premios y castigos en el esquema de puntaje del campeonato

Transcripción

premios y castigos en el esquema de puntaje del campeonato
RMV-2003-14
PREMIOS Y CASTIGOS EN EL ESQUEMA DE
PUNTAJE DEL CAMPEONATO NACIONAL DE FÚTBOL: UNA
PROPUESTA
RODRIGO MATARRITA VENEGAS*
RESUMEN
Esta nota tiene por propósito servir como un elemento de discusión sobre el
esquema actual de asignación de puntos en el campeonato nacional de
fútbol; viendo éste como un esquema de incentivos y castigos que propician
un devenir poco afortunado de la competencia y de cómo es posible,
modificando tal esquema, propiciar condiciones de una mayor y sana
competencia y una mejora en el espectáculo futbolero.
De lo que se trata es de eliminar el incentivo oculto que propicia la acción
optimizadora de algunos equipos que procuran “no perder” antes que ganar,
por un esquema convergente en la acción y el esfuerzo ganador, castigando
más severamente la acción que elude el castigo.
Palabras Claves: premios, incentivos, castigos.
Clasificación JEL: D61, D71
La vida cotidiana nos ofrece la oportunidad de analizar distintos esquemas de estímulos e
incentivos: algunos, muy evidentes, otros, ocultos, que se convierten en fuerzas
generatrices, en ocasiones poderosas, que explican el comportamiento y la dinámica de
los procesos seguidos por los agentes económicos.
Una de estas, de las que la gran mayoría somos afectos, es el fútbol. Se tratará aquí de
explicar el fenómeno de incentivos ocultos en el esquema de asignación del puntaje de
los encuentros realizados por los equipos de fútbol, con la intención de realizar una
propuesta que permita el establecimiento de un esquema de incentivos más acorde para la
propiciación de una buena competencia entre los equipos y una mejora sustancial en el
espectáculo futbolero.
Un Marco de Referencia: la necesidad de sistemas completos
Los sistemas de premios y castigos jerarquizan y ordenan las acciones de los agentes
económicos, los cuales establecen comparaciones de costos (conflictos de alejamientoalejamiento), comparaciones de beneficios (conflictos de atracción-atracción) o
comparaciones de beneficios y costos (conflictos de atracción-alejamiento). Por esta
razón, aún cuando no nos parezca razonable un determinado tipo de comportamiento,
*
Agradezco los comentarios de mis amigos y compañeros Esteban Batallas, Alberto Apú, Víctor
Sanabria, Jorge Robles y Francisco Bonilla. No obstante, los errores que puedan permanecer son
de mi entera responsabilidad.
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comprendiendo la resolución implícita del conflicto que subyace la acción se torna
razonable y congruente.
Estos esquemas de incentivos (premios y castigos) deben reunir, para quien los propone,
una serie de condiciones de congruencia, las cuales están definidas por la consecución de
los objetivos buscados. Por ejemplo, si se quiere obtener un determinado resultado, debe
concebirse un estímulo que propicie su logro, y debe establecerse, a la vez y al propio
tiempo, un castigo por la no obtención del objetivo propuesto, de esta manera, ya por
obtener un premio, ya por eludir un castigo, el objetivo se logre.
Sin embargo, pese a la llamada que hace el sentido común, no siempre los sistemas de
incentivos son congruentes y, no necesariamente la acción que propicia la búsqueda del
premio es la misma que propicia la evasión del castigo; más aún, puede existir una “zona
neutra” entre lo que se ofrece de premio y lo que se ofrece como castigo, en la cual el
agente económico sometido al esquema de incentivos, pueda optar por el premio sin dejar
de hacer lo que el castigo debiera privar. Es aquí cuando surgen “estímulos ocultos”.
Justamente por eso, la gran mayoría de los sistemas de premios y castigos tienden a ser
incompletos por ambas puntas: por un lado los incentivos no son, en ocasiones, lo
suficientemente atractivos, pues en la buena parte de los casos la carestía de información
o la falta de observación del agente que plantea dicho esquema e impiden lograr
eficiencia en el manejo de los incentivos pues éstos no son los apropiados; por el lado de
los castigos, muchas veces éstos se visualizan simplemente como la negación de parte del
agente a acceder a los posibles premios, pero no se ven como una situación en la cual, el
agente verdaderamente se vea perjudicado si no orienta sus acciones en la dirección
deseada por el manejador del esquema de incentivos.
El otro aspecto importante es la credibilidad. La credibilidad, el prestigio y la
consistencia intertemporal juegan un papel importante en la eficiencia del sistema de
premios y castigos, pues aún y cuando éstos existieran, no serían eficientes si no existe
credibilidad en las acciones del manejador del esquema de incentivos.
De esta forma, si se quiere alcanzar dicha eficiencia en la consecución de un objetivo,
debe de establecerse un "sistema completo" de premios y castigos, que consiste en tres
elementos: primero los incentivos adecuados (no cualquier incentivo, sino aquel que
induciría a los agentes, o a la mayoría, a hacer lo deseado), el segundo aspecto serían los
castigos, no el mero hecho de la renuncia a los incentivos, sino un verdadero castigo, el
tercer y último aspecto es establecer la debida credibilidad para que el sistema funcione.
Ahora bien, los anteriores conceptos, aunque parezcan muy técnicos, son en realidad
prácticos y elementales, veamos si no, cómo pueden aplicarse en el tema futbolero.
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Esquema de Puntaje Actual: premiar el esfuerzo no es suficiente
El sistema de premios y castigos que supone la estructura de puntaje del campeonato de
fútbol resulta ser un esquema incompleto pues los estímulos o incentivos no convergen
con las soluciones planteadas como resultantes de la aplicación de los castigos. Por
ejemplo, se establece que el gane (aunque sea 1 a 0) generará 3 puntos; en tanto que el
castigo es 0 puntos por pérdida o de 1 puntos por bando en caso de empate. De manera
que puede verse la realización del encuentro de fútbol como un nodo de decisión de la
siguiente forma:
Gana
+3 puntos
Empata +1 punto
Encuentro
de Fútbol
Pierde
0 puntos
El que se otorguen 3 puntos (diferencia de +2 con respecto al próximo resultado) ubica la
tendencia de favorecer el esfuerzo para premiar al que gana (se gana más de lo que se
pierde). No obstante, puede que haya un fuerte incentivo oculto no orientado a canalizar
el esfuerzo por ganar, sino canalizándolo a no perder: es decir no orientado a maximizar
la ganancia (obtener +3 en cada encuentro), sino a minimizar el costo o la pérdida
(obtener +1 y no 0 puntos) en cada encuentro.
¿Cómo corregir esto? Eliminando lo incentivos ocultos. Para ello el esquema debería ser
parejo, de manera que se pueda tener un castigo implícito por no ganar o quitar el
estímulo de minimizar el costo.
Este comportamiento tiene raíces muy profundas y que tiene que ver con el
comportamiento de los seres humanos en general. Lastimosamente, la evidencia parece
comprobar que los seres humanos más que buscar beneficios, procuramos aminorar los
costos, más cuando para lograrlos se requiere ponernos de acuerdo con otros.
Por esta misma razón es que en los deportes individuales es más fácil ver ejemplos de
superación y búsqueda de excelencia que en los deportes de equipos. Para explicarlo de
otra manera, utilizando una feliz frase de don Thelmo Vargas : “mucha gente hace lo
bueno por irse al cielo, pero mucha gente hace lo bueno por no irse al infierno”, de esta
manera, lo que nos encontramos es que muchos grupos deportivos lo que buscan no es,
necesariamente los triunfos y el éxito, sino evitar las derrotas y las pérdidas, minimizando
los costos.
Bajo este esquema de cosas, un mecanismo que promueva estímulos por medio del
aumento de los beneficios provocaría un efecto deseado menor que el que produciría un
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mecanismo que promueva la elevación de los costos o castigos. Prueba de ello es, por
ejemplo, la tendencia a las leyes modernas a incrementar los costos de las sanciones, así
como el número y tipos de delitos que establecen sanciones penales.
Esto por cuanto la gente huye del castigo, más que buscar el beneficio: un equipo
procurará que no le anoten goles y buscar anotar, tal vez, uno para ganar; por esta razón
las defensas son más compactas y se trabaja más, desde el punto de vista estratégico y
táctico con las defensas que con el ataque y los esquemas han pasado paulatinamente
desde aquellos que propiciaban el ataque frontal y constante (¡hasta con cinco
delanteros!) a aquellos en donde los defensas y arqueros son los principales protagonistas.
Esto hace que en el mercado de futbolistas tienda a haber más defensas que atacantes,
aquellos son más fáciles de conseguir, pues la oferta es mayor (es lo que más demanda el
mercado), en tanto que los buenos delanteros son escasos, cada vez menos y … ¡más
caros!1
Un mecanismo como el comentado tiene la virtud de admitir que el esquema anterior de
dos puntos por triunfo, cero por pérdida y uno por empate, no estimula a la competencia
pues los equipos especulan y tratan de amortiguar las pérdidas o derrotas y no de
esforzarse por alcanzar el mayor número de puntos posibles, es decir, de minimizar los
puntos perdidos y no maximizar la obtención de tales.
Los sistemas que se proponen a continuación tienen por objetivo estimular la
competencia, siendo un esquema severo de castigos, lo que estimularía a los equipos a
esforzarse más y a cambiar sus esquemas tácticos para favorecer la producción de goles,
que en un campeonato son el principal atractivo.
Creando un esquema simétrico: el circo romano
En este esquema de premios y castigos, lo que se procura es eliminar del todo el efecto
del incentivo implícito de no perder. En este esquema se plantea la disputa por tres puntos
y solamente uno de los dos equipos los obtendrá, pero más aún, el otro no solo los
perderá, sino que restará a su desempeño anterior tres puntos en caso de pérdida. El
esquema propuesto puede ser planteado mediante la siguiente figura:
1
Lo anterior no debe confundir al lector. Cierto es que en lo que al fútbol se refiere, es más
meritorio un gol que una buena jugada o una excelente defensa; de allí que los delanteros sean más
afamados que los defensas, arqueros o volantes y probablemente por esta misma razón hayan sido
siempre más cotizados, el fenómeno señalado simplemente viene a reforzar esta tendencia. (Debo
esta apreciación a Esteban Batallas)
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Gana
+3 puntos
Empata 0 puntos
Encuentro
de Fútbol
Pierde
-3 puntos
Podría pensarse que en este esquema el estímulo de ganar, converge con el castigo de
perder, dando por resultado una solución única: ganar. La solución alterna (no perder) no
favorece a ninguno de los bandos; sin embargo, se mantiene el perverso estímulo a la
minimización de la pérdida; eventualmente a uno de los dos equipos (o ambos, inclusive)
podría convenirle no perder, aunque ello signifique no ganar. Lo anterior puede
corregirse de una de dos formas: la primera estableciendo solo dos posibles resultados:
ganar (+3 puntos) y no ganar (-3 puntos), lo que incluiría perder y empatar. Como lo
muestra la figura que sigue. El otro esquema es menos tácito, y podría verse como un
second best, que es un esquema de encarecimiento del costo de no ganar, el cual se verá
más adelante.
Gana
Encuentro
de Fútbol
+3 puntos
No Gana -3 puntos
Este esquema semeja mucho el espectáculo del circo romano en el que los gladiadores
arriesgaban en cada trance el triunfo o la derrota; en caso de no ganar, perdían su única
posesión: su vida. En este esquema se supera el incentivo oculto de no perder, pues, si el
equipo no gana, no mantiene la posibilidad de no perder; aquí, gana y obtiene un mayor
puntaje o no gana y pierde, incluso, lo que ha acumulado antes del encuentro. El
esquema es claramente convergente a una sola actitud y esfuerzo: ¡ganar!
Encareciendo el costo de no ganar
Este esquema lo que propone es establecer un sistema de premios y castigos mediante el
cual el costo de minimizar la pérdida se encarece, de manera que el incentivo oculto de
no perder se diluye. Para ello, se establece una escala de premios por tipo de empate. Si el
empate se da a cero goles, no se reconocerá ningún punto a los equipos, será como si los
dos hubieran perdido. Si el empate se da a un gol por equipo, se concederá un punto a
cada equipo. Si el empate se da a dos goles o más, se otorgará un punto a cada equipo y el
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derecho de dirimir un segundo punto por medio de algún esquema de desempate (gol de
oro, tiempos extra, penales, etc.). Lo que procura este esquema es propiciar la
competencia y…¡los goles!. El esquema de pagos puede ilustrarse de la siguiente manera.
Gana
+3
a 2 o más: 1, con derecho a
disputar un segundo punto
a 1: 1 punto
Encuentro
de Fútbol
Empate
a 0: 0 puntos
Pierde
0
Con un esquema como el propuesto arriba, se recoge el componente de estímulo (3
puntos por triunfo) vigente en el esquema actual y se incorporan elementos de sanción
(vistos como lo que se pierde, que ahora es más que antes) y obligaría a la producción de
goles, pues especular con un cero a cero no sería productivo para ninguno de los dos
equipos, un empate a uno haría que se desperdiciara un punto en contienda y no
convendría a ninguno de los dos equipos, este punto se disputaría, en caso de empate,
cuando haya por lo menos dos goles por bando.
Como se puede colegir, este esquema arruinaría los planteamientos defensivos de más de
un equipo y les obligaría a buscar goles, ya para obtener la victoria, o para lograr empates
con cifras atractivas para los espectadores, en virtud de que los costos se han
incrementado.
De esta manera, al estimularse apropiadamente a los equipos a incrementar su producción
de goles, la competencia debería de aumentar, así como el espectáculo. Probablemente se
promueva algo de la ilusión que hemos perdido por el fútbol (y que solo gracias a la gesta
histórica del Deportivo Saprissa hemos vuelto a vivir); y con ello las taquillas sean más
atractivas para los equipos, desde el punto de vista financiero; pero, y esto es lo más
importante, es que los equipos deberán luchar más, porque el costo de no hacerlo es, en el
esquema propuesto, cada vez más grande.
Sin embargo, el más grande beneficio que podría derivarse de la mayor competencia y
esfuerzo de parte de los equipos, sería que el espectador, el aficionado, el consumidor de
este deporte recibiría más de lo que gusta: goles y espectáculo.
Este esquema, que viene a ser una situación “intermedia” entre el esquema actual y el del
“circo romano”, abre la posibilidad para estimular lo que es verdaderamente atractivo de
un encuentro de fútbol: los goles y el esfuerzo por conseguirlos, más allá de los puntos
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que se obtienen; éstos, que forman el esquema de incentivos vienen a ser el resultado, no
el fin en sí mismos como hasta ahora se ha planteado.
De esta manera, puede verse que con una leve modificación al esquema planteado es
posible corregir las distorsiones de los “incentivos ocultos” que tienen por objeto obtener
puntos y no brindar espectáculo.
A manera de conclusión
Como el lector habrá colegido, es posible, mediante un diseño apropiado corregir los
esquemas de incentivos planteados, para hacer a éstos congruentes con los objetivos que
se persiguen. Desde este punto de vista, quien propone el esquema de incentivos (premios
y castigos), debe, en primera instancia, hacer un esfuerzo por concebir apropiadamente
cuál es el objetivo que se persigue con tal esquema.
Definido este objetivo, el establecimiento de un esquema de incentivos congruente, más
la credibilidad en la implementación de dicho esquema, traería consigo la consecución
del objetivo propuesto.
De igual manera, puede apreciarse que lo aquí apuntado en torno al actual esquema de
incentivos implícito en el mecanismo asignador de puntos en el campeonato de fútbol,
puede extrapolarse en buena medida a otras actividades de la vida cotidiana: a los
esquemas de incentivos laborales, el entrenamiento profesional, la instrucción académica
y….. ¡hasta la crianza de los hijos!2
San José, Costa Rica
15 de diciembre del 2003
Más artículos de Rodrigo Matarrita en www.capitales.com/educacion.mhtml
2
Al respecto debo señalar que mis hijos me han enseñado mucho de esquemas de incentivos, tales
como los “tratos al revés” propuestos por Tamara, las “negociaciones sobornables” de Javier, o la
“apelación a la individualidad” de Fernanda; pero de ello escribiré un artículo más adelante.

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