corazón por el eco del verbo esparcido en el mundo. Alegorías pudorosas cargadas de sutiles elocuencias.
Santo Grial. Sangre de Cristo.
Fruto parlante. Tesoro del rey.
Uno nacido de dos, de tres y de cuatro, hijo de cinco hasta diez: ¡cantando!
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XXV
Conjuro a la Sibila
de oráculo enrevesado.
Conjuro a Helías
y a su esperado retorno.
Conjuro a los Antiguos
y su renombre.
Ahondado en obtusos matojos, que se han hecho señores únicos del saber antiguo — digo: letras y morales, leyes y falsas alegorías — le penetro el sentido, hábilmente enderezado, como al cuerpo de una etérea amante.
Pasión. Muerte. Resurrección. Para todos igual.
Hacedme, los que lo habéis conocido, resonar el tono perdido. Que el paisaje desnudo estalle lleno de flores elegantes y de árboles con frutos maduros. Que no haya más mensajes olvidados ni paraísos perdidos; que se reencuentren las palabras y los sentidos ocultos. Que los poetas sean hechos reyes y los sacerdotes exegetas. ¡Que el Arte sea el señor de los mundos y caiga todos los cadenados!
28
XXVI
Rodeado de bruma
no se le ve venir.
Rodeado de bruma
sólo cuando esboza se le puede oír.
Rodeado de brima
al intante ha huído.
Los mil libros leídos y las mil introversiones han labrado invisiblemente el suelo de mi corazón. Y ahora el Espíritu, del que nada se sabe, ni de dónde viene ni a dónde va, hace nacer estas flores que, en el mar de la calma, me apresuro a coger. 29
XXVII
El tiempo de la ascesis
está a punto de terminar.
El tiempo del silencio
está a punto de terminar.
El tiempo del anonimato
está a punto de terminar.
En un milagro de azar previsto, se ha conseguido lentamente el primer objetivo. La nube oscura del dolor y de la soledad se desgarra por el lado del levante. Signos precursores anuncian un mediodía soleado a campo abierto. Alguna que otra nube oscurecerá la mañana, pero nadie me quitará la dulzura de los adagios de la tarde.
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