Un baño juntos - Psicologo Sexologo Silvestre Faya Romero

Transcripción

Un baño juntos - Psicologo Sexologo Silvestre Faya Romero
Siglo nuevo
SEXUALIDAD
MOMENTO PARA COMPARTIR
Un baño juntos
Existen muchas maneras de compartir y reforzar la intimidad en
la pareja; cada día posee varios momentos que ofrecen el escenario perfecto para la complicidad de los amantes y el baño es
uno de ellos. Hoy hablaremos de la importancia de aprovechar
este ritual de higiene para disfrutarse mutuamente.
Por: Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya
Foto: Archivo Siglo Nuevo
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Qué rico es comenzar la
mañana con un buen baño! Y si lo hace con su ‘media naranja’, ¡mejor!
A diario tenemos una cita
con la higiene a través del regaderazo, el baño de tina o de
jacuzzi. Cada uno sabe dónde
y cómo se ducha.
El baño siempre ha sido un
acto privado, un ritual al que
le se le destina mayor o menor
tiempo según lo permitan las
preferencias y ocupaciones individuales. Pero más allá de su
relevancia para la higiene, los
minutos destinados al aseo
pueden ser un espacio ideal
para pasar un momento de calidad con el ser amado.
Todas las parejas están invitadas a incluir la convivencia en el baño diario. Es una oportunidad de ver y recrearse con el cuerpo de su compañero. Frotar la espalda puede
ser tanto relajante como excitante. La piel al ser enjabonada libera células muertas, dejando la epidermis más sensible al tacto. Para algunos, este
simple acto detona el deseo; en
otros provoca ganas de jugar
como en la infancia, aprovechando los chorros de agua
fría y caliente.
¡
SIN PENA
Hay gente que afirma: “Me da
vergüenza decirle que nos bañemos”. Este argumento tiene relación con el pudor de dejar ver el cuerpo desnudo, tal
vez sucio y exponerlo a la vista del compañero. Para quien
tiene una baja autoestima y se
considera poseedor de una anatomía desfavorecida, ocultarse a la vista del otro será el
recurso más frecuente. Pero
quien no ha visitado la regadera o la tina con su pareja, se
pierde de algo maravilloso.
No existe un par de amantes en el mundo que no goce a plenitud
esta acción. Lavar cada rincón íntimo de su ‘otra mitad’ no sólo le dejará
pulcro, también le ofrecerá la oportunidad de relajarse y disfrutarlo
Cada uno necesita hacerse
dos preguntas sobre su atractivo sexual: ¿mi compañero
disfruta conmigo? ¿Quiere estar junto a mí por voluntad
propia? Si las respuestas re-
sultan ser afirmativas, entonces ¿por qué no dejar que le enjabone la espalda, las piernas
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o cualquier otra sección de su
anatomía?
Es preciso poner en claro
que un buen baño matutino
puede convertirse en el disparador de energía para enfrentar la demandante actividad
que vendrá durante el día. Compartirlo con quien se ama puede marcar la diferencia en la
actitud con la que se salga a la
calle o al trabajo. A mayor diversión, juego, algarabía o pasión, más satisfacción reflejará el semblante que mostremos a los demás.
El baño mutuo también
puede realizarse al volver del
trabajo. De ser así, puede aprovecharse igualmente para platicar sobre la jornada, al mismo tiempo que caen los chorros de agua sobre el cuerpo.
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Comer, dormir y bañarse son acciones vitales que, si se comparten, tienen en
común facilitar el contacto auténtico, profundo. Pueden parecer actividades
simples, pero el peso que tienen en la unión de la pareja es trascendental
BENEFICIOS COMPARTIDOS
Por lo general los cuartos de
baño de cualquier casa cuentan con buena iluminación, lo
cual permite a la pareja ver cada pliegue de piel de su compañero, asearle rápida o lentamente (de acuerdo a la premura que tengan) y percatarse mediante el tacto de la tersura, aspereza, tono muscular, dureza
o blandura de sus partes.
Los genitales merecen especial atención: enjabonar no
quiere decir restregar, sino
más bien acariciar limpiando.
No existe un par de amantes
en el mundo que no goce a plenitud esta acción. Lavar cada
rincón íntimo de su ‘otra mitad’ no sólo le dejará pulcro,
también le ofrecerá la oportunidad de relajarse y disfrutarlo. ¡Cuidado con ponerse
tenso, déjese hacer y saboree
el instante!
El acicalamiento recíproco no es una conducta exclusiva de los humanos; los primates lo hacen y vaya que se
entretienen, hasta se pelean
entre sí para ver quién es el
primero en espulgar al otro.
Los humanos no necesitamos
ir tan lejos. Basta con que aprovechemos el instante de la
higiene para convivir, intercambiar palabras, sonrisas, estímulos positivos y nutrirnos
emocionalmente.
Por otro lado, debe remarcarse que el amor en la pareja
no es algo para ocultar, por ello es importante que los esposos no se escondan para compartir la ducha. Los hijos de
un matrimonio bien avenido
saben que sus padres tienen
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una vida sexual. Delimitar el
baño del dormitorio como parte de su territorio privado es
básico para que no haya interrupciones. El matrimonio
que acepta su sexualidad, la
ve con naturalidad y trasmite a los hijos seguridad y aceptación en este aspecto, lo que
facilita la comunicación para
promover una visión sana de
la sexualidad.
SEXO Y MÁS
El baño mutuo previo a un encuentro amatorio es requisito dentro de la etiqueta sexual
del libro más antiguo del arte
amatorio, el Kama Sutra. En esta guía se condiciona la ducha
lenta, prolongada y sin coito
a fin de relajar y conocer al
amante.
En el mismo texto se habla
del aseo recíproco como una
experiencia indispensable para prodigarse caricias sin límite. No es un acto rápido ni exclusivo para la higiene sino un
ritual que facilita a los dedos de
los cónyuges tocar en todas las
formas posibles cada rincón
del cuerpo del compañero.
Bañarse juntos no siempre
tiene que culminar con el coito, dependerá mucho del deseo
de ambos. Pero sin duda es una excelente oportunidad para
entregarse al placer. Después
de todo, de las caricias que las
parejas pueden prodigarse el
coito es la reina, la que ofrece
una mayor gama de sensaciones. Es el propósito final de los
amantes y una vez alcanzado
el clímax, brota en su interior
nueva sed y hambre.
INTIMIDAD AL MÁXIMO
Comer, dormir y bañarse son
acciones vitales que, si se comparten, tienen en común faci-
litar el contacto auténtico, profundo. Pueden parecer actividades simples, pero el peso
que tienen en la unión de la
pareja es trascendental. Darse tiempo de calidad para disfrutarlas intercambiando palabras, miradas, caricias, contribuye a que los esposos o novios busquen con ansia esos
momentos.
El baño les convierte en
cómplices del amor y la pasión. Lavar con la espuma jabonosa el cuerpo del otro, usar
la esponja o el agua sobre la
piel ajena, hacen de esta experiencia por demás divertida,
cachonda, única, exclusiva para dos. ¡Qué placer tan sublime en algo tan sencillo! Algo
tan a la mano no debe dejarse
de lado. Dese la oportunidad.
Téngalo siempre presente:
el ritual del baño diario no tiene porque significar solamente aseo; puede convertirse en
un lugar de encuentro entre los
amantes, donde las palabras
convivan con la risa, las caricias, la ternura y la sensación
de sentirse acompañado por la
persona elegida. Hoy es el único y mejor día para dar inicio a
esta práctica en pareja. §
www.sexologosilvestrefaya.com
SUGERENCIAS PARA UN BAÑO CONJUNTO SENSACIONAL
1. Acudan juntos a una tienda de
productos para adultos y pidan que
les muestren la variedad de jabones, fragancias y lociones para baño corporal y masaje.
2. Elijan al menos dos opciones
diferentes de esos productos, ya
que van a experimentar y necesitan definir aquellos que consideren
les puedan proporcionar las mejores sensaciones.
3. Pidan asesoría a su sexólogo de
cabecera. Les ofrecerá alternativas de uso de estos y otros productos, pues algunos tienen fines
de relajación y otros llevan la intención de prepararlos para un encuentro sexual.
4. No lo piensen más y báñense
juntos. El baño mutuo puede ser un
previo fantástico al coito, de tal forma que al concluirlo sus rostros
muestren una sonrisa inocultable y
unas ganas enormes de comerse
al mundo.
5. Si quieren seguir disfrutando,
repitan el paso número cuatro.
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