mlaga y el terremoto de calabria y messina
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mlaga y el terremoto de calabria y messina
MÁLAGA Y EL TERREMOTO DE CALABRIA Y MESSINA María Encarnación Cabello Díaz Mapa del terremoto El día 28 de diciembre del año 1908, un terrible terremoto sacudió Calabria y Messina. La prensa mundial se hizo eco de la espantosa noticia, publicando, casi a diario, los dramáticos sucesos que llegaban de Italia. Éste es el caso del periódico La Unión Mercantil1 de Málaga que dedicó varias ediciones a narrar los tristes episodios y a relatar la reacción de la población malagueña ante la desgracia acaecida2. 1 La primera noticia se publicaba el día 2 de enero de 1909, cuando, desde Catania, se emitía un comunicado que hablaba de la visita de los Reyes de Italia a la ciudad de Messina: “Los monarcas, al bajar a tierra, se hallaban profundamente emocionados. Víctor Manuel, intensamente pálido, procuraba conservar su serenidad, para no aumentar la emoción de la Reina Elena, que al encontrarse frente a aquel cuadro trágico, de horror y desolación, no podía reprimir sus exclamaciones de angustia y sus frecuentes sollozos. Re Vittorio Emanuele III Apenas mediaron las concisas salutaciones oficiales, por la impaciencia que el Rey sentía, por contribuir al auxilio de las víctimas, se organizó la comitiva para recorrer la ciudad. 2 Víctor Manuel daba muestras de su habitual serenidad y previsión multiplicando sus preguntas ansioso de conocer hasta el más mínimo detalle de la catástrofe. Cuando la comitiva entraba en la ciudad la muchedumbre rompió el débil cordón que en torno del Rey formaban sus acompañantes y se precipitó delante de los Soberanos. Entonces se produjo una escena emocionante e indescriptible. Alzóse los clamores de miles de voces implorando clemencia para su desamparo y vitoreando a los Reyes. La Reina Elena vióse súbitamente cercada por una multitud de mujeres, que arrodilladas a sus pies, en medio del fango, que cubre las calles, le presentaban a sus hijos y le pedían auxilio, con acentos de desesperación intentando, entre sollozos interrumpidos, referirle todas las desgracias que pesaban sobre sus hogares arruinados y los seres queridos que habían sucumbido. Regina Elena 3 La Reina Elena no pudo soportar la terrible congoja que sentía al contemplar aquella escena de desesperación y dolor y cayó desvanecida en brazos del Soberano. Mientras se acudía en su auxilio, los soldados lograron contener a las víctimas, que dejaron respetuosamente el paso franco a la comitiva. Repuesta de su desvanecimiento la esposa de Víctor Manuel, éste trató de convencerla, para que renunciara, siquiera fuera momentáneamente, a la contemplación de tan tristes espectáculos; pero la Reina más animosa, insistió en su propósito de contribuir personalmente al socorro de las víctimas. Los monarcas recorrieron varios puntos de la población, presenciando los trabajos de desescombro y los que se llevan a cabo en algunos edificios para salvar a sus moradores. Al pasar la comitiva frente a un grupo de soldados y obreros que trabajaban en remover los escombros de un edificio medio derruido, enteróse el Rey Víctor Manuel de que se sospechaba que entre las ruinas había sepultados seres que estaban todavía con vida, a juzgar por los gritos de auxilio y los ayes de dolor que se percibían. El Rey animó a los obreros con sus palabras y sus hechos, y arrancando un zapapico de manos de uno de los soldados, se puso a remover los escombros por el lado donde suponíase que sería más fácil el acceso. Los soldados y obreros, enardecidos con el ejemplo del Monarca, redoblaron su actitud y sus esfuerzos, que pronto se vieron coronados por el éxito. Un hueco abierto en el muro permitió llegar al socorro de los que estaban encerrados. La Reina Elena se lanzó por la brecha que acababa de abrirse, y salió poco tiempo después, con un niño entre los brazos que se hallaba gravemente herido. La soberana negóse a abandonar al niño (...) lo entregó a un marinero del acorazado para que lo condujese a bordo. La conducta hermosa de la Reina Elena conmovió hondamente a cuantos presenciaron el acto y los Reyes fueron objeto de cariñosas aclamaciones. 4 El comportamiento de los jóvenes Monarcas produce una reacción inmensa entre los que aún sobreviven a la catástrofe y frecuentemente la Reina tiene que detenerse ante las mujeres y ancianos, que se cruzan a su paso y piden que les conceda besar su mano, colmándola de frases de gratitud y de respeto. Muchos habitantes arruinados por la catástrofe, se niegan a abandonar los restos de sus viviendas que aún quedan en pie, y permanecen en actitud indiferente, declarando que prefieren morir junto a la tierra que sepulta los cadáveres de los seres queridos. Algunos de ellos son arrancados a viva fuerza, pues son completamente inútiles toda clase de ruegos y exhortaciones”3. Desde Roma llegaban más detalles a la redacción del periódico, puesto que en las oficinas del Ministerio de Correos y Telégrafos se había comunicado la magnitud de la noticia, haciendo mención a la ciudad de Reggio, que había sido destruida casi en su totalidad. Reggio di Calabria 5 Las olas habían barrido el puerto y sus alrededores, pereciendo todos los trabajadores, que se encontraban allí en aquellos luctuosos momentos. El director portuario también había fallecido. Reggio di Calabria El “Cristóbal Colón”, primer barco procedente de Messina y cargado de supervivientes, muchos de ellos heridos, llegó a Nápoles por la noche. Los napolitanos se desvivieron para socorrer a las víctimas. El estrecho de Messina continuaba presentando un aspecto imponente, puesto que: “el flujo y reflujo de las olas es formidable; algunas se encrespan a alturas considerables, batiéndose contra la costa y azotándola con violencia extraordinaria. Cada oscilación de la marea sorbe grandes extensiones de terreno que el agua arrastra mar adentro, variando a su capricho la topografía de la costa. Los pasajeros confirman que la mayoría de los habitantes que han perecido murieron ahogados por 6 la inmensa mole de agua que se precipitó sobre la ciudad y ocasionó el derrumbamiento de los edificios”4. Cuando el “Cristóbal Colón” abandonó las aguas de Messina, todavía había muchos edificios ardiendo, entre ellos, el Palacio del Municipio y el de Trinacrio. Messina Los primeros socorros fueron aportados por un vapor ruso que dejó a la población víveres y agua potable. En la ciudad de Nápoles se esperaba la llegada de nuevos barcos transportando unos 50.000 ó 70.000 heridos. El periódico añadía: “El desastre que aflige a la patria en estos momentos es el más grande que registra la historia de la Humanidad”. Como todavía reinaba el temporal en las costas de Calabria y Sicilia, se hacían sumamente difícil los trabajos de auxilio. 7 Chiesa del Rosario (Reggio di Calabria) El obispo de Mileto, Monseñor Morabito, había remitido un despacho al Corriere d’Italia, dando cuenta de la destrucción de nuevas poblaciones, como Palmi, Santa Eufemia, Seminara, Sinópoli y otras de los alrededores, cuyas poblaciones habían perecido. En una edición especial de La Tribuna, se comunicaba que las líneas férreas de Calabria habían quedado destruidas en un radio de 20 kms. Las últimas noticias de Palermo daban como cierta la cifra de 100.000 muertos, solamente en Messina5. 8 Palazzata di Messina El día 3 de enero continuaban las noticias llegadas desde Italia. Así, se comunicaba a los lectores que el telégrafo de Roma había manifestado que el Ministro de Justicia, Orlando, transmitía, desde Messina, a Giolitti que iban reorganizándose los servicios a pesar de la lluvia. Messina, Palazzo Reale 9 Continuaban sacándose heridos entre las ruinas, más de la mitad de la población había quedado reducida a escombros y habían muerto 4 diputados. Messina, chiesa di San Gregorio El Rey había vuelto a desembarcar, visitando a los heridos y recorriendo las aldeas de la costa. El gobernador había confirmado la total destrucción de los edificios públicos. Asimismo, Víctor Manuel había nombrado una comisión regia para reemplazar al Ayuntamiento, cuyos miembros habían fallecido todos. En Nápoles, la reina madre efectuaba una visita a los hospitales y se esperaba la llegada del duque de Génova. El terrible terremoto se había sentido también en Argel, pero no hubo que lamentar desgracias ni daños. 10 En Messina, las réplicas de los temblores de tierra se volvieron a notar a los pocos días, causando un gran pánico entre la población. En los hospitales, los enfermos y heridos que tenían fuerzas, corrían buscando las salidas. La reina Elena que se encontraba en una de las salas, hizo grandes esfuerzos para contenerlos, pero no lo consiguió, sufriendo ligeras contusiones en el pecho, producidas por los empujones de los que huían. La catedral de Messina se destruyó por completo, quedando bajo los escombros el célebre tesoro de la Madonna della Lettera, de un gran valor, por lo que numerosos soldados armados custodiaban las ruinas para evitar los robos. Madonna della Lettera 11 Proseguían las labores de desescombro pero solamente se encontraban ya cadáveres en avanzado estado de descomposición, por lo que el hedor era horrible, a pesar de que la lluvia continuaba. Se pidieron gran cantidad de desinfectantes y antisépticos. Messina El papa Pío X envió a Sicilia y a Calabria la cantidad de 100.000 liras, además de abrir una suscripción y un crédito de 1.000.000. También había mandado instalar por su cuenta en San Marcos, un hospital con 500 camas; por su parte, el Rey de Italia había dicho que vendería sus posesiones en Sicilia para aliviar con su importe a las víctimas de Calabria6. 12 Disegno del terremoto di Calabria Ante los acontecimientos descritos, el mismo diario, en otra página, escribía una reflexión ante la catástrofe italiana, exhortando a la población malagueña a que reaccionara aportando su ayuda en aquellos trágicos sucesos: “No hay ser humano que permanezca impasible ante aquellas escenas de horrores, el corazón más duro se 13 conmueve ante la magnitud de la desgracia y de todos los labios brotan frases de compasión hacia aquellos desgraciados a quienes las sacudidas titánicas del planeta han destruido cuanto constituía la más apreciable. El pueblo español, siempre generoso y digno, por afinidad de razas, por sentimientos de humanidad, no puede de ningún modo mostrarse impasible ante la inmensa desgracia que aflige a sus hermanos y en todas partes se levanta la voz de caridad y se organizan socorros para acudir con ellos al auxilio de tantos desgraciados. Es tan grande la desdicha, tan inmensa la ruina, que sabemos de antemano que cuantos sacrificios nos impongamos serán débiles lenitivos para los que gimen bajo el peso de tan horrible catástrofe, pero aunque sea poco algún alivio tendrá la desgracia. Málaga que recientemente ha pasado por una de esas catástrofes que conmueven a la humanidad y ha sido auxiliada con mano pródiga por pueblos hermanos que dieron muestra de infinita generosidad, debe responder, en estos difíciles momentos a sus sentimientos caritativos y contribuir con su óbolo al alivio de tanto infortunio. Confiamos en el esfuerzo que varios súbditos italianos y algunos generosos malagueños se han impuesto para que Málaga sea una de las primeras en acudir en auxilio de las víctimas de Italia y creemos que el pueblo malagueño, siempre noble y humanitario responderá al llamamiento de la caridad para demostrar que sabemos ser agradecidos y que no se borra fácilmente de nuestro corazón las muestras de cariño que hemos recibido en ocasión de desgracias análogas. Málaga es generosa y espléndida cuando de hacer el bien se trata y ¿cuál ha de ser mayor que auxiliar a los que lo han perdido todo en la más espantosa de las catástrofes?”7. 14 Málaga, Puerta del Mar Durante varios días, la bandera italiana ondeaba a media asta en el Consulado de Italia en Málaga, como ostensible manifestación de duelo. Málaga, calle del Marqués de Larios 15 En dicho Consulado, se constituyó una comisión gestora mixta, formada por la colonia italiana y algunos malagueños cuya iniciativa era la de allegar fondos para los supervivientes de Sicilia y Calabria. La Unión Mercantil publicaba una carta escrita por el cónsul de Italia en estos términos: “Esta Comisión juzga inútil mencionar la horrible catástrofe que aflige a Italia, y que el mundo conoce, y lamenta, como una, si no la más horrorosa en la historia de la humanidad. La Caridad, la filantropía, el amor hacia nuestros desgraciados hermanos, nos impulsa como un solo corazón, a acudir en socorro material de tantos miles de damnificados, y Málaga, desea ser una de las primeras en enviar un óbolo, pequeño, a causa también de experimentadas calamidades, pero grande en la intención que la inspira. Para ello, y conceptuando que cuestaciones retardarían el envío de lo recaudado, cuya urgencia es inminente, espera que a cuantos espectáculos se organicen, ya por iniciativa de esta Comisión, ya por iniciativa ajena, produzcan el apetecido fin a que todos aspiramos. Málaga, 2 de enero de 1909. En representación de la colonia italiana y de las entidades y personas a ella unidas en fraternal lazo. El Real Agente Consular de Italia José C. Bruna”8. El señor Bruna, en nombre de su nación, manifestaba así su gratitud y expresaba lo poco práctico que resultaban las cuestaciones económicas, por la tardanza que ello generaría. Entonces, se acordó representar una función en el Teatro Cervantes, para la cual, la Empresa Jiménez Villagómez se había anticipado a hacer toda clase de facilidades. También se acordó dar las gracias al Sr. D. José Creixell por haber ofrecido gratuitamente la impresión de carteles, programas, etc.9. 16 Málaga, Teatro Cervantes Una comisión de la ex Banda de Música Municipal que todavía actuaba, aunque sin carácter oficial, se ofreció al cónsul italiano para contribuir con sus recaudaciones a la causa de los damnificados. Sin embargo, éste señalaba que no era partidario de tal cuestación, aunque lo tendría en cuenta si hubiere necesidad10. Sin embargo, fue nombrada una Comisión para realizar peticiones por la calle durante los días 9 y 10 de enero, contando con el permiso del Gobernador Civil. Se trataba de un grupo de personas pertenecientes a la Escuela Superior de Comercio: Presidente, Domingo Fernández Lombardo; Secretario, S. Povea Muros; Tesorero, E. Almansa Mendigorri; Contador, P. Fazio Maury; y Vocales, Antonio Martín, Federico Ruiz López y Pedro Nolasco Aurioles11. 17 Málaga, puerto y catedral En otras ciudades españolas también se realizaron toda clase de actos para contribuir económicamente a la tragedia italiana. Así, por citar algunos ejemplos, en Madrid, el alcalde entregó al embajador de Italia la cantidad de 25.000 pesetas acordadas por el Ayuntamiento para el 18 socorro de las víctimas; en Sevilla, se jugó un partido de fútbol entre el Sevilla F.C. y el Recreativo de Huelva, en el Hipódromo de Tablada; el cónsul de Italia en San Sebastián organizó festivales para enviar socorros a las víctimas de Messina; y en Barcelona, se proyectó una función en el teatro de Bellas Artes12. Volviendo a la velada organizada en Málaga, los pedidos de los billetes para la representación teatral eran tantos que la Comisión se veía imposibilitada de atenderlos todos. Dicha Comisión estaba constituida en el local del Colegio Pericial Mercantil, situado en la calle Beatas, número 24, atendiendo en el horario de 2 a 5 de la tarde. Con objeto de que todas las clases sociales pudiesen contribuir con sus donativos, no se subió el precio de las entradas del Paraíso, sino que se vendían a 50 céntimos de pesetas. Se iba a solicitar de las autoridades militares permiso en favor de la clase de tropa, con el fin de que pudieran contribuir asistiendo al espectáculo. El programa de la función era el siguiente: - Sinfonía. - La comedia en tres actos y prosa, original de Eusebio Blasco, titulada “Los dulces de la boda”. - Lectura de varias poesías en italiano por parte del Sr. Villagómez. - “Oratoria fin de siglo”, por Eduardo Díaz del Corral, primer teniente del Regimiento de Borbón. - El juguete cómico en un acto y prosa, de José Estremera, “Hay entresuelo”. - Varias jotas cantadas por el Sr. Pérez Campos. La función daría comienzo a las 8 de la tarde, siendo los precios los siguientes: Palcos 2º de Proscenio, 15 pesetas; Palcos y Plateas sin 19 entrada, 25 pesetas; Butacas con entrada, 4 pesetas; Sillas de tertulia con entrada, 2,50 pesetas; Delantera de Paraíso con entrada, 2 pesetas; Entrada general y de Paraíso, 0,50 céntimos13. Señalaba La Unión Mercantil que, en aquellos días, el frío era muy intenso por toda Europa. Los ríos estaban llenos de témpanos y helados. Habían sucedido terribles heladas que habían hecho peligrar las vidas humanas, con víctimas por congelación en algunos lugares. Se suspendieron también los trabajos al aire libre: “Atribúyese la crueldad y rigor de este invierno a la convulsión experimentada por la tierra y que ha ocasionado el tremendo cataclismo de Italia. Las lluvias torrenciales que caen estos días sobre las desoladas comarcas de Calabria y Sicilia, son consecuencia, según los meteorólogos, de los terremotos y golpes de mares”14. Málaga, interior del Teatro Cervantes 20 La noche del día 9 de enero tuvo lugar la representación teatral. El teatro estaba “brillantísimo” con adornos a base de banderas italianas y españolas, arcos florales y luces en artística combinación de colores: “Ocupaban los palcos, plateas y butacas, lo más distinguido de la sociedad malagueña, resaltando la belleza de nuestras mujeres que vestían sus mejores galas”15. El programa se desarrolló según lo previsto. En la comedia inicial actuaron Lola Bremón y Paco Villagómez, además de Álvarez Segura, Rivero, Díaz, Adamus y Cantalapiedra. Estos artistas fueron muy aplaudidos por el público. A continuación, Lola Bremón leyó una poesía en italiano, original de Villagómez, mientras que éste leyó otra de José Carlos Bruna “ambas alusivas a la desgracia que aflige a Italia y en el hermoso idioma del Dante”16. Luego, el primer teniente de Borbón, Eduardo Díaz del Corral, consumado artista, interpretó el monólogo, antes citado, con mucho acierto. Como el público le demostró repetidamente su agrado, leyó luego una poesía dedicada a Italia, para terminar con otra humorística, de estilo modernista. El tenor Pérez Campos, de la Compañía de Lara, acompañado por la tiple Severini, cantó la zarzuela “Bohemios”, modificando en cierto modo el programa inicial. Ambos fueron ovacionados en gran medida. 21 Zarzuela “Bohemios”, estrenada en 1904 Se dio fin a la velada con el juguete “Hay entresuelo” que también fue muy del gusto del respetable. El público salió muy satisfecho del espectáculo, gracias a los “nobles propósitos” de la Comisión organizadora. La Banda de Borbón estuvo tocando en el vestíbulo del teatro antes de empezar la función, por expreso deseo del gobernador militar de la provincia17. 22 Málaga, techo del Teatro Cervantes 23 La Unión Mercantil del día 11 de enero publicaba la siguiente poesía, firmada por A. Fernández de los Reyes y titulada “El cataclismo de Italia”: “¡Santa <Madonna> de Gracia qué espantoso cataclismo!... ¡cuánta sangre!, ¡cuánto luto! ¡cuánto horror!, ¡válgame Cristo! ¡Messina... Reggio... Baratte!... ¡doscientos mil fenecidos!... ¡agua... rayos... terremotos!... ¡llamas... truenos... el delirio!... ¡doscientos mil!, ¡Ay! me entrego: ¡Si eso es lo desconocido, lo increíble... <el non plus ultra> el momento apocalíptico, la fin del mundo...¡Recontra!... ¡vamos, hombre... que me crispo al pensarlo... ¡Caracoles! más vale morir de un tiro. ¡Mi oración para los muertos y mi pésame a los vivos! II Nosotros los malagueños podemos cantar un himno de verdadera alegría y sincero regocijo. ¿Por qué?... si aquí nos ocurre lo que en Messina ha ocurrido, ¡Santo Cristo de Palermo!... ¡vamos, hombre, yo agonizo!... ¡<Anida maís> si la desgracia ataca a lo más <querido> y nos deja en un momento sin (...) sin nuestros sabios pendejos sin tanto ilustre Vivillo: sin tanto <ente> encumbrado 24 por misterios del Olimpo sin tanto usurero prócer escapado del presidio: sin tanto rufián decente: sin tanto honrado bandido: sin tanta señora pública: sin tantos Pernales vivos, y sin tanto gran señor de pistolón y cuchillo!... ¿Qué íbamos a hacer sin ellos? ¡Suicidarnos, es lo fijo!... ¡Ay! no quiero ni pensarlo, ¡me anonado y me horripilo! III ¡San Onofre de mi alma! ¡San Telesforo bendito! ¡Sálvanos del terremoto! ¡Sálvanos del cataclismo! ¡Consérvanos esta <troupe> de recargos y de arbitrio; guarda a estas señoras <frigilie> guarda a estos paletos políticos y a esos grandes agiotistas y a estos usureros místicos! ¿Qué sería de nosotros si los mata un <estrupicio>? ¡San Onofre milagroso no mandes, no, el cataclismo!18 25 Y así, de esta forma satírica e irónica La Unión Mercantil hacía pública la poesía citada, en la que la catástrofe italiana servía para criticar algunas situaciones y personajes incómodos de la época19. A consecuencia de no haber llegado hasta nuestros días todos los periódicos publicados en estas fechas, y de no estar completa la colección del diario La Unión Mercantil, no podemos saber si se realizaron más actos a favor de los damnificados por el terremoto de Sicilia y Calabria, en la ciudad de Málaga. Lo más probable es que sí se hicieran a juzgar por la noticia que se expresa a continuación. Se trata de una carta dirigida al Cónsul italiano, José Carlos Bruna: “Muy Sr. mío: La gran rapidez con que se ha organizado la fiesta que se hará en Cervantes, me ha impedido preparar a mis discípulos, para que en ella tomen parte haciendo unos asaltos; pero como supongo que no será este el último festejo que se realice con tan laudable objeto, pues no puede Málaga conformarse con dar tan mezquina muestra de su dolor con tan horrible catástrofe, siendo quizás la ciudad de España hasta la cual han llegado más pruebas de caridad desde países extraños con motivo de sus recientes desgracias, cuente con mi modesta cooperación y la de mis alumnos para cualquier otra fiesta que con los mismos propósitos que la de hoy se organice. Queda de Vd. affmo. s. s. q. s. m. b.Mariano Vico”20. Del mismo modo, el periódico informaba, días después, de un donativo que la directora de la Escuela Normal donaba con el mismo fin: “Ha sido entregado al Sr. Cónsul de Italia, D. José Carlos Bruna, por la Srta. doña Suceso Luengo, dignísima directora de esta Escuela Normal de Maestras, la suma de pesetas 65, donativo que tanto 26 dicha señora directora, como las demás Profesoras y alumnas de dicho centro docente, hacen para las víctimas del Sur de Italia”21. Por lo que, casi con seguridad, las demás corporaciones malagueñas, así como todas las personas de relevancia del momento, colaborarían con sus donaciones a socorrer, de alguna manera, a las víctimas de tan trágico terremoto. NOTAS: 1 Este noticiero empezó a publicarse en el año 1886, finalizando su edición en 1936. Se definía a sí mismo como el “diario de mayor circulación en Andalucía”. 2 La consulta de los ejemplares de este periódico ha sido efectuada en el Archivo Díaz de Escovar (A.D.E.), de Málaga, en donde se custodia una gran parte de la colección de dicho rotativo. Hemos actualizado la grafía de los textos para una mejor comprensión. 3 A.D.E., La Unión Mercantil, Málaga, 2 de enero de 1909. 4 Ídem. 5 Ídem. 6 Ibídem, 3 de enero de 1909. 7 Ídem. 8 Ibídem, 4 de enero de 1909. 9 Ibídem, 3 de enero de 1909. 10 Ibídem, 4 de enero de 1909. 11 Ibídem, 9 de enero de 1909. 12 Ibídem, 5 de enero de 1909 y [En línea], http:// www.sevillafc.es/personajes/p031.htm - 52k., [Consulta 8-2-2009]. 13 A.D.E., La Unión Mercantil, Málaga, 8 y 9 de enero de 1909. 14 Ibídem, 9 de enero de 1909. 15 Ibídem, 10 de enero de 1909. 16 Ídem. 17 Ibídem, 9 y 10 de enero de 1909. 18 Ibídem, 11 de enero de 1909. 19 Las ilustraciones han sido extraídas de las siguientes páginas webs: Mapa del terremoto, [En línea], http://www.comons.wikipedia.org/, [Consulta 9-2-2009]; Rey Víctor Manuel, [En línea], http://es.wikipedia.org/wiki/Víctor_Manuel_III-38k. [Consulta 15-2-2009]; Reina Elena, [En línea], http://es.wikipedia.org/wiki/Elena_Petrovich_Niegos - 24k, [Consulta 14-2-2009]; Reggio Calabria, 1ª [En línea], http:// www.superstiti, commons.wikimedia.org/; y Reggio Calabria, 2ª [En línea], htttp://www.nave soccorsi, commons.wikimedia.org/, [Consulta 11-2-2009]; Messina dopo il terremoto, [En línea], htttp://www.portamessina.grifasi-sicilia.com/,. 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La Unión Mercantil, Málaga, 9 de enero de 1909. 21 Ibídem, 16 de febrero de 1909. María Encarnación Cabello Díaz, febrero 2009 28