poder autoridad y liderazgo

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PODER
AUTORIDAD
Y LIDERAZGO
Poder,
autoridad
y liderazgo
El motivo de este capítulo, coherente con todo el libro
que usted tiene en sus manos es aprender a utilizar correctamente las palabras, especialmente aquellas que
se utilizan en la vida cotidiana.
Es imprescindible poder discernir
entre poder, autoridad y liderazgo
porque eso permitirá ubicarse mejor en cuál es el rol de cada uno.
Es imprescindible poder
discernir entre poder, autoridad y liderazgo porque
eso permitirá ubicarse
mejor en cuál es el rol de
cada uno.
Muchos se confunden cuando creen
que tienen poder o autoridad o se
auto-denominan líderes; por eso,
entender las diferencias es fundamental cuando uno
está en una posición de cambio.
Muchas veces esta confusión hace que las personas
tengan conflictos entre sí porque no está claro cuál es
el lugar que le corresponde. Porque no está dado por
las normas de la empresa; porque alguien de carácter
prepotente cree que ya manda y que tiene el poder o
porque finalmente se da cuenta que es un mero títere
del verdadero poder.
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Determinar claramente cuál es el rol, la función y la
tarea presupone negociar con la grilla de la empresa, con el aviso del periódico que lo llevó a tomar ese
puesto y con el puesto que tomó. Porque finalmente se
termina haciendo cualquier otra cosa distinta para la
que uno fue contratado y si esto no puede resolverse
tampoco se puede establecer claramente quién tiene el
poder, la autoridad o el liderazgo en la empresa.
“El poder es la capacidad de obligar
a otros a la obediencia.
El ejercicio del poder rechaza
cualquier norma ética o moral en favor
de la razón de Estado y la eficacia.
Todo es válido en la práctica del poder”
Maquiavelo
Al consultar acerca de los conceptos poder, autoridad
y liderazgo, el 90% de las personas opinan que son sinónimos, la misma cosa nominada de distinta manera. Nada más alejado de la realidad.
Poder
No existe poder sin violencia. El poder no se entrega,
no se regala, se “apodera el poderoso del poder”. A lo
sumo el poder se puede delegar, en una entidad burocrática, en un reino, en una empresa.
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Ernesto Beibe
El poderoso puede delegar el poder en cantidades acotadas a quien él determine.
Por supuesto que nunca los delegados detentarán el
poder total ya que está sólo reservado para él.
Para llegar a retener el poder, el mando total, se debe apelar a la fuerza o Para llegar a detentar el
a la demostración de una posibilidad poder, el mando total, se
de ejercer castigos. Son decisiones
debe apelar a la fuerza
fuera de toda discusión y se obedeo a la demostración de
cen con total acatamiento por miedo
una posibilidad de ejercer
a represalias, a quedar encarcelado,
castigos.
a perder un trabajo, al destierro, a la
humillación, a la expulsión, a perder
el cariño, al no reconocimiento o al desconocimiento.
El poderoso llega al poder no solo por la necesidad
de dominar. Utiliza sus propios atributos, sus armas
y su posición privilegiada sobre personas inermes;
pero paradójicamente hay quienes le
El Empresario tiene el
confieren este poder. Hoy se traduce
en modernas formas de esclavizarse, poder de dejar sin comer
alienarse o buscar la protección de a alguna persona con el
la que se creen incapaces de ejercer
simple trámite de despor sí mismos. Esto significa la bús- pedirle, puede castigarlo
queda de depender de alguien para aún solo con la posibilino tener la necesidad de asumir sus dad de hacerlo utilizando
propios errores y su responsabilidad
el miedo como arma, no
o cuidado.
menos letal que un fusil.
El Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial llevan esta calificación porque
funcionan con el poder de policía o de ejército y sus
herramientas son las armas y la ejecución de las leyes,
estemos o no de acuerdo.
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El Empresario tiene el poder de dejar sin comer a
alguna persona con el simple trámite de despedirle,
puede castigarlo aún solo con la posibilidad de hacerlo utilizando el miedo como arma, no menos letal que
un fusil.
Su poder de humillar
puede llegar a ser peor
que una cárcel pues dejará un sentimiento de
privación de la libertad
con cadena perpetua.
Una persona puede subsumirse
con solo tener miedo por algo real
o imaginado, en esto no hay fronteras.
Un padre tiene poder sólo por la
posibilidad de abandonar, de no reconocer atributos, de expulsar, de
no confiar y de otras tantas heridas
que se pueden ejercer en seres indefensos como son
los hijos. Personas que están pendientes de sus premios y sus castigos. Su poder de humillar puede llegar
a ser peor que una cárcel pues dejará un sentimiento
de privación de la libertad con cadena perpetua.
La autoridad
Aquí el tema cambia sustancialmente. Se puede ser autoridad en
Sólo la gente segura
una materia, en un saber, en una
puede ser autoridad.
profesión y hasta en un oficio. Sólo
la gente segura puede ser autoridad. El inseguro permanente es el que detenta el poder y es quien se vuelve
prepotente, autoritario e inflexible porque por lo general lo usa como una defensa de su yo débil.
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Ernesto Beibe
El prepotente, el mandón o el tirano son personas que
sufrieron humillaciones desde chicos y su único antídoto para esos actos de violencia es convertirse en
un engreído y prepotente para que “esto no le suceda
nunca más”.
El prepotente, el mandón
La autoridad se basa, por un lado, en
el carisma y, por el otro, en el respe- o el tirano son personas
que sufrieron humillato con el que cuenta. Suele tener una
experiencia cuantificable y organiza- ciones desde chicos y su
da para ser transmitida y compren- único antídoto para esos
dida, además de seguir aprendiendo actos de violencia es consin detenerse nunca.
vertirse en un engreído.
La autoridad se funda en la legitimidad, el respeto y las ganas de ampliar los conocimientos y la persona que esté en contacto va a aprender.
La autoridad no posee atributos de
poder: no los precisa.
Su palabra es valorada y
por lo tanto las personas
Su palabra es valorada y por lo tanto
se avienen a sus directilas personas se avienen a sus directivas, que no son órdenes, porque vas, que no son órdenes,
se sienten posibilitados de actuar. porque se sienten posibilitados de actuar.
Queda así legitimada la autoridad y
también aquel que recibe consignas
pero no órdenes.
El liderazgo
Es una de las palabras más vilipendiadas de nuestro
tiempo.
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Los vendedores de chafalonías, ungüentos y elixires
mágicos, promueven “cursos de capacitación” acerca
del liderazgo con la premisa de que
Basta con acercarse a un darán clases magistrales acerca del
grupo de gente realizan- tema a supuestos “dis-capacitados”.
do tareas para descubrir
inmediatamente quién
es el líder que ellos han
instituido.
Insisten torpemente en explicar
la influencia que “debe” ejercer el
líder a sus seguidores así como su
responsabilidad, su propósito compartido, su posibilidad de incentivar, motivar y evaluar a un grupo.
Estos presuntos docentes confunden la palabra liderazgo con jefe de equipo de tareas.
No comprenden que cuando hay un jefe instituido no
será un líder natural de las llamadas bases sino que
será un delegado del poder que comentamos antes.
En la época de las cavernas los hombres necesitaban instituir a un líder que
no necesariamente ejercía
un poder sobre ellos ni
necesitaba demostrar ningún tipo de autoridad.
Basta con acercarse a una empresa
en huelga y se conocerá inmediatamente qué es un líder.
Basta con acercarse a un grupo de
gente realizando tareas, en la industria, en el comercio, en el deporte y en cualquier actividad institucional para descubrir inmediatamente quién es el
líder que ellos han instituido.
Los líderes no son resultado de las estructuras modernas. En la época de las cavernas los hombres necesitaban instituir a un líder que no necesariamente ejercía
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un poder sobre ellos ni necesitaba demostrar ningún
tipo de autoridad.
Que el liderazgo se haya convertido en un lugar de
poder a través de la violencia está a plena vista. Sólo
debemos observar a algunos líderes sindicales convertidos poco menos que en emperadores a través de la
fuerza y la prepotencia. No son pocos los peligros que
entraña estar en desacuerdo con estos pequeños tiranos de nuestro tiempo.
Esto se repite en otras instituciones Al líder se lo instituye en
y de alguna manera son justificados forma natural, sale de las
por estos pseudo docentes que dic- bases y las personas lo
reconocen.
tan o escriben sobre “Cómo convertirse en líder en un curso de un mes”,
y extienden además un diploma que convalida esta
parodia.
Sería interesante que alguno de ellos o usted mismo
lector probara encontrarse en su grupo de pertenencia, levantar un dedo y decir: -“Quiero ser vuestro líder”. Por discreción no oirá carcajadas, pero si se fija
bien en la cara de los presentes observara un rictus de
burlona perplejidad.
Al líder se lo instituye en forma naEl poder dura mientras
tural, sale de las bases y las personas
el
poderoso tenga armas
lo reconocen. Lo seguirán y tomarán
su modelo sin que él se lo proponga y o un sistema para repriobviamente no necesitará el curso de mir. La autoridad seguirá
marras sobre cómo debe comportar- siendo autoridad mientras
se. Él ya lo sabe y por eso se convirtió
tenga legitimidad
naturalmente en un líder.
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El líder real dura lo que
dura la coyuntura hasta
que aparezca uno nuevo.
El poder dura mientras el poderoso
tenga armas o un sistema para reprimir las ideas de quienes no están
de acuerdo con él.
La autoridad seguirá siendo autoridad mientras tenga legitimidad, mientras se siga formando y forme a los demás.
Pero el líder puede ser cambiado en un santiamén. El
líder real dura lo que dura el estado de ánimo y la coyuntura en un espacio temporal hasta que aparezca un
nuevo líder que lo sustituirá en el rol.
Si intentara manipular para quedarse con el rol y la
función del liderazgo ya se convertiría, como vimos
antes, en un pequeño poderoso que dejará de escuchar a su base para convertirse en poder.
En el camino del líder aparecerán contra-líderes, que
son personas nacidas de subgrupos del conjunto que
lo instituyera alguna vez.
El rol del Mentor es justamente desconfundir y
brindar las palabras adecuadas a cada sistema.
Cuando el líder intente sofocarlo o
neutralizarlo comenzará una guerra de poder e intentará convertirse en un poderoso desvirtuando su
condición de líder.
El rol del Mentor es justamente desconfundir y brindar las palabras adecuadas a cada sistema, a cada tipo
de relación entre las personas. Porque la confusión es
la “madre de todos los fracasos” especialmente cuando la conducción no lo tiene en claro. La confusión
puede llevar a grandes conflictos y profundas crisis en
las instituciones, en las empresas y en las familias.
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