Revista Central de Sociología - Universidad Central de Chile

Transcripción

Revista Central de Sociología - Universidad Central de Chile
REVISTA CENTRAL
DE
SOCIOLOGÍA
ISSN Nº 0718 - 4379
REVISTA DE LA ESCUELA DE SOCIOLOGÍA. FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
AÑO 5, 2010. Nº 5
AUTORIDADES
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
UNIVERSIDAD CENTRAL DE CHILE
EDITORES DE LA REVISTA
CENTRAL SOCIOLOGÍA
RODRIGO LARRAÍN CONTADOR
EMILIO TORRES ROJAS
DECANA
DRA. MARÍA TERESA DEL RÍO
COMITÉ EDITORIAL
DIRECTOR ESCUELA DE SOCIOLOGÍA NÉLIDA CERVONE,
Universidad de Buenos Aires
DR. © LUIS GAJARDO IBÁÑEZ
CUERPO DOCENTE PLAN ESPECÍFICO
DE SOCIOLOGÍA
MG. OMAR AGUILAR NOVOA
(SOCIÓLOGO)
ISMAEL CRESPO MARTÍNEZ,
Universidad de Murcia, España.
MIGUEL CHÁVEZ ALBARRÁN,
Universidad de La Frontera, Chile
PATRICIO DE LA PUENTE LAFOY,
Corporación de Desarrollo de las Ciencias
Sociales, Chile
JUAN MIGUEL CHÁVEZ ALBARRÁN
(SOCIÓLOGO)
LUIS GAJARDO IBÁÑEZ,
Universidad Central de Chile
DRA. © JUANA CROUCHET GONZÁLEZ
(LICENCIADA EN HISTORIA)
RODRIGO LARRAÍN CONTADOR,
Universidad Central de Chile
MG. ERNESTO ESPÍNDOLA ADVIS
(SOCIOLOGO)
LIS PÉREZ,
Universidad de la República, Uruguay
ARTURO GONZÁLEZ ALVARADO
(LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA)
EMILIO TORRES ROJAS,
Universidad Central de Chile
MG. RODRIGO GREZ TOSO
(FILÓSOFO)
MG. RODRIGO LARRAÍN CONTADOR
(SOCIÓLOGO)
CORRESPONDENCIA
MG. Dr. © MARCELO RAMÍREZ VALENZUELA
(CIENTISTA POLÍTICO)
SAN IGNACIO 414, TORRE A, 2° PISO
SANTIAGO – CHILE
MG. LEONEL TAPIA CONTADOR
(ECONOMISTA)
TELÉFONO (56) 2-582 6513
FAX (56) 2-582 6508
MG. OSVALDO TORRES GUTIÉRREZ
(ANTROPÓLOGO)
E-MAIL: [email protected]
MG. DR. © EMILIO TORRES ROJAS
DISEÑO: entremedios
(SOCIÓLOGO)
EDITA: FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
IMPRESIÓN: Salesianos Impresores
Escuela de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central
3
SUMARIO
7
Presentación
DEBATES CONCEPTUALES EN LA SOCIOLOGÍA
La juventud en su perspectiva sociológica. Procesos, transiciones y
trayectorias
Juan Jesús Morales Martín
Republicanismo, democracia y derecho:¿Más allá del liberalismo?
13
33
Camilo Sémbler R.
DESIGUALDAD, DESARROLLO Y CONSUMO
Revisitando tendencias en la distribución global del ingreso.
¿Hay alguna relación entre la inequidad entre las naciones y el orden
político mundial?
José Luis Valenzuela
47
71
Una breve historia sobre las teorías del desarrollo
Ignasi Brunet y Andrés Pazzi
Las organizaciones y su relación con los individuos derivado de la
responsabilidad social de la empresa con su entorno
91
Carlos Livacic Rojas
La problemática del consumo: Una historia reciente en las ciencias
sociales chilenas
Dante Castillo Canales
101
ARTE, SOCIEDAD Y ECONOMÍA
Del reconocimiento individual a la colaboración. Posicionando la idea
de co-creación
Isabel Quintero Pérez
De arte y de empresarios (o de cómo entra la lógica empresarial en la
producción cultural): un estudio antropológico sobre la Sexta Bienal de
Artes Visuales del Mercosur
123
137
Fernanda Fontecilla Cepeda
157
Política editorial y normas de publicación
Escuela de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central
5
PRESENTACIÓN
C
on singular satisfacción la Escuela de Sociología de la Universidad Central entrega el número cinco de la Revista Central de Sociología a la comunidad preocupada de reflexionar críticamente sobre los temas y problemas que afectan a la compleja sociedad contemporánea.
Nuestra satisfacción es doble.
Por un lado, advertimos que los objetivos de divulgación del trabajo académico planteados
hace ya más de cinco años se han cumplido plenamente, pero surgen de inmediato para los próximos años metas más ambiciosas y de mayor alcance. En este sentido, el desafío de mayor importancia es continuar cumpliendo con todos los requisitos que se exigen a una publicación de calidad,
de tal modo que en forma natural la revista continúe adquiriendo reconocimiento y en el corto plazo
forme parte de los circuitos de prestigio internacional. Por otro lado, el presente número sorprende a
la Escuela desarrollando procesos de gran trascendencia para su futuro. En efecto, durante el año
2010 se ha consolidado un cuerpo académico de trayectoria y se dio inicio al proceso de Autoevaluación de la Escuela de Sociología con el propósito de obtener su acreditación el año 2011 y de este
modo dar fe pública de nuestra preocupación por la calidad, el mejoramiento continuo y la seriedad
del proyecto educativo que impulsamos y del cual la revista es parte fundamental.
En la primera sección de la revista denominada Debates Conceptuales en Sociología, Juan
Jesús Morales presenta una reflexión amplia sobre la juventud y en particular sobre la española en
el marco de los grandes cambios societarios, donde se defiende la idea que esta categoría social ha
perdido la centralidad alcanzada en la primera modernidad en la construcción de itinerarios biográficos imponiéndose actualmente formas indefinidas de construcción de la identidad personal. En la
misma sección Camilo Semler, desde una crítica al supuesto carácter rupturista del republicanismo
contemporáneo plantea, por el contrario, la presencia de un continuismo con el liberalismo a través
de la sujeción de la contingencia política democrática a un orden jurídico, lo cual obligaría a repensar
las condiciones que fundamentan la democracia republicana.
La sección Desigualdad, Desarrollo y Consumo, se encuentra representada por cuatro variados artículos. En el primero de ellos José Luis Valenzuela, propone un riguroso trabajo sobre la
base de datos a nivel internacional de las tablas Penn, que permite un análisis comparativo de la
distribución del ingreso para el período 1970-2003, contradiciendo la “hipótesis de la convergencia”
y pone en evidencia claras tendencias hacia la inequidad entre países que es posible relacionar con
acontecimientos relevantes de la política mundial.
El segundo aporte, de Ignasi Brunet y Andrés Pazzi, expone una panorámica sobre las teorías
del desarrollo vinculadas con diversas políticas regionales que ponen énfasis ya sea en los “polos
de crecimiento” o en la perspectiva territorial y la importancia que durante las últimas décadas ha
alcanzado el discurso del desarrollo endógeno, tanto en países centrales como en contextos periféricos como el latinoamericano.
El texto que nos presenta Carlos Livacic trata sobre un tema de gran actualidad, el rol que le
cabe a la empresa en el lugar en donde se encuentra implantada. El autor expone las vicisitudes de
esta relación en un contexto de mayores derechos, en que la individualización ha reemplazado a los
actores colectivos, en una sociedad globalizada y en la que la responsabilidad social empresarial es
una variable a considerar.
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Por su parte, Dante Castillo traza una historia del consumo y sus efectos en el tratamiento que
al tema, y al consumismo, le han dado las ciencias sociales. A propósito de las agudas reflexiones
de Tomás Moulián (Chile actual: Anatomía de un mito), examina cómo la realidad del consumo
transformó la sociedad e, imperceptiblemente desatanizo el concepto, al punto de que hoy se hace
necesario sociologizar este hecho, Castillo muestra algunas pistas para hacerlo.
En la sección Arte, Sociedad y Economía, Isabel Quintero también se hace cargo de un desafío para nuestra ciencia, la construcción de lo colectivo desde un perspectiva del individualismo
metodológico, pone la capacidad individual, dentro de una matriz cultural, con el fin de superar la
escisión que implicó el así llamado cambio de paradigma social –un poco a contrapelo de Habermas
o Beck– aprovechando las tecnologías de la información y la comunicación. Quintero es una colega
colombiana que aborda el concepto que en nuestro medio denominamos sociocreatividad.
La cientista política Fernanda Fontecilla nos presenta un estudio antropológico referido a la
transformación que en Brasil se ha producido luego de la dictación de la Ley de Incentivo a la Cultura, muestra cómo el espacio artístico se ha empresarializado y cómo, a su vez, las tecnologías y
lógicas de gestión inciden incluso sobre los criterios estéticos y la producción de arte. Puesto que
este es un fenómeno común a América Latina, es posible extraer del texto inferencias válidas para
nuestro continente.
Estimados lectores, esperamos que este número de la Revista Central de Sociología constituya un aporte a la permanente tarea colectiva de construir y reconstruir las ciencias sociales en Chile
y América Latina con una perspectiva crítica y humanista.
Comité Editorial RCS
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Debates Conceptuales
en la Sociología
Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
pp. 13 – 32
“La juventudensuperspectiva sociológica.
Procesos, transiciones y trayectorias”
1
JUAN JESÚS MORALES MARTÍN2
Resumen
El presente artículo está planteado como una reflexión general sobre la juventud. Si
bien alude preferentemente a la sociedad española como realidad concreta. La hipótesis de partida se sitúa en las dificultades que encontramos para delimitar y caracterizar
al concepto sociológico “juventud”. Algo que nos indica los cambios societarios en los
que estamos inmersos. En este sentido, la perspectiva que manejamos es que la juventud ha perdido actualmente la centralidad que tuvo durante la primera modernidad
a la hora de construir y diseñar los itinerarios biográficos. Este hecho nos emplaza, sin
duda, a considerar las condiciones sociales que han de tener los jóvenes para ser adultos hoy. De esta manera, el panorama que se dibuja es el de una realidad social en el
que tanto la edad juvenil como la edad adulta quedan caracterizadas por la indefinición
y por una constante construcción de la identidad personal.
PALABRAS CLAVE: JUVENTUD, TRANSICIÓN, TRAYECTORIA, IDENTIDAD, ESPAÑA
Abstract
This article is presented as a general reflection on youth. While preferably refers to the
Spanish society as a concrete reality. The hypothesis is in the difficulties we meet to
identify and characterize the sociological concept “youth”. It tells us societal changes
in which we are immersed. In this sense, the perspective is that we deal with youth
has now lost the centrality it had during the first modernity at the time of building and
designing the biographical itineraries. This fact placed, no doubt, to consider the social
conditions that the young people have to have to be adults today. In this way, the picture
is drawn is that of a social reality in which both youth and adulthood are characterized
by uncertainty and constant construction of personal identity.
KEY WORD: YOUTH, TRANSITION, CAREER , IDENTITY, SPAIN
1. Lineamientos de una propuesta. A modo de introducción
E
l propósito inicial al escribir el presente artículo es poder establecer un acercamiento a la
sociedad contemporánea desde la perspectiva epistemológica y teórica que nos concede la
reflexión sobre la categoría sociológica “juventud”. Partimos de que esta categoría sociológica,
tan importantísima en la modernidad al constituirse como una etapa biográfica dramática por la
toma por su carácter transitorio. La hipótesis que sostenemos es que si encontramos dificultades
a la hora de marcar exactamente dónde termina la juventud y dónde se inicia la edad adulta
es síntoma, desde luego, del cambio societario en el que estamos inmersos. Por tal motivo, la
perspectiva que manejamos es que la juventud ha perdido su centralidad a la hora de construir y
diseñar los itinerarios biográficos porque, precisamente, la vida adulta también queda caracterizada
1
Quiero dar las gracias a Álvaro Marín Bravo y a Alberto J. Ribes Leiva por sus atinadas observaciones críticas y por sus
valiosas sugerencias.
2
Universidad Complutense de Madrid.
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
por su indefinición y su constante recomenzar. Este hecho, de este modo, nos emplaza a considerar
las condiciones sociales que han de tener los jóvenes para ser adultos hoy. En este sentido, este
trabajo alude preferentemente a la sociedad española como realidad concreta, puesto que uno de
los objetivos del mismo es dar a conocer al lector algunas problemáticas que se están produciendo
en la situación social de los jóvenes españoles. Aunque también está planteado, sin embargo, como
una reflexión general sobre la juventud. Con ello no quiero caer en una generalización estereotipada,
sino más bien la pretensión es ofrecer herramientas e instrumentos teóricos que puedan ser útiles
para reflexionar, en su caso, la realidad de la juventud en América Latina, sabiendo incluso de las
variaciones significativas que hay entre unos lugares y otros3.
Hasta ahora, en la abundante bibliografía de la sociología de la educación, de la sociología de
la juventud e incluso de la sociología en general encontramos una obsesión por saber y demarcar
dónde está el límite de la juventud (De Singly, 2005: 111). No hay un consenso sobe cuándo
comienza y cuándo termina el tramo de la juventud. Hoy esas coordenadas quedan absolutamente
desdibujadas, lo que nos permite hablar de “la disolución de los límites de la juventud” (Gil Calvo,
2005: 14). Así se puede apreciar en numerosos trabajos que operan con diferentes periodizaciones
que conducen a la confusión4. Si bien no queremos caer en esa obcecación, ya que nuestra intención
es utilizar la categoría sociológica de “juventud” como tipo ideal que nos sirva para abstraer algunos
aspectos de una realidad, no en toda su pureza, pero sí con sugerentes lineamientos y tendencias
generalizables. En este sentido, este trabajo se sitúa preferentemente en el campo de la teoría
sociológica y de la sociología de la cultura, porque aborda la manera que tiene el sujeto actual de
estar y vivir en una sociedad troquelada por la segunda crisis de la modernidad (Rodríguez Ibáñez,
1998: 85)5. Para ello, y centrados en este debate entorno a la juventud, tomamos la sugerencia de
3
Cada sociedad viene a manejar y a entender un significado distinto de lo que entiende por jóvenes. Por tal motivo, una
de las preguntas que sobrevuela a lo largo de este trabajo es la siguiente: ¿qué entiende la sociedad española como
juventud? Pregunta que también me lleva a tratar sobre otros asuntos como: ¿qué entendemos hoy como ser jóvenes en
España? Son interrogantes que, sin duda, se pueden trasladar a la realidad social latinoamericana. Ya que considero que
lo más interesante para el lector es que pueda identificar en su sociedad particular problemas similares en el trasfondo
–cambio societario que se refleja en las trayectorias juveniles, pero que quizás aparecen con otras formas u otros matices
diferentes a los que yo puedo percibir en la realidad social española.
4
Sin embargo, durante los últimos años se viene manejando en la sociología española una periodización de la juventud
que la sitúa entre los 15 y 34 años (Martín Serrano, 2001: 49). Ésta es, desde mi punto de vista, la que mejor se adecua a
los intereses de este trabajo. Así, la juventud –como la etapa vital comprendida entre la infancia y la edad adulta-viene a
superar a la duración de la edad infantil, lo que nos muestra que nos enfrentamos a unas condiciones sociales particulares
que han propiciado esta mayor dilación de la vida juvenil. En este sentido, la idea de que existe una nueva etapa de transición hacia la vida adulta ha sido elaborada, entre otros, por J. J. Arnett con algunos trabajos en los que define este período
biográfico con la categoría de “la adultez emergente” (1997; 2000; 2002). Con esta categoría se quiere señalar cómo la
transición entre la juventud y la adultez está marcada por el retraso en los cinco pasos clave para convertirse en adulto:
finalizar los estudios, abandono del hogar familiar, independencia financiera, matrimonio y tener hijos.
5
Es sintomático si realizamos una revisión bibliográfica de diversos textos sobre sociología de la juventud encontrar
mismos patrones teóricos que apuntan directamente hacia la fragmentación de la sociedad actual y que tienen como centralidad en sus discursos escenarios si, ya no completamente posmodernos, si teorías sociológicas que piensan desde la
modernidad avanzada, la modernidad líquida o la sociedad del riesgo. La postura que aquí adoptamos maneja una línea a
la par que algunas de estas teorías, si bien el interés por el enfoque o la perspectiva del sujeto –y de su acción social– nos
permite considerar, por ejemplo, cómo en algunos comportamientos de los jóvenes se mezclan elementos de una primera
modernidad con rasgos de lo que podemos llamar segunda modernidad o tardomodernidad. Esta última etiqueta encaja
con un enfoque de identidades débiles, de des-diferenciación y de crisis de las instituciones sociales. Por supuesto que
parte de la literatura posmoderna ve esto como una oportunidad y como una liberación de los individuos, aunque nuestras
coincidencias tienen que ver más con la insistencia en el presente, en la desaparición y en la inestabilidad, dado nuestra
lectura más bien crítica sobre la realidad social.
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LA JUVENTUD EN SU PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA. PROCESOS, TRANSICIONES Y TRAYECTORIAS
por JUAN JESÚS MORALES MARTÍN
N. García Canclini sobre cómo “los cambios de comportamientos de los jóvenes manifiesta una
reorganización radical de lo que veníamos entendiendo por modernidad.
Las nuevas generaciones muestran, exacerbadas, las tendencias de las sociedades actuales:
aumento de la información y de las interacciones con baja integración social, aceleración de los
cambios con empobrecimiento de las perspectivas históricas respecto del pasado y el futuro,
combinación contradictoria de recursos formales e informales para satisfacer necesidades y deseos
a escala individual o grupal” (2008: 10).
Más allá de esta afirmación, lo que encontramos es un interés por la juventud como expresión
de la nueva sociedad. Un interés entendido como una apertura teórica y que nos conduce hacia
una necesitada revisión y redefinición de lo que entendemos por modernidad. Si encontramos a
la juventud en un tiempo de transición es porque la sociedad actual también está en un constante
estado de transición. Uno de los aspectos más interesantes a los que accede este trabajo es, por
tanto, a comprobar desde la posibilidad que nos concede la juventud el cambiante peso que están
teniendo los valores y los ideales modernos en su configuración. No se trata de reconstruir la historia
del fenómeno, la evolución del objeto, sino de habilitar un espacio, el hiato, en el que tengamos
cabida y que permita asomarse a las diversas fuerzas implicadas en el proceso de construcción del
sentido de ser joven (Casado, 2001: 167). Ya que una de las tareas fundamentales de la sociología
es ocuparse de esas tensiones y relaciones con otros objetos que confluyen en la juventud, como
categoría singularizada, y que nos hablan de la política (participación política), del trabajo (mercado
laboral), de la familia (relaciones de parentesco), del ocio y consumo (estilos musicales, hábitos de
lectura, aficiones, etc.), de la identidad (sexualidad, tribus urbanas, inmigración), etc.
2. Sobre la imprecisión de la categoría sociológica “juventud”
Los fundamentos del mundo moderno se vienen abajo en la sociedad tardo-moderna. Y ese
declive tiene su culminación en toda una sociología que cuestiona los presupuestos clásicos y
los revisa a la luz de las nuevas representaciones sociales. En este sentido, una aparentemente
simple categoría sociológica, como “juventud”, da al traste con todo un modo de pensar el mundo
contemporáneo. Uno de los aspectos más notables que advertimos es que en la actualidad no se
puede realizar una lectura lineal de la misma (López Blasco, 2006: 265). Esto supone que más que
hablar de un grupo de edad o de una generación, se comienza a hablar teóricamente de trayectorias
y de itinerarios hacia la vida adulta. De esta manera, la juventud no aparece como un proceso de
cambio o transformación, sino más bien aparece como una etapa laberíntica en su conjunto. Ello
hace que nos interese tener en cuenta las relaciones sociales que ese proceso pone en marcha,
siempre sujetas a la revisión (dada la debilidad y fragilidad de los lazos sociales). La categoría
sociológica “juventud” está difuminada en la medida en que el pasaje de la edad joven a la adulta
sufre un proceso de des-institucionalización -dada la crisis que están sufriendo las instituciones
sociales que conformaron la vida social moderna (religión, trabajo, política, familia, etc.)-. Lo que
lleva al observador o al investigador social a redefinir las fronteras de esa visión fragmentada del
mundo y a buscar el significado que hoy adquiere la vivencia de lo juvenil (Cavia, 2006: 103)6.
Si estamos ante una nueva juventud, también estamos ante una nueva sociedad en donde, por
6
Evidentemente una de las ideas más importantes que ha rodeado la escritura de este texto es la de sensación que tienen
los jóvenes de estar viviendo en “permanente crisis” (Hernández, 2007: 177). Se puede poner la crisis económica que
nos llega de los medios de comunicación, crisis del mercado de trabajo, crisis de las relaciones de pareja. Poner algo de
Medina sobre la crisis.
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ejemplo, el matrimonio o la inserción laboral ya no son rituales de paso tan importantes como lo
fueron en la primera modernidad, simplemente porque en la segunda modernidad pierden su valor
“como indicador irrefutable de la entrada en la edad adulta” (De Singly, 2005: 111)7.
Esta ruptura de la linealidad de las biografías se evidencia en que, por ejemplo, la inserción
laboral no significa plenamente la llegada a la edad adulta, ya que en muchas ocasiones no trae
consigo la deseada emancipación del hogar familiar, al igual que los jóvenes ya no esperan para
acceder al matrimonio en busca de recompensas sexuales. En este sentido, cada vez es más
frecuente encontrar trabajos sociológicos que nos hablan de la pérdida de centralidad que tienen
para los jóvenes el trabajo, el estudio y el matrimonio a la hora de elaborar sus estrategias de
vida (García Canclini, 2008; Gil Calvo, 2009). La mayoría de los puntos de referencia constantes
y sólidamente establecidos en la primera modernidad exigían un entorno social más duradero,
seguro y digno de confianza que hoy las condiciones estructurales y sociales, en cambio, no
ofrecen (Bauman, 2003: 58). De esta manera, adquieren un mayor protagonismo para los jóvenes
nuevos referentes en sus vidas como la conectividad o la socialidad –las novedosas redes sociales
de Internet–, y el consumo de ocio, de tendencias, de moda, de cultura, etc. Son referencias
sociales y simbólicas que les permiten, sin embargo, una mayor flexibilidad de organización y de
construcción en sus itinerarios biográficos (García Canclini, 2008: 3). La consecuencia recíproca de
estas tendencias es que se está produciendo una situación convergente entre un adelantamiento de
la adolescencia y una prolongación de la juventud. A la vez que la etapa adulta, como veremos más
adelante, acaso queda también caracterizada por su indeterminación.
Los jóvenes adelantan comportamientos que antes se daban en la edad adulta: relaciones
sexuales, consumo de alcohol, drogas y tabaco, la libertad de decisión sobre el uso del tiempo
libre, y otro tipo de conductas, consideradas hasta hace poco, patrimonio de los adultos (Serapio,
2006: 13). Este adelantamiento viene potenciado por una sociedad donde las nuevas tecnologías,
los medios de comunicación y la publicidad, entre otros factores, favorecen a los miembros de la
adolescencia temprana el acceso a terrenos simbólicos propios de la adultez en épocas anteriores.
Esto hace que la juventud ya no sea un viaje hacia la edad adulta. Sino que se está en ella de muchas
formas (Serapio, 2006: 13). De este modo, encontramos un contexto heterogéneo con multitud de
trayectorias y de numerosas situaciones intermedias que destacan por situar a la juventud y a la
identidad de las y los jóvenes en un estado en permanente construcción social y cultural, nunca
definidas entonces por ser estáticas o inamovibles (Revilla, 2001: 119). Incluso la experiencia de
la juventud, como decíamos, se prolonga en el tiempo hasta abarcar tiempos propios de la edad
adulta (Serapio, 2006: 20). Lo que genera un continuo “aplazamiento de la salida de la juventud”
(De Singly, 2005: 117). Hecho que denomina E. Gil Calvo como “el envejecimiento de la juventud”
(Gil Calvo, 2005). En fin, no sólo asistimos a la disolución de sus límites, en cuanto a su inicio y a su
tiempo de término, sino que también en cuanto a su sentido y a su disfrute. La juventud ya no es un
relato recto, sino más bien es una narración difusa e inconclusa en la que los jóvenes van añadiendo
nuevos significados y significante.
7
Que los rituales de paso pierdan su importancia no significa que no haya requisitos –como decíamos arriba-para ser
adultos. Podemos señalar entre estos condicionamientos a la solvencia e independencia económica, a la administración de
recursos disponibles, a la autonomía personal (capacidad de decisión) y a la construcción de un hogar propio (Agulló, 2003:
8). Apreciamos, por tanto, que los requisitos estructurales, sociales y simbólicos para ser adultos hoy son fundamentalmente
materiales. La importancia del ser adultos hoy no es tanto en quién eres, sino en qué tienes. La lectura que podemos hacer
de ello es que la satisfacción completa de los requisitos materiales no asegura la plena madurez “personal”. Creo que, más
que nada, muchas de las actitudes y comportamientos que tenemos ante la realidad social de hoy son maneras de ajustarnos y reproducir la estructura social, matizada, como sabemos, por la economía capitalista que la envuelve.
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LA JUVENTUD EN SU PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA. PROCESOS, TRANSICIONES Y TRAYECTORIAS
por JUAN JESÚS MORALES MARTÍN
3. Expectativas de transición a la vida adulta. La realidad social
española
Un elemento habitual de la sociedad tardomoderna o de la segunda modernidad es la sensación
permanente de vivir una vida en transición. Una idea y buen ejemplo de esto lo podemos encontrar
en las actitudes, en los comportamientos y en las decisiones de los jóvenes cuando observan,
perciben y atribuyen para sí la situación social que les rodea.
Algunas de las respuestas más comunes de la juventud ante esta “incontrolabilidad” social
están siendo la desmotivación, la desconfianza, la desesperanza y, sobre todo, un comportamiento
individualizado que queda representado bajo el lema de ir viviendo el día a día; disfrutando y gozando
del presente eterno siempre que sea posible8. Esto nos conduce a un contexto social en el que las
expectativas de transición para la juventud están en crisis. Los jóvenes sienten que ya no pueden
controlar sus destinos biográficos. Ya no es nada seguro ni prometedor el origen familiar o de clase
en la composición de su carrera profesional, más si tenemos en cuenta que el Estado tampoco
puede controlar a la economía de mercado. La familia –a excepción sobre todo de las clases altasha perdido su capacidad de “enclasar” a los jóvenes y de insertarlos laboralmente9. Esto se debe,
principalmente, a que los propios adultos ni estaban preparados ni esperaban – cognitivamente-los
ajustes (exigencia de formación continúa) y la flexibilidad creciente del mercado laboral bajo un
contexto de economía global. Los adultos han sido conformados y educados según los criterios de
la moderna sociedad industrial. Por tal motivo, los progenitores no pueden insertar a los jóvenes
porque, en primer lugar, ellos también están padeciendo las consecuencias del cambio de patrón del
mercado de trabajo y, en segundo lugar, no tienen el capital social suficiente. Su posición es débil en
cuanto a las redes sociales y también es débil en cuanto a su propia formación.
El resultado es que los padres y madres no pueden facilitar la inserción laboral de sus hijos e
hijas porque están ubicados en otro segmento laboral o en otra parcela de trabajo. A lo que se le une
el desinterés o desprecio que tienen los jóvenes hacia los trabajos manuales, que justamente son
los que en gran medida poseen sus padres10. Esta disonancia entre generaciones, entre formación y
mercado de trabajo, explica algunos fenómenos sociales crecientes en la sociedad española, como
son, por ejemplo, la pérdida de valor del título académico, el cuál no se puede hacer efectivo tanto
por el aumento de los titulados como por las redes sociales desfavorecidas que entrega una familia
desclasada;11 el síndrome de retardo, que se explica por la temporalidad y la precarización del
8
“El futuro es tan incierto que es mejor vivir al día” fue la frase preferida por más de la mitad de los entrevistados, en la
Encuesta Nacional de Juventud realizada en México en 2005” (García Canclini, 2008: 5). Según un sondeo de junio de
2009 de la empresa Metroscopia para el diario El País, el 54% de los españoles situados entre los 18 y 34 años afirmaba
que no tenía proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado (Barbería, 2009).
9
No es un propósito de este trabajo tratar ampliamente las distintas trayectorias en función de las clases sociales. Cabe al
menos señalar también que junto a la importancia de la clase social en el diseño de los itinerarios juveniles se unen otros
condicionantes esenciales como por ejemplo el género o la etnia. Dichas diferencias no son menores porque afectan sobre
el rumbo y el estado de las trayectorias.
10
No es posible entrar al detalle en el fondo de esta transformación, aunque en esencia remite a un viejo problema sociológico: el de las clases sociales. Evidentemente no todos los padres desempeñan o han desempeñado trabajos manuales
o de servicios, como tampoco la estructura ocupacional es igual en todos los países. Aunque sin embargo, en España se
empieza a vislumbrar esa tendencia de la que hablaba Z. Bauman y que tiene que ver con la pérdida de centralidad del
valor trabajo dentro de la nueva generación de jóvenes: “el trabajo ha perdido la centralidad que le fue asignada en la galaxia de los valores dominantes de la era de la modernidad sólida y el capitalismo pesado. El “trabajo” ya no puede ofrecer
un huso seguro en el cual enrollar y fijar definiciones del yo, identidades y proyectos de vida. Tampoco puede ser pensado
como fundamento ético de la sociedad, ni como eje ético de la vida individual” (Bauman, 2006a: 149).
11
El informe anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, “Panorama de la Educación”, que
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mercado de trabajo, y que retrasa la salida del hogar familiar hasta que no se encuentra un trabajo
estable y bien pagado que lo permita; o, por ejemplo, el caso concreto que se está produciendo
en España, donde muchos jóvenes ni estudian ni trabajan. Es lo que se empieza a llamar como
“generación ni-ni” (Barbería: 2009). El fenómeno se explica a partir de la auto-percepción individual
que realizan los jóvenes de la situación social que les rodea en cuanto a su destino profesional (y
personal)12. Se preguntan qué les va a reforzar en su sacrificio o lucha por conseguir algo que les
va a ser imposible alcanzar, caso de un trabajo realmente bien pagado que les posibilite tanto la
independencia económica como la definitiva autonomía personal13.
En este punto entramos en un terreno común para toda la juventud: el deterioro y declive de
las motivaciones extrínsecas. Aunque, sin embargo, nos vamos a detener en el caso concreto de
la realidad social española donde los “estímulos sociales” que les llegan a los jóvenes no pueden
ser más desafortunados. A continuación recojo varios ejemplos empíricos relacionados con la
“generación ni-ni”, con la insatisfacción laboral de los jóvenes españoles y con sus trayectorias
laborales y académicas sacudidas, sin duda, por las condiciones estructurales del mercado de
trabajo. Para empezar, la cifra del fracaso escolar en España se sitúa en un 31%. Ese dato nos
muestra un abandono escolar temprano, ya que tres de cada diez alumnos no acaba la educación
obligatoria –Bachillerato, hasta los 16 años. Además en España la esperanza de vida escolar para
un alumno de cinco años que accede a la educación obligatoria es de 17,2 años, cifra casi similar a
la media de la OCDE (17,6 años) y de la UE (17,7 años). Esta cifra supera, sin embargo, a países
como México (14,5 años) o Reino Unido (16,6 años), pero está lejos de otros como Suecia (19,8)
este año analiza el curso 2008, sitúa en un 40% el porcentaje de jóvenes españoles que poseen un título universitario y
que cuentan con un trabajo inferior a su formación (Fuente OCDE). Lo que encontramos en España es un país con una
alta sobrecualificación. Es una sociedad conformada por por jóvenes que están ocupando unos puestos de trabajo que no
son para ellos, sino que están pensados para gente formada en títulos medios. Pero España, por sus problemas de estructura ocupacional, no cuenta con este tipo de titulados. Estos fallos estructurales, a los que sumamos otros factores que
actúan de forma recíproca, terminan por influir en la estrategia emancipatoria que cada joven tiene que escribir de manera
biográfica. A ello se une, entre esos factores que decíamos, por un lado, la frustración personal de los padres de no poder
haber estudiado una carrera y que transfieren a sus hijos en forma de presión si a la larga no ven consumados los deseos
de ascenso o elevación social de sus progenitores. Además encontramos a un Estado de bienestar que ha fomentado
durante decenios la educación universal y la proliferación de muchos títulos universitarios, pero que no sabe gestionar –y
aprovechar-toda esa demanda de ascenso de las clases sociales. A ello se une también, como anunciábamos más arriba,
un mercado de trabajo, precario y flexible, que embotella y no da salida a los nuevos titulados. Situaciones convergentes
que terminan, en definitiva, por bloquear la emancipación juvenil (Gil Calvo, 2005: 13).
12
Asumo en este aspecto la “perspectiva del sujeto” para analizar y estudiar los problemas y preocupaciones que rodean
a la juventud actual (Hernández, 2007: 179). El enfoque a seguir es cómo los jóvenes se ven a sí mismos, cómo ven a los
demás y cómo ven la realidad social. Manejamos entonces las representaciones que los jóvenes crean del mundo en que
viven a través de sus motivaciones internas y de cómo incorporan los mensajes de la sociedad que reciben.
13
Las y los jóvenes tienden a elaborar un auténtico cálculo racional sobre su futuro. Algunas de las preguntas que se hacen
y que resumen esta postura ante la realidad social bien pueden ser las siguientes: ¿Para qué voy a trabajar por 600 euros
en España o por 200.000 pesos en Chile al mes si mis padres me dan 200 euros o 100.000 pesos de paga? ¿Qué necesidad tengo de estar todo el día trabajando en algo que no me gusta, que está mal pagado y en el que no veo posibilidades
reales de mejora? Incluso algunos fenómenos sociales de gran importancia en América Latina como la delincuencia juvenil
se explican, en cierta medida, por este cálculo: ¿Para qué trabajar si gano más delinquiendo o robando? Basta imaginar
cómo muchos jóvenes, pese a las oportunidades que tienen de iniciarse en el mercado laboral -como becarios u ocupando
puestos de trabajo mal remunerados-, dada esta desmotivación, se permiten el lujo de rechazar estos empleos, ya sea por
el apoyo familiar del que pasan a depender o, por el contrario, porque en la delincuencia encuentran un modo de vida con
el que satisfacer fácilmente sus necesidades materiales de independencia económica. E incluso con el uso de la violencia
consiguen recompensas simbólicas de estatus o reconocimiento social. Lo que encontramos, en fin, es una tendencia
en los jóvenes que nos revela su insatisfacción entre el tiempo dedicado a estudiar y a formarse, con los consiguientes
sacrificios, y las pocas recompensas laborales y sociales a tales esfuerzos.
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o Finlandia (21,2)14. Si observamos estos datos, aunque la trayectoria académica se ajuste a la
media europea queda lejos de los países más desarrollados, lo que nos indica también que muchos
jóvenes inician la formación universitaria sin terminarla o, por el contrario, no acuden a la Universidad
al realizar estudios de formación técnica o profesional. Aunque esta menor prolongación de la vida
académica no quita para que casi un 35% de los jóvenes españoles entre los 18 y los 34 años
considere que hay una brecha entre su nivel de preparación y el que se necesita en su actual empleo
(Barbería, 2009). Una muestra más de los desajustes y desequilibrios que asolan al mercado laboral
español, distinguido por la temporalidad y la precariedad, en el que se vienen reproduciendo desde
hace años problemas estructurales de larga duración. Por no decir también que estamos ante un
mercado de trabajo envejecido de una población envejecida, en el que no tienen sitio los jóvenes.
Muestra de ello, sin duda, es el brutal paro juvenil que lastra a la sociedad española. Si el
paro global en España ya es dramático –con una tasa global superior al 20% y con más de 4
millones de cesantes-, el desempleo juvenil es desesperanzador. Los últimos datos del Eurostat,
correspondientes a julio de 2010, sitúa en España la tasa de desempleo juvenil –de los 16 a los
29 años– en un 41,3%, duplicando la media europea y siendo, junto a Estonia, la más alta de toda
Europa. Si desmenuzamos esta cifra encontramos algunos datos igualmente desoladores: la tasa
de paro juvenil alcanza hasta el 33% en menores de 35 años, elevándose hasta un 40% en menores
de 30 años. Estas cifras se traducen en más de 789.000 jóvenes, de ambos sexos, sin trabajo, de
los cerca de 2 millones que están en edad de trabajar15. En este aspecto hay que eliminar la brecha
que separaba los datos de paro en hombres y mujeres, ya que se han igualado durante los últimos
años, no porque las mujeres hayan mejorado sus registros de trabajo, sino porque el aumento de
los parados varones en España ha crecido de forma exponencial. A estas cifras hay que añadir otra
más sobre la preocupante situación de la juventud española: según indicaba el sindicato UGT en
una nota de prensa el pasado 11 de agosto de 2010, y en base a sus datos, las y los jóvenes cobran
un 40% menos de media que los adultos en puestos similares16. En fin, toda esta batería de datos
da buena cuenta del alarmante panorama laboral de los jóvenes españoles. No extraña, por tanto,
que un gran porcentaje de ellas y ellos estén en una auténtica situación precaria, incluso corriendo
el peligro de exclusión social. La conclusión que podemos sacar es que los jóvenes en España se
enfrentan hoy a un nivel de vida peor que el de sus padres, dibujándose ante ellos un futuro –si aún
creen en él– bastante comprometido.
14
Fuente: OCDE.
Fuente: Eurostat. La población juvenil española menor de 29 años en el año 2010 se sitúa tan solo en 6. 900.000 personas, representando el 14,7% de la población total (46.951.000). Cifras que nos hablan de un decrecimiento vertiginoso
de la población juvenil y del envejecimiento de la población española con las consecuencias adyacentes: mantenimiento
del Estado de bienestar, pensiones, problemas en el mercado de trabajo, etc. (Fuente: Instituto Política Familiar). A pesar
de los datos que manejamos, las frías estadísticas del Eurostat no nos dicen quiénes son los jóvenes en desempleo: ¿los
licenciados, los doctores, los que tienen masteres? Sin embargo, en el informe antes citado de la OCDE hemos encontrado
un dato revelador para estos intereses descriptivos: sólo un 6% de los jóvenes que tienen estudios universitarios están en
paro (Fuente: OCDE). En este sentido, la correlación que podemos extraer es la siguiente: la tasa de desempleo disminuye
según aumenta el nivel educativo.
16
Fuente: UGT.
15
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4. Ante la ausencia de estímulos y recompensas. La desmotivación
y la desconfianza
Si los jóvenes vienen a desconfiar del futuro, desapareciendo en su perspectiva, se debe,
en cierta medida, a que no encuentran recompensas visibles porque “los premios prometidos
ya no existen, pues tanto el empleo como el matrimonio se han hecho inseguros y precarios; y
los esfuerzos requeridos ya no permiten alcanzar unos premios devaluados que se distribuyen
aleatoriamente, sin proporción a los esfuerzos invertidos. Por lo tanto, como la emancipación juvenil
está bloqueada y se aplaza indefinidamente, ahora los responsables familiares ya no pueden
reprimir más tiempo el consumo y la sexualidad de sus hijos, que alcanzan temprana gratificación
sin relación alguna con el desarrollo de su carrera de méritos.” (Gil Calvo, 2005: 16). Los jóvenes
no se pueden encontrar con los antiguos estímulos que ofrecía la modernidad para ser adulto
-empleo, pareja, vivienda y descendencia-porque no están garantizados y porque ellos mismos
no tienen la convicción suficiente como para creer que lograran esos “premios” (que obviamente
son también responsabilidades sociales). Principalmente porque no hay ninguna institución social
que los garantice (ni el Estado, ni la familia, ni el mercado de trabajo pueden hacerlo al estar todos
en crisis). Perciben y sienten que por mucho que uno luche y se esfuerce, el final de la carrera no
aguarda un premio que asegure una llegada vitalicia. Su cuestionamiento apunta, sobre todo, a un
mercado laboral que se convierte en el eje central para dibujar sus trayectorias (Casal, 1988: 101);
pero que, paradójicamente, no requiere de la mano de obra juvenil para alcanzar sus objetivos
normales en cuanto a su funcionamiento económico. Y, consecuentemente, los jóvenes no creen en
un mercado de trabajo distinguido, como avanzábamos, por su flexibilidad, fragilidad y precariedad
(contratos temporales, contratos a pruebas, contratos por obras, como becarios, desempleo juvenil,
etc.). Lo cierto es que muy pocos jóvenes entran en él con un contrato de trabajo indefinido. La
elevada precariedad irá reduciéndose con el paso del tiempo, aunque ello no quita para que esa
insatisfacción sobre el empleo desempeñado les acompañe a lo largo de sus vidas. Sobre todo
si pensamos que su toma de decisiones están hipotecadas por las condiciones laborales que les
rodean.
De esta manera, y por todas estas circunstancias que actúan al mismo tiempo, distinguimos
en los jóvenes una tendencia hacia actitudes y prácticas de “indefensión aprendida” en el momento
en el que tienen que diseñar su itinerario biográfico. La forma que tienen de apropiarse íntimamente
de las motivaciones sociales externas les llevan a definir su situación social como incontrolable,
entendida como falta de contingencia entre sus respuestas, sus decisiones y sus actos. Es muy
compartida entre los jóvenes la creencia de su falta de control ante los acontecimientos. Porque así
lo han interiorizado, así les han educado y así lo potencian diariamente los medios de comunicación.
Todo está en estado crítico y ellos sienten que no pueden hacer nada para salir de la crisis. Ni es
culpa suya ni tienen ganas de hacer algo. Ellos creen que no pueden hacer nada para cambiar la
realidad. Por consiguiente, su respuesta es la de aceptar esa realidad de una forma conformista
e incluso negativa. Las expectativas de incotrolabilidad dan paso, en numerosas ocasiones, a
expectativas de desesperanza, “definidas como la expectativa de que algo negativo va a ocurrir
unido a un sentimiento de indefensión respecto a la posibilidad de hacer algo por evitarlo.” (Soria,
2004: 477). Ello repercute, sin duda, en una juventud desmotivada y ciertamente desesperanzada
por las promesas y recompensas que la sociedad le ha ofrecido y que insatisface e incumple
continuamente (García Canclini, 2008: 7). Los jóvenes construyen sus biografías sin tener en cuenta
esas recompensas –en ocasiones, como decíamos, porque nos las hay-, pero en cambio sí lo hacen
20
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caracterizando subjetivamente su futuro desde la generalización de la incontrolabilidad. Ello se
debe, en efecto, a lo fuerte que ellas y ellos tienen presente la distinción, como expresa N. Luhmann,
entre “las condiciones de posibilidad” y “las condiciones de realización”, de sus aspiraciones, de sus
deseos o de sus proyectos (2005: 72). Así, acusan la creciente inseguridad social a la hora de definir
su itinerario; lo que intensifica su falta de confianza hacia unas condiciones sociales que sitúan como
desfavorables.
La trayectoria se toma como una apuesta dado el paisaje heterogéneo y complejo. Se impone,
ante la incertidumbre circundante, estrategias de jugadoras o jugadores bursátiles que tratan de
apostar todas sus cartas en diferentes opciones, ante la imposibilidad de predecir cómo evolucionará
el mercado de trabajo en un futuro inmediato (Gil Calvo, 2009: 20). Puesto que saben que “las reglas
de juego cambian a mitad de la partida sin previo aviso o sin una pauta legible” (Bauman, 2003:
59). Esa incapacidad de predicción y de control sobre su trayectoria biográfica repercute, como
hemos dicho, en la desmotivación de la juventud. El declive de las motivaciones extrínsecas –las
propias de la sociedad– trae consigo un deterioro de las motivaciones intrínsecas de los jóvenes –de
cómo los sujetos se apropian de los mensajes externos-. No hay una correspondencia lineal entre
lo que la sociedad exige –éxito, trabajo, emancipación, pareja, descendencia-y los instrumentos
que realmente ofrece a los jóvenes para conseguir esas metas– mercado de trabajo, estructura
social, movilidad y ascenso social-. Los jóvenes se ven desmotivados e incapacitados a trazar sus
trayectorias porque la sociedad no les estimula en absoluto.
No obstante esa misma sociedad se encarga también de hacerles llegar mensajes positivos
acerca de disfrutar la vida de una forma resuelta en el plano del consumo y del ocio, aunque aún no
hayan resuelto su situación profesional y personal a la hora de elección de pareja, emancipación,
autonomía e independencia, etc. De esta manera, el marketing mediático y publicitario les
encomiendan a vivir el presente como si fuera imperecedero. Viven rodeados de señales, signos y
símbolos de comunicación cargados de oportunidades seductoras y estimulantes (Bauman, 2006a:
68). Les dicen que aprovechen el tiempo, lo que les acrecienta la sensación de tener experiencias,
de viajar, de consumir ocio y cultura, tecnologías… Se convierten en unos hedonistas que no quieren
perderse absolutamente nada y que quieren tener todo, aunque no tengan los medios suficientes
para ello y esa misma sociedad y sus instituciones sociales, como decíamos anteriormente, tampoco
se los avalen con facilidad. Porque, como pudimos ver, la sociedad tampoco les asegura las mejores
condiciones como para poder ser adulto. En algunos aspectos, parece como si la sociedad no
quisiera convertir a los jóvenes en actores sociales –y en sujetos históricos de la futura sociedad
del conocimiento-. Y sí existe esta voluntad muchas de las veces se hace a través de herramientas
precarias e insuficientes. Rasgos que representan lo que hoy se denomina frecuentemente como
la expresión de “juventud precaria” o “la generación precaria” (García Aller, 2006; Sánchez Moreno,
2004; Vogel, 2007). Porque vivir en precariedad no sólo es vivir en la provisionalidad, sino que
también es vivir en una constante minoría de edad. “De ahí que los años de aprendizaje dejen
de tener sentido, convertidos en un absurdo juego de niños” (Gil Calvo, 2005: 16). Los jóvenes
ni están preparados, ni pueden ser aceptados como actores sociales plenos (Revilla, 2001: 107).
A ello se ha referido E. Gil Calvo con la acertada expresión de “doble vínculo”, pues mientras la
sociedad les exige responsabilidades a los jóvenes, al mismo tiempo les deniega la posibilidad
de que las contraigan (1985: 15). Es otra más de las ambivalencias de la segunda modernidad: la
emancipación no viene a ser más que un camino lleno de frenos y obstáculos, en vez de atrevimientos
y bríos (Bauman, 2003: 35). Consecuencia de esto, los jóvenes viven en un estado permanente de
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confusión y de clara disonancia cognitiva. Viven inmiscuidos en situaciones caracterizadas por una
alta disfuncionalidad de rol que les crea inseguridad e incertidumbre (que, por cierto, es el peor
estado psicológico posible)17. Saben que un día tendrán que ser adultos y que tendrán que entrar
en el círculo de las obligaciones, pero, por otro lado, no quieren dejar de ser jóvenes, como tampoco
conocen con seguridad cuando dejaron de serlo.
Les llegan mensajes absolutamente contradictorios entre aprovechar la vida y ser responsables;
entre la ética del goce y la ética de la responsabilidad. Es la consecuencia que desencadenan las
contradicciones en las que vive la sociedad de hoy; la cuál ha transitado desde una alienación del
trabajo a una alienación del consumo y del ocio que se refleja en algunos talantes y comportamientos
de muchos jóvenes. (Y también de muchos adultos). Y todo porque los jóvenes, bajo ese lema de
“vivir al día”, encuentran que la vida lineal trazada por la primera modernidad es aburrida. No les
atrae, como decíamos, el construir su identidad alrededor del trabajo como así hicieron sus padres.
Entienden que es mucho más atractiva una vida rica en acontecimientos que una realidad demasiado
uniforme (De Singly, 2005: 118). La edad adulta, de esta manera, no es la gran puerta que atrae a
los jóvenes a su entrada. No encuentran grandes motivos que les aseguren la conducción plena a
la edad adulta.
Incluso, como sabemos, apenas les motiva la política. Ello tiene que ver, en gran parte, con el
creciente proceso de individualización que tiende a que uno acabe concentrándose en sí mismo18. Su
forma particular de participar política y socialmente es justamente no participando. Llegando el caso
a que ni estudian ni trabajan, porque las expectativas que ellos interiorizan del futuro son pesimistas.
Se “desvinculan” de la sociedad porque están ocupados en escribir y retocar constantemente su
propia identidad en ese largo y solitario viaje hacia la adultez. Sobre todo cuando se enfrentan a
esos problemas estructurales a los que ellos mismos tienen que solucionar de una forma biográfica
(Beck, 1998: 137). Y esto es, quizá, lo más llamativo de esta narración sobre la juventud: el largo
y tedioso trayecto de aprendizaje hacia la edad adulta que termina por cansar y desesperar a los
jóvenes de hoy. La clave de todo el problema juvenil en general reside precisamente en las enormes
dificultades y demoras con que para cada joven transcurre lo que podemos llamar su “proceso
de independización económica” (también llamado de inserción o integración social); proceso que
hoy, en el caso concreto de España, se ve más retrasado, alargado, entorpecido, obstaculizado y
dificultado que nunca (Gil Calvo, 1986: 202).
Podemos afirmar entonces que la juventud llega desmotivada a encarar los retos de la vida
adulta, porque la vida adulta es en sí misma poco atrayente. Aunque eso no quita para que los
jóvenes, como ya anunciamos al inicio de este trabajo, anticipen algunas prácticas propias de la
edad adulta como el consumo de alcohol, drogas, tabaco o mantengan relaciones sexuales sin
estar casados o emparejados. Lo que sucedía con la “construcción de la identidad juvenil” bajo
la primera modernidad era que la autonomía y la independencia iban unidas. Ambas se lograban
17
Los jóvenes no sólo viven situaciones disonantes, sino también problemáticas o conflictivas con los adultos cuando
pretenden adentrarse en su mundo. Comparten, muchos de ellos y ellas, la sensación de que no han sido invitados a ese
mundo de los adultos Son como los extraños de los que habla Z. Bauman, que han realizado ese ingreso en el mundo
de la vida “sin ser invitados” y pasan a ser tomados como amigos o, como casi siempre, por adversarios (2005: 92). Algo
similar les ocurre a los jóvenes cuando comienzan a dar sus primeros pasos en el mercado laboral o se deciden a tomar
sus primeras decisiones biográficas bajo la atenta mirada de los adultos.
18
El proceso de individualización provoca este tipo de respuestas individuales que luego se manifiestan en tendencias
sociales. Pero individualización, por eso, no significa una ruptura con la sociedad ni un escape completo de las presiones
sociales. Si no más bien son respuestas individuales ante las motivaciones sociales, lo que nos emplaza a una de las
tensiones centrales de la sociología como es la conexión recíproca entre individuo y sociedad.
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cuando se accedía a la vida adulta. Hoy, en cambio, se puede ser autónomo sin ser independiente:
“Los jóvenes se hallan en las condiciones sociales y psicológicas que les permiten acceder a una
cierta autonomía sin disponer por ello de recursos, especialmente económicos, suficientes para
ser independientes de sus padres” (De Singly, 2005: 115). Ahora disponen, por tanto, de una
pequeña dosis de autonomía en un régimen de dependencia, sirviéndose de ella para anticipar
algunos pasajes de la edad adulta. Ocurre esto porque la juventud, por ejemplo, encuentra en el
establecimiento de las relaciones sexuales una de las pocas parcelas en las que puede decidir sobre
su identidad personal de una forma autónoma y sin depender de sus padres. Otros ámbitos en los
que manifiestan su autonomía son el ocio y el tiempo que dedican a las nuevas redes sociales en
Internet, como Facebook, Hi5, Messenger, MySpace, Netlog, Twitter, Tuenti, etc... En la primera
modernidad, la socialidad sólo conquistaba su sentido si alcanzaba a la economía o a la política.
Hoy en cambio, los jóvenes se entregan a la “socialidad por la pura socialidad” (Cavia, 2006: 119).
Por el único placer de estar juntos, de poder interaccionar y compartir experiencias, fotos, vídeos,
aunque sea de una forma virtual.
Estamos ante nuevas formas de vinculación social que a ojos de la sociología nos emplazan
a valorar las dimensiones de estos cambios: los jóvenes trabajan menos, tienen más tiempo de
entretenimiento, de dedicarse a sus cuestiones y asuntos (Gil Calvo, 1986: 192). Y también están
mejor preparados y relacionados con las nuevas tecnologías que las generaciones anteriores. Algo
que revela cómo los jóvenes demuestran tener una gran capacidad de adaptación. A pesar de que
el tono de estas líneas pueda parecer taciturno sobre el presente y futuro de la juventud (española),
también es justo reconocer la voluntad de los jóvenes a la hora de desarrollar sus propias estrategias
de supervivencia en situaciones contradictorias tales como convivir en el domicilio de sus padres,
aún incluso cuando están en situación de empleo fijo; buscarse la vida laboral en régimen precario;
estudiar y mejorar las posiciones de preparación para competir en el mercado de trabajo; alargar su
carrera académica con los consabidos costes económicos y familiares; comenzar a estudiar años
después de haber renunciado al sistema educativo; o, por ejemplo, abandonar la casa paterna
tempranamente cuando en ella no se puede esperar apoyo financiero o psicológico (Hernández,
2007: 181).
Son ejemplos, sin duda, que nos dicen mucho de cómo la juventud de hoy ha sabido
adaptarse al cambio extraordinario de las nuevas condiciones de vida y que, en cierto modo, son
síntomas que implican refuerzos en las estrategias de los jóvenes para encarar de una forma más
satisfactoria los retos del futuro a los que se están enfrentando desde ya mismo. Porque, como
venimos manteniendo en estas líneas, la juventud intuye y percibe que ese futuro –cuando ya sean
adultos-estará caracterizado por un continúo escrutinio de planteamientos. De ahí que vivan este
período vital como lo que es: una etapa de transición hacia otra etapa que también es transitoria.
La juventud en la segunda modernidad ya no es un período clave, ni dramático o decisivo para
trazar las trayectorias biográficas de las personas como lo fue durante la primera modernidad.
Simplemente porque las decisiones biográficas importantes serán revocadas con el tiempo según
las circunstancias y los hechos venideros. Son los síntomas de una nueva época en dónde ya nada
es vitalicio, ni el empleo, la pareja o las relaciones amistosas19. Todo queda sujeto a la revisión. Este
carácter provisional de la sociedad en la segunda modernidad influye en la caracterización de la
19
Por ejemplo, en España se produjeron más de 118.000 rupturas en el año 2008, suponiendo un crecimiento del 28% respecto a los últimos 10 años. De esas 118.000 rupturas 110.036 se correspondieron a divorcios. El crecimiento de divorcios
en España ha pasado de ser 35.834 en 1998 a los 110.036 de 2008, lo que refleja cómo este hecho social no ha dejado
de aumentar sino de manera exponencial (Fuente: Instituto Política Familiar).
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juventud como un período de cambio que emplaza a los sujetos, como anunciábamos, hacia otra
etapa, la edad adulta, también distinguida por la precariedad y la fugacidad de las decisiones, los
acontecimientos, las experiencias…
5. La importancia de las transiciones por encima de las
trayectorias. La vida laberíntica
De un tiempo a esta parte el mayor efecto sobre las biografías de los jóvenes es que éstos,
según venimos observando, ya no pueden configurar su identidad adulta como una trayectoria lineal
y planificada. “En una vida regida por el principio de la flexibilidad, las estrategias y los planes
de vida sólo pueden ser de corto plazo” (Bauman, 2006a: 147). En la actualidad pesan más las
transiciones que los itinerarios fijos o premeditados. De esta manera, se viene imponer como norma
la elasticidad de los esquemas mentales. Tanto para los jóvenes como para los adultos. No conforme
a la adaptación de los cambios, la sociedad también exige a los sujetos estar siempre atentos y
en estado de alerta ante cualquier imprevisto, ante cualquier incertidumbre o situación inesperada
que tenga que ver con las formas de relacionarse en el medio familiar, laboral y social. Se hace
imprescindible asumir, por tanto, una “racionalidad flexible”20. Por tal motivo, las biografías de hoy
deben ser leídas desde la pérdida de certezas y anclajes que provoca el derrumbe de la sociedad
moderna.
Ello genera e incrementa, sin duda, la sensación de “desorientación hacia el dónde y el cómo
ir, sobre los contenidos, métodos y estructuras” en el momento en el que los jóvenes comienzan a
programar su futura integración adulta (Gil Rodríguez, 2007: 106). En ese momento perciben que
proyectar racionalmente su destino de los próximos años no tiene gran sentido ante la incertidumbre
que rodea a una sociedad que vive en las “ruinas de la modernidad” (Gatti, 2003: 106). De tal modo,
que estamos asistiendo a una mutación en las estrategias y en las tácticas de las y los jóvenes.
Si hasta hace poco eran, como decíamos, de tipo lineal, finalista y progresivo, como una flecha
del tiempo, ahora se convierten en circulares, estacionarias y autorreferentes, como una rueda
del tiempo, pudiendo resultar eventualmente disfuncionales (o neutralmente no funcionales) en la
medida en que les dejen de servir o no les sean útiles en su intento de acceder a las exigencias y
requisitos de la edad adulta (Gil Calvo, 2009: 16). Al final la imagen que tenemos de la juventud es
que acaba pareciéndose a un “laberinto sin salida” (Gil Calvo, 2005: 17). El período juvenil se ha
convertido en una mudanza sin fin y en un proceso de transición interminable, al igual que la edad
adulta no es nada estable, siendo hoy día tan insegura y precaria como aquella. Ambas etapas de
la vida están sometidas a la misma indefinición y a la misma obligatoria redefinición de la identidad
porque viven sujetas a las mismas condiciones estructurales.
Ahora es común que la inestabilidad y la vulnerabilidad distingan a estas dos etapas vitales.
Si ya es problemático trazar lineamientos biográficos en la juventud, se vuelve dramático y heroico
enfrentarse “al grave problema que supone tener que cambiar de formación, de empleo, de pareja,
20
Otra más de las ambivalencias o contradicciones de la segunda modernidad es justamente esta: mientras que existen
exigencias para que los jóvenes y adultos asuman patrones cognitivos que tienen que ver con la flexibilidad y la permeabilidad al cambio, ya sea en temas referidos a la movilidad laboral, la formación continúa, el cambio de empleo, etc.;
también las normas sociales se mueven alrededor de la racionalidad instrumental. De esta manera, observamos cómo hay
un choque o una disputa entre dos racionalidades: por un lado, una “racionalidad flexible” para adaptarse a los cambios
del mundo global y, por otro lado, una racionalidad instrumental que siempre está presente, sobre todo en el mercado de
trabajo, para ser competitivos y poder alcanzar metas y fines.
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de familia y hasta de identidad personal, haciéndolo además varias veces a lo largo de la vida adulta,
en un permanente proceso de metamorfosis continua.” (Gil Calvo, 2005: 18). La precariedad no sólo
distingue la existencia de los jóvenes, sino que la tendencia en este momento es que la vida adulta
también se vive de igual forma precaria. Es lo que Z. Bauman ha denominado como “la precariedad
de la existencia social” (2006a: 174). Con este concepto –o el de “precariedad vital”-se pretende
distinguir, frente al concepto, más tradicional, de exclusión social y al concepto, más reciente, de
precariedad laboral, las características específicas de las nuevas situaciones sociales en las que se
extiende la precariedad: desde la dimensión económica y laboral, pasando por el ámbito íntimo y
familiar, continuando por el ámbito de las relaciones de proximidad y de la red de relaciones sociales
hasta caracterizar el ámbito de la convivencia cívica y de la participación sociopolítica21.
El alcance y significado de esta cualidad de la vida contemporánea es sinónimo de la poca
estabilidad y de la exigua duración de las decisiones que se toman, de las relaciones que se
establecen y de los puestos de trabajo que se ocupan. La temporalidad que distingue al mercado
de trabajo se extiende a otras parcelas del mundo de la vida a las que nos hemos referido, como
la pareja o la amistad (Bauman, 2006b: 43). En efecto, las decisiones aparentemente dramáticas y
transcendentes sobre el destino biográfico ya no son tan decisivas como podríamos pensar. Este
hilo no es otro que el de la revocación como marco y fondo de las elecciones y estrategias vitales
que con el paso del tiempo tendrán que ser revisadas y, finalmente, sustituidas por otras nuevas.
Tal terreno es el que U. Beck transita con sus sugerentes “biografías de bricolaje” (1998: 126). Esta
idea de “biografías de bricolaje” indaga en el continuado esfuerzo que tienen las personas a la hora
de diseñar sus propios itinerarios biográficos sin una hoja de ruta elaborada con anterioridad por la
sociedad y sus instituciones sociales (familia, escuela, Estado, mercado de trabajo, partido político).
Ahí, desde mi punto de vista, reside otro de los aspectos problemáticos en la actual configuración
sobre la tradicional tensión sociológica entre individuo y sociedad. Que las instituciones sociales
básicas, como la familia, el Estado o el empleo estén en crisis, no significa que haya desaparecido
por completo su influencia sobre las decisiones de los sujetos. Sino que más bien lo que se está
produciendo es una situación conflictiva entre las herencias que recibimos de estas instituciones
sociales, sobre todo de la familia, en forma de patrones de comportamiento y de expectativas –los
esquemas mentales-, y las circunstancias sociales actuales. Es cierto que el construir la propia
personalidad remite a un escenario nuevo, pero en el que, paradójicamente, todavía hayamos
rasgos de la primera modernidad –en los padres, en sus comportamientos y prácticas, en lo que
dicen, educan, enseñan y transmiten a sus hijos-, que conviven con las nuevas características
societarias que aún están despuntando y que los jóvenes perciben de una manera disonante a
través de los medios de comunicación, del mercado de trabajo, del ocio, o a partir de otros
jóvenes22.Es “la sinuosidad de la identidad” (Rodríguez Ibáñez, 1996). Esta otra etiqueta sociológica
21
Los cambios en el ámbito de la sociopolítica apuntan, en cierto modo, al declive que está padeciendo la figura del sujeto
histórico. Durante años fue frecuente que el vector para el progreso fuera la clase obrera, el empresariado, los sindicatos
o en el caso concreto de América Latina el Estado desarrollista, con sus reclamaciones políticas capaces de profundizar
en la negatividad y en las contradicciones que había en la realidad social. La gente se manifestaba sabiendo que si se
unían su acción tendría repercusiones políticas más o menos inmediatas. Hoy, en cambio, por mucho que los individuos
se junten a favor de una loable reclamación, difícilmente conseguirán algún desenlace político de forma breve. En lo que
respecta a los jóvenes, como vimos, no tienen las suficientes motivaciones como para formar parte de un partido político
o sindicato. No les interesa. Algo que apunta a la dificultad que tiene la sociedad actual de provocar lealtades y filiaciones.
22
Si hay biografías de bricolaje es justamente porque los rasgos estructurales de la sociedad imponen esa porosidad a los
cambios, como consecuencia del aumento de las respuestas biográficas ante los desajustes de la sociedad de la segunda
modernidad y su carácter global y postindustrial. El matiz que pretendemos destacar en esta discusión es señalar que los
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–complementaria a la de “biografías de bricolaje”– delata lo confuso, elástico y ondulante que resulta
desarrollarse como persona íntegra en los tiempos actuales. La sinuosidad apunta al crecimiento de
la distancia existente entre la juventud y la adultez con numerosas situaciones intermedias y difusas
que continúan incluso una vez alcanzada la pretendida edad madura.
Lo que brota como algo común en ambas etapas vitales es la exhaustividad con la que
se reflexiona sobre la vida misma. Como hemos tenido ocasión de ver, el creciente proceso de
individualización se debe, en cierta medida, a que tanto jóvenes como adultos están absortos en
recomponer el mosaico de su identidad. Si para los jóvenes la individualización significa tener
competencias personales en tres aspectos como son una cierta desafiliación necesaria frente
a los padres, una coherencia entre las dos dimensiones del proceso de individualización –la
independencia y la autonomía-y por último, una formación permanente del yo (De Singly, 2005:
111); en cambio, para los adultos representa, fundamentalmente, el ocuparse de una tarea que
creían haber superado y dejado atrás. Podría decirse que la individualización para las personas
adultas viene a expresar su afanosa entrega a reconstruir nuevamente su yo profesional y personal.
Precisamente porque “la individualización es un destino, no una elección” (Bauman, 2006a: 39).
Quedan muy presentes, por tanto, algunas características habituales en ambos períodos vitales
como son, por ejemplo, la ausencia de estrategias vitales duraderas y la constante re-construcción
y redefinición de la identidad.
Esto da idea de que la juventud sea una etapa limitada, como también lo viene a ser la adultez.
Es el lastre que se ha de portar al vivir en una época en la que se está consolidando el valor de la
transición como patrón de vida. Ello repercute en que las trayectorias biográficas sean contingentes e
indeterminadas, sin orientación ninguna y sin apenas esquemas fijos. (Algo que explica la tendencia
hacia la des-diferenciación entre la edad juvenil y la edad adulta, no quedándonos claro cómo se
pasa de una etapa a otra ante el constante cambio de rumbos. Merced a esta interpretación, el
sentido de acceder a la edad adulta viene a disminuir). Es este carácter de improviso una de las
claves para entender la realidad sociológica actual, donde los signos de la conducción metódica
de la propia vida (metodische lebensführung), como predestinación o cumplimiento de la vocación
personal (beruf: oficio o profesión), de los que nos hablaba M. Weber, ya no se cumplen ni tienen
razón de ser (1999: 85 y ss.)23. A cuenta de esto, es imposible no mencionar una tendencia que
está irrumpiendo con fuerza hasta el punto de convertirse en un paradigma: “la vida laberíntica”.
La sospecha vertida en la primavera del año 1968 –el año más vertiginoso de todo el siglo XX– de
que se vivía en un mundo sin sentido, hoy se cumple de forma profética. El laberinto ya no es una
jóvenes sí toman decisiones más individualizadas o personalizadas –al igual que hacen los adultos-, pero la red familiar
–aunque no esté presente-influye significativamente en el proceso de construcción biográfica. Porque somos herederos
de una historia familiar, de una psicología y de unas relaciones familiares que condicionan nuestro proceso de transición
social hacia el mundo adulto.
23
La vocación es la tensión hacia la acción, en el sentido de M. Weber. La vocación es lo que hace a la gente encaminarse hacía lo que ha pensado y decidido como destino prefijado. En principio, en la sociedad actual no encontramos una
tendencia dominante hacia la vocación, apoque existen auténticas dificultades de encontrar la gratificación. Aunque eso
no quita para que haya algunas situaciones y acciones sociales que están mediadas por el horizonte de la gratificación.
Uno de los ejemplos más claros lo tenemos en los científicos o académicos, que saben que su trayectoria y su itinerario
profesional son largos, en los que necesitan mucho sacrificio, apoyos familiares, redes académicas y redes institucionales
en forma de becas, subvenciones a la investigación, etc. Su carrera se dilata en el tiempo, con esfuerzos y sacrificios
difícilmente recompensados de inmediato. A pesar de que tengan determinación en su trayectoria académica, están rodeados de la indeterminación y de la incertidumbre desde el origen de su decisión, lo que les complica y les hipoteca en
sus posteriores decisiones biográficas en cuanto a proyectos vitales, como puede ser emparejarse, tener hijos, etc., al no
tener tan nítida la línea de llegada.
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construcción artificiosa, sino que es una forma real de comprender y percibir la sociedad, pero sobre
todo, de estar en el mundo. Es una actitud cada vez más extendida en el que el transeúnte busca
con ansia la salida sin poder llegar a encontrarla24.
Sin pretender ser excesivamente crítico respecto al tema, considero que la vida laberíntica no
hay que tomarla de una forma absolutamente peyorativa. Acaso lo necesario es caracterizarla desde
la distancia que ofrece la reflexión sociológica. Por tal motivo, hay que pensar en las condiciones y
posibilidades sociales que la rodean. Desde esta perspectiva, hacemos hincapié en la necesidad de
tener en cuenta que los jóvenes y los adultos están rodeados de la ambivalencia a la hora de tomar
sus decisiones: por un lado, no siempre disponen de los instrumentos necesarios para “acertar” en
las mismas, lo que les condiciona y les atenaza a la hora de asumir cambios y, por otro lado, no
transigen en su capacidad de acción. El miedo está presente en muchas de sus decisiones. Al igual
que tampoco sienten miedo a probar, a errar, a equivocarse. Esto es más significativo en la juventud
actual que en la de antaño, que antes de decidirse a cumplir ritos de paso –como casarse o aspirar
a un empleo fijo-, prefieren probar nuevas experiencias personales y laborales. La postergación de
los rituales de paso hasta más allá de la edad adulta tiene que ver, principalmente, a la calidad de
las transiciones y a la diferente valoración simbólica y moral de los mismos25. De esta manera, la
categoría sociológica “juventud” nos ha emplazado a pensar esta etapa biográfica más allá de los
límites estrictamente demográficos, considerando, en cambio, que a la adultez no sólo se llega por
edad, sino que se accede a ella por aperturas económicas, materiales y simbólicas cada vez más
difuminadas y obstruidas.
El problema no es tanto que los hijos se vayan de casa, sino que salgan en idénticas
circunstancias en que lo hicieron sus padres. Algo bastante improbable dado el contexto económico,
laboral y social de hoy en día. (Sobre todo si pensamos en el caso particular de España). Si los
adultos muchas veces se ven obligados a hacer transiciones que no tenían pensado, como el cambio
de empleo o seguir formándose, los jóvenes, en cambio, prefieren no hacer transiciones lineales
obligatoriamente porque consideran que esa linealidad es precaria. De esta manera, el laberinto se
toma como un aprendizaje permanente, tanto en lo personal como en lo profesional. La condición
es tener esa capacidad y voluntad de incorporar nuevos conocimientos y nuevas habilidades que se
van adquiriendo, desarrollando o simplemente sucediendo. En el fondo lo que mejor define a esta
sociedad de la segunda modernidad es la multitud de situaciones intermedias, múltiples y variadas
que viven tanto los jóvenes en su intento de acomodarse y desarrollarse en la edad adulta, como los
propios adultos que tienen que reinventar nuevamente su propia vida, donde encuentran siempre el
consuelo de que el camino viene a ser, por lo menos, un viaje enriquecedor en experiencias.
24
Toma fuerza en estos días la idea de transeúnte, la cual no está asociada únicamente a la dimensión espacial, sino
también a la temporal: “En la actualidad, todos vivimos en movimiento... Pero la mayoría estamos en movimiento aunque
físicamente permanezcamos en reposo…pero (uno) jamás permanece en un lugar el tiempo suficiente para ser algo más
que un transeúnte” (Bauman, 1999: 103). En consecuencia, los individuos transitamos en la identidad y en nuestra propia
personalidad. Estamos de paso, en el trabajo, en la amistad, en las relaciones amistosas o amorosas, y no residimos sino
transitoriamente en ellas.
25
Por ejemplo, en España los matrimonios se han ido reduciendo progresivamente. A ello se une el hecho de que se
producen cada vez en edades más tardías, estando por encima de la media europea. Los hombres se casan a una media
de edad de 33 años y las mujeres casi a los 31 años, (30,7). Las circunstancias económicas que rodean a los jóvenes,
como la crisis económica o una baja remuneración de salarios, provoca que las personas, si es que deciden casarse, se
casen cada vez más tarde. Otra muestra de los cambios simbólicos que se están produciendo en la juventud española lo
encontramos en el aumento de los nacimientos extramatrimoniales. Casi 150.000 (148.945) niños (el 30,24%) nacieron en
2009 fuera del matrimonio. Una cifra que no ha dejado de crecer desde 1980 (Fuente: Instituto Política Familiar).
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6. Una modernidad aún por definir. A modo de conclusión
Al margen de las decepciones y frustraciones que puede provocar ese constante rediseño de la
identidad, la conclusión más evidente que podemos sacar de estas nuevas situaciones sociales es la
desnaturalización tanto de la edad juvenil como de la edad adulta. A lo largo de estas páginas hemos
podido ver como las etiquetas de “juventud” y de “adultez” ya no se corresponden a dos categorías
monolíticas que se sucedían una a otra como lo fueron en la primera modernidad. En su momento
fueron importantes, pero hoy, sin embargo, los problemas que encontramos para categorizar a
ambos fenómenos sociales en una aparente pureza –como concepto sociológico e incluso como
tipo ideal-nos revelan que su distinción ahora viene motivada justamente por su carácter transitorio.
La categoría sociológica “juventud”, como hemos podido apreciar, ya no programa el futuro adulto,
sino que únicamente remite al presente inmediato. Es una más de las consecuencias de la pérdida
de la dimensión temporal: “Al haber desaparecido el futuro como potencia simbólica, vivimos en una
especie de presente perpetuo, separado ya de toda polaridad de pasado/futuro, en un ahora sólo
es ahora” (Ruiz de Samaniego, 2004: 18). Cada vez más se exprime y se intensifica el concepto
de tiempo en función del corto plazo. Del instante eterno. La temporalidad del presente actúa en
los sujetos activándoles el deseo de ocupar tiempos y lugares no correspondientes. Incluso, por
ejemplo, no sólo importa el hecho de que se prolongue la juventud en la edad adulta, sino que cada
vez es más destacable la voluntad de muchos adultos que desean vivir como jóvenes.
Parece como si esos valores tradicionalmente asociados a la juventud, como el espíritu de
rebeldía o la valentía, se quisieran apropiar para coger fuerzas y encarar el presente inmediato
llenándolo de nuevas intenciones o planes. “En este sentido, los individuos no desean terminar
la juventud, sino que quieren tener siempre proyectos, un “porvenir”, incluso si las condiciones
sociales objetivas en las que viven limitan seriamente sus posibilidades” (De Singly, 2005: 120).
Es otra de las paradojas que marcan la época actual: los jóvenes “sueñan” y se preocupan por
convertirse en adultos, mientras que los adultos siguen soñando en experimentar como jóvenes26.
Observamos entonces cómo no hay una renuncia plena a lo que simboliza la juventud: la posibilidad
de volver a renacer. Ello se debe, principalmente, a la inexistencia de una socialización anticipada
que realmente resulte útil o funcional, porque todo comienza a estar caracterizado por lo imprevisto.
Estamos asistiendo, de esta manera, a nuevas formas de socialización y de vinculación social entre
las distintas generaciones en una sociedad cada vez más cambiante y heterogénea.
La juventud, en su conexión a la primera modernidad, era la puerta de entrada a una triunfante
y supuesta adultez, pero hoy lo que les queda a los jóvenes de aquella edad esperada es solo la
ruina de una ilusión. La edad adulta representaba una etapa de la vida sugestiva, decisiva, una
imagen del futuro en el que los jóvenes entendían el potencial del ser humano. Entrar a la adultez era
una carga de optimismo, pero aquello acabó, y hoy, en cambio, han ganado la partida expectativas
sociales mucho más escépticas o pesimistas. La pérdida de sentido de la edad adulta para los
jóvenes viene representada también, como hemos podido comprobar a lo largo de estas páginas, en
cómo los adultos apenas están comenzando a tener conciencia del nuevo significado que tiene para
ellos el ser adultos, en un contexto inesperado, que no preveían y para el que difícilmente estaban
preparados. De ahí la importancia que está adquiriendo en esta época actual la incertidumbre,
el riesgo, lo sorprendente o lo accidental. Algo que está asociado, sin duda, a esa capacidad o
26
No sólo asistimos al envejecimiento de la juventud, sino también estamos presenciando un “rejuvenecimiento de los
adultos”, no solo en el consumo de estilos de moda u ocio, sino, sobre todo, en una manera de entender la vida de una
forma ilimitada y continuada.
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condición –por no decir obligación que se auto-impone– de poder recomenzar constantemente a
reescribir la propia trayectoria biográfica.
Lo cierto es que si esto sucede así respecto a estas dos etapas vitales, se debe a que
igualmente encontramos dificultades para diferenciar y distinguir a la sociedad contemporánea. El
rasgo fundamental de la sociedad en la segunda modernidad sería, por tanto, el de la indefinición.
Lo único seguro es que nadie sabe con certeza lo qué es esta segunda modernidad. “Parece haber
una situación nueva, emergente, detrás de lo que la sociología contemporánea trata de desentrañar
con un prefijo que aparece por doquier, post. Al parecer, lo actual es post-de algo, ya sea postindustrial, post-capitalista, post-moderno, post-burgués. Se diría que sabemos de dónde venimos,
pero no hacia dónde vamos. Estamos en una tierra nueva, sabemos que es nueva, pero no sabemos
en qué consiste y reflejamos esa experiencia de incertidumbre mediante ese prefijo” (Lampo de
Espinosa, 1999:147). Sólo tenemos claro que vivimos en una sociedad “cuya modernidad aún queda
por definir y consolidar” (Giner, 2009: 33). No extraña, por tanto, las dificultades que encontramos
para organizar nuestras vidas desde una perspectiva abstracta y comprensiva. La nota común del
tiempo presente es la coexistencia en la estructura social de algunas actitudes, comportamientos
y elementos modernos con otros que hemos denominado como de segunda modernidad. Una
coexistencia que no es contradictoria ni problemática, pero que sí supone a la larga un obstáculo
para el desarrollo de la mirada sociológica. En fin, y volviendo al mundo cotidiano, es lo que tiene
el hecho de vivir bajo una “modernidad heterogénea, fluida y en vías de hacerse y deshacerse”
(Brunner, 1987: 18). Que simultáneamente implica asumir una identidad nunca hecha, esencial o
inamovible. Y da igual que seas joven o adulto.
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pp. 33 – 42
Republicanismo, democracia y derecho:
¿Más allá del liberalismo?
CAMILO SÉMLER R.1
Resumen
El republicanismo ha alcanzado, durante los últimos tiempos, un interesante y masivo
resurgimiento, evidente tanto en la teoría política como en la discusión sobre los posibles estilos de desarrollo que, más allá del neoliberalismo, permitan conjugar armónicamente crecimiento económico, integración social y democracia política. En este artículo
se ensaya una crítica del republicanismo contemporáneo, particularmente de aquella
argumentación que, con amplia difusión en los debates actuales (Phillip Pettit), declara
una pretendida ruptura, o al menos la existencia de una discontinuidad normativa, entre
el republicanismo y la tradición liberal de fundamentación de la democracia. Se sugiere,
por el contrario, que el republicanismo de Pettit mantiene uno de los supuestos normativos centrales del liberalismo: intentar sujetar, constantemente, las contingencias
de la política democrática mediante el orden jurídico. Esta juridificación de la política
democrática pretende poner en evidencia la importancia de repensar críticamente las
condiciones normativas de fundamentación de la democracia republicana, presuntamente post-liberal, hoy en boga.
“Se debe escribir en una lengua que no sea la materna”
Vicente Huidobro, Altazor
PALABRAS CLAVE:
REPUBLICANISMO, DEMOCRACIA, DERECHO, LIBERALISMO, POLÍTICA
Abstract
The republicanism has reached, lasting recent times, an interesting and massive
resurgence, evident in both political theory and in the discussion on the possible
development styles that, beyond the neoliberalism, allow combining harmonious
economic growth, social integration and political democracy. This article attempts
a critique of contemporary republicanism, particularly of that argument, with wide
coverage in current debates (Phillip Pettit), declares an alleged breach, or at least
the existence of a normative discontinuity between republicanism and the traditional
foundation of liberal democracy. It suggests, however, that Pettit Republicanism has one
of the core normative assumptions of liberalism: trying to hold constantly contingencies
of democratic politics through the legal system. This litigation of democratic politics
seeks to highlight the importance of critically rethink the normative conditions of the
foundations of republican democracy, presumably post-liberal, now in vogue.
KEY WORDS: REPUBLICANISM, DEMOCRACY, RIGHT, LIBERALISM, POLITICS
L
a comprensión republicana de la política ha alcanzado, durante las últimas décadas, un notable y masivo resurgimiento, pasando así a ocupar un lugar de suma relevancia no sólo en los
debates propios de la teoría política y jurídica, sino también en el terreno ideológico que sirve
1
Sociólogo, Universidad de Chile. Magíster (c) en Filosofía, mención en Axiología y Filosofía Política, Universidad de Chile. El presente artículo constituye la base de la ponencia presentada en la mesa Teoría Política en el marco del 21° Congreso Mundial de Ciencia Política “¿Malestar global: dilemas de cambio” realizado en Julio de 2009 en Santiago de Chile.
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de sustento normativo al diseño institucional y la formulación de políticas públicas en las democracias contemporáneas.
En efecto, las perspectivas neo-republicanas han pretendido ir más allá de una interpretación
normativa, creativa, de la historia del pensamiento político (tal como se presentó en los inicios de
su resurgimiento, hacia mediados del siglo XX, desde el campo historiográfico), haciendo emanar
desde ahí (particularmente, a partir del descubrimiento de un concepto alternativo de libertad – la
libertad como ausencia de servidumbre o dominación - vinculado a la tradición de las repúblicas
clásicas) una serie de propuestas relativas a las condiciones de articulación de un orden político
democrático basado en un nuevo concepto de ciudadanía y sus derechos constitutivos.
La masiva presencia que ha alcanzado este resurgimiento del republicanismo en la actualidad queda de manifiesto, entre otros aspectos, en la medida en que sus posturas han recortado
transversalmente ciertos clivajes político-ideológicos característicos de la modernidad. Así, hoy en
día se identifican con frecuencia múltiples y variados republicanismos, los cuales van desde las
posturas más clásicas de Quentin Skinner o Philip Pettit, hasta simbiosis del tipo de un “liberalismo republicano” (John Rawls), un “republicanismo democrático-kantiano” (Jürgen Habermas), o
un “republicanismo comunitarista” (Michael Walzer), por sólo mencionar algunas de las posturas
más influyentes en los debates actuales (Ovejero, Martí & Gargarella, 2004). Todas estas versiones
(si bien con variados atributos normativos y énfasis políticos) comparten en su núcleo básico la
pretensión normativa de fundamentar una nueva concepción de la democracia, la ciudadanía y los
derechos situada (presuntamente) más allá de las dicotomías características de la modernidad: libertad negativa versus positiva; autonomía privada versus autonomía pública; derechos individuales
versus voluntad democrática.
Sin ir más lejos, en América Latina durante el último tiempo (en especial, tras el estallido de
la crisis financiera global). se ha abierto un interesante debate intelectual y político que, partiendo
una crítica a los límites de una concepción neoliberal ortodoxa, perspectivan las condiciones normativas e institucionales para la articulación en la región de un estilo de desarrollo que logre conjugar
coherentemente crecimiento económico, integración social y democracia política2. Estas posiciones
teórico-políticas, en parte importante, asumen supuestos y propuestas emanadas del republicanismo contemporáneo, lo cual revela la importancia de intentar clarificar sus horizontes normativos de
justificación de la democracia y, particularmente, su pretendida distancia con la interpretación liberal.
En las páginas siguientes se busca proponer algunas consideraciones generales orientadas a
avanzar en la formulación de un balance crítico del republicanismo contemporáneo. Particularmente, se intenta sugerir algunos nudos problemáticos de las actuales posturas republicanas en relación
a su pretendida ruptura, o al menos discontinuidad normativa, con la (hegemónica) tradición liberal
de fundamentación normativa de la democracia, la ciudadanía y los derechos. En otras palabras, se
trata de ponderar los hilos normativos compartidos que se tejen entre la idea de una democracia republicana, basada en una emergente condición de ciudadanía que vendría anclada normativamente
en el reconocimiento de nuevos derechos, y la tradicional concepción liberal de lo político.
Ahora bien, vale aquí plantear un par de consideraciones previas relevantes. Primero. Teniendo en cuenta la ya mencionada transversalidad del republicanismo en los debates actuales, se torna
evidente que poco avanzaríamos en la línea argumentativa aquí propuesta centrando el análisis en
aquellas posturas (como la teoría democrática de Habermas, o de modo aún más nítido, el liberalismo político de Rawls) que asumen explícitamente buscar una vinculación del republicanismo con
la tradición liberal de justificación del Estado democrático3. Proceder así sería, por decirlo de algún
2
Una interesante mirada general de estos debates puede encontrarse en Revista Nueva Sociedad (2007).
Se puede considerar, a modo de ejemplo, la siguientes afirmación de Habermas: “El liberalismo político (al que defiendo
en la forma especial de un republicanismo kantiano) se entiende como una justificación posmetafísica y no religiosa de los
3
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modo, una partida ya ganada de antemano en el intento por evidenciar los hilos normativos de continuidad entre neo-republicanismo y liberalismo. Resulta más interesante, por el contrario, centrar el
argumento en la posición republicana que, con amplia difusión en el debate reciente, ha propuesto
la idea de libertad republicana como alternativa normativa a la concepción liberal: la teoría de Philip
Pettit y su idea de la libertad republicana como “ausencia de dominación”4.
Segunda aclaración. El balance aquí propuesto sobre la posible continuidad entre republicanismo y liberalismo procede centrado principalmente en una reflexión sobre sus respectivos principios
normativos y, sólo derivadamente, hace alusión a las distintas condiciones o arreglos institucionales
que podrían hacer efectivos dichos horizontes normativos (por ejemplo, mayor o menor presencia
atribuida al Estado, mayor o menor espacio de influencia del mercado en el orden social). Se podría
decir por tanto, sirviéndonos para ello de un concepto de Dworkin (1983), que se trata de un intento
de evaluar la moral constituyente del republicanismo contemporáneo, para desde ahí poder entender y evaluar la discusión –ciega cuando se encierra en sí misma– sobre los posibles ordenamientos
institucionales de una democracia republicana, presuntamente, post-liberal.
I. El renacimiento del republicanismo: la libertad como “ausencia de servidumbre”
El renacimiento contemporáneo del republicanismo hunde sus raíces, como se recordará, en
la discusión historiográfica de mediados del siglo XX acerca del contenido ideológico implícito en
las modernas revoluciones políticas, especialmente, en el proceso de emancipación de las colonias
americanas. De acuerdo a la lectura histórica más tradicional, la independencia americana habría
representado con nitidez la realización histórica de los principios normativos lockeanos: defensa y
afirmación de los derechos individuales de libertad frente a una autoridad política que, constantemente, los transgredía con plena impunidad. Frente a esta interpretación, los trabajos publicados
hacia la década de los sesenta entre otros Bernard Bailyn (The Ideological Origins of the American
Revolution) Gordon S. Wood (The Creation of the American Republic) y, especialmente, el influyente
Maquiavellian Moment de J.G.A. Pocock, hicieron emerger un paradigma alternativo de interpretación histórica en el cual la emancipación y la elaboración de la primera constitución americana (bajo
la impronta de los Founding Fathers –Hamilton, Madison y Jay– mediante los influyentes Federalist
Papers) podía leerse ahora como la última manifestación de una ya larga tradición republicana de
concebir la política y la libertad.
Esta tradición, originada en la civis romana, habría resurgido con fuerza en las ciudades-repúblicas italianas (recuérdese los Discursos de Maquiavelo), para luego manifestarse en las revoluciones inglesa y holandesa y, finalmente, encontrar su última expresión en la emancipación americana.
En suma, sería el humanismo cívico, con su promoción de la virtud política y los fines públicos, y
no la libertad negativa lockeana, lo que estaría en la base normativa de la de la constitucionalidad
americana (Pocock, 2002).
Pero más allá de este punto de inflexión en la interpretación de la independencia norteamericana, el paso definitivo hacia la formulación del republicanismo actual se encuentra anclado, como es
sabido, en los escritos histórico-políticos de Quentin Skinner. Ha sido Skinner, precisamente, quien ha
principios normativos del Estado constitucional democrático”. (Habermas 2008: 11).
4
Si bien Pettit, como reconoce abiertamente, basa su reformulación del republicanismo en los trabajos históricos de Quentin Skinner, existe una diferencia no menor (admitida además por ambos) en el carácter normativo atribuido a la libertad
republicana en el marco de las dicotomías modernas. En rigor, mientras para Pettit la libertad republicana se remontaría
más allá de la dicotomía entre libertad positiva y negativa, para Skinner se trata de un concepto estrictamente negativo de
libertad que históricamente habría antecedido a la noción liberal y que, posteriormente, fue desplazado –y olvidado – por
la progresiva influencia histórica del liberalismo.
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propuesto con fuerza y desarrollado la idea de que existiría un concepto alternativo de libertad históricamente anterior a la noción liberal de ésta como ausencia de interferencia explícita en los ámbitos de
elección y acción individual. En efecto, previo a este concepto liberal que sería ampliamente difundido
ampliamente a partir de la obra de Hobbes, Skinner identifica –desde la civis romana tal como aparece
descrita en los escritos de Salustio, Tito Livio y Tácito– el surgimiento de una concepción alternativa,
republicana, de comprender la libertad más allá de la mera ausencia de interferencia externa en la
voluntad individual. Se trataría, sostiene Skinner, de un concepto más exigente que entiende la libertad
como ausencia total de sujeción con respecto a la voluntad arbitraria o el poder de otro (esto es, una
ausencia de servidumbre), aun cuando esta dependencia respecto a otro no se manifieste en interferencias explícitas o concretas sobre las elecciones individuales. Señala Skinner:
“[l]a mera conciencia de vivir en dependencia de la voluntad de un gobernante arbitrario sirve
para restringir, de por sí, nuestras opciones y, por tanto, limita nuestra libertad. El resultado es que
nos dispone a realizar determinadas opciones, y esto sitúa constricciones claras sobre nuestra libertad de acción, incluso si nuestros gobernantes no interfieren nunca en nuestras actividades o incluso
si no muestran el menor signo de amenazar con intervenir en las mismas” (Skinner, 2005:40).
Por cierto, para Skinner lo central es que la tradición romana no sólo habría ideado esta concepción alternativa, sino que también la habría pretendido realizar históricamente –garantizando así
una comunidad política libre de la arbitrariedad de la voluntad soberana– en el nombra de un derecho (Código Justiniano) orientado a regular tanto las relaciones entre los individuos (transformados
ahora en ciudadanos iguales ante la ley) como a dotar de legitimidad los mandatos de la autoridad
política. Desde ahí, en suma, habría fluido históricamente un concepto alternativo –expresado luego
en Maquiavelo y en los “caballeros democráticos de la revolución inglesa”– que asocia estrechamente la libertad con la condición de pertenencia a una ciudadanía organizada bajo el marco de un
orden político republicano (liber es civitas) que, a su vez, viene definido esencialmente por el “imperio de la ley” que ahora reemplaza a aquel “imperio de los hombres” que tiene lugar en condiciones
de existencia de una servidumbre arbitraria respecto a una voluntad ajena.
Precisamente, la formulación más sistemática y programática de una perspectiva neo-republicana en la actualidad, pretendidamente alternativa a la tradición liberal y con vasta influencia en la
política contemporánea, tal como se desarrolla en la obra de Phillip Pettit, arranca de esta idea de
libertad republicana como ausencia de servidumbre planteada por Skinner.
II. El republicanismo de Phillip Pettit: democracia y derecho
En efecto, Pettit concuerda con la propuesta de Skinner de entender la libertad republicana
como ausencia de dominación (esto es, somos libres en tanto no estemos sujetos a la voluntad
arbitraria de otro) y también con la afirmación de que ésta sería históricamente anterior al modo
modernista, liberal, de entender la libertad como maximización de los ámbitos de elección individual
no interferidos. Sin embargo, Pettit considera que este concepto republicano no es una noción negativa de libertad (como sostiene Skinner), a pesar de que tampoco se anclaría en la idea libertad
positiva nacida de la tradición democrática-radical rousseauniana que promueve la libertad como
autogobierno de la voluntad general (toda vez que desde aquí se abriría paso –piensa Pettit– la
constante posibilidad de una tiranía de la mayoría, otra expresión de la sujeción–-en este caso,
de las minorías– a una voluntad política arbitraria). En suma, la libertad republicana tal como la
entiende Pettit (la libertad como no-dominación), se situaría normativa más allá de la clásica dicotomía berliniana entre libertad negativa y positiva tan influyente en el pensamiento político moderno5.
5
Para esta distinción, véase Berlin (2001).
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Dicho de otra manera, la libertad republicana entraña, al mismo, un concepto negativo y positivo de
la libertad política:
“Esta concepción es negativa, en la medida en que requiere la ausencia de dominación ajena,
no necesariamente la presencia de autocontrol, sea lo que fuere que éste último entrañe. La concepción es positiva, en la medida en que, al menos en un respecto, necesita algo más que la ausencia
de interferencia; requiere seguridad frente a la interferencia, en particular frente a la interferencia
arbitrariamente fundada” (Pettit, 1999: 77).
Luego de señalar estas divergencias, Pettit subraya que la libertad republicana ha de intentar
desmarcarse, principalmente, de la concepción negativa de la libertad, toda vez que la noción positiva no sólo presentaría radicales insuficiencias normativas (la amenaza de la tiranía de la mayoría),
sino que además considera que la posibilidad de un ejercicio de autodeterminación colectiva como
el que propone Rousseau estaría prácticamente negado históricamente por la complejidad y diferenciación de las sociedades modernas. Esta última consideración de Pettit es de por sí bastante
debatible, pues implica una serie de supuestos teóricos e históricos no menores, pero conlleva a
una línea de argumentación distinta a la que aquí se ensaya. Asumamos pues, por el momento, que
efectivamente la libertad republicana ha de distanciarse esencialmente en su fundamentación de la
libertad negativa, pues es esta demarcación la que le permite a Pettit señalar la distancia normativa
existente entre republicanismo y liberalismo.
Puestas así las cosas, Pettit procede señalando dos rasgos que considera esenciales de la idea
negativa de libertad y que la distinguen fuertemente de la concepción republicana. Por una parte,
sostiene, sucede que bien podemos estar libres de interferencia concreta sobre nuestras elecciones
individuales, podemos igualmente ser sujetos de dominación por parte de la voluntad de otro en la
forma de la posibilidad o amenaza de intervención, lo cual termina condicionando el ejercicio efectivo
de nuestra libertad (se trata, nos dirá Pettit, de una situación de ilibertad particularmente graficada
en el caso del esclavo sometido a la voluntad de un amo bondadoso que no interfiere en su esfera
individual concretamente, pero que no por ello deja de ser su amo). La libertad como no-dominación,
como le llama Pettit a la alternativa republicana, supone entonces no sólo la ausencia presente de
interferencia ajena, sino más bien la certeza de que dicha interferencia (o al menos, una interferencia
posible de calificar como arbitraria) no podrá tener lugar en el futuro; o, en el peor de los casos, que
estará eficazmente limitada y regulada en base a procedimientos y sanciones concretas. Por esto,
va a subrayar Pettit, la creación de este estado de certeza o seguridad de la libertad como ausencia
de dominación se debe asociar a la presencia de un orden jurídico encargado de regular o atenuar
constantemente la posibilidad de una interferencia discrecional, arbitraria, en la libertad individual.
En conclusión, el “imperio de ley” haría posible entonces una seguridad de que nuestras elecciones personales no estarán sometidas arbitrariamente a voluntades ajenas o, al menos, que ello
no podrá ocurrir impunemente, motivo por el cual –concluye Pettit– no podemos hablar de un hiato
radical entre las instituciones cívicas y la libertad de los ciudadanos, toda vez que aquellas constituyen –producen– la libertad como no-dominación de la cual gozan los ciudadanos en un régimen
político republicano (Pettit, 1999: 146).
El segundo rasgo en que intenta marcar distancia del liberalismo remite, en concordancia con
lo anterior, a la relación que se puede identificar en ambas tradiciones entre libertad individual y
orden jurídico. La libertad republicana, sostiene, no sería pensada como una esfera de inmunidad
con respecto a las regulaciones jurídicas, sino que, por el contrario, abordaría una estricta continuidad normativa entre libertad ciudadana y derecho. El punto fundamental aquí es, como es sabido,
la idea básica de Pettit de que no toda interferencia en la acción individual puede considerarse una
restricción a la libertad, pues aquellas intervenciones promovidas desde un gobierno justo, con sus
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instituciones amparadas en un orden jurídico no arbitrario, constituyen, garantizan y promueven
efectivamente la libertad de los ciudadanos.
Ahora bien, lo central a destacar es que este carácter de seguridad jurídica de la libertad republicana sólo está garantizado plenamente si el derecho posee este atributo de la justicia, esto es,
si la ley establecida garantiza una no-arbitrariedad de los mandatos soberanos y las regulaciones
políticas, ante lo cual emerge de inmediato la pregunta acerca de los criterios evaluativos que permiten hablar de un derecho eminentemente justo, no arbitrario. La respuesta de Pettit, con respecto
al contenido de una ley no-arbitraria, justa, señala a contramano que la arbitrariedad del derecho
tiene lugar cuando las leyes expresan y promueven intereses particulares, por ende, puede concluir
y subrayar que la no-arbitrariedad jurídica vendría garantizada por la vinculación de la ley con los
intereses plurales de la ciudadanía.
“En particular –señala– hay interferencia sin pérdida alguna de la libertad cuando la interferencia no es arbitraria y no representa una forma de dominación: cuando está controlada por los
intereses y las opiniones de los afectados y es requerida para servir a esos intereses de manera
conforme a esas opiniones” (Pettit, 1999:56).
Esta noción acerca del carácter de una ley justa sitúa a Pettit, claramente, en la línea de la
argumentación democrática y en su ideal de sujetos receptores, y la vez autores, de la ley (o, como
nos dice Rousseau, la idea de que la ley política es aquella que el cuerpo político se impone a sí mismo, aquella “acción del todo sobre el todo”). No obstante, toda vez que -como hemos dicho- Pettit
abandona el ideal rousseauniano de autodeterminación colectiva por sus insuficiencias normativas e
históricas, nos queda aún la interrogante sobre el proceso de creación que permite generar y evaluar
una ley como no-arbitraria y, por ende, creadora y fundamento de la libertad republicana. O en otras
palabras, ¿cómo se constituye una ley efectivamente expresiva de los intereses y opiniones plurales
de los mismos afectados?
Es aquí donde quisiera sostener que el republicanismo de Pettit se torna particularmente problemático, pues diluida completamente la idea de voluntad general rousseauniana ya no es posible
fundamentar la ley en base a la deliberación democrática que expresa, pero a la vez modifica,
recrea y reconfigura, los distintos intereses ciudadanos,6 quedando así, por el contrario, el derecho
no-arbitrario definido exclusivamente por su concordancia con los procedimientos ya previamente
establecidos por la autoridad constitucional. La democracia republicana sería así, como veremos,
esencialmente una democracia constitucional antes que deliberativa.
III. ¿Más allá del liberalismo? La juridificación de la política democrática
Llegados a este punto el argumento de Pettit, si se aprecia con cierto detenimiento, se ha
tornado prácticamente circular, pues termina arrojándonos a una situación normativa como la siguiente: la libertad republicana es posibilitada por un estado de seguridad jurídica organizado en
base a un derecho justo, no arbitrario, el cual a su vez es tal sólo en la medida en que expresa –o
al menos es sensible a – los intereses y opiniones (plurales) de la ciudadanía, pero esta vinculación
entre ciudadanía y derecho a su vez es mediada, posibilitada, por la misma autoridad constitucional
ya existente. En suma, el criterio normativo de evaluación de la política republicana –creadora de
6
Al modo, por ejemplo, como Habermas reinterpreta desde una racionalidad comunicativa la idea de voluntad general
soberana: “La soberanía –señala– no necesita ser concentrada de manera directa en el pueblo, ni tampoco ser desterrada
al anonimato de las competencias constitucionales […] el sujeto de la comunidad jurídica que se organiza a sí misma
se esfuma en las formas comunicativas sin sujetos que regulan el flujo de la formación discursiva de la opinión y de la
voluntad”. Habermas (1999:245).
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una ley efectivamente justa– se encuentra en la misma ley, vale decir, se trata de normas jurídicas
que observan y definen la rectitud normativa de las mismas normas jurídicas.
Si bien se podría anotar que esta consideración inscribe a Pettit marcadamente n la tradición
republicana (con su promoción del “imperio de la ley”), es también es posible sostener es que, al
mismo tiempo, lo acerca bastante a la tendencia de juridificación de la política democrática que caracteriza a la comprensión liberal, vale decir, a su pretensión normativa por sujetar las contingencias
de la política a la figura del derecho (Atria, 2003).
Para el liberalismo clásico, como se recordará, el sustrato moral (presuntamente pre-político)
de la libertad supone poner límites jurídicos a las posibles decisiones soberanas, lo cual en parte importante se asocia a la sujeción de la voluntad democrática a los procedimientos y normas jurídicas
que definen los espacios de ejercicio e influencia (legítimos) de la política democrática. Precisamente, en la actualidad, la promoción de un control jurídico de constitucionalidad que sitúa una esfera
vigilante de la legitimidad del proceso político, pero a la vez situada externamente a la deliberación
y el desacuerdo político (la figura de los Tribunales Constitucionales), o la conocida tesis de Dworkin
acerca de los derechos como “cartas de triunfo” de los individuos (premisas contramayoritarias) frente a las decisiones de la política democrática (Dworkin, 2002), o, finalmente, la propuesta rawlsiana
de entender la razón jurídica como paradigma de la razón pública (Rawls, 2001), se mueven con
claridad en esta tendencia hacia la juridificación de la política democrática.
Como insinuamos, por este motivo la democracia republicana para Pettit no será es fundamentalmente deliberativa, sino más bien se caracterizará por hacer posible, legítima, la disputabilidad
las decisiones gubernamentales; vale decir, permitirá –a través del mismo orden institucionaljurídico – la existencia de espacios legítimos donde la ciudadanía pueda expresar sus reparos y
cuestionamientos a los mandatos políticos. Es sumamente notable –para ilustrar la juridificación de
la política democrática que se intenta describir– citar el particular modo en que Pettit describe las
características de la situación normativa mediante la cual la autoridad constitucional configura una
situación de no-dominación republicana:
“La autoridad […] tiene, pues, que eliminar la dominación de unas partes sobre otras, y si
ella misma no domina a las partes, entonces habrá puesto fin a la dominación. La razón de que la
autoridad constitucional no domine ella misma a las partes implicadas, si es que no las domina, es
que la interferencia que practica atiende a los intereses de las partes de acuerdo con la propia interpretación de éstas; es convenientemente sensible al bien común” (Pettit, 1999: 97).
Es particularmente notable esta descripción, pues, mirada en profundidad, viene a señalar la
relación política de modo similar a como podríamos describir –y tradicionalmente se hace– una relación jurídica entre agentes privados. Efectivamente, sucede que tenemos partes implicadas (como
nos dice Pettit) que intentan conciliar sus intereses plurales y, para ello, tienen una tercera parte (un
árbitro) capaz de resolver la disputa en nombre de una argumentación que, si bien atiende los intereses de las partes, resuelve finalmente en base una suposición de universalidad (sensibilidad al bien
común, le llama Pettit). No pareciese existir, en suma, diferencia sustancial entre argumentación
jurídica y argumentación política; otro motivo –pareciese ser de peso– para afirmar la existencia de
una tendencia de juridificación de la política republicana7.
Sólo para exhibir de pasada un contrapunto normativo posiblemente aclaratorio, complemente
distinto sería, por ejemplo, sostener que en la argumentación política no concurren estrictamente
partes ya constituidas a resolver sus desacuerdos, al modo de la racionalidad jurídica, sino más bien
que lo político remite –recurriendo al concepto de inspiración hegeliana actualizado recientemente
7
Piénsese, además, en la similitud estructural de esta escena republicana creadora de libertad con la posición original
rawlsiana.
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Honneth (1997)– a una lucha por el reconocimiento en la cual no asistimos a la expresión pública de
identidades constituidas ya en otro lugar, sino a la constitución misma de esas identidades singulares
a través de de un reconocimiento intersubjetivo que transcurre siempre mediante inevitables tensiones y conflictos8. Precisamente, con Butler (2006) podemos graficar aún más este carácter constitutivo, no meramente conciliador, de la política entendida desde la idea de “lucha por el reconocimiento”:
“Cuando reconocemos a otro o cuando pedimos que se nos reconozca, no estamos en busca
de otro que nos vea como somos, como ya somos, como siempre hemos sido, como estábamos
constituidos antes del encuentro mismo. En lugar de ello, en el pedido, en la demanda, nos volvemos ya algo nuevo” (Butler, 2006: 72).
Pero volvamos a Pettit. Para Pettit afirmar que el republicanismo reviste necesariamente la
forma de una democracia constitucional implica, además, que un régimen republicano se ha de
sostener normativamente en tres condiciones básicas: (1) el ya mencionado “imperio de la ley”,
según el cual el Estado debe proceder siempre de acuerdo con un tipo de ley que cumpla ciertas
restricciones elementales (que sean generales, no retroactivas, bien promulgadas, etc.); (2) una restricción del poder mediante su división, vale decir, la promoción de un gobierno mixto que facilite el
mutuo control de la autoridad política; y (3) una condición contramayoritaria, según la cual tiene que
dificultársele, no facilitar en ningún caso, a la voluntad mayoritaria la modificación de ciertas áreas
fundamentales del orden político-jurídico, lo cual puede introducirse estableciendo leyes consuetudinarias o restricciones constitucionalmente garantizadas. (Pettit, 1999: 228-239).
Como ya se ha señalado en parte la medida el “imperio de ley” puede devenir exacerbada juridificación de la política democrática, siendo aún más evidente el matiz liberal y legalista que implica
la tercera condición (la condición contramayoritaria), toda vez que supone que existen ámbitos de
de un orden democrático que, simplemente, están situadas más allá de la política, sus avatares y
conflictos, conviene detenerse un momento en la segunda condición (el gobierno mixto) propuesto
por Pettit como un rasgo elemental de la democracia republicana.
En efecto, es posible sugerir que si bien se plantea como una limitación recíproca de los
poderes del Estado, sobre todo relevante en el caso de que uno de ellos sea monopolizado por un
grupo particular, abre también la posibilidad normativa de una juridificación excesiva de la política
democrática derivada, cabe sostener, de una marcada desconfianza hacia el posible carácter constituyente del pueblo. Este temor, por cierto, recorre la tradición republicana: va desde un Aristóteles
con su régimen mixto que evita la dominación de una de las partes de la ciudad (especialmente,
del demos siempre tendiente a la tiranía), pasando por Cicerón que nos advierte sobre los peligros
del gobierno del pueblo que no distingue entre grados de dignidad; por Maquiavelo que sugiere una
república mixta entre principado, aristocracia y gobierno popular para evitar los excesos del pueblo (véase Rivero, 2005); hasta Hannah Arendt con su diagnóstico de la decadencia del momento
republicano post-revolucionario ante la emergencia de las masas guiadas preferentemente por sus
intereses materiales (lo social) y no por la alta dignidad de lo político (Arendt, 1992).
Ahora bien, lo que se pretende sostener con esta desconfianza republicana hacia el pueblo no
es primariamente un temor hacia los grupos menos privilegiados o excluidos socialmente, sino algo
mucho más amplio y relevante políticamente posible de derivar del sentido particular (figurativo,
político) con que Jacques Rancière (1996) ha propuesto entender la categoría de pueblo. En rigor,
según Rancière la idea de pueblo supone (ya desde la polis griega) un cuestionamiento radical de
toda posibilidad de una distribución geométrica de las partes de la ciudad, toda vez que si bien el
8
“[… ] un sujeto deviene siempre en la medida en que se sabe reconocido por otro en determinadas de sus facultades y
cualidades, y por ello reconciliado con éste; al mismo tiempo llega a conocer partes de su irremplazable identidad y, con
ello, a contraponerse al otro en tanto que un particular”. Honneth (1997: 28). Para apreciar una lectura de la relación entre
política y derecho en clave de “lucha por el reconocimiento”, véase Sembler (2009).
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demos se consideraba parte integrante de la polis, se definía principalmente por una exclusión, por
la no-posesión de atributos valorados socialmente, vale decir, se trataba de la parte de los que no
tienen parte (Rancière, 1996). Por este particular atributo, sostiene el pueblo –como categoría figurativa– representaría siempre un cuestionamiento de la presunta racionalidad de las distribuciones
y repartos existentes, esto es, la puesta en escena de un sujeto político que pone en tela de juicio
(revelando así su carácter histórico, contingente) la aparente posibilidad de distribución racional de
los derechos y deberes en la ciudad política.
En suma, visto desde esta sugerencia de Rancière, el exacerbado legalismo o juridificación
de la política democrática del republicanismo de Pettit evidenciaría la búsqueda incesante de un
criterio de fijación racional de los lugares, roles y derechos de las partes de la ciudad que permita
ponerse a salvo (en nombre del derecho) de los procesos contingentes y conflictivos que determinan
históricamente el devenir de la política.
Ya para concluir y sintetizar el argumento aquí desarrollado, es posible sugerir que los hilos de
continuidad normativa que se pueden advertir entre neo-republicanismo y liberalismo a raíz de esta
tendencia juridificante de la política democrática se anclan en parte importante, en el caso de Pettit,
en dos nudos críticos o imprecisiones que presenta su reflexión.
Por una parte se aprecia que la oposición que Pettit intenta sostener en relación al concepto
de libertad negativa para desde ahí distanciarse del liberalismo no puedo sino resultar bastante
imprecisa, toda vez que cuesta encontrar en la tradición liberal una idea tan nítida –o exagerada– de
relacionar la libertad con una ausencia plena de interferencia como la que Pettit cree encontrar. Por
el contrario, lo que se puede apreciar es que en la tradición liberal libertad individual y derecho no se
oponen radicalmente, sino que más bien este último viene a garantizar –legalizar– ciertos libertades
naturales preexistentes (esto es, a positivizar los derechos morales). Si bien puede anotarse que
en la tradición liberal el derecho no constituye primariamente la libertad (como pensaría la tradición
republicana), toda vez que ésta hunde sus raíces en atributos morales constitutivos del individuo, sí
la hace posible históricamente, la torna segura y estable, en el marco de un orden jurídico basado en
los derechos civiles. Este argumento, por cierto, no sólo se encuentra en el “liberalismo igualitario”
o “liberalismo basado en derechos” que hoy posee amplia difusión, sino que también se remonta a
los lugares clásicos de la tradición liberal, justamente aquellos donde Pettit cree encontrar graficada
con nitidez la idea de libertad como ausencia total de interferencia9.
El segundo nudo crítico que se advierte en la teoría de Pettit ya ha sido insinuado en relación a
la juridificación de la política. En el fondo, el neo-republicanismo permanece encauzado en un modo
de entender la relación entre derecho y política que entiende la justicia y la condición de ciudadanía
como un problema de distribución racional, vale decir, supone que la política y los derechos en una
comunidad política pueden ordenarse haciendo abstracción de los procesos conflictivos de reconocimiento (afectivos, morales, políticos) que se depositan y constituyen las relaciones intersubjetivas.
Hacer abstracción de la contingencia de lo político (de aquella lucha por el reconocimiento que, como
insinuamos, subyacería a la relación entre democracia, derecho y política) es lo que el liberalismo ha
pretendido, típicamente realizar desde un resguardo jurídico extra-político. Es éste uno de sus principios normativos fundamentales que, más allá de intenciones declaradas, el republicanismo de Pettit
no ha logrado dejar plenamente atrás, haciendo necesario así repensar críticamente las condiciones
normativas de fundamentación de la democracia republicana, presuntamente post-liberal, hoy en boga.
9
A modo de ejemplo, cabe recordar la la distinción que traza –entre otros- Locke entre libertad natural (donde existe la
apropiación individual) de la libertad civil (donde esa apropiación, legítima moralmente desde antes, se convierte en propiedad segura y estable, deviene derecho de propiedad). Véase Locke (2004).
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
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Desigualdad, Desarrollo y
Consumo
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pp. 47 – 69
Revisitando tendencias en la
distribución global del ingreso.
¿Hay alguna relación entre la inequidad entre las
naciones y el orden político mundial?1
JOSÉ LUIS VALENZUELA2
Resumen
Una Base de Datos construida a partir de las Tablas Mundiales Penn 6.2, permite el análisis de la distribución del ingreso entre los países para el período
1970-2003. El análisis de los datos contradice la ‘hipótesis de la convergencia’, y
muestra un comportamiento diferente entre los países más ricos y los países más
pobres, y entre los países de ‘clase media alta’ y de ‘clase media baja’.
La información es relacionada con los asuntos internacionales del período de análisis.
La emergencia de China como una potencia mundial que retorna, ayuda a disminuir la
inequidad, mientras el predominio absoluto de los Estados Unidos en el período 1990 a
2000 coincide con un aumento de la diferencia entre los países más ricos y los países
más pobres.
PALABAS CLAVE: INEQUIDAD, DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO, ECONOMÍA, CIENCIAS SOCIALES,
RELACIONES INTERNACIONALES, ECONOMÍA INTERNACIONAL, SISTEMA MUNDIAL, CHINA,
ESTADOS UNIDOS
Abstract
A database built using Penn World Tables 6.2 allows the analysis of income
distribution among countries for the period 1970 – 2003. Data analysis contradicts the
‘convergence hypothesis’ and shows a different behavior between richest and poorest
countries compared to upper middle class and lower middle class countries.
Data are related with world affairs of the period. The emergence of China as a returning
world power helps to combat inequality, while the absolute predominance of the United
States during the 1990 to 2000 period increased the difference between poor and rich.
KEY WORDS: INEQUALITY, INCOME DISTRIBUTION, ECONOMY, SOCIAL SCIENCES, INTERNATIONAL RELATIONS, INTERNATIONAL ECONOMY, WORLD SYSTEM, CHINA, USA.
1
Presentado al Seminario “El fin de historia que no fue: A XX años de la caída del muro de Berlín”, Universidad de Santiago
de Chile, Instituto de Estudios Avanzados, 24 al 26 de noviembre 2009.
2
Ingeniero, Master en Dirección Estratégica, Master en Historia, Economía y Cultura de China, estudiante del Doctorado
en Estudios Americanos, Universidad de Santiago, Chile.
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
Introducción
Milanovic3 resume los conceptos de inequidad en el ingreso como sigue:
Tabla 1: Comparación de tres conceptos de inequidad según Milanovic
Concepto 2
Inequidad
Internacional
ponderada por
población
Concepto 3
Inequidad Mundial
verdadera del
ingreso
Fuente principal de
Cuentas Nacionales
información
Cuentas Nacionales
Encuestas a hogares
Unidad de
observación
Países
Países (ponderados según
su población)
Individuos / Hogares
Concepto de
bienestar
GDP o GNP per capita
GDP o GNP per capita
Ingreso medio
disponible per capita o
gasto
Conversión de la
moneda nacional
Tasa de cambio de Mercado o tasa de cambio PPP
Concepto 1
Inequidad
Internacional no
ponderada
Distribución interna Ignorada
Ignorada
Incluida
En este trabajo se utiliza el concepto 2. Para un más profundo entendimiento del proceso de
construcción de la información, especialmente el significado de las distintas opciones para definir la
conversión de la moneda local y el PPP, se recomienda el libro del Doctor Milanovic.
En el año 2001, el Doctor Donghyun Park4, usando la información de las Tablas Mundiales
Penn 1960-19925, verificó la ‘hipótesis de la convergencia’ y concluyó que “la distribución global
del ingreso no se convirtió en más igualitaria durante el período 1960-1992”. Encontró un período
de inequidad creciente (1960-1968), un período de alta volatilidad (1968-1976), y un período
de convergencia (1977-1992). La ‘hipótesis de la convergencia dice que, a través del comercio
Internacional, del movimiento de los factores de la producción (migraciones de trabajadores desde
los países pobres a los países ricos), los flujos de capital desde los países ricos hacia los países
pobres, y/o la difusión de la tecnología que permite a los pobres alcanzar a los ricos, se supone que
los países pobres crecerán más rápidamente que los países ricos.
Bajo la inspiración de este trabajo, se visitó la última versión disponible de las Tablas Mundiales
Penn6, y se creó un sistema simple para el tratamiento y la selección de la información, utilizando
solo EXCEL, de tal manera de interesar a los científicos del mundo de las ciencias sociales por la
información económica segura y confiable. Con esta información básica se creó una Base de Datos
útil para el análisis de la distribución del ingreso entre los países, ponderados según su población,
para el período 1970 a 2003.
El primer objetivo de este trabajo es demostrar que, para cualquier investigador interesado en
trabajar sobre el concepto de inequidad, la construcción de una Base de Datos confiable es posible,
3
(Milanovic, 2005)
(Park, 2001),
5
(Heston, Summers, 1995)
6
(Heston, Summers, Aten, 2006)
4
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REVISITANDO TENDENCIAS EN LA DISTRIBUCIÓN GLOBAL DEL INGRESO
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y que la disponibilidad de información económica básica adecuada para trabajar en función de
los objetivos específicos de una investigación permite al investigador estudiar las relaciones entre
información económica cuantitativa y los fenómenos sociales que ocurren o influyen sobre el mismo
período.
El segundo objetivo es contrastar las conclusiones del Doctor Park, y el tercero es explorar
correlaciones entre el desempeño económico cuantitativo del mundo en un período determinado, y
los indicadores cualitativos relevantes de la situación política internacional.
Para los objetivos segundo y tercero se utilizarán tres diferentes indicadores:
• El índice GINI.
• El índice R/P, esto es, la relación entre el ingreso del 10% más rico y del 10% más pobre
de la Base de Datos seleccionada. Es también llamado índice 90/10 o relación 90/10.
• El uso del ingreso incremental disponible entre el primer y el último año de la Base de
Datos seleccionada.
Para el tercer y ultimo objetivo, se escogen dos hechos relevantes de la política Internacional,
y se explora una correlación entre los datos cuantitativos y los hechos políticos.
1. - Construcción de una Base de Datos confiable
1.1 Fuente de Datos
El primer objetivo es construir una Base de Datos que contenga información numérica
confiable acerca de la distribución del ingreso entre los países, para el mayor período posible del
cual se disponga suficiente información. Se encontraron y estudiaron cuatro potenciales fuentes de
información disponibles en Internet, utilizando la guía provista por Almas Heshmati7:
7
(Heshmati, 2004)
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
-
-
-
50
Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Las Tablas contienen valiosa
información acerca del Índice de Desarrollo Humano y sus componentes (series que
comienzan en 1980 con datos cada 5 años), y acerca de indicadores sociales, pero solo
hay información referida al GDP para un año (GDP per cápita expresado en PPP, en dólares
del año 2006). Así, esta fuente no es útil para el propósito principal de esta investigación,
pero puede ser utilizada posteriormente para un análisis profundo de las consecuencias de
la inequidad.
Tablas de GDP del Banco Mundial, expresadas en dólares corrientes, agrupadas en series
de tiempo por cada país, cubriendo desde 1960 hasta el año 2007. Los datos incluyen a
226 países y agregados de países (como los países de ingreso medio alto o los países del
África sub-sahariana). Si se eliminan los agregados de países, se obtiene información para
209 países, pero es posible obtener series completas de información solamente para 72
países (con datos para todos los años entre 1960 y 2007)), o una serie completa para 107
países (con datos para todos los años entre 1970 y 2007)), o finalmente 115 países (con
datos para todos los años entre 1970 y 2003. Un problema relevante para el primer objetivo
de este trabajo es que la información está expresada en dólares corrientes, pero no es
difícil expresarla en moneda de valor equivalente (Por ejemplo, dólares del año 2000), y
también es fácil expresarla el dólares PPP, aproximándose mejor a una comparación válida
del ingreso entre los países. Es entonces posible utilizar esta fuente de datos.
Tablas Mundiales Penn (PWT). Las Tablas contienen datos de muchas variables, incluyendo
GDP real per cápita (a precios constantes: series en cadena), donde ‘real’ significa
‘convertido según PPP’. Incluyen información para 188 países, desde 1950 hasta el año
2004. No todos los países tienen datos para todos los años, de tal manera que resulta
necesario definir criterios para validar un conjunto de datos a utilizar. Una gran ventaja es
que la información es comparable a través del tiempo.
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-
Tablas UNU-WIDER WIID8. La versión actual, febrero 2009, es 2.0c, contienen índice GINI,
la distribución del ingreso por quintiles y deciles, para 159 países y en diferentes años.
No es posible utilizar esta información debido a que son necesarios datos distribuidos
regularmente en el tiempo. Pero, nuevamente, la Tabla contiene información valiosa para
un posterior análisis en profundidad.
En resumen, se escogen como información base a las Tablas PWT
El procesamiento de los datos, la Base de Datos generada, y la representatividad de los datos
se describen en Anexo N° 1: Procesamiento de Datos y Resultados Obtenidos.
1.2 Selección de indicadores para representar la inequidad
Índice GINI
El siguiente gráfico muestra la curva de Lorenz, calculada para el año 1970:
Gráfico 1: Construcción de la curva de Lorenz desde la Base de Datos construida
La línea oscura representa la equidad perfecta en la distribución del ingreso (cada decil recibe
un 10% del ingreso), mientras la línea roja representa la distribución real, obtenida de la Base de
Datos a partir de la distribución del ingreso en el año 1970 (año para el cual los valores de ambos
conjuntos de datos son iguales). Mientras mayor sea el área entre las dos curvas, mayor será la
inequidad. Esta área es llamada ‘área de concentración’.
El índice de GINI representa la concentración del ingreso, y se define como dos veces la relación
entre el ‘área de concentración’ y el área total bajo la línea azul. Así, a la inequidad total (todo el ingreso
concentrado en el decil 10, o todo el ingreso para el decil más rico) corresponde el valor 1 o 100%,
8
UNU-WIDER significa “United Nations University – World Institute for Development Economics Research” WIID significa
“World Income Inequality Database”
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51
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mientras a la equidad total (el ingreso repartido en partes iguales entre todos los deciles), corresponde
el valor 0. Park utiliza la siguiente formula para el cálculo del índice de GINI G:
G = 1 + 1/n – 1/(n2ya)* (yn + 2yn-1 + ny1)
ya
= ingreso del decil i
Yi
y1<=y2<=.......yn
Se utilizará esta fórmula para el cálculo del índice GINI
Comparación entre los más ricos y los más pobres
Una segunda forma de visualizar la inequidad consiste en comparar el ingreso del 10% más
rico (decil 10) con el ingreso del 10% más pobre (decil 1). El cálculo es sencillo a partir de ambos
conjuntos de datos. Este indicador será llamado índice R/P.
Índice R/P = Ingreso total del decil más rico / Ingreso total del decil más pobre
2.- Análisis de la información
2.1 Segundo objetivo: comprobar la ‘hipótesis de la convergencia’
Índices GINI y R/P
Utilizando la Base de Datos Nº 1 se obtiene el siguiente gráfico:
Gráfico N° 2: Índices GINI y R/P desde la Base de Datos Nº 1
La línea azul (GINI) evidencia una declinación casi constante a partir de 1980, mientras la línea
roja (R/P) muestra una declinación entre 1970 y 1983, seguida por un período de estancamiento
hasta 1988 y luego por un crecimiento casi constante hasta el último año analizado, superando ya el
año 2000 el valor correspondiente a 1970. De esta forma, el comportamiento de ambos indicadores
es contradictorio. Utilizando la Base de Datos Nº 2, los índices se comportan como se muestra:
Gráfico N° 3: Índices GINI y R/P desde la Base de Datos Nº 2
Las conclusiones se repiten con esta segunda Base de Datos.
El uso del ingreso incremental
De acuerdo a la Base de Datos N° 1, entre los años 1970 y 2003, el ingreso per cápita promedio
mundial se incrementó desde US$ 4,350.9 a US$ 7,997.6 esto es, un aumento neto de US$ 3,646.7
El mundo logró entonces US$ 36,467 a ser distribuido entre los 10 deciles que conforman las
10 categorías de ingreso. Si se agrupan los deciles como se indica:
Ricos Decile 10
Media superior Decile 6 a 9
Media inferior Decile 2 a 5
Pobres Decile 1
Es posible generar la siguiente Tabla:
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Tabla N° 2: Distribución del ingreso incremental (1970 a 2003)
Incremento Total US$
Incremento Medio por
decil US$
Ricos
Decil 10
13,860.7
13,860.7
Media Superior
Decil 6 a 9
12,495.8
3,124.0
Media Inferior
Decil 2 a 5
9,675.7
2,418.9
Pobres
Decil 1
434.9
434.9
El gráfico muestra el valor del ‘incremento medio por decil’:
Gráfico N° 4: Destino del ingreso incremental por decil
Expresado de otra forma, mientras en el año 1970 el 10% más pobre del conjunto de países
recibía un 1.13% del ingreso total mundial disponible, en el año 2003 recibe el 1.19% del ingreso
adicional generado por el mundo en el período 1970 a 2003, alcanzando así un incremento de su
participación en el ingreso mundial a un 1.16%.
Al repetir los mismos cálculos para la Base de Datos N° 2 se obtiene:
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Gráfico N° 5: Destino del ingreso incremental por decil, calculado desde la Base de Datos N° 2
El análisis de la información de la Base de Datos N° 2 muestra una inequidad algo superior,
puesto que el decil más pobre recibe solamente un 1.08% del incremento del ingreso total mundial,
disminuyendo su participación entre 1970 y 2003, desde un 1.13% hasta un 1.11%.
Para entender porqué se ha encontrado una reducción del índice GINI que ocurre
simultáneamente con un mantenimiento de la situación de los más pobres, es necesario analizar
las variaciones en el ingreso promedio de los países ubicados entre los deciles 2 y 9. Expresado en
porcentajes, la distribución del ingreso mundial para los años 1970 y 2003 es la siguiente:
Tabla N° 3: Distribución porcentual del ingreso mundial según grupos de deciles
Distribución del Ingreso Mundial
Ricos
Media Superior
Media Inferior
Pobres
1970
38.06%
52.91%
7.89%
1.13%
2003
38.04%
44.41%
16.39%
1.16%
Así, la disminución del índice de GINI se debe al incremento de la participación en la distribución
del ingreso de los países que se han agrupado como ‘media inferior (deciles 2 a 5), logrado a costa
de los países agrupados como ‘media superior’. Esta notable mejoría se origina al obtener dichos
54
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países una participación del 26.5% sobre el ingreso incremental, mucho mayor que la participación
de 7.9% que tenían en la distribución del ingreso en 1970.
2.2 Tercer objetivo: Correlación entre el desempeño económico del mundo (cuantitativo)
durante un período y los indicadores cualitativos relevantes de la situación política internacional.
Hay muchos acontecimientos internacionales relevantes ocurridos en el período 1970 a 2003,
y es posible estudiar el efecto de cada suceso importante con respecto a la distribución del ingreso
entre los países. Por ejemplo, ocurren crisis petroleras en 1973 y 1981, crisis financieras como la
crisis asiática de 1997-1999. Se estudiarán dos sucesos relevantes del período:
- El surgimiento de China
- La década del imperio
El explosivo desarrollo de China
Entre los años 1970 y 2003, el GDP (PPP) de China aumentó desde 410.000 millones de
dólares hasta 6.395.000 millones de dólares. El siguiente gráfico, construido a partir de la información
de las PWT, muestra la evolución del GDP y del GDP per cápita entre los años 1952 y 2004:
Gráfico N° 6: Evolución del GDP (PPP) de China
En 1970, China ocupaba el lugar Nº 149 entre 153 países ordenados según su GDP per
cápita, de mayor a menor y, utilizando la Base de Datos Nº 2 (países constantes), alcanza el año
2003, el lugar Nº 82, un salto de 67 lugares, superado en magnitud tan solo por Guinea Ecuatorial,
país que progresó en 69 lugares, aunque con una economía mucho más pequeña). El siguiente
gráfico muestra el camino seguido por China:
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Gráfico Nº 7: Evolución de la posición de China entre los 155 países ordenados según su GDP per
capita
Es razonable preguntarse cuál ha sido la influencia del crecimiento experimentado por China
sobre la distribución del ingreso mundial entre los países, en el período 1970 a 2003. El desarrollo de
China, ¿ha contribuido a incrementar la inequidad entre los países o, por el contrario, ha impactado
positivamente sobre este concepto? Existiendo muchos caminos para buscar la respuesta, se ha
decidido privilegiar el más simple de ellos, que consiste en analizar por comparación el conjunto
de los países definido en la Base de Datos Nº 2, y contrastar con los resultados que se obtienen al
excluir a China de dicho conjunto de países. Así se compararán los resultados que se obtienen de
dos conjuntos de datos:
- La Base de Datos Nº 2
- La Base de Datos Nº 3, igual a la anterior excepto por la exclusión de China.
La representación gráfica de los resultados es la siguiente:
Índice R/P
Los Gráficos Nº 8 y Nº 9 muestran la evolución durante el período 1970 a 2003, del índice R/P.
El primer gráfico corresponde a la Base de Datos N° 2, que reune a todos los países incluidos en la
muestra de países constantes, mientras el segundo ha sido generado a partir de la Base de Datos
N° 3, idéntica a la anterior con la excepción de la exclusión de China. Por comparación es posible
deducir el efecto del desarrollo económico de China sobre este indicador de inequidad:
56
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Gráfico Nº 8
Gráfico Nº 9
La comparación entre ambos gráficos señala que, considerado como indicador el índice R/P,
un mundo sin China es mucho más inequitativo que el mundo que la incluye. El Grafico Nº 9 muestra
que el incremento del índice R/P es casi constante en el período analizado, mientras el Gráfico
Nº 8 muestra un constante decrecimiento de l índice R/P entre los años 1976 y 1986, seguido de
un crecimiento casi constante hasta 1999 y una estabilización entre los años 2000 y 2003. Hacia
finales del período analizado, el mundo sin China alcanza índices R/P cercanos al valor 40, mientras
el mundo con China muestra índices R/P en torno al valor 35. China, debido a la magnitud de su
población, la que representa un 25% de la población de la muestra en 1970 y un 22.7% en 2003, se
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distribuye en más de un decil al construir la Base de Datos. Sólo en 1989 dejó de contribuir al decil
más pobre, año en que por primera vez hay países que son más pobres que China y que al mismo
tiempo representan a más del 10% de la población mundial.
Índice de GINI
El siguiente gráfico representa la evolución del índice de GINI tanto para la Base de Datos
N° 2 como para la Base de Datos N° 3:
Gráfico 10: Evolución del Índice de GINI 1970 a 2003
Sin China, el mundo exhibe un índice GINI con una pequeña inclinación al alza, mientras que
el mundo con China muestra un índice GINI claramente en continua disminución.
Ambos indicadores, el índice R/P y el índice GINI indican una clara contribución de China hacia
la disminución de la inequidad entre los países.
La ‘década del Imperio’
Se propone denominar como ‘década del Imperio’ al período que se inicia en 1989 con la caída
del muro de Berlín (símbolo del término de la Guerra Fría, y finaliza en el año 2001 con el ataque a
las Torres Gemelas (símbolo del inicio de la Guerra contra el terrorismo. Durante este período, 1990
a 2000 si se expresa en años completos, Estados Unidos fue la única e indisputada superpotencia
mundial. Este breve ‘Imperio Mundial’ coincide con situaciones muy particulares referidas a la
evolución de la inequidad entre las naciones, como se evidencia en los gráficos siguientes:
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Gráfico N° 11: Evolución comparada de la participación en la distribución del ingreso mundial del
10% de los países más ricos y del 10% de los países más pobres (1990 a 2000)
El Gráfico muestra que en el período analizado, el decil más rico conserva su participación en
la distribución del ingreso mundial, mientras el decil más pobre se empobrece aún más y en forma
constante. La participación del decil más pobre disminuye desde un 1,46% en 1990 a un 1,08% en
el año 2000. En la década anterior, 1981 a 1990, había aumentado su participación desde 1,36% a
1,46%, y en la década que va desde 1971 a 1980 también había aumentado su participación, desde
1,18% a 1,30%. El valor alcanzado en el año 2000 es el más bajo en todo el período para el cual se
cuenta con información en las Bases de Datos generadas en este trabajo a partir de las Tablas PWT,
y permanece casi constante en los 3 años siguientes a la década del Imperio.
El siguiente gráfico muestra la evolución del índice GINI durante la década del Imperio
incluyendo, dada las conclusiones del punto anterior, el mundo representado con la inclusión de
China y sin su inclusión:
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Gráfico 12: Evolución del Índice GINI (1990 a 2000)
Al excluir a China, el índice GINI aumenta en forma leve pero constante (desde 0,54 en el año
1990 hasta 0,547 en el año 2000), mientras que la inclusión de China muestra un decrecimiento
constante e importante del índice de GINI (desde 0,565 en el año 1990 hasta 0,524 en el año 2000).
Puede entonces concluirse que durante la década del Imperio, el mundo muestra un aumento
de la inequidad en la distribución del ingreso entre los países, con énfasis en el deterioro de la
situación de los países más pobres.
3.- Conclusiones finales
En este trabajo se ha demostrado la factibilidad de obtener información económica confiable
y significativa, a partir de la cual es posible desarrollar indicadores económicos útiles acerca de la
inequidad en la distribución del ingreso mundial entre los países.
Al trabajar directamente con la Base de Datos, es posible relacionar dicha información con
acontecimientos relevantes de la política mundial, pudiendo relacionarse situaciones políticas
con consecuencias sociales a nivel de los países. Por cierto, del análisis efectuado no es posible
comprobar una relación causa – efecto, pero si ha sido posible determinar causas y efectos que
concurren en el mismo período de tiempo, abriendo así interrogantes que necesitan ser resueltas
en futuros trabajos. ¿El dominio absoluto de los Estados Unidos como superpotencia mundial
significó un mayor empobrecimiento de los países más pobres? Lo que se ha establecido es que
durante la década del Imperio, el mundo incrementó la desigualdad en la distribución del ingreso
y afectó principalmente a los países más pobres. La evolución del índice de GINI en el mismo
período muestra un mejoramiento continuo, que desaparece, e incluso se invierte, cuando se saca a
China del sistema-mundo en estudio, lo que permite deducir que la mejoría del índice GINI se debe
principalmente al desarrollo del gigante asiático.
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Al estudiar el período 1970 a 2003, se ha comprobado que la vuelta de China como potencia
mundial ha significado un mejoramiento de la situación de inequidad según la medición del índice
GINI, y una atenuación de esta de acuerdo a la medición del índice R/P.
El análisis de la información no permite establecer argumentos a favor de la ‘teoría de la
convergencia’. Sin embargo, se ha detectado un movimiento interesante entre lo que se ha llamado
la media superior y la media inferior, agrupaciones que representan respectivamente a los países
agrupados en los deciles 6 a 9 y los deciles 2 a 5 respectivamente. Una mayor participación en
la riqueza adicional generada entre los años 1970 y 2003 ha favorecido la aproximación de los
países agrupados en la media inferior hacia la media superior. Esta situación es concurrente con la
evolución de la posición de China en el ranking de los países ordenados de acuerdo a su GDP per
cápita.
La más genuina expresión de la inequidad global no es la inequidad entre los países,
ponderados de acuerdo a su población, concepto con el cual se ha trabajado, sino la inequidad entre
los individuos, la que es mayor puesto que rompe con la simplicidad de considerar un solo ingreso
medio para todo un país, e incluye la inequidad en la distribución del ingreso dentro de los países,
la que actúa como un efecto amplificador del concepto utilizado. Firebaugh9 cuantificó este efecto:
“Alrededor del setenta por ciento de la inequidad en la distribución del ingreso mundial se da entre
las naciones”, lo que implica que el 30% restante de lo que podemos llamar ‘inequidad verdadera’ se
produce entre los individuos de una nación.
Los resultados de la economía mundial no son solamente una consecuencia de las decisiones
económicas, sino también un resultado de las situaciones políticas. Cuando la economía de un país
o de una región se deteriora, ocurren fenómenos sociales cuyos efectos influyen sobre la evolución
económica de un área más amplia. De la misma forma, el progreso económico de una región o país
puede significar el deterioro de económico de otros lugares del mundo. No es una buena elección el
tomar decisiones sobre la exclusiva base de los principios económicos, transformando la economía
en la ciencia fundamental de las comunidades humanas.
Un buen ejemplo es el análisis del impacto en el sistema-mundo del desarrollo de los
bíocombustibles sobre la base de maíz. El encarecimiento mundial del maíz ha tenido consecuencias
graves, especialmente en los países más pobres. Una ciencia basada en el dinero no tiene la
capacidad de anticipar los problemas humanos que estarán detrás de las decisiones económicas,
mientras que una ciencia social, más cercana a lo humano, validada con el manejo de las cifras,
puede y debe anticipar dichas situaciones.
Es de la mayor importancia el que la comunidad científica social deje de trabajar exclusivamente
con las conclusiones y productos de la investigación de los economistas, y comience a construir
sus propias Bases de Datos, diseñadas en función de los objetivos de su propia investigación.
Existe disponible excelente información económica básica, a partir de la cual en este trabajo se ha
demostrado que, mediante el uso de herramientas informáticas comunes y conocidas, es posible
generar Bases de Datos apropiadas para los objetivos de la investigación.
Bata y Bergesen10 dijeron en 2002: “La inequidad global ha sido muy poco analizada por
los sociólogos, pese a que ellos reclaman ser los científicos más expertos a cargo del estudio de
las inequidades globales y la estratificación”. Myles11 agregó: “El juicio de Martina Morris y Mark
9
(Firebaugh, 2000)
(Bata y Bergesen, 2002)
11
(Myles, 2003)
10
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Western acerca de la contribución hecha por los sociólogos al estudio de la cambiante estructura de
la inequidad del ingreso es, al mismo tiempo, seguro y turbador. Su punto no es que los sociólogos
han fallado en tomar nota de los cambios en la distribución de la ganancia de los trabajadores o del
ingreso familiar. Más bien, el punto es que la contribución de la sociología para dar cuenta de estas
tendencias haya sido tan modesta. Con unas pocas y notables excepciones (i.e. Bernhardt et al,
2001), hemos dejado la mayor parte de esta pesada carga – tanto teórica como empírica – como
una materia de los economistas”.
En el año 2000, Stewart y Berry12 concluyen que “A pesar de serias lagunas en la información,
la evidencia revisada en este artículo ha confirmado ampliamente la expectativa teórica que la
liberalización económica afecta la distribución del ingreso en forma diferente según las condiciones
iniciales de los países (factores de desarrollo, instituciones) y sus lineamientos políticos.” Y se añade
“En definitiva, la disminución de la intervención del Estado y la evolución hacia el mercado han
tendido a incrementar la desigualdad dentro de los países”
En el año 2002, Babones13 concluyó “Veo que la creciente integración de las economías de
mercado durante las últimas décadas se ha reflejado de forma dramática en el aumento de la
inequidad internacional”. Hoy, Korzeniewicz y Moran14 se preguntan “En 200 años más, ¿cómo los
futuros observadores (si aún existen) valorarán nuestra época? En un mundo con una persistente
inequidad entre los países, ¿encontrarán que nuestra propia cruzada moral para una mayor equidad
global ha sido en nuestro tiempo un fenómeno pintoresco, aunque de corta duración?”
Así, las conclusiones esbozadas encuentran soporte en la comunidad científica, tanto en lo
que se refiere a demostraciones cuantitativas de la inequidad como a la ausencia de cientistas
sociales en la investigación. Es nuestra esperanza el contribuir a motivar su participación.
12
(Stewart y Berry, 2000)
(Babones, 2002)
14
(Korzeniewicz y Moran)
13
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Universidad Central
REVISITANDO TENDENCIAS EN LA DISTRIBUCIÓN GLOBAL DEL INGRESO
por JOSÉ LUIS VALENZUELA
Bibliografía
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Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central
63
Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
Anexo N° 1: Procesamiento de Datos y Resultados Obtenidos.
La información en las Tablas PWT está ordenada según país. Una vez exportada la información
a una planilla EXCEL, debe ser ordenada por año, y deben separarse los bloques correspondientes
a cada año, los que se ordenan internamente de acuerdo al GDP per capita en forma ascendente.
Los datos importados por EXCEL fueron los siguientes: ‘Nombre del país’, ‘Año’, ‘GDP real per
cápita’ (variable codificada como rgdpch, y ‘Población’ (código POP). Se agregan las siguientes
columnas, construidas a partir de la información anterior:
Acc Population: Población acumulada en millones de personas.
Acc GDP: GDP acumulado en millones
% of Total Population Población/Población Total, como %
% of Acc Total Population Población acumulada/Población Total, como %
Tenth Decil correspondiente al % de Población Total Acumulada (p.e. 37,8% significa decil 4)
Se crean 10 columnas para la acumulación correspondiente a cada decil (decil 1 a decil 10).
La planilla queda como se indica en la siguiente figura:
Figura 1: Posición de las columnas en la planilla EXCEL construida
La fórmula para el cálculo del GDP correspondiente a cada decil fue deducida a partir del
siguiente diagrama lógico:
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Figura 2: Diagrama Lógico utilizado para deducir la formula para calcular el GDP correspondiente a
cada decil
Donde Px significa el valor de la fila para la columna del decil, P0 significa el valor numérico (1 a
10) del decil para el cual se acumula, Px-1 significa el valor de la fila anterior para la columna del decil.
La formula para la acumulación del GDP, para el primer país (corresponde a Etiopía) y el
primer año (corresponde a 1950), es la siguiente:
=SI($K7=L$3,SI($K6=L$3,L6+$F7,SI($K6<L$3,SI($I7<10%,$F7*($J7-(L$3-1)*10%)/$I7,(($J710%*(L$3-1))*$F7/$I7)),”ERROR”)),SI($K7<L$3,””,
SI($K6=L$3,L6+$F7*(10/100*L$3-$J6)/$I7,SI($K6<L$3,10%/$I7*$F7,””))))
La Fila 3, desde la columna L (decil 1), hasta la columna U (decil 10), tiene los valores
numéricos 1 a 10 (para los deciles 1 a 10). El valor del GDP para cada decil será el valor máximo de
su respectiva columna (la ecuación va incorporando valor al GDP desde que aparece un país que
corresponde al decil, hasta que aparece un país que corresponde a un decil superior, por lo que el
último valor de la columna es, al mismo tiempo, el valor máximo y el valor del GDP correspondiente
al decil). Cuando se han terminado todos los cálculos, los resultados son exportados a una nueva
planilla EXCEL, bastante más liviana, y sobre la cual se podrán efectuar los cálculos para determinar
los parámetros que reflejan la inequidad:
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
Tabla 1: Distribución del ingreso mundial por deciles 1950 – 2004
Millones de dólares PPP
año
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
66
1
83.245
87.581
60.939
66.058
68.018
72.835
80.892
84.192
94.091
98.547
108.120
92.217
92.135
99.125
110.917
122.361
132.242
128.007
123.759
136.262
161.577
175.519
180.474
192.991
196.801
209.405
213.846
224.453
244.205
263.407
275.539
293.212
321.771
343.531
358.550
373.465
392.907
394.649
415.006
421.674
432.926
428.832
430.125
430.636
430.746
418.551
439.593
457.237
463.363
463.841
461.742
468.452
478.970
513.599
392.520
2
3
4
5
6
7
8
9
10
93.259
95.463
60.939
66.058
68.018
72.835
80.892
84.581
95.595
99.948
109.537
92.217
92.135
99.125
110.917
123.679
133.047
128.057
123.759
136.262
163.727
178.355
182.460
195.457
199.095
213.222
217.422
230.681
255.555
280.934
296.369
320.765
361.594
391.401
447.519
488.522
566.144
630.087
676.073
691.694
786.398
845.497
894.726
919.506
945.792
1.001.933
1.055.288
1.078.022
1.152.151
1.234.950
1.254.026
1.274.598
1.310.372
1.328.500
1.240.730
93.259
95.463
60.939
66.058
68.018
72.973
80.924
84.581
95.595
99.948
122.486
116.208
121.098
125.084
133.492
140.066
148.743
142.908
141.384
151.424
209.436
218.549
220.866
225.792
228.754
241.782
249.453
259.926
284.838
304.107
315.077
340.850
370.206
393.055
447.519
488.522
566.144
630.087
676.073
691.694
787.046
856.762
923.411
954.535
990.682
1.071.938
1.126.246
1.176.062
1.258.325
1.397.231
1.444.126
1.505.286
1.593.088
1.693.891
1.728.810
101.802
106.940
132.718
144.516
149.278
156.966
160.443
162.752
172.458
178.983
213.471
222.672
231.874
250.560
267.302
268.870
266.232
278.343
294.467
321.437
372.199
390.164
392.558
403.457
400.488
425.567
442.722
464.623
490.513
481.117
502.021
521.094
536.273
547.436
578.425
614.365
660.223
709.546
758.030
783.203
843.520
873.514
959.805
1.050.185
1.202.201
1.310.729
1.393.260
1.507.336
1.590.626
1.679.163
1.760.928
1.792.090
1.851.755
1.920.363
1.880.643
179.973
200.958
148.212
157.909
163.015
168.873
170.856
173.804
186.448
191.419
217.916
226.338
235.218
255.606
272.716
269.372
267.538
288.523
306.828
340.769
379.768
397.692
399.461
408.081
412.529
428.555
445.438
472.265
503.361
500.060
533.369
560.992
584.810
606.533
643.304
682.117
716.201
759.634
811.714
851.771
893.651
892.338
959.805
1.050.465
1.228.914
1.375.530
1.510.398
1.692.465
1.846.944
1.987.018
2.172.008
2.316.985
2.493.691
2.647.514
1.880.643
263.034
299.038
169.926
181.659
187.408
198.741
200.943
207.417
217.097
225.624
264.868
277.143
281.998
287.245
302.890
303.230
313.782
320.773
340.821
361.606
472.381
495.903
530.697
562.738
577.028
590.605
629.229
667.659
697.474
718.262
749.940
766.667
773.401
817.324
861.772
878.395
924.318
965.088
1.026.067
1.075.168
1.114.710
1.138.652
1.186.450
1.231.260
1.349.136
1.453.846
1.571.971
1.728.528
1.850.776
1.989.043
2.185.878
2.365.432
2.590.988
2.815.329
1.880.643
404.954
444.055
387.598
402.361
413.756
446.323
457.274
483.706
498.917
519.836
506.055
548.101
564.473
598.314
621.296
641.011
664.770
685.000
720.100
754.153
965.307
1.018.478
1.088.557
1.150.281
1.170.738
1.208.469
1.306.723
1.363.620
1.446.573
1.503.469
1.517.197
1.532.927
1.579.293
1.615.486
1.649.946
1.664.880
1.686.079
1.709.403
1.732.025
1.752.521
1.849.058
1.911.734
1.981.817
2.042.575
2.100.075
2.166.726
2.294.406
2.336.369
2.313.869
2.354.376
2.482.535
2.563.306
2.729.755
2.923.028
2.734.947
728.956
762.343
638.385
659.566
699.373
740.262
786.885
834.854
863.379
895.180
981.981
1.059.969
1.121.432
1.199.037
1.293.516
1.360.056
1.427.033
1.486.866
1.568.557
1.629.022
2.051.393
2.113.036
2.228.953
2.365.878
2.415.674
2.453.450
2.597.342
2.625.348
2.646.705
2.730.489
2.785.447
2.747.143
2.696.628
2.649.757
2.736.608
2.863.228
2.967.200
3.080.276
3.125.287
3.200.074
3.151.590
3.189.634
3.239.764
3.322.564
3.444.066
3.457.227
3.555.476
3.662.590
3.691.094
3.778.538
3.929.611
3.962.858
3.998.792
4.109.794
6.734.182
1.149.331
1.218.125
1.302.823
1.375.071
1.451.009
1.544.314
1.615.020
1.687.305
1.730.068
1.808.331
1.931.229
2.046.330
2.150.500
2.257.285
2.403.820
2.521.677
2.656.278
2.825.493
3.055.956
3.327.596
4.053.339
4.233.461
4.485.554
4.833.908
4.904.264
4.934.489
5.190.109
5.359.989
5.597.448
5.857.139
6.002.324
6.069.182
6.157.493
6.297.713
6.491.834
6.684.278
6.916.425
7.181.077
7.563.973
7.831.963
8.100.946
8.246.896
8.410.868
8.485.362
8.803.189
9.078.365
9.333.242
9.648.826
9.840.241
10.071.245
10.444.430
10.560.924
10.626.636
10.864.881
9.185.106
1.369.582
1.489.474
2.171.363
2.282.277
2.280.282
2.511.287
2.575.892
2.615.097
2.598.219
2.769.382
3.054.516
3.119.173
3.323.183
3.504.494
3.757.980
4.026.313
4.284.687
4.408.530
4.678.147
4.909.129
5.424.721
5.696.894
6.067.653
6.487.905
6.605.141
6.624.968
7.047.094
7.382.303
7.758.077
8.119.992
8.181.884
8.383.768
8.292.538
8.621.685
9.182.512
9.578.790
9.942.199
10.323.249
10.808.954
11.298.152
11.662.979
11.863.219
12.270.497
12.575.482
13.089.453
13.493.992
14.044.713
14.681.241
15.205.535
15.880.430
16.581.515
16.779.110
17.079.239
17.536.435
12.356.572
Escuela de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central
TOTAL N° países
4.467.394
4.799.440
5.133.842
5.401.535
5.548.174
5.985.409
6.210.019
6.418.289
6.551.865
6.887.199
7.510.179
7.800.368
8.214.045
8.675.874
9.274.848
9.776.634
10.294.351
10.692.502
11.353.778
12.067.661
14.253.849
14.918.050
15.777.234
16.826.487
17.110.511
17.330.511
18.339.378
19.050.867
19.924.750
20.758.976
21.159.168
21.536.601
21.674.008
22.283.922
23.397.988
24.316.563
25.337.841
26.383.095
27.593.202
28.597.914
29.622.824
30.247.077
31.257.269
32.062.569
33.584.253
34.828.836
36.324.593
37.968.675
39.212.923
40.835.834
42.716.800
43.589.042
44.753.286
46.353.334
40.014.795
51
57
58
60
63
67
67
67
67
70
99
100
100
100
100
100
100
100
100
100
155
155
156
156
156
156
156
156
156
157
158
158
158
158
158
158
158
159
159
161
171
173
176
183
184
186
186
186
186
186
188
183
183
183
81
REVISITANDO TENDENCIAS EN LA DISTRIBUCIÓN GLOBAL DEL INGRESO
por JOSÉ LUIS VALENZUELA
Dado que cada decil tiene la misma población para un año determinado, es ahora fácil calcular
el valor del GDP per cápita para cada decil y año:
Tabla 2: Distribución del ingreso mundial per cápita por deciles
1950
año – 2004
1
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
83.245
87.581
60.939
66.058
68.018
72.835
80.892
84.192
94.091
98.547
108.120
92.217
92.135
99.125
110.917
122.361
132.242
128.007
123.759
136.262
161.577
175.519
180.474
192.991
196.801
209.405
213.846
224.453
244.205
263.407
275.539
293.212
321.771
343.531
358.550
373.465
392.907
394.649
415.006
421.674
432.926
428.832
430.125
430.636
430.746
418.551
439.593
457.237
463.363
463.841
461.742
468.452
478.970
513.599
392.520
2
3
4
5
6
7
8
9
10
93.259
95.463
60.939
66.058
68.018
72.835
80.892
84.581
95.595
99.948
109.537
92.217
92.135
99.125
110.917
123.679
133.047
128.057
123.759
136.262
163.727
178.355
182.460
195.457
199.095
213.222
217.422
230.681
255.555
280.934
296.369
320.765
361.594
391.401
447.519
488.522
566.144
630.087
676.073
691.694
786.398
845.497
894.726
919.506
945.792
1.001.933
1.055.288
1.078.022
1.152.151
1.234.950
1.254.026
1.274.598
1.310.372
1.328.500
1.240.730
93.259
95.463
60.939
66.058
68.018
72.973
80.924
84.581
95.595
99.948
122.486
116.208
121.098
125.084
133.492
140.066
148.743
142.908
141.384
151.424
209.436
218.549
220.866
225.792
228.754
241.782
249.453
259.926
284.838
304.107
315.077
340.850
370.206
393.055
447.519
488.522
566.144
630.087
676.073
691.694
787.046
856.762
923.411
954.535
990.682
1.071.938
1.126.246
1.176.062
1.258.325
1.397.231
1.444.126
1.505.286
1.593.088
1.693.891
1.728.810
101.802
106.940
132.718
144.516
149.278
156.966
160.443
162.752
172.458
178.983
213.471
222.672
231.874
250.560
267.302
268.870
266.232
278.343
294.467
321.437
372.199
390.164
392.558
403.457
400.488
425.567
442.722
464.623
490.513
481.117
502.021
521.094
536.273
547.436
578.425
614.365
660.223
709.546
758.030
783.203
843.520
873.514
959.805
1.050.185
1.202.201
1.310.729
1.393.260
1.507.336
1.590.626
1.679.163
1.760.928
1.792.090
1.851.755
1.920.363
1.880.643
179.973
200.958
148.212
157.909
163.015
168.873
170.856
173.804
186.448
191.419
217.916
226.338
235.218
255.606
272.716
269.372
267.538
288.523
306.828
340.769
379.768
397.692
399.461
408.081
412.529
428.555
445.438
472.265
503.361
500.060
533.369
560.992
584.810
606.533
643.304
682.117
716.201
759.634
811.714
851.771
893.651
892.338
959.805
1.050.465
1.228.914
1.375.530
1.510.398
1.692.465
1.846.944
1.987.018
2.172.008
2.316.985
2.493.691
2.647.514
1.880.643
263.034
299.038
169.926
181.659
187.408
198.741
200.943
207.417
217.097
225.624
264.868
277.143
281.998
287.245
302.890
303.230
313.782
320.773
340.821
361.606
472.381
495.903
530.697
562.738
577.028
590.605
629.229
667.659
697.474
718.262
749.940
766.667
773.401
817.324
861.772
878.395
924.318
965.088
1.026.067
1.075.168
1.114.710
1.138.652
1.186.450
1.231.260
1.349.136
1.453.846
1.571.971
1.728.528
1.850.776
1.989.043
2.185.878
2.365.432
2.590.988
2.815.329
1.880.643
404.954
444.055
387.598
402.361
413.756
446.323
457.274
483.706
498.917
519.836
506.055
548.101
564.473
598.314
621.296
641.011
664.770
685.000
720.100
754.153
965.307
1.018.478
1.088.557
1.150.281
1.170.738
1.208.469
1.306.723
1.363.620
1.446.573
1.503.469
1.517.197
1.532.927
1.579.293
1.615.486
1.649.946
1.664.880
1.686.079
1.709.403
1.732.025
1.752.521
1.849.058
1.911.734
1.981.817
2.042.575
2.100.075
2.166.726
2.294.406
2.336.369
2.313.869
2.354.376
2.482.535
2.563.306
2.729.755
2.923.028
2.734.947
728.956
762.343
638.385
659.566
699.373
740.262
786.885
834.854
863.379
895.180
981.981
1.059.969
1.121.432
1.199.037
1.293.516
1.360.056
1.427.033
1.486.866
1.568.557
1.629.022
2.051.393
2.113.036
2.228.953
2.365.878
2.415.674
2.453.450
2.597.342
2.625.348
2.646.705
2.730.489
2.785.447
2.747.143
2.696.628
2.649.757
2.736.608
2.863.228
2.967.200
3.080.276
3.125.287
3.200.074
3.151.590
3.189.634
3.239.764
3.322.564
3.444.066
3.457.227
3.555.476
3.662.590
3.691.094
3.778.538
3.929.611
3.962.858
3.998.792
4.109.794
6.734.182
1.149.331
1.218.125
1.302.823
1.375.071
1.451.009
1.544.314
1.615.020
1.687.305
1.730.068
1.808.331
1.931.229
2.046.330
2.150.500
2.257.285
2.403.820
2.521.677
2.656.278
2.825.493
3.055.956
3.327.596
4.053.339
4.233.461
4.485.554
4.833.908
4.904.264
4.934.489
5.190.109
5.359.989
5.597.448
5.857.139
6.002.324
6.069.182
6.157.493
6.297.713
6.491.834
6.684.278
6.916.425
7.181.077
7.563.973
7.831.963
8.100.946
8.246.896
8.410.868
8.485.362
8.803.189
9.078.365
9.333.242
9.648.826
9.840.241
10.071.245
10.444.430
10.560.924
10.626.636
10.864.881
9.185.106
1.369.582
1.489.474
2.171.363
2.282.277
2.280.282
2.511.287
2.575.892
2.615.097
2.598.219
2.769.382
3.054.516
3.119.173
3.323.183
3.504.494
3.757.980
4.026.313
4.284.687
4.408.530
4.678.147
4.909.129
5.424.721
5.696.894
6.067.653
6.487.905
6.605.141
6.624.968
7.047.094
7.382.303
7.758.077
8.119.992
8.181.884
8.383.768
8.292.538
8.621.685
9.182.512
9.578.790
9.942.199
10.323.249
10.808.954
11.298.152
11.662.979
11.863.219
12.270.497
12.575.482
13.089.453
13.493.992
14.044.713
14.681.241
15.205.535
15.880.430
16.581.515
16.779.110
17.079.239
17.536.435
12.356.572
Escuela de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central
TOTAL N° países
4.467.394
4.799.440
5.133.842
5.401.535
5.548.174
5.985.409
6.210.019
6.418.289
6.551.865
6.887.199
7.510.179
7.800.368
8.214.045
8.675.874
9.274.848
9.776.634
10.294.351
10.692.502
11.353.778
12.067.661
14.253.849
14.918.050
15.777.234
16.826.487
17.110.511
17.330.511
18.339.378
19.050.867
19.924.750
20.758.976
21.159.168
21.536.601
21.674.008
22.283.922
23.397.988
24.316.563
25.337.841
26.383.095
27.593.202
28.597.914
29.622.824
30.247.077
31.257.269
32.062.569
33.584.253
34.828.836
36.324.593
37.968.675
39.212.923
40.835.834
42.716.800
43.589.042
44.753.286
46.353.334
40.014.795
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183
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
Representatividad de los datos
La corrección de los cálculos ha sido verificada mediante una revisión doble, y la información
básica utilizada es generada en forma científica y ampliamente utilizada por la comunidad científica.
Por tanto, sólo queda preguntarse acerca de la representatividad de la Base de Datos obtenida.
Dado que el propósito es determinar la inequidad en la distribución del ingreso mundial entre
los países, ponderando la información según la población de cada país, es necesario asegurarse de
que el conjunto de países incluidos en la Base de Datos construida, represente a la mayor parte de
la población mundial. Se extractan dos parámetros desde la Base de Datos:
- El porcentaje de la población mundial representado cada año en la Base de datos.
- El número de países incluidos cada año en la Base de Datos
El siguiente gráfico muestra la representatividad de la Base de Datos:
Gráfico 1: Representatividad de la Base de Datos
Se concluye que los datos representan válidamente la distribución del ingreso mundial entre
las naciones solamente en el período 1970 a 2003. Se considera como ‘representación válida’
cuando los datos incluyen al menos al 89% de la población mundial. De esta forma, los resultados
obtenibles para el período 1950 a 2004 son solamente referenciales, y los resultados para el período
1970 a 2003 son válidos. Así, la Base de Datos N° 1 incluirá a todos los países con información para
el período 1970 a 2003.
Durante el período 1970-2003, se observa un cambio en la representatividad, desde un 89%
de la población en 1970 hasta un 99% entre 1993 y 2003. Ello es consecuencia de la incorporación
de nuevos países en la muestra, a partir del año 1970. Es posible que esta situación signifique
que cambios en el valor de los parámetros que serán utilizados para determinar la evolución en
la distribución del ingreso mundial entre los países, sea originada total o parcialmente por estos
agregados de nuevos datos.
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Universidad Central
UNA BREVE HISTORIA SOBRE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
por IGNASI BRUNET Y ANDRÉS PAZZI
Para aislar este efecto, se trabajará en definitiva con dos Bases de Datos. La primera
corresponde a la Base de Datos obtenida mediante la eliminación de la información anterior a
1970 y la información posterior al año 2003, mientras la segunda se obtiene a partir de la primera,
eliminando todos los países que no están en la muestra de 1970. Para este segundo conjunto de
datos se obtiene una representatividad en todo el período 1970 a 2003, similar a la obtenida para
el primer año:
Gráfico 2: Representatividad de la Base de Datos Nº 2
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
pp. 71 – 90
Una breve historia sobre
las teorías del desarrollo
IGNASI BRUNET Y ANDRÉS PAZZI1
Resumen
El propósito de este artículo es analizar las teorías sobre el desarrollo asociadas a distintas políticas de desarrollo económico regional. Por un lado, las políticas nacionales
de “polos de crecimiento” y, por otro lado, la perspectiva territorial sobre el desarrollo.
Esta última perspectiva determina que los lugares de industria juegan un papel activo
en su propia dinámica de desarrollo, mediante la movilización de sus recursos específicos y de sus propias capacidades de innovación. De este modo, desde la década de
1990, el discurso sobre el desarrollo endógeno ha reposicionado a las regiones como
nodos fundamentales de desarrollo.
PALABRAS CLAVE: DESARROLLO, TERRITORIO, POLOS DE CRECIMIENTO, INNOVACIÓN
Abstract
The main purpose of this article is to present the tenets of Endogenous Growth theory,
which establishes that the society is crucial in the process of development, especially
its capacity to cooperate and to mobilize its own capacity of innovation. Therefore the
society emerges like a necessary and crucial element in the process of innovation,
contributing to foster the competitiveness of industrial activity developed in a specific
geographical area or region.
KEY WORDS: DEVELOPMENT, TERRITORY, GROWTH POLES, INNOVATION
Introducción
C
on los procesos de industrialización tuvo lugar una concentración espacial cada vez mayor
de la industria en ciertas áreas geográficas, resultando la causa principal de crecientes
desequilibrios territoriales, tanto en el interior de los Estados como entre Estados. La
imposibilidad de resolver los problemas de los desequilibrios territoriales y de las desiguales
trayectorias seguidas por la industria en los distintos espacios, ha tenido implicaciones teóricas
en el curso de una historia prolongada sobre el desarrollo. Así, desde finales de la segunda guerra
mundial hasta mediados de la década de los setenta, se destacan teorías sobre el desarrollo
asociadas a una percepción del desarrollo en la que se busca describir y explicar la realidad de
los países subdesarrollados como algo diferenciado a la de los países desarrollados, al tiempo que
se considera que al desarrollo/subdesarrollo es consecuencia de la movilidad interespacial de los
factores; movilidad que determinaba jerarquías interespaciales frente a las cuales los espacios,
tomados aisladamente, sólo tenían un escaso poder.
Posteriormente, desde finales de la década de los setenta hasta la actualidad, y en un contexto,
por un lado, de avances científicos y tecnológicos que impulsaron la aparición constante de nuevas
actividades y nuevas formas de producir, distribuir y consumir bienes, servicios y conocimientos, así
1
Profesores de sociología de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona (España).
Escuela de Sociología
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
como las reestructuraciones productivas, a consecuencia de las limitaciones técnicas y organizativas
del modelo productivo fordista y, por otro lado, de descentralización y regionalización de la gestión de
los bienes colectivos locales, tales como las infraestructuras de transportes, la formación, las ayudas
al desarrollo y a la inserción social de los desocupados, se elaboró otra percepción del desarrollo
consistente en que éste debía de sostenerse en la movilización de los recursos específicos de
un territorio y en las propias capacidades de innovación de los lugares de industria. Esta nueva
visión del desarrollo cuestiona el supuesto de la universalidad del proceso de desarrollo al no ser
posible establecer un modelo único de gestión macroeconómica que garantice la estabilidad de la
economía, ni existe una sola manera de integrarse a la economía mundial, o de diseñar instituciones
políticas, económicas y sociales con la validez universal. Por lo demás, esto es así en la medida en
que supone un papel protagónico para la democracia. Asimismo, “el sentido de pertenencia de las
políticas de desarrollo adquiere significado y no se limita a la adhesión a un paradigma dominante”
(CEPAL, 2006: 34), tal y como fue la política de desarrollo vinculada a la agenda neoliberal. El
paradigma de desarrollo vinculado a esta agenda supuso una redefinición del papel de Estado;
concretamente, reducir su grado de intervención en los mercados, para que estos fijaran sus precios
libre y desreguladamente, y disminuir también su importancia como productor de bienes y servicios,
a favor de la creciente incidencia del sector privado como elemento dinámico de la economía.
A diferencia del paradigma neoliberal, el paradigma del desarrollo endógeno propicia aplicar
políticas de desarrollo que apuntan a complementar la labor de los mercados. Se trata de una
concepción del desarrollo que subraya la inscripción espacial de los fenómenos económicos y que la
densidad de las relaciones entre los agentes locales ( empresas, municipios, universidades, centros
de I + D, sindicatos…) puede jugar un rol determinante en la competitividad de ciertas entidades
económicas; concepción que ha provocado la crisis del modelo de localización de las políticas de
desarrollo de primera generación, que consideraban el espacio como un simple lugar dónde ocurrían
los efectos de los procesos económicos de desarrollo general, y que determinaban la elección
empresarial de la localización industrial. En contra de esta concepción del espacio, las políticas
de desarrollo endógeno prestan atención al carácter “localizado” del desarrollo, conceptualizado
como el resurgimiento de la capacidad humana en función de las condiciones históricas, sociales y
culturales. En tal sentido, se argumenta que el orden global proporcionará un marco de referencia
para el desarrollo de cada país. Pero la forma de inserción en su contexto externo depende,
de factores endógenos, propios de la realidad interna del mismo país. La historia del desarrollo
económico de los países puede “relatarse en torno a la calidad de las respuestas a los desafíos y
oportunidades de la cambiante globalización a lo largo del tiempo” (Ferrer, 2007: 434).
La estructura del artículo es la siguiente. En el primer epígrafe se caracteriza el enfoque
exógeno del desarrollo y/o políticas nacionales de “polos de crecimiento”. Este enfoque fue
dominante desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de la década del 1970.
En el segundo epígrafe se analiza la teoría del desarrollo endógeno, que se ha ido convirtiendo en
una explicación convincente de los cambios acaecidos como respuestas a las modificaciones en
las formas de producción capitalista y organización económico-social. Finalmente, se efectúa una
reflexión a modo de conclusión final.
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por IGNASI BRUNET Y ANDRÉS PAZZI
1. Las políticas nacionales de “polos de crecimiento”
En las políticas de desarrollo de primera generación - décadas de 1950 y 1960 - se identificó la
acumulación de capital (inversión) como el elemento clave del proceso de desarrollo, y se estableció
que el Estado debía de gestionar, mediante la planificación, el mercado, dado que éste carecía del
desarrollo suficiente como para funcionar eficientemente (Vidal y Guillén, 2007; Furtado, 1999). El
proceso de desarrollo se contemplaba, así, como un proceso de acumulación que reposaría sobre la
planificación estatal de la industrialización. La planificación estatal determinaba el volumen total de los
recursos dedicados a aumentar el capital productivo y mantener niveles altos de demanda y empleo
(Azqueta y Sotelsek, 2007; Brunet y Böcker, 2007; Brunet y Cincunegui, 2010). Intervencionismo
necesario para aplicar de manera concertada el capital dentro del sector industrial, dado que la
distribución de la producción no era uniforme ni era posible simular un espacio económico continuo.
Esta política industrial tenía su apoyo en el keynesianismo, y sus correlatos de empresa
pública y regulaciones laborales (Maddison, 2003), y es que después de la crisis del 1929,
el keynesianismo introduce un nuevo agente en el análisis económico, de igual o mayor rango
que los consumidores, empresarios y trabajadores: el Estado, en su papel compensatorio de los
ciclos propios del capitalismo y la economía de mercado. Aparece el Estado, no como gendarme
guardián o detractor de recursos, sino como generador de demanda en el mercado. En tal sentido
a los keynesianos se debe que la aplicación de los principios del multiplicador y del acelerador
y de la demanda efectiva se extendiera a las teorías del crecimiento económico. La función del
Estado como agente y promotor del desarrollo en los países que arribaron tarde al capitalismo de
mercado se aplicó empíricamente desde los años treinta. La función promotora del Estado nutrió la
interpretación cepalina del desarrollo periférico, así como la política de sustitución de importaciones
como una vía para industrializarse y participar mejor equipado en el comercio internacional.
Desde el keynesianismo se planteó que para distribuir convenientemente la inversión entre
todos los sectores de bienes de consumo (Rosenstein-Rodan, 1963 o Nurkse, 1964) o para
concentrarla en un número reducido de sectores industriales, los que tuviesen más efectos de
arrastre (Hirschman, 1970 o Perroux, 1961), o simplemente para superar el callejón sin salida del
círculo vicioso de la pobreza (Nurske, 1964), no se podía confiar en el libre funcionamiento de las
fuerzas del mercado. Éstas se contemplaban con desconfianza, habida cuenta de la especificidad
estructural del subdesarrollo y de la influencia en la economía del desarrollo de las experiencias
keynesianas de gestión pública de las décadas de 1930 y 1940 en los países anglosajones, de los
que eran originarios o en los que trabajaban casi todos los especialistas en desarrollo. Especialistas
que asociaban el crecimiento, medido a través de la renta per cápita, a la continua reasignación de
los factores de producción de actividades tradicionales, con rendimientos marginales decrecientes,
a otras actividades de mayor escala o productividad.
Los enfoques y marcos teóricos del desarrollo de estas décadas avalaron las denominadas
políticas nacionales de “polos de desarrollo”, que buscaban garantizar el crecimiento cohesionado
de las distintas áreas de la economía nacional y el despegue de los territorios atrasados (Gorestein
et al. 2006; Meier, 1970). Establecido, como un hecho empíricamente comprobado, que el
crecimiento económico no se daba simultáneamente en todas partes del territorio sino que era
desigual y selectivo, las políticas públicas de “polos de desarrollo” se elaboraron, específicamente,
bajo la perspectiva de la “Teoría del gran desarrollo y los rendimientos crecientes” de Hirschman
(1970), Myrdall (1957), Perroux (1961). Teoría para la que el desarrollo debía hacerse a través de la
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atracción de grandes empresas y la promoción de actividades industriales en un número reducido
de ciudades intermedias dentro de la jerarquía urbana.
Esta concepción del desarrollo se construyó alrededor de la idea de que la dimensión de las
empresas constituye uno de los aspectos que definen la configuración de una organización industrial
y al que se le dotó de un papel preponderante y determinante en su eficiencia, y que era consecuencia
de la propia lógica competitiva, que favoreció los procesos históricos de concentración del capital, de
crecimiento de unas empresas a costa de otras, materializado en la aparición de grandes empresas.
Esta tendencia hacia una mayor concentración y centralización del capital se explicó mediante la
creencia de que los rendimientos crecientes ocurren a nivel de empresa, lo que hizo necesario
modelizar la competencia imperfecta. Esta modelización implicó interpretar la coexistencia de
empresas de diferente tamaño o cuotas de mercado dentro de un marco competitivo, sin necesidad
de verlas como causa o resultado de la falta de competencia.
En un contexto de competencia imperfecta -monopolística y de oligopolios- es donde hay que
situar al fordismo, y que designa un sistema de producción en serie de bajo coste por unidad de
producto y destinado al consumo masivo. El fundamento de este sistema estaba en lograr un régimen
productivo intensivo en capital bajo regulación monopolista (Lipietz, 1979), lo que generó la aparición
de grandes empresas integradas tanto vertical como horizontalmente, con la consiguiente formación
de complejos industriales y la creación de grandes organizaciones tipo holding, trust, cartel. Grandes
empresas que, siguiendo el modelo de Ford, integraban gran parte, y en algunos casos la totalidad
de la cadena de valor, dentro de cada una, generando una estructura interna relativamente compleja
y variable según el sector en que operaban, su tamaño y su propia evolución, pero en donde solía
producirse una estricta división y jerarquización de tareas según los departamentos y funciones, que
presentaban localizaciones específicas y diferenciadas.
En este régimen productivo, la consolidación de las concentraciones tipo holding, trust y
cartel tuvo como correlato la formación de complejos territoriales de producción y la afloración de
una nueva división internacional del trabajo, con los consiguientes desequilibrios intrarregionales,
interregionales e internacionales. Desequilibrios en tanto que se tenía la convicción de que los
mecanismos de acumulación de capital conducían inevitablemente a una dinámica de desarrollo
desigual. Abandonar la competencia perfecta para así poder abordar la existencia de rendimientos
crecientes a nivel de empresa, suponía considerar, además, que en un grupo, relativamente, reducido
de espacios, se articularían los procesos de crecimiento y cambio estructural de una economía.
El elemento central de los procesos de crecimiento estaba, entonces, en la consolidación de la
concentración del capital, es decir, en la gran empresa integrada verticalmente que con su capacidad
de escala y su liderazgo ejercía un efecto impulsor sobre las demás empresas. Su localización, en un
territorio concreto, generaba desigualdades productivas y espaciales, pero promovía el crecimiento;
inevitablemente, jerarquizado (Benko y Lipietz, 1994).
En torno al crecimiento desequilibrado y jerárquico de la “Teoría del gran desarrollo”, se
identifican teorías más pesimistas y otras más optimistas. Entre las primeras, se encuentran las
teorías de centro-periferia que argüían que existían factores estructurales que podrían reproducir e
intensificar las desigualdades regionales, y que evidencian la estructura jerárquica de los espacios
económicos, en el sentido de que el subdesarrollo no es un etapa necesaria para la que han de
pasar todos los países para terminar siendo desarrollados, sino que mas bien el subdesarrollo es
un proceso histórico autónomo que se constituye en la relación de algunas economías con las
economías que organizan las relaciones internacionales y dominan la acumulación del capital.
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UNA BREVE HISTORIA SOBRE LAS TEORÍAS DEL DESARROLLO
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Este planteamiento, reconocido como enfoque de la CEPAL (Prebisch, 1964, 1987), encuadrado
dentro del enfoque marxista de la dependencia (Amin, 1974, 1985), partía de la idea de que la
economía internacional estaba formada por dos polos, el centro y la periferia, y que las estructuras
de producción en cada uno eran sustancialmente diferentes (Furtado, 1964, 1976; Cardoso, 1979;
Cardoso y Faletto, 1987). Esta diferencia de estructura económica entre los dos tipos de economías
es lo que está detrás de sus distintas funciones en la división internacional del trabajo.
Concretamente, esta división del trabajo se apoyaba en los siguientes cuatro pilares (Azqueta
y Sotelsek, 2007: 22-23):
1. Una concepción bipolar del mundo económico y social, dividido en un centro en el que
reside el poder y se toman las decisiones claves, y una periferia subordinada y dependiente.
2. Una negación de los postulados de la teoría clásica del comercio internacional y de
las ventajas comparativas, a partir de la teoría del deterioro secular de los términos de
intercambio. Según esta teoría los “países de la periferia se veían sistemáticamente
perjudicados en el comercio internacional tanto en su calidad de exportadores de materias
primas como por el simple hecho de pertenecer a la periferia” Para la teoría marxista de la
dependencia, el intercambio desigual en el comercio internacional es el mecanismo clásico
de extracción de plusvalía, junto con la inversión extranjera y la ayuda internacional. Los
países subdesarrollados y dependientes “solo podrán plantearse la superación de su
situación si son capaces, en primera instancia, de romper estas relaciones de dependencia,
para lo que se justificaría incluso una alianza entre el proletariado de estos países y su
burguesía: la formación de un frente nacional. En esta corriente, que a veces replica el
modelo centro-periferia también en el interior de las economías subdesarrolladas (…), el
punto central es el del bloqueo del desarrollo de fuerzas productivas de la periferia como
resultadote su relación de dependencia con el centro”.
3. Una teoría de la inflación estructural, como explicación de los fenómenos inflacionnistas
recurrentes en la periferia. En esta teoría se argumenta que la causa última de la inflación
está en las características estructurarles de las economías periféricas (la concentración
en la distribución de la tierra, el atraso del sistema fiscal, la rigidez de la estructura de la
balanza de pagos…)
4. La industrialización sustitutiva de importaciones como salida del subdesarrollo y la
dependencia económica. Esta sustitución de importaciones “había tenido lugar de forma
espontánea en algunos países de América Latina como resultado de la Gran Depresión
(en la que la capacidad de importar de la Región se redujo drásticamente como resultado
de la contracción del comercio internacional y la caída del precio de las materia primas),
y de la Segunda Guerra Mundial (cuando la capacidad de importar era muy alta, dada
la demanda de materias primas por parte de los países beligerantes, pero los países
proveedores de productos manufacturados no podían seguir proporcionándolos por
estar sumidos en el esfuerzo bélico). Ahora, sin embargo, se convertía en una estrategia
de desarrollo, apoyada en la política arancelaria y la utilización de tipos de cambio
diferenciales”.
Concretamente, la CEPAL proponía un proceso de industrialización en el que el Estado
debía llevar la voz cantante, si bien con un marcado énfasis en la producción de bienes de
consumo (textiles primero) y, en un contexto más populista, prometiendo una mejora de los
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niveles de vida de la población desde un principio. Ahora bien, observado con cierto detalle,
“el proceso de desarrollo que planteaban estos autores, por lo menos en las primeras etapas,
era ciertamente desconsolador: el principio básico del éxito de la estrategia era el de que ni los
campesinos ni los trabajadores industriales debían mejorar su nivel de vida en el proceso, pues
ello conspirará contra los beneficios y su reinversión. Se detectaba, por tanto, a corto plazo, una
contradicción entre el consumo (satisfacción de las necesidades presentes) e inversión (consumo
futuro); una contradicción entre el crecimiento, por un lado, y mejoras en la distribución de la renta
por otro, a pesar de que el desarrollo se hubiera definido, precisamente, como ‘crecimiento más
distribución’” (Azqueta y Sotelsek, 2007: 19).
Las políticas de desarrollo, formuladas en la variante más optimista, predecían que las
desigualdades podrían declinar con el tiempo, al plantearse que la relación centro-periferia no
era resultado final de la evolución del sistema capitalista. Por el contrario, podía suceder que tan
sólo fuese una fase de un proceso y que a ésta le siguiese una dispersión de las actividades en
ciertas zonas periféricas y el desarrollo de una estructura más integrada e igualitaria. Desarrollo que
permitiría, a largo plazo, una convergencia económica entre los distintos países. Esta convergencia
se apoyaba en la creencia de que el capital se mueve hacia donde es relativamente menos
abundante, y así poder obtener mayores rentabilidades.
La convergencia económica llevaría a los países subdesarrollados a la modernización
(Rostow, 1973; Parsons y Contín, 1974), y en la que el agente central necesariamente debía ser el
Estado nacional. Así, el Estado mediante la elaboración de planes de desarrollo llevaría a cabo la
modernización económica. En consecuencia, después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados
se volvieron más involucrados en los problemas económicos, al mismo tiempo que las disparidades
regionales aparecían en la agenda política. Además, la narrativa dominante del fordismo proveyó el
marco para las políticas de desarrollo industrial. Así, en los lugares en que el capital privado estaba
ausente, el Estado pudo aparecer e intervenir para montar complejos industriales y crear un “polo
de crecimiento”. Dada la falta de percepción de la necesidad de encontrarse localmente inmerso,
la relación de los grandes complejos con el contexto socio-histórico concreto no era una temática
relevante (Kloosterman y Boschma, 2005).
La temática relevante en este contexto histórico estaba, entonces, en establecer las políticas
industriales capaces de influir sobre los patrones estructurales y reducir las desigualdades regionales.
Para ello se propusieron “polos de desarrollo” (o también “polos de crecimiento”), y que significaban
simplemente la concentración geográfica de las actividades económicas en general, al considerarse
que la concentración espacial de la actividad económica era más eficaz y daba lugar a un mayor
crecimiento que la dispersión. Los “polos de crecimiento” o “polos de desarrollo” se apoyaron, por un
lado, en la “Teoría de polos de crecimiento” de Perroux (1961). Para Perroux las condiciones para
el surgimiento de “polos de desarrollo” dependían de: 1) la existencia de una actividad motriz; 2) la
existencia de una estructura de mercado no competitiva y 3) de la concentración territorial.
Estos requisitos aseguraban, para Perroux, una polarización técnica y geográfica que
estimulaban asimismo la concurrencia de capitales y de fuerza de trabajo provenientes de trabajo
regiones. Todo ello aseguraba una tasa de crecimiento para la industria motriz y los sectores
relacionados mayor a la del resto de la economía. Quedaba reflejado, así, argumentan Gorestein
et al. (2006: 21), “el impacto sobre el proceso de desarrollo que tendría un conjunto de industrias
lideradas por ciertas unidades productivas con características particulares en términos de su
dimensión, de valor agregado o de la naturaleza estratégica de su actividad. Por otra parte, el
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requisito de un mercado no concurrencial (es decir, con rasgos monopólicos) manifiesta el rol crítico
de las economías de escala internas necesarias en la actividad motriz y, por ende, la necesidad
de afirmar el proceso de desarrollo económico en plantas de grandes dimensiones.” Proceso de
desarrollo en el que el espacio económico aparece representado como un input más del proceso
de producción, y concretamente, como contenido del plan de agentes económicos. Bajo la teoría
de Perroux, las políticas regionales de primera generación establecieron regiones de planificación,
al considerar que una determinada región o área geográfica era susceptible de aplicar decisiones
económicas a instrumentos políticos y en la que ambos son fuerzas de crecimiento económico.
Por otro lado, en el concepto de “eslabonamiento” de Hirschman (1970). Este autor, establecía
que bajo ciertas condiciones existen incentivos a realizar inversiones en nuevos sectores para
abastecer (encadenamiento hacia atrás) o para continuar las fases subsiguientes (encadenamiento
hacia delante) de las actividades ya existentes en el territorio. El planteamiento de Hirschman partía
de la hipótesis de que las regiones económicamente retrasadas “pueden iniciar su proceso de
desarrollo a partir de la explotación de sus recursos naturales (los cuales constituyen su ventaja
comparativa). El crecimiento de este sector (mediante exportaciones) estimularía, con el tiempo,
la aparición y consolidación de actividades relacionadas (provisión de insumos, procesamiento de
materias primas), proceso que fortalecería la especialización del país o región en todo el sector y no
sólo en el eslabón primario” (Gorestein et al. 2006: 21).
Ramos (1998: 63) argumenta que los encadenamientos dependían tanto de los factores de
la demanda, en el sentido de la demanda derivada de insumos y factores, como de su relación
con factores tecnológicos y productivos (el tamaño de la planta). Para lograr un eslabonamiento
hacia delante exitoso, tenía que existir una similitud tecnológica entre la actividad extractiva y la
de procesamiento. En efecto, “el aprendizaje y dominio de una tecnología tiene externalidades si
la tecnología de procesamiento no es desemejante a la extractiva. Mientras mayor sea la similitud,
mayor será el aprendizaje y más fuerza tendrá ese encadenamiento hacia delante; mientras mayor
sea la distancia tecnológica entre estas actividades, menor será el aprendizaje y el impulso”. De
este modo, los encadenamientos o eslabonamientos concentraron la atención en los programas de
investigación, reconociendo que su existencia podía alentar inversiones y desencadenar procesos
de crecimientos en todo el aparato productivo. Así, el desarrollo de un país o de una región “se
originaría en el sector manufacturero y luego a todo el sistema económico mediante enlaces hacia
atrás o hacia delante: la actividad inicial daría lugar a una oleada de inversiones que no sólo
multiplicarían el efecto inicial sino que generarían actividades cada vez más diversificadas y, por
ende, menos dependientes del impulso originario” (Gorestein et al. 2006: 20).
El planteamiento de Hirschman fue articulado posteriormente por Watkins (1963) con la tesis
de los bienes básico (staple thesis). Inicialmente, la tesis de los bienes básicos estaba referida a
Canadá para explicar el desarrollo económico de este país a partir de los impulsos provenientes de
la exportación de sus distintos recursos naturales y a las inversiones en las actividades relacionadas
que ellas activan. Estas actividades “de segundo” o de “tercer” grado incluían: a) actividades
secundarias para proveer insumos y bienes requeridos por el recurso natural y por su fuerza de
trabajo; b) inversión en infraestructura (ferrocarriles, energía eléctrica, caminos, puertos, etc.) para
favorecer la exportación; c) otras actividades, no necesariamente ligadas al recurso natural pero que
pudieran aprovechar la infraestructura financiada por la actividad exportadora, haciéndose solo de
los costes variables. De ahí que cada auge exportador da lugar a una ola de inversiones de primer,
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segundo y tercer grado, que no sólo potencia el efecto creado por la iniciativa exportadora inicial,
sino que genera actividad económica cada vez menos dependiente de este impulso.
En definitiva, las políticas de primera generación o también denominadas de desarrollo
exógeno partían de la suposición de que el potencial de desarrollo regional son recursos que tienen
un eminente carácter de “capital” y “público”. Por ello, el desarrollo de las regiones fue concebido
esencialmente ligado a la presencia de grandes empresas, de ahí que los regímenes políticos
mostrasen preferencia por un tipo determinado de desarrollo industrial, liderado por empresas y
corporaciones de gran tamaño. Con un tamaño suficiente y una infraestructura adecuada se aceptaba
que estos complejos productivos aparentemente podían ser exitosos en cualquier localización.
Por otra parte, el Estado debía de mantener, a través de la planificación económica, una elevada
demanda de infraestructuras y servicios públicos, asegurar el control de los sectores estratégicos
y regular el funcionamiento de los mercados, incluido el de trabajo (negociación colectiva, salario
mínimo…).
Planificación económica que se generalizó en un buen número de países. Como consecuencia,
los procesos de división espacial observables desde los inicios del proceso de industrialización
se intensificaron, dando lugar a fuertes procesos de urbanización y crecimiento de las economías
urbanas. En el interior de los diferentes países este proceso se produjo de forma muy selectiva en
el espacio, favoreciendo intensos procesos de concentración o polarización espacial, tanto de las
actividades y la riqueza producidas, como de la población y el empleo, a favor de determinadas
regiones, siendo las grandes aglomeraciones urbanas el paradigma de las tendencias concentradoras
de la actividad económica.
Puede afirmarse, por tanto, que la gran empresa, la gran fábrica y la gran ciudad se convirtieron
en el exponente paradigmático de esa fase de desarrollo capitalista. La polarización espacial generó,
a su vez, una nueva división internacional de la producción, con Estados Unidos como vértice
económico y geopolítico, sólo contrarrestado por la competencia político-militar de la Unión Soviética
tras la consolidación de la bipolaridad posterior a 1945. Junto con la Comunidad Europea surgida
tras el Tratado de Roma (1957) y un Japón recuperado del conflicto bélico, ocuparon una posición de
privilegio en el escenario económico internacional, al tiempo que otras regiones se incorporaban de
lleno al proceso industrializador en posición de semiperiferias (Europa meridional, Australia y Nueva
Zelanda, Cono sur latinoamericano y México), manteniendo un fuerte proteccionismo exterior y una
clara primacía de los sectores productores de bienes de consumo destinados al mercado interior.
El resto de países, integrantes del Tercer Mundo, mantuvieron una economía primario-exportadora,
junto a una posición de clara dependencia en el comercio internacional.
Finalmente, hay que destacar que en este período el sector público desempeñó un papel
fundamental de prestación de apoyo directo e indirecto al desarrollo de capacidades tecnológicas
y la creación de la infraestructura institucional de ciencia y tecnología. Básicamente, las políticas
de ciencia y tecnología “obedecían a las prioridades de desarrollo establecidas por los gobiernos
y, junto con los instrumentos para su aplicación, se regían por la noción de que el conocimiento
codificado y las innovaciones se transferían siguiendo una trayectoria lineal y unidireccional desde
centros de investigación y universidades estatales (oferta) a las empresas (demanda)” (CEPAL,
2004: 217).
Este modelo nace, para la CEPAL (2004: 217), en los años cincuenta, cuando comienza la
creación de instituciones públicas orientadas a la realización y difusión de investigaciones básicas
y aplicadas y al desarrollo científico. En esa época surgen los consejos nacionales de ciencia y
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tecnología con el mandato de fomentar la investigación en institutos ubicados tanto dentro como
fuera de universidades públicas. A estos se sumaron instituciones especializadas en el fomento
de la formación y capacitación de recursos humanos de alto nivel. Además, se crearon empresas
públicas e instituciones dedicadas a la investigación científica y tecnológica. El patrón de gestión de
las organizaciones que integraban la infraestructura institucional de ciencia y tecnología “respondía
a una lógica según la cual sus objetivos y su organización interna eran establecidos por los
gobiernos. La organización de la infraestructura institucional era piramidal y jerárquica, mientras
que la determinación de las prioridades para seleccionar proyectos de investigación dependía de
los intereses de administradores públicos y de representantes del mundo científico en las instancias
decisorias. El presupuesto para la realización de las actividades de ciencia y tecnología provenía
exclusivamente de fondos públicos y su monto dependía de la importancia que se les concedía
en la estrategia de desarrollo de cada país. Los institutos de investigación no consideraban
el autofinanciamiento como modalidad de captación de fondos ni lo valoraban como una fuente
importante de recursos”.
Este modelo facilitó, además, la creación de una base productiva, pero tenía graves limitaciones
estructurales que le restaron viabilidad. En primer lugar, se basaba implícitamente en una concepción
determinista según la cual el avance científico daba lugar por sí solo a la innovación tecnológica. En
segundo lugar, a las estrategias de desarrollo de infraestructura institucional no se sumó el diseño
de políticas que implicaran la coordinación entre organismos, lo que se tradujo en un conjunto
fragmentario de instituciones, superposición de iniciativas y desperdicio de recursos. En tercer lugar,
los modelos de gestión de las organizaciones eran poco flexibles y no se adaptaban a las demandas
del sector productivo. En la medida en que el sector productivo exigía mayores conocimientos
para mejorar los procesos y productos, “el modelo dominante de gestión de las organizaciones de
ciencia y tecnología llevó a un creciente aislamiento del sistema, con la consiguiente pérdida de
competitividad de las economías de la región” (CEPAL, 2004: 218).
2. La perspectiva territorial sobre el desarrollo
La tendencia hacia una mayor concentración y centralización de capital ha sido matizada y
ponderada por lo que la literatura sobre economía regional denomina procesos de desarrollo de
segunda generación, cuyo dinamismo y capacidad innovadora está en la presencia de un elevado
conjunto de PYMEs industriales y de servicios a la producción que operan en red, combinando
estrategias de competencia por ocupar los mismos mercados con otras de cooperación formal o
informal (Bellandi, 2003; Camagni, 2005). Estos procesos de proximidad entre agentes locales,
característicos de los distritos industriales, han favorecido la consideración de otros aspectos
relacionados con la eficiencia, que se apoyan en la convicción de que el desarrollo de una
comunidad territorial (y/o sociedad civil) depende del conjunto de recursos (económicos, humanos,
institucionales y culturales) que constituyen su potencial de desarrollo y de su capacidad de liderarlo.
Esta capacidad, unida a la movilización de su potencial de desarrollo, es lo que da a esta forma de
desarrollo el calificativo de teoría sobre el desarrollo endógeno.
Esta teoría señala que el desarrollo económico se produce como consecuencia de la
utilización del potencial y del excedente generado localmente y la atracción, eventualmente, de
recursos externos, así como de la incorporación de las economías externas ocultas en los procesos
productivos. Se plantea ampliar tanto la participación del mercado como de las instituciones, como
promotores activos del desarrollo, y argumentando que para evitar que se implante una tendencia del
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estado estacionario, es preciso activar los factores determinantes de los procesos de acumulación
de capital, como son la creación y difusión de las innovaciones en el sistema productivo, la
organización flexible de la producción, la generación de economías de aglomeración y de diversidad
en las ciudades y regiones, y el desarrollo de las instituciones que deben complementar su tradicional
rol de apoyo a las empresas adquiriendo un mayor compromiso y responsabilidad en el desarrollo
de la nueva competencia territorial, coordinando sus acciones con las actividades de las empresas,
fortaleciendo la interacción entre ellas (Vázquez, 2001).
Se trata, en el ámbito científico y tecnológico, de sustituir la lógica de la oferta por los incentivos
del mercado y la demanda proveniente del sector productivo. De esta manera, la demanda
tecnológica pasa a convertirse en uno de los principales criterios para definir las prioridades de
la política tecnológica e innovación. Se asume, pues, que los procesos de innovación tienen lugar
fundamentalmente en las empresas, pero tanto las externalidades a que da lugar el desarrollo
tecnológico como la evidente ausencia o grave imperfección de los mercados de tecnología y de
financiamiento de la investigación y desarrollo provocan una asignación insuficiente de recursos
privados a la innovación. En este sentido, la política pública tiene un doble objetivo en materia
de ciencia y tecnología: por un lado, proporcionar incentivos para que las empresas aumenten
significativamente sus esfuerzos de innovación y su gasto en investigación y desarrollo y, por
otro, “realizar actividades de apoyo a la innovación, como la capacitación y formación de recursos
humanos específicos, la infraestructura tecnológica y el establecimiento de vínculos entre actores,
así como llevar adelante proyectos seleccionados por su impacto en el sistema nacional de
innovación” (CEPAL, 2004: 225). Al respecto, Boisier (1999, 2005) ha sintetizado el papel que las
Universidades pueden jugar para potenciar esta política pública, y así reforzar los procesos de
desarrollo endógeno tanto en materia de formación, como en I+D, así como animando los cambios
y definiendo las estrategias de desarrollo.
En este nuevo contexto, los sistemas territoriales y los agentes que lo integran han de
desarrollar una mayor capacidad de diseño y formulación de proyectos, así como la adopción
de procesos de toma de decisiones conjuntos y trabajo en red. En este sentido, estos sistemas
deben ser capaces de auto-gestionarse y desarrollar un proyecto propio que incluya a todos sus
componentes, y a efectos de negociar unos modos de cooperación entre capital y trabajo, entre
grandes empresas y subcontratistas, entre administración y sociedad civil, entre banco e industria,
etc. (Benko y Pecqueur, 2001). De hecho, las economías abiertas al comercio y la inversión
reciben las innovaciones por varios canales, entre los que destacan la importación de equipos e
insumos, la concesión de licencias y la inversión extranjera directa. A ello hay que agregar las
innovaciones derivadas de la investigación y desarrollo nacional en empresas y en instituciones
públicas, de menor magnitud que las primeras. Sin embargo, “para adoptar y utilizar eficazmente
los conocimientos importados y mantenerse al día con las nuevas tecnologías es imprescindible
desarrollar capacidades locales en las empresas, para lo cual abrirse al comercio y a la inversión,
por sí solo, no es suficiente. Se requieren inversiones complementarias en capital humano, base
de conocimientos, instituciones e infraestructura, en particular la relacionada con las tecnologías de
la información y las comunicaciones. Asimismo, para que el sistema nacional de innovación pueda
aprovechar plenamente la presencia de empresas extranjeras con tecnología propia, se impone
maximizar los encadenamientos del proceso productivo de las empresas transnacionales con el
sistema local” (CEPAL, 2004: 225).
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En todo caso, para el Banco Mundial (2002), la dotación local de capital humano es clave para
atraer inversión extranjera en general como, sobre todo, para hacer efectiva sus posibles beneficios
secundarios –en la economía local y, en esos casos, de explorar y motivar formas de interacción
de las empresas transnacionales inversoras con determinados segmentos del sistema nacional de
innovación. Sin embargo, la dimensión más importante de la estrategia de promoción de la innovación
es la creación de capacidades tecnológicas locales que implica, de parte de la política pública,
“establecer incentivos y el contexto adecuados para que aumente considerablemente el esfuerzo
endógeno del sector privado en actividades de innovación, sobre todo en aquellas destinadas a
crear empleos cualificados, ganar nuevos mercados de exportación y a desarrollar redes de
proveedores locales. En cualquier caso, la estrategia requiere que aumente sustancialmente el
número de empresas que hagan esfuerzos endógenos sistemáticos de innovación y que redoblen
los esfuerzos aquellas que ya lo están haciendo. Implica también el impulso a la creación de nuevas
empresas de base tecnológica” (CEPAL, 2004: 227).
Esta nueva concepción territorial del desarrollo comienza cuando en la década de 1970 entra
en quiebra el modo de acumulación fordista para dar paso a un nuevo régimen de acumulación
(Lipietz, 1987), y uno de los factores que llevó a diagnosticar la existencia de un nuevo patrón
de acumulación fue la consolidación de nuevos sectores (electrónica, manipulación genética,
información) y nuevas formas organizacionales que permiten una mayor flexibilidad en las fases de
producción, distribución y gestión de las firmas. En conjunto, estos elementos permitieron desplazar
el interés desde las grandes plantas (que ahora experimentaban deseconomías de escala y rigideces
técnicas) hacia las pymes, que no son meras receptoras de innovaciones de las grandes empresas,
sino que son potentes generadoras y amplificadoras de innovación cuando están situadas en los
entornos adecuados, es decir, entornos de apoyo a las redes de innovación, propiaciadores de
generación de economías externas (Acs y Audretsch, 2003; Parra et al. (2008); Baumol (2002)).
En el contexto de este nuevo régimen, y a diferencia de las políticas de desarrollo de primera
generación que estimulaban la formación de aglomeraciones de empresas que en muchos casos
funcionaban como enclaves, las políticas de segunda generación asumen, en primer lugar, que el
desarrollo se constituye “desde abajo”, en el sentido de que las políticas sectoriales y espaciales
son implementadas en conjunto y alrededor de regiones o localidades específicas y no a través de
políticas generales. En segundo lugar, detrás de este desarrollo “desde abajo”, está otra convicción:
el desarrollo no necesariamente ha de ser una manifestación localizada del proceso mundial de
acumulación y redistribución territorial del capital, sino, más bien, del esfuerzo de un territorio,
mediante la innovación y, por ende, el desarrollo, por hacerse un sitio en la división internacional del
trabajo (Becattini, 2006).
Desde esta perspectiva, lo que importa es la organización variada de cooperación entre los
agentes económicos y los recursos intangibles (tecnología, información, formación, investigación)
que permite, a través de la interacción, el desarrollo de competencias, cualificaciones, saber hacer
y un proceso de aprendizaje colectivo específico a cada territorio (Maillat y Perrin, 1992; Furió,
1996; Rastrollo, 2002, Benko, 1998; Pecqueur, 1996; Benko y Lipietz, 1998). Como indican Benko
y Pecqueur (2001: 20), dentro de la competencia mundial, las regiones y las localidades están en
situación de competitividad, pero esta última puede ser analizada en dos niveles. El primero es
aquel del dominio de los costes y de la afectación óptima de los factores de producción. Los costes
de mano de obra, los precios de la energía, las tasas de interés y la fiscalización son variables
que para un gran número de producciones, tornan las regiones indiferenciadas a los ojos de los
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inversores. Que un juguete sea originario de una maquiladora en la frontera mexicana o de una
zona económica especial china apenas importa y solamente los costes se tienen en cuenta. Por el
contrario, las especificidades territoriales juegan plenamente en otros dominios económicos. En este
caso, “las regiones apenas son sustituibles entre ellas. Una diferenciación durable de los territorios,
es decir no susceptible de ser cuestionados por la movilidad de los factores, no puede sin embargo
derivarse sino de su reconocida especificidad. Si bien se producen excelentes vinos espumantes en
California, el champagne no es un producto deslocalizable. Su valor, como el de otras producciones
está anclado en su territorio, es el resultado de lo que los geógrafos llaman medio. Nuestro mundo
global es así un mosaico compuesto por multitud de regiones, de localidades y de países, que no
son, lejos de equivocarse, necesariamente equivalentes. Contrariamente a las predicciones más
sombrías, los territorios con sus especificidades no son borrados bajo los flujos económicos de la
mundialización”.
En este desarrollo “desde abajo” se asigna un papel estratégico a las instituciones de los
lugares de industria, y en el que el espacio adquiere una connotación de espacio “real”, ya que los
elementos ambientales, culturales, organizativos, de urbanización o de localización “influyen en el
comportamiento económico en contraposición con el espacio considerado como distancia que se
traduce en costes de transporte” (Lipietz, 1987). Al respecto, se destaca, también, la influencia
negativa de la desigualdad social sobre el desarrollo y el crecimiento. Esta relación negativa, se
observa en los siguientes aspectos (Azqueta y Sotelsek, 2007: 28): 1) la desigualdad genera una
demanda caracterizada por una elevada propensión marginal a importar que, por tanto, contribuye
poco a estimular la producción nacional; 2) una distribución muy desigual de la renta, “acompañada
de elevados índices de pobreza, impide la aparición de dos factores clave para el desarrollo: el
capital humano y el talento empresarial. Ambos, en efecto, requieren de un esfuerzo inversor (coste
de oportunidad del estudiante, capital para poner en marcha el negocio) que no está al alcance de
los más pobres, y que el sistema financiero no va a proporcionar”; 3) el teorema del “votante medio”.
Este teorema implica “que una distribución muy sesgada de la renta propiciará sistemas fiscales
con un elevado nivel de gasto público y de impuestos, reduciendo el atractivo de las inversiones
privadas”.
Además, la desigualdad en la distribución de la renta genera inestabilidad social, existiendo
dos familias de variables “que reflejarían el fenómeno: socioeconómicas (huelgas, manifestaciones,
etc.) y estrictamente políticas: frecuencia e intensidad de los cambios de gobiernos (normales,
mayores y golpes de estado).” Por otra parte, las elevadas tasas de delincuencia prevalecientes
en algunas economías subdesarrolladas, eleva los rendimientos de delinquir. A ello se une, desde
una vertiente más dinámica y sociológica, “el hecho de que la desigualdad suele venir acompañada
de una escasa movilidad social por lo que las expectativas de rentabilidad de un comportamiento
honrado se reducen drásticamente. Si, finalmente, la desigualdad está vinculada a algún componente
de identidad que permita distinguir fácilmente el “nosotros” del “ellos”, por ejemplo, la raza o el origen
geográfico, la resultante suele ser un incremento de las tasas de criminalidad no sólo económica,
sino también de aquellos delitos que no proporcionan, aparentemente tal rendimiento (agresiones,
violaciones)” (Azqueta y Sotelsek, 2007: 29).
La influencia negativa de la desigualdad social sobre el crecimiento y el desarrollo económico
ha permitido relacionar el rol económico de los lugares con su marco institucional, capaz de promover
la innovación y el desarrollo, lo que ponía de manifiesto, a su vez, que política y economía están
íntimamente relacionadas, y no podían entenderse de forma aislada en la práctica del desarrollo.
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Práctica que dependía de la forma en que se organizaba, política y socialmente, un país (Stigler, 1957;
Richardson, 1970). Desde entonces quedó aparentemente establecido que las formas organizativas
que garantizan sistemáticamente economías y eficiencia deben ser coherentes, por una parte, con
las características de los recursos y de las actividades especializadas y con su desarrollo y, por
otra parte, con los caracteres de las redes de nexos socio-culturales e institucionales en las que
actúan los productores (North, 2005; Alburquerque, 1996). Nexos necesarios ya que los países
deben ser capaces de “usar bien los recursos y sacar partido a las nuevas oportunidades. Esto es
responsabilidad de cada país. Un factor importante a la hora de determinar qué resultados obtendrá
un país es la ‘calidad’ de las instituciones públicas y privadas, que a su vez se relaciona con el modo
en que se toman las decisiones y en interés de quién” (Stiglitz, 2006: 87).
Se considera, pues, al rol de los factores institucionales, sociales y culturales en el proceso de
desarrollo. Desarrollo institucional que tiene una importancia decisiva para el desarrollo territorial,
de ahí que para entender el proceso del desarrollo económico haya que concebir al territorio no
como un espacio físico “objetivamente existente”, sino como una construcción social, es decir, como
un conjunto de relaciones sociales que dan origen y a la vez expresan una identidad y un sentido
de propósito compartidos por múltiples agentes públicos y privados (aunque dicha construcción
implique muchas veces transitar por procesos de conflicto y negociación). Es dicha identidad la que
permite dar sentido y contenido a un proyecto de desarrollo de un espacio determinado, a partir de
la convergencia de intereses y voluntades (Schejtman y Berdegué, 2003).
En tal sentido, Benko y Pecqueur (2001: 21), argumentan que la proximidad esta definida
en tres dimensiones, la proximidad geográfica (espacio geoeconómico, pero también proximidad
funcional), la proximidad organizacional (la expresión de la separación económica entre los agentes,
los individuos, las organizaciones, etc., que puede ser aprehendida en el plano tecnológico,
industrial o financiero), y finalmente la proximidad territorial, que es la interacción de dos formas
de proximidad: “Este enfoque valora las proximidades geográficas y organizacionales a través de
instituciones y del aprendizaje colectivo. No se trata de postular lo local, como tiende a hacerlo el
análisis en término de medio, sino de deducirlo. El territorio es un constructo de las prácticas y de las
representaciones de los agentes económicos, y debe ser también el resultado de un procedimiento
analítico y no su presupuesto. La proximidad es uno de los medios a teorizar el territorio”. Y es que,
globalización no significa solamente homogeneización del espacio mundial, “sino por el contrario,
diferenciación y especialización. Se han construido grandes polos, formando una economía en
oasis, o en archipiélagos, es decir una red de las regiones más dinámicas, que dejan detrás de
ellas al resto del mundo. Las regiones, o aún mejor los territorios, se han vuelto las fuentes de las
ventajas competitivas”.
La posibilidad del desarrollo endógeno, entonces, está en la existencia de una estructura
institucional favorable al desarrollo y, también, a la existencia de economías externas. El concepto
de economías externas lo introdujo Marshall (1963) que lo utilizó para explicar que los rendimientos
crecientes en la producción pueden tener su origen tanto en factores internos como en factores
externos a la empresa. Economías que permiten a las empresas organizarse de forma alternativa a
las producciones de gran escala manteniendo los niveles de eficiencia. Esta idea fue posteriormente
desarrollada por diversos autores, uno de los mas relevantes es Krugman (1998), quien retoma la idea
marshalliana de especialización y división del trabajo. Para este autor, la concentración geográfica
nace, básicamente, de la interacción de los rendimientos crecientes, los costes de transporte y la
demanda. Si se parte de economías de escala suficientemente grandes, cada fabricante prefiere
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abastecer el mercado nacional desde una única ubicación geográfica, ya que para minimizar los
costes de transporte, elige una ubicación que permita contar con una demanda local grande. Pero la
demanda local será grande precisamente allí donde la mayoría de los fabricantes elijan ubicarse. De
este modo, existe un argumento circular que tiende a mantener la existencia del cinturón industrial
una vez éste ha sido creado. Entonces, la aglomeración de la actividad económica refleja procesos
de causación acumulativa: las actividades se agrupan donde los mercados son grandes y los
mercados se vuelven grandes donde las actividades se agrupan.
Además, a finales de la década de 1960, algunos economistas italianos, vinculados a la corriente
neomarshalliana de los distritos industriales, percibieron los siguientes fenómenos (Becattini 2002;
Piore y Sabel, 1990; Paniccia, 2002): a) en ciertas zonas de Italia, donde la gran empresa, pública
y privada, que opera en sectores de alta intensidad de capital y/o alta tecnología, muestra claros
signos de declive, se produce un “extraño” florecimiento de pequeñas empresas manufactureras, a
cuyo impulso crecen la renta, el empleo y las exportaciones en la zona; b) las pequeñas empresas
de estas aglomeraciones se presentan técnicamente preparadas para el trabajo que realizan, en un
nivel de eficiencia parecido al de las grandes empresas de la competencia.
Estos fenómenos ponían en evidencia el éxito de las pequeñas empresas, basado en una
organización de la producción que en lugar de organizar todo el proceso productivo dentro de su propia
planta, se especializaban en una parte del proceso, de manera que surgía una división progresiva de
trabajo entre ellas (Brusco, 1992). En esta concentración de empresas se daba una especialización
flexible (Piore y Sabel, 1990), consistente en suplantar las economías internas de escala, base de la
producción a gran escala en una empresa, de las que carecen las empresas de menor tamaño, por
economías externas a la empresa individual, pero internas a la red de empresas. Estas economías
externas se obtenían por la especialización de cada empresa en una fase particular del proceso,
de manera que se dividían el trabajo entre muchas empresas, completándose todo el proceso
productivo al interior de las redes empresariales. Se producía, entonces, una especialización de la
red en un producto o gama de productos finales, y de cada empresa en fases del proceso productivo
o productos acabados (Dei Ottati, 2006).
Esta especialización flexible generaba economías de escala en la red, propiciando, a su
vez, la importancia de los contextos locales de producción como factor de competitividad. Aspecto
inexplicable sin la existencia de economías externas de aglomeración, definidas como aquellos
beneficios que obtienen las empresas por el hecho de localizarse en un espacio densamente
ocupado, donde pueden encontrarse una gran cantidad de clientes y proveedores potenciales,
además de servicios de apoyo y un mercado de trabajo amplio, con cualificaciones profesionales
diversas, a lo que se suma una mayor dotación de equipamientos e infraestructuras de calidad
(Porter, 1990). Todos esos recursos específicos contribuían a dotar al espacio de una nueva función,
pues allí donde la empresa no tiene unos recursos propios (y la dimensión) para gestionar de manera
adecuada las actividades de planificación estratégica, necesarias para alcanzar el objetivo de reducir
los costes de la incertidumbre, “utiliza las condiciones de contexto territorial para conseguir el mismo
objetivo. Es ésta la función esencial del espacio de proximidad o de territorio local, el entorno o
milieu” (Camagni, 2005: 40).
La especificidad del lugar llega a adquirir tal magnitud que permite aludir a “sistemas
localizados”, destacando el carácter territorial de los procesos de producción y modernización
tecnológica y organizativa de las PYMEs, y ello debido al carácter específico de los recursos
territoriales, y que “no existen mas que en estado virtual y no pueden en ningún caso ser
transferibles. Estos recursos nacen de procesos interactivos y son entonces engendrados dentro
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de su configuración. Ellos constituyen la expresión del proceso cognitivo que está comprometido
cuando actores que tienen competencias diferentes producen nuevos conocimientos para la puesta
en común de estos últimos. Cuando conocimientos y saberes heterogéneos están combinados,
emergen nuevos conocimientos abriendo nuevas combinaciones. La creación de tecnología es
así el resultado de un proceso caracterizado por la emergencia de recursos específicos salidos de
una dinámica cognitiva sinónimo de un aprendizaje interactivo. La ventaja de esta definición de la
creación de tecnología es que no excluye poder configurar con términos adecuados situaciones
caracterizadas por una simple transferencia de conocimientos de donde no nace una nueva
tecnología” (Benko y Pecqueur, 2001: 23).
A modo de conclusión
El debate sobre desarrollo tiene décadas de trayectoria que posicionaron políticas oficiales
de desarrollo regional claramente distintivas ya no sólo en regiones de países centrales, como
Europa occidental y Estados Unidos, sino también, y a travéz de la activa implicación de organismos
internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, en escenarios
periféricos como el latinoamericano. La última perspectiva o paradigma de desarrollo establece
que las ventajas compartidas que obtienen las empresas concentradas en una región constituyen
un componente clave para explicar el desarrollo. Éste se configura como paradigma alternativo al
del desarrollo exógeno o desarrollo desde afuera que inspiró las políticas de desarrollo de primera
generación, que propiciaban la atracción de inversiones externas al territorio (facilitando la movilidad
de recursos, creando incentivos financieros y dotando con infraestructura al territorio). Además, la
teoría del desarrollo endógeno se justifica en la oposición de Marshall (1963) a la conclusión estándar
según la cual el sistema de fábrica, con la concentración de todas las operaciones productivas en
un mismo lugar y un elevado grado de integración vertical, sería sistemáticamente superior a los
métodos de producción más dispersos en el territorio y menos integrado.
La base de la superioridad de la gran empresa en los enfoques convencionales de la economía
industrial se encuentra definida por el principio de asimetría, pues todo lo que puede hacer una
pequeña empresa, lo puede hacer también una gran empresa, pero no, al contrario, ya que si ciertas
economías de costes están disponibles para instalaciones de una cierta dimensión, tan sólo aquellas
empresas suficientemente grandes para poder permitirse la inversión de capital que exige dicha
instalación se podrán apropiar de esas economías. Pero Marshall llegó a una nueva conclusión, al
afirmar que, para ciertos tipos de productos, existen dos modos de producción eficientes. Un primero,
basado en grandes unidades productivas integradas verticalmente en su interior, y un segundo,
basado en la concentración de numerosas fábricas de pequeñas dimensiones y especializadas en
las diferentes fases de un único proceso productivo en una o varias localidades.
Los dos tipos de producción se asocian, el primero, al modelo de producción fordista,
y el segundo, al modelo de especialización flexible. Ambos modelos se vinculan a dos políticas
de desarrollo local, claramente diferenciadas: la política de los polos de crecimiento y la política
territorial de desarrollo local/regional y endógeno. Esta última política tiene su apoyo en la economía
de la organización de los distritos, y en la que el principio de asimetría se contradice de raíz. La
idea, señala Bellandi (2006: 46), es que una organización dinámica y con división del trabajo entre
las capacidades especializadas (raíz de la eficiencia de la industria contemporánea) no coincide
necesariamente con la organización interna de una empresa individual (grande). Se produce, así, un
vuelco del principio, “en el sentido de que todo lo que puede hacer una gran empresa en términos de
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eficiencia puede ser realizado, no por una empresa individual, sino por una combinación de empresas
especializadas que operan en un contexto adecuado de nexos sociales, culturales e institucionales,
y no necesariamente subordinado a un centro estratégico de big firm o big government”.
En los casos concretos existen diferencias que explican las ventajas correspondientes a una
u otra forma de organización industrial de la división del trabajo, según las particulares condiciones
sectoriales, geográficas, socio-culturales e institucionales. La nueva formulación de este principio
lleva a la famosa diferenciación de Marshall entre economías internas y externas. Las economías
externas, a diferencia de las internas, “dependen también de las condiciones organizativas
exteriores respecto a la esfera decisoria de las empresas individuales, pero internas respecto a
una industria en desarrollo en la que las mismas empresas operan e interactúan”. De ahí que las
aglomeraciones industriales no pueden ser estudiadas como la sumatoria de unidades productivas
autónomas sino que debe analizarse su interacción que manifiesta los beneficios de la aglomeración
debido a la emergencia de una especie de “eficiencia colectiva” (Schmitz, 1995), que proviene de
las externalidades locales y de la cooperación entre los agentes. La eficiencia conjunta se consigue
en las etapas de formación y de entrenamiento de los recursos humanos, en la compra conjunta
de materias primas, la comercialización grupal, la utilización compartida de servicios técnicos, la
adquisición colectiva de financiamiento, etc. Eficiencia conjunta que se destaca en el valor añadido
creado por las actividades agregadas de investigación más desarrollo, cuyos resultados llegan a
alterar los costes, los beneficios, la estructura del mercado y las condiciones competitivas.
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Las organizaciones y su relación
con los individuos, derivado de la
responsabilidad social de
la empresa con su entorno
CARLOS LIVACIC ROJAS1
Resumen
Las organizaciones son, sin lugar a dudas, un referente de relaciones y condicionamiento entre los individuos y su entorno. Se establece entre ambos un vínculo normativo y regulador a partir de una cultura determinada, donde la representación y control
deriva de la valoración del rol.
La referencia simbólica que se construye, es parte de la transmisión que se establece
entre ambos, al amparo de la determinación de la conducta, entre lo que es bueno y
malo. Estos resultados, se pueden medir y comparar, como parte de la responsabilidad
individual, social y colectiva de cada uno.
PALABRAS CLAVES: ORGANIZACIONES, RESPONSABILIDAD SOCIAL, ENTORNO,
EMPRESA, INDIVIDUO
Abstract
The organizations, are without place to doubts, a referent of relations and conditions,
between the individuals and his surroundings. Establish between both a normative and
regulatory tie from a culture determined, where the representation and control derives
of the assessment of the role.
The symbolic reference that builds, is part of the transmission that establish between
both, to the amperes of the determination of the behavior, between what is good and
bad. These results can measure and compare, like part of the individual responsibility,
social and collective of each one.
KEY WORDS: ORGANIZATIONS, SOCIAL RESPONSIBILITY, SURROUNDINGS,
COMPANY, INDIVIDUAL
D
esde una mirada sociológica, las relaciones de los individuos se establecen sobre acuerdos
y normas sociales, hechas y determinadas para llevarse a cabo en u na cultura determinada.
Por eso podemos preguntarnos. ¿Qué se puede hacer como usuario o simple ciudadano,
cuándo algún organismo del Estado no cumple con la responsabilidad que se le asignado como tal?
En Chile, como en gran parte de los países de Sudamérica ¿es común apreciar en un servicio
que tiene responsabilidad o dependencia del Estado, que un funcionario le niega la información a la
que por ley se tiene derecho? ¿La municipalidad o ayuntamiento autorizo un mamotreto urbanístico
o la autoridad ambiental permite un fabrica con sustancias tóxicas cerca de su casa? ¿En el juzgado
le perdieron los papeles? En fin, variadas situaciones que cuando uno tiene oportunidad de revisar
1
Es profesor de la Universidad Central, de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Doctor en Sociología,
e inicialmente Profesor de Educación General Básica. Dentro de su línea de trabajo, están las organizaciones y el capital
humano, como elemento diferenciador, del quehacer directivo.
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la prensa o los noticieros -se dan con bastante periodicidad- y que, al parecer, afectan a grupos que,
en la mayoría de los casos, corresponden a personas de bajos recursos, que no tienen acceso u
opción que resolver sus problemáticas por ésta vía.
Gran parte de las reacciones frente a este tipo de situaciones, son de indignación y los hace
suponer en la mayoría de los casos que, por su condición de pobres, ellos, resultan ser afectados
y que por lo mismo, los sistemas no funcionan, los empleados son ineficientes o corruptos, que las
autoridades están pensando en otra cosas, y no en los problemas reales de la gente.
Del mismo modo, uno podría suponer que la responsabilidad social del organismo público es
un elemento ausente, que no permite que tanto los trabajadores y los usuarios puedan hacer de él,
un servicio eficaz y resolutivo de las acciones que se le demandan. Lo que pocas veces se señala,
es el factor educacional o de formación, tanto de uno, como del otro.
Mientras en sociedades como la nuestra no se sancionen de verdad los casos contra los
organismos estatales, por las decisiones administrativas que van contra los derechos de las
personas, difícilmente, podremos suponer que la modernización del Estado es un tema viable en el
corto plazo. Los servicios públicos no sólo han de ser, organismos orientadores, sino que también,
deben ser resolutivos y conducentes a lograr el bienestar de los ciudadanos sin importar su origen
o condición social.
Hoy, debemos aspirar a un organismo se haga cargo de sus acciones, donde sus autoridades,
se hagan responsables de sus procedimientos, y que no sólo sean objeto del juicio político en su
quehacer, sino que, tengan que cumplir desde la lógica de lo legal y penal gente frente a eventuales
faltas que puedan ocurrir bajo su mandato.
Asimismo, debiéramos desarrollar desde la educación, el rol del ciudadano, y promover una
mayor fiscalización de los usuarios hacia los diferentes servicios. Donde el escrutinio social, sea,
permanente y la rentabilidad de la repartición, tenga un sentido de logro social, y no puramente
económico. Una sociedad desarrollada es una sociedad que tiene instituciones, tanto públicas
como privadas, que funcionan de manera eficiente. De ahí, podemos definir la propuesta desde las
organizaciones privadas para su relación con el entorno.
Con esta idea, podemos hablar que, la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), es
un tema que se ha vuelto crucial en el desarrollo e instalación de empresas a lo largo del país.
Es un tema candente ya que involucra muchos factores como ética, respeto al medio ambiente,
respeto por las comunidades y las personas y una devolución no filantrópica a la comunidad de los
elementos que estas supuestamente requieren, como escuelas, capacitación laboral, capacitación
en autoconstrucción, centros culturales.
Según CINTERFORT “La RSE no es algo nuevo, sin embargo hoy en día es uno de los temas
que concita la máxima atención del sector empresarial y del resto de la sociedad empleadores,
formación y empresa”(Cinterfor, OIT, 2003).
Podamos intentar una definición de responsabilidad social de la empresa señalando que esta
es de un conjunto integral de políticas creadas por las empresas que se traducen en programas
centrados en aspectos como la ética, el respeto a las comunidades y las personas, donde lo que
debiera importar son las reales necesidades de las comunidades donde las empresas se han
instalado (geográfica y económicamente). Además hay que considerar el efecto de irradiación que
las políticas de la empresa en cuanto a RSE tienen en el medio donde están insertas.
La definición de responsabilidad social de la empresa admite varias acepciones, pero todas
coinciden en que se trata de un enfoque que se basa en un conjunto integral de políticas, practicas y
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programas centrados en el respeto por la ética, las personas, las comunidades y el medio ambiente.
(Cinterfor, OIT, 2003).
Antes de profundizar en esto, creemos importante referirnos al tipo de comunicación que se
requiere para que la empresa se relacione con la comunidad.
I. Comunicación interna de la empresa y responsablidad social
Respecto a la RSI de la empresa vale la pena detenerse en esta temática. La cultura
organizacional, la ética y los valores que se desprenden de la misión, respecto a la calidad de la
comunicación interna, motivación, calidad de vida laboral etc., son todos elementos interrelacionados
que influyen en la comunicación interna de la empresa haciéndola expedita o no. Esta además, se
refleja en la comunicación externa con los agentes que tienen una relación directa o indirecta con
la empresa, en la funcionalidad de la organización, en que la influencia de un buen sistema de
comunicación en lo personal se determina por su tendencia a ponerse de acuerdo con los otros por
sobre los problemas vigentes. No se forman camarillas, sino más bien hay consecuencias positivas
por haber compartido las mismas experiencias de formación y adquirido los mismos puntos de
vista. Habría que suponer que la comunicación y la información no bastaría con generarla, sino que
habría que distribuirla para todos aquellos que la requieran o que tengan que captarla, a modo de
garantizar su buen uso y comprensión por parte de todos los involucrados.
La relevancia de la comunicación y el sistema de comunicación viene dada por la importancia
de la información y, además, porque constituye el vehículo (la comunicación) y el camino (el
sistema de comunicación) para movilizar a las personas, acercándolas más y transmitiéndoles el
sentimiento de pertenencia a la empresa y de participación en su desarrollo. Podríamos señalar que,
en la medida en que la comunicación no se entienda como un proceso de desarrollo tanto para la
organización, como para quienes forman parte de éste como tal (comunicación), no permitirá que
la organización logre las metas o fines que se planteó en su momento. Tomando en cuenta estos
aspectos, podríamos inferir que, debiera contar con un proceso de planeación para entender a la
organización de manera estructurada y funcional, una estructura dinámica como forma de relación
y de comunicación, un personal adecuado e instruido y por sobre todo, conocimiento de su entorno
para entender las necesidades que desde éste se le planteen.
Otro aspecto que puede ayudar a reafirmar lo señalado hasta aquí, se determina como vía
de relación y acción por parte de los operarios, lo que está escrito o determinado con respecto a
su función, o a lo que decida un superior directo frente a una determinación o tema específico.
Pensamos, que el solo hecho de plantear así la relación, que se da sobre la idea de la anulación,
la desconfianza, la falta de creatividad, lleva inevitablemente a la falta de compromiso, lo que
representa, a la larga, tender a hacer sólo lo que esté escrito o estipulado, dejando de lado el
elemento de participación y de desarrollo de los trabajadores de cara al proceso.
La comunicación organizacional interna debe cruzar a la empresa y su público en 360
grados, esto significa que sea vertical, horizontal, atravesada y externa otorgando a las relaciones
públicas, la imagen corporativa, la relación con los clientes internos y externos lo que se traducirá
en un mejor posicionamiento en el mercado tanto directo como indirecto (algunas comunidades de
base). Esta imagen corporativa también es un reflejo de la comunicación interna ya que cada uno
de los integrantes de la empresa es el portavoz de los valores y la ética de ésta, así una buena
comunicación interna segura la imagen que la empresa da externamente con un personal que más
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de ser un trabajador o empleado es un portavoz para la comunidad donde se ubica la empresa de
los valores contenidos en la RSE. Para ello hay que considerar aspectos como los siguientes:
1. Cómo gestionar los diferentes recursos puestos en juego para conseguir los objetivos o
metas organizacionales.
2. Cómo adoptar nuevos puntos de vista o enfoques de acción, acordes con las necesidades
o las nuevas realidades impuestas por el entorno a las organizaciones.
El hecho anteriormente mencionado sienta sus bases o postulados en la estrecha relación
que debe existir entre la comunicación y los diversos comportamientos individuales y sociales que
contribuyen al logro de las metas de la organización. Estos logros deben entenderse como vinculados
al grado de motivación del trabajador, de su nivel de implicación con los objetivos de la organización
o el clima que podrá imperar dentro de las mismas organizaciones. Desde esta perspectiva, la
mejora global de los resultados que se dan en toda organización requerirá del establecimiento de
un sistema de comunicación que considere las expectativas y necesidades de todos los que forman
parte del proceso, tanto interno como externo, con un claro sentido de elemento representativo, no
sólo complementario.
Respecto a la Responsabilidad Social de la Empresa, la ética de los negocios plantea la
necesidad de reconocer la interdependencia de los procesos organizativos con los procesos
personales, es decir, no se trataría sólo de responder al entorno sino contribuir desde las propias
organizaciones al desarrollo de su propia Responsabilidad Social Empresarial, enfatizando en esa
construcción la importancia de los procesos cognitivos de todos los individuos que la componen.
De lo que trata en última instancia, es avanzar hacia una co-responsabilidad social de la empresa
de la organización social de la empresa y de las metas de la comunidad, generando un interesante
desafío para investigaciones futuras en tanto reconstruir una ética propia de las organizaciones
empresariales (empresas y/o fundaciones) (PNUD, 2000: 9).
No sólo se transmiten los sentimientos de pertenencia, sino los principios éticos con los que
deben actuar los individuos al interior y exterior de las organizaciones, es por eso que es importante
producir cambios culturales en la organización que puedan ser comunicados a través de vías
expeditas a todos los empleados y trabajadores desde la alta gerencia, a pesar de las restricciones
que este proceso conlleva, poca motivación frente al cambio, miedo a lo nuevo, etc., la comunicación
debe ser implementada de una forma mas persuasiva para lograr el acometido central que es la
aceptación de la nueva ética de la RSE.
La comunicación crea un sentido de pertenencia y retiene recursos humanos talentosos crea
un sentido de pertenencia consolida la cultura corporativa mejora el clima laboral promueve la
imagen y la reputación de la empresa entre otras ventajas (Mauri, 2005: 3).
II. Responsabilidad social y comunidad
El respeto por las personas y sus comunidades de origen, dan un aspecto central a la ética
con la que debe manejarse la empresa en relación al contexto donde se ha instalado, escuchar a
la comunidad, compuesta por personas de diferentes etnias y clases sociales lleva a la empresa a
captar realmente el discurso que tienen estas respecto a temas como: el resto a las comunidades,
barrios comunas y medio ambiente, a pesar de que en Chile cada día se incorporan más empresas
al tema de la responsabilidad social externa, aun mantienen formas filantrópicas de ayuda más
bien paternalistas que no impulsan el desarrollo de comunidades de base en aspectos críticos
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relacionados con el quehacer de las empresas, esas voces aun no son escuchadas o su discurso
está mediatizado por fundaciones que lo captan a través de metodologías anticuadas y tratan así
de solucionar problemas impuestos por las fundaciones sin escuchar la voz de las comunidades
en juego, “desde una perspectiva más amplia podemos señalar que el debate en torno a la RSE
ha sido el resultado de un salto cualitativo importante, en tanto se pasa del individuo a la empresa
como objeto de reflexión ética, en último término este debate respondería no tanto a un cambio
espontáneo por parte de la empresa sino también a la toma de conciencia de una nueva realidad en
el sistema social, político y económico” (PNUD, 2000: 6).
Existen dos tipos de responsabilidad social de la empresa:
1. La interna, que se relaciona con salarios justos, clima organizacional optimo, calidad de
vida laboral, estructuras organizacionales ad hoc al trabajo que realizan las personas,
liderazgos democráticos y éticos que permitirán una responsabilidad social interna en
la empresa la que luego ayudara a través de aspectos como una cultura organizacional
sólida respecto al respeto de la comunidad que realizara la responsabilidad externa, “la
empresa moderna debe involucrarse y atender las nuevas exigencias no solo cuando
se dirige a sus clientes sino también con sus propios recursos humanos y el resto de la
sociedad” (Mauri, 2005: 1).
2. La externa, que se preocupa de desarrollar políticas hacia la comunidad y comunicarlas
estratégicamente a través de planes de desarrollo local (barrios, comunas, etnias y
sectores geográficos).
Aunque esta aun tiene algún sesgo de filantropía en Chile. Así cobra cada día más importancia
la responsabilidad de la empresa su implicación con la comunidad y su aporte a la solución de los
problemas que interesan a la ciudadanía.
Lozano afirma que “los diez problemas específicos que debieran plantearse las empresas
debieran ser, el crecimiento económico, eficiencia, educación, ocupación, derechos civiles, e
igualdad de oportunidades, desarrollo urbano, contaminación ecológica, artes y cultura, atención
medica o acciones de gobierno” (Lozano, n.d.: 82-83).
Hasta ahora se sabe de políticas que se relacionan con algunos de los aspectos antes
mencionados, han quedado fuera los derechos civiles, igualdad de oportunidades y acciones del
gobierno.
Esto se podría deber a que la comunicación con la comunidad se ha hecho a través de entidades
como el municipio y los SEREMIS y con algunas organizaciones de base, pero en la comunicación
estratégica de la empresa no se considerado a la comunidad de base como tal, este canal de
comunicación está mediatizado por entidades que muchas veces no representan el sentir de las
personas que habitan barrios, comunas etc., donde se han localizado físicamente las empresas.
La sociedad civil está obligando a las empresas a replantear su rol en la sociedad, ya no basta
la filantropía, sino la implementación del desarrollo sustentable para las comunidades y el país y
esto significa dar un vuelco en 180° grados en relación a lo que se ha venido haciendo como parte
de la RSE.
Las comunidades son consultadas respecto a sus requerimientos pero muchas veces la
metodología que se utiliza para consultar (reuniones con representantes de los pobladores, del
municipio, etc.) no ha sido efectiva para las personas, en especial en lo que respecta a la ética con
que son tratados los temas más importantes para el desarrollo a escala humana y la sustentabilidad
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del desarrollo del área pensando en el largo plazo. Se cae en la filantropía y la participación ciudadana
y sus derechos civiles son dejados de lado: algunos participantes de la mesa coinciden en señalar
que en muchas comunidades locales existe un profundo desarraigo con respecto a las iniciativas
que se desarrollan por falta de identificación con las decisiones tomadas por las autoridades como
el municipio, las empresas u organizaciones no gubernamentales.
La empresa actual con la responsabilidad social debe buscar no sólo los requerimientos del
mercado y de su nicho de mercado especifico sino también dar una imagen corporativa basada en
la ética y el respeto por los actores sociales que, indirectamente tienen relación con el mercado pero
que directamente son afectados por el accionar de las empresas en el lugar geográfico donde se
localizan.
La herramienta fundamental para la gestión de RSE y la imagen corporativa de esta y su
reputación en la comunidad debe basarse en un plan de responsabilidad social corporativo que se
compone de tres elementos:
1. Análisis, definición de la misión, objetivos y valores de la empresa como un análisis interno
y del entorno
2. Formulación e implementación de la estrategia RSE permite identificar la diferencia
existente entre la situación actual de la empresa y la establecida como objetivo en el plan
RSE
3. Evaluación y control, medición de resultados mediante indicadores de RSE. (Parafraseando
a Mauri, página 3)
La empresa no debe ser solo un agente económico sino también social, en la medida que se
deja de lado la filantropía y la caridad y se considera a los individuos de la comunidad en el respeto
del otro como legitimo otro (Maturana, 1992; 13).
Según Lozano (2005), “la empresa no tiene una actuación social añadida a una actuación
económica, a la que complementa. Es toda su actuación la que es susceptible de ser valorada a la
vez, en términos económicos y sociales porque las empresas contribuyen de manera decisiva a la
configuración de la sociedad”.
En este sentido, podemos recordar que los barrios y algunas comunidades en Chile, tenían
nombres de las empresas cercanas, en los cuales vivían sus trabajadores, incluso había unos
recorridos de micros que tenían sus nombres, como “Yarur – Sumar” que cruzaban la ciudad.
Por tanto, se podría pensar y decir que este tipo de relaciones han existido, es decir tenemos en
nuestro imaginario colectivo aperturas, que al mismo tiempo han significado cierres para los que “no
pertenecen” a la empresa en cuestión, un ejemplo concreto de esto, podemos relacionarlo con la
empresa papelera de Puente Alto y la distinción entre los “papeleros” y los no papeleros. También,
la empresa Hirmas en Renca, que en sus terrenos, según Sabatini citando a una dirigente: ”la
idea de los señores Hirmas era construir 500 casas de material sólido y, además, colegio, liceo,
estadio, piscina; casi una pequeña ciudad completa para nosotros” (se refiere a los trabajadores de
la empresa). Si bien era el proyecto inicial, este no logró llevarse a cabo. Una acotación interesante
de realizar, tiene que ver con el modelo de Estado que existía en ese momento, que era el de
bienestar social, en el cual, la participación social tenía otras dimensiones, tanto al interior de las
empresas con gran presencia de los sindicatos, como en la comunidad que contaba con diversas
organizaciones comunitarias (Sabatini, 1995: 139).
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Actualmente, en el modelo neo liberal, la relación entre empresa y comunidad es distinta, así
como es distinta la relación de la empresa con sus empleados, lo que lleva a otro tipo de dificultades.
La presencia sindical es menor, por no decir ausente, lo mismo pasa en la comunidad, la organización
es puntual.
Entonces, en el diálogo empresa comunidad ¿quiénes serían los dialogantes? Las posibilidades
que se abren son las siguientes:
Empresario – Alcalde
Empresario – Junta de Vecinos
Empresario – Escuela
Empresario – Club Deportivo
Empresario – Iglesia
Empresario – otro
En estos escenarios, las posibilidades de comunicación son diferentes de acuerdo al poder
de los actores y a los fines de los mismos, por tanto, los niveles de apertura serían heterogéneos y
las formas de dialogar también. Estas pueden ser utilitarias, para fines inmediatos y para fines de
mediano plazo.
Las formas peticionarias también son distintas, y se relacionan con las cuotas de poder de
los actores dentro del sistema, en las relaciones Estado-empresa, encontramos comunicaciones
en base a aspectos jurídicos, o protocolares, para informar de políticas públicas o para hacer saber
las molestias que ocasiona la política pública a los empresarios, ya sea se presenten estos como
gremios o particulares. Desde ahí parten las llamadas negociaciones. Uno de los aspectos que
se está implementando entre las empresas y los usuarios de sus servicios, son los reembolsos
económicos por fallas en el servicio (por ejemplo, rebaja de montos ante caídas del TV Cable, o
devoluciones de dinero en las cuentas que actúan como rebajas de los gastos fijos), estas acciones
partieron mediadas por el Estado, con la implementación de SERNAC (servicios al consumidor), que
monitorea los mismos y acoge los reclamos de los usuarios.
En la relación empresarios-alcaldes o gobiernos locales, generalmente trascienden las
comunicaciones basadas en peticiones relacionadas con normativas comunales, por ejemplo, aquellas
relacionadas con el uso del suelo, o con prohibiciones producto de negociaciones o concesiones
otorgadas por la Municipalidad a otra empresa, por ejemplo, en la comuna de Providencia, los
empresarios gastronómicos del sector Orrego Luco, con la Alcaldía por la prohibición de estacionar
en la vía pública de sus clientes, al haber desarrollado la comuna estacionamientos subterráneos y
tenerlos concesionados con otra empresa, lo que produce una situación dialógica al estilo diálogo
de sordos. Lo conseguido beneficiaba a la empresa concesionaria de los estacionamientos, sólo se
consiguió extender el horario de atención de los estacionamientos.
Las relaciones empresas-juntas de vecinos que han trascendido a la opinión pública, son
del orden de reclamos medio ambientales de los vecinos hacia las empresas, tanto por atentar
contra ecosistemas, como por ruidos molestos o tipos de edificación en barrios consolidados (estoy
pensando en Las Lilas, Plaza Perú, los cisnes de cuello negro, contaminación de aguas, el gas
natural en Pirque, actualmente el conflicto de Pascua Lama, etc.).
Pueden existir otras peticiones puntuales de orden económico entre las empresas y los
vecinos. Por ejemplo, las universidades privadas como empresas pueden ofrecer servicios a
los vecinos, tales como atención jurídica, psicológica, salud física, etc, tanto gratuitos como por
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montos económicos diferenciados. Otras peticiones son insumos específicos desde los vecinos a
las empresas.
Con relación a la comunicación entre empresario y escuela; aquí puede existir una dualidad,
ya que algunas escuelas pertenecen a las empresas y eso desarrolla una relación de compromiso
de la empresa con la escuela, y sus egresados, como mano de obra para las mismas empresas, que
puede variar en intensidad.
Otra forma comunicacional, se desarrolla en el ámbito de las ofertas de trabajo para los
egresados de las escuelas técnicas, los que pueden visitar las empresas que se relacionan con su
especialidad al existir vínculos contraídos entre los equipos de gestión y los empresarios.
Otro aspecto lo constituyen las peticiones de aportes específicos que hacen las escuelas a
las empresas y que son deducibles de sus impuestos, por ejemplo, el apoyo a las manifestaciones
artísticas que se deducen gracias a la Ley de Donaciones Culturales (o ley Valdés).
La relación empresario club deportivo, puede ser la de facilitar los implementos, de auspiciar
las actividades o lo último es ser dueño de una parte del club deportivo (la compra reciente de Colo
Colo por Sebastián Piñera o lo que ocurre en Italia con el equipo Milán de Berlusconi), pero eso
se pacta entre dirigentes, no entre deportista y empresa, excepto en los top ten, que consiguen
auspicios y representaciones de marcas de empresas ligadas al ámbito deportivo.
De las otras relaciones comunicacionales entre empresas e iglesia u otras instituciones, no
disponemos de antecedentes.
Por tanto las aperturas relacionales, generalmente provienen desde las empresas, posibilitadas
por marcos jurídicos y legales que las permiten, es decir, el Estado ha fijado determinados tipos de
relaciones.
Estas mismas aperturas proveen las fronteras de la relación, es decir, los empresarios
apoyaran aquellas cosas que les permita la ley y no lesione sus intereses económicos.
Con relación a la sociedad civil organizada, esta aún no recupera sus niveles participativos en
el ámbito social, lo que la hace un actor aún débil para desarrollar y generar espacios que integren a
las empresas en cruzadas medios ambientales y de desarrollo económico sustentable. Por ejemplo,
tenemos la situación medioambiental de Santiago, con altos niveles de smog, para lo cual se ha fijado
una política pública de descontaminación, pero que choca con los intereses de los transportistas, y
sólo se puede desarrollar a medias. Por tanto de la responsabilidad social empresarial podríamos
decir que no ha desarrollado su potencial en la comunidad, como la comunidad no ha desarrollado
lazos perdurables con la empresa y entre ella, que refleje las confianzas necesarias para desarrollar
acciones comunes y sentidos compartidos de estas mismas acciones.
Un punto que hay que referir, está relacionado con las metodologías para desarrollar un
trabajo conjunto, que tiene que ver con las preguntas posibles acerca de la realidad y del mundo que
queremos construir, como con la forma de hacer esas preguntas. Si la empresa sólo va en busca de
respuestas y no construye las preguntas en conjunto con la comunidad, las respuestas que obtendrá
estarán tensionadas y limitadas. Los focus group tienen limitaciones relacionadas con quién está
focalizando la conversación. La investigación acción, requiere compromiso tanto en la detección
como en la solución de los problemas y se supone que genera conciencia crítica y reflexiva, a la
vez que relaciones horizontales que posibiliten el diálogo. Creemos que si bien es una posibilidad,
las relaciones empresa y comunidad son relaciones de poder, que aún la comunidad no lidera y
eso imposibilita la utilización de esta metodología, ya que requiere de relaciones horizontales, que
legitimen a la comunidad “como un legítimo otro”.
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LAS ORGANIZACIONES Y SU RELACIÓN CON LOS INDIVIDUOS, DERIVADO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ...
por CARLOS LIVACIC ROJAS
Esto último, la no existencia de validación del otro como un legítimo otro, también se expresa
en las políticas públicas, que al ser focalizadas, generan discriminaciones positivas, pero que al
traspasarse a la relación cotidiana, se usan peyorativamente y descansan en un aspecto negativo,
nos referimos específicamente a la denotación de “riesgo social”, que genera desconfianzas y
dificultades para relacionarse, ya que si bien empodera a los “no riesgo”, al mismo tiempo se sienten
vulnerables ante los connotados como de riesgo social, lo que va imposibilitando generar relaciones
de confianza.
Otra limitación tiene que ver con el modelo neoliberal, que no genera actores, sino individuos
que velan por sus propios intereses, lo que no facilita las acciones colectivas, situación que ocurre
tanto al interior de la empresa como en el exterior, lo que lesiona la posibilidad de una comunicación
eficaz y de desarrollar la responsabilidad social empresarial como se la define y se espera que opere
en la realidad.
III. A modo de conclusión
A pesar de que en Chile se han aplicado diversos modelos de cambio organizacional como
la calidad total, la reingeniería, las organización inteligente, servicio al cliente, etc., estos modelos
no han cumplido su propósito final que es sentar las bases de un cambio organizacional de fondo,
seguimos de alguna manera, ligados a los preceptos de Taylor y esto nos lleva a tener empresas que
se cierran al entorno y que solo se preocupan de la productividad.
El cambio organizacional debería ser entendido como un cambio radical de la cultura
organizacional, de la misión y de la estructura de estas, pero se trata de cambios profundos que
parten desde los mismos orígenes de la organización y no como parches que se van poniendo en la
medida en que la empresa crece con el tiempo.
La RSE podría ser considerada como una herramienta eficaz de cambio organizacional toda
vez que se provoquen cambios radicales en la misión de la empresa y que en ésta se incluya la
relación con el entorno físico y social donde se localiza la empresa, y es más, con la globalización
se debiera considerar el entorno de mercado y sus influencias sociales en las partes del mundo que
se conectan con el país.
Por su naturaleza la responsabilidad social de la empresa requiere de cambios en su misión,
en esta deberían estar integrados factores como el medio ambiente, la pobreza, la ciudadanía y el rol
que cumple la empresa en los posibles cambios que va a producir tanto interiormente como en forma
externa. Para ello la cultura organizacional tendría que contemplar valores como los mencionados
anteriormente y lograr que los empleados y trabajadores los asimilen a través de buenos procesos
de inducción, finalmente la cara de la empresa son sus integrantes especialmente si hablamos de
imagen corporativa. Cada miembro de la empresa debiera trasladar hacia fuera los valores de la
misión plasmados en la cultura organizacional para así participar como buenos ciudadanos que den
el ejemplo en relación con el respeto de la dignidad de los otros, los que son el público que rodea
a la empresa, esto significa que debieran ser agentes de cambio fuera y dentro de la organización
aplicando estos valores organizacionales tal como lo haría un vocero de la empresa.
Respecto al cambio organizacional hay que considerar no sólo a la misión sino también otras
variables como la comunicación organizacional, la motivación, la descripción de cargos y el tipo de
estamentos que la organización tiene. Estos cambios influirán en la comunicación expedita dentro
y fuera de la organización así la comunidad estará integrada a los planes de la organización y se
podrá recoger sus inquietudes mas apremiantes en un ambiente valórico adecuado a los tiempos
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
(medio ambiente, problemas con la pobreza, educación etc.). La imagen corporativa mejorara en
la medida en que haya un cambio organizacional hacia la RSE y será mas respetada dentro de
su nicho de mercado por el solo hecho de trabajar en el respeto a los demás tanto internos como
externos a la organización
Es por eso que podemos señalar que la RSE es una buena herramienta de cambio organizacional
y social ya que los cambios al interior de la organización van de la mano no sólo con las exigencias
de productividad sino con las exigencias sociales de un entorno cada día más exigente en cuanto al
respeto de la comunidad y sus integrantes. No se trata de hacer filantropía sino de integrar como una
variable mas del desarrollo organizacional al medio ambiente y la comunidad, incluso las normas
ISO 9001 y 14001 están exigiendo estos aspectos para certificar como empresas que cumplen con
normas de calidad en sus productos.
Bibliografía
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Sabatini, F. (1995) Barrio y Participación. Mujeres pobladoras de Santiago. Instituto de Estudios
Urbanos.
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pp. 101 – 119
La problemática del consumo:
Una historia reciente en
las ciencias sociales chilenas
DANTE CASTILLO CANALES1
Resumen
El siguiente ensayo tiene por objetivo mostrar cómo ha ido emergiendo la temática del
consumo, en tanto objeto de estudio, en las ciencias sociales chilenas. La idea que se
sostiene es que durante las dos últimas décadas se han transformado de manera profunda las condiciones sociales, económicas y culturales en Chile, lo cual ha posibilitado
el surgimiento de esta problemática como objeto de investigación. Entender el consumo
y las dinámicas de apropiación, uso y desecho de mercancías, bienes y servicios, se ha
vuelto una cuestión sustantiva para diferentes campos disciplinares como la economía,
el marketing y, en particular, para la propia sociología. Se plantea, desde una perspectiva descriptiva, que ha habido un proceso de convergencia temática que ha llevado a
que el consumo adquiera una relevancia mayor en la discusión actual de las ciencias
sociales en Chile. Sin embargo, esto no se ha traducido aún en esfuerzos sistemáticos
que busquen incorporar esta problemática en los programas y mallas curriculares de la
formación en sociología.
PALABRAS CLAVE: CONSUMO, CIENCIAS SOCIALES, CAMBIO, MARKETING, CHILE
Abstract
This essay aims to show how consumption, as a subject-matter, has been emerging also
as an object of study, in the Chilean social sciences. The idea that is supported here is
that the last two decades have profoundly transformed the social, economic and cultural
conditions in Chile, which has enabled the emergence of this problem as a research
subject. Understanding consumption and the dynamics of appropriation, use and
disposal of goods, as well as goods and services, has become a substantive issue for
various disciplinary fields such as economics, marketing, and in particular to sociology
itself. Viewed from a descriptive perspective, there has been a topic convergence issue
that has led to regard comsumption as acquiring a greater relevance in the current
discussion of the social sciences in Chile. However, this has not yet translated into
systematic efforts that seek to incorporate this issue in the programs and curricula for
training in sociology.
KEY WORDS: CONSUMPTION, SOCIAL SCIENCES, CHANGE, MARKETING, CHILE
1. Definiendo la pregunta
E
n el año 1997 fue publicado en Chile el libro “Chile Actual: Anatomía de un mito” de Tomas
Moulian, el cual denunciaba que el consumo se había transformado en uno de los fenómenos
dominantes de la sociedad Chilena de los 90’. Esto marcó, a mi juicio, un hito significativo
en la historia del debate en torno al consumo en Chile. El director de LOM, editorial que publicó el
libro, comentaba: “Un best seller fue para sorpresa de todos, Chile actual: anatomía de un mito, ya
que se transformó en el libro más vendido durante todo un año, dio cuenta que había un profundo
malestar en la sociedad chilena y que no todos estaban viviendo “La alegría ya viene” (eslogan de
1
Sociólogo, Universidad de Chile, se ha desempeñado en desigualdad social, ciudadanía, Políticas Públicas y Juventud.
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la Concertación para la campaña electoral que terminó con 17 años de dictadura Militar en Chile).
Fue muy interesante el debate y se vivió un fortalecimiento de las publicaciones de las ciencias
sociales”2.
Junto con la sorpresa que un libro de las ciencias sociales se transformara en un best seller,
marcaba un punto de inflexión en términos del debate y reflexión sobre el estado actual de la sociedad
chilena. Chile pasaba a convertirse en el paraíso del consumidor, pero en el páramo del ciudadano3.
Sin embargo, el libro de Moulian mostraría algo más que una mirada crítica sobre el devenir del Chile
post-dictadura, daba cuenta también del surgimiento de una problemática nueva para las ciencias
sociales chilenas. Dicho fenómeno se encuentra en la actualidad en proceso de construcción, sin
fronteras definidas, con intentos más o menos sistemáticos de definición e investigación. Me refiero
a la problemática del consumo.
Desde una mirada general, el surgimiento de esta problemática para las ciencias sociales, está
vincula al surgimiento de fenómenos de diverso tipo: mayor acceso a bienes que han permitido una
mejora en las condiciones sociales y económicas de las personas, tendencia que ha sido definida
como masificación o democratización del consumo; desarrollo de nuevas prácticas de diferenciacióndistinción ligadas al consumo de bienes de lujo y de acceso altamente restrictivo; creciente valoración
del consumo como instancia de integración-exclusión y generador de fronteras sociales; importancia
de las “marcas”, como signos de valor, y de sus “atributos-beneficios” que logran configurar estilos
de vida particulares; explosión de múltiples segmentos de “consumidores”, con elevados niveles de
diferenciación subjetiva, que han puesto en tela de juicio los modelos tradicionales de jerarquización
y estratificación social de manera que puedan explicar adecuadamente los fenómenos de la
desigualdad y la diferenciación social; entre otros4.
La tesis que intento sostener es que para que el consumo se instalara como problemática,
debían haber cambiado tanto las condiciones mismas de la realidad social que hicieran posible
su transformación en objeto relevante, así como también los marcos conceptuales elaborados por
las ciencias sociales y la sociología en particular que lo explicaran. Estas condiciones, que son las
que intentaré desarrollar en este ensayo, remiten a lo que Brunner señalara años atrás respecto
de la formación del campo disciplinar de la sociología de la cultura, “los contextos sociopolíticos
constituyen, siempre, una sola de las fuentes de renovación de los problemas de las ciencias sociales
y de los supuestos subyacentes con que se les aborda. Existe por otro lado la fuente “interna”
constituida por las propias tradiciones de la disciplina, la evolución de sus ideales explicativos, de
sus modelos conceptuales y de la organización profesional de sus miembros”5.
La transformación durante las dos últimas décadas de estas dimensiones ha corrido de la mano
también con la transformación de las prácticas concretas de los científicos sociales, los que han ido
ocupando espacios distintos y más allá de la academia y la investigación básica. El sector privado
empresarial, las consultorías y la investigación de mercado han sido lugares de intersección del
quehacer sociológico con intereses disciplinarios, espacios laborales y campos temáticos distintos.
2
CASASÚS, Mario. Entrevista a Paulo Slachevsky. [en línea] Cultura en Movimiento. Portal de difusión de eventos culturales. Reproducción de entrevista publicada por El Clarín. 20 de diciembre de 2007. http://www.culturaenmovimiento.cl/
[consulta 23 de octubre 2009]
3
MOULIAN, Tomás. Chile Actual Anatomía de un Mito. LOM ediciones, Tercera edición, 2002. Un año después, Moulian
publica el libro “El consumo me consume” donde reflexiona de manera específica sobre el consumo.
4
Esta transformación en las valoraciones de las personas correría de la mano con la pérdida de importancia de otros
referentes del imaginario social, como son la idea del ciudadano, la lucha de clases o la importancia en la cultura política
del eje derecha-izquierda como referente identitario.
5
BRUNNER, José Joaquín. Ciencias Sociales y el tema de la cultura: Notas para una agenda de investigación. Documento
de trabajo Programa FLACSO-Santiago de Chile. Nº 332, abril de 1987. 12p.
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LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO: UNA HISTORIA RECIENTE EN LAS CIENCIAS SOCIALES CHILENAS.
por DANTE CASTILLO CANALES
Es precisamente en esta intersección donde comienza a surgir el consumo como problemática de
interés para muchos sociólogos6.
“Cómo ha cambiado la vida de los Chilenos…”7
Un hecho de fácil constatación indica que durante los últimas dos décadas ha habido una
mejora general en las condiciones de vida de las personas. Ello, en términos de los bienes materiales
con los que dispone cada hogar, así como también en cuanto a la ampliación del consumo hacia
segmentos de la población que tradicionalmente habían quedado excluidos.
Al finalizar la dictadura militar el año 90, Chile poseía niveles altísimos de pobreza. Según
cifras oficiales casi un 39% de la población se encontraba en esta condición, con un porcentaje
significativo 13% de pobres indigentes. A la vuelta de 10 años esta cifra se había reducido a la mitad
y llegando al año 2006, Chile contaba con un 14% de la población bajo la línea de la pobreza8.
Lo anterior, así como el mejoramiento en el nivel de vida y bienestar general de la población, se
debió en parte importante al fuerte crecimiento económico de los últimos dos decenios 1982-2002,
y en particular al repunte en las remuneraciones de toda la fuerza de trabajo. En el decenio 82-92
se produjo un desempleo promedio de 14% versus el 8% del decenio 92-2002. El salario real pasó
de niveles de crecimiento promedio de 0,6% anual, en el primer decenio, a niveles de 3,5% en el
segundo9.
Este excepcional crecimiento económico de Chile (5,5% medio anual) condujo a que su
ingreso per cápita se elevara un 96% entre 1990 y 200710. No obstante lo anterior, distintos analistas
han venido señalando el carácter altamente desigual de nuestro modelo de desarrollo, al persistir
una inaceptable desigualdad de ingresos y de calidad de vida, al tiempo que aumenta la percepción
de exclusión social, situación que persistirá a menos que no se adopte una estrategia de desarrollo
renovada de largo plazo conducente a un desarrollo inclusivo con equidad creciente11.
Ha sido en este trasfondo contradictorio donde parte importante de la población ha podido
acceder a mejores niveles de calidad de vida, educación, realización de proyectos familiares y
personales, al mismo tiempo en que otros segmentos de la población ven que las posibilidades de
movilidad social son escasas y lejanas. En palabras del PNUD del año 2002 Chile está viviendo un
profundo cambio cultural, proceso movilizado por las dinámicas de globalización de la sociedad e
individualización de las personas, la centralidad del mercado y de las nuevas tecnologías. Todo ello
con la generación al mismo tiempo de oportunidades y dificultades para la convivencia cotidiana12.
6
El ensayo no pretende dar cuenta de la discusión conceptual sobre las teorías del consumo o del consumidor, sino más
bien ofrecer un recuento descriptivo de un debate que en los últimos 10 años ha venido a ganar cada vez mayor importancia.
7
Frase que hace referencia al título del libro “Cómo ha cambiado la vida de los Chilenos: Análisis comparativo de las
condiciones de vida en los hogares con menor bienestar socioeconómico (censos 1992-2002). Instituto Nacional de Estadísticas. Chile, 2004.
8
MIDEPLAN. Nº1. Casen 2006: La situación de la Pobreza en Chile. Santiago de Chile, junio de 2007.
9
RAMOS, Joseph. Los vulnerables. En: Instituto Nacional de Estadísticas. Cómo ha cambiado la vida de los chilenos.
Santiago, Chile, 2004. ?p.
10
INFANTE, R y SUNKEL, O. Chile: Hacia un desarrollo inclusivo. Revista CEPAL (97): 135-154. Abril, 2009. Ver también,
MIDEPLAN, 2006. Trabajo e Ingresos en Chile.
11
INFANTE, R y SUNKEL, O, ibid. 136p. Ver también, TORCHE, Florencia. Desigual pero fluido. El patrón chileno de movilidad en perspectiva comparada. Documento de trabajo nº 57. En Foco. Expansiva-UDP. 2005.
12
Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD. Informe de Desarrollo Humano en Chile, Nosotros los
Chilenos: Un desafío cultural, Santiago, 2002. 18p.
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Es en este contexto que se configuran nuevos patrones de consumo tanto a nivel de los bienes
básicos como de aquellos de mayor sofisticación y complejidad como son, por ejemplo, la tecnología
y aquellos ligados a la entretención y el uso del tiempo libre.
Si observamos los bienes a los cuáles la población chilena ha tenido acceso, destaca por
ejemplo el Televisor a Color que en el año 1990 se encontraba en un 43% de los hogares, mientras
que en la actualidad sobre un 90% de los hogares lo posee. Así mismo, el acceso a bienes como
el Refrigerador o la Lavadora pasaron de niveles de 52% y 42% en 1990 a niveles de 88% y 66%
respectivamente. Por su parte, las tecnologías también han penetrado fuertemente durante los
últimos años, en especial el celular que al año 2006 llegaba a 12,8 millones de aparatos, lo que
equivale a 7,8 equipos por cada 10 habitantes. En la actualidad, y según datos del Centro de Micro
Datos de la Universidad de Chile, un 90% de la población mayor de 15 años posee celular13. El
computador en tanto, alcanza cifras de 33% al 2006 y los internautas llegan a 48% según el último
informe del proyecto WIP14.
Para los grupos más ricos por su parte, la tendencia se orienta hacia la generación de una
mayor distancia social en el consumo, con la generación de una creciente industria del lujo. Según
un artículo periodístico del año 2009, que recoge la opinión del presidente de la Asociación de
Marcas de Lujo, plantea que Chile está comenzando una tendencia creciente en consumo de lujo,
“somos un país donde la industria del lujo se encuentra en pañales”, y por lo tanto la misión de la
Asociación es principalmente educar al consumidor respecto de lo que es la industria del lujo”15. Se
plantea que en Chile este mercado se está expandiendo a una tasa que oscila entre el 15% y el 20%
anual, con ventas por unos 80 millones de dólares al año. Esta industria estaría siendo movida por
el 1,6% de familias en Chile que poseen patrimonios líquidos de más de US$100 mil16.
Ahora bien, muchos bienes se han masificado, lo que significa que los distintos grupos
socioeconómicos han podido acceder a ellos. Tanto es así, que un estudio reciente de la consultora
Nielsen mostraba cómo los sectores de menores ingresos están desarrollando pautas de consumo
en categorías más sofisticadas dentro del consumo masivo. Observan que dentro de estas categorías
se encuentran las aguas, los endulzantes, los desodorantes ambientales, los postres refrigerados
y los filtros solares. Por el lado de los productos tecnológicos poseen significativos niveles de uso
donde predominan los equipos de música (70%), los celulares (69%) y el microonda (40%). Junto
con lo anterior, este grupo estaría valorando en mayor grado la marca del producto por sobre el
precio (38%), así como también la lealtad hacia marcas conocidas por sobre las promociones17. Lo
que tendríamos, por lo tanto, es la expresión de un nuevo set valorativo por parte de la población,
en donde la construcción del sí mismo y la identidad se relacionan de manera significativa con las
mercancías adquiridas, con el tipo de prácticas de consumo y con las decisiones de compra de
bienes y servicios en general.
¿Qué implica en la vida de las personas y las familias estos “mayores” accesos? ¿Qué
significados tiene el consumo de bienes y servicios sofisticados y de última generación a nivel de
las expectativas y la organización de la vida cotidiana? Carlos Catalán plantea que, en relación a
13
Universidad de Chile. Departamento de Economía, Centro de Micro Datos (2009). Encuesta de Satisfacción de Usuarios
de Servicios de Telecomunicación. Estudio realizado para la SUBTEL, diciembre de 2009.
14
Encuestas CASEN 1990-2006. Informes de la Superintendencia de Transporte y Comunicaciones. World International
Project (WIP) Project-Chile. Pontificia Universidad Católica y Centro de estudios de Economía Digital de la Cámara de Comercio de Santiago, “Los internautas Chilenos y sus símiles en el resto del mundo: resultados del estudio WIP-Chile 2008.
15
El consumo de lujo en hile. Revista Poder y Negocios Nº XX. Entrevista a James Hughes, Presidente de la Asociación
de Marcas de Lujo en Chile. Santiago, Octubre de 2009.
16
Mini Book Eureka. Revista Poder y Negocios Nº XX. Fuente: Boston Consulting Group, La Tercera, www.bussinesschile.cl).
Santiago, Chile, Octubre de 2009.
17
Nielsen Chile, Cambios en el mercado Chileno. Abril, 2007
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LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO: UNA HISTORIA RECIENTE EN LAS CIENCIAS SOCIALES CHILENAS.
por DANTE CASTILLO CANALES
los grupos de bajo nivel socioeconómico y los sentidos y valoraciones que asignan al consumo, los
bienes materiales son un componente fundamental para lograr realizar los valores del bienestar
familiar y permitir construir un futuro para los hijos. Así, padres y madres están dispuestos, por
ejemplo, a posponer o renunciar a sus necesidades personales para que los hijos puedan acceder
a la educación y así lograr la movilidad social deseada. Estamos ante un proyecto de movilidad no
individual sino transgeneracional18.
Lo que se observa entonces, es que el consumo en sectores de menores ingresos estaría
asociado a la realización de valores superiores vinculados a los hijos y la familia. La comodidad de la
casa y su equipamiento ofrece un espacio de seguridad y resguardo frente a las amenazas externas
de la delincuencia o la drogadicción, permitiendo así que los hijos tengan las condiciones adecuadas
para estudiar y tener un futuro mejor19.
Junto con los factores señalados anteriormente, existen otros factores importantes que explican
estos cambios en el consumo: Uno de ellos es el acceso al crédito. Hacia el año 1991 existían en
Chile un total de 890 mil tarjetas de crédito emitidas por el sistema bancario, cifra que al año 2008
alcanzaba a 4.3 millones, lo que representó un crecimiento de más de un 480% en un período de
17 años. En una población que paso de 14 millones en el año 1990 a 16 millones el 2008. Por su
parte las tarjetas débito pasaron de 4 mil seiscientas a 1,9 millones en el año 200820. El crecimiento
del acceso al crédito y la mayor bancarización de la sociedad chilena han sido claves a la hora de
acceder a bienes de consumo durables.
Por su parte, a septiembre del año 2009 existían un total de 16,3 millones de tarjetas
emitidas por casas comerciales, tiendas por departamento y otros retailers, los cuales han
contribuido significativamente al acceso masivo al consumo21. El panorama en torno al crédito se
ha generalizado en la sociedad chilena actual y junto con ello los espacios de compra como malls y
centros comerciales que reúnen a la población en torno al consumo de múltiples bienes y servicios22.
Esta tendencia de masificación del crédito forma parte medular del modelo económico
Chileno en tanto posibilita una circulación más rápida de mercancías y su consecuente efecto en
la producción. Sin embargo, el crédito no solo actúa a nivel del sistema, sino que tiene impactos
en la forma en que los individuos construyen su horizonte de expectativas en la satisfacción de
necesidades. Así, el acceso a los bienes no queda supeditado al ahorro previo y al consumo-compra
al final, sino que hay una inversión temporal de los términos en tanto el consumo se realiza en el
presente comprometiendo las posibilidades en el futuro. La referencia presente-futuro se transforma,
adquiriendo la temporalidad una nueva significación en la cotidianeidad de las personas23.
Todos estos cambios experimentados por la sociedad chilena en términos de los mayores
niveles de confort y bienestar, impulsados por nuevas pautas de consumo tienen efectos en cómo
la personas establecen sus vínculos y sus relaciones sociales, y con ello, en las formas en que
debemos pensar, por ejemplo, la diferenciación social, la estratificación y la movilidad social. En
términos prácticos, se torna necesario repensar los métodos utilizados para construir los índices de
18
CATALÁN, Carlos. El consumidor emergente. En: XIV Congreso Chileno de marketing, 2005: Los nuevos chilenos.
Santiago, Chile. 2005.
19
Ibid.
20
Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras-SBIF. Información de tarjetas de crédito bancarias y no bancarias [en línea] http://www.sbif.cl/sbifweb/servlet/InfoFinanciera?indice=4.1&idCategoria=2129&tipocont=0 [consulta: 1 de
octubre de 2009]
21
SBIF, Ibid.
22
Este es precisamente una de los puntos de mayor crítica en el libro de Moulian que revisaremos más adelante.
23
Zigmunt Baumann ha desarrollado de manera profunda el punto de la trasformación en la forma en que los individuos
esperan satisfacer sus necesidades desde la perspectiva de la temporalidad.
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clasificación socioeconómica, los que se vuelven inadecuados para dar cuenta de la nueva realidad
social en Chile24.
Los cambios que hemos presentado muestran cómo el entorno social y económico se ha
modificado de manera profunda durante los últimos 20 años. Estos cambios de contexto cuestionan
y demandan miradas novedosas para explicar estas nuevas tendencias. En este caso particular,
los patrones y dinámicas de consumo, que la convierten en una problemática de relevancia para el
quehacer de las ciencias sociales.
Diversidad de marcos conceptuales en torno al consumo
Utilizo la noción de marcos conceptuales para identificar los saberes en uso que permiten
describir y explicar el fenómeno del consumo, esto es, definir el objeto, cuantificarlo o medirlo y
explicar su naturaleza. Como señala Raúl Urzúa, los marcos conceptuales están construidos
parcialmente en base a conocimientos de sentido común y a información asistemática y no
necesariamente correcta, pero también apoyándose en conocimientos originados en las ciencias
sociales, aunque no sean explícitamente reconocidos como tales o se haya tenido acceso a ellos
a través de los medios de comunicación”25. Consideraré dos fuentes de producción del debate en
Chile: Por una parte, el desarrollo generado desde el mundo del marketing y la investigación de
mercado, y por la otra, desde el mundo de las ciencias sociales, sea a través de los estudios de
consumo cultural, de la crítica al fenómeno del consumismo, así como también en los trabajos de
investigación en torno al consumo propiamente tal.
1.1
La perspectiva del marketing
Una de las disciplinas de mayor desarrollo en Chile durante los últimos años en el mundo de la
economía y la administración de empresas, ha sido el marketing. Distintos actores conviven en este
mundo; empresarios, gerentes de empresas, consultores, empresas de investigación de mercado
y estudios de opinión, académicos, entre otros. La producción y difusión de ideas es realizada a
través de foros, publicaciones, congresos y seminarios que son organizados sistemáticamente para
poner temas en la agenda, difundir su visión de la sociedad y convocar a la comunidad a los ritos del
debate y el reconocimiento público.
Dos actores, desde mi perspectiva, han sido centrales en nuestro país en desarrollar el debate
en torno al consumo y los consumidores. Estos han estado íntimamente ligados, en el transcurso de
estos 25 años, debido a la relación de cliente-proveedor, me refiero a las agencias de investigación
de mercado y el Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas - ICARE26. Este último
actor ha venido realizando sistemáticamente congresos de marketing desde el año 198427, con una
24
RASSE, Alejandra, SALCEDO, Rodrigo y PARDO, Juan. En: JOIGNANT, Alfredo y GÜEL, Pedro (Coordinadores) El arte
de clasificar a los chilenos. Enfoque sobre los modelos de estratificación en Chile. Chile, Ediciones Expansiva-UDP. Pp.
17-36.
25
URZÚA, Raúl. Los usos de las ciencias sociales en la formulación de políticas públicas: Una introducción al tema. En:
Los usos de las ciencias sociales en la formulación de políticas públicas. Santiago, Chile 1999.
26
ICARE es una Corporación Privada sin fines de lucro, fundada en 1953 por empresarios y profesionales vinculados a
diversos sectores de la actividad económica nacional con el propósito de promover la excelencia empresarial del país.
En la actualidad agrupa a más de 992 empresas de todos los tamaños y representativas de las diversas actividades de la
producción, el comercio y los servicios. Una de sus áreas especializadas de trabajo es el círculo de marketing que organiza
año a año los Congresos de Marketing que analizamos en este ensayo y que posee, a mi juicio, uno de los mayores niveles
de resonancia pública y comunicacional en Chile.
27
Durante los 80’ y los 90’ los congresos se realizaban una vez cada dos años, a partir del año 2000, estos se realizan año
a año generando gran expectación en el mundo público y privado.
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LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO: UNA HISTORIA RECIENTE EN LAS CIENCIAS SOCIALES CHILENAS.
por DANTE CASTILLO CANALES
participación continua de representantes de la Asociación Chilena de Empresas de Investigación de
Mercado-AIM.
Desde el año 1985 la AIM viene desarrollando indicadores de clasificación y segmentación de
la población (consumidores) que han servido como soporte empírico a las reflexiones y debates en
torno al consumo desde el mundo empresarial chileno. A modo de ejemplo, el último Índice Censal
de Status Socioeconómico, corresponde a una actualización de los datos del CENSO del año 2002
y permite conocer cuáles son los nuevos bienes, en conjunto con el nivel educacional, que mejor
determinan el grupo socioeconómico al que pertenecen las personas28.
Lo que prima en torno al consumo en este espacio social, son los intereses de segmentación,
en tanto señalan que lo que se busca es “distribuir a la población en segmentos que discriminen
respecto de su poder adquisitivo de consumo, de su calidad de vida material, nivel cultural educacional
y estilo de vida… la idea es definir un “status socioeconómico” que ayude a comprender los patrones
de consumo y a estimar la demanda potencial de los diferentes productos y servicios”29.
Esta idea se encuentra presente desde el año 1984 cuando durante el primer congreso de
marketing se planteaba la necesidad de tener una variable socioeconómica de clasificación: “El
supuesto subyacente al concepto de estratificación socioeconómica es que los consumidores
de diferentes estratos, difieren en cuanto a ciertas características de estilos de vida, lo cual se
manifiesta en patrones de consumo diferente”30.
Para estos actores, el consumo está dado por tres rasgos claves: en primer lugar, es entendido
como consecuencia y reflejo de una situación anterior, esto es, que gracias a esta “posición” las
personas realizan y practican estilos diferentes de consumo; luego, que los estilos de vida y la
diversidad de grupos son “operacionalizados” en grupos socioeconómicos que derivan de un índice
continuo, esto es, de un escalamiento de los individuos mediante puntuaciones obtenidas según su
posesión de bienes y años de escolaridad del jefe de hogar; y en tercer lugar, es el hogar el que
define la posición o el nivel socioeconómico de las personas.
Los cuestionamientos a este método utilizado, pueden resumirse en los siguientes términos:
en primer lugar, en la actualidad el consumo comienza a dejar de ser visto como consecuencia de
una posición anterior y pasa ser entendido como función generadora de la diferencia. Esto es, que
en función del tipo de consumo realizado un individuo puede ser agrupado en A, B o C categoría
social31, es decir, no como expresión de una diferencia previa en la posición que se tiene en la
estructura social.
En segundo lugar, el escalamiento de los individuos en un continuo supone que el consumo
tendería a ser igual en la medida que dos individuos poseen los mismos niveles de escolaridad y la
misma batería de bienes. Lo que demuestra la investigación de mercado, y que da pie a una crítica
sustantiva, es que esto no explica la diversidad, la diferencia y la desigualdad al interior de una
misma categoría. Por lo tanto, resultaría impreciso estimar patrones de consumo a partir de ese
conjunto de variables.
En tercer lugar, la definición y clasificación corresponde a una etiqueta hogar, lo cual hace
igualar las prácticas de consumo bajo una misma racionalidad, tanto a padres, madres e hijos
28
Asociación de empresas de investigación de mercados–AIM. Grupos Socioeconómicos 2008. Santiago, Chile, 2009, 1p.
AIM Ibid.
30
ICARE, Primer Congreso de Marketing del año 1984: Intervención de Mladen Koljatic quién se desempeñó durante esos
años como Vicepresidente del Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas-ICARE. Santiago, Chile. 1984.
31
Carlos Catalán ofrece ejemplos claros a este respecto en cuanto a las múltiples formas de segmentación de la población.
Ver: CATALÁN, Carlos. Consumo y Segmentación: Algunas consideraciones conceptuales y empíricas. En: JOIGNANT,
Alfredo y GÜEL, Pedro (Coordinadores) El arte de clasificar a los chilenos. Enfoque sobre los modelos de estratificación
en Chile. Chile, Ediciones Expansiva-UDP.
29
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
etc. Este supuesto es cuestionado por algunos estudios, que serán revisados más adelante, los
cuales muestran cómo al interior del hogar existen condicionantes del consumo que dependen de
los diferentes roles que juegan los miembros en la familia, el tipo de hogar, o por ejemplo, si hay
presencia o no de personas menores o mayores en el hogar32.
Ahora bien, lo que tenemos aquí es un actor que tiene por objetivo generar conocimientos
que sean de utilidad para la definición de estrategias de negocios, establecimiento potencial de
la demanda y, por cierto, estimación de rentabilidad de los negocios generados. Sin embargo, la
producción de conocimiento realizada desde el mundo de las agencias de investigación de mercado
no está determina enteramente por los objetivos e intereses de las empresas y sus departamentos
de marketing. Las empresas de investigación participan activamente en la generación de conceptos,
metodologías e indicadores que buscan controlar y predecir de mejor manera el comportamiento
potencial de los consumidores, sin estar este conocimiento puramente orientado a fundamentar
decisiones de negocio y estrategias comerciales.
Desde el mundo de las empresas existe una significativa contribución a la creación del marco
conceptual específico sobre el consumo y los consumidores que venimos comentando. El rasgo
principal de su enfoque se resume en la siguiente expresión: “El consumidor es nuestro jefe”33, éste
es concebido en un sitial de semi-Dios. Como es de suponer, aquí la pregunta por el consumo,
se articula en torno a la necesidad de determinar de mejor manera la demanda potencial de sus
productos o la creación de nuevos bienes. No hay mucha novedad en esto, lo novedoso, desde mi
perspectiva, radica en la forma y los recursos que invierten cada vez más las empresas en conocer
de mejor manera y en mayor profundidad a los consumidores, para lo cual el saber de las ciencias
sociales se vuelve fundamental.
El discurso del marketing, y su conceptualización de los consumidores, ha venido evolucionando
en el tiempo, adquiriendo cada vez mayor sofisticación en las preguntas de investigación y con ello
en las técnicas utilizadas para producir información de interés. Se asume, desde su lógica, que no
se puede intentar vender bienes a todo el mundo y que es necesario segmentar por variables que
hasta ahora no habían sido utilizadas. Así, surgen grupos/segmentos en función de las ocasiones y
momentos de consumo; en función de su trayectoria de comportamiento y frecuencia de compra; de
determinados estilos de vida; o a partir de necesidades ocultas que es preciso conocer para ofrecer
productos que cubran esas necesidades34.
La retórica del consumidor es la del jefe, la del rey. Uno de los expositores del VIII congreso
decía en su exposición que “hoy es mejor ser consumidor que empresario, de hecho los clientes
tienen más poder que el presidente de una empresa. Hoy el cliente decide cuando despedir al
presidente de la empresa, que ni siquiera conoce”35. Como recurso ideológico contribuye a sostener
la idea que el poder no está en sus manos sino que en las manos de los consumidores. A modo de
hipótesis, pienso que la instalación de esta retórica en el lenguaje público ha sido uno de los factores
claves en la transformación del ethos cultural de la sociedad chilena.
32
STILLERMAN, Joel. Gender, class and generational contexts for consumption in contemporary Chile. Journal of Consumer Culture, (4): 51-77. 2004. Ver también, CATALÁN, Carlos. El consumidor emergente. En: XIV Congreso Chileno de
marketing, 2005: Los nuevos chilenos. Santiago, Chile. 2005.
33
Título de la presentación de Juan Cristobal Sepúlveda, Gerente de Procter & Gamble, Chile. ICARE, Congreso de
Marketing del año 2007.
34
IBAÑEZ, Andrés. ¿Lo pequeño es hermoso?: Segmentación para empresas pequeñas. VIII congreso Chileno de Marketing, 1999: “En tiempo de Vacas Flacas”. Andrés Ibañez es Ingeniero Comercial de la Universidad Católica.
35
EBEN, Hans. Creando nuestro futuro: Todo o nada. VIII Congreso Chileno de Marketing, 1999. El autor se desempeñaba
como presidente del círculo de marketing de ICARE durante ese año. En versión similar, otro autor ha planteado que
“no conocer a los consumidores es el primer pecado capital del marketing”. Philip Kotler. Los 10 pecados capitales del
marketing. 2004.
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En este discurso, los consumidores aparecen como seres altamente complejos, enigmas que
es preciso conocer si no se quiere ir directo a la bancarrota, pues en el conocimiento profundo de ellos
radica el éxito de los negocios. Los consumidores, en las versiones más elaboradas, no se mueven
sólo por criterios racionales sino que están condicionados, significativamente por sus emociones.
Estamos frente a un consumidor que pasó de valorar los aspectos funcionales de las mercancías,
a valorar el servicio, las experiencias memorables y, hoy en día, la interacción permanente con las
marcas. Las preferencias de estos, serán entonces el resultado del ajuste entre el cálculo racional,
sus deseos y creencias y el conjunto de emociones que los mueven en un momento determinado.
Todo ello, porque las marcas, como signos de valor, habitan tanto en la mente como en el corazón
de los consumidores.
Elaborar estos discursos en torno al consumidor, ha requerido invertir recursos importantes
para conocer al cliente potencial, y esto es lo que quiero destacar, en ese afán han recurrido a otros
campos disciplinarios que les permitan definir, entender y explicar de mejor manera el enigma que
representaría el consumidor. En este proceso las ciencias sociales y sus profesionales han sido
invitadas, más bien contratadas, a ofrecer respuestas o perspectivas sobre el mundo del consumo36.
Si se observan los últimos congresos de ICARE, vemos una mayor participación de científicos
sociales. Sociólogos como Carlos Cousiño, Carlos Catalán, Eugenio Guzmán, o Clemencia Sarquis,
desde el mundo de la psicología, ofrecen nuevas perspectivas y pistas de interpretación. Se abre
así un espacio de reflexión que permite entrelazar miradas, enfoques y marcos conceptuales
provenientes de mundos disciplinares distintos. En este cruce, son puestos en la mesa temas como
la situación de las mujeres y su rol en el mercado, la situación de los jóvenes y su integración
a las redes sociales globales, el surgimiento de nuevos segmentos, yo cuáles son las claves
socioculturales que permiten una mejor comprensión de sus prácticas de consumo.
Una rápida revisión de los expositores de los congresos de marketing de la última década,
muestra que este es el espacio de producción de conocimiento principalmente de Ingenieros
Comerciales, Economistas, Ingenieros civiles, y de manera marginal, de profesionales de otras
áreas como son la publicidad, la psicología y la sociología. Esta tendencia ha venido cambiando en
los últimos años37.
No obstante lo anterior, si miramos parte de la terminología usada y la forma en que configuran
el objeto de estudio, vemos conceptos tales como clases sociales, que ha sido dejado de lado
porque remitiría a una estructura social rígida y autoperpetuante38, estatus, estilos de vida, grupos o
estratos socioeconómicos, segmentos, cambio social, entre otros. ¿No son estos los temas clásicos
de la sociología y las ciencias sociales? ¿No es sobre el intento de explicar las diferentes formas de
diferenciación social que la sociología ha gastado parte importante de su tiempo?
Siendo las respuestas a estas preguntas afirmativas, los científicos sociales no han tenido
una participación activa y relevante en construir al consumo como un objeto sistemático de estudio.
A su vez, los marcos de explicación existentes, que provienen principalmente del debate europeo
o americano, han sido escasamente utilizados para generar investigación empírica. Sin embargo,
durante estos últimos años vemos una tendencia distinta, por cuestiones de distinto orden, las
ciencias sociales han comenzado a contribuir al desarrollo de la problemática del consumo.
36
Congresos entre el año 2000 y 2008
Haciendo un cálculo estadístico simple, se observa que más del 90% de los expositores provienen de la Ingeniería
Comercial. Más aún, muchos de ellos, con estudios de postgrado en Estados Unidos. (II Congreso de marketing 1986:
marketing para una economía en transición. VIII Congreso de 1999. En tiempo de vacas flacas; X Congreso de 2001:
Una tormenta perfecta; XIII congreso de 2004: En tiempos de vacas gordas; XVII congreso de 2008: La Fábrica del valor)
38
Claramente no hay referencia alguna al largo y extenso debate sobre las clases sociales en la literatura sociológica y de
las ciencias sociales.
37
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Veamos ahora cómo, desde la otra fuente, como ha venido a instalarse incipientemente el
consumo como problemática de las ciencias sociales.
1.2
Contribuciones desde las ciencias sociales
Para las ciencias sociales chilenas la investigación en torno al consumo ha estado orientada,
principalmente, a los temas de consumo cultural o a la crítica sobre el fenómeno del consumismo.
Ha sido desde aquí que se ha comenzado a pensar los temas de consumo en términos generales y
no acotados a esferas específicas.
Consecuencia de lo anterior es que no se observan esfuerzos sistemáticos de investigación
desde la academia y/o las políticas públicas por entender la importancia que tiene el consumo en
la cotidianeidad de las personas, sea este a nivel de su implicancia en los procesos de integración
social, en la constitución de identidades, en la generación de fronteras entre grupos y/o en la
diferenciación social como cuestiones generales. A lo sumo, se encuentran las encuestas de
presupuestos familiares orientadas a conocer la estructura del gasto de consumo en los hogares y
que ayudan a determinar los bienes que ingresan en la canasta familiar permitiendo con ello definir
las variables para la construcción del Índice de Precios al Consumidor, IPC39.
Podemos ver con esto que los esfuerzos no han estado puestos en conocer las implicancias
sociológicas de los procesos de consumo. Sin embargo, no podemos decir lo mismo cuando
hablamos de la problemática del consumo cultural que sí comenzó a ganar importancia tanto en
Chile como en América Latina desde fines de los años 80 y principio de los 90.
El consumo cultural, como campo específico, a diferencia del consumo como problemática
general, ha tenido no sólo una agenda de investigación durante las últimas décadas sino que
también esfuerzos públicos materializados en políticas públicas concretas. Hacia el año 1987
Brunner comentaba que uno de los principales temas dentro del campo de la Sociología de la
Cultura, debía considerar en su agenda de investigación los estudios de consumo cultural…o de
reconocimiento-apropiación de bienes simbólicos en los diversos subcampos de la cultura. Estudios
que tienen por fin entender las dinámicas de la recepción, segmentación, estilos de consumo y
mercado de los bienes culturales.40”
En este sentido, señala Sunkel, existen dos intelectuales latinoamericanos de importancia
fundamental en el estudio de esta temática, ellos son Nestor García Canclini y Jesús Martín Barbero.
La contribución de estos intelectuales, según Sunkel, “ha sido fundamental porque detectaron la
importancia de la temática del consumo en un momento en que la preocupación dominante en los
estudios sobre cultura y comunicación en América Latina todavía era el análisis de los mensajes
en los medios masivos en tanto soportes de la “ideología de la dominación”41. Lo anterior vino a
posibilitar repensar desde distintas perspectivas los estudios sobre consumo.
Expresiones posteriores claras en Chile de los esfuerzos que se han hecho por conocer y
generar información cuantificable sobre las características y formas de acceso a bienes culturales,
lo constituyen tanto el Informe del PNUD del año 2002 “Nosotros los Chilenos. Un desafío cultural”
39
Instituto Nacional de Estadísticas. VI Encuesta de Presupuestos Familiares. Vol 1, pág. 5.
BRUNNER, José Joaquín. op. cit.
41
SUNKEL, Guillermo. Una mira otra. La cultura desde el consumo. En: MATO, Daniel (coord.): Estudios y otras prácticas
intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y
CEAP, FACES, Universidad central de Venezuela. Pp. 287-294. El autor hace una revisión de cómo el debate en torno al
consumo cultural adquiere un campo específico de desarrollo. Plantea que en ese contexto, ellos contribuyeron a generar
la inflexión teórico-metodológica desde el énfasis en el mensaje como estructura ideológica a los procesos de consumo.
Pero también su aporte ha sido fundamental porque definieron una cierta aproximación conceptual desde la cual sería
posible abordar empíricamente el estudio del consumo.
40
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LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO: UNA HISTORIA RECIENTE EN LAS CIENCIAS SOCIALES CHILENAS.
por DANTE CASTILLO CANALES
como la Encuesta de Consumo Cultural y Uso del Tiempo Libre realizada por el Consejo Nacional de
la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Estadísticas durante el año 2004 y 200942.
En ellas se establecen características y rasgos distintivos en relación al acceso, el significado
y/o la importancia asociada al consumo de bienes artísticos y simbólicos. Se entiende por ejemplo, la
contribución que tiene para definir espacios de pertenencia social, o cómo las subjetividades median
la apropiación de bienes culturales. Así mismo, se logra dimensionar la diversidad de consumos
generados por una misma categoría de individuos y cómo aquello ayuda a configurar estilos de vida
particulares43.
Estos esfuerzos han respondido a un interés más amplio de generación de información en
el campo del consumo cultural. Así, la Encuesta de Consumo Cultural y Uso del Tiempo Libre se
constituye en una iniciativa que permite proporcionar una respuesta parcial en la definición de “lo
que hay que hacer” para facilitar el acceso de la población a bienes y servicios culturales44. Lo que
vemos acá es la instalación a nivel de la institucionalidad pública de una temática, que se materializa
en la construcción de indicadores orientados a facilitar la toma de decisiones desde las políticas
públicas en materias de consumo cultural.
A partir del desarrollo de estos estudios se ha comenzado a abordar la problemática del
consumo en términos generales, esto es, como prácticas de apropiación y uso de las mercancías en
general, no sólo acotada a la apropiación y uso de bienes simbólicos, de audiencias y contenidos o
al mercado de bienes culturales que ha caracterizado a las investigaciones sobre consumo cultural.
Podemos ver en el mismo informe del PNUD un esfuerzo por clasificar a las personas en
segmentos específicos de consumidores, la que no respondió solamente a sus prácticas de consumo
de bienes culturales. En términos gruesos, identifica la importancia del mall como espacio de paseo
y encuentro, como escenario de sociabilidad, esto es, como el nuevo espacio de la convivencia.
“El centro comercial no sólo representa un ordenamiento selectivo y jerarquizado de ciertos bienes
simbólicos que ayudan a reproducir y renovar determinadas prácticas y representaciones de la
convivencia. Es, también, una especie de ceremonia festiva que permitiría a los participantes sentirse
miembros de un colectivo. Tal vez éste sea el objetivo tácito del público: asistir a un ritual que brinda
la oportunidad de desplegar la individualidad, al tiempo de conmemorar una identidad colectiva”45.
Esta ampliación temática evidencia un entrelazamiento natural entro ambos campos. Como
dirá Catalán “estos cambios en el consumo cultural se asocian de manera sintomática con una
transformación más amplia que está operando en la esfera del consumo. El consumo en general
aparece como un proceso activo mediante el cual el consumidor se apropia y recrea bienes y
acciones resignificando la cadena de valor”46. De esta forma, arribamos desde la reflexión sobre el
consumo cultural a la problemática del consumo y el nuevo consumidor.
Se da así una relación de retroalimentación en tanto los estudios de consumo cultural en
Chile tomaron prestado muchas de las reflexiones, conceptos y marcos conceptuales producidos al
42
Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD. Informe de Desarrollo Humano en Chile, Nosotros los
Chilenos: Un desafío cultural, Santiago, 2002. Instituto Nacional de Estadísticas. Encuesta Consumo Cultural, del año
2004 y 2009. Carlos Catalán señala que existe una primera aproximación al consumo cultural en un estudio realizado el
año 1988 por CENECA y FLACSO.
43
El informe del PNUD, definió una tipología de consumidores en la que estableció 4 tipos de consumidores: “el consumidor necesitado”, “el consumidor de bienestar”, “el consumidor existencial” y el “consumidor modelo”.
44
CAMPOS, Luis. Uso de la información políticas públicas culturales y autonomía relativa. Relevancia de la encuesta de
Consumo Cultural y Uso del Tiempo Libre en la proyección de políticas públicas en cultura. En: CATALÁN, Carlos y TORCHE, Pablo (editores). Consumo Cultural en Chile: Miradas y Perspectivas. 2005. Santiago, Chile. Pp. 167.
45
PNUD, Op. Cit. Pp. 106.
46
CATALÁN, Carlos. El escenario actual y la importancia de la métrica. En CATALÁN, Carlos y TORCHE, Pablo (editores).
Consumo Cultural en Chile: Miradas y Perspectivas. 2005. Santiago, Chile. Pp. 17.
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amparo del debate en torno al consumo como fenómeno general, pero que, en el caso específico
de Chile, terminaron definiendo su campo de investigación y acción en la parcela específica del
consumo cultural. Lo que ahora tenemos es el proceso inverso.
Esto se explicaría, por una parte, porque las condiciones sociales y económicas que sirvieron
de contexto durante la década de los 80 y principios de los 90 cambiaron sustantivamente, pero que
en ese momento hacían irrelevante y de escaso valor práctico hablar sobre consumo de mercancías,
bienes y servicios en un escenario social empobrecido materialmente. Por la otra, porque Chile
venía saliendo de 17 años de dictadura militar, período marcado por la represión, el control y la
vigilancia de los distintos espacios de la vida social chilena y en donde los temas culturales parecían
tener mayor urgencia tanto en el debate de las ciencias sociales como en el debate público y político.
Parece razonable entonces pensar que la emergencia de los estudios de consumo, como
problemática general, encuentren en la última década, las condiciones de contexto sociales
y económicas que permitan abordar, desde las ciencias sociales y la sociología en particular, la
reflexión, explicación o interpretación del consumo como práctica social.
A nivel disciplinar por su parte, el mismo Sunkel plantea una interrogante clave en esta materia
¿No será necesario re-pensar la noción de “consumo cultural” elaborada por García Canclini a la
luz de los profundos cambios en el contexto sociocultural que han tenido lugar en la última década?
En tanto remite al entrelazamiento cada vez más denso entre economía y cultura, lo que hace que
la noción de consumo cultural se encuentre en proceso de des-dibujamiento, lo que haría necesario
volver a la noción de consumo como una práctica cultural que se manifiesta en la apropiación y usos
de todo tipo de mercancías y no sólo en los llamados “bienes culturales”47.
Tenemos así que tanto desde el plano de las condiciones sociales y económicas de la
sociedad Chilena, como desde la evolución interna del propio campo disciplinar, se han generado
las circunstancias que permitirían configurar un espacio autónomo de reflexión en torno a la práctica
social del consumo. Se suman a esos procesos, una segunda fuente de debate que viene dado,
por una parte, por los análisis críticos y de denuncia del “consumismo” como fenómeno imperante
en sociedad chilena, por la otra, por la realización de investigaciones específicas en torno a las
prácticas y dinámicas concretas del consumo48.
Dentro de esta segunda fuente de problematización del consumo surgen hacia fines de los
años 90, denuncias concretas contra el fenómeno del consumismo entre los grupos de menores
ingresos y, en particular, sobre los niveles de endeudamiento que adquiría la población como
consecuencia de las mayores oportunidades de consumo que el modelo económico ofrecía. Ante
esta nueva realidad, quedaba planteada la pregunta de si el alto nivel de consumo y endeudamiento
sería o no un problema económico que debía debatirse públicamente si se quería tener control sobre
los efectos negativos del mayor consumo y uso del crédito49.
El “consumismo” era definido en un doble sentido negativo y crítico; en primer lugar, se señalaba
que el consumo tiene un potencial diferenciador en cuanto a que algunos pueden consumir y otros
simplemente no pueden hacerlo. “Esta condición de segmentación no significa sólo diferenciales
47
SUNKEL, Guillermo. Op. cit.
No es el objetivo de este ensayo revisar los aportes específicos y los enfoques que han sido utilizados por los estudios en
torno al consumo, sin embargo esto siempre remiten a autores como M. Douglas y B. Isherwood, P. Bourdieu, Z. Bauman,
C. Campbell, J. Baudrillard, por citar algunos de los autores contemporáneos más recurridos.
49
VAN BAVEL, Rene, SELL-TRUJILLO, Lucía. Understanding of Consumerism in Chile. En: Journal of Consumer Culture.
2003; 3; 343-362 “The phenomenon of consumerism, especially among lower income groups, is a salient issue of economic
debate in Chile. Often consumers have been able to circumvent the restrictions of the financial system and have become
heaviely indebted to a number of different institutions at the same time. Often these debtors cannot repair their loan, leading them to lose their credit rating, their possessions and sometimes their freedom. Is this an inevitable consequence of
economic growth, critics ask, or is there something inherently wrong with Chilean society”.
48
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en el bienestar material y calidad de vida de los hogares, sino también hacen que el consumo
mantenga un enorme potencial diferenciador, a diferencia de sociedades donde el consumo se ha
universalizado. Es este enorme potencial diferenciador de los bienes lo que exacerba las tensiones
sociales que la desigualdad produce y da origen a las descarnadas crítica al consumo como práctica
intrínsecamente nociva50”.
En segundo lugar, existiría una sanción moral asociado con este tipo de prácticas sustentadas
en dos preceptos: “No se puede consumir más de lo que el ingreso lo permita” y “No se puede
consumir objetos superfluos, cuando las necesidades básicas no están satisfechas”. “Consumista
será entonces aquella conducta que privilegia la renovación del vestuario a la moda, el último equipo
de sonido o automóvil, comprometiendo el ingreso de los meses venideros, y desplazando una
alimentación adecuada o el acceso a la salud o educación51.
Probablemente el mejor representante de este análisis crítico de la sociedad Chilena de los ‘90
lo desarrolla Moulian, quien señala que el problema del consumo en nuestra sociedad radica en que
se instala como deseo, el cual es promovido por una actitud fundamentalmente hedonista. Según él
“la deseabilidad del consumo es alimentada por el círculo motivador del hedonismo… la propaganda
seduce, glorifica los productos, ensalza las oportunidades. La ideología explica la moralidad del
consumir y lo presenta como el acto pleno de la modernidad, el acceso a la felicidad de la época, al
confort y la entretención”52.
Más aún, nuestras sociedades latinoamericanas presentarían otra de las irracionalidades más
visibles del actual sistema de acumulación, cual es la combinación del consumo más sofisticado
con el hambre… donde cohabita el consumo excesivo como posibilidad para algunos con la
imposibilidad del consumo esencial para muchos”53. Todas estas críticas ponían el acento, de forma
adecuada, precisamente en la pertinencia o impertinencia de hablar de Chile como una sociedad de
consumo, en tanto nuestra realidad social seguiría estando construida sobre la base de la tolerancia
a situaciones de carencia y privación de bienes básicos de primera necesidad para muchos, mientras
otros grupos gozan del confort y de todos los beneficios del mundo moderno.
Junto con estas denuncias, comienzan a realizarse investigaciones que han tenido por objeto
identificar y conocer los condicionantes, formas, significados y representaciones de la práctica del
consumo. Junto a los esfuerzos del PNUD, se realizan otros estudios entre categorías específicas
de trabajadores o entre distintos grupos socioeconómicos que aportan a generar nuevas claves
explicativas para la comprensión de esta problemática.
Estos estudios han puesto el acento en someter al análisis empírico los supuestos tradicionales
usados por la sociología. Podemos señalar como ejemplo, un estudio realizado entre trabajadores
textiles, el cual mostraba que existen una serie de condicionantes en las elecciones de consumo,
que no son los que la sociología clásica ha señalado, a saber, la idea de la búsqueda de status o
el deseo de distinción. Detrás de los actos de consumo estarían tejidas una serie de obligaciones,
responsabilidades, imágenes, definiciones de sí mismo y de responsabilidad para con otros, que
determinan o “influencian significativamente” las decisiones y elecciones de consumo. Saber
comprar, ser ahorrativo, tener responsabilidad hacia los hijos o hacia las personas mayores-los
50
TORCHE, Florencia. Consumismo: Un fenómeno en expansión. En: Revista Universitaria de la Universidad Católica.
59, 1998. Pp. 53-57.
51
Ibid.
52
MOULIAN, Tomás. El consumo me consume. LOM Ediciones. 1997. Pp. 21. En este texto señala Tomas Moulian que su
pensamiento en torno al consumo está inspirado por autores como Nestor García Canclini, Eduardo Santa Cruz y por la
tradición de la teórica crítica.
53
MOULIAN, Ibid., pp. 28.
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padres, como también la desigualdad de género, la clase social, y de roles con la esposa-esposo
juegan un rol decisivo en este proceso54.
A su vez, Stillerman cuestiona lo que plantean autores como Moulian, cuando señalan que en
la sociedad chilena tras el retorno de la democracia, se produjo un crecimiento de un individualismo
hedonístico que triunfó y que consecuentemente relegó las solidaridades. Empíricamente, dichas
afirmaciones no tendrían la validez que permitan explicar este cambio cultural.
Surgen de estas investigaciones, aprendizajes que indican, por ejemplo, que en la sociedad
chilena perduran una serie de comportamientos “tradicionales”, los cuales contradicen “muchas
formas de pensamiento neoliberal. De hecho, estas -faltas a la lógica de racionalidad que maximiza-,
desafía los argumentos que señalan que la sociedad chilena busca movilidad social vía consumo55.
La responsabilidad hacia la familia, los hijos y los mayores, produciría un tipo de acción específica,
presentada bajo la noción de “thrift” (ahorrativo) para describir las prácticas de consumo “inteligente”
entre estos grupos.
De igual modo, otro estudio sobre las representaciones del consumismo entre grupos altos
y bajos de la población, mostraba que para los grupos de mayores ingresos de la población, las
posesiones materiales no representarían marcas de diferencia social, lo que sí lo hace, es la noción
de racionalidad en el uso del crédito y el pago, la que definiría las fronteras que distinguen a los
grupos sociales. Los pobres, por su parte, se comprometen en consumos conspicuos en un esfuerzo
por acortar la distancia con los grupos ricos. El principal factor de diferenciación ha llegado a ser el
significado del pago y el uso del crédito”56.
Todos estos antecedentes han llevado a plantear a autores como J. J. Brunner, menos
críticos del devenir actual de la sociedad Chilena, que las condiciones que posibilitan hablar de una
sociedad de consumo ya se han desarrollado durante el siglo XX y en particular durante las últimas
dos décadas. Así, los cambios en la sociedad Chilena contemporánea habrían hecho emerger al
consumo como una esfera cultural autónoma que impacta y condiciona comportamientos, genera
valores y una visión del mundo y proporciona identidades y estilos de vida, transmitiendo sentidos
que orientan la acción social. Sin embargo, reconoce el autor, ello se vería condicionado y limitado
por los niveles de desigualdad social, pobreza e inequidad en la distribución de las oportunidades57.
Pese a los antecedentes señalados, y al incipiente debate en esta materia, poco sabemos de
cuáles son las estrategias, medios y recursos que los individuos ponen en juego en sus dinámicas
de consumo. No sabemos si se ajustan de manera coherente las prácticas de uso del crédito y
el endeudamiento, como requisitos funcionales de nuestras economías de mercado, con las
necesidades y expectativas de las personas y sus proyectos de vida58. No tenemos claridad si
estamos frente a un tipo de sociedad que produce, ya no sólo en la esfera de la educación y el
trabajo, sino que también en el ámbito del consumo, nuevas formas de exclusión y desigualdad que
54
STILLERMAN, Joel. Gender, class and generational contexts for consumption in contemporary Chile. En: Journal of
Consumer Culture. 2004; 4; 51-78. Traducción del autor: “The product of individuals’ effort to improve their social status
or to seek personal satisfaction… gender, class and family relationships significantly influence individuals’ consumption
choices”.
Traducción del autor: “Citizen apathy, the decline of past political utopias and the rise of a hedonistic individualism that
triumps social solidarities” (Moulian, 1997)
55
STILLERMAN, Joel. Ibid. pp. 76.
56
VAN BAVEL, Rene, SELL-TRUJILLO, Lucía. Understanding of Consumerism in Chile. En: Journal of Consumer Culture.
2003; 3; 343-362.
57
Brunner, Jose Joaquin. Cátedra del curso. El consumo y los cambios en la sociedad contemporánea.
58
Paula barros Mc Intosh. El endeudamiento de los Chilenos: Elementos para el análisis. 2008. Es la pregunta que formula
Paula Barros en torno a las consecuencias que genera a nivel familiar e individual el uso de crédito y el endeudamiento
como vía de acceso a mejores niveles de bienestar.
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LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO: UNA HISTORIA RECIENTE EN LAS CIENCIAS SOCIALES CHILENAS.
por DANTE CASTILLO CANALES
restringe las posibilidades de desarrollo de los proyectos vitales de las personas. Todas ellas son
preguntas que surgen de este debate.
Por ahora, sabemos que la instalación, en el imaginario social, de la idea que piensa a la
sociedad chilena como sociedad de consumo no viene dado sólo por los cambios materiales que
ha experimentado el país en los últimos años. Este se ha visto fortalecido por la generación de
discursos desde distintos ámbitos: desde el mercado y su retórica del consumidor como cliente-rey;
desde los medios de comunicación y su discurso en torno al supuesto poder de las audiencias; desde
el mundo de la política al asumir la representación de intereses como un mercado de posibilidades
ante las cuales los ciudadanos-consumidores pueden comprar y desechar.
En todos ellos la imagen del consumidor inagotable en la satisfacción de necesidades y deseos
mediante el consumo es fortalecida y reafirmada por transformaciones en distintos niveles: en las
condiciones materiales de vida de las personas; en la vivencia de la intemporalidad de la existencia,
donde todo es experimentado como presente; en la construcción de la identidad fundada bajo los
criterios del marketing y sus propuestas de valor, en definitiva, donde todo requiere estar dispuesto
para la venta, la publicidad y el consumo, sea en los mercados formales y conocidos o en mercados
todavía por descubrir. Esto es precisamente lo que requiere de estudios sistemáticos en torno a las
dinámicas y prácticas concretas del consumo en Chile, no desde los intereses comerciales y de
rentabilidad del mercado, sino desde el interés por entender cómo esas prácticas ayudan a construir
proyectos de vida autónomos de actores socialmente competentes.
Comentarios finales: El consumo y el actuar de la sociología
El conjunto de tendencias descritas anteriormente, se han correspondido además con cambios
en las prácticas laborales y profesionales cotidianas de muchos científicos sociales, los cuales no han
ejercido el oficio desde la academia o desde el sector público. Ha habido una ocupación de esferas y
posiciones en el sector “privado” y en el mundo de las empresas, y las agencias de investigación de
mercado, lo que ha acercado progresivamente a la disciplina con los temas de consumo.
Esta tendencia ha sido descrita como el desarrollo de una práctica “consultorial” que se ha
constituido en prioritaria en la labor de los practicantes de las ciencias sociales. El oficio profesional
parece constituirse en gran medida en la única alternativa laboral acorde con el nuevo formato de
trabajo. La imagen del profesional más que del científico o el académico parece ser la que mejor
los representa59.
Según este acertado punto de vista, este proceso habría producido una “desideologización de
las ciencias sociales, más cercanas en décadas anteriores a un modelo militarista de generación
de conocimiento crítico y su progresiva cercanía al paradigma tecnocrático promovido por la
modernización, que ha ido despojando a las ciencias sociales de una perspectiva política y ética en
tono a su nuevo rol”60
Este proceso experimentado por muchos científicos sociales ha terminado por acercar a parte
importante de los profesionales de las ciencias sociales al mundo de la consultoría, de los estudios
de mercado y con ello, por consecuencia, a los temas de consumo. En este camino muchos de
ellos han debido ofrecer recomendaciones y explicaciones en torno a las temáticas del consumo,
debiendo interrelacionarse con consultores de imagen y comunicación, encargados de marketing y
economistas que, desde más años, han venido desarrollando conocimiento en estos temas.
59
JARA, Patricia. Aportes de las ciencias sociales a los problemas del desarrollo que están en la agenda pública. En Proyecto “Ciencias Sociales y Agenda Pública en Chile 1990 – 2000”. Santiago, Noviembre de 1999.
60
JARA, Patricia. ibid. El planteamiento es realizado para explicar el rol de las ciencias sociales y su contribución a los
problemas de la agenda pública. Creo que el argumento posee tanta o más validez en el mundo privado.
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
Volviendo a la pregunta que orienta este ensayo ¿Por qué se ha vuelto materia de interés
el tema del consumo? ¿Qué ha ocurrido en las condiciones para que se vuelva una problemática
relevante para las ciencias sociales? Lo que intentamos defender es la idea de que ha habido
cambios a nivel de la estructura social, esto es, de las condiciones externas; junto a ello, ha habido
también cambios en las preguntas referidas a la diferenciación y la segmentación, así como también
cambios en las prácticas concretas de los científicos sociales.
En términos concretos, esto ha significado re-pensar el consumo y sus mecanismos constitutivos,
por ejemplo, el consumo de bienes “sofisticados” en entornos de pobreza y vulnerabilidad social; o el
creciente consumo de servicios que cubren necesidades de orden post-material como plantea Torche61;
fenómenos como la importancia del consumo de marcas, o las crecientes tendencias ligadas al
consumo del lujo son todos temas a estudiar de forma sistemática desde las ciencias sociales chilenas.
Pienso que dado el estado actual del debate sobre el consumo, éste debiese constituirse en un
espacio autónomo en términos temáticos. Pensar, por ejemplo, en una sociología del consumo, no
sólo referida a los procesos de consumo cultural o a la caracterización de las dinámicas de consumo
en sociedades desarrolladas, sería una buena forma de instalar la discusión sustantiva sobre las
implicancias que este tiene en la vida social e individual.
Si miramos hoy día la formación de sociólogos, y se revisan las mallas curriculares de las
universidades más importantes que imparten la carrera, vemos que sólo una de ellas ha integrado
la temática del consumo de forma específica en su plan de formación profesional62. En el caso de
las universidades tradicionales, algunas de ellas poseen programas de pregrado en el campo de
la sociología de la cultura o la sociología económica que abordan tangencialmente los temas de
consumo63.
Comparto con Omar Aguilar cuando comenta que es positivo que en los temas de consumo
haya una suerte de “sociologización” del debate. De lo que da cuenta precisamente, es de la
carencia de aportes que ha hecho la sociología en Chile a este respecto64. Esto no está dado por
una suerte de interés per se, sino porque el consumo se torna cada vez más una variable relevante
de diferenciación social, que ayuda a comprender y responder preguntas clásicas de la sociología.
Estamos ante un objeto en proceso de configuración “en un estadio de conversación conceptual y
metodológica en pleno desarrollo donde no hay un consenso paradigmático en este campo65”.
Pienso entonces que las condiciones están dadas para que las ciencias sociales en nuestro
país comiencen a realizar esfuerzos sistemáticos en esta materia. El primer paso, si pensamos en
una agenda de trabajo, sería que los centros académicos integraran la temática dentro de sus líneas
de docencia e investigación. El primer paso aún está pendiente.
61
TORCHE, Florencia, ibid.
La Universidad Diego Portales a nivel de pregrado y la Universidad Adolfo Ibañez a nivel de post grado, con su Magister
en Comportamiento del Consumidor.
63
Las Universidades Revisadas fueron: Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica, Universidad Diego Portales,
Universidad Central, Universidad Alberto Hurtado, Universidad de Concepción, Universidad Academia de Humanismo
Cristiano, Universidad Católica Silva Henríquez y Universidad ARCIS.
64
AGUILAR, Omar. Principios de diferenciación material y simbólica en la estratificación social. En: El arte de clasificar
a los Chilenos. Enfoques sobre los modelos de estratificación en Chile. En: JOIGNANT, Alfredo y GÜEL, Pedro (Coordinadores) El arte de clasificar a los chilenos. Enfoque sobre los modelos de estratificación en Chile. Chile, Ediciones
Expansiva-UDP. Pp. 37-60.
65
CATALÁN, Carlos. Consumo y segmentación: algunas consideraciones conceptuales y empíricas. En: El arte de clasificar a los Chilenos. Enfoques sobre los modelos de estratificación en Chile. En: JOIGNANT, Alfredo y GÜEL, Pedro
(Coordinadores) El arte de clasificar a los chilenos. Enfoque sobre los modelos de estratificación en Chile. Chile, Ediciones
Expansiva-UDP. Pp. 37-60.
62
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Arte, Sociedad y
Economía
Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
pp. 123 – 136
Del reconocimiento individual
a la colaboración.
Posicionando la idea de co-creación
ISABEL QUINTERO PÉREZ1
Resumen
La CO-CREACIÓN es un proceso socio-cultural que involucra la capacidad individual
para trabajar conjuntamente con otros y construir colectivamente a partir de las diferencias; capacidad que sólo puede ser promovida con un cambio cultural disruptivo
donde se remuevan ‘espacios de comodidad’ y se ‘obligue’ al cuestionamiento y transformación de paradigmas sociales tradicionales que propenden por el reconocimiento
individual y por altos niveles de competencia.
¿Cómo lograr mayores niveles de compromiso con la imagen colectiva del mundo soñado, renunciando al reconocimiento individual para potenciar la creación colaborativa?
¿Cómo promover la innovación colaborativa en diversas áreas del quehacer humano
mediante una metodología de co-creación? Y ¿cómo lograr sinergias entre diversos
actores para construir una relación socio-político-económica de gana-gana? Son preguntas que intenta responder este texto a partir de una investigación empírica desarrollada en una empresa colombiana inserta en un mercado altamente competitivo, cuyos
resultados han sido contrastados en diversas esferas del quehacer humano.
PALABRAS CLAVE: TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN (TIC’S),
CO-CREACIÓN, INNOVACIÓN COLABORATIVA
Abstract
Co-creation is a socio-cultural process that involves an individual’s ability to work together with others and collectively build from different points of view. This capacity can only
be promoted with a disruptive cultural change to remove ‘spaces of comfort’ and ‘force’
the questioning and transformation of traditional social paradigms that tend towards
individual recognition and high levels of competence.
How to achieve higher levels of commitment to the collective image of the dream world,
renouncing individual recognition and enhancing collaborative creation? How to promote collaborative innovation in different areas of human endeavor through a methodology
of co-creation? These are questions that this text attempts to answer from empirical
research conducted in a Colombian company inserted into a highly competitive market,
whose results have been contrasted in various fields of human endeavor.
KEYWORDS: INFORMATION AND COMMUNICATION TECHNOLOGIES (ICTS), CO-CREATION,
COLLABORATIVE INNOVATION
1
Socióloga de la Universidad de Antioquia, Magíster en Estudios Urbano-Regionales de la Universidad Nacional de
Colombia.
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Revista Central de Sociología, año V, Nº 5, 2010
Preludio
Suenan los tambores y yo hago parte del ritual. Miro la fogata y dejo que mis manos caigan
libremente sobre el tambor que tengo entre mis piernas, se produce un extraño sonido que se
confunde con otros sonidos que no logro diferenciar, parecen sonidos de otras vidas, de otros seres,
miro alrededor y percibo la presencia de extraños que tocan sus tambores, que soplan sus flautas
o que mueven sus cuerpos al compás de una melodía única e irrepetible que surge en el mismo
instante en que el sonido de mi tambor se une mágicamente con los sonidos de estos extraños.
No reconozco rostro alguno, no hay palabras en el aire, somos ocho extraños de diferentes
partes del mundo, cada uno con su propio ritmo, con sus propias vivencias, sus sueños y sus
temores, hablando con el sonido místico de nuestras almas a través de la magia de la música, en un
lugar paradisiaco en alguna parte de África.
Alzo la vista buscando refugio en el silencio de la noche y en la claridad de la luna, es una
luna llena… llena de misticismo y de magia que acompaña nuestra melodía, danzando pícara en el
inmenso cielo recubierto con millones de estrellas. No hay planes, no hay órdenes, no hay jerarquías,
no hay miramientos… sólo música, sólo sentimientos, sólo la energía de estar conectados en un
nivel más allá de lo físico.
Cada uno construye su propio sonido siguiendo el fluir de su esencia. Nadie es más importante,
ninguno quiere competir, nadie siente pena o vergüenza de equivocarse. Y en la sinergia misteriosa
que une a los cuerpos y a las almas, los sonidos se juntan para entonar uno más hermoso, más
sublime, uno que es mucho más que las suma de los sonidos particulares pero que necesita de cada
uno para existir… y allí comprendo claramente que la vida es como una canción compuesta entre
extraños.
Introducción: El arte de la co-creación
“En la nueva sociedad de la información, el conocimiento, los productos, los
contenidos, la cultura, todo, tenderá a ser co-construido, confundiéndose los límites entre
creador, productor y usuario o consumidor” (Finquelievich, 2007b)
En su acepción más simple y poderosa co-creación es la capacidad humana para construir
juntos, para crear con otros, para colaborar en la consecución de un objetivo común. Definición que
inexorablemente conduce a un proceso de asociación con lo que hemos conocido como Trabajo en
equipo. E indiscutiblemente están intrínsecamente relacionados.
Puede decirse que la co-creación es un nuevo concepto para referirse a una versión revisitada
del concepto de trabajo en equipo. Al no estar cargado de significados específicos, este concepto
ofrece nuevas posibilidades para describir el marco de acción conjunta entre individuos sociales. No
obstante, en su acepción original este concepto pretende ser mucho más que una nueva versión de
un viejo concepto.
El concepto de co-creación fue acuñado por primera vez en el año 2000 por los teóricos
hindú C.K. Prahalad y Venkat Ramaswamy, en un artículo publicado en The Harvard Business
Review2, quienes posteriormente lo desarrollaron en su libro The future of competition (el futuro de
la competencia) publicado en 2004. Su estrecha relación con el mundo de los negocios les posibilitó
la construcción del concepto a partir de la idea de relacionamiento con los clientes. Bajo esta
2
El artículo fue publicado en febrero de 2000, con el nombre de “Co-opting Customer Competence” en el volumen 78 de
la revista de negocios: Harvard Business Review.
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DEL RECONOCIMIENTO INDIVIDUAL A LA COLABORACIÓN. POSICIONANDO LA IDEA DE CO-CREACIÓN
por ISABEL QUINTERO PÉREZ
perspectiva definieron co-creación como “la creación de valor en forma conjunta entre la empresa y
los clientes” (Prahalad y Ramaswamy, 2004: 34).
A partir de este momento la idea de co-creación comenzó a propagarse en el mundo de los
negocios como un nuevo modelo para interactuar con los clientes y debido a su éxito en algunas
empresas, se irradió también al mundo académico.
“n each of these cases, no one made assumptions about what customers
wanted. Customers were brought directly into the process. In shallower levels
of co-creation, customers aren’t directly involved in designing products... but
companies still seek to understand customers’ mindsets, desires and unmet
need”s3. (http://brand.blogs.com/mantra/2006/05/cocreation.html)
La idea principal de la práctica de co-creación es que las empresas, incursionando en
la estrategia de los océanos azules4, y teniendo en cuenta que los clientes están cada vez más
informados y conectados5, comienzan a pensar propuestas y estrategias para acercar a los clientes
en diferentes fases de de su actividad económica, desde la planeación, el proceso de innovación y
desarrollo de nuevos productos y mejora de procesos internos hasta la comercialización y soporte
de los mismos, construyendo con ellos una relación gana-gana. La empresa se beneficia más
rápidamente que con estudios de mercado, porque conoce lo que sus clientes quieren directamente
de ellos, y los clientes se benefician porque obtiene los productos y servicios que en realidad están
buscando.
Esta nueva tendencia sin embargo, solo ha sido posible gracias a la revolución de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que ha permitido nuevas formas de
relacionamiento, asunto que se verá explicado claramente en el siguiente capítulo. Por el momento,
es necesario anotar que la co-creación, como práctica de relacionamiento social que involucra la
colaboración entre individuos, es un asunto que ha estado presente a lo largo de las relaciones
sociales, que las constituye en su base misma, aunque solo empieza a ser visibilizado como una
necesidad de fortalecimiento en el marco de la sociedad del conocimiento6.
3
“En estos casos (referidos a empresas) nadie hace especulaciones respecto a lo que quieren los clientes. Los clientes
son traídos directamente al proceso de la compañía. En los niveles más superficiales de co-creación, los clientes no se
involucran directamente en el proceso de diseño de productos… pero las compañías aun buscan entender la mente de los
clientes, sus deseos y necesidades desconocidas” (traducción propia).
4
La estrategia de los océanos azules se refiere a la capacidad de las empresas para explorar, y en algunos casos crear,
otros mercados diferentes a los ya muy competidos mercados existentes, reconociendo sus potencialidades y fortalezas
(Chan Kim y Renée Mauborgne, 2005). “Para crear océanos azules, el punto central no es innovar en términos de tecnología o de ciencia, sino en aumentar el valor que reciben los compradores… Cuál es la mejor manera de tener éxito en una
industria declinante, en la que los jugadores líderes compiten con estrategias similares. La clave, dicen, está en ‘dejar de
tratar de derrotar a la competencia’ y concentrarse en cambio en desarrollar una propuesta de valor atractiva, capaz de
crear un espacio de mercado aún no explorado” (Levy, 2006: 74-76).
5
En su libro el Futuro de la Competencia, sus autores plantean una nueva geografía de los clientes actuales que puede
ser considerada como un problema o como una oportunidad. Plantean que gracias a la revolución de las TIC, los nuevos
clientes están más conectados con otros clientes y por ende mucho más informados, lo que los caracteriza como clientes
más rigurosos y demandantes con los productos y servicios que adquieren (Prahalad: 28).
6
Las relaciones sociales, de algún modo, tienen como base constitutiva el intercambio colaborativo entre los sujetos de
la relación, no obstante, es solo hasta la virtualización de estas relaciones a través de las TIC, que las características
colaborativas de la interacción social comenzaron a ser un asunto central en el debate académico, debido a que en estas
interacciones se visibilizan más claramente los patrones colaborativos de una relación social.
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TIC: una nueva forma de relacionamiento
“Vivimos en un mundo interconectado, en el que las sociedades y los espacios
se articulan a través de las nuevas redes de comunicación” (Castells, 1995: 17).
“Es innegable que las sociedades actuales se ven inmersas en una profunda revolución. Ya
sea si lo aceptamos o no, nuestras vidas son, de alguna forma, afectadas e influencias por las TIC.
La diferencia con revoluciones anteriores como la agraria o la industrial es que la revolution de las
TIC “has the distinction of being recognized as one even as it was unfolding. The magnitude and
the impact of this phenomenon have come to be felt widely and quickly the world over “(s.a. 2009)7.
El acelerado proceso de su inmersión en todas las dimensiones de la vida cotidiana, la ubica
como una revolución sin precedentes, y simultáneamente la reviste de un carácter de especial
interés para investigadores, empresarios y gobiernos. Basta aducir la famosa frase pronunciada
por Bill Gates en 1981: “640K deben ser suficiente para cualquiera” o por Ken Olson, presidente y
fundador de Digital Equipment, en 1977: “No existe razón alguna para que la gente quiera tener una
computadora en su casa”, para entender la imprevisibilidad y rapidez con la que ha evolucionado
esta revolución.
Llegados a este punto surge la pregunta, ¿por qué este fenómeno es denominado como
una revolución? La respuesta, teniendo en cuenta que revolución es definida como “el cambio o
transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato” (Wikipedia, consultada febrero 3
de 2010) sería porque el uso y acceso a las TIC está cambiando la forma como los seres humanos
se relacionan entre sí y con el medio en el que viven.
Para entender este proceso es necesario remitirnos unos 20 años atrás, en realidad serían
unos más, pero la historia vivencial de la mayoría de nosotros nos ubica en la década de los 90.
Década en la que aparece el uso comercial de los computadores y el uso expansivo del Internet.
No es objetivo de este texto narrar la historia del surgimiento de los computadores y la internet,
puesto que al respecto hay demasiados estudios (ver: Berumen, Sergio y Karen Arriaza. 2008). Sin
embargo se quiere mencionar varias cosas.
Lo primero es señalar la velocidad del fenómeno. Para la década de los 90, un computador
estaba solo en la mente de aquellos con un alto poder adquisitivo y la idea de una red global que
uniera gentes en tiempo real separados por espacios diversos, se reducía a la idea del teléfono o,
en el peor de los casos, el telégrafo. En algún punto de nuestras vidas nos enseñaron que el primer
computador, el ENIAC8, ocupaba un cuarto completo y funcionaba con herramientas complejas y
sumamente grandes. Nadie se imaginó que en menos de 3 décadas íbamos a estar utilizando
portátiles de tamaños ínfimos que más se parecían a un cuaderno.
En un abrir y cerrar de ojos nuestra vida cotidiana se vio sumergida en un escenario
tecnológico donde no estar en línea era estar ‘desconectado’, y donde la Internet9, como una de las
7
La revolución de las TIC “tiene la distinción de ser reconocida como una durante su desarrollo. La magnitud y el impacto
de este fenómeno ha llegado a ser sentido amplia y rápidamente en el mundo entero” (traducción propia).
8
ENIAC. 1946. (Electronic Numerical Integrator And Computer (Computador e Integrador Numérico Electrónico)). Fue la
primera computadora de propósito general. La ENIAC fue construida en la Universidad de Pennsylvania por John Presper
Eckert y John William Mauchly, ocupaba una superficie de 167 m² y operaba con un total de 17.468 válvulas electrónicas
o tubos de vacío (Wikipedia).
9
“Es difícil creer que lo que hoy en día es Internet fue creado con propósitos meramente científicos. Internet empezó hacia
fines de la década de 1960 como un proyecto de investigación financiado por el gobierno norteamericano bajo la agencia
DARPA (Defense Advanced Research Projects Administration). El objetivo de este proyecto era conectar el departamento
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DEL RECONOCIMIENTO INDIVIDUAL A LA COLABORACIÓN. POSICIONANDO LA IDEA DE CO-CREACIÓN
por ISABEL QUINTERO PÉREZ
principales tecnologías de la Información y la Comunicación, había empezado a cambiar la lógica de
relacionamiento humano. ¿En qué medida y cómo? Lo primero que muchos teóricos empezaron a
evidenciar fue el impacto sobre las nociones de tiempo y espacio que esta revolución ha originado.
Podemos comunicarnos con una persona que se encuentra a miles de kilómetros o conocer un
evento determinado en el preciso momento en que está ocurriendo, como lo señaló el sociólogo
Marshall McLuhan al acuñar su concepto de ‘Aldea Global’10.
Lo segundo es el cambio en la concepción de la información como un bien invaluable. Antes
de la revolución de las TIC, la información era un asunto relegado a anaqueles de bibliotecas que
no constituía en si un bien comercial. Actualmente, la información ha tomado un carácter claramente
diferente. El valor que se le ha concedido a la información es comparado con el valor alguna vez
concedido al oro, “el futuro de las naciones, depende, en gran parte del almacenamiento, el tratamiento
y el uso de la información” (Terceiro, 1996: 17). Las personas entonces empiezan a relacionarse, a
través de la red como alacena y vehículo de una cantidad inimaginable de información, en relación
con esta característica. Se busca, publica y comparte información.
Un tercer elemento interesante en la forma como las TIC están transformando el relacionamiento
social, es la despersonalización de las relaciones. La red ha posibilitado canales y formas de
interactuar inimaginables. Hoy día las parejas no necesitan de la presencialidad para enamorarse
o construir lazos sociales, pueden hacerlo simplemente a través de las páginas de citas, el msm o
el facebook. No obstante, algunos apocalípticos plantean el hecho de que este intercambio social
está desplazando la relación cara a cara, lo que podría terminar en una clase de agorafobia o
tecnoadictos. Personas con temor a espacios abiertos y adictos a las tecnologías.
Adicionalmente, se visualiza el surgimiento de las redes sociales. MySpace, Facebook, Hi5 son
ejemplos de redes sociales virtuales que han merecido un amplio reconocimiento. La idea es sencilla,
estos espacios posibilitan el intercambio de información entre amigos que se conocen y perdieron
contacto, amigos que quieren conservarlo o nuevos amigos por conocer. Para algunos teóricos
estas herramientas potencializan los vínculos sociales y la idea de relacionamiento y construcción
permanente de tejido social, para otros, por el contrario, induce a procesos de violación de la intimidad,
donde la vida priva comienza a ser un asunto público, que se publica en la red social sin reparo alguno.
Un último aspecto que se observa es la práctica de aquello que algunos teóricos han llamado
innovación colaborativa y sociedad del conocimiento. La mayor transformación que ha posibilitado
las TIC es el concepto de sociedad del conocimiento, entendido como:
Estadio económico social cuyas acciones de supervivencia y desarrollo están caracterizadas
por la capacidad potencial de sus miembros de interconectarse en red haciendo un uso evolutivo
de las TICs de modo convergente, ubicuo, instantáneo y multimedial, a fin de obtener y compartir
información, almacenarla, procesarla, analizarla y/o distribuirla a voluntad. Esta disposición creciente
de herramientas más y más potentes para el manejo de la información, en este “espacio compartido”,
creativo y ampliado, promoverá la innovación y la creación de conocimiento, convirtiendo a éste
en el factor de producción, activo e insumo principal de la actividad del hombre, incrementando
la productividad y la creación de valor económico y social, recreando de modo más horizontal y
ascendente la esfera pública y modificando los modos de relacionamiento (Prince, 2006).
de defensa con los centros de investigación que financiaban y que estaban situados en laboratorios gubernamentales y
universidades. Esta red inicial se llamó ARPANET” (Casaburi Gabriel y Guillermo Mondino, 2000).
10
El término se refiere a la idea de que, debido a la velocidad de las comunicaciones, toda la sociedad humana comenzaría
a transformarse y su estilo de vida se volvería similar al de una aldea. Debido al progreso tecnológico, todos los habitantes
del planeta empezarían a conocerse unos a otros y a comunicarse de manera instantánea y directa (Wikipedia).
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Esta idea ha posibilitado el intercambio de saberes y conocimientos en esa aldea global, a
través de procesos colaborativos que fortalecen la innovación y permiten la construcción colectiva
de conocimiento, y es precisamente esta característica, la que nos permite hoy hablar de co-creación
e innovación colaborativa.
La innovación colaborativa en la Sociedad del conocimiento:
experiencias
“Sólo cuando se cambia la manera en que se hacen las cosas sucede la
innovación. Sucede cuando cambia la práctica social” (Finquelievich, 138).
La revolución de las TIC ha posibilitado la creación de un verdadero entorno colaborativo,
entendiéndolo como el contexto de herramientas e interacciones que permiten a diversos individuos
trabajar de manera conjunta en algún proyecto determinado. Aunque desde el cimiento mismo de
las relaciones sociales se dan procesos de colaboración, es solo hasta el surgimiento de las TIC
que comienza a hablarse de entornos colaborativos, porque se posibilita, mediante la tecnología, la
interacción de diversos actores que sólo se relacionan entre si por algún interés común.
Este interés común y sus respectivos conocimientos al respecto, al ser conjugados en un
trabajo colaborativo, es lo que se denomina Inteligencia Colectiva, partiendo de la premisa de que
dos cabezas piensan mejor que una, y que el resultado de allí originado es superior a la suma de
los procesos individuales. La potencia de la inteligencia colectiva es que trasciende el tradicional
trabajo en equipo, donde se reparten funciones y tareas para luego ser integradas por un solo
individuo, para dar paso a un proceso de intercambio de información, ideas, y propuestas que es
retroalimentado, mediante el entorno colaborativo.
Este intercambio colaborativo promueve, indudablemente, procesos de innovación, siendo
entendida como “un principio fundamental y universal de supervivencia de cualquier sistema. Siendo
el proceso a través del cual los sistemas –ya sean biológicos, productivos, sociales, políticos u otros
mantienen la congruencia con su entorno” (Vignolo, 2008: 5). Este proceso que se da en la sociedad
del conocimiento, proceso que podemos llamar nueva cadena de construcción de valor (informacióncolaboración-conocimiento-innovación), ha conducido a algunas empresas a iniciar apuestas para
generar procesos de innovación colaborativa o co-creación alrededor de su actividad específica.
Ejemplos como el de Sunsilk, donde se pasó de tener bajas ventas de champú en la India a ser
uno de los más exitosos, gracias a un proceso de co-creación realizado con las jóvenes indias. “La
percepción del mercado estaba clara: Sunsilk era un champú de madres. Sin embargo, tras aplicar
el concepto de cocreación, ahora más de 37.000 pandillas y cerca de 615.000 adolescentes entre
13 y 17 años han convertido esta marca en una de sus señas de identidad” (Francis Gouillart, 2007,
rueda de prensa).
Como el de Google que periódicamente lanza al mercado versiones Beta de sus nuevos
servicios, que son mejoradas en procesos de Co-creación con sus clientes, o como el caso de Lego
que ha involucrado niños en sus laboratorios para generar nuevas versiones de sus productos. Son
ejemplos que han empezando a posicionarse como casos de vanguardia en el nuevo contexto de la
sociedad del conocimiento y han demostrado el gran éxito de la propuesta metodológica.
Gracias a este éxito la propuesta comienza a posicionarse como tema de interés para académicos
y estudiosos de la interacción social y de las implicaciones que sobre ella tienen las herramientas
tecnológicas. Adicionalmente, se empieza a encontrar la necesidad de fortalecer capacidades
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colaborativas en los individuos que interactúan en la red, para hacer más potente su interacción virtual11.
Asunto que ha volcado el trabajo de algunos hacia la co-creación en entornos físicos.
La apuesta de este proceso investigativo que se consolida a partir de este texto, es
precisamente, encontrar una metodología de co-creación que pueda fortalecer cualquier tipo de
interacción humana para generar procesos colaborativos que potencien la inteligencia colectiva.
No obstante, es necesario tener presente que el éxito de un modelo de co-creación implica una
construcción de circunstancias favorables como la alfabetización tecnológica, el fortalecimiento de la
educación básica y el aprendizaje de la importancia de aprender en cualquier experiencia de la vida.
Estos elementos, indispensables para el éxito de la co-creación serán analizados y puestos
en debate en el último capítulo de este texto. Por el momento es pertinente iniciar el esbozo de un
modelo de co-creación propuesto desde el marco mismo de las relaciones sociales, aclarando que
lo presentado constituye una propuesta esbozada desde la experiencia de la autora en procesos
de investigación, que como tal pretende ser puesta a consideración por el mundo académico para
que, en un ejercicio co-creativo, logremos articular un modelo efectivo y exitoso que pueda ser
aplicado en cualquier contexto y que, fortaleciendo los lazos sociales, posibilite la optimización de la
inteligencia colectiva y del trabajo colaborativo.
Una ruta para la co-creación
Be a sharer, not a hoarder. As we share what we know, others can become cocontributers. This results in a product that is better than any individual could have
accomplished on their own12 (Brett Young. 2009)
Retomando las palabras de Freud, podemos aseverar que somos seres gregarios por
naturaleza, sin embargo, guiados por nuestra pulsión de sobrevivencia, construimos mecanismos
de defensa que nos conducen a intentar eliminar aquello que se presenta como una amenaza.
Comportamiento que hemos reproducido como secuela del proceso evolutivo y que de algún
modo conservamos oculto en nuestro comportamiento habitual, especialmente cuando se trata de
interactuar con otros (Sanders, 2001).
El trabajo en equipo y la colaboración mucho más que una herramienta, es una aptitud y como
tal puede ser fortalecida. No se puede esperar, de la noche a la mañana, que con solo cambiar el
concepto y visualizar las ventajas de la co-creación –creación colaborativa- se cambie la forma
como tradicionalmente se han hecho las cosas. Es necesario comenzar a cambiarlas.
Surgen de esta cuestión algunas preguntas: ¿cómo lograr sinergias entre diversos actores
para construir una relación gana-gana? ¿Cómo fortalecer la colaboración, teniendo en cuenta la
importancia dada al reconocimiento individual? Preguntas que no se intentan responder en este
texto pero que son clave para construir un modelo de co-creación.
Lo que se pretende hacer a continuación es la presentación de cuatro puntos clave en miras
a dar los primeros brochazos para el esbozo de una ruta metodológica de co-creación. Educación
integral, fortalecimiento del trabajo colaborativo, alfabetización digital y escenarios de co-creación
son las cuatros estrategias propuestas como punto de partida teórico y empírico en la co-creación
de la co-creación.
11
De allí que se plantee el interés de grandes empresas por invertir en el fortalecimiento de actitudes y estrategias de cocreación en entornos no exclusivamente virtuales.
12
Comparte no acapares. Al compartir lo que sabemos, otros pueden convertirse en colaboradores. Esto resulta en un
producto que es mejor que el que un individuo podría haber logrado por sí mismo (traducción propia).
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Educación integral: del reconocimiento individual a la creación
colaborativa
Es innegable que a lo largo de nuestras vidas desarrollamos un sinnúmero de actividades con
otras personas, no obstante, en la mayoría de los casos somos guiados por procesos egocéntricos
donde nuestro deseo de ser reconocidos se superpone a todo los demás.
Mucho se ha hablado de que la única solución radica en la educación; sin embargo, es de
anotar que este punto no se refiere a la educación como la ampliación de cupos educativos para
aquellos que no tienen acceso al sistema de educación formal, por el contrario, la autora señala
que esta ‘solución’ se convierte solamente en una excusa para atribuir toda la responsabilidad del
asunto al Estado.
Cuando este texto se refiere a educación integral está hablando en términos de una educación
que revoluciona el sistema educativo tradicional e integra otras dimensiones de la educación
relacionadas con el comportamiento humano. Para entender mejor estas otras dimensiones
es recomendable acudir a dos textos bases La conspiración de Acuario de Marilym Ferguson y
Comunidades de práctica de Etienne Wenger.
Por ejemplo, en la educación tradicional se obliga a los estudiantes a presentar exámenes de
manera individual y se les castiga si utilizan notas o si hablan entre ellos. Este simple hecho enseña
a los estudiantes a ser competitivos y a no colaborar con sus compañeros, si por el contrario se
construyera una estrategia de evaluación educativa que implicara la colaboración entre pares, se
lograrían impactos altamente positivos en la sociedad (Wenger, 2001).
La estrategia educativa que se propone implica un proceso constante de fortalecimiento de la
individualidad y del reconocimiento de la diferencia, donde se enseña a los individuos a interactuar
de manera colaborativa con otros. El error de la sociedad capitalista es que ha enseñado a ser
individualistas y a pensar exclusivamente en el beneficio personal, ubicando la educación como una
herramienta exclusivamente de reconocimiento social y de adquisición de información.
La propuesta de las nuevas corrientes educativas es la necesidad de “Aprender a aprender”,
donde el rol fundamental del sistema educativo es enseñar a aprender, asunto más complejo que
lo que demuestra el papel. Alguien alguna vez dijo: “la literatura no es algo que tu puedas enseñar,
lo que enseñas es la pasión por la literatura”. Este simple precepto puede extenderse a todos los
campos del conocimiento y de la vida misma.
La educación ha demostrado que no puede enseñar matemática, inglés o arte, y el tratar de
forzar su enseñanza sólo ha generado individuos aburridos, perezosos, resentidos o agresivos con
los procesos de aprendizaje y por ende con los procesos sociales. Lo que las nuevas propuestas
educativas (educación interactiva, por ejemplo) están demostrando, es que es más productivo
enseñar a los estudiantes la pasión y el deseo por aprender cosas nuevas en las esferas del
conocimiento.
Este nuevo sistema educativo como plantea Ferguson, que no es responsabilidad exclusiva
de las escuelas, debe responder a varios puntos críticos de las actitudes sociales de los individuos,
para formar individuos que trabajen en pro del mundo que soñamos colectivamente. Algunos de
esos asuntos se describen a continuación.
• Integrar la diferencia. Aceptar la diferencia es quizá uno de los slogan mayor difundidos en
el mundo pero en la práctica es un asunto difícil de materializar. No se trata simplemente
de decirlo, es necesario actuar con relación a ello. Todos somos diferentes, pensamos,
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sentimos y actuamos diferente, gracias a nuestras vivencias individuales. En la diferencia
esta la riqueza del trabajo colaborativo ¿cómo integrarla entonces?
Revitalizar los espacios de soledad. La cultura ha construido una demonización de
los espacios de soledad como algo perverso que hace individuos antisociales, pero el
verdadero hecho es que estos espacios son necesarios para reflexionar. Cuando un
individuo no le tema a estar solo y es capaz de enfrentarse a si mismo, se convierte en
un ser auto-reflexivo, capaz de reconocer su lugar y su rol en las interacciones sociales.
Cooperar en lugar de competir. Se ha creído erróneamente que el reconocimiento de mis
facultades y habilidades es inversamente proporcional al reconocimiento de los otros. Elemento
que ha conducido a interacciones altamente competitivas, donde queremos desacreditar a los
demás para obtener un crédito personal. La realidad demuestra que el trabajo entre individuos
que cooperan merece mucho más reconocimiento que cualquier otro.
Despersonalizar las discusiones. Las verdaderas discusiones son aquellas donde los
argumentos se construyen y deconstruyen a partir de la comunicación. Es necesario
despersonalizar las ideas, y discutir solamente a partir de argumentos y no de
percepciones, dado que esta actitud genera malestares, cuando una idea, que considero
mía, es fuertemente transformada. No se discute en contra o a favor de un individuo se
discute en contra o a favor de una idea.
Aceptar el rol individual: El hecho más claro y quizá más desolador para algunos es que
no tenemos el control sobre ninguna circunstancia. De allí la necesidad de reconocer y
aceptar nuestro rol en la vida y en el trabajo en equipo como un simple estar y colaborar,
donde son las circunstancias y la combinación de hechos los que deciden sobre el rumbo
de las cosas.
Fortalecimiento del trabajo colaborativo
Este sistema de educación integral indudablemente, fortalece las capacidades de trabajo
colaborativo, mientras que el fortalecimiento de esta capacidad, sin duda, revitalizará al sistema
educativo y facilitará procesos de innovación. Característica cíclica de auto-dependencia que facilita
la intervención al respecto. Cualquiera sea el objeto de la propuesta de intervención, generará los
mismos resultados.
La forma más efectiva de fortalecer la capacidad de trabajo colaborativo es con el ejemplo
y la vivencia. Las universidades, escuelas, colegios, administraciones municipales y empresas en
general, deberían iniciar un proceso de formación de equipos colaborativos, que formen en la vivencia
del trabajo colaborativo y lo fortalezca. Para la conformación de estos equipos colaborativos, debe
tenerse en cuenta la propuesta planteada por Graton y Erickson (2007)13, transcrita a continuación:
1. Invertir en prácticas distintivas de relaciones. Los ejecutivos pueden alentar las conductas
colaborativas haciendo inversiones altamente visibles —por ejemplo, en instalaciones con
diseños abiertos para fomentar la comunicación— que manifiesten su compromiso con la
colaboración.
2. Dar el ejemplo con conductas colaborativas. En las empresas donde los ejecutivos senior
exhiben conductas altamente colaborativas los equipos colaboran bien.
13
Esta propuesta, magistralmente descrita, surge del estudio de diversos equipos de trabajo en reconocidas empresas,
a partir de lo cual se encuentran puntos en común que fortalecen la colaboración de los equipos y son esbozadas en su
modelo. Su propuestas es compartida por la autora de este texto.
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3. Crear una “cultura del obsequio”. Las relaciones con los mentores y los coach —sobre
todo cuando ocurren de manera informal— ayudan a las personas a construir las redes
que necesitan para trabajar a través de las fronteras corporativas.
4. Asegurar las destrezas necesarias. Los departamentos de recursos humanos que enseñan
a los empleados a construir relaciones, a comunicarse bien y a resolver los conflictos
creativamente, pueden tener un impacto importante en la colaboración del equipo.
5. Apoyar un sentido fuerte de comunidad. Cuando las personas perciben un sentido de
comunidad, se les hace más fácil acudir a otros y es más probable que compartan su
conocimiento.
6. Designar a líderes de equipos que sean orientados a las tareas y a las relaciones.
Aunque tradicionalmente el debate se ha enfocado en si un liderazgo orientado hacia las
relaciones es mejor que uno orientado hacia las tareas, la verdad es que ambos son clave
para liderar un equipo exitosamente. Por lo general, lo que mejor funciona es enfatizar la
orientación hacia las tareas al comienzo de un proyecto para luego ir desplazándose hacia
una orientación basada en las relaciones una vez que el trabajo esté en plena marcha.
7. Desarrollar las relaciones heredadas. Cuando demasiados miembros de un equipo no se
conocen, es posible que las personas no quieran compartir sus conocimientos. La mejor
práctica es incluir en un equipo al menos un puñado de personas que se conocen entre sí.
8. Comprenderla claridad del rol y la ambigüedad de las tareas. La cooperación aumenta
cuando los roles de los miembros individuales de un equipo están claramente definidos,
y a la vez se le otorga amplia libertad al equipo respecto de cómo lograr la tarea (Graton
y Erickson, 2007).
La construcción de estos equipos colaborativos, con el objeto de enseñar capacidades de
colaboración que se irrigue a la sociedad en general, debe ser un asunto de interés global, donde
los actores sociales (comunidad, empresa, universidad, estado) se comprometan con su apoyo y
fortalecimiento, teniendo presente que la mejor forma de aprender es haciendo.
Alfabetización digital: Superando la brecha digital
Con la proliferación de las TIC se ha dado paso a lo que empieza a conocerse como ‘brecha
digital’, referida a las desigualdades en el momento de acceder y usar la tecnología, basadas en
factores de ingresos y educación. Esta brecha digital ha sido abordada de una manera facilista
por los gobiernos, aunque no por ello poco importante, que la relacionan exclusivamente con la
necesidad de ofrecer computadores y redes de conexión a todas las personas.
No obstante, es necesario reconocer que no se trata solo de regalar computadores, de abrir
café-internet gratuitos o de enseñar los aspectos técnicos del uso de un computador o de como
navegar en internet. “Hasta ahora ha sido más fácil proveer computadores y conectarlos que diseñar
programas que enseñen a los alumnos a usarlos de manera que les sirvan tanto en el colegio como
para su vida de trabajo futura” (http://www.colombiaaprende.edu.co). Sino, y especialmente, se trata
de un proceso de alfabetización digital, entendiéndola como la inclusión de los individuos en el
mundo tecnológico, a partir del uso y acceso a dicho mundo.
Aunque el acceso es un asunto de vital importancia, es el uso de estas tecnologías lo que
efectivamente genera la diferencia y posibilita procesos de colaboración. De allí que el trasfondo del
asunto sea enseñar la funcionalidad de las TIC, enseñar la importancia de su uso y realizar procesos
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educativos donde sean los mismos individuos los que naveguen en internet y se enfrentan a su
abrumadora red, claro está, teniendo con ellos una guía permanente.
Este asunto se ve enlazado al tema de fortalecimiento de trabajo colaborativo y educación
integral, porque es a través del uso de las TIC que puede fortalecerse la colaboración en niveles no
solo locales sino mundiales. La posibilidad de interactuar con personas alrededor del mundo entero,
ofrece a los individuos locales posibilidades de colaboración global que ineludiblemente cambian la
percepción de mundo que se tiene y que por ende, favorece la pasión por el trabajo colaborativo.
Escenarios de co-creación: de lo real a lo virtual y viceversa
Co-creación, como se ha planteado a lo largo de este texto es más una capacidad individual
para trabajar colaborativamente con otros, de allí que toda practica interactiva conlleve metodologías
de co-creación. No obstante, existen escenarios adecuados para el fortalecimiento de esta capacidad
o para su aprendizaje. Escenarios virtuales y escenario reales14.
En términos de los escenarios virtuales se encuentra la web 2.0 como la posibilidad
precisamente, de trabajar colaborativamente con otros. Wikipedia es un claro ejemplo de ello. Una
comunidad interesada que escribe conjuntamente artículos sobre diversos conceptos de interés en
una amplia gama de disciplinas, su sistema es tan efectivo que entre los participantes se colaboran
y corrigen muy ágilmente. Nuevas propuestas como Second Life, “Second Life is a free 3D virtual
world where users can socialize, connect and create using free voice and text chat”15 (Sitio official),
se presentan en el escenario como espacios de interacción que tienden a ser colaborativos.
Sin embargo, es de anotar que estos espacios virtuales colaborativos requieren del
fortalecimiento de la colaboración en espacios físicos, donde las personas puedan entender
el concepto de colaboración para luego trasladarlo a la colaboración virtual. De allí que hayan
empezado a surgir propuestas de co-creación presencial para fortalecer estas habilidades, donde
se utilizan herramientas tecnológicas claro está, pero se le da prioridad al cara a cara y a la vivencia
del proceso colaborativo, con miras a fortalecer la comprensión de lo que colaborativo significa.
Surgen en esta medida los ‘laboratorios vivientes’ o ‘living labs’. El concepto fue inicialmente
acuñado por el científico finlandés Jarmo Suominen, como una forma de explorar el desarrollo técnico
en un contexto social. La principal fortaleza de estos espacios es que estimulan la aparición de
nuevas ideas mediante la sinergia alcanzada entre los distintos actores y las tecnologías implicadas.
Los LV combinan infraestructura avanzada, metodologías, herramientas y comunidades con el
fin de facilitar un proceso de innovación interactivo. Mientras en el mundo en red la cocreación sucede
de muchas maneras, los LV proporcionan un ambiente propicio para la innovación sistémica en un
ambiente real. Incluirán innovación de productos, innovación de modelos de negocios, innovación
de políticas e innovación social… sólo existe un laboratorio viviente si se cumple la condición de
facilitar el acceso a los usuarios para que se involucren activamente en la búsqueda y hallazgos de
nuevas soluciones (Finquelievich, 2007: 145).
Lo esencial de estos escenarios es articularlos con procesos de educación integral,
fortalecimiento del trabajo colaborativo y alfabetización digital que permita generar una ruta real de
co-creación, en la cual los individuos estén preparados para compartir y colaborar. Elemento clave
en la idea de sociedad del conocimiento, donde la importancia asignada al reconocimiento individual
14
Lo real esta referido a una materialidad física.
“Second life es un mundo virtual en 3D de acceso gratuito donde los usuarios pueden socializar, interactuar y crear
usando herramientas gratuitas de comunicación por voz y chat” (traducción propia).
15
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se ha transformado en una importancia mayor al hecho de colaborar en el proceso de construcción
de conocimiento porque “ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros” (Proverbio
japonés).
Punto de enlace: la co-creación como fractal
La co-creación es un asunto nuevo que empieza a posicionarse como un tema de interés para
académicos y empresarios. Por ende, la construcción de una metodología y una ruta de co-creación
es un proyecto que no se salda en un solo texto y que, realizando un símil con la teoría de los
fractales, es un tema que debe ser co-creado.
Construir una metodología de co-creación es una empresa que interesa ampliamente a la
autora de este texto, y construirla de manera colaborativa es el óptimo resultado que podría pedir
alguien interesado en el tema de la colaboración. Por ende, este último capítulo más que un capítulo
conclusivo es un capítulo de enlace, enlace con aquellos interesados en temas relacionados con
éste, cuyo interés trascienda el reconocimiento individual para fortalecer el espíritu colaborativo.
Dos asuntos básicos se pretenden dejar como punto de enlace. El primero es el hecho de la
construcción misma de la metodología. Es necesario pensar en una metodología que articule las
capacidades individuales, con la potencia de la inteligencia colectiva y el empoderamiento de las
TIC. Esta metodología debe ser encontrada en la práctica de la colaboración misma. Es decir, este
es un asunto que no surge de las disertaciones teóricas, sino de la observación sistemática de las
prácticas de interacción social, tanto en escenarios virtuales como reales. Teniendo en cuenta que
no se le puede pedir a los individuos que colaboren sino han vivenciado la colaboración.
La buena noticia al respecto es que empiezan a surgir alrededor de la colaboración intereses
de diferentes actores que la enmarca en un contexto social propicio para ser estudiada y aplicada.
Las empresas, buscando clientes más colaborativos, las universidades como tema de interés
académico, los gobiernos como tema de democratización de los asuntos públicos, y otros sectores,
comienzan a manifestar su interés en el tema, lo que permite proponer iniciativas para la construcción
de dicha metodología.
El segundo asunto es que además de la construcción de la metodología, es necesario pensar
en la enseñanza de dicha metodología. En este caso, como en la mayoría, no basta simplemente con
diseñar un modelo teórico de funcionamiento, sino que hay que crear unas prácticas sociales que la
favorezcan, en otras palabras hay que enseñar a co-crear. Dicho hecho, implica reconocer un alto
esfuerzo de los actores sociales, políticos y económicos, en la transferencia de este conocimiento,
de manera que el cambio cultural indispensable para su germinación se haga posible.
Y como la mayoría sabemos o intuimos, un cambio cultural no es algo que se obtiene de la
noche a la mañana. El cambio cultural que se espera implica un proceso que requiere al menos 40
años de trabajo, cuando las generaciones nuevas apropien la metodología como un estilo de vida y
empiecen a ser decisoras de la vida pública. Es una ruta larga y de arduo trabajo, sin embargo, sino
iniciamos un proceso de transformación social que tienda por hacer individuos más conscientes de
su papel en la sociedad y en el mundo, las nuevas generaciones no tendrán ningún futuro. El tema
se convierte en un asunto crítico de interés global… ¿Cómo empezar lo más pronto posible?
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De Arte y de Empresarios
(o de cómo entra la lógica empresarial en
la producción cultural): un estudio antropológico
sobre la 6ª Bienal de Artes Visuales del Mercosur
FERNANDA PAZ FONTECILLA CEPEDA1
Resumen
Este es un artículo basado en la tesis de magíster titulada De Arte y de Empresarios (o
de cómo entra la lógica empresarial en la producción cultural) - un estudio antropológico
sobre la 6ª Bienal de Artes Visuales del Mercosur. Centrada en la 6ª Bienal de Artes
Visuales del Mercosur. Se explora las dinámicas y prácticas de la producción cultural
en Brasil, inauguradas a partir de la introducción de las Leyes de Incentivo a la Cultura
- LICs. Se argumenta que como resultado del desarrollo de estos mecanismos legales,
se ha producido un masivo ingreso de actores del sector empresarial en la producción y
gestión de grandes eventos de arte. Esto ha permitido que las experticias y los saberes
de los profesionales de las áreas de marketing y de la administración empresarial se
estén aplicando en contextos de producción artística, condicionando, inclusive, la estética de este tipo de iniciativas.
PALABRAS CLAVE: ARTE, EMPRESARIOS, PRODUCCIÓN CULTURAL, MERCOSUR
Abstract
This is an article based on the Master’s Degree thesis entitled “Of Art and Entrepreneurs
(or how does the entrepreneurial logic enter into cultural production?) - An anthropological study of the 6 th Biennial of Visual Arts of Mercosur. It explores the dynamics and
practices of cultural production in Brazil, inaugurated after the introduction of the Law
on Cultural Incentives - LICs. It is argued that as a result of the development of these
legal mechanisms, there has been a massive influx of business actors in the production
and management of major art events. This has allowed that expertise and knowledge
of professionals in the fields of marketing and business management are being applied
in contexts of artistic production, conditioning, even the aesthetics of such initiatives.
KEY WORDS: ART, BUSINESSMEN, CULTURAL PRODUCTION, MERCOSUR
Introducción
E
ste artículo es el resultado de una investigación antropológica que se sitúa en la interacción
de dos universos: mercado y arte. A través de un ejemplo concreto de un evento artístico
contemporáneo, evidencio cómo se relacionan estos dos universos, analizando las estrategias
utilizadas por los agentes involucrados para conseguir establecer relaciones, así como los términos
en los cuales estas relaciones son negociadas.
Para esto, me centro en la 6ª edición de la Bienal de Artes Visuales del Mercosur, un megaevento
de arte contemporáneo, a través de una investigación que tiene como objetivo descubrir en qué
1
Cientista Política, PUC de Chile; Licenciada en Estética, PUC de Chile; Magíster en Antropología Social, Universidade
Federal do Rio Grande do Sul (Porto Alegre, Brasil). Docente de Universidad Central, Sede Antofagasta.
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medida y de qué formas este evento refleja los valores de sus realizadores. Esta iniciativa ha sido
concretizada bajo el liderazgo de un grupo de importantes empresarios del estado de Rio Grande
do Sul, Brasil2. Creo, por lo tanto, que este evento puede ser visto como un enunciado proveniente
de estos empresarios, que refleja las expectativas de estos agentes como gremio empresarial. Este
enunciado se expresa a través de una determinada opción estética, la cual, a su vez, obedece al
compromiso de estos agentes con el imaginario corporativo.
Para abordar este objeto de estudio, se utilizará la noción de campo de Pierre Bourdieu,
desarrollada en su libro “Razones Prácticas”3. Argumento que tanto el universo empresarial como el
artístico, constituyen campos específicos con reglas, estrategias y valores propios y cuyos agentes
involucrados han incorporado en lo que este autor llama habitus. En el contexto de la investigación,
este abordaje es aplicado para observar de qué forma agentes pertenecientes a un campo – el
empresarial – se comportan cuando se encuentran involucrados en el segundo campo – el artístico.
Pretendo comprobar que existe una transferencia de habitus de un campo para el otro, dado que
estas personas han llevado metodologías de acción y valores de trabajo válidos dentro del universo
corporativo para la gerencia de una bienal de arte, una iniciativa que se supone perteneciente al
campo del arte.
Otro abordaje importante para este trabajo es el de Howard Becker y su concepto Art World4.
El análisis de este autor se desarrolla en torno a los contextos que rodean los trabajos artísticos. Él
considera las diversas actividades del área artística simplemente como “trabajos” y a partir de esta
concepción los describe como redes de colaboración entre diferentes individuos y oficios. Llama
la atención sobre el universo de actividades que envuelve a la producción de las obras de arte,
argumentando que el producto final es fruto de la cooperación de varios actores y no únicamente
del genio del artista. Esta visión se utilizará para observar las redes cooperativas que se activan en
torno a la realización de la Bienal del Mercosur. En este sentido, el evento es observado como un
complejo de acciones, en el cual profesionales de diversas áreas, así como organizaciones públicas
y privadas, colaboran y hacen converger sus responsabilidades con el objetivo de llevar a cabo este
megaevento artístico.
En un primer momento, la Bienal de Artes Visuales del Mercosur es descrita en cuanto
proyecto artístico y son identificados sus realizadores. Entre estos se presenta, en primer lugar, la
Fundación Bienal del Mercosur, institución que produce este evento y que es dirigida principalmente
por empresarios de Rio Grande do Sul, Brasil. Como un segundo agente realizador se presentan
las Leyes de Incentivo a la Cultura (LICs)5, mecanismos que representan al Estado brasileño y que
han incentivado la participación masiva de empresarios en el área cultural durante las últimas dos
décadas. Se analizan estas leyes con el objetivo de develar los valores subyacentes, así como
revelar el posicionamiento que el poder público tiene en relación a la cultura.
Por otro lado, se analizan los procedimientos de la gestión de la Fundación Bienal del Mercosur,
con el objetivo de develar los valores que están por detrás de ellos. En este punto argumento que
existe una transferencia de la lógica del campo empresarial hacia el campo artístico. A través del
2
Brasil es una república federal. Esto implica que está dividido en 27 estados, cada uno con su gobierno y presupuesto
autónomos, aunque sometidos a las deliberaciones del poder central o federal. Rio Grande do Sul es el estado ubicado
más al sur del país y tiene frontera con Argentina y Uruguay, siendo Porto Alegre su capital.
3
P. Bourdieu, Razones prácticas. Campinas, Papirus, SP, 1996.
4
H. Becker, Art Worlds, University of California Press, Berkeley, Los Angeles, Londres, 1982.
5
Las LICs son el equivalente a la Ley de Donaciones Culturales chilena, aunque mucho más conveniente para el agente
que realiza la donación, ya que permiten descontar en impuestos hasta un 100% de lo invertido en un proyecto cultural.
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enfoque teórico de Bourdieu, planteo que se habrían transferido algunas de las reglas propias de la
gestión corporativa hacia la producción de este evento artístico. La forma de gerenciar la Fundación,
así como la sexta edición de la Bienal, obedece a la experticia del consejo de la institución, compuesta
principalmente por empresarios, así como de sus funcionarios, que cuentan en su mayor parte, con
formación universitaria en Administración y Marketing.
Asimismo, analizo las negociaciones entre la Fundación Bienal del Mercosur y los auspiciadores
y patrocinadores del evento. En este punto pretendo evidenciar de qué forma la institución vende
la iniciativa y cuáles estrategias utiliza para conseguir financiamiento y colaboración para la
realización de la Bienal. Observo esto a través de las nociones de capital simbólico y lucro simbólico
desarrolladas por Bourdieu, para verificar cómo la Fundación no busca únicamente financiamiento
sino que apuesta también a la obtención de capitales simbólicos, como credibilidad y reconocimiento.
Por último, me focalizo en lo que he identificado como el principal producto de la Bienal: sus
espacios. En este sentido, se analiza la forma en que este producto es ofrecido según los intereses
de los diferentes agentes involucrados. Se observa que los espacios dentro del evento alcanzan una
multiplicidad de dimensiones y sentidos que no se relacionan únicamente con la función de exponer
la producción artística contemporánea. La Bienal ofrece espacio físico (para la exposición de obras e
imágenes corporativas), pero también espacio simbólico (para que las empresas ingresen al mundo
del arte).
Relacionado con esto, desarrollo el argumento de que la Bienal del Mercosur se manifiesta
a través de una estética específica que tiene se relaciona con los valores compartidos por sus
realizadores y que se enmarcan dentro del universo corporativo. En este punto, afirmo que una
elección estética es necesariamente una opción ética, dado que una materialización de preferencias
de uso de espacio, estilo de montaje y presentación del evento, deriva de compromisos con
determinados valores. En este sentido, ética y estética serían dos dimensiones inseparables. En el
capítulo se analiza también la composición de los espacios dentro de la Bienal, observando de qué
manera se resuelve visualmente dentro del evento la presencia de logos e imágenes corporativas
de las empresas auspiciadoras.
1. La Bienal de Artes Visuales del Mercosur y sus realizadores
La Bienal de Artes Visuales del Mercosur es un evento de arte contemporáneo que comenzó
en 1996 y que el año 2007 tuvo su sexta edición. Es una bienal joven comparada con otras más
establecidas, pero que ha ganado gran reconocimiento y credibilidad en el medio artístico mundial.
Esta bienal surge como resultado de varias iniciativas desarrolladas principalmente en Porto Alegre,
capital del estado de Rio Grande do Sul, destinadas a dar visibilidad al arte latinoamericano.
Esta bienal tiene, como las otras más de veinte existentes en la actualidad6, dos características
propias de este tipo de eventos: es un megaevento y se propone como una vitrina de exposición de la
producción artística contemporánea. Ser un megaevento implica, entre otras cosas, involucrar gran
cantidad de recursos e infraestructura para ser realizada. Esta bienal cuenta con la participación
de varias instituciones públicas y privadas que ofrecen sus espacios para albergar las muestras.
Además de esto, involucra una serie de asociaciones con el sector público que deriva en la obtención
de servicios que facilitan el buen desarrollo del evento: seguridad, recolección de basura, permisos,
etc.
6
www.universes-in-universe.de/car/espanol.htm
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Por otro lado, un evento de esas dimensiones demanda mucha mano de obra. Muchos
profesionales de diferentes áreas y especializaciones son empleados en la Bienal del Mercosur,
llegando en la sexta edición a 1.1117 personas, contabilizándose tanto los empleos directos como
los indirectos. Por una parte, están los profesionales que por motivos obvios son llamados a trabajar
en la Bienal, tales como artistas y curadores, además de montadores, iluminadores y diseñadores,
así como personas que actúan como mediadores y que trabajan directamente con el público en las
exposiciones, que son en su mayoría estudiantes universitarios.
Por otra parte, se convocan profesionales que son fundamentales en la realización del evento,
aunque en un primer momento no parezcan muy relacionados con el universo artístico: periodistas,
personal de marketing, publicistas, contadores, guardias de seguridad, personal de limpieza, entre
otros. En este punto utilizo el abordaje de Howard Becker en su trabajo Art Worlds. Este autor
propone un uso técnico del concepto Art World para expresar la lógica del arte en cuanto universo
de trabajo. Para él, el arte funciona dentro de un espacio de patrones de cooperación de diversos
actores, sin los cuales sería imposible llevar a cabo un producto artístico.
Abarcando de esta forma los universos artísticos, Becker retira el velo sagrado que
frecuentemente es colocado sobre el arte y lo observa como cualquier ocupación en la cual el
ejecutor (el artista, en este caso) necesita de la colaboración y del trabajo de otras personas para
poder desarrollar el suyo. Retira también el status de sublime de la figura del artista, ya que, al
colocar el producto artístico como dependiente de la cooperación de otros agentes, deja de centrar
el éxito del resultado exclusivamente en el talento o desempeño del artista. O sea, para crear una
obra artística no basta sólo el genio creativo, sino también los recursos materiales y humanos que
componen la red que sustenta esta creación.
Llevando este abordaje al contexto de la Bienal, es posible observar que el Art World que se
activa está compuesto por diferentes profesionales empleados en las actividades de producción,
marketing, administración, prensa y espacios expositivos, entre otros. Esto quiere decir que el
desarrollo de la 6ª Bienal del Mercosur depende no sólo de la participación de los artistas expositores
y de los curadores que definen las muestras y dictan los criterios del montaje, sino también de los
estudiantes que desarrollan el trabajo de mediación entre las obras y el público, de los periodistas
que realizan la difusión del evento, de los publicistas que desarrollan las imágenes y los slogans
relativos a este, de los profesionales de marketing que buscan establecer las relaciones con los
auspiciadores y patrocinadores, de los guardias de seguridad que cuidan las obras expuestas y
se preocupan de mantener el orden en las visitas del público, de las personas que transportan las
obras hasta los lugares de exposición y del personal de limpieza que tiene como función mantener la
higiene del recinto. En fin, toda una red de actividades que se van encadenando para la generación
del producto final. Y es de la sumatoria de todos estos desempeños que dependerá el éxito del
evento.
Otras características que hacen de la Bienal un megaevento son su elevado presupuesto y su
larga duración. La última edición de la Bienal del Mercosur costó R$ 11.880.8408. Además, estuvo en
funcionamiento durante 79 días. Es necesario destacar que un evento con una duración prolongada
habla de una iniciativa con un alcance importante y un gran potencial de impacto en la población, en
comparación con eventos más puntuales y aislados.
7
8
Fundación Bienal Mercosur. Informe de Responsabilidad Social, 6ª Bienal del Mercosur. www.bienalmercosul.art.br
Tipo de cambio del día 15/ 01/ 2008, US$ 6.830.071.
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Por otro lado, la Bienal del Mercosur, tal como el resto de las bienales del mundo, se presenta
como una vitrina de arte contemporáneo. Pretende ser una instancia que concentra una muestra
de la producción artística visual de actualidad. Aunque el nombre de la Bienal indique un foco
determinado - el arte de los países que constituyen el Mercosur - los realizadores del evento vienen
manifestando la pretensión de ampliar las fronteras del bloque para incorporar el arte de todo
el mundo. Sea de arte regional o de arte mundial, el punto es que una bienal siempre será una
muestra, o sea, un recorte de la totalidad de la producción artística contemporánea. No es posible
pensar en una iniciativa que consiga congregar todo ese universo, aunque se concentre sólo en los
circuitos oficiales y de artistas reconocidos. Incluso así sería un proyecto colosal. Por esto se recurre
a proyectos curatoriales específicos, donde el curador selecciona a ciertos representantes del arte
actual, establece criterios de montaje y organiza alternativas de lectura para el público. Así lo hizo
Gabriel Pérez-Barreiro en la 6ª Bienal del Mercosur, con su propuesta llamada “El tercer margen del
río” (A terceira margen do rio).
La Fundación Bienal de Artes Visuales del Mercosur. Tal como es relatado en la página web
oficial del evento, para dar soporte a la bienal, fue creada en 1996, “la Fundación Bienal de Artes
Visuales del Mercosur, con sede en Porto Alegre. Es una institución de derecho privado, sin fines
lucrativos, dedicada a la preparación y a la realización de las muestras y eventos que constituyen
las Bienales del Mercosur.”9
El primer estatuto de la Fundación fue redactado por Justo Werlang, un empresario de Porto
Alegre, que también fue nombrado presidente de la 1ª Bienal. Este empresario ha estado muy
presente en toda la trayectoria de las bienales y figura nuevamente como presidente en la 6ª versión
del evento. El proyecto de la Bienal estuvo apoyado desde el inicio por la poderosa empresa Gerdau10,
la cual se ha mantenido como principal auspiciadora durante toda su historia. Este involucramiento
no es extraño si pensamos que la Bienal del Mercosur nace en una época en la cual el Mercado
Común del Sur parecía una instancia de integración promisoria. En este contexto, Porto Alegre,
como otras ciudades brasileñas, pretendía colocarse como su capital cultural. La idea de realizar
una bienal, por lo tanto, se perfiló como una alternativa muy atrayente para el empresariado local,
que vio en esta iniciativa la posibilidad de contestar de alguna forma a la Bienal de São Paulo y
constituir una alternativa al circuito cultural ya consolidado Rio de Janeiro-São Paulo-Buenos Aires.
Este involucramiento de empresarios de la región sur de Brasil en el evento se ha mantenido
hasta el presente, tanto en la gerencia como en el rol de auspiciadores y patrocinadores del
evento. Ejemplo de esto es la composición del consejo de la Fundación, la que refleja la presencia
predominante de personas provenientes del sector empresarial. Por este motivo no es extraño
encontrar, tanto en la producción de la Bienal del Mercosur como en su resultado final, metodologías
de trabajo y elementos que corresponden al campo de la administración empresarial, mucho más
que al campo artístico.
Las Leyes de Incentivo a la Cultura (LICs). En este punto son abordadas las Leyes de Incentivo
a la Cultura (LICs), considerando que estos mecanismos pueden también ser observados como
agentes realizadores de la Bienal del Mercosur. Estas leyes son instrumentos que comenzaron a surgir
en 1990, durante el mandato presidencial de Fernando Collor de Mello, cuando el Estado comenzó
a desentenderse de la gerencia directa de mucha áreas y servicios públicos. Estos mecanismos,
9
www.bienalmercosul.art.br
Importante empresa productora de acero que tiene numerosas filiales en el mundo entero. En Chile la filial se llama
Gerdau Aza. www.gerdauaza.cl
10
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desarrollados para incentivar – como indica su nombre – la participación de la iniciativa privada en
cultura, garantizan el descuento del valor invertido en algún proyecto cultural en impuestos que
debería ser pagado por el inversionista. Existen leyes de alcance nacional, como la Ley Rouanet y la
Ley Audiovisual, además de las que cada estado11 posee, llamadas genéricamente de LICs.
Este tipo de legislación apunta al involucramiento de la iniciativa privada – principalmente
empresas – para que esta asuma el desarrollo de la oferta cultural pública. En un primer momento,
podrían parecer mecanismos muy dinámicos y democráticos de distribución de dinero y licencias
para la producción cultural entre la ciudadanía, pero en la práctica estos recursos, tal como están
estructurados actualmente, tienen una serie de fallas que serán analizadas a continuación.
Por un lado, las LICs brasileñas, al permitir un descuento en impuestos que puede llegar
al total de lo invertido en auspicio, no son un verdadero mecanismo de incentivo para el sector
privado. No es que ellas propongan un acuerdo, donde dos socios comparten la responsabilidad de
financiar un proyecto. Si este fuera el caso, el Estado contribuiría con una parte – renunciando a los
impuestos que el otro socio debería pagar – y la empresa aportaría un porcentaje equivalente para
completar el presupuesto del proyecto. La realidad es otra. Quien hace el verdadero y a veces único
sacrificio es el Estado. Al permitir la exención de los impuestos en hasta un 100% en la Ley Rouanet
y en hasta un 75% en la LIC del estado, son principalmente dineros públicos los que están en juego.
Lo más grave de esto es que la desinformación que existe en torno a este sistema es tal, que
para la opinión pública son las empresas las que figuran como las financiadoras. En la retina de las
personas se fijan los logos corporativos que auspician los eventos artísticos y, por lo tanto, son dichas
empresas las que quedan en la memoria colectiva como las entidades que los hicieron posibles. La
mayoría de las personas no asocia al poder público con el financiamiento y la viabilización de estos.
En este sentido, al ser tan absurdamente convenientes para el auspiciador, las Leyes de Incentivo
son un valioso regalo para las empresas ya que les permiten instancias de visibilidad privilegiada a
bajo costo.
Asimismo, a pesar de parecer la panacea para el desarrollo democrático del sector cultural
–porque en teoría cualquier ciudadano puede presentar y desarrollar un proyecto– las LICs permiten
excesos por parte de algunos agentes más privilegiados. Una crítica recurrente es que los proyectos
financiados son casi siempre de personas que tienen vínculos previos con empresas, de forma
que la captación está prácticamente garantizada. Este podría ser el caso de la Fundación Bienal
del Mercosur, que, teniendo como miembros de su consejo de administración a ejecutivos de
importantes empresas del estado y del país, tienen mínimas posibilidades quedarse sin los recursos
necesarios para realizar el proyecto.
La Bienal del Mercosur, como fue mencionado anteriormente, no corre riesgos de carecer de
financiamiento. En un comunicado de prensa redactado por la Fundación, fueron presentados los
recursos manejados y los porcentajes de estos que fueron incentivados: El proyecto de la 6ª edición
de la Bienal del Mercosur cuenta con un presupuesto de 12 millones de reales12 y con el auspicio
y patrocinio de 22 empresas, además de apoyos institucionales y gubernamentales. Los recursos
fueron captados 79,38% a través de la Ley Rouanet, 6,83% a través de la Ley de Incentivo a la
11
Brasil es un país federal, por lo tanto, está dividido administrativamente en 27 estados. Para evitar confusión, en este
estudio se hace referencia al gobierno central como “Estado”, con mayúscula, y se hablará de “estado”, con minúscula,
cuando se trate de alguna de estas 27 unidades administrativas.
12
Aproximadamente US$ 6.742.000.
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Cultura. La Bienal también recibió cerca de 7,61% de recursos sin incentivo y 6,18% a través de
canjes.”13
Esto significa que el presupuesto de esta edición de la Bienal contó con un 86,21% de
recursos incentivados, o sea, descontados en gran parte o en su totalidad, de los impuestos que las
empresas auspiciadoras deberían pagar. Apenas un 7,61% corresponde a recursos donados por los
auspiciadores, es decir, 913.000 reales.14 Estas cifras confirman lo que se viene discutiendo aquí.
Que los empresarios que participan en la producción cultural en Brasil tienen enormes beneficios:
gastan muy poco y ganan mucho en visibilidad e imagen positiva.
2. Gestando la Bienal
En este punto se analizan los procedimientos utilizados en la gestión de la Fundación Bienal
del Mercosur, con el objetivo de evidenciar cuáles son los valores y significados que están detrás de
ellos. Mi hipótesis es que existe una transferencia de la lógica del campo empresarial hacia el campo
artístico. La forma de gerenciar, tanto la Fundación como la 6ª edición de la Bienal, obedece a la
expertise de su Consejo Administrativo, compuesto principalmente por empresarios. La aplicación de
estos saberes propios del mundo corporativo en la producción de este evento artístico se encuentra
acentuada por la formación de los funcionarios de esta institución, oriundos principalmente de las
áreas de la Administración y del Marketing.
Esto implica que la Bienal, una iniciativa que se desarrolló en el dominio del arte, cuya finalidad
y razón de ser es el arte, haya sido gerenciada como si fuera una empresa. Sintiendo constantemente
esta extrañeza, pregunté a todas las personas que entrevisté si no creían en una especificidad en
la gestión de una institución que trabaja con arte. Todos me respondieron, de una u otra forma, que
los procesos de gerencia empresarial eran perfectamente aplicables al trabajo que desarrolla la
Fundación. Inclusive, uno de ellos me dijo que esta tenía una de las mejores expertises en gestión
privada del mundo y que esto era saludable para la institución.
A continuación analizo algunos valores que se presentan como centrales en la gerencia de la
Fundación Bienal del Mercosur. Estos valores han sido considerados claves dentro de la concepción
dominante en la institución porque a menudo aparecen como fundamento de las metodologías de
trabajo y procedimientos desarrollados en la gestión. Probablemente hay mucho más valores y
nociones en juego en los procesos de gestión de la institución, pero con la finalidad de presentar un
cuadro general, me centré en tres tópicos: sustentabilidad, liderazgo y calidad. El análisis de estos
cuatro puntos contribuye de una forma satisfactoria al entendimiento de los significados que guían
las decisiones dentro de la organización.
Sustentabilidad: la sustentabilidad es un concepto que aparece de forma muy marcada en
los desafíos que la Fundación Bienal del Mercosur se ha colocado como objetivos de gestión. Es
una palabra que aparece repetidamente en los textos de autoría de la institución, así como en sus
comunicados de prensa. Podría afirmar que es transversal a varios procesos desarrollados por la
organización y que constituye la directriz de diversas acciones emprendidas por esta. A grosso
modo, la búsqueda por la sustentabilidad en este ambiente se relaciona con la proyección de largo
plazo de la Fundación, es decir, con la búsqueda de una estabilidad que haga al proyecto Bienal del
Mercosur cada vez menos vulnerable, con más posibilidades de mantenerse en el tiempo.
13
14
www.bienalmercosul.art.br
Aproximadamente US$ 512.950.
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La búsqueda por la sustentabilidad parece ser una prioridad que surge en el Consejo de
Administración y que se irradia al resto de la institución en todos sus niveles. Una iniciativa que
evidencia esta preocupación por la sustentabilidad es la creación de un nuevo cuadro dentro del
organigrama de la institución: las directorías. Las Directorías15 son 16 cargos instituidos para apoyar
las diferentes tareas realizadas actualmente por los funcionarios contratados. Los directores son, en
su mayoría, jóvenes empresarios que trabajan de forma voluntaria con el objetivo de aprender las
metodologías de trabajo ejecutadas en la Fundación. La idea es que estos voluntarios puedan ocupar
los cargos respectivos cuando así sea necesario, es decir, renovar el cuadro actual de funcionarios.
El presidente de la 6ª Bienal, quien es identificado por todos los entrevistados como el principal
promotor de las acciones que tienden a la sustentabilidad, justifica las acciones emprendidas en el
sentido de comprometer a las personas que actúan en el proyecto, como una forma de dar fuerza
y estabilidad a la iniciativa. En sus palabras también se destaca la ampliación del equipo de apoyo
para evitar al máximo que la responsabilidad de la Bienal recaiga sobre unas pocas personas:
Nuestro desafío es agregar y formar más valores humanos. Tenemos un Consejo de
Administración y un Directorio que son excepcionales y necesitamos trabajar nuevos canales
para que ese grupo de colaboradores participe más directamente en los destinos de la institución.
También los colaboradores permanentes y temporales necesitan atención especial. Esas personas
forman parte de la institución y actúan dentro de la comunidad y del mercado. Queremos contribuir
objetivamente a agregar y formar más valores”16.
Liderazgo: otro concepto común a varias entrevistas y que leí en diferentes textos relativos a
la Bienal, es el de liderazgo. En este contexto me parece que la figura del líder al cual se referían
mis entrevistados coincide con la del emprendedor o de la persona proactiva, términos que están
de moda en los discursos del llamado nuevo mundo corporativo, así como también en la jerga de
las políticas públicas desarrollistas actuales. En este sentido, la Fundación Bienal del Mercosur
plantea el modelo de las directorías mencionadas anteriormente, como un proyecto de formación
de líderes en gestión del tercer sector. Las directorías pasan a ser una especie de semilleros para
que profesionales que ya son líderes en el área corporativa se familiaricen con el ambiente de la
gestión cultural.
Como afirmé antes, este proyecto consiste en reclutar jóvenes profesionales para que, de
forma voluntaria, sigan los procesos desarrollados en las diferentes áreas de la Fundación. La idea
es que ellos puedan capacitarse y aprender los procedimientos ejecutados en los determinados
cargos y que, al mismo tiempo, sean capaces de aplicar sus conocimientos y experiencia en este
nuevo contexto. Estos directores son, en su mayoría, empresarios jóvenes y con una importante
formación en las áreas de marketing y administración de empresas. Muchos de ellos participaron
de la dirección del Instituto de Estudios Empresariales (IEE)17, un centro de estudios con sede en
Porto Alegre, de tendencia abiertamente liberal y que trabaja en la formación de jóvenes líderes
empresariales.
15
Comprende, además de la categoría de director-presidente, director municipal, jurídico, de educación, dos directores
estaduales, de calidad, de turismo, de responsabilidad social, de marketing, de equipos, de auspicios, de comunicación,
administrativo-financiero y de relaciones institucionales.
16
S. Bojunga, Justo Werlang y la Bienal del Mercosur, Abriendo ventanas en las paredes,
www.viapolitica.com.br/perfil_view.php?id_perfil=6, s/f.
17
El IEE produce desde el año 1988 el “Foro de la Libertad”, un gran evento en el que se congregan expositores nacionales
e internacionales de diferentes áreas, con el objetivo de desarrollar debates en torno de los últimos enfoques y tendencias
de la economía de mercado. Más informaciones en www.iee.com.br
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Llama la atención que el reclutamiento del grupo llamado a renovar el actual cuadro de gestión
de la Fundación Bienal del Mercosur, sea tan específico. Esto parece indicar que la institución se
propone mantener una determinada línea tanto en términos ideológicos como académicos. Los
directores son escogidos por el Consejo de la Fundación, o sea, la ocupación de tales cargos no
se hace a través de un proceso de concurso público, en el que cualquier persona interesada pueda
participar. La designación de estos directores obedece a una lógica de relaciones personales, donde
la afinidad profesional y valórica entre estos jóvenes y las personas que forman parte del consejo
actual los convierte en sus sucesores naturales.
Otro concepto que es muy cercano al de liderazgo es el de profesionalización. Este es un
valor muy presente también en los procesos de gestión de la Fundación Bienal del Mercosur y es
llevado a todos los niveles de la jerarquía de la institución. De hecho, el modelo de las directorías se
relaciona con la búsqueda del liderazgo a través de la profesionalización, es decir, se apuesta a la
formación de líderes por medio de la excelencia en el desempeño profesional. La profesionalización
aparece como elemento clave para el éxito de la gestión en el área de la cultura, donde existe un
mercado de trabajo en consolidación y muchas de las personas que ahí se desenvuelven tienen
prácticas muy amateurs.
Calidad: por otro lado, pude percibir que existe una gran preocupación con la calidad de los
procedimientos desarrollados en la gestión. De hecho fue creada para la 6ª edición de la Bienal una
Directoría de Calidad. Es claro que este valor está íntimamente relacionado con todos los anteriores,
es decir, cuando se apunta a la calidad dentro de la gestión de la Fundación Bienal del Mercosur, se
está haciendo referencia a la búsqueda por la transparencia, a la actuación de líderes competentes
y a un proyecto sólido que sea capaz de sustentarse en el tiempo. La calidad es, de alguna forma,
la sumatoria de todos los puntos anteriores.
Lo que me llamó mucho la atención fue percibir que cuando mis entrevistados aludían a la
calidad que existe dentro de la institución, hablaban de la trayectoria de los consejeros de la Fundación
como fuente de inspiración para alcanzarla. Como el director de Relaciones Institucionales señaló:
“Creo que la Fundación Bienal del Mercosur trae una buena herencia de gestión del área privada
que se basa en la experiencia, en la expertise que tuvieron algunos de sus fundadores oriundos del
área privada. Ejemplo, la participación Gerdau desde el origen de la Fundación Bienal. El doctor
Jorge Gerdau Johannpeter obviamente transportó gran parte de la expertise administrativa de la
esfera privada. Entonces, ciertamente, existe esta presencia marcada, ese know how privado en la
gestión de la Fundación Bienal del Mercosur. Yo creo que eso es bueno porque la Fundación Bienal
del Mercosur es una fundación de carácter privado. Y, por lo tanto, debe tener una gestión privada,
buscando los mejores conceptos de la gestión privada”18
3. Las negociaciones tras bambalinas
En este punto analizo la figura del profesional del marketing en el contexto de la gestión
cultural. Específicamente, analizo el perfil de la coordinadora de Marketing y Captación de Recursos
de la Fundación Bienal del Mercosur, con el objetivo de evidenciar las estrategias que son utilizadas
para conseguir auspicio y colaboración –o, capitales materiales y simbólicos– para la realización de
la Bienal. Argumento aquí que esta funcionaria desempeña un papel clave de mediación entre los
18
Entrevista a Vitor Ortiz, Director de Relaciones Institucionales FBAVM.
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intereses de la Fundación y las empresas y organizaciones involucradas, en el sentido de encontrar
puntos de consensos en las negociaciones que sean benéficos para todos los actores en juego.
Esta profesional cumple su función a partir de un lugar intersticial, que se encuentra entre
intereses de mercado e intereses artísticos, sin ser ni empresaria ni artista. Intentando no caer en
una visión demasiado purista que otorgue al análisis una apariencia artificiosa, quiero plantear aquí
el papel de la encargada de marketing como de mediación entre, por un lado, los intereses de la
Fundación, y, por otro, los de las empresas auspiciadoras. Intento destacar que esta mediación implica
necesariamente un grado de especialización que involucra la creación de ofertas interesantes para
los actores, como por ejemplo, el uso de un lenguaje que consiga traducir en términos empresariales
la conveniencia y los retornos generados de la participación en un evento artístico.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse en un primer momento, ella apuesta a respuestas
de largo plazo en su búsqueda por la captación de recursos, procurando retornos que se sustenten
en el tiempo. Un valor resaltado en varias ocasiones por ella es el de compromiso. Esto implica,
según lo explicado por ella, el involucramiento del auspiciador con la Bienal como proyecto total y
no sólo el auspicio para determinadas ediciones del evento. Si tomamos esta idea según el enfoque
de Bourdieu, podríamos afirmar que el trabajo de captación que se propone mi entrevistada, estaría
vinculado tanto a una capitalización simbólica como a la búsqueda de capital material. Cuando ella
menciona la captación como un trabajo de relaciones, se está refiriendo a capitales simbólicos que
refuerzan la contribución económica aportada por el auspiciador. La sustentabilidad de un proyecto
como la Bienal del Mercosur, entonces, dependerá en gran medida de la capitalización de las
relaciones producidas a través del trabajo del captador, la que debe quedar en la institución como
verdadero patrimonio de esta.
La encargada de marketing y captación de la Fundación Bienal del Mercosur definió su función
como una serie de acciones que se diferencian del marketing tradicional por ser de carácter más
sutil. Esta sutileza significa que las estrategias utilizadas son menos directas que las que se emplean
en las negociaciones que involucran productos y servicios en contextos de mercado. Ella vinculó su
trabajo al ejercicio del marketing cultural, una esfera más específica del marketing contemporáneo
y que en Brasil es una práctica bastante utilizada y respetada dentro del mundo corporativo. Como
fue definido en una revista especializada, este se refiere a: Toda acción de marketing que usa la
cultura como vehículo de comunicación para difundir el nombre, producto o fijar la imagen de una
empresa auspiciadora. Para hacer marketing cultural no hay una fórmula fija, pues hay variables
que, conforme su combin ación, pueden resultar en una excelente acción de marketing. Lo que
manda es la creatividad para alcanzar el público objetivo, de forma de atender a los objetivos de
comunicación de la empresa con los recursos disponibles.19
Como se desprende de esta cita, el marketing cultural –como toda estrategia de marketing– se
ocupa de la comunicación de las empresas. No obstante, parece ser que es el tratamiento de esta
comunicación lo que hace la diferencia. Por un lado, las acciones de marketing permiten a la empresa
mostrar una faceta que no le permitiría exhibir una estrategia de marketing tradicional. A través del
marketing cultural, una firma puede mostrarse, por ejemplo, como un agente bienhechor, como el
autor de un evento que beneficia a la comunidad, en vez de vendedor. Como fue señalado por mi
informante, “la forma de comunicación que la cultura puede llevar a las comunidades es diferente, es
19
Revista Marketing Cultural On Line http://www.marketingcultural.com.br/oquemktcultural.asp?url=O%20que%20
%E9%20Mkt.%20Cultural&sessao=%20oqueemarketingcultural
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más sutil, no es tan directa”20. Aunque la imagen de la empresa como tal no desaparezca, pareciera
que esta se torna invisible al asumir su papel como auspiciador. De cierta manera, podría decirse
que el marketing cultural manipula una especie de magia que retira el aura comercial del auspiciador,
para dejarlo exhibir sólo su contribución como promotor, en este caso, de la cultura y del arte.
Por otro lado, dentro del trabajo de marketing y captación desarrollado en la Fundación, el
espacio de la Bienal es elaborado para poder adecuarse a las expectativas de los auspiciadores lo
más eficientemente posible. El espacio es transformado en un producto –en palabras de la propia
entrevistada– que es vendido a los diferentes auspiciadores. Y este producto no es único, sino
que puede ser comprado en modalidades y dimensiones diferenciadas. Para la empresa que no
puede acceder a las cuotas mayores, existe la posibilidad de auspiciar muestras específicas. Y para
aquellas que las cuotas medianas continúan siendo excesivas, existen alternativas de visibilidad en
espacios más reducidos.
Durante las entrevistas me llamó mucho la atención el lenguaje utilizado por mi informante.
Este es, sin duda, un lenguaje que viene del marketing y esto no es extraño si pensamos que ella
tiene formación y gran parte de su trayectoria profesional en esa área. Sin embargo, lo que parece
curioso es la capacidad de aplicar ese lenguaje a un contexto como el de la Bienal. Ella se refiere a
los espacios de un evento artístico como productos que pueden venderse. Aludiendo nuevamente
al análisis de Bourdieu, argumento que en esta situación puede observarse una transferencia de
las reglas del campo económico para el campo del arte. O, para ser más específica, de uno de los
códigos válidos para el mundo de los negocios para el mundo de los eventos artísticos.
Lucros y capitales. En este punto discuto las negociaciones entre la Fundación Bienal del
Mercosur y las empresas e instituciones involucradas en la realización del evento. Analizo estos
procesos con el objetivo de evidenciar cuáles son los intereses, significados y expectativas que
están en juego cuando una institución como la Fundación responsable de la Bienal y las empresas
participantes del evento entran a negociar. Estos procesos de búsqueda de auspicios y colaboración
(por parte de la Fundación) y de visibilidad (por parte de las empresas involucradas) son analizados,
como afirmé anteriormente, a la luz de los conceptos de Bourdieu de capital y lucro simbólico.
Con esto pretendo colocar en evidencia la dimensión simbólica de intercambios que, a primera
vista, pueden parecer sólo materiales o sujetos únicamente a la racionalidad de las transacciones
económicas.
La Fundación Bienal del Mercosur no busca sólo la captación de capitales materiales, sino que
también de capitales simbólicos. La institución ha procurado y obtenido la aprobación de personas
reconocidas como autoridades de diferentes ámbitos –o campos– tales como el gubernamental y el
académico, lo que le da, entre otras cosas, credibilidad, estabilidad y consolidación. Esto garantiza
prestigio para el proyecto y su sustentabilidad en el tiempo. Por otro lado, estos capitales permitirán
que la Fundación consiga captar capitales materiales para las ediciones futuras del evento. Siendo
la Bienal del Mercosur un evento sólido y considerado serio, no faltarán empresas que quieran
auspiciarlo.
Para hablar de la otra cara de estas negociaciones, analizo algunos de los significados e
intereses que están en juego cuando las empresas aceptan participar como auspiciadoras o
patrocinadoras de un evento como la Bienal del Mercosur. En este punto, creo que la palabra
clave para el análisis es lucro, tanto en su dimensión material como simbólica. Aquí argumento
que las empresas están interesadas en participar de la realización de la Bienal porque obtienen
20
Entrevista a Marta Magnus, Coordinadora General de Marketing y Captación, FBAVM.
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lucros simbólicos, tales como visibilidad y prestigio. Y este lucro simbólico rendirá, sin duda, lucros
materiales en algún momento, ya que esto repercutirá positivamente en la percepción que las
personas tienen de la empresa, incidiendo en sus utilidades, aun cuando sea un efecto muy difícil
de cuantificar.
Por su parte, la Fundación Bienal del Mercosur devuelve las contribuciones en auspicio y/o
colaboración en visibilidad para las empresas. Los espacios que ofrece dentro de la Bienal son
el gran capital que posee para negociar. Recurriendo al análisis de Bourdieu, argumento que los
espacios que están en juego en este contexto tienen tanto una dimensión material como simbólica.
Su manifestación material es evidente: espacios expositivos, espacios en materiales de difusión,
espacio mediático. Sin embargo, esta dimensión material es sólo el soporte que conduce a las
empresas a la entrada hacia espacios simbólicos. Por medio de ellos, las empresas tienen acceso
al mundo del arte, teniendo la posibilidad de ingresar a ambientes antes sólo reservados para
creaciones de artistas. En eventos como este, las empresas pueden compartir espacios exponiendo
sus logos junto a las obras artísticas y hasta colocarse como promotoras de estas. Al entrar en
este mundo, las corporaciones se contaminan de un aura de sofisticación que les trae incontables
ventajas.
4. La especificidad de una estética
En este punto discuto lo que identifiqué anteriormente como el principal capital de la Fundación
Bienal del Mercosur: sus espacios. Argumento que los espacios presentes en el evento forman
el capital que la Bienal tiene para ofrecer a los diferentes agentes interesados y así negociar el
auspicio y/o colaboración. Analizo de qué forma se manifiestan visualmente algunos de los
diferentes tratos que la Fundación estableció con las empresas e instituciones que participaron en
la 6ª Bienal del Mercosur. Teniendo como foco principalmente los espacios de exposición, pretendo
evidenciar algunas de las formas a través de las cuales se ha insertado la presencia empresarial
en ellos. Mi propuesta es básicamente observar la composición de estos espacios expositivos, que
estarían destinados, en primer lugar, a la exposición de arte, en relación a la introducción de logos
corporativos e institucionales.
La propuesta estética de la 6ª Bienal del Mercosur: en este segmento, propongo exponer que
la 6ª Bienal del Mercosur es fruto de una apuesta estética que está relacionada con el compromiso
ético de sus realizadores, o sea, con los valores a los cuales ellos adhieren. En este punto pretendo
demostrar cómo estos valores están impresos en la opción estética del evento o, cómo son, por así
decirlo, traducidos en términos visuales y espaciales a través del montaje de la Bienal.
Si tuviera que adjetivar la estética de la Bienal diría: aséptica, organizada, disciplinada o, como
me respondieron varias personas a las que les pregunté como la definirían, una “estética clean”.
Desde mi primera visita, tuve la sensación de estar en un espacio bastante ordenado, donde era
manifiesta la gran preocupación del equipo de la organización del evento para que todo saliera a la
perfección. Esta no fue una percepción sólo mía, sino que de muchas personas que estuvieron ahí
presentes, como demuestra, por ejemplo, un comentario hecho por Inés Katzenstein, curadora de
la muestra Zona Franca de la 6ª Bienal del Mercosur. En una conversación vía chat que ella tuvo
con el público, afirmó que le había gustado mucho el montaje del evento, entre otras cosas, por su
escala –pequeña en relación a otros de este tipo– lo que le permitía a la gente recorrerlo y “por su
diseño expositivo súper ordenado (a veces demasiado!!!!)”21.
21
Inés Katzenstein, Chat 11/09/2007. http://www.bienalmercosul.art.br
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Hall de entrada de la 6ª Bienal del Mercosur. La opción estética del montaje de la Bienal. Apuesta moderna, de
tendencia minimalista, donde las líneas rectas, las superficies lisas y el color blanco predominan. Una propuesta
estética “clean”.
Gran parte de la muestra fue montada en unos galpones que eran antiguamente las bodegas
del puerto. Hoy estos recintos son utilizados como sede de grandes eventos. Los galpones son
espacios antiguos, aunque muy bien preservados, y conservan varios elementos desde la época
en que estaban activos: restos de maquinarias, vestigios propios de la dinámica de trabajo. En este
sentido, no son espacios vacíos, silenciosos o neutros, sino que tiene “presencia” – o su propia
estética.
Galpones del antiguo puerto y que hoy son ocupados para megaeventos, tales como la Bienal del Mercosur.
La propuesta de montaje de la Bienal, entonces, tuvo que adaptarse a estos espacios tan
potentes y sus características, quedando un interesante contraste entre dos “estéticas”: lo nuevo
versus lo viejo; líneas rectas versus contornos irregulares; superficies lisas versus texturas
desgastadas; colores “crudos” del acero, la madera y el cemento versus predominancia del color
blanco. Esto puede ser interpretado como una evidencia de la preocupación por respetar las
particularidades de los espacios de los galpones, los cuales son considerados parte del patrimonio
arquitectónico de la ciudad. Sin embargo, la opción estilística de la 6ª Bienal del Mercosur se
manifiesta claramente, destacándose por sobre las estructuras antiguas, casi disfrazándolas. Y los
blancos paneles que estructuran los espacios expositivos obedecen, tal vez, a un deseo por buscar
la “neutralidad” y la asepsia que no es posible exigir de los propios galpones.
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Vista interna de los galpones. En esta foto se observa que todavía se conservan los rieles por donde pasaban las
máquinas que transportaban la carga de los barcos.
Argumento que el estilo escogido es de una línea moderna, minimalista, eficiente. O elegante,
como lo definió una de mis entrevistadas. Hay una marcada preferencia por las líneas rectas y el
color blanco. Esto no sólo se observa en las estructuras que delimitan las muestras dentro de los
galpones, sino también en el mobiliario escogido para los espacios de descanso dispuestos para
los visitantes. Este también presenta un estilo de diseño austero, líneas rectas, superficies lisas.
Estos elementos son comunes a estilos contemporáneos de decoración –de casas, de restaurantes,
de oficinas– que apuestan a la sofisticación a través de la utilización del mínimo de detalles y
ornamentos. Es, de cierta forma, la propuesta del minimalismo, cuyo slogan sería “menos es más”.
El estilo escogido para el montaje de la Bienal podría relacionarse con la imagen progresista y
globalizada que el empresariado autor de la Bienal desea proyectar frente a la población.
Composición de los espacios: entre obras de arte y logos: dentro de lo que he identificado como
la apuesta estética de la Bienal, incorporo también la observación de la producción visual presente
en el evento y que no sólo está compuesta por las obras de arte en exposición. Argumento que los
logos de las empresas auspiciadoras están tan presentes y colocados de formas tan diferentes y
creativas, que hacen una contribución a la oferta visual del evento. La presencia de las marcas
corporativas no pasa desapercibida, no es marginal. Tengo presente que mi mirada pueda tener un
grado mayor de extrañeza por ser extranjera en Brasil y no estar acostumbrada a esa incorporación
tan radical de empresas en el área artística. En Brasil esto es muy común y, por eso, creo que el ojo
brasileño ha naturalizado la presencia empresarial masiva en eventos culturales.
A continuación presento algunas de las alternativas que observé en relación a la aparición
de las marcas corporativas de las empresas participantes en el evento. Unas modalidades son
más discretas, otras más invasivas; unas relacionando las marcas a la Bienal, otras colocándolas
completamente independientes de esta; unas con un fuerte énfasis en la comunicación del marketing
tradicional, otras intentando utilizar el lenguaje artístico para comunicarse. En fin, varias posibilidades
en las que las empresas quieren ser vistas dentro de un evento artístico o, en un sentido más amplio,
varias posibilidades de acceso del mercado al mundo del arte.
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En esta modalidad, el nombre de la empresa Petrobras cuenta con un soporte del mismo tamaño, formato y estilo
que el nombre de la muestra. Estas estructuras fueron dispuestas regularmente a lo largo de todos los galpones que
exhibían la muestra “Conversaciones” (“Conversas”).
En este caso, el soporte del logo del auspiciador es más grande que el nombre de la muestra y se encuentra sobre
este. El recurso explotado aquí también es el de la repetición, observándose regularmente estas imágenes bajo los
aleros de todos los galpones que albergaron las exposiciones.
En esta modalidad, las marcas corporativas de las empresas están “solas”, o sea, sin referir directamente al evento.
Además, están colocadas de manera que hay una cierta apropiación del espacio que existe entre los galpones y la
orilla del lago, probablemente uno de los espacios más lindos y atrayentes del lugar.
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Conclusiones
En esta investigación me propuse analizar la 6ª Bienal del Mercosur desde un punto de vista
antropológico. Realicé una lectura de este megaevento artístico contemporáneo con el objetivo de
develar los valores y significados que están en juego en su realización. Intenté ver en la apuesta
estética de esta iniciativa un compromiso ético del grupo de empresarios que está por detrás de su
idealización y que se materializa en diversos aspectos del montaje. El trabajo de campo me llevó a
conocer diferentes momentos de este emprendimiento, así como colocarme en contacto con varias
personas involucradas en él desde sus respectivas funciones. Sumando todas estas evidencias me
empeñé en construir una narrativa que diera cuenta de la construcción de una muestra internacional
de arte en el mundo contemporáneo.
Para comenzar esta historia busqué a sus autores. No fue muy difícil averiguar que este evento
había sido levantado y apoyado durante toda su existencia por un grupo de importantes empresarios
del sur de Brasil. Tampoco fue difícil asociar este ingreso de empresarios en el área de la gestión
cultural a la creación de las Leyes de Incentivo a la Cultura, las LICs. Quedó en evidencia que estos
mecanismos otorgan expresivas ventajas a las empresas exigiendo muy poco de contraparte. Como
fue visto, es el Estado el gran auspiciador de las iniciativas culturales incentivadas, pero el mérito
es atribuido a las marcas. Estas leyes son un negocio redondo para las empresas y su entrada en
vigor ha producido en Brasil una participación masiva del sector empresarial en el área de la cultura
desde mediados de la década de los noventa.
Posteriormente, fueron analizados tres valores que aparecieron durante la investigación como
centrales dentro de la gestión de la Fundación Bienal del Mercosur: sustentabilidad, liderazgo y
calidad. Argumenté que estos tópicos vienen del mundo corporativo y son altamente significativos
dentro de las dinámicas de gerencia empresarial y logísticas del marketing. En este punto considero
el abordaje de Bourdieu para afirmar que se produce una transferencia de las reglas del campo
empresarial hacia el campo artístico. La Bienal del Mercosur es gerenciada a través de valores y de
metodologías de trabajo utilizados en la administración de empresas y organizaciones comerciales.
Y esto no es extraño si pensamos que el Consejo Administrativo de la Fundación responsable del
evento está compuesto principalmente por empresarios, que han transferido los saberes adquiridos
en sus trayectorias exitosas en el ámbito privado.
Además fueron estudiados los procesos de negociación de auspicio para la realización
de la 6ª Bienal del Mercosur. Analicé de qué forma en estas negociaciones están implicadas
las dimensiones materiales y simbólicas: la Fundación Bienal del Mercosur va atrás de capital
material –auspicio– para poder financiar la realización del evento, pero también apuesta al capital
simbólico – reconocimiento, apoyo institucional –para que la iniciativa gane sustentabilidad a largo
plazo; las empresas auspiciadoras procuran lucros materiales– visibilidad de marca y captación
de consumidores –pero también se involucran en búsqueda de lucros simbólicos– sofisticación y
mejora de imagen.
También fue analizada la importancia del profesional de marketing en estas iniciativas que
se circunscriben dentro del llamado marketing cultural. Fue destacada la figura de la Coordinadora
General de Marketing y Captación de la Fundación Bienal del Mercosur, definiendo su función como
clave por su localización intersticial: está entre el mercado y el arte, sin ser empresaria ni artista. En
este sentido, ella debe hacer uso de sus conocimientos en marketing y adaptar estos a los productos
simbólicos que ofrece la Bienal: espacios dentro de una exposición de arte. Argumento que estos
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espacios, en principio reservados para exponer arte, han sido formateados para ser transaccionados
como mercaderías.
Por último, analicé la 6ª edición de la Bienal del Mercosur en su apuesta estética. Se evidenció
de qué forma se presenta una especificidad que identifiqué como una opción clean. Esto se relaciona
con la búsqueda de un estilo que apunte a la elegancia y a la modernidad y se concretiza en un
montaje que privilegia el color blanco y un mobiliario minimalista. Por otro lado, quedó demostrado
cómo los espacios de la Bienal no están sólo preparados para albergar obras de arte, sino que han
sido adaptados para incluir también los logos de las empresas auspiciadoras del evento. Fueron
evidenciados diferentes arreglos espaciales a través de los cuales son presentadas las marcas de
las empresas e instituciones involucradas, verificándose que la presencia de estas no es marginal,
sino que están colocadas de forma bastante notoria.
Tomando diferentes evidencias, esta investigación se propuso profundizar una situación en la
cual el arte y el mercado entran en contacto. Aunque la relación entre el campo artístico y el campo
económico no sea nueva, este estudio tuvo la intención de sondear un ejemplo contemporáneo en
el cual es posible ver como se desarrolla esta relación. Es cierto que el arte a lo largo de su historia
no ha estado exenta de relaciones con la economía: desde el Imperio Romano que existen prácticas
de mecenazgo, los marchands son casi tan antiguos como la propia formación del campo del arte,
obras de artistas reconocidos son cotizadas en las bolsas de valores y, simplemente, los artistas
venden sus producciones, algunos haciendo fortunas, y muchos otros apenas sobreviviendo – o
no. No obstante, a través de esta investigación llamo la atención para lo que me parece un síntoma
de los tiempos actuales: una relación entre la producción artística contemporánea y el estado del
capitalismo actual.
En la época presente el neoliberalismo o sistema de mercado tiene una omnipresencia
prácticamente universal. Esto implica no sólo que las economías funcionen con las reglas –o no
reglas– que el sistema dicta, sino que la sociedad, en todas sus diferentes áreas, pase a regularse
con los principios del mercado. Uno de estos principios me parece que es el de las prácticas de
gerencia desarrolladas dentro de la lógica capitalista contemporánea. Existe todo un arsenal de
conocimientos cada vez más sofisticados que alimentan las metodologías de gerencia de las
empresas y que apuntan, entre otros objetivos, a la optimización de recursos, a la gestión eficiente.
Cada vez existen más instancias de profesionalización donde las personas son instadas a capacitarse
para dominar procesos gerenciales que les permitirán alcanzar la calidad gastando el mínimo de
recursos, es decir, personas habilitadas para priorizar la economía en sus decisiones.
No estoy queriendo decir que esto sea cuestionable en sí. Lo que pretendo llamar la atención
aquí es para el grado de validez que estos saberes han alcanzado dentro de la sociedad. Parece
que las estrategias utilizadas para administrar una empresa ganan aceptación sin cuestionamientos
en cualquier tipo de emprendimiento, no importa cual sea la naturaleza de este. Creo que existe una
especie de naturalización en esta aceptación por parte de las personas en el sentido de reconocer
estos conocimientos como una herramienta inequívoca y aplicable en toda iniciativa. En este sentido,
es posible percibir la existencia de una licencia irrestricta al uso de esta logística empresarial en
ambientes que tienen finalidades completamente diferentes a las de una empresa. Las prácticas
de gerencia empresarial tienen una especie de pasaporte garantizado incluso en emprendimientos
donde el objetivo está muy lejos de ser el lucro material. Y el arte no es un ámbito que haya escapado
a esto y el ejemplo estudiado aquí lo demuestra.
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El primer asunto que me llevó a estudiar la Bienal del Mercosur fue el involucramiento de
empresas en su realización, las expectativas que ellas tenían al auspiciar un evento de arte y,
por fin, su relación con esto. Sin embargo, a lo largo de la investigación fui percibiendo que este
involucramiento sobrepasaba la mera relación de auspicio. Me di cuenta que la idea misma del
evento surge dentro de un medio empresarial y que, por lo tanto, desde el comienzo esta Bienal
es concretizada a través de los recursos que este grupo de empresarios maneja. Percibí que
toda la iniciativa estaba permeada por las preferencias y prácticas de estos industriales y que se
manifestaban tanto en el período de producción del evento como en el desarrollo del evento en sí.
Durante la investigación me esforcé por evitar una mirada purista que me llevara a concebir el
arte como un campo separado del comercio. No fue una tarea fácil porque muchas de las extrañezas
que inspiraron este trabajo surgieron a partir de las diferencias que yo le atribuía a cada campo.
Es claro que arte y economía no son dos dominios estáticos, sino que dos campos que, a pesar
de tener sus especificidades, están en permanente dinamismo e interacción. En este sentido, creo
que durante las últimas dos décadas se ha incorporado de manera bastante decisiva la lógica de la
gerencia empresarial en los eventos artísticos, más todavía en las iniciativas de gran porte como es
el caso de la Bienal de arte trabajada aquí.
Tal vez sea esta misma condición de megaevento lo que ha llevado a las estrategias de
producción en escala, utilizadas en ambientes comerciales, a ser aplicadas en estos contextos.
Probablemente sea esta tendencia a las grandes dimensiones de los eventos actuales el motivo
de esta naturalización en el uso –y aceptación– de estas prácticas en la producción artística
contemporánea. Sin embargo, me gustaría destacar en relación a este punto, que aunque los métodos
de administración empresarial tengan eficacia dentro de contextos artísticos y parezcan acertados
desde el punto de vista organizacional, no son necesariamente la única forma de gerenciar estas
iniciativas. Especialmente cuando se trata de arte, un ámbito donde ni los procesos de producción
ni los objetivos a ser alcanzados deberían pasar por el cálculo costo-beneficio.
En esta investigación trabajé con la visión de un grupo que está implicado en varias relaciones
de poder y que asumió el papel de ser “socialmente responsable” con su comunidad. Esto provoca
que los idealizadores de la Bienal han pautado varios elementos que el resto de la población termina
naturalizando como positivos: educación para el arte, cultura para todos, creación de ciudadanía, etc.
En este sentido, pretendí con este trabajo evidenciar algunas de las concepciones que sustentan un
proyecto como la Bienal de Artes Visuales del Mercosur. No para juzgar o desacreditar una iniciativa
que muestra hasta el momento una serie de virtudes, sino para señalarla como UNA forma de
producir eventos que pretende familiarizar a las personas con el arte, UNA forma de mostrar el arte
y socializarlo. UNA alternativa y UNA propuesta de materializar esa alternativa, dentro de MUCHAS
otras. UNA alternativa que de ninguna manera es la única, ni necesariamente la mejor.
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Entrevistas
A Gabriel Pérez-Barreiro, Curador General 6a Bienal del Mercosur.
A Justo Werlang, Presidente 6a Bienal del Mercosur.
A Marta Magnus, Coordinadora General de Marketing y Captación, FBAVM.
A Vitor Ortiz, Director de Relaciones Institucionales, FBAVM.
A Leandro Gostisa, Director de Auspicios, FBAVM.
Sitios Web
www.bienalmercosul.art.br
22
Los títulos en portugués han sido traducidos al español.
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L
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su ocasión, evento y fecha, además de los cambios que se hayan hecho para su versión impresa.
Comité Editorial
Revista Central de Sociología
158
Escuela de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Central

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