Click para ver Archivo - Gran Logia del Norte de Colombia
Transcripción
Click para ver Archivo - Gran Logia del Norte de Colombia
Página 1 de 13 REFLEXIONES PERIFÉRICAS SOBRE EL MÉTODO MASÓNICO Raúl Renowitzky Comas, 33, G:. M:. M:. R:. Gran Logia del Caribe Colombiano, con sede en Barranquilla Ideas expresadas en el Foro Masónico organizado por la M:. R:. Gran Logia Central de Colombia (fundada en 1985), en el Templo de la R:. L:. Umbral de Oriente Nº 7, Oriente de Villavicencio, Colombia; el 28 de junio de 2014 (e:. v:.). ADVERTENCIA Debo advertir, como siempre lo hago en este tipo de intervenciones, que es una reflexión a partir de la observación del discurrir de los acontecimientos Logiales, así como de las experiencias vividas durante años de pertenencia a la Orden Masónica, apoyándome en la recopilación de ideas a partir de libros y artículos obtenidos de diversas fuentes, las principales de las cuales se presentan como notas al final de cada página cuando resulte pertinente, con comentarios y estructuración propios de este servidor. Sin pretender ser completa ni concluyente, ha sido elaborada bajo la propia perspectiva de quien escribe, únicamente con fines didácticos, para uso exclusivo de la Orden, sin intención alguna de desconocer ni suplantar a los inspiradores de aquellas palabras o pensamientos que hayan sido aquí plasmados como resultado del Trabajo desarrollado, ni persiguiendo lucro comercial alguno. Por ser una reflexión personal, no compromete el pensamiento de ninguna Logia o Gran Logia en particular. Su utilización por parte de las Logias está, obviamente, permitida sin que se requiera autorización previa alguna, con las únicas salvedades de que se citen íntegramente las fuentes, tal como aquí lo hacemos y de que se utilice solo como material de estudio gratuito entre los Hermanos. Recibo con especial agradecimiento la generosa y fraternal invitación que me ha extendido el M:. R:. H:. Carlos José Del Campo, Gran Maestro de la Gran Logia Central de Colombia, para que exprese hoy ante este selecto grupo de Masones, unas ideas alrededor del Método Masónico, esa maravillosa guía hacia el perfeccionamiento humano, fundamentada en tres pilares con los cuales nos hallamos tan familiarizados: la transmisión ritual, la transmisión oral y la transmisión, valga la redundancia, de ese mismo método de transmisión. Siendo el Método Masónico el tema central de la reunión y dado que hemos acudido a este Foro para intercambiar ideas sobre esa materia, tengo la seguridad de que otros Hermanos más competentes habrán de mostrarnos con lujo de Página 2 de 13 detalles sus pormenores, por lo cual me he tomado la libertad de concentrar mis palabras en la importancia de dos de sus aspectos para los cuales propongo el calificativo de “periféricos”, sin que tal denominación indique, ni mucho menos, una concepción trivial de ellos; antes por el contrario, los considero de tal importancia para el éxito de la aplicación del Método, que he estimado relevante y oportuno el exponerlos hoy ante ustedes. Esos dos aspectos, en mi modesta opinión, son: en primer lugar, los requisitos previos a la aplicación del Método y, en segundo lugar, las acciones necesarias para que el esfuerzo y el tiempo invertidos en su aplicación, rindan plenos frutos. Y, de ambos aspectos, concentraré una mayor atención en el segundo. Nada de lo que aquí expongo es nuevo ni definitivo. Tampoco son éstos, es necesario señalar, los únicos elementos “periféricos” esenciales para el éxito del Método, pero tal vez se encuentren entre los que más frecuentemente encontramos en la cotidianidad de nuestros Trabajos. Antes de entrar en materia, comencemos por definir, aunque sea someramente, el objetivo que nuestra Augusta Institución persigue. EL OBJETIVO DE LA MASONERÍA Es ya un lugar común entre nosotros el aseverar que “La Masonería hace, de personas buenas, personas mejores”. Y si bien ello resulta cierto, nos quedaríamos extremadamente cortos en nuestra tarea si llegásemos únicamente hasta el punto de hacer mejores a un importante número de personas alrededor del globo. Sin duda, debe haber “algo más”. Pero tampoco podemos descartar el enunciado, porque en él hay algunos elementos que, pese a su aparente simplicidad, merecen ser analizados. Primero: el “hace”, implica que hay un proceso, y ello involucra desde luego al Método, sobre el cual, como ya dije, no me detendré. Página 3 de 13 Segundo: si la Masonería parte de “personas buenas”, hay en ello una implicación muy importante: nuestra Orden no es un reformatorio. No somos ni pretendemos ser una tabla de salvación para quienes de una u otra manera se encuentren esclavizados por las miserias de la humanidad. Por eso, una de nuestras premisas más promulgadas es que solo aceptamos “personas libres y de buenas costumbres”. Tercero: en cuanto al “algo más”, necesariamente nuestra tarea debe ir más allá del mejoramiento del ser humano, porque si bien ese perfeccionamiento tiene por objeto el beneficiar en primera instancia al Masón mismo, no es menos cierto que buscamos a través de un ser mejorado, trabajar por el beneficio de la comunidad que lo acoge y, más allá de ese núcleo social que le resulta inmediato, ayudar al progreso de la humanidad como un todo. A partir de estas consideraciones, intentaré desarrollar la idea que me he propuesto someter a consideración de este conspicuo auditorio. ALGUNOS REQUISITOS PREVIOS A LA APLICACIÓN DEL MÉTODO El Método Masónico busca proveer a cada Masón los fundamentos morales para que sea capaz de estructurar y tomar, por sí mismo, decisiones suficientemente coherentes, si no sabias, ante cualquier evento de la vida.1 Esto implica, desde luego, un importante esfuerzo por parte de la institución que pretende brindar tal conocimiento, pero principalmente exige otro esfuerzo, y éste sine qua non, por parte de quien busca recibirlo. Según el francés René Guénon “La enseñanza iniciática, para ser realmente útil, requiere … una actitud mental <receptiva>; pero <receptividad> no es en absoluto sinónimo de <pasividad>; y, por el contrario, esta enseñanza exige por parte de 1 SERRANO, Florencio, La Tecnología Masónica, Su verdadero Poder, Editorial Nous, Córdoba, España, 2012 Página 4 de 13 quien la recibe, un esfuerzo constante de asimilación, que es algo esencialmente activo, e incluso al más alto grado que pueda concebirse”.2 Dado que sin esa colaboración esencial del eventual receptor nuestra labor resultaría estéril, el primer requisito para que el Método tenga éxito es que el ingreso del nuevo Masón sea el resultado de su decisión libre y racional. El aspirante debe estar plenamente consciente de que entre nosotros no encontrará poder político o económico, honores, amigos influyentes o vinculaciones laborales importantes;3 y que, por el contrario, únicamente hallará unas herramientas que se ponen a su disposición para que bajo la discreta guía de algunos Maestros, pero esencialmente merced a su propio esfuerzo, se ayude a sí mismo en la ardua tarea de buscar su mejoramiento personal, mejoramiento que irá alcanzando de manera lenta y paulatina en proporción directa a su dedicación, jamás de manera inmediata. Esta verdad, que es repetida casi de manera automática e inconsciente por parte de la mayoría de los Masones de todos los Grados, cobra entonces una verdadera importancia cuando nos concientizamos de que su omisión solo conducirá a que la labor de la Orden se traduzca en un fatigante e inútil gasto de tiempo y esfuerzo, en un trabajo sin esperanza alguna de llegar a buen fin. El segundo requisito previo a la práctica del Método, es sin lugar a dudas una adecuada Aplomación,4 entendida ésta como la aplicación de la Plomada a la Piedra Bruta para evaluar tanto su aptitud como su actitud hacia el proceso de pulimento, es decir la evaluación que un grupo de Masones designados para tal fin, hace de cualquier aspirante antes de que éste avance en su trámite de admisión. Nuevamente, parece tan evidente este requisito, que muchas veces se minimiza su importancia, pero déjenme decir que a diario vemos con tristeza los funestos 2 GUÉNON, René, Consideraciones sobre la Iniciación, Capítulo XXXV, Iniciación y pasividad. 3 SERRANO, F., Ob. Cit. 4 SERRANO, F., Ob. Cit. Página 5 de 13 resultados de la improvisación en esta etapa y, aún peor, de la omisión de la misma, ya sea parcial o completamente. Y es que durante el proceso de Aplomación la Masonería no busca simplemente certificar las particularidades biográficas, académicas, laborales y sociales del aspirante, sino corroborar la existencia o no, en esa persona, de aquellas otras cualidades filosóficas y humanísticas cuya posesión le permitirá, durante su vida masónica, elevarse a la categoría de un ser ético, con posibilidades de brindar un aporte verdaderamente útil a la sociedad, cualidades cuya carencia solo contribuirá a que traiga al interior de la Logia sus falencias y debilidades, es decir sus conflictos personales.5 En este último caso no solo el Método Masónico poco habrá de lograr en tal persona, no importa cuántos Grados llegue a obtener, sino lo que es peor, estaremos ante la posibilidad de introducir en la Orden un factor de perturbación que podría llegar a retrasar o, aún peor, a paralizar nuestras actividades. Otro requisito previo a la aplicación del Método, tiene que ver con el tercer pilar de aquellos ya mencionados y sobre los cuales se eleva el Método mismo: su transmisión. Con mucha más frecuencia que la que quisiéramos tener que reconocer, en algunas Logias se llenan las Vigilancias con Hermanos a los que se desea “habilitar” para que puedan acceder a la Silla. En tales casos, se dejan de lado las consideraciones que de manera tan diáfana pone de manifiesto el Masón francés Daniel Beresniak, cuando nos recuerda que “Los vigilantes son Iniciadores. Ese es el aspecto esencial de su función. El Segundo Vigilante prepara a los aprendices para el trabajo de compañero y el Primer Vigilante prepara a los compañeros para las responsabilidades de la maestría”.6 No nos sorprende ya el hecho de que algún Vigilante así elegido y juramentado, al ser invitado a cumplir con tales deberes, responda sencillamente “Eso no es 5 SERRANO, F., Ob. Cit. 6 BERESNIACK, Daniel, Los Oficios y los Oficiales de la Logia, Capítulo VII, Los Vigilantes. Página 6 de 13 necesario. Yo no recibí ninguna guía de mis Vigilantes y aquí estoy”. Y tampoco es descartable que quien así responda, lo haga estando sinceramente convencido de su argumento. En estos casos, queda en evidencia que tales Hermanos nunca fueron beneficiados con la transmisión del Método por parte de quienes les precedieron, de manera que muy probablemente tampoco serán capaces de apoyar a quienes transitan por sus Columnas. Se habrán perdido, así, al menos dos promociones completas de integrantes de la Logia Y esa falencia, saldrá a flote una y otra vez durante la vida del Taller en particular y aún de la Obediencia en general, no solo por la pérdida de mística que conlleva el no encontrar ninguna esencia en el tránsito por los diferentes Grados, sino por la calidad de las intervenciones de quien haya carecido de una adecuada instrucción masónica en el momento en que estaba en disposición de hacerlo. Otra consecuencia frecuente en estos casos, suele ser la reticencia de muchos Maestros a continuar generando Trabajos de investigación masónica, tal vez porque a quien no haya desarrollado esa disciplina en los dos primeros Grados, le quedará más difícil encontrar placer en investigar y generar ideas una vez haya alcanzado un ilusorio nivel de “confort” al haber sido Exaltado al Sublime Grado de Maestro Masón. Resulta cierto que en algunos casos estas deficiencias pueden ser subsanadas con adecuadas jornadas de estudio7 por parte de los Maestros, pero siempre implicará una importante inversión de tiempo y, especialmente, de mucha voluntad por parte de ellos. ACCIONES POSTERIORES A LA APLICACIÓN DEL MÉTODO Dice el Masón español José Luis Cobos que “En las sociedades arcaicas, los ritos servían para introducir al <hombre natural> al mundo de los valores espirituales, al 7 SERRANO, F., Ob. Cit. Página 7 de 13 mundo de la cultura … Hoy, el hombre moderno ya nace en un contexto cultural que va asimilando a través de un proceso de socialización gradual, minucioso, contextual y que tiene la virtud/manía de hacernos entrega de un mundo <ya interpretado>”.8 Acto seguido, nos dice el Hermano Cobos que esa “brecha ontológica que se había producido entre el hombre antiguo y el hombre moderno”, fue rápida y sabiamente resuelta por la Francmasonería al hacer “una extensión de las prioridades masónicas a la construcción social, y desarrollar desde las logias simbólicas aquellas virtudes y vocaciones humanas que cultivaran a un ciudadano consciente y responsable de su propio proyecto vital y de su participación en la sociedad”.9 En este punto, coinciden casi todos los autores masónicos: la Masonería moderna, dentro de su espíritu Progresista y en perfecta sintonía con la evolución de los tiempos, extendió sus prioridades al ámbito del cuerpo social; y así lo entiende el Masón contemporáneo a partir del Segundo Grado. Por tanto, el objetivo ulterior del Método Masónico quedó también ampliado al campo de la sociedad, implicando que la Orden buscará la mayor participación posible en todos los espacios de la vida comunitaria, a través de una creciente membresía adecuadamente capacitada para actuar como factor decisorio y positivo en sus respectivos roles individuales como ciudadanos del mundo. Y es aquí donde queremos aterrizar. Un concienzudo estudio publicado por primera vez en 1999 por el Masón e investigador inglés John L. Belton,10 mostró que el número de nuevos miembros 8 COBOS, José Luis, El Sentido del Método Iniciático de la Francmasonería, Cultura Masónica, Revista de Francmasonería, No. 13 octubre de 2012, pp. 22-64 9 COBOS, J. L., Ob. Cit. 10 BELTON, John L., The Missing Master Mason, 20 de marzo de 1999. Página 8 de 13 de nuestra Orden viene disminuyendo desde 1982 a una tasa anual del 4%, con las únicas excepciones de las Logias de habla francesa, algunas del norte del continente europeo y las de Turquía. Por otra parte, muestra que las deserciones de nuestros Hermanos se están presentando mucho más temprano en sus vidas masónicas, de manera que si en la década de los 50’s nuestros miembros se retiraban luego de unos 20 años de estar asistiendo a los trabajos logiales, la permanencia se redujo a unos 10 años hacia la mitad de la década de los 70’s y continuó reduciéndose hasta quedar en solo alrededor de 4 años a comienzos de los 90’s. Una última estimación de Belton, nos muestra que ya en la primera década del siglo XXI, las deserciones tempranas pueden estimarse en un 43% de los Iniciados, porcentaje que se eleva levemente a un 46% si se le suma la mortalidad de nuestros integrantes. Por su parte, el Masón norteamericano Paul M. Bessel,11 muestra en sus afinadas estadísticas sobre la membresía de la Orden en los Estados Unidos, que en la década de los 50’s del siglo XX ese país contaba con más de 4 millones de Masones, pero que desde comienzos de la década de los 60’s el número de adeptos ha venido en pronunciada e ininterrumpida caída, al punto de que en 2010 estaba ya por debajo del millón y medio de miembros activos. Ambos estudiosos nos muestran un panorama poco alentador, que si bien ha sido calculado sobre la base de datos históricos de logias adscritas a la Masonería Regular, mucho nos ilustra sobre una tendencia que, desde luego, puede cobijar por igual a la Masonería Progresista. Es una lástima que no dispongamos de estadísticas sobre la asombrosa y renovadora proliferación de Logias y Grandes Logias Progresistas a lo largo y ancho del orbe, y muy particularmente en América, porque ello podría ayudarnos a hacer un análisis más preciso y específico sobre el comportamiento en esta vertiente de la Orden. Es ésta una tarea que debemos acometer en el futuro inmediato. 11 BESSEL, Paul M., Masonic Statistics - Graphs, Maps, Charts, http://bessel.org/masstats.htm Página 9 de 13 En todo caso, el punto es que si la tendencia decreciente fuese general y sostenida, todo el esfuerzo de nuestras Logias por aplicar y transmitir el Método Masónico, será vano. Habremos arado en el desierto. Qué debemos hacer, entonces? Primero deberíamos tratar de precisar las posibles razones por las cuales esto nos está sucediendo y, una vez tengamos claro el panorama, trazar un plan de acción conjunto. Vayamos por partes. Algunos autores, se han dado a la tarea de proponer respuestas a este hecho irrefutable de la pérdida de interés en instituciones como la Francmasonería. Uno de ellos, el Masón, historiador y catedrático norteamericano David T. Beito,12 plantea que en el siglo XIX y aún en la primera mitad del XX las Logias brindaban a sus miembros y a sus familias una cierta autosuficiencia, participación en actividades cívicas y sociales de todo tipo, asistencia profesional, fundamentos de formación empresarial y liderazgo, alternativas de ahorro, técnicas para el autocontrol y la formación del carácter, fundamentos morales, asistencia médica casi gratuita, cuidados a las viudas y a los huérfanos de las guerras, servicios funerarios y, en fin, un buen número de beneficios que jamás podrían haber obtenido por fuera de la Fraternidad. En la medida en que, directa o indirectamente, el Estado asumió esas funciones, la Orden fue perdiendo su importancia ante una población que se hizo adulta después de la Segunda Guerra Mundial y encontró que, día tras día, se le otorgaban y se le siguen otorgando nuevos y mayores derechos y facilidades sin que se le exija casi nada a cambio.13 Por su parte, la Masonería británica ejercía a fines del siglo XIX y hasta mediados del XX, las funciones de un cohesionador social y religioso,14 a cuyo amparo los 12 BEITO, David T., From Mutual Aid to the Welfare State: Fraternal Societies and Social Services, 1890-1967; The University of North Carolina Press; 2000 13 SACKS, Jonathan, Politics of Hope, Published by Jonathan Cape, 1997 14 PRESCOTT, Andrew, A History of British Freemasonry 1425-2000 Página 10 de 13 nuevos profesionales podían socializar en un ambiente neutral después de su jornada diaria; de hecho un Masón muy aplicado podía gastar cada día de la semana en actividades de diverso tipo organizadas por su Logia. Ese fervor decayó drásticamente después de la década de los 60’s del siglo pasado, cuando los ingleses fueron dejando de lado su férrea unidad religiosa, convirtiéndose en una sociedad cada vez más laica y, aún, agnóstica. En Francia, en medio de un ambiente más secularizado, la Masonería se mantuvo siempre presente en los asuntos sociales y políticos, sosteniendo la llama de la Tercera República,15 característica que ha conservado hasta el día de hoy. Será que podemos aventurarnos a ver en esto una de las razones para que la Masonería francesa escape a la tendencia decreciente según lo señala el Hermano Belton? En Colombia, los primeros años de la Masonería estuvieron caracterizados por los intereses libertarios y republicanos. A comienzos del siglo XX, era evidente la activa militancia de nuestros miembros en asuntos cívicos y políticos. En Barranquilla, por ejemplo, una sola Logia solía tener muchos más integrantes que los que pueda tener hoy día cualquiera de las 5 o 6 Potencias Masónicas que tienen asiento en la ciudad, independientemente de la vertiente por la que transiten, sea ésta Progresista o Regular. Obviamente si continuamos en esta senda de marchitamiento, todo el esfuerzo de formación, de aplicación y transmisión del Método Masónico, se habrá perdido. Y, por consiguiente, nuestra intención de contribuir al mejoramiento de la sociedad será nula. HACIA EL PLANTEAMIENTO DE UNAS IDEAS Pretencioso sería de mi parte el asumir que poseo la capacidad y la autoridad de señalar a mis Hermanos una solución a la situación aquí planteada. Con seguridad 15 PRESCOTT, A., Ob. Cit. Página 11 de 13 habrá quienes ya la han detectado, diagnosticado e, incluso, quienes hayan encontrado la senda hacia el firme y permanente fortalecimiento de sus respectivas Logias y Grandes Logias. En nuestro caso, debo reconocerlo, estamos en una etapa muy incipiente aún y no hemos logrado estabilizarnos en esa ruta. Pero estamos decididos a encontrar el camino. Mientras tanto, lo que podemos hacer es plantear unas ideas que tal vez puedan ayudarnos a acertar. Y, en el convencimiento de que no solo es una tarea de todos sino que la socialización del tema nos permitirá recibir luces de Hermanos más experimentados y visionarios, solo pretendemos dejar, a manera de reflexión, los siguientes puntos, algunos de los cuales han sido ya planteados por connotados autores, entre ellos algunos de los que han servido de fuente para esta Plancha: 1 – Señala Belton que, lo primero que debemos hacer, es reconocer el hecho. Nuestra membresía global ha venido decreciendo y muy probablemente seguirá decreciendo en los años venideros. 2 –Solo el trabajo conjunto, académico y disciplinado sobre el asunto, nos mostrará una o varias alternativas que puedan revertir, de manera consistente, la tendencia. 3 – La Masonería está inmersa en la sociedad, forma parte de ella y, por tanto, como Progresista que es, necesita ajustarse de manera permanente a la evolución del entorno, sin que ello signifique que deba perder su esencia tradicional. 4 – Se hace necesario revisar la manera en que proyectamos nuestra identidad como organización, renovando la imagen de la Orden hacia la comunidad. 5 – Necesitamos revisar lo que hacemos al interior de nuestra Institución, cómo lo hacemos y, muy especialmente, cuáles son los resultados que cada una de nuestras acciones produce, para determinar a ciencia cierta lo que requerimos ajustar para lograr nuestros propósitos. Página 12 de 13 6 – En ese sentido, retomando a Belton, es necesario recordar, una y otra vez, que la Masonería es una organización de voluntarios, que día a día compite con otras ocupaciones de cada uno de sus miembros, tales como el trabajo, los asociados, la familia, los compromisos sociales, las actividades académicas, los necesarios momentos de esparcimiento, etc., así que si quienes se nos unen no encuentran en la Logia y en la Orden que esto “vale su tiempo y su dinero”, simplemente se retirarán. Por tanto, cada Logia, cada Gran Logia, debe tener objetivos concretos y modernos, que respondan a las aspiraciones de un ciudadano cada día más instruido y exigente. Esos objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, realistas y, muy especialmente, capaces de motivar y comprometer las voluntades de nuestros miembros.16 7 - Reconocemos que con el ingreso de la mujer a nuestra Orden, hemos avanzado de manera importante en la dirección correcta y que se hace necesario, por tanto, seguir incentivando su vinculación y permanencia en nuestros Trabajos. Valga anotar, a manera de ejemplo, que desde cuando en 1987 el Club de Leones aprobó admitir a la mujer en calidad de miembro con plenos derechos, ya en 2012 las damas alcanzaban a representar cerca del 26% de su membresía mundial; pero en el Distrito F217 la membresía de ese mismo año 2012 estaba repartida de la siguiente manera: damas 2376 (51.88%), caballeros 2204 (48.12%).18 8 - Debemos compartir, estudiar, y de ser posible replicar, aquellos casos en los que la tendencia decreciente no se ha presentado de manera tan evidente, o en los que por el contrario se observa una historia de continuo fortalecimiento. Aparte de estos puntos, Belton propone algunas otras ideas con las cuales me identifico plenamente: 9 – Involucrar en la generación de propuestas a la totalidad de nuestros integrantes, de manera que cualquier acción implementada sea el resultado de un 16 BELTON, J. L., Ob. Cit. 17 F = Colombia; F2 = Costa, Antioquia y Chocó. 18 SOTO DE ÁVILA, Ana, La Historia de la Mujer en el Leonismo. Página 13 de 13 consenso y convoque el mayor número posible de Masones en su desarrollo y, por supuesto, en su éxito. 10 – Escuchar a los jóvenes. Su capacitación académica moderna les ha preparado para desempeñarse como seres analíticos y propositivos. Por otra parte, su ideario nos irá mostrando cuáles son los valores que en verdad interesan a las nuevas generaciones. 11 – Añadiré que una vez conocidas las necesidades y expectativas concretas de nuestros jóvenes miembros actuales y potenciales, deberemos convertirnos en expertos en satisfacer esas demandas, lo cual se logrará invirtiendo tiempo no solo en su entrenamiento y capacitación, sino en nuestra propia formación como eficaces transmisores del Método. 12 – Experimentar, monitorear (llevando estadísticas) y, fundamentalmente, compartir entre nuestras Grandes Logias los resultados que en cada caso se vayan obteniendo, porque es indudable que un trabajo mancomunado rendirá mucho más rápidamente sus frutos que la dedicación aislada de unos pocos. Espero, mis Queridos Hermanos, no haber abusado excesivamente de su paciencia y guardo la esperanza de que la seriedad del reto que afrontamos, compense suficientemente las falencias y, en especial, la extensión de esta intervención. * * *