El mito de la felicidad

Transcripción

El mito de la felicidad
Traducción al
castellano de Rolando
Costa Picazo y al
catalán de Jordi Martín
Lloret
ALFAGUARA / PROA
224 / 296 PÁGINAS
16,50 / 17,50
EUROS
ROBERT SALADRIGAS
Richard Yates (Yonkers, Nueva
York, 1926-Birmingham, Alabama,
1992) fue un soberbio escritor sin
fortuna. La memoria biográfica indica que nació en el seno de una
familia bastante inestable. Estudió
en Avon (Connecticut), estuvo con
el ejército en Francia y Alemania, y
al regresar trabajó de periodista y
enseñó en diversas universidades,
pero no se suele destacar que difundió su magisterio en el prestigioso Taller de Escritura de la Uni-
tal y por tanto nada librescos y sí
muy cercanos, reconocibles, para
el lector común.
En 1961 sacó su mejor novela,
Vía revolucionaria (Revolutionary
road), donde ejemplificaba sus intereses temáticos y procedimientos
narrativos. Se tradujo en el 2003
(Emecé). Allí descubrí al diestro
contador de historias que sabe graduar los efectos de una narración
sin aparentes estridencias dramáticas, en la que desde las primeras
páginas los protagonistas revelan
(estos días reeditada en Alfaguara
y traducida al catalán en Proa) es
una urbanización suburbial de clase media de los cincuenta en la que
se instala una pareja de recién casados, Frank y April Wheeler. Arranca la novela con una representación teatral de El bosque petrificado por parte de los vecinos que termina en desastre por su incompetencia. Con el tiempo Frank y
April sueñan –sobre todo ella– con
alejarse de aquella sociedad tribal
endogámica y gris, pero no pueden
versidad de Iowa. El mismo Yates
cuyos relatos fueron una y otra vez
rechazados por The New Yorker
con el increíble argumento de ser
excesivamente “crueles”. La crueldad de sus historias reside acaso
en la naturalidad con que reseña la
vida cotidiana de personajes anodinos, incapaces de sobreponerse a
la mediocridad personal y ambien-
sus incapacidades, de manera que
uno intuye lo que van a vivir y sin
embargo no puede –literalmente–
dejar la lectura. Deslumbrado, escribí un artículo con el título de
Los despojos del sueño norteamericano, aparecido en estas páginas el
13 de marzo del 2003.
De todos modos, recordaré brevemente que Vía revolucionaria
escapar de las redes del sistema
porque ellos no son diferentes, ni
más audaces ni más revolucionarios –el título es un sarcasmo– que
los aburguesados residentes del lugar. Pues bien, con ser realmente
una novela extraordinaria no arrolló en Estados Unidos –se contrastó a Yates con Cheever, con Updike, incluso (¡qué barbaridad!)
El novelista
norteamericano
Richard Yates junto
a un fotograma
de la reciente
película del
cineasta Sam
Mendes basada en
la novela de 1961
‘Vía revolucionaria’, con Leonardo
DiCaprio y Kate
Winslet encarnando a Frank y April
Wheeler
ALFAGUARA / AP
ESCRITURAS
Miércoles, 28 enero 2009
Richard Yates
Las hermanas
Grimes / Les
germanes Grimes
Cultura|s La Vanguardia
El mito de la felicidad
con Tennessee Williams, pero a nadie se le ocurrió pensar, por ejemplo, en el gran James Salter–, y
tampoco aquí se le hizo demasiado
caso. Quedó como un libro de culto entronizado por Kurt Vonnegut, Thomas Pynchon o Richard
Ford. Ha tenido que ser el cineasta
Sam Mendes –Oscar por American
beauty– quien rescate la novela del
purgatorio literario y popularice a
su autor al convertirla en película.
Yates, siempre fiel a su forma de
interpretar la desolación y la melancolía, la mediocridad y la frustración, no suscita dilemas intelectuales ni éticos como Bellow, Philip Roth o Mailer, sino que se limita a mostrar el desquiciamiento de
las vidas para nada elitistas a través de una escenografía hiperrealista y ferozmente autocrítica. Ahí
tenemos otra novela suya para refrendarlo, Las hermanas Grimes
(The easter parade), de 1976, sobre
dos hermanas neoyorquinas, Sarah y Emily Grimes, hijas de padres divorciados que de niñas viven de un lado para otro con su madre inestable, ellas mismas seres
convencionales y volátiles; Sarah
casada, sumisa a los maltratos del
marido, Emily saltando de cama
en cama, alentadas ambas por el
empeño en hacer real el mito de la
felicidad pequeñoburguesa de un
amor, un hogar y una familia, ahogando el desaliento en alcohol, llegan al mismo desenlace melodramático: el más lastimoso y aberrante infortunio.
Compartimos las ilusiones y el
dolor de las chicas Grimes a través
de un narrador que instrumentaliza la subjetividad de Emily pero
que da la impresión de cierta indolencia, como si no tuviera el menor
interés en convencer a nadie que
las anodinas pero a la vez complicadas vidas de las dos mujeres son
novelísticamente importantes. Nadie más lejos que ellas de las heroínas literarias. Y es que la magia de
Yates consiste en verificar que lo
irrelevante por vulgar puede transformarse, expresado adecuadamente, en algo único e irrepetible
como la vida misma de cada uno
de nosotros. |
9
Novela Excelente escritor sin fortuna, Richard Yates (1926-1992) está de
actualidad por partida doble: la publicación de ‘Las hermanas Grimes’ y la
reedición y adaptación cinematográfica de su clásica ‘Vía revolucionaria’

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