La Oración de Petición

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La Oración de Petición
La Oración de Petición
Si frecuentamos la lectura y reflexión de la Palabra de Dios, podemos encontrar que la oración
que Jesús enseña a sus apóstoles, en una gran cantidad de casos, es la oración de petición:
“Padre, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad...” ¡Incluso estas cosas
son objeto de nuestra petición!
Más cierta que la salida del sol es la venida del reino de Dios. Y, sin embargo, Jesús nos
manda que la pidamos.
Esto era la oración para Jesús. Tal como él se lo enseñó a sus apóstoles, la oración consiste
en pedir lo que necesitamos, lo que es bueno para nosotros, lo que es para nuestro bien y
nuestra salvación.
Y, como para corroborarlo, Jesús hace una especie de comentario al Padrenuestro: “Si uno de
vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: Amigo, préstame tres panes,
porque ha llegado de viaje un amigo mío y no tengo que ofrecerle”, y aquél, desde dentro, le
responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo ya estamos acostados; no puedo
levantarme a dártelos”, os aseguro que, si no se levanta a dárselos por ser amigo, al menos se
levantará por su importunidad y le dará lo que necesite.
Yo os digo: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que
pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (Lucas 11,5-10).
Las palabras del Señor Jesús sorprenden verdaderamente por su simplicidad y por su
seguridad: todo el que pide...., todo el que busca...., todo el que llama....; no hace ninguna
distinción entre santos y pecadores, entre practicantes y no practicantes, entre paganos y
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La Oración de Petición
convertidos, no hay un “sí...”, ni un “pero...” de ninguna clase; simplemente Él, que es Dios, nos
expresa: todo el que pide, recibe.
Es como si fuera algo demasiado fácil para poder creerlo. (Para muchos resultan unas palabras
muy extrañas y difíciles de creer). (Los escépticos exponen: qué palabras son ésas....? En
pleno siglo XX, quién puede creerlas?).
Nos pueden asaltar una infinidad de dudas y reservas, y nos podemos decir a nosotros
mismos: “Pero si hemos pedido cosas muy a menudo y no las hemos recibido”, lo más seguro
es que Jesús no quiso decir literalmente lo que dijo...”
Ante este interrogante que casi todos nos hacemos, el Señor nos contesta:
“Que padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una
culebra; o, si le pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar
cosas buenas a vuestros hijos ¡cuánto más el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que
se lo pidan! ” (Lucas 11,11-13).
Es ésta una enseñanza constante del Nuevo Testamento: nos indica que la oración es eficaz;
que la oración es poderosa, que la oración nos da cuanto necesitamos...; y que la oración es,
básicamente, y en muchos casos, oración de petición.
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