Tres días enToscana .
Transcripción
Tres días enToscana .
Tres días en Toscana♥. La mañana era cálida, acompañándolo en su trayecto a la cafetería en el centro del pueblo. Había llegado apenas hoy se estaba dando unas buenas vacaciones después de haber terminado el semestre. Se propuso un viaje por toda Europa. Esa precisa semana recorrería Italia y durante tres días disfrutaría de la siempre cautivadora y romántica Toscana. Ordenó un simple chocolate y se sentó en una mesa frente a la gran ventana para así admirar los al redores mientras escribía en su cuaderno. Ser escritor lo obligaba a estar atento a sus entornos pues siempre podía descubrir algo nuevo e inspirador que usar para sus escritos. Frente a sus ojos, había una pequeña fuente que adornaba las estrechas calles de piedra. Los niños correteaban de aquí allá, soltando musicales risas que hacían de aquella mañana aun más bella. Fue entonces cuando lo vio. Escondido tras un cuaderno de dibujo, se encontraba un joven de cabellos revueltos color castaño, piel pálida y ojos color chocolate. Lo que más le llamó la atención fue la expresión que había en su rostro, perecía estar demasiado concentrado en lo que fuse que estuviera dibujando. SungMin con una pequeña sonrisa, observó al muchacho deslizar sus manos de un lado al otro del cuaderno, alzaba la vista de vez en cuando, provocando que su cabello ligeramente rizado se alborotara aun más con la brisa veraniega. El joven sin duda era apuesto, valía la pena el quedarse observándolo hasta que se marchase. SungMin así lo hizo. ~♥~ SungMin caminaba por las abarrotadas calles, tratando de no chocar con las personas mientras observaba todo el lugar, deleitándose al mirar correr a los niños, riendo cada que alguien trataba de venderle algo pues no entendía ni una sola palabra del confuso y rápido italiano de la región de Toscana. Se detuvo a apreciar el mostrador de una tienda de antigüedades donde se exponía un lienzo en el cual había una preciosa pintura de algún viñedo típico de una finca de aquella región. Al momento de retomar su camino, Sungmin chocó contra un alto cuerpo, haciendo que se cayese lo que el otro sostenía en las manos. —Lo siento—se disculpó Sungmin en su casi inexistente italiano— ¡Que torpe soy! — se quejó en su lengua natal. Se agachó para ayudar a recoger los papeles del extraño, cayendo en cuenta de que eran bocetos. Unas blancas manos con dedos largos también los recogían. Miró al muchacho, sorprendiéndose al ver que se trataba de del pintor que vio en aquella fuente. —No hay problema —murmuró en coreano, regalándole a Sungmin una gran sonrisa. — ¡Oh! — fue lo único que pudo pronunciar el pelinegro. — ¡Vaya! — exclamó el castaño. — Tú eres el muchacho de la cafetería— agrandó su sonrisa— Mirabas hacia la fuente mientras escribías. —Sí, ese soy yo— dijo extrañado Sungmin pues no recordaba que el castaño lo hubiese observado— Tu eres el joven que dibujaba ¿verdad? —Sí— afirmó— Suelo ir a dibujar y pintar allí. Es un muy buen lugar para inspirarse— Por cierto— añadió mientras extendía su mano— Soy Kyuhyun. Cho Kyuhyun. —Lee Sungmin— murmuró, estrechando la mano del otro. — ¿Quieres acompañarme a almorzar? — Preguntó el castaño— Conozco un lugar fenomenal y su comida es deliciosa. Sungmin se lo pensó unos instantes, no conocía al joven pero algo le decía que aceptará la oferta del castaño. Tal vez encontraría una historia que escribir si decidía ir con él. Sungmin asintió, sonriendo radiante al muchacho alto. ~♥~ —Entonces, ¿eres coreano? — preguntó Sungmin. Estaban juntos, sentados en una mesa al aire libre bajo una sombrilla, esperando por su orden. La suave brisa veraniega despeinaba sus cabellos y los ayudaba a refrescarse del sofocante calor de la Toscana. —Se podría decir que si— respondió Kyuhyun— Nací en Corea pero casi toda mi vida he vivido aquí, en Italia— sonrió— ¿Y tú? —Actualmente resido en Londres— explicó mirando los bellos ojos color chocolate del joven— Estudio en la universidad de Cambridge. Nací en Corea y viví allí toda mi vida, hasta que me mudé a Inglaterra. — ¿Qué estudias? —Letras. Voy en quinto semestre. ¿Qué hay de ti? —Yo recién voy a primer semestre — rió el castaño— estudio pintura y dibujo en la Academia de Bellas Artes de Brea en Milán. — ¡¿En serio?! — Exclamó el pelinegro — Te ves mayor. —Me lo dicen todo el tiempo—rió Kyuhyun. Se sonrieron mutuamente varios minutos disfrutando del cálido silencio que los rodeaba hasta que la mesera les interrumpió al traer la orden. — ¿Cuánto tiempo pasarás aquí, en Toscana? — preguntó el alto mientras cortaba su bife. — Solo tres días— contestó el bajo después de tragar un ravioli. —Es muy poco tiempo. —Lo sé. Mi itinerario no me permite quedarme más tiempo. Sus miradas eran intensas. Ambos sonrieron, sintiéndose extrañamente vacíos y continuaron comiendo, esta vez,en silencio. ~♥~ Kyuhyun lo había llevado a pasear, recorrieron algunas fincas. Como disponían del coche del castaño, pudieron darse el lujo de detenerse en varios viñedos para probar las delicias de vino que allí realizaban. Inevitablemente la noche llego, trayendo consigo el momento de separarse. —Gracias por todo Kyuhyun—dijo Sungmin realizando una venia respetuosa. — Fue un día espectacular. —No hay de que respondió Kyuhyun con una media sonrisa en su rostro. —Espero verte pronto— mencionó el pelinegro bajando del coche. —Mañana— declaró el pelinegro en una promesa. Acto seguido, arranco el coche a Sungmin atónito y con ganas de que ya amaneciera. ~♥~ Tomaba su cappuccino mientras escribía totalmente concentrado en su cuaderno. En realidad no sabía si lo volvería a ver por lo que quería plasmar en palabras lo que más le había gustado de Cho Kyuhyun. “Sus ojos. Aquellos ojos tan profundos, tan expresivos. Era imposible no perderse en ellos. Transmitían las emociones de una manera tan precisa y abrumante, en volviéndome en ellos para nunca más dejarme ir. Aquellos ojos color chocolate. Los más hermosos que alguna vez haya visto.” Al alzar la mirada, se encontró con unos profundos ojos color del chocolate con leche que le sonreían e invitaban a salir a su encuentro. Sonrió. Kyuhyun había cumplido con su palabra. ~♥~ La manera en la que el lápiz se deslizaba por el blanco lienzo, sin duda era mágica. Con una precisión inigualable el trazo captaba las hermosas construcciones de piedra y teja, plasmando el bello paisaje en aquel cuaderno de bocetos. — ¡Vaya que tienes talento! — exclamó Sungmin sorprendido al ver plasmado perfectamente el entorno en aquel boceto. Kyuhyun se limitó a sonreír sin despegar los ojos de la libreta. Min suspiró. Nunca había conocido a alguien que dibujara tan bien como aquel castaño. Definitivamente el menor debería provechar su habilidad y talento. Seguramente, llegaría muy lejos. El sol de mediodía sofocaba a ambos jóvenes. Sobre todo al que dibujaba. Se podía apreciar finas gotas de sudor perlado adornando su pálida frente. Sungmin no pudo evitar pensar lo apuesto que lucía con aquella expresión de concentración plasmada en su rostro. — ¡Listo! — exclamó. Miró con una sonrisa radiante al mayor, sintiéndose orgulloso de aquel boceto. —Es… Hermoso— declaró el mayor. —Lo creas o no Sungmin. Este es uno de los mejores dibujos que he hecho. — ¿Realmente? — Espetó el mayor— ¡No puedes ser! — Sungmin rió pues estaba seguro que cada uno de los bocetos que el castaño hacía eran tan perfectos como aquel. — Bueno— añadió el pelinegro— Creo que deberíamos ir a comer algo— propuso cuando sintió sus estómago gruñir. —Tienes toda la razón— miró atentamente al pelinegro— Tengo un lugar excelente en mente. Te va a encantar. Ambos en el coche del menor, se dirigieron a una finca de viñedos. El paisaje rodeado de los suaves colores verdes de la vegetación hacía lucir como uno de ensueño. Toda la finca estaba cubierta de enredaderas y la pequeña casa era de ladrillos y teja. Aparcaron el coche frente a la casita. Sungmin cayó en cuenta que todas las ventanas estaban abiertas supuso que las dejaban de esa manera para refrescar su interior. Caminó junto a Kyuhyun hasta la construcción. El castaño abrió la puerta y le dijo: —Bienvenido a mi casa. Sungmin le sonrió y entró. La estancia era bastante amplia a pesar que desde fuera se apreciara lo contrario. Constaba de tres habitaciones. Un baño; Una habitación para el uso de Kyuhyun y la gran habitación que conformaba la cocina el comedor y la sala. Las amplias ventanas iluminaban el lugar. Era una casa preciosa, sencillamente divina. —Es preciosa Kyuhyun— admitió embelesado Sungmin. —Siempre vengo a pasar mis vacaciones en Toscana— explicó— Esta finca era de mi abuelo, me la dejo al morir. Lo miró maravillado. Kyuhyun sonrió. —Ambos prepararemos el almuerzo— dijo el castaño con una sonrisa radiante— Como bonus te dejaré probar el vino que aquí se hace— le dijo al menor guiñando un ojo. Sungmin asintió, emocionado. ~♥~ El vino era exquisito a pesar de que Kyuhyun le repetía cada dos por tres que el vino italiano no se comparaba en nada con el francés y menos aún con el chileno El ocaso caía ya sobre la Toscana. Habían permanecido juntos riendo. Conversaban acerca de cualquier cosa bebían de las botellas de vino, iban ya por la tercera. No se daban cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo cuando estaban el uno junto al otro. Kyuhyun tomó de la mano a Sungmin halándolo hacia la ventana para que pudiese observar el atardecer. —El atardecer de Toscana es uno de los más bellos de todo el mundo— susurró el castaño— Venir en verano es espectacular. —Sin duda— murmuró Sungmin. El mayor estaba sumido en un sueño. Era lo más hermoso que había visto en su vida pero al añadir la presencia de Kyuhyun hacía que indudablemente el sueño sea aún más bello. Permanecieron en silencio hasta que el sol se ocultó. Disfrutaron al máximo del espectacular escenario que tuvieron frente a ellos. —Mañana te iras ¿verdad? — preguntó triste el castaño. Sungmin lo miró a los ojos con la poca luz que le brindaba la noche— Sí— pronunció con suavidad. —Entonces, ¿Puedo pedirte una última cosa antes que te marches? — pidió el alto. Sungmin asintió, esbozando una pequeña sonrisa. —Déjame dibujarte. Sungmin se sorprendió pero en seguida ensanchó su sonrisa. ~♥~ Las velas iluminaban la sala pues en aquella casa no había electricidad, usaban velas para alumbrar la oscuridad de la noche. Sungmin estaba sin camisa sobre el elegante y mullido sillón. Kyuhyun estaba frente a él concentrado dibujando, trazando las suaves que definían el cuerpo de Sungmin, delineando su suave rostro y marcando las bellas facciones del mismo. Finalizó al colorear de negro los delgados labios en forma de corazón del mayor. El castaño quiso ser el dueño de ellos. Besarlos por siempre, fundirse en ellos y ser uno hasta la eternidad. —Eres escritor ¿Verdad, Sungmin? — le preguntó. Sungmin se sonrojó y asintió. El castaño aprovechó el rubor del pelinegro para captarlo en su boceto— ¿Qué escribes? —Pues— analizó el mayor— La prosa es mi fuerte. El verso y la poesía no son lo mío aunque me encantan— Escribo novelas, cuentos. Historias en general. — ¿Qué has escrito últimamente? Sungmin desvió su mirada, sintiéndose avergonzado. — He estado escribiendo acerca de un joven que dibuja de cabellos castaños revueltos y ojos profundos del color de chocolate— musitó bajando la mirada al piso. Kyuhyun sonrió radiante. — Y tu Kyuhyun ¿Qué has estado dibujando últimamente? —Mmm…—pensó—En estos días no me he podido quitar de la cabeza la imagen de cierto pelinegro sumamente adorable y tan hermoso que sería imposible no dibujarlo. —Kyuhyun admiró con fascinación como las mejillas del mayor se tornaban aún más rojas. — Termine. — anunció el menor. El pelinegro dio un respingo cuando Kyuhyun se sentó junto a él. —En serio Sungmin— tomó el mentón del menor para que lo mirase— Eres muy hermoso. El escritor se perdió en las turbias aguas color chocolate que eran los ojos del castaño. El menor se acercó al mayor. Sonrió de lado antes de posar con suavidad sus labios en los de Sungmin. El pelinegro correspondió inmediatamente al beso, dejándose llevar por sus emociones, fundiéndose contra el cálido cuerpo del castaño. Suavemente el dibujante recostó al escritor sobre el sillón sin romper el contacto entre sus labios. Ambos volvieron el beso aún más pasional y supieron que ya no había vuelta atrás. Las últimas velas se consumían poco a poco, dejando a los amantes sumidos en una oscuridad total que no tardóen volverse calurosa y llena de pasión. ~♥~ El cálido sol de la mañana golpeó el desnudo cuerpo de Sungmin haciéndolo abrir los ojos. No sabía cómo había llegado a la habitación del castaño. Se encontraba envuelto entre los brazos de dueño de la misma. Sonrió al ver el bello rostro del menor mientras éste dormía con las hebras castañas revueltas. Se levantó, tomando una de las blancas sábanas y envolvió su cuerpo desnudo con ella, acercándose a observar los amplios campos verdes de la viña. Antes besando con delicadeza los suaves labios del menor. Suspiró con pesar. Ahora no tenía ganas de dejar Toscana. Sin embargo, el escritor nunca fue alguien irresponsable. Él sabía que debía volver. No podía quedarse. Debía terminar su viaje y luego volver a Londres, lejos de Italia, Toscana y Milán. — ¿En qué tanto piensas? — Susurró Kyuhyun mientras lo abrazaba por la espalda, atrapando su cintura en sus fuertes brazos. —En que desearía quedarme por siempre aquí— besó la mejilla del alto— Contigo a mi lado. — ¿Y por qué no? —murmuró Kyuhyun mientras depositaba suaves besos en el cuello del pelinegro. Sungmin no respondió, se limitó a girarse y atrapar los labios del menor con los suyos besándolo con pasión y entrega, como si no hubiera un mañana. Porque realmente estos dos amantes no tendrían un mañana. — ¿A qué hora sale tu tren? —A las tres. Kyuhyun haló con suavidad la sábana que cubría el cuerpo de Sungmin, dejando al escritor totalmente desnudo. Se acercó a él abrazándolo posesivamente. —Aprovechemos al máximo el poco tiempo que nos queda juntos— murmuró Kyuhyun al oído de Sungmin, esbozando una enorme sonrisa traviesa. ~♥~ Ambos estaban tomados de las manos, esperando que el tren del escritor partiera. Aquella mañana se habían amado de todas las formas posibles en la cama del menor. Kyuhyun había repetido el ritual de la noche anterior pero ésta vez había dibujado al mayor totalmente desnudo. La tercera llamada sonó por el altavoz. El castaño apretó la mano del pelinegro haciendo que este volviera a la realidad. —Es hora de irme— susurró. Se levantaron. Kyuhyun le sonrió a Sungmin dándole a entender que todo estaba bien. Que podía marcharse sin arrepentimientos. Lo acompañó hasta su vagón y volvió a besarlo. Se separó ligeramente para pronunciar junto a su oreja: —No me olvides Sungmin. Nunca olvides estos tres días que viviste en Toscana. —No lo haré— aseguró el mayor— No lo haré, Kyuhyun— repitió. Se miraron intensamente hasta que el tren comenzó a moverse. Kyuhyun lo besó por última vez para luego saltar fuera del tren que poco a poco avanzaba. —Nos volveremos a ver Sungmin— gritó el menor corriendo tras el tren que iba ganando velocidad cada segundo— Más te vale estar atento. —Es una promesa— respondió también gritando el mayor cuando Kyuhyun se detuvo al final de plataforma— Tú también, no me pierdas de vista. Sungmin observó como la imagen de Kyuhyun se alejaba hasta finalmente ser un punto imperceptible en el horizonte. A pesar de sentirse abatido, Sungmin sonrió. Tenía la esperanza de que su promesa se cumpliera. No, más bien, sabía que se cumpliría. Estaba seguro que tarde o temprano volvería a encontrarse con Kyuhyun. ~♥~ Era una tarde típica de otoño en Londres. Las hojas doradas decoraban el pavimento del parque en el que Sungmin estaba sentado escribiendo en su libreta. El lugar estaba algo silencioso tan solo llegando amortiguado el ruido de la gran metrópolis que era Londres. Esa era una de las razones por las cuales a Sungmin le gustaba aquel lugar. Era un escape de la vida ajetreada de aquella ciudad. Había varias personas caminado con sus abrigos negros por aquella fuente frente a la que él estaba sentado. Cuando el último de los hombres se alejó. Sungmin alzó la vista, encontrándose con un apuesto joven de cabellos castaños revueltos y ojos color chocolate que le sonreía radiante sosteniendo un cuaderno de bocetos en sus manos. Durante un instante no supo que hacer hasta que finalmente, Sungmin le devolvió a Kyuhyun una sonrisa aún más radiante. Fin♥.