VIDAS FRÁGILES QUE SE VUELVEN VULNERABLES

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VIDAS FRÁGILES QUE SE VUELVEN VULNERABLES
VIDAS FRÁGILES QUE SE VUELVEN
VULNERABLES (que son vulneradas)
Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
VIDAS FRÁGILES QUE SE VUELVEN
VULNERABLES (que son vulneradas)
1 Una pequeña introducción a las relaciones entre
salud mental y pobreza
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2 Construir y mantener la serenidad
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3 Al menos, drogarse
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4 Seres humanos frágiles convertidos en vulnerables
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5 No todo puede ser desesperanza
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
En todos los grupos de reflexión, en diferentes momentos, se debatió sobre las
relaciones entre pobreza y salud mental. Entre la pobreza adulta y los universos
emocionales, relacionales, de equilibrio o tensión, de las vidas de las personas
afectadas. Entre la salud mental de padres y madres afectados por la pobreza y la
salud mental de las infancias de sus hijos e hijas.
Sin embargo, si algún aspecto ha sido reiterativo es la necesidad de destacar
que buena parte de toda la realidad humana que la crisis envía al territorio de los
Al aumentar la atención en
recursos de salud mental no debería leerse a partir de las claves del trastorno o
la red de salud mental no es
la patología. Además, si estas personas acaban yendo a las frágiles y saturadas
porque aumente la insania,
estructuras de la atención a la salud mental (infantil o de adultos) no es porque
es porque no existe otra
aumente la insania, es porque no existe otra estructura de escucha, o que tenga el
estructura de escucha.
encargo de dar atención escuchando.
1 Una pequeña introducción a las relaciones
entre salud mental y pobreza
Para contextualizar tanto el análisis de la cuestión como las respuestas necesitamos
tener en cuenta cuatro aspectos diferentes.
a En primer lugar, los sufrimientos que genera la pobreza deben ser
considerados desde una doble perspectiva: los malestares de la sociedad
actual en los que se inscriben y las vulnerabilidades que la pobreza añade
a la fragilidad vital (a este aspecto están dedicadas las siguientes páginas).
b Un segundo aspecto tiene que ver con la “patología”. Con cómo algunas
vidas no tienen otra salida a una existencia insufrible que enfermar o, a la
inversa, cómo la persona que sufre por la pobreza y demanda es muy fácil
que entre en el circuito del diagnóstico y etiquetaje (hemos escrito un
documento sobre los trastornos y la pobreza).
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
c En las vidas infantiles la pobreza de su entorno puede ser descrita como
una realidad de dos caras. Por un lado, el nivel de sufrimiento mental
soportable. Por el otro, la dosis mínima de felicidad. Por ello hemos escrito
un documento sobre las felicidades que la pobreza hipoteca.
Siempre deberemos tener
presentes los sufrimientos
evitables y las felicidades
negadas. Siempre serán
d Tanto la atención socioeducativa como la terapéutica corren el riesgo de
contener las “rabias”, de evitar generar contestaciones. Hemos escrito un
texto para intentar resolver la dicotomía sufrimiento/sumisión.
necesarios profesionales que
se interrogan, implicados
con la realidad, dispuestos
a construir y compartir las
Siempre deberemos tener presentes los sufrimientos evitables y las felicidades
respuestas con las personas.
negadas. Siempre serán necesarios profesionales que se interroguen, implicados
con la realidad, dispuestos a construir y compartir las respuestas con las personas.
2 Construir y mantener la serenidad
Nuestras sociedades actuales podríamos decir que son sociedades de la
incertidumbre. Pocos adolescentes, por ejemplo, pueden responder con una
mínima seguridad a la pregunta de qué serán cuando tengan veinte años. La
pobreza multiplica las incertidumbres y agudiza o genera los malestares que
provoca. Muchas personas, por ejemplo, no pueden prever dónde dormirán al día
siguiente. Estas situaciones están presididas por profundas dudas, permanente
incertidumbre y angustias. A veces tenemos que hablar de pobrezas sin retorno,
vividas por las personas como situaciones que no tienen marcha atrás.
Los efectos de la imposibilidad permanente de realizar mínimas previsiones vitales
pueden convertirse en devastadores para el mundo psíquico de las personas.
Especialmente con las nuevas pobrezas, no siempre es posible construir una
cultura de la supervivencia, un equilibrio del día a día, a pesar del empobrecimiento.
Es perfectamente conocido que la falta de reconocimiento social (el ser alguien
en un grupo del que puedes formar parte) acaba siendo una de las principales
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
fuentes de desequilibrio de la salud mental. La persona se vuelve totalmente
vulnerable ante la soledad y la exclusión. La pobreza puede hacer perder el
estatus de ciudadano (de persona que tiene vínculos sociales reconocidos). Un
ejemplo: algunos vecinos sin recursos tan solo salen por la noche, cuando ya no
son visibles, a pasear a su perro (a veces cuidan al de otro) y construyen pequeñas
vinculaciones de “pipicán”.
Desde la perspectiva de
los niños y adolescentes la
pregunta que nos hemos
hecho ha sido: ¿cómo son sus
vidas en medio de horizontes
de desesperanzas? ¿Cómo
Desde la perspectiva de los niños y adolescentes la pregunta que nos hemos
hecho ha sido: ¿cómo son sus vidas en medio de horizontes de desesperanzas?
Se trata de infancias rodeadas de madres y padres que no parecen tener muchas
se conserva la serenidad sin
unos elementos básicos de
seguridad y confort?
posibilidades ni de presente ni de futuro, con horizontes que parecen tener poca
salida. ¿Qué hacer desde la atención para poner un aliento esperanzador? ¿Cómo
construir oportunidades y estímulos complementarios para los niños y niñas sin
empobrecer aún más a los adultos de su hogar?
El apoyo al grupo familiar, el ayudar al niño, acaba teniendo un objetivo fundamental:
evitar que los niños y niñas pierdan la “serenidad”1 vital. El entorno familiar más
primario, más próximo, debe proporcionar unos elementos básicos de seguridad
y confort (material y emocional). En parte, podríamos definir el malestar como la
pérdida de la serenidad vital. El problema surge al provocar el empobrecimiento
que el grupo familiar deje de ser para el pequeño una zona de confort, le deja sin
capacidad de respuesta acogedora y protectora. A veces, la deshumanización del
grupo familiar acaba incluso por eliminar la palabra. No es inhabitual, por ejemplo,
encontrar en los centros de atención temprana a niños y niñas que a los tres años
aún no hablan, producto de un entorno sin palabras.
La pobreza crea familias inmersas en una permanente crisis que al final no pueden
resolver por sí mismas. Intentan una solución tras otra y, sin recursos, no lo logran,
no encuentran salida. Familias que tenían recursos y estos ahora no les sirven,
acumulan estrés y, solas, no saldrán de ello.
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
3 Al menos, drogarse
Los malestares, que todos sufrimos en varios grados y momentos, pueden
incrementarse con la pobreza. Es inevitablemente mayor el número de
incertidumbres, aumenta el sufrimiento psíquico, la persona se va sintiendo
progresivamente desvalorizada, en su mundo interior y en las relaciones sociales.
Pero la pobreza también hace disminuir, deteriora, debilita las capacidades
personales y de grupo para contener los malestares, para gestionarlos. Es en esta
La pobreza genera
doble situación de aumento del malestar y disminución de la posibilidad de gestión
vulnerabilidad. Dificulta
donde aparecen mecanismos apaciguadores como la medicación, el aumento del
o impide las reacciones a
consumo de psicofármacos o los cambios en los usos de otras drogas.
las pérdidas, sufrimientos,
daños, amenazas. Amplía los
A menudo son estos parámetros los que dan visibilidad a los malestares. Ante
efectos de los impactos en
la inexistencia de respuestas de futuro hay que recorrer a los ansiolíticos o
una realidad ya frágil.
antidepresivos. Más personas que los solicitan, más cantidad por persona. Con
las demás drogas no parece producirse un simple aumento (entre otras razonas
porque la pobreza limita la capacidad de compra). Los profesionales más bien
apuntan a un aumento de los consumos problemáticos. La situación descompensa
personas que habían llegado a abandonar o tener una relación controlada (con
drogas legales o ilegales). Igualmente, otras pasan del uso recreativo al consumo
para evadirse, desconectar de una realidad inaceptable.
4 Seres humanos frágiles convertidos en vulnerables
Todos los seres humanos somos frágiles. Más allá de la dureza de la personalidad
o la resistencia que la experiencia vital pueda proporcionarnos, todos tenemos
un punto en el que la resistencia se rompe. Todo dependerá de la capacidad para
resistir las presiones, impactos, adaptándose y recuperando posteriormente la
propia forma (resiliencia). Podemos considerar que la fragilidad es especialmente
significativa en la infancia, a pesar de ser distinta en cada momento evolutivo.
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
La pobreza familiar no aumenta la fragilidad. Lo que hace es reducir las posibilidades
de respuesta a los impactos y condiciones vitales negativas. Por ello hablamos de
cómo la pobreza hace vulnerables a las familias, hace vulnerables a los niños y
niñas. Sin olvidar que la vulnerabilidad aparece, aumenta, porque la pobreza ha
vulnerado la infancia, ha privado a los pequeños de buena parte de lo que precisan
para tener infancia. Vulneramos sus vidas y, además, los hacemos más vulnerables
a los impactos de la vida que deben vivir.
La familia se vuelve
La pobreza genera vulnerabilidad. Dificulta o impide las reacciones a las pérdidas,
vulnerable en un entorno
sufrimientos, daños, amenazas. Amplía los efectos de los impactos en una
empobrecido. El niño se
realidad ya frágil. Si la familia pierde todo lo que la anclaba a la realidad (trabajo,
vuelve vulnerable en una
dinero, relaciones sociales, apoyo familiar...) se vuelve vulnerable, se convierte en
familia que ya no le puede
un entorno vulnerable para el pequeño. Muchos niños y adolescentes de estas
crear un entorno positivo.
familias se verán obligados a buscar las seguridades fuera del grupo familiar.
5 No todo puede ser desesperanza
Tenemos que recalcar, sin embargo –como hemos destacado hablando de los
impactos–, que la vulnerabilidad depende, en primer lugar, de los recursos a los que
uno tiene acceso para protegerse, reaccionar y gestionar lo que está sucediendo.
Por ello las respuestas siempre parten de ayudar a recuperar potencialidades.
La familia se vuelve vulnerable en un entorno empobrecido. El niño se vuelve
vulnerable en una familia que ya no puede crearle un entorno positivo.
A veces, al intentar dar respuesta, en diferentes ámbitos, a los niños y niñas
que sufren la pobreza olvidamos el entorno familiar que les hace vulnerables.
Aparecen, por ejemplo, dificultades en el colegio y no contemplamos que
aprender puede ser un problema porque el mundo de los afectos está ahora
totalmente fragilizado.
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
A pesar de nuestra fragilidad, habitualmente estamos capacitados para salir
adelante en la vida. En función de los recursos y vinculaciones personales y
sociales, los momentos de crisis nos harán más o menos vulnerables. El problema
viene cuando la crisis pasa a ser un estado permanente desestructurador, cuando
un conjunto de detonantes convierten la vulnerabilidad en un estado crónico
provocando que cualquier cambio afecte al pequeño. La vulnerabilidad que
genera la pobreza permanente es impotencia general.
El nivel mínimo de calidad
El grupo familiar se vuelve vulnerable cuando no tiene posibilidad de elaborar
de vida incluye tener
un discurso que permite imaginar una vida diferente y ponerse activo para
alguna razón para seguir
cambiarla. El nivel mínimo de calidad de vida incluye tener alguna razón para
activamente vivo y estar
seguir activamente vivo y estar sometido a una dosis moderada de sufrimientos.
sometido a una dosis
No todo puede ser desesperanza. No es fácil descubrir cómo, pero la atención
moderada de sufrimientos.
debe reconstruir la posibilidad de que el grupo familiar y las personas que lo
No todo puede ser
componen puedan tener alguna proyección en el futuro.
desesperanza.
Para que la vulnerabilidad familiar no sea total vulnerabilidad del niño ya hemos
destacado en otros textos cómo deben ser los “flotadores” que lo hagan reflotar,
a pesar del entorno. Hemos destacado la necesidad de una vinculación segura,
basada en una relación afectiva consistente que va más allá de las penurias. Hemos
destacado cómo dar prioridad a las atenciones y apoyos para lograrlo. También
es necesario actuar para que la privación de oportunidades no comprometa el
desarrollo, especialmente en los primeros años de vida. Nos queda añadir que,
con unas u otras medidas, siempre tendremos que trabajar para que el niño o niña
construya un imaginario de futuro en positivo, pueda proyectarse sintiendo que
puede llegar a ser.
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Infancia y pobreza
Escritos para debatir, opinar y actuar
El proyecto Reflexiones: La pobreza vista desde la infancia es una iniciativa del Palau
Macaya y CaixaProinfancia
Organización: Palau Macaya
Dirección científica: Jaume Funes
Redacción: Jaume Funes a partir de las reflexiones y debates de los seminarios “La pobreza
vista desde la infancia”, coordinados por Anna-Bel Carbonell, Marta Comas, Josep Torrico
y Jordi Bernabeu, que también han hecho aportaciones a las redacciones finales.
Estos agrupan temática y libremente ideas aportadas por una sesentena de profesionales, a lo
largo de veinticinco encuentros de debate. Igualmente resumen ideas de las investigaciones
e informes sobre pobreza infantil aparecidos en los últimos dos años.
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