Boletín Celam 310

Transcripción

Boletín Celam 310
Después de Aparecida…
la Misión
A
parecida ha sido un gran regalo de Dios a toda la Iglesia,
pero de modo particular a la Iglesia que peregrina en
América Latina y El Caribe.
Desde su preparación tan cuidadosa hasta su realización, en la que
se palpó de una manera notable la presencia del Espíritu Santo,
siempre se ha visto la mano de Dios. La presencia del Santo Padre
Benedicto XVI, su mensaje inicial y la carta que dirigió después a sus
“hermanos en el Episcopado de América Latina y El Caribe” fueron
sumamente alentadores. Se puede decir con verdad que el Documento final marca sensiblemente el camino que Dios quiere que
sigamos para lograr con su ayuda que todos seamos verdaderos
discípulos y misioneros de Jesucristo a fin de que nuestros pueblos
tan queridos en Él tengan vida. La protección maternal de María,
bajo su advocación de Nuestra Señora de Aparecida, se percibió
sensiblemente. Nos toca ahora a todos, Pastores y fieles, trabajar
incansablemente para que, con la ayuda de la gracia, el Documento
se transforme en vida:
La gran tarea es la de custodiar y alimentar la fe del pueblo
de Dios y recordar a los fieles que en virtud de su Bautismo todos están llamados a ser Discípulos y Misioneros de
Jesucristo (DA 10).
Esto nos obliga a responder al
reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de
la Iglesia para promover y formar Discípulos y Misioneros
que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, llenos de gratitud y alegría, el don del encuentro con
Jesucristo… (DA 14).
Sin duda, todas las Conferencias Episcopales de América Latina y
El Caribe han iniciado ya la elaboración de sus planes de trabajo.
Poco a poco iremos conociendo buenos resultados. Ya los daremos
a conocer en nuestro boletín. En este momento, dentro de la sección
Magisterio Episcopal, aparecen los comunicados de las Asambleas
de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela.
La nueva Directiva del CELAM, elegida para el cuatrienio 2007-2011,
tiene ahora un campo muy amplio de trabajo, puesto que además
de los asuntos ordinarios deberá ayudar a que se conozcan y se
enriquezcan mutuamente todas las iniciativas y logros que se vayan
dando de parte de las diversas Conferencias Episcopales en lo que
respecta al trabajo potencial que mana de Aparecida. En este número damos a conocer los nuevos Obispos responsables de las
diversas instancias del CELAM para este cuatrienio. Pedimos a todos que hagan oración por sus miembros para que Dios nos conceda cumplir con eficacia y fidelidad a la Iglesia el nuevo servicio que
nos ha encomendado.
Nuestro Dossier cuenta con cinco aportaciones muy valiosas, la del
Cardenal Errázuriz, Arzobispo de Santiago, Chile: “El lugar en que
estás es tierra santa (Ex 3, 5)”; la de Mons. Andrés Stanovnik, Arzobispo de Corrientes, Argentina: “Apuntes sobre Aparecida. Acontecimiento, método, documento y misión”; la de Mons. Felipe Arizmendi,
Obispo de San Cristóbal Las Casas, México: “Logros y retos de la
inculturación litúrgica en los pueblos indígenas”. No es un terreno
fácil, pero es necesario empezar a trabajarlo. También presentamos
un aporte del P. Joaquín Alliende, de Chile: “El Tríptico de Benedicto
XVI, Cristo del Envío” y del Sr. Edgardo Lürig, de Argentina: “La brecha
digital y la sociedad de la información, una mirada desde la RIIAL”.
Estando ya cercana la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que el
año próximo se va a celebrar en Australia, publicamos el Mensaje de
su Santidad Benedicto XVI.
Ofrecemos también una selección de textos del documento de Aparecida sobre la misión, elaborada por el P. Carlos María Galli, de
Argentina.
A propósito de liturgia es muy interesante el aporte del Documento
de Aparecida en este campo. La dimensión litúrgica de la Iglesia es
tratada allí más desde el aspecto pastoral, que desde el aspecto
doctrinal. ¿A qué se debe esta postura? Creo que hay tres razones.
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La primera, se ha evitado hacer una repetición doctrinal de lo que
otros documentos conciliares y posconciliares han dicho de la liturgia, para hacer una aplicación pastoral de ella, dentro de la gran
misión evangelizadora de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe,
pero siempre dentro de los lineamientos de la renovación conciliar
(SC 7 y 9; SetS 3).
La segunda, se debe al momento por el que pasa la Liturgia en la
vida de la Iglesia, a más de cuarenta años del Concilio: la renovación
litúrgica ha terminado, ahora es tiempo de profundización. El Papa
Juan Pablo II lo expresaba de esta manera: “La renovación conciliar
tiene como expresión más evidente la publicación de los libros
litúrgicos… es necesario profundizar en las riquezas y las potencialidades que encierran” (SetS 7). Esta profundización implica, según la
misma Carta apostólica, “una pastoral litúrgica marcada por una
plena fidelidad a los nuevos ordines” (SetS 8). De ahí que Aparecida,
al hablar de la tarea irrenunciable de la Iniciación Cristiana en las
parroquias, ponga como “una referencia necesaria y un apoyo seguro, el estudio y la asimilación del Ritual de la Iniciación Cristiana de
Adultos” (DA 293).
Y la tercera razón consiste en ubicar la pastoral litúrgica dentro del
objetivo del documento:
Esta V Conferencia se propone la gran tarea de custodiar y
alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los
fieles de este Continente que, en virtud de su Bautismo, están
llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo (DA 10).
La Pastoral litúrgica, sólo puede ser entendida en su justa dimensión y dar frutos, dentro de una Pastoral Orgánica, la cual, dice el
mismo documento de Aparecida, es la respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy (DA 371).
Por eso la Liturgia se ubica, dentro del Documento, en el itinerario
formativo de los discípulos misioneros, más concretamente se dice
que ella es el lugar admirable de encuentro con Jesucristo: “Al vivirla,
celebrando el Misterio Pascual, los discípulos de Cristo penetran más
en los misterios del Reino y expresan de modo sacramental su vocación de discípulos y misioneros” (DA 250). Las acciones litúrgicas,
sobre todo los Sacramentos, acompañan toda la vida cristiana, desde
su nacimiento, y el proceso de formación de discípulos misioneros.
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Hay que señalar de manera particular, la importancia que le da Aparecida a la piedad popular (le dedica ocho números), no sólo como
espacio de encuentro con Jesucristo (DA 258), sino también, como
un “imprescindible punto de partida para conseguir que la fe del
pueblo madure y se haga más fecunda” (DA 262). Las más bellas
páginas de este documento hablan de este “precioso tesoro de la
Iglesia católica en América Latina”: la piedad popular (DA 258).
Encomendamos nuestro servicio a la Virgen María y le pedimos que
a todos nos cubra con su manto.
+ VÍCTOR SÁNCHEZ ESPINOSA
Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México
Secretario General del CELAM
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Saludo del Presidente
del CELAM a los
participantes de la Reunión
General de Coordinación
M
uy estimado señor Cardenal Julio Terrazas, señores Arzobispos y Obispos; estimados sacerdotes, Hermana María
Izabel y personal del CELAM aquí presentes que hemos
sido convocados para tomar la conducción de esta importante institución eclesial de nuestro continente, única en su género dentro de
la Iglesia y rica en experiencia al servicio de la comunión y de los desafíos
pastorales que compartimos junto a nuestros pueblos.
Les doy la bienvenida a la primera reunión General de Coordinación
después de la importante Asamblea Ordinaria que acabamos de celebrar en
la Habana, Cuba, el mes pasado. Allí eligieron nuestros nombres para asumir durante los próximos cuatro años la responsabilidad por los diversos
servicios que presta el CELAM a las 22 Conferencias Episcopales de
Latinoamérica y El Caribe. Creo que ahora también es un momento oportuno para expresarles nuestra gratitud y admiración a todos los que llevaron
esta responsabilidad en el cuatrienio anterior. Algunos de ellos nos acompañan ahora en nuevas responsabilidades, un gesto que apreciamos muy sincera y fraternalmente.
Para mi sorpresa yo mismo fui elegido como Presidente del CELAM.
Agradezco el gesto de confianza que esto significa y acepté esta nueva tarea
que me imponían mis hermanos Obispos precisamente porque venía de
ellos y esto me dio la seguridad de contar con la gracia del Señor para ello y,
además, con colaboración fraterna y generosa de mis hermanos Obispos
que también fueron elegidos en esta ocasión. Quisiéramos realizar esta tarea
que se nos ha confiado en comunión con las Conferencias Episcopales de
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Latinoamérica y El Caribe y en estrecha y fiel comunión con el Santo Padre,
sucesor de Pedro y cabeza del colegio episcopal, para servir cum Petro y sub
Petro.
En los años 1991-1995 fui Secretario General del CELAM por lo mismo
conozco de cerca la responsabilidad que esto significa. En aquel entonces
me tocó ser Secretario General para la IV Conferencia General realizada en
Santo Domingo. Curiosamente o más bien providencialmente, ahora me
tocó acoger la V Conferencia General en mi arquidiócesis de Aparecida,
Brasil. Con confianza acojo esta responsabilidad continental pensando que
es parte de la obligación que cada uno de nosotros Obispos tenemos de
ocuparnos con la Iglesia Universal más allá de nuestras propias Iglesias
particulares. Me da ánimo mi propio lema episcopal In gaudium Domini
(comparte la felicidad de tu Señor; entra en el gozo de tu Señor) para
poder prestar este servicio con lo mejor que mis propias limitaciones me lo
permitan.
El objetivo de esta reunión es de gran envergadura. Por Estatutos nos
toca en esta primera reunión de Coordinación después de la Asamblea Ordinaria electiva elaborar el Plan Global para el cuatrienio que iniciamos. El
espíritu y las metas de este Plan ya están trazados con bastante nitidez; por
la V Conferencia General. Lo que el Santo Padre nos señaló en su gran
discurso inaugural y lo que se elaboró en el Documento Conclusivo son las
directrices claras y concretas que debemos desplegar en el Plan y poner por
ejecución durante los próximos cuatro años.
En un importante acto de confianza el Santo Padre prefirió autorizar la
publicación del Documento Conclusivo de Aparecida para respaldar así el
magisterio episcopal continental y no aplazar su entrega y publicación para
refrendarlo con su aprobación personal. Como sabemos y hemos escuchado de muchos lados, el documento ha sido esperado con muchas ansias y
bien acogido por todos los círculos de Iglesia.
Las líneas matrices ya las conocemos: en el camino actual la Iglesia tiene
el gran desafío de formar discípulos y misioneros para que, en Él, nuestros
pueblos tengan vida. Su triple eje lo sabemos:
Uno, discípulos: llamados por Jesús a compartir con Él su vida y su
intimidad trinitaria;
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Dos, misioneros: ser portadores de la Buena Nueva que es Jesús para
todos y establecer en el mundo los rasgos de su Reino, mientras más cristiano más humano;
Tres, vida: que florezca este don de Dios en todas sus dimensiones, en su
participación en la vida divina que “se desarrolla también en plenitud en la
existencia humana en su dimensión personal, familiar, social y cultural”;
desarrolla al hombre en su vocación a bien nacer y morir, a establecerse en
la vida con la dignidad de los hijos de Dios y en la mutua convivencia en el
amor, la justicia y la paz.
Este cuatrienio también conlleva el mandato que dejaron la Conferencia
de Aparecida, las palabras del Santo Padre y reafirmó recientemente la Asamblea en Cuba: el conjunto de nuestra Iglesia debe hacer una auténtica conversión pastoral y personal hacia un Pueblo de Dios mucho más misionero
en el mundo y en la cultura en la que nos movemos y, para esto, gestar una
acción Misionera Continental que cree su dimensión misionera como realidad adquirida.
En este encargo el CELAM debe impulsar, acompañar, colaborar con las
Conferencias Episcopales en este proceso que se desea hacer como urgente
voz de Dios hoy y oportunamente evaluarlo. La próxima evaluación de este
proceso la haremos en la Asamblea Ordinaria del CELAM, que en dos años
más tendremos en Nicaragua.
Para esto necesitamos que este grupo de Obispos del CELAM esté en
especial comunión fraterna, se integre como un fuerte equipo de trabajo y
nos complementemos mutuamente en la implementación, con know how y
know what –como se dice hoy día, de esa hora cenacular continental como lo
fue Aparecida. Nuestros Departamentos, Secciones y Centros serán los instrumentos inmediatos de esta acción Misión Continental.
Ahora sólo nos queda aprovechar muy bien estos tres días de trabajo
para que con la bendición del Señor y la protección y guía de Ella, Nuestra
Señora de Guadalupe y Aparecida, que es la primera discípula y misionera
podamos iniciar bien nuestra tarea.
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D
NOVEDA
¿VALE LA PENA SER
SACERDOTE HOY?
Pastoral de Pastores
Mons. Guillermo Melguizo Yepes
Todo esto requiere que las diócesis y
las Conferencias Episcopales
desarrollen una pastoral presbiteral
que privilegie la espiritualidad
específica y la formación permanente e
integral de los sacerdotes.
Documento de Aparecida 200
En esta obra, que se alimenta de las
reflexiones y orientaciones de la
V Conferencia, el autor desarrolla elementos valiosos para llevar
adelante una pastoral presbiteral que ayude a los sacerdotes a
ser “discípulos misioneros de Jesús Buen Pastor”.
Contenido:
• Contexto socio-eclesial ¿síntomas de crisis?
• Breves líneas teológicas sobre el sacerdocio.
La identidad sacerdotal
• Un camino pastoral: la Pastoral de Pastores
• Algunas temáticas particulares
• El perfil del pastor en la Iglesia de hoy
Precio: $ 20.000 USD 10
Peso: 285 gramos
Páginas: 260
Pedidos y Envíos: Centro de Publicaciones CELAM
Avenida Boyacá No. 169D-75 / A.A. 253 353
Tel: (571) 6680900 / Fax: (571) 6711213
[email protected]
Bogotá, D.C., Colombia
Directivas del Consejo
Episcopal Latinoamericano CELAM 2007-2011
PRESIDENCIA
PRESIDENTE
Dom Raymundo Damasceno Assis
Arzobispo de Aparecida - Brasil
PRIMER VICEPRESIDENTE
Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo
Arzobispo de Mérida - Venezuela
SEGUNDO VICEPRESIDENTE
Monseñor Andrés Stanovnik, OFMCap.
Obispo de Reconquista - Argentina
SECRETARIO GENERAL
Monseñor Víctor Sánchez Espinosa
Obispo Auxiliar de México - México
PRESIDENTE DEL COMITÉ ECONÓMICO
Monseñor Emilio Aranguren Echeverría
Obispo de Holguín - Cuba
SECRETARIO GENERAL ADJUNTO
Padre Sidney Fones I. - Chile
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DEPARTAMENTOS
COMUNIÓN ECLESIAL Y DIÁLOGO
PRESIDENTE
Monseñor Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco - México
RESPONSABLES DE SECCIONES
• Conferencias Episcopales e Iglesias Particulares
Monseñor Carlos María Collazzi Irazabal, S.D.B.
Obispo de Mercedes - Uruguay
• Pastoral Castrense
Monseñor Fabio Suescún Mutis
Ordinario Militar para Colombia
• Parroquias, Pequeñas Comunidades y Comunidades
Eclesiales de Base
Monseñor Sergio Alfredo Gualberti Calandrina
Obispo Auxiliar de Santa Cruz de la Sierra - Bolivia
• Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades Eclesiales
Monseñor José Francisco Ulloa Rojas
Obispo de Cartago - Costa Rica
• Ecumenismo y Diálogo Interreligioso
Monseñor Félix Lázaro Martínez, Sch.P.
Obispo de Ponce - Puerto Rico
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre Crisóforo Domínguez Pedral
México
MISIÓN Y ESPIRITUALIDAD
PRESIDENTE
Monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, OFM
Arzobispo de Trujillo - Perú
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RESPONSABLES DE SECCIONES
• Catequesis
Dom Juventino Kestering
Bispo de Rondonópolis - Brasil
• Liturgia
Monseñor Lorenzo Voltolini Esti
Arzobispo de Portoviejo - Ecuador
• Santuarios y Piedad Popular
Monseñor Marco Antonio Órdenes Fernández
Obispo de Iquique - Chile
• Misión ad gentes
Monseñor Edmundo Valenzuela Mellid, s.d.b.
Vicario Apostólico del Chaco Paraguayo - Paraguay
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre Efraín Martínez Delgado
México
Frei Carlos Rockenbach (a partir de enero de 2008)
Brasil
VOCACIONES Y MINISTERIOS
PRESIDENTE
Monseñor Sergio Da Rocha
Arzobispo Coadjutor de Teresina - Brasil
RESPONSABLES DE SECCIONES
• Pastoral Vocacional
Monseñor Guido Plante, P.M.E.
Obispo de Choluteca - Honduras
• Ministerios no Ordenados
Monseñor Luis Antonio Secco, S.D.B.
Bishop of Willemstad - Curaçao, N.A.
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• Vida Consagrada
Monseñor Ignacio Gogorza Izaguirre, S.C.J
Obispo de Encarnación - Paraguay
• Seminarios y Ministerios ordenados
Monseñor Oscar Omar Aparicio Céspedes
Obispo Auxiliar de La Paz - Bolivia
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre Alexis Rodríguez Vargas
Costa Rica
FAMILIA Y VIDA
PRESIDENTE
Monseñor Leopoldo José Brenes Solórzano
Arzobispo de Managua - Nicaragua
RESPONSABLES DE SECCIONES
• Vida
Dom Antonio Augusto Dias Duarte
Bispo Auxiliar de São Sebastião do Rio de Janeiro - Brasil
• Familia
Monseñor Germán Trajano Pavón Puente
Obispo de Ambato - Ecuador
• Juventud
Monseñor Mariano José Parra Sandoval
Obispo de Ciudad Guayana - Venezuela
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre José Antonio Díaz Ruiz
Argentina
CULTURA Y EDUCACIÓN
Presidente
Monseñor Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B.
Arzobispo de Concepción - Chile
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
RESPONSABLES DE SECCIONES
• Cultura
Monseñor Oscar Urbina Ortega
Arzobispo de Villavicencio - Colombia
• Educación Superior
Monseñor Norbert Klemens Strotmann Hoppe, M.S.C.
Obispo de Chosica - Perú
• Educación General y Media
Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, S.J.
Obispo Auxiliar de Bucaramanga
• Afroamericanos
Dom Gílio Felício
Bispo de Bagé - Brasil
• Pueblos Originarios
Monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez
Obispo de Vera Paz, Cobán - Guatemala
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre Jorge Andrés Marín
Colombia
JUSTICIA Y SOLIDARIDAD
PRESIDENTE
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, C.SS.R
Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra - Bolivia
RESPONSABLES DE SECCIONES
• Pastoral Social
Monseñor Jorge Eduardo Lozano
Obispo Gualeguaychú - Argentina
Monseñor Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de Valle de Chalco - México
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• Movilidad Humana
Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A.
Obispo Auxiliar de Panamá - Panamá
• Laicos constructores de la sociedad
Monseñor José Luis Azuaje Ayala
Obispo de El Vigía-San Carlos del Zulia - Venezuela
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre Enrique Quiroga Civera
Bolivia
AUXILIAR SECRETARIO EJECUTIVO
Hermana María Izabel Arantes, mscs
Brasil
COMUNICACIÓN
PRESIDENTE
Monseñor Héctor Gutiérrez Pabón
Obispo de Engativá - Colombia
RESPONSABLES DE SECCIONES
• Comunicación Social
Monseñor Gregorio Rosa Chávez
Obispo Auxiliar de San Salvador - El Salvador
• Cultura Mediática
Monseñor Pierre-André Dumas
Evêqué Auxiliaire de Port-au-Prince - Haití
• Comunicación digital y RIIAL
Monseñor Guillermo Ortiz Mondragón
Obispo de Cuautitlán - México
SECRETARIO EJECUTIVO
Padre Carlos Arturo Quintero Gómez
Colombia
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OFICINA DE PRENSA
DIRECTOR
Padre David Gutiérrez
Venezuela
CENTRO DE PUBLICACIONES
DIRECTOR
Sr. Eduardo Peña Vanegas
Colombia
COMITÈ ECONÓMICO
PRESIDENTE
Monseñor Emilio Aranguren Echeverría
Obispo de Holguín - Cuba
COMISIÓN EPISCOPAL
Monseñor José Francisco Ulloa Rojas
Obispo de Cartago - Costa Rica
Dom Moacir Silva
Bispo de São José dos Campos - Brasil
TESORERO GENERAL
Padre Sidney Fones Infante
Chile
CENTROS DE FORMACIÓN E INVESTIGACIÓN
INSTITUTO TEOLÓGICO PASTORAL PARA AMÉRICA LATINA ITEPAL
RESPONSABLE
Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo
Arzobispo de Mérida - Venezuela
RECTOR
Padre Salvador Valadez Fuentes
México
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VICE-RECTOR ACADÉMICO
Padre Paulo Crozera
Brasil
VICE-RECTOR PASTORAL
Monseñor Guillermo Melguizo Yepes
Colombia
OBSERVATORIO PASTORAL
RESPONSABLE
Monseñor Víctor Sánchez Espinosa
Obispo Auxiliar de México - México
DIRECTOR
Padre Leonidas Ortiz Lozada
Colombia
CENTRO BÍBLICO PARA AMÉRICA LATINA - CEBIPAL
RESPONSABLE
Monseñor Santiago Silva Retamales
Obispo Auxiliar de Valparaíso - Chile
DIRECTOR
Padre Fidel Oñoro Consuegra
Colombia
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EL LUGAR EN QUE ESTÁS ES TIERRA SANTA
(Ex 3, 5)
APUNTES SOBRE APARECIDA. ACONTECIMIENTO,
MÉTODO, DOCUMENTO Y MISIÓN
LOGROS Y RETOS DE LA INCULTURACIÓN
LITÚRGICA EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS
EL TRÍPTICO DE BENEDICTO XVI “CRISTO DEL ENVÍO”
LA BRECHA DIGITAL Y LA SOCIEDAD DE LA
INFORMACIÓN, UNA MIRADA DESDE LA RIIAL
El lugar en que estás
es tierra santa (Ex 3, 5)
Card. Francisco Javier Errázuriz Ossa
Arzobispo de Santiago de Chile
S
anta, la Virgen bendita, que acogía a sus hijos en la casa
del pueblo brasileño que peregrina a Aparecida. Santo el
propósito de una Asamblea compuesta por discípulos de
Jesucristo que se reunían para alabarlo y escuchar su voz
en el tiempo, y que buscaban caminos para que todas nuestras
comunidades sean escuelas de discípulos misioneros. Santo el proyecto
de acoger con más vigor los proyectos de Cristo, que nos invita a
cargar con nuestra cruz para que nuestros pueblos en Él tengan vida:
la vida nueva que quiere darnos en abundancia. Santa, por la santidad
del Espíritu que nos congregó y alentó nuestra comunión fraterna, el
amor a los más pobres y afligidos y el ardor misionero.
Sabiendo que nuestro encuentro no fue un evento meramente
humano, me atrevo a escribir estas palabras acerca del espíritu de
Aparecida y de sus proyectos más novedosos, muy consciente de que
serán pobres e insuficientes en relación a la experiencia vivida; una de
las más hermosas de nuestras vidas.
1. UN RECUERDO IMBORRABLE
Hacer memoria de Aparecida es peregrinar en silencio, con mucho
asombro, a su impresionante santuario, admirar la labor pastoral y la
acogida de la Arquidiócesis y de su Arzobispo, el impulso misionero
de los padres redentoristas que animan la vida del santuario, como
también de los agentes pastorales que se han consagrado al servicio
del amor de la Sma. Virgen a su pueblo y de la confianza que éste
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deposita en ella; es maravillarse del espíritu alegre y servicial de los
mil voluntarios, y de la fe, el amor y la esperanza, los gestos religiosos
y el canto de los incontables peregrinos do povo de Deus.
Hacer memoria de Aparecida es también sumergirse nuevamente
en los salmos, acompañados de las 100 voces del coro del santuario,
recordar a los seminaristas, acólitos infaltables en las celebraciones, y
sobre todo la belleza de las significativas celebraciones litúrgicas que
rodearon y fermentaron nuestro trabajo. Con el himno y los salmos
de Laudes, lo abrían las concelebraciones eucarísticas en el altar central
del santuario, presididas casi siempre por uno de los presidentes de
nuestras Conferencias Episcopales, y lo concluían con el rezo común
de Vísperas.
Resueltos a ser nosotros mismos discípulos de Jesucristo, cada día
nos enriquecimos con el ardor y la luz de su Palabra, comentada en
inspiradas homilías, tanto al iniciar la jornada con la misa, como al
atardecer, en el rezo de Vísperas. Ellas avivaban nuestra fe en el encargo
que habíamos recibido de Dios y en la esperanza de su Pueblo, y nos
preparaban a recibir el pan bajado del cielo, para la vida del mundo.
Nos alegraba ver a los peregrinos que participaban en las celebraciones
eucarísticas, concluyéndolas con uno de sus fervorosos himnos a la
Padroeira del Brasil. Y nos fortalecía saber que innumerables fieles,
gracias a las trasmisiones de radio y televisión y al envío en tiempo
real de ‘celam.info’, nos acompañaban y oraban con nosotros desde
sus hogares en cercanos y lejanos rincones del continente y de las islas
caribeñas.
Aparecida fue una hora de gracias de nuestra propia vocación
de discípulos de Jesucristo, compartida con el pueblo-familia de
Dios.
2. EN COMUNIÓN Y PARTICIPACIÓN
Nos despedimos de Nuestra Señora Aparecida con una experiencia
profunda del espíritu de comunión y participación que nos legó la
Conferencia de Puebla de los Ángeles, una experiencia gozosa en la
cual la comunión con Dios se entrelazaba en todo momento con la
comunión con los hermanos.
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a. Con ese espíritu preparamos la V Conferencia General con laicos,
religiosos y religiosas, y con sacerdotes diocesanos, durante largos
y apretados meses, propiciando el trabajo de miles y miles de comunidades que rezaban la oración que guiaba nuestros pasos hacia
Aparecida, que hacían propio su temario, reflexionando sobre él
con la ayuda del Documento de Participación y de sus fichas, y
que quedaron muy contentas de poder aportar lo suyo a la reflexión posterior de los obispos. Con ese ánimo trabajaron las
Conferencias Episcopales que conforman el CELAM en las reuniones de sus asambleas que dedicaron a este tema, y colaboraron con
nosotros muchas diócesis de los Estados Unidos, Canadá y Europa. Y unánimemente, la presidencia del Consejo Episcopal con los
presidentes de las Conferencias Episcopales, elaboramos la proposición metodológica y las listas de nombres que le ofrecimos a la
asamblea para constituir con ellos las comisiones auxiliares que
facilitarían el trabajo. El espíritu de comunión y participación inspiró también nuestros diálogos con la Santa Sede y la colaboración que ella nos prestó, sobre todo el Presidente de la Pontificia
Comisión para América Latina, el Cardenal Giovanni Battista Re,
y numerosos responsables de Dicasterios romanos.
b. Selló el espíritu que caracterizó el tiempo de preparación, la presencia del Santo Padre en Brasil, especialmente en Aparecida. Agregó
un nuevo motivo de gratitud a él su discurso inaugural a la asamblea. En él unió magistralmente su enseñanza, llena de verdad evangélica, con la cual confirmaba e iluminaba nuestra fe, con un trato
cordial, colmado de cercana fraternidad y de esperanza. Uno de los
miembros de nuestra delegación, el P. Eduardo Pérez-Cotapos, en
un artículo que resume sus reflexiones iniciales, después de manifestar su alta valoración del contenido de los discursos del Santo
Padre, agrega:
Pero más que el contenido doctrinal de los discursos (…) me parece que impactó positivamente el modo sencillo, discreto, fraterno,
dialogal de la presencia del Papa (…). Fue experimentado como
un hermano que viene a confirmar en la fe a sus hermanos.
De mi parte, nunca había escuchado un discurso pontificio en el
cual el Pastor Universal hablara a la vez con tal sabiduría doctrinal
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y con tanta sencilla cordialidad. Fue él quien abrió el espacio de
comunión fraterna, de confianza en la acción del Espíritu Santo y
en los hermanos, y de libertad evangélica que caracterizó a la V
Conferencia General.
c. En medio de los trabajos, mientras transcurrían los días, la comunión y participación adquirieron además otra dimensión que muchos no esperaban. Los laicos, los sacerdotes diocesanos, los
diáconos permanentes, los religiosos y las religiosas que fueron
invitados a Aparecida tuvieron una profunda experiencia de sus
pastores como hermanos y amigos, sin que ello eclipsara en absoluto su misión de padres y pastores. Un obispo de tierras lejanas,
al experimentar en Aparecida el espíritu de comunión fraterna que
manifestaban los obispos en las comisiones y subcomisiones, escuchando, acogiendo y aportando, para ejercer mejor su responsabilidad de pastores y su derecho a voto, meditaba las palabras con las
cuales Su Santidad Juan Pablo II decidió que el encuentro no fuera
ni una Asamblea del Sínodo de Obispos ni una asamblea del
CELAM, sino una Conferencia General del Episcopado: Mantenete
la vostra forma!, “mantengan la forma de reunirse que es propia de
ustedes”.
d. Por eso tenemos en nuestras manos un documento conclusivo elaborado por una asamblea, en el cual casi todos los participantes
pueden encontrar un aporte personal. Sin embargo, no por eso
dejó de ser un documento episcopal. Fueron obispos los que acogieron y discernieron en la comisión de redacción las 2.400 modificaciones que propusieron a la segunda redacción del documento
los obispos presentes que gozaban de derecho a voto (sin que ello
les impidiera proponer a esa segunda redacción modificaciones que
estimaron valiosas, y que procedían de quienes habían sido invitados, pero sin derecho a voto), y fueron asimismo los obispos los
que aprobaron el Documento Conclusivo casi por unanimidad,
ya que los votos contrarios fueron sólo dos.
Como es natural, debido a la cantidad de autores del documento
resultaba inevitable la coexistencia de diferentes estilos y de distintas aproximaciones bíblicas y teológicas a los temas, pero ellas tienen el valor de no dejar duda alguna sobre la integración de mu-
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
chas fuentes, realizada en espíritu de mutuo aprecio. Además resultaron inevitables las frecuentes repeticiones, las cuales tienen el
mérito de dar relevancia de manera inequívoca a las grandes líneas
de la orientación pastoral que Aparecida le entregó a la Iglesia en
América Latina y El Caribe.
e. Por otra parte, en ciertos vacíos y en determinadas reflexiones no
acabadas, se nota la gestación de un documento en numerosas comisiones, la imposibilidad de disponer de más tiempo para el trabajo, y la ausencia de una etapa ulterior de integración y discernimiento, con la cual se podría haber logrado un documento más
homogéneo y más maduro. Asumir el magisterio episcopal que
expresa la V Conferencia General implica por eso más de una tarea.
Por una parte, consiste en valorar y hacer propio el espíritu de
Aparecida; por otra, implica además traducir en vida, en trabajo
de comunidades y en acción evangelizadora las grandes orientaciones pastorales, también en sus aplicaciones específicas descritas en
el documento conclusivo. Pero hay una tercera tarea, que consiste
en continuar el proceso de la asamblea episcopal, abordando en el
espíritu de Aparecida aquellos temas cuya elaboración quedó inconclusa o no pudo ser abordada.
3. ORIENTACIONES QUE ENCIERRAN MAYOR NOVEDAD
En lo que sigue no me referiré a todas las orientaciones pastorales,
sino sólo a aquellas que encierran, a mi parecer, mayor novedad. Por
eso, esta exposición no presenta la totalidad de las prioridades
pastorales, sino sólo algunas. Recién con la lectura de los otros
artículos se obtendrá una visión global verdadera y plena, incluyendo
aquellos temas que Aparecida reafirma y profundiza, como son la
opción preferencial por los pobres, por los jóvenes y las familias, la
evangelización de la cultura, la parroquia, las comunidades eclesiales
de base, la educación católica y tantos otros.
Mientras más veces leo el Documento Conclusivo, más descubrimientos hago en sus páginas. La manera de elaborar un texto como el
presente, le impide ser monótono o plano. En las comisiones y en las
subcomisiones que elaboraban los temas y los subtemas del documento
final se encontraron los obispos y los invitados que se postularon
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23
para trabajarlos. Eran los que más interés tenían en el tema, más
lo habían estudiado, y más experiencias habían adquirido en ese
ámbito. Por eso, en general, los capítulos fueron elaborados por
expertos, cuyas conclusiones fueron acogidas y enriquecidas por la
asamblea.
Pero eso no significa que el documento no tenga unidad. Para
lograrla, en consecutivos trabajos y repartidos en quince comisiones,
todos reflexionamos simultáneamente sobre los mismos dos temas:
la situación del mundo, de nuestros pueblos y de la Iglesia en ellos, y
el significado, en este tiempo, de ser discípulos y misioneros de
Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Por ese camino,
que valorábamos como la ruta pastoral más actual y necesaria, fue
surgiendo la riqueza de las orientaciones pastorales que formulamos
después de recoger las mejores experiencias de nuestras Iglesias
particulares y de hacer un profundo discernimiento de la voz del
tiempo, para encontrar la voz de Dios, iluminados por el discurso
del Santo Padre al inicio de la asamblea, y acompañados por el tríptico
cuzqueño que nos dejó como regalo y que nos recuerda el mandato
de Cristo de hacer discípulos a todos los pueblos.
a. En el ambiente de comunión y esperanza de Aparecida surgió un
acorde fundamental en nuestras reflexiones. Ante los grandes desafíos y las grandes amenazas de nuestro tiempo, ante los grandes
sueños y las grandes dificultades de nuestros pueblos, ante las vacilaciones, las expectativas y los problemas que aporta la globalización
económica, cultural y religiosa, no reaccionaremos con temor o
con ansiedad, con ingenuidad ni con agresividad, con indiferencia
o aislándonos de los demás. Peregrinaremos por el mundo, seremos discípulos y misioneros, viviremos en comunión, colaboraremos con la gracia de Dios en camino a la santidad y trabajando en
la construcción del Reino de justicia, de vida y de paz, simplemente dando cabida preponderante en nuestro espíritu a un sentimiento
y una actitud básica, a la alegría de ser cristianos, que surge de un
corazón lleno de gratitud por los dones de Dios, a partir de la
presencia de Cristo entre nosotros, Evangelio vivo del Padre, Esperanza y Vida de nuestros pueblos.
La importancia de este acorde fundamental se hizo presente vigorosamente en una de las votaciones finales el día 30 de mayo. La
24
BOLETÍN CELAM 317 - 318
comisión de redacción ya había entregado la 3ª redacción del documento conclusivo, con el orden de los capítulos que tenemos en
la versión actual. Después de la introducción, antes de proceder a
“La mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad”, que es
el capítulo 2 de la primera parte, aparecía un capítulo 1 con el
título “Los Discípulos Misioneros”, y los subtítulos: “Acción de
gracias a Dios”, “La alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo”, y “La misión de la Iglesia es evangelizar”.
Algunos miembros de la Conferencia, sin embargo, quisieron
trasladar este capítulo 1 a otra parte del documento, por ejemplo,
a la parte segunda, de manera que la parte primera, sin reflexiones previas, entrase directamente y de lleno en la descripción de
la realidad en que vivimos. Fue lo que propuso un obispo,
con el apoyo de 15 presidentes de Conferencias Episcopales.
Por eso el tema tenía que ser decidido por el plenario de la V
Conferencia.
Ese obispo presentó el objetivo de la moción: que se respetara en
toda su pureza el método “ver - juzgar - actuar”, iniciando por eso
la primera parte del documento con el capítulo que presenta la
“Mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad”. El presidente de la comisión de redacción, el Cardenal Jorge Mario
Bergoglio, explicó las razones de haber ubicado en ese lugar, antes
del “ver”, la reflexión sobre nuestra vocación de discípulos y misioneros, que viven en acción de gracias a Dios, con la alegría propia de su vocación y conscientes de la misión evangelizadora de la
Iglesia. No recuerdo las palabras exactas del Cardenal, pero sus
razones fueron dos: nuestra visión de la realidad nunca es ‘aséptica’;
nosotros la miramos como discípulos misioneros. La segunda razón fue ésta: es propio de nuestra espiritualidad cristiana, como
emerge en las epístolas apostólicas, comenzar nuestras tareas dando gracias a Dios. Vino la votación: el 75% de los votantes, si mal
no recuerdo, quiso que la conciencia de ser discípulos misioneros
y la gratitud por serlo fuera el punto de partida desde el cual miramos el mundo y la Iglesia en que vivimos.
A mi entender, ésta fue una de las votaciones más importantes de
Aparecida. Miramos la realidad conscientes de nuestra vocación, es
decir, como discípulos y misioneros de Jesucristo, y con alegría, ya
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
25
que el corazón está sobrecogido por la gratitud. Esta decisión ya
estaba implícita en todo el documento. La votación la explicitó.
Ella relacionó nuestra vida y nuestra misión con los apóstoles y los
primeros cristianos, como lo expresa el Documento:
Quienes se sintieron atraídos por la sabiduría de las palabras de
Jesucristo, por la bondad de su trato y por el poder de sus milagros, por el asombro inusitado que despertaba su persona, acogieron el don de la fe y llegaron a ser discípulos de Jesús. Al salir de
las tinieblas y de las sombras de muerte (cf. Lc 1, 79), su vida
adquirió una plenitud extraordinaria: la de haber sido enriquecida con el don del Padre. Vivieron la historia de su pueblo y de
su tiempo, y pasaron por los caminos del Imperio Romano, sin
olvidar nunca el encuentro más importante y decisivo de su vida
que los había llenado de luz, de fuerza y de esperanza: el encuentro con Jesús, su roca, su paz, su vida (21).
En este encuentro queremos expresar la alegría de ser discípulos
del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser
cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo (23).
Podría detenernos en muchos otros números, tanto del documento como del Mensaje final1. A mi parecer, mientras más hagamos
nuestra esta dimensión transversal del documento y de toda nuestra vida, más rápido será nuestro camino a la santidad y más fecundas serán nuestras comunidades, nuestra acción en el mundo y el
dinamismo misionero de todos los cristianos.
b. Es claro, queremos vivir acogiendo la moción del Espíritu Santo
que nos impulsa a valorar el inapreciable don del encuentro con
Cristo, y todos los demás dones que nos llegan desde la Creación
del mundo y desde la Nueva Alianza que Cristo selló con su sangre. No es el momento de enumerarlos, pero no quisiera dejar de
mencionar ese don que palpábamos todos los días junto al santua-
1
Ver por ejemplo, en el Documento (DA) los números 24-26, 28s, 103ss, 145, 270, 280
d, 513, 552.
26
BOLETÍN CELAM 317 - 318
rio: el amor entrañable a la Sma. Virgen que late en nuestros pueblos, y el sustrato católico de nuestra cultura, del cual ha surgido,
con la gracia de Dios, entre otros valiosos frutos, la religiosidad
popular, muy valorada por la Conferencia, y sus múltiples expresiones, que hablan de la inculturación del Evangelio. A la piedad
popular se refiere el documento con mucha profundidad y sensibilidad evangélica2.
c. Otra gran riqueza fue recoger el origen de nuestra vida cristiana y
convertirlo en el objetivo central de nuestra formación. Todas nuestras comunidades, de una u otra manera, han de ser escuelas de
formación de discípulos misioneros. Como Cristo ha salido a nuestro encuentro, lo que más queremos impulsar en nuestras comunidades es el encuentro con Jesucristo vivo, y por eso el amor a su
Palabra, a la Eucaristía y el recurso a todos los lugares de encuentro
con Él. Entre ellos, junto a la celebración eucarística, valorada tantas veces a lo largo del documento, sobresale con cierta novedad la
presentación de la Lectio divina3, para que la centralidad de la Palabra de Dios tenga su lugar en la vida. El texto conclusivo también
da gran relevancia al valor fontal del kerygma, como asimismo de la
iniciación cristiana, de modo que todas las comunidades de la Iglesia
sean verdaderas casas y escuelas de la comunión, y en virtud de esa
comunión con Jesucristo, atrayentes y vivificadoras escuelas de discípulos misioneros de Jesucristo, que colaboran con su madre y
educadora, la Virgen María4. Por eso se detiene el documento en la
pedagogía que nos ofrecen los evangelios para formar discípulos al
estilo de Jesús5. En este ámbito se dio un nuevo paso hacia el reconocimiento de los movimientos eclesiales como escuelas al
discipulado, unido a la invitación a un intercambio de dones entre
éstos y las diócesis6. Así recogió Aparecida conclusiones del primer
congreso continental de los movimientos, celebrado en preparación a la V Conferencia General.
2
Cf. DA 258ss.
3
Cf. DA 249.
4
Cf. DA 270-2.
5
Cf. DA 244s, y 276-8.
6
Cf. DA 311-313.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
27
d. Nuestra ruta a través de las Conferencias Generales del episcopado,
siempre por el camino de la nueva evangelización, ha puesto el
acento de nuestra labor pastoral en varias dimensiones esenciales
de la vida y la misión de la Iglesia. Esta vez fuimos al corazón de
nuestra existencia y vocación: al encuentro con Jesucristo vivo,
que nos hace sus discípulos misioneros. (Paso a paso, Aparecida
fue dejando atrás la noción de discípulos y misioneros, para preferir otra manera de caracterizar nuestra vocación, subrayando que
ambos términos son inseparables. Somos discípulos-misioneros de
Jesucristo). De esta manera, acogiendo y profundizando la orientación que recibimos del Sínodo de América, hemos vuelto a poner
en primer plano el primado de la caridad. Hemos tomado más conciencia de que tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, y que nuestra vida despierta, crece y llega a su plenitud, cuando dejamos que su amor, expresado de manera eminente en la Eucaristía, nos penetre, nos sobrecoja, nos transforme y despierte en
nosotros la imagen y la semejanza misteriosa de un Dios que es amor.
Fue el Santo Padre quien nos invitó en la introducción de su primera encíclica a partir desde el encuentro con la persona de Jesús,
a partir del amor. Nos escribía que
no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran
idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva7.
Enfocar la pedagogía pastoral, y de eso se trata, hacia el encuentro
con Cristo, es enfocarla hacia el amor. En el Hijo enviado de Dios
vino a nuestro encuentro el amor de Dios. Era necesario que sacara
de nuestro pecho el corazón de piedra, para darnos un corazón
capaz de latir según el ritmo del corazón de Dios, impulsado por
el Espíritu de Amor. El encuentro con Cristo desata el dinamismo
del amor, ya que su amor despierta en nosotros el amor, el asombro y la contemplación, pero también la voluntad de seguirlo y de
amar como Él. Amarlo despliega en nosotros el dinamismo de la
transformación liberadora de sentimientos y actitudes ajenas al
7
DCE 1.
28
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Reino, el dinamismo de la conversión que nos da los sentimientos
de Cristo; el dinamismo de la gratuidad, la amistad, el servicio y la
adhesión no sólo a su persona, sino también a su camino y a su
misión. Reconocer el primado del amor es ir más allá de toda concepción ritualista o moralista del cristianismo, es reconocerse peregrino muy amado, que siempre va al encuentro del Señor acompañado por su madre María, y por todas las personas que Jesús ama.
En su discurso inaugural el Papa se refirió a la civilización que
surge del sacramento del amor. Nos dijo:
¡Sólo de la Eucaristía brotará la civilización del amor que
transformará Latinoamérica y El Caribe para que además de
ser el Continente de la esperanza, sea también el continente
del amor! (4).
Recogiendo la riqueza del encuentro con Jesucristo, el número 14
del documento conclusivo señala:
Lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la
vida, ni los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos
emprender, sino ante todo el amor recibido del Padre gracias a
Jesucristo por la unción del Espíritu Santo. Esta prioridad fundamental es la que ha presidido todos nuestros trabajos, ofreciéndolos a Dios, a nuestra Iglesia, a nuestro pueblo, a cada uno de
los latinoamericanos, mientras elevamos al Espíritu Santo nuestra súplica confiada para que redescubramos la belleza y la alegría de ser cristianos. Aquí está el reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida
y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el
don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que éste.
No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del
Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado,
seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no
obstante todas las dificultades y resistencias. Éste es el mejor servicio –¡su servicio!– que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas
y naciones8.
8
Cf. EN 1.
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29
e. Todos los discípulos de Jesucristo, así nos lo recuerda Aparecida,
hemos sido llamados a estar con Él y a seguirlo, para ser enviados
a anunciar el Evangelio del Reino de Vida. Jesús lo inauguró en
medio de nosotros. En él, después de comunicarnos su vida, Él
mismo se pone al servicio de la vida. Su Reino es incompatible
con las situaciones inhumanas, que marcan el camino de la desgracia y la muerte y no de la comunión y la vida. Al anunciar el Reino
queremos conducir a todos al encuentro con Aquel que es nuestra
Vida. Nuestros pueblos anhelan la vida nueva en Cristo9.
Repasando la tercera parte del Documento es claro que tenemos
en nuestras manos unas conclusiones que guardan también esta
gran riqueza: la voluntad misionera de lograr que el Señor de la
Vida pueda construir con nosotros el Reino de la vida, de la vida
nueva en el Espíritu, abriéndole espacio a la cultura de la vida, que
comprende en sí el compromiso con la justicia y la paz, la solidaridad y la dedicación a satisfacer los anhelos de felicidad, de vida
plena de nuestras familias, de nuestros jóvenes y, sobre todo, de los
más pobres, abandonados y abatidos, de los enfermos de adicciones,
encarcelados y desprotegidos de nuestros pueblos. Con fuerza reafirman los obispos la opción preferencial por los pobres, haciéndose eco de las palabras del Papa sobre el valor teológico y el compromiso práctico que ella representa10, y enumeran con dolor los
rostros de quienes sufren en el continente11.
Para avanzar por el camino de la vida en nuestros pueblos, queremos apoyar la vocación de los sacerdotes y nuestra propia vocación, como asimismo la vocación de las familias, para trabajar y
vivir como discípulos del Señor, asumiendo su manera de vivir, de
relacionarse y de sentir: haciendo nuestro su amor al Padre y a los
hermanos, su apertura a la conducción del Espíritu Santo y su
dedicación a los que viven al margen de la vida. Asimismo queremos alentar la vocación de los laicos, no sólo a colaborar con nosotros en la edificación del Pueblo de Dios, sino a consagrarse con
9
Cf. DA 350.
10
Cf. DA 391ss.
11
Cf. DA 65; 257, 407-430.
30
BOLETÍN CELAM 317 - 318
todas sus fuerzas, y con la coherencia propia de los discípulos del
Señor, a sus tareas en la familia y en el mundo, llenos de fe y de
audacia, de verdadero ardor por la construcción del Reino.
Para que todos los dones que Dios nos regaló en la V Conferencia
General sean apreciados y asumidos por nuestras Iglesias particulares, Aparecida nos dejó el encargo de programar y realizar una
Misión Continental, que selle el despertar misionero de nuestra
Iglesia. Todos fuimos convocados a realizarla con las siguientes
palabras del Mensaje de Aparecida:
Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas,
para que unidos y con entusiasmo realicemos la Gran Misión
Continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de
manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que
poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría
la comunidad de amor de nuestro Padre Dios. Misión que debe
llegar a todos, ser permanente y profunda (5)12.
f. Todas estas orientaciones pastorales nos movieron a pedir una verdadera conversión pastoral en nuestras parroquias, en nuestros
colegios, en los movimientos y en todas nuestras instituciones,
como también en nosotros mismos, llamados a servir y a formar a
las comunidades como discípulos-pastores13 que las guían según el
corazón de Cristo Pastor. Desde el Concilio nos esforzamos para
que sean comunidades cristianas y no meras instituciones. Ya la
carta apostólica Novo Millennio Ineunte les pedía que respondieran
a los desafíos de comienzos del tercer milenio, siendo casas y escuelas de comunión, y espacios en los cuales se aprende a orar y a
compartir desde Cristo desplegando la fantasía de la caridad y
teniendo por norte la santidad14.
Pues bien, Aparecida les pide que sean verdaderas escuelas del encuentro con Jesús, lugares de formación de sus discípulos y misio-
12
Cf. DA 362s, 548ss.
13
Cf. DA 186, 188.
14
Cf. NMI 29s, 33, 43 y 50.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
31
neros, y que todas ellas estén profundamente impregnadas de espíritu misionero. Se trata de un nuevo impulso a esa conciencia misionera que crece entre nosotros en cada vez más parroquias, familias, colegios, movimientos y universidades. El Documento asume
esta inquietud en los números encabezados por el título “Conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades” y también en la Conclusión, cuando proclama:
¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos
para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo,
que ha llenado nuestra vidas de ‘sentido’, de verdad y amor, de
alegría y de esperanza! (548). Ninguna comunidad puede excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los
procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las
estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe
(365).
Concluyo con la esperanza que nos infunde la presencia de la
Santísima Virgen en nuestra América y El Caribe. Nos dicen los
obispos:
Con gozo constatamos que se ha hecho parte del caminar de
cada uno de nuestros pueblos, entrando profundamente en el
tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente.
Ponemos nuestra confianza nuevamente en María, porque
ella
es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y
formadora de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del
mundo, trajo el Evangelio a nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, presidió junto al humilde Juan Diego el
Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Desde entonces
son incontables las comunidades que han encontrado en ella la
inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús (269).
32
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Por todas estas razones, nuestra gratitud se dirige a Dios, nuestro
Padre, por su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo, y expresa también
nuestro reconocimiento a la Virgen Aparecida. A la Santísima Trinidad
se eleva el agradecimiento de todos nosotros por haber mirado en
aquella tierra santa de Aparecida la pequeñez de sus siervos.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
33
D
NOVEDA
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Ciclo A
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Bogotá, D.C., Colombia
Apuntes sobre Aparecida
acontecimiento, método,
documento y misión
Mons. Andrés Stanovnik, OFMCap.
Arzobispo de Corrientes, Argentina
Q
uisiera compartir con ustedes algunas reflexiones entorno a Aparecida. Para ello, opté por algunos temas
que están relacionados entre sí: me gustaría comunicarles algo sobre el acontecimiento eclesial y el espíritu
de Aparecida; presentarles algunas consideraciones importantes
acerca del método que allí se utilizó; descubrir el lenguaje kerygmático mediante el cual se transmite ese espíritu; y, finalmente, hacer
una breve introducción al documento y a la misión continental, como
los mejores instrumentos que nos dejó la V Conferencia General, para orientar la tarea pastoral del Continente en los próximos
años.
1. QUÉ ES UNA CONFERENCIA GENERAL
Ante todo, conviene que digamos una palabra sobre qué es una
Conferencia General, porque nos va a resultar útil para valorar
adecuadamente este tipo de reuniones episcopales. Un error muy
común es atribuir estas reuniones al CELAM, por ejemplo cuando se
dice “la V CELAM” o “la V Conferencia del CELAM”. Las
Conferencias Generales no son reuniones del CELAM, baste recordar
que la primera Conferencia General, celebrada en 1955 en Rio de
Janeiro, dio como resultado la creación del CELAM. En los años
sucesivos, este organismo episcopal latinoamericano, colaboró con la
Santa Sede en la preparación de las otras Conferencias Generales. En
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
35
la práctica, este tipo de reuniones episcopales se realizaron sólo en
América Latina, de modo que las Conferencias Generales son una
originalidad exclusiva de nuestra región.
La Conferencia General es una reunión de obispos convocada por
el Papa, pero la iniciativa de reunirse parte de los mismos obispos.
Estas reuniones se diferencian de otras, por ejemplo de los Sínodos
de Obispos, porque en el caso de una Conferencia General, la iniciativa
de reunirse nace de los obispos y son ellos quienes la presentan al
Santo Padre, junto con la propuesta de tema, de fecha y de lugar. El
Papa convoca luego a los obispos y a los demás participantes, les
entrega el tema y decide la fecha y el lugar del encuentro. Las
deliberaciones de estas reuniones, que ordinariamente se articulan en
un texto, son, por lo tanto, el resultado de un auténtico ejercicio del
magisterio episcopal. Para conservar todo el valor episcopal de este
magisterio, el Papa no aprueba el texto final, sino que autoriza su
publicación.
En cambio, un Sínodo de Obispos, es convocado por iniciativa
del Santo Padre, sobre un determinado tema que él elige y sobre el
que pide aportaciones a los obispos. Éstos entregan al Papa sus aportes,
quien los recoge en forma de “proposiciones” y luego asume en tiempo
y forma que él mismo considera oportuno. Por lo general, con esos
aportes, el Santo Padre escribe una exhortación postsinodal. De este
modo, el Sínodo de Obispos se convierte en un instrumento en
función del magisterio pontificio. Por tanto, como ya dijimos, el
fruto de las deliberaciones de los obispos en las Conferencias
Generales, mediante la correspondiente autorización pontificia, se
convierte en una genuina expresión del ejercicio colegiado del
magisterio episcopal.
2. EL ESPÍRITU DE APARECIDA
La V Conferencia fue un acontecimiento eclesial vivido en la alegría
de la fe, donde los participantes pudimos experimentar la presencia
viva y la acción eficaz del Espíritu Santo. Mediante una atenta lectura
del Documento Conclusivo, que produjo la Asamblea, se puede
percibir el espíritu que subyace en el texto, como bien se afirma en
sus primeras líneas, donde leemos que
36
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Con la luz del Señor resucitado y con la fuerza del Espíritu Santo,
Obispos de América nos reunimos en Aparecida, Brasil, para celebrar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y
El Caribe (DA 1).
El Santuario y la devoción a Nuestra Señora de Aparecida, con la
presencia de muchos peregrinos que acompañaron las celebraciones
diarias de la Eucaristía; la celebración de la Liturgia de las Horas y el
ejercicio de la Lectio divina; la oración de innumerables personas y
comunidades, fueron una valiosísima ayuda para vivir el trabajo y la
convivencia en un ambiente de fe y de alegría. Fue constante el clima
fraterno, abierto, dialogal, sencillo y muy participativo. Este ejercicio
de participación se amplió a todo teólogo, pastoralista, biblista, y
pensador que deseaba ofrecer su contribución a través de alguno de
los participantes de la Asamblea. Esto ha creado un clima de apertura,
de libertad y de integración, sin precedentes en la historia de estas
Asambleas. Todos los participantes, sin distinción de categorías –miembros, invitados, observadores y peritos–, se han integrado activamente
en el trabajo, de tal modo que el fiel laico, la religiosa, el diácono, el
sacerdote y el obispo, trabajaron a la par en los diversos grupos y
comisiones. Igualmente, la tarea de la Asamblea se fue compartiendo
en forma simultánea y abierta con los medios de comunicación social,
en un clima de recíproca colaboración y relaciones amables. En
conclusión, todos los participantes quedaron contentos y entusiasmados, algunos hablaron de un “nuevo Pentecostés”, y antes de finalizar
la reunión, ya se empezó a hablar del “espíritu de Aparecida”.
Hay que tener en cuenta que todo el proceso de preparación de la
V Conferencia ayudó mucho a este clima de comunión y participación.
Fue muy importante la reflexión y oración de numerosas comunidades
e instituciones que, junto con los encuentros, congresos y seminarios,
que se realizaron a nivel continental, ofrecieron valiosos aportes, que
luego se recogieron en la Síntesis de los aportes para la V Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano, y fueron muy útiles para la
tarea de los participantes en la Asamblea.
También es bueno destacar que el “espíritu de Aparecida” puso de
manifiesto algunas notas esenciales del misterio de la Iglesia, que no
es fácil ni frecuente que se perciban con tanta claridad. La Iglesia, con
ser jerárquica en su constitución, se manifiesta también y al mismo
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
37
tiempo como comunión y participación, todas notas esenciales de su
naturaleza. La vivencia de Aparecida mostró un alto nivel de
integración entre las dimensiones jerárquica y comunional de la Iglesia,
entre institución y carisma, entre fieles laicos y Pastores. Estos aspectos
del encuentro de Aparecida fueron de vital importancia para que
hayamos podido vivir la V Conferencia como un verdadero
acontecimiento eclesial.
El Documento Conclusivo no se puede separar de ese acontecimiento. Es más, el Documento quiere ser un instrumento, mediante
el cual se irradie el espíritu de Aparecida a todas las Iglesias particulares
del Continente. El Documento hace referencia a ese espíritu en muchas
partes. Por ejemplo, en la Introducción, donde dice que “con alegría,
estuvimos reunidos con el Sucesor de Pedro” (DA 2); y a continuación
recuerda que “nos hemos sentido acompañados por la oración de
nuestro pueblo creyente católico” (DP 3); para señalar inmediatamente que
el reto fundamental que afrontamos es mostrar la capacidad de la
Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros, que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de
gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos
otro tesoro que éste. No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser
instrumentos del Espíritu de Dios, en la Iglesia, para que Jesucristo
sea encontrado, seguido, amado adorado, anunciado y comunicado
a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias (DA 14).
Los dos últimos números de la Introducción son realmente bellos
porque logran comunicar, a través de sus líneas, ese espíritu que se
vivió en Aparecida. Antes de leerlos, conviene saber que la
Introducción y la Conclusión son, prácticamente, los últimos textos
que elabora la Asamblea, convirtiéndolos así en instrumentos
excelentes, mediante los cuales se recoge y comunica el espíritu que
animó a los participantes durante sus trabajos. Apreciemos, pues, los
dos últimos parágrafos de la Introducción.
Nuestra alegría, pues, se basa en el amor del Padre, en la participación en el misterio pascual de Jesucristo quien, por el Espíritu Santo,
nos hace pasar de la muerte a la vida, de la tristeza al gozo, del
absurdo al hondo sentido de la existencia, del desaliento a la espe-
38
BOLETÍN CELAM 317 - 318
ranza que no defrauda. Esta alegría no es un sentimiento
artificialmente provocado ni un estado de ánimo pasajero. El amor
del Padre nos ha sido revelado en Cristo que nos ha invitado a entrar en su reino. Él nos ha enseñado a orar diciendo “Abba, Padre”
(Rm 8, 15; cf. Mt 6, 9) (DA 17).
Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia,
y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al
llamarnos y elegirnos, nos ha confiado. Con los ojos iluminados por
la luz de Jesucristo resucitado, podemos y queremos contemplar al
mundo, a la historia, a nuestros pueblos de América Latina y de El
Caribe, y a cada una de sus personas (DA 18).
También el texto de la Conclusión refleja muy bien el espíritu que
animó esta reunión episcopal. Allí, en el primer parágrafo leemos que
En 19 jornadas de intensa oración, intercambios y reflexión, dedicación y fatiga, nuestra solicitud pastoral tomó forma en el documento
final, que fue adquiriendo cada vez mayor densidad y madurez. El
Espíritu de Dios fue conduciéndonos, suave pero firmemente, hacia
la meta (DA 547).
A continuación, y luego de recordar el mandato de ir y hacer
discípulos, el espíritu que se vivió en Aparecida hace estallar el texto
exclamando:
¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro
de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha
llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y
de esperanza! (DA 548).
Podemos percibir el mismo espíritu en el parágrafo siguiente, donde
leemos que
Todos los bautizados estamos llamados a “recomenzar desde Cristo”,
a reconocer y seguir su Presencia con la misma realidad y novedad,
el mismo poder de afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000
años, y con los “Juan Diego” del Nuevo Mundo. Sólo gracias a ese
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
39
encuentro y seguimiento, que se convierte en familiaridad y comunión, por desborde de gratitud y alegría, somos rescatados de nuestra
conciencia aislada y salimos a comunicar a todos la vida verdadera,
la felicidad y esperanza que nos ha sido dado experimentar y gozar
(DA 549).
Como broche de oro al final del documento, se retoma la oración
que pronunció Benedicto XVI, al concluir su Discurso Inaugural, en
cuyas estrofas se recoge y sintetiza, con mucho acierto y originalidad,
el espíritu que movió la Asamblea.
3. ELEMENTOS PARA LA LECTURA Y COMPRENSIÓN DEL DOCUMENTO
Quisiera presentar sólo algunos elementos para la lectura y
comprensión del Documento Conclusivo, que considero útiles para
una adecuada comprensión del texto. Ante todo, destaco aquellos
que aparecen en la carta del Santo Padre, con la que autoriza la
publicación del documento.
El Papa, en esa breve carta, señala dos pautas para la aplicación del
documento, a fin de que sea “luz y aliento para una fecunda labor
pastoral y evangelizadora en los años venideros”. La primera pauta es
la “comunión con la Santa Sede”, y la otra es “el debido respeto por
la responsabilidad de cada Obispo en su propia Iglesia particular”. El
Obispo, precisamente para estar en comunión con la Santa Sede y, al
mismo tiempo, para el ejercicio de la responsabilidad en su propia
Iglesia particular, necesita valorar y tomar en cuenta pastoralmente
–como lo reconoce el Papa– que en el documento hay:
• numerosas y oportunas indicaciones pastorales, motivadas con ricas
reflexiones a la luz de la fe y del contexto actual.
Entre esas reflexiones se destaca:
• la exhortación a dar prioridad a la Eucaristía y a la santificación
del Día del Señor;
• el anhelo de reforzar la formación cristiana de los fieles en general y
de los agentes de pastoral en particular.
40
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Finalmente, el Papa, al presentar el Documento, manifiesta su alegría
por el deseo de realizar una “Misión Continental”, señalando, al mismo
tiempo, cuáles son los protagonistas principales de esta misión: “Las
Conferencias Episcopales y cada diócesis, convocando para ello a todas
las fuerzas vivas”. Y concluye centrándose en el núcleo del tema de la
V Conferencia: “De modo que caminando desde Cristo se busque su
rostro” (NMI 29).
Además de esa breve presentación que hace el Santo Padre del
documento, es recomendable leer con atención su Discurso Inaugural,
su Homilía en la Misa de Apertura de la V Conferencia General y su
Discurso en el Rezo del Santo Rosario. Igualmente, conviene conocer el
Mensaje Final de la Asamblea. Conocer estos documentos favorece
mucho para una buena comprensión del Documento Conclusivo.
Un criterio que no puede faltar para una correcta comprensión
del acontecimiento de Aparecida y de su respectivo documento, es la
continuidad-renovación que la V Conferencia marca, no sólo con las
Conferencias Generales anteriores (Río de Janeiro, Medellín, Puebla
y Santo Domingo), sino también con el Concilio Vaticano II y Ecclesia
in America. El Papa plantea este criterio muy al comienzo de su
Discurso Inaugural, donde dice que
Ante la nueva encrucijada, los fieles esperan de esta V Conferencia
una renovación y revitalización de su fe en Cristo, nuestro único
Maestro y Salvador, que nos ha revelado la experiencia única del
Amor infinito de Dios Padre a los hombres. De esta fuente podrán
surgir nuevos caminos y proyectos pastorales creativos, que infundan
una firme esperanza para vivir de manera responsable y gozosa la fe
e irradiarla así en el propio ambiente (DI 2).
El mismo criterio de continuidad y renovación se plantea en el
Mensaje Final de la V Conferencia
En nuestros trabajos, realizados en ferviente oración, fraternidad y
comunión afectiva, hemos buscado dar continuidad al camino de
renovación recorrido por la Iglesia católica desde el Concilio Vaticano II y en las anteriores cuatro Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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Luego, en el Documento Conclusivo se retoma ese criterio,
afirmando que
La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y
Caribeño es un nuevo paso en el camino de la Iglesia, especialmente
desde el Concilio Ecuménico Vaticano II. Ella da continuidad y, a
la vez, recapitula el camino de fidelidad, renovación y evangelización de la Iglesia latinoamericana al servicio de sus pueblos, que se
expresó oportunamente en las anteriores Conferencias Generales del
Episcopado (Río, 1955; Medellín, 1968; Puebla, 1979; Santo Domingo, 1992). En todo ello reconocemos la acción del Espíritu. También tenemos presente la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos
para América (1997) (DA 9).
No se trata de una continuidad que repite el pasado, sino que lo
recapitula –como dice el texto– con miras a la renovación y
evangelización de la Iglesia. Por eso, la V Conferencia, se concibe
como un nuevo paso en el camino de la Iglesia, que da continuidad y,
al mismo tiempo, plantea la necesidad de una profunda renovación:
es fidelidad, renovación y evangelización. Este binomio de
“continuidad renovación” es una clave muy importante, como ya
dijimos, para la comprensión del acontecimiento de Aparecida y para
la lectura del Documento.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta a la hora de leer el
Documento, es la finalidad de esta reunión de obispos. La Asamblea
no se propuso tratar todos los temas, ni tampoco abordar con amplitud
y en profundidad algunos de ellos. En este sentido, se aclara que el
documento no puede detenerse a analizar todas las cuestiones que
integran la actividad pastoral de la Iglesia, ni proponer proyectos
acabados o líneas de acción exhaustivas. Sólo nos detendremos –se
dice– a mencionar algunas cuestiones que han alcanzado particular
relevancia en los últimos tiempos, para que, posteriormente, las
Conferencias Episcopales y otros organismos locales avancen en
consideraciones más amplias, concretas, y adaptadas a las necesidades
del propio territorio (ver DA 431).
Por eso, para la lectura del Documento, es importante no perder
de vista el objetivo que motivó la reflexión de los obispos en
Aparecida. Al respecto, en el texto se afirma que el objetivo es “seguir
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
impulsando la acción evangelizadora de la Iglesia, llamada a hacer de
todos sus miembros discípulos y misioneros de Cristo, Camino,
Verdad y Vida, para que nuestros pueblos tengan vida en Él” (DA 1).
O, como dice el Papa en su Discurso Inaugural, que esta Conferencia
se propone “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de
Dios, y recordar también a los fieles de este continente que, en virtud
de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de
Jesucristo” (DA 10). Un poco más adelante, se vuelve sobre la finalidad
de esta Conferencia, diciendo que “la Iglesia está llamada a repensar
profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las
nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales” (DA 11).
3.1 La clave principal y ejes centrales
La clave principal para leer e interpretar el Documento es el tema
central que orientó la preparación de la V Conferencia y luego las
deliberaciones en Aparecida: “Discípulos y misioneros de Jesucristo,
para que nuestros pueblos en Él tengan vida”, junto con la cita bíblica:
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). En esta clave
están los principales elementos que guían la lectura y el estudio del
documento.
En el tema se pueden distinguir tres grandes ejes: discípulo
misionero, vida en Cristo y nuestros pueblos. El eje central es la vida
en Cristo. Los discípulos y misioneros son de Jesucristo y nuestros
pueblos tienen vida en Él. Podríamos expresar el tema también así: la
Vida de Cristo en los discípulos misioneros y en nuestros pueblos.
Así vemos cómo la vida en Cristo, como vida digna, integral y plena
para el discípulo y para nuestros pueblos, es un elemento central para
comprender el Documento.
El siguiente esquema puede servir para visualizar mejor lo que
acabamos de decir:
Discípulos ¥
Misioneros
De Jesucristo ¥ Para que nuestros pueblos
en Él tengan vida
La vocación de los discípulos misioneros y la vocación de nuestros
pueblos es la vida en Cristo. La misión de los discípulos y discípulas
de Jesucristo es hacer que nuestros pueblos tengan vida en Cristo. En
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el contexto de la vida en Cristo hay que colocar la Iglesia y el Reino,
a la que pertenecen los discípulos misioneros y nuestros pueblos,
como sujetos a ser evangelizados y como sujetos llamados a evangelizar.
Esto nos remite al llamado evangélico de “estar con Cristo” y “ser
enviados a predicar”.
Con esta breve introducción a los tres grandes ejes del documento,
podemos ver cómo las tres grandes partes que tiene el documento se
centran en el dominador común que es la vida en Cristo:
A. La vida de nuestros pueblos
B. La vida de Jesucristo en los discípulos y misioneros
C. La vida de Jesucristo para nuestros pueblos
La vida en Cristo, apareció como el eje central, que ayudó a articular
toda la reflexión de Aparecida, gracias a la inclusión “en Él” y la cita
evangélica: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6), que
hizo el Santo Padre, cuando se le propuso el tema del discipulado y la
misión para la V Conferencia. Con esa inclusión, el tema quedaba
claramente centrado en la vida en Cristo. Por eso, no es de extrañar
que en el documento aparezca el término vida más de trescientas veces.
El texto nos ofrece una abundante adjetivación de esta vida en
Cristo. Se trata de la vida nueva, vida en Él, vida de los bautizados,
vida de la Iglesia, vida integral, plena, verdadera y plena para todos,
plenitud de vida en Cristo, vida que Dios nos participa, amor que da
vida, vida libre, bella y grande; Reino de amor y de vida, de justicia
y de paz; pan de vida eterna, vida eterna, vida digna para todos, vida
feliz, etc. Puesto que hay una conciencia cada vez más clara sobre el
valor de la vida, mucho más todavía cuando su valoración está fundada
en Dios, crece también la conciencia sobre las amenazas a la que está
expuesta la vida de los seres humanos y de los pueblos, y las agresiones
que se cometen al medio ambiente y a la vida en el planeta.
Es impresionante ver cómo el texto de Aparecida irradia vida por
todos lados. Creo que su lectura es atractiva precisamente por eso, y
porque despierta en los creyentes entusiasmo, gozo y adhesión a los
diversos planteos y orientaciones pastorales que allí se hacen. Hay
una conciencia cada vez mayor sobre la importancia y la
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
responsabilidad que tenemos acerca de la vida de las personas, de las
comunidades, de los pueblos y del planeta en general. La Iglesia es
cada vez más consciente del inmenso caudal de vida que le viene de
Jesucristo, de su Palabra y de los sacramentos, es decir, de su presencia
viva y de su fuerza transformadora. La Iglesia siente un nuevo impulso
de vida que le viene del Espíritu Santo y no puede menos que
transformar ese impulso en misión “para que nuestros pueblos en Él
tengan vida”.
4. LENGUAJE KERIYGMÁTICO EN APARECIDA
En los diversos mensajes que dejó Benedicto XVI en Aparecida,
llama la atención la abundancia de expresiones kerygmáticas, que se
caracterizan por el tono atrayente e impactante con el que presenta la
persona de Jesús, el Cristo y Señor, y la acción de su Espíritu en la
Iglesia y en los creyentes.
El Documento también refleja ese tono kerygmático en muchas
partes. En particular, nos interesa ver, en alguno de sus pasajes, cómo
el kerigma sigue siendo el punto de partida y la referencia constante
del itinerario formativo del discípulo misionero, como asimismo en
la catequesis.
En la Homilía y Discursos del Santo Padre
Veamos primero algunas de esas expresiones keriygmáticas que
aparecen en la Homilía que pronunció el Papa en la Misa de
Inauguración de Aparecida. Por ejemplo, cuando afirma que
Sólo la caridad de Cristo, derramada por el Espíritu Santo,
puede hacer de esta reunión un auténtico acontecimiento eclesial, un momento de gracia para este continente y para el mundo
entero.
Un poco más adelante, vuelve a señalar la acción del Espíritu Santo
Tiempo de la Iglesia, tiempo del Espíritu Santo: Él es el Maestro
que forma a los discípulos: los hace enamorarse de Jesús; los educa
para que escuchen su palabra, para que contemplen su rostro; los
configura con su humanidad bienaventurada, pobre de espíritu, afliSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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gida, mansa, sedienta de justicia, misericordiosa, pura de corazón,
pacífica, perseguida a causa de la justicia (cf. Mt 5, 3-10).
En seguida se refirió a la Iglesia y la acción keriygmática que realiza
el Espíritu Santo en ella
La Iglesia se siente discípula y misionera de este Amor: misionera
sólo en cuanto discípula, es decir, capaz de dejarse atraer siempre,
con renovado asombro, por Dios que nos amó y nos ama primero (cf.
1 Jn 4, 10). La Iglesia (…) crece mucho más por “atracción”: como
Cristo “atrae a todos hacia sí” con la fuerza de su amor…
Luego esclarece la naturaleza de la fe y anuncia el kerigma, como
el auténtico fundamento de la esperanza
[La fe] No es una ideología política, ni un movimiento social, como
tampoco un sistema económico; es la fe en Dios Amor, encarnado,
muerto y resucitado en Jesucristo, el auténtico fundamento de esta
esperanza que produjo frutos tan magníficos desde la primera evangelización hasta hoy.
En el Discurso al final del rezo del Santo Rosario, en Aparecida,
el Papa, al hablar del sentido de pertenencia a la Iglesia, lo hace en un
tono keriygmático
Queridos hombres y mujeres de América Latina sé que tenéis una
gran sed de Dios. Sé que seguís a aquel Jesús, que dijo: “Nadie va al
Padre sino por mí” (Jn 14, 6). Por eso el Papa quiere deciros a todos:
la Iglesia es nuestra casa. Esta es nuestra casa. En la Iglesia católica tenemos todo lo que es bueno, todo lo que es motivo de seguridad
y de consuelo. Quien acepta a Cristo, “camino, verdad y vida”, en
su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y en la
otra vida. Por eso, el Papa vino aquí para rezar y confesar con todos
vosotros: vale la pena ser fieles, vale la pena perseverar en la propia
fe.
En el Mensaje Final y Documento Conclusivo
En el Mensaje Final, luego de una breve introducción, encontramos
inmediatamente la proclamación gozosa del kerigma
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
Ante los desafíos que nos plantea esta nueva época en la que estamos
inmersos, renovamos nuestra fe, proclamando con alegría a todos los
hombres y mujeres de nuestro continente: somos amados y redimidos
en Jesús, Hijo de Dios, el Resucitado vivo en medio de nosotros; por
Él podemos ser libres del pecado, de toda esclavitud y vivir en justicia
y fraternidad. ¡Jesús es el camino que nos permite descubrir la verdad y lograr la plena realización de nuestra vida!
¡Nuestra mayor alegría es ser discípulos suyos! (…) ¡Sigamos al Señor Jesús!
Luego, en el Documento Conclusivo, son frecuentes los tonos
“explosivos”, el lenguaje vivencial y de testimonio, que transmiten el
anuncio gozoso del kerigma. Veamos algunos ejemplos.
Ante todo, damos gracias a Dios y lo alabamos por todo lo que nos ha
sido regalado. (…) Sobre todo, nos ha sido dado Jesucristo, la plenitud de la Revelación de Dios, un tesoro incalculable, la “perla preciosa” (cf. Mt 13, 45-46), el Verbo de Dios hecho carne, Camino,
Verdad y Vida de los hombres y mujeres, a quienes abre un destino de
plena justicia y felicidad. Él es el único Liberador y Salvador que,
con su muerte y resurrección, rompió las cadenas opresivas del pecado
y la muerte, que revela el amor misericordioso del Padre y la vocación, dignidad y destino de la persona humana (DA 6).
Lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la vida,
ni los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos emprender,
sino ante todo el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la
unción del Espíritu Santo. (…) No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para
que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado
y comunicado a todos… (DA 14).
Mientras sufrimos y nos alegramos, permanecemos en el amor de
Cristo viendo nuestro mundo, tratamos de discernir sus caminos con
la gozosa esperanza y la indecible gratitud de creer en Jesucristo. Él
es el Hijo de Dios verdadero, el único Salvador de la humanidad. La
importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la
humanidad, consiste en que Cristo es el Camino, la Verdad y la
Vida (DA 22).
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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Antes de describir la realidad así como la ven los discípulos y
misioneros, el Documento Conclusivo ofrece, en el primer capítulo,
dos apartados con un fuerte tono kerigmático. El primero (1.1) es
una manifestación de alabanza y acción de gracias a Dios; y el segundo
(1.2), es una expresión de la alegría que causa ser discípulos y
misioneros de Jesucristo.
El capítulo 3, “La alegría de ser discípulos misioneros para anunciar
el Evangelio de Jesucristo”, con el que se introduce la segunda parte
del Documento, donde se realiza el ejercicio de la iluminación como
segundo paso del método ver-juzgar-actuar, transmite un intenso
clima de alabanza y gratitud. De los 28 números, 16 de ellos empiezan
con una expresión de alabanza, de bendición, de gratitud o de alegría.
Veamos algunos ejemplos:
Con la alegría de la fe somos misioneros... (103).
Bendecimos a Dios por la dignidad de la persona humana, creada a
su imagen y semejanza… (104).
Alabamos a Dios por los hombres y mujeres de América Latina y El
Cribe que, movidos por su fe, han trabajado incansablemente en
defensa de la dignidad de la persona humana… (105).
Alabamos a Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la
honran y la dignifican al ponerla al servicio de los demás… (106).
Bendecimos al Padre por el don de su Hijo Jesucristo, “rostro humano de Dios y rostro divino del hombre”… (107).
Bendecimos al Padre porque todo hombre abierto sinceramente a la
verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, puede
llegar a descubrir, en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rm 2,
14-15), el valor sagrado de la vida humana… (108).
Proclamamos con alegría el valor de la familia… (114).
Agradecemos a Cristo que nos revela que “Dios es amor y vive en sí
mismo un misterio personal de amor”… (115).
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
Bendecimos a Dios por haber creado al ser humano varón y mujer,
aunque hoy se quiera confundir esta verdad… (116).
El ser amados por Dios nos llena de alegría… (117).
En el capítulo 4 encontramos, en pocas frases, la interrelación entre
pertenencia a Cristo y encuentro con Él, alegría y gratitud que ello
produce, acontecimiento y misión que de todo ello se desprende.
Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la
gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un
programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de
persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a
todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8).
En el capítulo 5, donde se habla de los lugares eclesiales para la
comunión, se refiere, en primer lugar a la Iglesia particular como
lugar eclesial donde el discípulo está llamado a hacer y madurar la
experiencia del encuentro con Jesucristo vivo y a descubrir su misión.
En su realidad social concreta [en la Iglesia particular], el discípulo hace la experiencia del encuentro con Jesucristo vivo, madura su
vocación cristiana, descubre la riqueza y la gracia de ser misionero y
anuncia la Palabra con alegría (DA 167).
Como síntesis de este capítulo, en el número 226, Aparecida
plantea cuatro ejes, que es necesario reforzar para una auténtica
renovación de nuestra Iglesia. Podemos notar cómo se insiste en la
necesidad de una fuerte experiencia religiosa, en la vivencia comunitaria
y la responsabilidad de sus miembros, en la formación bíblica y
doctrinal y en la misión. En estos cuatro ejes, podemos individuar
también los principales componentes, que hacen posible el
acontecimiento salvífico: una experiencia personal intensa de encuentro
con Jesucristo vivo; la dimensión comunitaria de esa experiencia; su
carácter global que da sentido unitario a todas las dimensiones de la
existencia; y su proyección difusiva y misionera.
a) La experiencia religiosa. En nuestra Iglesia debemos ofrecer a
todos nuestros fieles un “encuentro personal con Jesucristo”, una
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experiencia religiosa profunda e intensa, un anuncio keriygmático
y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve a una
conversión personal y a un cambio de vida integral.
b) La vivencia comunitaria. Nuestros fieles buscan comunidades
cristianas, en donde sean acogidos fraternalmente y se sientan
valorados, visibles y eclesialmente incluidos. Es necesario que
nuestros fieles se sientan realmente miembros de una comunidad
eclesial y corresponsables en su desarrollo. Eso permitirá un mayor
compromiso y entrega en y por la Iglesia.
c) La formación bíblico-doctrinal. Junto con una fuerte experiencia religiosa y una destacada convivencia comunitaria, nuestros fieles necesitan profundizar el conocimiento de la Palabra de
Dios y los contenidos de la fe, ya que es la única manera de
madurar su experiencia religiosa. En este camino, acentuadamente vivencial y comunitario, la formación doctrinal no se experimenta como un conocimiento teórico y frío, sino como una
herramienta fundamental y necesaria en el crecimiento espiritual, personal y comunitario.
d) El compromiso misionero de toda la comunidad. Ella sale al
encuentro de los alejados, se interesa por su situación, a fin de
reencantarlos con la Iglesia e invitarlos a volver a ella.
Vale la pena detenerse en el capítulo 6.2 “El proceso de Formación
de los discípulos misioneros”, porque en el primer número (276)
invita a mirar a Jesús, el Maestro, para aprender de Él el método para
formar discípulos, con un estilo que se vuelve emblemático para los
formadores en el nuevo contexto sociocultural de América Latina. El
número siguiente (277) continúa el tono kerigmático para poner de
relieve la pasión que despierta el encuentro con Jesús. Esa fascinación
se inserta en la naturaleza dinámica de la persona y desencadena un
proceso de formación, en el que se distinguen cinco aspectos fundamentales. Estos aspectos son muy semejantes a los cuatro ejes que se plantan
para la renovación de la Iglesia. Los cinco aspectos fundamentales se
encuentran en el n. 279 y que presentamos resumidos a continuación.
En el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos
cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan
entre sí:
a) El Encuentro con Jesucristo. Quienes serán sus discípulos ya lo
buscan (cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). (…) Este encuentro debe renovarse
constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma
y la acción misionera de la comunidad. El kerygma no sólo es
una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en
la madurez del discípulo de Jesucristo (…)
b) La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al
Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se
decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de
pensar y de vivir (…)
c) El Discipulado: La persona madura constantemente en el
conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina
(…).
d) La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida
consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos (…)
e) La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor,
experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser
enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los
más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios
(…)
A continuación se tratan los criterios generales para el itinerario
formativo de los discípulos misioneros. El primer apartado (6.2.2.1)
tiene como título muy sugerente: “Una formación integral, keriygmática y permanente”. Allí se afirma que en la base de las variadas
dimensiones del proceso formativo: humana y comunitaria, espiritual,
intelectual, pastoral y misionera (280), está la fuerza del anuncio
keriygmático (279).
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La tercera parte del documento “La misión de los discípulos al
servicio de la vida plena”, que se ocupa principalmente de ofrecer
orientaciones pastorales, plantea de entrada, en forma explícita, la
gracia y la gratuidad que trae el anuncio y la escucha del kerygma.
El anuncio del kerygma invita a tomar conciencia de ese amor
vivificador de Dios que se nos ofrece en Cristo muerto y resucitado.
Esto es lo primero que necesitamos anunciar y también escuchar,
porque la gracia tiene un primado absoluto en la vida cristiana y en
toda la actividad evangelizadora de la Iglesia: “Por la gracia de
Dios soy lo que soy” (1 Co 15, 10) (DA 348).
Finalmente, en la Conclusión, se puede percibir un claro tono
keriygmático en todo el texto, empezando por el primer número,
donde la Asamblea se transmite que
En 19 jornadas de intensa oración, intercambios y reflexión, dedicación y fatiga, nuestra solicitud pastoral tomó forma en el documento
final, que fue adquiriendo cada vez mayor densidad y madurez. El
Espíritu de Dios fue conduciéndonos, suave pero firmemente, hacia
la meta (DA 547).
Para concluir, exclamando:
¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro
de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha
llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y
de esperanza! (DA 548).
5. EL MÉTODO EN LA V CONFERENCIA GENERAL
Para la elaboración del Documento Conclusivo se usó el método
clásico “ver, juzgar y actuar”, que ya se había empleado para recoger
las contribuciones que enviaron las Conferencias Episcopales al tema
de la V Conferencia. En el n. 19 del documento se encuentra una
descripción bastante detallada sobre los diversos pasos de este método.
Este método fue objeto de largas discusiones durante el período
de preparación de Aparecida. Muchos veían que el método había
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
perdido la perspectiva cristiana que tenía cuando se había creado a
mediados del siglo pasado. Con el paso del tiempo y el avance del
secularismo, el primer paso de este método, que consiste en ver la
realidad, fue reduciéndose al ámbito del análisis social. La iluminación
evangélica se postergaba para un segundo momento y para un tercer
momento las acciones. No se sabía mucho qué hacer con la fe durante
el primer paso, porque la preocupación principal era lograr que la
realidad fuera lo más objetiva posible y la fe aparecía como una amenaza
a esa objetividad. Sin embargo, en la práctica, cuando la mirada sobre
la realidad quedaba despojada de la mirada creyente, resultaba muy
difícil recuperarla en los pasos siguientes. La realidad ya no era vista
desde la fe. La fe –postergada a un segundo momento– iluminaba
una realidad vista sólo desde el prisma de las ciencias humanas, por
consiguiente, una realidad de horizontes reducidos. Las acciones que
resultaban de esta comprensión no lograban una suficiente
correspondencia con los valores del evangelio. El mérito que tuvo
Aparecida fue recuperar el valor cristiano de este método. El punto
clave para su reposición consistió en el esfuerzo de hacer que el primer
paso lograra una mirada creyente de la realidad, asegurando así una
visión de fe sobre los pasos siguientes.
Veamos cómo se plasma el método en el documento. El documento
tiene tres grandes partes que corresponden a los tres pasos del método.
La primera parte del documento tiene como título “La vida de
nuestros pueblos hoy”. Con este título, uno esperaría encontrarse
inmediatamente con el análisis de la realidad, sin embargo, el primer
capítulo, de los dos que conforman esta primera parte, se detiene en
la acción de gracias a Dios, que nos ha bendecido con toda clase de
bendiciones en la persona de Cristo (cf. Ef 1, 3); en manifestar la
alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, porque “conocer
a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo
encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y
darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (DA
29); y en recordar que la misión de Iglesia es evangelizar. Son nada
menos que 32 parágrafos los que preceden el análisis de la realidad.
Este análisis tiene lugar a continuación en el segundo capítulo, bajo
el sugestivo título “La mirada de los discípulos misioneros sobre la
realidad”, para alejar cualquier duda sobre la perspectiva cristiana,
desde la cual se pretende mirar la vida de nuestros pueblos en el tiempo
presente.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
53
Sin embargo, a pesar del gran esfuerzo que hizo la Asamblea en
tratar de plasmar en el texto la visión creyente de la realidad, los
resultados fueron buenos pero insuficientes. El análisis del tiempo
presente, que se hace en el capítulo dos, no aparece suficientemente
asumido en la segunda parte del documento, dedicada a la iluminación
y, tampoco en la tercera, donde encontramos las orientaciones para la
acción. Con todo, hay que reconocer el mérito que tiene esta Asamblea
en el rescate del método, sobre todo en el primer paso del ver, porque,
como dijimos, determina los pasos siguientes. De esta manera, se
enriqueció la perspectiva de fe, propia de toda persona creyente, que
se distingue por su visión cristiana de la realidad.
5.1 Un aporte sustancial al método
El Papa, en la Homilía de la Misa de apertura de la V Conferencia
y en su Discurso Inaugural, entregó elementos sustanciales, que
enriquecen la visión creyente de la realidad, y dejan entrever que la fe
no es un obstáculo para una mirada objetiva, al contrario, la fe potencia
todo lo humano, le da claridad y lo enriquece. Veamos algunas de
esas afirmaciones del Discurso Inaugural, partiendo de la que coloca
a Dios, como la realidad fundante y decisiva.
Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de “realidad” y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas (DI 3).
Para decir inmediatamente que
Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a
ella de modo adecuado y realmente humano (DI 3).
Una afirmación así, deja mucha claridad sobre el alcance de
humanidad que caracteriza la visión que tiene el hombre creyente de
la realidad, “para responder a ella de modo adecuado y realmente
humano”. Un poco más adelante, el Papa precisa la afirmación
precedente diciendo que:
Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se
convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber
camino, no hay vida ni verdad (DI 3).
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
Luego, en el n. 19 del documento, sobre todo en la primera parte,
se describe la visión creyente y se señalan los elementos que la integran
y constituyen, para que esa visión de la realidad sea realmente humana.
Este método implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a través
de su Palabra revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos,
a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo,
Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo y Sacramento universal de salvación, en la propagación
del reino de Dios, que se siembra en esta tierra y que fructifica
plenamente en el Cielo.
En el Documento Conclusivo, encontramos otras referencias al
método que, como veremos luego, no hacen más que desarrollar la
visión y experiencia creyente de la realidad. En este sentido, vemos
cómo en el n. 244 se habla del “método cristiano”:
El evangelista Juan nos ha dejado plasmado el impacto que produjo
la persona de Jesús en los dos primeros discípulos que lo encontraron,
Juan y Andrés. Todo comienza con una pregunta: “¿qué buscan?”
(Jn 1, 38). A esa pregunta siguió la invitación a vivir una experiencia: “vengan y lo verán” (Jn 1, 39). Esta narración permanecerá en la historia como síntesis única del método cristiano (DA 244).
Los elementos principales de este “método cristiano” aparecen en
diversas partes del documento. En los dos números que siguen, esos
elementos se notan más claramente.
Jesús, al inicio de su ministerio, elige a los doce para vivir en comunión con Él (cf. Mc 3, 14). Para favorecer la comunión y evaluar la
misión, Jesús les pide: “Vengan ustedes solos a un lugar deshabitado,
para descansar un poco” (Mc 6, 31-32). En otras oportunidades, se
encontrará con ellos para explicarles el misterio del Reino (cf. Mc. 4,
11.33-34). De la misma manera se comporta con el grupo de los
setenta y dos discípulos (cf. Lc 10, 17-20). Al parecer, el encuentro a
solas indica que Jesús quiere hablarles al corazón (cf. Os 2, 14).
Hoy, también el encuentro de los discípulos con Jesús en la intimidad es indispensable para alimentar la vida comunitaria y la actividad misionera (DA 154).
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La vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de
Jesucristo en América Latina y El Caribe, requieren una clara y
decidida opción por la formación de los miembros de nuestras comunidades, en bien de todos los bautizados, cualquiera sea la función
que desarrollen en la Iglesia. Miramos a Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus apóstoles y discípulos. Cristo nos da el método: “Vengan y vean” (Jn 1, 39), “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida” (Jn 14, 6) (DA 276).
Podríamos sintetizar los principales aspectos que aparecen en el
llamado “método cristiano” en los siguientes puntos:
• Fascinación, atracción, admiración por la persona de Jesús y
deseos de conocerlo: Maestro ¿dónde vives?
• Invitación de Jesús: “Vengan y vean”: experiencia de “estar con
Él” para aprender a “ver y juzgar” por Él, con Él y en Él.
• Enviados a seguir encontrando a Jesús en los “lugares” donde
Él se hace presente, para abrir un “auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad”, es decir, obrar en consecuencia
con lo que se ha experimentado, visto e iluminado.
En estos números notamos que convivir con Jesús, escuchar su
Palabra, “estar con Él”, es el presupuesto para ver la realidad con su
mirada. La “objetividad” en el análisis de la realidad, va a depender
de la autenticidad del encuentro con Jesús. En la medida en que el
discípulo conforma su visión, sus sentimientos y su mente con la de
Jesús, su lectura e interpretación de la realidad será cristiana y
“realmente humana”, como lo expresó Benedicto XVI en Aparecida.
Llegados a este punto, es importante señalar que la visión creyente
es una visión esencialmente “en comunión”. El creyente, desde su
experiencia de encuentro con Jesús, inserto en la comunidad eclesial,
tiene una mirada sobre la realidad desde la comunión. Podríamos
decir que se trata de una visión “en alianza”, porque se funda sobre la
experiencia originaria de comunión con Dios, que nos amó primero
y nos sigue amando. Por eso, la mirada que parte de la experiencia de
comunión, necesariamente conduce al encuentro y se convierte en
una mirada que recrea, dignifica y promueve.
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
6. UN MÉTODO ORIGINAL PARA LA MISIÓN DEL DISCÍPULO DE JESUCRISTO
También el Papa Benedicto XVI habló del método en la Homilía
de la Misa de Inauguración de la V Conferencia General, y propuso el
“método original”. Se trata del “método con el que actuamos en la
Iglesia tanto en las pequeñas asambleas como en las grandes”. En
seguida aclaró que “no es sólo una cuestión de modo de proceder; es
el resultado de la misma naturaleza de la Iglesia, misterio de comunión
con Cristo en el Espíritu Santo”.
¿En qué consiste ese método? El Santo Padre lo describe partiendo
de los Hechos de los Apóstoles, donde se “habla del sentido del
discernimiento comunitario en torno a los grandes problemas, que la
Iglesia encuentra a lo largo de su camino, y que son aclarados por los
“Apóstoles” y por los “ancianos”, con la luz del Espíritu Santo, el
cual recuerda la enseñanza de Jesucristo (Jn 14, 6), y así ayuda a la
comunidad cristiana a caminar en la caridad hacia la verdad plena (cf.
Jn 16, 13). Los jefes de la Iglesia discuten y se confrontan, pero
siempre con una actitud de religiosa escucha de la palabra de Cristo
en el Espíritu Santo. Por eso, al final pueden afirmar: “Hemos decidido
el Espíritu Santo y nosotros…” (Hch 15, 28). Esta es la Iglesia:
nosotros, la comunidad de fieles, el pueblo de Dios, con sus pastores,
llamados a hacer de guías del camino; junto con el Espíritu Santo,
Espíritu del Padre enviado en nombre del Hijo Jesús, Espíritu de
Aquel que es el “mayor” de todos y que nos fue dado mediante Cristo,
que se hizo el “menor” por nuestra causa. Espíritu Paráclito, Advocatus, Defensor y Consolador. Él nos hace vivir en la presencia de
Dios, en la escucha de su Palabra, sin inquietud ni temor, teniendo
en el corazón la paz que Jesús nos dejó y que el mundo no puede dar
(cf. Jn 14, 26-27).
El Papa prosiguió su reflexión explayándose sobre el contenido
experiencial de este método, afirmando que el tiempo de la Iglesia es
el tiempo del Espíritu Santo: “Él es el Maestro que forma a los
discípulos: los hace enamorarse de Jesús; los educa para que escuchen
su palabra, para que contemplen su rostro; los configura con su
humanidad bienaventurada, pobre de espíritu, afligida, mansa, sedienta
de justicia, misericordiosa, pura de corazón, pacífica, perseguida a
causa de la justicia (cf. Mt 5, 3-10). Así, gracias a la acción del Espíritu
Santo, Jesús se convierte en el “camino” por donde avanza el discípulo.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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Este “contenido” que conforma la identidad y vocación del
discípulo se proyecta en envío misionero. Por eso, “la Iglesia es enviada
a difundir en el mundo la caridad de Cristo, –prosigue el Papa– para
que los hombres y los pueblos “tengan vida y la tengan en
abundancia” (Jn 10, 10). (…) La Iglesia se siente discípula y misionera
de este Amor: misionera sólo en cuanto discípula, es decir, capaz de
dejarse atraer siempre, con renovado asombro, por Dios que nos amó
y nos ama primero (cf. 1 Jn 4, 10).
En resumen, la dinámica de este método, así como lo plantea el
Santo Padre, parte de la experiencia de atracción irresistible de la
persona de Cristo, quien por la fuerza de su amor, que culminó en el
sacrificio de la cruz, atrae a todos hacia sí. La Iglesia, atraída por esa
fuerza y asociada a Cristo, realiza su obra conformándose en espíritu
y concretamente con la caridad de su Señor.
La dinámica misionera de la Iglesia, y más concretamente la Misión
Continental, como expresión histórica de esa dinámica en nuestro
continente, tanto en sus “pequeñas asambleas como en las grandes”,
está llamada a actuar en el espíritu de ese método, que “no es sólo
una cuestión de modo de proceder; es el resultado de la misma
naturaleza de la Iglesia, misterio de comunión con Cristo en el Espíritu
Santo”. En el mismo sentido, “cuando crece la conciencia de
pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce,
crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro.
La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es
compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo,
testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a
comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch
1, 8) (n. 144).
En consecuencia, la tercera parte del documento “La vida de
Jesucristo para nuestros pueblos” está toda orientada, con sus cuatro
capítulos, hacia la misión de los discípulos al servicio de la vida plena.
En el primero de esos capítulos se declara:
Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo
misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida
instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al
margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos
que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de
irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés
que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra
esperanza. Por eso, se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de
oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad para que el
mundo crea (DA 362).
Y a continuación se advierte que
La fuerza de este anuncio de vida será fecunda si lo hacemos con el
estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre a la
Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera. Invocamos al Espíritu Santo para poder dar un testimonio de proximidad que entraña cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión, diálogo, reconciliación, compromiso con la justicia
social y capacidad de compartir, como Jesús lo hizo. Él sigue convocando, sigue invitando, sigue ofreciendo incesantemente una vida
digna y plena para todos. Nosotros somos ahora, en América Latina
y El Caribe, sus discípulos y discípulas, llamados a navegar mar
adentro para una pesca abundante. Se trata de salir de nuestra
conciencia aislada y de lanzarnos, con valentía y confianza (parresía),
a la misión de toda la Iglesia (DA 363).
Con el mismo espíritu, en la Conclusión, dice que
Para convertirnos en una Iglesia llena de ímpetu y audacia
evangelizadora, tenemos que ser de nuevo evangelizados y fieles discípulos. (…) No hemos de dar nada por presupuesto y descontado.
Todos los bautizados estamos llamados a “recomenzar desde Cristo”,
a reconocer y seguir su Presencia con la misma realidad y novedad,
el mismo poder de afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000
años, y con los “Juan Diego” del Nuevo Mundo. Sólo gracias a ese
encuentro y seguimiento, que se convierte en familiaridad y comunión, por desborde de gratitud y alegría, somos rescatados de nuestra
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conciencia aislada y salimos a comunicar a todos la vida verdadera,
la felicidad y esperanza que nos ha sido dado experimentar y gozar
(DA 549).
Aparecida nos anima con fuerza para que
Recobremos, pues, “el fervor espiritual. Conservemos la dulce y
confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas. Hagámoslo –como Juan el Bautista, como Pedro y Pablo, como los otros Apóstoles, como esa multitud de admirables evangelizadores que se han sucedido a lo largo de la historia de
la Iglesia– con un ímpetu interior que nadie ni nada sea capaz de
extinguir. Sea ésta la mayor alegría de nuestras vidas entregadas.
Y ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces
con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de
evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a
través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de
quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo y
aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios
y de implantar la Iglesia en el mundo”1. Recobremos el valor y la
audacia apostólicos (DA 552).
7. MISIÓN CONTINENTAL: COMPROMISO DE UNA IGLESIA DISCÍPULA
La Misión Continental es un anhelo amplio y difundido en las
comunidades de América Latina y El Caribe, que fue recogido durante
la preparación de la V Conferencia y luego asumido en Aparecida.
Por otra parte, la finalidad propia de esta reunión episcopal es
esencialmente misionera. En el primer número del documento, se
dice explícitamente que los pastores quieren
Seguir impulsando la acción evangelizadora de la Iglesia, llamada
a hacer de todos sus miembros discípulos y misioneros de Cristo, Camino, Verdad y Vida, para que nuestros pueblos tengan vida en Él.
En la Presentación del documento, el Papa dice que para él
1
EN 80.
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Es motivo de alegría conocer el deseo de realizar una Misión Continental, que las Conferencias Episcopales y cada diócesis están llamadas a estudiar y llevar a cabo, convocando para ello a todas las
fuerzas vivas, de modo que caminando desde Cristo se busque su
rostro (cf. Novo millennio ineunte, 29).
Entre los temas que despertaron mayor coincidencia y entusiasmo
en los participantes, fue la “Misión Continental”. El Mensaje Final lo
refleja muy bien con estas palabras:
Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu
Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que,
unidos, con entusiasmo realicemos la Gran Misión Continental.
Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial,
en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen
a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor
de nuestro Padre Dios. Misión que debe llegar a todos, ser permanente y profunda (n. 5).
El Documento Conclusivo asume el despertar misionero,
expresándolo en forma de Misión Continental, y asegura que la misma
será
Más concretamente considerada durante la próxima Asamblea Plenaria del CELAM en La Habana”. Al mismo tiempo, subraya la
necesidad de una “decidida colaboración de las Conferencias
Episcopales y de cada diócesis en particular (DA 551)
Hay un punto importante que debemos destacar. Las Conferencias
Episcopales, reunidas como Conferencia General en Aparecida, no
“inventaron” la Misión Continental en ese momento. El anhelo de
una misión, que abrace el Continente entero, viene palpitando, como
ya lo señalamos, desde mucho antes. La expresión Misión Continental
o formulaciones semejantes, fueron cobrando vigencia y consenso
entre los obispos desde los inicios de la preparación de la V
Conferencia. En la medida que se fue avanzando con los preparativos
de la Conferencia General, fue ganando consenso esta propuesta de
misión en el Continente, hasta convertirse en un deseo unánime y
una voz común de todos los participantes de Aparecida. Tanto el
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Mensaje Final, como el Documento Conclusivo de la V Conferencia,
dan cuenta de esa unanimidad.
Es importante subrayar responsabilidad propia que tienen las
Conferencias Episcopales en la realización de la Misión Continental.
Si la Conferencia Episcopal no asume activamente su servicio de
animar la Misión, es muy difícil que tengamos una verdadera expresión
continental de la misma. Podrá haber Iglesias particulares más o menos
misioneras, pero perderían la providencial ocasión de colaborar en
conjunto para “una América Latina y Caribeña unida, reconciliada e
integrada” (DA 520). Es preciso que asumamos toda la riqueza y
potencialidad que nos da la dignidad de reconocernos como una
familia de latinoamericanos y caribeños, que implica una experiencia
singular de proximidad, fraternidad y solidaridad, decíamos en
Aparecida. No somos un mero continente, apenas una suma de
pueblos y de etnias que se yuxtaponen. Somos la gran patria de
hermanos, como dijo Juan Pablo II, unos pueblos a quienes la misma
geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura han unido
definitivamente en el camino de la historia (cf. DA 526).
Esta misión no es apenas una estrategia pastoral de alcance
continental, que pretenden impulsar las Conferencias Episcopales.
La Iglesia es comunión y misión, éstas pertenecen a su misma esencia.
Cuanto más proyectada a la misión, la Iglesia es más Iglesia. La
experiencia única y original de las 22 Conferencias Episcopales de
América Latina y El Caribe, las coloca en una situación privilegiada
en orden a proyectarse juntas hacia una misión en el Continente,
“para promover y defender el mayor bien” (CIC n. 447), como reza
el canon, o como decíamos en el lenguaje del tema de Aparecida,
“para la vida de nuestros pueblos en Cristo”.
Las Conferencias Episcopales, con la ayuda del CELAM, son los
organismos a través de los cuales se deberá animar, proyectar, concretar
y evaluar esta misión. La reciente Reunión de Coordinación del
CELAM, realizada a principios del mes de agosto en Bogotá, que
reunió a la nueva Presidencia del CELAM, a los Presidentes de los
Departamentos, Responsables de Secciones y Directores de Centros,
y a los Secretarios ejecutivos, retomó estos encargos y los proyectó
en programas concretos para el próximo cuatrienio. En esta reunión,
asumiendo la propuesta de la Asamblea de La Habana, se constituyó
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
una Comisión especial para la Misión Continental, que tendrá como
primer encargo hacer que el Documento Conclusivo de Aparecida sea
ampliamente conocido y asimilado en todo el Continente, a fin de
que se capte y transmita el Espíritu que animó la Asamblea de la V
Conferencia, y se procure la aplicación de sus orientaciones pastorales,
con especial énfasis en la Misión Continental.
Podemos decir que, en Aparecida, la Iglesia, evangelizada por el
feliz encuentro con su Señor, revivió con renovado gozo su misión
de evangelizar. Misión que consiste en anunciar que la vida en Cristo
trae vida digna, plena y feliz para todos. Esta misión es un
compromiso que tendremos que asumir todos, pastores, vida
consagrada y fieles laicos. Así lo hemos vivido en Aparecida, donde,
en medio del trabajo intenso, experimentamos la alegría del encuentro,
la confianza en el diálogo, la búsqueda sincera de la verdad, en el
respeto y valoración de la diversidad, en la amplia coincidencia de
visión y de orientaciones pastorales que se elaboraron en común, y
en el intenso deseo de llevar esta experiencia a los demás, a fin de que
todos puedan vivirla en sus familias, en las comunidades, en el trabajo,
en las responsabilidades ciudadanas, y en el compromiso de seguir
construyendo un mundo más justo y más fraterno para todos, sin
excluir a nadie.
Esperamos que este espíritu de comunión y de renovado deseo de
misión, que se ha vivido en Aparecida, pueda concretarse de una
manera viva y eficaz en todo el Continente. Quisiéramos, con la ayuda
de Dios, una Iglesia que se asemeje más a una Iglesia esposa fiel de
Cristo, que refleje más claramente el rostro de su Señor y, sea, por
tanto, una Iglesia más servidora, cada vez más abierta al diálogo
ecuménico y dispuesta a colaborar con todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, para que hagamos posible un mundo realmente
humano, y con una Iglesia más discípula y misionera, para que
nuestros pueblos tengan vida en Cristo, vida digna y plena.
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D
NOVEDA
Colección Quinta Conferencia
EL PRESBÍTERO,
DISCÍPULO Y MISIONERO
DE JESUCRISTO
EN AMÉRICA LATINA
Y EL CARIBE
Secretaría General
El discipulado y la misión, aplicado a la
realidad presbiteral, se desprenden del
tema que entregó el Santo Padre
a la V Conferencia General: “Discípulos
y misioneros de Jesucristo, para que
nuestros pueblos en Él tengan vida - ‘Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida’ (Jn 14, 6)”. Con este motivo la
Presidencia del CELAM organizó este Seminario, con un calificado
grupo de expertos, cuyas ponencias y conclusiones se incluyen en
esta publicación. Especialmente útil para la formación permanente
del presbiterio.
Contenido:
• Identidad y misión de los presbíteros
• Aproximación a la realidad humana del presbítero
• La dimensión eclesial en la vida de los presbíteros
• Presbíteros con corazón y mentalidad misioneros para
que nuestros pueblos en Jesucristo tengan vida
• Algunos desafíos para los presbíteros de hoy
372 páginas
Col $ 26.500
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Bogotá, D.C., Colombia
USD 12
Logros y retos de la
inculturación litúrgica
en los pueblos indígenas
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
C
INTRODUCCIÓN
onsiderando que al término “inculturación” se le dan
muchas interpretaciones, asumo lo que el Magisterio de la Iglesia nos dice sobre su significado y sus
exigencias.
Según el Papa Juan Pablo II, La inculturación significa una íntima
transformación de los auténticos valores culturales por su integración en el
cristianismo y el enraizamiento del cristianismo en las diversas culturas
humanas (RMi 52). También: La encarnación del Evangelio en las
culturas autóctonas y al mismo tiempo la introducción de estas culturas en
la vida de la Iglesia (Slavorum Apostoli, 21). Por la inculturación, la
Iglesia encarna el Evangelio en las diversas culturas y, al mismo tiempo,
ella introduce los pueblos con sus culturas en su propia comunidad (RMi
52).
Como ya había dicho el Concilio Vaticano II, la penetración del
Evangelio en un determinado medio sociocultural, por una parte,
fecunda como desde sus entrañas las cualidades espirituales y los propios
valores de cada pueblo..., los consolida, los perfecciona y los restaura en
Cristo (GS 58); por otra, la Iglesia asimila estos valores, en cuanto
son compatibles con el Evangelio, para profundizar mejor el mensaje de
Cristo y expresarlo más perfectamente en la celebración litúrgica y en la
vida de la multiforme comunidad de fieles (Ibid). Este doble movimiento
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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que se da en la tarea de la inculturación expresa así uno de los
componentes del misterio de la Encarnación (cf. Juan Pablo II:
Catechesi tradendae, 53).
Al entrar en contacto con las culturas, la Iglesia debe acoger todo lo
que, en las tradiciones de los pueblos, es compatible con el Evangelio,
a fin de comunicarles las riquezas de Cristo y enriquecerse ella misma con la sabiduría multiforme de las naciones de la tierra (Juan
Pablo II: Discurso al Pontificio Consejo para la Cultura [17
enero 1987], No. 5).
Por su parte, el Papa Benedicto XVI ha tenido ya intervenciones
iluminadoras en el tema de la inculturación:
Para cumplir la misión salvífica que la Iglesia recibió de Cristo, se
trata de hacer que el Evangelio penetre en lo más profundo de las
culturas y las tradiciones de vuestro pueblo, caracterizadas por la
riqueza de sus valores humanos, espirituales y morales, sin dejar de
purificar estas culturas, mediante una conversión necesaria, de lo
que en ellas se opone a la plenitud de verdad y de vida que se manifiesta en Cristo Jesús. Esto también requiere anunciar y vivir la
buena nueva, entablando sin temor un diálogo crítico con las culturas nuevas vinculadas a la aparición de la globalización, para
que la Iglesia les lleve un mensaje cada vez más pertinente y creíble,
permaneciendo fiel al mandato que recibió de su Señor (cf. Mt 28,19).
(A los Obispos de Camerún: 18 de marzo de 2006:
L’Osservatore Romano del 24 de marzo de 2006, p. 7).
El cristianismo está abierto a todo lo que hay de justo, verdadero y
puro en las culturas y en las civilizaciones; a lo que alegra, consuela
y fortalece nuestra existencia. San Pablo, en la carta a los Filipenses,
escribió: ‘Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro,
de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de
elogio, todo esto tenedlo en cuenta’ (Flp 4,8). Por tanto, los discípulos de Cristo reconocen y acogen de buen grado los auténticos valores
de la cultura de nuestro tiempo, como el conocimiento científico y el
desarrollo tecnológico, los derechos del hombre, la libertad religiosa y
la democracia. Sin embargo, no ignoran y no subestiman la peligrosa fragilidad de la naturaleza humana, que es una amenaza para
el camino del hombre en todo contexto histórico. En particular, no
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
descuidan las tensiones interiores y las contradicciones de nuestra
época. Por eso, la obra de evangelización nunca consiste sólo en adaptarse a las culturas, sino que siempre es también una purificación,
un corte valiente, que se transforma en maduración y saneamiento,
una apertura que permite nacer a la ‘nueva creatura’ (2 Co 5,17;
Ga 6,15) que es el fruto del Espíritu Santo (Benedicto XVI a la IV
Asamblea Eclesial Nacional Italiana, 19 de octubre de 2006:
L’Osservatore Romano del 27 de octubre de 2006, p. 9).
El papel histórico, espiritual, cultural y social que ha desempeñado la Iglesia católica en América Latina sigue siendo primario,
también gracias a la feliz fusión entre la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas con el cristianismo y con la cultura
moderna. Como sabemos, algunos ambientes afirman un contraste
entre la riqueza y profundidad de las culturas precolombinas y la fe
cristiana, presentada como una imposición exterior o una alienación para los pueblos de América Latina. En verdad, el encuentro
entre estas culturas y la fe en Cristo fue una respuesta interiormente esperada por esas culturas. Por tanto, no hay que renegar de ese
encuentro, sino que se ha de profundizar: ha creado la verdadera
identidad de los pueblos de América Latina (Benedicto XVI, a los
Nuncios Apostólicos de los países de América Latina, 17 de
febrero de 2007: L’Osservatore Romano en español del 23 de
febrero de 2007, p. 10).
Y en su reciente Exhortación Sacramentum caritatis, afirma:
A partir de las afirmaciones fundamentales del Concilio Vaticano
II, se ha subrayado varias veces la importancia de la participación
activa de los fieles en el Sacrificio eucarístico. Para favorecerla, se
pueden permitir algunas adaptaciones apropiadas a los diversos contextos y culturas. El hecho de que haya habido algunos abusos no
disminuye la claridad de este principio, que se debe mantener de
acuerdo con las necesidades reales de la Iglesia, que vive y celebra el
misterio de Cristo en situaciones culturales diferentes. En efecto, el
Señor Jesús, precisamente en el misterio de la Encarnación, naciendo de mujer como hombre perfecto, no sólo está en relación directa con
las expectativas expresadas en el Antiguo Testamento, sino también
con las de todos los pueblos. Con eso, Él ha manifestado que Dios
quiere encontrarse con nosotros en nuestro contexto vital. Por tanto,
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para una participación más eficaz de los fieles en los santos Misterios, es útil proseguir el proceso de inculturación en el ámbito de la
celebración eucarística, teniendo en cuenta las posibilidades de adaptación de los diversos documentos de la Iglesia al respecto. Para
lograr este objetivo, recomiendo a las Conferencias Episcopales que
favorezcan el adecuado equilibrio entre los criterios y normas ya publicadas y las nuevas adaptaciones, siempre de acuerdo con la Sede
Apostólica (No. 54).
Iluminado por estos criterios, expongo a continuación tanto
algunos logros que hemos tenido en la inculturación de la liturgia en
los pueblos indígenas, como los retos que implica.
1. LOGROS
En varias etnias se tiene ya la traducción a las lenguas nativas de la
Biblia, o al menos del Nuevo Testamento. En algunas partes, este
trabajo lo hicieron primero los protestantes, sobre todo los del
Instituto Lingüístico de Verano; sin embargo, se ha comprobado que,
además de errores doctrinales, tienen deficiencias culturales. En otras
partes, se han hecho y se están haciendo traducciones ecuménicas, o
sólo católicas. Este primer logro es fundamental, pues en la liturgia se
proclaman muchos textos bíblicos y se debe contar con una edición
católica confiable.
En varios pueblos indígenas, la liturgia se celebra en el idioma del
lugar, porque hay agentes de pastoral nativos, o porque los que han
llegado de fuera han aprendido el idioma. Algunas traducciones
litúrgicas ya han sido aprobadas por la Santa Sede; otras están en
proceso de lograrlo. El dominio del idioma indígena es presupuesto
básico para inculturarse. Es una injusticia que se siga imponiendo
una liturgia en un idioma que no es el propio.
Se ha formado a laicos indígenas, hombres y mujeres, como
catequistas y servidores para diversos ministerios, tanto instituidos
como reconocidos. Al menos, se les ha nombrado como Ministros
Extraordinarios de la Comunión. Ha habido un trabajo notable para
lograr que a la mujer se le reconozca su dignidad y su lugar en la
Iglesia y en la comunidad, a pesar de la persistente marginación.
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
Se han revalorado diferentes servicios tradicionales, como
mayordomos, fiscales, topiles, alféreces, capitanes, presidentes de
ermitas, rezadores, principales, ancianos, arregladores del corazón,
etc., para el servicio de la comunidad; la mayoría, tienen que ver con
los ritos y celebraciones de la piedad popular y de la liturgia. Algunos
de sus ritos tradicionales se han incorporado a la celebración litúrgica,
aunque no siempre con el debido discernimiento.
Se hacen esfuerzos por descubrir las “semillas del Verbo” en las
culturas indígenas, conociendo y valorando más la sabiduría de los
antepasados, tanto en sus libros sagrados, como en sus lugares de
culto y en sus costumbres. Se han ido perfilando los pasos para elaborar
una “Teología India” católica, lo cual incidirá ciertamente en las
celebraciones litúrgicas.
En varias diócesis, ha habido mucha creatividad para lograr una
Liturgia inculturada, incorporando a la Misa, a otros sacramentos y
sacramentales, a la Celebración Dominical de la Palabra, diversos ritos
propios de los pueblos indios, como danzas, “siembra de velas”, actos
penitenciales, ofrendas, incienso, procesiones, etc. Sin embargo, no
siempre se ha hecho con la debida armonía con el rito litúrgico, sin la
aprobación de la Conferencia Episcopal y sin la recognitio de la Santa
Sede. A veces, se tiene muy buena voluntad para inculturar la Liturgia,
pero se desconoce tanto su teología como la cultura indígena. Hay agentes
de pastoral que dan otro sentido, a veces ideologizado, de algunos ritos
indígenas, que no corresponde a lo que realmente contienen.
En nuestra diócesis, la institución de diáconos permanentes, en su
gran mayoría indígenas, ha respondido a una verdadera necesidad
pastoral. Son elegidos con gran participación de la comunidad; se
capacitan sin salir de su cultura y ejercen el ministerio en su pueblo.
Además de los servicios litúrgicos ordinarios, tienen responsabilidades
en las otras áreas pastorales de la evangelización y la promoción social.
Sus esposas les acompañan en el desempeño de las ceremonias. Son
una riqueza para ser una Iglesia más inculturada y autóctona. La orden
de la Santa Sede para suspender temporalmente la ordenación de más
diáconos permanentes, es por el temor de que su gran número (330
en este momento, y sólo 84 sacerdotes) sea una presión para exigir su
ordenación como sacerdotes casados. No vamos por ese camino; no
lo intentamos, aunque sí ha habido peticiones en ese sentido.
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2. RETOS
Como cimiento y base de toda inculturación, se requieren tres
amores, que son uno solo: Amor a Jesucristo, amor a su Iglesia y
amor a los pueblos indígenas. Amor a Jesucristo, porque es Él nuestra
inspiración y el centro al que debemos llevar a los pueblos. Amor a
su Iglesia, para construirla en comunión. Amor a los indígenas, para
ser un sacramento del amor del Padre, y no ir por otros intereses. Sin
amor apasionado por Jesucristo, no hacemos lo posible por llevar a
los pueblos hacia Él, sino que los dejamos con lo que tienen. Sin
amor sufriente y perseverante a nuestra Iglesia, corremos el peligro de
hacer nuestras propias iglesias, como sectas, que giran en torno a un
agente de pastoral, o amargarnos y desanimarnos cuando no
encontramos el apoyo que deseamos. Sin amor misericordioso a los
pobres, no soportamos por mucho tiempo vivir con ellos.
Jesucristo, al encarnarse, asumió la cultura judía. Este es el primer
desafío para la Iglesia: encarnarnos en las culturas donde el Señor nos
ha colocado. Esto implica conocer, valorar y respetar a nuestros
pueblos; estar cerca de sus gozos y tristezas; compartir su vida y
hacernos uno de ellos. Sin esta actitud del corazón, no es posible
ninguna inculturación, ni de la liturgia, ni del Evangelio, ni de la
Iglesia.
Jesucristo, sin embargo, manifestó plena libertad para purificar y
transformar lo que en la cultura judía no correspondía al plan original
del Padre. Tuvo más problemas con quienes defendían las tradiciones
mosaicas, que con el régimen romano. Además, no encerró a su Iglesia
en una cultura, sino que ordenó evangelizar todas las culturas. La
evangelización debe respetar las culturas; pero también tener la audacia
y la libertad de purificarlas y santificarlas.
La plenitud de los pueblos indios es Jesucristo. Es necesario que
Él crezca en ellos, y no seamos nosotros el centro. Nuestra tarea es
llevarles al encuentro vivo con Él, sobre todo en su Palabra y en sus
sacramentos. Para ello, es urgente hacer la traducción católica o
ecuménica de la Biblia, en los pueblos donde no se tenga. Es una
injusticia que muchos pueblos aún no tengan la traducción católica
de la Biblia. Además de biblistas y teólogos, se requiere la participación
de los mismos indígenas y de conocedores de la cultura. La traducción
70
BOLETÍN CELAM 317 - 318
debe hacerse en colaboración con las comunidades, y no ser sólo fruto
de un experto.
Hay que seguir buscando caminos para lograr una liturgia más
inculturada, en que se asuman ritos y costumbres que sean acordes
con el Evangelio y la práctica de la Iglesia. Esta
no tiene ningún poder para cambiar lo que es voluntad de Cristo,
que es lo que constituye la parte inmutable de la liturgia. Romper
el vínculo que los sacramentos tienen con Cristo que los ha instituido, o con los hechos fundacionales de la Iglesia, no sería inculturarlos,
sino vaciarlos de su contenido (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: La Liturgia Romana y la
Inculturación, 25).
Por ejemplo, en la celebración de la Liturgia, la palabra de Dios tiene
suma importancia, de modo que la Escritura Santa no puede ser sustituida
por ningún otro texto por venerable que sea (Ib 23).
Para hacer una buena inculturación litúrgica en los pueblos
indígenas, no basta la buena voluntad y el cariño por ellos. Es requisito
indispensable conocer a fondo la historia, la teología y la pastoral de
la liturgia, por una parte, y la historia, la antropología y la sociología
de las culturas indígenas, por otra. Esto pide un trabajo interdisciplinar, que requiere tiempo, paciencia, constancia y recursos
económicos. Desde luego, la participación de la propia comunidad,
de los catequistas, de los jóvenes y ancianos, de los servidores, es de
primera importancia. No puede ser imposición de un inquieto agente
de pastoral, que a los pocos días de llegar a la misión, ya quiere cambiar
todo. Además, hay que tomar en cuenta que las culturas siempre
están cambiando, y las culturas indígenas actuales están en un profundo
proceso de transformación, porque a casi todas partes llegan los medios
masivos de comunicación, por la migración y la movilidad humana
constante, por el racismo persistente. No podemos encerrarlos en
una reserva cultural, para exponerlos, como en un museo, a la
observación de los antropólogos.
Para que el proceso de inculturación litúrgica tenga futuro, hay
que involucrar tanto al obispo diocesano y a los agentes de pastoral,
como a la Conferencia Episcopal. Para avanzar con firmeza y confianza,
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se requiere procurar estar en comunión siempre con las Iglesias de la
misma Provincia eclesiástica, con la Conferencia Episcopal, y con la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos,
pues no somos dueños de la liturgia, sino sus servidores. No conviene
que un agente de pastoral, sin estar en comunión con el resto de la
Iglesia, haga por sí mismo todos los cambios que considere pertinentes,
porque al poco tiempo le cambian de lugar, viene otro que no está de
acuerdo con el anterior, y las comunidades sufren desconcierto. A
pesar de las resistencias que a veces encontremos en las instancias
eclesiales para introducir cambios, por encima de todo está la
comunión eclesial. La inculturación la hacen las Iglesias locales, pero
siempre en comunión con quien preside la Iglesia universal y sus
colaboradores. Hemos de hacer lo posible por que allá comprendan
nuestras realidades y situaciones tan diversas, y que nosotros aceptemos
de corazón sus indicaciones, para salvar la unidad eclesial.
La traducción es el primer paso de la inculturación. Por ello,
debemos empezar por traducir los textos litúrgicos actuales a los
idiomas indígenas, para lo cual hay que tomar en cuenta el iter que
prescribe la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos (cf. Anexo). Pero es necesario trabajar por llegar a tener
rituales propios inculturados, con aprobación de la Conferencia
Episcopal y la recognitio de la Santa Sede.
Que los agentes de pastoral mestizos aprendan y dominen, en la
medida de lo posible, el idioma indígena que se usa en donde
desarrollan su servicio. El uso de la lengua del lugar es un derecho
que tienen los pueblos originarios. Si no logramos hablarlo en forma
normal, que al menos leamos los textos litúrgicos ya traducidos, previo
conveniente ensayo.
Que las diócesis con mayoría de población indígena, den los pasos
necesarios para ser una Iglesia autóctona; para ello, que en todas las
comunidades haya agentes de pastoral indígenas: catequistas,
servidores, diáconos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Ha de llegar
el tiempo en que haya obispos indígenas. Hay que evitar, sin embargo,
el riesgo de ser una Iglesia autónoma, pues cada Iglesia particular debe
estar en comunión con la Iglesia universal, no sólo en la doctrina de la fe y
en los signos sacramentales, sino también en los usos recibidos universalmente
de la tradición apostólica ininterrumpida (Ib 26).
72
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Pedir al Espíritu Santo que nos conceda su luz, para realizar un
adecuado discernimiento de los elementos paganos que puedan
subsistir aún en las culturas indígenas, para distinguir lo que es
incompatible con el cristianismo y lo que puede ser asumido, en
armonía con la tradición apostólica y en fidelidad al Evangelio de la
salvación (cf. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos: La Liturgia Romana y la Inculturación, 16).
Los cristianos venidos del paganismo, al adherirse a Cristo, tuvieron
que renunciar a los ídolos, a las mitologías, a las supersticiones...
Conciliar las renuncias exigidas por la fe en Cristo con la fidelidad
a la cultura y a las tradiciones del pueblo al que pertenecen fue el
reto de los primeros cristianos... Y lo mismo será para los cristianos de
todos los tiempos (Ib 19; 20).
Hay que evitar el peligro de un sincretismo religioso.
Ello podría suceder si los lugares, los objetos de culto, los vestidos
litúrgicos, los gestos y las actitudes dan a entender que, en las celebraciones cristianas, ciertos ritos conservan el mismo significado que
antes de la evangelización. Aún sería peor el sincretismo religioso si
se pretendiera reemplazar las lecturas y cantos bíblicos, o las oraciones, por textos tomados de otras religiones, aun teniendo estos un
valor religioso o moral innegables... La recepción de los usos tradicionales debe ir acompañada de una purificación y, donde sea preciso,
incluso de una ruptura... Es preciso evitar cualquier ambigüedad
en todos los casos (Ib 47; 48).
No se puede volver a una situación anterior a la evangelización
(cf. Ib 32).
Compartir los materiales litúrgicos inculturados que ya existen en
unas diócesis, con otras donde haya indígenas de la misma etnia. Hay
que hacer lo posible por lograr textos unificados del mismo idioma,
a pesar de la resistencia que existe hacia las diferencias dialectales con
los pueblos vecinos.
Tengamos en cuenta, sin embargo, que no todos los actos religiosos,
no todas las expresiones cultuales, ni toda la vida cristiana deben
estar integrados a la liturgia. La liturgia es la máxima expresión de la
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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Iglesia, es fuente y culmen, es lo más sublime, pero no todo es liturgia.
Hay muchas expresiones de fe que no necesariamente deben meterse
en la celebración litúrgica. Esto nos da mucha libertad para respetar,
valorar y promover variadas formas de oración, muchos ritos
indígenas, compatibles con el catolicismo, sin necesidad de pretender
a fuerza hacerlos que quepan en la liturgia. Esta tiene sus propias
leyes y nosotros no somos sus dueños, sino sus ministros, sus
servidores.
Ante el fenómeno actual de la globalización de una cultura
uniformizante, que está influyendo gravemente para que las nuevas
generaciones ya no sigan las tradiciones de sus mayores, buscar el
método pastoral para que los niños y los jóvenes no pierdan las riquezas
de las culturas indígenas, y al mismo tiempo armonicen sus valores
con los de la modernidad. Hay que educar para la pluralidad cultural.
No se puede conservar a los indígenas como en reservas, sin influencias
del exterior, sino que se han de beneficiar de lo positivo que tienen el
desarrollo y el progreso de la humanidad, sin perder sus valores más
profundos.
No se debe reducir el servicio evangelizador inculturado a conservar
las buenas tradiciones indígenas, sobre todo las rituales, sino lograr
que éstas también se impliquen en la urgente transformación social,
para que los pueblos indios ya no vivan más en la injusticia, la
marginación, el racismo y la exclusión. El plan de Dios es que nuestros
pueblos en Cristo tengan vida, digna y abundante. De lo contrario,
los reducimos a ser un espectáculo folclórico.
La inculturación exige un esfuerzo metódico y progresivo de investigación
y discernimiento... Sólo podrá ser el fruto de una maduración progresiva en
la fe (Ib 5). A ello nos anima el Papa Juan Pablo II:
Reafirmo con insistencia la necesidad de movilizar a toda la Iglesia
en un esfuerzo creativo, por una evangelización renovadora de las
personas y de las culturas. Porque solamente con este esfuerzo la
Iglesia estará en condición de llevar la esperanza de Cristo al seno
de las culturas y de las mentalidades actuales (Discurso al Pontificio Consejo para la Cultura, 17 enero 1987).
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
ITER
PARA LA APROBACIÓN DE LA TRADUCCIÓN
Y LA PETICIÓN DE LA RECOGNITIO A LA SANTA SEDE
De la Instrucción Liturgiam authenticam, de la Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
79. La aprobación de los textos litúrgicos, sea definitiva, sea ad
interim o ad experimentum, se debe realizar mediante decreto. Para
llevar a cabo esto, de modo legítimo, es preciso observar lo que sigue:
a) Para que los decretos sean legítimos se requieren, en votación secreta, dos tercios de los sufragios de los que tienen derecho, en la
Conferencia de Obispos, a voto deliberativo.
b) Todas las decisiones que deban ser aprobadas por la Sede Apostólica, se deben enviar a la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, en doble copia, firmada por el Presidente y el Secretario de la Conferencia, y con el debido sello. En
dichas actas debe constar:
i) Los nombres de los Obispos y de los que se les equiparan en
derecho, que estuvieron presentes en la reunión.
ii) La relación de lo acontecido, en la que debe constar el resultado
de las votaciones, para cada una de las decisiones, junto con el
número de los votos favorables, los negativos y las abstenciones.
iii)La exposición clara de cada una de las partes de la Liturgia que
se deben traducir a lengua vernácula.
c) Se deben enviar dos ejemplares de los textos litúrgicos preparados
en lengua vernácula; en la medida de lo posible, envíese el texto en
soporte informático.
d) En una relación particular se debe explicar con toda claridad lo
que sigue:
i) El proceso y criterios seguidos en la traducción.
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ii) Un elenco de las personas que han participado en las diversas
fases del trabajo, junto con una breve nota que indique sus
cualidades y pericia.
iii)Los cambios introducidos, respecto a la traducción anterior del
mismo libro litúrgico, junto con las causas de los mismos.
iv) La indicación de cualquier cambio respecto al contenido de la
edición típica latina, junto con las causas por las que esto ha
sido necesario, y con la mención de la licencia concedida por la
Sede Apostólica para introducir un cambio de este tipo.
80. La praxis de pedir la recognitio de la Sede Apostólica, para
todas las traducciones de los textos litúrgicos, ofrece la necesaria
seguridad de que la traducción es auténtica y conforme con los textos
originales; y expresa y realiza el verdadero vínculo de comunión entre
el Sucesor de San Pedro y sus hermanos en el Episcopado...
81. La recognitio concedida por la Sede Apostólica se debe indicar
en la edición impresa, junto con la frase concuerda con el original, suscrita
por el Presidente de la Comisión litúrgica de la Conferencia de Obispos,
así como el imprimatur, firmado por el Presidente de la misma
Conferencia. Además, se deben enviar dos ejemplares de toda edición
impresa a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos.
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El tríptico de Benedicto XVI
“Cristo del Envío”
P. Joaquín Alliende
Asistente Eclesiástico Internacional
Ayuda a la Iglesia Necesitada
E
1. UN REGALO QUE PERMANECE
n el santuario mariano de Aparecida, el Papa Benedicto
XVI entregó al Episcopado de Latinoamérica y El Caribe
un tríptico. Por decisión de los obispos participantes de
la V Conferencia General, ese conjunto de pinturas
catequéticas, quedó allí para veneración del extenso y abigarrado
pueblo que peregrina a encontrarse con María Madre.
1.1. La Iglesia de Latinoamérica y del Caribe considera como hito
inicial de su evangelización un icono: la figura mestiza de María
de Guadalupe, representada en la tilma indígena de san Juan
Diego. Benedicto XVI quiso retomar esa tradición primigenia,
porque está consciente de la eficacia evangelizadora y devocional
del lenguaje de las imágenes en nuestras culturas.
1.2. Este tríptico contiene la espiritualidad y un programa pastoral
característico, ya antes propuesto por el Santo Padre como lema
de la V Conferencia: “Discípulos y misioneros de Jesucristo, para
que nuestros pueblos –en Él– tengan vida. ‘Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida’ (Jn 14,6)”. En lo pictórico, las imágenes provienen de la tradición del arte cuzqueño, del taller limeño Artes
Velásquez, del pincel del maestro Eduardo Velásquez y sus ayudantes. En este regalo del Papa se encuentran simbólicamente, las
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regiones americanas bañadas por el Atlántico y por el Pacífico. El
hecho de haber sido pintado en Lima, asume lo andino. Por quedarse ahora en el santuario de Aparecida, irradia memoria de fe
hacia la ribera del otro mar.
2. DOS LENGUAJES DEL PAPA
2.1. Benedicto XVI en las primera horas de su estadía en Brasil declaró
en portugués: “Ayer por la tarde, al sobrevolar el territorio
brasileño, pensaba ya en nuestro encuentro y despertaba en mí
el deseo de dar a todos vosotros un abrazo bien brasileño”.
Este Papa alemán universal quiso, en su primer viaje americano,
entrar en comunicación con nuestras Iglesias. Como obispo de
Roma él es un sacramental, un signo muy específico, de la caridad del Buen Pastor. En tal condición quiso entregar un
enjundioso mensaje a la mitad de los católicos del mundo, los
que peregrinan por la América mestiza. En su valija de viaje venían
78
BOLETÍN CELAM 317 - 318
sus homilías y discursos largamente preparados. Por ellos habló a
los que, más naturalmente, siguen los textos doctrinales. Además,
en varios instantes, se comunicó con el lenguaje del gesto
espontáneo y de la sonrisa tímida de bávaro sucesor de Pedro. En
la retina permanecerá inolvidable cuando largo abrazo estrechó a
unos cinco niños en la Granja de la Esperanza próxima a
Aparecida.
2.2. Benedicto XVI buscó además otro lenguaje, el idioma “no verbal”: la imagen, la iconografía religiosa. Por sus viajes anteriores a
lo largo y ancho del Continente latinoamericano, él estaba consciente que la cultura mestiza nació del abrazo, intenso y doloroso, de las culturas indígenas con los ibéricos que iban saliendo
del mundo medieval tan poblado de rostros, figuras y colores.
Por su parte, el universo autóctono se expresaba en un río de
signos y jeroglíficos riquísimos de semillas del Verbo. La cultura
que emerge del encuentro de esos dos orígenes, tiene un icono
mayor, una bandera inicial, una clave misteriosa y supra-humana. Al comienzo fue la imagen. Un rostro moreno de mujer. Ni
ibérico, ni azteca. Una fusión de ambos. La imagen de María de
Guadalupe fue la síntesis del Evangelio que el Señor de la historia nos regaló cual vagido de nuestra fe primigenia.
2.3. En los meses previos a su peregrinación a Brasil, el Santo Padre
encargó un tríptico, a la usanza pictórica de las regiones andinas.
Escogió por cuna de la obra a la vieja capital del Virreinato del
Perú, la mística Lima de San Toribio de Mogrovejo, de Santa
Rosa, del mulato Martín de Porres... A través de esta pintura de
cinco superficies cromáticas, el mensaje papal a Latinoamérica
puede pasar a esas gentes que, más que leer, miran y contemplan.
Puede hablar a pueblos que están marcados por una evangelización barroca figurativa y teatral, desplegada en figuras y
cromatismos. Benedicto XVI entroncó así con los retablos de
catedrales y parroquias y con la humilde pintura popular de los
artistas anónimos. Nuestra historia americana muestra que esas
imágenes religiosas tienen una gran permanencia evangelizadora.
Cuando sólo muy pocos siguen citando los textos y homilías
pretéritas, el pueblo creyente vuelve a encender cirios titilantes
ante los iconos de su fe y su esperanza.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
79
2.4. Texto y pintura: dos lenguajes de un Pontífice y de un mensaje
con vigor de futuro. Durante meses Benedicto XVI maduró, en
contacto con el Cardenal Presidente del CELAM, el programa
pictórico-catequético del tríptico. Es la síntesis apretada y
comunicativa de la espiritualidad de discípulos que son enviados
a evangelizar. En la próxima Misión Continental, convocada por
los Pastores en Aparecida, este regalo del Papa puede jugar una
función muy importante, si los pastores y catequistas tienen la
habilidad pedagógica de presentarlo y difundirlo bien y seriamente. El tríptico de Benedicto XVI tiene grandes potencialidades pastorales en el anuncio y en la devoción, en los militantes y
en la religiosidad popular. El lugar que actualmente ocupa la
televisión en nuestras sociedades, viene a reforzar la importancia
de la imagen, de lo “icónico”, dándole al tríptico de Aparecida
nuevas posibles resonancias en una estrategia pastoral creativa y
apremiante.
3. EL PROGRAMA ICONOGRÁFICO SE DESPLIEGA EN OCHO CUADROS
3.1. El motivo central lo ocupa
una representación de Cristo Resucitado, a la hora del
envío misionero de los discípulos. La radiante figura
de Jesús preside la totalidad
del tríptico con el halo de
una serena victoriosidad. En
los rostros de los enviados
se manifiesta la plural riqueza del pueblo de Dios. Hay
hombres y mujeres. Son algunos de tez blanca. Otros
rostros son de mulatos, de
indígenas, o de mestizos.
Hacia el fondo, se ve la escena del Calvario y dos ángeles, tan presentes éstos en
nuestra tradición de fe. En
la leyenda se reproduce
80
BOLETÍN CELAM 317 - 318
la autodefinición del Mesías, las
palabras del envío discipular
–“vayan y hagan discípulos a
todos los pueblos” (Mt 28,19)–
y el encargo solemne de la
Madre de Dios confiada a la
Iglesia.
3.2. A la luz del milagro de Caná
se señala catequéticamente el
imperativo pastoral de movilizar el amor de los fieles
a María a una obediencia
irrestricta al querer de Jesús
–“hagan lo que Él les diga”–.
La figura de los esposos, destaca la grandeza del sacramento del matrimonio. Las tinajas del vino expresan la alegría
de los discípulos que, por la
“manifestación de su gloria…
creyeron en Él”, adelantando
la boda mesiánica en la casa
del Padre.
3.3. Vocación de los primeros.
Pedro y Andrés, Santiago y
Juan son llamados. Las palabras de elección de Jesús, tienen una réplica humilde de
Pedro, quien se siente del
todo indigno para seguir la
vocación de apóstol. Desde
ahora serán pescadores de
hombres. Los cuatro escogidos aceptan remar mar adentro y echar las redes sólo “en
tu nombre”. El resultado es
una abundancia milagrosa.
Han dejado todo. Comienzan la senda del seguimiento discipular.
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3.4. La multiplicación de los panes. El verde de la hierba recuerda
que ocurrió en primavera. Cristo despliega el poder de su misericordia, haciendo abundante el escaso alimento inicial. Pero no es
él quien entrega el pan a la multitud –”denles ustedes de comer”. Los discípulos tienen el
mandato de atender a los
menesterosos. Resuena aquí
una urgencia mordiente. Es un
imperativo de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe de
atender a los pobres y postergados, “sea en el socorro de sus
necesidades más urgentes,
como también en la defensa de
sus derechos” (Homilía de
Benedicto XVI a los obispos brasileños, 11.05.07).
3.5. Encuentro con los discípulos de Emaús. Esta escena muestra cómo
Jesús mismo entra en el dinamismo peregrinante de la Iglesia.
Durante el camino, Él explica
las Escrituras. En la mesa de
Emaús, el Resucitado parte y
comparte el pan. Pictóricamente, la atención se focaliza en la
centralidad complementaria de
la Palabra y la Eucaristía. El
texto de la leyenda registra la
intensidad del encuentro del
discípulo con su Maestro. Es
un ardor contemplativo que
llevará a un nuevo trayecto misionero hacia Jerusalén.
3.6. La venida del Espíritu Santo. Es el nacimiento de la Iglesia.
Los apóstoles se congregan en torno a María Madre. Pedro
tiene las llaves, como símbolo de su encargo específico en el Co-
82
BOLETÍN CELAM 317 - 318
legio Apostólico. “Todos
quedaron llenos del Espíritu Santo”. Aparecen las
mujeres, de las que habla
el libro de los Hechos.
Unidad en la comunión
del Espíritu Santo. Variedad de carismas. Sólo por
el vigor divino que el
Paráclito les concede, podrán asumir la ardua misión encomendada.
3.7. Los discípulos de Jesús evangelizan. Sucede ahora. Los discípulos entran en la vida de “nuestros pueblos”. La evangelización
ocurre en el diálogo cotidiano. Los discípulos y misioneros del siglo XXI
prolongan el amor y el
compromiso de san Juan
Diego de Guadalupe, con
la Biblia en la mano. En su
tilma va, impresa por el
cielo, la imagen de la Virgen María, discípula perfecta y sabia educadora de
los elegidos por Jesús para
la tarea de evangelizar.
3.8. El Padre Eterno y el Espíritu Santo. Corona el tríptico una imagen del Padre de Jesucristo. Se muestra a la Primera Persona, unida por el Espíritu al Señor Resucitado. Con este remate, todo el
tríptico logra un expreso carácter trinitario, tal como era usual en
los retablos de la primera evangelización. Se indica así cuál es la
fuente y el destino de la historia humana. El Dios Uno y Trino es
propuesto como la suprema realidad de amor, en la que se sostienen e inspiran todas las formas fraternas de comunión y solidaridad que brotan del evangelio en la historia concreta de los pueblos. Dos santos son retratados como testigos mayores del
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
83
acontecimiento fundante: Toribio, varón, español y misionero,
primer obispo de Lima y Rosa, mujer de cuna limeña, misionada,
consagrada, primera santa de la nueva frontera de la Iglesia.
4. PRESENCIA SUYA
4.1. Benedicto XVI ha dejado a los países de América Latina y El
Caribe el regalo de su presencia, de su oración, de sus palabras
vivificantes y valientes. Junto a ello está el don de este tríptico
que representa el “Cristo del Envío”. El pueblo creyente lo irá
recibiendo, no sólo como una ilustración de verdades. Tal vez lo
hará suyo y lo transformará, por la plegaria, en un icono de su
devoción cálida y confiada. Será una parábola pictórica en la cual
se unan el Credo de la fe con la persona del Sucesor de Pedro, el
padre común.
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
La brecha digital y
la sociedad de la información,
una mirada desde la RIIAL
Sr. Edgardo Horacio Lürig
Responsable de Formación del Centro Nuestra Señora de Guadalupe
de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL)
A
BRECHA DIGITAL Y SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN, DEFINICIONES
ntes de entrar de lleno en el aporte sobre brecha digital
desde la mirada de la RIIAL (Red Informática de la
Iglesia en América Latina) y desde el Centro Nuestra
Señora de Guadalupe, creo conveniente definir
previamente qué entendemos por Brecha Digital y Sociedad de la
Información.
Nos dice la Wikipedia: Brecha digital es una expresión que hace
referencia a la diferencia socioeconómica entre aquellas comunidades
que tienen Internet y aquellas que no, aunque también se puede referir
a todas las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
(teléfonos móviles y otros dispositivos). Como tal, la brecha digital
se basa en diferencias previas al acceso a las tecnologías. Este término
también hace referencia a las diferencias que hay entre grupos según
su capacidad para utilizar las TIC (Tecnologías de la Información y la
Comunicación) de forma eficaz, debido a los distintos niveles de
alfabetización y capacidad tecnológica. También se utiliza en ocasiones
para señalar las diferencias entre aquellos grupos que tienen acceso a
contenidos digitales de calidad y aquellos que no1.
1
Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Brecha_digital.
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85
La brecha digital se define como la separación que existe entre las
personas (comunidades, Estados, países…) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas
y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas2.
Con respecto al término Sociedad de la información, la Wikipedia
nos dice que: “Una sociedad de la información es una sociedad en la
que la creación, distribución y manipulación de la información forman
parte importante de las actividades culturales y económicas”3.
La sociedad de la información es vista como la sucesora de la
sociedad industrial. Relativamente similares serían los conceptos de
sociedad post-industrial (Daniel Bell), posfordismo, sociedad
postmoderna, sociedad del conocimiento, entre otros.
Desde la perspectiva de la economía globalizada contemporánea,
la sociedad de la información concede a las TIC, el poder de convertirse
en los nuevos motores de desarrollo y progreso.
En todo caso, aun quienes se muestran optimistas con respecto a
la “Sociedad de la Información”, admiten que la brecha digital es uno
de los principales obstáculos en este modelo de desarrollo. A grandes
rasgos, este fenómeno se refiere a todos aquellos sectores que
permanecen por muy diversas razones, al margen de los beneficios y
ventajas asociados a las TIC4”.
LA RED INFORMÁTICA DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA5
La UNESCO, en el I Congreso Continental de Iglesia e Informática, en el año 2003, ha destacado el papel de la RIIAL, como una
red social única en el mundo. No por su infraestructura tecnológica
2
Arturo Serrano, Evelio Martinez; “La Brecha Digital: Mitos y Realidades”, México, 2003,
Editorial UABC, 175 páginas, ISBN 970-9051-89-X www.labrechadigital.org.
3
Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_de_la_informaci%C3%B3n.
4
TIC o TICs: Tecnologías de la Información y la Comunicación. También se les llama Nuevas
Tecnologías.
5
Agradezco el invalorable aporte del libro del P. Justo Ariel Beramendi, “La RIIAL y la
informatización de América Latina”, que sirvió de guía para el desarrollo de esta ponencia.
86
BOLETÍN CELAM 317 - 318
(que no es mucha), sino fundamentalmente por sus principios que a
continuación veremos.
La RIIAL, surgida antes de que el fenómeno Internet se expandiera
en el continente latinoamericano, dio respuestas concretas al problema
de la brecha digital. Pero antes abordar dichas respuestas, creo
conveniente, explicar que es la RIIAL y cuál es su filosofía6.
La RIIAL es: una Red de personas, de la Iglesia, para la Iglesia y
para la Sociedad. Para la Iglesia: instrumento de comunicación. Para
la sociedad: instrumento para el encuentro y la evangelización.
Permite: acortar distancias, reducir tiempos, disminuir costos, reunir
conocimientos, encontrar y distribuir información. Inicialmente estaba
pensada para ser una red informática, de ahí su nombre. Con el
tiempo, se convirtió en una importante red social.
Es un instrumento para la comunión porque ayuda a conocercomprender la situación que viven los demás, compartir experiencias,
documentos y recursos, estrechar los vínculos entre las Iglesias
particulares, compartir la vivencia de la fe, contemplar juntos la realidad
del Continente a la luz de la fe, conjuntar esfuerzos para la
evangelización, hacer accesibles recursos y conocimientos a los grupos
más necesitados, llegar a los agentes de Evangelización oportunamente.
Con el uso de la informática se ha desarrollado la ciencia, se han
impulsado las empresas, se han humanizado muchas tareas. Así pues,
ambos pueden servir también para la Evangelización, teniendo en
cuenta que es un proceso generalizado en el mundo, y que los signos
de los tiempos nos impulsan a servirnos de él.
La capacidad de formar equipos de personas que colaboren entre sí
para lograr una meta común, ha mostrado siempre ser muy fructuosa. Pero yo diría que hoy se trata de un método irrenunciable. La
configuración de nuestro mundo ya no admite las figuras solitarias
que brillan y se extinguen en un fulgurante aislamiento. La complejidad de la sociedad actual requiere una visión interdisciplinar.
Nadie puede permitirse el lujo de rechazar la aportación de los otros
6
Textos extraídos de www.riial.org.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
87
sin correr el riesgo de ser más pobre. La colaboración de todos en este
campo es, si cabe, más necesaria y más urgente que nunca. Al formar una red, siendo cada uno quien es, se hace capaz de escuchar a
los demás, compartir sus hallazgos y sentarse a la mesa de un banquete donde todos dan y reciben, aceptada la invitación del “Presidente del Ágape”. Suscitar redes implica a la vez paciencia y humildad por parte de todos. Así los frutos son mayores y más permanentes,
pues se ve que no sólo el mensaje es el de Cristo, sino también lo es el
modo como se expresa, y es vivido en unidad por las personas que lo
proclaman (S.E.R. Pierfranco Pastore, Secretario del Pontificio
Consejo para las Comunicaciones Sociales. Lima, 24 de marzo
de 2000).
El proyecto técnico estudia soluciones en tres áreas:
• La Comunicación: comunicar a las personas e instituciones,
asegurar la privacidad y reserva de las comunicaciones y acortar
distancias, tiempos y costos.
• Las Bases de Datos: ayudar a acceder a entidades y encontrar
personas, proveer de estadísticas y datos que ayuden a comprender la realidad, proveer los datos de los cristianos de manera que puedan ser fácilmente accedidos, mantener actualizadas
y accesibles las Guías Eclesiásticas y demás datos de interés general y proveer de programas para la gestión económica.
• Los Bancos Documentales: digitalizar la documentación de la
Iglesia para su mejor conservación y difundir la sabiduría y la
enseñanza eclesial de manera sencilla y accesible.
CONTRIBUCIONES DE LA RIIAL EN LA REDUCCIÓN DE LA BRECHA DIGITAL
La RIIAL, desde sus orígenes ha sido misionera en esta cultura
digital. Impulsada por el “Id y evangelizad hasta los confines
del mundo”, ha buscado siempre la inclusión en el área de las
TICs favoreciendo a “… los excluidos por el analfabetismo
tecnológico…”7.
7
Documento de Aparecida, N. 402.
88
BOLETÍN CELAM 317 - 318
• “Una red humana de respuestas y ayudas”: “Todo miembro de
la RIIAL que encuentre soluciones específicas para su propio
contexto, está invitado a compartirla con los demás, en el espíritu solidario de la RIIAL. Se trata de un espacio colaborativo,
un modo de uso de la informática con espíritu de colaboración, de comunicación y comunión… Puede compararse con
una ‘mesa común’ en la que cada uno participa según su identidad eclesial y ofrece sus hallazgos de forma gratuita para los
demás miembros, beneficiándose a su vez con lo de los otros.
Esto genera una conciencia de red”8. “Una Red, dentro de la
gran red de la humanidad, que se convierta en permanente agencia de sentido, que ofrezca como contenidos al hombre de hoy
respuestas certeras y que siempre esté dispuesta a dar razones de
nuestra esperanza (cf. 1 P 3,15)”9.
• “Llegar a los últimos”: desde sus inicios, la RIIAL ha tenido
como eje principal de su acción “Llegar a los últimos”. Es decir,
uno de sus objetivos principales ha sido “construir una red para
la comunión eclesial, que sirva a los más pobres y necesitados y
que lleve el mensaje del evangelio hasta el último rincón del
continente”10. Como se lee al pie del sitio web de la RIIAL:
“Mientras exista en el continente un sacerdote, una comunidad
religiosa, un catequista, un agente de pastoral que esté necesitado de comunicación y de asistencia de materiales para su vida y
su trabajo evangelizador, la RIIAL estará ‘en construcción’ y no
habrá completado su objetivo”.
• “Necesidad-Servicio”: la RIIAL ha ideado soluciones siempre
de acuerdo a la ecuación “Necesidad-Servicio”, es decir, ha creado servicios que apunten a necesidades reales y concretas. Ejemplo: si la Iglesia necesitaba comunicación, la RIIAL buscó soluciones diversas de comunicación: e-mail, correo, telefonía,
etc. Más adelante, veremos algunos ejemplos de redes de comunicación creadas con pocos recursos pero con mucho ingenio.
• “Traje a medida”: otro concepto fundamental en la filosofía
RIIAL es confeccionar el “traje a medida”, ya que el proyecto es
8
Ponencia de la Lic. Leticia Soberón, Coordinadora General de la RIIAL.
9
Mensaje del Papa Juan Pablo II al I Congreso Continental sobre Iglesia e Informática, 2003.
10
Conclusiones del Encuentro Continental de la RIIAL, Brasilia 1994.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
89
aplicado según la realidad: no se aplica de una única forma. Se
tienen en cuenta, en cada país, diócesis, etc., los objetivos
eclesiales propios a corto, mediano y largo plazo, las condiciones socio-económicas de la Iglesia local. Las personas que lo
llevan adelante, las necesidades concretas de cada punto de la
Red, la cultura a la que servirá, las posibilidades técnicas del
mercado propio y la situación técnica del lugar11.
• “Experiencias piloto”: con su experiencia de casi 20 años, la
RIIAL propone realizar los proyectos de TICs con la metodología de experiencia piloto, con un grupo reducido, gradualmente, por etapas. Y poco a poco, ir extendiendo el proyecto
hasta alcanzar toda la realidad.
• “Principio de subsidiariedad”: por el cual las diócesis más grandes o con mayor infraestructura o personal, “apadrinan” a diócesis más pobres o pequeñas.
• “Capilaridad”: “Se llega hasta el último no por disponer de una
gran infraestructura, sino por la dinámica de la capilaridad de la
propia Iglesia”. La RIIAL aprovecha los canales que le son propios: capillas, parroquias, diócesis, conferencias, institutos,
universidades, colegios, etc. para poder llegar al que necesita
los servicios concretos.
EJEMPLOS DE ALGUNOS PROYECTOS DE INCLUSIÓN DIGITAL
QUE LLEVÓ ADELANTE LA RIIAL
¾ Experiencias de Conectividad, Eje de Comunicación:
• Argentina, Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz: año 1995,
construcción de una Red de correo electrónico sin Internet,
con computadores 286, 386 y 486, bajo Windows 3.1. Dicha
red aún funciona, combinada con una red más avanzada.
• Cuba, Conferencia Episcopal: año 2000, construcción de una
Red de correo electrónico con una única cuenta de correo a
bajísima velocidad provista por el gobierno para todas las diócesis de la isla.
11
Espiritualidad o Filosofía RIIAL.
90
BOLETÍN CELAM 317 - 318
• Perú, Diócesis selvática: año 2000, sin electricidad ni líneas telefónicas, construcción de una Red de correo electrónico a través de la tecnología de radio módem (Esto es servicio de email
combinando computadoras y equipos de radio llamado). Con
equipos antiguos. Dicha red aún funciona.
¾ Agencias de Noticias y Servicios Informativos: la RIIAL ha ido
acogiendo o generando agencias de noticias en formato digital,
accesibles vía web o por envío en formato de boletín digital o
newsletter:
• ZENIT: agencia electrónica informativa católica. “El mundo visto
desde Roma”, en español, inglés, francés, portugués, alemán e
italiano. Noticias diarias, análisis semanal. Es la Agencia católica de mayor difusión en el mundo. Ver www.zenit.org.
• O BSERVATORIO D IGITAL (Servicio de Observación sobre
Internet - SOI): un asistente para el examen constante de diversas realidades en la Sociedad de la Información, y de la propia
Internet como fenómeno técnico, cultural, religioso y social.
Publica un Boletín semanal. Análisis sobre el impacto de las
nuevas tecnologías y su uso en los diversos ámbitos sociales,
desde una visión esperanzada, con base en los valores del Evangelio. Elabora estudios sobre la evolución de la “cultura digital”
a través de un equipo interdisciplinar e intercultural desde
América Latina y España. Ver www.observatoriodigital.net
• Agencia informativa católica argentina: noticias diarias vía email con información de la Iglesia Argentina y universal. Información sobre obispados, obispos y documentos. Santoral.
Documentos oficiales de la Iglesia. Temas de actualidad. Ver
www.aica.org.
• Agencia electrónica informativa católica realizada en Perú. Servicios web con santoral, enciclopedia católica y muchos otros.
Español e inglés. Ver www.aciprensa.com.
¾ Radio y Servicios para Emisoras:
• Radio Vaticano: informativo semanal en español, portugués
que llega automáticamente a todos los subscriptores a través de
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
91
la RIIAL. Este llega en forma escrita y en audio según lo que el
subscritor lo desee. El interés de este sitio es llegar a todos los
interesados siguiendo la filosofía de la RIIAL pero especialmente
a las emisoras, periódicos, televisión, etc. Actualmente se
cuenta con muchos subscriptores que de diversas maneras están
en comunicación con nosotros. Este informativo vía e-mail
puede también encontrarse en la página web de la Radio Vaticana, sección en español para América Latina y en la pagina
web de la RIIAL. Todos los boletines se mantienen en un archivo para que pueda ser consultado posteriormente. Ver
www.radiovaticana.org. y www.radiovaticano.org/demand.htm.
¾ Bancos Documentales:
• Servidoras: como la Iglesia necesitaba documentos eclesiales en formato digital para sus tareas pastorales, la RIIAL
desarrolló los Bancos Documentales, disponibles vía web
(www.servidoras.org.ar) pero también pensando en aquellos
que no pueden acceder a Internet, disponibles en CD-ROM o
incluso en disquetes que funcionan bajo Windows 3.1.
• Clerus: Documentos eclesiales en diferentes formatos e idiomas (CD, Smart-CD, Web, PDA, Móviles). Ver www.clerus.org.
• Biblioteca Electrónica Cristiana (BEC), actualizada constantemente, con los documentos más recientes del Magisterio pontificio y de la Santa Sede en general. Especialmente
rica en Teología, Patrística, Pastoral, Humanidades. Ver
www.multimedios.org.
¾ Desarrollo de Software Eclesial y Formación para la RIIAL
• Centro de Formación y Desarrollo de la RIIAL “N.S. de
Guadalupe”: El Centro, surgido en el año 2003 a instancias del
PCCS, desde el año 1999 ofrece el software gratuito para la gestión de curias diocesanas y parroquias llamado “Office Eclesial”.
El mismo funciona en diversas versiones para los diferentes tipos de computadoras: desde PC 386 con Windows 3.1 hasta
las de última generación, incluyendo Windows Vista. Linux o
Mac no han sido contemplados como plataformas aún porque
en base a estudios previos, el continente posee en su gran ma-
92
BOLETÍN CELAM 317 - 318
yoría sistemas operativos Windows. Bajo Linux, hubo pruebas
usando emuladores.
¾ Formación
• Centro de Formación y Desarrollo de la RIIAL “N.S. de
Guadalupe”:
* Cursos presenciales sobre la RIIAL: desde el año 2003, el
Centro ha organizado en forma colaborativa con las Conferencias Episcopales 18 cursos presenciales para la formación
de Técnicos o Delegados RIIAL en los siguientes países:
Bolivia, Ecuador, Guatemala, Honduras (con la participación de Costa Rica, El Salvador y Nicaragua), Paraguay (2
veces), Chile, Venezuela (2 veces), Argentina, Uruguay,
Cuba, Perú, México, Panamá y República Dominicana. Ha
estado presente como Experto en los Talleres sobre Nuevos
Lenguajes de la Comunicación organizados por el CELAM
en Colombia, Argentina y El Salvador.
* Cursos de formación virtuales: cursos virtuales del software
“Office Eclesial” a bajo costo, para llegar de esa manera a
muchas comunidades que no pueden costear los gastos de
un curso presencial.
• Instituto Superior de Catequesis Argentino: el ISCA es un Instituto Superior nacional de catequética cuya finalidad se inscribe en el ámbito de la investigación y de la formación de
formadores. Por eso asume la preparación de los que van a ejercer la responsabilidad de la animación, coordinación, conducción y/o formación en la catequesis a nivel diocesano, regional
y nacional, en las casas de formación del clero y en el ámbito de
las congregaciones religiosas. Ver www.isca.org.ar.
• Espacios de Estudio, Formación y Diálogo Interdisciplinar: con la voz “formación interdisciplinar” la RIIAL está
dando paso a una serie de personas y focos de sabiduría y
cultura que desean hacer de su rica experiencia un patrimonio
común y de la interrelación y el diálogo unas bases de conocimiento interdisciplinar en que se apoye el futuro. Filosofía, Cultura de la paz, formación en valores, etc. Ver
http://www.riial.org/espacios.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
93
¾ Webs eclesiales gratuitas
• Proyecto Trimilenio (www.trimilenio.com): la RIIAL provee
a través de VE Multimedios, un espacio de alojamiento gratuito, diseño y soporte técnico para las parroquias, diócesis, movimientos, grupos juveniles, etc.
¾ Proyectos de las Conferencias Episcopales: por último cada Responsable de la RIIAL de las Oficinas de Comunicación a nivel
país, desarrolla proyectos de inclusión digital. Alguno de ellos son:
• Ecuador: desarrollo del Plan Amanecer, Curso Virtual de “Office
Eclesial” para todos los técnicos diocesanos, Programa de Radio “Sin cables”, Manuales de Computación Básica para Párrocos, etc.
• Perú: la RIIAL Perú recorrió presencialmente todas las diócesis
del país en la persona de la Sra. Rosa Ramón, visitando y ofreciendo los servicios propios.
• Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica:
desarrollo de la Red de Medios de Comunicación Centroamericana, aplicando los principios de la RIIAL a todos los MCS.
• Bolivia: la RIIAL Bolivia ha recorrido y visitado todo el país,
formando en comunicaciones e informática. Ha desarrollado
un Directorio online de todo el país. Un servicio muy importante es el ofrecido por www.diakonia.com, que es una escuela
superior de comunicación audiovisual: producciones audiovisuales, Campañas de promoción y educación sobre cultura y
valores y Boletín electrónico.
¾ Portales: todos ellos ofrecen gran cantidad de subsidios para la
vida espiritual, la pastoral, la información sobre la fe, consultorios
familiares, fotos y dibujos digitales para hojas parroquiales y
publicaciones, etc.
•
•
•
•
•
94
www.churchforum.org
www.es.catholic.net
www.encuentra.com
www.elvaticano.com
www.aciprensa.com
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONCLUSIÓN
La RIIAL, de acuerdo a uno de sus lemas: “Mientras exista en el
continente una persona que necesite comunicación, estará ‘en
construcción’ y no habrá completado su objetivo”. De acuerdo a la
realidad sobre Brecha Digital que conocemos, la RIIAL estará en
construcción permanente.
Y de la misma manera, todas las iniciativas tendientes a reducir la
famosa Brecha Digital, también se encuentran en construcción
permanente, ya que surgirán nuevos desafíos, nuevas tecnologías,
nuevas comunidades incomunicadas.
La tentación que se da muchas veces en proyectos de tecnología y
comunicación es pensar en la cuestión económica: qué equipos se
deben comprar, maquinaria, materiales, etc. Cuando en realidad, lo
primero es tener bien claro el mensaje a transmitir, comprender que
cada medio tiene su lenguaje, conocer a los destinatarios del mensaje
y el equipo de personas con que se cuenta para el trabajo, verificar la
ecuación necesidad-servicio, comenzar con lo que se tiene, ya que no
siempre “lo último” es lo que sirve. Lo que sirve viene evaluado de su
capacidad para satisfacer la necesidad planteada y trasmitir el mensaje
deseado, ya que a veces las cosas “viejas” o sistemas que combinan
resultan ser los más adecuados para nuestra necesidad concreta12. Como
la RIIAL lo ha comprobador en algunas de sus experiencias, hechas
con muy pocos recursos.
La clave está en las personas. No en las computadoras, no en las
tecnologías, no en las estructuras. La conexión no asegura la
comunicación. La clave está en conformar una red de personas, que
mediante su compromiso y convencimiento personal, hagan lo posible
para que la comunicación “llegue al último”.
Y “llegar al último” será posible si cada persona que conforma la
red se convierte en un “tejedor de redes”13, es decir, en gente que
12
Mons. Lucio Ruiz, Coordinador Técnico de la RIIAL, elementos de la Catédra Comunicación Digital, PUSC.
13
Lic. Leticia Soberón, Coodinadora General de la RIIAL, Ponencia I Congreso Iglesia e
Informática.
Ver http://www.iglesiaeinformatica.org/1-4-No%20basta%20ser%20uno%20mismo.pdf.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
95
dedique tiempo y esfuerzos a abrir espacios comunes de colaboración
con otros individuos y entidades, de modo que los esfuerzos de cada
uno se articulen entre sí, configurando áreas más amplias de comunión
y de participación, incluso de una forma interdisciplinar que atraviese
las fronteras de la propia específica área de acción.
El tejedor de redes es aquél que, sin dejar de ser él mismo, es capaz
de mirar a su alrededor, comprender también los estilos y metas de
los demás y dialogar con ellos para aunar esfuerzos en lo posible. La
reflexión conjunta ayuda a establecer vínculos más duraderos y permite
ofrecer servicios más amplios a los destinatarios de ambos. Vista en
esta clave, la pluralidad de formas, estilos o sensibilidades no sólo no
constituye ningún obstáculo, sino se manifiesta como una gran riqueza
para el conjunto.
96
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Mensaje del Santo Padre
Benedicto XVI a los jóvenes
del mundo con ocasión
de la XXIII Jornada Mundial
de la Juventud 2008
“Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo,
que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos”
(Hch 1, 8)
Queridos jóvenes:
1. LA XXIII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
R
ecuerdo siempre con gran alegría los diversos momentos
transcurridos juntos en Colonia, en el mes de agosto de 2005.
Al final de aquella inolvidable manifestación de fe y entusiasmo, que permanece impresa en mi espíritu y en mi corazón,
os di cita para el próximo encuentro que tendrá lugar en Sydney, en 2008.
Será la XXIII Jornada Mundial de la Juventud y tendrá como tema: Recibiréis
la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos (Hch 1,
8). El hilo conductor de la preparación espiritual para el encuentro en Sydney
es el Espíritu Santo y la misión. En 2006 nos habíamos detenido a meditar
sobre el Espíritu Santo como Espíritu de verdad, en 2007 quisimos descubrirlo
más profundamente como Espíritu de amor, para encaminarnos después hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2008 reflexionando sobre el Espíritu de
fortaleza y testimonio, que nos da el valor de vivir el Evangelio y la audacia de
proclamarlo. Por ello es fundamental que cada uno de vosotros, jóvenes, en
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
97
la propia comunidad y con los educadores, reflexione sobre este Protagonista de la historia de la salvación que es el Espíritu Santo o Espíritu de Jesús,
para alcanzar estas altas metas: reconocer la verdadera identidad del Espíritu, escuchando sobre todo la Palabra de Dios en la Revelación de la Biblia;
tomar una lúcida conciencia de su presencia viva y constante en la vida de la
Iglesia, redescubrir en particular que el Espíritu Santo es como el “alma”, el
respiro vital de la propia vida cristiana gracias a los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía; hacerse capaces así de
ir madurando una comprensión de Jesús cada vez más profunda y gozosa y,
al mismo tiempo, hacer una aplicación eficaz del Evangelio en el alba del
tercer milenio. Con mucho gusto os ofrezco con este mensaje un motivo de
meditación, ir profundizándolo a lo largo de este año de preparación y ante
el cual verificar la calidad de vuestra fe en el Espíritu Santo, de volver a
encontrarla si se ha extraviado, de afianzarla si se ha debilitado, de gustarla
como compañía del Padre y del Hijo Jesucristo, gracias precisamente a la
obra indispensable del Espíritu Santo. No olvidéis nunca que la Iglesia, más
aún la humanidad misma, la que está en torno a vosotros y que os aguarda
en vuestro futuro, espera mucho de vosotros, jóvenes, porque tenéis en
vosotros el don supremo del Padre, el Espíritu de Jesús.
2. LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA
La escucha atenta de la Palabra de Dios respecto al misterio y a la obra
del Espíritu Santo nos abre al conocimiento cosas grandes y estimulantes
que resumo en los siguientes puntos.
Poco antes de su ascensión, Jesús dijo a los discípulos: “Yo os enviaré lo
que mi Padre ha prometido” (Lc 24, 49). Esto se cumplió el día de Pentecostés, cuando estaban reunidos en oración en el Cenáculo con la Virgen María.
La efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia naciente fue el cumplimiento de
una promesa de Dios más antigua aún, anunciada y preparada en todo el
Antiguo Testamento.
En efecto, ya desde las primeras páginas, la Biblia evoca el espíritu de
Dios como un viento que “aleteaba por encima de las aguas” (cf. Gn 1, 2) y
precisa que Dios insufló en las narices del hombre un aliento de vida, (cf. Gn
2, 7), infundiéndole así la vida misma. Después del pecado original, el espíritu vivificante de Dios se ha ido manifestando en diversas ocasiones en la
historia de los hombres, suscitando profetas para incitar al pueblo elegido a
98
BOLETÍN CELAM 317 - 318
volver a Dios y a observar fielmente los mandamientos. En la célebre visión
del profeta Ezequiel, Dios hace revivir con su espíritu al pueblo de Israel,
representado en “huesos secos” (cf. 37, 1-14). Joel profetiza una “efusión
del espíritu” sobre todo el pueblo, sin excluir a nadie: “Después de esto
–escribe el Autor sagrado– yo derramaré mi Espíritu en toda carne... Hasta
en los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (3, 1-2).
En la “plenitud del tiempo” (cf. Ga 4, 4), el ángel del Señor anuncia a la
Virgen de Nazaret que el Espíritu Santo, “poder del Altísimo”, descenderá
sobre Ella y la cubrirá con su sombra. El que nacerá de Ella será santo y será
llamado Hijo de Dios (cf. Lc 1, 35). Según la expresión del profeta Isaías,
sobre el Mesías se posará el Espíritu del Señor (cf. 11, 1-2; 42, 1). Jesús
retoma precisamente esta profecía al inicio de su ministerio público en la
sinagoga de Nazaret:
El Espíritu del Señor está sobre mí –dijo ante el asombro de los presentes–, porque él me ha ungido. Me ha enviado a dar la Buena Noticia a los
pobres. Para anunciar a los cautivos la libertad y, a los ciegos, la vista. Para
dar libertad a los oprimidos; y para anunciar un año de gracia del Señor (Lc
4, 18-19; cf. Is 61, 1-2).
Dirigiéndose a los presentes, se atribuye a sí mismo estas palabras
proféticas afirmando: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír ” (Lc
4, 21). Y una vez más, antes de su muerte en la cruz, anuncia varias veces a
sus discípulos la venida del Espíritu Santo, el “Consolador”, cuya misión será
la de dar testimonio de Él y asistir a los creyentes, enseñándoles y guiándoles
hasta la Verdad completa (cf. Jn 14, 16-17.25-26; 15, 26; 16, 13).
3. PENTECOSTÉS, PUNTO DE PARTIDA DE LA MISIÓN
DE LA IGLESIA
La tarde del día de su resurrección, Jesús, apareciéndose a los discípulos,
“sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’” (Jn 20, 22). El Espíritu
Santo se posó sobre los Apóstoles con mayor fuerza aún el día de Pentecostés:
De repente un ruido del cielo –se lee en los Hechos de los Apóstoles–,
como el de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban.
Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno (2, 2-3).
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
99
El Espíritu Santo renovó interiormente a los Apóstoles, revistiéndolos de
una fuerza que los hizo audaces para anunciar sin miedo: “¡Cristo ha muerto
y ha resucitado!”. Libres de todo temor comenzaron a hablar con franqueza
(cf. Hch 2, 29; 4, 13; 4, 29.31). De pescadores atemorizados se convirtieron
en heraldos valientes del Evangelio. Tampoco sus enemigos lograron entender cómo hombres “sin instrucción ni cultura” (cf. Hch 4, 13) fueran capaces de demostrar tanto valor y de soportar las contrariedades, los sufrimientos y las persecuciones con alegría. Nada podía detenerlos. A los que
intentaban reducirlos al silencio respondían: “Nosotros no podemos dejar
de contar lo que hemos visto y oído” (Hch 4, 20). Así nació la Iglesia, que
desde el día de Pentecostés no ha dejado de extender la Buena Noticia
“hasta los confines de la tierra” (Hch 1, 8).
4. EL ESPÍRITU SANTO, ALMA DE LA IGLESIA
Y PRINCIPIO DE COMUNIÓN
Pero para comprender la misión de la Iglesia hemos de regresar al Cenáculo donde los discípulos permanecían juntos (cf. Lc 24, 49), rezando con
María, la “Madre”, a la espera del Espíritu prometido. Toda comunidad
cristiana tiene que inspirarse constantemente en este icono de la Iglesia naciente. La fecundidad apostólica y misionera no es el resultado principalmente de programas y métodos pastorales sabiamente elaborados y “eficientes”, sino el fruto de la oración comunitaria incesante (cf. Pablo VI,
Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 75). La eficacia de la misión presupone,
además, que las comunidades estén unidas, que tengan “un solo corazón y
una sola alma” (cf. Hch 4, 32), y que estén dispuestas a dar testimonio del
amor y la alegría que el Espíritu Santo infunde en los corazones de los
creyentes (cf. Hch 2, 42). El Siervo de Dios Juan Pablo II escribió que antes de
ser acción, la misión de la Iglesia es testimonio e irradiación (cf. Enc.
Redemptoris missio, 26). Así sucedía al inicio del cristianismo, cuando, como
escribe Tertuliano, los paganos se convertían viendo el amor que reinaba
entre los cristianos: “Ved –dicen– cómo se aman entre ellos” (cf. Apologético, 39, 7).
Concluyendo esta rápida mirada a la Palabra de Dios en la Biblia, os
invito a notar cómo el Espíritu Santo es el don más alto de Dios al hombre,
el testimonio supremo por tanto de su amor por nosotros, un amor que se
expresa concretamente como “sí a la vida” que Dios quiere para cada una
de sus criaturas. Este “sí a la vida” tiene su forma plena en Jesús de Nazaret
100
BOLETÍN CELAM 317 - 318
y en su victoria sobre el mal mediante la redención. A este respecto, nunca
olvidemos que el Evangelio de Jesús, precisamente en virtud del Espíritu, no
se reduce a una mera constatación, sino que quiere ser “Buena Noticia para
los pobres, libertad para los oprimidos, vista para los ciegos...”. Es lo que se
manifestó con vigor el día de Pentecostés, convirtiéndose en gracia y en tarea
de la Iglesia para con el mundo, su misión prioritaria.
Nosotros somos los frutos de esta misión de la Iglesia por obra del Espíritu Santo. Llevamos dentro de nosotros ese sello del amor del Padre en
Jesucristo que es el Espíritu Santo. No lo olvidemos jamás, porque el Espíritu
del Señor se acuerda siempre de cada uno y quiere, en particular mediante
vosotros, jóvenes, suscitar en el mundo el viento y el fuego de un nuevo
Pentecostés.
5. EL ESPÍRITU SANTO “MAESTRO INTERIOR”
Queridos jóvenes, el Espíritu Santo sigue actuando con poder en la
Iglesia también hoy y sus frutos son abundantes en la medida en que
estamos dispuestos a abrirnos a su fuerza renovadora. Para esto es importante que cada uno de nosotros lo conozca, entre en relación con Él y se
deje guiar por Él. Pero aquí surge naturalmente una pregunta: ¿Quién es
para mí el Espíritu Santo? Para muchos cristianos sigue siendo el “gran desconocido”. Por eso, como preparación a la próxima Jornada Mundial de la
Juventud, he querido invitaros a profundizar en el conocimiento personal
del Espíritu Santo. En nuestra profesión de fe proclamamos: “Creo en el
Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo”
(Credo Niceno-Constantinopolitano). Sí, el Espíritu Santo, Espíritu de amor del
Padre y del Hijo, es Fuente de vida que nos santifica, “porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo
que se nos ha dado” (Rm 5, 5). Pero no basta conocerlo; es necesario acogerlo como guía de nuestras almas, como el “Maestro interior” que nos
introduce en el Misterio trinitario, porque sólo Él puede abrirnos a la fe y
permitirnos vivirla cada día en plenitud. Él nos impulsa hacia los demás,
enciende en nosotros el fuego del amor, nos hace misioneros de la caridad
de Dios.
Sé bien que vosotros, jóvenes, lleváis en el corazón una gran estima y
amor hacia Jesús, cómo deseáis encontrarlo y hablar con Él. Pues bien, recordad que precisamente la presencia del Espíritu en nosotros atestigua,
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
101
constituye y construye nuestra persona sobre la Persona misma de Jesús
crucificado y resucitado. Por tanto, tengamos familiaridad con el Espíritu
Santo, para tenerla con Jesús.
6. LOS SACRAMENTOS DE LA CONFIRMACIÓN
Y DE LA EUCARISTÍA
Pero –diréis– ¿Cómo podemos dejarnos renovar por el Espíritu Santo y
crecer en nuestra vida espiritual? La respuesta ya la sabéis: se puede mediante los Sacramentos, porque la fe nace y se robustece en nosotros gracias a
los Sacramentos, sobre todo los de la iniciación cristiana: el Bautismo, la
Confirmación y la Eucaristía, que son complementarios e inseparables (cf.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1285). Esta verdad sobre los tres Sacramentos
que están al inicio de nuestro ser cristianos se encuentra quizás desatendida
en la vida de fe de no pocos cristianos, para los que estos son gestos del
pasado, pero sin repercusión real en la actualidad, como raíces sin savia vital.
Resulta que, una vez recibida la Confirmación, muchos jóvenes se alejan de
la vida de fe. Y también hay jóvenes que ni siquiera reciben este sacramento.
Sin embargo, con los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y después, de modo constante, de la Eucaristía, es como el Espíritu Santo nos
hace hijos del Padre, hermanos de Jesús, miembros de su Iglesia, capaces de
un verdadero testimonio del Evangelio, beneficiarios de la alegría de la fe.
Os invito por tanto a reflexionar sobre lo que aquí os escribo. Hoy es
especialmente importante redescubrir el sacramento de la Confirmación y
reencontrar su valor para nuestro crecimiento espiritual. Quien ha recibido
los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, recuerde que se ha
convertido en “templo del Espíritu”: Dios habita en él. Que sea siempre
consciente de ello y haga que el tesoro que lleva dentro produzca frutos de
santidad. Quien está bautizado, pero no ha recibido aún el sacramento de la
Confirmación, que se prepare para recibirlo sabiendo que así se convertirá
en un cristiano “pleno”, porque la Confirmación perfecciona la gracia bautismal (cf. Ibid., 1302-1304).
La Confirmación nos da una fuerza especial para testimoniar y glorificar
a Dios con toda nuestra vida (cf. Rm 12, 1); nos hace íntimamente conscientes de nuestra pertenencia a la Iglesia, “Cuerpo de Cristo”, del cual todos
somos miembros vivos, solidarios los unos con los otros (cf. 1 Co 12, 12-25).
Todo bautizado, dejándose guiar por el Espíritu, puede dar su propia aporta-
102
BOLETÍN CELAM 317 - 318
ción a la edificación de la Iglesia gracias a los carismas que Él nos da, porque
en cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común (1 Co 12, 7). Y cuando
el Espíritu actúa produce en el alma sus frutos que son “amor, alegría, paz,
paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí”
(Ga 5, 22). A cuantos, jóvenes como vosotros, no han recibido la Confirmación, les invito cordialmente a prepararse a recibir este sacramento, pidiendo la ayuda de sus sacerdotes. Es una especial ocasión de gracia que el Señor
os ofrece: ¡no la dejéis escapar!
Quisiera añadir aquí una palabra sobre la Eucaristía. Para crecer en la
vida cristiana es necesario alimentarse del Cuerpo y de la Sangre de Cristo.
En efecto, hemos sido bautizados y confirmados con vistas a la Eucaristía
(cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1322; Exhort. apost. Sacramentum caritatis,
17). Como “fuente y culmen” de la vida eclesial, la Eucaristía es un “Pentecostés perpetuo”, porque cada vez que celebramos la Santa Misa recibimos
el Espíritu Santo que nos une más profundamente a Cristo y nos transforma
en Él. Queridos jóvenes, si participáis frecuentemente en la Celebración
eucarística, si consagráis un poco de vuestro tiempo a la adoración del Santísimo Sacramento, a la Fuente del amor, que es la Eucaristía, os llegará esa
gozosa determinación de dedicar la vida a seguir las pautas del Evangelio. Al
mismo tiempo, experimentaréis que donde no llegan nuestras fuerzas, el
Espíritu Santo nos transforma, nos colma de su fuerza y nos hace testigos
plenos del ardor misionero de Cristo resucitado.
7. LA NECESIDAD Y LA URGENCIA DE LA MISIÓN
Muchos jóvenes miran su vida con aprensión y se plantean tantos
interrogantes sobre su futuro. Ellos se preguntan preocupados: ¿Cómo insertarse en un mundo marcado por numerosas y graves injusticias y sufrimientos? ¿Cómo reaccionar ante el egoísmo y la violencia que a veces parecen prevalecer? ¿Cómo dar sentido pleno a la vida? ¿Cómo contribuir para
que los frutos del Espíritu que hemos recordado precedentemente, “amor,
alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y
dominio de sí” (n. 6), inunden este mundo herido y frágil, el mundo de los
jóvenes sobre todo? ¿En qué condiciones el Espíritu vivificante de la primera
creación, y sobre todo de la segunda creación o redención, puede convertirse en el alma nueva de la humanidad? No olvidemos que cuanto más grande
es el don de Dios –y el del Espíritu de Jesús es el máximo– tanto más lo es
la necesidad del mundo de recibirlo y, en consecuencia, más grande y apaSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
103
sionante es la misión de la Iglesia de dar un testimonio creíble de él. Y
vosotros, jóvenes, con la Jornada Mundial de la Juventud, dais en cierto
modo testimonio de querer participar en dicha misión. A este propósito,
queridos amigos, me apremia recordaros aquí algunas verdades cruciales
sobre las cuales meditar. Una vez más os repito que sólo Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas del corazón del hombre; sólo Él es capaz
de humanizar la humanidad y conducirla a su “divinización”. Con la fuerza
de su Espíritu, Él infunde en nosotros la caridad divina, que nos hace capaces de amar al prójimo y prontos para ponernos a su servicio. El Espíritu
Santo ilumina, revelando a Cristo crucificado y resucitado, y nos indica el
camino para asemejarnos más a Él, para ser precisamente “expresión e
instrumento del amor que de Él emana” (Enc. Deus caritas est, 33). Y quien
se deja guiar por el Espíritu comprende que ponerse al servicio del Evangelio
no es una opción facultativa, porque advierte la urgencia de transmitir a los
demás esta Buena Noticia. Sin embargo, es necesario recordarlo una vez
más, sólo podemos ser testigos de Cristo si nos dejamos guiar por el Espíritu
Santo, que es “el agente principal de la evangelización” (cf. Evangelii nuntiandi,
75) y “el protagonista de la misión” (cf. Redemptoris missio, 21). Queridos
jóvenes, como han reiterado tantas veces mis venerados Predecesores Pablo
VI y Juan Pablo II, anunciar el Evangelio y testimoniar la fe es hoy más necesario que nunca (cf. Redemptoris missio, 1). Alguno puede pensar que presentar el tesoro precioso de la fe a las personas que no la comparten significa ser intolerantes con ellos, pero no es así, porque proponer a Cristo no
significa imponerlo (cf. Evangelii nuntiandi, 80). Además, doce Apóstoles,
hace ya dos mil años, han dado la vida para que Cristo fuese conocido y
amado. Desde entonces, el Evangelio sigue difundiéndose a través de los
tiempos gracias a hombres y mujeres animados por el mismo fervor misionero. Por lo tanto, también hoy se necesitan discípulos de Cristo que no
escatimen tiempo ni energía para servir al Evangelio. Se necesitan jóvenes
que dejen arder dentro de sí el amor de Dios y respondan generosamente a
su llamamiento apremiante, como lo han hecho tantos jóvenes beatos y
santos del pasado y también de tiempos cercanos al nuestro. En particular,
os aseguro que el Espíritu de Jesús os invita hoy a vosotros, jóvenes, a ser
portadores de la buena noticia de Jesús a vuestros coetáneos. La indudable
dificultad de los adultos de tratar de manera comprensible y convincente
con el ámbito juvenil puede ser un signo con el cual el Espíritu quiere
impulsaros a vosotros, jóvenes, a que os hagáis cargo de ello. Vosotros conocéis el idealismo, el lenguaje y también las heridas, las expectativas y, al
mismo tiempo, el deseo de bienestar de vuestros coetáneos. Tenéis ante
vosotros el vasto mundo de los afectos, del trabajo, de la formación, de la
104
BOLETÍN CELAM 317 - 318
expectativa, del sufrimiento juvenil... Que cada uno de vosotros tenga la
valentía de prometer al Espíritu Santo llevar a un joven a Jesucristo, como
mejor lo considere, sabiendo “dar razón de vuestra esperanza, pero con
mansedumbre” (cf. 1 P 3, 15).
Pero para lograr este objetivo, queridos amigos, sed santos, sed misioneros, porque nunca se puede separar la santidad de la misión (cf. Redemptoris
missio, 90). No tengáis miedo de convertiros en santos misioneros como san
Francisco Javier, que recorrió el Extremo Oriente anunciando la Buena Noticia hasta el límite de sus fuerzas, o como santa Teresa del Niño Jesús, que
fue misionera aún sin haber dejado el Carmelo: tanto el uno como la otra
son “Patronos de las Misiones”. Estad listos a poner en juego vuestra vida
para iluminar el mundo con la verdad de Cristo; para responder con amor al
odio y al desprecio de la vida; para proclamar la esperanza de Cristo resucitado en cada rincón de la tierra.
8. INVOCAR UN “NUEVO PENTECOSTÉS” SOBRE EL MUNDO
Queridos jóvenes, os espero en gran número en julio de 2008 en Sydney.
Será una ocasión providencial para experimentar plenamente el poder del
Espíritu Santo. Venid muchos, para ser signo de esperanza y sustento precioso para las comunidades de la Iglesia en Australia que se preparan para
acogeros. Para los jóvenes del país que nos hospedará será una ocasión
excepcional de anunciar la belleza y el gozo del Evangelio a una sociedad
secularizada de muchas maneras. Australia, como toda Oceanía, tiene necesidad de redescubrir sus raíces cristianas. En la Exhortación postsinodal Ecclesia
in Oceania Juan Pablo II escribía:
Con la fuerza del Espíritu Santo, la Iglesia en Oceanía se está preparando para una nueva evangelización de pueblos que hoy tienen hambre
de Cristo... La nueva evangelización es una prioridad para la Iglesia
en Oceanía (n. 18).
Os invito a dedicar tiempo a la oración y a vuestra formación espiritual
en este último tramo del camino que nos conduce a la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, para que en Sydney podáis renovar las promesas de
vuestro Bautismo y de vuestra Confirmación. Juntos invocaremos al Espíritu
Santo, pidiendo con confianza a Dios el don de un nuevo Pentecostés para la
Iglesia y para la humanidad del tercer milenio.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
105
María, unida en oración a los Apóstoles en el Cenáculo, os acompañe
durante estos meses y obtenga para todos los jóvenes cristianos una nueva
efusión del Espíritu Santo que inflame los corazones. Recordad: ¡la Iglesia
confía en vosotros! Nosotros, los Pastores, en particular, oramos para que
améis y hagáis amar siempre más a Jesús y lo sigáis fielmente. Con estos
sentimientos os bendigo a todos con gran afecto.
En Lorenzago, 20 de julio de 2007
BENEDICTO XVI
106
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Aparecida
Selección de textos
del Documento de Aparecida sobre la misión
P. Carlos María Galli
XIII Seminario Intercátedras
Facultad de Teología UCA
I. EL DISCIPULADO MISIONERO DE JESÚS EN LA IGLESIA,
COMUNIÓN EVANGELIZADA Y EVANGELIZADORA
347. (Inicio del capítulo siete y de la tercera parte ‘La Vida de Jesucristo
para nuestros pueblos’): “La Iglesia peregrinante es misionera por naturaleza,
porque toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el
designio del Padre” (AG 2). Por eso, el impulso misionero es fruto necesario de
la vida que la Trinidad comunica a los discípulos.
a. Jesús, evangelizador y evangelio
30... Dios ha amado tanto nuestro mundo que nos ha dado a su Hijo. Él
anuncia la buena noticia del Reino a los pobres y a los pecadores. Por esto,
nosotros, como discípulos de Jesús y misioneros, queremos y debemos proclamar
el Evangelio, que es Cristo mismo. Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos
ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca
con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la
tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas. Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la
humanidad y no profetas de desventuras.
31. La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando
sus actitudes (cf. Mt 9,35-36). Él, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente
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107
hasta la muerte de cruz (cf. Fil 2,8); siendo rico, eligió ser pobre por nosotros (cf. 2 Co 8,9), enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y
misioneros. En el Evangelio aprendemos la sublime lección de ser pobres
siguiendo a Jesús pobre (cf. Lc 6,20; 9,58), y la de anunciar el Evangelio de la
paz sin bolsa ni alforja, sin poner nuestra confianza en el dinero ni en el
poder de este mundo (cf. Lc 10,4 ss). En la generosidad de los misioneros se
manif iesta la generosidad de Dios, en la gratuidad de los apóstoles aparece la
gratuidad del Evangelio.
103. Los discípulos de Jesús reconocemos que Él es el primer y más grande
evangelizador enviado por Dios (cf. Lc 4,44) y, al mismo tiempo, el Evangelio de
Dios (cf. Rm 1,3). Creemos y anunciamos “la buena noticia de Jesús, Mesías,
Hijo de Dios” (Mc 1,1). Como hijos obedientes a la voz del Padre, queremos
escuchar a Jesús (cf. Lc 9,35) porque Él es el único Maestro (cf. Mt 23,8).
Como discípulos suyos, sabemos que sus palabras son Espíritu y Vida (cf. Jn
6, 63.68). Con la alegría de la fe, somos misioneros para proclamar el Evangelio
de Jesucristo y, en Él, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la
familia, del trabajo, de la ciencia y de la solidaridad con la creación.
b. Discipulado y misión: las dos caras de la medalla
del seguimiento/comunión con Jesús
131. El llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad... descubren dos cosas del todo originales en la relación con Jesús. Por
una parte, no fueron ellos los que escogieron a su maestro, fue Cristo quien
los eligió. De otra parte, ellos no fueron convocados para algo (purificarse,
aprender la Ley…), sino para Alguien, elegidos para vincularse íntimamente
a su Persona (cf. Mc 1,17; 2,14). Jesús los eligió para “que estuvieran con Él y
enviarlos a predicar” (Mc 3,14), para que lo siguieran con la finalidad de “ser de Él”
y formar parte “de los suyos” y participar de su misión...
146. Benedicto XVI nos recuerda que:
“El discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente
impulsado a llevar la Buena Nueva de la salvación a sus hermanos.
Discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla:
cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al
mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4, 12)” (DI 3)... Esta es la tarea
esencial de la evangelización, que incluye la opción preferencial por los
pobres, la promoción humana integral y la auténtica liberación cristiana.
108
BOLETÍN CELAM 317 - 318
278e. El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la
necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a
anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el
servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el
Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe
entenderse como una etapa posterior a la formación, aunque se la realice de
diversas maneras de acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana en que se encuentre la persona.
c. La Iglesia: con-vocación al discipulado en y para
la comunión misionera
156. La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su
Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la
cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia, y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Cristo nos llegó a través de la
comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en
la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a
la comunión” (DI 3).
163. En el pueblo de Dios, “la comunión y la misión están profundamente unidas entre sí… La comunión es misionera y la misión es para la comunión”
(ChL 32). En las Iglesias particulares, todos los miembros del pueblo de
Dios, según sus vocaciones específicas, estamos convocados a la santidad en la
comunión y la misión.
202. Pero, sin duda, no basta la entrega generosa del sacerdote y de las
comunidades de religiosos. Se requiere que todos los laicos se sientan
corresponsables en la formación de los discípulos y en la misión... La integración de
todos ellos en la unidad de un único proyecto evangelizador es esencial para asegurar una comunión misionera.
364. Detenemos la mirada en María y reconocemos en ella una imagen
perfecta de la discípula misionera. Ella nos exhorta a hacer lo que Jesús nos
diga (cf. Jn 2,5) para que Él pueda derramar su vida en América Latina y El
Caribe. Junto con ella, queremos estar atentos una vez más a la escucha del
Maestro, y, en torno a ella, volvemos a recibir con estremecimiento el mandato misionero de su hijo: Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos (Mt
28,19). Lo escuchamos como comunidad de discípulos misioneros, que hemos
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109
experimentado el encuentro vivo con Él y queremos compartir todos los días
con los demás esa alegría incomparable.
II. ALGUNOS ASPECTOS Y ACENTOS DE LA MISIÓN
EVANGELIZADORA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
549. Para convertirnos en una Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora,
tenemos que ser de nuevo evangelizados y fieles discípulos... No hemos de dar nada
por presupuesto y descontado. Todos los bautizados estamos llamados a “recomenzar desde Cristo”, a reconocer y seguir su Presencia con la misma realidad y
novedad, el mismo poder de afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su
encuentro con los primeros discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000 años, y
con los “Juan Diego” del Nuevo Mundo. Sólo gracias a ese encuentro y seguimiento, que se convierte en familiaridad y comunión, por desborde de gratitud
y alegría, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y salimos a comunicar a todos la vida verdadera, la felicidad y esperanza que nos ha sido dado experimentar y gozar.
a. La misión: recibir, gozar y comunicar el don de Jesucristo
en la belleza y alegría de la fe
6. Por eso, ante todo, damos gracias a Dios y lo alabamos por todo lo que nos
ha sido regalado. Acogemos la realidad entera del Continente como don: la belleza
y fecundidad de sus tierras, la riqueza de humanidad que se expresa en las
personas, familias, pueblos y culturas del Continente. Sobre todo, nos ha sido
dado Jesucristo, la plenitud de la Revelación de Dios, un tesoro incalculable, la
“perla preciosa” (cf. Mt 13,45-46), el Verbo de Dios hecho carne, Camino,
Verdad y Vida de los hombres y mujeres, a quienes abre un destino de plena
justicia y felicidad.
14. ... Lo que nos def ine no son las circunstancias dramáticas de la vida, ni
los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos emprender, sino ante
todo el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la unción del Espíritu Santo.
Esta prioridad fundamental es la que ha presidido todos nuestros trabajos,
ofreciéndolos a Dios, a nuestra Iglesia, a nuestro pueblo, a cada uno de los
latinoamericanos, mientras elevamos al Espíritu Santo nuestra súplica confiada para que redescubramos la belleza y la alegría de ser cristianos. Aquí está el
reto fundamental que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para
promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida
110
BOLETÍN CELAM 317 - 318
y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro
con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que éste. No tenemos otra dicha ni
otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que
Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias. Este es el
mejor servicio –¡su servicio!– que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y
naciones (EN 1).
28-29. En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser
discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su
Hijo, Salvador del mundo... La alegría que hemos recibido en el encuentro con
Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor,
deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo
vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde
del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10,29-37; 18,25-43). La
alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro
y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena
el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a
Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer
con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.
b. La misión: testimoniar el don del acontecimiento
del encuentro con Cristo
55. El énfasis en la experiencia personal y lo vivencial nos lleva a considerar
el testimonio como un componente clave en la vivencia de la fe. Los hechos
son valorados en cuanto que son signif icativos para la persona. En el lenguaje
testimonial podemos encontrar un punto de contacto con las personas que
componen la sociedad y de ellas entre sí.
144. Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28,19; Lc 24,4648). Por esto, todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su
misión, al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. De esta
manera, como Él es testigo del misterio del Padre, así los discípulos son testigos
de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva. Cumplir este encargo
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no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque
es la extensión testimonial de la vocación misma.
145. Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la
gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el
don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino
que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de
la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1,8).
287. ... (el gran desafío) ... O educamos en la fe, poniendo realmente en
contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, o no cumpliremos
nuestra misión evangelizadora. Se impone la tarea irrenunciable de ofrecer
una modalidad operativa de iniciación cristiana que, además de marcar el qué,
dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. Así, asumiremos
el desafío de una nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente
convocados.
c. La misión: recomenzar desde Cristo para revitalizar
la vida y la misión del discípulo misionero
11. La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales... Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo,
que suscite discípulos y misioneros...
12. No resistiría a los embates del tiempo una fe católica reducida a bagaje, a
elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una
participación ocasional en algunos sacramentos, a la repetición de principios
doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de
los bautizados. Nuestra mayor amenaza “es el gris pragmatismo de la vida
cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad” (J. Ratzinger, Guadalajara, 1992). A todos nos toca recomenzar desde Cristo (NMI 28-29), reconociendo que “no se comienza a ser cristiano por una
decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con
una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
decisiva” (DCE 2).
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41. ... los cristianos necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y de su sentido. Necesitamos hacernos discípulos
dóciles, para aprender de Él, en su seguimiento, la dignidad y plenitud de la
vida. Y necesitamos, al mismo tiempo, que nos consuma el celo misionero para
llevar al corazón de la cultura de nuestro tiempo, aquel sentido unitario y completo de la vida humana...
243. El acontecimiento de Cristo es, por lo tanto, el inicio de ese sujeto nuevo
que surge en la historia y al que llamamos discípulo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona...” (DCE 2). Esto es justamente lo que, con presentaciones diferentes, nos han conservado todos los evangelios como el inicio
del cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jesús (cf. Jn. 1,35-39).
d. La misión: reflejar, irradiar, y dejar(se) atraer o fascinar
por la gloria del amor de Cristo
159. La Iglesia, como comunidad de amor (DCE 19), está llamada a reflejar
la gloria del amor de Dios que, es comunión, y así atraer a las personas y a los
pueblos hacia Cristo. En el ejercicio de la unidad querida por Jesús, los hombres y mujeres de nuestro tiempo se sienten convocados y recorren la hermosa aventura de la fe. “Que también ellos vivan unidos a nosotros para que
el mundo crea” (Jn 17,21). La Iglesia crece no por proselitismo sino “por
‘atracción’: como Cristo ‘atrae todo a sí’ con la fuerza de su amor” (Homilía
13/5/07). La Iglesia “atrae” cuando vive en comunión, pues los discípulos de
Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como Él nos amó (cf.
Rm 12,4-13; Jn 13,34).
268. Como en la familia humana, la Iglesia-familia se genera en torno a una
madre, quien confiere alma y ternura a la convivencia familiar (cf. DP 295). María,
Madre de la Iglesia, además de modelo y paradigma de humanidad, es artífice de
comunión. Uno de los eventos fundamentales de la Iglesia es cuando el “sí” brotó de
María. Ella atrae multitudes a la comunión con Jesús y su Iglesia, como experimentamos a menudo en los santuarios marianos. La Iglesia, como la Virgen, es madre.
Esta visión mariana de la Iglesia es el mejor remedio para una Iglesia meramente
funcional o burocrática.
274. Nuestros pueblos nutren un cariño y especial devoción a José, esposo de
María, hombre justo, fiel y generoso que sabe perderse para hallarse en el misterio
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del Hijo. San José, el silencioso maestro, fascina, atrae y enseña, no con palabras
sino con el resplandeciente testimonio de sus virtudes y de su firme sencillez.
277. El itinerario formativo del seguidor de Jesús hunde sus raíces en la
naturaleza dinámica de la persona y en la invitación personal de Jesucristo, que
llama a los suyos por su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz. El
Señor despertaba las aspiraciones profundas de sus discípulos y los atraía a sí,
llenos de asombro. El seguimiento es fruto de una fascinación que responde al
deseo de realización humana, al deseo de vida plena. El discípulo es alguien
apasionado por Cristo, a quien reconoce como el maestro que lo conduce y
acompaña.
e. La misión: manifestar el amor del Padre que en Cristo
nos participa la Vida en el Espíritu
157. Al recibir la fe y el bautismo, los cristianos acogemos la acción del
Espíritu Santo que lleva a confesar a Jesús como Hijo de Dios y a llamar a
Dios “Abba”. Todos los bautizados y bautizadas de América Latina y El
Caribe, “a través del sacerdocio común del Pueblo de Dios” (DI 5), estamos
llamados a vivir y transmitir la comunión con la Trinidad, pues la evangelización es
un llamado a la participación de la comunión trinitaria (DP 218).
348. La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo es que Jesucristo, el
Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra y la Vida, vino al mundo a hacernos
“partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1,4), a participarnos de su propia vida.
Es la vida trinitaria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la vida eterna. Su misión
es manifestar el inmenso amor del Padre, que quiere que seamos hijos suyos. El
anuncio del kerygma invita a tomar conciencia de ese amor vivif icador de Dios
que se nos ofrece en Cristo muerto y resucitado. Esto es lo primero que
necesitamos anunciar y también escuchar, porque la gracia tiene un primado absoluto en la vida cristiana y en toda la actividad evangelizadora de la
Iglesia: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Co 15,10).
f. La misión: trasmitir la fe como un encuentro personal
y por mediaciones religiosas y culturales
8. El don de la tradición católica es un cimiento fundamental de identidad,
originalidad y unidad de América Latina y El Caribe: una realidad históricocultural, marcada por el Evangelio de Cristo, en la que abunda el pecado
–descuido de Dios, conductas viciosas, opresión, violencia, ingratitudes y
miserias– pero donde sobreabunda la gracia de la victoria pascual.
114
BOLETÍN CELAM 317 - 318
38-39. ... debemos admitir que esta preciosa tradición comienza a erosionarse...
Este fenómeno (globalización mediática) explica, tal vez, uno de los hechos
más desconcertantes y novedosos que vivimos en el presente. Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que
en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura,
constituido por la experiencia religiosa, que resulta ahora igualmente difícil de
transmitir a través de la educación y de la belleza de las expresiones culturales,
alcanzando aun la misma familia que, como lugar del diálogo y de la solidaridad intergeneracional, había sido uno de los vehículos más importantes de
la transmisión de la fe. Los medios de comunicación han invadido todos los
espacios y todas las conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar. Al lado de la sabiduría de las tradiciones se ubica ahora, en
competencia, la información de último minuto, la distracción, el entretenimiento, las imágenes de los exitosos que han sabido aprovechar en su favor
las herramientas tecnológicas y las expectativas de prestigio y estima social.
Ello hace que las personas busquen denodadamente una experiencia de sentido
que llene las exigencias de su vocación, allí donde nunca podrán encontrarla.
264. La piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un modo de
sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros, donde se recogen las
más hondas vibraciones de la América profunda. Es parte de una “originalidad histórica cultural” (DP 448) de los pobres de este continente, y fruto de
“una síntesis entre las culturas y la fe cristiana” (DI 1). En el ambiente de
secularización que viven nuestros pueblos, sigue siendo una poderosa confesión del Dios vivo que actúa en la historia y un canal de transmisión de la fe. El
caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones
de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en
sí mismo un gesto evangelizador por el cual el pueblo cristiano se evangeliza
a sí mismo y cumple la vocación misionera de la Iglesia.
III. UN NUEVO PENTECOSTÉS: PROYECTO RADICALMENTE
MISIONERO PARA NUESTRA IGLESIA EN EL SIGLO XXI
548. Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt 28,20), desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe
para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar esta hora de
gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de
las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y
compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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sentido, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas
las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última
palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por
la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y
que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro Continente. Somos testigos y misioneros: en
las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra América,
en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos areópagos
de la vida pública de las naciones, en las situaciones extremas de la existencia,
asumiendo ‘ad gentes’ nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia.
a. Un nuevo Pentecostés: una Iglesia que despierta
para desplegar un gran impulso misionero
150. A partir de Pentecostés, la Iglesia experimenta de inmediato fecundas
irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones y
carismas (cf. 1 Co 12,1-11) y variados oficios que edifican la Iglesia y sirven
a la evangelización (cf. 1 Co 12,28-29). Por estos dones del Espíritu, la comunidad extiende el ministerio salvífico del Señor hasta que Él de nuevo se
manifieste al final de los tiempos (cf. 1 Co 1,6-7). El Espíritu en la Iglesia forja
misioneros decididos y valientes como Pedro (cf. Hch 4,13) y Pablo (cf. Hch
13,9), señala los lugares que deben ser evangelizados y elige a quiénes deben
hacerlo (cf. Hch 13,2).
269. María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora
de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio
a nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, presidió, junto al humilde
Juan Diego, el Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Desde entonces, son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús.
Con gozo, constatamos que se ha hecho parte del caminar de cada uno de
nuestros pueblos, entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente...
362. Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente,
que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones
que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una
fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento
116
BOLETÍN CELAM 317 - 318
y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente.
Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos
libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del
Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso, se volverá
imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el
fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de
unidad “para que el mundo crea” (Jn 17,21).
370. La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de
una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así
será posible que “el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la
historia de cada comunidad eclesial” (NMI 12) con nuevo ardor misionero,
haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro,
una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera.
b. Una Iglesia en estado de conversión para ponerse
en un estado permanente de misión
213. Hoy, toda la Iglesia en América Latina y El Caribe quiere ponerse en estado
de misión. La evangelización del Continente, nos decía el papa Juan Pablo II,
no puede realizarse hoy sin la colaboración de los fieles laicos (EAm 44).
Ellos han de ser parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de
proyectos pastorales a favor de la comunidad. Esto exige, de parte de los
pastores, una mayor apertura de mentalidad para que entiendan y acojan el
“ser” y el “hacer” del laico en la Iglesia, quien, por su bautismo y su confirmación, es discípulo y misionero de Jesucristo...
365. Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales
y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas,
movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe
excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no
favorezcan la transmisión de la fe.
368... La conversión pastoral requiere que las comunidades eclesiales sean comunidades de discípulos misioneros en torno a Jesucristo, Maestro y Pastor. De allí,
nace la actitud de apertura, de diálogo y disponibilidad para promover la
corresponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles en la vida de las
comunidades cristianas. Hoy, más que nunca, el testimonio de comunión eclesial
y la santidad son una urgencia pastoral...
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
117
551. Este despertar misionero, en forma de una Misión Continental, cuyas
líneas fundamentales han sido examinadas por nuestra Conferencia y que
esperamos sea portadora de su riqueza de enseñanzas, orientaciones y prioridades, será aún más concretamente considerada durante la próxima Asamblea Plenaria del CELAM en La Habana. Requerirá la decidida colaboración
de las Conferencias Episcopales y de cada diócesis en particular. Buscará
poner a la Iglesia en estado permanente de misión. Llevemos nuestras naves mar
adentro, con el soplo potente del Espíritu Santo, sin miedo a las tormentas,
seguros de que la Providencia de Dios nos deparará grandes sorpresas.
c. Una Iglesia en búsqueda de nuevos lenguajes
para la misión en la(s) cultura(s) actual(es)
100d. En la evangelización, en la catequesis y, en general, en la pastoral,
persisten también lenguajes poco significativos para la cultura actual, y en particular, para los jóvenes. Muchas veces, los lenguajes utilizados parecieran no
tener en cuenta la mutación de los códigos existencialmente relevantes en las
sociedades influenciadas por la postmodernidad y marcadas por un amplio
pluralismo social y cultural. Los cambios culturales dificultan la transmisión
de la fe por parte de la familia y de la sociedad. Frente a ello, no se ve
una presencia importante de la Iglesia en la generación de cultura, de
modo especial en el mundo universitario y en los medios de comunicación
social.
484. La revolución tecnológica y los procesos de globalización conforman el mundo actual como una gran cultura mediática. Esto implica una
capacidad para reconocer los nuevos lenguajes, que pueden ayudar a una mayor
humanización global. Estos nuevos lenguajes configuran un elemento
articulador de los cambios en la sociedad.
497. Es necesario comunicar los valores evangélicos de manera positiva y
propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta es presentada...
d. Una Iglesia que realiza su misión en el diálogo ecuménico,
interreligioso e intercultural
95. Nuestro servicio pastoral a la vida plena de los pueblos indígenas
exige anunciar a Jesucristo y la Buena Nueva del Reino de Dios, denunciar las
situaciones de pecado, las estructuras de muerte, la violencia y las injusticias
118
BOLETÍN CELAM 317 - 318
internas y externas, fomentar el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico.
Jesucristo es la plenitud de la revelación para todos los pueblos y el centro fundamental de referencia para discernir los valores y las deficiencias de todas las
culturas, incluidas las indígenas. Por ello, el mayor tesoro que les podemos
ofrecer es que lleguen al encuentro con Jesucristo resucitado...
233. En esta nueva etapa evangelizadora, queremos que el diálogo y la cooperación ecuménica se encaminen a suscitar nuevas formas de discipulado y misión en
comunión. Cabe observar que, donde se establece el diálogo, disminuye el
proselitismo, crece el conocimiento recíproco, el respeto y se abren posibilidades de testimonio común.
237. El diálogo interreligioso, en especial con las religiones monoteístas, se
fundamenta justamente en la misión que Cristo nos conf ió, solicitando la sabia
articulación entre el anuncio y el diálogo como elementos constitutivos de la evangelización (NMI 55). Con tal actitud, la Iglesia, sacramento universal de salvación, refleja la luz de Cristo que “ilumina a todo hombre” (Jn 1,9). La presencia de la Iglesia entre las religiones no cristianas está hecha de empeño,
discernimiento y testimonio, apoyados en la fe, esperanza y caridad teologales
(DYA 40).
e. Una Iglesia que se compromete a colaborar
en nuevas formas de la misión universal ad gentes
375. Su Santidad Benedicto XVI ha confirmado que la misión ad gentes se
abre a nuevas dimensiones:
El campo de la misión ad gentes se ha ampliado notablemente y no se
puede definir sólo basándose en consideraciones geográficas o jurídicas. En
efecto, los verdaderos destinatarios de la actividad misionera del pueblo de
Dios no son sólo los pueblos no cristianos y las tierras lejanas sino también
los ámbitos socioculturales y, sobre todo, los corazones (Discurso 5/5/
2007).
376. Al mismo tiempo, el mundo espera de nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña un compromiso más significativo con la misión universal en todos los
Continentes. Para no caer en la trampa de encerrarnos en nosotros mismos,
debemos formarnos como discípulos misioneros sin fronteras, dispuestos a ir
“a la otra orilla”, aquélla en la que Cristo no es aún reconocido como Dios y
Señor, y la Iglesia no está todavía presente (cf. AG 6).
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
119
377. Los discípulos, quienes por esencia somos misioneros en virtud del Bautismo y la Conf irmación, nos formamos con un corazón universal, abierto a
todas las culturas y a todas las verdades, cultivando nuestra capacidad de
contacto humano y de diálogo. Estamos dispuestos con la valentía que nos
da el Espíritu, a anunciar a Cristo donde no es aceptado, con nuestra vida,
con nuestra acción, con nuestra profesión de fe y con su Palabra. Los emigrantes son igualmente discípulos y misioneros y están llamados a ser una nueva
semilla de evangelización, a ejemplo de tantos emigrantes y misioneros, que
trajeron la fe cristiana a nuestra América.
379. Nuestro anhelo es que esta V Conferencia sea un estímulo para que
muchos discípulos de nuestras Iglesias vayan y evangelicen en la “otra orilla”. La fe
se fortifica dándola y es preciso que entremos en nuestro continente en una
nueva primavera de la misión ad gentes. Somos Iglesias pobres, pero “debemos
dar desde nuestra pobreza y desde la alegría de nuestra fe” (DP 368) y esto
sin descargar en unos pocos enviados el compromiso que es de toda la
comunidad cristiana...
IV. COMUNICACIÓN DE LA VIDA EN CRISTO EN TODAS
LAS DIMENSIONES PERSONALES, SOCIALES Y CULTURALES
386. La Iglesia tiene, como misión propia y específica, comunicar la vida de
Jesucristo a todas las personas, anunciando la Palabra, administrando los Sacramentos y practicando la caridad...
a. Una Iglesia que piensa y realiza su misión como una oferta
de Vida plena en Cristo
361. El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por eso, pide a
sus discípulos: “¡Proclamen que está llegando el Reino de los cielos!” (Mt
10,7). Se trata del Reino de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros
pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena
para todos. Por eso, la doctrina, las normas, las orientaciones éticas, y toda la
actividad misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta
de una vida más digna, en Cristo, para cada hombre y para cada mujer de
América Latina y de El Caribe.
359. Descubrimos, así, una ley profunda de la realidad: la vida sólo se
desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa. Porque “Dios en Cristo
120
BOLETÍN CELAM 317 - 318
no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los seres humanos” (CDSI 52). Ante diversas situaciones que
manifiestan la ruptura entre hermanos, nos apremia que la fe católica de
nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños se manifieste en una vida
más digna para todos. El rico magisterio social de la Iglesia nos indica que no
podemos concebir una oferta de vida en Cristo sin un dinamismo de liberación
integral, de humanización, de reconciliación y de inserción social.
380. La misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los
pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño. La Iglesia sabe, por
revelación de Dios y por la experiencia humana de la fe, que Jesucristo es la
respuesta total, sobreabundante y satisfactoria a las preguntas humanas sobre la
verdad, el sentido de la vida y de la realidad, la felicidad, la justicia y la
belleza. Son las inquietudes que están arraigadas en el corazón de toda persona y que laten en lo más humano de la cultura de los pueblos. Por eso,
todo signo auténtico de verdad, bien y belleza en la aventura humana viene
de Dios y clama por Dios.
b. Una Iglesia que comunica la buena nueva
sobre la dignidad humana y promueve la vida digna
384. Ser discípulos y misioneros de Cristo para que nuestros pueblos, en Él,
tengan vida, nos lleva a asumir evangélicamente y desde la perspectiva del
Reino las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano,
y a trabajar junto con los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano.
El amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su vida en
cualquiera de sus dimensiones, como bien nos muestra el Señor en todos
sus gestos de misericordia, requiere que socorramos las necesidades urgentes;
al mismo tiempo que colaboremos con otros organismos o instituciones
para organizar estructuras más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico
y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para
todos...
389. Nuestra misión para que nuestros pueblos en Él tengan vida, manif iesta
nuestra convicción de que en el Dios vivo revelado en Jesús se encuentra el sentido,
la fecundidad y la dignidad de la vida humana. Nos urge la misión de entregar a
nuestros pueblos la vida plena y feliz que Jesús nos trae, para que cada persona
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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humana viva de acuerdo con la dignidad que Dios le ha dado. Lo hacemos
con la conciencia de que esa dignidad alcanzará su plenitud cuando Dios sea
todo en todos. Él es el Señor de la vida y de la historia, vencedor del misterio
del mal y acontecimiento salvífico que nos hace capaces de emitir un juicio
verdadero sobre la realidad, que salvaguarde la dignidad de las personas y de
los pueblos.
399. Asumiendo con nueva fuerza esta opción por los pobres, ponemos de
manifiesto que todo proceso evangelizador implica la promoción humana y la
auténtica liberación “sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad”
(DI 3). Entendemos que la verdadera promoción humana no puede reducirse a aspectos particulares: “Debe ser integral, es decir, promover a todos los
hombres y a todo el hombre” (GS 76), desde la vida nueva en Cristo que
transforma a la persona de tal manera que “la hace sujeto de su propio
desarrollo” (PP 15). Para la Iglesia, el servicio de la caridad, igual que el anuncio
de la Palabra y la celebración de los Sacramentos, “es expresión irrenunciable de la propia esencia” (DCE 25).
c. Una evangelización inculturada que siga delineando
el rostro de la Iglesia latinoamericana
100 h. Reconocemos que ... nos ha faltado valentía, persistencia y docilidad a la gracia para proseguir, fiel a la Iglesia de siempre, la renovación
iniciada por el Concilio Vaticano II, impulsada por las anteriores Conferencias Generales, y para asegurar el rostro latinoamericano y caribeño de nuestra
Iglesia...
127. Agradecemos a Dios como discípulos y misioneros porque la mayoría
de los latinoamericanos y caribeños están bautizados. La providencia de
Dios nos ha confiado el precioso patrimonio de la pertenencia a la Iglesia por el
don del bautismo que nos ha hecho miembros del Cuerpo de Cristo, pueblo de Dios
peregrino en tierras americanas, desde hace más de quinientos años. Alienta
nuestra esperanza la multitud de nuestros niños, los ideales de nuestros
jóvenes y el heroísmo de muchas de nuestras familias que, a pesar de las
crecientes dificultades, siguen siendo fieles al amor. Agradecemos a Dios la
religiosidad de nuestros pueblos, que resplandece en la devoción al Cristo
sufriente y a su Madre bendita, en la veneración a los Santos con sus fiestas
patronales, en el amor al Papa y a los demás pastores, en el amor a la Iglesia
universal como gran familia de Dios que nunca puede ni debe dejar solos o
en la miseria a sus propios hijos (DI 1).
122
BOLETÍN CELAM 317 - 318
128. Reconocemos el don de la vitalidad de la Iglesia que peregrina en América
Latina y El Caribe, su opción por los pobres, sus parroquias, sus comunidades, sus asociaciones, sus movimientos eclesiales, nuevas comunidades y sus
múltiples servicios sociales y educativos. Alabamos al Señor porque ha hecho
de este continente un espacio de comunión y comunicación de pueblos y
culturas indígenas. También agradecemos el protagonismo que van adquiriendo sectores que fueron desplazados: mujeres, indígenas, afroamericanas,
campesinos y habitantes de áreas marginales de las grandes ciudades. Toda
la vida de nuestros pueblos fundada en Cristo y redimida por Él, puede
mirar al futuro con esperanza y alegría acogiendo el llamado de Benedicto
XVI: “¡Sólo de la Eucaristía brotará la civilización del amor que transformará Latinoamérica y El Caribe para que además de ser el Continente de la
esperanza, sea también el Continente del amor!” (DI 4).
d. Una Iglesia discipular y misionera que quiere evangelizar
los nuevos cambios culturales
479. Con la inculturación de la fe, la Iglesia se enriquece con nuevas expresiones y valores, manifestando y celebrando cada vez mejor el misterio de Cristo,
logrando unir más la fe con la vida y contribuyendo así a una catolicidad más
plena, no sólo geográfica, sino también cultural. Sin embargo, este patrimonio cultural latinoamericano y caribeño se ve confrontado con la cultura
actual, que presenta luces y sombras. Debemos considerarla con empatía para
entenderla, pero con una postura crítica para descubrir lo que en ella es
fruto de la limitación humana y del pecado. Ella presenta muchos y sucesivos cambios provocados por nuevos conocimientos y descubrimientos de la
ciencia y la técnica. De este modo se desvanece una única imagen del mundo que ofrecía orientación para la vida cotidiana. Recae sobre el individuo toda
la responsabilidad de construir su personalidad y plasmar su identidad social. Así tenemos por un lado, la emergencia de la subjetividad, el respeto a la
dignidad y la libertad de cada uno, una importante conquista de la humanidad. Por otro lado, este mismo pluralismo de orden cultural y religioso,
propagado fuertemente por una cultura globalizada, acaba por erigir el individualismo como característica dominante de la actual sociedad, responsable
del relativismo ético y la crisis de la familia.
508. Los obispos en la V Conferencia queremos acompañar a los constructores de la sociedad, ya que es la vocación fundamental de la Iglesia en este
sector formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, y
educar en las virtudes individuales y políticas (cf. DI 4). Queremos llamar al
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123
sentido de responsabilidad de los laicos para que estén presentes en la vida pública,
y “en la formación de los consensos necesarios y en la oposición contra las
injusticias” (DI 4).
538. Todas las auténticas transformaciones se fraguan y forjan en el corazón de las personas e irradian en todas las dimensiones de su existencia y
convivencia. No hay nuevas estructuras si no hay hombres nuevos y mujeres nuevas
que movilicen y hagan converger en los pueblos ideales y poderosas energías morales y religiosas. Formando discípulos y misioneros, la Iglesia da respuesta a esta
exigencia.
V. CUESTIONES HISTÓRICAS, SEMÁNTICAS, TEOLÓGICAS,
PASTORALES Y ESPIRITUALES ABIERTAS... Y TRES TEXTOS
*
... les missions ne sont pas tant une affaire de vie ou de mort que de plénitude
de vie (H. DE LUBAC, Le fondement théologique des missions, du Seuil,
Paris, 1946, 37).
** “Al contrario, la Iglesia piensa que estas multitudes tienen derecho a
conocer la riqueza del misterio de Cristo, dentro del cual creemos que
toda la humanidad puede encontrar, con insospechada plenitud, todo lo
que busca a tientas acerca de Dios, del hombre y de su destino, de la
vida y de la muerte, de la verdad...” (EN 53).
*** “Conservemos, pues, el fervor espiritual. Conservemos la dulce y
confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar
entre lágrimas. Hagámoslo... con un ímpetu interior que nadie ni nada
sea capaz de extinguir. Sea ésta la mayor alegría de nuestras vidas entregadas...” (EN 80, citado en Doc. Aparecida 552).
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
Comunicado de la 94º
Asamblea Plenaria
“Ceferino, hijo de Dios y hermano de todos”
Al Pueblo de Dios:
C
on inmensa gratitud a Dios queremos compartir con todos
ustedes la buena noticia de la Beatif icación de CEFERINO
NAMUNCURÁ, que celebraremos el próximo 11 de noviembre
en Chimpay (Río Negro).
Celebrar la beatificación de Ceferino es alegrarnos por el reconocimiento del significado de su vida y de sus virtudes. Y así, quienes peregrinamos
en este mundo lo descubrimos como:
• modelo de encuentro con Cristo y cercanía de Dios hacia la humanidad;
• ejemplo claro del Evangelio hecho vida en lo cotidiano;
• fuerza y sostén en las fragilidades y debilidades;
• encuentro y aceptación de otra cultura y religiosidad.
En nuestro caminar como Pueblo de Dios en la Argentina, Ceferino es
una clara invitación, entre otros aspectos:
• a descubrirnos hijos de Dios, necesitados de Dios, desterrando así toda
autosuficiencia. Desde pequeño, Ceferino, a la luz de la religiosidad
de su raza y luego con el acontecer de la fe cristiana en su vida, se
descubrió en las manos de Dios, necesitado y agradecido al Dios
creador y Padre de todos,
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
125
• a tomar decisiones que marcan la vida. Decisiones abiertas al bien de los
demás, no cerradas en horizontes mezquinos. Ceferino, a sus 11 años
se propone “quiero ser útil a mi gente”, y allí inicia un camino sin
ambigüedades. Camino que lo lleva a anhelar ser misionero y sacerdote para compartir esa Palabra de Dios recibida y llevarla a todos
como vida en abundancia,
• a valorar lo cotidiano como el lugar donde se realizan los grandes ideales. La vida sencilla de Ceferino está marcada por un cotidiano vivir
con un gran amor a la familia y a la tierra, con una entrega generosa
y alegre a todos, con un espíritu de reconciliación y comunión, en un
amor preferencial por los más sufridos.
Ceferino es conocido y amado por muchos. Es uno de nosotros.
Los niños y los jóvenes encuentran en él un ejemplo de vida que despierta
y sostiene su esperanza. Ceferino es para ellos un modelo que da razones
para vivir en el descubrimiento de la vocación a la que cada uno está llamado.
Los adultos, en especial los padres de familia, encuentran en él sostén
para cuidar todo lo que es importante: los hijos, la unión de la familia, el
trabajo honesto y sacrificado.
Los ancianos, nuestros abuelos, encuentran en él serenidad y gratitud
para mirar la vida vivida.
Los enfermos encuentran en él valor y fuerzas, porque él mismo vivió y
sufrió la experiencia de la enfermedad.
Los pobres, marginados y excluidos encuentran en él un mensaje de
dignidad y la invitación a no renunciar a ser protagonistas de la historia.
Los poderosos descubren en él un fuerte llamado a no aferrarse a sus
bienes y a su poder, sino a recorrer el camino del compartir, del abrirse a los
demás, del hacer de nuestro mundo la mesa de todos.
La gente de campo encuentra en él al compañero que está con ellos en el
duro trabajo de cada día, y los alienta en su lucha por preservar la tierra de
todo emprendimiento irresponsable que sólo busca intereses económicos
para unos pocos.
126
BOLETÍN CELAM 317 - 318
La gente de la ciudad, en el ritmo acelerado que le impone la vida, encuentra en él la mano amiga que hace a Dios cercano y ayuda a descubrir al
vecino como hermano.
Los pueblos originarios descubren en él aquel valioso mensaje de cuidar
y ofrecer los bienes de su cultura, a valorar el amor a la vida, el sentido de
familia y de pertenencia a la comunidad, el amor y el cuidado a la tierra, la
apertura a Dios.
Los variados grupos religiosos aprenden de él a reconocer y apreciar
las expresiones religiosas distintas, y recorrer caminos de diálogo y de
colaboración.
Los que no tienen fe, los desalentados, golpeados y abrumados, encuentran en él un signo de esperanza y de confianza en su caminar.
La Iglesia toda descubre en él un llamado a renovar la fe en Cristo, en la
responsabilidad de hacerla vida y anuncio para cada uno.
Todos recibimos de él un mensaje de reconciliación.
Estos son algunos de los mensajes que descubrimos en Ceferino: alguien
cercano, que nos hace vivir la alegría de ser hijos de Dios. Alguien cercano
que nos hace hermano de todos. La beatificación confirma esta cercanía y
renueva su testimonio de vida.
Que para nosotros y para todos ustedes, este acontecimiento signifique
y exprese la bendición de nuestro Padre Dios y el cuidado de nuestra Madre
la Virgen de Luján.
Pilar, 9 de noviembre de 2007
94º Asamblea Plenaria
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
127
D
NOVEDA
Colección Quinta Conferencia
MARÍA,
MADRE DE DISCÍPULOS
Secretaría General
Organizados por el CELAM,
como parte de la preparación para la
V Conferencia General se celebraron
en ciudad de México: el Encuentro
Continental de Pastoral Mariana y el
Congreso Teológico Pastoral Mariano.
Esta publicación recoge las
ponencias y las conclusiones, que se
constituyen en un valioso aporte para
la reflexión y la pastoral mariana en
América Latina y El Caribe.
Contenido:
• María Madre y discípula, formadora de los discípulos y
misioneros de Jesucristo, en la teología postconciliar
• Orientaciones pastorales para iluminar e impulsar
la pastoral mariana
• María educadora de discípulos y misioneros
en la pastoral de América Latina
• La espiritualidad mariana, la espiritualidad de María,
la presencia y función de la santísima Virgen
en la vida de todo cristiano
• Conclusiones de los diez talleres
• Iluminación sobre los aportes de los talleres
527 páginas
Edición en rústica
Edición en tapa dura
Col $ 26.000
Col $ 31.500
Pedidos y Envíos: Centro de Publicaciones CELAM
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Tel: (571) 6680900 / Fax: (571) 6711213
[email protected]
Bogotá, D.C., Colombia
USD 11
USD 14
CONFERENCIA EPISCOPAL BOLIVIANA
Mensaje de los Señores
Obispos al pueblo de Dios,
en la LXXXV Asamblea
de la CEB
Hagamos de Bolivia una casa de hermanos
para vivir y convivir con dignidad
L
os Obispos de Bolivia, reunidos en Asamblea bajo la acción del
Espíritu Santo, queremos como pastores seguir impulsando la
tarea de anunciar la Buena Noticia de Jesucristo, Camino,
Verdad y Vida, para que nuestro pueblo tenga vida en Él.
Al reflexionar sobre la realidad de nuestra Iglesia y nuestra sociedad,
descubrimos luces y sombras que, si por una parte nos dan esperanza, por
otra nos preocupan y afligen.
En estas consideraciones nos ha acompañado el Documento final de la
V Conferencia General de los Obispos de América Latina y El Caribe, celebrada en el Santuario de Aparecida en Brasil, acontecimiento providencial y
verdadero Pentecostés que seguimos viviendo y que marca las líneas pastorales
de los próximos años en nuestra Iglesia.
LA VOCACIÓN CRISTIANA
Aparecida nos recuerda que Jesús vino a traernos un mensaje de vida,
esperanza y amor. Nos urge partir de un encuentro personal con Cristo
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
129
para acogerlo como fieles discípulos y compartirlo como verdaderos misioneros, ya que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una
gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona
que da un nuevo horizonte a la vida” (Benedicto XVI - Dios es Amor 1).
Todos los cristianos estamos convocados a esta tarea y debemos involucrarnos
en el compromiso de mejorar la vida de nuestro pueblo, porque Dios nos ha
hecho sujetos de derechos y deberes en la creación e historia.
TIEMPOS DE CAMBIO
Los tiempos que vivimos en Bolivia, como en todo el continente, se
caracterizan por grandes cambios que inciden profundamente en nuestra
vida y en todos los ámbitos de la sociedad.
Desde la perspectiva del Evangelio de la vida, que como Iglesia constantemente hemos anunciado, es motivo de esperanza el reconocimiento que
están adquiriendo los pueblos indígenas y los sectores, históricamente marginados, en el seno de nuestra sociedad, como actores y ciudadanos con
pleno derecho. Muestra de eso es la elevación en Bolivia a rango de Ley de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Indígenas. Hoy no
podemos pensar en una nueva Bolivia sin la participación de los pueblos
indígenas, con sus riquezas culturales, morales y espirituales.
Así mismo, queremos destacar las iniciativas y preocupaciones por mejorar la calidad de vida de los sectores más vulnerables. Ellos son para la
Iglesia, siguiendo la práctica de Jesús, los predilectos y quienes tienen que
estar en el corazón de todos, particularmente de los que rigen los destinos
de los pueblos.
CAMBIOS PARA UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA Y FRATERNA
Estamos convencidos de la necesidad de cambios importantes y urgentes
en el país. Todo cambio, sin embargo, puede ser ambiguo; por sí sólo no es
garantía de progreso, crecimiento y bienestar. Para que realmente el cambio
abra a nuevos horizontes de paz, justicia y convivencia fraterna, es indispensable que se realice en el respeto de la dignidad de toda persona humana y
de su identidad cultural y religiosa, y que salvaguarde la libertad individual y
colectiva en el ejercicio de los derechos y responsabilidades.
130
BOLETÍN CELAM 317 - 318
De ninguna manera se debe pretender, por principio, imponer el cambio
u oponerse a él, recurriendo al enfrentamiento, a la violencia, a las amenazas
o a manipulaciones de grupos o sectores de la población; pues son actitudes
que, además de sembrar dolor, sufrimiento y luto en muchas familias y en la
sociedad, van en contra de la convivencia social y desvirtúan la democracia.
El clima de tensión que se vive crea en los ciudadanos un sentimiento de
inseguridad ante el futuro, agravado por los problemas económicos, como la
falta de fuentes de trabajo y la subida del costo de vida, que perjudican de
manera directa a los más pobres y marginados. Sin embargo, las perspectivas macroeconómicas muestran que se puede disponer de considerables
recursos, que esperamos sean invertidos positivamente para mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestro país.
Aparecida nos proporciona elementos de juicio muy iluminadores acerca de esta compleja problemática:
Urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político
en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Igualmente, se requieren nuevas estructuras que promuevan una auténtica convivencia humana, que impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo constructivo para los necesarios consensos sociales (Aparecida N. 384).
RECUPERAR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Es urgente recuperar el sentido de racionalidad en las relaciones entre
bolivianos, desterrando el recurso a la violencia que se ha convertido casi en
una práctica normal, como se constata continuamente en el acontecer
nacional.
Sólo y únicamente con el diálogo constructivo y sincero se logrará superar las diferencias y se alcanzarán las transformaciones urgentes requeridas
en el país. Esto vale de manera especial para la Asamblea Constituyente a fin
de que pueda cumplir con la grave responsabilidad de configurar estos cambios en la nueva Constitución Política del Estado, tal como el pueblo boliviano le ha confiado.
Reafirmamos lo expresado en nuestro Mensaje de marzo de 2006:
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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Como Iglesia reconocemos en la Constituyente una gran oportunidad de
apertura a la esperanza, sin duda un “signo de los tiempos”, que nos mueve
a tender puentes de encuentro y reconciliación, de diálogo, transparencia y
búsqueda de consensos indispensables para una democracia verdadera, en
la que todos podamos ejercer en libertad nuestros derechos y cumplir nuestras obligaciones.
Esta gran oportunidad, con todas las esperanzas que despertó en la conciencia del país, tenemos que decirlo con dolor, está empantanada y con
grave riesgo de fracasar por radicalismos, intransigencias, intereses sectoriales y revanchismos de un lado y otro.
Creemos que es preciso atenerse al marco de legalidad establecido y
asumir, con claridad y decisión, los principios humanos y cristianos, que son
la base de toda convivencia social: la dignidad de la persona humana, el
destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación, la solidaridad, el bien común, y los valores de la libertad, la verdad, la justicia, la
caridad, la transparencia y la paz (cf. Mensaje CEB, marzo 2006).
ADVIENTO TIEMPO DE RECONCILIACION Y ESPERANZA
Estas circunstancias difíciles, señaladas anteriormente, no son las determinantes en la vida del cristiano, que ve la realidad con una perspectiva más
amplia. Los cristianos somos conscientes de la presencia y acción de Dios en
nuestras vidas y de la importancia decisiva de su amor, recibido gracias a
Jesucristo que se hizo uno de nosotros; amor que nos abre al camino de la
vida plena, en todas las dimensiones personales, familiares, sociales, religiosas y culturales.
El Adviento, que se acerca, nos introduce al misterio del nacimiento de
Jesús en la Navidad. Es un tiempo que nos llama a la conversión auténtica
hacia Dios y los hermanos, lo cual implica un cambio profundo en la manera de pensar y en las actitudes que debemos asumir y que son necesarias
para erradicar la inequidad que hoy existe en nuestro país.
Todas las auténticas transformaciones se fraguan y forjan en el corazón de
las personas e irradian en todas las dimensiones de su existencia y convivencia. No hay nuevas estructuras, si no hay hombres nuevos que movilicen y
hagan converger en los pueblos, ideales y poderosas energías morales y
religiosas (Aparecida N. 538).
132
BOLETÍN CELAM 317 - 318
El Adviento es sobre todo tiempo de nueva vida, como nos señalan los
Obispos de América Latina:
En el corazón y la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza. Ella se experimenta y alimenta en el presente, gracias a los dones y
signos de vida nueva que se comparte; compromete en la construcción de un
futuro de mayor dignidad y justicia (Aparecida N. 536), de una casa de
hermanos, donde todos tengamos una morada para vivir y convivir
con dignidad.
Como Pastores y también como ciudadanos de este país, hacemos un
llamado apremiante a deponer intransigencias y enfrentamientos, a utilizar
las grandes potencialidades culturales, sociales, morales y espirituales que
tenemos en nuestros pueblos, y a aprovechar este tiempo propicio que nos
prepara a la Navidad para reconciliarnos y trabajar juntos, con la ayuda de
Dios, por el progreso verdadero que todos deseamos.
Que María, la Virgen de la Esperanza, nos traiga, con su Hijo Jesús, los
tiempos nuevos que tanto anhelamos para nuestra Patria.
Cochabamba, 13 de noviembre de 2007
LOS OBISPOS DE BOLIVIA
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
133
D
NOVEDA
Colección Quinta Conferencia
POR LA VIDA DE
NUESTROS PUEBLOS
Secretaría General
Convocado por la Presidencia del
CELAM se desarrolló el Seminario
“Por la vida de nuestros pueblos”
resultó una valiosa experiencia de
reflexión llevada a cabo por un grupo
de 20 mujeres, provenientes de las
respectivas Conferencias Episcopales
de América Latina y El Caribe.
La iniciativa de realizar este Seminario
surgió por la necesidad de profundizar
en la segunda frase del tema de la V Conferencia General:
“Para que nuestros pueblos en Él tengan vida”.
Contenido:
• Misión de la Mujer y su maternidad espiritual
a favor de la vida y la sociedad
• Una apuesta de lineamientos para la construcción de la paz
desde América Latina y El Caribe
• Iglesia, Familia y Desarrollo
• Discípulos y discípulas en Comunidad Eclesial de Base
para que nuestros pueblos tengan Vida
344 páginas
Col $ 24.000
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Bogotá, D.C., Colombia
USD 11
CONFERENCIA EPISCOPAL BOLIVIANA
Comunicado
de la Secretaría General
A
nte la gravedad de los hechos que acontecen en los últimos
días en el país, la Secretaría General de la Conferencia
Episcopal Boliviana expresa su honda preocupación, hace un
llamado urgente a la población y quiere compartir algunas
reflexiones y exhortaciones oportunas:
La Iglesia Católica ha reconocido y apoyado desde su origen el proceso
de la Asamblea Constituyente como “una gran oportunidad de apertura a la
esperanza (…) que nos mueve a tender puentes de encuentro y reconciliación…” (Mensaje de los Obispos bolivianos de marzo de 2006). Sin embargo, es importante también ser conscientes del desgaste que ha sufrido este
espacio, debido a las posturas intransigentes y a la ingerencia de intereses
ajenos a la propia Asamblea, como señalamos los Obispos hace pocos días.
No es responsable mantener un clima de enfrentamiento y recurrir a
grupos de presión, sin aportar con honestidad y transparencia, a la solución
de los problemas que atravesamos. La convivencia pacífica y estabilidad que
demanda nuestro pueblo, no pueden ser abordadas solamente como mero
discurso. Corresponde a los dirigentes políticos, sociales y cívicos ofrecer
propuestas concretas y justas, actuar con desprendimiento y escucharse
mutuamente para lograr la solución de los temas de conflicto.
Es urgente que todas las autoridades y los responsables de sectores y
organizaciones políticas, sociales y civiles promuevan en la población boliviana y, de manera particular, en los sectores en conflicto, una visión cada vez
más integral de los problemas, en base a la verdad y la justicia con miras al
bien común. Solamente por esa vía se pueden crear las condiciones necesarias para el diálogo y el consenso que necesitamos.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
135
Es una aberración, que contradice los principios humanos y cristianos,
usar las necesidades y aspiraciones humanas como recurso de cálculo político, e instrumentalizar a grupos sociales como recursos de presión, más
aún cuando estas medidas pueden conducir a lamentables enfrentamientos
entre hermanos.
Exhortamos a todos a volver a la racionalidad y a deponer actitudes y
acciones que sólo dividen y enfrentan, de manera especial a todos los responsables de la sociedad, a asumir su grave responsabilidad, para canalizar
un sano y auténtico diálogo social que compatibilice las aspiraciones particulares con el bienestar general de toda la población.
Instamos a todos los ciudadanos a no dejarse llevar por las actitudes de
enfrentamiento y descalificaciones mutuas, ya que todos somos hermanos e
hijos del mismo Padre, Dios.
A los medios de comunicación social, les animamos insistentemente a
contribuir en la búsqueda de salidas pacíficas por medio de una información
veraz, serena y orientadora.
Que el inicio del Tiempo de Adviento que nos prepara a todos los bautizados para la llegada de Nuestro Salvador, nos permita revestirnos de la
madurez, humildad, desprendimiento y vocación de servicio que nuestro
pueblo necesita. Convocamos a la población cristiana católica y a todos los
creyentes a elevar sus oraciones al Señor de la Vida para que nos conceda los
dones de la reconciliación, la unidad y la paz.
La Paz, 23 de noviembre de 2007
Mons. JESÚS JUÁREZ
Obispo de la Diócesis de El Alto
Secretario General CEB
136
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
Declaración
“Educar para la paz, desafío para Chile”
1.
L
os chilenos nos aprestamos a iniciar la celebración de Fiestas
Patrias. En los principales templos cristianos daremos gracias
a Dios por el regalo de Chile. Para algunas familias será
además, ocasión de merecido descanso. Y para muchos será,
sin duda, una oportunidad de relevar los valores y tradiciones de nuestra
cultura nacional y popular. Lamentablemente, los violentos episodios
ocurridos en Santiago la noche del pasado martes 11 de septiembre,
estremecen nuestra memoria, y producen sentimientos encontrados en
este tiempo de fiesta, en el mes de Chile.
2. Nos duele la muerte injusta de un carabinero, hombre querido por su
familia y sus compañeros, servidor de su patria y de su gente. Nos inquieta la violencia irracional de personas que se amparan en la oscuridad
y en el tumulto para herir, agredir y saquear. Nos asombra ver a niños
pequeños manipulando armas. Nos conmueve que se ataque a las escuelas donde se educan los pobres para que tengan mejores oportunidades,
o que se destruya y robe los modestos bienes de los propios vecinos.
3. Nos preocupa esta colusión peligrosa en que la delincuencia y el
narcotráfico se apoderan de muchas poblaciones, barrios y vías públicas.
La violencia irracional todo lo desnaturaliza y corrompe. De un modo
muy particular, nos preocupa la magnitud de las agresiones y de la violencia, como también la aparición de armas en manos irresponsables,
que impulsan al caos. Creemos que estos síntomas son una luz poderosa
y urgente de alerta sobre nuestra convivencia.
4. Si miramos nuestra convivencia social, constatamos cómo la violencia se
va enquistando en distintos ámbitos de nuestra vida: al interior del hogar
y la familia, con episodios también fatales que nos han conmovido; en los
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
137
colegios, incluso en los cursos básicos; en la vida laboral; en el desenvolvimiento cotidiano de nuestras ciudades, en el tránsito y en el transporte
público. Hay una predisposición a la agresividad y la violencia que es
sumamente preocupante.
5. Necesitamos redoblar esfuerzos en el desafío de educar para la paz.
Educar para la paz no es sólo una tarea de autoridades. Urge conversar
el tema en el hogar, en los colegios, organizaciones comunitarias y sociales. A los medios de comunicación también corresponde reflexionar sobre las maneras directas e indirectas en que se exacerba la violencia.
Pero, ante todo, necesitamos apreciar más el testimonio coherente de la
gente de paz, de las instituciones encargadas de proteger el orden y la
seguridad, como Carabineros de Chile, y de las personas de buena voluntad que enfrentan las agresiones con diálogo y con amor. Esos gestos
convencen más que cualquier discurso.
6. En este mes de la patria, en que celebramos el centenario del natalicio
del Cardenal Raúl Silva Henríquez, hacemos nuestras sus palabras, pronunciadas en otro contexto histórico, pero que adquieren también hoy
una dramática actualidad: “Tenemos que matar el odio, antes de que el
odio envenene y mate el alma de Chile”.
7. Al Señor pedimos que nos regale una cultura de la paz. Encomendamos
esta intención a la Virgen del Carmen, Madre de nuestro Chile.
† ALEJANDRO GOIC KARMELIC
Obispo de Rancagua
Presidente de la CECh
† GONZALO DUARTE GARCÍA DE CORTÁZAR
Obispo de Valparaíso
Vicepresidente
† CARD. FRANCISCO JAVIER ERRÁZURIZ OSSA † RICARDO EZZATI ANDRELLO
Arzobispo de Santiago
Arzobispo de Concepción
† CRISTIÁN CONTRERAS VILLARROEL
Obispo Auxiliar de Santiago
Secretario General
Santiago de Chile, 14 de septiembre de 2007
138
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
Declaración al término
de la 94ª Asamblea Plenaria
Que el diálogo se abra paso entre nosotros
“Mañana tras mañana el Señor despierta mi oído
para escuchar como los discípulos” (Is 50,4)
1.
E
n vísperas del tiempo de Adviento que nos prepara a la Navidad, nuestra mirada de fe se vuelve hacia Jesucristo, el
Príncipe de la Paz y Señor de la Vida; y desde Él a la
Iglesia y al pueblo de Chile. Con nuestra oración y pensamiento cercano a los pueblos del Norte Grande que se han visto remecidos
por el terremoto, y con nuestro corazón unido a las familias que mucho
han perdido, hemos vivido la Asamblea Plenaria de la Conferencia
Episcopal de Chile.
2. Tuvimos en estos días la oportunidad de despedirnos de Monseñor Aldo
Cavalli, quien durante seis años ha servido como Nuncio Apostólico de
Su Santidad Benedicto XVI en Chile, y que ahora parte a tierras colombianas. Le hemos expresado nuestra gratitud por su misión pastoral y por la
cercanía que ha mostrado hacia las comunidades y sus pastores en las
diócesis. Que el Señor retribuya copiosamente su servicio y le bendiga en
sus nuevas tareas. También hemos elegido a los Obispos del Comité Permanente, de la Comisión Pastoral y de otros organismos de servicio eclesial.
3. La tarea fundamental que nos ha congregado en esta Asamblea es la
preparación de las próximas Orientaciones Pastorales que conducirán a
la Iglesia en Chile durante los cinco años venideros. Y lo hemos hecho a
partir del impulso profético de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Aparecida, y de la Primera Asamblea Eclesial, que vivimos
recientemente en nuestra patria. Ambos acontecimientos han sido una
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
139
experiencia muy valiosa de comunión y participación que ocurre
providencialmente el año en que celebramos el centenario del natalicio
del cardenal Raúl Silva Henríquez y los 50 años de la Conferencia Episcopal.
4. A partir de Jesucristo y su Evangelio, creyendo en Él como “Camino
Verdad y Vida” (Jn 14,6) y considerando los acontecimientos de la realidad nacional, nos ha parecido conveniente decir una palabra al país con
relación a algunas situaciones de la hora presente.
5. En el último tiempo, pequeños y grandes acuerdos en distintos planos de
la vida social nos han confirmado que el diálogo es el principal camino
para la solución de conflictos y para fortalecer los liderazgos en la participación y corresponsabilidad social. Los consensos alcanzados en materia de reforma educacional, con el respaldo de un abanico amplio de
miradas, lo mismo que los esfuerzos desplegados para solucionar de
modo pacífico conflictos internacionales, laborales y políticos, son logros que nos confirman esa convicción. Por el contrario, cada vez que se
imponen medidas unilaterales frente a asuntos de interés público, como
por ejemplo algunas políticas emanadas de la autoridad de salud, resultan contra la ciudadanía, que es la principal perjudicada por atentar en
contra de la sexualidad humana y la familia.
6. Afirmamos con el Santo Padre que más allá del diálogo
las estructuras justas son… una condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir esos
valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal.
En particular esperamos que el Consejo Asesor Presidencial para la Equidad y el Trabajo, llegue a proponer soluciones que vayan en beneficio de
los más pobres. Es un deber moral de nuestro país aproximarnos al
Bicentenario con avances concretos hacia una mayor justicia social.
7. Animamos a todas las personas de buena voluntad que buscan acuerdos,
que promueven el diálogo y que se declaran abiertas a él, más allá de sus
legítimas opciones ideológicas o de los intereses que representan. Creemos que la disposición a escuchar a quienes piensan distinto y a sentarse
a la mesa con ellos es un rasgo indispensable de los líderes que el país
necesita. En cambio, el fracaso del diálogo posterga soluciones urgentes
140
BOLETÍN CELAM 317 - 318
para los más necesitados. El diálogo parece ser, en definitiva, la vía obligada para enfrentar y superar un deterioro en nuestra convivencia diaria,
que miramos con preocupación.
8. De un modo especial nos duele y alarma las situaciones de violencia que
se generan al interior del hogar y otras expresiones de violencia que
conmueven y desestabiliza nuestra convivencia cotidiana. No podemos
resignarnos a que los golpes resuelvan lo que el diálogo no puede zanjar.
Las historias de mujeres golpeadas por aquellos que les han jurado amor
son una luz de alerta para los indicadores de nuestro “desarrollo”. Esta
salvaje agresión, que muchas veces se oculta o minimiza, no nos puede
dejar indiferentes.
9. Examinemos con qué testimonio estamos enseñando a las nuevas generaciones a resolver conflictos por la vía del diálogo. La educación para
una auténtica cultura de la paz es una tarea urgente para la felicidad de
las familias, y el crecimiento integral de jóvenes y niños. Éste es uno de
los desafíos más urgentes que nuestro país tiene por delante, en la perspectiva del próximo Bicentenario.
10. No podemos celebrar el nacimiento del Señor de la Vida, sin manifestar
la profunda tristeza que nos embarga al constatar una persistente actitud
atentatoria contra la vida humana. Reiteramos nuestro insistente y respetuoso llamado a las autoridades gubernamentales y parlamentarias para que
acojan y protejan la vida desde su concepción hasta su muerte natural.
11. En el espíritu de Navidad, tiempo de esperanza manifestamos la convicción de que “la presencia de Dios, la amistad con el Hijo de Dios encarnado, la luz de su Palabra, son siempre condiciones fundamentales para
la presencia y eficiencia de la justicia y del amor en nuestras sociedades”
(Benedicto XVI). Acogiendo la invitación de Aparecida a ser discípulos
misioneros, nos comprometemos en esta tarea y confiamos a nuestra
Madre, la Santísima Virgen María cuyo mes celebramos en este tiempo,
que interceda por el bien de esta Patria que tanto amamos.
LA ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
Punta de Tralca, 23 de noviembre de 2007
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
141
D
NOVEDA
SÍNTESIS
DE LOS APORTES RECIBIDOS
PARA LA V CONFERENCIA
GENERAL
Los aportes al Documento de
Participación fueron numerosos y de
una especial riqueza. Un grupo
especializado llevó a cabo la tarea de
síntesis que fue revisada y aprobada por
las Directivas de la V Conferencia
General del Episcopado de América
Latina y El Caribe.
Contenido:
• Introducción
• Miramos a nuestros pueblos a la luz del proyecto del Padre
• Jesucristo, fuente de vida digna y plena
• El Espíritu nos impulsa a ser discípulos misioneros
• Conclusión general
• Índice analítico
190 gramos
188 páginas
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USD 6
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA
Comunicado del Presidente
“No es lo mismo muerte digna que eutanasia”
1.
V
IVIR DIGNAMENTE Y MORIR DIGNAMENTE: La vida humana es un bien superior y un derecho inalienable que no
puede estar al arbitrio de la decisión de otros, ni de la
de uno mismo. Todo ser humano tiene derecho a una vida
digna que le permita realizarse como tal y buscar su propia felicidad. El
sentido de la dignidad humana implica la búsqueda y el desarrollo de las
condiciones físicas, psicológicas, espirituales y morales propias de la persona humana.
La muerte es el destino inevitable de todo ser humano, una etapa en
la vida de todos los seres vivos que –quiérase o no, guste o no– constituye el horizonte natural del proceso vital. Morir dignamente no puede
entenderse como el derecho a terminar con la vida de acuerdo a condiciones propicias creadas artificialmente por los servicios médicos o
por un equivocado sentimiento de misericordia con el enfermo. El verdadero sentido de la muerte digna está en la conclusión natural del
proceso vital en condiciones humanas de asistencia médica, familiar y
espiritual.
2. VALOR HUMANO DEL SUFRIMIENTO Y DEL DOLOR: Muchos creen
que la dignidad humana se degrada por el hecho del sufrimiento y del
dolor. Esta es una manera parcial de mirar a la persona que sabe que el
dolor y el sufrimiento son parte integrante de su existencia, del cual no
puede huir sino asumirlo y vivirlo como un valor fundamental.
El dolor y el sufrimiento no son obstáculos para la vida del ser humano,
por el contrario, la experiencia de todos los seres humanos nos dice que
esta realidad es parte integrante de la persona considerada en su integriSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
143
dad y totalidad. Tener dolor no significa sin más carecer de dignidad, es
la gran oportunidad de reconocer la fragilidad humana y el natural desafío a superarla. La dignidad de un ser humano no entra en conflicto con
la propia naturaleza, de tal manera que, envejecer, padecer y morir no
son fenómenos que degraden la dignidad de un ser humano.
3. EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO: El proyecto de ley que se presenta
al Senado pretende ofrecer la posibilidad de “terminar con la vida de una
forma digna y humana o de la previsión de la asistencia al suicidio”. No
existe forma digna y humana posible cuando se trata de terminar con la
vida de cualquier ser humano. Aunque el lenguaje emplee términos,
presumiblemente suaves, estamos hablando de eutanasia, que es un homicidio, que no lo atenúa, ni la falsa piedad, ni la solicitud del paciente,
en el caso del suicidio asistido.
Los argumentos planteados por los Senadores que presentan dicho proyecto atentan contra los valores propios de nuestra cultura, que desde
siglos, siempre ha experimentado el dolor y la muerte con un sagrado
respeto y un sentido trascendente.
4. LA VIDA ES INVIOLABLE, NO HABRÁ PENA DE MUERTE (Art. 11):
Agrava la situación del proyecto de ley el hecho de que haya sido avalado
por el Ministerio de la Protección Social. Esta propuesta pone a unos
seres humanos en situación de vulnerabilidad y desprotección, por parte
del Gobierno que está en la obligación de respetar la vida como el primero y fundamental de los derechos de los colombianos.
Hay graves problemas en el campo de la salud, inasistencia, paseos de la
muerte, pocas oportunidades de una atención con calidad para los enfermos de nuestro país y ahora sumamos otro elemento agravante, se aprueba
la legalización de la pena de muerte.
La Iglesia siempre ha atendido al ser humano en todas sus circunstancias
y ha dedicado personas y esfuerzos a asistir espiritual y humanamente a
los enfermos, porque considera que todos merecemos una muerte digna, con cuidados que atenúen el dolor y el sufrimiento, pero permitiendo
que el ritmo natural de la existencia termine sin decisiones apresuradas y
sin prolongar innecesariamente el dolor de los enfermos.
144
BOLETÍN CELAM 317 - 318
EXHORTACIÓN FINAL: Invito a todos los colombianos, hombres y mujeres de buena voluntad, para que nos expresemos y rechacemos enérgica y
valerosamente ante este proyecto que atenta contra la dignidad y la vida de
nuestro pueblo. A los legisladores un llamado especial a la honestidad frente
a los graves problemas que sufre nuestro país y especialmente que busquen
legislar en bien de la vida y no se conviertan en los verdugos de quienes un
día les confiaron el favor mediante el voto popular.
Invitación final a todo el pueblo católico para orar por esta intención y
para seguir trabajando desde la atención pastoral a los ancianos y a los
enfermos por una dignificación de la ancianidad, del dolor y de la muerte,
que en Cristo Jesús ha recibido el don de la salvación y la gracia de la
redención.
Bogotá, D.C., 3 de octubre de 2007
† LUIS AUGUSTO CASTRO QUIROGA
Arzobispo de Tunja
Presidente de la Conferencia Episcopal
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
145
D
NOVEDA
Colección Quinta Conferencia
EL ESTILO PEDAGÓGICO
DE JESÚS MAESTRO
Arturo Bravo
Si bien es cierto que los cristianos
asociamos a Jesús con el término o
título “Maestro” no sabemos que
pueda significar esto concretamente
en la vida cotidiana y menos aún en el
ámbito pedagógico. Es por esto que el
presente trabajo puede resultar
interesante para cualquier lector.
Contenido:
• La educación en Israel
• La educación de Jesús
• Jesús Maestro
• Jesús enseñando
• Los métodos
• Las actitudes
144 páginas
140 gramos
$ 9.500
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USD 4
CONFERENCIA EPISCOPAL DE GUATEMALA
Comunicado
E
n el año 2003 la Organización Mundial de la Salud (OMS)
publicó un documento que lleva por título: “ABORTO SIN
RIESGOS, Guía técnica y de políticas para Sistemas de Salud”, cuya finalidad es promover, en los estados miembros, el
entrenamiento y equipamiento de los servicios de salud para asegurar que
los abortos sean seguros y accesibles.
En el documento se encuentran las siguientes afirmaciones:
• En octubre del 2000, en la cumbre del milenio de las Naciones
Unidas, todos los países acordaron sobre la urgencia global de reducir la pobreza y desigualdad. Meta clave es la necesidad de mejorar la
salud materna, base importante para el desarrollo, reduciendo los
niveles de mortalidad materna en tres cuartas partes entre 1990 y
2015.
• Es causa de un alto índice de muertes maternas el buscar interrumpir
embarazos no deseados, careciéndose de acceso a los servicios adecuados. De los 210 millones de embarazos que ocurren por año, se
estima que 46 millones finalizan en un aborto inducido. Se estima
que unos 20 millones de los abortos inducidos son inseguros. Aproximadamente el 13% de las muertes relacionadas con el embarazo han
sido atribuidas a complicaciones de abortos inseguros (67,000 muertes anuales). A causa de los mismos miles de mujeres sufren consecuencias a largo plazo, incluyendo infertilidad. Son muy comunes las
infecciones del tracto reproductivo por falta de una adecuada asepsia. Dado que ningún anticonceptivo es 100% efectivo, continuará
habiendo embarazos no deseados, a los que las mujeres buscarán
poner término mediante el aborto inducido.
• Aunque exista planificación familiar, los embarazos ocurren como
consecuencia de fallas en la anticoncepción, dificultades con su uso,
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
147
falta de uso o a causa de incesto o violación, por lo que el embarazo
se llega a considerar como una amenaza para la vida de la mujer o
para su salud física y mental.
• La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo desarrollada en El Cairo en 1994 así como la 4ª. Conferencia Mundial de la
mujer, la cual tuvo lugar en Beijing en 1995, afirmaron los derechos
humanos de la mujer en el área de salud sexual y reproductiva. En
Beijing, los gobiernos acordaron que los derechos humanos de las
mujeres incluyen su derecho a tener control y decidir libre y responsablemente sobre temas relacionados con su sexualidad, incluyendo
salud sexual y reproductiva, sin coerción, discriminación ni violencia.
En El Cairo, el aborto inseguro fue considerado una de las mayores
preocupaciones de la salud pública y garantizaron su compromiso
para disminuir la necesidad de un aborto a través de la expansión y
mejoramiento de los servicios de planificación familiar, reconociendo
además, que donde no estén contra la ley, el aborto debe ser sin
riesgos.
Estos presupuestos del documento sirven de base para indicar que el
proveer servicios adecuados para un aborto temprano salva la vida de las
mujeres y evita los costos, usualmente sustanciales, del tratamiento de complicaciones prevenibles del aborto inseguro. Es por ello que se afirma que el
acceso rápido al aborto temprano sin riesgos reduce las altas tasas de mortalidad y morbilidad materna, previene los costos impuestos a los sistemas
de salud por los abortos inseguros y provee cuidados a aquellas mujeres en
quienes ha fallado la anticoncepción.
Dentro de toda esta visión es fundamental el principio de autonomía en
la toma de decisión por parte de la mujer. Por autonomía se entiende que
una persona adulta, mentalmente competente, no requiere el consentimiento o autorización de un tercero, como podría ser el marido, para acceder a
un servicio de salud. También constituye una propuesta del documento el
que se realicen abortos en hospitales escuela, lo cual es considerado particularmente importante para asegurar que un conjunto relevante de profesionales sea competente en la prestación de servicios de aborto durante las
rotaciones de entrenamiento clínico.
En cuanto a las razones por las cuales una mujer puede solicitar un
aborto seguro, se indican las siguientes:
148
BOLETÍN CELAM 317 - 318
1. Cuando hay peligro para la vida de la mujer.
2. Cuando hay peligro para la salud mental y física de la mujer, entendiéndose como daño a la salud mental la angustia psicológica consecuencia
de un embarazo no deseado.
3. Cuando el embarazo es el producto de una violación o incesto.
4. Cuando existe daño fetal.
5. Por razones económicas o sociales.
6. A requerimiento de la mujer, haciéndose presente en su caso una o
varias de las causas antes mencionadas.
Todo lo dicho anteriormente lleva a urgir, en el documento, el que se
creen políticas que faciliten el acceso a servicios de aborto sin riesgos en
todos los casos en los cuales lo permita la ley así como la creación y facilitación
de ambientes políticos que permitan la aprobación del aborto seguro y la
eliminación de barreras administrativas y regulatorias existentes.
Contraria a toda esta visión que, bajo razones supuestamente graves
busca promover el aborto, la doctrina propia de la Iglesia Católica reafirma
que
todo hombre, abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la
gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón, el
valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y af irmar
el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política (Carta Encíclica “El Evangelio de la vida”, 2).
La situación mundial es particularmente grave, ya que, como afirma el
Papa Juan Pablo II en el documento anteriormente citado,
con las nuevas perspectivas abiertas por el progreso científ ico y tecnológico
surgen nuevas formas de agresión contra la dignidad del ser humano, a la
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
149
vez que se va delineando y consolidando una nueva situación cultural, que
conf iere a los atentados contra la vida un aspecto inédito y, podría decirse,
aún más inicuo ocasionando ulteriores y graves preocupaciones: amplios
sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en
nombre de los derechos de la libertad individual, y sobre este presupuesto
pretenden nos sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del
Estado, con el f in de practicarlos con absoluta libertad y además con la
intervención gratuita de las estructuras sanitarias. Opciones antes consideradas unánimemente como delictivas y rechazadas por el común sentido
moral, llegan a ser poco a poco socialmente respetables. La misma medicina, que por su vocación está ordenada a la defensa y cuidado de la vida
humana, se presta cada vez más en algunos sectores a realizar estos actos
contra la persona, deformando así su rostro, contradiciéndose a sí misma y
degradando la dignidad de quienes la ejercen. El resultado al que se llega es
dramático: si es muy grave y preocupante el fenómeno de la eliminación de
tantas vidas humanas incipientes o próximas a su ocaso, no menos grave e
inquietante es el hecho de que a la conciencia misma, casi oscurecida por
condicionamientos tan grandes, le cueste cada vez más percibir la distinción
entre el bien y el mal en lo referente al valor fundamental mismo de la vida
humana (n. 4).
Lo anteriormente dicho nos permite fácilmente considerar que
se puede hablar de una guerra de los poderosos contra los débiles. La vida
que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada
como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Se
desencadena así una especie de conjura contra la vida. Se af irma con frecuencia que la anticoncepción, segura y asequible a todos, es el remedio
más eficaz contra el aborto. Se acusa además a la Iglesia católica de favorecer de hecho el aborto al continuar obstinadamente enseñando la ilicitud
moral de la anticoncepción. Puede ser que muchos recurran a los
anticonceptivos incluso para evitar después la tentación del aborto. Pero los
contravalores inherentes a la mentalidad anticonceptiva, bien diversa del
ejercicio responsable de la paternidad y maternidad, respetando el signif icado pleno del acto conyugal, son tales que hacen precisamente más fuerte
esta tentación, ante la eventual concepción de una vida no deseada. Es
cierto que no faltan casos en los que se llega a la anticoncepción y al mismo
aborto bajo la presión de múltiples dif icultades existenciales, que sin em-
150
BOLETÍN CELAM 317 - 318
bargo nunca pueden eximir del esfuerzo por observar plenamente la Ley de
Dios. Pero en muchísimos otros casos estas prácticas tienen sus raíces en
una mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad y presuponen un concepto egoísta de libertad que ve en la procreación un obstáculo
al desarrollo de la propia personalidad. Así, la vida que podría brotar del
encuentro sexual se convierte en enemigo a evitar absolutamente, y el
aborto en la única respuesta posible frente a una anticoncepción frustrada
(nn. 12-13).
Ante la progresiva pérdida de conciencia y de los valores humanos y
cristianos de la sociedad actual, volvemos una vez más a hacer nuestra la
afirmación del Papa Juan Pablo II, quien en su Carta Encíclica “El Evangelio
de la vida”, afirmará enfáticamente:
Con la autoridad conferida por Cristo a Pedro y a sus sucesores, en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, conf irmo que la eliminación
directa y voluntaria de un ser humano e inocente es siempre gravemente
inmoral. La decisión deliberada de privar a un ser humano inocente de su
vida es siempre mala desde el punto de vista moral y nunca puede ser lícita
ni como fin, ni como medio para un fin bueno. En efecto, es una desobediencia grave a la ley moral, más aún, a Dios mismo, su autor y garante; y
contradice las virtudes fundamentales de la justicia y de la caridad. Nada ni
nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o
embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Ninguna
autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Cada ser humano
inocente es absolutamente igual a todos los demás en el derecho a la vida
(n. 57).
Ciertamente, entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado tiene características que lo vuelve un delito
particularmente grave. Sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido
debilitando progresivamente en la conciencia de muchos. La aceptación del
aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal
evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más
incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego
el derecho fundamental a la vida. El aborto procurado es y será siempre
la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un
ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al
nacimiento.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
151
Nuestra Constitución protege la vida humana desde su concepción
(artículo 3ero.). Por ello, todo lo que favorezca la creación de políticas o
estrategias abortistas es absolutamente anticonstitucional. Desde hace
algunos años, el Ministerio de Salud Pública viene promoviendo el Programa Nacional de atención post-aborto, contando para ello incluso con un
órgano divulgativo. El mismo tiene por finalidad brindar un conjunto
de servicios a la mujer durante el período asociado a su condición clínica
que se inicia cuando en forma inevitable se produce la interrupción de
un embarazo de veinte semanas o menos, utilizando sistemáticamente
la consejería, la técnica de aspiración manual endouterina, el ofrecimiento
de métodos anticonceptivos y referencia a otros servicios de salud
reproductiva.
Para lograr su propósito el Ministerio viene fortaleciendo la red nacional
hospitalaria en Guatemala y favoreciendo talleres regionales para mejorar la
sensibilización en la atención integral del cuidado post-aborto. Se busca capacitar personal médico y paramédico como enfermeras, enfermeros, promotores de salud y, en algunos casos, comadronas, para poder realizar la
aspiración manual al vacío para mujeres en situación de post aborto. El paso
de la atención post aborto a la facilitación del aborto inducido mediante la
aspiración al vacío, el cual lleva de 3 a 10 minutos de duración y puede
realizarse de manera ambulatoria, se dará casi como una consecuencia, aunque no sea una política oficial, ya que estimula el uso de este método en
forma clandestina en lugares fuera de la atención de los servicios de salud y
que no cuentan con medidas mínimas de higiene y mucho menos de
equipamiento necesario para resolver complicaciones que se presenten.
Además, el personal adiestrado, si carece de escrúpulos, podrá ofrecer este
servicio especialmente a adolescentes causándose un gravísimo daño moral
y físico a las jovencitas.
Sabemos que en toda Guatemala se vienen provocando abortos inseguros, realizados por personas que carecen de escrúpulos y de entrenamiento
necesario y que los llevan a cabo en un ambiente en el que se carece de
atención médica mínima. Es por ello que nos preocupa sobremanera el que
equipo como el Aspirador Manual Endouterino, conocido como AMEU,
esté siendo distribuido y a la vez se capacite para su uso a personal médico
y no médico de forma gratuita por el Ministerio de Salud Pública. La
reutilización de estos equipos y sus cánulas es muy delicada, ya que pueden
utilizarse de nuevo múltiples veces, aumentándose así el riesgo de contaminación con VIH, Hepatitis B, tétanos y gangrena gaseosa, entre otros.
152
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Por todo lo dicho anteriormente, solicitamos a las autoridades del Gobierno, estudiar a fondo las graves consecuencias que se presentan a raíz de
la aplicación del programa de atención post-aborto. Estamos de acuerdo
que se debe dar la mejor atención a la mujer que atraviese tal situación, pero
no en que se promueva la realización de la aspiración uterina al vacío para
luego colocar un dispositivo intrauterino (popularmente conocida como la
“T”) como se promueve por las autoridades de salud. Con tal medida no se
está tomando en cuenta que el útero puede haber aumentado hasta cuatro
veces su tamaño normal y que sus paredes se encuentran adelgazadas por el
reciente embarazo, llegándose a provocar fácilmente con ese dispositivo perforaciones en la pared del útero, provocándose así una situación de mayor
riesgo para la paciente. Independientemente de ello, la “T” no puede considerarse como un método anticonceptivo sino abortivo, por lo que nunca
podrá la Iglesia aceptar su uso.
Instamos por ello a que los fondos o recursos destinados a estas actividades sean utilizados para la promoción de valores éticos y morales en la
juventud, ya que estamos convencidos que se tiene que llegar a la raíz del
problema invitándose a la juventud a vivir su vida cimentada en principios de
castidad y abstinencia y no en la promoción de conductas sexuales irresponsables que lleven de mano políticas empresariales de consumo de
anticonceptivos.
Ante lo manifestado sorprende el interés mostrado por algunos candidatos a la Presidencia y al Congreso en cuanto a una modificación de la Constitución. La Conferencia Episcopal de Guatemala manifiesta la intención
cierta de velar para que el artículo 3 de la Constitución de la República no
sea modificado o suprimido, ya que es la base para respetar el derecho
fundamental del no nacido a la vida humana. Las políticas dirigidas no deben
ir sólo encaminadas a promover el consumo de anticonceptivos desde la
adolescencia, ni a hacer esfuerzos por despenalizar el aborto o promoverlo.
Deben ser políticas profundas, sin metas comerciales, con una profunda
base de moral cristiana, con respeto a todo ser humano sin importar si está
en etapa embrionaria, fetal o adulta. El derecho de toda persona termina
donde empieza el derecho de otra persona, por lo que el derecho de la
madre termina donde empieza el derecho fundamental a la vida del ser
humano que lleva en su seno.
Urgimos pues a las autoridades respectivas, a no favorecer nada que
pueda dañar, de alguna manera, la integridad física de los guatemaltecos,
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
153
especialmente aquellos que son más débiles, como es el caso de los no
nacidos, quienes no pueden defenderse de ninguna manera ni evitar las
acciones que se realicen en contra de su vida.
Guatemala de la Asunción, 22 de agosto de 2007
† ÁLVARO RAMAZZINI IMERI
Obispo de San Marcos
Presidente de la Conferencia
Episcopal de Guatemala
154
BOLETÍN CELAM 317 - 318
† PABLO VIZCAÍNO PRADO
Obispo de Suchitepéquez - Retalhuleu
Presidente de la Comisión Nacional
de Salud de la CEG
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO
Mensaje de los Obispos
de México al pueblo de Dios
Discípulos y misioneros de Jesucristo,
para que nuestros pueblos en Él tengan vida
“Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6)
1.
L
os Obispos de México, reunidos en la 84a Asamblea Plenaria,
saludamos con afecto a todo el Pueblo de Dios y compartimos
la alegría porque nuestro hermano Mons. Francisco Robles
Ortega, Arzobispo de Monterrey, ha sido llamado por el Papa
Benedicto XVI para integrarse al Colegio de Cardenales de la Iglesia
Universal, lo cual es una gracia y distinción para la Iglesia en México.
2. En la agenda de trabajo de nuestra Asamblea nos hemos hecho eco del
Acontecimiento de Aparecida, Brasil, habiendo realizado un estudio sobre el Documento Conclusivo de la V Conferencia General, con la finalidad de llevarlo a la práctica en nuestras Diócesis.
3. Miramos, junto con el Papa y los Obispos de América, los grandes retos
que deben afrontar la Iglesia y la sociedad en el momento actual, entre
los cuales sobresalen: a) La globalización, que en ciertos aspectos es un
logro de la gran familia humana y que, regida por la ética, debe estar al
servicio de la persona; sin embargo, tiene el riesgo de llevar a grandes
monopolios y de convertir el lucro en valor supremo y generar, a fin de
cuentas, pobreza; b) La democracia, en la cual se ha avanzado, pero
es necesario que sea más participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos; c) Un cierto debilitamiento de la vida
cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
155
Iglesia católica, debido al secularismo, al hedonismo y al indiferentismo,
pero también al escaso acompañamiento de parte nuestra a los fieles
laicos, y a una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y
expresiones.
4. A la luz del Acontecimiento y del Documento de Aparecida, como discípulos y misioneros de Jesucristo, queremos dar una respuesta a los retos
de nuestro país proclamando el Evangelio, que se expresa en el anuncio
de la buena nueva de la vida, de la dignidad humana, de la familia, del
trabajo, del destino universal de los bienes y la ecología, a fin de que
nuestro país contribuya a que Latinoamérica y El Caribe formen parte
del Continente de la esperanza y del amor.
5. Queremos subrayar, con palabras del Papa Benedicto XVI, que sólo con
Dios podremos afrontar la problemática actual, porque
quien excluye a Dios de su horizonte falsif ica el concepto de realidad y,
en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con
recetas destructivas... Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y
puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano
(Discurso Inaugural, 3).
6. Por eso, en nuestra reflexión como pastores, hemos querido clarificar
los caminos para llevar a cabo una renovada evangelización que atienda
las diversas situaciones por las que atraviesan las personas, mirando especialmente aquellos rostros sufrientes que nos duelen: las personas que
viven en la calle, los migrantes, los enfermos, los adictos dependientes,
los detenidos en las cárceles y nuestros hermanos indígenas.
7. Empeñaremos nuestro esfuerzo para que todos experimentemos un encuentro personal con Jesucristo vivo, que nos lleve a una conversión
personal y a un cambio de vida integral, a fin de ser discípulos misioneros. Nos disponemos a emprender una nueva etapa en nuestro caminar
pastoral, declarándonos en misión permanente; para ello “Jesús invita a
todos a participar en su misión. ¡Que nadie se quede con los brazos
cruzados!” (Mensaje Final de Aparecida, 4). Aceptemos con valentía a
Cristo, Camino, Verdad y Vida, ya que quien lo hace “tiene garantizada
la paz y la felicidad en esta y en la otra vida” (Documento de Aparecida,
246).
156
BOLETÍN CELAM 317 - 318
8. En nuestra misión, para llevar a cabo la renovación de la Iglesia fijamos la
atención sobre los distintos campos de realidad, entre ellos la familia,
patrimonio de la humanidad, y los jóvenes, quienes son mayoría en nuestra población y reclaman la fuerza de nuestro testimonio y un lenguaje
claro y significativo, que los atraiga y anime en su pertenencia a la Iglesia.
9. Como una responsabilidad permanente de nuestra misión de pastores,
expresamos nuestra opción por anunciar el Evangelio que ilumina el
valor de la vida humana, la cual debemos cuidar especialmente dentro de
las familias, donde nace y se acoge generosa y responsablemente. Tenemos la esperanza de que “los legisladores, gobernantes y profesionales
de la salud, conscientes de la dignidad de la vida humana... la defiendan
y protejan de los crímenes abominables del aborto y de la eutanasia”
(Documento de Aparecida, 436).
10. Debemos trabajar incansablemente con la convicción de que “la presencia de Dios, la amistad con el Hijo de Dios encarnado, la luz de su
palabra, son siempre condiciones fundamentales para la presencia y eficiencia de la justicia y del amor en nuestras sociedades” (Discurso Inaugural, 4), y de que la urgente misión evangelizadora debe abrazar con el
amor de Dios a todas las personas y de modo especial a los pobres que
sufren y se encuentran en necesidades urgentes.
11. Basados en este compromiso, nos hemos solidarizado con nuestros
hermanos que han padecido los dramáticos acontecimientos de las
inundaciones en Tabasco y Chiapas, quienes necesitan que sigamos respondiendo con prontitud y de manera permanente a sus gritos y peticiones de auxilio. Agradecemos a la pastoral social-caritas por su generosa
colaboración.
12. Nos unimos a las esperanzas de todos los Obispos de América Latina y
El Caribe. Por ello, esperamos: ser una Iglesia viva, fiel y creíble; mantener con renovado esfuerzo nuestra opción preferencial por los pobres;
trabajar con todas las personas de buena voluntad para favorecer la presencia de Dios en la sociedad, y fortalecer con audacia la pastoral de la
familia y de la vida.
13. Les invitamos a estar muy atentos a participar en los diversos eventos
evangelizadores que ayudan a fortalecer la fe de los creyentes: el Congreso Eucarístico Nacional que se realizará en mayo de 2008 en Morelia; el
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
157
Congreso Eucarístico Internacional a celebrarse en junio del mismo año
en Québec, Canadá, y el VI Encuentro Mundial de las Familias, en enero
de 2009 en la ciudad de México, que será un importante acontecimiento
y bendición para la Iglesia y la sociedad.
14. Unidos a todo nuestro pueblo creyente y orante, confiamos a Santa María
de Guadalupe, primera discípula y misionera al servicio de la vida, los
proyectos e impulsos que brotaron de nuestro encuentro, para que llevemos a cabo la misión de la Iglesia, bajo el soplo del nuevo Pentecostés
vivido en Aparecida.
Por los Obispos de México,
† CARLOS AGUIAR RETES
Obispo de Texcoco
Presidente de la CEM
158
BOLETÍN CELAM 317 - 318
† JOSÉ LEOPOLDO GONZÁLEZ GONZÁLEZ
Obispo Auxiliar de Guadalajara
Secretario General de la CEM
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO
Comunicado de la
Arquidiócesis de México
Reapertura de la Catedral
D
esde nuestra fe, ante una profanación tan dolorosa que se
llevó a cabo dentro de la celebración más sagrada que nos
dejó Nuestro Señor Jesucristo, la Santa Eucaristía, como
Iglesia no podemos menos de hacer un acto de desagravio
que le presente a Dios nuestra súplica fervorosa para que sea restaurado el
honor que Él merece.
Con este fin, la Arquidiócesis Primada de México anuncia con gran alegría al Pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad, que el
Consejo Episcopal, después de analizar detenidamente la propuesta presentada por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal sobre el Plan
de Protección Integral de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, en el que se garantiza la seguridad del Señor Cardenal y sus
ministros, de los fieles y de los visitantes, así como el cuidado de su acervo
artístico y cultural, ha decidido reabrir las puertas de esta Iglesia con la
celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de Nuestro Señor
Jesucristo Rey del universo, celebración litúrgica con la cual la santa Iglesia
Catedral Metropolitana quedará nuevamente abierta al culto y al servicio de
la comunidad cristiana.
Con esta celebración culmina el año litúrgico de la Iglesia, proclamando
a Jesucristo como Rey del Universo, cuyo Reino no es excluyente ni mucho
menos violento, sino que es “eterno y universal: Reino de la verdad y de la
vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la
paz” (cf. Prefacio de la Misa). Nosotros, los obispos auxiliares de la
Arquidiócesis de México, queremos comprometernos con todos los homSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
159
bres de buena voluntad a construir este Reino de Nuestro Señor Jesucristo,
pues es el único Reino donde podemos alcanzar la felicidad, la plenitud y
la paz.
Con este ánimo cristiano de comunión que nos mueve, el Consejo
Episcopal de la Arquidiócesis de México, a nombre del Emmo. Sr. Cardenal
Don Norberto Rivera Carrera, agradece y reconoce la colaboración y el
apoyo del Gobierno Federal, así como también del Gobierno del Distrito
Federal, del Senado de la República y de los diversos sectores de la sociedad,
como son las asociaciones religiosas, los partidos políticos, grupos, movimientos, personas del ámbito académico, cultural, empresarial y otras múltiples personalidades que a título propio, corporativo o asociativo rechazaron los dolorosos hechos acontecidos en la Catedral Metropolitana. Nuestra
especial gratitud a los Medios de Comunicación Social.
Así mismo, agradecemos las declaraciones de apoyo del Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM), de la Conferencia del Episcopado Mexicano y
de los señores Cardenales, Arzobispos, Obispos, Sacerdotes y fieles, tanto
de México como de otras partes del mundo.
Con la esperanza de la seguridad recuperada para nuestros fieles cristianos y visitantes, confiamos en que no volverán a suceder actos que pongan
en riesgo a las personas y profanen la santidad del recinto sagrado de la
Catedral Metropolitana.
Imploramos para todos la bendición de Dios, que nos invita a convivir
como hermanos.
Ciudad de México, 23 de noviembre de 2007.
† Mons. CARLOS BRICEÑO ARCH
† Mons. FRANCISCO CLAVEL GIL
† Mons. MARCELINO HERNÁNDEZ R.
† Mons. JONÁS GUERRERO CORONA
† Mons. FELIPE TEJEDA GARCÍA
† Mons. VÍCTOR SÁNCHEZ ESPINOSA
† Mons. ANTONIO ORTEGA FRANCO
† Mons. ROGELIO ESQUIVEL MEDINA
160
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL PANAMEÑA
Comunicado de la CEP
al término de la 181
Asamblea Ordinaria
“Discípulos y misioneros de Jesucristo
para que nuestros pueblos en Él tengan vida”
L
os Obispos de Panamá, durante la semana del 6 al 10 de agosto
del presente año, en comunión con el Santo Padre Benedicto
XVI, en la celebración de su 80 cumpleaños y segundo aniversario de su elección como Pastor de la Iglesia universal, hemos
vivido estos días de oración, estudio y reflexión, buscando los caminos que
el Señor nos propone en esta hora, para cumplir con la tarea que Él mismo
nos ha confiado.
Celebramos este encuentro cuando todavía resuenan los ecos de la V
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe, celebrada del 13 al 31 de mayo del presente año, en el Santuario de Nuestra
Señora de la Concepción Aparecida, Brasil.
I. VIDA ECLESIAL: “Testigos del Mundo en la Iglesia”
1. Documento de Aparecida (DA)
Aparecida inaugura una nueva etapa evangelizadora para la Iglesia Latinoamericana y de El Caribe, en un período histórico:
“Caracterizado por el desconcierto generalizado que se propaga por nuevas
turbulencias sociales y políticas, por la difusión de una cultura lejana y hostil
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
161
a la tradición cristiana, por la emergencia de variadas ofertas religiosas, que
tratan de responder, a su manera, a la sed de Dios que manifiestan nuestros
pueblos” (DA 10). “De allí nace la necesidad, en fidelidad al Espíritu Santo
que la conduce, de una renovación eclesial que implica reformas espirituales, pastorales y también institucionales” (DA 367).
Como Iglesia, obispos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas y seglares, tenemos que contribuir a la conversión del corazón humano, condición para que cambien el mundo y las estructuras de la sociedad que producen injusticia. Para ello, requerimos de un fuerte ardor apostólico y un mayor
compromiso misionero, a fin de proponer el Evangelio de Cristo como camino a la vida verdadera que Dios ofrece a los hombres y mujeres, para que
nuestro continente sea más justo y más humano.
Nuestra misión no consiste en imponer, sino en proponer, no es la de
arrastrar seguidores, sino la de invitar a nuestros pueblos a ser discípulos de
Jesucristo.
2. La Eucaristía fuerza del discípulo
La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo (DA 251). Por tal motivo, urgimos a asumir lo que S.S. Benedicto XVI
nos ha ofrecido en la Exhortación Apostólica Postsinodal “Sacramento de la
Caridad”:
Dar prioridad a la Eucaristía y a la santif icación del Día del Señor en
todos los programas pastorales, pues sin una activa celebración eucarística
dominical y en las f iestas de precepto, no habrá un discípulo misionero
maduro (DA 252).
En la vida del discípulo, la Eucaristía, sacramento del amor, tiene
implicaciones sociales. Esto es lo que los padres sinodales han llamado “la
coherencia eucarística”, que exige de todos los bautizados un testimonio
público de la propia fe, especialmente de quienes han de tomar decisiones
sobre valores fundamentales. Por eso, exhortamos a promover la piedad
eucarística en sus diversas modalidades, de manera especial la adoración al
Santísimo, que, afortunadamente, en algunas parroquias se ha instituido de
manera perpetua.
162
BOLETÍN CELAM 317 - 318
3. Celebración de los 500 años de la Iglesia en Panamá
En el año 2013, la Iglesia panameña celebrará los 500 años de su creación. Comunicamos a toda la feligresía y a los agentes de pastoral que estamos en fase de preparación de los actos conmemorativos de ese acontecimiento. Pedimos a todos oración y apoyo para esta celebración.
4. Mes de la Biblia
El Papa Benedicto XVI, en su discurso inaugural en Aparecida, dice:
Es condición indispensable el conocimiento profundo y vivencial de la Palabra, porque hay que educar al pueblo en la lectura y meditación de la
Palabra, que ella se convierta en su alimento para que por propia experiencia vea que la palabra de Jesús es espíritu y vida, de lo contrario ¿cómo van
a anunciar un mensaje cuyo contenido y espíritu no conocen a fondo? Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en
la roca de la Palabra de Dios (DI 3).
La celebración del mes de la Biblia es una oportunidad para dar testimonio público de nuestro aprecio por ella. Invitamos a los agentes de pastoral y
fieles a ser creativos, organizar y coordinar diversas actividades, talleres,
caminatas, concursos en los centros educativos, que ayuden a descubrir el
valor de la Sagrada Escritura. De manera especial, culminaremos con una
gran celebración en cada una de las comunidades el 30 de septiembre, día
de san Jerónimo, Padre de la Iglesia y primer traductor de los originales
hebreos y griegos al latín en el siglo IV, quien afirmó: “Desconocer las Escrituras es desconocer a Jesucristo”.
5. Solidaridad con la Iglesia
Por ser discípulos y misioneros de Jesucristo, todos somos corresponsables
de la vida, misión y sostenimiento de la Iglesia. Por eso, en todas las diócesis
se están desarrollando Campañas de Evangelización y Solidaridad con el fin
de revitalizar la vida de la Iglesia y lograr los recursos económicos que garanticen su labor evangelizadora.
II. REALIDAD NACIONAL: “Testigos de la Iglesia en el Mundo”
Hemos mirado algunas realidades y debates de actualidad, a la luz de
nuestra identidad pastoral.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
163
1. Concertación Nacional
Vemos con esperanza el compromiso de los distintos sectores sociales
en el Proceso de Concertación Nacional para el Desarrollo, en la búsqueda
de un mejor país. Para que los acuerdos alcanzados den los frutos esperados
frente a la pobreza e inequidad social, es necesario que el Gobierno Nacional y todos los actores de la sociedad civil asumamos las conclusiones de la
Concertación y garanticemos su aplicación.
2. La muerte de trabajadores de la construcción
Nos duele que, en lo que llevamos de este año 2007, hayan fallecido
diecisiete trabajadores de la construcción sumiendo en el dolor y la precariedad a sus familias. Para evitar estas condiciones de riesgo que ponen en
peligro la vida de los trabajadores, instamos a las autoridades a exigir en las
empresas el cumplimiento de las normas de protección establecidas en la
legislación nacional en materia de seguridad laboral; y, a la vez, exhortamos
a empleadores, trabajadores y sindicatos a cooperar para fomentar una cultura de protección y salvaguarda de la vida.
3. Violencia doméstica y trabajo infantil
Igualmente, nos duele el número de mujeres maltratadas y asesinadas, a
causa de la violencia doméstica, con sus serias repercusiones en los niños y
niñas, que crean las condiciones para que este ciclo se repita de generación
en generación. Es necesario articular esfuerzos para erradicar de las familias
esta violencia que luego se transforma en violencia social.
Nos preocupa también el tema del trabajo infantil que quita a los niños
la posibilidad de desarrollarse en un ambiente adecuado. Nos sumamos a
los esfuerzos que se realizan para la erradicación de este mal y a la declaración de los Ministros de Educación y Trabajo y los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Centroamérica y República Dominicana, que se han
reunido en nuestro país para trazar políticas comunes contra el trabajo
infantil.
4. Educación sexual de niños, adolescentes y jóvenes
En los últimos meses, se han presentado proyectos y textos sobre
educación sexual. No cabe duda de que es un tema de gran relevancia y
necesidad. Pero la educación sexual no puede ser circunscrita a una simple
164
BOLETÍN CELAM 317 - 318
información o instrucción, ni ser confinada a meros cursos curriculares, ni,
mucho menos, desprovista de criterios y valores religiosos y morales.
Los padres de familia, primeros e irreemplazables educadores de sus
hijos, deben asumir el protagonismo en esta materia, que es elemental para
que los niños y adolescentes vayan descubriendo en forma tranquila y segura
las dimensiones y exigencias del desarrollo de la personalidad. Apoyamos los
pronunciamientos y aportes que distintos grupos de Pastoral Familiar y otros
grupos a favor de la vida y la familia han hecho al respecto.
No es aceptable ningún instrumento legal que, en base a supuestos derechos sexuales y reproductivos y bajo pretexto de prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos precoces, trate de dar atención a
adolescentes y jóvenes mediante información, disponibilidad y facilitación
de métodos e instrumentos anticonceptivos, y otorgándoles autonomía en
sus decisiones sobre sexualidad y reproducción, en absoluto desconocimiento
y violación de la patria potestad.
5. Proyectos de minería e hidroeléctricos
Es preocupante que los sucesivos gobiernos han otorgado licencias para
la exploración y explotación mineras e hidroeléctricas en las diversas regiones del país.
Estamos a favor del desarrollo, pero no a cualquier precio. Hay que
priorizar la vida humana y el respecto por el medio ambiente, ya que, mirando sólo el factor económico, se compromete la vida, la salud de los ciudadanos y el futuro del país.
Es importante, en consecuencia, que sean conocidos los estudios de impacto ambiental y se lleve a cabo la consulta a las comunidades afectadas.
III.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a todos los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas,
seminaristas y laicos, que nos han acompañado con sus oraciones, aportes y
trabajo.
Que la Virgen María nuestra Señora de la Antigua, “discípula por excelencia entre discípulos” (DA 451)
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
165
nos muestre el fruto bendito de su vientre y nos enseñe a responder como
ella lo hizo en el misterio de la anunciación y encarnación. Que nos enseñe
a salir de nosotros mismos en camino de sacrificio, amor y servicio, como lo
hizo en la visitación a su prima Isabel, para que, peregrinos en el camino,
cantemos las maravillas que Dios ha hecho en nosotros conforme a su
promesa (DA 533).
LOS OBISPOS DE PANAMÁ
revista
medellín
Teología y Pastoral para América Latina
Revista Trimestral Fundada en 1975
•América Latina: US$ 55,oo •Asia y Africa: S$ 65,oo
•Europa, Estados Unidos y Canadá: US$ 75,oo
Forma de pago: enviar en carta cartificada cheque en dolares sobre
banco en los estados unidos a nombre de CELAM
•Colombia: $40.000,oo
Forma de pago: Enviar en carta certificada cheque a nombre de CELAM,
o consignar en cualquiera de las cuentas a nivel nacional. Una vez
realizada la consignación, se puede enviar por fax el comprobante con
los datos del suscriptor, al (571) 6776521 y 6121929
Informes: Instituto Teológico-Pastoral para América Latina - ITEPAL
Avenida Boyacá No. 173-71 / A.A. 253 353
Tels: (57-1) 667.0050 - 6670110 - 6670120
Fax: (57-1) 6776521 / [email protected]
Bogotá D.C. - Colombia
166
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL PARAGUAYA
Mensaje de los Obispos del
Paraguay al finalizar la 180ª
Asamblea Plenaria Ordinaria
Por la esperanza de una vida mejor
para nuestro pueblo
A los Sacerdotes, Diáconos, Religiosos y Religiosas
A los fieles laicos y a todas las personas de buena voluntad
L
os Obispos del Paraguay, comprometidos en promover en
nuestro pueblo la vida plena que nos viene de Jesús, quien dijo
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 16), queremos
compartir algunas reflexiones en este momento histórico marcado por grandes problemas nacionales. Al mismo tiempo, con la ayuda de
Dios y la esperanza de una vida mejor para nuestro pueblo, contamos con
grandes posibilidades para resolverlos.
1. Con la mirada de discípulos y misioneros de Jesucristo percibimos que la
pobreza económica en crecimiento se ha instalado fuertemente en medio
de nuestro pueblo. A pesar de algunos avances realizados en el campo de
la salud, educación, la macroeconomía, y las viviendas populares, continúan
los problemas. En la práctica nuestra gente no recibe la atención necesaria de la salud en general. La reforma educativa no ha preparado adecuadamente a los docentes y no ha logrado resolver los graves problemas de
la educación, el aumento de la desocupación, la carencia de vivienda
digna. La solución de estos problemas debe tener un decidido acompañamiento y un sostenido respaldo de los medios de comunicación.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
167
Los últimos acontecimientos de los devastadores incendios en varias regiones de nuestro país, y la falta de agua potable en las regiones afectadas
por la sequía, han dejado al descubierto la desprotección de nuestro
pueblo desesperanzado. Esto evidenció la incapacidad de prevenir los
siniestros, sea por falta de profesionalidad o por la misma negligencia
demostrada que, hasta ahora, golpea fuertemente a los más débiles. Igualmente se constató la precariedad de los recursos técnicos al no resolver
con competencia dichos problemas. Aún reconociendo el espíritu solidario de nuestra gente para ofrecer una asistencia inmediata a los problemas mencionados, constatamos que esto no basta, es necesario encontrar nuevas modalidades de prevención y de asistencia sostenida y
progresiva.
2. Ante esa situación, nuestra mirada se vuelca hacia Cristo y su Iglesia,
buscando la luz que ilumine nuestro caminar.
Contemplamos a Jesús, movido por su profundo amor a “Jerusalén”, su
amada ciudad, al verla dividida y dominada por intereses extraños, lejos
del anhelo de Dios. Jesús llora sobre ella (cf. Lc 19, 41-42). ¿Cuál es ese
anhelo de Dios? Es el ver unidos a sus hijos en “Jerusalén” en torno a la
centralidad de Dios, reunidos los hombres entre sí en la comunidad
humana, como Pueblo de Dios. Pero, viéndolos divididos, debilitados, en
grupos de intereses mezquinos que producen desplazados, Jesús dice:
“Cuántas veces quise juntar a tus hijos y tú no lo has querido” (Mt
23,37).
El hombre avanza en el desarrollo humano sostenible adhiriéndose a los
valores fundamentales, bebiendo de la fuente de donde proceden la justicia y la paz como se lee en el Salmo 85: “La Gracia y la Verdad se han
encontrado, la Justicia y la Paz se han abrazado: de la tierra está brotando la verdad y del cielo se asoma la justicia”. Sólo así los hombres pueden trabajar unidos y transitar por los verdaderos caminos de la paz, del
desarrollo y de su propia dignificación.
En las Bienaventuranzas Jesús nos muestra el camino diciendo: “Dichosos los que trabajan por la paz”, “Dichosos los que buscan la justicia y
sufren por ella” (Mt 5, 1, ss).
3. Como discípulos y misioneros de Jesucristo lanzamos una segunda mirada sobre el fenómeno de las migraciones. Esto nos hace reconocer la
168
BOLETÍN CELAM 317 - 318
impotencia del pueblo y sus autoridades para resolver los problemas
sociales y económicos. Entre otras causas mencionamos la injusta distribución de las riquezas y de los bienes nacionales, la carencia de trabajo
bien remunerado, la falta de salud pública para todos, una educación
que no forma personalidades con valores.
Esta realidad se agrava ante los crecientes desplazamientos de nuestros
hermanos y hermanas que dejan su pueblo de origen y llegan hasta los
centros urbanos, y de aquellos que forzosamente abandonan el país, en
busca de mejores condiciones económicas y sociales para su propio sustento y el de sus familiares. Sus consecuencias son la disgregación de las
familias, la fuga de profesionales jóvenes que no encuentran un futuro
digno y seguro en su país, la disminución de la población y de la mano de
obra cualificada y finalmente la lenta desintegración de la misma sociedad.
4. La luz que la Iglesia nos ofrece ante esta situación reside en la importancia que tiene la familia para la sociedad, porque ella
es la comunidad natural en donde se experimenta la sociabilidad humana, contribuye en modo único e insustituible al bien de la sociedad… una
sociedad a medida de la familia es la mejor garantía contra toda tendencia de tipo individualista o colectivista, porque en ella es siempre la
persona el centro de atención, como fin y nunca como medio. Es evidente que las personas y el buen funcionamiento de la sociedad están
estrechamente relacionadas con la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar (CDSI, 213).
Además nos dice el Magisterio de la Iglesia que
El trabajo es el fundamento sobre el que se forma la vida familiar, la
cual es un derecho natural y una vocación del hombre. El trabajo asegura los medios de subsistencia y garantiza el proceso educativo de los
hijos (CDSI, 294).
5. Finalmente como discípulos y misioneros de Jesucristo ofrecemos algunas consideraciones sobre la vida democrática de nuestro país.
La situación política de nuestra patria en estos últimos 20 años está marcada por lo que hemos llamado, en su momento, “la apertura democráSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
169
tica”. Hoy nos preguntamos si existe una auténtica democracia en nuestro país. Las elecciones políticas de este tiempo nos indican que no basta
una democracia puramente formal, realizada principalmente en los procesos electorales.
No se percibe un auténtico espíritu crítico. Falta un real interés para
implantar definitivamente la vigencia del Bien Común Nacional. La política sigue fuertemente marcada por el prebendarismo y por la tradición
partidaria, hoy día muy fragmentada. No aparecen las propuestas de un
proyecto-país que convenza a la ciudadanía en vista a un cambio de
rumbo ante la situación de pobreza, atraso y marginación en que vivimos. Por eso tal vez, se piense solamente en votar sin exigir un programa
de gobierno consensuado y sostenible que abarque lo social, político,
económico y cultural. Y tan importante como esto es el juicio crítico
sobre la capacidad de gestión de las personas que deben implementar
dicho programa.
El ejercicio de la política partidaria electoral aún manifiesta antiguas y
repetidas características de agresiones mutuas entre candidatos, sin el
respeto que merecen las personas y la verdad. Continúan las justificadas
desconfianzas que la población tiene hacia los exponentes políticos. Existe
poca credibilidad en las promesas electorales. Hay desconcierto sobre el
futuro del país. Los propios candidatos deben ofrecer un perfil convincente de patriotismo, coherencia con los principios morales y religiosos
y, sobre todo, de una competencia indispensable como futuro estadista.
Una vez más, los Obispos junto con los Sacerdotes y Religiosos, ratificamos, que fieles a la doctrina de la Iglesia, no nos identificamos con ningún partido político. Asimismo no propiciamos ninguna candidatura a
los diversos cargos electivos. Mantenemos la absoluta neutralidad que
nos es dada por nuestra condición de Pastores al servicio de la unidad de
la fe de los cristianos.
6. La Doctrina Social de la Iglesia nos ofrece luces de interpretación sobre
la política democrática.
El sujeto de la autoridad política es el pueblo, considerado en su totalidad, como titular de la Soberanía. El pueblo transf iere de diversos modos el ejercicio de su soberanía aquellos que elige libremente como sus
170
BOLETÍN CELAM 317 - 318
representantes. El sólo consenso popular, sin embargo, no es suficiente
para considerar justas las modalidades del ejercicio de la autoridad
política (CDSI, 395).
“La democracia participativa se basa en la promoción y respeto de los
derechos humanos. Una democracia sin valores se vuelve fácilmente una
dictadura que termina traicionando al pueblo” (cf. DA, 74).
“La autoridad política debe garantizar la vida ordenada y recta de la
comunidad sin suplantar la libre actividad de las personas y de los
grupos, sino disciplinándolas y orientándolas hacia la realización del
Bien Común, respetando y tutelando la independencia de los sujetos
individuales y sociales” (CDSI, 394). “La autoridad debe dejarse guiar
por la ley moral: toda su dignidad deriva de ejercitarla en el ámbito del
orden moral que tiene a Dios como primer principio y último fin” (CDSI,
396). “La autoridad debe reconocer, respetar y promover los valores
humanos y morales esenciales” (CDSI, 397).
Por su parte
El ciudadano no está obligado en conciencia a seguir las prescripciones
de las autoridades civiles si éstas son contrarias a las exigencias del
orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las
enseñanzas del Evangelio (CDSI, 399).
7. De las anteriores consideraciones brotan compromisos ineludibles y urgentes que como discípulos y misioneros de Jesucristo deben movernos
a la acción concreta y eficaz.
Exhortamos a los responsables del Bien Común, Gobierno Nacional y
Departamental, Municipios, Secretaría de Emergencia Nacional y otros,
a mejorar sus estructuras de prevención y a capacitar a los entes para
cualificar sus servicios a fin de ofrecer asistencia rápida para prevenir y
solucionar las emergencias coyunturales.
Proponemos que el Gobierno, juntamente con los empresarios y otras
entidades, diseñen un Programa específico para la creación de fuentes
de trabajo en especial, para las familias más carenciadas, con una opción
preferencial por los jóvenes, para evitar el éxodo de nuestros compatriotas al exterior.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
171
Todos somos responsables de elegir conciente y libremente a nuestras
autoridades. No hipotequemos nuestra conciencia por un poco de dinero. Usemos del derecho de votar y seamos conscientes que el voto es
obligatorio.
Pongamos todo nuestro esfuerzo para que las campañas políticas sean
realizadas en el clima de la democracia multipartidaria, en el respeto a
las personas y a la verdad, evitando decididamente los ataques personales y ofensas gratuitas lanzadas sin fundamento ni responsabilidad.
Exhortamos a los ciudadanos a que participen activamente en las elecciones con su voto responsable, sabiendo que ello puede contribuir para
eliminar la corrupción. Por eso deben fijarse en los programas que contribuyan a la consolidación de la economía solidaria y de una política del
servicio al Bien Común como constitutivos de la democracia.
Con espíritu crítico analicemos el perfil de cada candidato para comprobar si se ajusta o no a las cualidades indispensables de futuro estadista y
quien debe implementar y fortalecer un sistema democrático.
8. Como discípulos y misioneros de Jesucristo, imploramos la intercesión
de san Roque González de Santa Cruz y Compañeros Mártires para el
logro de estos compromisos. Rogamos la protección de la Madre de
Dios, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.
Con afecto paternal les bendecimos a todos.
LOS OBISPOS DEL PARAGUAY
Asunción, 9 de noviembre de 2007
172
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA
Comunicado
L
os Obispos del Perú reunidos en la 90ª Asamblea Extraordinaria del Episcopado Peruano, ante la próxima realización del
Censo Nacional, IX de Población y VI de Vivienda, que se
llevará a cabo en todo el país el próximo domingo 21 de octubre, nos vemos en la necesidad de precisar lo siguiente:
1. Reconociendo la muy buena voluntad de los dirigentes del INEI durante
todo el proceso de organización, manifestamos nuestra preocupación,
sobre la manera en que está formulada la pregunta Nº 20 de la “Quinta
Sección” (Características de la Población), de la Cédula Censal a usarse,
la cual interroga acerca de la Religión que profesa el empadronado, ya
que las opciones en ella indicadas pueden llevar a confusión en la respuesta, dado que la Iglesia Católica es también cristiana y evangélica,
tanto por su anuncio, como por los valores que la inspiran.
2. Por lo tanto, debido a la confusión a la que pueden conducir los términos
usados en la Cédula Censal, exhortamos al INEI a una especial atención
en la formación de los empadronadores sobre esta pregunta en concreto, para que no sucedan equívocos en el momento del empadronamiento. Por otra parte, podría prestarse a que personas sencillas sean inducidas a responder equivocadamente.
3. Igualmente, con espíritu de colaboración al Censo, invocamos a todos
nuestros fieles a estar especialmente atentos a esta pregunta y responder
con claridad la opción “Católica” (Quinta Sección de la Cédula Censal,
Pregunta 20, opción Nº 1) verificando que el empadronador lo registre
así en la cedula censal.
Lima, 12 de octubre de 2007
LOS OBISPOS DEL PERÚ
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
173
D
NOVEDA
Colección
Quinta Conferencia
_
KERIGMA, DISCIPULADO
Y MISIÓN
Perspectivas actuales
Santiago Silva R.
Santiago Guijarro O.
Rafael Aguirre
Las tres partes que conforman esta obra
siguen la lógica del anuncio de la
Palabra, de la respuesta a ésta en el
camino del discipulado y de la actividad
misionera. La misión precede al
discipulado y al mismo tiempo es
consecuencia de él. Es el fruto del
trabajo de tres especialistas en estos temas.
Contenido:
• La proclamación del kerigma según el Nuevo testamento
• Seguidores de Jesús y oyentes de la Palabra
• La primera evangelización
144 páginas
140 gramos
$ 9.500
Pedidos y Envíos: Centro de Publicaciones CELAM
Avenida Boyacá No. 169D-75 / A.A. 253 353
Tel: (571) 6680900 / Fax: (571) 6711213
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Bogotá, D.C., Colombia
USD 4
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO
DOMINICANO
Nota
“En defensa de la vida humana”
L
a Conferencia del Episcopado Dominicano, en su reciente Asamblea Plenaria, celebrada desde el domingo 26 al viernes 31 de
agosto de 2007, ha decidido dirigir una breve NOTA al pueblo
dominicano, ante la amenaza que se cierne frente a la eventual
despenalización del aborto.
Nosotros los Obispos de las 12 Diócesis de la República Dominicana,
queremos reafirmar lo siguiente:
1. El fundamento primero de nuestra defensa de la vida desde el mismo
momento de la concepción de un niño es médico-científico. El código
genético de cada vida humana concebida en el vientre materno es único,
original e irrepetible. La ciencia asegura que la fecundación del óvulo por
el espermatozoide produce una nueva criatura humana, que tiene un
código genético distinto al de su madre, que no es parte del cuerpo de
ella y tiene la misma dignidad que sus progenitores. Por tanto, sus padres
no pueden disponer de esa nueva vida que tiene su desarrollo individual,
continuo y progresivo. Destruir el desarrollo de esta vida constituye un
crimen jamás justificable.
2. A la fundamentación médico-científica, se añade un fundamento éticomoral. La defensa de los derechos humanos fundamentales, empiezan,
pues, precisamente con la defensa del derecho a la vida, que ha de ser
protegida desde su concepción hasta su muerte natural. Es un imperativo
ético para la Iglesia, el Gobierno, los Legisladores, las Organizaciones
Nacionales e Internacionales y para todo(a) ciudadano(a) asumir la defensa de la vida humana, por encima de cualquier circunstancia:
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
175
Ninguna circunstancia, ninguna f inalidad, ninguna ley en el mundo, podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, porque es
contrario a la ley de Dios, escrita en el corazón de todo hombre, reconocible por la razón misma y proclamada por la Iglesia (Juan Pablo II Evangelium Vitae. 25.03.95).
3. Al dato científico y ético unimos el constitucional. La Constitución de la
República Dominicana, que es nuestra ley sustantiva, fundamenta claramente el derecho a la vida y considera el aborto como un delito. Dado
que el no-nacido es un ser humano, legalizar cualquier tipo de aborto es
legalizar la pena de muerte de indefensos sin voz y confiar su ejecución
a madres, médicos y aquellos que lo inducen.
4. Llamamos la atención sobre las presiones que ejercen Organismos Internacionales y algunas ONGs sobre nuestro Gobierno y los Legisladores.
¡No vendamos nuestra independencia, tan dolorosamente conquistada!
No se debe olvidar que detrás de la práctica abortista hay un gran negocio. No hay que extrañarse, pues, de que se busque sobornar en este
asunto. Sabemos de estas presiones, pero les pedimos que no claudiquen
ante el valor supremo de la vida, ya que lo fundamental es permanente y
lo contingente es pasajero. Recordemos que la “Interrupción Voluntaria
del Embarazo” (IVE) no es más que un falso e irresponsable eufemismo
para disimular el crimen del aborto.
5. Hacemos un llamado a médicos, juristas, comunicadores, artistas, grupos profesionales, sindicales y madres, que tienen clara conciencia del
valor inviolable de la vida y que sienten el imperativo moral de defenderla, cuidarla y protegerla, a que se pronuncien y se manifiesten a favor de
la vida y en contra de la pretendida despenalización del aborto.
6. Compartimos todo lo doloroso de estas situaciones, con las personas
que tristemente, defienden el aborto en circunstancias especiales tales
como violación e incesto, amenaza de muerte de la madre y deformación del feto y al mismo tiempo les pedimos tomar conciencia de que la
mejor defensa de la mujer y la solución a estos casos, no es el aborto,
sino la búsqueda de soluciones responsables desde el punto de vista
médico, jurídico, familiar y social. Todos somos responsables de crear las
condiciones de atención digna a las madres con embarazos no deseados
y a las criaturas que de ellas van a nacer.
176
BOLETÍN CELAM 317 - 318
7. Recordemos que lo legal no suplanta lo moral, ni mucho menos logra
suprimir el sufrimiento físico y sicológico, ni el sentimiento de culpabilidad de quien aborta o colabora, aún cuando sea en casos especiales.
Dirigimos una palabra a las madres que han abortado y a los que experimentan la culpa de haber colaborado con abortos. Sabemos que han
sufrido profundamente. Confiamos su arrepentimiento y la sanación de
sus sufrimientos al amor y a la misericordia de Dios y a los especialistas
de la sicología humana. Sean ustedes ahora testigos excepcionales, haciendo un llamado a la defensa de la vida humana siempre y en cualquier
circunstancia.
8. Invitamos a todos los defensores de la vida humana, sean católicos o no,
a los hermanos de denominaciones cristianas, a todos los hombres y
mujeres de buena voluntad, a que hagamos causa común de defensa y
protección del valor supremo de cada vida humana.
9. Recordamos a todos los dominicanos, que la Iglesia, con sus obispos,
sacerdotes, religiosos(as), diáconos, laicos y laicas, ha sido y será siempre
coherente con los principios científicos, éticos y morales y, de manera
particular, con la defensa de la vida humana. Fray Antón de Montesinos
defendió la vida y la dignidad de los indígenas y recibió el rechazo de las
autoridades de su tiempo. Fray Pedro de Córdoba en su libro Doctrina
Cristiana, en el párrafo final referido al quinto mandamiento: No matar,
afirma: “Y también van contra este mandamiento las mujeres que toman
algo para echar la criatura cuando están preñadas, o lo dan a otra, o se lo
aconsejan que lo hagan”. Estos defensores históricos de la justicia social,
también lo eran de la sacralidad de la vida.
El Episcopado Dominicano en la famosa Carta Pastoral del 25 de enero
de 1960, asume la defensa de la vida humana con la siguiente afirmación:
“Cada ser humano, aún antes de su nacimiento, ostenta un cúmulo de
derechos anteriores y superiores a los de cualquier Estado”. Con esta
posición, defendía la vida de tantos dominicanos que eran acribillados
durante la dictadura de Trujillo. Naturalmente, también recibió el rechazo de las autoridades del momento.
10. No corresponde al Estado, ni a los Legisladores, ni a grupo humano
alguno, atribuirse la potestad de decidir sobre un derecho individual,
singular y original, que no puede ni debe ser violado. Es inconcebible que
en una época, caracterizada por la defensa del derecho a la vida y opuesSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
177
ta a cualquier genocidio, hayan legisladores y políticos que se vuelquen
contra la vida humana en sus orígenes y quieran justificar erróneamente
la legalización y despenalización del crimen del aborto. La defensa de la
vida humana es un imperativo ético que hunde sus raíces en el ser humano mismo, que no puede ni debe ser manipulada por ningún poder, ni
por ninguna legislación que condena a muerte a un ser humano absolutamente indefenso.
11. Invitamos a todas las parroquias del país, de cada diócesis, con sus sacerdotes, consagrados(as), laicos y laicas, a hacer una demostración pública en
defensa de la vida humana, organizando el rezo del Santo Rosario y
promoviendo otras celebraciones que contribuyan a la toma de conciencia para defender la vida humana misma, desde sus inicios hasta la muerte natural.
12. Esta Nota ha de ser leída en todas las comunidades donde se celebre la
Eucaristía, el 1er Domingo después de recibida y darla a conocer a través
de los medios de comunicación social, particularmente, los que son propiedad de la Iglesia.
A los 20 días del mes de septiembre de 2007.
Les bendecimos de corazón,
Firman EL CARDENAL, ARZOBISPOS Y LOS OBISPOS
DE REPÚBLICA DOMINICANA
178
BOLETÍN CELAM 317 - 318
CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
Exhortación del Episcopado
Venezolano sobre la propuesta
de la Reforma Constitucional
“Llamados a vivir en libertad” (Gl 5, 13)
A todos los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
I. INTRODUCCIÓN
1.
L
os Arzobispos y Obispos de Venezuela, como ciudadanos y
como legítimos pastores de la Iglesia, compartiendo con el
pueblo las angustias y esperanzas de cada momento histórico,
hemos decidido dirigirnos a todos los venezolanos, a los residentes en nuestro país y, en particular, a los fieles católicos, ante la propuesta de Reforma Constitucional presentada a la nación el pasado 15 de
agosto por el ciudadano Presidente de la República, a la cual se agrega
ahora lo propuesto por la Comisión Mixta de la Asamblea Nacional.
2. Nuestra contribución tiene el propósito de iluminar, desde una valoración
ética, el juicio y la decisión que sobre el proyecto de Reforma corresponde
asumir a los venezolanos en asunto de tanta importancia para el presente y el futuro del país. Fundamentamos esta iluminación en los principios
y criterios del Evangelio, de la Doctrina Social de la Iglesia y de los numerosos documentos emanados de nuestra Conferencia Episcopal. Nos
impulsan la convicción de que la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela ha de seguir siendo patrimonio de todos los venezolanos,
sin exclusión, y nuestro compromiso de fomentar la convivencia pacífica
de todos los ciudadanos y la concordia entre los diversos sectores e
instituciones para la construcción de un destino común como nación.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
179
3. En nuestra fraterna y solidaria reflexión y discernimiento pastoral de la
situación del país y, como portadores del clamor y preocupación de
muchas comunidades y personas, hemos examinado la relación entre el
contenido de la Reforma con las exigencias de la persona humana, su
conciencia, su libertad, sus derechos, su dignidad, y con la concepción
cristiana de la mayoría de la sociedad venezolana. Hemos considerado
también los cambios más relevantes que plantea la propuesta, así como
algunas de las consecuencias de índole ética y social que se seguirían de
dicha Reforma.
4. En los países democráticos una Constitución es un pacto social, el resultado de las deliberaciones, discusiones y acuerdos de una Asamblea Constituyente, u otro cuerpo políticamente plural que represente al pueblo, y
de una consulta electoral libre, confiable y pacífica; su finalidad es garantizar el Estado de Derecho para todas las personas, la estabilidad jurídica
de las instituciones y el bienestar integral del conjunto de los ciudadanos.
Su legitimidad radica en que acoja la pluralidad de posturas que tienen
derecho a convivir en una sociedad democrática. En su articulado quedan claramente establecidos la definición del Estado y sus órganos, siempre al servicio del pueblo, el modelo de país y los principios y valores
esenciales por los que el pueblo soberano quiere regir su vida y la de sus
instituciones. En consecuencia, el verdadero sujeto de la Constitución es
el pueblo, no el Estado y menos aún el gobierno; por eso ella debe expresar el acuerdo de todos los sectores, corrientes e ideologías. No puede
ser la consagración de las ideas o propósitos políticos de un determinado
grupo partidista. Consiguientemente, una modificación de la “Carta
Magna” debe apoyarse en el mayor consenso posible.
II. NUESTRAS PREOCUPACIONES ANTE LA PROPUESTA
5. La Reforma ha sido presentada como un instrumento para dar mayor
poder al pueblo, especialmente a través del denominado “Poder Popular”. En ella se ofrece la reducción de la jornada laboral, y a los trabajadores independientes la tan deseada seguridad social. Sin embargo, se
acentúa la concentración de poder en manos del Presidente de la República y se favorece el autoritarismo. Punto central de esta Reforma es que
Venezuela pase de “Estado democrático y social de derecho y de justicia” (Art. 2 de la actual Constitución) a ser un “Estado Socialista” (Art.
16 de la propuesta). Algunos artículos condicionan la participación del
180
BOLETÍN CELAM 317 - 318
pueblo y la actividad de los ciudadanos a la sola construcción del socialismo (Art. 70) y de la economía socialista (Art. 112). Esto limita la libertad de los venezolanos; se incrementa excesivamente el poder del Estado,
se elimina la descentralización, y el gobierno controla muchísimos espacios de la vida ciudadana. En ese modelo socialista, el Estado y el gobierno estarían dirigidos por un Presidente que puede ser reelecto – sólo él –
continuamente, con un poder amplísimo que le permitiría disponer constitucionalmente de las instituciones, propiedades y recursos. Esto es verdaderamente grave y modificaría la estructura fundamental del Estado
democrático.
6. Un modelo de Estado socialista, marxista-leninista, estatista, es contrario
al pensamiento del Libertador Simón Bolívar (cf. Discurso ante el Congreso
de Angostura), y también contrario a la naturaleza personal del ser humano y a la visión cristiana del hombre, porque establece el dominio absoluto del Estado sobre la persona. Experiencias de otros países demuestran que en tal sistema, el Estado y su gobierno se convierten en opresores
de las personas y de la sociedad, coartan la libertad personal y la expresión religiosa, y causan un gravísimo deterioro en la economía, produciendo una pobreza generalizada. Ejemplo de ello han sido los países de
Europa Oriental, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y, más
cerca de nosotros, la República de Cuba. En ese escenario se establecería
una discriminación con quienes no participen de la ideología socialista,
se reducirían los derechos políticos de muchos venezolanos, y la noción
de “pueblo” tendría un carácter restringido y excluyente identificado
sólo con las personas y grupos que adhieren al socialismo.
7. El pluralismo político es uno de los valores fundamentales consagrados
por la actual Constitución (Art. 2). La implantación de un Estado Socialista es excluyente, e implica el cese del pluralismo y de la libertad política
y de conciencia de los ciudadanos. Es un hecho comprobado que dentro
de un Estado democrático pueden existir partidos socialistas y gobiernos
socialistas. Abundan ejemplos en el mundo actual como Chile y Brasil.
En cambio, en un “Estado socialista”, tal como se propone en Venezuela, toda la actividad política, social, económica y cultural se encuadra
dentro de una única opción, un pensamiento único.
8. Con respecto al capitalismo y al socialismo, los Obispos nos hemos manifestado en diversas ocasiones. La solución al drama de la pobreza, de las
injusticias sociales, de las hirientes desigualdades, no está en el capitalisSEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
181
mo salvaje ni en el socialismo marxista, sino en la práctica de la justicia
social y de una efectiva caridad (cf. Juan Pablo II, Encíclica Centesimus
Annus 33, 48 y 49).
9. Otros cambios propuestos restringen derechos ya consagrados en la actual Constitución, lo que atenta contra el principio de progresividad de
los derechos humanos garantizado en el Art. 19 de la actual Constitución. En este campo de los derechos humanos y constitucionales, algunas disposiciones representan una patente involución, como los artículos
337, 338 y 339 de la Reforma sobre los estados de excepción, que suspenden el derecho al debido proceso (Art. 49) y a la información (Art. 57 y
58). El nuevo poder del Estado, el “Poder Popular”, no nace del sufragio
ni de elecciones (R. Art.136), y su promoción, organización y registro es
competencia del Poder Nacional (R. Art. 156, 35). Se vulnera de este
modo la libertad de asociación (Art. 52), poniéndola en manos del Estado, lo cual quebranta el carácter democrático y electivo de todos los
niveles de gobierno, previsto en el artículo 6 de la Constitución, y le quita
poder al pueblo. Además, ya el pueblo es sujeto del poder y lo que
necesita es tener el pleno ejercicio de sus derechos y libertades y que le
presten servicios eficientes quienes han sido elegidos libremente para
esas funciones. La genuina democracia no consiste sólo en la elección de
las autoridades;
no basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza
de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos
humanos. Una democracia sin valores (…), se vuelve fácilmente una
dictadura y termina traicionando el pueblo (Documento de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe,
Aparecida 74).
10. Esta propuesta de Reforma más que enfrentar y superar la problemática
vivida en el país, profundizaría la polarización entre los venezolanos,
dificultaría la convivencia social con el peligro de generar nuevos odios y
conflictos, que queremos evitar. Los obispos renovamos el llamado, que
repetidas veces hemos hecho, al diálogo y a la reconciliación y ratificamos nuestra disposición de seguir acompañando al pueblo venezolano
con el anuncio valiente y decidido del Evangelio y el compromiso de
compartir sus alegrías, temores y esperanzas.
182
BOLETÍN CELAM 317 - 318
III.
PERSONA Y LIBERTAD
11. Dios nos ha creado como personas libres con capacidad de organizar la
vida personal y la vida social. Vida y libertad son inseparables. Dios libera, porque es el Dios de la vida; se revela en la historia liberando a su
pueblo, no quiere que ninguna nación esté esclavizada o dominada por
otra, ni por sus propias autoridades. La libertad no es una condición
abstracta del ser humano y de la sociedad. La libertad es un derecho
fundamental innato en cada ser humano, que no tiene otros límites que
la libertad y los derechos de los demás. Todo lo que se opone a la libertad, se opone a la vida. La supresión de la libertad no corrige las injusticias sino que agrega otras, asfixiantes e insoportables.
12. Conforme a la enseñanza de la Iglesia, la persona humana, el pueblo, y
no el Estado, son el centro de toda la vida social. El Estado existe para la
persona y para el pueblo, y no al revés. En esta línea el Concilio Vaticano
II declara: “El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana” (GS 25). El Catecismo de la Iglesia
Católica expresa: “Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los
derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil,
se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho” (CEC
2273). Y Juan Pablo II en la Encíclica Centesimus Annus nos dice que el
“Estado totalitario tiende, además, a absorber en sí mismo la nación, la
sociedad, la familia, las comunidades religiosas y las mismas personas”
(CA 45 b).
13. La doctrina de la Iglesia en este aspecto tiene una específica incidencia en
el campo político. El principio de subsidiaridad debe aplicarse para construir una auténtica democracia. Esto es, que el Estado debe ayudar pero
no absorber ni suplantar las iniciativas, la libertad y la responsabilidad de
las personas y de los grupos sociales. En su Encíclica “Dios es amor” el
Papa Benedicto XVI advierte:
Lo que hace falta no es un Estado que regule y domine todo, sino que
generosamente reconozca y apoye, de acuerdo con el principio de
subsidiaridad, las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales
y que unen la espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados
de auxilio (28 b).
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
183
IV. DECISIÓN QUE MIRA AL FUTURO
14. La Constitución y la Reforma planteada no son un asunto sólo de partidos o de un determinado sector de la población. Es algo de interés nacional que nos afecta a todos. Nadie debe desentenderse, ni dejar de participar en su discusión, ni negarse a asumir una posición ante la propuesta
de Reforma. Eso sería un gravísimo error.
15. El debate sobre la Reforma, no puede considerarse como un simple conflicto entre “oficialismo y oposición”, entre “ricos y pobres”. Es algo
que concierne al futuro de todo el pueblo venezolano. Y en este debate,
nadie debe discriminar, ni excluir, ni ofender a quienes sustenten una
opinión contraria a la suya.
16. En síntesis, nuestra posición en cuanto al proyecto de Reforma puede
formularse así:
• el proyecto presentado a la consideración del pueblo venezolano, debido a la radicalidad y profundidad de los cambios introducidos en la
estructura del Estado, va más allá de una Reforma.
• la proposición de un “Estado Socialista” es contraria a principios
fundamentales de la actual Constitución, y a una recta concepción de
la persona y del Estado.
• la propuesta de Reforma excluye a sectores políticos y sociales del
país, que no estén de acuerdo con el Estado Socialista, restringe las
libertades y representa un retroceso en la progresividad de los derechos humanos.
• por cuanto el proyecto de Reforma vulnera los derechos fundamentales del sistema democrático y de la persona, poniendo en peligro la
libertad y la convivencia social, la consideramos moralmente inaceptable a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.
V. CONCLUSIÓN: ESTAMOS LLAMADOS A VIVIR EN LIBERTAD
Y A SER CONSTRUCTORES DE PAZ
17. Solamente quien es libre, construye la paz. “Felices los que trabajan por
la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”, nos dice Jesucristo
(Mt 5, 12). Cada uno de los cristianos está, pues, llamado a descubrir y
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
promover caminos de justicia y reconciliación en la familia, en cada comunidad, en toda la nación:
“Venezuela quiere y reclama a gritos (…), que se termine con los odios,
los insultos y las descalificaciones y que sus hijos e hijas se reconcilien, se
respeten y vivan en paz” (Exhortación de la CEV, julio 2007)
18. Como pastores de la Iglesia invitamos a todos los fieles a orar intensamente por nuestra Patria e invocamos las luces del Espíritu Santo sobre
todos los ciudadanos en esta difícil toma de decisión e imploramos el
auxilio de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, a cuyos
pies en su “Basílica Menor” de Guanare, título con que el Santo Padre
Benedicto XVI ha honrado y enaltecido su templo, nos postraremos en
confiada súplica por el bien de la República.
Con nuestra afectuosa bendición episcopal,
Firman, los ARZOBISPOS Y OBISPOS DE VENEZUELA
Caracas, 19 de octubre de 2007
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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D
NOVEDA
DOCUMENTO
CONCLUSIVO
Esta publicación recoge los
principales documentos de la
V Conferencia General del
Episcopado de América Latina
y El Caribe.
Contenido:
• Carta de aprobación,
del Santo Padre
• Documento conclusivo
• Discurso inaugural del Santo Padre, Benedicto XVI
• Homilía de Benedicto XVI en la misa de apertura
• Mensaje final de la V Conferencia
• Índice analítico
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Bogotá, D.C., Colombia
Mensaje de los Obispos de
Gualeguaychú, Concordia,
Mercedes y Salto
Los hermanos sean unidos / porque esa es la ley primera /
tengan unión verdadera / en cualquier tiempo que sea /
porque si entre ellos pelean / los devoran los de ajuera.
(José Hernández, Consejos de Martín Fierro a sus hijos)
L
os Obispos de la Iglesia Católica vecinos del río Uruguay: de
Gualeguaychú, Concordia, Mercedes y Salto, reunidos en la
ciudad de Paysandú (Uruguay), luego de haber compartido un
Encuentro fraterno de intercambio y oración, en torno al conflicto surgido por la instalación de una planta procesadora de celulosa en
Fray Bentos, queremos expresar lo siguiente:
NOS UNEN:
Un mismo espacio geográfico y cultural, regado por las aguas del río
Uruguay, al que el poeta llamó “un cielo azul que viaja”.
Un común escenario y paisaje que orientales y argentinos hemos cruzado en numerosas ocasiones, construyendo así una historia compartida.
Una región que ha servido de refugio en el dolor del exilio a los vecinos
de una u otra orilla en los vaivenes políticos.
Un pasado que conoció también momentos de conflicto y desencuentro
pero en el que han quedado escritas páginas de colaboración e integración.
Las divergencias nunca han doblegado la fuerza de las raíces comunes.
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
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Un anhelo trasmitido por mujeres y hombres nuestros que nos han soñado
como parte de la Patria Grande de América Latina.
Una mirada de fe que permite descubrir en las cercanías un desafío a
caminar juntos en las buenas y en las malas.
NOS PREOCUPAN:
Los recientes obstáculos en el camino de la integración surgidos a raíz
del conflicto medioambiental que se ha planteado.
La posibilidad de que el abuso del ambiente entendido sólo como “recurso” ponga en peligro el ambiente como “casa”.
Los riesgos de deterioro del ambiente humano que debilitan los lazos
que unen nuestra gran familia de frontera.
Asimismo, la escasez de puestos de trabajo que acentúa la disgregación
de muchas familias.
NOS DUELEN:
Las actuales dificultades que alteran la convivencia en este espacio común
que la Providencia nos ha regalado.
Los desencuentros y malentendidos, el distanciamiento de las familias,
la lejanía de las amistades, las trabas en el libre tránsito de personas,
bienes y servicios y, en definitiva, el debilitamiento de la fraternidad del río
Uruguay.
VALORAMOS:
El deseo de concordia que se siente en nuestros pueblos costeros aún en
medio de las dificultades actuales.
El caudal de cultura, folklore, tradiciones y antepasados comunes.
Las relaciones de vecindad.
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
Los pasos hacia la integración y cooperación regional, a nivel educativo,
comunicacional, político, económico y eclesial.
COMO CIUDADANOS, REAFIRMAMOS:
El Bien Común que, abrazando ambos pueblos, debe traducirse en un
desarrollo integral, solidario y sustentable.
La necesidad de colaborar activamente por la mayor integración de nuestros países, valorando el diálogo como camino privilegiado para la construcción de la misma.
El valor de los marcos jurídicos como condición para la convivencia y
herramientas de solución de conflictos.
El desarrollo humano mediante la generación de trabajo digno.
El cuidado del medio ambiente como tarea de todos y como solidaridad
con las generaciones futuras.
COMO CRISTIANOS, CREEMOS:
Que somos hijos de un mismo Padre, que nos crea, convoca, y reconcilia
a través de las manos, las palabras, el corazón y los gestos de su Hijo Jesucristo.
Que Él nos capacita para retomar cada día, con ilusión, la tarea y la
responsabilidad de ser constructores de un mundo que es casa común para
todos.
Que la fe no es solamente creer lo que no vemos, sino también crear lo
que esperamos, y vivirlo mediante un proceso de muerte, vida y transformación en paz y justicia.
Que la fe infunde confianza para seguir tejiendo redes de cercanía, vecindad y amistad.
Que podemos seguir bebiendo las aguas de la fraternidad en el “río de
los pájaros”.
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COMO PASTORES, COMPROMETEMOS:
Nuestra oración confiada, pidiendo al Señor nos dé a todos luz, fortaleza
y coraje para encontrar y recorrer los caminos que consoliden la unión de
nuestros pueblos.
La animación de nuestras comunidades para ejercer una ciudadanía responsable y activa con espíritu cristiano.
María, la Madre de todos, venerada en nuestros pueblos como “Virgen
de los Treinta y Tres Orientales” y “del Luján” nos cobije y ayude a crecer
como hermanos.
† CARLOS COLLAZZI,
Obispo de Mercedes,
Presidente de la Conferencia Episcopal Uruguaya
† PABLO GALIMBERTI,
Obispo de Salto
† JORGE LOZANO,
Obispo de Gualeguaychú
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BOLETÍN CELAM 317 - 318
† HERIBERTO A. BODEANT,
Obispo auxiliar de Salto
† LUIS COLLAZUOL,
Obispo de Concordia
Nombramientos de
los Señores Obispos
Latinoamericanos
24 de julio al 17 de noviembre de 2007
Antillas
Excmo. Monseñor
Donald James Reece
Arzobispo Coadjutor de Kingston
12 de octubre
Argentina
Excmo. Monseñor
César Daniel Fernández
Obispo Auxiliar de Paraná
20 de septiembre
Excmo. Monseñor
Andrés Stanovnik OFMCap.
Arzobispo de Corrientes
27 de septiembre
Excmo. Monseñor
Mariano Moreno García, O.S.A.
Obispo Prelado de Cafayate
17 de noviembre
Brasil
Dom
Francisco Carlos da Silva
Obispo de Ituiutaba
19 de septiembre
Dom
Zanoni Demettino Castro
Obispo de São Mateus
3 de octubre
Dom
João Carlos Seneme, C.S.S.
Obispo Auxiliar de Curitiba
17 de octubre
Dom
Mauro Aparecido dos Santos
Arzobispo de Cascavelen
31 de octubre
Dom
Miguel Angelo Freitas Ribeiro
Obispo de Oliveira
31 de octubre
Dom
Augustinho Petry
Obispo Coadjutor de Rio do Sul
14 de noviembre
Colombia
Excmo. Monseñor
Pablo Emiro Salas Anteliz
Obispo de Espinal
24 de octubre
Ecuador
Excmo. Monseñor
Lorenzo Voltolini Esti
Arzobispo de Portoviejo
6 de agosto
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2007
191
Excmo. Monseñor
Hermenegildo José Torres Asanza
Obispo auxiliar de Machala
30 de octubre
Perú
Excmo. Monseñor
Héctor Eduardo Vera Colona
Obispo de Ica
31 de octubre
Guatemala
Excmo. Monseñor
Bernabé de Jesús Sagastume Lemus, O.F.M. Cap. República Dominicana
Obispo de Santa Rosa de Lima
Excmo. Monseñor
28 de julio
Valentín Reynoso Hidalgo, M.S.C.
Obispo Auxiliar de Santiago de los Caballeros
Excmo. Monseñor
22 de octubre
Gonzalo de Villa y Vásquez, S.I.
Obispo de Sololá-Chimaltenango
28 de julio
Venezuela
Excmo. Monseñor
Raúl Antonio Martínez Paredes
Obispo Auxiliar de Guatemala
28 de julio
192
BOLETÍN CELAM 317 - 318
Excmo. Monseñor
Jesús González de Zárate
Obispo Auxiliar de Caracas
15 de octubre

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