Sandoval Mejía negó la existencia de cualquier reporte sobre el

Transcripción

Sandoval Mejía negó la existencia de cualquier reporte sobre el
16
4 DE OCTUBRE DE 2015 {SÉPTIMO
SENTIDO}
17
{SÉPTIMO SENTIDO} 4 DE OCTUBRE DE 2015
Fichados. La PNC confirmó en su momento
que todos los nuevos empleados de la empresa
constructora tenían antecedentes penales.
A otro lado. El equipo del municipio utiliza otra cancha. El estadio no les ofrece seguridad para realizar sus actividades deportivas.
obras como el Club de Leones de Cojutepeque.
La ideade Alegría Gómeztuvo buena recepcióny el
estadio se inauguró en 1987, cuando el equipo choricero celebraba su ascenso a Primera División y el recinto pasó a llevar su nombre. Alegría estuvo siempre
pendiente del estadio hasta que falleció, en 2003.
Con el paso de los años, llegaron las pandillas.
Hoy el escenario deportivo está rodeado por un cordón de colonias y comunidades a las cuales pocos
se atreven a entrar.
Cojutepeque estuvo entre los 16 municipios con
mayor tasade homicidios durante2013, segúnel programa “Prevención del crimen y la violencia” de la
Agencia Internacional de Unidos para el Desarrollo
(USAID). Y hasta junio de 2015 estuvo en el puesto 25
de los municipios más violentos, según datos de la
PNC. El Gobierno incluyó a Cojutepeque en sus planes de prevención durante este año, con el proyecto
plan El Salvador Seguro.
La situación por la que pasó la empresa PROIMA al
querer interceder el estadio cojutepecano no era difícil de predecir. Pero las negociaciones que inició
Montes, el representante de la empresa constructora,
llevaron a un escenario inesperado: los pandilleros le
dijeron quesi queríatrabajar elestadio, debíacontratarlos a ellos.
Y así fue como el 21 de julio las obras se reanudaron. Montes mantuvo solo al encargado de obra y a
dos especialistas, se deshizo de los 12 albañiles y contratóa25personasimpuestas porlapandillalocal.“A
nosotros nos convenía, porque entre más gente, más
rápido terminaríamos, y lo que queríamos era acabar
la obra e irnos. Lo malo fue que les tuvimos que pagar
más”, confesó.
PROIMA pasó de pagar $9 diarios a sus albañiles
a brindar $10 por día a los jóvenes que habían llegado. “Aunque ellos tenían un jefe y a ese le pagábamos más”, recordó el representante legal de la
constructora.
Ese dinero salió de la bolsa de Montes, porque el
INDES, pese a que se le notificó de la situación, sostu-
Sandoval Mejía negó la
existencia de cualquier reporte
sobre el cacheo que se hizo. “En
todo el país existen pandilleros,
también en esa zona (del
estadio), pero no recuerdo que se
haya contratado pandilleros para
esa obra. Imagine si eso hubiese
pasado, qué notición sería”, dijo
para cerrar el tema.
vo que no aumentaría el presupuesto. Funcionarios
del instituto se reunieron con ellos y con la PNC para
evaluar la situación, pero la entidad no metió sus manos en el problema y la empresa se quedó sola en el
asunto.
“La proyección del INDES para ese contrato era
bastante limitada. Había demasiadas necesidades en
el proyecto y la inversión era mínima. Básicamente lo
que sequería erarecuperar yrehabilitar elestadio, pero hubo cosas que salieron de imprevisto y nosotros
tuvimos que cubrir”, recuerda Montes.
LAS OBRAS DE REMODELACIÓN SIGUIERON su
curso hasta el 22 de julio, cuando sin aviso la PNC llegó al estadio y realizó un cacheo entre los trabajadores. Así se estableció que todos los “nuevos empleados”de PROIMA tenían antecedentes.
La autoridad nopudo hacer nada máspor petición
de la empresa constructora, que prefería evitarse pro-
blemas con los lugareños; la PNC envió un oficio al INDES en el que dejaba constancia de la situación. El
instituto se cruzó de brazos y enterró el documento en
sus archivos; los agentes que lo emitieron hoy niegan
el hecho o dicen no recordarlo con claridad.
El subcomisionado José Vigil Ulloa era el jefe de la
delegación de Cuscatlán durante ese período de tiempo y él firmó el documento que llegó a las oficinas del
INDES el 23 de julio. En el escrito manifiesta que un
día antes la PNC llegó al lugar y encontró a pandilleros
trabajando en el estadio.
“Llegó gente nuestra (agentes) y nos dijeron que
no necesitaban nuestra intervención, porque la
gente que trabajaba era gente local y con ella no había problemas, solo con los que llegaban de afuera”, recordó Vigil Ulloa.
El subcomisionado afirmó que él solo documentaba la situación para el INDES, pero que el principal
responsable era el jefe de operaciones de la delegación de Cojutepeque, a quien identificó como el inspector Sandoval Mejía, pero este negó el hecho cuando fue contactado para conocer su versión.
“Yo sé que vino una empresa a remodelar el estadio,pero notengoconocimiento deesehecho (lacontratación de pandilleros). Nosotros sí dimos seguridad a la empresa que llegó (PROIMA), no sé quién reportó lo contrario”, manifestó.
Incluso, contradijo a su superior: “Lo que habrá
sucedido es que muchas veces, en varios proyectos,
las alcaldías, las empresas o las instituciones contratan mano de obra local. No sé por qué el subcomisionado Vigil informó eso (lo de las pandillas)”.
Sandoval Mejía negó la existencia de cualquier
otro reporte sobre el cacheo que se hizo aquel 22 de julio a los pandilleros que se contrataron para remodelar el estadio. Tampoco recordó que algún empleado
de PROIMA fuera golpeado el 3 de abril, pese a que su
superior y las otras fuentes confirman lo contrario.
“En todo el país existen pandilleros, también en
esa zona (del estadio), pero no recuerdo que se haya
contratado a pandilleros para esa obra. Imagine si
eso hubiese pasado, que notición sería”, dijo para
cerrar el tema.
ATRÁS QUEDARON LOS AÑOS cuando el Alonso
Alegría Gómez se llenaba de lugareños para presenciar partidos de Primera División. El equipo, por el
que pasaron seleccionados nacionales como Mauricio “el Tuco” Alfaro, José Luis “Chelís” Rugamas o el
panameño Percibal Piggott, hoy está en tercera categoría y juega en canchas prestadas, como la Jorgito
Meléndez de Soyapango.
El INDES recibió el “remozado” estadio cojutepecano el 5 de septiembre de 2014, cuando el profesor
Jorge Pérez Quezadaya había relevado enla presidencia del instituto a Jaime Rodríguez.
Pese a que Quezada ha sido bastante mediático
en la presentación de varias de sus obras, en Cojutepeque no hubo reinauguración. Ni siquiera el departamento de comunicaciones de la entidad tiene
Costo. La remodelación del estadio
Alonso Alegría Gómez costó cerca de
$55,000 de fondos de los contribuyentes.
fotos de cómo quedó el estadio y desde el órgano deportivo aceptan que el recinto está en una zona conflictiva, por lo que nadie lo cuida, no tiene vigilantes
y tampoco hay actividades regulares programadas
porque prefieren realizarlas en otro escenario municipal llamado “el Campito”. En conclusión, el
Alonso Alegría Gómez está en completo abandono,
a pesar de los casi $55,000 de fondos públicos que
se invirtieron en él hace un año.
“Lazona escomplicadísimay haycosasque sondifíciles de controlar para nosotros en esas áreas. Hasta
donde yo sabía la gentedel Cojute (el equipo profesional)estabaocupando elestadio,hastase lesdiomaterial para que crearan una escuelita de fútbol. Remodelamos el estadio con la idea de que fuera ocupado y
confiamos en que la gente en Cojutepeque tenía coordinado todo”, manifestó Quezada cuando fue consultado sobre la actual situación del estadio.
El presidente del INDES aceptó que el año pasado
se enteró de que PROIMA iba a contratar pandilleros
para trabajar en la obra, pero aseguró que no podía
hacer nada al respecto. “Se nosinformó que era el me-
jor mecanismo (contratar pandilleros), porque era
parte de las quejas que tenía la gente de la zona, porque no se les incluía y era parte de las garantías para
dar apertura al proyecto. Nosotros contratamos a la
empresa (PROIMA) y más alláde eso no tenemos incidencia, la gente que ellos contraten ya no depende de
nosotros”, explicó sobre el proyecto.
La colonia Vista al Lago, ubicada en los alrededores del estadio, es una de las señaladas como conflictivas de Cojutepeque, y los agentes policiales, quienes
de vez en cuando recorren la zona, aseguran que nunca han visto a un administrador en el estadio, ni tampoco gente que haga deporte en él, pero sí saben que
los pandilleros locales se congregan en el lugar y ese
es el principal motivo por lo que el fútbol no ha vuelto.
“Es una lástima. Hace unos 15 años aún se veían
bonitos partidos en esta cancha”, recordó el oficial
García, un agente policial que acompañó la visita
para revisar el lugar y constatar que el estadio, salvo
su fachada, está en deterioro y rodeado de jóvenes
que, desde la colonia vecina, vigilan quién entra y
sale del lugar SS

Documentos relacionados